Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
I. INTRODUCCIÓN
Resulta imposible encapsular las relaciones entre población y desarrollo presentes en América
Latina y el Caribe en conceptos reduccionistas, estas son suficientemente ricas y variadas y
cualquier intento por reducirlas resultaría en una realidad distorsionada. El enfoque tradicional de
las relaciones entre población y desarrollo se encuentra intrínsecamente ligado a modelos de
crecimiento económico relacionados con las limitaciones de oferta laboral, la escasez laboral y la
pobreza, enfatizando en la necesaria reducción de la tasa de crecimiento de la población sin
ocuparse de otras variables poblacionales.
Este nuevo enfoque permite una mejor identificación de aquellas áreas en las que las políticas
públicas deben intervenir y se encamina en el bienestar de la población como su objetivo
principal.
Son cuatro los rasgos que caracterizan la discusión actual sobre población y desarrollo en la
región: a) la diversificación de la lógica del debate más allá del encasillamiento tradicional en el
crecimiento económico, mediante la incorporación de otros fundamentos del desarrollo económico
y social que están ligados a las tendencias demográficas, como los recursos humanos, la equidad
social, la sustentabilidad ambiental y la gobernabilidad; b) la incorporación transversal de los
vínculos de la población con asuntos cruciales de la agenda social, como el empleo productivo, la
pobreza, el género y la descentralización; c) la ampliación de los ángulos de análisis, para
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
Para el desarrollo del presente trabajo de investigación resulta necesario el enfoque y análisis del
género y la equidad como nudo articulador de las relaciones entre población y desarrollo bajo la
luz del nuevo enfoque. Las desigualdades que tienden a perpetuarse en el tiempo, aquellas que
marcan a los individuos desde su nacimiento y definen distintas posibilidades de explotar sus
potencialidades, pueden considerarse una fuente de ineficiencia para el sistema económico, pues
se desperdician las capacidades del segmento golpeado negativamente por la desigualdad (Bajraj,
Villa & Rodríguez, 2000:14).
Las mujeres son uno de los sectores sociales más afectados por las desigualdades, sobre ellas
recaen las responsabilidades implícitas de una fecundidad alta y temprana, el rezago social y la
pobreza que su invisibilización conlleva en las sociedades modernas, sin omitir que esta
desigualdad ha sido perpetuada durante siglos de desarrollo humano; las situaciones de
desigualdad a las que se enfrentan las mujeres diariamente las convierten en sujetos propensos a
vivir en ambientes violentos que imposibilitan su integro desarrollo y menoscaban sus derechos
humanos, esta violencia focalizada en contra de las mujeres es conocida en el acervo de las
ciencias sociales como violencia de género, actualmente se presenta como un área de estudio de
importante valor para la creación de políticas públicas que abonen a la emancipación y el
empoderamiento de las mujeres.
Se asigna a cada sexo características de comportamiento específicas sobre las que tienen que
desarrollarse a fin de formar parte de la sociedad en un rol ideal; con el propósito de mantener el
sistema social existente bajo los cánones de conducta e identidad establecidos, el género como un
constructo social permite, justifica, normaliza y alienta la violencia contra las mujeres, que puede
darse en muy diversas modalidades y por hombres igualmente diversos.
Las instituciones y el sistema gubernamental han sido parte de esta violencia, sin necesidad de una
búsqueda exhaustiva, es posible darse cuenta de todos los históricos en los que los ordenamientos
legales adolecen de normas que protejan los derechos de las mujeres, y que, en cambio, son estos
mismos mecanismos los encargados de validar ejemplos la represión sistémica a la que han sido
sometidas y de considerar la violencia contra las mujeres como un asunto del ámbito privado en el
que la justicia pública no tiene injerencia lo que ha tenido como resultado el ocultamiento y la
invisibilización de un problema que hasta nuestros días ha acarreado daños irreparables y un
importante retroceso en materia de derechos humanos y de igualdad entre hombres y mujeres.
II. DESARROLLO
A partir del momento de ser nombrado, el cuerpo recibe una significación sexual que lo define
como referencia normativa inmediata para la construcción en cada sujeto de su masculinidad o de
su feminidad, y perdura como norma permanente en el desarrollo de su historia personal, que es
siempre historia social: El género es una construcción simbólica y contiene el conjunto de
atributos asignados a las personas a partir del sexo” (Lagarde, 1996).
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
Así, la construcción del género establece el patrón de femineidad y masculinidad entre hombres y
mujeres, determinado de manera diferente en cada sociedad y en atención a la interpretación
personal de cada individuo; abonan a esta concepción, las particulares visiones del mundo, la
historia, las tradiciones, los prejuicios, las ideas, los valores, las normas, las interpretaciones y los
deberes de cada cultura y de cada persona, que adquieren un valor y significación diferente si se
trata de un hombre o de una mujer, luego entonces, es posible afirmar que la categoría de género
posee una perspectiva netamente etnocentrista, es decir, que es analizado con las representaciones
y parámetros propios de cada cultura; por sí mismo, el enfoque mencionado tiene como
consecuencia que cada persona crea e identifique su visión de género como la única, la legitima y
la universal.
Si bien existe una concepción universal de género, esta es alimentada en cada región, cultura y
sociedad por sus juicios y valores antiguos, por aquellos conocimientos adquiridos siglos atrás y,
en última instancia, por los acontecimientos recientes que marcan su curso de vida, lo que permite
modificaciones significativas en las visiones de género particulares que han de adaptarse a los
cambios sociales y al crecimiento y maduración personal; hombres y mujeres crean una identidad
genérica que se relaciona directamente con conceptos como la dominación y la subordinación, esta
identidad de género y el rol que la sociedad les otorga, han legitimado un orden social, marcado
por las relaciones de poder que colocan al hombre en el centro del mismo y que normalizan la
violencia ejercida en contra de las mujeres como un efecto natural de estas relaciones.
Las primeras idealizaciones sobre el género se pueden encontrar en el siglo XVII cuando François
Poulain de la Barre argumento que la desigualdad social entre unos y otros, no era el resultado de
las diferencias naturales, sino que esta residía en formulaciones aseguraban la inferioridad social
de la naturaleza femenina (en L. López, 2011).
En sentido similar, en el siglo XVIII, Juan Jacobo Rousseau consolidaba la idea de que las
diferencias entre hombres y mujeres eran una construcción social, así lo planteo en su “Discurso
sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres” al afirmar que estas
“…constituyen una impugnación radical de la desigualdad social política y económica. Pero esta
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
impugnación no es asumida solamente por los varones; también las mujeres toman conciencia de
su propia situación de opresión” (en L. López, 2011).
Ya en el siglo XIX con la publicación de su libro “La Sujeción de la Mujer” John Stuart Mill se
adentró en el estudio de los mecanismos ideológicos que operaban como prejuicios y que
contribuían a la consolidación de la idea de inferioridad femenina, en el marco de una sociedad
marcada por el patriarcado (en L. López, 2011).
Destaca de manera particular lo aportado por Simone de Beauvoir, que en 1949, tras la victoria del
Movimiento Sufragista, presenta su libro “El segundo sexo” donde por primera vez se aproxima a
la conceptualización del término género al afirmar que “… No se nace mujer, se llega a serlo.
Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la
sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto al que
califica de femenino” (Beauvoir, 1969).
Incluso el propio Marx relaciona el enfoque de género con el rol de las clases sociales, al que
considera, este se encuentra asociado; habla del ciclo de vida de las mujeres a lo largo de la
historia, como estas son las encargadas del cuidado y la crianza de sus hijos, como entregan sus
mejores años a realizar la tarea de cuidados y como el embarazo y la lactancia las obligan a
permanecer en casa; en cambio los hombres, que para la edad joven adulta adquieren mayor
velocidad, fuerza física y movilidad cuentan con un margen de libertad mayor; este ciclo de vida
presente desde la prehistoria influyo inevitablemente en las tareas que a cada uno le fueron
asignadas, así, los hombres se volvieron cazadores y guerreros encargados de proporcionar
alimentos y de proteger a la comunidad, además de que contaban con un mayor tiempo libre que
les permitía desarrollar diversas habilidades especializadas; entonces la división del trabajo por
sexo tuvo sentido y se consideró a los roles masculinos y femeninos como complementarios.
Las interiorizaciones sobre esta problemática y el intento por buscarle respuesta ha venido
fundamentalmente desde la teoría feminista, cuestionando los viejos saberes establecidos como
definitivos, indagando en los paradigmas de las ciencias, para demostrar que el conocimiento se ha
producido a partir de un análisis parcial y bajo el prisma masculino sobre la sociedad que
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
1.2.Violencia de Género
Una de las críticas que la teoría feminista realiza al orden social patriarcal está centrada en
variables sociológicas esenciales como: desigualdad social, cambio social, poder, instituciones
sociales; que en las ciencias sociales se ha abordado desde una perspectiva androcéntrica. De aquí
que el resultado de sus elaboraciones haya producido contribuciones importantes a la propia
Sociología. (Hernández, 2014).
Según Marcela Lagarde el patriarcado es un orden genérico de poder, que se basa en un modo de
dominación cuyo paradigma es el hombre. Tal orden asegura la supremacía de los hombres y de lo
masculino sobre la interiorización previa de las mujeres. De acuerdo con ese dominio masculino
las mujeres se convierten en objetos ya que, en distintos grados, los hombres se sienten y actúan
como dueños que pueden someterlas, expropiar sus creaciones, sus bienes materiales y simbólicos.
El patriarcado, en esencia, cosifica a las mujeres. En ese mundo el sujeto no solo es el hombre,
sino el patriarca, los sujetos son los hombres patriarcales (Lagarde, 1996).
Las feministas cuestionaron la división existente entre la vida pública y la vida privada, y de qué
manera la separación de lo público y lo privado afectaba la vida de las mujeres; al cuestionar esta
separación, temas como el modelo de la familia tradicional, la problematización de la apropiación
del cuerpo de las mujeres y la violencia y malos tratos que sobre ellas se ejercían fueron por
primera vez mencionados, ya que anteriormente, se explicaban desde enfoques biologicistas,
psicológicos o individuales.
Los estudios realizados sobre violencia desde el feminismo y aquellos con perspectiva de género
consideran la violencia como un fenómeno social enmarcado por la constitución de las identidades
y las desigualdades de género, así como por la devaluación de lo femenino, resaltando el hecho de
que la violencia hacia las mujeres está complejamente imbricada en las formas de organización y
relaciones sociales que sirven de escenario a situaciones y hechos violentos específicos sufridos
por las mujeres sólo por el hecho de serlo. Por lo tanto, en lo que a la violencia de género se
refiere, fue el movimiento de mujeres el que puso en cuestión un fenómeno naturalizado por siglos
(no sólo de hecho sino también de derecho) (Otero, 2009).
En 1979 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer, con lo que se incorporó a las mujeres a la
esfera de los derechos humanos, en dicho instrumento sólo se aborda en forma tangencial el
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
problema de la violencia contra las mujeres; una de sus deficiencias es precisamente la falta de
una definición clara de la violencia de género.
En la Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer celebrada en
Copenhague en 1980 se adoptó la resolución titulada "La mujer maltratada y la violencia en la
familia".
En el párrafo 288 de las Estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro para el adelanto de la
mujer del año 1985, documento emanado de la Tercera Conferencia Mundial, se contemplan
consideraciones directas relacionadas con la violencia contra las mujeres.
En 1989, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer recomendó que los
Estados Miembros informaran sobre la violencia contra las mujeres y las medidas adoptadas a
nivel gubernamental para erradicarla.
En la reunión del grupo de expertos sobre la violencia contra la mujer realizada en 1991 se
determinó que en los instrumentos vigentes no se tomaba debidamente en consideración la
violencia de género y que no se definía específicamente este delito. A juicio del grupo, la falta de
una conceptualización clara dificultaba la aplicación efectiva de las normas internacionales sobre
derechos humanos.
En la Declaración de San José sobre los Derechos Humanos, adoptada al término de la Reunión
Regional para América Latina y el Caribe de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos,
celebrada en enero de 1993 en Costa Rica, los gobiernos latinoamericanos y caribeños reiteraron
que el Estado debe otorgar prioridad a las acciones que contribuyan al reconocimiento de los
derechos de las mujeres, a su participación en la vida nacional en condiciones de igualdad de
oportunidades, a la erradicación de todas las formas de discriminación oculta o evidente y,
especialmente, a la eliminación de la violencia de género.
Uno de los logros alcanzados a partir de la propuestas del movimiento de mujeres de América
Latina y el Caribe fue la inclusión en la declaración final de la Conferencia de la propuesta de
designación de una Relatoría especial sobre Violencia Contra las Mujeres que se encargaría de
presentar informes sobre el estado de situación en todos los países del mundo. En noviembre de
1993, en el cuadragésimo octavo período de sesiones de las Naciones Unidas también se dispuso
la designación de dicha Relatoría.
Se propuso la adopción de dos nuevos instrumentos internacionales en los que se reconoce que
todas las formas de violencia de género constituyen violaciones a los derechos humanos: la
Declaración 48/104 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer; La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer, propuesta por la Organización de los Estados Americanos por
intermedio de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM).
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
En síntesis, los avances logrados se centran fundamentalmente en dos áreas: hacer visible la
violencia contra las mujeres y las violaciones de sus derechos humanos y la consideración de sus
intereses y demandas en los instrumentos sobre protección y promoción de los derechos humanos
de las Naciones Unidas.
Existen factores culturales, legales, económicos y políticos que perpetúan esta violencia; de igual
forma, si bien todas las mujeres son o han sido víctimas de violencia en algún momento de su
vida, no todas las mujeres viven y padecen las mismas violencias porque no existe una
homogeneidad definitoria para todas, existen categorías como la raza, orientación sexual, lugar de
nacimiento, clase social entre otras que sustentan las vivencias diferenciadas de violencia para
cada mujer.
1.3. Feminicidio
La muerte violenta de mujeres se ha convertido en una problemática social a nivel mundial; Cada
día, un número más creciente de mujeres pasa a formar parte de las cifras de la violencia
feminicida y, si bien es un fenómeno internacional, existen regiones como América Latina donde
la situación ha llegado a escalas intolerables que necesitan la urgente intervención del Estado y un
reajuste en el tratamiento del problema.
El feminicidio es un crimen que visibiliza el profundo vínculo que existe entre el sistema
patriarcal y la sociedad; La comisión de un feminicidio lleva consigo una historia cargada de
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
abusos, discriminación y violación de los derechos humanos de cada mujer que se ha convertido
en una víctima; el feminicidio es por excelencia la visibilización más clara de la discriminación en
contra de la mujer y del alcance que esta discriminación ha tenido.
El feminicidio no debe ser entendido como un fenómeno aparte del de la violencia contra las
mujeres, al contrario, el primero es la consecuencia natural del segundo; es posible ahondar en este
supuesto desde la perspectiva de Nelson Arteaga y Jimena Valdés, que lo exponen como la
articulación de tres procesos de recomposición, así, se ancla el primer proceso al fenómeno de
depuración de las condiciones de vida, mencionando en particular a los espacios urbanos, el citado
fenómeno ha propiciado la expansión de una economía femenina de supervivencia, que se
caracteriza por los salarios precarios y la casi nula existencia de las protecciones sociales; un
segundo proceso se da mediante la transformación del ejercicio de la sexualidad femenina que se
deriva del incremento de la capacidad de las mujeres para decidir sobre su vida, pero
particularmente sobre su cuerpo; lo anterior deriva en un tercer proceso, el desplazamiento del rol
central del hombre como referente de estabilidad económica y emocional, lo que tiene como
consecuencia una crisis en los esquemas patriarcales de género.
Luego entonces, se consolida de manera cada vez más marcada en las mujeres, una visión de lo
femenino que se centra en la construcción de su subjetividad a través del binomio sexo-
sexualidad; se da a su vez una separación en el ejercicio de la sexualidad que ya no se confina a
propósitos meramente reproductivos y la maternidad hace posible que las mujeres construyan una
nueva definición de sí mismas que dista mucho de la establecida en otras épocas, pero sobre todo,
que construyan una relación con las diversas esferas de la actividad social, diferente a la de los
hombres.
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
Así, cuando las mujeres se encuentran en esta nueva situación de acción sobre sí mismas,
establecen un nuevo proceso de articulación en aquellas esferas que tradicionalmente se
encontraban separadas, como la maternidad y la vida laboral y/o afectiva; se explica este proceso
basándose en la existencia de dos culturas: una basada en la polarización de recursos y la otra
sostenida en un esfuerzo de recomposición de un conjunto de cambios socio-culturales recientes.
Esta capacidad de las mujeres para ser sujetos se ha venido consolidando en los últimos 30 años
gracias a la creciente capacidad de independizar su sexualidad de la reproducción y la maternidad.
Ello resulta fundamental, pues en las sociedades multiculturales de hoy la relación que los
individuos establecen con el cuerpo es tan central como lo fueron en su momento las relaciones de
trabajo en las sociedades industriales de mediados del siglo XX y las derivadas de la ciudadanía en
las sociedades políticas del siglo XIX. (Touraine, 2005 en Arteaga & Valdés, 2010).
Este cambio de paradigmas no ha sido fácil, como consecuencia principal y más palpable se ha
observado un proceso de resistencias visibles tanto en los hombres como en las mismas mujeres;
ambos mantienen una reticencia para aceptar que las mujeres incursionen en aquellos espacios que
anteriormente eran considerados como exclusivos masculinos; como parte de esta resistencia han
sido utilizados mecanismos violentos, cuyo objetivo es reforzar el control, la disciplina y la
autoridad sobre las mujeres. Se entiende entonces, al incremento de la violencia contra las mujeres
en diversos espacios sociales como el conducto mediante el cual los hombres buscan restablecer el
viejo orden social basado en los roles androcéntricos. Desde esta perspectiva, la violencia y el
feminicidio son el resultado de una masculinidad trastocada por la constante consolidación del
trabajo de las mujeres sobre sí mismas, el cual les permite convertirse en sujetos (Arteaga &
Valdés, 2010).
La antropóloga Marcela Lagarde y de los Ríos expone al feminicidio y su contexto social como:
No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los
hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, ex
parejas parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y
compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos,
y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y
criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables,
prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su
infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres. Para
que se dé el feminicidio concurren, de manera criminal, el silencio, la omisión,
la negligencia y la colusión parcial o total de autoridades encargadas de
prevenir y erradicar estos crímenes. Su ceguera de género o sus prejuicios
sexistas y misóginos sobre las mujeres.
Es posible entender el fenómeno del feminicidio como el fin de un proceso de violencia, en el que
convergen múltiples factores, entre los más importantes se encuentran el feminicida al que se le
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
Existen regiones como América Latina en las que los crímenes contra las mujeres se presentan con
una frecuencia más alta, muy por encima de los crímenes promedio. México es uno de los países
que forman parte de la región latinoamericana en el que la vida de las mujeres se encuentra en un
peligro constante, el feminicidio en el país no presenta características específicas, al contrario, la
comisión de este delito se encuentra tan diversificada, que es incluso un problema para los
familiares de las víctimas el pedir justicia debido a que no todas las características del delito en su
tipificación penal encuadran con las características reales de cada crimen.
III. CONCLUSIONES
La violencia contra las mujeres, particularmente la violencia feminicida y el feminicidio son una
consecuencia directa de los cambios en los roles de género y en las estructuras sociales que
definían las relaciones entre hombres y mujeres; si en tiempos pasados el papel de la mujer era
condicionado a la esfera privada en un papel de propiedad, en la actualidad ese rol es obsoleto. Las
mujeres han conquistado espacios que anteriormente eran considerados como exclusivamente
masculinos y se han convertido en sujetos con libertad sobre sus cuerpos y su sexualidad. Este
cambio en el paradigma social atenta contra las visiones machistas y patriarcales de antaño, por lo
que se ha recurrido al uso de la violencia y la fuerza como medida de contención al cambio.
Los feminicidios pueden ser clasificados de acuerdo a sus características, estas características
permiten comprender el móvil de cada crimen y las motivaciones de los victimarios; sobre las
diferentes clasificaciones de los feminicidios es importante mencionar que todas tienen como
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
factor común el odio por razones de género, es este elemento el que permite dilucidar las
diferencias entre un homicidio doloso cometido en contra de una mujer y un feminicidio.
Las cifras actuales sobre feminicidios han sufrido un aumento considerable en los últimos años, de
manera especial en la región Latinoamericana y particularmente en países como México que en
los últimos años han alcanzado un promedio de siete diarios en todo el territorio nacional; existen
estados que tienen una tendencia mucho más marcada a la comisión de este tipo de crímenes, para
efectos se podría mencionar al Estado de México, Puebla y Yucatán entre otros.
niñas requiere de financiamiento externo que permita dar respuestas inmediatas a la situación de
vulnerabilidad de las mujeres provocada por la violencia de género.
IV. BIBLIOGRAFÍA
BAJRAJ, R., VILLA, M., & RODRÍGUEZ, J.: “Población y Desarrollo en América Latina y
el Caribe: un desafío para las políticas públicas”. Santiago de Chile: Naciones Unidas, 2000.
HERNÁNDEZ, Iyamira.: Violencia de Género. Una mirada desde la Sociología, Ed. Científico-
Técnica, La Habana, 2014.
LÓPEZ, Lisbet.: "La teoría de género y sus heterogéneas perspectivas, un reclamo pertinente", en
Contribuciones a las Ciencias Sociales, noviembre 2011.
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE POBLACIÓN, DESARROLLO Y POLÍTICAS PÚBLICAS II
EXAMEN FINAL
OTERO, Ivana.: Mujeres y violencia: El género como herramienta para la intervención. Política
y Cultura n.32, México, 2009.