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Borges y yo, la poesía y la vida
O
toño de 1967. Universi-
dad de Harvard. Todos
los ojos reposan sobre
uno de los grandes eruditos
del siglo XX. Pero sus ojos
se dirigen hacia el infinito, a
los laberintos de su mente,
donde se encuentran alojados
sus grandes maestros, muy
lentamente aparece su padre,
Homero, Macedonio Fernán-
dez, Rafael Cansinos-Asséns,
James Joyce y muchos más.
Esa mirada inconforme, que
buscaba la belleza en la litera-
tura, se encuentra apagada en
estas seis conferencias. A sus
68 años llega completamen-
te ciego a sumergirnos en el
mundo de la palabra, la poesía
y la literatura.
Desde siempre los libros
han sido mis grandes aman-
tes, crecí escuchando sus vo-
ces, viviendo las peripecias
de los personajes, amando la
literatura la cual me permitía
reconocer las sutiles manifesta-
ciones de la vida. El auditorio
#16 periódicodelibros LECTURAS CRÍTICAS
está en silencio, la expectativa
crece. Borges crea compases
con las frases, estos compases
son el inició de arte y poética.
Donde empieza a hablarnos de
su experiencia sensitiva con la
palabra, señalándonos qué “La
vida está hecha de poesía” y
que los libros son solo una de
las manifestaciones que utiliza
la poesía para corporizarse. Su
primera conferencia se llama el
enigma de la poesía, él autor
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Giovanna Ramirez
Arte poética
Seis conferencias
Jorge Luis Borges.
Editorial Crítica, S.L
2001.
nos conduce por los caminos
de la literatura, los cuales se vi-
ven no solo con la inteligencia,
sino también con la pasión, el
cuerpo y la sangre. Nos advier-
te que solo podemos definir
algo cuando no conocemos
nada de ello. “Sabemos qué es
la poesía. Lo sabemos tan bien
qué no podemos definirla con
otras palabras, como somos in-
capaces de definir el sabor del
café, el color rojo o amarillo,
o el significado del amor”. La
poesía está presente en la be-
lleza, todos sabemos dónde
encontrarla, porque ella nos
estremece al enfrentarnos a la
realidad.
La musicalidad del sonido
nos envuelve. El auditorio se
acercó de forma vivencial a
lo que representa la poesía.
Ahora llegamos a su segunda
conferencia titulada la Metá-
fora. En el mundo posible de
la literatura, cada palabra nos
remite a una imagen, qué esta
ligada a un universo de sen-
tido único. La metáfora es la
entraña de la poesía y los poe-
tas han utilizado 12 modelos
elementales. Los cuales no
deben inquietarnos, porque
cada uno le ha puesto su par-
ticularidad, según sus deseos
de expresar sus sentimientos
y emociones al establecer una
relación con su individualidad
y con el mundo. Eso quiere
decir que estos modelos per-
miten variaciones. La invita-
ción es a no limitar nuestra
creatividad al escribir y ¿por-
que no? a descubrir más varia-
ciones qué no pertenezcan a
estos doce modelos.
Sigo caminando al lado
del autor, una risa irónica se
escapa de su rostro. Él nos
advirtió al comenzar “La ver-
dad es qué no tengo ninguna
revelación qué ofrecer, sólo
puedo dejarles dudas”. Y estas
dudas se hacen evidentes. En
el arte de contar historias, él
nos traslada a la épica y todo
lo que significaba ser un poe-
ta. No solo era el hombre en-
cargado de hablar líricamente,
sino también un narrador de
historias. Navegamos entre
el pasado y el presente, para
darnos cuenta que el hombre
moderno ha perdido aquél
poeta de antaño, capaz de lle-
varnos con la palabra a cual-
quier mundo ficcional. La
sociedad moderna es incapaz
de creer qué una historia pue-
de tener un final feliz, tal vez
por ello nuestra realidad está
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sumida en el caos, el cual se el panorama de la poesía, se-

refleja en los diferentes finales
qué puede tener una novela.
La palabra no se estanca y tal
vez en algún momento nece-
sitaremos regresar a la épica,
está es la esperanza qué se en-
cuentra guardada en la caja de
Pandora, que el escritor abrió
con sus manos.
Con su particular cosmovi-
sión y su brillante lucidez, el
argentino nos confronta con
la labor del traductor, la cual
siempre ha sido considerada
inferior al texto original. En la
música de las palabras y la tra-
ducción, lo que más me cau-
tivo, fue el planteamiento de
qué “Llegara un día qué a los
hombres les importen poco
los accidentes y las circunstan-
cias de la belleza, les importa-
ra la belleza misma”. Por fin
nos olvidaremos de la histo-
ria, para centrarnos en aquella
musicalidad de la palabra que
logra estremecer cada fibra del
cuerpo.
Cada vez que escribo per-
mito que la magia renazca en
cada palabra que escojo. Pen-
samiento y poesía habla de
ello. Ante nuestros ojos despa-
rece la figura del escritor, para
permitir que renazca el lector.
Cuando leo, un mundo nuevo
nace ante mis ojos y está expe-
riencia es única e irrepetible.
Al enfrentarnos a un libro,
abrimos la puerta para que el
autor por medio de la musi-
calidad y las imágenes qué
convoca, afecte nuestro ser. La
poesía es un acto vivo, qué se
y después con la inteligencia.
Detrás de cada palabra debe
existir una emoción verda-
dera, no tenemos que tener
la pretensión de entender-
lo todo, la belleza es un acto
inexplicable y aquí está latente
la convicción de la poesía.
Llegamos al final de este
viaje, la última estación se
llama credo al poeta. El audi-
torio suspira, mientras nues-
tro guía nos advierte que este
credo soló es útil para él. Él
antes qué un escritor, se consi-
dera un lector. Un lector apa-
transformación que tiene la
palabra, para llegar a ser poe-
sía. Ser un escritor significa
ser fiel a la imaginación y a los
sueños. Uno de los grandes
pecados de la literatura es qué
tiene mucha conciencia de sí
misma, es necesario volver al
origen, donde el lector contri-
buye a la obra, enriqueciendo
así las posibilidades que tiene
un libro.
Arte poética es un libro que
nos permite establecer una co-
municación directa con todo
lo que significa la literatura
ñalándonos que más que un
acto racional es un acto viven-
cial que transforma al lector.
Desde niña permití qué la
literatura entrara a mi vida,
en cada momento he estado
acompañada por un libro, por
un mundo que nace ante mis
ojos curiosos, qué se dejan
atrapar por aquellos tejidos
de palabras que constituyen la
literatura. En está catedra, él
autor nos instala en su amor
hacía la literatura, nos invita a
qué nos dejemos atrapar por
ella, que la transformemos en
nuestra amante diaria, la cual
nos brindara experiencias irre-
petibles, qué nos conectaran
con la belleza de la vida.
Borges termina de hablar,
en el aire queda el eco de sus
palabras, su mirada la dirige
al color amarillo, al del tigre.
Tímidamente se retira, con-
vencido de que la literatura es
la que transforma al individuo
y a la sociedad entera. En el
espacio quede yo, con un libro
entre las manos. El silencio se
prolonga. Acabo de terminar
un viaje en el que la pasión,
fue la que me permitió descu-
brir todo lo que se oculta de-
trás de la literatura. Cierro el
libro, lo dejo en la mesa. Las
seis conferencias se han apa-
gado, en mi mente retumba
la musicalidad de la palabra.
Que se puede volver a revivir,
en el instante en que decida
volver a abrir el libro
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siente primero con el cuerpo sionado por la posibilidad de para este autor. Él nos abre

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