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Resumen ejecutivo del proceso de


investigacion-intervencion sobre
humanizacion-deshumanizacion de los
servicios de salud en la region iv de salud
por MIGUELSUAZO
domingo, 18 de enero del 2009 a las 21:32
guardado en Bioetica
RESUMEN EJECUTIVO DEL PROCESO DE INVESTIGACION-INTERVENCION
SOBRE HUMANIZACION-DESHUMANIZACION DE LOS SERVICIOS DE
SALUD EN LA REGION IV DE SALUD.
MARZO 2006- MARZO 2007
1. Antecedentes.
Bajo firma de convenio entre Intec, Conare y Sespas se acordó que la primera de las
instituciones señaladas dirigiría una investigación sobre los niveles de Humanización-
Deshumanización de los Servicios de Salud en la Región IV, mientras que el Conare iría
desarrollando de manera simultánea un modelo Bioético en los centros de Salud de dicha
región. Por su parte Sespas recibiría finalmente los resultados y agenciaría la posibilidad de
universalizar los métodos y resultados en el sistema nacional de salud con agencias e
instituciones vinculadas a la reforma de salud como la CERSS.
1. Desarrollo.

•a. Investigación.
El primer componente del proceso fue la investigación, la cual fue realizada por el Centro
Intec de Bioética con los apoyos técnicos y logísticos de Consumer Link .
Esta investigación tuvo 3 componentes:
• 1. Con los directores de 13 centros de la Región IV
• 2. Con una muestra de 467 usuarios de 9 comunidades de la Región IV
• 3. Con una muestra de los médicos, enfermeras y laboratoristas de la Región IV
• 4. Indicadores investigados:
• a. El concepto de Humanización- Deshumanización de los servicios de salud
• b. Indicadores de rango administrativo : El orden de llegada y acceso a los servicios.
El respeto e irrespeto al orden
• c. Indicadores vinculados a la preconsulta: Levantamiento de la información sobre
los datos de los pacientes. La atención y la percepción sobre la calidad de la
atención.
• d. Indicadores vinculados a la consulta (relacionales). El recibimiento, el trato, el
respeto,
• e. Indicadores vinculados a la Bioética : Consentimiento informado, Toma de
decisiones, confidencialidad, secreto, derecho a segunda opinión, propiedad del
expediente, permiso para examinar (battery)
• f. Indicadores relativos a la percepción sobre el trato de las enfermeras y
laboratoristas a los usuarios
• g. Indicadores vinculados al gasto
3. Resultados
La primera etapa de la investigación habla de la percepción de los usuarios o Beneficiarios
de los servicios de salud de la Región IV para contrastar estas con los indicadores de
Humanización/ Deshumanización de los servicios de salud y de sus principales actores.
Como hemos visto en términos generales hay una prevalencia de información a favor de la
Humanización de los servicios y de los protagonistas de estos que son los médicos,
enfermeras y laboratorio así como el personal administrativo que vela por el orden de
dichos servicios
Los indicadores están referidos a virtudes relacionales como son las de amabilidad,
comunicación, confidencialidad, respeto a los procesos, entre otros. Se puede decir que
estas variables positivas están presentes en la respuesta de los Beneficiarios a los cuales se
les aplicó la encuesta en la Región IV.
Los resultados hablan de la existencia de esas virtudes y de carencias o debilidades en la
distribución del gasto en salud, de manera que los dos componentes de los indicadores
usados para medir Humanización/Deshumanización están presentes, pero con una
desviación favorables a admitir que los servicios están Humanizados pero pueden y deben
mejorar.
Los indicadores propios de la Bioética y que hablan de Humanización como son
Consentimiento informado. Confidencialidad, Respeto, Toma de decisiones , Respeto a los
principios de Autonomía, Justicia, Beneficencia y No maleficencia, aparecen de manera
diluida e intuitiva mediado por la formación personal de los actores, las relaciones
primarias y sociales en las diversas comunidades, requiriendo de un proceso de
intervención desde el mundo de la Bioética y contemplados en este proyecto
Hay bastante consistencia entre la percepción de usuarios/beneficiarios con la
autopercepción de médicos y de enfermeras, prevaleciendo un concepto de que en los
servicios de salud predominan comportamientos que respetan los principales indicadores de
humanización considerados en este levantamiento.
Los indicadores relacionados a las virtudes relacionales o sea al trato reportan resultados
positivos, los vinculados al gasto en salud dejan expectativas insatisfechas (salarios, atrasos
en pagos, equipos, etc) aunque en un reconocimiento franco de que hay una mejoría
significativa
CONCLUSIONES
Desde la perspectiva Bioética consideramos que existen verdaderos indicadores favorables
a la humanización de los servicios pero que están dispersos, desconocidos y no asumidos
en un contexto conceptual que permita afianzarlo, de manera que no solo existan en la
práctica sino en una cultura Bioética de atención y respeto a la dignidad de las personas
La humanización planteada desde dos vertientes: Relacional y Referido al Gasto en salud
aparecen de manera combinada, prevaleciendo el relativo a las virtudes como realidad
propia del personal y la del gasto como aspiración para la mejora de la humanización.
En términos generales, definimos la atención en salud como humanizadas en la región IV
siempre de acuerdo a los indicadores con que tradicionalmente ha sido tratado el tema de la
deshumanización.
En la medida en que se van implementando nuevos modelos de salud como el de la
seguridad social y aparecen los incentivos por productividad para el médico van
desapareciendo los indicadores relacionados al mal trato, a la percepción de los usuarios de
ser tratados como números de expedientes o a no ser tomados en cuenta como personas.
A la par de estos acontecimientos van haciendo visajes nuevos y posibles indicadores de
deshumanización que no están siendo percibidos ni por los usuarios ni por los propios
proveedores de salud, en cuanto empieza a disminuir la calidad de la atención en referencia
al tiempo que se les dedica a cada consulta o en cuanto a la calidad del interrogatorio para
hacer la historia clínica o para el examen físico.
Aparenta que en la medida en que el médico desea aumentar el número de pacientes en su
consulta trata con más calidez a los pacientes, estos se sienten mejor y abandonan la
percepción de mal trato que es el eje tradicional de lo identificado como
"deshumanización"'
Esto habrá que seguirlo investigando y monitoreando para evitar que nos conformemos con
los resultados actuales pero ignoremos los posibles retos que se vislumbran en el horizonte
de la relación profesional usuario
INTERVENCION BIOETICA
En los 4 hospitales de las cabeceras de provincia dejamos instalados modelos Bioéticos que
reforzarán las debilidades descubiertas por la investigación como son : Equipos de Socios
Bioéticos, Comités de Bioética, Instrumentos de monitoreo Bioético.

RECOMENDACIONES
• Universalizar el proceso desarrollado en la región IV a todo el sistema de salud
• Agenciar financiamiento para dicha universalización
• Delegar en el Centro Intec de Bioética el proceso de Universalización del proceso

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investigacion-intervencion sobre humanizacion-
deshumanizacion de los servicios de salud en la region iv
de salud
• Adolescencia y sexualidad, 24.03.2009
• Función de los comités de ética, 24.03.2009
• La educación en valores: Una tarea de la escuela, 08.02.2009
• Para qué y como educar en valores, 08.02.2009
Comentarios sobre Resumen ejecutivo del proceso de
investigacion-intervencion sobre humanizacion-
deshumanizacion de los servicios de salud en la region iv
de salud

Karin Estrada de Ram


Gracias Miguel por este artículo. Soy guatemalteca, trabajo con Banco Mundial y
Ministerio de Salud de Guatemala y hago una investigación cualitativa acerca de la
humanización de los servicios de salud en este país.
Su aporte me está ayudando a introducir el mio propio.
Mil gracias!!
Karin Estrada
#1 21.10.2009 a las 07:58

yolanda guzman
Buen dia Miguel, me gusto mucho tu articulo, estoy trabajando en la construccion de
contenidos educativos sobre atencion a los usuarios de los servicios de salud. Dentro de
este tema, investigo el relacionado con la humanizacion de los servicios y el papel de la
educacion en el estado de la atencion humanizada.
Te agradezco
#2 08.04.2010 a las 17:15

wxy1115
Audigier has Ed Hardy clothing celebrity audience who are loyal to his brand. People get
added admiring to hardy shirts if they see their admired celebrity affected it. The
Celebrity Gallery at the official website of Audigier has photographs of all his celebrity
clients. hardy shirt are not meant alone for celebrities.
#3 27.08.2010 a las 04:37
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2
Dentro del cumplimiento de las normas es parte esencial de nuestra actuación, y en la naturaleza del ser de
nuestra carrera, está esa relación de servir como nos gusta que nos traten bien, para tratar bien a los demás; es
de ahí donde se observa a los profesionales de Enfermería que hemos estado de una manera u otra, ya sea
como enfermera general de sala, que haya coordinado o supervisado en determinada instancia permitiendo
realizar entrevista de ingreso, debemos hacer hincapié en el abordaje, que se les debería de hacer en los
periodos de prueba, haciendo énfasis en la parte humana del ser que vamos a cuidar, porque esa persona somos
nosotros mismos, estableciendo una sinergia en el saber hacer para servir bien.

La sensibilidad humana es tan compleja que comienza por el ser, que existimos para servir y no para ser
servidos, en el buen uso de este término, haciéndolo con amor, con paciencia, respeto y prudencia
considerando como pertinente y lógico que la sensibilidad viene de si mismo, acompañado de la formación
académica de las diferentes etapas del currículo y los diferentes ciclos de edad donde se evidencian dichos
comportamientos.

También, por lo que denominamos, vocación de servicio, es la nobleza del ser lo que va conjugado con la
acción de ayudar a que esa sensibilidad humana viva en el presente, concluyendo que hay excepciones y que
hay profesionales que mantienen valores y principios, para que las nuevas generaciones reflejen este modelo
de cuidado.

Reflexiones Finales

La sensibilidad humana es la esencia que debe tener cada enfermera (o), para poder cuidar y lograr una sonrisa
en el paciente, o sea, un gesto de humildad, eso es lo que regocija, para mantener las bases que conducen a la
perfección y la armonía.

Los gerentes medio de Enfermería tienen la responsabilidad de ser modelos y monitores en cuanto al cuidado
al usuario, puesto que en ellos esta que el profesional de Enfermería se humanice a través de la comunicación,
de esa entrevista cara a cara, ese mirar a los ojos, dar una palmadita, incentivando al personal por sus logros, el
acercamiento con respeto para poder así identificar en cada uno lo complejo que es el ser humano.

Todas las instituciones de salud, cumplen su función vital de prestar cuidados a través de un trabajo vivo para
los usuarios, sin embargo, el acto de cuidar es deficiente debido a que los diferentes profesionales que trabajan
en ellos, no realizan acciones centradas en el paciente, sino centrados en los procedimientos y en la técnica, lo
cual ha provocado la crisis de éstas instituciones, sumando la hegemonía del modelo de acción clínica del
médico, que rutinizan y anulan las acciones cuidadoras del equipo de Enfermería

A nivel mundial, la profesión de Enfermería, es reconocida como un servicio esencial para la humanidad y
constituye un capital humano de suma importancia para el campo de la salud por su aporte al cuidado, por su
enlace dinámico entre los sistemas de salud y las poblaciones, por su contribución al logro de mejores
condiciones de vida y por la felicidad que a través de Enfermería se le brinda a las personas.

Referencias Bibliográficas

1. González, R; Bracho, C y otros Cuidado Humano con Valor en el Ejercicio de los Profesionales de Salud. 2009
2. Calera, Paloma. Humanización del Cuidado en Enfermería. Revista Index de Enfermería Volumen 13 edición nº 46. Granada España. 2004
3. Brusco, A Humanización de la Asistencia al Enfermo. Centro de la Humanización de la Salud. Sal Treme. Santander Colombia. 1998
4. Peña Amaro, Pilar Modelos de Enfermería más Humanos. Revista (on line) de Enfermería. Universidad de Jaén. 2010
5. Arias, María R La Ética y la Humanización del cuidado, Magistrada del Tribunal Nacional Ético en Enfermería. Bogotá Colombia. 2007
6. Echeverria de Pimiento, Sonia. La Humanización del Cuidado a la Luz de la Ley 911. Revista de Enfermería. Asociación Colombiana de
Facultad de Enfermería. Bogotá Colombia. 2004
7. Poblete Troncoso, Margarita Cuidado Humanizado; un desafío para las Enfermeras de los Servicios de Salud Pública. Trabajo de Investigación.
Universidad de Talca Chile. 2007
8. Ramírez Acevedo, Lourdes. Cuidado Espiritual como Instrumento de Humanización. Libro resumen de Enfermería. Universidad de San Juan
Puerto Rico. 2007
9. Cuauhtémoc Sánchez, Carlos. Calidad Humana.. Ediciones Diamante. México D.F. 2006
10. Ariza Olarte, Claudia. La Excelencia del Cuidado; Un Reto para Enfermería. Universidad de Colombia. 2009
11. Camillo, Silva. Dimensión Humana en Enfermería. Revista Latinoamericana de Enfermería (online) Brasil. 2007
12. Heley de Castro, Carolina. Humanización de la Atención de Enfermería en el Quirófano. Revista INDEX de Enfermería volumen 13 edición nº
44. Granada España. 2004
13. Chávez Grimaldi, Olivia y Chávez Grimaldi, Rafael. La Enfermera y su papel en la recuperación y Cuidado General del Paciente, hacia una
mayor Humanización de la Medicina. Editado por la Universidad de Cara bobo. Valencia Venezuela. 2001
14. González Canalejas, Carmen y Cabrera R, David. Aspectos Metodológicos y Humanísticos en la Enfermería Actual. Revista Cultura de los
cuidados. Año nº. 02. Madrid España. 2004
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Index de Enfermería
versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm v.18 n.1 Granada ene.-mar. 2009
doi: 10.4321/S1132-12962009000100007

ARTÍCULOS ESPECIALES
TEORIZACIONES

Tecnología y Humanización de los Cuidados.


Una mirada desde la Teoría de las Relaciones
Interpersonales
Technology and humanization of nursing
care. the view from the interpersonal
relations theory

Claudia Patricia Arredondo-González1, José Siles-González2


1
Enfermera. Becaria del Doctorado en Enfermería y Cultura de los
Cuidados, Universidad de Alicante, España.
2
Profesor, Departamento de Enfermería, Universidad de Alicante,
España
Dirección para correspondencia

RESUMEN
El propósito de este artículo es mostrar cómo la deshumanización
de los cuidados de enfermería no se debe sólo a la tecnología, sino
que es multifactorial, además, resaltar las relaciones
interpersonales en la práctica humanizada. Para esto, a manera de
orientación metodológica, se aborda la teoría de las relaciones
interpersonales de Hildegard E. Peplau como paso previo a la
enumeración de los factores deshumanizantes que confluyen en el
medio hospitalario y han sido identificados en la bibliografía.
Asimismo, se desarrolla una reflexión sobre la función de la
tecnología como un medio para la humanización de los cuidados.
Finalmente, se muestra la teoría de las relaciones interpersonales
como base teórica para la humanización de la atención de
enfermería, tanto en la formación como en práctica profesional.
Esta teoría, claramente entiende el recurso tecnológico como medio
y posiciona al paciente como fin único del cuidado de enfermería.
Palabras clave: Cuidados de enfermería, Humanización,
Tecnología, Relaciones interpersonales.

ABSTRACT
The purpose of this paper is to show that technology is not the only
cause of dehumanization of nursing care but it is a multifactor
phenomenon and to highlight human relations as the cornerstone of
a humane practice. Hildergard E. Peplau theory of human relations
is used as methodological framework and as a previous step to
identify dehumanizing factors that operate in the hospital realm and
have been identified in the literature. In addition, de paper
develops a refection about the role that technology as a means in
humanizing nursing care. Finally, the papers shows the theory of
the interpersonal relations as theoretical support the humanization
of nursing care in both its education and in its practice. This theory
clearly understands technology as a means and the patient as the
sole end of nursing care.
Key-words: Nursing care, Humanization, Technology,
Interpersonal relations.

Introducción
Este artículo pretende mostrar que la deshumanización imperante
en el contexto institucional sanitario es consecuencia de varios
factores. Así mismo, reflexiona sobre la incidencia de la tecnología
en la deshumanización del cuidado. Parte de las siguientes ideas:
(1) El modelo teórico de las relaciones interpersonales puede
orientar el cuidado de enfermería humanizado, más aún, en medios
ambientes tecnológicos. (2) La deshumanización en el contexto
institucional es consecuencia de varios factores. (3) La tecnología
no es por si sola la causa única del proceso de deshumanización en
el entramado sanitario.

Relaciones Interpersonales
Pasaron cien años desde que Florence Nigthingale escribiera sus
Notas sobre Enfermería, hasta la publicación de la teoría de las
relaciones interpersonales de Hidegard E. Peplau. La teoría de
Peplau se refiere a la relación entre una persona con necesidad de
ayuda y una enfermera formada adecuadamente para reconocer
sus necesidades e intervenir terapéuticamente (Peplau, 1990;
Kérouac y cols, 1996). De acuerdo con Peplau, la relación
establecida es recíproca, por lo que las acciones de enfermería no
son sólo en, para y hacia el paciente, sino con él, e implica respeto,
desarrollo y aprendizaje para ambos (Peplau, 1990). Este modelo
teórico humanista se inscribe en el paradigma de la integración, es
decir, orienta a la enfermera a reconocer en cada persona su
componente biológico, psicológico, cultural, social y espiritual y
dirige el cuidado a sus dimensiones, físico, social y mental (Kérouac
et al, 1996).
En su teoría, Peplau describe cuatro fases de relación enfermera–
paciente, proceso que aunque implique ejecución de técnicas,
procedimientos y utilización de dispositivos, no puede considerarse
sólo técnico, sino interpersonal (Peplau, 1990).
Estas etapas son: orientación, identificación, explotación y
resolución. Es necesario recalcar que las diferentes fases no son
estáticas ni se presentan y superan en estricto orden, más bien, se
superponen unas con otras y pueden concurrir de manera
simultánea (Peplau, 1990; Simpson, 1992; Werner y Rouslin, 1996;
Marriner y Raile, 2003). En la relación interpersonal, la enfermera
de forma flexible, se moviliza y asume distintas funciones y roles,
además, utiliza al máximo sus habilidades, conocimientos y
recursos para ayudar al enfermo.
El proceso de relación, aunque se presente por etapas, es continuo.
Tiene lugar como un compromiso entre dos personas, cuyo lecho es
el conocimiento enfermero y la necesidad de ayuda del paciente.
Este modelo teórico, caracterizado por la atención centrada en el
paciente, puede ser utilizado en la enfermería a todos los niveles
(Kérouac et al, 1996).
No obstante, para la aplicación de un modelo teórico, en primer
lugar, se debe tener claridad sobre lo que es la profesión. Para
Peplau la enfermería es: "Un proceso significativo, terapéutico e
interpersonal. Funciona de forma cooperativa con otros procesos
humanos que hacen posible la salud de los individuos (...). La
enfermería es un instrumento educativo, una fuerza de maduración
que aspira a fomentar el progreso de la personalidad en dirección a
una vida creativa, constructiva, personal y comunitaria" (Peplau,
1990: 14). El cuidado de enfermería es concebido entonces, como
un proceso dinámico en cuanto a que la relación enfermera-
paciente cambia y a medida que cambia, se transforman a la vez,
enfermera y paciente.
El cuidado de enfermería no es un acto aislado, ni está suspendido
en el vacío. Tiene lugar en contextos sociales, institucionales y en
redes de relaciones que le confieren significado. Por esta razón, la
enfermera como instrumento terapéutico y experto técnico, debe
tener conocimientos, clarificar sus valores y estar comprometida
con el cuidado.
Podrá utilizar los recursos disponibles, y todos los avances
tecnológicos para mantener la vida y la dignidad de los pacientes
(Peplau, 1990). Cada encuentro entre enfermera y paciente,
orientado por este modelo teórico, es una oportunidad
transformadora y dignificante por su esencial contenido
humanístico. Una oportunidad de relación, madurez, aprendizaje y
crecimiento mutuo.
Factores que interactúan en la deshumanización
En ocasiones, el contexto dificulta la relación enfermera-paciente y
la deshumanización del cuidado aparece como un asunto
multifactorial. Profesionales y estudiantes del área de la salud, han
tratando de encontrar y explicar las causas a la pérdida de
humanismo en el ámbito asistencial. Médicos, enfermeras y
docentes en España y otros países, se preguntan y reflexionan
continuamente sobre qué, quién o quiénes son los responsables de
que el paciente haya dejado de ser el centro, el fin en sí mismo de
la asistencia sanitaria y se convierta en un medio, vulnerando su
dignidad (Barnard y Sandelowki, 2001; Arroyo, 2001; Quero, 2004;
Hospital y Guallart, 2004). Estas autoras coinciden, como veremos,
en que existen múltiples factores que interactúan entre sí en la
deshumanización del cuidado, además, en que la responsabilidad
de tal fenómeno es compartida por el entramado social, la
estructura sanitaria, la formación académica, la hegemonía técnica
y el propio paciente.

Entramado Social
Sobre el entramado social, puede decirse que el proceso de
globalización ha desencadenado en un choque de valores entre la
cultura empresarial de las instituciones sanitarias y las instancias
sociopolíticas. La primera promueve valores como la tenacidad, la
eficiencia y la lealtad y las otras, la participación, el respeto, el bien
común y la equidad. Estas variables resultan contrapuestas
(Hospital y Guallart, 2004). Al parecer, a nivel general, predominan
valores técnicos-científicos y otros intereses sobre la calidad y la
calidez que debería imperar en la atención sanitaria. El entramado
social no se refiere a un área local específica. Relaciones virtuales
protagonizan la actual era tecnológica, donde satélites actúan como
nodos de una red universal que difunde, fomenta y sostiene la idea
de que las personas sólo son importantes en la medida que
respondan, de manera útil, a un pedido social con base a cánones
establecidos de productividad. Es probable que las organizaciones e
instituciones de salud no sean ajenas a estos preceptos y se sumen
a ellos mediante la realización de la práctica sanitaria indiferente.

Estructura sanitaria
En la organización y funcionamiento en el interior de las estructuras
sanitarias, se encuentran algunos factores que influyen en la
práctica deshumanizante. Entre ellos destaca que el hospital
funciona, en general, de la misma manera para todos los pacientes,
por tanto, no hay asistencia individualizada. La persona enferma, al
ingresar a un servicio sanitario, pierde su identidad y se le reconoce
como carga y estadística (Hospital y Guallart, 2004). Por ejemplo,
puede adoptar la identidad de diabético, infartado o amputado y
hacer parte de tablas y porcentajes hospitalarios.
Un estudio realizado por enfermeras en el servicio quirúrgico de un
hospital en Brasil, da cuenta de cómo durante la estancia del
paciente, se ignoran sus problemas individuales y es tratado como
un caso más, de tal manera que, su trato y tratamiento es
impersonal (Heluy de Castro y cols, 2004). Al no conocer las
necesidades individuales del paciente y sólo considerar las relativas
a su dolencia, aplicando protocolos y guías generales de atención,
se está restando importancia y reconocimiento a la persona que
requiere cuidado.
Otro factor deshumanizante en la estructura sanitaria, lo representa
las estrategias de gerencia y gestión puestas en marcha por las
instituciones de salud. Las altas tecnologías, producto de la
prioritaria inversión de las instituciones para modernizar los
servicios asistenciales y proporcionar diagnósticos y tratamientos
"oportunos", pueden introducir graves desequilibrios en la vida
humana, provocando consecuencias desastrosas al aplicarse
simplemente porque se dispone de ellas, no porque las necesidades
individuales del enfermo las justifiquen (Escudero, 2003; Hospital y
Guallart, 2004). Favorecer la atención centrada en la tecnología
más que en la persona, conduce a los profesionales de la salud a
perpetuar del fenómeno deshumanizante en los medios ambientes
sanitarios.
Igualmente, los sentimientos de frustración y descontento que
genera en el personal de salud la dirección de la institución basada
fundamentalmente en el centralismo, así como criterios
economicistas de productividad, eficiencia y competencia, como el
aumento de número de pacientes y la rotación constante del
personal, por citar algunos, diluyen el compromiso con el cuidado,
incidiendo en la deshumanización (Hospital y Guallart, 2004;
Escudero, 2003). El afán competitivo en términos de eficiencia, y
las relaciones de poder que pueden tener lugar dentro de la
institución, obstaculizan la relación entre la enfermera y el
paciente, anula la comunicación efectiva entre ambos y sólo tiene
cabida la ejecución de técnicas, así que no hay tiempo para conocer
y menos para responder a las necesidades no fisiológicas. No hay
tiempo para el cuidado y la atención es impersonal (Hospital y
Guallart, 2004; Kérouac et al, 1996). Un eslabón más en esta
cadena de factores deshumanizantes es la rutina y la desmotivación
en la que suele entrar el profesional de salud (Hospital y Guallart,
2004). Es posible que una relación fundada en la rutina, la
indolencia e indiferencia, despoje al paciente de su dignidad y haga
que la enfermera pierda su self.

Formación y Práctica Enfermera


La formación centrada en el desarrollo de habilidades técnicas, con
escasos contenidos filosóficos o antropológicos humanistas tiene
como resultado, profesionales con elevado saber científico y gran
pericia técnica, pero a veces, incapaces de reconocer a la persona
enferma como fin en sí misma (Santos, 2001). Además de
conocimientos científicos y técnicos, las enfermeras requieren lo
que Arroyo (2001) llama algo más, y que define como valores. La
importancia de los valores en la profesión de enfermería puede
asentarse, como bien explica Collière (1982), en que la enfermaría
es una profesión cuyas claves son los comportamientos y las
actitudes. Es decir, el cuerpo sólido de conocimientos propios de la
formación en enfermería, parece requerir de cierto sustrato para
que el cuidado sea natural y dignificante, es posible que tal esencia
sean los valores que una vez aprehendidos son practicados.
La aparente carencia de contenidos filosóficos en los currículos
académicos no es el único factor deshumanizante que se deriva de
la formación de los profesionales. Los programas académicos están
paralelamente acompañados por el denominado "currículo oculto",
el cual, no consta en el diseño ni objetivos de los cursos. De este
no se tiene conciencia, así mismo, es inevitable y muchas veces
incongruente con los objetivos del programa (Escudero, 2003). El
currículo oculto son las actitudes, expresiones y actuaciones que
pueden identificar, y aprender de manera espontánea los
estudiantes de sus profesores. Por tanto, al no contar con una
formación ideológica clara en los cuidados de enfermería, el
profesional estará inmerso en medio de sistemas y valores que
interactúan e interfieren mutuamente, así que, el cuidado de
enfermaría puede adoptar cualquier orientación o cualquier
influencia (Collière, 1982). La atención generalizada y el trato
impersonal es una de las orientaciones que puede adoptar la
enfermera, respondiendo a los valores e intereses competitivos y
economicistas de las organizaciones. Sin embargo, el profesional
con valores propios, ha de ser capaz de cambiar la situación cuando
los sistemas e intereses institucionales no muestren respeto por la
dignidad humana (Arroyo, 2001).

Hegemonía técnica
El papel de la técnica dentro del fenómeno de deshumanización de
los cuidados, parece presentar cierta hegemonía en la formación y
la práctica de las enfermeras. La técnica se refiere a la formación
de un sistema comprendido por estructuras humanas,
organizativas, políticas y económicas, cuyo propósito es una
absoluta eficiencia de los métodos y los medios (Barnard y
Sandelowski, 2001). Diferentes aspectos de la enfermería y la
atención en salud están determinados de acuerdo con las
demandas técnicas. Barnard y Sandelowski (2001), afirman que la
técnica ha estructurado, cada vez más, la conducta humana
colectiva y ha influido en las vidas individuales, las culturas y las
perspectivas profesionales. También señalan, que la técnica no
atiende a fenómenos como la diferencia individual y cultural y que
el propósito de la técnica es reproducirse a sí misma, es el centro
de su propia atención.
Para estas autoras, los protocolos que se plantean para enseñar el
cuidado de enfermería, facilitan el aprendizaje y desarrollo de
técnicas, no el aprendizaje de lo que es verdaderamente el cuidado.
Además argumentan: "Debido a la técnica puede haber un sobre
énfasis de la eficiencia, la especialización de la práctica y el
desarrollo de la conformidad y la homogeneidad del producto, en el
proceso y en el pensamiento (...) es la técnica, no los objetos
tecnológicos lo que debemos confrontar ya que hemos delegado a
la técnica el poder de la toma de decisiones y nos hemos apoyado
en la técnica para desarrollar nuestro estatus profesional." (Barnard
y Sandelowski, 2001: 373).
Según Collière (1982), desde finales del siglo XIX las nuevas
formas de organización del trabajo, han empobrecido gradualmente
los cuidados de enfermería, convirtiéndolos en actos aislados,
estereotipados y casi ficticios, con efectos para los pacientes y para
el cuidador, quien cada vez está menos implicado en el proceso de
relación interpersonal que sustenta su profesión. Parece que el
cuidado ha quedado reducido a la sola ejecución de técnicas.
Es así como la enfermería es identificada socialmente más como un
oficio técnico y tecnológico que profesional. Consecuentemente, la
equiparación de la enfermería con un hacer técnico, puede explicar
en parte, la razón por la que carga con la responsabilidad de la
deshumanización, despersonalización y cosificación de los
pacientes, es decir, con la privación del reconocimiento de su
individualidad y dignidad humana (Barnard y Sandelowski, 2001).
La atención de enfermería centrada en el paciente, no tiene cabida
en el culto a la técnica, donde la enfermera se ve y es vista, sólo
como ejecutora de procedimientos. Esto se ilustra claramente
cuando Quero afirma que en España, "la sanidad y los cuidados se
medicalizaron hasta tal punto, que los que debimos ser "cuidadores
de hombres y de mujeres", enfermeros y enfermeras, perdimos
nuestra identidad y nos convertimos en Ayudantes Técnicos
Sanitarios... sin apenas identidad profesional" (2004: 57). Al estar
supeditado a la estructura organizativa de la institución sanitaria y
carecer de identidad, parece que el profesional es degradado a
mero instrumento, de esta manera, fácilmente tratará como
objetos a cuantos de él dependen cumpliendo con los objetivos de
eficiencia y productividad institucionales.

El paciente
El cuidado no se da en el vacío, tiene lugar en un contexto y en
redes de relaciones. Por tanto, también existen elementos que
dependen del paciente y que operan en concierto con los demás
aspectos ya citados en el escenario sanitario de la práctica
deshumanizada. Entre ellos están su falta de confianza en el
personal y sus elevadas expectativas de curación en entorno a los
desarrollos y adelantos tecnológicos que restan importancia al
cuidado (Santos, 2001). El paciente parece centrar su atención,
confianza e interés en los aparatos tecnológicos que le rodean y no
en los profesionales que le cuidan.
Como expresa Bermejo "El enfermo y el profesional se encuentran
unidos solamente por aparatos, tubos y demás instrumentos
terapéuticos, paulatinamente se ha ido depositando la confianza en
los medicamentos e instrumentos accesorios en lugar de en la
persona" (2003: 18- 19). Es posible que el elevado interés y
confianza del paciente en la tecnología para su curación, le
distancie de la enfermera y sólo puede relacionarse con ella como si
ésta formara parte del instrumental y la maquinaria que tiene a
disposición para la satisfacción de sus necesidades.

La tecnología como medio en la humanización de los cuidados


En ocasiones, por una necesidad sentida, las personas se tratan a sí
mismos como objetos, separando su esencia humana de su cuerpo,
lo que les permite vivenciar tratamientos y procedimientos
invasores, tal como la repetitiva exploración vaginal e inseminación
artificial a una mujer infértil que se somete a tratamiento para
alcanzar la maternidad (Barnard y Sandelowski, 2001). Desde esta
perspectiva, parece que la paciente al percibirse como objeto,
distinto a que sea tratada como uno, le facilita la experiencia de
tratamiento. En este caso, hacer realidad el deseo humano de ser
madre, como en otros casos, la tecnología es el único medio que lo
permite. De esta manera, la tecnología o un artefacto tecnológico,
no es negativa en sí misma, lo que le da un determinado significado
es su uso y aplicación, es el contexto, quien lo usa y quien lo
necesita (Barnard y Sandelowski, 2001). Estas autoras explican que
una vez finalizado el tratamiento de fertilidad para lograr el
embarazo y nacimiento del hijo, el cuerpo de la mujer deja de ser
objeto para ella misma y nuevamente recupera su auto
reconocimiento de ser humano (Barnard y Sandelowski, 2001). En
síntesis, parece que los profesionales al igual que los instrumentos,
se encuentran al servicio de los pacientes. En conjunto, los
conocimientos de los profesionales, las técnicas e instrumentos se
emplean para la satisfacción de una necesidad humana. De esta
manera, aunque el paisaje sea altamente tecnológico, una relación
terapéutica humanizada puede tener lugar dignificando el contexto,
es decir, reconociendo la dignidad humana del paciente (García y
Alarcos, 2002).
La enfermera se encuentra en un lugar privilegiado con respecto a
la tecnología y el paciente y puede hacer la diferencia entre la
atención humanizada y la que no lo es. Como señalan Barnard y
Sandelowski: "la enfermera es el puente que une la tecnología con
la atención de salud humana y tiene la responsabilidad de
mantener la humanidad en medios ambientes tecnológicos (...), se
ve a sí misma como mediadora entre dos fuerzas aparentemente
irreconciliables y distintas, la humanidad y la tecnología" (2001:
371- 372). La deshumanización se caracteriza, entonces, por el
trato a los pacientes como extensiones de la maquinaria, no como
lo que son, usuarios y beneficiarios de la misma.
Si bien es cierto que la tecnología facilita la manera de realizar un
trabajo, el carácter humanizante o deshumanizante de los cuidados
mediados por instrumentos tecnológicos parece ser otorgado por el
significado cultural que se le atribuye al contexto de uso, a la
acción e intención de quien conoce y opera los distintos
instrumentos y a la aceptación que haga el paciente o usuario de
esos recursos tecnológicos. Es decir, es la elección y la
interpretación cultural lo que determina lo que es o no es humano y
lo que está o no humanizado (García y Alarcos, 2002). De esta
manera, la deshumanización del cuidado en ambientes
tecnológicos, al parecer no se debe a la tecnología en sí misma,
sino, a lo que se entiende por atención humana, natural y digna.
La tecnología no es necesariamente opuesta a la atención
humanizada, más bien, es complementaria (Barnard y Sandelowski
2001; Escudero, 2003). Mediante el uso, los artefactos son, de
cierta manera, dotados de humanidad por su usuario, quien en
definitiva, es el que determina como relacionarse con el
instrumento y con el paciente. Por lo tanto, la tecnología puede en
sí misma ser un factor humanizante. Desde esta óptica, algunos
autores insisten en que son las personas o grupos culturales
quienes definen lo que es humano dentro de una relación, y definen
también lo que es tecnología (Barnard y Sandelowski, 2001).
Como explica Bermejo (2003), en el ámbito clínico, es plausible que
el principal elemento deshumanizador del cuidado, sea el aumento
de las relaciones funcionales más que personales. En general, para
lograr la atención humanizada en medios tecnológicos, se requiere
que la utilización de instrumentos y técnicas en los cuidados de
enfermería, no se disocie del soporte de la relación interpersonal
(Barnard y Sandelowski, 2001).

Conclusiones
Después de Nightingale, se inician las teorías y modelos en
enfermería con Peplau en 1952 y su teoría de las relaciones
interpersonales, la cual se caracteriza por un invaluable contenido
humanista de aplicación en enfermería a todos los niveles. A partir
de aquí, en los modelos y teorías de enfermería ha sido un tema de
interés la humanización de los cuidados (Kérouac et al, 1996).
El fenómeno de deshumanización de los cuidados, como se ha
tratado de mostrar, es el resultado de una red de factores
asociados, entrelazados e interactuantes que se desprenden en
parte, del orden social y de la dinámica y organización de las
instituciones sanitarias, otros de la formación y consecuente
práctica de los profesionales y algunos más de los pacientes. Es
posible que exista sinergismo entre los factores deshumanizantes y
se encuentren conectados unos a otros, como causas y
consecuencias unos de otros. Por todo esto, humanizar la salud, es
un proceso complejo que va desde la política hasta la cultura, la
organización sanitaria y la formación de los profesionales (Bermejo,
2003).
Así pues, los valores humanistas deben formar parte de los
contenidos de planes académicos, para que en conjunto con los
conocimientos científicos y técnicos, el profesional se relacione de
manera interpersonal con el paciente.
La teoría de Peplau, en este sentido, es una propuesta válida para
su uso tanto en la formación como en la práctica profesional de las
enfermeras. Conferir significado a la relación enfermera-paciente y
que el cuidado sea digno, dentro de un contexto tecnológico, es
decir, centrado en el paciente y no en lo accesorio, sólo requiere
del encuentro entre un profesional con formación humanista, es
decir, capaz de elegir sus fines y decidir cuales son los medios más
idóneos para conseguirlos, transformando si es necesario, su propio
medio y cambiándose a si mismo (García y Alarcos, 2002), y el
paciente con confianza en el personal que le atiende.
En definitiva, la humanización del cuidado en contextos
tecnológicos en gran medida requiere el reconocimiento de los
avances y desarrollos tecnológicos como medios, no fines, para la
atención y el cuidado de las personas. La tecnología a veces, es el
único medio por el cual se pueden satisfacer deseos humanos, por
lo tanto no es la tecnología la responsable de la pérdida de
humanidad en los ambientes tecnológicos, al parecer la
responsabilidad descansa más en la técnica.
La calidad del encuentro entre la enfermera y el paciente hace la
diferencia entre una práctica humanizada y otra instrumental, por
esto, una relación interpersonal, más allá de la ejecución de
procedimientos y técnicas, es como lo explica Peplau (1990), una
oportunidad de crecimiento y maduración para el paciente y la
propia enfermera. La teoría de las relaciones interpersonales,
puede servir como pilar en el cual sustentar las actuaciones de la
enfermera y conferir significado a su relación con el paciente.
Por ultimo, dejar de abrazar la técnica y lograr el compromiso con
el cuidado, estableciendo una relación centrada en el paciente y no
en la tecnología, es en definitiva el objetivo para la atención
humanizada y en esto resulta fundamental una comunicación clara
y fluida, que permita las fases del proceso de relaciones
identificadas y descritas por Peplau para quien, como se ha dicho,
la enfermería es un proceso importante, terapéutico e interpersonal
que hace posible la salud (1990).

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Dirección para correspondencia:


Claudia Patricia Arredondo-González.
Departamento de Enfermería.
Campus de Sant Vicent del Raspeig.
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Manuscrito recibido el 29.09.2008
Manuscrito aceptado el 10.10.2008

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4
Propuestas para
humanización de la salud:.
Cuestión de dignidad
Diana Isabel Quintero elpulso@elhospital.org.co

Hablar de “humanizar la salud” suena a contrasentido, pues


pareciera obvio que la salud lleva implícito el sentido humanístico
de contribuir al bienestar del ser humano. Sin embargo, el tema y
sobre todo, su aplicación, conllevan la interacción de múltiples
factores.

Cada vez cobra más fuerza el concepto


“humanización de la salud”, toda una
filosofía basada en la relación agente de
salud-paciente, que tiene muchos
aspectos por considerar. Precisamente,
para tratar algunos de ellos, se llevó a
cabo el mes pasado en Bogotá el
“Primer Simposio Internacional
Humanización en la Salud”, con la
participación de conferencistas de
Argentina, Colombia y España.
A continuación, nos adentramos en
algunas de las temáticas que
constituyen los pilares de esta corriente.
Uno de sus más reconocidos
exponentes, quien además participó en
el Simposio, es José Carlos Bermejo
Higuera, Director del Centro de
Humanización de la Salud de Madrid,
Doctor en Teología Pastoral Sanitaria y
Magister en Bioética. El doctor Bermejo
afirma que “humanizar es una cuestión
ética, que tiene que ver con los valores
que conducen nuestra conducta en el
ámbito de la salud. Cuando los valores
nos llevan a diseñar políticas,
programas, realizar cuidados y cuidar
las relaciones en sintonía con la
dignidad de todo ser humano, entonces
hablamos de humanización.

Humanizar la salud no es otra cosa que considerar al ser humano en


sentido global, holístico -como nos gusta decir hoy-, es decir, en su
dimensión física, intelectual, emocional, relacional o social y espiritual”.
Y agrega: “En realidad, para intervenir holísticamente se requiere
recuperar la visión integral, hay que ir contracorriente en relación con la
mentalidad contemporánea, que va por el camino de la fragmentación y
la super-especialización”.
Y es que no son nuevas las voces de crítica sobre la formación que
recibe el personal de salud, que sumada a diversos factores, originan
un modelo asistencial distante y fragmentario. A este respecto, José
Carlos Bermejo es claro en señalar que «la medicina y todas las
disciplinas relacionadas con la salud tienen el permanente peligro de
olvidarse de que quien enferma es una persona. En algunos lugares se
empieza a tomar creciente conciencia de que a los mismos
profesionales de la salud hay que prepararlos en el ámbito relacional y
ético; empiezan a incluirse algunas asignaturas al respecto, aunque la
cosa es muy incipiente. Asistimos a un para-digma demasiado
biologicista en el modo de concebir la salud y la enfermedad, así como
el modelo asistencial. Humanizar pasa por tomar conciencia de que
quien enferma es un ser humano y que la enfermedad afecta a toda la
persona. Hoy se habla de 'medicina basada en la evidencia' (científica,
se entiende). Pues bien, no falta quien, con mucha razón, reclama la
necesidad de hablar también de 'medicina basada en la afectividad'».
Como otro factor que se debe intervenir en la meta de humanizar la
salud, el experto español señala que debe desmontarse “el imperio de
los criterios economicistas relacionados con la gestión, la tiranía de la
industria que “coge por el cuello” a los políticos cuando quieren diseñar
planes de asistencia sanitaria, el olvido de que construir un mundo más
humano es tarea de todos”.
En relación con Colombia, este panorama se ensombrece aún más con
la puesta en marcha hace 10 años de la Ley 100, un sistema que
convirtió la salud en un negocio. Como consecuencia, de un lado se
desmejoraron las condiciones de vida y trabajo del recurso humano
asistencial. De otra parte, a los pacientes que lograron clasificar para
acceder a la salud, tras el laberíntico caudal de requisitos exigidos, los
convirtió en clientes -por lo demás, insatisfechos- debido la precariedad
de los servicios a los cuales tienen acceso.
Otro aspecto de obligada discusión es la situación de violencia que vive
el país, que le suma a nuestro personal de salud un desafío más en el
ejercicio humanizado de su labor. Al preguntarle cómo ve esta
situación, el doctor Bermejo responde: “Creo que un país como
Colombia, al que llevo en el corazón por la colaboración que llevo
prestando desde hace años en acciones formativas y de capacitación,
requiere una particular atención a la humanización de la salud. La
salud no es exclusivamente el buen funcionamiento de los órganos y la
ausencia de conocidas patologías físicas o psíquicas. La salud es
también una experiencia biográfica que tiene que ver con nuestro
mundo emocional y de valores. Por eso, humanizar la salud implica
también sanar los sentimientos de rencor y de violencia que habitan en
algunas personas. Curar no significa sólo atender las heridas
producidas por diferentes agentes”.
Sobre el trabajo que se desarrolla en nuestro país en humanización de
la salud, comenta: “en Colombia, desde hace años existe un Centro de
Humanización y Pastoral de la Salud en la ciudad de Bogotá que
realiza diferentes iniciativas de formación en el ámbito de la
humanización de la salud, y que pertenece a los Religiosos Camilos.
Además, hace un par de años, la Organización Iberoamericana de la
Seguridad Social organizó un Simposio sobre la humanización de la
salud en Bogotá, con participación de personas procedentes de todo el
país, dirigentes de instituciones de salud. Creo que son inicios
significativos y válidos para generar una cultura que sea respetuosa de
la dignidad de todo ser humano, particularmente cuando éste se
encuentra especialmente vulnerable a causa de la enfermedad o de la
proximidad de la muerte”.
Tecnología vs. humanización
En una época de vertiginosos avances científicos, se abren caminos de
esperanza para el tratamiento e incluso la cura de muchas
enfermedades, pero paralelamente, también hay preocupación por el
mal uso que se le pueda dar a estas herramientas, si está movido por
factores como ambición desmedida e intereses económicos
desmesurados.
En este sentido, el doctor Bermejo sostiene: “los avances tecnológicos
son a mi juicio, totalmente compatibles con la humanización del ser
humano. En realidad, contar con más tecnología, cuando ésta se utiliza
bien y al servicio de las necesidades de las personas, es un indicador
de humanización. La tecnología puesta al servicio de los procesos
diagnósticos y de tratamiento (curativo o paliativo), es reflejo de la
humanidad que sale al paso de la vulnerabilidad y fragilidad humana.
La deshumanización se produce cuando se produce colonización
tecnológica (invasión absoluta), despersonalización en su uso, olvido
de alguna de las dimensiones del ser humano al servicio del que se
utiliza dicha tecnología. La deshumanización se produce cuando no
hay igualitarismo y justicia en la distribución de los recursos sanitarios”.
La otra cara de la moneda
Pero en la denuncia de deshumanización de la salud hay otra óptica
desde la cual mirar este tema: las consecuencias que trae sobre el
recurso humano asistencial, su labor diaria en este difícil campo.
Interrogado sobre este aspecto, José Carlos Bermejo no duda en
apuntar: “Querámoslo o no, estar en constante contacto con el mundo
del sufrimiento y del dolor, desencadena reacciones que no son
indiferentes para el profesional, que repercutirán en su estado de
ánimo y en su misma salud. El influjo del sufrimiento que se deriva del
ejercicio de la profesión sanitaria puede llevarnos a enfermar y huir de
nuestra actividad, que serían signos de lo que entendemos por burn-
out”.
Este estudioso del tema explica que el término burn-out, tomado del
atletismo, lo utiliza por primera vez aplicado al mundo socio-sanitario
Fredenberger en 1974, sin definirlo exactamente, para referirse a
cansancio, apatía, agotamiento, estar al límite de las propias energías.
Carlos Yagüe, del Camillianum de Roma, lo presenta como "un tipo de
defensa patológica frente al estrés, que se manifiesta
fundamentalmente en un estado de intensa frustración, apatía,
agotamiento, despersonalización y reducida realización personal, y en
una pérdida de interés por el cliente, pérdida de consideración respecto
a los compañeros y el servicio, y distancia emotiva del trabajador".
Y continúa su análisis afirmando que “es muy claro que los elementos
que influyen en el burn-out son complejos. Las causas no son sólo
personales e institucionales, sino un complejo relacional que se da cita
en el ejercicio de la profesión, en su naturaleza y su organización. Para
manejarse en este campo se requiere, entonces, no sólo una buena
competencia profesional, sino también o como elemento integrante de
ella, una competencia relacional y emocional que permitan hablar de
competencia esencial, de madurez personal, puesto que nos vemos
afectados en toda nuestra persona, por el contacto con la
vulnerabilidad ajena.”
“Si es cierto que todos los trabajos pueden "quemar" a una persona, en
el trabajo sanitario lo es más, si cabe, precisamente por la
particularidad del efecto personal que tiene sobre uno el encuentro con
la propia vulnerabilidad. Del modo como ésta se maneje depende, en
buena medida, la satisfacción en el trabajo o el agotamiento
emocional”, concluye.

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