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Carlos García (Hamburg)


[carlos.garcia-hh@t-online.de]

Borges, Silva Valdés y “Victoria Precana” (1925)


Con Martín Greco (Buenos Aires) he compilado un libro en homenaje a Evar Mén-
dez, de inminente aparición: La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos
(1907-1955) de Evar Méndez, director del periódico ‘Martín Fierro’ (en prensa).
Del copioso contenido de ese libro distraigo algunas noticias, aquí reorganizadas
y enmarcadas de manera diferente, para que concuerden mejor con el contexto.
En el periódico Martín Fierro, “de aguerrida memoria” (Alfonso Reyes dixit), apa-
recieron muchos textos sin firma o bajo seudónimo. José Luis Trenti Rocamora
intentó en su por lo demás meritorio Índice general y estudio de la revista Martín
Fierro (1924-1927) desentrañar algunos de esos misterios, lamentablemente con
escasa fortuna. Ya en 1998, al comentar su Índice, advertí que el esforzado estu-
dioso cometía en su trabajo algún que otro error de atribución. En la versión de
mi ensayo publicada poco después en libro podía leerse (2000, 202):
Otro desacierto [de Trenti] es el que atribuye a Borges un texto en honor de Silva
Valdés firmado “Victoria Precana” (p. 40 e ítem 409). No me ha sido posible averiguar
si se trata realmente de un seudónimo o, en su defecto, quién fuese la persona que así
firmara. Alcanza, sin embargo, con leer atentamente el texto para advertir que no pue-
de proceder de la pluma de Borges, ya que ostenta recursos estilísticos jamás utilizados
por él. El único substrato real que podría aducirse en apoyo de la hipótesis de Trenti
Rocamora es que, por esta época, Borges mostró cierto interés por la obra de Silva
Valdés, a quien le dedicara realmente un poema en Proa y algunas reseñas poco entu-
siastas, pero siempre bajo su propio nombre, y siempre sin tutearlo.

En efecto, Borges se ocupó ya desde 1924 de la obra del poeta nativista uruguayo
Fernán Silva Valdés (1887-1975).1
Hasta donde alcanzo a ver, Borges publicó cinco textos sobre él, y lo mencionó
en otros a partir de “Acotaciones” (Proa 1, agosto de 1924); “Interpretación de
Silva Valdés” (Proa 2, septiembre de 1924; Inquisiciones); “El otro libro de Fernán
Silva Valdés” (Martín Fierro 24, 17-X-1925; El tamaño de mi esperanza); “Los
otros y Fernán Silva Valdés” (Revista de América 5, noviembre de 1925; 1997,

1 De su obra poética, destaco solo algunos títulos: Ánforas de barro (1913), Humo de incienso
(1917), Agua del tiempo (1921), Poemas nativos (1925), Intemperie (1930), Los romances chú-
caros (1933), Romancero del Sur (1938), Poemas nativos y romances (1968). Silva Valdés es-
cribió también cuentos, obras teatrales y libros para niños. En 1923 colaboró en la revista
predecesora de Alfar, dirigida por el cónsul uruguayo en La Coruña, Julio J. Casal (Pilar García-
Sedas y yo dimos a luz, en 2013, la breve correspondencia entre ambos). En 1925 pasó a con-
formar (quizás a invitación de Ricardo Güiraldes) el “cuerpo de escritores” del cual se esperaba
la renovación de la segunda Proa (que, sin embargo, cesó de aparecer en enero de 1926).

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216-218); “Versos para Fernán Silva Valdés” (Proa 14, diciembre de 1925; 1997,
230; respuesta a otro poema que Valdés le dedicara en el mismo número de la
revista); “Los romances de Fernán Silva Valdés” (Sur 54, marzo de 1939; Borges
en Sur, 1931-1980, 1999, 160-163. Este artículo, una despiadada crítica, como ya
había sido el publicado en Revista de América, considera aún “admirable” Agua
del tiempo).
En una carta inédita y sin fecha, de hacia octubre de 1924, Borges alude al tercer
número de Proa, y resalta de él: “la poesía de Ipuche, que tiene su importancia
en la artisticación de temas criollos de estos últimos años: el precursor Cencerro
de Cristal de Güiraldes, las telas de don Pedro Figari, los chistes de Macedonio
[Fernández], mis propios versos de ambiente de arrabal, las insolencias de Gi-
rondo, las evocaciones de Silva Valdés, el endiosamiento de Martín Fierro, etc.”2
Borges publicó en el periódico un texto laudatorio sobre su poesía: “El otro libro
de Fernán Silva Valdés” (Martín Fierro 24, 17-X-1925). Según mostramos Greco
y yo en nuestro libro, el trabajo surgió a instancias de Evar Méndez: tal consta
en una nota suya escrita en un sobre que previamente le enviara Borges con una
carta del 17 de septiembre de 1925: “Pedir Borges artículo Silva Valdés”. Poco
después responde Borges: “El viernes a las dos y pico le iré a llevar mis cuartillas
sobre Silva Valdés” (ambos documentos se conservan en la Virginia University).
Mas retornemos al poema firmado por “Victoria Precana”. A Pierre Menard le
estaba permitido enriquecer el arte de la lectura con “atribuciones erróneas”. En
el caso que hoy nos ocupa, adjudicar el texto a Borges enriquecería quizás al
poema, pero seguramente debilitaría el peso específico de su obra.
Gracias a investigaciones de Martín Greco estoy ahora en condiciones de develar
quién fue el verdadero autor del poema “A Fernán Silva Valdés”, firmado “Victo-
ria Precana”, aparecido en Martín Fierro 24 el 17 de octubre de 1925: Elías Cár-
pena.3
El siguiente pasaje resuelve definitivamente el “modesto misterio” (Greco dixit).
Procede de un libro de Luis Ricardo Furlán titulado Elías Cárpena y el pago de La
Matanza (Buenos Aires: Subsecretaría de Cultura, 1971, 95-96):

2 Acerca del último tema, véase mi trabajo “Borges y el ‘endiosamiento de Hernández’”


(1999/07).
3 Mario Elías Cárpena (Buenos Aires, 1897-1988): novelista, cuentista, poeta, dibujante, pro-
fesor y bibliotecario argentino. De entre sus numerosos poemarios resalto apenas: Matina-
les, Rumbo, El romance de Federico, Romancero de don Pedro Echagüe, Romances del pago
de la Matanza, Chicos cazadores, Los trotadores, El potrillo Corinto y Romancero del coronel
Dorrego.

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“Siempre me he mantenido en contra del disloque literario”, dice [Cárpena] con agudo
sentido crítico al comentar una anécdota que nos parece interesante recordar aquí. La
recogemos en su propia versión, de la entrevista ya mencionada (Clarín, Buenos Aires,
22 de agosto de 1968): “Un amigo mío me reprochaba entrañablemente que yo poseía
un alma vieja en un cuerpo joven, y que entonces no podría entender ni hacer lo que
se realizaba en Martín Fierro, el periódico literario que marcó una época de nuestras
letras. Cierto es que prefería y exigía que el verso no se saliera de las reglas preceptivas;
pero debía darle una lección a mi amigo, redactor de la revista. Para entonces en el Río
de la Plata, el único que hacía obra de vanguardia nativa, con los elementos ame-
ricanos, era Fernán Silva Valdés; el único que no se inspiraba en los extranjeros como
los demás que hasta plagiaban. Entonces hice un poema por su libro Agua del tiempo,
muy a lo moderno; lo firmé con el nombre de Victoria y de Cárpena hice un anagrama
y lo envié. Días después, casualmente, me encontré con mi amigo, a quien acompaña-
ba Evar Méndez, el director de Martín Fierro. Una vez presentado a éste, Méndez me
pidió que escribiera para su periódico. Para estupor de mi amigo, le respondí:
–¡Si yo soy su colaborador...! ¡Los versos en recuadro que firma Victoria Precana, en el
número de hoy, son míos...!
Don Evar Méndez, exclamó con pesar:
–¡Yo necesitaba ese poema con su firma...!

.....
Extrañamente, ningún texto de Cárpena apareció bajo su firma en Martín Fierro,
donde apenas se lo menciona. Solo se le dedica una breve nota elogiosa en el
número 37, 20 de enero de 1927, 11: “Rumbo, de Elías Cárpena”, por A.V. [i.e.
Antonio Vallejo].
En cuanto al trato posterior entre Silva Valdés, Méndez y Borges, solo he podido
averiguar que a comienzos de 1926, Borges remitió al uruguayo, por intermedio
de Méndez, cuando este viajó a Montevideo, un ejemplar dedicado de Luna de
enfrente, cuyo paradero desconozco.4
En 1928, Silva Valdés colaboraría en Pulso, revista del peruano Alberto Hidalgo,
enemistado con Borges desde 1926. Éste publicaría un texto suyo en la antología
El Compadrito. Su destino, sus barrios, su música (1945), seleccionada con Silvina
Bullrich...
Sobre otras consecuencias del trato entre Borges y Silva Valdés informa mi tra-
bajo “Periferias: Sureda y Ortelli (Borges y Silva Valdés), 1925-1926” (2004/06).
En Inicial 8, agosto de 1925, 135-146, Norberto A. Frontini publicaría un largo
ensayo sobre Silva Valdés: “Poesía silvadesiana: ubicación racional de la metá-
fora”. Frontini explica allí el proceso bio-psíquico de producción de la metáfora

4 Sobre este libro de Borges, véase C. García 1997/07.

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y se aplica luego al análisis de Agua del tiempo, poemario valdesiano del cual
rescata la fuerza de las imágenes y su sabor americanista. Un largo pasaje del
artículo compara la poesía de Silva Valdés con la del Borges de Fervor de Buenos
Aires (Luna de enfrente, de contenido más idóneo para la comparación, saldría
recién a fines de 1925 de la imprenta).
Silva Valdés no aceptaría sin disgusto el veredicto de la posteridad, que lo cuenta
en un plano inferior al de Borges. En cartas de la década del cincuenta dirigidas
a Enrique Anderson Imbert (1998), reclama la influencia que su libro Agua del
tiempo (1921) tuviese en Borges, sin comprender que, si bien su aserto es co-
rrecto, su “nativismo” fue apenas uno de los influjos a que estuvo expuesta la
ecuménica avidez del joven Borges.
Por otro lado, Roberto A. Ortelli, el amigo y colaborador de Borges, hará reparos
a este, seguramente de manera personal, pero también en carta a Jacobo Sureda
del 28 de mayo de 1925:
Fernán Silva Valdés, a quien alude usted en su carta, fue un poeta vigoroso y verdade-
ramente americano, en su libro Agua del tiempo. Unía maravillosamente la forma no-
vísima de construir imágenes a un sentimiento indígena acentuado y todo él era pujan-
za indómita de indio americano. No crea usted que me cautiva gran cosa el “crio-
llismo”. En este punto, disiento por completo con Borges, con el Borges insincero que
se advierte en el admirador de Ipuche, Ascasubi y otras bagatelas gauchescas. Admiro
a Agua del tiempo, sin embargo, porque en tal libro el criollismo no es un giro del len-
guaje o una pronunciación plebeya o, aún, el relato de escenas de pulpería, sino vehe-
mencia, hondo sentimiento que domeña hasta a la imágen novísima imponiéndole su
tesón y su gravedad. No se si usted conoce tal obra. Lo creo difícil. Yo recuerdo alguna
cosa y se la voy a endilgar, aunque no es, por cierto lo mejor. Habla de un rancho y dice
que estaba
atado a la tranquera
por el tiento torcido de un sendero5
Imágenes de la claridad de esta, tiene muchas Silva Valdés. Y lo mas notable es que en
Agua del tiempo no tiene ninguna vulgar o pobre. Luego ha hecho muchas “macanas”.6
Ha perdido la medida y el control sobre las palabras.

Sobre Ascasubi, Ipuche (el otro representante del “nativismo” uruguayo) y Silva
Valdés acababa de publicar Borges sendos artículos en Inquisiciones (que incluía
también “Queja de todo criollo”), libro aparecido a fines de abril de 1925. Sureda,

5 La cita procede del poema “El Rancho” (Agua del tiempo, 1921).
6 Ortelli alude a Poemas nativos (1925), la última publicación del uruguayo. Al comentar este
trabajo en “El otro libro de Silva Valdés” comienza Borges a apartarse del uruguayo, proceso
que llegará pronto a su fin. También Norberto A. Frontini comentará negativamente el nuevo
libro de Silva Valdés en Inicial 9 (enero de 1926, 242-243); le achaca, entre otros defectos,
repetición en el enfoque de temas y facilismo.

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que escribe para un público mallorquín, no alude a lo “gauchesco” en su reseña


del libro de Borges, que aparecerá un mes más tarde, pero cuyo manuscrito pa-
rece ser de mayo.7 Se ocupa allí del lenguaje y menciona solamente los ensayos
de corte filosófico. Por otro lado, mostré en mi trabajo sobre Fervor de Buenos
Aires (García 2000, cap. I) que hacia 1925-1926 cambia la favorable opinión que
Ortelli tuviera sobre la obra de Borges en 1923. Ello se transparenta en su trabajo
“Pequeña antología de nuevos poetas argentinos” (Alfar 58, La Coruña, junio de
1926, 27-30): aunque el artículo está fechado en 1926, Ortelli sólo cita allí, de
Borges, poemas de Fervor de Buenos Aires, lo cual puede ser visto como una
condena tácita de la poesía de Luna de enfrente – la más influida por el nativis-
mo.
El Borges “insincero” que se interesa en las “bagatelas gauchescas” se encontra-
ba, desde 1924, bajo la influencia de la personalidad de Ricardo Güiraldes, con
quien mantuvo una relación contradictoria, no estudiada hasta hoy como lo me-
recería (cf. García 2000/01).
Si bien Silva Valdés pertenece a la genealogía del “criollismo” de Borges, ello no
es tan cierto ni tan exclusivo como el mismo Silva Valdés pretendiera en sus car-
tas a Anderson Imbert (1998). En la raíz del “criollismo” de Borges se encuentra,
a mi entender, más bien El Cencerro de Cristal (1915), de Güiraldes, con quien la
familia de aquél trabó conocimiento hacia 1921, en Mallorca.
En cuanto al reproche de “insinceridad”, debe consignarse que Borges había co-
menzado ya de adolescente a interesarse por lo gauchesco, según relata en su
Autobiografía (1999a, 33): “Influido por Ascasubi, antes de viajar a Ginebra [i.e.,
antes de 1914] empecé a escribir un poema sobre los gauchos.” Pero es cierto
que lo criollo fue una pasajera maniera de Borges, como antes lo había sido al
barroquismo de cuño quevediano.
Lo que aquí interesaba mostrar definitivamente es que el poema “A Fernán Silva
Valdés”, firmado “Victoria Precana” en Martín Fierro, no perteneció a Borges,
sino a Elías Cárpena.
Hamburg, 2-III-2017
.....

7 Reproduje su comentario en 2016/02.

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Bibliografía
Anderson Imbert, Enrique: “Silva Valdés, Borges y el Ultraísmo”: Proa, tercera época, núm. 36,
Buenos Aires, julio-agosto de 1998, 25-31 (con fragmentos de tres cartas de Silva Valdés a
Anderson Imbert, fechadas 22-XI-1953, 21-III-1955, 11-IX-1955); reproducido en su libro
Escritor, texto, lector. Ensayos. Buenos Aires: Corregidor, 2006, 111-121.
Frontini, Norberto A.: “Poesía silvadesiana: ubicación racional de la metáfora”: Inicial 8,
Buenos Aires, agosto de 1925, 135-146.
Furlán, Luis Ricardo: Elías Carpena y el pago de La Matanza. Buenos Aires: Subsecretaría de
Cultura, 1971, 103 p.
García, Carlos (1997): “Luna de Enfrente: Génesis de un título”: Variaciones Borges 3, Aarhus,
1997, 177-195; reproducido con variantes en García 2000, +++.
García, Carlos (1998/07): “Seudónimos en Martín Fierro. Reseña de: José Luis Trenti Roca-
mora: Índice general y estudio de la revista Martín Fierro (1924-1927). Buenos Aires: So-
ciedad de Estudios Bibliográficos Argentinos, 1996 (Serie Estudios, 1)”: Variaciones Borges
6, Aarhus, julio de 1998.
García, Carlos (1999/07): “Borges y el ‘endiosamiento de Hernández’” (1999/07): Variaciones
Borges 8, Aarhus, julio de 1999, 178-186; reproducido en www.academia.edu (bajo la firma
“García Hamburg”).
García, Carlos (2000/01): “Reseña de Ivonne Bordelois: Un triángulo crucial. Borges, Güiraldes
y Lugones. Buenos Aires: Eudeba, 1999”: Variaciones Borges 9, Aarhus, enero de 2000, 255-
258.
García, Carlos (2000/03): El joven Borges, poeta (1919-1930). Buenos Aires: Corregidor, 2000.
García, Carlos (2000/03a): “Seudónimos en Martín Fierro”: El joven Borges, poeta (1919-1930).
Buenos Aires: Corregidor, 2000, 197-203; reproducción actualizada de 1998/07.
García, Carlos (2004/06): “Periferias: Sureda y Ortelli (Borges y Silva Valdés), 1925-1926”: Her-
mes Criollo III.7, Montevideo, marzo-junio de 2004, 92-100; http://www.autoresurugua-
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García, Carlos / García-Sedas, Pilar: “Fernán Silvas Valdés”: Carlos García / Pilar García Sedas:
Julio J. Casal (1889-1954). Alfarero y poeta entre dos orillas. Montevideo: Biblioteca Nacio-
nal, 2013, 338-339.
García, Carlos / Greco, Martín (2017): La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos
(1907-1955) de Evar Méndez, director del periódico ‘Martín Fierro’ (en prensa).
Tesler, Mario: “Sobre las firmas de Borges”: La Biblioteca 13, Buenos Aires, primavera de 2013,
314-328.
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(c) Carlos García (Hamburg)

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