Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
17
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
18
INTRODUCCIÓN
19
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
20
I. FINALIDAD Y FUNCIONAMIENTO DEL DERECHO PENAL
1
Cfr. MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, 4ª ed., Valencia, 2000,
p. 66.
2
Tal como lo expone ALCÁCER GUIRAO, Los fines del Derecho penal. Liberalismo y co-
munitarismo en la justificación de la pena, Buenos Aires, 2001, pp. 118 y ss., 254-258.
23
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
3
En este sentido, BACIGALUPO, Principios de Derecho penal. Parte general, 5ª ed.,
Madrid, 1998, p. 18, destaca la finalidad social utilitaria que reviste la aplicación de
la pena para estabilizar la vigencia de la norma, que consiste en “la comunicación
de un determinado mensaje destinado a fortalecer la confianza en la vigencia de
la norma infringida”.
4
ALCÁCER GUIRAO, Los fines del Derecho penal, p. 19 (destacado en el original).
Advierte también que la renuncia de JAKOBS y sus seguidores del fin de protección
de bienes jurídicos no viene dada por consideraciones valorativas, sino con base
en cuestiones de índole metodológica (p. 120).
5
La dimensión deóntica de las normas es discutible cuando se conciben la
normas primarias como meras normas de valoración, en la medida en que no parece
coherentemente sostenible su carácter normativo, cfr. MOLINA FERNÁNDEZ, Antiju-
ridicidad penal y sistema del delito, Barcelona, 2001, p. 600. Sobre la concepción que
24
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
6
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación al Derecho penal contemporáneo, Barcelona, 1992,
p. 385.
7
SILVA SÁNCHEZ, “¿Directivas de conducta o expectativas institucionalizadas?”,
en Modernas tendencias en la ciencia del Derecho penal y en la Criminología, Madrid, 2001,
pp. 566-571, intenta conciliar las concepciones de la norma como directiva de con-
ducta y como expectativa institucionalizada, y lo ilustra comparando la norma con
un sistema de semáforos en un cruce de calles: mientras para unos el semáforo está
en verde –institucionalización de una expectativa–, a los de la calle perpendicular
del mismo cruce les corresponde el semáforo rojo –directiva de conducta–. Refuerza
esta visión la conclusión de ALCÁCER GUIRAO, Los fines del Derecho penal, pp. 249 y ss.,
en el sentido de que sólo cuando el Derecho penal incorpore un fin directivo de
conductas podrá garantizar al ciudadano que los demás respetarán las normas.
8
JAKOBS, Sobre la génesis de la obligación jurídica (trad. Cancio Meliá), Bogotá,
1999, p. 40, aunque centra la función del Derecho penal en la norma de sanción,
afirma que “la norma misma –y no la sanción– ha de convertirse en el esquema
determinante de interpretación del mundo”.
25
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
9
Sobre las diferencias que conlleva la construcción de una teoría del delito como
teoría de la antinormatividad (de la infracción personal de la directiva de conducta
expresada en la norma) o como teoría de la imputación (de la defraudación de una
expectativa social), vid. SILVA SÁNCHEZ, en Modernas tendencias, pp. 572-573.
10
En términos funcionalistas, el legislador determina las expectativas que re-
caen sobre aspectos esenciales de la identidad de la sociedad y las institucionaliza
a través de normas.
11
“El Derecho se crea a golpe de decisión”, afirma expresivamente ROBLES,
El Derecho como texto (Cuatro estudios de Teoría comunicacional del Derecho), Madrid,
1998, p. 17. Vid. la exposición que el mismo autor realiza sobre la teoría de la deci-
sión jurídica, ibid., pp. 99-104; también, SCHÄFFER, “Racionalización y creación del
Derecho” (trad. Montoro Chiner), en Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 155.
26
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
9
Sobre las diferencias que conlleva la construcción de una teoría del delito como
teoría de la antinormatividad (de la infracción personal de la directiva de conducta
expresada en la norma) o como teoría de la imputación (de la defraudación de una
expectativa social), vid. SILVA SÁNCHEZ, en Modernas tendencias, pp. 572-573.
10
En términos funcionalistas, el legislador determina las expectativas que re-
caen sobre aspectos esenciales de la identidad de la sociedad y las institucionaliza
a través de normas.
11
“El Derecho se crea a golpe de decisión”, afirma expresivamente ROBLES,
El Derecho como texto (Cuatro estudios de Teoría comunicacional del Derecho), Madrid,
1998, p. 17. Vid. la exposición que el mismo autor realiza sobre la teoría de la deci-
sión jurídica, ibid., pp. 99-104; también, SCHÄFFER, “Racionalización y creación del
Derecho” (trad. Montoro Chiner), en Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 155.
26
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
12
Así, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 314; similar, LUZÓN PEÑA, Estudios pena-
les, Barcelona, 1991, p. 24. Otros, como MAURACH, Tratado de Derecho penal I (trad.
Córdoba Roda), Barcelona, 1962, p. 361, entienden que la norma de conducta
está en una relación de derivación lógica a partir de la norma secundaria o de
sanción; o en una relación en cadena, en cuanto la norma secundaria se refiere
al supuesto de que la norma primaria haya sido incumplida, HERNÁNDEZ MARÍN,
Introducción, p. 215.
13
En este sentido, HRUSCHKA, La comprensione dei testi giuridici, Camerino,
1983, p. 23.
14
El procedimiento legislativo contiene una estructura semejante a la del
proceso de aplicación del Derecho. KAUFMANN, Arthur, “Concepción hermenéu-
tica del método jurídico” (trad. Zafra Valverde), en Persona y Derecho Nº 35, 1996,
pp. 20-23 –también en Filosofía del Derecho (trad. Villar Borda/Montoya), Bogotá,
1999, pp. 54-56, 169-196, 248-249–, describe así ambos procesos:
a) La determinación del Derecho aplicable “es un procedimiento de carácter
analógico, en que el deber ser de la ley y el ser del caso se sirven mutuamente. Del con-
tenido abstracto de la ley se infiere un módulo concreto por vía de ‘interpretación’
ante el caso, en tanto que del caso individual amorfo se obtiene por ‘construcción’
de la ley un supuesto de hecho. El tertium comparationis es el ‘sentido’ o ratio iuris, en
que tipo legal y supuesto de hecho han de corresponderse. Si no se corresponden, la
norma de Derecho no podrá ser aplicada” (p. 22, destacado en el original). En suma,
la interpretación de la norma se lleva a cabo de la mano del caso y la confirmación del
caso como supuesto fáctico tiene lugar atendiendo a la norma legal. Existe un círculo
hermenéutico, en el que esta correspondencia sólo se consigue cuando la norma
ha sido enriquecida relacionándola con la experiencia empírica y lo mismo sucede
con el caso, relacionándolo con la normatividad, cfr. BELLOSO MARTÍN, “Lenguaje,
hermenéutica y Derecho”, en Persona y Derecho Nº 35, 1996, p. 124.
b) En la creación del Derecho sucede algo parecido pero al revés, pues en
este procedimiento “la idea de un deber ser jurídico y los principios generales
dimanantes (...) deben estar en tal referencia mutua con los hechos posibles de
la vida que la mente del autor de la ley contempla anticipadamente, que puedan
corresponderse. O dicho de otro modo: mientras la idea de Derecho ha de ser pro-
yectada hacia los hechos de la vida, de modo que, al materializarse, concretarse y
positivizarse, se traduzca en un concepto, los hechos de la vida que se contemplen
necesitan ser construidos y configurados como tipos ideales con referencia a la
idea de Derecho” (pp. 22-23).
27
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
15
VIVES ANTÓN, Fundamentos del sistema penal, Valencia, 1996, p. 268, con re-
ferencia a MEZGER, Tratado de Derecho penal I (trad. Rodríguez Muñoz), Madrid,
1955, pp. 378-379.
16
Desde un punto de vista garantístico, los principios de ofensividad y legalidad
no tienen que estar en contradicción, sino que deben conjugarse y compenetrarse,
de modo que el delito se configure, precisamente, como un hecho ofensivo típico,
en expresión de MANTOVANI, “Il principio di offensività nello schema di delega
legislativa per un nuovo Codice Penale”, en RIDPP 1997, pp. 315-316. El principio
de ofensividad, aunque relacionado con la finalidad de protección del Derecho
penal, también debe entenderse como límite. FERRAJOLI, Derecho y razón. Teoría del
garantismo penal, Madrid, 1995, p. 467, afirma que “la necesaria lesividad del resultado
(...) condiciona toda justificación utilitarista del Derecho penal como instrumento
de tutela y constituye su principal límite axiológico externo”.
28
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
29
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
20
Cfr. KAUFMANN, Arthur, Persona y Derecho Nº 35, 1996, p. 21; EL MISMO, Fi-
losofía del Derecho, pp. 54-55. El olvido o desinterés por el legislador y los procesos
que desembocan en la aprobación de normas, en todo caso, no ha sido patrimonio
exclusivo de los juristas, sino que aqueja a otras disciplinas, como la Sociología del
Derecho o la Teoría Política, cfr. ORTIZ DE URBINA, Teoría de la legislación y Derecho
penal, manuscrito inédito, Madrid, 2002, p. 1.
21
Advierte sobre algunos riesgos que lleva consigo esta práctica jurispruden-
cial, especialmente por la posibilidad de que se cambie el sentido de la ley con
consecuencias que van más allá del precepto interpretado, MARTÍN REBOLLO, “La
técnica legislativa: reflexiones discretas sobre el método y el procedimiento”, en
CORONA FERRERO/PAU VALL/TUDELA ARANDA (coords.), La técnica legislativa a
debate, Madrid, 1994, p. 80. En este sentido, vid. la STC 24/2004, de 24 febrero,
por la que se desestima una cuestión de inconstitucionalidad respecto del inciso
primero del art. 563, a través de una interpretación muy restrictiva, cuestionada en
la misma sentencia por el voto particular de cuatro magistrados.
30
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
22
DÍEZ RIPOLLÉS, en Claves de razón práctica, p. 45, considera “ciertamente
incongruente que los instrumentos conceptuales de control decisional hayan que-
dado confinados al ámbito de la aplicación del Derecho, mientras que el sector de
la creación del Derecho haya eludido cualquier formalización de su decisión que
supere los meros requisitos competenciales y secuenciales”.
23
Existe acuerdo general al reconocer una cierta transformación y crisis en
el sistema legislativo, condicionada por diversos factores, como la crisis del Estado
de bienestar, la creciente tecnificación y juridificación de las relaciones sociales, la
diversificación y pluralidad de fuentes normativas, etc. Cfr. BULYGIN, “Teoría y técnica
de la legislación”, en ALCHOURRÓN/BULYGIN, Análisis lógico y Derecho, Madrid, 1991,
pp. 409-411; CALSAMIGLIA, “Justicia, eficiencia y optimización de la legislación”, en
Doc. Adm.. 218-219, 1989, pp. 117-118; CAZORLA PRIETO, Codificación contemporánea
y técnica legislativa, Pamplona, 1999, pp. 31-39, y RUIZ SANZ, “De la ciencia de la
legislación hacia la técnica legislativa”, en AFD XIV, 1997, pp. 639-643.
24
DÍEZ RIPOLLÉS, “El derecho penal simbólico y los efectos de la pena”, en
AP 2001, p. 3.
25
Los orígenes de esta clase de estudios se remontan al siglo XVIII, aunque
existen precedentes más antiguos. Vid. un estudio sobre la técnica legislativa du-
rante la Ilustración en ZAPATERO, “El arte ilustrado de legislar”, estudio preliminar
a BENTHAM, Jeremy, Nomografía o el arte de redactar las leyes, Madrid, 2000, passim.
31
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
26
Existen explicaciones parciales de la legislación y algunas guías técnicas
para el desarrollo de esa tarea, pero se carece de una teoría de la legislación que
ofrezca una explicación general del proceso, cfr. ATIENZA, Contribución a una teoría
de la legislación, Madrid, 1997, p. 56, y DÍEZ RIPOLLÉS, “Exigencias sociales y política
criminal”, en Claves de razón práctica Nº 85, 1998, p. 49.
27
También llamada doctrina o ciencia de la legislación; Gesetzgebungslehre en
Alemania.
28
Cfr. MARCILLA CÓRDOBA, “Sobre la necesidad de una nueva ciencia de la
legislación”, en CARBONELL/PEDROZA DE LA LLAVE (coords.), Elementos de técnica
legislativa, México, 2000, p. 107.
32
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
29
KARPEN, “Zum gegenwärtigen Stand der Gesetzgebungslehre der Bundes-
republik Deutschland”, en ZG 1986, pp. 7-10, ofrece una sistematización de los
estudios sobre la legislación en la República Federal de Alemania, en un trabajo
que ha tenido amplia repercusión.
30
Sería más propio hablar de técnica normativa, pues ella no se restringe úni-
camente a la elaboración de leyes. Pero conservamos la expresión técnica legislativa
–que suele atribuirse a GÉNY, “La technique legislative dans la codification civile
moderne”, publicado en Le Code Civil 1804-1904, vol. II–, por encontrarse asentada
en este ámbito de estudio.
31
En este sentido la definen ATIENZA, Contribución, p. 55; ITURRALDE SESMA,
“Cuestiones de técnica legislativa”, en RVAP Nº 24, 1989, p. 225, y RUIZ SANZ, AFD
XIV, 1997, p. 644. Se distinguiría de la teoría de la legislación porque esta última no
tiene finalidad práctica, al menos a corto plazo, sino que surge de la necesidad de
encontrar una explicación del fenómeno de crisis de la legislación, en tanto que la
técnica legislativa, de la necesidad de dar una respuesta a dicha crisis. Cfr. ATIENZA,
Contribución, pp. 23 y 56, similar RUIZ SANZ, AFD XIV, 1997, p. 644. Si bien, lo cierto es
que todos los estudios sobre legislación tienen una innegable vocación práctica.
32
WRÓBLEWSKI, “Propos final”, en AA.VV., La Science de la Législation, Paris,
1988, pp. 106-107, distingue dos enfoques o modos de tratar los problemas dentro
de la teoría de la legislación: uno minimalista, exclusivamente técnico, que trata de
los medios o instrumentos dirigidos a optimizar la legislación y lograr los objetivos
33
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
propuestos desde el punto de vista socio-técnico, esto es, de sus cualidades instru-
mentales, sin plantear los fines o los valores a los que se orienta la legislación; en
otras palabras, un enfoque que elude las cuestiones relativas a la ética y política
legislativa (cfr. MARCILLA CÓRDOBA, en Elementos de técnica legislativa, p. 108). Este
enfoque coincide con un cierto escepticismo en materia de razón práctica; escep-
ticismo en cuanto a los fines, aunque no necesariamente en cuanto a la posibilidad
de una racionalidad práctico-instrumental (vid. GARCÍA AMADO, “Razón práctica
y teoría de la legislación”, en Derechos y libertades Nº 9, 2000, p. 303). El enfoque
maximalista, en tanto, considera el valor de los objetivos que persigue la legislación
y condiciona la elección de los medios técnicos en función de esos valores.
33
SAINZ MORENO/DA SILVA OCHOA, “Propuesta de directrices para mejorar
la calidad de las leyes”, en SAINZ MORENO/DA SILVA OCHOA (coords.), La calidad
de las leyes, Vitoria, 1989, p. 391.
Se inclinan por una concepción amplia en el sentido expuesto, entre otros,
CAZORLA PRIETO, Codificación contemporánea, pp. 48-49; MARTÍN REBOLLO, en La técnica
legislativa a debate, pp. 73-74; SAINZ MORENO, “La técnica normativa: visión unitaria
de una materia plural”, en CORONA FERRERO/PAU VALL/TUDELA ARANDA (coords.),
La técnica legislativa a debate, Madrid, 1994, pp. 20 y ss., y TORRES LÓPEZ, Las leyes
penales, 2ª ed., México, 1995, p. 161.
34
No es posible aislar los problemas del lenguaje y de la técnica de las leyes
de la consideración de todo el contexto institucional en el cual se desarrolla el
proceso de formación de la ley, cfr. CERVATI, “Metodi e tecnica della legislazione
in alcuni recenti orientamenti della dottrina di lengua tedesca”, en Il Foro italiano
CVIII, 1985, pp. 281-282.
35
Vid., por ejemplo, BULYGIN, en Análisis lógico y Derecho, pp. 411-412. Distinción
que asume un carácter radical en el pensamiento de BYDLINSKI, cfr. GARCÍA AMA-
DO, Derechos y libertades Nº 9, 2000, pp. 302-303. Los problemas sobre el momento
y las circunstancias en que se deben formular las normas, la ponderación de los
intereses en juego y, en general, la determinación de los fines concretos que se
34
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
36
Es el modo como VON IHERING concebía la técnica legislativa, cfr. PAGANO,
Introduzione alla legistica, p. 34, lo que podría entenderse como la técnica legislativa
en sentido estricto.
37
Mientras el tema del drafting formal es un campo bien explorado y delineado
con reglas sustancialmente homogéneas en los diversos países europeos –existen
directivas, acuerdos ministeriales o incluso leyes que especifican las directrices de
técnica legislativa, pues el mejoramiento de la calidad de la legislación ha devenido
en objetivo político de primer orden; incluso se ha considerado en tratados interna-
cionales, como el de Amsterdam de 2 octubre 1997, que se refiere a la redacción de
la legislación comunitaria–, la política legislativa dirigida al mejoramiento sustancial
de las leyes no ha reunido todavía aspectos estables ni resultados satisfactorios, cfr.
PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 5.
38
Cfr. ORTIZ DE URBINA, Teoría de la legislación, pp. 17-19, da cuenta de los
diversos modelos de organización pública a los que ha sido asociada la teoría de
la legislación.
39
Vid., por todos, GARCÍA AMADO, Derechos y libertades Nº 9, 2000, pp. 313-314,
con referencias a NOLL, ÖHLINGER, SCHÄFFER, BADURA y SCHRECKENBERGER.
35
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
crática, constituye una exigencia propia del sistema. “La efectividad del
principio democrático exige algo más que la pura articulación formal de
ciertos órganos depositarios de la representación; supone, en lo que a la
legislación se refiere, la plasmación práctica y procedimental de una cierta
racionalidad que tiene su eje en el respeto de los interlocutores y de su
igualdad y en el procedimiento que asegura todo ello y la trasparencia
del resultado”40.
40
GARCÍA AMADO, Derechos y libertades Nº 9, 2000, p. 314. La democracia no
puede considerarse sólo como un modo de designación del poder, sino que constituye
también un modo de ejercicio del mismo, RIVERO, “À propos des métamorphoses de
l’Administration d’aujourd’hui: démocratie et administration”, en AA.VV., Mélanges
offerts à René Savatier, Paris, 1965, p. 821, cit. por MARTÍN REBOLLO, en La técnica
legislativa a debate, p. 74.
41
SCHÄFFER, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 164, o como afirma en otro lugar,
consiste en “la sustitución de las formas tradicionales de proceder por otras racio-
nales fundadas en el intelecto, analizadas en orden a la mejora de las situaciones
actuales” (p. 156).
42
SCHÄFFER, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 161. De modo similar, GARCÍA AMADO
propone una teoría formal-normativa de la legislación, que limite indirectamente
los contenidos de la decisión legislativa racional, apoyada en la ética discursiva ha-
bermasiana y en los desarrollos de la teoría de la argumentación racional, GARCÍA
AMADO, Derechos y libertades Nº 9, 2000, pp. 312-316.
43
Así se advierte en las teorías de GARCÍA AMADO, Derechos y libertades Nº 9,
2000, pp. 315-316, y SCHÄFFER, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 163.
El acento en el aspecto procedimental de la racionalización se debe tanto a
consideraciones operativas como axiológicas, pues la racionalidad moderna pro-
36
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
44
KARPEN, ZG 1986, pp. 26-27.
45
Por eso es posible el control de leyes procedimentalmente bien formula-
das.
46
En este sentido, SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 20, y TU-
DELA ARANDA, “La legitimación competencial de las leyes y la técnica normativa”,
en CORONA FERRERO/PAU VALL/TUDELA ARANDA (coords.), La técnica legislativa
a debate, Madrid, 1994, p. 88. En Alemania también se ha postulado la existencia
de un supuesto deber constitucional de legislar bien, cfr. HOFFMANN, “Das verfas-
sungsrechtliche Gebot der Rationalität im Gesetzgebunnsverfahren”, en ZG 1990,
pp. 109 y ss.
37
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
47
FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón, De la arbitrariedad del legislador, Madrid, 1998,
p. 97, y añade que sólo entonces “podrá afirmarse que una decisión, cualquiera
que sea su origen, escapa a la prohibición general de arbitrariedad de los poderes
públicos que la Constitución tan solemnemente proclama”.
38
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
47
FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón, De la arbitrariedad del legislador, Madrid, 1998,
p. 97, y añade que sólo entonces “podrá afirmarse que una decisión, cualquiera
que sea su origen, escapa a la prohibición general de arbitrariedad de los poderes
públicos que la Constitución tan solemnemente proclama”.
38
LA TÉCNICA LEGISLATIVA EN DERECHO PENAL
48
Línea metodológica como la que en su momento trazó ROXIN, al integrar
la dogmática jurídica con la política criminal. Vid. ROXIN, Política Criminal y Sistema
del Derecho penal (trad. Muñoz Conde), Barcelona, 1972, passim.
49
Cfr. MARTÍN REBOLLO, en La técnica legislativa a debate, p. 75, y ORTIZ DE
URBINA, Teoría de la legislación, p. 14, n. 45.
39
INTRODUCCIÓN
50
MORESO, “La construcción de los conceptos en la ciencia jurídica”, AFD
XII, 1995, p. 364.
43
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
51
Cfr. MORESO, AFD XII, 1995, p. 365.
44
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
52
Toda clasificación debe atender a las diversas consecuencias jurídicas y
valoraciones que están detrás de cada uno de los conceptos propuestos. Más que
verdaderas o falsas, las clasificaciones se revelan como útiles o inútiles, siempre en
relación con las propiedades de la cosa –no todas, sino sólo las que interesan– que
han sido consideradas. Cfr. CARRIÓ, Notas sobre derecho y lenguaje, 2ª ed., Buenos
Aires, 1979, p. 99; LARENZ, Metodología de la Ciencia del Derecho (trad. Rodríguez
Molinero), Barcelona, 1994, p. 217, y NINO, Introducción al análisis del Derecho, 4ª
ed., Barcelona, 1991, pp. 252 y ss.
45
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
53
En este sentido, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, “Los elementos normativos del
tipo penal y la teoría del error”, en Estudios Jurídicos en memoria del profesor Dr. D.
José Ramón Casabó Ruiz, I, Valencia, 1997, p. 701, habla de una necesaria apertura
a la parte especial.
46
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
54
Sobre este fenómeno y sus causas, SILVA SÁNCHEZ, La expansión del Derecho
penal, 2ª ed., Madrid, 2001, passim.
55
El Código penal vigente contiene títulos o capítulos completamente elabora-
dos a partir de técnicas legislativas generadoras de polémica, lo que ha provocado
más de una crítica; v.gr., MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso de
Derecho penal español. PE, I, Madrid, 1996, p. 900; CARMONA SALGADO, en COBO DEL
ROSAL (drg.), Curso, II, pp. 12-13. Sin embargo, es ya doctrina dominante estimar la
remisión en ciertos ámbitos como inevitable e, incluso, adecuada y conveniente.
47
Capítulo Primero
I. INTRODUCCIÓN
11. No hay Derecho sin lenguaje; entre ambos existe una vincu-
lación esencial porque las normas jurídicas se forman y expresan a
través de un lenguaje, es decir, la lingüisticidad es su forma natural
de ser 56. Desde este punto de vista, las normas pueden ser conce-
bidas como “significados de expresiones lingüísticas usadas para
prescribir, es decir, para calificar como prohibidas, obligatorias o
permitidas ciertas conductas o estados de cosas resultantes de ellas”57.
Precisando un poco más, la norma jurídica –la prescripción– no
puede identificarse con el sentido ni con la referencia de su formula-
ción lingüística. La promulgación del precepto es sólo una parte
del proceso a través del cual la norma se origina o cobra existencia,
pero ella va más allá: tal como ocurre, por ejemplo, con el uso de
56
La tesis de que las normas son entidades lingüísticas fue explicada en su
momento por BOBBIO, Teoria della norma giuridica, Torino, 1958, pp. 71 y ss., y es
absolutamente mayoritaria. Vid., por ejemplo, KAUFMANN, Arthur, Filosofía del De-
recho, p. 226; ROBLES, El Derecho como texto, pp. 16 y 81 (“el derecho es lenguaje en
el sentido de que su forma de expresión consustancial es el lenguaje verbalizado
susceptible de ser puesto por escrito”; “su inmanencia consiste en palabras, pues
sin palabras no es nada”), y SAINZ MORENO, “Los textos normativos. Condiciones
de inteligibilidad”, en Actualidad y perspectivas del Derecho público a fines del siglo XX:
Homenaje al profesor Garrido Falla, vol. I, Madrid, 1992, p. 443. El debate, más bien,
se centra en la cuestión sobre el nivel lingüístico –sintáctico, semántico o pragmá-
tico– en que las normas se radican.
57
ALCHOURRÓN/BULYGIN, “Norma jurídica”, en GARZÓN VALDÉS/LAPORTA
(eds.), El derecho y la justicia, p. 134; concluyen que la vinculación entre las normas
y el lenguaje es siempre indudable, cualquiera sea la concepción ontológica que
se adopte respecto de las primeras.
49
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
58
En la terminología de J. L. AUSTIN, se trata de expresiones realizativas o
de la fuerza o acto ilocucionario del lenguaje. Vid. AUSTIN, J. L, Como hacer cosas con
palabras. Palabras y acciones, comp. por URMSON (trad. Carrió/Rabossi), Barcelona,
1982; y la ampliación de esta teoría de los actos del habla en SEARLE, J. R., Actos de
habla: ensayo de filosofía del lenguaje (trad. Valdés Villanueva), Madrid, 1980.
59
Así VON WRIGHT, Norma y acción (trad. García Ferrero), Madrid, 1970,
p. 110.
60
Lo advierte CAPELLA, El derecho como lenguaje, Barcelona, 1968, p. 32.
61
Paradojas en sentido lógico, como la antinomia del mentiroso o paradoja
del cretense mentiroso, que se plantea cuando un cretense afirma “los cretenses
son siempre mentirosos”.
50
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
62
La distinción fue efectuada inicialmente por WRÓBLEWSKI, Jezyk prawny i
prawniczyny (El lenguaje jurídico y el jurista), Krákow (Polonia), 1948, cit. por CAPELLA,
El derecho como lenguaje, p. 33.
63
La dicotomía en estos niveles de análisis puede presentarse al interior del
ordenamiento jurídico, es decir, dentro del lenguaje legal. Entre los enunciados
normativos hay enunciados de segundo grado (normas relativas a normas), o defini-
ciones legales, que constituyen un metalenguaje del lenguaje normativo. La distinción
entre enunciados normativos (lenguaje objeto) y proposiciones que versan sobre ellos
(metalenguaje), permite explicar mejor la estructura de un ordenamiento.
64
Sobre la relación entre el proceso cognoscitivo y la estructura conceptual
que es necesario utilizar para conocer, vid. MORESO, AFD XII, 1995, pp. 363-364.
65
Así, ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El derecho y la justicia, pp. 134-135; en el mismo
sentido ITURRALDE SESMA, “Elementos semántico-sintácticos de indeterminación
de los enunciados normativos en el lenguaje legal”, en Theoria, 2ª época, año III,
1987-1988, Nº 7-8, p. 160.
51
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
66
La conexión entre el signo lingüístico y su uso directivo o prescriptivo es
fundamental, pues este uso determina, en gran medida, el significado de la palabra
o del enunciado de que se trate (vid., infra en esta Segunda Parte, §§63ss.). En este
sentido, se asume aquí una concepción pragmática o expresiva de la norma. ALCHOU-
RRÓN/BULYGIN, “La concepción expresiva de las normas”, en Análisis lógico y Derecho,
Madrid, 1991, pp. 122-123, distinguen dos concepciones: “Para la concepción hilética
las normas son entidades parecidas a las proposiciones, esto es, significados de
ciertas expresiones, llamadas oraciones normativas (...) las oraciones normativas,
a diferencia de las oraciones descriptivas, tienen sentido prescriptivo: ellas no indican
que algo es de una cierta manera, sino que debe o no debe o puede ser (hecho). En esta
concepción las normas son independientes del lenguaje, aunque sólo pueden ser
expresadas por medio del lenguaje, su existencia no depende de expresión lingüística
alguna (...) Para la concepción expresiva, en cambio, las normas son el resultado del
uso prescriptivo del lenguaje”. Aun cuando las dos concepciones son radicalmente
diferentes e incompatibles, ambas son plausibles. Entre los representantes de la
concepción hilética cabe mencionar a KALINOWSKI y WEINBERGER, en tanto que la
concepción expresiva es compartida por la mayoría de los filósofos jurídicos y lógi-
cos deónticos, como BENTHAM, AUSTIN, KELSEN, ROSS, HARE, JÖRGENSEN, MORITZ,
HANSSON, RAZ y, con matices, los propios ALCHOURRÓN y BULYGIN.
67
Sobre esto LARENZ, Metodología, pp. 192 y ss.; KAUFMANN, Arthur, Persona y
Derecho Nº 35, 1996, pp. 14-15, y 29; D’AGOSTINO, “Interpretación y hermenéutica”,
en Persona y Derecho Nº 35, 1996, pp. 45-48. Además, la tesis de la subsunción se
derrumba en el nivel de la literalidad del lenguaje, al demostrarse que el lenguaje
de la ley no determina por completo su aplicación al caso, en especial, por su de-
pendencia contextual, cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 126 y ss.
52
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
68
En extenso, ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El derecho y la justicia, pp. 134-135;
LOS MISMOS, “Definiciones y normas”, en BULYGIN/FARREL/NINO/RABOSSI (comps.),
El lenguaje del Derecho, Buenos Aires, 1983, pp. 15-20.
69
CARRIÓ, Notas, p. 51.
70
SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 443; en el mismo sentido,
MORESO, “Lenguaje jurídico”, en GARZÓN VALDÉS/LAPORTA (eds.), El derecho y la
justicia, Madrid, 1996, p. 108.
71
Así, por ejemplo, ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal y sistema jurídico, Madrid,
1989, p. 31, y PRIETO DE PEDRO, Lenguas, lenguaje y derecho, Madrid, 1991, pp. 143-
144.
53
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
72
Cfr. WRÓBLEWSKI, Sentido y hecho en el Derecho (trad. Ezquiaga Ganuzas), San
Sebastián, 1989, p. 84; similar HERNÁNDEZ MARÍN, Teoría general del Derecho y de la
ciencia jurídica, Barcelona, 1989, p. 35.
73
En el sentido de la lógica moderna, un lenguaje formalizado es aquél en
que la correspondencia entre signo y significado es biyectiva, es decir, cada signo
tiene sólo y siempre un significado, que es siempre el correlativo de un solo signo.
Cfr. ALARCÓN CABRERA, Lecciones de lógica jurídica, Sevilla, 2000, p. 18. Los inten-
tos de hacer del lenguaje legislativo un lenguaje absolutamente formalizado han
sido siempre fallidos, sin contar que la propia lógica moderna ha descubierto la
imposibilidad de formalizar integralmente cualquier sistema lingüístico, incluso
respecto de sistemas mucho más abstractos y precisos que el legislativo, cfr. ORRÙ,
“Le definizioni del legislatore e la ridefinizioni della giurisprudenza”, en CADOPPI
(coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle definizioni legali nel Diritto
penale, Padova, 1996, p. 158.
74
WRÓBLEWSKI, Constitución y teoría de la interpretación jurídica (trad. Azurza),
Madrid, 1988, p. 41, afirma que “el lenguaje legal no tiene peculiaridades sintácticas,
pero sí algunos caracteres semánticos debido a la influencia del legislador al formar
los significados de algunos términos que utiliza. Se dan también peculiaridades
pragmáticas de este lenguaje porque se utiliza mayormente en el discurso legal y
no en la comunicación diaria”.
75
Vid. infra en esta Segunda Parte §63ss.
54
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
76
Cfr. DUARTE/MARTÍNEZ, El lenguaje jurídico, Buenos Aires, 1995, p. 30, y
PRIETO DE PEDRO, Lenguas, lenguaje y derecho, p. 144.
77
En este sentido WRÓBLEWSKI, Sentido y hecho en el Derecho, p. 85.
55
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
78
Interpretación que tradicionalmente ha sido estimada como la más razona-
ble, cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 312. Existen también otras concepciones
sobre el sentido de los enunciados legales, v.gr. HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción,
pp. 207-208, los interpreta como enunciados asertivos: amenazas o predicciones
acerca de lo que harán los jueces si se realizan ciertos comportamientos, y ROBLES,
Las reglas del Derecho y las reglas de los juegos, Palma de Mallorca, 1984, p. 189; EL
MISMO, El Derecho como texto, p. 38, entiende que hay tres normas que se esconden
en el mismo enunciado: la norma de conducta propiamente dicha, la norma de
decisión y la norma de ejecución.
79
Sobre idea de la imputación como un proceso comunicacional, vid. KAUF-
MANN, Arthur, Filosofía del Derecho, pp. 253-257.
80
Cfr. PRIETO DE PEDRO, Lenguas, lenguaje y derecho, p. 164.
81
En este sentido, ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, p. 21;
MORESO, en El derecho y la justicia, p. 111, y SAINZ MORENO, en Actualidad y perspec-
tivas, p. 444.
56
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
82
CARRIÓ, Notas, p. 49.
83
Por lo demás, el de la armonía conceptual es un criterio básico de técnica
legislativa que se manifiesta tanto en relación con el lenguaje ordinario como con
el propio lenguaje especializado en los supuestos en que sea necesario apartarse
del primero. Lo fundamental es utilizar siempre un mismo término para expresar
un mismo concepto, no por una mera cuestión de estilo, sino como exigencia de
inteligibilidad y seguridad del ordenamiento jurídico. SAINZ MORENO, en La técnica
legislativa a debate, p. 25, concluye que “ello aconseja a no introducir nuevos con-
ceptos cuando ya existen, acuñados por leyes generales, términos que expresan lo
mismo; ni a modificar las nociones generales provocando que una misma palabra
tenga significados distintos en diferentes preceptos”.
84
PAGANO, Introduzione alla legistica, Milano, 1999, p. 28, afirma que el debate
sobre si el lenguaje legal ha de ser técnico o jurídico es un debate político. El ideal
iluminístico de la simplicidad apuntaba al empleo del lenguaje ordinario. La pre-
ocupación científica y de certeza que impregna el proceso de codificación lleva a
decantarse, más bien, por un lenguaje riguroso, unívoco, especial.
57
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
85
Según HASSEMER, Crítica al Derecho penal de hoy (trad. Ziffer), 2ª ed., Buenos
Aires, 1998, pp. 30-31, es imposible, para quien no es experto, saber qué es lo
que se debe esperar con respecto a la definición de la conducta y a la sanción;
ni siquiera el experto puede pronosticar en forma confiable cómo van a decidir
los tribunales.
86
De otra opinión, SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 441.
87
KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, pp. 236-239, concluye que en la
práctica “la publicación en el Diario Oficial no sirve ya para hacer conocer la ley,
sino para la fijación de su auténtico tenor literal”; en sentido similar SILVA SÁNCHEZ,
Aproximación, p. 256.
88
Cfr. SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 442.
89
Muchos de los problemas de aplicación del CP de 1995 no responden a
cuestiones de ininteligibilidad, sino de imprecisión. Un caso patente era el del
art. 335 CP en su anterior redacción, que, en abstracto, no parecía suscitar duda
58
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
90
KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, pp. 231-232, 238 y ss., considera
que el lenguaje, en general, tiene dos dimensiones: a) una dimensión racional-
categorial, referida a la claridad lógico-formal y a la exactitud (función operativa o
significativa del lenguaje) y b) una dimensión intencional-metafórica, que se refiere
al sentido lógico trascendental (función comunicativa o simbólica del lenguaje). El
lenguaje técnico jurídico destaca por su valor operativo, ante el cual el valor
informativo retrocede.
91
Sin perjuicio de la tensión que se plantea entre los principios de inteligibili-
dad y seguridad jurídica, que debe resolverse en un proceso dialéctico que persiga
la síntesis más adecuada.
59
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
D) TÉRMINOS LEGALES
92
Clasificación basada en la expuesta por GÈNY, Science et tecnique du droit privé
positif, vol. III, Paris, 1921, pp. 466-468, recogida también por TARELLO, L’interpretazione
della legge, Milano, 1980, pp. 108-109. En todo caso, los límites de cada categoría no
pueden ser fijados con precisión, desde un punto de vista estático o dinámico, pues
el significado de las palabras se va modificando en el tiempo, con la evolución de la
sociedad y del Derecho. Por lo demás, la sola incorporación de un término en una
disposición legal hace que éste deba ser interpretado en el sentido de la regulación,
lo que siempre implica un cierto grado de normativización o tecnificación.
93
Tecnificación que resulta completamente normal si se estima que las notas
distintivas de un concepto están codeterminadas por el fin que persigue la disci-
plina en que se inserta, cfr. LARENZ, Metodología, pp. 440-441, y SAINZ MORENO, en
Actualidad y perspectivas, p. 443.
Además, en las mutaciones del significado de las palabras por el uso jurídico,
es determinante la coexistencia con los otros términos que en un texto cubren el
mismo campo de referencia. Dentro de una lengua las palabras que expresan ideas
próximas se limitan recíprocamente –delimitación de significado que FERDINAND DE
60
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
94
Esquema propuesto por TARELLO, L’interpretazione, pp. 109-110.
95
En parte, es lo que ha ocurrido con el concepto de violencia, progresivamente
tecnificado y diferenciado en relación con las diversas figuras en las que aparece,
como los delitos de coacción (art. 172 CP), agresión sexual (art. 178 CP) o robo
con violencia (art. 237 CP). Sobre el elemento violencia en estos y otros delitos,
vid. SÁNCHEZ TOMÁS, La violencia en el Derecho penal, Barcelona, 1999. En Italia se
ha producido una discusión similar en torno a este concepto, de la que da cuenta
BARBONI, Il concetto di violenza nel Diritto penale, Napoli, 1999.
96
RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho penal español. PE, 14ª ed., Madrid, 1991, pp. 417
y 477, sostiene, por ejemplo, que en el delito de hurto (art. 234 CP) cosas muebles se
configura como un concepto específicamente penal (funcional), no supeditado a
lo dispuesto en la legislación civil. En tanto que en el delito de usurpación (art. 245
CP) no cabría un concepto penal de cosa inmueble, por lo que debe adoptarse el
significado que se le asigna en el Derecho privado, con algunas restricciones.
En el delito de sustracción de cosa propia a su utilidad social o cultural (art. 289
CP), por su parte, no hay consenso para interpretar la referencia a que una cosa
es utilidad social o cultural en sentido tecnificado u ordinario, se debate sobre la
necesidad de que exista una declaración legal previa o no. Un sector doctrinal
–representado por VIVES ANTÓN, Comentarios al Código penal de 1995, Valencia, 1996,
p. 1402, también BAJO FERNÁNDEZ, Compendio de Derecho penal. PE, II, Madrid, 1998,
p. 514– señala que éste es un concepto indeterminado, referido a la satisfacción de
necesidades básicas, es decir, sería un elemento valorativo cuya determinación debe
quedar en manos de la jurisprudencia. La postura dominante –GONZÁLEZ RUS, en
COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 826; JORDANA DE POZAS, en CONDE-PUMPIDO
FERREIRO (drg.), Código Penal. Doctrina y Jurisprudencia, II, Madrid, 1997, p. 2997;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PE, Valencia, 1999, p. 163; MORENO
61
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
97
Situación que se ve reflejada en el ya aludido ejemplo de la violencia. También
en relación con el término habitualidad: el art. 94 CP lo define expresamente para
efectos de la aplicación de las penas. El mismo término se emplea en la tipificación
de las lesiones en el ámbito familiar (art. 173.2 CP), y la jurisprudencia había ma-
nifestado la tendencia a interpretarlo en el sentido del art. 94, exigiendo por los
menos tres actos de violencia para entender que existía habitualidad. Sin embargo,
la Ley Orgánica 14/1999, de 9 de junio, tecnifica de modo diferente el concepto de
habitualidad respecto de los malos tratos en la familia, el que pasa a determinarse
atendiendo tanto al número de actos de violencia como a la proximidad temporal
de los mismos (art. 173.3).
98
A su vez, el modo o capacidad de conocer las cosas restringe las posibilidades
del lenguaje. El lenguaje actúa como un vehículo del pensamiento, de los concep-
tos; “las palabras son signos de los conceptos, y los conceptos son semejanzas de las
cosas. Resulta entonces patente que las palabras se refieren a las cosas significadas
mediante los conceptos del intelecto. Así pues según como podamos conocer intelec-
tualmente algo, así puede ser nombrado por nosotros”, TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica,
I, q. 13, a.1 (la cursiva es mía). Acerca de esta doctrina, y sobre el acercamiento
a la misma que es posible advertir en la filosofía analítica, vid. LLANO, Metafísica y
lenguaje, 2ª ed., Ansoáin (Navarra), 1997, pp. 73-92.
62
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
99
Cfr. CAPELLA, El derecho como lenguaje, p. 242, aplica al discurso normativo lo
que, refiriéndose al lenguaje que describe la realidad, escribe QUINE: “Lo que hay
en el mundo no depende en general de nuestro uso del lenguaje, pero sí depende
de éste lo que podemos decir que hay”.
100
Según CARRIÓ, Sobre los límites del lenguaje normativo, Buenos Aires, 1973, p. 20,
deben determinarse los límites fuera de los cuales el lenguaje “se va de vacaciones
y empieza a operar locamente como una turbina que girase en el aire fuera de
sus engranajes” (haciendo alusión a WITTGENSTEIN, Investigaciones filosóficas, §§38,
88, 132, etc.). Tanta es la importancia que puede tener el lenguaje en la discusión
jurídica que este autor considera que “la mayor parte de las agudas controversias
que, sin mayor beneficio, agitan el campo de la teoría jurídica, deben su origen a
ciertas peculiaridades del lenguaje y a nuestra general falta de sensibilidad hacia
ellas”, Notas, p. 91.
101
Vid. CARNAP, “Significado y sinonimia en los lenguajes naturales” (trad.
Bunge/Colombo), en BUNGE (comp.), Antología semántica, Buenos Aires, 1960,
pp. 25-44, secc. 3 y passim, e ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 32.
63
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
102
A este respecto, no debe confundirse el lenguaje con –en la terminología
tradicional– los conceptos formales, de los que el lenguaje es un vehículo. De este
modo, lo afirmado no excluye la posibilidad de una semántica realista, que sólo es
posible sobre la base de la distinción entre el ser en las cosas (pragma) y el ser en la
mente (logos). Así lo concibe LLANO, Metafísica y lenguaje, pp. 87-88.
103
WITTGENSTEIN, Investigaciones filosóficas, §43. Lo clarifica enormemente
con su, ya clásico, ejemplo del albañil: “A construye un edificio con piedras de
construcción; hay cubos, pilares, ladrillos y vigas. B tiene que pasarle las piedras y
justamente en el orden en que A las necesita. Con este fin se sirven de un lenguaje
que consta de las palabras cubos, pilares, ladrillos y vigas. A las grita y B lleva la piedra
que ha aprendido a llevar a ese grito”, Investigaciones filosóficas, §2.
104
Por eso WITTGENSTEIN, Investigaciones filosóficas, §199, afirma que entender
un lenguaje significa dominar una técnica, dominio de la técnica que consiste, jus-
tamente, en saber usar los signos convencionales e instrumentales que constituyen
el lenguaje. Sobre esta concepción ver ACERO, Lenguaje y filosofía, Barcelona, 1993,
pp. 73-76; en general, LLANO, Metafísica y lenguaje, pp. 75-76.
105
Como mínimo puede aceptarse que fuera de todo contexto la palabra tiene
la capacidad, al menos, de excluir un sinnúmero de sentidos, admitiendo otros.
Así PRIETO, Luis J., Messages et signaux, París, 1966, cit. por GERMAIN, La semántica
funcional (trad. Mayoral), Madrid, 1986, p. 166.
64
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
36. Por otra parte, el análisis debe partir de la base de que todo
lenguaje es un sistema o conjunto de símbolos convencionales108. La
convención que acuerda dar a una palabra o expresión una función
determinada puede ser explícita y ad hoc, como sucede en los len-
guajes formalizados y artificiales, o bien tácita y general –expresión
de una forma de vida–, como ocurre en los lenguajes ordinarios.
Entender el lenguaje como convencional no significa reducirlo a un mero
convencionalismo, desvinculándolo en forma absoluta de la realidad. Incluso
si se rechaza todo esencialismo y se entiende, en la línea de WITTGENSTEIN,
que el significado de una palabra es el uso que de ella se hace en el lenguaje.
Porque este juego del lenguaje supondrá una situación total, una actividad o
forma de vida en la que se enmarca, la que no se refiere a aquello respecto de
lo cual la gente está de acuerdo, es decir, no constituye un simple acuerdo
de opiniones o una elección arbitraria. “Un concepto está determinado no
por el objeto para el que es una etiqueta (puesto que puede no haber ningu-
no), sino por los juegos del lenguaje en los que se utiliza; en ese sentido es
convencional. Pero el que juguemos esos juegos de lenguaje en lugar de
otros no es el resultado de accidente alguno ni de libre elección arbitraria.
Es el resultado de lo que el mundo en el que vivimos es y de lo que nosotros
somos, de lo que de modo natural sentimos y hacemos”109.
106
“No basta el uso que hacemos de las palabras, la intención con la que las
pronunciamos, para explicar su significado. Más bien, las usamos como las usamos,
y podemos poner en su utilización las intenciones que ponemos porque significan
lo que significan (...) el término significado, aplicado a una expresión lingüística en
cuanto usada por alguien en una ocasión determinada, incluye tanto el significado
gramatical de la expresión como lo que añade el contexto extralingüístico y la
intención del hablante. Pero lo primero y primario es el significado gramatical”,
HIERRO SÁNCHEZ-PESCADOR, Principios de Filosofía del Lenguaje, Madrid, 1989, p. 349.
Cfr., también, GERMAIN, La semántica funcional, p. 166.
107
Así lo entiende LLANO, Metafísica y lenguaje, p. 83, y concluye que “por eso
se entiende lo que dice el libro polvoriento, olvidado en la biblioteca, o un antigua
inscripción caldea; por eso, incluso, funcionan –mal que bien– las máquinas de
traducir”.
108
Idea desarrollada en la tradición aristotélica, y desde San Agustín, al me-
nos, se distingue entre signos naturales y símbolos convencionales. La inclusión
de las palabras entre estos últimos es hoy aceptada de modo general, vid., por
ejemplo, ROSS, Sobre el derecho y la justicia (trad. G. Carrió), 2ª ed., Buenos Aires,
1997, pp. 147-148.
109
PITKIN, Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia (trad. Montoro Romero),
Madrid, 1984, p. 184. En el mismo sentido SÁNCHEZ CÁMARA, Derecho y lenguaje. La
filosofía de Wittgenstein y la teoría jurídica de Hart, A Coruña, 1996, pp. 28-32.
65
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
39. “Todas las palabras son vagas, esto es, que su campo de re-
ferencia es indefinido, pues consiste en un núcleo o zona central y
un nebuloso círculo exterior de incertidumbre”111. Es prácticamente
imposible que el campo de aplicación de las palabras esté absoluta
y totalmente definido, porque siempre puede existir algún caso
110
En este sentido, LARENZ, Metodología, p. 317.
111
ROSS, Sobre el derecho y la justicia, p. 170. El tema de la vaguedad en el
lenguaje ha sido ampliamente tratado en la filosofía analítica, comenzando por
RUSSELL, “Vaguedad” (trad. M. Bunge) en BUNGE, (comp.), Antología semánti-
ca, Buenos Aires, 1960, pp. 14-24; WAISMANN, “Verificabilidad”, en PARKINSON,
G.H.R. (ed.), La teoría del significado (trad. Villegas), Madrid, 1976, pp. 57-94, y
WITTGENSTEIN, Investigaciones filosóficas, §§ 76-80. Entre los filósofos del derecho,
vid. también HART, H. L. A., The Concept of Law, 2ª ed., Oxford, 1961, pp. 121 y
ss., y CARRIÓ, Notas, pp. 31 y ss. Entre los penalistas, especialmente, HASSEMER,
Fundamentos del Derecho Penal (trad. Muñoz Conde/Arroyo Zapatero), Barcelona,
1984, pp. 221-243.
66
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
112
La vaguedad así entendida dice relación con la extensión de un término –se
la podría llamar vaguedad extensional o vaguedad en sentido estricto–, pues aun cuando
su connotación o intensión no admita ninguna duda, es posible que en ciertos
supuestos no sea claro si se trata o no de uno de los objetos a los que la palabra
hace referencia. También se la llama ambigüedad de designación, de naturaleza no
lingüística, como correlato de la ambigüedad de significación (aquí llamada, simple-
mente, ambigüedad), que alude a las relaciones entre los significados de los signos
lingüísticos, por lo que sí constituye un problema específicamente lingüístico. Cfr.
GERMAIN, La semántica funcional, pp. 175-180.
113
WAISMANN, en La teoría del significado, pp. 60 y ss., distingue la textura abierta
de la vaguedad; sólo esta última puede ser remediada acudiendo a reglas más preci-
sas. Es lo que CARNAP, en Antología semántica, p. 34, denomina vaguedad intensional.
Sobre esta característica, vid., también, CARRIÓ, Notas, p. 35, y SÁNCHEZ CÁMARA,
Derecho y lenguaje, pp. 47-48.
114
“Sólo pueden reputarse excluidas como irrelevantes las propiedades o
características posibles que han sido consideradas, pero no las que no lo han sido”,
CARRIÓ, Notas, p. 35 (destacado en el original).
67
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) A MBIGÜEDAD
115
Esa enumeración es frecuentemente imposible si se trata de objetos, o
imposible si la base de la convención lingüística son hechos; así CAPELLA, El derecho
como lenguaje, p. 248.
116
RUSSELL, en Antología semántica, p. 21.
117
Sobre este género de términos, vid. infra en esta Segunda Parte §§105-
108.
68
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
118
Cfr. CARRIÓ, Notas, pp. 29-30; GERMAIN, La semántica funcional, pp. 156-165,
y LYONS, Lenguaje, significado y contexto (trad. S. Alcoba), Barcelona, 1983, pp. 49-
53.
119
Sobre la ambigüedad sintáctica y sus diversas manifestaciones en el lenguaje
legislativo, vid. ITURRALDE SESMA, Theoria III, 1987-1988, Nº 7-8, pp. 174-181; LA
MISMA, Lenguaje legal, pp. 62-67; CAPELLA, El derecho como lenguaje, p. 256, y ROSS,
Sobre el derecho y la justicia, pp. 158-164.
120
Acerca de las posibilidades interpretativas que ofrece la norma, SILVA SÁN-
CHEZ, “Hermanos, pero no primos. Los delitos patrimoniales y el alcance de la excusa
absolutoria del artículo 268 del Código penal. Una crítica a la doctrina del Tribunal
Supremo”, en La Ley Nº 5318, 29 de mayo de 2001.
69
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
121
La tesis de que el significado de las palabras debe buscarse en el contexto
de la proposición y no en las palabras aisladas –propuesta por FREGE, aceptada por
WITTGENSTEIN y uno de los tópicos centrales del análisis lingüístico–, no quiere
decir, como advierte LLANO, que las palabras aisladas carezcan de significado, por-
que entonces sería imposible entender las frases que nunca hubiéramos oído. “Si
podemos, como es el caso, es porque tenemos de antemano una cierta compren-
sión de las palabras que las componen y un dominio suficiente de los principios
sintácticos, de acuerdo con los cuales las palabras se integran en frases”, LLANO,
Metafísica y lenguaje, p. 57. En realidad, lo que esta tesis afirma es que “no podemos
explicar el significado de las palabras independientemente de su aparición en frases,
y después explicar el entendimiento de una frase como la captación sucesiva de los
significados de las palabras. Al contrario, primero hemos de tener la concepción
de lo que, en general, constituye el significado de una frase, y después explicar
el significado de cada palabra como la contribución que hace a la determinación
del significado de la frase en la que aparece”, DUMMETT, “Conocimiento práctico
y conocimiento de lenguaje”, en Anuario Filosófico, 11-1, 1978, p. 45.
122
CAPELLA, El derecho como lenguaje, p. 257, sostiene que cualquier discurso
introduce un punto de vista selectivo que limita la vaguedad de los términos, y lo
propio puede decirse de su ambigüedad.
70
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
123
Cfr. ITURRALDE SESMA, Theoria III, 1987-1988, Nº 7-8, p. 161. Más que eli-
minar o disipar las ambigüedades de los enunciados lingüísticos, la situación y el
contexto lingüístico evitan que éstas se produzcan.
124
Así lo plantea GERMAIN, La semántica funcional, p. 181.
125
El Tribunal Constitucional se hace cargo de estas características del lenguaje
y considera, incluso, que “el propio legislador puede potenciar esa labilidad para
facilitar la adaptación de la norma a la realidad”, STC 137/1997, FD 7º.
126
WRÓBLEWSKI, Sentido y hecho en el Derecho, pp. 102-107.
71
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
C) SIGNIFICADO EMOTIVO
127
Sobre este tema, vid. CARRIÓ, Notas, pp. 22-25, y NINO, Introducción,
p. 269.
128
NINO, Introducción, p. 269.
72
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
129
En este sentido, COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, “Garantías constitucionales
del derecho sancionador”, en CLP I, 1982, p. 200; CÓRDOBA RODA, “Principio
de legalidad penal y Constitución”, en DORNSEIFER/HORN/SCHILLING/SCHÖNE/
STRUENSEE/ZIELINSKI (Hrsg.), Gedächtnisschrift für Armin Kaufmann, Köln-Berlin-
Bonn-München, 1989, pp. 81 y ss.; GARCÍA ARÁN, “Remisiones normativas, leyes
penales en blanco y estructura de la norma penal”, en EPC XVI, 1993, p. 73; MES-
TRE DELGADO, “Límites constitucionales de las remisiones normativas en materia
penal”, en ADPCP 1988, pp. 510 y 523; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal.
PG, pp. 120-123; etc.
130
Sobre esto, vid. SILVA SÁNCHEZ, La expansión, p. 77.
73
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
131
En general, existe consenso en aceptar estas modalidades fundamentales de
uso del lenguaje y en cuanto a su contenido, aunque subsisten discrepancias en torno
a su denominación exacta y a otras cuestiones puntuales. Por ejemplo, mientras ROSS,
Lógica de las normas (trad. Hierro Sánchez-Pescador), Madrid, 1971, pp. 17 y ss., habla
de discurso directivo e indicativo; VON WRIGHT, Norma y acción, pp. 22 y ss., se refiere a
un lenguaje prescriptivo y descriptivo. En todo caso, con ello no se pretende afirmar
que éstas sean las únicas modalidades de uso de la lengua. Cfr. HIERRO SÁNCHEZ-
PESCADOR, Principios de Filosofía del Lenguaje, pp. 283 y ss., 318 y ss.
132
Por todos, LYONS, Lenguaje, significado y contexto, pp. 40-42. Pero también ha
sido planteada la alternativa contraria, es decir, la que admite la posibilidad de que
las normas tengan un valor veritativo, así, por ejemplo, KALINOWSKI, Le Problème de la
vérité en morale et en droit, Lyon, 1967; EL MISMO, Querelle de la science normative, Paris,
1969. Acerca de esta discusión SÁNCHEZ-MAZAS, Lógica y norma, ciencia y sociedad,
San Sebastián, 1982, p. 10.
133
Vid. infra en esta Segunda Parte §§121 y ss.
134
Cfr. ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 46.
74
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
135
Sobre las complicaciones que esto implica, MOLINA FERNÁNDEZ, Antijuri-
dicidad penal, pp. 498 y ss.
136
Si se conviene en que las normas jurídicas son normas de determinación. Si
se las concibe como meras normas de valoración, en cambio, dicho perfil es más
discutible, pues no parece coherentemente sostenible su carácter normativo. En
este sentido, MOLINA FERNÁNDEZ, Antijuridicidad penal, p. 600.
137
ITURRALDE SESMA, Theoria III, 1987-1988, Nº 7-8, p. 170.
138
Por ejemplo, la que se suscitó a propósito del art. 68 CP sobre determinación
de la pena, en que se discutía si era forzoso para el juez rebajar la pena cuando
concurría una eximente incompleta, o si la rebaja es meramente potestativa. La
controversia se resuelve con la modificación introducida por la LO 15/2003, de 25
de noviembre, que reemplaza el cuestionado “podrán imponer” por un enfático
“impondrán”, siguiendo así la interpretación sostenida por el TS, que consideraba
obligatorio rebajar la pena, limitando la discrecionalidad judicial a la cuestión de
si se rebaja en uno o dos grados, cfr. SSTS de 19 febrero 2001, pon. Sr. Giménez
García, y de 8 marzo 2001, pon. Sr. Jiménez Villarejo.
75
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
139
KALINOWSKI, Lógica del discurso normativo (trad. J. R. Capella), Madrid, 1975, p. 21;
en el mismo sentido ITURRALDE SESMA, Theoria III, 1987-1988, Nº 7-8, p. 169.
140
Por medio de una especie de metonimia, se da el nombre de norma (con
sentido deóntico) a los enunciados que la significan, en tanto que las llamadas pro-
posiciones normativas se refieren exclusivamente a proposiciones formuladas acerca
de normas, pero que no tienen un significado deóntico en sí mismas. Esta distinción
se puede remontar a BENTHAM y, en cierto modo, a KELSEN (que distingue entre
Rechtsnorm y Rechtssatz). Sobre ella y su importancia, vid., especialmente, BULYGIN,
“Normas, proposiciones normativas y enunciados jurídicos”, en ALCHOURRÓN/
BULYGIN, Análisis lógico y Derecho, Madrid, 1991, pp. 169-193. También, entre otros,
ALARCÓN CABRERA, Lecciones de lógica jurídica, p. 42; ALCHOURRÓN/BULYGIN, en
El derecho y la justicia, pp. 140-141; CAPELLA, El derecho como lenguaje, pp. 46-47, y VON
WRIGHT, Norma y acción, pp. 119 y 121.
Cabe advertir que algunos autores utilizan un concepto diferente de proposición
normativa, como el enunciado que expresa una norma. Así, KALINOWSKI, Lógica del
discurso normativo, pp. 20-21.
76
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
77
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
141
BULYGIN, “Normas, proposiciones normativas y enunciados jurídicos”, en
Análisis lógico y Derecho, pp. 173-174, también ALARCÓN CABRERA, Lecciones de lógica
jurídica, p. 42. En sentido diverso, ROSS, Lógica de las normas, pp. 70 y ss., entiende
que la diferencia entre el discurso indicativo y directivo radica, fundamentalmente,
en el nivel semántico, reflejándose en el pragmático.
142
Cfr. ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El derecho y la justicia, pp. 142-143. En ésta,
como en otras materias, la discusión lógica continúa abierta y es posible encontrar
opiniones divergentes.
143
Originalmente la distinción es de VON WRIGHT, Norma y acción, pp. 100 y ss.,
pero ha sido recogida, analizada y modificada en los estudios de lógica deóntica.
Vid. ALCHOURRÓN/BULYGIN, “Permisos y normas permisivas”, en Análisis lógico y
Derecho, Madrid, 1991, pp. 215-238, y NAVARRO/MORESO MATEOS, “Normas per-
misivas, sistemas jurídicos y clausura normativa”, en Theoria VII, 1992, Nº 16-18,
pp. 1079-1100.
78
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
que existe una norma que no permite la conducta (es decir, que la
prohíbe). La expresión puede ser la misma: “p no está permitido”,
pero el significado es distinto.
Si la ley penal hace referencia a una conducta autorizada en el sector ex-
trapenal, puede entenderse como un permiso débil o fuerte. A la inversa
–como ocurre con mayor frecuencia–, si se advierte sobre una conducta
no autorizada en el ámbito extrapenal, esta referencia podría comprender
los supuestos de conductas prohibidas por una norma (negación interna),
o bien, conductas respecto de las cuales no existe norma que las permita
expresamente (negación externa). Sólo según la primera interpretación,
la que entiende como no autorizadas las conductas expresamente prohi-
bidas, se podría exigir la infracción de normas extrapenales para que se
configure el ilícito penal. Mientras que la segunda permite considerar
ilícitos penales los comportamientos realizados, simplemente, sin un per-
miso específico144.
c) Como consecuencia de lo anterior, los términos prohibido,
permitido y prescrito son interdefinibles con la ayuda de la negación,
cuando figuran en normas, y significarán lo mismo, expresarán la
misma norma. Pero en las proposiciones normativas, como existen
dos maneras de negar, estos términos no son interdefinibles sin más,
porque la prohibición puede definirse a través de una permisión
negativa, pero no con una positiva145.
144
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 178 y ss., entiende que generalmente
lo que la ilicitud penal exige es la ausencia de una autorización expresa. Sobre esta
posibilidad de interpretación y sus consecuencias, vid. infra Tercera Parte §182.
145
Vid., en general, ALCHOURRÓN/BULYGIN, “Von Wright y la Filosofía del
Derecho”, en Análisis lógico y Derecho, pp. 90-94; ELLOS MISMOS, “Permisos y normas
permisivas”, en Análisis lógico y Derecho, passim, y ROSS, Lógica de las normas, pp. 140
y ss.
146
Recordando, al respecto, la afirmación de BULYGIN, “Normas, proposiciones
normativas y enunciados jurídicos” en Análisis lógico y Derecho, p. 174: “las normas
son el resultado de cierto uso, a saber, el uso prescriptivo del lenguaje”. Se trata,
por ende, de una concepción expresiva de las normas.
79
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
147
Sobre el significado de la regla como exigencia orientativa de la acción,
que excluye un carácter descriptivo, explicativo o predictivo, vid. ROBLES, Las reglas
del Derecho, pp. 101-117.
148
El mandato, orden o norma sólo resulta completo cuando se establece esta
relación comunicativa. Sólo entonces puede afirmarse que existe un verdadero directivo
de conducta, cuyo incumplimiento podrá ser imputado al sujeto. En cambio, no es
posible desobedecer una orden o norma que no ha sido recibida por el destinatario o
que no esté capacitado para cumplir o desobedecer. Por consiguiente, antes de que se
establezca esa comunicación sólo puede existir un intento de directivo. En este sentido
VON WRIGHT, Norma y acción, pp. 129 y ss, 139; tesis que desarrolla coherentemente
MOLINA FERNÁNDEZ, Antijuridicidad penal, pp. 508 y ss., poniendo especial énfasis en
el carácter comunicativo de las expresiones directivas y lo esencial que resulta la pers-
pectiva del destinatario. Esto implica que la norma se entiende sólo en su dimensión
particular, como obligación para un individuo concreto en una situación concreta,
mientras que la formulación general o abstracta no hace sino inclusión de un número
indeterminado de normas individuales y concretas. Antes de que exista el individuo
obligado en la situación particular, la norma –entendida en sentido estricto– no existe.
Ella puede haberse promulgado, tener vigencia y, desde este punto de vista, gozar de
un nivel de existencia. De hecho, la doctrina jurídica suele considerar que la norma
existe una vez que ha sido promulgada. Pero entendida así, en abstracto, no puede
ser cumplida ni infringida y no se puede decir entonces que imponga algún tipo de
comportamiento a alguien. Su existencia como expresión lingüística no es suficiente
para que exista una norma imperativa, motivadora.
149
Lo subraya especialmente ROBLES, El Derecho como texto, pp. 55-58.
150
Esto conecta con la visión de la interpretación como un círculo hermenéuti-
co: el significado de las palabras en cada caso concreto sólo puede inferirse de la
conexión de sentido en el texto, y este a su vez, definitivamente, sólo del signifi-
cado pertinente de las palabras que lo forman y de su combinación. Cfr. LARENZ,
Metodología, pp. 194-195.
80
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
151
En este sentido SCHÜNEMANN, “Introducción al razonamiento sistemático
en Derecho penal”, en SCHÜNEMANN (compilador), El sistema moderno del Derecho
penal: cuestiones fundamentales (introducción, traducción y notas de Silva Sánchez),
Madrid, 1991, p. 71.
152
Por lo demás, la interpretación propuesta no resulta ajena al significado del
término en el lenguaje ordinario o corriente, sino que se apoya en su correlación
con el uso general que el idioma permite. Precisamente, la filosofía analítica ha
observado que los términos relativos a acciones no practican una descripción, sino
más bien una adscripción, esto es, la atribución de responsabilidad moral por un
hecho, cfr. SILVA SÁNCHEZ, El delito de omisión, p. 367.
Esta interpretación permitía incluir los supuestos de comisión por omisión
en los tipos penales, aun antes de que se regularan expresamente mediante la
cláusula general del art. 11 CP. Vid. SILVA SÁNCHEZ, El delito de omisión, Barcelona,
1986, p. 367; EL MISMO, “La regulación de la ‘comisión por omisión’ (artículo 11)”,
en El nuevo Código penal: cinco cuestiones fundamentales, Barcelona, 1997, pp. 60-61.
Sobre el giro que supone el tomar conciencia de que lo decisivo no es la simple
causación (naturalismo, plano fáctico), sino la imputación (normativismo, plano
valorativo), incluso respecto de los delitos de comisión, vid. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-
TRELLES, Intervención omisiva, posición de garante y prohibición de sobrevaloración del
aporte, Bogotá, 1995, pp. 56-57.
81
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
153
ITURRALDE SESMA, RVAP Nº 24, 1989, p. 226 (destacado en el original).
154
Lo destaca la STC 89/1993, de 12 marzo, y concluye que “las leyes, como
82
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
DEL ROSAL y VIVES ANTÓN, que consideran que “el rigor absoluto no
puede, ciertamente, alcanzarse, pero no por ello hay que renunciar
absolutamente al rigor, sino que es preciso intentar lograrlo hasta
donde sea posible, de modo persistente y fijándose cada vez, como
meta a conseguir, cotas más elevadas de seguridad y certeza”155.
Por lo tanto, el empeño que debe orientar la labor del legisla-
dor es el de conseguir el máximo de precisión posible. Las palabras,
herramientas básicas con que cuenta para realizar su labor, tienen
que estar al menos aceptablemente limpias156. Además, se puede
compensar la natural indeterminación del lenguaje y los riesgos
añadidos de indeterminación que origina su utilización en el ámbito
legal, por medio de las propias características del ámbito jurídico.
La predeterminación del “juego de lenguaje” de lo jurídico puede
cooperar a una mayor precisión, siempre que el legislador redacte
las leyes con conciencia de que se expresa dentro de un espacio
normativo y de atribución de responsabilidad.
155
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, 5ª ed., Valencia, 1999,
p. 339.
156
Como propone AUSTIN, J. L., “A plea for excuses”, en Philosophical papers
(UMRSON/WARNOCK, eds.), Oxford, 1961, p. 129.
157
En este sentido deben interpretarse, por ejemplo, los términos en que está
redactado el art. 31 CP. La figura del “administrador de hecho” tiene sentido nor-
mativo, en cuanto determina los sujetos a los que materialmente se puede imputar
una responsabilidad concreta. Pero esto mismo implica que no se pueda dar un
contenido jurídico-penal unívoco a la expresión, sino que éste ha de determinarse
en cada tipo penal y en función del caso a juzgar. Vid., en detalle, GARCÍA CAVERO,
La responsabilidad penal del administrador de hecho de la empresa: Criterios de imputación,
Barcelona, 1999, passim.
83
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
158
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 69.
JAKOBS propone, por ejemplo, que las valoraciones extrajurídicas a que hacen
referencia las cláusulas generales contenidas en la ley, sean reducidas a valoraciones
jurídicas. Afirma que “las buenas costumbres en el §226 a StGB, cabe definirlas como
ocasión de actuar jurídicamente comprensible, los móviles viles en el asesinato como
motivos jurídicamente disvaliosos (...), la reprochabilidad en las coacciones se resuelve
reduciéndola a las afecciones a la libertad jurídicamente garantizada, etc.”, JAKOBS,
Derecho penal. PG (trad. Cuello Contreras/Serrano González de Murillo), Madrid,
1995, §4/32, p. 99. Del mismo modo, plantea una refundamentación normativa de
la teoría jurídica del delito, sosteniendo que no sólo los conceptos de culpabilidad
y acción constituyen conceptos de los que no cabe decir nada sin tener en cuenta
la misión del Derecho penal, “sino que el propio concepto de sujeto al que se le
imputa se manifiesta como un concepto funcional” (Derecho penal. PG, prólogo a
la primera edición, p. IX).
159
HASSEMER, Crítica, p. 27.
84
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
71. Por último, cabe insistir en que el mejor medio para desterrar
la indeterminación del lenguaje en el ámbito normativo es interpre-
tarlo en relación con el fin de la norma. Este es el horizonte al que
se dirigen las palabras que conforman un precepto. Sin embargo,
el problema es que muchas veces este fin ni siquiera es claro al mo-
mento de la redacción de la ley, lo que se traduce, inevitablemente,
en problemas de vaguedad o ambigüedad imposibles de resolver de
modo sistemático. Pero esto es ya una cuestión de decisión político-
criminal, que excede el marco de la técnica legislativa.
160
Cfr. HASSEMER, Crítica, p. 28.
85
Capítulo Segundo
I. INTRODUCCIÓN
161
En general sólo se los define brevemente para, acto seguido, estudiar con
detenimiento los elementos normativos y su trascendencia en el campo del error
o del principio de determinación.
87
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
II. CONCEPTO
162
De este modo la expone, como la posición tradicional, ROXIN, Derecho Penal.
PG I (trad. Luzón Peña/Díaz y García Conlledo/De Vicente Remesal), Madrid,
1997, §10/58, p. 306.
163
Caracteriza esta posición como uno de los polos sobre los que gira la distin-
ción entre elementos descriptivos y normativos, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios
jurídicos, p. 660, n. 12. En España ha sido, con matices, la concepción mayoritaria,
v.gr. BACIGALUPO, Principios, p. 234; BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE/ARROYO ZAPATE-
RO/GARCÍA RIVAS/FERRÉ OLIVE/SERRANO PIEDECASAS, Lecciones de Derecho penal. PG,
2ª ed., Barcelona, 1999, p. 157; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, Barce-
lona, 1994, p. 270; CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, II, Teoría jurídica del
delito, 6ª ed., Madrid, 1998, p. 117; CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal español, curso
de iniciación. PG, 2ª ed., Madrid, 1996; DEL ROSAL, Tratado de Derecho Penal español,
I, 3ª ed., Madrid, 1978, p. 781; MIR PUIG, Derecho penal. PG, 7ª ed., Barcelona, 2004,
L 9/66; POLAINO NAVARRETE, Derecho penal. PG, I, Barcelona, 1996, p. 410; RODRÍGUEZ
DEVESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho Penal español. PG, 18ª ed., Madrid, 1995, p. 416, y
RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal. PG, Madrid, 1978, p. 253.
88
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
164
Cfr. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Manual de Derecho
Penal. PG, Pamplona, 1999, p. 60. BUSTOS RAMÍREZ, “El tratamiento del error en
la reforma de 1983: artículo 6 bis a)”, en ADPCP 1985, p. 707, estima que para su
conocimiento basta con una aprehensión sensorial y, según el caso, una menor o
mayor adecuación con una significación lingüística general. COBO DEL ROSAL/VI-
VES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 331, aluden a que en su interpretación se ha de
recurrir a la experiencia externa o interna del sujeto.
165
Vid. LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho penal español. PG, 5ª
ed., Madrid, 1996, p. 251.
166
PALAZZO, Il Principio di determinatezza nel Diritto penale, Padova, 1979, p. 334,
calificaba como descriptivos tanto los elementos naturalísticos (los que pertenecen
al puro estrato naturalístico del ser), como aquellos que deben su subsistencia ob-
jetiva y real al estado actual de la civilización y de la cultura. En el mismo sentido,
PADOVANI, Diritto penale, 5ª ed., Milano, 1999, p. 138.
89
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
167
Cfr. QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 309.
168
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho Penal. PG, I, Madrid, 1996, p. 351, ca-
racteriza a los elementos descriptivos como “aquellos para cuyo conocimiento y
comprensión basta con el común saber empírico y lógico de los hombres sobre sí
mismos y sobre las realidades y fenómenos del mundo exterior, sin necesidad de
recurrir a normas para comprender su significado”. En el mismo sentido, DÍAZ Y
GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 662.
169
Esta enunciación de categorías suele formularse –de modo asistemático–
entre los autores italianos, al estudiar la conformidad de los diferentes términos
utilizados en los tipos penales con el principio de legalidad. Así, por ejemplo,
MANTOVANI, Diritto Penale, 3ª ed., Padova, 1992, p. 102; MARINUCCI/DOLCINI, Corso
di Diritto Penale 1, 2ª ed., Milano, 1999, pp. 70 y ss., y PADOVANI, Diritto Penale, p. 37.
En España la doctrina clásica conserva la distinción entre elementos descriptivos
objetivos y subjetivos, la que no se considerará aquí, pues no colabora en la defi-
nición de la categoría.
170
Cfr. MANTOVANI, Diritto Penale, p. 102.
90
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
171
Se utilizan, en especial, en materia económica, como límites cuantitativos
que deslindan el injusto penal del meramente administrativo. Vid. sobre esto y la
discusión en torno a si constituyen elementos del tipo o condiciones objetivas de
punibilidad, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, Valencia, 1998,
pp. 141 y ss.
172
Así algunos italianos, como MARINUCCI/DOLCINI, Corso di Diritto Penale,
p. 73, y PADOVANI, Diritto Penale, p. 37.
173
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, pp. 662 y 668, los considera
descriptivos o probablemente descriptivos, haciendo referencia a otros autores de
igual parecer, como ENGISCH, KINDHÄUSER y KUHLEN (n. 33). KINDHÄUSER, por
ejemplo, rechaza la utilización de los criterios de la percepción sensorial o de la
comprensión intelectual para diferenciar los elementos descriptivos de los normativos,
ya que no podrían ser aplicados a términos conceptuales que han de ser definidos
en razón del lugar que ocupan en una teoría (como, por ejemplo, “energía nuclear”
o “rayos ionizantes”), cit. por SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 114.
91
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
174
Que sea un juicio teórico (semejante –en género– a los formulados por
las leyes de las ciencias naturales) y no de valor, marca una diferencia con los ele-
mentos normativos, en opinión de COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal.
PG, p. 334.
175
En sentido amplio, por referencia a las valoraciones científicas, técnicas
o experimentales a las que se remiten; así, RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho Penal.
PG, p. 260, para quien los elementos del juicio cognitivo llevan consigo la valo-
ración de una situación concreta conforme a los datos y reglas que suministra la
experiencia.
176
En el CP de 1995, menciones como éstas son recurrentes. Entre ellas
pueden distinguirse, teniendo en cuenta la categoría anterior, expresiones
con sentido cuantitativo –las más frecuentes– como “tumultuariamente” (art.
154), “grave perjuicio” (art. 325.1), “notoria importancia” (art. 369.1); o con
referencia temporal, así “habitualmente” (art. 173.3), “abandono temporal”
(art. 230), etc.
177
En este sentido, DEL ROSAL, Tratado, p. 781; DOVAL PAIS, Los delitos de fraude
alimentario, Pamplona, 1996, p. 280, y RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho Penal. PG,
p. 260. La doctrina mayoritaria no se refiere expresamente a este tipo de elemen-
tos, pero los incluye, por la vía de ejemplos, entre los elementos normativos del
tipo, v.gr., BACIGALUPO, Principios, p. 151; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal.
PG, p. 270; CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, II, p. 117; LANDECHO
VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho penal español. PG, p. 251, y MORALES PRATS,
en QUINTERO OLIVARES (drg.) Manual, p. 60; etc.
178
Cfr. MEZGER, Tratado, I, p. 389; también COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN,
Derecho Penal. PG, p. 334, y SÁINZ CANTERO, Lecciones de Derecho Penal. PG, 3ª ed.,
Barcelona, 1990, p. 544.
179
Cfr. DOVAL PAIS, Los delitos de fraude alimentario, pp. 280 y ss.
92
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
180
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 663.
181
Así, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 662.
182
Cfr. TISCHLER, Verbotsirrtum und Irrtum über normative Tatbestandmerkmale.
Dogmengeschichte eines Abgrenzungsproblems, Berlín, 1984, cit. por SUAY HERNÁNDEZ,
ADPCP 1991, p. 106.
183
La imposibilidad de una distinción basada absolutamente en el carácter
fáctico (descriptivo) o valorativo (normativo) de los conceptos, fue denunciada por
Erik WOLF, Die Typen der Tatbestandsmäßigkeit, 1931, cit. por ROXIN, Derecho penal. PG,
§10/11, p. 282, argumentando que aun elementos presuntamente descriptivos puros
como hombre o cosa, son normativos en sus ámbitos fronterizos, es decir, requieren
una valoración judicial orientada a la antijuridicidad.
184
Es decir, sin considerar que es un término que está inserto en una norma
legal.
93
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
185
En el tipo de injusto esta referencia valorativa está constituida por el bien
jurídico, cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, p. 331.
186
Por todos JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/48, p. 347.
187
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 68. Según PAGLIARO, “Principio
di legalità e indeterminatezza della legge penale”, en RIDPP 1969, pp. 696-697, su
inserción en el mundo del Derecho comporta siempre una transformación meto-
dológica, porque al jurista no le interesa el acontecer naturalístico como tal, sino
su relevancia humana y social. Los elementos naturalísticos asumen relieve jurídico
sólo en la medida en que tengan un significado social.
188
MADRID CONESA, La legalidad del delito, Valencia, 1983, p. 187. Gráficamente
lo explican ESER/BURKHARDT, Derecho Penal. Cuestiones fundamentales de la Teoría del
Delito sobre la base de casos de sentencias (trad. Bacigalupo/Cancio Meliá), Madrid,
1995, p. 55, “en un contexto jurídico no es posible operar con conceptos que sólo
sean puramente descriptivos, pues en todo caso será necesario establecer ciertos
componentes significativos (como el tamaño o su adecuación) y, consecuentemente,
se requerirán valoraciones” (destacado en el original).
94
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
189
Algunos autores propugnan el abandono de la distinción entre términos
descriptivos y normativos, por considerar que todos los elementos del tipo son nor-
mativos (en sentido amplio). Cfr. la extensa bibliografía citada por DÍAZ Y GARCÍA
CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 664, n. 19. Incluso MEZGER reconoce que todos
los elementos del tipo “son conceptos jurídicos y, por tanto, conceptos valorativos
teleológicamente edificados”, pero mantiene la distinción entre elementos des-
criptivos y normativos considerando para ello el momento de la construcción del
concepto por parte del legislador, es decir, el concepto en su fase prejurídica.
190
Cfr. bibliografía citada por DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos,
p. 664, n. 20. Aunque tradicionalmente la distinción ha sido considerada relevante
en este ámbito, v.gr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal. PG, p. 270; JESCHECK,
Tratado de Derecho penal. PG, I (trad. y adiciones Mir Puig/Muñoz Conde), Barcelona,
1981, p. 366; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 448 y ss.; MIR PUIG, Derecho
penal. PG, L 10/74, y ROXIN, Derecho penal. PG, §10/57, pp. 305-306.
191
CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal español. PG, p. 436.
95
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
192
En la Tercera Parte se aborda el problema de su valoración como técnica
legislativa, vid., especialmente, infra §383.
96
C a p í t u l o Te r c e r o
I. INTRODUCCIÓN
85. Si bien puede decirse que “la historia de los elementos nor-
mativos parece ser la historia de una definición imposible”195, es por
lo mismo necesario intentar una explicación que resulte válida, tanto
desde un punto de vista sistemático como funcional. Se requiere
delimitar cuáles son los criterios que definen la categoría para, a
partir de entonces, establecer si existe la posibilidad de caracterizar
a los elementos normativos de una forma que los diferencie esen-
cialmente de los descriptivos. Del mismo modo, se podrá determinar
si cabe su distinción, cierta y precisa, en relación con otra clase de
elementos o medios de técnica legislativa, como, por ejemplo, los
elementos de valoración global del hecho, los conceptos complejos,
193
Generalmente se conviene que fue Max Ernst MAYER, en 1915, quien acu-
ñó el término por vez primera; pero la expresión es atribuida con anterioridad a
KOHLRAUSCH, en su trabajo Über deskriptive und normative Elemente im Vergeltungsbe-
griff des Strafrechts, publicado en 1904. Sobre este punto, SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP
1991, p. 102.
194
Sobre las diferentes posiciones de la doctrina alemana, con especial re-
ferencia a las concepciones de MEZGER, GRÜNHUT y Erik WOLF, vid. MADRID CO-
NESA, La legalidad del delito, pp. 185-189. También SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
pp. 102-104.
195
SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 136.
97
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
98
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
II. CONCEPTO
A) CRITERIO VALORATIVO
201
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/51, p. 349.
202
MEZGER, Vom Sinn der strafrechlichen Tatbestände, 1926, p. 225, cit. por MADRID
CONESA, La legalidad del delito, p. 185. MEZGER analiza los conceptos al momento
de su construcción por parte del legislador, sin considerar la ulterior actividad de
interpretación de la norma. Es decir, el legislador es quien puede distinguir entre
conceptos fácticos o valorativos, dependiendo de la forma de aprehensión del ele-
mento. Con posterioridad el intérprete se enfrentará únicamente ante elementos
normativos, en la medida en que todos ellos están incorporados en una norma.
203
Por todos, ROXIN, Derecho penal. PG, §10/58, p. 306.
204
Los describen como valorativos BACIGALUPO, Principios, p. 150; COBO DEL
ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, p. 307 (si bien entienden que el juicio de valor
se refiere necesariamente a valoración por una norma, n. 12); CUELLO CONTRERAS,
El Derecho penal español. PG, pp. 435-436; DEL ROSAL, Tratado, p. 781; DOVAL PAIS, Los
delitos de fraude alimentario, p. 280; GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito. Derecho
penal. Parte general, Madrid, 1987, p. 193; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ,
Derecho penal español. PG, p. 251; MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.)
Manual, p. 60; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 291; OCTAVIO
99
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
205
Lo destaca LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 352.
206
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 352, y MIR PUIG, Derecho penal.
PG, L 9/68. Cfr. infra en esta Segunda Parte §101a.
207
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 67.
208
Vid. infra §101.
100
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) CRITERIO INTELECTIVO
209
Posición en la que es representativo WELZEL (cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP
1991, p. 104). En sentido similar, CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, II,
p. 117, y BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 270.
210
Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, ADPCP 1985, pp. 708-709. De este modo se deter-
mina el contenido del dolo (y del error de tipo), pues todo problema sobre el
conocimiento de cualquiera de estos niveles –hasta el nivel más elevado dentro
de los juicios de significación– hace referencia a la teoría del error. Un concepto
equivocado sobre los mismos constituye un error sobre un elemento esencial de la
infracción, sin implicar una creencia diferente sobre la licitud o no del obrar, sobre
la valoración del hecho en su conjunto.
211
QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 309.
101
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
212
Cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 107. Así también parece interpretarlo
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 660, n. 12, al incluir a QUINTERO
OLIVARES en la posición doctrinal que emplea como criterio la forma de aprehensión
del objeto para distinguir entre elementos normativos y descriptivos.
213
Cfr. HERBERGER, “Die deskriptiven und normativen Tatbestandsmerkmale im
Strafrecht”, en KOCH (ed.), Juristische Methodenlehre und analystiche Rechtsphilosophie,
Kronberg, 1976, p. 129, cit. por SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 109, n. 14. Se
suelen confundir las cualidades de los objetos con los propios términos teóricos,
y además, el lenguaje objeto con el metalenguaje. La confusión lingüística radica
en que lo descriptivo son únicamente las construcciones lingüísticas, mientras que
las cualidades de los objetos pueden ser o no perceptibles sensorialmente, pero
no son descriptivas.
214
Objeción formulada por DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos,
p. 662.
215
Conclusión a la que se puede llegar incluso si se adopta el criterio de
la remisión a normas: los elementos teóricos o cognoscitivos pueden integrarse
entre los elementos normativos si se estima que en ellos opera una remisión a las
normas de la respectiva ciencia o técnica de que se trate. Así, los consideran nor-
mativos, por ejemplo, DEL ROSAL, Tratado, p. 781; DOVAL PAIS, Los delitos de fraude
alimentario, p. 280, n. 55, y RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal. PG, p. 260. Desde
otra perspectiva, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 333, n. 12,
critican esta conclusión porque resta especificidad a la categoría de los elementos
normativos.
102
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
95. Por otra parte, si se acepta que también los elementos des-
criptivos requieren para su aprehensión con sentido de un proceso
intelectivo, la referencia al proceso de comprensión intelectual como
característica de los elementos normativos no aporta un mejor medio
de diferenciación. La distinción entre unos y otros sería sólo una
cuestión de grado: en los elementos descriptivos se produce una
operación semejante, pero más simplificada216.
C) CRITERIO NORMATIVO
216
Desde la perspectiva de la filosofía analítica del lenguaje, se entiende que
la referencia a la comprensión intelectual de los términos no diferencia correcta-
mente entre su extensión –el conjunto de objetos reales que designa o a los que se
refiere la palabra– y su intensión –el significado de la palabra; o sea, las propiedades
que definen el objeto, suceso, relación, etc.–, cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
p. 109.
217
Por ello, no puede aludirse como si fueran expresiones sinonímicas a los
criterios intelectivo y valorativo, como hacen, por ejemplo, BUSTOS RAMÍREZ, Ma-
nual de Derecho penal. PG, p. 270, y DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos,
p. 660.
218
En este sentido, ENGISCH, “Die normativen Tatbestandselemente im Stra-
frecht”, en Festschrift für Edmund Mezger, München-Berlín, 1954, p. 147. ROXIN,
Derecho penal. PG, §10/60, p. 307, afirma que si por razones terminológicas se
quiere seguir manteniendo una delimitación practicable de elementos descrip-
tivos y normativos, ésta es la única forma de calificar a los segundos. En el mismo
sentido, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 365.
103
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
219
De modo más o menos explícito, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Ju-
rídicos, p. 662; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 67; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho
penal. PG, p. 351; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 125; MIR
PUIG, Derecho penal. PG, L 9/68, y SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 122.
220
Aunque también ha de reconocerse que el mismo comporta una asimilación
fundamental, entre los elementos normativos jurídicos y las leyes penales en blanco
(vid. infra Segunda Parte §§257-259).
221
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 663.
222
Se sigue aquí la exposición que realiza SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
pp. 112 y ss., a la luz de las modernas posiciones que toman en consideración
las aportaciones de la filosofía analítica. Vid., también, ROXIN, Derecho penal. PG,
§12/99-105, pp. 468-471.
223
DARNSTÄDT, “Der Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale im Straf-
recht”, en JuS, 1978, pp. 441-447, se basa en las ideas de SEARLE, que diferencia
hechos naturales e institucionales. En el mismo sentido, ESER/BURKHARDT, Derecho
Penal, p. 55, consideran que los elementos normativos contienen, más allá de las
propiedades naturales, al menos algún elemento conceptual determinante de
alguna propiedad institucional.
224
PUPPE, “Error de hecho, error de derecho, error de subsunción” (trad.
Cancio Meliá/G. Bruzzone), en CPC 47, 1992, pp. 349, 354-355, 388. La distinción
que considera relevante, por el contrario, es la que debería apreciarse entre los
elementos que designan una relación jurídica –hechos jurídico-institucionales– y
los elementos que expresan un juicio de valor –predicados de valor–, si bien am-
104
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
225
KINDHÄUSER, “Rohe Tatsachen und normative Tatbestandsmerkmale”, en
JURA, 1984, pp. 465-478. Concluye que como objeto del dolo bastan las condiciones
de la realización del tipo, sin necesidad de una representación conceptual que sea
–por lo menos– equivalente al sentido del tipo. Sin embargo, esta conclusión resulta
demasiado rígida, teniendo en cuenta la vaguedad de muchos de los términos que
se emplean en la descripción típica.
226
SCHLÜCHTER, Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale im Strafrecht, Tübin-
gen, 1983, pp. 23 y ss. y 144.
105
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
227
Cit. por MADRID CONESA, La legalidad del delito, pp. 185-186.
228
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/9, pp. 82 y ss.
229
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 334.
230
POLAINO NAVARRETE, Derecho penal. PG, p. 410. Similar, BACIGALUPO, Princi-
pios, pp. 152-153, agrega que esto se traduce en una sensible diferencia en relación
con la necesidad de fundamentación de la decisión judicial. Cuando existe una
valoración por parte del juez, éste debe justificar la elección de la norma social,
criterio ético-social o estándar de comportamiento que ha preferido, ámbito en
el que siempre subsistirá un margen de creación judicial ineludible. En los ele-
mentos normativos que contienen una valoración jurídica, en cambio, basta un
razonamiento silogístico similar al que se produce con los elementos descriptivos,
sin que sea necesario justificar la existencia de la norma jurídica vigente a la que
se hace referencia
106
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
231
Para quienes incluyen los elementos teóricos o cognoscitivos entre los
normativos, éstos pueden constituir un tercer grupo por su referencia a los valores
de la ciencia, la técnica o la experiencia, o bien quedar incorporados entre los
elementos normativos extrajurídicos.
232
Así, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco: concepto y cuestiones jurídico-políticas
(inédito), 1990, pp. 51-52, y MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG,
p. 126.
107
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
233
MEZGER, Tratado, I, pp. 390-391; coincide con la clasificación de Erik WOLF
ya enunciada.
234
Así se desprende de los ejemplos que propone DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO,
en Estudios Jurídicos, p. 666, n. 25. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal.
PG, pp. 335-336, en cambio, identifican los casos en que el juicio de valor viene
impuesto al intérprete por el ordenamiento jurídico con los términos normativos
ya valorados, y los casos en que hay remisión a otros órdenes normativos, como
términos pendientes de valoración.
108
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
235
Representado en primer término por VIVES ANTÓN, Comentarios, p. 1402,
también BAJO FERNÁNDEZ, Compendio, p. 514.
236
V.gr., GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 826; VALLE
MUÑIZ, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 690; MORENO VERDEJO, en
SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1387; JORDANA DE POZAS,
en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código Penal, II, p. 2997; MARTÍNEZ-BUJÁN
PÉREZ, Derecho penal económico. PE, p. 163.
237
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, 4ª ed., Bologna, 2001, p. 73, y
PADOVANI, Diritto penale, p. 37.
109
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
238
Cfr. MORALES PRATS, “Omnis definitio in iure periculosa? El problema de
las definiciones en el Código penal español y en el Proyecto de Código penal de
1992”, en CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle defini-
zioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996, p. 323.
239
Incluso, en opinión de MORALES PRATS, en Omnis definitio…, p. 326, pue-
den constituir tipos indeterminados en mayor medida que en los casos de reenvío
explícito de leyes penales en blanco, cuya constitucionalidad ha sido tantas veces
cuestionada.
240
Sobre los conceptos jurídicos indeterminados vid., entre otros, ENGISCH,
Introduzione al pensiero giuridico (trad. Baratta), Milano, 1970, pp. 170-172; MUÑOZ
CONDE, Introducción, p. 96, y SAINZ MORENO, Conceptos jurídicos, interpretación y dis-
crecionalidad administrativa, Madrid, 1976, pp. 67-94, 191-221.
110
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
241
MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 189, y SAINZ MORENO, Conceptos
jurídicos, p. 204.
242
De este modo los interpreta FERRAJOLI, Derecho y razón, pp. 120 y 123. En
línea similar, KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, p. 203, afirma que las referen-
cias al carácter reprobable en el delito de coacción o a la buena fe no son conceptos,
sino criterios orientadores.
243
En este sentido, MORESO MATEOS, “Principio de legalidad y causas de jus-
tificación”, ponencia presentada en el III Seminario de Filosofía del Derecho y
Derecho penal, Principio de legalidad, interpretación y Derecho penal, Universidad de
111
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
León, 2001, recoge la idea inspirada en R.M. HARE, The Language of Morals, Oxford,
1952, pp. 121 y ss., y desarrollada por B. WILLIAMS, Ethics and the Limits of Philosophy,
1985, cap. 8; “Ethics” en A. C. Grayling (ed.), Philosophy, Oxford, 1995, pp. 546-582,
y “Truth en Ethics”, Ratio 8, 1985, 227-242, de distinguir entre elementos valorativos
–como los conceptos de bueno, correcto o inmoral– cuyo contenido descriptivo es
muy escaso y que son llamados conceptos valorativos ligeros (thin), de aquellos otros
conceptos valorativos con mayor contenido descriptivo –como los conceptos de
honesto, casto o valiente–, que se denominan conceptos valorativos densos (thick). A
estos últimos es posible atribuirles contenido descriptivo e informativo y permiten
expresar proposiciones aptas para la verdad o la falsedad. También SAINZ MORENO,
Conceptos jurídicos, p. 193, reconoce que la indeterminación de los conceptos no
impide formular con ellos juicios de verdad, pues la verdad o falsedad no depende
de su precisión, sino de su adecuación con el objeto al que se aplican. Una opinión
contraria es sostenida por ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, pp. 47-48, y en Theoria
III, 1987-1988, Nº 7-8, p. 163, sobre la base de una concepción anticognitivista.
244
Por todos, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 176; KAUFMANN, Arthur,
Filosofía del Derecho, p. 350, y, especialmente, LARENZ, Metodología, pp. 283 y ss.
245
Así ocurre, por ejemplo, en la legislación alemana, en que el § 226a StGB
sanciona las lesiones personales, aun consentidas por el sujeto pasivo, si son con-
trarias a las buenas costumbres. Los tribunales interpretan las buenas costumbres como
el “sentimiento de decoro de todos los seres pensantes razonables y justos”. Pero,
siguiendo a Arthur KAUFMANN, Filosofía del Derecho, pp. 121-122, cabe preguntarse
quiénes son esas personas y quién puede saber que ellas piensan razonable y jus-
tamente. Al final el propio juez se tiene que identificar con ese tipo de persona y
definir según sus convicciones.
112
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) CLÁUSULAS GENERALES
246
La expresión se generaliza a partir de la obra de HEDEMANN, Die Flucht in die
Generalklauseln, Tübingen, 1953, p. 3, donde califica al problema de la penetración
de cláusulas generales en el mundo jurídico como “probablemente la cuestión más
importante que hay para los juristas del siglo veinte”.
247
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 60, y MUÑOZ CONDE, Introducción,
p. 95.
248
Como afirma ENGISCH, sería hipotizable una cláusula general en cierto
modo determinada, que se sirva de conceptos descriptivos y no tenga por objeto
la opinión personal del operador jurídico. El autor lo ejemplifica con la expresión
siguiente: “quien dolosamente pone a un hombre en peligro de vida”, que consti-
tuiría una cláusula general de peligro.
113
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
249
PETZOLDT, cit. por MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 195.
250
NAUCKE, Über Generalklauseln und Rechtsanwendung im Strafrecht, Tübingen,
1973, p. 3. Al hacer referencia a la generalidad como característica esencial de las
cláusulas generales, el autor desliga el concepto de la idea de una necesaria valo-
ración subjetiva. En él se pueden incluir regulaciones descriptivas, cuando son tan
amplias que mezclan un todo confuso de conductas.
251
En este sentido ENGISCH, Introduzione, p. 197.
114
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
252
El TS considera que la cláusula es determinada si se interpreta en el contexto
de lo dispuesto en el número 2º de la misma norma y de las finalidades político-cri-
minales que su plasmación normativa persigue. El carácter abierto y ejemplificativo
de la norma no equivaldría a que ella sea vaga e imprecisa, STS 29 noviembre 1997,
pon. Sr. García-Calvo y Montiel (RJ 1997\8535), FD 5º, con referencia a la doctrina
de la STC 89/1993.
253
LARENZ, Metodología, pp. 149 y 283. Ellas se refieren al derecho no formado,
por oposición al formado, es decir, al compuesto por las normas jurídicas que fijan
de antemano la resolución de los casos jurídicos. Ambos son partes necesarias del
conjunto completo del Derecho, cfr. STAMMLER, Theorie der Rechtswissenschaft, 1911,
pp. 579-644, cit. por LARENZ, Metodología, pp. 110-111.
254
La generalidad de origen y de objeto –la ley se debe referir “a los individuos
en masa y a las acciones en abstracto”, ROUSSEAU, Du contrat social, cap. IV– asegura
su infalibilidad y justicia. Esta idea de generalidad se concibe inicialmente de modo
estricto, que es el que corresponde a las leyes de la naturaleza, y que significa que
son generales los conceptos que se aplican a clases de extensión indefinida, cfr.
VIVES ANTÓN, “Dos problemas del positivismo jurídico”, en La libertad como pretexto,
Valencia, 1995, p. 147.
115
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
255
En este sentido, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 174, y VIVES
ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154.
256
Cfr. JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 174. En el mismo sentido,
MIR PUIG, Introducción a las bases del Derecho penal, Barcelona, 1976, p. 146.
257
De ahí VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 150, concluye que en los
conceptos jurídicos “su posible generalidad (nomotética) se basa en la captación
individualizadora (idiográfica) de un valor general”.
258
Afirma SCHÜNEMANN en El sistema moderno, p. 73, que “constituye una pre-
rrogativa del legislador la práctica de esta desnormativización mediante la especi-
ficación de las situaciones que realizan la valoración de partida”.
259
NEUMANN, El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos Aires, 1968,
pp. 36-37, cit. por VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154. Paradigma de
esta situación es el §2 CP del Reich alemán, ley 28 de junio de 1935, que disponía la
sanción de quien “cometa un acto que ha sido declarado posible de castigo según la
ley o que merece castigo porque se halla en conflicto con el sano sentimiento popular”.
Esta no era una ley específica poseedora de verdadera generalidad, porque no se
puede afirmar la existencia de un consenso que dote de un contenido pacífico e
indiscutible a los elementos del tipo. En consecuencia, la disposición no contiene
una norma de conducta, sino que se traduce en la posibilidad de adoptar medidas
individuales para cada caso particular.
116
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
260
“El recurso a una abstracción por así decirlo pura –a una abstracción que
prescinda de toda especificidad– deviene en el campo jurídico en un procedimiento
autocontradictorio: queriendo abarcar totalmente un sector de la realidad se le
deja en la indefinición y en la penumbra. La generalización jurídica ha de estar
orientada a la individualización. Se generaliza para individualizar. No se trata de
buscar normas según las cuales puedan resolverse más y más especies de casos, sino
al contrario, de buscar normas que se ajusten mejor a cada caso, que den cuenta
con mayor exactitud de sus notas diferenciales. Y, si ello es así, la generalización
jurídica sigue un camino totalmente opuesto al de la generalización naturalística:
no el camino de una mayor abstracción (que proyecta el conocimiento sobre un
ámbito más vasto), sino el de una mayor concreción (que permite una más ade-
cuada contemplación valorativa al caso)”, VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto,
pp. 154-155.
261
LARENZ, Metodología, pp. 288 y ss., lo plantea de esta forma, describiendo
cuál debe ser el método de concretización judicial que garantice la seguridad
jurídica.
262
LARENZ, Metodología, p. 286.
117
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
263
Cfr. LARENZ, Metodología, p. 284, agrega que el enjuiciamiento debe atender,
incluso, a la cuestión relativa a las consecuencias jurídicas que sean más adecuadas
en el sentido de la ley.
264
“En efecto, constituye doctrina consolidada de este Tribunal la de que el
principio de legalidad en materia sancionadora no veda el empleo de conceptos
jurídicos indeterminados, aunque su compatibilidad con el art. 25.1 CE se subordi-
na a la posibilidad de que su concreción sea razonablemente factible en virtud de
criterios lógicos, técnicos o de experiencia, de tal forma que permitan prever con
suficiente seguridad la naturaleza y las características esenciales de las conductas
constitutivas de la infracción tipificada”, STC 151/1997, de 19 septiembre, FD 3º.
265
STC 105/1988, FD 2º.
266
STS 29 noviembre 1997, pon. Sr. García-Calvo y Montiel (RJ 1997\8535),
FD 5º.
De esta forma, los conceptos jurídicos indeterminados, que por el principio de
unidad del ordenamiento jurídico deben ser interpretados conforme a la Constitución,
constituyen el portón de entrada para que el derecho común pueda ser tomado en
consideración en la definición del orden constitucional de valores. Así, TIEDEMANN,
118
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
Lecciones de Derecho penal económico (trad. García Arán), Barcelona, 1993, p. 134; EL
MISMO, Tatbestandsfunktionen im Nebenstrafrecht, Tübingen, 1969, pp. 25 y ss.
267
En este sentido, TIEDEMANN, Lecciones, pp. 147-149.
268
Condiciona su admisibilidad en estos términos la STC 151/1997, de 29
septiembre, FD 3º.
269
Así se viene denunciando desde muchos sectores de la doctrina, a título
ejemplar y cuestionando el uso de los conceptos indeterminados, ALBRECHT, “El
Derecho penal en la intervención de la política populista” (trad. R. Robles Planas),
en AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal, Granada, 2000, p. 483, y MUÑOZ
CONDE, “Principios inspiradores del Proyecto de Código penal español de 1994”,
en Valore e principi della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese a
confronto, Padova, 1995, p. 89.
119
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
120. Para terminar, cabe recordar que las dificultades que se han
venido analizando se manifiestan fundamentalmente en los elementos
normativos que remiten a normas extralegales de valoración. Dada
su especial problemática, en lo que sigue se hará referencia a ellos,
de modo abreviado, simplemente como elementos valorativos, una
subcategoría dentro de un concepto amplio de elemento normativo,
pero con características peculiares271. Por lo demás, es la forma con
la que se suele adudir a ellos en el discurso de la doctrina, sea cual
sea el concepto adoptado respecto de los elementos normativos.
V. CONSIDERACIONES FINALES
270
Cfr. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Manual, p. 61.
271
PUPPE, CPC 47, 1992, p. 388, estima que el problema de la distinción entre
elementos normativos y descriptivos tiende a desaparecer, en tanto que lo esencial
es distinguir entre los elementos que designan una relación jurídica y los elementos
que expresan un juicio de valor, que son incluidos conjunta y erróneamente en la
categoría de elementos normativos.
272
Así, BACIGALUPO, Principios, p. 151, y LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal.
PG, p. 352.
120
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
273
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §10/59, p. 307.
274
V.gr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal. PG, p. 270; JESCHECK, Tratado
de Derecho penal. PG, I, p. 366; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 448 y ss.; MIR
PUIG, Derecho penal. PG, L 10/75, y ROXIN, Derecho penal. PG, §10/57, pp. 305-306.
275
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 664, n. 20, apoyado en
numerosa doctrina alemana. En cierta medida, también ROXIN, Derecho penal. PG,
§10/57, pp. 305-306, destaca la importancia histórica que la división de los elementos
ha tenido para la delimitación entre tipo y antijuridicidad, para la concepción del tipo
como tipo de injusto, y también para la teoría del dolo, porque los elementos descrip-
tivos requieren una percepción sensorial, mientras que los elementos normativos una
comprensión espiritual. Posteriormente añade que, teniendo en cuenta que raramente
existen elementos puramente descriptivos o puramente normativos, “ambas formas
de conocimiento son ciertamente necesarias en la mayoría de las circunstancias del
hecho, puesto que sus elementos descriptivos deben ser percibidos sensorialmente
y sus contenidos normativos deben ser comprendidos” (p. 460).
276
TISCHLER, Verbotsirrtum, pp. 34 y ss., cit. por SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
p. 106.
121
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
124. Son estos últimos aspectos los que realmente interesan para
elaborar una distinción, y no las diferencias ontológicas que de todos
modos pudieran existir, por lo que la clasificación resulta de escasa
trascendencia o utilidad, al margen de que sea practicable o no277.
277
Con JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/52, p. 350, se puede afirmar que “la con-
fusión que existe en torno a los elementos normativos no cabe aclararla por medio
de un concepto de lo normativo en sí, sino sólo por medio de las consecuencias
para la teoría del dolo y el error”.
278
En forma similar, LARENZ, Metodología, p. 192, identifica dos formas de compren-
sión de expresiones lingüísticas: de modo irreflexivo, mediante el acceso inmediato
al sentido de la expresión, o de modo reflexivo, mediante la interpretación.
122
Capítulo Cuarto
I. INTRODUCCIÓN
123
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
279
Por primera vez en varias investigaciones publicadas en JZ de 1952: “Der
Irrtum über die Rechtmäßigkeit der Amtausübung”, pp. 19-20; “Der Irrtum über
die Zuständikeit einer Behörde”, pp. 133-136; “Der Irrtum über die Amtspflicht”,
pp. 208-209; “Anmerkung zum Beschluss des Grossen Senats des Bundesgerichtshofs
vom 18.3.1952 zur Frage des Verbotsirrtums”, pp. 340-344, cit. por ROXIN, Teoría
del tipo penal (trad. Bacigalupo), Buenos Aires, 1979, p. 3, n. 1.
280
Cfr. WELZEL, El nuevo sistema del Derecho penal (trad. Cerezo Mir), Barcelona,
1964, p. 60.
281
ROXIN, Teoría del tipo penal, passim; EL MISMO, Derecho Penal. PG, §10/43 y ss.,
pp. 298 y ss. Vid. bibliografía a favor y en contra de la admisión de tipos abiertos
en DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 669, n. 34.
124
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
del tipo como tipo de injusto, como juicio provisional de desvalor, éste
no puede ser valorativamente neutro respecto del injusto, eso sería un
contrasentido. “Es tan imposible que existan tales tipos abiertos como
que haya realizaciones socialmente adecuadas del tipo”282.
282
ROXIN, Derecho penal. PG, §10/44, p. 298.
283
Cfr. ROXIN, Teoría del tipo penal, pp. 97-98.
284
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §10/44, pp. 298-299.
285
Cfr. ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 132.
286
Cfr. ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 296; es esto lo que distingue a los elementos
del deber jurídico de la pluralidad de elementos normativos de naturaleza jurídica:
su relación con la antijuridicidad (p. 122), “por regla general, el conocimiento de
un elemento del tipo, aunque se trate de elementos de naturaleza jurídico-norma-
tiva, no se vincula directamente con el conocimiento de la antijuricidad” (p. 123),
mientras que “el conocimiento de tales elementos significa para el autor, siempre
125
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
ROXIN, ellos “poseen una doble faz: por un lado describen el hecho
y, por otra parte, albergan en sí el juicio de antijuridicidad”287.
287
ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 132.
288
“Cuando un error concierne únicamente a la antijuridicidad de la acción
típica, se trata de un error de prohibición aun cuando se refiera a una circunstancia
del hecho que, bajo la apariencia de un elemento individual, incluya en sí el juicio
de antijuridicidad como tal”, ROXIN, Derecho penal. PG, §12/89, p. 463.
289
ROXIN, Derecho penal. PG, §12/89-92, pp. 463-465.
126
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
290
La idea de ROXIN ha tenido amplia aceptación, en especial entre los autores
alemanes. En España, en tanto, hay diversas opiniones. Comparten en líneas generales
la concepción roxiniana: BACIGALUPO, Principios, p. 229 (si bien con anterioridad
se había manifestado contrario a sus consecuencias poco satisfactorias, desde el
punto de vista de la distribución de los riesgos en la vida social, vid. BACIGALUPO,
Tipo y error, 2ª ed., Buenos Aires, 1988, p. 149); COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN,
Derecho penal. PG, p. 341; CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal español. PG, pp. 389-
390; DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, pp. 669-670 y 701; LUZÓN PEÑA,
Curso de Derecho penal. PG, p. 353; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico.
PG, p. 126; MIR PUIG, Adiciones de Derecho español a JESCHECK, Tratado de Derecho penal.
PG, I, Barcelona, 1981, p. 344; MUÑOZ CONDE, El error en Derecho penal, Valencia,
1989, p. 61 (critica que se hace muy difícil distinguir entre las bases fácticas del
juicio de valor y el juicio de valor mismo),y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco,
pp. 50-51. Con diversos argumentos, rechazando la principal consecuencia de esta
concepción, esto es, la distinción entre el presupuesto fáctico y el juicio de valor:
127
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, p. 194 (a pesar de una referencia a la
legalidad global, el elemento será auténtico elemento normativo del tipo, y no de
la antijuricidad; el error será de tipo); RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal. PG,
p. 287 (coincide con Welzel, pues considera que si el elemento no es presupuesto
de la antijuridicidad, sino que se identifica con ella, pertenece a la antijuridicidad;
un error sobre él será un error de prohibición); SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
p. 133 (no admite separación entre el acto en sí y su significación comunicativa;
un error del sujeto acerca del mensaje que objetivamente transmite su acto es un
error sobre un elemento del tipo); ZUGALDÍA ESPINAR, “Comentarios al art. 6 bis
a) CP”, en LÓPEZ BARJA DE QUIROGA/RODRÍGUEZ RAMOS (coord.), Código Penal
comentado, Madrid, 1990, p. 28.
128
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
291
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §10/30, p. 291.
292
Lo especifica COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, p. 341. En
el mismo sentido, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 270, y GÓMEZ
BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, p. 194. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG,
p. 355, considera que se trata de una formulación del tipo negativo, en los términos
de la teoría de los elementos negativos del tipo.
293
La mención es superflua, tanto como si el legislador en lugar de decir “el
que matare a otro”, hubiera dicho, “el que matare a otro antijurídicamente”, VIVES
ANTÓN, “Detenciones ilegales”, en VIVES ANTÓN/GIMENO SENDRA, La detención,
Barcelona, 1977, p. 66.
129
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
sus presupuestos, éste deberá ser tratado como error de tipo. Mientras
que la creencia equivocada de un sujeto de que le asiste una causa de
justificación inexistente o que sus límites son más amplios de lo que
legalmente está establecido, constituirá un error de prohibición294.
294
Se sigue aquí la teoría restringida de la culpabilidad. A igual solución se
arriba de aceptar la teoría de los elementos negativos del tipo.
295
Cfr. SÁINZ CANTERO, Lecciones, pp. 542-543. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de
Derecho Penal. PG, p. 270, acepta que la mención de determinadas causas, que en
otro evento serían causas de justificación, sean de atipicidad sólo en los casos en
que sobre el sujeto pesan deberes especiales; así, por ejemplo, en el supuesto de
detención ilegal por parte de funcionario (art. 184 ACP).
296
Cfr. LUZÓN PEÑA, Estudios Penales, pp. 95 y 98.
297
Claramente, ROXIN, Derecho penal. PG, §12/85, p. 460, “objeto del dolo no
son los conceptos jurídicos o la antijuridicidad de la acción, sino las circunstancias
del hecho, es decir, los hechos externos junto con su significado social” (destacado
en el original).
130
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
298
JAKOBS, Derecho penal. PG, §6/57, p. 194 (cursiva en el original), critica así
la doctrina de los elementos negativos del tipo.
299
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §12/89, p. 463.
131
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
300
Cfr. MILLÁN GARRIDO, La objeción de conciencia, Madrid, 1990, p. 271; MARÍN
CASTÁN, en BLECUA FRAGA/RODRÍGUEZ-VILLASANTE Y PRIETO (coord.), Comentarios
al Código penal militar, Madrid, 1988, p. 1567, y TAMARIT SUMALLA, en QUINTERO
OLIVARES (drg.), Comentarios, pp. 1511 y 1671. Aunque a ello se le asignan conse-
cuencias diversas: MARÍN CASTÁN, en Comentarios al Código penal militar, p. 1570,
estima que tanto el error de prohibición como el de tipo, vencibles o invencibles,
excluyen la existencia del dolo; MILLÁN GARRIDO, La objeción de conciencia, p. 282,
en cambio, sigue considerando que el error sobre la existencia de una causa de
justificación es error de prohibición.
301
En este sentido, RODRÍGUEZ RAMOS, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ
DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, III, Madrid, 1999, p. 80, y SERRANO
GÓMEZ, Derecho penal. PE, Madrid, 1998, p. 986.
302
En esta figura se ha sustituido el elemento sin título o justa causa, contenido
en la redacción del Código anterior, por el calificativo ilegítimamente. Pero sería un
cambio meramente formal, la sustitución de una expresión por otra más sencilla
que mantiene el mismo significado material.
303
Para la redacción del anterior Código penal, GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica
del Delito, p. 195; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal, PG, p. 270. Sobre el CP
de 1995, CONDE-PUMPIDO FERREIRO, Código Penal, III, p. 3772; ESCOBAR JIMÉNEZ, en
SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1603; ORTS BERENGUEL,
en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1769; QUINTERO OLIVARES, en QUINTERO
OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1153.
304
Vid. bibliografía citada en la nota anterior y MUÑOZ CONDE, Derecho penal.
PE, 13ª ed., Valencia, 2001, p. 675.
305
Sobre los términos de esta discusión, vid. JOSHI JUBERT, Los delitos de tráfico
de drogas, I. Un estudio analítico del art. 368 CP, Barcelona, 1999, pp. 103-107. En la
redacción del art. 344 ACP, interpretan el término como alusiones superfluas a
causas de justificación GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, p. 195, y REY HUI-
DOBRO, El delito de tráfico de estupefacientes, Barcelona, 1987, pp. 97-98. Admite las
132
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
d) Art. 163.4 CP: “El particular que, fuera de los casos permitidos por las leyes,
aprehendiera a una persona para presentarla inmediatamente a la autori-
dad...”. Se trata de un supuesto atenuado de detención ilegal cuyo alcance y
justificación político-criminal han sido cuestionados. Es interpretado como:
i) un caso especialmente tipificado de error de prohibición vencible o un
supuesto de justificación incompleta; es decir, que la situación no está objeti-
vamente justificada, pero concurriría el elemento subjetivo de justificación; o,
ii) un supuesto de actuación con conciencia de que no se dan los elementos
objetivos de la justificación, pero en la que concurre un ánimo especial: el de
entregar a la persona detenida en forma inmediata a la autoridad. En ambas
hipótesis se interpreta el elemento como referencia a la antijuridicidad, y
el error sobre el mismo como un error de prohibición306.
e) Art. 167 CP: “La autoridad o funcionario público que, fuera de los casos
permitidos por la Ley, y sin mediar causa por delito, cometiere alguno de
los hechos descritos en los artículos anteriores...”. Esta expresión ha sido
interpretada de dos formas: i) se refiere a los casos en que el funcionario
actúa fuera de sus competencias, como un particular, pero prevaliéndose de
su cargo; realiza, por tanto, un actuar improcedente, arbitrario, contrario
a la normativa extrapenal que reglamenta sus facultades propias307; ii) es
una formulación expresa de la antijuridicidad, de la ausencia de concretas
causas de justificación que se menciona porque en este ámbito ellas pueden
aparecer con mayor frecuencia. Es decir, sería una advertencia sobre la
necesidad de comprobar que la conducta –que ya es penalmente relevante
aun sin su presencia– no está justificada en el caso concreto308.
f) Art. 145 CP: “El que produzca el aborto de una mujer ... fuera de los casos
permitidos por la ley”. Este es un caso particular, en que opera una remisión
306
Cfr. DÍEZ RIPOLLÉS, en DÍEZ RIPOLLÉS/GRACIA MARTÍN, Comentarios al Código
penal. PE, I, Valencia, 1997, p. 766; JORGE BARREIRO, en RODRÍGUEZ MOURULLO
(drg.), Comentarios, p. 474, y PAZ RUBIO/COVIÁN REGALES, en CONDE-PUMPIDO
FERREIRO (drg.), Código Penal, II, p. 1984.
307
En este sentido, CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN
(coord.), Comentarios, p. 863; JORGE BARREIRO, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.),
Comentarios, p. 481; LANDROVE DÍAZ, Detenciones ilegales y secuestros, Valencia, 1999,
p. 191, y MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 176. En contra, LÓPEZ GARRIDO/GAR-
CÍA ARÁN, El Código penal de 1995 y la voluntad del legislador, Madrid, 1996, p. 102,
estiman que los funcionarios deben estar actuando dentro de sus funciones, de lo
contrario no podría atribuírseles tal condición.
308
Es la opinión de LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 355, y de la STS
1 junio 1998, pon. Sr. Granados Pérez (RJ 1998\5143). También DÍEZ RIPOLLÉS, en
DÍEZ RIPOLLÉS/GRACIA MARTÍN, Comentarios, p. 743, y PRATS CANUT, en QUINTERO
OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 177.
133
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
309
Acerca de la discusión sobre su naturaleza y sobre la aplicabilidad de otras
causas de justificación, vid. por todos, LUZÓN PEÑA, “Indicaciones y causas de jus-
tificación en el aborto”, en Estudios Penales, pp. 332-334.
310
Ello, según la concepción de GÜNTHER, quien distingue –dentro de las
causas de justificación– las que excluyen el injusto sin más, para todos los campos
del Derecho, y las que eliminan sólo el injusto jurídico-penalmente relevante. Este
autor considera, precisamente, que las indicaciones en el aborto pertenecen al
segundo grupo; en concreto, estima que son causas de exclusión de la tipicidad,
GÜNTHER, H.-L., “La clasificación de las causas de justificación en Derecho penal”,
en LUZÓN PEÑA/MIR PUIG (coords.) Causas de justificación y de atipicidad en Derecho
penal, Pamplona, 1995, p. 56.
311
En este sentido, LAURENZO COPELLO, en DÍEZ RIPOLLÉS/GRACIA MARTÍN,
Comentarios, pp. 300-302.
312
Cfr. LÓPEZ GARRIDO/GARCÍA ARÁN, El Código penal de 1995, pp. 91-92; QUERALT
JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, 3ª ed., Barcelona, 1996, p. 39, y VALLE MUÑIZ, en
QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 82.
313
Así, CANCIO MELIÁ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 1376,
y MIRANDA STRAMPES, en SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995,
p. 1948.
134
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
314
V.gr. PIEDRABUENA LEÓN, “El delito de tenencia ilícita de armas de fuego en
el nuevo Código penal”, en AP 1997, p. 489, estima que se describe perfectamente
la conducta típica.
315
En expresión de MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 11/36.
316
Cfr. GARCÍA ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1605.
317
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §10/45, p. 299; EL MISMO, Política Criminal,
p. 55, n. 56.
318
ROXIN, Derecho penal. PG, §10/47, p. 300 (destacado en el original).
135
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
319
WELZEL los considera especiales momentos de la antijuridicidad, independientes
del tipo, mientras que para ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 296, son circunstancias com-
prensivas de la antijuridicidad, cuya función es fundamentar o excluir lo injusto, y que
al mismo tiempo, siempre, o por regla general, alojan la antijuridicidad formal.
320
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 50.
321
Es la posición de la jurisprudencia cuando un tipo exige expresamente la
ilegalidad de la conducta (por ejemplo, de las detenciones ilegales de funcionario),
según LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 353. Es también la conclusión de
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, p. 194.
322
Vid. supra Segunda Parte §141.
136
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
a) Art. 539 CP: actuación sin causa legítima (similar, los derogados arts. 527
y 604), art. 402: actuación ilegítima. Estas expresiones son interpretadas
por algunos como referencias genéricas a la antijuridicidad, según lo visto
recientemente, pero otros las entienden más precisamente como elementos
que colaboran en la descripción del injusto específico y, al mismo tiempo,
contienen el juicio total de antijuridicidad323.
b) Art. 533 CP: “El funcionario (...) que impusiere a los reclusos o internos
sanciones o privaciones indebidas, o usare con ellos un rigor innecesario”.
Se puede estimar que una privación o sanción es indebida cuando carece
de justificación, y que el rigor es innecesario por referencia al Derecho en
su totalidad324. Entonces las expresiones operarían como elementos que
describen el injusto específico y contienen el juicio sobre su antijuridicidad
total, cerrando los espacios a la concurrencia de causas de justificación.
Pero la mayoría doctrinaria restringe la remisión a las previsiones de la
LGP y LECr, y califican la norma como ley penal en blanco325.
c) Art. 305 CP: se refiere a la obtención indebida de devoluciones o disfrute de
beneficios fiscales de la misma forma, en defraudación a la Hacienda Pública.
El término indebidamente sustituyó –en 1985– al que se refería a la ilicitud.
MORILLAS CUEVA señala que “el cambio no presentó especial trascendencia,
aunque se ha planteado la interrogante de si se está ante un elemento de
valoración global del hecho (...) en nuestra opinión se trata de una remisión
a la antijuridicidad de la conducta”326. En relación con el tratamiento del
error, MUÑOZ CONDE327 destaca que en estos delitos las diferencias entre
error de tipo y de prohibición son difíciles de marcar. El error sobre el deber
extrapenal jurídico-tributario –que sería un error sobre el significado jurídico
de los elementos normativos del tipo– ha sido entendido como error de pro-
hibición, porque el dolo sólo requerirá el conocimiento de las circunstancias
de los hechos imponibles, pero no del deber fiscal que de ellos se genera328.
323
“La presencia en el tipo objetivo del elemento sin causa legal condiciona el
que circunstancias que, de otro modo, serían causas de justificación se conviertan
aquí en la base del juicio de valoración”, PORTILLA CONTRERAS, “Los delitos de no
incorporación y de rehusar el servicio militar”, en CLP XVI, 1994, p. 147 (cursiva en
el original), EL MISMO, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, pp. 752-753 y 955-956.
Respecto del art. 402 CP, QUERALT JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 559.
324
Cfr. CARBONELL MATEU/VIVES ANTÓN, en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios,
p. 2047, aludiendo a la posición de CÓRDOBA RODA.
325
En este sentido, MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 823; REIG REIG, en SE-
RRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1886, y TAMARIT SUMALLA,
en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1523.
326
MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 871.
327
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 995.
328
Cfr. BACIGALUPO, “El delito fiscal”, en Curso de Derecho penal económico, Madrid,
1998, p. 225, al analizar la hipótesis de conducta omisiva, considera que la pretensión
fiscal es un elemento del deber, ajeno al tipo, por lo que el dolo sólo requerirá el
conocimiento de las circunstancias de los hechos imponibles, pero no del deber
137
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
329
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PE, p. 344.
330
Así, MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 995, aunque –agrega– obviamente
también pueda dar lugar a un error de prohibición. Sí tendrían ese carácter los
errores sobre determinados extremos que fundamentan la obligación de pagar.
SÁNCHEZ TOMÁS, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINARES/SÁNCHEZ TO-
MÁS, Derecho penal. PE, III, p. 133, fundamenta la necesidad de catalogar el error
sobre la existencia de la obligación tributaria como error de tipo en que “si bien
es cierto que todo error que recae inmediatamente sobre un hecho constitutivo
de la infracción penal (error de tipo) mediatamente implica errar sobre la ilicitud
del hecho constitutivo de infracción penal (error de prohibición), el error sobre
la existencia de la obligación tributaria no implica desconocer la desvaloración
jurídica de la conducta, sino estar presente ante una circunstancia que convierte
al ciudadano en un posible sujeto activo del delito”.
331
Cfr. APARICIO PÉREZ, El delito fiscal a través de la jurisprudencia, Navarra, 1997,
pp. 290-292. Aunque la doctrina general sostiene que ese error de prohibición
tiene escaso ámbito de aplicación, pues es difícil imaginar que un sujeto crea que
al eludir el cumplimiento de sus deberes fiscales no está infringiendo una norma
tributaria, el autor lo estima posible en la medida en que se crea que se está utili-
zando una economía de opción.
138
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
332
Inicialmente HIRSH, Die Lehre von den negativen Tatbestandsmerkmalen, 1960,
cit. por ROXIN, Derecho penal. PG, §10/45, p. 299 (n. 84).
333
JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 337. Así también PUPPE, CPC
47, 1992, p. 380, explica la posibilidad de confusión porque, “como los elementos
de valoración global del hecho se remiten a deberes jurídicos no escritos (...),
es dificultoso separar conceptualmente estos deberes jurídicos no escritos de las
causas de justificación”.
334
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §6/62, p. 197. El tipo de injusto es una unidad
de sentido jurídica (y social) propia, con independencia de una situación justificante
dada, ya que la justificación puede anular la antijuridicidad, pero no la normalidad
social del suceso (§6/58).
139
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
335
JAKOBS, Derecho penal. PG, §6/62, p. 197.
336
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §6/65, p. 198. “En la medida en que estos
elementos resultan necesarios para constituir el injusto deben referirse a un sustrato
cuyo concepto, entonces, realiza la totalidad de los requisitos que pueden estable-
cerse para un elemento del tipo: el concepto expresa, pues, un requisito positivo del
injusto”, y “el hecho de que unos elementos del tipo formulados tan globalmente
se refieran a su vez a una antijuricidad que corresponde a la antijuridicidad que
sólo se fundamenta mediante el tipo (los llamados elementos de valoración global
del hecho), no representa peculiaridad alguna de estos elementos, sino que se da
en numerosos elementos normativos del tipo” (§6/64).
337
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/56, pp. 352-353.
338
V.gr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 354-355; MARTÍNEZ-BUJÁN
PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 126, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 50.
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, pp. 341-342, n. 25, destacan que
la referencia no puede entenderse nunca hecha a cualquier elemento especial de la
antijuridicidad situado al margen del tipo, lo que resulta impensable si el tipo ha
de contener todas las características que fundamentan el injusto especial de cada
figura delictiva. Por eso cuestionan la concepción de ROXIN, esto es, la posibilidad
de que existan circunstancias que fundamentan el injusto, albergando en sí, a la
vez, toda la antijuridicidad.
339
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 342.
140
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
340
PUPPE, CPC 47, 1992, p. 379, habla de normas tautológicas.
341
Aunque no expresamente, parecen entenderla como elemento normativo,
respecto de las distintas figuras en que se contiene una expresión similar, CONDE-
PUMPIDO FERREIRO, Código Penal, II, pp. 3034-3035; DEL ROSAL, en VIVES ANTÓN
(coord.), Comentarios, p. 1436; FEIJÓO SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.),
Comentarios, p. 1411; FERNÁNDEZ TERUELO, Los delitos societarios en el Código penal
español, Madrid, 1998, p. 274; GARCÍA RIVAS, “Los delitos de insumisión en la le-
gislación española”, en ADPCP 1992, p. 905; GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL
(drg.), Curso, I, p. 839; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PE, p. 251;
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, pp. 510 y 804; PUYOL MONTERO, en CONDE-PUM-
PIDO FERREIRO (drg.), Código Penal, III, pp. 4675 y 4968; QUERALT JIMÉNEZ, Derecho
penal español. PE, p. 465; SUÁREZ GONZÁLEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio,
p. 585, y VALLE MUÑIZ, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 716.
342
Hablan de una referencia a la legalidad global de la conducta, pero dife-
renciándola de las alusiones a la antijuridicidad; así FARALDO CABANA, Los delitos
societarios, Valencia, 1996, pp. 505 y 510, y GONZÁLEZ CUSSAC, en AA.VV., Derecho
penal. PE, 3ª ed., Valencia, 1999, p. 554.
343
En este sentido, en el antiguo delito contra el deber del cumplimiento
de la prestación social sustitutoria, JIMÉNEZ DÍAZ, “Delitos relativos a la prestación
social sustitutoria: su problemática aplicación (I)”, en CPC 54, 1994, p. 1034, y
PERIS RIERA, “Precisiones en torno al régimen penal y disciplinario de la objeción
de conciencia”, en PJ 22, 1991, pp. 70-71.
141
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
b) Art. 463 CP: “El que, citado en legal forma, dejare voluntariamente de
comparecer, sin justa causa, ante un Juzgado o Tribunal”. Aunque la men-
ción es casi idéntica a la anterior, se ha interpretado de modo diferente.
Dentro de la estructura del tipo, se entiende como una redundancia de
la exigencia de voluntariedad344, o por lo menos, como una circunstancia
que se solapa con ésta345. Su objetivo es insistir en la necesidad de una
actuación consciente y arbitraria para que la conducta sea típica, lo que
incluye las situaciones de justificación, exculpación y exención legal del
deber de comparecencia.
c) Art. 402 CP: la alusión a la ilegitimidad en el ejercicio de actos propios
de una autoridad o funcionario, ha sido interpretada restringiéndola a
la cualificación del sujeto activo, esto es, a la caracterización del sujeto
como un particular, funcionario o autoridad que carezca totalmente de
competencia para actuar346. En tal caso la referencia a la ilegitimidad estaría
adscrita a la tipicidad, pues si hay legitimidad, faltaría uno de los compo-
nentes esenciales del tipo: el sujeto activo.
d) Art. 404 CP: “A la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de
su injusticia, dictare una resolución arbitraria” (delito de prevaricación).
La exigencia de arbitrariedad se aplica sólo al contenido de la resolución,
no a la conducta en su totalidad347. De esta forma, y sin olvidar que el tipo
requiere expresamente que se actúe con conciencia de la injusticia, es
344
Cfr. GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 532, y SERRANO
GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 794.
345
Así, CANCIO MELIÁ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios,
p. 1211.
346
Así, LASCURAÍN SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios,
p. 1081; MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 259, y SERRANO
GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 702.
347
Vid., a este respecto, la STS 2 noviembre 1999, pon. Sr. Jiménez Villarejo
(RJ 1999\8091). Esta versa sobre la conducta ilícita de un Alcalde que había sido
entendida como justificada por el acusado, con el fin de procurar la buena marcha
administrativa del municipio. Aunque dicho móvil no excluye la conciencia de la
ilicitud de sus acciones, el tribunal le otorga relevancia jurídica en el plano de la
culpabilidad: estima que la finalidad perseguida y la ausencia de móviles espurios
configuran el presupuesto fáctico de una causa de justificación –la eximente pre-
vista en el art. 20.7 CP– erróneamente definida por el acusado como cierta, y se le
aminora la responsabilidad por lo dispuesto en el art. 14.3 CP en relación con la
circunstancia eximente 7 del art. 20 CP. La argumentación, en todo caso, parece
cuestionable, puesto que quien sabe que dicta una resolución patente, notoria e
incuestionablemente arbitraria no podría, al mismo tiempo, creer que su conducta
está justificada por el ejercicio legítimo del cargo de Alcalde. Tampoco parece con-
sistente afirmar que el acusado es consciente de la ilicitud de sus acciones (requisito
necesario para que exista dolo), para luego aplicar el 14.3 CP, que regula el error
“sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal”.
142
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
D) OPCIÓN INTERPRETATIVA
348
Así, CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código
Penal, II, p. 3291, y SUÁREZ GONZÁLEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comenta-
rios, p. 944 (pero afirma que el error sobre la concurrencia de autorización deberá
valorarse a tenor de lo prescrito en el art. 14.3 CP).
349
BOIX REIG/DOVAL PAIS, en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1649.
143
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
350
Vid. infra en esta Segunda Parte §163.
351
Cfr. PRATS CANUT, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, pp. 208 y 210,
citando jurisprudencia del Tribunal Supremo en el mismo sentido.
144
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
352
Ha llegado a decirse que entonces se invierte o deroga esa relación de regla-
excepción, v.gr. JORGE BARREIRO, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios,
p. 500, y MIR PUIG, “El delito de coacciones en el Código penal”, en ADPCP 1977,
pp. 294-295. Sin embargo, eso es equívoco: la regla es que el tipo describe una
perturbación relevante y, en principio, indebida de bienes jurídicos penalmente
protegidos, por lo que supone un indicio de antijuridicidad, mientras que la excepción
es que concurran causas de justificación que enerven el juicio provisional de antiju-
ridicidad. Si dicha relación se entiende en términos cualitativos –no cuantitativos–,
la interpretación de la cláusula sin estar legítimamente autorizado como referencia a
las causas de justificación no hace sino confirmar el principio de regla-excepción.
En el mismo sentido, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 355.
353
Así, DÍAZ-MAROTO Y VILLAREJO, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 80;
DÍEZ RIPOLLÉS, en DÍEZ RIPOLLÉS/GRACIA MARTÍN, Comentarios, p. 836; GÓMEZ
BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, p. 195; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG,
p. 355, y MIR PUIG, ADPCP 1977, p. 294.
354
V.gr. CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, p. 887; LÓPEZ GARRIDO/GARCÍA ARÁN, El Código penal de 1995, p. 104,
y MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 155.
355
En este sentido, TORÍO LÓPEZ, “La estructura típica del delito de coacción”,
en ADPCP 1977, pp. 36-37. También GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, “Sobre el delito de
coacciones”, en EPC VI, 1983, p. 140, y POLAINO NAVARRETE, en COBO DEL ROSAL
(drg.), Curso, I, p. 261.
356
Se dice que la posición contraria significa equiparar el contenido material
jurídico de proposiciones normativas con formulaciones lingüísticas divergentes:
la cláusula del art. 172 CP, que alude a la falta de motivos justificantes del obrar, y
145
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
el art. 20.7 CP, que se refiere a la existencia de una facultad atribuida al autor por
el ordenamiento jurídico, para la realización de los elementos del tipo legal. Así lo
planteaban, en la redacción del ACP, TORÍO LÓPEZ, ADPCP 1977, p. 35, y GARCÍA-
PABLOS DE MOLINA, EPC VI, 1983, p. 139. Sin embargo, la objeción es fácilmente
superable si se acepta –con la doctrina mayoritaria– que la cláusula del art. 172 se
relaciona con todas las causas de justificación, no únicamente con la del art. 20.7.
357
Cfr. TORÍO LÓPEZ, ADPCP 1977, pp. 33-38.
358
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, EPC VI, 1983, pp. 139-140.
359
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, EPC VI, 1983, p. 141.
360
TORÍO LÓPEZ, ADPCP 1977, p. 38.
361
Así, DÍEZ RIPOLLÉS, en DÍEZ RIPOLLÉS/GRACIA MARTÍN, Comentarios,
p. 836.
146
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
362
Sobre las consecuencias que cabe atribuir a este primer juicio de valor, cfr.
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 394-396.
363
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, EPC VI, 1983, p. 139.
364
V.gr. JORGE BARREIRO, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 573.
La normativa se encuentra, fundamentalmente, en la LO 5/1992, de 29 de octubre,
de Regulación del Tratamiento Automatizado de Datos Personales, LORTAD. Pero
en la LORTAD no se somete esta actividad a un severo régimen de autorizaciones,
como podría parecer. Es necesario, entonces, interpretar la remisión como una
referencia a que la conducta sea ilegal, es decir, contraria a las previsiones de tu-
tela instituidas en dicha ley. Así, MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.),
Comentarios, p. 345.
365
LOZANO MIRALLES, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, pp. 204-205,
alude directamente al consentimiento como causa de justificación que, en este
caso, afecta la relevancia jurídico-penal de la conducta (por tratarse de un bien
jurídico disponible). Pero indirectamente también puede explicarse así, pues ese
es un principio utilizado con frecuencia en la LORTAD.
147
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
366
Cfr. CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, p. 1000. También MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 249, y QUERALT
JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 200, quien la entiende como parte del tipo
negativo.
367
Así parece entenderlo MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 580, aunque
agrega que su mención en el tipo obligaría a tratar la ausencia de autorización
como un elemento del mismo.
368
Opinión de DE LA CUESTA AGUADO, Respuesta penal al peligro nuclear, Barce-
lona, 1994, p. 233; MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 580, y SERRANO PASCUAL,
en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código penal, II, p. 3313.
369
En este sentido, GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 106,
y MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 955.
370
En este sentido, GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 106;
MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 955; MUÑOZ CONDE,
Derecho penal. PE, p. 580, y SERRANO PASCUAL, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.),
Código Penal, II, p. 3313. DE LA CUESTA AGUADO, Respuesta penal, 1994, p. 233, llega a
afirmar que se trata de un elemento descriptivo –entendiendo por tales los que ex-
presan una realidad naturalística aprehensible por los sentidos–, ya que no es precisa
ninguna valoración jurídica o social para concretar el significado del mismo (!).
148
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
371
ROXIN, Derecho penal. PG, §10/47, p. 302. También JESCHECK, Tratado de
Derecho penal. PG, I, p. 337, advierte que en estos casos “el juicio de valor sustituye,
en cierto modo, la descripción objetiva del supuesto de hecho”.
149
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
150
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
373
Vid. supra Segunda Parte §141.
374
MIR PUIG, Adiciones I, p. 345 (cursiva en el original).
375
Esta idea está, en cierta medida, en la base conceptual de quienes niegan
que los elementos de valoración global puedan abarcar el juicio sobre las causas
de justificación.
376
Por ejemplo, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 354-355.
151
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
377
A esta conclusión llega SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 50-51.
378
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 354.
379
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 354-355, sostiene que la pe-
culiaridad de los tipos que contienen elementos de valoración global del hecho
–tipos abiertos, según este autor– es que en ellos está invertida la relación regla-
excepción que normalmente se presenta en los tipos delictivos. La regla suele ser
que la realización del tipo (positivo o estricto, desde el punto de vista de la teoría
de los elementos negativos del tipo) supondrá una perturbación antijurídica de
bienes jurídicos, mientras que la excepción es que causas de justificación autoricen
tal perturbación y eliminen su carácter de antijurídica. En los tipos abiertos, en
cambio, la regla es que la descripción de la conducta, la realización de los restantes
152
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
153
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
380
Entre los italianos, PAGLIARO, Principi di Diritto penale. PG, 7ª ed., Milano,
2000, p. 55, afirma que términos como ajenidad, ilegitimidad, arbitrariedad, injusticia
tienen el mismo sentido en cuanto remisión, así como cualquier otro caso en
que la ley penal, para indicar el hecho del delito o incriminarlo, reenvíe a reglas
diversas de sí misma.
381
PUPPE, CPC 47, 1992, p. 380, distingue según si la remisión se hace a otras
normas del ordenamiento jurídico o a normas elementales generalmente recono-
cidas del Derecho no escrito.
154
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
382
Vid., por ejemplo, ROXIN, Derecho penal. PG, §10/85, p. 460; LUZÓN PEÑA,
Curso de Derecho penal. PG, pp. 449-450, y BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal.
PG, p. 401.
383
Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 401. En detalle, para
el caso de un delito de daños, SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, pp. 128-131.
384
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 700.
155
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
385
Los que ROXIN calificaba como elementos no divisibles.
156
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
V. CONSIDERACIONES FINALES
386
ROXIN, Derecho penal. PG, §12/89-92, pp. 463-465.
387
Como pone de manifiesto SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 391, “en lo
relativo a la relevancia que pueda tener la constatación de la mera tipicidad
157
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
158
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
388
En la medida en que la ley penal utiliza siempre un lenguaje adscriptivo,
todos los verbos típicos pueden considerarse portadores de elementos de valoración
global. En el homicidio, por ejemplo, la norma se refiere al que matare a otro, pero
no al que actúa en legítima defensa, sino al que quita la vida de alguien de forma
antijurídica. Allí donde se expresa la referencia a la antijuridicidad por medio de al-
gún elemento particular, se tratará de una cuestión de márgenes de la tipicidad.
159
Capítulo Quinto
I. INTRODUCCIÓN
389
Cfr. Cury URZÚA, La ley penal en blanco, Bogotá, 1988, p. 23.
390
Las expresiones ley penal en blanco y norma penal en blanco, pese a ser
utilizadas en la actualidad de modo prácticamente indistinto, atienden a una
diferencia de enfoque del objeto de referencia. Así, la primera (Blankettstrafge-
setz), introducida por BINDING, parte de entender que nos hallamos ante leyes
penales que muestran de modo expreso su carencia de norma, remitiendo a
normas extrapenales para la obtención de ésta, pudiendo advertirse en ellas el
carácter sancionatorio del Derecho penal. La expresión norma penal en blanco,
en cambio, parte de que éstos son supuestos en que la norma penal existe
realmente, pero remite, para su especificación, a una normativa extrapenal.
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 11, n. 5. Respecto de la discusión
sobre el contenido normativo de las leyes penales en blanco, vid. infra en esta
Segunda Parte §§262 y ss.
161
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
391
Lo destaca como el punto de acuerdo básico, DOVAL PAIS, Posibilidades y
límites, p. 99. En el mismo sentido, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal. Intro-
ducción, Madrid, 2000, p. 254, y RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho penal
español. PG, p. 188.
392
Así, MEZGER, Tratado, I, pp. 397-398, también MUÑOZ CONDE, Introducción,
p. 20.
162
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
393
BINDING, Die Normen und ihre Ubertretung I, “Normen und Strafgesetze”,
neudruck der 4. (Titel-) Auflage Leipzig 1922, 1991, pp. 161 y ss. La figura de la
ley penal en blanco suscita entonces una preocupación fundamentalmente normo-
lógica o político-jurídica; así también en BELING, Grundzüge des Strafrechts, 11ª ed.,
Tübingen, 1930, p. 25, y VON LISZT, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 4ª ed., Berlín
1891, p. 82, cit. por SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 15.
394
MAURACH/ZIPF, Derecho penal. PG, I (trad. Boffil Genzsch/Aimone Gibson
de la 7ª ed. alemana), Buenos Aires, 1994, §8, 30. Adoptan un concepto restringido
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 146; CARBONELL MATEU, Derecho
penal: concepto y principios constitucionales, 3ª ed., Valencia, 1999, p. 122; COBO DEL
ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, pp. 199-200; COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, De-
recho penal. PG, pp. 151 y 437; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho penal, II, Buenos
Aires, 1950, p. 305; MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 507; RODRÍGUEZ MOURULLO,
Derecho penal. PG, pp. 87-88; STAMPA BRAUN, Introducción a la ciencia del Derecho penal,
Valladolid, 1953, pp. 32-33. Es la concepción dominante en la doctrina italiana, así
ANTOLISEI, Manuale di Diritto Penale. PG, 14ª ed., Milano, 1997, p. 52; FIANDACA/
MUSCO, Diritto penale. PG, p. 57; PADOVANI, Diritto penale, p. 31; PAGLIARO, Principi,
p. 56; VICICONTE, “Nuovi orientamenti della Corte Costituzionale sulla vecchia
questione delle norme in bianco”, RIDPP 1991, p. 1003.
395
Así, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 13.
163
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
180. Este concepto restringido queda ceñido, por tanto, a las que
se han llamado leyes penales en blanco propias, esto es, aquellas en
que la remisión se hace a una disposición emanada de una instancia
inferior397. Disposición que puede ser una norma administrativa de
instancia inferior (un reglamento), una disposición particular o un
acto administrativo de una autoridad.
396
Cfr. BACIGALUPO, “Sobre la problemática constitucional de las leyes penales
en blanco”, en AP 1994, p. 450; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 101; MARTÍ-
NEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 122; y MIR PUIG, Introducción a las
bases, p. 49.
397
Con frecuencia, quienes adoptan un concepto restringido no rechazan
absolutamente el carácter de ley penal en blanco de las modalidades amplias, a las
que suelen denominar casos impropios.
398
En este sentido, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 146; CASABÓ
RUIZ, “La capacidad normativa de las Comunidades Autónomas en la protección
penal del medio ambiente”, en EPC V, 1982, p. 254; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho
penal económico. PG, p. 122, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 20.
399
Así, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 149, y MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ,
Derecho penal económico. PG, pp. 122-123.
164
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) CONCEPTO A MPLIO
400
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 123.
401
MEZGER, Tratado, I, pp. 396-397.
402
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 259; MUÑOZ CONDE, Intro-
ducción, p. 18; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 41, y RODRÍGUEZ
MOURULLO, Derecho penal. PG, p. 88. MORILLAS CUEVA, Curso de Derecho penal español.
PG, Madrid, 1996, p. 86, afirma: “hay que sacar del concepto pergeñado de norma
penal en blanco los siguientes supuestos a incluir como normas penales incompletas
o simplemente como modalidades interpretativas o de estructura del propio Códi-
165
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
403
Cfr. STAMPA BRAUN, Introducción, p. 32.
404
Con pocas excepciones, por ejemplo, LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZ-
QUEZ, Derecho penal español. PG, p. 134; LANDROVE DÍAZ, Introducción al Derecho penal
español, 4ª ed., Madrid, 1996, pp. 78-79, y RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ,
Derecho penal español. PG, p. 189.
405
Así lo estiman, entre otros, JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, II, p. 305; MESTRE
DELGADO, ADPCP 1988, p. 507, n. 14; MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 2/24; MUÑOZ
CONDE, Introducción, p. 18; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 41,
y QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 56.
406
En este sentido, CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, I, Introduc-
ción, 5ª ed., Madrid, 1996, p. 155; CURY URZÚA, La ley penal en blanco, p. 390; DÍAZ Y
GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 671; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho
penal, p. 261; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 148; MIR PUIG, Introducción
a las bases, pp. 49-50; MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 2/27; MORILLAS CUEVA, Curso
de Derecho penal español. PG, p. 86; MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 18-20; POLAINO
NAVARRETE, Derecho penal. PG, p. 411; QUINTERO OLIVARES, Manual, pp. 56 y ss.; RO-
DRÍGUEZ RAMOS, “Reserva de ley orgánica para las normas penales”, en CLP I, 1982,
p. 306; SÁINZ CANTERO, Lecciones, p. 353; SANTANA VEGA, El concepto de ley penal en
blanco, Buenos Aires, 2000, p. 36, y ZUGALDÍA ESPINAR, Fundamentos de Derecho penal.
PG, 3ª ed., Valencia, 1993, p. 215.
En un sentido amplio se pronuncian también las definiciones en la doctrina
dominante alemana; v.gr. JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 150: “aquellas
leyes que solamente contienen una conminación penal y que respecto al contenido
prohibitivo remiten a leyes, reglamentos o incluso actos administrativos que se han
promulgado autónomamente en otro tiempo o lugar”; JAKOBS, Derecho penal. PG,
166
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
§8/46, p. 345: “una ley-marco que se complementa mediante una norma posterior”;
ROXIN, Derecho penal. PG, §5/40, p. 156: “conminaciones penales que remiten a
otros preceptos en cuanto a los presupuestos de la punibilidad”; y §12/94, p. 465:
“tipos que sólo contienen una norma sancionadora, pero que dejan sin embargo
su integración a otras leyes, reglamentos o incluso actos administrativos”. Así tam-
bién la definición del BGHSt 6, 40: “cuando el tipo y la conminación penal están
separados de modo tal que la integración de la conminación de pena mediante el
correspondiente supuesto de hecho se lleva a cabo independientemente por otra
instancia y en otro momento”, cit. por ROXIN, Derecho penal. PG, §12/94, p. 466.
407
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 148; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ,
Derecho penal económico. PG, p. 122, y MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 19.
408
Así, MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 19.
409
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, I, pp. 148-149; en el mismo sentido
COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, p. 199, n. 29, y MUÑOZ CONDE, Introduc-
ción, p. 20. QUINTERO OLIVARES, Manual, pp. 58-59, advierte que desde el punto
de vista teórico las remisiones a leyes de igual o superior rango de la penal están
exentas de problemas –en relación con el conocimiento de la antijuridicidad y la
seguridad jurídica– y se reducen a una cuestión de técnica legislativa, pero en la
práctica semejante método legislativo puede desembocar en una vulneración de
los postulados penales esenciales por el evidente peligro del automatismo en la
reacción penal.
167
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
410
Cfr. CURY URZÚA, La ley penal en blanco, p. 390; DOVAL PAIS, Posibilidades y
límites, p. 102; EDERLE, Blanketstrafgesetze, p. 352; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho
penal, p. 261; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 148; MIR PUIG, Derecho penal.
PG, L 2/28-29; EL MISMO, Introducción, p. 49.
411
Lo expresa, refiriéndose al plazo que requiere el §283, párrafo 1, n. 7,
StGB, TIEDEMANN, Lecciones, p. 160: “admitir un tratamiento idéntico en ambos
supuestos supondría que la definición de las leyes penales en blanco (en sentido
estricto) sacada del derecho constitucional no vale para el derecho penal respecto
a las teorías del dolo y del error”.
412
Así, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 99, por lo demás, resulta lógico
que las razones que motiven la creación de una especial categoría penal sean,
justamente, las consecuencias o efectos que ella puede tener.
413
BACIGALUPO, AP 1994, p. 449. Más de un estudio importante sobre la materia
termina limitándose a los supuestos más problemáticos (las remisiones a normas
de rango inferior), sin prestar atención a los demás casos; así, por ejemplo, GARCÍA
ARÁN, EPC XVI, 1993.
168
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
414
Llamaron la atención sobre el fenómeno de las leyes penales incompletas MIR
PUIG, Introducción a las bases, pp. 40 y ss., y MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 15-17.
415
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 103. Cfr. también GARCÍA ARÁN, EPC
XVI, 1993, p. 67, y SCHÜNEMANN, “Las reglas de la técnica en Derecho penal” (trad.
Cancio Meliá/Pérez Manzano), en ADPCP 1994, p. 311.
416
Así, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 99, y QUINTERO OLIVARES, Manual,
p. 22.
169
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
417
STC 127/1990, de 5 julio, FD 3º, sentencia que consolida una jurispru-
dencia que desde entonces se ha aplicado constantemente, vid. SSTC 118/1992,
111/1993, 62/1994 y 24/1996.
170
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
418
STS 7 julio 1995, pon. Bacigalupo Zapater, FD 4º (RJ 1995\5389) (el des-
tacado es mío).
419
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 125.
171
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
420
Cfr. SALVADOR CODERCH, “Las remisiones”, en GRETEL, La forma de las leyes.
10 estudios de técnica legislativa, Barcelona, 1986, p. 224; EL MISMO, “Definiciones y
remisiones”, en DA SILVA/SAINZ MORENO (coords.), La calidad de las leyes, Vitoria,
1989, p. 173. Afirma que hay remisión cuando un texto legal se refiere a otra u
otras disposiciones de forma tal que su contenido deba considerarse como parte
de la normativa que incluye la norma de remisión; pero él mismo reconoce que
la idea de incorporación es polémica. Así, por ejemplo, la critica como una idea
fantasiosa HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 295.
421
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 79; ENDERLE, Blankettstraftgesetze, pp. 12
ss.
172
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
422
JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, II, p. 304, y MIR PUIG, Introducción a las bases,
p. 51.
423
MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 17.
424
Así, MIR PUIG, Introducción a las bases, p. 51; MUÑOZ CONDE, Introducción,
p. 17, y RODRÍGUEZ DEVESA/ SERRANO GÓMEZ, Derecho penal español. PG, p. 189.
425
Cfr. CURY URZÚA, La ley penal en blanco, p. 438, y MIR PUIG, Introducción a
las bases, p. 51.
426
Como sucede, por ejemplo, en los arts. 244, 252, 329, 352.2, 592.2 CP.
173
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
427
En el CP existe este tipo de remisiones en materias de mayor complejidad
técnica. Así, por ejemplo, los arts. 349 (manipulación, transporte o tenencia de
organismos que contravinieren las normas o medidas de seguridad establecidas) y 361
(expendio o despacho de medicamentos que incumplan las exigencias técnicas...).
Sobre las normas técnicas y su relevancia penal vid. infra el capítulo VII de esta
Segunda Parte.
428
Cfr. SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 311, cita como definición tradicional la
de WARDA: “ley penal que refiere su amenaza de pena a una conducta delimitada
típicamente total o parcialmente por otras fuentes del Derecho”.
429
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 311-315.
174
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
430
Cfr. SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 315.
431
MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 18, agrega que “la inclusión en la norma
penal en blanco de aquellos casos en los que el supuesto de hecho se consigna en
otra norma de carácter penal, da excesiva amplitud al concepto de norma penal en
blanco y hace casi imposible distinguirla de las normas penales incompletas o de
aquellas normas penales completas en las que supuesto de hecho y consecuencia
jurídica vienen consignados en distintos artículos del Código”.
175
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
208. Con el transcurso del tiempo, sin embargo, las leyes penales
en blanco han pasado a incluir también los supuestos de remisión
parcial, esto es, aquellos en que el legislador describe algunos aspectos
del tipo delictivo, remitiendo para la especificación de los demás a
otra fuente. Es evidente que esta necesidad de complemento admite
una importante gradación, atendiendo a cuántos elementos se han
descrito concretamente y en cuántos se ha dejado su concreción
a otra instancia; de ello depende la compatibilidad de cada figura
específica con las exigencias del principio de legalidad, según si la
ley penal contiene o no el núcleo esencial de la prohibición.
432
Adopto la terminología empleada por SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blan-
co, pp. 24-26, y MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, pp. 123-124,
por referencia al ámbito, total o parcial, en que opera la remisión. DOVAL PAIS,
Posibilidades y límites, pp. 88-89, en cambio, las denomina leyes penales en blanco
generales y especiales.
433
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 25. Esta clase de remisión resulta
contraria al principio de legalidad. En el CP se ha cuidado de no incluir figuras
de este tipo (como el art. 534 ACP), aunque queda todavía alguna remisión par-
cial demasiado próxima a la total, por ejemplo, la del art. 360: “El que, hallándose
autorizado para el tráfico de las sustancias o productos a que se refiere el artículo
anterior, los despache o suministre sin cumplir con las formalidades previstas en
las Leyes o Reglamentos respectivos...”.
434
SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 235.
176
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
435
Cfr. SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, pp. 235-236. SCHÜNEMANN,
ADPCP 1994, p. 320, concluye que “en este caso no es posible, desde un principio, que
aparezcan objeciones de tipo competencial, porque la regulación sólo se convierte
en obligatoria en virtud de su total incorporación en la voluntad del legislador, y,
en consecuencia, la remisión no es otra cosa que una abreviatura técnico-legislativa”
(destacado en el original).
436
Cfr. HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, pp. 298-300.
437
SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 235. En el mismo sentido, ITU-
RRALDE SESMA, RVAP Nº 24, 1989, pp. 235-236. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites,
p. 85, agrega que en las remisiones estáticas, “es, pues, preciso que la remisión se
realice indicando exactamente la versión del texto al que se envía y, por lo tanto,
se requiere que se identifique la disposición concreta de que se trata”. Por contra,
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 329-330, para los casos de remisión a normas técnicas
y dada la incompatibilidad constitucional que éstas manifiestan si son dinámicas,
concluye que la remisión legal sólo puede ser calificada –alternativamente– como
remisión estática a una regulación técnica existente en el momento de promul-
gación de la ley, o como utilización de un concepto jurídico indeterminado, pero
nunca como remisión dinámica.
438
SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 236. En el mismo sentido, DOVAL
PAIS, Posibilidades y límites, p. 85, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 27. En el art.
371 CP, por ejemplo, la norma parece efectuar una remisión estática a “los equipos,
materiales o sustancias enumeradas en el cuadro I y cuadro II de la Convención de
177
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
439
Con mayor razón si la remisión se hace a regulaciones privadas.
440
Cfr. WARDA, Die Abgrenzung von Tatbestands-und Verbotsirrtum bei Blankett-
strafgesetzen, Berlín, 1955, pp. 13-14, cit. por SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco,
pp. 27-28. En el mismo sentido, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 90, incluye
entre las remisiones explícitas todas aquellas que se realizan utilizando términos
que aludan –aunque de modo sintético– a lo que es conforme (o no) con las leyes
o reglamentos. Expresiones sobre el carácter legal de un deber, conducta u objeto,
o legítimo de una autorización, así como menciones relativas a una autorización. Por
tanto, es explícita tanto la remisión que contiene el art. 325.1 CP (“contraviniendo
las leyes u otras disposiciones de carácter general protectoras del medio ambiente”),
como la del art. 226 (“El que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia”),
mientras que es implícita la de los arts. 218, 305 o 386, entre muchos, que reenvían
a otras normas para concretar el sentido de elementos como matrimonio, tributo o
moneda.
178
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
441
Cfr. SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 224; EL MISMO, en La calidad
de las leyes, p. 175; similar, PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 136.
442
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, pp. 71 y ss.
443
Un ejemplo de los primeros sería el art. 360 CP, un delito contra la salud
pública; entre los segundos se ubican normas como la del art. 316 CP, delito contra
los derechos de los trabajadores, o el delito ambiental del art. 325.1 CP.
179
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
444
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 73.
445
Sobre esta clasificación, vid. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 28-29;
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 124, y PAGANO, Introduzione
alla legistica, pp. 14-15.
446
Por ejemplo, el art. 8º de la Ley 40/1979, de 10 diciembre, sobre Régimen
Jurídico de Control de Cambios, castiga el facilitar la comisión de alguna de las
conductas descritas en el art. 6º de la misma ley, artículo que sanciona ciertos com-
portamientos realizados “sin haber obtenido la preceptiva autorización...”, configu-
rándose, de este modo, una remisión en segundo grado. En general, muchas de las
remisiones genéricas a la normativa administrativa –en materia medioambiental,
urbanística, de responsabilidad por el producto, etc.– derivan indirectamente en
remisiones a actos de autorización.
180
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
447
Así, SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 237; EL MISMO, en La calidad
de las leyes, p. 178, cuya exposición sigo. En el mismo sentido, ITURRALDE SESMA,
RVAP Nº 24, 1989, p. 234.
448
SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 237.
449
SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 238, las llama remisiones parciales,
pero he preferido no adoptar esta denominación para evitar confusiones con la
distinción entre remisiones totales y parciales.
450
Sobre la posibilidad de una interpretación restrictiva de la remisión en este
sentido, vid. infra Tercera Parte, §104 y §184.
181
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
451
En el ámbito de los delitos contra el medio ambiente, GONZÁLEZ GUITIÁN,
“Sobre la accesoriedad en el Derecho Penal en la protección del ambiente”, en EPC
XIV, 1991, p. 117, y SILVA SÁNCHEZ, “¿Protección penal del medio ambiente? Texto
y contexto del artículo 325”, La Ley 1997-3, p. 1718. En Alemania, también HEINE,
“El Derecho penal ambiental alemán y español: un estudio comparado desde la
perspectiva de consideración de la futura convención europea sobre el Derecho
penal del medio ambiente” (trad. Polaino Navarrete), en CPC 63, 1997, p. 660.
182
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
452
Por todos, HEINE, CPC 63, 1997, p. 660.
453
DE LA MATA BARRANCO, Protección penal del ambiente y ambiente y accesoriedad
administrativa, Barcelona, 1996, p. 69. En igual sentido, GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC
XIV, 1991, p. 116. El art. 325.2 CP incorpora un supuesto de esta clase: prescinde
de toda referencia a la normativa administrativa al tipificar, entre los delitos con-
tra el ambiente, el supuesto de liberación de tóxicos con resultado de muerte o
enfermedad grave. También el art. 328 contempla una modalidad de peligro. En
la legislación alemana, el §330 a. StGB contempla una norma similar.
183
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
227. Ahora bien, este modelo tampoco está libre de críticas. Como
la accesoriedad se concreta, fundamentalmente, por medio de leyes
penales en blanco, parcialmente en blanco, conceptos indetermina-
dos, etc., se enfrenta a todas las dudas que tradicionalmente se han
planteado acerca de su posible infracción al principio de legalidad,
454
MATA BARRANCO, Protección penal, p. 74.
DE LA
455
Cfr. HEINE, “Accesoriedad administrativa en el Derecho Penal del Medio
Ambiente” (trad. de la Cuesta Aguado), en ADPCP 1993, p. 296.
456
GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, p. 121.
184
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) FORMAS DE ACCESORIEDAD
457
DE LA CUESTA AGUADO advierte que al hacer este tipo de clasificación (a veces
entendida de forma diversa entre los autores), pueden llegar a entremezclarse dos
órdenes de criterios que conviene distinguir, “por un lado, el grado de vinculación
del derecho penal por parte del derecho administrativo (dependencia absoluta o
relativa) y de otro, la concreta técnica legal utilizada (ley penal en blanco, asunción
de términos de origen administrativo, etc.)”, Respuesta penal, 1994, p. 231.
458
GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, pp. 121-122.
185
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
459
En este sentido, DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 78, y GONZÁLEZ
GUITIÁN, EPC XIV, 1991, p. 122.
460
Vid. sobre esta forma de accesoriedad, por ejemplo, FRISCH, Verwaltungsak-
zessorietät und Tatbestandsverständnis im Umweltstrafrecht, Heidelberg, 1993, p. 11.
461
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, Valencia, 1999, p. 62, y
DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 109.
186
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
462
DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 77, remitiéndose a KUHLEN,
“Umweltstrafrecht – auf der Suche nach einer neuen Dogmatik”, en ZStW 1993,
p. 706.
463
Así lo plantea SCHÜNEMANN, “Zur Dogmatik und Kriminalpolitik des Umwelt-
strafrechts”, en SCHMOLLER (ed.), Festschrift für Otto Triffterer zum 65. Geburstag, Wien-New
York, 1996, p. 448, defendiendo el principio de accesoriedad de Derecho administrativo
incluso en los supuestos en que la norma penal haga referencia a un acto.
187
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
464
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 104, y SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP
1991, pp. 110 y 133. Sobre el estado de la cuestión en Alemania, vid. ENDERLE,
Blankettstrafgesetze, pp. 2, 110 y ss.
465
“(...) hasta el punto de que algunos autores se refieren directamente a las
leyes penales en blanco como elementos normativos”, GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993,
p. 68, alude como ejemplo a RODRÍGUEZ RAMOS, en CLP I, 1982, p. 306, quien
afirma “(...) por lo que se convierte en prácticamente imprescindible la técnica de
la ley penal en blanco como instrumento descriptivo a través de la utilización de
elementos normativos”. Sin embargo, la confusión parece tener cierto sentido, pues
“ni la definición más extendida y amplia de los elementos normativos, como aquellos
que se hallan necesitados de una valoración, ni la que los concibe como aquellos que
remiten a normas, permiten distinguirlos de lo que serían, según las acepciones de
la ley penal en blanco, los elementos que se hallan pendientes de integrar en ésta”,
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 104 (destacado en el original).
466
Por STS 2 marzo 1994, pon. Sr. Martín Canivell (RJ 1994\2087).
467
STS 7 julio 1995, pon. Sr. Bacigalupo Zapater (RJ 1995\5389), se pronun-
cia en relación con las exigencias del Tribunal Constitucional en materia de leyes
penales en blanco, cuando exige que la remisión sea expresa. En el mismo sentido,
STS 18 marzo 1997, pon. Montero Fernández-Cid (RJ 1997\1693).
188
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
468
Así se afirma en la STS 7 marzo 2001, pon. Sr. Martínez Arrieta (RJ 2001\1252),
para justificar la posibilidad de que la norma penal sea integrada con disposiciones
reglamentarias.
469
STS de 5 noviembre 1991, pon. Sr. García Miguel (RJ 1991\7948).
470
Vid. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 778.
471
Así, QUERALT JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 629; SÁNCHEZ TOMÁS,
en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal.
PE, III, p. 125, y SERRANO GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 532.
189
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
472
STS 27 diciembre 1990, pon. Sr. Ruiz Vadillo (RJ 1991\5209); en el mismo
sentido, SSTS 20 mayo 1996, pon. Sr. Bacigalupo Zapater (RJ 1996\3838), y 28
octubre 1997, pon. Sr. de Vega Ruiz (RJ 1997\7843). BACIGALUPO, en Curso de
Derecho penal económico, p. 216, agrega que la decisión de la STS 5 noviembre 1991
no se refiere al tipo penal en sentido estricto. Lo que se plantea es una cuestión
prejudicial tributaria sobre el deber jurídico de declarar, por lo que la oposición
con esta postura es sólo aparente. En el mismo sentido y en particular sobre el
tema, BACIGALUPO SAGGESE, Ganancias ilícitas y Derecho penal, Madrid, 2002, pp. 30
y ss. Con todo, estimo que aunque es verdad que la sentencia hace referencia a
dicha cuestión, no por eso parece necesario limitar el alcance de la calificación que
efectúa, al menos no se manifiesta así en la propia resolución.
473
Vid. BACIGALUPO ZAPATER, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código Penal,
II, p. 3098; EL MISMO, “El delito fiscal”, en Curso de Derecho penal económico, Madrid,
1998, p. 216, y SUÁREZ GONZÁLEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 605.
Con anterioridad, COBO DEL ROSAL, “Sustitución del I.G.T.E. por el I.V.A.: Princi-
pio de legalidad y retroactividad de la ley penal más favorable”, en CPC 53, 1994,
p. 451, afirmaba que el art. 349 ACP (y el anterior 319) no respetaba las exigencias
del principio de legalidad, pues “el Código penal no señala pauta alguna, siendo
las normas fiscales (...) las que, en definitiva, establecen los requisitos esenciales de
la configuración típica”.
474
Así, BACIGALUPO SAGGESE, Ganancias ilícitas y Derecho penal, p. 30.
475
En ese sentido, BOIX REIG/DOVAL PAIS, en VIVES ANTÓN (coord.), Comen-
tarios, p. 1664. Implícitamente lo adopta, por ejemplo, MORALES PRATS cuando
190
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
destaca que el reenvío implícito que subyace en las expresiones normativas puede,
en definitiva, comportar incluso más problemas interpretativos que el explícito
que comporta la ley penal en blanco, cfr., “La técnica de la ley penal en blanco y
el papel de la legislación de las Comunidades Autónomas en el delito ambiental”,
en Escritos Jurídicos en memoria de Luis Mateo Rodríguez, I, Cantabria, 1993, p. 360; EL
MISMO, “La estructura del delito ambiental. Dos cuestiones básicas: ley penal en
blanco y concepto de peligro”, en Estudios Jurídicos en memoria del profesor Dr. D. José
Ramón Casabó Ruiz, II, Valencia, 1997, p. 481.
476
En este sentido, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 105, y SILVA SÁNCHEZ,
“¿Competencia ‘indirecta’ de las Comunidades Autónomas en materia de Derecho
penal?”, en La Ley 1993-1, pp. 977-978, n. 74.
477
Así, GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, pp. 68-69.
478
Por ejemplo, LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad penal favorable, Ma-
drid, 2000, pp. 77-79, lo considera como una señal indicativa, aunque no definitiva,
para interpretar las remisiones.
191
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
479
En este sentido, TIEDEMANN, Lecciones, p. 141; EL MISMO, “La ley penal en
blanco: concepto y cuestiones conexas” (trad. Llabrés Fuster), en RCP Nº 2, 1998,
p. 516.
480
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 105, y GARCÍA ARÁN, EPC XVI,
1993, pp. 67 y 70.
481
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 44, n. 89, enmarca en este
criterio a autores como WARDA, LOHBERGER y WINKELBAUER.
482
Apreciación que, en definitiva, conduce a relativizar la distinción entre ley
penal en blanco y elementos normativos, cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal
económico. PG, p. 126; SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 51-52.
192
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
483
Así, CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, I, p. 155; FIANDACA/MUSCO,
Diritto penale. PG, p. 57, quienes por lo mismo se pronuncian por la inconstituciona-
lidad de las leyes en blanco; JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 150; ROXIN,
Derecho penal. PG, §12/94, p. 465, y RODRÍGUEZ RAMOS, Secundariedad, p. 15.
193
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
484
Tampoco se cuestiona la posibilidad de que el contenido jurídico de un
elemento normativo pueda ser concretado de modo diferente en las diversas Co-
munidades Autónomas. Sobre esto, SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1993-1, pp. 977-978. En
general, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 18.
485
Entre otros, SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 58, y RODRÍGUEZ
RAMOS, en CLP I, 1982, p. 306.
486
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 315, utiliza este criterio para diferenciar leyes
en blanco y leyes indeterminadas, que presuponen su complementación por el juez.
Para COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, pp. 436-437, en los tipos penales
en blanco la remisión se hace por el empleo de una expresión que es de naturaleza
normativa, pero que no procede del Poder Legislativo, sino del Ejecutivo.
487
La Corte Costituzionale italiana ha terminado por enmascarar el problema
de la determinación de la ley en blanco tras el velo de la interpretación judicial.
Así, en un supuesto en que se somete a juicio constitucional un precepto penal que
contenía una remisión a la Administración, pero ésta no había acometido la tarea
de rellenar el espacio dejado en blanco por el legislador. La Corte resuelve (senten-
194
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
247. Sin embargo, esta forma de explicar las diferencias entre ley
penal en blanco y elemento normativo, útil con respecto a aquellos
elementos normativos sujetos a una valoración judicial, no serviría
en cambio para los casos en que dichos elementos envían a otras
normas488.
Visto de otro modo, es posible afirmar que tanto en los elementos
normativos como en las leyes penales en blanco el reenvío a normas,
leyes o reglamentos puede entenderse como un problema interpre-
tativo del juez, pues en no pocos casos la sola determinación de las
disposiciones aplicables al supuesto particular exige una laboriosa
intervención judicial489. En definitiva, en ambas técnicas legislativas
interviene tanto un sistema de normas jurídicas extrapenales como la
actividad judicial. La diferencia será –a lo sumo– de grado, esto es, de
mayor libertad interpretativa para el juez en el caso de los elementos
normativos490. En su aplicación práctica este criterio coincide casi
absolutamente con aquel que atiende a la función que cumple la
norma objeto de la remisión, como una consecuencia del mismo,
por lo que volveré sobre el tema en el siguiente apartado.
488
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 105, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal
en blanco, p. 47.
489
En este sentido, aludiendo a los delitos contra el medio ambiente, SILVA
SÁNCHEZ, La Ley 1993-1, pp. 977-978, n. 74.
490
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 47. En las leyes penales en blanco
el propio legislador establece una traslación mecánica de la infracción administra-
tiva, de modo que el intérprete no puede actuar como filtro para impedirlo, no
puede adecuar los conceptos a las necesidades de aplicación de la norma penal,
cfr. GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 80.
195
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
491
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, pp. 67, 71 y 73. La autora se apoya en las
ideas de CRAMER, en SCHÖNCKE/SCHRÖDER, Strafgesetzbuch Kommentar, § 15, quien
distingue según si hay remisión o mera invocación de la normativa extrapenal. Similar
ENDERLE, Blankettstrafgesetze, pp. 90 y ss. Asume un criterio similar la STS 7 julio
1995, pon. Sr. Bacigalupo Zapater (RJ 1995\5389), compartido por MORILLAS CUEVA,
Curso de Derecho penal español. PG, p. 87, y PRATS CANUT, en QUINTERO OLIVARES
(drg.), Comentarios, p. 905.
492
Cfr. CRAMER, en SCHÖNCKE-SCHRÖDER, Strafgesetzbuch Kommentar, comentario
al §15, cit. por GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, pp. 70-71.
196
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
493
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 446.
494
GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, p. 122, quien, además, conecta la ley
penal en blanco con la accesoriedad de Derecho, es decir, con una remisión a
normas generales, no a actuaciones particulares.
495
SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 17-18, asegura que ésta es “una
justificación de política jurídica que en otras remisiones normativas, con funda-
mento casi exclusivo en razones de técnica legislativa, no se da en absoluto o, en
todo caso, en menor medida”; en sentido similar, CARBONELL MATEU, Derecho penal,
p. 124; MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 19, y RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal.
PG, p. 89. Según SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 18, la ley en blanco se
caracteriza también porque en ella la norma de remisión es una ley penal, lo que
confiere un singular carácter problemático al propio hecho de la remisión: por el
especial sentido que adquiere el principio de legalidad en materia penal, porque
–al menos en España– rige el principio constitucional de competencia exclusiva
197
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
496
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 107 y ss.
497
En este sentido, BAJO FERNÁNDEZ, Derecho penal económico, Madrid, 1978,
p. 468; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal. PG, p. 149; CARBONELL MATEU,
Derecho penal, p. 124; COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, pp. 199-200 (desde
una perspectiva crítica: “por más que esta forma de legislar pretenda evitar la fosili-
zación de la normativa penal, es lo cierto que mucho más grave es la consecuencia:
la vulneración más absoluta del principio de legalidad”); CURY URZÚA, La ley penal en
blanco, pp. 151-152; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 107; GARCÍA ARÁN, EPC, XVI,
1993, pp. 102-103 (acepta dicha justificación sólo para la utilización de elementos
normativos y de remisiones correctas, habiendo descartado ya la constitucionalidad
de las leyes penales en blanco, a las que caracteriza como remisiones en bloque);
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 257; MORALES PRATS en QUINTERO
OLIVARES (drg.) Manual, p. 59, y VIVES ANTÓN, Comentarios, p. 44.
498
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 108 (cursiva en el original).
198
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
499
Sobre esta categoría de bienes jurídicos, entre otros, DOVAL PAIS, “Estruc-
tura de las conductas típicas, con especial referencia a los fraudes alimentarios”,
en Intereses difusos y Derecho penal, CDJ, Madrid, 1995, p. 332.
500
Cfr. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Manual, p. 59.
501
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 110 y ss., ampliamente sobre
cómo opera esta vinculación; también MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 19. De
aquí que en general se estime que en estos ámbitos el Derecho penal posee un
carácter secundario y auxiliar. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 84,
afirma que “la ley penal en blanco evidencia que en ocasiones el Derecho penal
no puede defender directamente determinados bienes jurídicos, sino que ha de
hacerlo a través de normas no penales, por lo que adquiere un carácter auxiliar y
secundario que debe asumir, pues, de lo contrario, se convertiría en meramente
simbólico y, lo que es peor, jurídicamente inseguro”; vid., también, RODRÍGUEZ
RAMOS, “Hacia una teoría de las fuentes materiales del Derecho penal”, ADPCP
1981, p. 728. En cualquier caso, pese a que la dependencia con otras ramas del
ordenamiento resulte innegable, no se debe olvidar la esencial autonomía del
Derecho penal, y la necesidad de interpretar el bien jurídico protegido en tér-
minos específicamente penales.
502
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 109.
199
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
503
DOVAL PAIS resalta la diferencia que existe entre locuciones verbales como
“matar” (art. 138), “detener” (art. 163), “apoderarse” (art. 237), que implican por
sí mismas la afección al bien jurídico protegido, y otras como “realizar vertidos, ex-
cavaciones, ruidos” (art. 325.1), “despachar o suministrar” (art. 360), “ofrecer” (art.
363.1), que precisan de un complemento que exprese el modo en que la conducta
correspondiente perturba el bien jurídico, cfr. Posibilidades y límites, p. 113, n. 185.
504
TIEDEMANN, Lecciones, pp. 160-161 (destacado en el original).
505
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 114.
506
Así también, MORILLAS CUEVA, Curso de Derecho penal español. PG, p. 88,
“con el objetivo de impedir esa inutilización en la medida de lo posible se sirve de
las normas penales en blanco, que al remitir a otra instancia el conocimiento del
supuesto de hecho no se compromete con su contenido”.
200
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
507
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 124-125.
508
Junto con otras, como la economía legislativa, el reforzamiento de la sis-
temática externa de las leyes y del ordenamiento, la búsqueda de la unificación
normativa y el posibilitar el uso de instrumentos extralingüísticos, cfr. SILVA SÁNCHEZ,
La ley penal en blanco, p. 229.
509
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 58, y MANTOVANI, Diritto penale,
p. 85.
510
Así, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 52-53; adopta su misma opi-
nión MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 126. También SUAY
HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 134, citando a SCLÜCHTER, “Zur Irrtumslehre im
Steuerstrafrecht” en Wistra, 1985, p. 45. Por su parte, DOVAL PAIS, Posibilidades y
límites, p. 200, estima que, fijándose únicamente en la remisión que encierran, son
estructuras equiparables.
511
Vid., por ejemplo, las definiciones de ambos que maneja DÍAZ Y GARCÍA
CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, pp. 662 y 671.
201
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
512
Cfr. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 126. Sobre el
problema de la retroactividad, SILVA SÁNCHEZ, “Legislación penal socio-económica
y retroactividad de disposiciones desfavorables: El caso de las Leyes en Blanco”, en
EPC XVI, 1993, pp. 423-461, se plantea la misma problemática tanto en el caso de
leyes en blanco como de elementos normativos de contenido jurídico (p. 454). De
igual modo, LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, pp. 77-79, 86-90, entiende
la distinción como indicativa de soluciones diversas en ciertos supuestos, pero el
problema lo resuelve, en definitiva, desde el punto de vista material (tal como
ocurre con las soluciones ofrecidas por JAKOBS, RUDOLPHI y ESER, analizadas por
el autor).
513
Se volverá sobre esto al caracterizar específicamente la función que asume
la norma extrapenal en este instrumento de técnica legislativa, infra §§272 y ss.
202
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
514
En este sentido, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 173, distingue dos grupos
de remisiones: las que aluden a la infracción de normas, y aquellas que se refieren
a la ausencia de autorización. Por ello, MORALES PRATS, en Estudios jurídicos, p. 481;
EL MISMO, en Escritos jurídicos, p. 360, afirma que nada cambiaría si dicha remisión
se sustituyera por la inclusión en el tipo de elementos relativos al deber jurídico,
como por ejemplo, la expresión indebidamente. De acuerdo con ese planteamiento
DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 86.
515
En el sentido de LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 353, que pone el
acento en que los elementos de valoración global del hecho remiten a la totalidad
del ordenamiento jurídico; o de PUPPE, CPC 47, 1992, pp. 380-381, que destaca que
la remisión en estos supuestos se hace a normas del derecho no escrito.
516
Si no se admite esta característica especial de los elementos de valoración
global del hecho no cabría una diferenciación más que de grado. En cualquier
caso, el tratamiento de uno u otro supuesto es esencialmente similar. Respecto del
error, v.gr. PUPPE, CPC 47, 1992, pp. 379-381.
517
“La cuestión de si en las leyes penales en blanco la existencia de la norma
complementaria debe ser objeto de conocimiento del dolo no es producto de la
técnica de la remisión, sino de la estructura del tipo resultante. Si este se agota en
la mera desobediencia de un deber impuesto por la norma complementaria, su
conocimiento será seguramente necesario para el dolo”, BACIGALUPO, AP 1994,
p. 450. Cfr., también, JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/47, p. 345.
203
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
518
Expresión de BINDING, para quien la estructura de las leyes en blanco
confirma su teoría de las normas, pues en ellas se haría explícito lo que en general
sucede implícitamente: que el legislador no crea normas dirigidas a los ciudada-
nos, sino que se limita a ordenar a los jueces la sanción de infracciones de normas
extrapenales; cfr. SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 67-68.
519
Sobre esta concepción, que se relaciona con nombres como HOBBES, PU-
FENDORF, BENTHAM y ROUSSEAU, además de BINDING y GRISPIGNI, vid. ANTOLISEI,
Manuale di Diritto Penale. PG, p. 54. MANTOVANI, Diritto penale, p. 88, n. 11, reconoce
que en determinados casos, en especial en el Derecho penal complementario, la
sancionatoriedad del Derecho penal no puede ponerse en duda, por efecto de su
administrativización.
520
Cfr., por todos, ANTOLISEI, Manuale di Diritto Penale. PG, p. 54; FIANDACA/
MUSCO, Diritto penale. PG, pp. 35-36; JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 74;
LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 72; MANTOVANI, Diritto penale, p. 87, n. 11;
MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 68; PADOVANI, Diritto penale, pp. 3-4; QUINTERO
OLIVARES, Manual, p. 58, y SÁINZ CANTERO, Lecciones, p. 34.
204
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
521
Así, por ejemplo, MANZINI, Trattato di Diritto penale italiano, I, Torino, 1950,
p. 208; PADOVANI, Diritto penale, p. 31, añade que una norma efectivamente en
blanco es inconstitucional.
522
Sólo hay delito si la conducta típica es también antijurídica y culpable, y
eso sólo puede declararlo la ley y el Derecho penal. “Así pues, el precepto no penal
podrá, a lo sumo, establecer cuál es la conducta que indiciariamente infringe la
norma, a reserva de que en un segundo momento del enjuiciamiento la misma
constituya delito a tenor de los presupuestos netamente penales”, QUINTERO OLI-
VARES, Manual, p. 58. En el mismo sentido, FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG,
p. 36, afirman que la autonomía se manifiesta fundamentalmente en dos aspectos:
la fragmentariedad de la protección penal y los criterios de imputación.
523
Así, entre los italianos, PETROCELLI, “Norma penale e regolamento”, en
RIDPP 1959, pp. 376-377, y PECORARO-ALBANI, “Riserva di legge – Regolamento
– Norma penali in bianco”, en RIDPP 1959, p. 807.
524
PAGLIARO, RIDPP 1969, p. 704; EL MISMO, Principi, p. 58. La incorporación de
tal valoración extrapenal en la ley penal se acepta porque no existiría una reserva
205
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
de ley (ni absoluta ni relativa) en lo que concierne a la materia penal, sino que
el objeto de la reserva estaría constituido únicamente por el modo de disciplina, es
decir, la conexión de una sanción penal al ilícito.
525
Serían leyes penales en blanco que sólo aseguran la obediencia de la norma
complementaria. Pero frente a este supuesto JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/71, p. 121,
añade otro, el de aquellas leyes en blanco en que se asegura el efecto de regulación
que persigue la norma complementaria.
526
Al respecto, PADOVANI, Diritto penale, p. 2, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en
blanco, p. 68.
527
Cfr. QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 58, y DE LA MATA BARRANCO, Protección
penal, p. 74. MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, pp. 522-523, agrega que “la misma inde-
terminación legal de los límites de la remisión convierte en delictiva toda conducta
que resulte contraria a lo dispuesto en las normas reglamentarias que regulen una
determinada materia, con independencia de la entidad del deber establecido en la
regla infringida, o la incidencia que éste puede tener en la protección de derechos
y libertades fundamentales”.
206
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
528
Cfr. MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 2/18; SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en
blanco, p. 68.
529
SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 34.
530
Así lo califica ANTOLISEI, Manuale di Diritto Penale. PG, p. 52.
531
SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 70, destaca que las leyes penales en
blanco no pueden ser una excepción fundamental respecto del proceso normal
de génesis de un tipo penal, en el que se deben ponderar intereses favorables
(protección) y contrarios (libertad) a la incriminación, para finalmente elaborar
un injusto penal, que constituye un injusto agravado.
532
Sobre la función de guía de interpretación que cumple el bien jurídico, vid.
JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 351, y MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 6/44.
Se excluyen del ámbito típico conductas que, aunque aparentemente realizan el tipo,
no lo hacen de modo efectivo, porque carecen de antijuridicidad material.
207
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
271. Por último, conviene advertir que, aun cuando la ley penal
en blanco resulte constitucionalmente adecuada y respetuosa de las
exigencias del principio de legalidad, en su aplicación existe siempre
el peligro de incurrir en un automatismo en la reacción penal. Es
decir, existe el riesgo de suponer que cada vez que se ha compro-
bado la infracción a las normas extrapenales se está en presencia
de un ilícito penal535. De lo dicho hasta ahora se desprende que
siempre será necesario aplicar correctivos materiales, es decir, que
se debe juzgar la concurrencia de la infracción penal con criterios
propiamente penales.
533
Cfr. ANTOLISEI, Manuale di Diritto Penale. PG, p. 92, y SILVA SÁNCHEZ, La ley
penal en blanco, p. 72. En este sentido opera la propuesta de una “reinterpretación”
en clave garantista de MORALES PRATS en Escritos Jurídicos, pp. 362-363: “es imprescin-
dible la fijación de criterios que permitan seleccionar cualitativamente los elementos
que proporciona la legislación ambiental extrapenal, con el fin de precisar cuáles
aportan contenidos relevantes para complementar el tipo penal, precisamente
porque contribuyen a establecer la esfera de antinormatividad a efectos penales.
Estos criterios deben estar presentes en la propia ley penal” (cursiva en el original);
EL MISMO en Estudios Jurídicos, p. 482.
534
Así, COBO DEL ROSAL, CPC 53, 1994, p. 451.
535
Lo advierte QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 58. Vid. infra Tercera Parte,
§291.
208
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
536
Característica generalmente reconocida, v.gr. JESCHECK, Tratado de Dere-
cho penal. PG, I, p. 414; MANZINI, Trattato, p. 209; SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el
medio ambiente, p. 59. Así lo ha entendido también el Tribunal Supremo, y afirma:
“cuando el legislador ordinario echa mano de estas figuras (...), el juzgador
penal ha de dar al contenido de la norma penal, que está formado por una
norma extrapenal, el mismo tratamiento que habría de darse si se tratara de un
precepto cuyo núcleo estuviera formado por una descripción legislativa expresa
y concreta de un determinado tipo penal. Es decir, la norma administrativa, en
estos casos y a estos solos efectos, sufre una especie de metamorfosis jurídica en
virtud de la cual, sin dejar de pertenecer al Derecho Administrativo, se incorpora
al Derecho Penal y, una vez en él, ha de seguir todas las vicisitudes de la norma
penal: interpretación restrictiva (en lo que perjudica al inculpado), extensiva (si
le favorece), in dubio pro reo, etc.”, STS 19 enero 1993, pon. Sr. Ruiz Vadillo,
FD 6º (RJ 1993\396).
209
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
537
Cfr. RUGGIERO, Gli elementi normativi della fattispecie penale, Napoli, 1965,
pp. 220-221.
538
IORI, “Abrogazione di norma extrapenale integratrice”, en RIDPP 1976,
pp. 353-354.
539
Expresamente lo consigna GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 73.
210
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
540
Sobre esto, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 106, se pregunta: “¿sólo
el verbo que caracteriza al comportamiento –aunque, por sí solo, no comporte el
significado propio del injusto—?, ¿también los términos referidos al sujeto activo?,
¿y los que aluden a los medios comisivos?...”.
541
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 85.
542
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 88, concluye que siempre que existe una
remisión en bloque “tan imprescindible es la infracción administrativa como los restantes
elementos típicos definidos por el legislador (...) Admitiendo que la materia de prohibi-
ción viene configurada por los elementos (de acción y resultado) que delimitan
lo punible, todos los elementos típicos son esenciales para definirlo” (cursivas en el
original). Por tanto, como en los supuestos de remisión en bloque la infracción
administrativa siempre forma parte del núcleo de la prohibición, todos ellos de-
berían considerarse inconstitucionales.
543
Que esto no despeja todas las dificultades para determinar lo prohibido por
la norma resulta evidente; pero es que para eso no se pueden dar soluciones más
específicas. Más bien es una cuestión que se ha de resolver en cada caso concreto,
de conformidad con los criterios aquí propuestos.
544
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 72.
211
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
545
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 74.
546
Una norma extrapenal de naturaleza prescriptiva podría servir a efectos
penales, de modo restringido, sólo para interpretar un elemento del tipo.
212
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
Art. 325.1 CP: “... el que, contraviniendo las Leyes u otras disposi-
ciones de carácter general protectoras del medio ambiente, provoque o
realice directa o indirectamente emisiones, vertidos (...) que puedan
perjudicar gravemente el equilibrio de los sistemas naturales...”;
Art. 333 CP: “El que introdujera o liberara especies de flora o
fauna no autóctona, de modo que perjudique el equilibrio biológico,
contraviniendo las Leyes o disposiciones de carácter general protectoras de
las especies de flora o fauna...”;
Art. 349 CP: “Los que en la manipulación, transporte o tenencia
de organismos contravinieren las normas o medidas de seguridad estable-
cidas, poniendo en concreto peligro la vida, la integridad física o la
salud de las personas, o el medio ambiente...”.
Existe fundamental y categórico acuerdo doctrinal y jurispru-
dencial para catalogar como ley penal en blanco todas estas normas
en que se hace expresa referencia a una contravención o infracción de
normas generales como exigencia típica. Más aún, muchos de estos
artículos son ejemplos recurrentes de esta técnica legislativa547.
Aunque las expresiones formales no son exactamente iguales,
todas contienen un reenvío a la normativa extrapenal que goza
de las mismas características fundamentales, a saber: a) remisión
expresa; b) remisión a disposiciones de carácter general (leyes, disposicio-
nes o normas), todos son supuestos de accesoriedad de Derecho y
la autoridad llamada a integrar el precepto penal es siempre una
instancia diversa al juez, en cuanto no se trata de una interpreta-
ción aplicable únicamente al caso concreto sometido a su decisión;
c) remisión a normas de rango inferior, pues, en general, estas materias
son reguladas por una extensa y compleja normativa administrati-
va, y d) remisión a disposiciones de naturaleza prescriptiva, pues se hace
referencia al cumplimiento o incumplimiento de la normativa ex-
trapenal, de modo que la infracción de esa normativa se convierte en
un elemento del tipo. La reunión de todas estas características en
un reenvío explica que la calificación como ley penal en blanco sea
unánime, pues todas ellas coinciden con alguno de los criterios que
tradicionalmente han sido utilizados para definir esta técnica: que
547
El art. 325.1, heredero –en forma casi idéntica– de la descripción del art. 347
bis ACP, se presenta como prototipo de ley penal en blanco. Una de las sentencias
clave del Tribunal Constitucional (sentencia 127/1990), sobre la conformidad con
el principio de legalidad de las leyes penales en blanco y sobre los requisitos que
debe respetar toda remisión a una normativa extrapenal, fue emitida precisamente
en relación con el delito contra el medio ambiente.
213
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
la remisión sea expresa, que deba ser integrada por alguna instancia
legiferante o por la Administración (no por el juez), que sea hecha
a disposiciones prescriptivas y de rango inferior al de la ley penal.
El problema es que esta coincidencia impide inferir cuál de ellos ha
sido considerado a la hora de calificar la técnica empleada.
Por otra parte, en estos artículos se describe una conducta general-
mente inocua o neutral desde la perspectiva del bien jurídico, a la que
se añade la infracción de otras normas y, además, la lesión o puesta
en peligro del bien jurídico protegido. Todos estos son rasgos que
también se han predicado de la estructura de la ley penal en blanco.
Los mismos determinan que la remisión contribuya a precisar mejor
la conducta prohibida, limitando la reacción punitiva y aportando
mayor seguridad para la aplicación del tipo y, por ello, no son obje-
to de las cuestiones de constitucionalidad que suele provocar este
género de remisiones.
548
Se entiende que son exigencias técnicas las contenidas en la normativa respec-
tiva, fundamentalmente en la Ley 25/1990, de 20 diciembre, del Medicamento. Así,
FEIJÓO SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 990; GARCÍA ALBERO,
en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1001; SÁNCHEZ TOMÁS, en RODRÍGUEZ
RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, III, p. 215.
549
No se alude directamente a la norma extrapenal, sino a los requisitos estable-
cidos, las exigencias técnicas o las formalidades previstas en ella, de modo que el objeto
de remisión resulta más determinado. De todos modos, las expresiones sin cumplir
o incumplir, no son más que la formulación negativa de contravenir o infringir, pues
todas ellas indican que se está obrando en contra de lo que está mandado, de lo que
es obligado. Por último, términos como con omisión o alteración no constituyen sino
la forma concreta en que se contraviene lo prescrito en la normativa extrapenal.
214
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
282. Art. 360 CP: “El que, hallándose autorizado para el tráfico
de las sustancias o productos a que se refiere el artículo anterior,
los despache o suministre sin cumplir con las formalidades previstas en
las Leyes y Reglamentos respectivos...”.
Se ha puesto en duda la constitucionalidad de este precepto550,
puesto que en él no se requiere la producción de peligro alguno,
constituyendo delito justamente aquello que en los reglamentos
se define como infracción administrativa. Con todo, la doctrina se
esfuerza por interpretar el tipo restrictivamente, en función de la
naturaleza peligrosa de las sustancias que constituyen su objeto. Se
niega, de este modo, que una mera infracción –como la venta de
productos farmacéuticos sin receta– sea constitutiva de delito, pues
el fundamento de éste no podría ser la mera desobediencia a normas
administrativas551. Cualquiera sea el caso, la criticada indetermina-
ción de la norma no radica en la técnica utilizada –la misma que en
los demás supuestos revisados–, sino en el resto de la descripción
típica, que resulta incompleta.
283. Art. 226 CP: “El que dejare de cumplir los deberes legales de
asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogi-
miento familiar...”.
Los deberes a que alude esta disposición se han de concretar
acudiendo a normas extrapenales, en concreto, a lo dispuesto en
el Código Civil. El comportamiento penalmente sancionado es,
precisamente, la contravención o incumplimiento de lo prescrito en
estas normas552, y por ello, pese a que la remisión no se efectúa a
550
Cfr. GARCÍA ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 998;
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, PG, p. 122.
551
En este sentido CONDE-PUMPIDO FERREIRO, Código Penal, II, p. 3384; FEIJÓO
SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 989; MUÑOZ CONDE,
Derecho penal. PE, p. 608; QUERALT JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 769.
552
Durante la vigencia del ACP, la doctrina había manifestado que lo de-
seable era restringir el comportamiento típico a la no prestación de la asistencia
necesaria legalmente establecida para el sustento o para la educación de los
hijos o pupilos, pero el legislador optó por ampliar el alcance del tipo a cualquier
incumplimiento de los deberes legales de asistencia, cfr. SUÁREZ GONZÁLEZ, en RO-
215
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
DRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 664. Por otra parte, ante la vaguedad e
imprecisión de la descripción típica, en lo concerniente tanto al incumplimiento
de los deberes jurídicos como a su enumeración, la doctrina mayoritaria había
fijado criterios restrictivos para atribuir relevancia penal sólo al incumplimiento
de los deberes jurídicos que tuviesen lugar a través del abandono malicioso del
hogar, de conformidad a lo dispuesto en el art. 487 ACP, cfr. FERNÁNDEZ DEL TORCO
ALONSO, Análisis penal de los delitos de abandono de familia. El caso español, Madrid,
1994, p. 139. Esta interpretación, cuestionada entonces, hoy resulta totalmente
ajena a la descripción típica. Es necesario intentar reducir el alcance del tipo
penal por otras vías, por ejemplo, la interpretación restrictiva de lo que significa
asistir. En este sentido, RODRÍGUEZ RAMOS, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ
DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, II, p. 78.
553
El Tribunal Supremo calificaba al art. 487 ACP –de similar redacción al actual
art. 226– como paradigma de ley penal en blanco o precepto penal incompleto,
porque una parte de sus elementos típicos no se ha inserto en la norma (STS 30
enero 1989, RJ 1989\616). En la doctrina anterior a la entrada en vigencia del CP
de 1995, vid. por todos FERNÁNDEZ DEL TORCO ALONSO, Análisis penal, pp. 129 y
ss. Actualmente se lo sigue calificando como ley penal en blanco, v.gr. CARBONELL
MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1069; CERES
MONTES, La protección jurídico-penal de los derechos y deberes familiares en el nuevo Có-
digo Penal, Madrid, 1996, p. 20; DÍAZ-MAROTO Y VILLAREJO, en BAJO FERNÁNDEZ
(drg.), Compendio, p. 325; MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 296; PRATS CANUT, en
QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 451; RODRÍGUEZ RAMOS, en RODRÍGUEZ
RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, II, p. 75;
SERRANO GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 312, y SUÁREZ GONZÁLEZ, en RODRÍGUEZ
MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 664.
554
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 203.
216
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
285. Art. 368 CP: “Los que ejecuten actos de cultivo, elabora-
ción o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el
consumo ilegal de drogas tóxicas...”.
555
Cfr. CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.), Co-
mentarios, p. 1069; MERCHENA GÓMEZ, en SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código
penal de 1995, p. 1153, y SUÁREZ GONZÁLEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.),
Comentarios, p. 664.
556
Así, SUÁREZ GONZÁLEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 585; EL MISMO,
en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 843.
217
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
286. Art. 312.1 CP: “... los que trafiquen de manera ilegal con
mano de obra”;
Art. 564.2.2 CP, agrava la pena para el delito de tenencia de ar-
mas cuando éstas hayan sido “introducidas ilegalmente en territorio
español”;
Art. 590 CP: “El que con actos ilegales o que no estén debidamente
autorizados, provocare o diere motivo a una declaración de guerra
contra España por parte de otra potencia, o expusiere a los espa-
ñoles a experimentar vejaciones o represalias en sus personas o en
sus bienes...”.
En estos supuestos la mención sobre la ilegalidad es referida direc-
tamente a la conducta típica, calificándola en su verbo rector. Estas
557
Vid. los términos de esta discusión en JOSHI JUBERT, Los delitos de tráfico de
drogas I, pp. 54-59; también BOIX REIG/JAREÑO LEAL, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, pp. 1685 y ss.
558
En este sentido JOSHI JUBERT, Los delitos de tráfico de drogas I, p. 60.
559
Respecto de la normativa dictada dentro del Estado no existe una absoluta
vinculación para los Tribunales, que pueden acudir a ella como medio de interpre-
tar el concepto usado en la ley. Pero existen convenios internacionales ratificados
por España que obligan a sancionar penalmente las conductas relacionadas con las
drogas en ellos descritas, lo que obliga, a su vez, a interpretar los preceptos penales
respectivos de acuerdo con lo dispuesto en dichos convenios; cfr. JOSHI JUBERT, Los
delitos de tráfico de drogas I, p. 60, y LUZÓN PEÑA, Estudios penales, p. 532.
218
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
560
Explícitamente, califica al art. 312 como ley penal en blanco JORDANA DE
POZAS, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código Penal, II, p. 3157. Sorprende,
de todos modos, la desidia con que se trata la cuestión, que se hace especialmente
evidente entre los delitos contra los derechos de los trabajadores por contraste con
lo que sucede con los arts. 311 o 316, respecto de los cuales se discurre latamente
sobre la técnica de la ley penal en blanco y su conformidad constitucional. Así,
por ejemplo, CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, pp. 1565-1566, y NAVARRO CARDOSO, Los delitos contra los derechos de los
trabajadores, Valencia, 1998, pp. 153-154.
561
Opinión, por ejemplo, de MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 329, si bien
exige que exista al menos una puesta en peligro de los derechos de los demás
trabajadores (p. 330).
562
Cfr. CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.), Comen-
tarios, p. 1551; LASCURAÍN SÁNCHEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 641;
MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 905; VALLE MUÑIZ/VILLA-
CAMPA ESTIARTE, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 852; TERRADILLOS
BASOCO, “Delitos contra los derechos de los trabajadores”, en Estudios Jurídicos en
memoria del profesor Dr. D. José Ramón Casabó Ruiz, II, Valencia, 1997, p. 880.
563
En el mismo sentido CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES AN-
TÓN (coord.), Comentarios, p. 1551, y MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.),
Curso, I, p. 905.
219
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
564
Así, entre otros, BOIX REIG/JUANATEY DORADO, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, p. 1586.
565
Excepcionalmente, califican el art. 167 como ley en blanco CLIMENT DURÁN,
Detenciones ilegales policiales, Valencia, 1998, p. 87; LANDROVE DÍAZ, Detenciones ilegales
y secuestros, p. 191, y PAZ RUBIO/COVIÁN REGALES, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO
(drg.), Código Penal, II, p. 2012.
566
Respecto del art. 319 así lo estima SILVA SÁNCHEZ, “Introducción. Necesidad
y legitimación de la intervención penal en la tutela de la ordenación del territorio”,
en DE LA MATA BARRANCO (ed.), Delitos contra el urbanismo y la ordenación del territorio,
Bilbao, 1998, p. 30.
220
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
289. Art. 359 CP: “El que sin hallarse debidamente autorizado, elabore
sustancias nocivas para la salud o productos químicos que puedan
causar estragos...”.
Esta norma contiene una mención parecida, que se emplea en
relación con el sujeto que realiza la conducta. Es en la falta de au-
torización –y no sólo en el carácter peligroso de los objetos– donde
algunos hacen residir el núcleo de la infracción, “de tal modo que el
peligro de la conducta se hace derivar de la falta de la debida autori-
zación”568. Entonces ella se constituye como elemento fundamental
en la descripción del ilícito penal. Se trataría de una norma penal en
blanco569 que, si se interpreta de este modo, resultaría particularmente
criticable, porque identifica la conducta típica con la mera infracción
de las formalidades reglamentarias exigidas como control.
290. Art. 364 CP: 1. “El que adulterare con aditivos u otros
agentes no autorizados susceptibles de causar daños a la salud de las
personas, los alimentos, sustancias o bebidas destinadas al comercio
alimentario”, y 2.1º “Administrar a los animales cuyas carnes o pro-
567
Así, LÓPEZ GARRIDO/GARCÍA ARÁN, El Código penal de 1995, p. 258; MUÑOZ
CONDE, Derecho penal. PE, p. 536, y VERCHER NOGUERA, en SERRANO BUTRAGUEÑO
(coord.), El Código penal de 1995, p. 1468. En contra ACALE SÁNCHEZ, “Primeros
pronunciamientos jurisprudenciales en torno a los delitos sobre la ordenación
del territorio: Comentario a la Sentencia del Juzgado de lo Penal, Nº 3 de Jerez
de la Frontera, de 7 de mayo de 1998”, en AP 1999, p. 15, estima que la fórmula
de remisión empleada es la de los elementos normativos singulares, que impiden
estimar dentro del ámbito del tipo la realización de cualquier acto contrario a las
normas urbanísticas. Desde su punto de vista, ello lleva a cerrar el ámbito de lo
punible, haciéndolo más estrecho.
568
BOIX REIG/DOVAL PAIS, en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1649.
569
Así la califican DE VEGA RUIZ, Los delitos contra el consumidor en el Código penal
de 1995, Madrid, 1996, p. 108; SÁINZ RUIZ, en SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.),
El Código penal de 1995, p. 1524; SERRANO GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 643; QUERALT
JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 768.
221
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
291. Art. 335 CP: “El que cace o pesque especies distintas a las
indicadas en el artículo anterior, cuando esté expresamente prohibido
por las normas específicas sobre su caza o pesca...”.
En este supuesto la descripción típica descansa absolutamente
en el régimen administrativo aplicable a la caza y pesca, pues la
referencia a estas conductas en el tipo es en sí misma neutra, sin
contenido material de antijuridicidad. En la actualidad la remisión a la
normativa extrapenal se hace por referencia a lo expresamente prohibido,
570
Así, la jurisprudencia, vid. SSTS 6 noviembre 1999, pon. Sr. Bacigalupo
Zapater (RJ 1999\8102), y 22 marzo 2000, pon. Sr. Móner Muñoz (RJ 2000\2387).
Indirectamente, DOVAL PAIS, Los delitos de fraude alimentario, p. 127. De forma expresa
FEIJÓO SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 1006; GARCÍA
ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1023; MUÑOZ CONDE, Derecho
penal. PE, p. 619.
571
En este sentido, advirtiendo que no basta cualquier incumplimiento o infrac-
ción administrativa, sino que el tipo ha de interpretarse restrictivamente, CANCIO
MELIÁ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 1382; GARCÍA ALBERO, en
QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1613; MIRANDA STRAMPES, en SERRANO
BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1959. POLAINO NAVARRETE, en
COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 891, estima que la formal distinción de los
comportamientos típicos según sean o no autorizados, es superflua (la autorización
excluye la antijuridicidad de la conducta, no siendo necesario ni aconsejable men-
cionarla) y equívoca (distingue entre dos tipos de autorización, cuando el único
y común fundamento legitimador de toda autorización es la ley). Considerar que
la mención es superflua significa entender que la conducta típica está constituida
por la mera fabricación, comercialización o depósito de armas.
222
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
293. Art. 311.1 CP: “Los que, mediante engaño o abuso de situa-
ción de necesidad impongan a los trabajadores a su servicio condi-
ciones laborales o de Seguridad Social, que perjudiquen, supriman
o restrinjan los derechos que tengan reconocidos por disposiciones legales,
convenios colectivos o contrato individual”.
Este artículo contiene otra fórmula de referencia normativa para
la determinación del objeto. Es calificado mayoritariamente como
572
Cfr. CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código
Penal, II, p. 3288.
573
Así, CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código
Penal, II, pp. 3288-3289, y la STS 8 febrero 2000, pon. Conde-Pumpido Tourón (RJ
2000\311): en el art. 335 “ni por la vía de la descripción de la acción ni por la de
la delimitación de su objeto ni por la referencia a la afectación relevante del bien
jurídico protegido, cabe estimar que se contenga en el tipo núcleo esencial de la
prohibición. En consecuencia, la definición de la acción típica queda íntegramente
remitida a la normativa administrativa, que no se limita a complementar o deli-
mitar el tipo delictivo, sino que lo fundamenta y define de modo prácticamente
autónomo: constituirá delito la captura de un solo ejemplar de cualquier especie
animal que ni esté amenazada ni en peligro de extinción, sólo porque la Comunidad
Autónoma competente no ha dictado una norma que autorice su caza o pesca de
modo expreso, con total independencia de que la acción enjuiciada sea absoluta-
mente irrelevante desde la perspectiva del bien jurídico penalmente protegido en
el capítulo delictivo en el que se integra el tipo penal analizado”, FD 4º.
223
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
574
Expresamente así lo estiman, JORDANA DE POZAS, en CONDE-PUMPIDO FERREI-
RO (drg.), Código Penal, II, p. 3152; MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.),
Curso, I, p. 900; NAVARRO CARDOSO, Los delitos, p. 59; PÉREZ MANZANO, “Delitos contra
los derechos de los trabajadores”, en Relaciones laborales, 1997, I, p. 277; QUERALT
JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 608; SERRANO GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 555,
y VALLE MUÑIZ/VILLACAMPA ESTIARTE, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios,
p. 845. Pese a la conformidad general en esta apreciación, pocas veces se manifiesta
de forma explícita, y no existe estudio sobre su alcance y posibles consecuencias.
575
En la alusión al contrato individual se estima éste como una ley para los
contratantes. Pero la referencia a este contrato es objeto de polémica. NAVARRO
CARDOSO, Los delitos, pp. 60-61, la interpreta sólo en relación con los derechos que
ostenten la condición de irrenunciables por mínimos, dejando fuera los que estén
por encima de dichos mínimos. Pero así se vanaliza su inclusión en el tipo: para esa
conclusión es suficiente la alusión a las disposiciones legales y convenios colectivos.
Otros critican abiertamente esta mención porque raya en la inconstitucionalidad,
dificulta la distinción entre el ilícito penal y otro tipo de ilícitos y es contraria
a la necesidad de restringir el ámbito de lo punible a las condiciones laborales
relevantes; vid. COBOS GÓMEZ DE LINARES, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ
DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, III, p.150; LASCURAÍN SÁNCHEZ, en
RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 897; EL MISMO, en BAJO FERNÁNDEZ
(drg.), Compendio, p. 635; VALLE MUÑIZ/VILLACAMPA ESTIARTE, en QUINTERO OLI-
VARES (drg.), Comentarios, p. 845.
224
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
576
Respecto del art. 218, por ejemplo, DÍAZ-MAROTO Y VILLAREJO, en BAJO
FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 311; y con el art. 332, BOIX REIG/JAREÑO LEAL, en
VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1611; CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en CONDE-
PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código Penal, II, pp. 3279 y ss.; QUERALT JIMÉNEZ, Derecho
penal español. PE, p. 732, y SERRANO GÓMEZ, Derecho penal. PE, p. 614. En relación con
el art. 533, TAMARIT SUMALLA, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1523,
REIG REIG, en SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1886; y,
por último, respecto del art. 563 lo afirma MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 856;
PIEDRABUENA LEÓN, AP 1997, p. 484; POLAINO NAVARRETE, en COBO DEL ROSAL
(drg.), Curso, I, p. 887, y la jurisprudencia mayoritaria, v.gr., SSTS 5 marzo 2003,
pon. Maza Martín, FJ 2º, y 17 noviembre 2003, pon. Soriano Soriano, FJ 5º.
225
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
577
Así, GARCÍA ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1599,
estima que los criterios de subsidiariedad y ultima ratio no son adecuados para esa
restricción.
226
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
578
Así suele entenderse en la doctrina italiana, FIANDACA/MUSCO, Diritto penale.
PG, p. 57. De ahí la denuncia de autores como BRICOLA, CARBONI y ROMANO, sobre
su inconstitucionalidad general, salvo el supuesto en que el reenvío sea hecho a una
norma de fuente legislativa. En este sentido IORI, RIDPP 1976, p. 355; MARINUCCI/
DOLCINI, Corso di Diritto Penale, p. 53; PADOVANI, Diritto penale, p. 29.
579
Casos en que la remisión opera como un elemento de restricción del ámbito
de lo punible, excesivamente amplio por la mera consideración de la norma de
comportamiento que se establece en el enunciado jurídico-penal.
580
En este sentido, la STC 24/2004, de 24 febrero, FD 4º, refiriéndose al art.
563, que sanciona la tenencia de armas prohibidas, estima que se trata de un ele-
mento normativo que debe cumplir las siguientes exigencias inherentes al principio
de legalidad: que las normas extrapenales a las que se hace la remisión sean fácil-
mente identificables, que la remisión esté justificada en atención al bien jurídico
protegido, que se establezca con claridad la pena y que la norma penal defina el
núcleo esencial de la prohibición.
227
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
228
Capítulo Sexto
I. CONCEPTO
300. La técnica de las leyes penales en blanco, en que se hace
remisión a lo dispuesto en otra parte del ordenamiento jurídico de
modo que la infracción de una norma extrapenal configura uno de
los elementos de la descripción típica, puede ser complementada
con el establecimiento de cláusulas de remisión inversa (Rückverwei-
sungsklauseln).
581
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 205, con referencia a SCHNELL, Verwei-
sungsbedingtenorm-komplexität nebenstrafrechtlicher Tatbestände am Beispiel des Weingesetzes,
tesis doctoral, Tübingen, 1986, pp. 55-57. Vid., en el mismo sentido, BACIGALUPO,
Sanciones administrativas (Derecho español y comunitario), Madrid, 1991, p. 30.
582
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 207, entiende que existe la posibilidad de
que el órgano emisor de las normas extrapenales incluya una cláusula de remisión
inversa para elevar de facto la infracción extrapenal a la categoría de delito.
229
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
583
Vid. supra Segunda Parte §200.
584
Sobre las características de la remisión en las cláusulas de remisión inversa,
pero sin asignar el alcance que se confiere en el texto, cfr. SANTANA VEGA, El concepto
de ley penal en blanco, p. 42.
585
Entre los españoles, BACIGALUPO, Sanciones administrativas, pp. 30-31; EL MISMO,
Principios, pp. 96-97; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 205-208; JAÉN VALLEJO,
Los principios superiores del Derecho penal, Madrid, 1999, p. 31, y SANTANA VEGA, El
concepto de ley penal en blanco, pp. 41-42. CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español.
PG, I, p. 157, también alude a la STC 341/1993, que en obiter dicta, FD 10º a), exige
que la norma que configura obligaciones y prohibiciones sancionables con arreglo
a otro precepto, contenga una referencia expresa a éste; sentencia que, en todo
caso, se pronuncia en el ámbito administrativo, en relación con la Ley 1/1992 sobre
Protección de la Seguridad Ciudadana.
230
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
586
Cfr. BVerfG en NStZ, 1990, p. 394, y en NStZ, 1991, p. 73, cit. por BACIGALU-
PO, Sanciones administrativas, p.
30, n. 53. Entre los autores germanos, esta clase de
cláusulas había sido propuesta por TIEDEMANN, Tatbestandsfunktionen, p. 267.
587
Vid. la memoria de este Encuentro en Revista Canaria de Ciencias Penales,
Instituto Iberoamericano de Política Criminal y Derecho penal Comparado, Nº 1,
1998, pp. 10-26.
588
BACIGALUPO, Sanciones administrativas, p. 31.
589
Cfr. BACIGALUPO, Sanciones administrativas, p. 31, y TIEDEMANN, RCP Nº 2,
1998, p. 519.
231
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
590
En este sentido, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 205.
591
Cfr. BACIGALUPO, Sanciones administrativas, p. 31, y DOVAL PAIS, Posibilidades
y límites, pp. 205 y 207.
592
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 205.
593
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 208.
232
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
Porque hay que partir de la base de que no son admisibles las nor-
mas penales meramente sancionatorias que no imponen ninguna
clase de limitación material en relación con la lesión del bien jurí-
dico –del estilo “el que infringiere lo dispuesto en los reglamentos
sobre... será sancionado con....”–, normas respecto de las cuales sí
sería indispensable la cláusula de remisión inversa. Por el contra-
rio, la ley penal en blanco debe contener al menos el núcleo de
la prohibición, y en esta medida la remisión que efectúe resultará
materialmente reducida. Por lo tanto, la sola infracción de la norma
extrapenal no debería ser nunca suficiente para la configuración del
ilícito penal, al menos no en la medida en que no tenga la relevancia
material que requiere el propio precepto penal. De este modo el
destinatario queda protegido y ya no podrá ser sorprendido por una
sanción penal ante una conducta que parecía constituir un mero
ilícito administrativo.
Si las cosas fueran realmente de este modo, las cláusulas en examen
no resultarían del todo imprescindibles. En cualquier caso, siempre
sirven para informar, por lo que no dejan de ser recomendables.
233
Capítulo Séptimo
I. INTRODUCCIÓN
594
Expresión con la que se caracteriza a la sociedad actual desde la enorme
difusión de la obra de Ulrich BECK, Risikogesellschaft. Auf dem Weg in eine andere
Moderne, Frankfurt, 1986.
595
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, Barcelona, 1999, pp. 40-42.
596
ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 42. Se supone que la decisión
sobre el riesgo tolerable debe ser siempre consciente. Pero doctrinalmente se habla
de riesgo residual (restrisiko), para entender como riesgo tolerado el resultante del
efecto reflejo de otras decisiones en que éste no es el objeto. Es decir, es riesgo
residual el que no está expresamente rechazado por el ordenamiento, por lo que
constituye un concepto cuestionable, ibid., p. 53.
235
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
597
El fenómeno de la normalización técnica tiene incidencia directa en el
ámbito administrativo, en el que se ha desarrollado su estudio particular. Vid. los
trabajos publicados en este sector de ÁLVAREZ GARCÍA, La normalización industrial,
Valencia, 1999; ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, Barcelona, 1999 y MOLES I
PLAZA, Derecho y calidad, Barcelona, 2001.
598
Problema del que ni siquiera se salvan las propias normas técnicas, porque
su adaptación al progreso tampoco es inmediata, en este sentido SCHÜNEMANN,
ADPCP 1994, p. 330.
236
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
II. CONCEPTO
599
Así, JAKOBS, La imputación objetiva en Derecho penal (trad. Cancio Meliá), Bogotá,
1996, p. 45. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, pp. 20 y 119, también subraya
que la prevención de riesgos, inspección y control de las actividades peligrosas,
requiere la participación de particulares, pues una labor unilateral, intervencionista
y autoritaria de la Administración resulta poco efectiva.
600
La protección del medio ambiente, por ejemplo, exige considerar esos
conocimientos específicos. El Tribunal Supremo ha llegado a supeditar la constitu-
cionalidad de las disposiciones reglamentarias a su conformidad con normas técnicas
jurídicamente reconocidas: “aun en el caso de que la Administración decidiese
tramitar normas con rango de ley o adoptar disposiciones de carácter reglamentario
en las que se autorizase inmisiones o vertidos en límites peligrosos e inadmisibles
con arreglo a normativas internacionalmente aceptadas y de incuestionable rigor
científico, estaría vulnerando el mandato del art. 45 de la Constitución, por lo que
la norma devendría inconstitucional” STS 30 noviembre 1990, pon. Martín Pallín
(RJ 1990\9269).
601
Definición dictada por la ISO (International Organization for Standardization)
y admitida por casi todos los organismos oficiales de normalización, cfr. MOLES
I PLAZA, Derecho y calidad, p. 77. Conceptos similares han sido establecidos en la
Directiva 83/189/CEE, art. 1.2 y, en España, en la Ley 21/1992, de 16 de julio, de
Industria (art. 8.3).
602
Por ejemplo, en relación con el antiguo §323 StGB sobre peligros provocados
por la construcción o demolición de un edificio (recientemente derogado), la doctrina
alemana entendía por reglas de la técnica aquellos criterios que “se han desarrollado
237
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
603
La bibliografía especializada distingue entre normas técnicas en sentido estricto,
de aplicación voluntaria, y reglamentaciones técnicas, de naturaleza obligatoria. Distin-
gue también la norma técnica de la lex artis, referida a una regulación más general
e informal, que carece de formulación escrita y se aplica al campo de la actividad
no industrial. Cfr. ÁLVAREZ GARCÍA, La normalización industrial, pp. 81 y ss., y MOLES
I PLAZA, Derecho y calidad, pp. 139 y ss., 151 y ss. y 182. En lo que sigue adoptaré un
concepto amplio de norma técnica que incluya todas estas categorías.
604
Cfr. MOLES I PLAZA, Derecho y calidad, p. 81.
238
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
605
Tipología básica que no pretende ofrecer un elenco exhaustivo, tampoco
se trata de categorías absolutamente delimitadas ni de compartimentos estancos,
pues una misma norma técnica puede encasillarse en varias al mismo tiempo. Cfr.
ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, pp. 156-162.
606
PENNEAU, “Règles de l’art et normes techniques”, Bibliotèque de droit privé
Nº 203, LGDJ, 1989, cit. por MOLES I PLAZA, Derecho y calidad, p. 175, las define como
“los comportamientos técnicos apropiados, accesibles al conjunto del cuerpo pro-
fesional del cual depende su aplicación y que corresponde al estado de la técnica
en el momento de la realización del acto”.
607
Cfr. JORGE BARREIRO, “Jurisprudencia penal y lex artis médica”, en JORGE
BARREIRO/ GRACIA GUILLÉN, Responsabilidad del personal sanitario, Madrid, 1994,
pp. 73 y ss.
239
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
608
Imponen obligaciones de medios, no de resultados, y aunque se las suele
representar como expresión de una costumbre técnica, la antigüedad no es un cri-
terio absoluto para su formación, sino que se pueden generar rápidamente por
usos recientes pero sólidamente establecidos. Cfr. MOLES I PLAZA, Derecho y calidad,
p. 178.
609
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 158. El reconocimiento de la
lex artis por los tribunales penales se ha desarrollado sobre todo en el sector de la
construcción y de la práctica médica, vid., por ejemplo, las SSTS 23 octubre 2001,
pon. Sr. Jiménez Villarejo (RJ 2001\9074) y 5 septiembre 2001, pon. Sr. Delgado
García (RJ 2001\8340).
240
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
610
También en el ámbito privado pueden tener efectos contractuales y en la
valoración en el mercado; cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 172.
611
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 330-332, cuestiona si resulta posible san-
cionar la inobservancia de una norma técnica incorporada a la Ley por remisión
estática, pero obsoleta en su contenido. La solución que propone radica en la dog-
mática del delito abstracto, es decir, en la posible reducción teleológica de éste en
caso de acciones absolutamente inocuas ex ante, por vulneración de reglas técnicas
obsoletas.
612
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 320.
613
Lo destaca SANTANA VEGA, El concepto de ley penal en blanco, p. 46.
241
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
614
“Permitir formular a los técnicos aquellas reglas de la técnica que son pe-
nalmente relevantes significaría, en consecuencia, encomendar las ovejas al lobo y
atribuir al titular del potencial peligro el poder de decisión sobre la medida permitida
en los riesgos que él mismo crea”, SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 319.
615
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, pp. 94 y 176, y MARBURGER, Die
Regeln der Technik im Recht, Köln, 1979, p. 610.
616
Así, SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 321, 323 y 334-338, considera que ésta
constituye la única función que pueden desarrollar las reglas técnicas en el Derecho
penal. En el mismo sentido ENDERLE, Blankettstrafgesetze, p. 64.
617
Vid. supra Segunda Parte §78d.
618
V.gr. la alusión a especies no autóctonas (art. 333), o a sustancias no permitidas
(art. 364.2.1).
242
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
619
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 316, 324 y ss.
620
Así las interpretan parte de la doctrina y a veces también la jurisprudencia,
cfr. SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 324.
621
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 326.
622
Teoría que ha sido precisada por MARBURGER, Die Regeln der Technik im
Recht, Köln, 1979, passim.
243
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
623
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 327 (destacado en el original).
624
Por ello, SALVADOR CODERCH, La forma de las leyes, p. 230, aconseja que ésta
sea una técnica subsidiaria. Y en caso de que sea ineludible, que se procure que la
norma de remisión identifique con precisión cuál es su objeto y el modo de acceder a
la consulta. Si el objeto de remisión no está prefijado, se deje libertad de apreciación
al juez, dando a esas reglas o valoraciones valor de prueba pericial pero no mayor
(p. 231). SANTANA VEGA, El concepto de ley penal en blanco, p. 46, en tanto, postula que
las normas técnicas no deberían ser introducidas en el sistema penal.
244
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
625
Más aún, normalmente se consideraría objetable una decisión judicial
que prescindiera enteramente de esas disposiciones técnicas al juzgar un caso
concreto.
626
Organismos altamente legitimados, como puede ser la Environmental Pro-
tection Agency (EPA) en Estados Unidos; las Technische Überwachungs Vereine (TÜV),
en Alemania, asociaciones de entidades privadas de control que se reúnen para
asegurar la uniformidad de los criterios de apreciación, y de las fórmulas y procedi-
mientos técnicos, y entre ellas, la Verein Deutscher Ingenieure (VDI); el Deutsches Institut
für Normung (DIN) agencia alemana que formula las Deutsche Industrie Norm sobre
ingeniería y dimensiones, o la International Organization for Standardization (ISO),
federación mundial de organismos nacionales que reúne cerca de 140 países.
245
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
627
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 94.
628
Teoría de amplia repercusión, recogida y propuesta por el Ministerio Fe-
deral de Justicia alemán como criterio de homogeneización para la producción de
normas. Cfr. edición catalana de GRETEL, Manual d’adquació jurídico-formal. Recoma-
nacions del Ministeri Federal de Justicia Alemany a l’efecte d’una configuració jurídico-formal
homogénia de lleis i disposicions de rang inferior, d’acord amb el § 38, ap. 3 del Reglament
intern conjunt dels ministeris federals II (trad. Weiss i Knopf), Barcelona, 2001, Nos
marginales 164 a 180, pp. 79-83.
246
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
629
La expresión es usada en el §7.2.3 de la Ley sobre Energía Nuclear alemana,
y significa que deben “tomarse aquellas precauciones en prevención de daños que
se consideren necesarias de acuerdo con los últimos conocimientos científicos (por
lo que) las precauciones (en este caso) no se hallan limitadas por lo técnicamente
factible en el momento actual”, BVerfGE 49, pp. 135 y ss.
630
NICKLISCH advierte que el uso legislativo de las distintas formulaciones
tiene su origen en casualidades históricas; así, si se utilizara la teoría trifásica de
la jurisprudencia, habría que exigir un mayor nivel de seguridad en las fijaciones
de los remolques de vehículos que respecto de los tanques de gas a presión, cfr.
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 338-339.
631
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 339.
247
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
632
Así lo interpretan FEIJÓO SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comen-
tarios, p. 990; GARCÍA ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 1001;
SÁNCHEZ TOMÁS, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS,
Derecho penal. PE, III, p. 215.
633
A pesar de que se incluye en el art. 349 una referencia a las medidas de
seguridad, se debe tratar siempre de normas jurídicas, cualquiera sea su rango.
En este sentido, COBOS GÓMEZ DE LINARES, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ
DE LINARES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, III, p. 200; FEIJÓO SÁNCHEZ, en RO-
DRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 962; ORTS BERENGUER, en VIVES ANTÓN
(coord.), Comentarios, p. 1627, y VILLACAMPA ESTIARTE, en QUINTERO OLIVARES
(drg.), Comentarios, p. 1576.
634
Caso en que la remisión no se restringe sólo a la Ley 31/1995 de Prevención
de Riesgos Laborales, sino que se extiende a otras leyes, normas reglamentarias o,
incluso, cláusulas normativas de convenios colectivos a los que se remite la propia
LPRL (art. 45.1), cfr. LASCURAÍN SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Co-
mentarios, p. 907; LÓPEZ GARRIDO/GARCÍA ARÁN, El Código penal de 1995, p. 156, y
MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 913.
TERRADILLOS BASOCO, “La responsabilidad en materia de seguridad y salud en
el trabajo”, en Temas Laborales Nº 50, 1999, pp. 180-181, considera que esa remisión
puede convertirse en una dudosa habilitación a instituciones privadas para definir
el contenido material de los delitos. Pero estima, en todo caso, que la función de
las disposiciones de remisión es de concreción, sin que puedan aumentar el ámbito
de lo prohibido sino, en su caso, limitarlo, por lo que no hay confrontación con
el principio de legalidad. Además, las disposiciones laborales constituyen un de-
recho necesario mínimo indisponible, que impide que las normas convencionales
signifiquen la desprotección del bien jurídico.
248
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
635
En materia medioambiental, por ejemplo, hay autorizaciones que quedan
condicionadas a que exista una acomodación al “estado de la técnica” (art. 3.2,
Ley 38/1972, de 22 diciembre, de Protección del Ambiente Atmosférico), a “las
innovaciones aportadas por el progreso científico y técnico que alteren la actividad
autorizada” (art. 18.3, RD 1131/1988, Reglamento para la ejecución del Real De-
creto Legislativo 1302/1986, de 28 junio, de Evaluación de Impacto Ambiental),
a “las mejores técnicas disponibles” (art. 9.4, Directiva 96/61/CE del Consejo, de
24 septiembre 1996, relativa a la prevención y al control integrados de la contami-
nación). En detalle, ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, pp. 92 y ss.
636
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 94.
637
En España lo consideran un sistema seguro y acertado, DE LA CUESTA
ARZAMENDI, “La ley alemana de reforma del Código penal para la lucha frente a
la criminalidad contra el ambiente”, en CPC 17, 1982, p. 660; MESTRE DELGADO,
ADPCP 1988, p. 526, n. 81, y PRATS CANUT, en QUINTERO OLIVARES, Comentarios,
pp. 906-907. Sistema utilizado en Estados Unidos, Japón, Dinamarca o Suiza.
249
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
250
Capítulo Octavo
DEFINICIONES LEGALES
I. INTRODUCCIÓN
638
Distinción formulada por SCARPELLI, “La definizione nel diritto”, en SCAR-
PELLI(a cura di), Diritto e analisi del linguaggio, Milano, 1976, p. 183.
639
Ese aspecto dinámico de la teoría de las definiciones será abordado en la
Tercera Parte.
251
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
640
Cfr. ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 37.
641
Vid., por ejemplo, las consideraciones críticas de CARRIÓ, Notas, pp. 116-117;
MARTINO, “Definiciones legales”, en WARAT/MARTINO, Lenguaje y definición jurídica,
Buenos Aires, 1973, pp. 69-75; y ROSS, “La definizione nel linguaggio giuridico”, en
SCARPELLI (a cura di), Diritto e analisi del linguaggio, Milano, 1976, p. 209.
642
CARNAP, por ejemplo, entiende que una definición es la formulación de
las condiciones de aplicación de un término por medio de otros términos; una
aserción de reducción del término definido al definiens, “Testability and Meaning”, en
Philosophy of Science, 1936-37 (reedición de 1950).
643
Las definiciones legales fueron objeto de una renovada atención en los
últimos decenios del siglo XX por parte de filósofos del derecho y juristas. Entre
muchos, CAPELLA, El derecho como lenguaje, pp. 261 y ss.; CARRIÓ, Notas, pp. 115 y ss.;
ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 38; MARTINO, en Lenguaje y definición jurídica,
pp. 69-75; ROSS, en Diritto e analisi, p. 209; SCARPELLI, en Diritto e analisi, p. 183, y
la obra coordinada por CADOPPI, Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle
definizioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996, passim. En general, los autores asu-
men la concepción no esencialista, aunque advierten sobre los resabios que todavía
subsisten de la idea aristotélica.
644
Cfr. HART, H.L.A., The Concept of Law, I, 3, p. 14.
252
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
645
Siempre subsisten algunos matices de diferencia entre los conceptos elabo-
rados por los autores. A título ejemplar, GUASTINI, “Redazione e interpretazione dei
documenti normativi”, en S. BARTOLE (a cura di), Lezioni di tecnica legislativa, Padova,
1988, p. 83, y BELVEDERE, “Note in tema di definizioni legislative penalistiche”, en
CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle definizioni legali
nel Diritto penale, Padova, 1996, p. 110, la caracterizan como una “explícita atribución
de significado a una palabra mediante otra palabra”, poniendo el acento en su
carácter expreso. Por otra parte, HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 269, se centra
en la función que cumplen las definiciones, y las concibe como “enunciados que
sirven para fijar, aclarar o precisar el sentido de una expresión”.
646
Así, CAPELLA, El derecho como lenguaje, p. 37.
647
No interesan, por tanto, las definiciones de conceptos fundamentales de
la parte general, normalmente dogmáticas, como las de delito, dolo, autor, etc.
Tampoco se confunden las definiciones con la descripción típica en sí, aunque ésta
253
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
648
Sobre las posibles clasificaciones, vid., especialmente, los estudios de ROBIN-
SON, R., Definition, Oxford, 1954; PAP, A., Elements of Analytic Phylosophy, New York,
1949; y en el contexto del lenguaje jurídico, SCARPELLI, Il problema della definizione
e il concetto del diritto, Milano, 1955.
649
Tampoco se considerarán todas las categorías dentro de los criterios propues-
tos, por ejemplo, el método definitorio de la sinonimia, las definiciones ostentivas,
causales o genéticas, operacionales, etc.; ni la distinción de las definiciones, según
su función, entre sintácticas y semánticas, y teóricas o disuasorias.
650
HART, H.L.A., The Concept of Law, I, 3, p. 15.
254
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
b. Definición connotativa
651
Cfr. TARELLO, L’interpretazione, p. 206.
652
Vid. STS 8 febrero 2000, pon. Sr. Conde-Pumpido Tourón, FD 5º (RJ 2000\311).
Por LO 15/2003, de 25 de noviembre, la referencia a la ausencia de autorización expresa
fue reemplazada por la exigencia de una prohibición expresa. De este modo el objeto
del delito queda mejor delimitado, porque se requiere una norma extrapenal que
indique las especies que está prohibido cazar o pescar. El inconveniente ahora es
que la remisión es total: la conducta penalmente prohibida se determina íntegra-
mente –y sin correctivos de ninguna clase– en sede extrapenal.
255
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
653
Vid. TARELLO, L’interpretazione, pp. 211-214, e ITURRALDE SESMA, Lenguaje
legal, pp. 54-55.
654
Cfr. COPI, Introducción a la lógica (trad. Miguez), Buenos Aires, 1987, p. 148,
y TARELLO, L’interpretazione, p. 202.
655
Así, TARELLO, L’interpretazione, pp. 202-206, también, ITURRALDE SESMA,
Lenguaje legal, p. 52.
256
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
656
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 96, y MANTOVANI, Diritto penale,
pp. 107-110.
657
Por todas, vid. STS 12 febrero 1999, pon. Sr. Martínez Arrieta (RJ
1999\500).
658
Sobre la distinción entre éstas y las definiciones estipulativas, vid., a título
ejemplar, COPI, Introducción a la lógica, pp. 134-138, y ROBINSON, R., Definition,
pp. 35-93.
257
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
b. Definiciones estipulativas
659
Cfr. ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, p. 21.
660
Cfr. ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, pp. 22-23.
661
Así, ATIENZA, El sentido del Derecho, Barcelona, 2001, p. 43; COPI, Introducción
a la lógica, pp. 134 y 138, e ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 42. Las incluyen entre
las estipulativas ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, p. 21; CAPELLA,
El derecho como lenguaje, p. 262; CARRIÓ, Notas, p. 118, y el propio autor de la distin-
ción, ROBINSON, R., Definition, p. 61.
258
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
662
Por todos, MORALES PRATS, en Omnis definitio, pp. 318-319.
663
Como la definición de publicidad en los delitos de injuria y calumnia (art. 211),
reincidencia (art. 22.8), calumnia (art. 205), extrema gravedad (art. 370), etc.
664
Corresponden a esta finalidad las definiciones de fuerza en las cosas (art. 238),
llaves falsas (art. 239), casa habitada (art. 241), autoridad (art. 24).
665
Pero ya se ha visto que esta última es una posibilidad absolutamente excep-
cional. Incluso los términos técnicos y técnico-jurídicos suelen tener una tradición
jurídica, y para determinar su sentido se puede recurrir al uso de los especialistas,
cfr. ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, pp. 22-23.
666
En este sentido, BELVEDERE, en Omnis definitio, pp. 116-117, e ITURRALDE
SESMA, Lenguaje legal, p. 58.
259
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
a. Definiciones explícitas
b. Definiciones implícitas
260
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
671
FRISCH, en Omnis definitio, p. 198.
672
La diferencia entre definición y uso lingüístico equivale a la que existe
entre el producto y el acto de producir. El uso lingüístico precede lógicamente
–justifica– las definiciones lexicales, así como el arbitrio subjetivo precede a las
estipulativas. Cfr. HRUSCHKA, La comprensione, pp. 30-31.
673
HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 277, las denomina incidentales; en tanto
que FRISCH, en Omnis definitio, p. 204, habla de definiciones celadas.
674
Cfr. FRISCH, en Omnis definitio, p. 196, y TARELLO, L’interpretazione, pp. 206-
207. De uso corriente en el sistema anglosajón, es también común en la legislación
civil alemana, y se encuentran algunos ejemplos en el ámbito penal, como cuando
el §176 StGB se refiere a una persona menor de catorce años (Kind).
261
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
348. En segundo lugar están las definiciones por rúbrica, que re-
sultan de la conexión del término presente en la rúbrica con una
situación descrita en el texto de la disposición, en el que no se repite
el vocablo de la rúbrica (definiendum)675. Se trataría de definiciones,
porque el legislador, en otros enunciados legislativos, puede usar ese
vocablo para referirse a la situación descrita676, aunque su contenido
definitorio es poco claro y se discute su valor normativo677.
Ofrecen ejemplos de esta clase las legislaciones italiana y alemana, en que se
rubrica cada artículo. La definición se confunde con la descripción típica.
Lo normal es que la rúbrica exprese un concepto-síntesis (Kurzbegriff) al
que sigue, en la reglamentación correspondiente, una descripción más rica
en indicaciones. Puede también ocurrir que tras la rúbrica no se defina el
contenido, sino se añada únicamente la consecuencia jurídica –como en el
delito de injuria § 185 StGB–, pero eso es excepcional. En España, los títulos
de cada capítulo del Código penal pueden cumplir una función similar,
aunque mucho más difusa al estar referidos a más de una disposición.
262
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
350. Pero aun admitido ese valor vinculante, resta todavía for-
mular un matiz que, en la práctica, modifica de modo fundamental
la relación con el aplicador del Derecho. Y es que “aun los jueces
sólo están obligados a usar las definiciones legales, cuando éstas
han sido efectivamente usadas por el propio legislador, pues sólo
entonces su uso es condición necesaria para la identificación de la
norma”680. En la práctica, una definición no ofrece garantía de que
el término respectivo haya de ser siempre entendido en el sentido
fijado, porque tampoco es inusual que el legislador, habiendo dicho
que va a usar un término en un determinado sentido, no lo haga
así realmente. En consecuencia, se precisarían sólo especiales razo-
nes para demostrar que en una determinada descripción típica el
término tiene un significado diferente, para poder apartarse de la
definición legalmente establecida681. Razones que en el ámbito penal
tienen que estar bien fundamentadas en la propia ley, para que este
procedimiento no signifique vulnerar el principio de legalidad.
Así sucede, por ejemplo, en relación con la definición de funcionario
público contenida en el art. 24.2 CP. En opinión de MUÑOZ CONDE, por
ejemplo, esta definición constituye el punto de partida, pero a pesar de su
680
ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, p. 27.
681
Así, LARENZ, Metodología, p. 318. En sentido similar, FRISCH, en Omnis definitio,
pp. 210-212. Desde este punto de vista no parece tan lejana una posición contraria
a la vinculatoriedad de las definiciones legales, como la de ANTOLISEI, Manuale di
Diritto penale. PG, p. 92, cuando afirma que éstas conforman simples generalizaciones
destinadas a facilitar la aplicación de la ley.
263
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
682
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 925.
683
Cfr. MORALES PRATS, en Omnis definitio, pp. 281 y 317.
684
En este sentido, PALAZZO, “Sulle funzioni delle norme definitorie”, en
CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle definizioni legali
nel Diritto penale, Padova, 1996, p. 382.
264
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
685
Por ejemplo, COPI, Introducción a la lógica, pp. 156-160, advierte que la
definición: a) debe indicar los atributos ensenciales de la especie o, más bien,
la connotación convencional del término; b) no debe ser circular; c) no debe
ser demasiado amplia ni demasiado estrecha; d) no debe formularse en un len-
guaje ambiguo, oscuro o figurado, y e) no debe ser negativa cuando puede ser
afirmativa. Respecto de las definiciones legales, SALVADOR CODERCH, en La cali-
dad de las leyes, pp. 166-171, propone las siguientes directrices: a) defina sólo si
es necesario (cuando hay que establecer un significado legal o cuando hay que
abreviar); b) explicite qué está definiendo; c) explicite lo definido cuando lo use
en el sentido definido; d) no defina varias veces y de modo distinto una misma
expresión; e) al definir, delimite lo mejor posible el ámbito de aplicación de la
definición; f) las definiciones deben ser, en la medida de lo posible, autosuficien-
tes; g) las definiciones deben situarse sistemáticamente al inicio de la ley o de la
parte de la ley a la que afectan; h) las reglas que establecen definiciones no deben
contener, además, disposiciones de otra índole. En sentido similar, HERNÁNDEZ
MARÍN, Introducción, pp. 278-281.
686
En este sentido, FRISCH, en Omnis definitio, p. 226.
687
Como se ha establecido, en líneas generales, supra en esta Segunda Parte,
§§24-29.
265
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
688
MARTINO, en Lenguaje y definición jurídica, p. 88.
266
INTRODUCCIÓN
689
En ocasiones podrá sorprender la variedad y disparidad de las citas biblio-
gráficas, pero ello no es reflejo más que de la labor de hormiga que ha sido menester
llevar a cabo, rescatando las escasas, breves y dispersas referencias que la literatura
penal ofrece en algunos de los temas tratados.
269
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
690
GRETEL, La forma de las leyes, 1986, Introducción, p. 9, primer libro escrito
en España sobre la materia.
691
Sobre el reconocimiento de estas dimensiones o momentos dentro del
proceso histórico de validez del Derecho, vid., entre muchos, FALCÓN Y TELLA,
Concepto y fundamento de la validez del Derecho, Madrid, 1994, pp. 29-59, y MONTORO
BALLESTEROS, El Derecho como sistema normativo: naturaleza y función del Derecho, Mur-
cia, 1993, pp. 13-17.
270
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
692
Por eso la clasificación es diferente, incluye criterios que no configuran
un límite al ius puniendi (economía legislativa o sistematicidad) y omite otros de
especial trascendencia en ese ámbito (culpabilidad).
271
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
o posible reconocimiento legal que exista sobre cada uno, pues ello
no tiene demasiada trascendencia a la hora de juzgar la corrección
de una técnica legislativa. A continuación se precisa su alcance, es-
pecificando hasta dónde llegan sus exigencias así como los límites
de su capacidad crítica, límites que pueden relacionarse tanto con
su configuración, como con el valor asignable a los resultados que
ofrece. El análisis de los requisitos concretos que debe cumplir una
norma para satisfacer las exigencias que en cada caso se le formulen
permitirá, inmediatamente después, enjuiciar los diversos modelos o
instrumentos de técnica legislativa, a la luz del criterio propuesto.
Este último es el aspecto central de la investigación, en el que se
plantean numerosos problemas de forma y fondo como, por ejemplo,
las relaciones de accesoriedad del Derecho penal con el Derecho
administrativo, la retroactividad de las normas de complemento de
una ley en blanco, el alcance del principio non bis in idem, la preju-
dicialidad, etc.693. Muchos de ellos son especialmente debatidos por
la doctrina y al abordarlos aquí no se pretende ofrecer una solución
definitiva, sino presentar las posibilidades de solución, optar o pro-
poner la que parezca más acertada, en su caso, y, fundamentalmen-
te, analizar la capacidad, límites, virtudes y defectos de las diversas
técnicas legislativas en el marco del debate suscitado.
693
No se han considerado otras cuestiones también vinculadas a la técnica
legislativa, como el uso de la informática (sobre ésta, vid. PAGANO, Introduzione alla
legistica, pp. 73 y ss.)
272
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
694
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 13-14, caracteriza tal crisis
o tensión permanente del Derecho penal no como un fenómeno negativo, sino
como el motor de su evolución.
273
Capítulo Primero
CAPACIDAD COMUNICATIVA
695
Cfr. ATIENZA, Contribución, p. 28.
696
FROSINI, La letra y el espíritu de la ley (trad. Alarcón Cabrera/Llano Alonso),
Barcelona, 1995, p. 48.
697
Vid. supra Segunda Parte §29, n. 90. Ello se debe, fundamentalmente, al
hecho de que: a) la información es algo que se produce sólo de modo mediato, b) no
se puede decir que la ley esté referida al ciudadano, pues en tal caso tendría que
estar concebida de modo más concreto, popular y corriente, y debería –además de
ordenar– explicar y enseñar, c) la función de la ley no es sólo la fundamentación,
sino, por sobre todo, la limitación del poder del Estado (función de garantía), lo
que explica el lenguaje peculiar de la ley, que no informa sino que da garantía de
seguridad jurídica.
275
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
698
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones de Derecho penal, I, Ma-
drid, 1997, p. 36, destacan que es una valoración relativa, siempre revisable, porque
surge como resultado de un juego interactivo y de compromiso entre los sujetos
sociales.
699
Ya ha advertido ROXIN, Derecho penal. PG, §2/22, p. 59, que toda ley penal
tiene un impacto simbólico más o menos grande.
700
SILVA SÁNCHEZ, La expansión, p. 77; EL MISMO, “¿Política criminal moderna?
Consideraciones a partir del ejemplo de los delitos urbanísticos en el nuevo Código
penal español”, en AP 1998, p. 442, defiende una diferenciación cualitativa entre
la infracción penal y la administrativa, por la repercusión comunicativo-simbólica
que surge de la afirmación de que concurre la primera.
701
Cfr. ATIENZA, Contribución, p. 29, y DÍEZ RIPOLLÉS, AP 2001, pp. 12-13 y pas-
sim, los llama efectos expresivo-integradores. Desde esta óptica, la función comunicativa
de las normas no se restringe al mero efecto psicológico-simbólico de su promul-
gación, esto es, a la satisfacción que ello puede causar a los políticos por haber
hecho algo, y la tranquilidad para los electores al sentir que tienen el problema
bajo control –sobre ese efecto simbólico, en general, HEGENBARTH, “Symbolische
und instrumentelle Funktionen moderner Gesetze”, ZRP 1981, pp. 201-204–; y no
sólo trasciende a ese mero dato psicológico, sino que también determina que toda
norma, aun siendo absolutamente inaplicable en la práctica, puede cumplir algunas
funciones instrumentales dentro del sistema normativo.
276
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
702
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 304-307. Especialmente crítico frente a
estos supuestos, HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad (trad. Muñoz Conde/Díaz
Pita), Valencia, 1999, pp. 95-97. DÍEZ RIPOLLÉS, AP 2001, pp. 16-20, califica como
Derecho penal simbólico –por incumplimiento de las decisiones político-criminales
fundamentadoras de la pena–, no sólo aquel que no previene comportamientos
delictivos, sino también el que, previniéndolos, centra su atención en los objetos
personales menos significativos, o que produce efectos con un contenido innece-
sario para garantizar el control social.
703
Cfr. ESCAJEDO SAN EPIFANIO, “Infracciones extrapenales cualificadas en el
Código penal español de 1995: problemas de interpretación”, en RDPC, 2ª época,
Nº 5, 2000, p. 12.
704
La ley es el canal por el que se realiza la transmisión del mensaje.
705
Cfr. ATIENZA, Contribución, pp. 28-32, 53 y ss., se refiere a esta capacidad
como el nivel de racionalidad comunicativa o lingüística de la actividad legislativa.
277
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
706
Por ello es posible afirmar, en general, que el legislador se dirige a los ciu-
dadanos, que desea ser entendido por ellos, cfr. LARENZ, Metodología, p. 316.
707
Así se concibe en las teorías de sociología funcional. Particularmente, LUH-
MANN, Soziale Systeme. Grundriß einer allgemeinen Theorie, 2. Aufl., Frankfurt am Main,
1988, p. 192, estima que la unidad mínima e indivisible de los sistemas sociales es la
comunicación (en ellos la acción se constituye por medio de la comunicación y de
la atribución como una reducción de complejidad). Vid. también CALLIESS, Theorie
der Strafe im demokratischen und sozialen Rechtsstaat, Frankfurt am Main, 1973, p. 18.
708
CALLIESS, Theorie, pp. 15-17.
709
Se ha puesto en duda que tal comunicación pueda existir, pues se trataría,
más bien, de procesos de diferente naturaleza, clase y proporciones, es decir, pro-
cesos no equiparables; autor y víctima pueden ni siquiera conocerse, uno es un
individuo y la otra puede ser una institución anónima, etc.; así, ZIPF, recensión a
CALLIES en ZStW 1978, p. 463, también GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal,
p. 270. Sin embargo, esas objeciones no obstan a que se produzca un proceso de
transmisión de información.
278
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
279
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
713
Así, GARCÍA CAVERO, La responsabilidad penal, p. 37; en el mismo sentido,
KARLG, “Protección de bienes jurídicos mediante protección del Derecho” (trad.
Ragués i Vallès), en AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal, Granada, 2000,
p. 58, y SILVA SÁNCHEZ, en Modernas tendencias, p. 569. Aunque KARLG afirma que
se remite al análisis de sociología jurídica de LUHMANN, GARCÍA CAVERO advierte
que en este punto el sociólogo alemán es de opinión distinta, cfr. LUHMANN, Das
Recht der Gesellschaft, Frankfurt am Main, 1995, pp. 134-135.
714
En general, cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §1/4 y ss., pp. 9 y ss. (especialmente
§1/10); EL MISMO, Sociedad, norma y persona en una teoría de un Derecho penal funcional
(trad. Cancio Melía/Feijóo Sánchez), Madrid, 1996, p. 18.
280
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
281
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
23. Por último, que la norma sea redactada de tal modo que
de su texto se pueda deducir con claridad la conducta prohibida,
no es sólo una condición de eficacia sino también una necesidad
garantística. Constituye una exigencia para cumplir la función de
garantía del tipo721. En efecto, la conducta prohibida debe ser des-
crita exactamente mediante tipos, por exigencia del principio de
legalidad, pero esa exactitud en la descripción está necesariamente
unida a la claridad, comprensibilidad y capacidad comunicativa
del mensaje que se trasmite, para que el tipo penal permita a sus
destinatarios conocer y comprender con precisión la conducta a la
que hace referencia.
721
Por todos, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 286.
282
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
722
En un Estado social y democrático de Derecho, si se considera –como hacen
BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones, I, p. 36– que las normas surgen
de la base social, como resultado de un juego interactivo y de compromiso entre
los sujetos sociales, la comunicación resulta imprescindible.
723
Especialmente en algunos sectores de actividad, como el económico, en
que el sometimiento a un proceso opera ya “como pena”. Lo destaca MAZZACUVA,
“Sanciones administrativas y sanciones penales en materia de ilícitos societarios”
(trad. Suárez González), en Hacia un Derecho penal económico europeo. Jornadas en
honor del Profesor Klaus Tiedemann, Madrid, 1995, p. 686.
724
EMILE DURKHEIM descubrió que una determinada cantidad de criminalidad
oculta no sólo era normal, sino también útil, “Kriminalität als normales Phänomen”,
en SACK/KÖNIG (eds.), Kriminalsoziologie, 1968, p. 6, cit. por PRITTWITZ, “El Derecho
penal alemán: ¿Fragmentario? ¿Subsidiario? ¿Ultima ratio? Reflexiones sobre la razón
y límites de los principios limitadores del Derecho penal” (trad. Castiñeira Palou), en
AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal, Granada, 2000, p. 445. Fundamental
también es la obra de POPITZ, Über die Präventivwirkung des Nichtwissens. Dunkelziffer,
Norm und Strafe, 1965, cit. por ALCÁCER GUIRAO, Los fines del Derecho penal, p. 96.
283
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
725
Conclusión avalada por las investigaciones empíricas, vid. SILVA SÁNCHEZ, Aproxi-
mación, pp. 243-244, con ulteriores referencias; EL MISMO, La expansión, pp. 76-77.
726
HASSEMER, Crítica, p. 31, advierte que ni siquiera el experto puede pro-
nosticar cómo decidirán los tribunales en relación con la clasificación típica de la
conducta y, muy especialmente, con la medición de la pena, aunque esto se justifica
por referencia a la vitalidad del lenguaje y del Derecho, a su necesaria vinculación
con el cambio social, a que los jueces son hombres y no máquinas, etc.
727
Cfr. KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, pp. 236-239; SILVA SÁNCHEZ,
Aproximación, p. 256. ATIENZA, Contribución, p. 42, destaca la necesidad de un análisis
empírico-sociológico para establecer cuáles son los canales adecuados para que una
ley sea conocida, determinando el papel que desempeñan los medios de comunica-
ción directa (BOE, etc.), los de comunicación indirecta (prensa, radio, televisión,
etc.) e incluso medios completamente informales (parientes, amigos, etc.).
728
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 245, lo denomina efecto disuasorio por
coacción interna.
729
Cfr. SGUBBI, El delito como riesgo social (trad. Virgolini), Buenos Aires, 1998,
p. 98.
284
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
730
Como lo caracterizan HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el
producto en Derecho penal, Valencia, 1995, pp. 26 y ss.
731
En este sentido, SANTANA VEGA, El concepto de ley penal en blanco, p. 24. Al
respecto, SGUBBI, El delito como riesgo social, pp. 97-98, se muestra escéptico frente a
la efectiva capacidad comunicativa en estos ámbitos del Derecho penal moderno.
Califica el delito como riesgo social –entre otras razones– porque las prescripciones
administrativas de que depende no son identificables para los destinatarios.
285
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
732
Esto es lo esencial en una definición funcional de la comunicación como
la que ofrece LUHMANN, Soziologische Aufklärung 3, Opladen, 1982, p. 16: la comu-
nicación es un proceso que transmite saber o información, con la peculiaridad de
que a veces no lo consigue.
733
Cfr. DELMAS-MARTY, “Le nouveau code pènal français: textes et contexte”,
en Valore e principi della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese a
confronto, Padova, 1995, p. 42; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 22. PAGANO, Intro-
duzione alla legistica, pp. 26-27, precisa que el mensaje es cognoscible cuando existe la
posibilidad para el destinatario de recibirlo (como documento físico) o de conocer
su existencia con posibilidad de ubicarlo. La comprensibilidad, por su parte, implica
un mensaje que es susceptible de significado, que tiene un sentido para quien lo
lee. Ella depende, en consecuencia, tanto de la redacción del mensaje como de la
capacidad recepticia del destinatario.
734
SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 460. En cuanto a la función de
la exposición de motivos, SANTAOLALLA LÓPEZ, “Nota acerca de las Directrices sobre
la forma y estructuras de los anteproyectos de Ley”, en RCG Nº 26, 1992, pp. 168-
169, considera que ella es, exclusivamente, la de informar al legislador, pero una
vez aprobada la ley debería desaparecer. El mensaje al ciudadano explicándole las
razones por las que se ha considerado necesario aprobar el texto debería formu-
larse por el legislador a través de un preámbulo, de existencia facultativa y, en todo
caso, diferente de la exposición de motivos. Cfr., también, DORREGO DE CARLOS,
286
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
735
Vid. supra Segunda Parte §§24-29.
736
Así, LARENZ, Metodología, p. 316.
737
Sobre el lenguaje como herramienta o vehículo del pensamiento, vid., por
ejemplo, ACERO, “Introducción: concepciones del lenguaje”, en Filosofía del lenguaje
I. Semántica, pp. 19-20, y CONESA/NUBIOLA, Filosofía del lenguaje, Barcelona, 1999,
pp. 94-96.
738
Vid. supra Segunda Parte §35, en relación con la concepción de WITTGEN-
STEIN. Agrega WELLMER, Endspiele: die unversöhnliche Moderne, 2. Aufl, Frankfurt am
Main, 1999, p. 198, que este sentido lingüístico se forma y se conserva dentro del
éxito o del fracaso de esa comunicación.
739
Para que la comunicación tenga lugar, LUHMANN, Soziale Systeme, pp. 195-198,
estima necesario que concurran tres componentes o fases de selección: información
(Information), notificación (Mitteilung) y acto de entender (Verstehen). La comuni-
cación se logra con este último elemento, cuando el destinatario comprende la
información y puede reaccionar ante ella, orientar con ella su conducta.
287
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
740
En consecuencia, esa indeterminación radical que subyace al lenguaje,
al estar condicionado por el uso, puede disminuir gracias al consenso social, es
decir, si se tienen prácticas de uso estables y bien definidas por las que sea posible
especificar los supuestos de su aplicación correcta. En este sentido, ORRÙ, en Omnis
definitio, p. 155; WARAT, Lenguaje y definición jurídica, pp. 21-22, destaca que éste es
un fenómeno de atribución axiológica. También VIVES ANTÓN, en COBO DEL ROSAL
(drg.), Comentarios al Código Penal, p. 507 y n. 61, previene sobre lo intolerable que
puede resultar que esas prácticas de uso sean fijadas conforme a esquemas concep-
tuales que varíen de autor en autor. Las construcciones dogmáticas pueden entrar
en conflicto con el principio de legalidad si deforman o anonadan el texto de la ley
con categorías materiales. Y si se fuerza el lenguaje legal en distintas direcciones,
éste resultará inútil en su función comunicativa. Similar, HASSEMER, Crítica, p. 31.
741
Cfr. WELLMER, Endspiele, p. 198.
742
Desde esta perspectiva se puede advertir que la crítica a la utilización de
leyes en blanco o remisiones normativas muchas veces se empantana en el contexto
lingüístico, en el interior del lenguaje; pero que desde la perspectiva comunicativa
–integrada en el contexto social– puede resultar errónea. Baste observar lo que
sucede con el art. 226 CP, recién explicado.
743
El lenguaje es el punto de partida y el límite de toda interpretación, cfr.,
por todos, LARENZ, Metodología, p. 318.
288
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
744
La comunicación es siempre un acontecimiento selectivo, significa tomar
algo del horizonte referencial actual, que la misma comunicación ha constituido,
y deja aparte lo otro, cfr. LUHMANN, Soziale Systeme, p. 194. La comunicación –infor-
mación, notificación y comprensión– constituye el procesamiento de la selección
que permite limitar, esto es, reducir la complejidad de un estado por medio de
una reducción de sus posibilidades de determinación. En esta línea, se puede
afirmar que el lenguaje utilizado en la norma puede comunicar algo en la medida
en que alcanza a restringir –de algún modo no despreciable– sus posibilidades de
interpretación.
745
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §5/29, p. 149, y KAUFMANN, Arthur, Filosofía
del Derecho, p. 152.
746
Sobre este caso, vid. ENGISCH, Introduzione, p. 63.
289
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
34. Por otra parte, los cuerpos legales deben cumplir con un
mínimo de claridad normativa. Por tal, SAINZ MORENO entiende ciertas
condiciones de inteligibilidad de la norma que hacen referencia a la
determinación de su valor normativo748, entre las que se comprende
la expresión de la naturaleza normativa de la disposición, su posición
en el sistema de fuentes, su contenido, vigencia y eficacia. En un con-
texto comunicativo interesa especialmente lo primero, esto es, que
la redacción de las resoluciones legislativas o administrativas revele
con nitidez si se trata de una norma o de un acto no normativo749.
Como las normas y las proposiciones normativas (proposiciones
acerca de normas) no se distinguen ni en un nivel lingüístico ni en
el pragmático750, corresponde a quien quiera formular una nueva,
autónoma y específica decisión normativa, plasmarla de modo tal
que pueda ser así interpretada.
Cuando existe una remisión normativa se pueden suscitar dudas sobre su
alcance, en cuanto a si existe una nueva decisión normativa, que modifica
aquella que subyace a la disposición a que se remite, o si el reenvío únicamente
determina que la norma extrapenal se aplique tal como existe en su propio
ámbito, incorporando su contenido valorativo sin ninguna modificación. Es
747
Así lo advierte y objeta SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, pp. 456-
459. En contra, MARTÍN CASALS, “Preámbulo y disposiciones directivas”, en GRETEL,
La forma de las leyes. 10 estudios de técnica legislativa, Barcelona, 1986, p. 84.
748
SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, pp. 445-455, lo relaciona también
con la obligación de que la formulación interna de la norma (la estructura argumen-
tativa) refleje un contenido homogéneo, completo y lógicamente ordenado, y que
la externa (la estructura formal) respete los requisitos de uniformidad y coherencia
con la estructura argumentativa. Con detalle, SÁNCHEZ MORÓN, “Contenido de las
normas. Principio de homogeneidad”, en DA SILVA/SAINZ MORENO (coords.), La
calidad de las leyes, Vitoria, 1989, pp. 101 y ss.
749
También las autoridades administrativas deben hacer distinguibles las nor-
mas reglamentarias que dictan en ejercicio de su potestad reglamentaria, de los
meros actos administrativos.
750
Vid. supra §§58-61.
290
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
751
NIETO GARCÍA, Derecho administrativo sancionador, 2ª ed. ampliada, Madrid,
1994, p. 25, advierte que “no ya un ciudadano cualquiera, ni el jurista más estudioso
ni el profesional más experimentado son capaces de conocer las infracciones que
cada día pueden cometer. En estas condiciones, el requisito de la reserva legal y
el de la publicidad de las normas sancionadoras son una burla, dado que ni física-
mente hay tiempo de leerlas ni, leídas, son inteligibles para el potencial infractor
de cultura media”. En el mismo sentido, GARCÍA DE ENTERRÍA, Justicia y seguridad
jurídica en un mundo de leyes desbocadas, Madrid, 1999, pp. 47 y ss., y MONTORO CHI-
NER, REDA Nº 48, 1985, p. 508.
Este estado de cosas obliga a replantear el problema de la ignorancia de la ley.
Por todos, MARTÍN MATEO, “La ignorancia de las leyes. Las actuales circunstancias”,
en RAP Nº 153, 2000, pp. 53-69, passim.
752
ATIENZA, Contribución, p. 30, propone emplear los conocimientos de la
lingüística, lógica, informática o psicología para incrementar la racionalidad co-
municativa de la legislación.
753
Sobre el concepto de asequibilidad normativa, vid. ROXIN, Derecho penal. PG,
§19/34 ss., p. 807, y §21/34, p. 878.
291
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
A) EVALUACIÓN
754
En la descripción de la acción típica está implícito un juicio de valor que
debe coincidir en lo posible con el juicio valorativo, previo y abstracto, que motivó
la creación de la figura. Siempre que el legislador promulga una ley se deja guiar
por cierta intención reguladora y por consideraciones de justicia y de oportunidad,
a las que subyacen valoraciones. Cfr. LARENZ, Metodología, p. 203.
755
La formulación típica implica una concreción o desnormativización de las
decisiones del legislador, cfr. SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, pp. 73-74. Si la
traducción de dichas decisiones a estados descriptibles en términos empíricos opera
ya en el nivel de la ley abstracta, el injusto jurídico-penal puede quedar reducido
muy por debajo de su valoración de referencia.
756
HRUSCHKA, La comprensione, p. 79, afirma que cuanto más ampliamente es
explicado un fenómeno, crecen las posibilidades de aferrar el fenómeno relativo,
pero se hace mayor el peligro de que el texto jurídico no logre, en todo o en parte,
su objetivación lingüística.
292
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
757
Cfr. VIVES ANTÓN, en COBO DEL ROSAL (drg.), Comentarios al Código Penal,
p. 507, n. 61. Este aspecto coincide con una de las críticas que, desde una perspectiva
metodológica, ha recibido la moderna dogmática teleológico-funcionalista, vid.,
por todos, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 71.
293
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
39. En esta misma línea, las definiciones legales –de carácter es-
tipulativo– alteran los procesos normales de comunicación, que
requieren una comunidad lingüística a la que pertenezcan todos los
involucrados en la actividad normativa758. Pero si el legislador quiere
que sus palabras sean entendidas en el sentido en que él las usa y éste
difiere del uso común, debe indicar de alguna manera su decisión y
precisar cuál es ese sentido. Por lo demás, si dentro del proceso de
normativización se logra mantener de modo homogéneo un mismo
significado para un mismo término en todas las disposiciones en las
que aparezca utilizado, se configurará una práctica de uso estable
y definida que puede cubrir la brecha inicial de incomprensión y
hará aumentar la seguridad jurídica759.
758
Lo destacan, ALCHOURRÓN/BULYGIN, en El lenguaje del Derecho, pp. 14 y 21;
ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, p. 57, y ORRÙ, en Omnis definitio, p. 155.
759
Cfr. SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 43.
760
Por ejemplo, vid. BACIGALUPO, “La instrumentalización técnico-legislativa
de la protección del medio ambiente”, en EPC V, 1982, p. 205; DOVAL PAIS, Posibi-
lidades y límites, p. 130; PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 137, y SANTANA VEGA,
El concepto de ley penal en blanco, p. 23.
761
Por eso es que en algunos estudios de técnica legislativa se propone la
integración orgánica de la norma a que se hace referencia en el precepto penal.
Vid. BARETTONI, Fattibilità ed applicabilità delle leggi, Rimini, 1983, p. 32. Pero es
evidente lo limitado de esta solución y su contradicción con las pretensiones de
economía legislativa.
762
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 82, advierte que algunas remisiones indis-
criminadas a los reglamentos obligan a “debatirse en auténticas ‘selvas normativas’,
que no por publicadas y vigentes dejan de ofrecer dificultades para precisar el
ámbito exacto de punición”.
294
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
763
Así, CARNEVALI RODRÍGUEZ, Derecho penal y derecho sancionador de la Unión
Europea, Granada, 2001, pp. 112 y 290, y MARTÍN MATEO, “El delito ambiental. Re-
flexiones desde el Derecho administrativo”, en DE LA CUESTA/DENDALUZE/ECHE-
BURÚA (comp.), Criminología y Derecho penal al servicio de la persona. Libro-Homenaje
al prof. A. Beristain, San Sebastián, 1989, pp. 818-819.
764
Al menos en cuanto ello implique restringir la esfera de libertad de los
individuos. Cfr., por todos, KRÄMER, “Sobre el efecto directo de las Directivas Co-
munitarias de Medio Ambiente”, en Revista de Derecho Ambiental, Nº 7, 1991, p. 20;
MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Los delitos relativos a la protección del medio ambiente, Madrid,
1998, pp. 50-54. El Tribunal de Justicia de Luxemburgo, en sentencia de 11 de
junio de 1987, se pronunció sobre esto, al tenor de un presunto delito ecológico
por contaminación de las aguas del río Chiese con muerte masiva de peces (cues-
tión prejudicial planteada por un Juez de Instrucción italiano). En tal resolución
señala que como las Directivas comunitarias no están dirigidas directamente a los
ciudadanos, sino a los Estados miembros, no pueden tomar parte en lo que a la
concreción del tipo penal respecta. Cfr. GRASSO, Comunidades Europeas y Derecho penal
(trad. García Rivas), Universidad de Castilla-La Mancha, 1993, passim.
765
Antes de hacer efectiva la trasposición, mientras está vigente el plazo para
hacerlo, su aplicación directa provocaría problemas de seguridad jurídica. Después
de cumplido el plazo, la Directiva no traspuesta tampoco podría ser invocada en
perjuicio de los ciudadanos, porque entonces el Estado iría contra sus propios
actos. Vid. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 60.
295
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
766
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 53.
767
SGUBBI, El delito como riesgo social, pp. 127-128, considera, por el contrario,
que los elementos valorativos que se puedan definir con referencia a parámetros
extrajurídicos, están en condiciones de ofrecer con suficiente seguridad la califi-
cación de la hipótesis concreta (incluso tratándose de términos como honor, decoro,
obsceno, orden público, etc.). Mientras que en preceptos organizativo-tecnológicos, de
dimensión artificial, es más difícil individualizar los elementos en que el referente está
constituido solamente por normas (tales como medida debida de retención, titularidad
del rédito o autorización administrativa); en ellos el comportamiento normal no sirve
como parámetro. Sin embargo, esta afirmación parece aceptable sólo en la medida
en que los parámetros valorativos extrajurídicos a que se hace referencia sean lo
suficientemente estables y difundidos para asegurar una práctica jurisprudencial
uniforme. Pero la realidad parece dirigirse, más bien, en sentido contrario.
296
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
768
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 207.
769
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 57.
770
En este sentido, BLANCO LOZANO, La protección del medio ambiente en el Derecho
penal español y comparado, Granada, 1997, p. 157; MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Los delitos
relativos, p. 81, y SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 63.
771
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 60, destaca la impor-
tancia de esta exclusión en sectores como el de la contaminación acústica.
772
Así, por ejemplo, el §323 StGB hacía referencia a reglas de la técnica y exigía
que fueran generalmente reconocidas, lo que la jurisprudencia del Reichsgericht
297
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
había entendido como que “la referida regla no sólo es correcta e irrefutable,
habiendo un conocimiento científico total de la materia”, sino que además, “es
generalmente conocida y reconocida como correcta en los círculos de los técnicos
correspondientes”, RGSt, 44, pp. 75, 79 y ss.
773
Cfr. DELMAS-MARTY, en Valore e principi, p. 42, y PAGLIARO, “Valori e principi
nella bozza italiana di legge delega per un nuovo Codice Penale”, en Valore e principi
della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese a confronto, Padova,
1995, p. 62. En el ámbito general de la técnica legislativa, se recurre al empleo de
“textos únicos”, por los cuales se ordena y sistematiza la diversidad de disposiciones
que regulan una determinada materia, haciendo posible su conocimiento. Vid., por
todos, MAUTINO/PAGANO, Testi unici. La teoria e la prassi, Milano, 2000.
774
En el Discurso Preliminar del proyecto de Código Civil francés (1804), PORTALIS
escribía: “Entre la loi et le peuple pour qui elle est faite, il faut un moyen de commu-
nication; car il est nécessaire que la peuple sache ou puisse savoir que la loi existe et
qu’elle existe comme loi”, cit. por DELMAS-MARTY, en Valore e principi, p. 42.
775
En los demás supuestos, en que el mensaje normativo se conoce por me-
canismos indirectos, la formulación de la norma no estará condicionada por exi-
gencias comunicativas. Sin embargo, su redacción puede estar sometida a similares
requisitos, en virtud de las exigencias de determinación y certeza.
298
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
776
Aunque en la esfera del riesgo permitido corresponde al legislador es-
tablecer con la mayor precisión posible el límite entre lo permitido y lo que es
penalmente ilícito. Vid. la discusión en AA.VV., Sobre el estado de la teoría del delito,
Madrid, 2000, pp. 181 y ss.
777
Así, JAKOBS, Derecho penal. PG, §19/38, p. 677, lo ejemplifica en el caso del
abogado especialista en Derecho tributario responsable de un correcto asesoramien-
to, o el permiso de conducir como requisito para participar en el tráfico rodado.
Por ley puede imponerse la obligación de conocer esos deberes, como hace, por
ejemplo, el Código penal austríaco de 1989, art. 183a, cuando dispone que podrá
ser castigado por crear un peligro para el ambiente, el autor que no conocía la
normativa ambiental cuando “por su oficio, su ocupación u otras circunstancias”
debería haberla conocido. Cfr. GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, pp. 133-134;
HEINE, ADPCP 1993, pp. 301-302.
778
La Constitución Española, art. 9.3, garantiza la publicidad de las normas, lo
que presupone la publicación de la norma en el Diario Oficial, pero también impli-
ca su efectiva divulgación por los medios adecuados. En extenso, SAINZ MORENO,
299
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
779
Por ejemplo, en los supuestos de remisión a normas técnicas, resulta indis-
pensable que los sujetos a quienes se dirige la norma penal pertenezcan al mismo
sector de actividad al que pertenecen los individuos u organismos de los que emana
la regla técnica, o que guarden relación directa con él.
780
Aun cuando los destinatarios de la norma estén especificados, una excesiva
normativización privaría a la norma de la función que también debe cumplir como
instrumento desencadenante de denuncias, así, SANTANA VEGA, El concepto de ley
penal en blanco, p. 24.
300
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
781
Muy comentado en España fue el caso de un pastor de Sierra Nevada,
cogido el día 5 de agosto de 1999 con un matojo de manzanilla (190 gramos) que
recolectó mientras sacaba a pastar a su rebaño. La manzanilla resultó ser una especie
endémica de la sierra llamada Artemisa granatensis, y la Fiscalía, de conformidad
con el art. 332 CP, solicitó una pena de dos años y tres meses de cárcel y 250.000
ptas. de multa (petición bajo la cual subyacía un intento por no someter al sujeto
a la vía administrativa, que para este tipo de delitos establece una pena máxima
de diez millones de ptas.). Con la última modificación por LO 15/2003, de 25 de
noviembre, la exclusión de supuestos como éste se lograría por referencia al grave
perjuicio para el medio ambiente que la descripción típica ahora exige.
782
ATIENZA, Contribución, p. 58.
301
Capítulo Segundo
ECONOMÍA LEGISLATIVA
51. Toda regulación jurídica debe ser expresada del modo más
breve y preciso posible. Los objetivos legislativos propuestos deben
conseguirse por medio de un número restringido de normas, cada
una expresada de forma concisa y rigurosa783. Es decir, la economía
legislativa se refiere tanto al número de preceptos por los que se regula
una materia como a la descripción contenida en cada uno de ellos.
Dice relación con textos menos numerosos, más duraderos y breves,
y con la necesaria eliminación de las redundancias normativas.
B) VALOR INSTRUMENTAL
783
Cfr. PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 30.
303
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
C) EXTENSIÓN Y LÍMITES
784
Así, PAGLIARO, en Valore e principi, pp. 62 y 66. En el mismo sentido, DOVAL
PAIS, Posibilidades y límites, p. 50.
785
Por esto la economía legislativa –pereza legislativa en opinión de MUÑOZ
CONDE, Introducción, p. 17– no alcanza para justificar la figura de la ley penal en blanco
al revés. Vid. supra Segunda Parte §200.
304
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
786
Cfr. MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 514, sugiere que los criterios
para examinar estos aspectos pueden ser recogidos de los propios destinatarios
de la norma.
787
MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 514.
788
SILVA SÁNCHEZ, “Nuevas tendencias político-criminales y actividad jurispru-
dencial del Tribunal Supremo”, en AP 1996, p. 251.
305
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
789
MANTOVANI, “Sulla perenne esigenza de la codificazione”, en Valore e principi
della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese a confronto, Padova,
1995, pp. 244-245.
790
Como sucede en el Código penal de 1995, con la desaparición de las figuras
complejas de robo con violencia e intimidación en las personas.
791
En este sentido, MUÑOZ CONDE, en Valore e principi, p. 95. Cabe destacar que
la LO 11/1999, de 30 abril, repuso el “nomen iuris” de violación para los supues-
tos de agresiones sexuales agravadas del art. 179 CP, desterrado de la redacción
original de la norma.
306
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
A) EVALUACIÓN
792
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 50, con ejemplos de antiguos textos
de estilo casuístico, y MORALES PRATS, en Omnis definitio, pp. 317 y 322. También
lo reconoce el Tribunal Constitucional en relación, por ejemplo, con el delito
ambiental (STC 127/1990).
793
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 50-51.
794
En este sentido, VIDALES RODRÍGUEZ, La eficacia retroactiva de los cambios
jurisprudenciales, Valencia, 2001, p. 45.
795
Cfr. MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 113, y OCTAVIO DE
TOLEDO Y UBIETO, Sobre el concepto, p. 327.
307
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
796
En este sentido, las SSTS de 21 diciembre 1998 (RJ 9801/1998) y 28
octubre 1999 (RJ 8370/1999). Con mayor razón tampoco pueden conside-
rarse las armas prohibidas mediante órdenes ministeriales, así consideradas
por la disposición final cuarta del Reglamento, cfr. STC 24/2004, FD 3º. Sin
embargo, el concepto de arma prohibida no termina de ser abierto, en cuanto
el mismo TS lo ha extendido –de modo equívoco en mi opinión– en relación
con supuestos de prohibición de uso de ciertas armas. Así, la STS de 1 junio
1999 (RJ 5442/1999), pon. Martínez-Pereda Rodríguez, alude al art. 5.3 del
Reglamento de Armas que dispone: “Queda prohibido el uso por particulares
de cuchillos, machetes y demás armas blancas que formen parte de armamentos
debidamente aprobados por autoridades u organismos competentes”, y por esa
vía entiende que un machete –en el supuesto de autos– se constituye también
como un arma prohibida.
797
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 77.
798
La expresión normazione sintetica es recogida por la doctrina italiana, cfr.
BRICOLA, La discrezionalità nel Diritto penale I, Milano, 1965, p. 179; FIANDACA/MUSCO,
Diritto penale. PG, p. 72; MANTOVANI, Diritto penale, p. 101.
799
MANTOVANI, Diritto penale, p. 101, concluye que la concentración en torno
a una tipología ontológica de agresiones, que permite la normación sintética,
constituye una garantía contra los excesos descriptivos y casuísticos, y representa
el único modo correcto de tipificación.
308
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
800
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 53; el sentido abierto de los términos
normativos “suele vincularse, a menudo exclusivamente, con fines de economía
legislativa en el proceso de formulación de las leyes y, en consecuencia, se entien-
de que cumplen en el seno de las leyes penales correspondientes una función de
mera síntesis interpretativa, que generalmente se disculpa como una necesidad”
(p. 76). BALDÓ LAVILLA, “Observaciones metodológicas sobre la construcción de
la teoría del delito”, en SILVA SÁNCHEZ (ed.), Política criminal y nuevo Derecho penal,
pp. 374-375, destaca, respecto de los mayores márgenes de significado que exhiben
algunas palabras, su capacidad de adecuación a las situaciones de la vida, a los cam-
bios evolutivos de la sociedad y de las representaciones ético-sociales dominantes.
Cualidad que permite un compromiso entre la necesaria seguridad jurídica y la
exigible justicia referida al caso.
801
Así, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 60.
802
Cfr. LARENZ, Metodología, p. 149.
803
NEUMANN, Franz, El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos Aires,
1968, pp. 36-37, cit. por VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154.
804
Así, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 354.
309
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
805
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 79, con ulteriores referencias bibliográ-
ficas (también, pp. 54 y ss., 87, 119 y 121). En el mismo sentido, admite las remi-
siones mientras no signifiquen una amenaza para su comprensibilidad, PAGANO,
Introduzione alla legistica, p. 30.
806
Conviene advertir en contra de las remisiones internas que se limitan a
reenviar a otras normas con expresiones como “artículo (o apartado) precedente
(o siguiente)”; como las contenidas en los arts. 302, 315.2, etc. Es mejor indicar
con precisión la norma a que se hace referencia, para evitar equivocaciones ante
la posibilidad de una futura modificación, derogación o inserción de nuevas dis-
posiciones. Cfr. PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 136.
807
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 87, 119 y 121.
808
Cfr. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Manual, p. 62.
310
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
809
Referencias sobre el modelo alemán de delitos alimentarios en DOVAL PAIS,
Delitos de fraude alimentario, pp. 153-160.
810
Defienden la primacía del Código penal, por estas y otras razones, por ejemplo,
PAGLIARO y MANTOVANI, en Valore e principi, pp. 62 y 239-240, respectivamente.
811
En el proceso de recodificación italiana se agregó una disposición transi-
toria (art. 13) que disponía que si un hecho era previsto como delito en el Código
y en leyes especiales preexistentes, estas últimas no serían aplicables, salvo que
hubiesen sido confirmadas por leyes delegadas, emanadas en el tiempo indicado
para la entrada en vigor del mismo Código. De este modo, se invertía el principio
lex posterior generalis non derogat praeviae legi speciali, porque las leyes preexistentes
quedaban derogadas aun cuando fuesen más especiales. Todo ello para asegurar la
centralidad del Código penal y obtener una simplificación de la legislación penal;
lo destaca, PAGLIARO, en Valore e principi, pp. 66-67.
311
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
312
C a p í t u l o Te r c e r o
SISTEMATICIDAD
812
SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 23.
813
En el esquema de ATIENZA, Contribución, p. 32, ella corresponde al nivel
de la racionalidad jurídico-formal, aunque con un alcance diferente al que aquí se
le asigna.
814
Sobre la identificación de los problemas de sistematización, vid., por todos,
BULYGIN, “Teoría y técnica de la legislación”, en Análisis lógico y Derecho, pp. 413-
414.
815
Se trata de la referencia a fines y valores que proporciona la Política Cri-
minal, que también debe enriquecer e informar las consideraciones de técnica
legislativa. Esto no es más que una manifestación de la unidad sistemática entre
política criminal y Derecho penal, propia de un Estado Social de Derecho, que
fuera subrayada, en relación con la dogmática jurídico-penal, por ROXIN, Política
313
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
Criminal, passim. El mismo ROXIN, Política Criminal, p. 39, considera que los tres re-
quisitos fundamentales exigibles de un sistema fructífero son claridad y ordenación
conceptual, referencia a la realidad y orientación en finalidades político-criminales.
SCHÜNEMANN, en Fundamentos de un sistema europeo del Derecho penal, p. 206, agrega
que “debido a su referencia a un orden prescriptivo, el ordenamiento jurídico debe
partir en su conformación conceptual de la referencia teleológica (la función) no
pudiendo proceder de otra manera, especialmente ante conceptos intrasistemáticos
artificiales de un nivel de abstracción muy elevado”.
816
Cfr. LUHMANN, Sistema jurídico y dogmática jurídica (trad. Otto Pardo), Ma-
drid, 1983, p. 20.
817
En este sentido, ROBLES, El Derecho como texto, pp. 23-29, distingue el texto
jurídico en bruto del texto jurídico elaborado; EL MISMO, Teoría del Derecho, Madrid,
1998, pp. 111-115.
818
En este sentido, ATIENZA, Contribución, p. 33.
314
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
819
En consonancia con la terminología de ROBLES, El Derecho como texto,
pp. 23-29.
820
ATIENZA, Contribución, p. 32 (destacado en el original). También SAINZ
MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 20.
821
El sistema originariamente se consideraba sólo como una ordenación lógica
de los conocimientos particulares alcanzados en la ciencia, a partir de lo cual el
concepto ha evolucionado en el sentido expuesto. Sobre esta evolución, vid. LUH-
MANN, Sistema jurídico, pp. 17-20. Sobre los conceptos de sistema relevantes para la
ciencia del Derecho, vid. la abundante bibliografía citada por SCHÜNEMANN, en El
sistema moderno, p. 31, n. 1.
315
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
822
A lo afirmado sobre la línea funcionalista inaugurada por ROXIN, se agrega el
análisis económico del Derecho, que también ha sido decisivo para ampliar el análisis
jurídico a estos ámbitos, cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 138.
823
En Derecho penal la necesidad garantista de la construcción de un sistema
ha sido subrayada desde antiguo. Vid., por todos, ROXIN, Política Criminal, pp. 17-21,
y SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, p. 32.
824
Ello no significa renunciar a las características básicas de los axiomas (au-
sencia de contradicción, independencia y completud), sino integrarlos en la cons-
trucción del sistema.
825
SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, p. 40. Similar SILVA SÁNCHEZ, Aproxi-
mación, p. 146.
316
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
826
Así se desprende de lo dispuesto en los artículos 1º y 9.1.
827
RODRÍGUEZ RAMOS, ADPCP 1981, p. 727.
317
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
828
Así, por ejemplo, MAURACH, Tratado, pp. 35-36; MUÑOZ CONDE, Introducción,
p. 70; OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO/HUERTA TOLCIDO, Derecho penal. PG, p. 186.
829
Idea que se mantiene al menos como postulado, no como dogma; cfr., por
todos, JAKOBS, Derecho penal. PG, §11/4, p. 422.
830
MAURACH/ZIPF, Derecho penal. PG, I, p. 427. En el mismo sentido, ROXIN,
Derecho penal. PG, §14/32, p. 570.
831
Cfr. PAREDES CASTAÑÓN, El riesgo permitido en Derecho penal, Madrid, 1995,
p. 455, con bibliografía alemana. Para explicar la posibilidad de valoraciones di-
ferentes en un ordenamiento unitario, desde el punto de vista lógico, acude a la
distinción entre enunciados distintos y enunciados contradictorios (WEINBERGER,
Rechtslogik, 1970, p. 107): “Así, los segundos se caracterizan por la imposibilidad
lógica de su valoración simultánea como enunciados de verdad (¬(a ^¬a)); los
primeros, por el contrario, aunque de contenido no coincidente –en todo o en
parte–, admiten dicha valoración simultánea como enunciados de verdad. En el
tema que nos ocupa, ello quiere decir que, en mi opinión, el principio de unidad
del ordenamiento jurídico exige tan sólo la ausencia de enunciados valorativos
de significado contradictorio (por ejemplo, que una conducta fuese considerada
prohibida desde el punto de vista del Derecho penal y obligatoria desde el punto
de vista del Derecho administrativo). Sí que me parece perfectamente admisible
que la misma conducta resulte valorada de forma distinta desde diversos sectores
del ordenamiento, si ello no implica una contradicción” (n. 161).
318
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
mismos principios, aun cuando cambien las ramas jurídicas a las que
pertenece la valoración; si no es así, la contradicción valorativa que surja
habrá de resolverla según los principios generales de interpretación”832.
Lo que generalmente sucede en una valoración de la antijuridicidad que
pertenece a diversas ramas jurídicas es que no será idéntico el objeto de
la valoración o su contexto; el ir de acá para allá entre las diversas ramas
no es entonces admisible833. “En definitiva, hay pues una unidad del orde-
namiento jurídico en los principios de valoración, o ha de elaborarse allí
mediante interpretación, pero no en todas las ramas jurídicas se valora
siempre el mismo contexto. Si la valoración extrapenal coincide en el
objeto y el contexto con la penal, entonces tiene validez en este último
ordenamiento”834.
80. Esta relación del Derecho penal con los distintos sectores
jurídicos se plantea de modo diverso cuando el ordenamiento ex-
trapenal prohíbe una conducta típica o cuando la autoriza.
En el primer caso, la unidad del ordenamiento jurídico –en-
tendida como interdicción de contradicciones valorativas– no sig-
nifica que las conductas prohibidas por el Derecho civil o público
que encajen simultáneamente en el tipo de una ley penal hayan de
constituir siempre un injusto penal. Por regla general ello será así,
pero no es conceptualmente necesario ni resulta político-criminal-
mente conveniente en todos los supuestos, pues cada rama forma
tipos específicos. “Una prohibición procedente de otro campo del
Derecho pretende primariamente originar consecuencias jurídicas
específicas de ese campo jurídico (por ejemplo, la reparación del
daño o consecuencias de Derecho público), y el Derecho penal no
tiene que adherirse incondicionalmente a esto con sus sanciones
más graves”835.
832
JAKOBS, Derecho penal. PG, §11/5, p. 423.
833
Por lo tanto, no se puede afirmar –como se entendía tradicionalmente– que
toda vez que una cualificación jurídica extrapenal tenga relación con el interés
protegido en la ley penal, la solución adoptada en cada rama del Derecho no pue-
de ser diferente. En ese sentido, por ejemplo, IORI, RIDPP 1976, p. 359, citando a
DELOGU, La loi pénale, 1956-7, pp. 231 y ss.
834
JAKOBS, Derecho penal. PG, §11/6, p. 424.
835
ROXIN, Derecho penal. PG, §14/32, p. 570, reconoce, con GÜNTHER, la posibi-
lidad de una específica exclusión del injusto penal, abandonando la antigua postura
que limitaba la diversidad de criterios únicamente a las consecuencias jurídicas.
319
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
836
Lo que la ley permite con carácter general a cada sujeto –aun cuando
someta la actividad a control–, pertenece al ámbito de la libertad de acción y no
puede considerarse incorrecto en el ámbito de la protección de bien jurídico.
En este sentido, FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, p. 35, y JAKOBS, Derecho penal. PG,
§7/39 y 41, pp. 245-246.
837
MAURACH/ZIPF, Derecho penal. PG, I, p. 428. Vid. también, por todos, ROXIN,
Derecho penal. PG, §14/31, p. 570.
838
Aunque constituyen el modo específico en que se relaciona el Derecho
penal con el resto del ordenamiento. La diferencia entre ellos la demuestra el co-
mentario de VON HIPPEL, Deutsches Strafrechts, I, Berlín, 1925 (reedición de 1971),
pp. 31-32: “Alle Teile der Rechtsordnung ergänzen einander, ohne daß daraus ein
Verhältnis der Subsidiarität folgte”.
320
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
83. Por lo demás, cabe recordar que la tesis del carácter mera-
mente accesorio del Derecho penal respecto al resto del ordena-
miento jurídico no es aceptada en la actualidad. Por el contrario,
existe conformidad al asumir la tesis de la autonomía, esto es, que el
Derecho penal, aun cuando actúe como refuerzo de la protección
839
Por ejemplo, si se estima que la Administración no puede disponer del
bien jurídico, aunque conceda una autorización no excluiría el injusto penal. Es
el caso propuesto por SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto Trieffterer, p. 446, de un
permiso otorgado para operar una montaña rusa, cuyos riesgos son ignorados
imprudentemente tanto por las autoridades del orden como por el operador y,
al ser utilizada, mueren algunos pasajeros. Entonces, no se podría alegar que el
homicidio culposo se llevó a cabo de manera autorizada.
840
PAREDES CASTAÑÓN, El riesgo permitido, pp. 453-456. La razón de esta posibi-
lidad estriba, precisamente, en el carácter necesariamente complejo que en nuestros
días ha de tener la unidad del ordenamiento jurídico, cuando éste se caracteriza
por un esfuerzo de progresiva diferenciación y categorización de sus valoraciones.
Sobre esto, vid. LUHMANN, Sistema jurídico, pp. 20-23.
321
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
841
Por todos, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 74, sostiene que “la
dependencia del Derecho penal respecto a otras ramas del Derecho y a sus conceptos
no puede valer ni siquiera como regla. Más bien hay que estar a las circunstancias
que se den respectivamente. En cada caso deben configurarse los conceptos pe-
nales de manera que puedan servir de un modo lógico al fin de protección de la
respectiva proposición jurídica penal”.
842
Cfr., a vía ejemplar, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 72; SILVA
SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 66; QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 58. Autono-
mía en los presupuestos que ha de ser matizada en ciertos casos, como se verá a
continuación; en este sentido, MAURACH, Tratado, p. 33, sostiene que “frente a las
restantes ramas del Derecho, el Derecho penal, en principio, es independiente en
sus efectos y relativamente dependiente en sus presupuestos” (destacado en el original);
también, MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 68; SÁINZ CANTERO, Lecciones, p. 34.
843
Cfr. SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 21.
322
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
844
En pro del principio de uniformidad se afirma que, si bien no está consti-
tucionalmente consagrado en la actualidad, es de presencia constante en la histo-
ria constitucional española; así, MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, pp. 518-520. Sin
embargo, este criterio poco puede aportar a la discusión, dado que en antiguas
constituciones se conformaba un modelo de Estado fuertemente centralizado, en
contraste con el que se consagra en la Constitución de 1978, cfr. SILVA SÁNCHEZ,
“Las normas de complemento de las leyes penales en blanco pueden emanar de las
Comunidades Autónomas”, en PJ 52, 1998, p. 489. En concreto, la Constitución
reconoce la capacidad normativa de las Comunidades Autónomas (art. 147 CE);
y aun cuando el art. 149.1.8ª asigna al Estado la competencia exclusiva en materia
penal, esto no parece impedir que la normativa autonómica opere como norma de
complemento de una disposición penal. Vid. infra Tercera Parte §260.
845
A la bibliografía española antes citada –supra Primera Parte §14, n. 25– se
añade una numerosa bibliografía extranjera, especialmente anglosajona, así como
las directrices propuestas por organismos gubernamentales de diversos países y de
la propia Unión Europea.
323
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
los párrafos, etc. Lo esencial, más allá de las ventajas que puede
ofrecer un modelo específico de ordenación, consiste en adoptar
un criterio unitario de articulación.
846
De este modo, la sistematicidad se conecta también con las exigencias de
proporcionalidad.
847
SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, p. 42, afirma que “cualquier contradicción
que no pueda resolverse mediante la reforma y modificación del sistema acaba por
provocar una aporía valorativa, inadmisible en un ordenamiento jurídico orientado
en el sentido del artículo 3 de la Ley Fundamental (principio de igualdad)”.
848
FERRAJOLI, Derecho y razón, p. 27.
324
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
849
Cfr. TIEDEMANN, Lecciones, p. 134.
850
En extenso sobre las diversas nociones y posibilidades de antinomias nor-
mativas, vid. ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, pp. 78 y ss.
851
Se trata de los criterios jerárquico, cronológico o de especialidad. En el
ámbito penal, el Tribunal Supremo se refiere a los criterios de especialidad, subsi-
dariedad, consunción o alternatividad; cfr., por ejemplo, STS 17 noviembre 1994
(RJ 9276/1994).
325
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
852
ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, pp. 128-132, analiza la insuficiencia o in-
compatibilidad de los criterios de solución de antinomias. Vid., también, ENGISCH,
Introduzione, pp. 259-262.
853
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 324.
854
Esta norma jurídica se presenta como el resultado de la labor constructiva
desarrollada a partir de las disposiciones o preceptos contenidos en el ordena-
miento jurídico en bruto, ROBLES, El Derecho como texto, pp. 28-29; EL MISMO, Teoría
del Derecho, p. 132.
En el mismo sentido, ENGISCH, Introduzione, p. 93, hace derivar del principio
de unidad del ordenamiento jurídico la exigencia de que la construcción de la
premisa mayor del silogismo de aplicación de la norma, esto es, el juicio de deber
en sentido lógico –abstracto– determinado por la ley, se haga de un modo completo.
El juez debe reunificar todas las partes constitutivas del juicio deóntico completo
(normas de imputabilidad, causas de justificación, excusas), que por motivos téc-
nicos están sembradas en la ley.
855
Pero no contrapuestas –como afirma SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 328–,
puesto que no coinciden en el objeto de valoración o en su contexto.
856
Así, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 329-330, descarta que esto signifique
equiparar los hechos atípicos y los justificados, pues la diferencia persiste en un
nivel valorativo.
326
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
La opinión contraria indica que las permisiones poseen una naturaleza au-
tónoma respecto a las normas primarias penales. Ellas cumplirían la función
de mostrar que un comportamiento concreto es conforme al Derecho en su
conjunto, a pesar de que infringía una norma abstracta de prohibición o
mandato857. Contra esta explicación se puede argüir lo siguiente: a) si la
norma primaria constituye una norma de regulación de conductas, no puede
dirigirse en abstracto a hechos que siempre se cometen en concreto. “Las
prohibiciones o mandatos jurídico-penales, si desean alcanzar a sus desti-
natarios y mostrarles pautas de conducta, deben dirigírseles en la situación
concreta (obviamente generalizada en la formulación de las normas)”858;
y b) si la norma primaria constituyera una auténtica prohibición o man-
dato –aunque abstracta– existiría una colisión o contradicción entre ella y
la posterior permisión de la conducta –en concreto–. Contradicción que
sembraría la confusión entre los destinatarios de la norma penal, porque
equivale a suponer que el Derecho permite una conducta, pero, al mismo
tiempo, pretende evitarla mediante la conminación penal859.
857
En este sentido, entre otros, WELZEL, El nuevo sistema, pp. 46-47; KAUFMANN,
Arm., Lebendinges und Totesin Bindings Normentheorie, Göttingen, 1954, p. 249.
858
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 327.
859
Cfr. MIR PUIG, Función de la pena y teoría del delito en el Estado social y democrático
de Derecho, Barcelona, 1979, p. 60. También SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 328,
advierte que distinguir entre norma –abstracta– y deber –concreto– permite pensar
que la norma abstracta sigue motivando en contra de matar incluso en los casos en
que concurre una permisión, de modo que trasmitiría un mensaje del tipo de “no
tienes deber de no matar, pero ten presente que está prohibido matar”.
860
Vid. supra Segunda Parte §§220 y ss.
327
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
861
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1997-3, p. 1719, n. 96, acepta la
posibilidad de que se trate de una conducta que la normativa administrativa, de
acuerdo con sus baremos, podría estimar todavía tolerada.
862
Así lo ha reconocido desde antiguo el Tribunal Constitucional. v.gr. STC
64/1982: ante la ineludible colisión de intereses que se produce entre el medio
ambiente y el desarrollo económico, dos bienes constitucionales igualmente ne-
cesarios para lograr la calidad de vida, resuelve que “si el Estado ha declarado la
prioridad de determinadas acciones extractivas para la defensa de la economía
nacional, hay que respetar esa prioridad”.
863
Ya no sólo para excluir los supuestos de accesoriedad absoluta, en que la
norma penal se limita a prescribir la observancia de determinadas normas o, en
su caso, decisiones administrativas, sino también para limitar los términos de una
relación de accesoriedad relativa. Así lo plantea, por ejemplo, GONZÁLEZ GUITIÁN,
EPC XIV, 1991, p. 119.
328
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
864
Vid. ENGISCH, Introduzione, p. 258.
865
SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 25.
866
Según SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 25, directriz básica
de técnica legislativa.
329
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
867
PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, Barcelona, 1991, p. 70.
868
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 52-53, n. 78; cfr., también, COBO DEL
ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 38. Desde un punto de vista lógico podría
afirmarse que en este ámbito “todo lo que no está prohibido, está permitido” (sobre
las posibilidades lógicas de interpretación de esta tesis, vid. ALCHOURRÓN/BULYGIN,
“Permisos y normas permisivas”, en Análisis lógico y Derecho, passim). En el Derecho
penal no existen lagunas, aunque desde una perspectiva político-criminal se podría
afirmar lo contrario. Así lo reconoce el propio Código penal en su art. 4.2 al decir:
“En el caso de que un Juez o Tribunal, en el ejercicio de su jurisdicción, tenga cono-
cimiento de alguna acción u omisión que, sin estar penada por la ley, estime digna
de represión, se abstendrá de todo procedimiento sobre ella y expondrá al Gobierno
las razones que le asistan para creer que debiera ser objeto de sanción penal”.
869
Criterio valorativo que, para el sistema penal, SCHÜNEMANN ubica en dos
planos independientes: “de una desvalorización objetiva especialmente intensa (específi-
camente penal) del hecho; y de la responsabilidad individual del autor por dicho hecho”;
luego corresponde al legislador practicar una “desnormativización, mediante la
especificación de las situaciones que realizan la valoración de partida”, en El sistema
moderno, pp. 71 y 73 (destacado en el original).
870
Cfr. BULYGIN, “Teoría y técnica de la legislación”, en Análisis lógico y Derecho,
pp. 415-416.
330
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
A) EVALUACIÓN
871
Uno de los posibles significados que se puede atribuir a este término. Sobre
la ambigüedad de la expresión validez, vid. NINO, Introducción, pp. 132-135.
872
Al menos en un funcionalismo moderado, en la línea propuesta por ROXIN,
en que conservan operatividad ciertos límites externos al sistema, a diferencia de un
funcionalismo radical, como el de JAKOBS, que magnifica el sistema y las exigencias
derivadas del mismo. Se trata de una diferencia metodológica en la construcción de
la teoría del delito, extrapolable también a las consideraciones de técnica legislativa.
Frente a esta forma de diferenciar ambas posturas, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación,
pp. 69-70, advierte que la discrepancia fundamental radica, más bien, en las refe-
rencias funcionales en virtud de las cuales se asigna contenido a los conceptos: una
orientación a las varias y diversas finalidades de política criminal en ROXIN, y una
orientación exclusiva a la idea de prevención-integración en JAKOBS. Cfr., también,
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 498.
331
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
99. También, desde este punto de vista, una mayor capacidad des-
criptiva de los elementos utilizados en la ley penal significa un límite
ontológico a las necesidades conceptuales del sistema penal, pues estos
términos no gozan de la maleabilidad necesaria para adaptarse a esa
lógica. Utilizarlos en la formulación típica supone siempre el riesgo
de una tipificación excesiva o insuficiente en relación con el juicio
873
Cfr. SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, pp. 36 y 73. Reconoce que “la inde-
terminación del lenguaje ordinario (...) que comúnmente se ha interpretado como un
inconveniente desde la perspectiva jurídica, podía, de ese modo, ser aprovechada a
fin de garantizar la necesaria apertura del sistema, mientras que, por otro lado, los
elementos del sistema precisados en sentido jurídico se cuidaban de la ordenación
y canalización de los puntos de vista valorativos admitidos y del mantenimiento de
un conocimiento jurídico asentado”. Un ejemplo es la sistematización del derecho
de legítima defensa, que en la legislación alemana ha sido en parte establecido por
el legislador y en parte elaborado por la doctrina. El §32, párrafo 2º del StGB la
define como la “defensa necesaria para repeler una agresión actual antijurídica”,
y mediante las subdefiniciones de sus elementos conceptuales se alcanza un grado
óptimo de precisión. Así, el entendimiento de la defensa necesaria como aquella
medida defensiva que, a la vista de los datos físicos, permite presumir una rápida
finalización de la agresión, facilita una subsunción del caso concreto en este elemento
en función únicamente de juicios empíricos. Por otro lado, mediante la interpreta-
ción de la agresión antijurídica como un “ataque que no tiene por qué ser soportado
desde la óptica del Derecho”, se logra la sincronía con el ordenamiento jurídico
en su conjunto, que delimita los derechos y deberes de unos y otros ciudadanos.
Además, como principios originarios de estas reglas concretas operan las nociones
fundamentales del derecho de defensa legítima elaboradas por la doctrina, es decir,
el principio de autoprotección y el de salvaguarda del Derecho.
874
Vid. supra Segunda Parte §64, n. 152.
332
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
875
En este sentido, SCHÜNEMANN, en El sistema moderno, p. 36.
876
TIEDEMANN, Lecciones, pp. 134-135; EL MISMO, Tatbestandsfunktionen, pp. 25
y ss.
877
Por eso no puede decirse que dependan de una decisión arbitraria y sub-
jetiva del juez, sino que el intérprete debe realizar una ponderación racional que
permita su configuración dentro del orden jurídico total, de conformidad con las
pautas fundamentales de valor que lo presiden. En este sentido, LARENZ, Metodo-
logía, pp. 149, 284 y ss.
333
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
878
Vid. JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/32, p. 99, y bibliografía citada.
879
Cfr., por ejemplo, LARENZ, Metodología, pp. 110-111; DOVAL PAIS, Posibilidades
y límites, p. 53, y MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 95.
880
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/32, p. 99.
881
JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/32, p. 99.
334
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
882
Entendiendo que se trate de una remisión dinámica. Las remisiones está-
ticas, en tanto, sólo se justificarían en atención a razones de economía legislativa y
armonía de los textos, pero con un alcance muy limitado (remisiones inevitables
a mapas, tablas, etc.).
883
En este sentido, por ejemplo, HEINE, CPC 63, 1997, p. 660; QUINTERO OLI-
VARES, Manual, p. 62; DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 79. Lo mismo se
desprende de las exigencias que formula el TC, a partir de la sentencia 127/1990,
para admitir una remisión, en cuanto requiere que el reenvío esté justificado en
razón del bien jurídico protegido por la norma penal.
884
GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, pp. 117-118.
885
SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 70.
886
Por todos, MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 6/44, y SILVA SÁNCHEZ, La ley penal
en blanco, p. 72.
335
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
Esto es posible siempre, claro está, que lo que se pretenda sea proteger un
bien jurídico específicamente penal. Por el contrario, si el Derecho penal
fuese utilizado como mero refuerzo de la normativa extrapenal o de la labor
de control de la Administración, entonces la vinculación con el Derecho
extrapenal sería total y cabría sancionar conductas de mera desobediencia,
pues ellas también afectan el desarrollo de la función administrativa887.
887
Del mismo modo, “en la medida en que el supuesto de hecho de una nor-
ma de una rama jurídica remite a la regulación de otra rama, la regulación ha de
asumirse sin modificar (el llamado efecto de supuesto de hecho)”, JAKOBS, Derecho
penal. PG, §11/6a, p. 424 (el destacado es mío). Es lo que sucede, por ejemplo, en
los §§332 y 334 StGB, en que se sanciona al funcionario que acepte un soborno
por realizar una actuación propia, dañando así sus obligaciones profesionales. Esa
infracción de un deber de cargo se enjuicia, precisamente, a partir del Derecho
administrativo funcionarial.
888
En relación con los delitos sobre la ordenación de territorio (art. 319), por
ejemplo, aunque una interpretación formal del tipo es generalmente sostenida,
hay autores que intentan asignarle un contenido material, como ACALE SÁNCHEZ,
Delitos urbanísticos, Barcelona, 1997, pp. 221-222, 236, 303; y, más decididamente,
SILVA SÁNCHEZ, AP 1998, p. 440. Algo similar ocurre con el delito de prevaricación
de funcionarios en esta materia (art. 320). BOIX REIG/JUANATEY DORADO, en VIVES
ANTÓN (coord.), Comentarios, p. 1582, consideran que “cualquier infracción de la
normativa urbanística, por nimia que sea, podrá integrar el tipo”. En contra, NARVÁEZ
RODRÍGUEZ, “Los delitos sobre ordenación del territorio: la responsabilidad penal de
la Administración urbanística”, en AP 1997, p. 389, y TERRADILLOS BASOCO, “Respon-
sabilidad del funcionario público en delitos relativos a la ordenación del territorio
y la protección penal del patrimonio histórico y del medio ambiente”, en EPC XX,
1997, pp. 322-323, exige que la contrariedad a Derecho sea de tal entidad que pueda
tener eficacia condicionante de las construcciones no autorizadas del art. 319, única
forma de distinguir los ilícitos penales de los meramente administrativos.
336
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
889
MORALES PRATS, en Escritos jurídicos, p. 362.
337
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
890
TERRADILLOS BASOCO, Derecho penal de la empresa, Madrid, 1995, p. 37. En
el mismo sentido, ACALE SÁNCHEZ, Delitos urbanísticos, pp. 245 y ss.; DE LA MATA
BARRANCO, Protección penal, p. 125; GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones en
los delitos relativos a la protección del medio ambiente y ordenación del territorio, Valencia,
2000, pp. 29-30. En contra, en relación con los delitos monetarios, BAJO FERNÁN-
DEZ, “La exigencia típica de previa autorización administrativa”, en CLP IV, 1985,
p. 101, por estimar que en estos delitos el bien jurídico protegido es el interés
de la Administración en controlar los cambios, y éste se ve lesionado cuando se
realiza una actividad sin autorización; no puede entenderse que la Administración
ha renunciado a su interés al conceder la autorización ex post. Destaca también la
opinión, en esta dirección, de TIEDEMANN, Lecciones, p. 186, que respecto de los
delitos contra el medio ambiente, estima que existirá responsabilidad penal cuando
se actúe sin autorización a pesar de que la conducta fuese autorizable.
891
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, pp. 62-63.
338
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
892
Vid. supra Segunda Parte §62b.
339
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
893
Por todos, DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 119.
894
Según lo dispuesto en el art. 62 de la Ley 30/1992, de 26 de diciembre, de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo
Común.
895
Cfr. STS 30 noviembre 1990 (RJ 9269/1990); en este sentido, SILVA SÁNCHEZ,
Delitos contra el medio ambiente, p. 63.
896
Del mismo modo que la legítima defensa queda excluida cuando el que se
defiende ha provocado intencionalmente la agresión para poder responder a ella
y dañar al agresor bajo el amparo de una causa de justificación, cfr. ROXIN, Derecho
penal. PG, §15/59, p. 639.
340
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
341
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
901
La doctrina española que se ha ocupado del tema no lo plantea exactamente
en estos términos. Se suele recurrir a la distinción entre nulidad y anulabilidad,
para concluir que toda autorización eficaz tiene relevancia penal, salvo que se haya
conseguido mediante engaño, amenazas, soborno o cuando se hagan evidentes otras
carencias especialmente graves (abuso de Derecho); así, por ejemplo, DE VICENTE
MARTÍNEZ, Responsabilidad penal del funcionario por delitos contra el medio ambiente,
Madrid, 1993, p. 90; MANZANARES SAMANIEGO, “La protección de las aguas, como
elemento ecológico, en Alemania”, en AP 1994, p. 298, y MATEOS RODRÍGUEZ-
ARIAS, Los delitos relativos, p. 87. Como la mayoría de esos supuestos carecerían
ya de relevancia por quedar incluidos en las hipótesis de nulidad, parece ser que
esta doctrina pretende negar también eficacia penal a autorizaciones conseguidas
por medio de conductas no delictivas, de menor gravedad, pues sólo entonces se
justifica el recurso a la figura del abuso de Derecho, más allá de los términos de la
distinción entre nulidad y anulabilidad. Con todo, los ejemplos que se proponen
suelen ser los de maniobras delictivas, por lo que no queda del todo claro el alcance
de la restricción, es decir, los límites de la figura de abuso de Derecho.
902
GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, pp. 38-39. En sentido similar,
pero advierte sobre lo insatisfactorio de la solución, DE LA CUESTA ARZAMENDI,
“Delitos relativos a la ordenación del territorio en el nuevo Código penal de 1995”,
en AP 1998, pp. 319-320.
903
Dentro de esta postura alternativa a la tesis dominante en Alemania, vid.
una descripción de las propuestas de autores como WINKELBAUER, HÜBENETT,
RADEMACHER, SCHÜNEMANN, FRISCH, SCHWARZ, SCHMITZ y MARX, en DE LA MATA
BARRANCO, Protección penal, pp. 121-229.
342
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
904
Cfr. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 233. Sin entrar en contradicción
con la regulación administrativa, la propuesta de SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto
Trieffterer, pp. 446-448, por ejemplo, desvincula la relevancia penal de una autorización
de la cuestión sobre su eficacia administrativa. Considera que es necesario proteger la
buena fe del ciudadano y que ello se logra en el marco del concepto de imprudencia
del Derecho penal, que parte de la base de la confianza que el ciudadano puede tener,
en principio, respecto de los actos de una autoridad competente. De este modo, sólo
partiendo de estrictos presupuestos se podrá reprochar imprudencia por aprovechar
una autorización materialmente contraria a derecho, especialmente si se disponía
de mejores conocimientos que la autoridad o si no se informó correctamente sobre
hechos relevantes para el otorgamiento de la autorización. En la normativa del sector
administrativo, la regulación sobre la revocabilidad ex tunc también coincide, en prin-
cipio, con la garantía de protección de la buena fe que también debe ser respetada en
el Derecho penal: el §48, ap. 2 y 3 de la Ley de procedimiento administrativo (VwVfG),
permite revocar ex tunc un acto administrativo contrario a derecho que haya sido
obtenido por el beneficiario mediante actos incorrectos o incompletos sobre aspec-
tos esenciales, o si el beneficiario estaba enterado del carácter contrario a derecho
del acto administrativo o si lo desconocía por imprudencia grave. En definitiva, este
autor se fundamenta en un concepto de unidad del ordenamiento jurídico como
interdicción de contradicciones valorativas, que permite atender a las valoraciones
administrativas sin estar vinculado formalmente a su normativa.
905
En este sentido, FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, p. 31.
343
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
906
Cfr. FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, pp. 61-63: sólo entonces la autorización
sirve como parámetro para orientar la conducta. En esta línea puede ubicarse
también al Tribunal Supremo –STS 30 noviembre 1990 (RJ 9269/1990), FD 12º–,
cuando estima que la sumisión a la legalidad de la actuación administrativa tiene
un límite insuperable en la exigencia constitucional de respetar el ambiente, obli-
gación que compete a todos los poderes públicos. Eso le ha permitido cuestionar la
autorización –aun con rango de ley– de inmisiones o vertidos en límites peligrosos
e inadmisibles con arreglo a normativas internacionales aceptadas y de incuestio-
nable rigor científico.
907
BACIGALUPO, EPC V, 1982, p. 205. En el mismo sentido, DE LA MATA BA-
RRANCO, Protección penal, p. 130; DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad penal, p. 88;
MANZANARES SAMANIEGO, AP 1994, p. 299.
908
HEINE, ADPCP 1993, pp. 309-310.
344
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
909
JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/9, p. 84.
910
Por ejemplo, si durante la investigación administrativa para comprobar
una infracción, un funcionario contraviene una norma administrativa de carácter
adjetivo o formal que signifique una disminución de las garantías procedimentales
345
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
para el particular, ello puede impedir que se sancione al sujeto en un proceso admi-
nistrativo. Entonces, resultaría paradójico que en un proceso penal –supuestamente
más garantístico– pudiera hacerse caso omiso de tal situación sólo por tratarse de
la infracción de una norma administrativa de carácter adjetivo.
911
A propósito de un delito de intrusismo. Doctrina corroborada por otras
sentencias (por ejemplo, SSTC 50/1996, FD 3º y 4º, o 255/2000, FD 2º), siempre en
relación con el mismo delito. En este sentido, el Tribunal Supremo ha restringido
la aplicación de esta doctrina sólo a supuestos planteados en delitos de intrusis-
mo, negándole eficacia general. Vid. STS 24 julio 2001, pon. Sr. Conde-Pumpido
Tourón (RJ 7720/2001).
912
MARTÍ DEL MORAL, “De nuevo sobre las cuestiones prejudiciales adminis-
trativas en los procesos penales” (Comentario a la STC 30/1996, de 26 de febrero,
Sala Segunda), en RAP, Nº 145, 1998, p. 223, afirma que “la existencia de delitos
formados con elementos extrapenales ha de someterse a una aplicación de normas
jurídico-administrativas controlada por los tribunales contencioso-administrativos
mediante las sentencias resolutorias de cuestiones prejudiciales devolutivas” (el
destacado es mío).
346
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
913
Así, MARTÍ DEL MORAL, RAP, Nº 145, 1998, p. 205; NAVARRO CARDOSO, Infracción
administrativa y delito: límites a la intervención del Derecho penal, Madrid, 2001, p. 48.
914
STC 171/1994, FD 4º.
915
STC 89/1997, FD 3º. En el mismo sentido, entre muchas, vid. SSTC 70/1989,
FD 4º, 171/1994, FD 4º y 278/2000, FD 6º.
916
Es más difícil aceptar que dicha corrección pueda operar para ampliar los
espacios de punición, aunque algunos criterios apuntan en esa dirección. Por ejem-
plo, si se considera posible la presencia de diferentes ámbitos de antijuridicidad en
cada una de las ramas del ordenamiento jurídico, y, en particular, si se niega eficacia
penal a una autorización administrativamente efectiva pero ilícita.
917
Por ejemplo, en la protección del medio ambiente; vid. HEINE, “Nuevos
desarrollos nacionales e internacionales del Derecho penal del medio ambiente”,
en CPC 70, 2000, p. 155.
347
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
918
Por todos, RODRÍGUEZ RAMOS, Secundariedad, pp. 30-31.
919
Así, por ejemplo, las sentencias del Tribunal de Justicia de las Comunida-
des Europeas de 23 de febrero y 14 de diciembre de 1995 dejaron prácticamente
sin contenido los supuestos delictivos consistentes en exportar moneda, por ser
contrarios al Tratado, cfr. RODRÍGUEZ RAMOS, Secundariedad, p. 31.
920
Cfr. GÓMEZ BENÍTEZ, Curso de Derecho penal de los negocios a través de casos,
Madrid, 2001, p. 29; DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones penales y adminis-
trativas. Sentido y alcance del principio “ne bis in idem”, Barcelona, 1998, pp. 173, 199
y 201; MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración del principio “non bis in idem”. Las
sanciones administrativas como límite a la intervención de la jurisdicción penal. Especial
referencia al ámbito medioambiental, Madrid, 2001, p. 13.
348
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
921
Cfr. DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, p. 30.
922
Cfr. DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, p. 410.
923
DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, pp. 411 y 527. Sobre la nece-
sidad de que el legislador sea más cuidadoso al tipificar delitos, también, ARROYO
ZAPATERO, “Derecho penal económico y Constitución”, en RP Nº 1, 1998, p. 12.
924
Por tanto, no constituye únicamente una garantía para el imputado, sino
que resulta también una garantía para el buen funcionamiento del sistema. Pero
por sí solo este principio no alcanza para excluir un doble proceso en los supuestos
en que, sin respetar la primacía penal, se comience imputando la responsabilidad
administrativa.
349
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
925
Así lo plantea el voto particular de la STC 177/1999.
926
El principio non bis in idem no impide al Estado ocuparse dos veces de “lo
mismo”, sino sólo que a “lo mismo” le sean conectadas varias consecuencias jurídicas
sancionadoras. En su vertiente procesal no prohíbe la duplicidad de procedimientos,
sino la duplicidad de riesgos de sanción. En este sentido, DE LEÓN VILLALBA, Acumula-
ción de sanciones, p. 542, y NAVARRO CARDOSO, Infracción administrativa y delito, p. 38.
927
Si el fundamento jurídico para la sanción es el mismo, esto debería ser así.
En caso contrario, no se trataría de una hipótesis de bis in idem y cabría la duplici-
dad de sanción.
350
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
928
Criterio que asume la controvertida STC 177/1999; compartido por MU-
ÑOZ LORENTE, La nueva configuración, p. 45, y propuesto anteriormente por NIETO
GARCÍA, Derecho administrativo sancionador, pp. 423-424.
929
Ni siquiera se podría hablar de una diferencia cuantitativa entre ambas, de
mayor o menor gravedad, porque son numerosos los supuestos en que la sanción
administrativa es mayor que la penal; lo advierten, por ejemplo, ARROYO ZAPATERO,
RP Nº 1, 1998, p. 12; DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, pp. 185 y 216-217;
NIETO GARCÍA, Derecho administrativo sancionador, p. 430. Como fundamento para
asumir el criterio cronológico en la aplicación del principio non bis in idem, MUÑOZ
LORENTE, La nueva configuración, pp. 65, 67, 84 y ss., y 95.
930
Vid. infra Tercera Parte §224.
931
GARCÍA ALBERO, “Non bis in idem” material y concurso de leyes penales, Barcelona,
1995, p. 85; MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, p. 48.
351
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
932
Soluciones que van desde negar el bis in idem, compensar lo ya pagado como
sanción administrativa o declarar la nulidad de la primera sanción.
933
Cfr. GARCÍA ALBERO, “La relación entre ilícito penal e ilícito administrativo:
texto y contexto de las teorías sobre la distinción de ilícitos”, en QUINTERO OLI-
VARES/MORALES PRATS (coords.), El Nuevo Derecho Penal Español. Estudios Penales en
Memoria del Profesor José Manuel Valle Muñiz, Elcano (Navarra), 2001, pp. 392-396.
934
El §21 OwiG dispone que “cuando una acción constituye simultáneamente un
hecho punible y una infracción al orden, se aplica solamente la ley penal. En estos
supuestos pueden ser impuestas las consecuencias accesorias de la Ley desplazada.
En el caso del apartado primero, puede sin embargo la acción ser castigada como
infracción al orden cuando la pena no sea impuesta”.
352
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
120. Para todos los casos en que el Derecho penal concurra con
otra rama del ordenamiento jurídico en la regulación de una misma
materia o actividad, el empleo de cláusulas de remisión inversa puede
permitir alcanzar mayores niveles de coherencia sistemática. Porque
estas cláusulas obligan tanto al legislador, al redactar las disposicio-
nes, como al juez, al aplicarlas, a tener presentes las posibilidades
sancionatorias de las conductas y la relación entre los fines y los
medios de cada sector del ordenamiento935.
353
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
938
Cfr. BUTTARELLI, “Le definizioni nella tecnica legislativa penale: le regole
dell’arte e la loro possibile erosiones”, en CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure
periculosa? Il problema delle definizioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996, p. 131.
939
Lo propone BELVEDERE, en Omnis definitio, pp. 116-117, como postura in-
termedia entre quienes niegan la vinculatoriedad de las definiciones y quienes las
reconocen como verdaderas normas obligatorias.
354
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
940
MORALES PRATS, en Estudios Jurídicos, p. 485, n. 16. En línea similar, OBREGÓN
GARCÍA, “Perspectiva de nuevas codificaciones españolas: la codificación penal”,
en Seguridad jurídica y codificación, Madrid, 1999, p. 142; RODRÍGUEZ RAMOS, Secun-
dariedad, p. 19.
941
Así, OBREGÓN GARCÍA, en Seguridad jurídica y codificación, p. 142.
942
Sobre esta técnica legislativa, en Italia, vid. MAUTINO/PAGANO, Testi Unici,
passim; PAGANO, Introducción alla legistica, pp. 65 y ss. En Francia, el equivalente sería
la codification formelle o codification à droit constant, en derecho inglés la Consolidation,
en Estados Unidos, los Restatements, o, con carácter público y formal, el U.S. Code
y el Code of Federal Regulation, que constituyen catalogaciones ordenadas de leyes y
reglamentos para facilitar su identificación y actualización periódica. En la Unión
Europea se han puesto en marcha operaciones codificadoras sectoriales y un siste-
ma de refundiciones y textos consolidados, que aunque sólo tienen pretensiones
informativas, sirven para clarificar y ordenar el conjunto de normas, articulándolas
sistemáticamente, despejando contradicciones, relaciones internormativas complejas,
etc. Sobre estas nuevas tendencias en los procesos de codificación, vid. GARCÍA DE
ENTERRÍA, Justicia y seguridad jurídica, pp. 61-68.
355
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
943
Compatibilidad siempre relativa, pues se enfrenta a la ineludible y perma-
nente tensión suscitada entre principios y fines, tanto del sistema penal como de
todo el ordenamiento. NOLL, “Strafrechtswissenschaft und Strafgesetzgebung”,
356
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
128. Por lo demás, las leyes sólo contienen una regulación clara
de las consecuencias jurídicas en una pequeña parte de los casos
que se presentan en la realidad, sólo en la medida en que el caso
está abarcado por el núcleo del significado del tenor literal de la
ley, entendido éste en el sentido del lenguaje común. Con SCHÜNE-
MANN, puede afirmarse que la solución de los casos ubicados en la
zona periférica semántica de los términos de la ley, “no sólo requiere
respetar dicha ley, sino una teoría de la pena estatal explícita, o al
menos explicitable, que el juez pueda deducir, posiblemente con
razón, de consideraciones referidas al caso concreto que se hallen
en conexión con la adscripción a una determinada concepción
político-criminal”944. Pero ello no implica que ésta sea exactamente
la concepción político-criminal que inspiró la formulación de la
norma, en su origen.
en ZStW 1980, pp. 73 y 77, destaca esa tensión, y la forma como se debe resolver
por medio de una saludable interrelación entre la ciencia penal –o incluso otras
ciencias– y el Poder Legislativo. La armonía se rompe, sin embargo, cuando la polí-
tica-criminal resulta absorbida por argumentos ideológicos, que suelen desembocar
en soluciones asistemáticas, como ha sucedido, por ejemplo, en ciertos momentos
de la lucha antiterrorista.
944
Cfr. SCHÜNEMANN, en Fundamentos de un sistema europeo del Derecho penal,
p. 211.
357
Capítulo Cuarto
945
Estudio que coincide con lo que en Italia se denomina la fattibilità de las
normas, cfr. PAGANO, Introduzione alla legistica, pp. 46-47.
946
Un ensayo sobre la delimitación de estos términos en MINCKE, “Effets,
effectivité, efficience et efficacité du droit: le pôle réaliste de la validité”, en RIEJ
1998, pp. 115-151.
359
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
947
Vid., por ejemplo, ATIENZA, Contribución, pp. 36-37, que se refiere a la eficacia
como la racionalidad pragmática de la norma; CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989,
p. 143, y HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, pp. 249-257.
948
Concepto que coincide con el de KELSEN, cuando estima que la aplicación
judicial de las normas jurídicas es la que determina su eficacia; cfr. NINO, Introduc-
ción, p. 94.
949
Cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 143; HERNÁNDEZ MARÍN, Intro-
ducción, pp. 251-252, y MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 514. La efectividad
corresponde a lo que ATIENZA, Contribución, pp. 37-38, define como racionalidad
teleológica.
360
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
950
Vid. BÖHRET/HUGGER, “Entwurfsprüfung”, en Praxis der Gesetzgebung, Hrsg.
von der Bundesakademie für öffentliche Verwaltung, 1984, p. 266, cit. por HER-
NÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 254. También MONTORO CHINER, REDA Nº 48,
1985, p. 514.
951
Cfr. ATIENZA, Contribución, pp. 42 y ss., y MINCKE, RIEJ 1998, p. 138.
952
HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 253, advierte que también en otros casos
se pueden presentar enunciados jurídicos que no son eficaces, pero sí efectivos. Las
normas fiscales, por ejemplo, son incumplidas por gran parte de sus destinatarios,
pese a lo cual consiguen los objetivos de recaudación –modestos y realistas– que
se había propuesto el legislador; o la prohibición de no superar la velocidad de
60 kms/hr. en núcleos urbanos, aunque es violada con frecuencia, contribuye a
que los vehículos reduzcan su velocidad en esos sectores. En sentido estricto, el
razonamiento resulta correcto. Pero visto el problema desde una perspectiva más
amplia se puede reafirmar que la eficacia es condicio sine qua non de la efectividad,
porque en los ejemplos propuestos la ley consigue su objetivo sólo gracias a que ha
existido al menos un cierto cumplimiento –parcial y defectuoso– de la norma.
953
El ejemplo es de HERNÁNDEZ MARÍN, Introducción, p. 253.
361
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
954
Cfr., en general, CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 115 y ss., y SILVA
SÁNCHEZ, “Eficiencia y Derecho penal”, en ADPCP 1996, passim. En el esquema de
racionalidad legislativa propuesto por ATIENZA, Contribución, p. 28, este nivel debería
corresponder a la racionalidad técnica de la norma; no obstante, el autor se refiere a
la eficiencia como una dimensión transversal de la racionalidad, un componente
de la idea de racionalidad que atraviesa todos los otros niveles (p. 93).
955
Con independencia de que estos costes recaigan sobre alguien concreto y,
en esa medida, le perjudiquen, cfr. SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, p. 96.
956
El análisis económico del Derecho ha llevado a considerar que los criterios
de eficiencia son fundamentales a la hora de diseñar las reglas de juego de una
sociedad, y que el Derecho puede ser entendido como una idea práctica que tiene
una finalidad determinada: la eficiencia. Así, con matices, POSNER, The Economist
of Justice, Harvard University Press, 1981, p. 6, cit. por CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-
219, 1989, p. 140, y CALABRESI, “Sobre los límites de los análisis no económicos del
derecho”, en AFD II, 1985, pp. 227-228.
957
Ejemplo recogido por PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, Madrid,
1989, p. 169.
362
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
958
En un modelo utilitarista, esto es lo decisivo. Sin embargo, en este estudio
se opta por considerar la eficiencia sólo como un criterio más de técnica legislativa,
subordinado al cumplimiento de valores superiores.
959
CID MOLINÉ/MORESO MATEOS, “Derecho penal y filosofía analítica”, en
ADPCP 1991, p. 160, remitiéndose a las ideas utilitaristas de BENTHAM.
960
Idea que corresponde al teorema de COASE, R. H., La empresa, el mercado y la
ley, Madrid, 1994. Se explica con el ejemplo de una fábrica cuyos humos estropean
la ropa que unos vecinos cuelgan para secar en el exterior de sus casas. Entre las
posibles soluciones al problema, el coste de indemnizar por el daño en la ropa es de
500, comprar secadoras para cada perjudicado cuesta 400, mientras que instalar un
filtro depurador en la chimenea de la fábrica vale 125 (solución más eficiente).
363
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
961
Ideales que se diluyen en una consideración intuitiva pero inaprehensible,
y que aportan muy poco para la solución de los problemas concretos. Críticos, en
este sentido, se muestran CALABRESI, AFD II, 1985, p. 224, y CALSAMIGLIA, Doc. Adm.
218-219, 1989, p. 144.
962
En todo caso, la relación no es proporcional, porque una mayor eficiencia
de la norma no significa forzosamente un aumento en el logro de los objetivos
perseguidos. Cuando la mayor eficiencia se debe a una disminución de los costes,
no existirá variación alguna en la efectividad de la norma (cfr. MINCKE, RIEJ 1998,
p. 141).
364
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
963
A esta forma de plantear las cosas se le podría objetar que mezcla dos nive-
les distintos de análisis, lo empírico y lo ético. Por ejemplo, ATIENZA, Contribución,
p. 38, distingue la racionalidad teleológica (referida a los fines) de la racionalidad ética
(referida a la justificación de estos fines). Sin embargo, he preferido evitar una
excesiva abstracción y dar una base concreta al análisis de las consecuencias. El
objeto final de este estudio es obtener criterios de juicio para mejorar la calidad
de las leyes, y esto exige que el análisis de las consecuencias esté encerrado en el
marco de la legitimidad.
964
Críticos respecto de la función promocional y ético-social, como criterio legiti-
mador de la intervención penal, vid., entre muchos, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho
penal, pp. 90-96, 99-100 (la función promocional “no sólo se provoca una injerencia
penal arrolladora, de cuestionable legitimidad y carente del necesario consenso, sino,
además, probablemente ineficaz”), y SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 300-304. Las
funciones que, en estos sentidos, puedan realizar los tipos de delito fiscal o contra
el medio ambiente, puede que no alcancen para justificar su creación, cuando no
protegen directamente un bien jurídico digno de tutela penal. Otro tanto ocurría, por
ejemplo, con la penalización de los objetores de conciencia, en que la intervención
penal no impidió un incremento en la cifra de objetores e insumisos.
365
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
965
El estudio sobre la eficiencia de una norma penal exige analizar todos los
costes sociales que la realización de la actividad delictiva lleva consigo. Vid., como
ejemplo de un análisis de esta clase, PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía,
pp. 172 y ss., sobre el tráfico de heroína y los posibles efectos de su despenalización
en relación con la salud de los consumidores, su libertad, la generación de delin-
cuencia, el mercado del producto, la aplicación de las leyes, etc.
966
Una de las cuestiones centrales y más difíciles es la de cómo incluir en el
cálculo de coste-beneficio los principios de libertad, dignidad o proporcionalidad,
así, SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, pp. 97, 120 y ss. Si bien la perspectiva teleológico-
funcional manejada con una visión a largo plazo permite incorporarlos en cierta
medida En esa línea parece moverse, por ejemplo, HASSEMER, Persona, mundo y
responsabilidad, pp. 95-97.
967
En el mismo sentido, MINCKE, RIEJ 1998, p. 136.
366
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
968
En este sentido lo asume ATIENZA, Contribución, p. 93, como una dimensión
transversal de la racionalidad, que atraviesa todos sus niveles. De modo similar, SILVA
SÁNCHEZ, Aproximación, p. 298; EL MISMO, ADPCP 1996, pp. 121, 126-127, en cuanto
pretende, como fin general del Derecho penal, la maximización de prevención y
garantías con el mínimo coste (la eficiencia), y asume que un principio de eficiencia
–que permita la integración en su seno de principios de garantía– sería suficiente
para legitimar normativamente la intervención punitiva del Estado.
969
Las consideraciones garantísticas se estudian en detalle en los criterios de
justicia, igualdad, proporcionalidad, seguridad jurídica, etc.
970
Cfr. ATIENZA, Contribución, pp. 19 y 55.
971
“Desde el momento en que el Derecho penal deja de concebirse como
vehículo de un deber ser absoluto y apriorístico, y se asume su esencia instrumen-
tal como razón de ser y de actuación del mismo, las consecuencias fácticas que el
Derecho penal produce en su entorno pasan a convertirse en objeto primordial de
análisis y recepción”, ALCÁCER GUIRAO, “Facticidad y normatividad. Notas sobre la
relación entre ciencias sociales y Derecho penal”, en AP 2001, p. 229. En el mismo
sentido, entre muchos, CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 113, 118, 145 y
ss.; HAFFKE, “Die Legitimation des staatlichen Strafrechts zwischen Effizienz, Frei-
heitsverbürgung und Symbolik”, en Festschrift für Claus Roxin, Berlin-New York, 2001,
p. 956; HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, p. 35, y SILVA SÁNCHEZ, ADPCP
1996, pp. 94 y 121. En particular, en relación con el medio ambiente, PALAZZO,
“Principios fundamentales y opciones político-criminales en la tutela penal del
ambiente en Italia”, en RP Nº 4, 1999, pp. 72.
367
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
972
CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 145.
973
FERRAJOLI, Poder y Control Nº 0, 1986, p. 39.
974
En la línea de la propuesta de SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 38.
975
Cfr., por ejemplo, ALCÁCER GUIRAO, AP 2001, pp. 229-230; CID MOLINÉ,
¿Pena justa o pena útil? El debate contemporáneo en la doctrina penal española, Madrid,
1994, pp. 284-292; HART, H. L. A. “Introducción a los principios de la pena”, en BE-
TEGÓN/DE PÁRAMO (ed.), Derecho y Moral. Ensayos analíticos, Barcelona, 1990, p. 164;
NINO, Introducción, pp. 427-432; SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 183, y SCHÜNEMANN,
“Sobre la crítica a la teoría de la prevención general positiva”, en SILVA SÁNCHEZ
(ed.), Política criminal y nuevo Derecho penal, Barcelona, 1997, p. 94.
976
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, p. 121.
368
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
C) EXTENSIÓN Y LÍMITES
977
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 85. En el mismo sentido,
MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/44, afirma que “si el Derecho penal de un Estado
social se legitima sólo en cuanto protege a la sociedad, perderá su justificación si su
intervención se demuestra inútil, por ser incapaz de servir para evitar delitos”.
978
Cfr. ALCÁCER GUIRAO, AP 2001, p. 229.
979
La prevención general positiva asigna al Derecho penal una misión que se
proyecta sobre el fuero interno de los ciudadanos, en el que trata de generar una
actitud de convencimiento y fidelidad al Derecho. Esta actitud habrá de producir
mejores resultados en la protección de bienes jurídicos, sin duda, pero no parece
legitimar la intervención jurídico-penal entendida en esos términos. Cfr., a modo
ejemplar, las opiniones críticas de SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 226-238.
369
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
980
En este sentido, MINCKE, RIEJ 1998, p. 131, alude a los supuestos de tole-
rancia de los pequeños consumidores de canabis, porque ello es mejor desde una
perspectiva social general.
981
Sobre estos, vid., por todos, MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 6/33, 19/45 y
ss., y ROXIN, Derecho penal. PG, §10/40 ss., pp. 296-297.
982
Vid. supra Tercera Parte §13.
983
En materia medioambiental, por ejemplo, el Derecho penal cumple una
cierta función simbólica. Pero esa función no parece suficiente y ella misma puede
impedir la puesta en práctica de una auténtica política medioambiental, razonable,
eficaz y eficiente. Por eso, SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1997-3, p. 1720, concluye que “la
constatación manifiesta del fracaso del Derecho penal del medio ambiente (...), y
su reducción a la mínima expresión debería constituir, pues, paradójicamente, el
primer paso hacia una mejor protección del objeto que se dice querer amparar”.
370
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
con prontitud y con los medios más radicales984. Esta es una de las
razones985 por las que se han multiplicado figuras típicas con una
aptitud muy limitada para la protección de un bien jurídico, que
no gozan de la implementación necesaria para ser aplicadas, o que,
en general, no han sido dictadas con pretensiones de eficacia986.
Todos éstos constituyen casos de abuso de la función simbólica que
el Derecho penal puede ejercer, situaciones alienadas en que no
cabe hablar de efectividad ninguna, pues esa ganancia política o esa
sensación de mayor seguridad –que no es más que una apariencia de
seguridad– no pueden alzarse como objetivos del Derecho penal.
984
Cfr. HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 87 y ss. PALAZZO, “Cer-
tezza del diritto e codificazione penale”, en Politica del Diritto Nº 3, 1993, p. 380,
considera que la actual crisis de certeza en Derecho penal responde a un fenómeno
de degeneración de la política legislativa, que se traduce en un uso simbólico y
propagandístico de la norma penal.
985
Sería ingenuo ubicar las causas de la expansión del Derecho penal y de su
función simbólica, exclusivamente, en una especie de perversidad del aparato estatal,
que recurre a él indiscriminadamente. Lo advierte SILVA SÁNCHEZ, La expansión,
pp. 21-22, para quien las causas son más profundas, se enraízan en la transformación
del modelo social y en el consiguiente cambio de papel del Derecho penal en la
representación que del mismo tienen amplias capas sociales.
986
ATIENZA, Contribución, pp. 43 y ss., considera la posibilidad de que el legis-
lador dicte normas sin desear que sean cumplidas. Si, pese a todo, son cumplidas
por los destinatarios, se estaría ante una irracionalidad pragmática, un uso frustrado
del Derecho simbólico.
987
Gastos que en la práctica son tan importantes para el funcionamiento del
sistema penal, que han llevado a afirmar que “nuestro sistema de control de la cri-
minalidad desde hace tiempo no está dirigido ya por prohibiciones e infracciones
de esas prohibiciones (...), sino por la capacidad del aparato de control, es decir,
por los medios humanos y materiales en el ámbito de la Policía, Administración
de Justicia y ejecución”, ARZT, Kriminalistik, 1981, p. 122, cit. por PRITTWITZ, en La
insostenible situación, p. 443.
371
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
988
SAINZ MORENO, en La calidad de las leyes, pp. 42-44, divide los costes de una
norma en tres grupos en atención a su: a) elaboración y actualización; b) aplica-
ción por la administración y cumplimiento por los destinatarios, y c) vigilancia y
control.
989
Sobre esto vid. MINCKE, RIEJ 1998, p. 135.
990
Aunque la repercusión económica de esta situación es difícil de cuantifi-
car, la proliferación de figuras típicas en las que se evidencia la sobrevaloración
de la seguridad –o libertad de no pasión– frente a la libertad de acción, lleva consigo
una reducción generalizada de los espacios de riesgo permitido y un consiguiente
incremento de costes en las actividades productivas. Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La expan-
sión, p. 45.
372
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
991
Sobre el conocimiento empírico y sus posibilidades de aplicación en la
investigación jurídica, vid. PASTOR PRIETO, “Sistema jurídico y Ciencias Sociales”,
en AA.VV., Derecho y Sociedad, Valencia, 1998, passim; EL MISMO, Sistema jurídico y
economía, pp. 38-39. A pesar de las limitaciones y dificultades que entraña este
análisis, puede aportar ciertos datos que no se deberían omitir en la discusión,
cfr. SAINZ MORENO, en La calidad de las leyes, p. 40. Por ejemplo, la experiencia
alemana demuestra que los análisis de costes desarrollados de forma sistemática
han arrojado unos costes cuatro veces superiores a las estimaciones iniciales, cfr.
BÖHRET, “Zuerst testen-dann verabschieden: Erfahrungen mit der Prüfung von
Gesetzentwürfen”, en ZG 1992, p. 196.
992
Asignar valores monetarios a los costes y beneficios relevantes aparece como
el problema más difícil en la aplicación del análisis económico a la política jurídica
y a las normas. Con frecuencia esos valores serán determinados por un método un
tanto arbitrario, y habrá casos en que será simplemente imposible obtener valores
razonables, cfr. POLINSKY, Introducción al análisis económico del Derecho (trad. Álvarez
Flores), Barcelona, 1985, p. 138.
993
De ahí la ambigüedad intencional con que, en ocasiones, se redactan las
disposiciones.
373
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
994
Cfr. LASCURAÍN SÁNCHEZ, “La proporcionalidad de la norma penal”, en
CDP Nº 5, 1998, p. 176.
995
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 84; MIR PUIG, Derecho penal.
PG, L 4/45, y SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 217.
996
En este sentido, la pena efectivamente impuesta constituye la muestra evi-
dente del parcial fracaso del diálogo racional que el Derecho penal, a través de la
conminación penal abstracta, mantiene con sus destinatarios; cfr. SILVA SÁNCHEZ,
Aproximación, p. 197.
997
En ese sentido, CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 114, 126, MON-
TORO BALLESTEROS, “Incidencia del análisis económico del Derecho en la teoría
jurídica: la reducción del derecho a regla técnica”, en Persona y Derecho, Nº 40, 1999,
p. 443, y PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, p. 40.
998
M. E. MAYER exigía que el bien jurídico fuese merecedor, necesitado y
capaz de protección.
374
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
999
Supuestos –como el del medio ambiente o la ordenación del territo-
rio– en que el déficit de eficiencia ha de resultar considerable: la protección
del bien jurídico será necesariamente poca, mientras que el castigo resultará
desproporcionado para el individuo sobre quien recae, cfr. SILVA SÁNCHEZ, La
Ley 1997-3, p. 1720.
1000
Por todos, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 387. Esto explica que,
en relación con bienes jurídicos no nucleares, sólo se incriminen las modalidades
consumadas, dolosas o formas especialmente peligrosas, violentas o insidiosas de
ataque; SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 290.
1001
Especialmente crítico, MONTORO BALLESTEROS, Persona y Derecho, Nº 40,
1999, pp. 434 y ss., 443, porque en ese extremo se llega a cambiar la naturaleza,
función y criterio de legitimación del Derecho, pasando de una teoría imperativa
a una teoría incitativa del Derecho. Aunque reconoce que algunos autores de la
posición economicista de análisis del Derecho se abren a otros criterios, buscando
la armonía o compromiso entre eficiencia y justicia; así, por ejemplo, CALABRESI,
AFD II, 1985, pp. 227-228, o POLINSKY, Introducción, pp. 123-131.
En definitiva, todo depende de la amplitud con que se interprete el criterio de
la eficiencia, porque éste posee capacidad de generar o, al menos, integrar en su
seno principios político-criminales de garantía. Así, se puede incluir en el análisis
el valor de ciertos derechos inalienables, atribuyendo un alto coste a su privación
(aunque entonces resultaría dudoso que se estuviera manteniendo la pureza eco-
nómica del criterio). Entonces el principio de eficiencia puede ser suficiente para
legitimar normativamente la intervención punitiva del Estado si se lo interpreta de
modo abierto a la integración de principios de garantía y sin olvidar que no cons-
tituye un fin en sí mismo, sino un medio que tiene a la persona como horizonte,
SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, pp. 124-127.
375
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1002
HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 50-51, objeta que la orien-
tación a las consecuencias aparece, en el moderno Derecho penal, como una
característica esencial, marginando de la política jurídico-penal los principios de
igualdad y retribución justa del delito.
1003
Sobre esto vid., especialmente, ALCÁCER GUIRAO, AP 2001, p. 234, con
referencias a los autores alemanes; también PÉREZ MANZANO, Culpabilidad y preven-
ción: Las teorías de la prevención general positiva en la fundamentación de la imputación
subjetiva y de la pena, Madrid, 1986, pp. 221 y ss.
1004
Cfr. ALCÁCER GUIRAO, AP 2001, pp. 234 y ss., 259, con referencias. Pre-
viene especialmente respecto de la metodología sistémica que, al valorar todo
elemento del sistema en relación con su funcionalidad para la estabilización del
mismo, deja fuera de su argumentación la Wertrationalität. Los principios éticos
y las garantías limitativas obtendrían su vigencia –y su contenido– en tanto en
cuanto sean funcionales al fin de la conservación del sistema: “la Wertrationalität
aparece como función de la Zweckrationalität”. En el mismo sentido, SILVA SÁN-
CHEZ, “Política criminal en la dogmática: algunas cuestiones sobre su contenido y
límites”, en SILVA SÁNCHEZ (ed.), Política Criminal y nuevo Derecho penal, Barcelona,
1997, p. 21.
1005
En este sentido, CALABRESI, El coste de los accidentes (trad. Bisbal), Barce-
lona, 1984, pp. 43-44, y PAREDES CASTAÑÓN, “El límite entre imprudencia y riesgo
permitido en Derecho penal: ¿es posible determinarlo con criterios utilitarios?”,
en ADPCP 1996, pp. 917-918, pero reconoce que la distinción es difícil de aplicar
en la práctica.
1006
Vid. infra en este capítulo, §154 y ss.
376
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1007
CALABRESI, AFD II, 1985, p. 227; POSNER, Economic Analysis of Law, 3ª ed.,
Boston, 1986, pp. 25-26, y CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 126. La dialéctica
entre el mantenimiento de las garantías individuales que responden a los principios
de justicia y seguridad jurídica, por un lado, y la eficiencia en el control del crimen,
por otro, no es excluyente; vid. SÁNCHEZ GARCÍA DE PAZ, El moderno Derecho penal y
la anticipación de la tutela penal, Valladolid, 1999, p. 103.
1008
No es fácil encontrar postulados jurídico-políticos suficientes como alter-
nativa al criterio de la eficiencia. CALABRESI, AFD II, 1985, p. 226, destaca que por
eso el análisis económico del Derecho se ubica en una posición prevalente, pues a
pesar de sus defectos no existen medios alternativos que lo derroten. Buscan infruc-
tuosamente alternativas a este criterio SCHÄFER/OTT, Manual de análisis económico
del Derecho civil (trad. von Carstenn-Lichterfelde), Madrid, 1991, pp. 26-28.
1009
Cfr. MORALES PRATS, “Técnicas de tutela penal de los intereses difusos”,
en Intereses difusos y Derecho penal, CDJ XXXVI, 1995, p. 84; SANTANA VEGA, AP 2001,
p. 148.
1010
SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 45.
1011
Por el contrario, la tendencia en los últimos tiempos es la de extender el
Derecho penal y aumentar su severidad, sin buscar previamente otras alternativas
menos costosas para la sociedad.
377
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1012
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 183 (destacado en el original). MIR PUIG,
Derecho penal. PG, L 4/46 agrega que “cuando se demuestre que una determinada
reacción penal es inútil para cumplir su objetivo protector, deberá desaparecer,
aunque sea para dejar lugar a otra reacción penal más leve” (destacado en el ori-
ginal). Vid. infra Tercera Parte §213.
1013
Cfr. ALBRECHT, en La insostenible situación, pp. 482, 484 y ss.; HASSEMER/MU-
ÑOZ CONDE, Introducción a la Criminología y al Derecho penal, Valencia, 1989, pp. 174-
175; HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, p. 62; SILVA SÁNCHEZ, La expansión,
pp. 74 y ss. En particular, sobre el estado actual del principio de legalidad procesal,
vid. POTT, “La pérdida de contenido del principio de legalidad y su manifestación
en la relación entre el delito de encubrimiento por funcionario (§258.a StGB) y el
sobreseimiento (§153 sigs. StPO)” (trad. Íñigo Corroza/Benlloch Petit), en AA.VV.,
La insostenible situación del Derecho penal, Granada, 2000, pp. 79-100.
1014
Cfr., por todos, SANZ DELGADO, Las prisiones privadas: la participación privada
en la ejecución penitenciaria, Madrid, 2000, pp. 155 y ss., 326 y ss., con bibliografía.
378
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1015
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 210. En el Derecho penal económico,
por ejemplo, ALBRECHT, en La insostenible situación, p. 484, denuncia que la erosión
de la determinación legal se ha visto como una considerable descarga de trabajo
y un aumento de la efectividad penal para la praxis jurídica. “En pocas palabras:
lo que no se puede solucionar sobre la base del tan claramente perfilado tipo de
estafa a causa del elemento típico del perjuicio, el moderno Derecho penal econó-
mico lo puede lograr como mero Derecho penal de la comisión y del peligro, de
forma que el legislador ha renunciado simplemente al inequívoco elemento (del
resultado) del perjuicio”. De esta forma se pretende superar con eficiencia un
clásico problema probatorio.
1016
En sentido crítico, HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 30 y 89.
En relación con los bienes jurídicos universales y los delitos de peligro abstracto,
vid. NESTLER, “La protección de bienes jurídicos y la punibilidad de la posesión de
armas de fuego y de sustancias estupefacientes”, en AA.VV., La insostenible situación
del Derecho penal, Granada, 2000, p. 64.
1017
HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 90 y ss., 210 y ss.
1018
HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, p. 96.
379
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1019
SILVA SÁNCHEZ, La expansión, pp. 76-79.
1020
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 197; EL MISMO, La expansión, p. 77,
aclara que el Derecho penal “logrará mantener tal eficacia precisamente en tanto
en cuanto se mantenga público, formalizado, en la medida en que el poder judicial
mantenga una distancia respecto a las tensiones sociales, en tanto se respete un
conjunto de principios generales que lo alejen de una aplicación arbitraria” (desta-
cado en el original). Sobre el papel del efecto simbólico en la protección de bienes
jurídicos, vid. DÍEZ RIPOLLÉS, AP 2001, passim.
380
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
hay sujetos que infringen las normas, lo que puede incidir negativamente
sobre la disposición de los demás para respetar el Derecho1021.
En suma, es conveniente poner el acento en el efecto simbólico que
producen la conminación penal abstracta y la afirmación de que concurre
una infracción penal. La única forma de potenciar ese efecto, eso sí, es
cuidando que el Derecho penal se mantenga en la dimensión de lo público
y lo formal; “en tanto en cuanto se reaccione contra el delito de modo
impecablemente formal será posible ir reduciendo progresivamente el
contenido de la reacción en sí; ello, hasta el día, en un futuro lejano, en
que la pura forma, la mera declaración simbólica de la comisión de un
hecho delictivo, surta el efecto preventivo perseguido”1022.
1021
Cfr. NEUMANN/SCHROTH, Theorien von Kriminalität und Strafe, Darmstadt,
1980, p. 104, cit. por SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 197. En el mismo sentido,
DÍEZ RIPOLLÉS, AP 2001, p. 21, poniendo énfasis en el carácter comunicacional y
masivo de nuestra sociedad.
1022
SILVA SÁNCHEZ, La expansión, p. 78.
381
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
a. Requisitos de eficacia
1023
Así, MORALES PRATS, en Intereses difusos y Derecho penal, pp. 83-84, en relación
con la protección a la intimidad frente al uso de la informática, en el proyecto de
Código Penal de 1994. La norma entonces propuesta, de redacción similar al actual
art. 197.2 CP, tipificaba conductas sin atender al modelo de la Ley de Regulación
del Tratamiento Automatizado de Datos Personales de 1992 (LO 5/1992, de 29 de
octubre, LORTAD), probablemente porque ese modelo todavía no se consolidaba:
no había culminado el proceso de regularización de los bancos de datos automati-
zados, el cuerpo de inspectores dependiente de la Agencia de Protección de Datos
recién comenzaba a funcionar y no existía experiencia sobre el rendimiento de las
infracciones y sanciones administrativas, como tampoco del principio de autocontrol
de los representantes de cada fichero automatizado.
1024
Como sucede en la protección del medio ambiente, de los derechos de
los trabajadores, etc.
382
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1025
SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 22. En el mismo sentido,
MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 514. En Italia, la Comisión BARETTONI
ARLERI de estudio para la simplificación del procedimiento y aplicabilidad de la
ley –BARETTONI, Fattibilità, pp. 9 y 43–, pone especial énfasis en la inteligibilidad
de los enunciados como condición para su aplicabilidad.
1026
Cfr. PALAZZO, “Elementi quinatitativi indeterminati e loro ruolo nella stru-
ttura della fattispecie (a proposito della frode fiscale)”, en RIDPP, 1989, p. 1202.
Esto no es más que una expresión de la concepción de la norma como imperativo
de conducta, vid., a título ejemplar, FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 68;
MANTOVANI, Diritto penale, p. 97.
1027
Tesis que no se debe confundir con la pretensión de que el Derecho
penal corresponda a una “razonable afirmación de las convicciones jurídicas de la
comunidad” (como decía MIR PUIG, en la 2ª ed. de obra Derecho penal. PG, p. 41),
cuestión que parece mucho más discutible. Tampoco se contrapone con lo afir-
mado con anterioridad, esto es, que la eficacia del Derecho penal no involucra las
convicciones internas de los sujetos.
1028
Sobre la función promocional, vid. supra Tercera Parte §138.
1029
ROSS, Sobre el derecho y la justicia, pp. 452.
1030
La aceptación de una norma generalmente es considerada esencial para
su eficacia y efectividad, vid., por ejemplo, MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985,
pp. 514-515; SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 22, y SCHÄFFER, Doc.
Adm. 218-219, 1989, p. 187.
383
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
En este sentido, se afirmaba, por ejemplo, que la tipificación del aborto sin
excepciones a su punición no tenía eficacia preventivo-general por no ser compar-
tida por amplios sectores de la sociedad, cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal.
PG, p. 84. Aunque, como reconoce el mismo autor, la eficacia de la pena no debe
medirse sólo sobre la base de los que ya han delinquido, sino a la inversa, por sus
posibles éxitos entre los que no han delinquido y acaso lo hubieran hecho de no
concurrir la amenaza de la pena. Desde este punto de vista, tal vez sí sería posible
advertir un efecto preventivo de la anterior tipificación del aborto.
1031
Asimismo, desde las posiciones que entienden al ciudadano como coconsti-
tuyente de un determinado orden social –razón por la cual sería posible recriminarles
la infracción del mismo–, no sería comprensible un Derecho que fuese contrario
a esas mismas convicciones. En este sentido, KÖHLER, en AA.VV., Sobre el estado de
la teoría del delito, p. 75, y MIR PUIG, Función de la pena, p. 31.
1032
Así, LUHMANN, Rechtssoziologie, Hamburg, 1972, pp. 234 y ss., diferencia
funcionalmente entre los procedimientos para reaccionar normativamente frente
a las expectativas no realizadas (jurisdicción) y los procedimientos para aprender
de las expectativas no realizadas (legislación).
1033
Cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 115-116.
384
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1034
En materia económica, a partir de la idea de un individuo que persigue
intereses egoístas y que decide en función de sus preferencias, se distinguen dos
clases de racionalidad: a) paramétrica, que corresponde a situaciones en las cuales las
preferencias de un individuo son las únicas variables (como cuando un sujeto tiene
que decidir si compra manzanas o naranjas); b) estratégica, que supone elecciones
condicionadas por otras variables, que deben tener en cuenta las elecciones de los
demás y la conducta esperada de los otros (como ocurriría si uno tiene que dividir
un pastel para que otro elija primero); distinción que se debe a J. ELSTER. Cfr.
CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 124-125 y 142, destaca la relevancia de
la racionalidad estratégica en la toma de decisiones sociales y critica la racionalidad
jurídica tradicional (paramétrica), en que lo importante es averiguar, únicamente,
si la ley concuerda con un principio fundamental de justicia.
1035
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, p. 98. Sobre los costes y beneficios de
diversa índole que reporta el delito y sus alternativas, POSNER, Economic Analysis,
pp. 205 y ss.
1036
Admite esta tesis mesurada, adaptando las notas de la racionalidad del
homo oeconomicus a las características del comportamiento criminal, SILVA SÁNCHEZ,
ADPCP 1996, pp. 100-104.
1037
SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, pp. 98-99; en relación con la sanción, POSNER,
Economic Analysis, p. 205.
385
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1038
PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, p. 170.
1039
Opinión de antigua data, vid., por ejemplo, BECCARIA, De los delitos y de las
penas, Cap. 27. “Dulzura de las penas” (pp. 79-81); que se ha visto reforzada con
los datos de la investigación empírica, cfr. HASSEMER, Fundamentos, p. 386, y SILVA
SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 219 y 244.
1040
Así, PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, p. 170; SILVA SÁNCHEZ, ADPCP
1996, p. 114. De aquí surgen, precisamente, muchas de las críticas al análisis eco-
nómico del Derecho, que si no es capaz de integrar otros valores puede conducir
a conclusiones aberrantes en la penalización.
1041
Lo destaca SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, p. 109, y MAZZACUVA, en Hacia
un Derecho penal económico europeo, p. 686. En determinados sectores, el solo cono-
cimiento del inicio de un procedimiento penal puede constituir ya una temible
sanción para el sujeto afectado.
386
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1042
Por ejemplo, una reducción del paro. Cfr. SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996,
p. 103.
1043
Vid. PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, p. 172.
1044
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, pp. 105 y 111.
1045
Desde los años 70, en Norteamérica, despierta el interés por la aplicación
de la ley y su necesaria implementación, especialmente a partir del estudio de PRESS-
MANN/WILDAVSKY, Implementation, Berkeley, 1973. De forma paulatina este punto de
vista es asumido en otros países. V.gr., en Italia, la relación conclusiva de la Comisión
de estudio para la simplificación del procedimiento y la factibilidad y aplicabilidad
de la ley, comisión BARETTONI ARLERI, en BARETTONI, Fattibilità, passim. En España,
el “Cuestionario de evaluación que deberá acompañar a los proyectos normativos
que se elevan al Consejo de Ministros”, aprobado por Acuerdo del Consejo de
Ministros de 26 de enero de 1990.
387
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
b. Requisitos de efectividad
1046
Cfr. MUÑOZ MACHADO, Cinco estudios, pp. 214-215, y ATIENZA, Contribución,
p. 37. De hecho, se ha demostrado que con frecuencia la norma permanece sobre
el papel, entera o parcialmente sin realizarse, cfr. CASSESE, “Introduzione allo studio
della normazione”, en RTDP 1992 II, p. 329, aludiendo a estudios realizados en la
Universidad de Ginebra, Suiza.
1047
Cfr. SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 45. En parte, esto es
lo que sucedió con algunos aspectos de las leyes antiterroristas españolas –crítico
sobre su vigencia, MESTRE DELGADO, Delincuencia terrorista y Audiencia Nacional,
Madrid, 1989, pp.161-195, 259–, con los delitos de insumisión y, todavía, con los
delitos contra la flora y fauna, etc.
1048
Si un bien jurídico está suficientemente protegido a pesar de que la norma
penal no es eficaz en ninguna medida, sería indicio de que ella está de más en el
ordenamiento. En esas condiciones, mantener la vigencia de esa norma sería una
medida básicamente ineficiente.
388
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
c. Requisitos de eficiencia
165. Por otra parte, las normas penales han de ser objeto de
constante revisión para reducirlo, según lo que en cada momento
histórico se estime como mínimo necesario de la intervención penal.
El Derecho penal evoluciona junto con la sociedad en que se en-
marca, y esta evolución idealmente ha de encaminarse por la vía de
su restricción progresiva.
Desde un punto de vista empírico, son muchos los argumentos para abogar
por una limitación del Derecho penal, en orden a su mayor eficiencia.
PRITTWITZ1051 los sistematiza en los siguientes: a) los recursos que la sociedad
está dispuesta a aportar para la persecución penal son limitados y están
agotados; b) el Derecho penal aparece –según los estudios de sociología
criminal– como inefectivo, porque con él se consiguen pocas cosas positivas
y se producen, en cambio, muchos perjuicios; c) el Derecho penal puede
1049
PRITTWITZ, en La insostenible situación, p. 443, se remite a ARZT, Krimina-
listik, 1981, p. 122.
1050
Corresponde a la perspectiva teórica o descriptiva del análisis económico
del Derecho, cfr. MONTORO BALLESTEROS, Persona y Derecho, Nº 40, 1999, p. 431.
1051
PRITTWITZ, en La insostenible situación, pp. 442-445.
389
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1052
SILVA SÁNCHEZ, ADPCP 1996, p. 111.
1053
Cfr. PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, pp. 37-38.
390
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
A) EVALUACIÓN
391
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1054
Además, las remisiones normativas, en especial cuando se trata de reenvío
a actos administrativos, significan una reducción de los gastos propios del complejo
proceso de elaboración de la ley, reemplazándolo por los de un acto del Poder
Ejecutivo. Cfr. MINCKE, RIEJ 1998, p. 135.
392
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1055
Opinión mayoritaria, vid., por todos, HEINE, ADPCP 1993, p. 300.
1056
La necesidad de conocer conceptos del Derecho Administrativo para la
comprensión de la amenaza penal puede “dificultar su comprensión y por lo tan-
to su fuerza motivadora”, BACIGALUPO, EPC V, 1982, p. 205, también DOVAL PAIS,
Posibilidades y límites, p. 130.
1057
Sería el caso del art. 335 y art. 319, por ejemplo.
1058
Sin embargo, la reacción jurisprudencial y legislativa ante esta realidad en
ocasiones ha sido la de privilegiar la eficacia preventiva y cerrar la posibilidad de
393
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1059
Sólo en el último tiempo, a partir de la STC 30/1996 de 26 febrero, pon.
Sr. Gimeno Sendra, a propósito de un delito de intrusismo, se abre la posibilidad
de aceptar cuestiones prejudiciales devolutivas en el proceso penal, con el fin de
asegurar el derecho a una tutela judicial efectiva. La argumentación es reiterada
en las SSTC 50/1996 y 255/2000, entre otras, pero siempre respecto del mismo
delito. Sobre esta evolución jurisprudencial, vid. MARTÍ DEL MORAL, en RAP Nº 145,
1998, passim.
394
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1060
En detalle, explica la desautorización de la primera sentencia por la se-
gunda, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, “De nuevo sobre el delito de prevaricación en el
“caso Barreiro” (a propósito de la STS de 3-V-1994, Sala tercera, Sección sexta)”,
en ADPCP 1995, passim.
1061
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, ADPCP 1995, pp. 19 y 31, propone el indulto para
el afectado.
1062
Por todos, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 137, con bibliografía pro-
cesal.
1063
MARTÍ DEL MORAL, en RAP Nº 145, 1998, pp. 222-223, se pronuncia en
favor de la jurisdicción preferente general de los órganos judiciales contencioso-
administrativos.
1064
Tiene que existir una cuestión, un punto problemático, porque si es evidente
no se plantea, cfr. RODRÍGUEZ RAMOS, Secundariedad, p. 26.
395
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1065
Cfr. RODRÍGUEZ RAMOS, en RODRÍGUEZ RAMOS/COBOS GÓMEZ DE LINA-
RES/SÁNCHEZ TOMÁS, Derecho penal. PE, III, p. 76.
1066
Para NAVARRO CARDOSO, Infracción administrativa y delito, p. 48, la principal
desventaja de la prejudicialidad devolutiva es que se podría transformar en práctica
dilatoria o elusiva del juicio penal.
1067
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 211-212. En los delitos contra el medio
ambiente, PAREDES CASTAÑÓN, “Responsabilidad penal y nuevos riesgos: el caso de
los delitos contra el ambiente”, en AP 1997, p. 225, estima que la existencia de un
elemento penal en blanco provoca un efecto distorsionante sobre el proceso de
determinación de lo que debe ser el riesgo permitido, al vincularlo a normas que
no siempre son legítimas ni adecuadas. De opinión contraria, GONZÁLEZ GUITIÁN,
EPC XIV, 1991, p. 118; HEINE, ADPCP 1993, p. 299, y MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS,
Los delitos relativos, p. 79.
396
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1068
MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, pp. 523-524, considera que esta posibilidad
es una consecuencia intolerable del sistema de accesoriedad.
1069
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1997-3, p. 1718. Resulta cuestionable que no
sea el legislador penal quien decida sobre el riesgo permitido, pues, como afirma
SILVA SÁNCHEZ, “a los efectos de valorar el significado de la apreciación de un riesgo
permitido cobra especial significado la idea de que el Derecho penal, con todos sus
inconvenientes y deficiencias, describe, sin embargo, un espacio significativamente
más neutral frente a la política y a los grupos de interés”.
1070
En la protección del medio ambiente, por ejemplo, el sistema de accesorie-
dad administrativa se ve condicionado por la influencia de los lobbies de la industria
y de los grupos políticos de presión sobre la Administración; cfr. SILVA SÁNCHEZ,
La Ley 1997-3, p. 1719. En general, cuestiona la efectividad de la represión penal
en este ámbito, KUHLEN, “Umweltstrafrecht – auf der Suche nach einer neuen
Dogmatik”, en ZStrW 105, 1993, p. 699.
1071
Cfr. CORCOY BIDASOLO/GALLEGO SOLER, “Infracción administrativa e in-
fracción penal en el ámbito del delito medioambiental: ne bis in idem material y
procesal” (Comentario a la STC 177/1999, de 11 de octubre), en AP 2000, pp. 172-
173, con abundantes referencias a la doctrina alemana. En el mismo sentido, DE
LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 121; HEINE, ADPCP 1993, pp. 296-297, y
SCHÜNEMANN, “¿Ofrece la reforma del Derecho penal económico alemán un mo-
delo de escarmiento?” (trad. Rodríguez Montañés), en Jornadas sobre la “Reforma
del Derecho penal en Alemania”, CGPJ, Madrid, 1991, pp. 45-46.
397
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1072
Así, BRICOLA, “Lo statuto penale dell’impresa: profili costituzionali”, en DI
AMATO (drg.), Trattato di Diritto penale dell’impresa, vol. I, Padova, 1990, p. 141.
1073
Vid. HEINE, ADPCP 1993, p. 297, y PAREDES CASTAÑÓN, AP 1997, p. 224.
1074
Cfr. MORALES PRATS, en Estudios jurídicos, p. 481, y GONZÁLEZ GUITIÁN,
EPC XIV, 1991, p. 123.
1075
Cfr. HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 242-244.
1076
Así lo demuestra el ejemplo del Código penal austríaco, en el que se realizó
una “reforma de la reforma” (en vigor desde el 1.1.1989), para pasar de un sistema de
autonomía a uno de accesoriedad; cfr. GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, p. 118.
398
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1077
Así, DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 231, en consonancia con la
propuesta de FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, pp. 27 y ss.
1078
Por todos, ROXIN, Derecho penal. PG, §10/30, p. 291.
1079
Vid. supra los ejemplos analizados en la Segunda Parte §§142, 146, 151 y
153.
1080
En relación con el error, e incluso respecto de los efectos que se pueden
atribuir a una autorización ilícita. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 230,
concluye que la ubicación dogmática que se asigne a la falta de autorización, en la
tipicidad o la antijuridicidad, no se ha demostrado definitoria para solucionar el
problema de la relevancia penal de una autorización ilícita.
399
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
todos por los que, en definitiva, resulta difícil ofrecer criterios de solución
general en relación con las diversas fórmulas adoptadas en la descripción
del ilícito penal.
1081
Así, HEINE, ADPCP 1993, pp. 290-291, con ejemplos de Alemania y de
otros países.
1082
En muchos de los supuestos en que se emplea la expresión autorización
o similares, el legislador penal no se está refiriendo al acto administrativo del mis-
mo nombre, sino al carácter permitido del hecho en virtud de una disposición
general.
400
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1083
Así, por ejemplo, en los supuestos de los arts. 145.1, 167 o 540. Figuras en
las que las conductas descritas, con prescindencia de la referencia a una autoriza-
ción, configuran un delito específico de aborto, detenciones ilegales, coacciones.
La referencia a la autorización operaría como causa de justificación, y se puede
entender como una mención superflua o que se expresa por la frecuencia con que
aparece. Ver supra Segunda Parte §142.
1084
En el art. 600. 1 CP, por ejemplo, la reproducción de planos o documentos
sin autorización expresa se sanciona, precisamente, porque se trata de documentos de
acceso restringido, cuyo conocimiento está protegido y reservado. Si no existiese la
norma que los califica de reservados y prohíbe su reproducción, la referencia a la
autorización no tendría sentido. Algo similar sucede en los supuestos contemplados
en los arts. 319, 359, 566 CP.
401
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1085
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 185.
1086
En este sentido, GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, p. 55. En contra
402
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1087
La doctrina dominante en Alemania, por su parte, afirma que la exigencia
de autorización formal en un tipo penal implica que la capacidad o aptitud para su
concesión no evitaría la antijuridicidad del hecho, aunque admite el escaso desvalor
del injusto en tales supuestos. Vid. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 124,
y DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad penal, pp. 92-93.
Cuando se cumplen los presupuestos legales para obtener una autorización,
no hay diferencia material con los supuestos en que una actividad es permitida
sin necesidad de autorización: existe una pre-decisión legal (gesetzlichen Vorentschei-
dung) que determina la ausencia de desvalor material del comportamiento frente
al bien jurídico protegido, cfr. FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, p. 40. Se excluirían
sólo supuestos excepcionales, en que la concesión de la autorización queda sujeta
al poder discrecional de la Administración y no cumple la función de limitar la
libertad de actuación en beneficio de la protección del bien jurídico.
1088
Cfr. PALAZZO, RP Nº 4, 1999, p. 76.
403
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1089
Así podría interpretarse el tipo contenido en el art. 345.1 CP cuando san-
ciona “al que sin la debida autorización facilite, reciba, transporte o posea materiales
radiactivos o sustancias nucleares, trafique con ellos, retire o utilice sus desechos o
haga uso de isótopos radiactivos”. Pero es fácil advertir que existen algunos ilícitos
que son meramente formales o de desobediencia, como el delito monetario tipifi-
cado en el art. 6 A) de la Ley sobre Régimen Jurídico de Control de Cambios.
1090
En este sentido, GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, pp. 29-30, critica
la fórmula del art. 319.1 CP (sólo se explicaría porque lo normal es que, por la
cualidad de zona especialmente protegida en la que tiene lugar la construcción, no
sea susceptible de ser autorizada, pero ello no significa prejuzgar el régimen de los
casos en que sea posible la concesión de la licencia). También ACALE SÁNCHEZ, Delitos
urbanísticos, pp. 46-48; TERRADILLOS BASOCO, Derecho penal de la empresa, p. 37.
1091
Vid. supra Tercera Parte §104, n. 887.
404
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1092
Vid. supra Segunda Parte §272 y ss.
1093
Cfr. SCHWARZ, “Zum richtigen Verständnis der Verwaltungsakzessorietät
des Umweltstrafrechts”, en Goltdammer’s Archiv für Strafrecht, 1993, pp. 321-322.
1094
Vid. supra Segunda Parte §325.
1095
En este sentido se pronuncia DE LA CUESTA ARZAMENDI, CPC 17, 1982,
p. 660.
405
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
406
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1098
Referencias a la doctrina alemana en DE LA MATA BARRANCO, Protección
penal, pp. 155 y ss. En España, vid. DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad penal,
pp. 87 ss. y 107; MANZANARES SAMANIEGO, AP 1994, p. 298, y RODAS MONSALVE,
Protección penal y medio ambiente, Barcelona, 1994, pp. 367 y ss.
1099
Clasificación que se origina en la Ley 30/1992, de 26 de diciembre,
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Admi-
nistrativo Común, modificada por Ley 4/1999, de 13 de enero. Conforme a su
art. 62, incurren en vicio de nulidad de pleno derecho los actos: a) que lesionen los
derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional; b) dictados por
órgano manifiestamente incompetente por razón de la materia o del territorio;
c) que tengan un contenido imposible; d) que sean constitutivos de infracción
penal o se dicten como consecuencia de ésta; e) dictados prescindiendo total y
absolutamente del procedimiento legalmente establecido o de las normas que
contienen las reglas esenciales para la formación de la voluntad de los órganos
colegiados; f) actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídico por
los que se adquieren facultades o derechos cuando se carezca de los requisitos
esenciales para su adquisición; g) cualquier otro que se establezca expresamente
en una disposición de rango legal. También serán nulas de pleno derecho las
disposiciones administrativas que vulneren la Constitución, las leyes u otras dis-
posiciones administrativas de rango superior, las que regulen materias reservadas
a la Ley y las que establezcan la retroactividad de disposiciones sancionadoras no
favorables o restrictivas de derechos individuales.
El art. 63 declara anulables los actos que, de cualquier otro modo, sean con-
trarios al ordenamiento jurídico.
407
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1100
Para los alemanes, en general, es éste el único supuesto en que cabe negar
relevancia en el injusto penal a la autorización formalmente concedida, precisamen-
te porque se trata de una autorización inexistente. No obstante, algunos estiman
necesario comprobar los motivos de la nulidad y aceptar su traslación al Derecho
penal sólo en caso de afección al bien protegido. En ese sentido, PAEFFGEN, “Verwal-
tungsakt-Akzessorietät im Umweltstrafrecht. Oder: über Argumentations-Spielräume
im Strafrecht”, en KÜPER /WELP (Hrsg.), Beiträge zur Rechtswissenschaft. Festschrift
für Walter Stree und Johannes Wessels zum 70. Geburtstag, pp. 587-611, Heildelberg,
1993, p. 592, cit. por DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 129, quien está de
acuerdo con esa postura.
1101
Su empleo significa, en definitiva, que a efectos penales se estaría consi-
derando la licitud o ilicitud del acto, no su efectividad; en extenso DE LA MATA
BARRANCO, Protección penal, pp. 162 y 232.
1102
V.gr. cuando se abusa para superar el defecto formal que impide obtener
la autorización.
1103
Vid. en detalle y con referencias, DE LA MATA BARRANCO, Protección penal,
p. 174.
1104
Cuando se trata de un problema de tipicidad “escamotear la efectividad
de la autorización permitiría al juez crear un tipo especial sobre la utilización de
la autorización administrativa ilícita, lo cual –sin creación de un precepto espe-
cial– sólo sería posible equiparando la autorización fraudulenta a la autorización
408
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1105
En esta línea se enmarcan propuestas como las de GOLDMANN, WINKEL-
BAUER, SCHÜNEMANN, FRISCH, SCHWARZ o SCHMITZ, entre otros (siempre respecto
de las figuras típicas que protegen un bien jurídico específicamente penal, pues
cuando lo que se protege es la función de control y la autorización opera como
elemento de la tipicidad, su mera presencia excluye el tipo penal).
1106
Para fundamentar esta solución suelen esgrimirse diferentes argumentos,
entre los que destaca el que se refiere al “efecto legitimador de la autorización”:
si ésta tiene como fundamento el evitar riesgos superiores al margen tolerable o
los abusos que pueda implicar la actividad sometida a consideración, cuando la
conducta autorizada lesiona el bien jurídico, la autorización no habrá cumplido
su función, le faltará legitimidad y entonces el juez debe revisarla; cfr. DE LA MATA
BARRANCO, Protección penal, p. 232.
1107
Fundamentalmente, desde la óptica de la seguridad jurídica, vid. infra
Tercera Parte §§395 y ss.
409
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1108
Sí tendría relevancia una autorización ilícita para excluir, por ejemplo, el
supuesto agravado del art. 326 a) CP, así la STS 30 noviembre 1990, pon. Sr. Martín
Pallín (RJ 1990\9269), FD 8º.
Únicamente quedarían excluidas las autorizaciones absolutamente nulas, como
es el caso de aquellas concedidas debido a la conducta delictiva de quien luego
pretende ampararse en la misma (por aplicación del art. 62.1.d) LRJAPPAC). En
este sentido, respecto del art. 319.1 CP, DE LA CUESTA ARZAMENDI, AP 1998, pp. 319-
320, y GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, pp. 38-39.
1109
GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, p. 40.
1110
Figuras que se contemplan, por ejemplo, en materia urbanística (art. 320),
protección del patrimonio histórico (art. 322), o medio ambiente (art. 329), y que
son objeto de un creciente interés por parte de la doctrina. Vid., entre otros, ALONSO
PÉREZ, Delitos cometidos por los funcionarios públicos en el nuevo Código Penal: legislación,
comentarios, jurisprudencia, Madrid, 2000; DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad
penal, Madrid, 1993; GÓMEZ RIVERO, El régimen de autorizaciones, Valencia, 2000,
pp. 61-107; GÓMEZ TOMILLO, Urbanismo, Función pública y Derecho penal, Granada,
2000, y MATELLANES RODRÍGUEZ, Medio ambiente y funcionarios públicos: análisis del
tipo objetivo del artículo 329 del Código penal, Barcelona, 2000.
410
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1111
En Alemania el §330 d) 5. StGB estipula expresamente que cuando la
autorización es conseguida por medio de amenaza, soborno, coacción o en virtud
de informes incorrectos o incompletos, se entiende la actuación como no auto-
rizada.
1112
Como lo destacan, por ejemplo, DE LA MATA BARRANCO, Protección penal,
p. 231, y FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, pp. 27 y ss.
1113
Tanto en los delitos imprudentes comisivos como en los delitos de omisión
se ha demostrado que la atribución de la totalidad de los costes del conflicto social
al autor resulta una fórmula ineficiente de resolución, pues significa un incremento
tal de los costes de la actividad que provocaría efectos colaterales indeseables, cfr.
PAREDES CASTAÑÓN, ADPCP 1996, p. 927.
1114
Es preciso recordar que “la sociedad no es un mecanismo cuyo único
fin sea la protección máxima de bienes jurídicos, sino que está destinada a hacer
posibles las interacciones”, JAKOBS, La imputación objetiva, p. 26.
1115
Como sucede en la tipificación alemana del delito de contaminación del
agua, §324 StGB.
411
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1116
V.gr. en normas de similar contenido, como los arts. 320, 322 y 329, que
tipifican ciertos supuestos de responsabilidad de autoridades o funcionarios pú-
blicos. El art. 320 se refiere a los proyectos de edificación o la concesión de licen-
cias contrarias a las normas urbanísticas vigentes, normas que quedan delimitadas al
ámbito autonómico, pues pueden emanar exclusivamente de las Comunidades
Autónomas, por aplicación del art. 148.1.3 CE, así interpretado por STC 61/1997,
pon. Srs. Ruiz Vadillo/García Manzano. Por su parte, el art. 329 alude a licencias
manifiestamente ilegales, dejando al aplicador del derecho la potestad de decidir qué
conductas serán típicas, dado que el elemento manifiestamente ilegal no está descrito
en las normas administrativas de corrección. Por último, el art. 322 no establece
pautas especiales, sino un conjunto de elementos normativos de multívoca acepción
y difícil determinación. Pese a estas divergencias, la tendencia es la de interpretar
todos los tipos en un mismo sentido, desde la perspectiva del principio de lesividad.
Cfr. ACALE SÁNCHEZ, “La responsabilidad del funcionario público y de la autoridad
en el Título XVI del Código penal: especial referencia al artículo 320”, en PJ 47,
1997, p. 125; MORALES PRATS, en Intereses difusos y Derecho penal, p. 88, y TERRADILLOS
BASOCO, EPC XX, 1997, pp. 321-326.
1117
Requisitos consolidados en la ya conocida STC 127/1990.
412
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1118
Cuestionan la aplicabilidad del principio non bis in idem en un supuesto
como el descrito, CORCOY BIDASOLO/GALLEGO SOLER, AP 2000, pp. 168-170, por
considerar que la diferencia entre las infracciones se funda en consideraciones
teleológicas, de finalidades; se tutela el mismo bien jurídico, pero de modo cuali-
tativamente distinto. Sin embargo, existe un bis in idem general, porque el ilícito
penal abarca el administrativo. Por eso no se puede castigar en virtud de ambas
normas, pues el castigo del delito contiene ya el desvalor del ilícito administrati-
vo. Si existiera identidad entre los ilícitos, los preceptos estarían sancionando las
mismas conductas con igual finalidad y fundamento; en virtud de los principios
de ultima ratio y exclusiva protección de bienes jurídico-penales, sería necesario
derogar el ilícito penal.
413
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1119
STC 177/1999, de 11 octubre 1999, pon. Sr. García Manzano. En contra de
lo que sostiene la opinión doctrinal mayoritaria (por todos, QUINTERO OLIVARES,
Curso de Derecho penal. PG, Barcelona, 1996, p. 48). La interpretación del TC ha sido
cuestionada por sus deficientes resultados, que se intentan superar por el recurso
a la nulidad absoluta del acto sancionatorio –así, DE VICENTE MARTÍNEZ, AP 2000,
pp. 482-486–, o bien por estimar que no ha existido la identidad de sujeto, hecho y
fundamento que se requiere para aplicar el principio de non bis in idem, en la línea
de lo propuesto por CORCOY BIDASOLO/GALLEGO SOLER, AP 2000, pp. 164-170.
1120
Es expresivo el título del artículo de VERCHER NOGUERA, “La incorpora-
ción del principio el que no corre vuela en Derecho Constitucional. A propósito de la
Sentencia 177/1999, de 11 octubre (RTC 1999, 177) del Tribunal Constitucional”,
en DYMA (Madrid), I, Nº 2/2000, pp. 9-24. En este sentido, también DE VICENTE
MARTÍNEZ, AP 2000, p. 484.
Si bien, en la práctica, la frustración de la protección penal en los ámbitos del
moderno Derecho penal puede producirse, en general, pues el papel de la jurisdicción
ordinaria en la persecución de los delitos se encuentra totalmente mediatizado por
la Administración. La posibilidad de sancionar penalmente una conducta depende,
también de facto, de que la Administración remita el tanto de culpa a la Fiscalía.
Cfr. DE VICENTE MARTÍNEZ, AP 2000, pp. 476-477; DE LEÓN VILLALBA, Acumulación
de sanciones, p. 551; MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, p. 17, y TIEDEMANN,
Lecciones, pp. 230-231.
414
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1121
Así, CORCOY BIDASOLO/GALLEGO SOLER, AP 2000, p. 171.
1122
Vid. supra Segunda Parte §315.
415
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
416
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1123
Cuando se trata de la concreción de un concepto jurídico indeterminado,
en que no existe una vinculación total a lo que la norma técnica establece, “será
tanto más injustificada su desconsideración cuanta mayor exigencia procedimental
y solvencia científica o técnica en ella se advierta”, ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y
Derecho, p. 176.
1124
En España lo consideran un sistema seguro y acertado, DE LA CUESTA
ARZAMENDI, CPC 17 1982, p. 660; MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 526, n. 81, y
PRATS CANUT, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, pp. 906-907. Cuestiona
su efectividad, MENDOZA BUERGO, AP 2002, p. 308. Es utilizado en Estados Unidos,
Japón, Dinamarca y Suiza.
1125
En este sentido, JORI, en Omnis definitio, pp. 76 y 88, y ORRÙ, en Omnis
definitio, p. 155.
1126
Cfr. MARTINO, en Lenguaje y definición jurídica, p. 66.
417
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1127
En este sentido, MUÑOZ CONDE, en Valore e principi, p. 95. Por LO 11/1999
de 30 abril, se reimplantó el “nomen iuris” violación en la figura de agresión sexual
cualificada del art. 179.
1128
Cfr. PASTOR PRIETO, en Derecho y Sociedad, p. 278; EL MISMO, Sistema jurídico
y economía, pp. 167 y ss., 205.
1129
MONTORO BALLESTEROS, Persona y Derecho, Nº 40, 1999, p. 444.
1130
Aunque no siempre es así. Según GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal,
p. 384, diversas investigaciones interdisciplinarias llevadas a cabo durante los últimos
lustros han demostrado que existen medios más eficaces para prevenir el delito que
las prohibiciones penales. Además, hay supuestos –como en los de delincuencia
altamente ideologizada–, en que elevar las penas de modo que se equiparen las
que corresponden a acciones de menor y mayor gravedad, el resultado podría ser
criminógeno, cfr. MESTRE DELGADO, Delincuencia terrorista, p. 158.
418
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1131
Por todos, ROXIN, Derecho penal. PG, §4/30 y ss., pp. 129-130, y LUZÓN PEÑA,
Curso de Derecho penal. PG, p. 84.
1132
En este sentido, PASTOR PRIETO, Sistema jurídico y economía, p. 204.
1133
Cfr. PALAZZO, RP Nº 4, 1999, pp. 70 y 81.
1134
La responsabilidad de las personas jurídicas plantea la necesidad de prever
la suficiencia de una multa o sanción económica. Si su valor es inferior al que se
consigue con las operaciones ilícitas o la contaminación, no se conseguirá el efecto
preventivo deseado.
419
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
1135
Las medidas que se pueden imponer a los menores se diferencian de las
penas en sus presupuestos, finalidad y contenido, lo que afecta incluso al juicio
de proporcionalidad de las mismas, vid. LASCURAÍN SÁNCHEZ, CDP Nº 5, 1998,
pp. 169-174.
1136
CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 147.
1137
LUHMANN, Rechtssoziologie, pp. 234 y ss., el proceso legislativo es el momento
para aprender (momento cognoscitivo) de las expectativas no realizadas.
420
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1138
Este último punto parece quedar fuera del análisis jurídico funcionalista
cuando se niega que el fin de las normas sea la protección de un bien jurídico.
1139
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1997-3, p. 1718.
421
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1140
El criterio resulta, en consecuencia, diferente al que se emplea para cali-
ficar la constitucionalidad de la intervención penal según un juicio de necesidad.
En efecto, desde este punto de vista, el TC sólo censura de inconstitucionalidad
cuando “a la luz del razonamiento lógico, de datos empíricos no controvertidos
y del conjunto de sanciones que el mismo legislador ha estimado necesarias para
alcanzar fines de protección análogos, resulta evidente la manifiesta suficiencia de
un medio alternativo menos restrictivo de derechos para la consecución igualmente
eficaz de las finalidades deseadas por el legislador” STC 55/1996, FD 8. La diferencia
estriba en que este tribunal pretende limitar su análisis para evitar arrogarse un
papel de legislador imaginario, que se vea abocado a realizar consideraciones políticas,
económicas y de oportunidad (STC 161/1997, FD 11). Por el contrario, el objetivo
de este análisis es sistematizar los criterios que debe adoptar el legislador, quien
debe buscar siempre la máxima eficiencia en la regulación.
1141
Reducción a la que puede conducir el análisis económico del Derecho, como
denuncia MONTORO BALLESTEROS, Persona y Derecho, Nº 40, 1999, pp. 434 y ss.
422
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1142
Es lo que exige el Tribunal Constitucional alemán, considerando que si
no hay certeza sobre si otros medios más leves prometen o no un éxito suficiente,
al legislador le está atribuida una prerrogativa de estimación; cfr. ROXIN, Derecho
penal. PG, §2/31, p. 67.
1143
En esta línea destaca el trabajo de PAREDES CASTAÑÓN, ADPCP 1996, pp. 909-
942, en que aplica los criterios de eficiencia en la argumentación para delimitar la
imprudencia del riesgo permitido.
423
Capítulo Quinto
SUBSIDIARIEDAD
1144
Formulación que procede de Abraham LINCOLN, aunque el principio ob-
tuvo su nombre en la encíclica Quadragesimo anno, del papa Pío XI, en 1931. Cfr.,
en extenso, KAUFMANN, Arthur, “Subsidiaritätsprinzip und Strafrecht”, en ROXIN
(Hrsg.), Grundfragen der gesamten Strafrechtswissenschaft. Festschrift für Heinrich Henkel
zum 70. Geburstag, Berlin-New York, 1974, pp. 90-91.
1145
KAUFMANN, Arthur, en Grundfragen der gesamten Strafrechtswissenschaft.
Henkel-FS, p. 100.
425
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1146
Vid. infra Tercera Parte §265.
1147
En general, no existe mayor discusión en cuanto al contenido del principio
de subsidiariedad, v.gr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 96; COBO
DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 86; MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/48;
MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 60 y ss., y ZUGALDÍA ESPINAR, Fundamentos, p. 236.
En Alemania, por todos, JAKOBS, Derecho penal. PG, §2/26, p. 61, y ROXIN, Derecho
penal. PG, §2/28, p. 65. En particular, sobre la manifestación externa e interna de
la subsidiariedad, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 247.
426
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1148
En los principios de ofensividad y fragmentariedad inciden tanto conside-
raciones utilitaristas como de proporcionalidad, cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación,
p. 247, n. 284, y p. 287.
1149
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 378.
1150
JAKOBS, Sociedad, norma y persona, pp. 22-24.
427
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1151
MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/47.
1152
Cfr. BECCARIA, De los delitos y de las penas, capítulo 2º “Derecho de castigar”,
pp. 32-33.
1153
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 287. En contra, BUSTOS RAMÍREZ, Ma-
nual de Derecho penal. PG, p. 96, ubica la fragmentariedad en el criterio de necesidad
de pena, y la justifica porque, de otro modo, el Estado se convertiría en un Estado
policial, y se correría el riesgo de paralizar la actividad social a través de la violencia
estatal; es decir, reconduce el principio a razones meramente utilitaristas. En sentido
similar COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 86.
1154
HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 95-96. En el mismo sentido, GAR-
CÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 384, y SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 246.
428
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
C) EXTENSIÓN Y LÍMITES
1155
La naturaleza de la pena –que normalmente lleva consigo el mal irrever-
sible de la privación de derechos fundamentales– constituye, por el contrario, un
argumento previo para exigir una especial gravedad de la conducta. Se relaciona,
por ende, con el principio de fragmentariedad. Así, indirectamente, ZUGALDÍA
ESPINAR, Fundamentos, p. 236.
1156
La intervención del Derecho penal en el conflicto social, dice GARCÍA-
PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 380, llega siempre tarde y mal.
1157
En este sentido, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 384; MIR
PUIG, Introducción a las bases, p. 125; MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 75, y MAURACH,
Tratado, p. 32.
1158
FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, pp. 29-30.
429
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1159
El principio de subsidariedad se infringe en un marco simbólico, en que
“la ineficacia en el ejercicio de sus funciones de otros órganos administrativos o
judiciales hacen del Derecho penal una cortina de humo que difumina la auténtica
causa del problema”, SANTANA VEGA, AP 2001, p. 148.
1160
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 100.
1161
En este sentido, SANTANA VEGA, AP 2001, pp. 154-155.
1162
Cfr. HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, p. 50. En el mismo sentido,
SANTANA VEGA, AP 2001, p. 156.
1163
Cfr. KAUFMANN, Arthur, en Grundfragen der gesamten Strafrechtswissenschaft.
Henkel-FS, p. 98.
430
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1164
En este sentido, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 83.
1165
Aunque en sus orígenes la subsidiariedad se identificaba con dicho ca-
rácter, así la concebía BINDING, Die Normen und ihre Übertretung, I, p. 73. Sólo más
adelante el concepto adquiere el sentido expuesto. Cfr. PRITTWITZ, en La insostenible
situación, p. 431.
1166
FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 36.
1167
Hasta podría afirmarse que es el Derecho penal el que se sirve del Derecho
administrativo, para determinar el ámbito de lo generalmente prohibido y extraer
de allí las conductas más graves. La subsidariedad bien entendida excluye una
concepción meramente sancionatoria del Derecho penal.
431
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
432
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1170
ROXIN, Derecho penal. PG, §2/31, p. 67.
1171
Vid. supra Tercera Parte §§148-152.
1172
JAKOBS, Derecho penal. PG, §2/27, p. 61.
1173
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §2/28, p. 61.
433
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1174
Tema que aún no encuentra una solución satisfactoria. Aunque en la
doctrina española la tesis de la diferencia cuantitativa es mayoritaria, no dejan de
plantearse opiniones discordantes. Se inclinan por una diferencia cuantitativa CAR-
BONELL MATEU, Derecho penal, pp. 93 y ss.; CEREZO MIR, “Límites entre el Derecho
penal y el Derecho administrativo”, en ADPCP 1975, p. 166; GÓMEZ BENÍTEZ, Curso de
Derecho penal de los negocios, pp. 31 y ss.; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal.
PG, p. 84; DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, pp. 256 y ss.; VIVES ANTÓN,
en La libertad como pretexto, p. 363. También los administrativistas, como GARCÍA DE
ENTERRÍA, Curso de Derecho Administrativo, II, Madrid, 1984, pp. 147 y ss., y NIETO
GARCÍA, Derecho administrativo sancionador, pp. 19-20, 148 y ss. De otra opinión, SILVA
SÁNCHEZ, La expansión, p. 125, y ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, “Relaciones entre Derecho
penal y Derecho administrativo sancionador ¿Hacia una administrativización del
Derecho penal o una penalización del Derecho administrativo sancionador?”, en
ARROYO ZAPATERO (coord.), Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos: “In memoriam”,
Cuenca, 2001, pp. 1425 y ss. Por el contrario, la tesis de la diferencia de naturaleza
es mayoritaria en Alemania. En contra ROXIN, Derecho penal. PG, §2/40, p. 72.
1175
En realidad, el principio de subsidiariedad manifiesta la inviabilidad del
criterio cuantitativo como único criterio discriminador de lo criminal. Porque este
principio implica que la mayor eficacia del instrumento sancionador administrati-
vo puede aconsejar la renuncia al Derecho penal. Esto es, que la opción por una
reacción penal o administrativa frente a la conducta no está condicionada tanto
por la gravedad de la conducta como por la eficacia del resultado.
434
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1176
Diversa gravedad que se manifiesta tanto en el injusto como en la sanción,
o al menos así debería ser de conformidad con las exigencias del principio de
proporcionalidad.
1177
Así, VALLE MUÑIZ, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, pp. 1451
y 1463.
1178
Opinión, por ejemplo, de MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 330, si bien
termina exigiendo que exista al menos una puesta en peligro de los derechos de
los demás trabajadores.
1179
Cfr. CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord),
Comentarios, p. 1551; LASCURAÍN SÁNCHEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio,
p. 641; MORILLAS CUEVA, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 905, y VALLE
MUÑIZ/VILLACAMPA ESTIARTE, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 853;
TERRADILLOS BASOCO, en Estudios Jurídicos, p. 880.
1180
Por ello, se ha propuesto la configuración de un sistema sancionatorio
general, con traslado de los principios y garantías penales al Derecho administrativo
sancionador, ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, en Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos, pp. 1441-
1444. De lo contrario, cuando las sanciones de la Administración son tanto o más
graves que las penales, el principio de subsidariedad y las garantías penales pierden
su sentido, y se produce un fraude de etiquetas por el que se burlan esas garantías.
435
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1181
Así, la SAP Barcelona (sección 10ª) de 3 octubre 1994; sentencia objeto
del recurso de amparo que motivó la STC 177/1999.
1182
Es lo que parece, al menos, en el plano fáctico, pues siempre es discutible
que el efecto estigmatizador y comunicativo propio del sistema penal pueda ser
superado por una sanción administrativa. Advierten sobre la posibilidad de que las
sanciones administrativas sean más graves que las penales, por ejemplo, ARROYO
ZAPATERO, RP Nº 1, p. 12; DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, pp. 185 y
216-217; MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, pp. 65, 67, 84 y ss., y 95, y NIETO
GARCÍA, Derecho administrativo sancionador, p. 430.
1183
Solución por la que opta la STS 177/1999. Así lo plantea también MUÑOZ
LORENTE, La nueva configuración, p. 45, aunque finalmente parece decantarse por
el criterio de la alternatividad (p. 82).
436
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1184
En estos supuestos, “para lo que sirve la condena criminal es, en el fondo,
para garantizar la inmunidad del infractor”, de modo tal que el principio del non bis
in idem se convierte en una burla, NIETO GARCÍA, Derecho administrativo sancionador,
p. 430. En contra, NAVARRO CARDOSO, Infracción administrativa y delito, p. 38.
437
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
A) EVALUACIÓN
1185
Vid. infra Tercera Parte §§375 y ss.
1186
Cfr. BRICOLA, en Trattato di Diritto penale dell’impresa, p. 142. También MO-
RALES PRATS, en Omnis definitio, p. 323, en relación con los arts. 499 bis ACP (delitos
contra los derechos de los trabajadores) y 534 ACP (infracción de los derechos de
propiedad industrial).
438
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1187
Cfr. GARCÍA ALBERO, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 998, y
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, PG, p. 122.
1188
En este sentido, CONDE-PUMPIDO FERREIRO, Código Penal, II, p. 3384; FEIJÓO
SÁNCHEZ, en RODRÍGUEZ MOURULLO (drg.), Comentarios, p. 989; MUÑOZ CONDE,
Derecho penal. PE, p. 608, y QUERALT JIMÉNEZ, Derecho penal español. PE, p. 769.
1189
GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, p. 74.
439
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
Por ejemplo, disposiciones como el art. 277 CP: “...el que intencionada-
mente haya divulgado la invención objeto de una solicitud de patente
secreta, en contravención con lo dispuesto en la legislación de patentes,
siempre que ello sea en perjuicio de la defensa nacional”; el art. 316 CP: “Los que
con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando
legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los traba-
jadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene
adecuadas, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad
física...”, o el tantas veces mencionado delito contra el medio ambiente del
art. 325.1 CP: “... el que, contraviniendo las Leyes u otras disposiciones de
carácter general protectoras del medio ambiente, provoque o realice directa
o indirectamente emisiones, vertidos ... que puedan perjudicar gravemente el
equilibrio de los sistemas naturales...” (los destacados son míos).
440
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
B) MÍNIMO
1190
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 213. En esta línea restrictiva, entre
muchos, MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 527; HASSEMER, “La ciencia jurídico-
penal en la República Federal Alemana” (trad. Hormazábal Malarée), en ADPCP
1993, p. 70; SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 276, n. 405.
441
Capítulo Sexto
IGUALDAD
1191
Arts. 1.1, 9.2, 14, 139.1 y 149.1.1.ª CE.
1192
No aborda el tema de la igualdad en un sentido filosófico, sino que bastará
con delimitar su contenido a efectos de emplearlo como criterio de valoración de
la técnica legislativa, de conformidad con la doctrina del TC, que ha sido objeto
de múltiples estudios. Vid., por todos, MARTÍNEZ TAPIA, Igualdad y razonabilidad en
la justicia constitucional española, Almería, 2000, passim. Sobre la posición, similar,
del Tribunal Constitucional alemán, vid. ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales
(trad. Garzón Valdés), Madrid, 1993, pp. 388-398.
443
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1193
Cfr. KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, p. 295.
1194
Cfr. BOBBIO, Igualdad y libertad (trad. Aragón Rincón), Barcelona, 1993,
pp. 52-53.
1195
A esto se refiere la jurisprudencia cuando alude a una igualdad substancial.
Para que pueda apreciarse una discriminación y, concretamente, la vulneración
del principio constitucional de igualdad, es imprescindible que exista lo que se ha
dado en llamar “validez del término de comparación”, esto es, que las situaciones
contempladas sean substancialmente iguales. Así, por ejemplo, las SSTC 49/1982, FD
2º; 96/1997, FD 1º; 133/2002, FD 6º y 8/2004, FD 3º. En general, sobre el alcance
de esa identidad, ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales, p. 387; KAUFMANN, Arthur,
Filosofía del Derecho, pp. 296-297; PÉREZ LUÑO, “Sobre la igualdad en la Constitución
española”, en AFD IV, 1987, p. 134, y PRIETO SANCHÍS, “Los derechos sociales y el
principio de igualdad”, en RCEC, 1995, pp. 23-24.
444
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1196
FERRAJOLI, Derechos y garantías, cap. “Igualdad y diferencia”, Madrid, 1999,
pp. 74 y ss.; EL MISMO, Derecho y razón, p. 906. MARTÍNEZ TAPIA, Igualdad y razonabilidad,
pp. 18-19, agrega que “el concepto de igualdad –valor clave de la modernidad– nos
remite, así, al de diferencia –valor de la posmodernidad–, conceptos que no sólo no
son antinómicos, sino que, desde la perspectiva jurídico-política actual, se implican
recíprocamente y están abocados a complementarse”.
1197
MARTÍNEZ TAPIA, Igualdad y razonabilidad, pp. 20-23; PRIETO SANCHÍS, RCEC,
1995, p. 25.
1198
KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, p. 295; sobre la equiparación de
desiguales según una medida de criterio que se manifiesta como esencial; EL MISMO,
Analogie und “Natur der Sache”, 2ª ed., Heildelberg, 1982, pp. 18 y ss., especialmente
26 y ss.
445
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1199
Vid. SSTC 37/1987, FD 10º y 43/1996, FD 2º.
1200
Así, ATIENZA, Contribución, p. 39, ubica la igualdad –conjuntamente con la
libertad y la justicia– en el nivel de la racionalidad ética de la norma.
1201
Cfr. ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales, p. 388. Plantea, entonces,
dos cuestiones en torno a la valoración correcta: a) si y en qué medida es posible
fundamentar racionalmente los juicios de valor necesarios dentro del marco de la
máxima de igualdad, y b) quién ha de tener la competencia para formular, en última
instancia y con carácter vinculante, esos juicios de valor: el legislador o el TC.
1202
Vid., por todos, MARTÍNEZ TAPIA, Igualdad y razonabilidad, pp. 92 y ss.
1203
SSTC 8/1981, FD 6º, y 96/1997, FD 4º.
446
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
B) F UNDAMENTO EN LA JUSTICIA
1204
BOBBIO, Igualdad y libertad, p. 58.
1205
Por eso, algunos pretenden ubicar constitucionalmente la exigencia de
proporcionalidad en las normas relativas a la igualdad, en cuanto constituye una
respuesta directa a aquel principio, cfr. AGUADO CORREA, El principio de proporcio-
nalidad en Derecho penal, Madrid, 1999, p. 120
1206
Por todos, MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites de la legitimación demo-
crática del Derecho, Murcia, 1979, p. 51.
1207
GARCÍA AMADO, “Problemas metodológicos del principio constitucional
de igualdad”, en AFD IV, 1987, p. 116.
447
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1208
En consecuencia, concluye GARCÍA AMADO, AFD IV, 1987, p. 116, “el principio
de igualdad debe su presencia en los ordenamientos a una necesidad estructural
de sentar distinciones, pero dentro de unos ciertos márgenes”.
1209
MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 516.
1210
Cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 114. En particular, HASSE-
MER, Persona, mundo y responsabilidad, 49, advierte sobre la idea de prevención y la
orientación a las consecuencias, que convertidas en el paradigma dominante, hacen
difícil asegurar los principios de igualdad y tratamiento igualitario, como sucede,
por ejemplo, en materia de drogas, terrorismo y criminalidad organizada.
1211
STC 49/1982, FD 2º.
448
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1212
En este sentido, las SSTC 37/1981, FD 2º, y 63/1984, FD 4º.
1213
OLLERO TASSARA, Igualdad en la aplicación de la ley y precedente judicial, Ma-
drid, 1989, p. 33.
1214
Sobre esto, vid. SILVA SÁNCHEZ, PJ 52, 1998, pp. 489 y ss.
1215
Por todas, STC 49/1982, FD 2º.
1216
Cfr. GARCÍA AMADO, AFD IV, 1987, p. 122.
1217
“...no existen instancias materiales aseguradoras de la racionalidad última
de las valoraciones subyacentes al juicio aplicativo del principio de igualdad, y que
allí donde las efectivas y constatables determinaciones lógicas, jurídicas y sociales
no alcanzan, queda un margen no perfectamente controlable en cuanto al fondo”,
GARCÍA AMADO, AFD IV, 1987, p. 131. De ahí que subsista un debate sobre el grado
de control permisible del legislativo por los tribunales –por el TC– para que el
449
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1218
“El principio de igualdad protege frente a divergencias arbitrarias de trato
en resoluciones judiciales, evitando el capricho, el favoritismo o la arbitrariedad
del órgano judicial, e impidiendo que no se trate a los justificables por igual y se
discrimine entre ellos” STC 200/1999. En el mismo sentido las SSTC 8/1981, FD
6º; 49/1982, FD 2º, y 71/1993, FD 2º.
1219
Cfr. OLLERO TASSARA, Igualdad en la aplicación de la ley, p. 38.
1220
En este sentido la STC 71/1993, FD 2º: “...el cambio es legítimo cuando
es razonado, razonable y con vocación de futuro, siendo ilegítimo si constituye tan
sólo una ruptura ocasional en una línea que se viene manteniendo con normal
uniformidad antes de la decisión divergente o se continúa con posterioridad”.
Similar, STC 8/204, FD 3º.
1221
Vid. LARENZ, Metodología, p. 430.
450
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1222
Por todas, STC 266/1994, FD 3º.
1223
STC 75/1983, FD 2º. Este es un requisito indispensable, pero dado su ca-
rácter formal, no agota el alcance del principio de igualdad, pues nada dice sobre
el contenido de la norma.
451
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1224
SCHÜNEMANN, en Fundamentos de un sistema europeo del Derecho penal, p. 211,
así rebate la tesis de que todo caso concreto o cada problema dogmático singular
deba ser resuelto en sí mismo, es decir, mediante la discusión y valoración de los
concretos topoi de solución.
1225
En el mismo sentido, ATIENZA, Contribución, p. 62.
1226
Cfr. ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales, pp. 395-398, y PRIETO SAN-
CHÍS, RCEC, 1995, pp. 26-31.
1227
El Tribunal Constitucional asume este criterio al disponer que “compete a
los órganos del Estado demandados en el procedimiento constitucional la carga de
ofrecer la justificación que el diferente trato legal posee” STC 68/1982, FD 4º. Del
mismo modo, cuando los jueces cambian la orientación de sus decisiones deben
mostrar que existe un fundamento objetivo para ello.
452
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
A) EVALUACIÓN
1228
MARTÍNEZ TAPIA, Igualdad y razonabilidad, p. 23.
453
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
sido necesario elaborar una norma específica (art. 255 CP), pese a que la
situación de hecho era desvalorada en la misma forma y medida que los
supuestos tradicionales de hurto.
454
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1231
En el mismo sentido, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG,
p. 130.
1232
Por ello, esta mención ha querido ser interpretada en relación únicamente
con los derechos que ostenten la condición de irrenunciables por mínimos, dejando
fuera los que estén por encima de dichos mínimos, NAVARRO CARDOSO, Los delitos,
pp. 60-61. Vid. supra Segunda Parte § 293, n. 575.
1233
Sean alusiones a la infracción de una norma extrapenal (ley penal en blan-
co) u otras formas de integración o interpretación relacionadas con disposiciones
extrapenales (elementos normativos). Por ejemplo, el art. 196 (omisión del deber de
socorro) se refiere al profesional que no actúe “estando obligado a ello”, deber
específico que puede emanar de una norma o contrato.
1234
Afirma SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1993-1, p. 968, que “las materias que más
favorecen una tipificación en blanco de los delitos son, a su vez, frecuentemente,
materias sobre las que han asumido competencia legislativa diversas Comunidades
Autónomas”.
1235
Principio que el autor deduce de los de igualdad y uniformidad de las
condiciones de vida. MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, pp. 519-520.
1236
En particular, vid. STC 120/1998, FD 4º, en relación con el delito de con-
trabando de especies protegidas, concluye expresamente que el órgano judicial
puede seleccionar como complemento válido de la ley penal las normas de las
Comunidades Autónomas dictadas en el marco de sus respectivas competencias.
También, STS 18 noviembre 1991 (RJ 9448/1991), FD 25º.
455
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1237
SILVA SÁNCHEZ, La Ley 1993-1, p. 492.
1238
En contra, MENDOZA BUERGO, AP 2002, p. 312, considera que la sola po-
sibilidad de una distinta configuración de una conducta penalmente relevante
conforme al mismo tipo penal lleva a concluir que no resultan claros los límites
de la intervención punitiva, ni incontestable la gravedad del comportamiento
sometido a pena.
1239
Por todos, vid. DE LA CUESTA ARZAMENDI, RP Nº 4, 1999, p. 36.
456
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1240
En este sentido, BOIX REIG/JAREÑO LEAL, en VIVES ANTÓN (coord.), Co-
mentarios, p. 1597.
1241
No así las disposiciones de la Administración local, que carece de compe-
tencias para dictar normas protectoras del medio ambiente (art. 149. 1, 23º).
1242
Es decir, el adjetivo general pretendería únicamente ratificar el modelo
de accesoriedad de norma frente al de accesoriedad de acto. Cfr. CONDE-PUMPI-
DO TOURÓN, “Complementariedad de la tutela penal y la administrativa sobre el
medio ambiente” en Las fronteras del Código penal de 1995 y el Derecho Administrativo
sancionador, Madrid, 1997, p. 452; DE LA CUESTA ARZAMENDI, RP Nº 4, 1999, p. 36,
y SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, pp. 59-60.
1243
Cfr. CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en Las fronteras, p. 461; DE LA CUESTA AR-
ZAMENDI, RP Nº 4, 1999, p. 36, y RODRÍGUEZ RAMOS, “Delitos contra el medio
ambiente”, en CLP V, vol. 2, 1985, p. 834.
1244
De ahí que su utilidad sea mayor en el ámbito de la legislación especial,
en que el contenido técnico de las materias reguladas impide contar con la con-
tribución clarificante del sentido común, y la falta de conocimientos en el aplicador
del Derecho puede derivar en profundas diferenciaciones.
457
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
1245
Lo insinúa SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 444.
1246
El TC ha destacado el papel que, en este sentido, cumple la definición
legal, precisamente en relación con la igualdad o desigualdad entre Cuerpos de
funcionarios, cfr. STC 77/1990, FD 3º.
458
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
459
Capítulo Séptimo
PROPORCIONALIDAD
1247
En este sentido, AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad, p. 147 y
passim; BERDUGO GÓMEZ DE LA TORRE y otros, Lecciones de Derecho penal. PG, pp. 55
y ss.; CARBONELL MATEU, Derecho penal, pp. 199 y ss.; COBO DEL ROSAL/VIVES AN-
TÓN, Derecho penal. PG, pp. 81 y ss.; CUERDA ARNAU, “Aproximación al principio de
proporcionalidad en Derecho penal”, en Estudios jurídicos en memoria del profesor Dr.
D. José Ramón Casabó Ruiz, I, Valencia, 1997, pp. 452, 469 y ss.; LASCURAÍN SÁNCHEZ,
CDP Nº 5, 1998, passim.
1248
El desarrollo de la proporcionalidad como principio general del ordena-
miento jurídico se debe en gran medida a la jurisprudencia del Tribunal Consti-
tucional alemán; vid., en detalle, AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad,
pp. 63-72.
461
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1249
En este sentido, LASCURAÍN SÁNCHEZ, CDP Nº 5, 1998, p. 161. Como afirman
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 82, n. 6, el principio constituye
una “regla de maximalización de la libertad”.
1250
Entre otras, BVerfGE 30, 292 (316) y 39, 210 (230), cit. por AGUADO CO-
RREA, El principio de proporcionalidad, p. 68.
1251
BVerfGE 30, 292 (316); 25, 1 (17) y 33, 171 (187), cit. por AGUADO CORREA,
El principio de proporcionalidad, p. 68.
1252
Cfr. AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad, p. 147.
1253
Aspectos que ya han sido estudiados, supra, en los Capítulos IV y V de esta
Tercera Parte.
1254
Si el principio de proporcionalidad es considerado en un sentido amplio,
funcional, se le hace prácticamente coincidente con el principio de eficiencia
–considerado, a su vez, en sentido amplio– (vid. supra Tercera Parte §139). He
preferido reservar la orientación garantística para el juicio de proporcionalidad y
la funcional para el de eficiencia, sin perjuicio de la interdependencia que natu-
ralmente existe entre ambos aspectos.
462
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1255
El principio habría nacido para limitar las medidas de seguridad, como
contrapartida de la función que cumple el principio de culpabilidad en las penas,
aunque también deba tenerse presente en estas últimas. Cfr. JESCHECK, Tratado de
Derecho penal. PG, I, p. 115, y MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/73. Lo consideran
un concepto propio de las penas LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 86, y
MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 92.
1256
DÍEZ RIPOLLÉS, AP 2001, p. 8. Contenido del principio que es así reconoci-
do en la doctrina española, v.gr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG,
p. 80; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 85; MIR PUIG, Derecho penal. PG, L
4/75, y MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 92.
1257
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 260, y GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho
penal, p. 398.
463
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1258
Sobre la vigencia constitucional, por todos, CUERDA ARNAU, en Estudios
jurídicos, pp. 454-458.
1259
Cfr. SSTC 55/1996 y 161/1997. Lo destaca LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la
retroactividad, p. 58.
1260
En este sentido, MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/74, y GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, Derecho penal, p. 398.
1261
Así, AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad, p. 294; QUINTERO
OLIVARES, Curso de Derecho penal. PG, p. 538, y SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 236
y 280.
464
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
C) JUICIO VALORATIVO
1262
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 402.
1263
Como propone LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 86.
1264
Vid. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 235 y ss., opinión que comparte AGUADO
CORREA, El principio de proporcionalidad, p. 299. CUERDA ARNAU, en Estudios jurídicos,
p. 485, añade que de esta forma se restringiría el análisis a la proporcionalidad que
deben guardar entre sí las penas con las que se conminan los diferentes delitos,
punto de vista insuficiente, porque dos penas absolutamente desproporcionadas
pueden guardar entre sí una armoniosa proporción. Por lo demás, concluye, la
pretensión de subsumir la proporcionalidad en una teoría de la prevención general
correctamente entendida –como matizan muchos de los defensores de esta idea– no
constituye más que “el intento de introducir criterios limitadores que son ajenos
a la idea de prevención; es sencillamente reconocer lo que se está negando: que
si se quiere concebir la proporcionalidad como límite, no se la puede derivar de
la prevención, porque, de hacerlo así, deja de ser un límite impuesto al Estado”
(p. 488).
1265
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 280.
465
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1266
Cfr. FERRAJOLI, Derecho y razón, p. 398.
1267
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 400.
1268
Ya lo advertía BENTHAM, Teoría de las penas, tomo I, libro I, cap. V, p. 26,
cit. por FERRAJOLI, Derecho y razón, p. 398, n. 153.
1269
AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad, pp. 286-291.
1270
En este sentido cobra especial relevancia el reconocimiento constitucional
expreso sobre la importancia de un bien jurídico, cfr. MARINUCCI/DOLCINI, Corso
di Diritto penale, pp. 371 y ss.
1271
Así, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 89; BUSTOS RA-
MÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 96; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal,
p. 401, y SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 260. También las SSTC 55/1996, FD 6°
y 161/1997, FD 9°.
466
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1272
Así, LASCURAÍN SÁNCHEZ, CDP Nº 5, 1998, p. 160.
1273
SSTC 55/1996, FD 6º; 161/1997, FD 9º. En el mismo sentido, HASSEMER/
MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 75-77.
1274
STC 62/1982, 15 octubre, FD 3º d). El límite que se impone a los derechos
fundamentales debe ser legítimo, y esa legitimidad resulta de que se halle legalmente
establecido, que deje intacto el contenido esencial del derecho fundamental que
limita, y que respete las exigencias del principio de proporcionalidad.
467
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1275
SSTC 55/1996, FD 9°; 161/1997, FD 12º (destacado en el original).
1276
Cfr. PAGLIARO, en Valore e principi, p. 63.
1277
CUERDA ARNAU, en Estudios Jurídicos, p. 484.
1278
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 89.
1279
Argumenta que emplea la STC 136/1999, FD 29b), para declarar la incons-
titucionalidad por desproporcionalidad del art. 174 bis a) ACP.
468
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1280
LASCURAÍN SÁNCHEZ, CDP Nº 5, 1998, p. 178, concluye que “lo más trascen-
dente para el juicio global de proporcionalidad con eficacia normativa práctica es,
quizás, la legitimidad del autor del juicio y las garantías que rodean su adopción,
aspectos ambos que integran el contenido del principio de legalidad”.
1281
Así lo estima la STC 24/2004, de 24 febrero, FD 5º, y añade que, por lo
mismo, la sanción penal resulta desproporcionada cuando el recurso a la sanción
administrativa fuera suficiente para la consecución igualmente eficaz de las finali-
dades deseadas por el legislador. También STC 55/1996, de 28 marzo, FD 8º.
1282
En este sentido, MANTOVANI, RIDPP 1997, pp. 315-316.
469
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1283
ESER/BURKHARDT, Derecho penal, p. 58.
1284
Así, la STC 136/1999, de 20 julio (FD 30º), ante la necesidad de un tipo
poco específico de colaboración o apoyo a grupos terroristas para no dejar fuera,
dentro de lo posible, ninguna forma de respaldo individual o social al fenómeno
terrorista, advierte que “este coste inevitable en lo que a la determinación de la
conducta típica se refiere, sin embargo, sólo resulta constitucionalmente admi-
sible en la medida en que la mencionada apertura del tipo se vea acompañada
de la consiguiente ampliación, por así decir, del marco punitivo, que haga a su
vez posible la puesta a disposición del Juez de los resortes legales necesarios a
la hora de determinar y adecuar la pena correspondiente en concreto a cada
forma de manifestación de estas conductas de colaboración con los grupos
terroristas”.
1285
Criterio que, en opinión de COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal.
PG, p. 89, podría incluso prevalecer sobre el de la gravedad del injusto si, en el
caso concreto, las respectivas exigencias de uno u otro fuesen antagónicas.
1286
Cfr. ESER/BURKHARDT, Derecho penal, p. 58.
470
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
471
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
A) EVALUACIÓN
1287
Sin entrar a analizar aquí el complejo tema del arbitrio judicial, cabe
recordar, en todo caso, que éste debe ser entendido como una discrecionalidad jurí-
dicamente vinculada, que supone, cuanto menos, la interdicción de la arbitrariedad
(art. 9º 3 CE).
1288
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 88, utilizando
una expresión de GOMES CANOTILHO.
1289
Vid. supra Tercera Parte §169 y ss.
472
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1290
Por ejemplo, MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, pp. 521-522, denuncia que
las remisiones o habilitaciones genéricas al Poder Ejecutivo vulneran el principio de
proporcionalidad, porque sancionan del mismo modo toda conducta que resulte
contraria a lo dispuesto en las normas reglamentarias que regulen una determinada
materia, con independencia de la entidad del deber establecido o de su incidencia
en la protección de derechos y libertades fundamentales.
1291
En el fondo, el bien jurídico protegido es asimilado y confundido con la
finalidad de la norma. En cuanto toda norma penal posee una finalidad, ello recon-
duce a proveer de bien jurídico a todos los delitos, privando a este concepto de su
función crítico-garantística. Sobre esto, MANTOVANI, RIDPP 1997, pp. 325-327.
1292
Vid. HEINE, ADPCP 1993, p. 293.
1293
Vid., por ejemplo, DE LA CUESTA ARZAMENDI, AP 1998, pp. 310 y 314; MUÑOZ
CONDE, Derecho penal. PE, p. 534, y BOIX REIG, en AA.VV., Derecho penal. PE, p. 626.
473
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1294
SILVA SÁNCHEZ, AP 1998, p. 437, n. 3.
1295
Por todos, MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 6/33, 19/51.
1296
Así, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 139, y PAREDES
CASTAÑÓN, El riesgo permitido, p. 519.
1297
Vid. MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 141. En este
sentido, por ejemplo, la Corte Costituzionale italiana, 15-16 maggio 1989, n. 247,
c.d. 4, considera que gran parte de los conceptos llamados elásticos que expresan
una realidad cuantitativa o temporal a través de términos imprecisos, frecuente-
mente constituyen un intento del legislador por precisar y delimitar la esfera de
operatividad de un tipo demasiado amplio o genérico. El problema se mantiene,
sin embargo, cuando es ese elemento valorativo-cuantitativo el que concentra todo
el desvalor de la figura típica. Vid. PALAZZO, RIDPP 1989, p. 1208.
474
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1298
Así se propone en el Schema di delega legislativa per un nuovo Codice Penale,
art. 4.1, y en el art. 129 del Progetto di revisione della Parte seconda della Costituzione.
1299
Además implica una especie de licencia para la microofensa, MANTOVANI,
RIDPP 1997, p. 322.
475
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1300
Vid., por ejemplo, en los delitos contra el medio ambiente, las STSS 11
marzo 1992, pon. Sr. Díaz Palos (RJ 4319/1992), y 1 febrero 1997, pon. Sr. Montero
Fernández-Cid (RJ 687/1997). En contra, la sentencia de 27 mayo 1994, AP de Za-
ragoza: “la infracción de la norma administrativa no es más que uno de los elementos del tipo
por lo que carece de relevancia la calificación que de los hechos haga la ley administrativa”.
1301
Si no se automatiza la respuesta penal, los tipos respectivos pueden quedar
sin aplicación. Lo constata en la práctica medioambiental de diferentes países,
HEINE, ADPCP 1993, p. 298.
1302
Así concluye la STC 154/1990, FD 3º.
1303
QUERALT JIMÉNEZ, El principio “non bis in idem”, Madrid, 1992, p. 11.
476
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1304
DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, p. 392. En el mismo sentido,
MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, p. 51.
1305
Proponen esta fundamentación, por sobre la que se basa en razones hu-
manitarias o de justicia, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 196;
LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, p. 31, y SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993,
p. 428.
477
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1306
Vid., por todos, VIDALES RODRÍGUEZ, La eficacia retroactiva, p. 130, y la STS
8 junio 1999, pon. Sr. Bacigalupo Zapater (RJ 5417/1999).
1307
Tradicionalmente se ha entendido que ello no sería posible. Sin embargo,
la STS 13 febrero 1999 (RJ 503/1999), dio un giro, considerando que el cambio
jurisprudencial podía estimarse como un hecho nuevo, a efectos del recurso de revi-
sión. Con todo, esta opinión fue rápidamente rebatida por un acuerdo del Pleno
no Jurisdiccional de la Sala II, de 30 de abril de 1999.
1308
El tema ha sido planteado en relación con las leyes penales en blanco;
incluso, tradicionalmente, se suele vincular la posibilidad de retroactividad de
las reformas extrapenales, a que la norma penal esté configurada, precisamente,
como ley penal en blanco. Vid., por ejemplo, las STSS 5607/1995, de 17 julio (FD
15º); 241/1999, de 20 enero (FD 1º). Sin embargo, como se verá a continuación,
las diferencias que puedan existir entre una y otra técnica no tienen relevancia en
esta materia, cuya solución depende más de consideraciones de fondo que de la
forma concreta de configuración del tipo.
1309
Sobre esta evolución vid. SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, pp. 433-440.
1310
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, p. 440. Vid. supra Segunda Parte
§264.
478
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
296. Ahora bien, este último criterio debe admitir algunas excep-
ciones, que pueden considerarse manifestación de un criterio general.
Admitir la aplicación retroactiva de las modificaciones favorables de
la normativa extrapenal complementaria en todo evento no parece
la solución adecuada, no sólo porque restaría eficacia al Derecho
penal1312, sino porque, además, resultaría contraria al fundamento
mismo de la idea de retroactividad, como expresión del principio
de proporcionalidad o prohibición de exceso.
Por ejemplo, no tendría sentido dejar de sancionar a un sujeto que conducía
a exceso de velocidad por una carretera en mal estado, sólo porque con
posterioridad se hubiera aumentado el límite máximo de velocidad, una
vez reparado el camino. Igualmente absurdo resultaría el hecho de que un
falsificador de moneda fuese puesto en libertad en razón de que el billete
que había falsificado fuese, más tarde, dejado fuera del curso legal1313.
Todavía se ha contraargumentado diciendo que negar la posibi-
lidad de retroactividad en algunos supuestos significaría impedir a
las leyes penales en blanco cumplir su principal función. Porque el
empleo de ésta y otras técnicas legislativas de remisión se justifica por
la necesidad de flexibilidad y adaptabilidad de la normativa penal
para determinadas materias. Si se excluye la retroactividad de los
cambios favorables en ciertos casos, se endurecería o inmovilizaría
la norma penal en blanco, privándola de su máxima virtud1314, y se
le estaría otorgando una vigencia en perjuicio del reo especialmente
amplia, incluso superior a la que tienen las leyes penales normales1315.
Sin embargo, la flexibilidad pretendida con las remisiones no ha de
1311
Así lo ha sostenido reiteradamente el Tribunal Supremo, vid. STS 1389/1964,
9 marzo; 5626/1966, 13 diciembre; 5291/1990, 13 junio, y 8180/1998, 3 febrero.
Se entiende que toda norma que completa una disposición penal pasa a gozar de
la naturaleza penal de esta última.
1312
Lo reconoce expresamente VIDALES RODRÍGUEZ, La eficacia retroactiva,
p. 111, pese a lo cual se adhiere a la posición mayoritaria, argumentando el respeto
al principio de legalidad y a los derechos fundamentales.
1313
Ejemplos propuestos por SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, pp. 452-454.
1314
En este sentido, VIDALES RODRÍGUEZ, La eficacia retroactiva, p. 111.
1315
Así, TIEDEMANN, RCP Nº 2, 1998, p. 521.
479
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1316
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, pp. 447-450, con especial
referencia a la terminología de JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/71-72 (p. 121), quien
señala que la modificación de la norma de complemento dará lugar a una aplicación
retroactiva del nuevo precepto cuando la norma en blanco tiene por objeto asegurar
de modo directo la obediencia a la norma de referencia. Mientras que si la ley penal en
blanco se limita a asegurar indirectamente un efecto de regulación (Regelungseffekt)
pretendido por la norma complementaria, un cambio de ésta en sentido favorable
al reo no implicará la aplicación retroactiva del nuevo precepto.
480
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1317
SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, p. 460 (destacado en el original). Conclusión a
la que adhieren ARROYO ZAPATERO, RP Nº 1, 1998, p. 10; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho
penal. PG, p. 192, y MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 128.
1318
Una señal indicativa sobre la forma de interpretar las remisiones en este
sentido, según LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, pp. 77-79, radica en el
carácter expreso o no de la remisión. Porque las remisiones expresas a normas
481
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
extrapenales aparecen, por lo general, como un sistema que sirve para conca-
tenar leyes temporales y que, por tanto, determinan que para la sanción de los
comportamientos típicos rija la ley del momento de la comisión. Cuando se trata
de complementos implícitos o subyacentes, por el contrario, las variaciones de los
mismos tendrán, normalmente, carácter retroactivo.
1319
STS 7385/1994, de 12 septiembre, FD 2º. En contra, GONZÁLEZ CUSSAC,
El delito de prevaricación de autoridades y funcionarios públicos, 2ª ed., Valencia, 1997,
p. 74.
482
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1320
STS 7385/1994, de 12 septiembre, FD 2º.
1321
SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, p. 461.
1322
La discusión sobre el concepto de ley temporal, para estos efectos, ha sido
especialmente extensa en el ámbito alemán, cfr. SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993,
pp. 442-445.
483
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1323
Así lo dispone el art. 57.3 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Adminis-
trativo Común.
1324
En este sentido, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, pp. 106-107.
1325
FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 84; contra la opinión de PAGLIA-
RO, Principi, p. 131. En España, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 198, se ha
manifestado de acuerdo con esta solución. Parcialmente en contra, CARBONELL
MATEU, Derecho penal, p. 145, considera que, dado que son parámetros difícilmente
mensurables, cuando ya ha sido dictada sentencia es mejor recurrir al indulto que
intentar una aplicación retroactiva de la norma.
484
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
B) MÍNIMO
301. En el estudio sobre la técnica legislativa, el principio de
proporcionalidad no puede operar sólo como un criterio mínimo de
legitimación, al modo en que lo entiende el Tribunal Constitucional
para efectuar el juicio de constitucionalidad de una norma1326. Aquí
corresponde entenderlo, más bien, como una meta –la proporcio-
nalidad efectiva– que señala una directriz a seguir por un hipotético
legislador. Por lo tanto, los mínimos exigibles en virtud de este prin-
cipio no se corresponden con los mínimos de constitucionalidad.
Porque no se trata de salvar el juicio de proporcionalidad, aunque
fuese a través de una interpretación restrictiva que evite un sacrificio
excesivo del derecho fundamental que la pena restringe, sino de
conseguir el mínimo para valorar positivamente una norma desde
el punto de vista de la técnica legislativa.
302. Lo primero es requerir que sea el propio legislador quien
efectúe el juicio de proporcionalidad abstracto. Es decir, que des-
criba una conducta de manera tal que sea posible adjudicarle, ya en
abstracto, un contenido de gravedad. Si no lo hace, traslada todo el
peso de la decisión al ordenamiento administrativo –a través de la
remisión a sus normas–, o al aplicador de la norma –por medio de
elementos valorativos.
303. En segundo lugar, es menester que esa gravedad guarde
un cierto equilibrio con la amenaza de pena con que se relacio-
na. Equilibrio que habrá de juzgarse, fundamentalmente –y como
mínimo– por un análisis comparativo con las demás figuras que
la legislación penal contiene, según la gravedad de las conductas
incriminadas y las penas con que son amenazadas1327.
1326
El TC realiza una supervisión externa del respeto de la intervención legis-
lativa a los límites a su vez externos que el principio de proporcionalidad impone:
“Lejos (...) de proceder a la evaluación de su conveniencia, de sus efectos, de su
calidad o perfectibilidad, o de su relación con otras alternativas posibles, hemos de
reparar únicamente, cuando así se nos demande, en su encuadramiento constitu-
cional. De ahí que una hipotética solución desestimatoria ante una norma penal
cuestionada no afirme nada más ni nada menos que su sujeción a la Constitución,
sin implicar, por lo tanto, en absoluto, ningún otro tipo de valoración positiva en
torno a la misma” (SSTC 55/1996, FD 6°; 161/1997, FD 9°).
1327
Análisis que podrá complementarse con un juicio comparativo respecto
de las legislaciones de los países del entorno, cada vez más pertinente en el marco
de la Unión Europea.
485
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
486
Capítulo Octavo
LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA
1328
Cuestión de legitimidad que se incluye en el nivel de la racionalidad ética
exigible en una norma, según el esquema propuesto por ATIENZA, Contribución,
p. 39.
1329
Por todos, ARROYO ZAPATERO, “Principio de legalidad y reserva de ley en
materia penal”, en REDC Nº 8, 1983, p. 12; ROXIN, Derecho penal. PG, §5/18-20,
pp. 144-145.
487
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1330
Cfr. ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, p. 13; COBO DEL ROSAL/VIVES
ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 73; MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 510; MIR PUIG,
Derecho penal. PG, L 4/9.
1331
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 51, y MANTOVANI, Diritto penale,
p. 80.
1332
El principio democrático no fundamenta ni resulta suficiente para explicar
la prohibición de retroactividad de la ley penal, cfr. MADRID CONESA, La legalidad
del delito, p. 21. En general, los autores –vid., a título ejemplar, ARROYO ZAPATERO,
REDC Nº 8, 1983, p. 15; JAKOBS, Derecho penal. PG, p. 80, §4/4– tampoco lo estiman
base suficiente de la prohibición de leyes indeterminadas. Sin embargo, por las
razones que se exponen más adelante, aquí será considerado en ese sentido.
1333
En la doctrina italiana se destaca el aspecto garantístico de la reserva de ley,
por sobre el de las exigencias de certeza, vid., por ejemplo, CARBONI, “Norme pe-
nali in bianco e riserva di legge: a proposito della legittimità costituzionale dell’art.
650 c.p.”, en RIDPP 1971, pp. 462-463; FIANDACA/ MUSCO, Diritto penale. PG, p. 51;
MANTOVANI, Diritto penale, p. 80. En la práctica, eso sucede también cuando se
privilegian las leyes del Parlamento por sobre los reglamentos del Ejecutivo, pese
a que estos últimos pueden ser más precisos, así, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN,
Derecho penal. PG, p. 112.
1334
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, pp. 73-74.
488
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1335
Sobre esta noción de Estado, vid. MIR PUIG, Función de la pena, pp. 13-16.
1336
Cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 51.
1337
Cfr., en general, MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 52, y ALCÁCER
GUIRAO, Los fines del derecho penal, pp. 141-152.
489
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1338
HABERMAS, Facticidad y validez (trad. Jiménez Redondo), Madrid, 1998,
p. 172. El principio democrático es la forma que adopta el principio del discurso por
vía de la institucionalización jurídica. HABERMAS lo propone para aclarar la conexión
interna que debe existir entre la autonomía privada del hombre –sus derechos– y
la autonomía política –soberanía popular– (pp. 184-189).
1339
Cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 91.
1340
Crítico respecto del sentido formal que adquiere el principio de legalidad
en el positivismo jurídico-penal, NAUCKE, en La insostenible situación, pp. 545-549.
1341
El proceso democrático de creación del Derecho permite estar más cerca de
la situación ideal de comunicación que propone el propio HABERMAS para alcanzar un
consenso fundamentado. Pero ello no autoriza a reivindicar la verdad o corrección de
490
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
las normas, sino sólo que se han respetado las reglas formales de una argumentación
racional –cfr. KAUFMANN, Arthur, en El pensamiento jurídico contemporáneo, pp. 135-139–,
a través de un proceso que puede ser menos falible que otros métodos de decisión
colectiva. Se trata del viejo argumento aristotélico de la bondad del buen juicio
colectivo, según el cual “los muchos pueden tener, cuando menos en determinadas
ocasiones, mejor juicio, o al menos no peor juicio, que los pocos buenos”, gracias a
la posibilidad de diálogo, perfeccionamiento gradual y progresivo de las perspectivas
y maduración de una communis opinio, cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites,
p. 58, y NINO, Derecho, moral y política, Barcelona, 1994, pp. 183-187.
1342
ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, p. 33. El mismo procedimiento legis-
lativo ofrece una garantía para el ciudadano frente a la arbitrariedad estatal, según
BRICOLA, La discrezionalità, p. 245.
1343
Cfr. ALCÁCER GUIRAO, Los fines del derecho penal, p. 223. Sobre la importancia
del consenso social, tanto para dotar de legitimidad a la opción penal como para
reforzar las posibilidades de observancia de la incriminación, vid. PALIERO, “Con-
senso sociale e diritto penale”, en RIDPP 1992, pp. 869-871, 904-910.
1344
Lo propone como planteamiento acertado del comunitarismo, KINDHÄU-
SER, Derecho penal de la culpabilidad y conducta peligrosa (trad. López Díaz), Bogotá,
1996, p. 33.
1345
Cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, pp. 60-62.
491
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1346
Este contenido garantístico del principio de legalidad determina que su
alcance sea diferente en el ámbito de las causas de justificación; por todos, BACI-
GALUPO, AP 1994, pp. 453-455.
1347
El principio de reserva de ley protege frente al arbitrio del Poder Ejecutivo;
el principio de determinación y taxatividad, frente al Poder Judicial; y el principio
de irretroactividad protege del arbitrio del propio Poder Legislativo; por todos,
PADOVANI, Diritto penale, pp. 20-21. Por ello, este último queda excluido de la fun-
damentación democrática del principio de legalidad.
1348
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 253.
1349
La exclusión del derecho consuetudinario no se explica por razones de
legitimidad democrática, pues la costumbre es una auténtica expresión del consenso
generalizado y permanente, más allá de situaciones o circunstancias históricas con-
cretas y contingentes. Mas bien, se le prohíbe como fuente de delitos y penas por
razones de seguridad jurídica, seguridad que sí ofrece la ley, en cuanto posee una
forma (escrita) que la fortalece, y cuenta con un proceso de gestación que facilita al
ciudadano su conocimiento, cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 339.
1350
MIR PUIG, Derecho penal. PG, L 4/15.
492
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1351
Así lo admite el TC a partir del art. 25.1 CE, y la interpretación que
efectúa del término legislación vigente, vid., a título ejemplar, SSTC 101/1988, FD
3º; 61/1990, FD 7º; 6/1994, FD 2º, y 153/1996, FD 3º. En cuanto a la doctrina,
vid., por todos, GERPE LANDÍN, “Principio de legalidad y remisiones normativas en
materia penal”, en RJCat Nº 3, 1991, p. 687. La distinción entre reserva absoluta
y relativa, propia de la doctrina italiana, no ha sido acogida entre los españoles,
salvo algunas menciones, como ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, pp. 30 y ss.
En la actualidad se entiende que toda reserva de ley, para ser realmente tal, ha
de ser necesariamente absoluta; vid. VILLACORTA MANCEBO, Reserva de ley y Cons-
titución, Madrid, 1994, passim.
1352
El tema ha sido latamente discutido entre los autores españoles y no es
el caso reproducirlo ahora. Vid., a título ejemplar, ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8,
1983, pp. 30 y ss.; COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, “Sobre la reserva de Ley orgá-
nica y Ley ordinaria en materia penal y administrativa”, en CLP III, 1984, pp. 4-30
(similar COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, “Artículo 1”, en COBO DEL ROSAL (drg.),
Comentarios al Código Penal, pp. 41-66); DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 33-40;
LAMARCA PÉREZ, REDC Nº 20, 1987, pp. 118-135, y MADRID CONESA, La legalidad
del delito, pp. 47-56.
1353
Así lo deduce del art. 81.1 CE; por todas, STC 119/1992, FD 1º. En los
casos en que las penas o medidas de seguridad no limiten derechos fundamentales,
considera que rige una reserva absoluta de ley ordinaria, impuesta por el art. 53.1
CE; vid. STC 159/1986, FD 2º b).
1354
Vid., entre muchas, las SSTC 127/1990, 111/1993, 102/1994, 24/1996,
120/1998 y 311/2000. Como se dice en la STC 118/1992, la norma complementaria
de una ley penal en blanco “no se verá afectada por la garantía de reserva de Ley
Orgánica según el artículo 81.1 CE”.
493
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1355
SSTC 42/1987, 219/1991, 8/2/2000.
1356
ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, p. 34, por ejemplo, apoyándose en
las tesis de BRICOLA, considera que sobre la base del fundamento político de fondo
que inspira la reserva absoluta, esto es, la garantía política de libertad personal y
el respeto de las minorías, el reenvío compatible con tal reserva de ley habrá de
circunscribirse a “aquellos casos en que la norma penal indica ya por sí misma la
esfera y contenido de desvalor que la norma pretende imponer y al reglamento se
le relega tan sólo la enunciación técnica detallada, y la puesta al día, de los hechos
que presentan tal significado de desvalor, enunciación técnica que, además, debe
ser expresión de un criterio técnico localizable ya en la norma penal de fuente
legislativa”; en el mismo sentido, LAMARCA PÉREZ, REDC 1987, p. 113.
1357
En opinión de CÓRDOBA RODA, en Gedächtnisschrift für Armin Kaufmann,
p. 81, la reserva absoluta de ley debe comportar “el que no quepa acudir a preceptos
de rango inferior a la Ley para determinar o configurar los delitos o faltas”. Ninguna
interferencia del ejecutivo en el momento de la interpretación de la norma sería
admisible, ni siquiera para garantizar la certeza –CARBONI, RIDPP 1971, p. 463–,
porque ella se vería acompañada de una arbitraria merma de la libertad personal del
ciudadano por parte del Ejecutivo y esto es precisamente lo que el constituyente ha
querido evitar a través de la previsión de una reserva de ley a favor del legislador.
494
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1358
Siguiendo la distinción que realiza GARCÍA ARÁN, EPC XVI, 1993, pp. 71-
72, y en contra de lo que la misma autora propone, pues considera legítimas las
remisiones interpretativas.
1359
Posición defendida, con matices, por COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982,
pp. 199-204; COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, “Artículo 1”, en COBO DEL ROSAL (drg.)
Comentarios al Código Penal, pp. 33-34, y MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 523.
1360
Vid. supra Segunda Parte §§268 y ss.
1361
En Alemania, por ejemplo, la consideración sobre el aspecto formal del
principio de legalidad es pacífica: la reserva de ley exige una norma jurídica escrita,
bien se trate de una ley formal, de un reglamento o de un decreto; lo importante es
que excluye el derecho consuetudinario como posible fuente de Derecho penal. Los
problemas de la función de complementariedad que pueden cumplir las normas
extrapenales, por lo general de rango inferior a la ley, son tratados precisamente
como cuestiones de determinación. Cfr., con abundantes referencias del Tribunal
Constitucional Federal, JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/11, p. 88; JESCHECK, Tratado de
Derecho penal. PG, I, p. 180, y ROXIN, Derecho penal. PG, §5/45, p. 159.
1362
Tiene que tratarse de la protección de un bien jurídico democráticamente
legítimo.
1363
En este sentido, STC 55/1996, FD 6º.
495
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1364
MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 20. En el mismo sentido, COBO
DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, p. 199, y GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho
penal, p. 345. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 257, de conformidad con la doctrina
alemana, sostiene que la legitimación democrática que recae en el Poder Legisla-
tivo “sólo se halla garantizada cuando el legislador promulga leges certae y el juez se
atiene a ellas como leges strictae”.
1365
En el mismo sentido, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 9.
1366
Así se interpreta entre la doctrina alemana, cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproxima-
ción, p. 254.
Parte de la doctrina italiana distingue entre principio de determinación (de-
terminatezza) y de taxatividad (tassatività), cfr. MANTOVANI, Diritto penale, p. 97, y
PADOVANI, Diritto penale, p. 33. La Corte Costituzionale italiana –sentencia de 15-16
maggio 1989, n. 247 (RIDPP, 1989, pp. 1201-1202)– también recoge la distinción,
entendiendo el término determinación en un sentido amplio, como el modo de ser
(o de formulación) de la norma. La taxatividad, en tanto, constituiría una especie
dentro de este género. En suma, la determinación –cualidad de la norma–, es el
496
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1367
Pese a lo afirmado, entre el ordenamiento democrático y la prohibición de
analogía no existe una necesaria correlación, sino sólo una consolidada tendencia.
La prohibición de analogía se apoya también en motivos de seguridad jurídica y de
funcionalidad del sistema, y, en relación con estos aspectos, son muy importantes
las circunstancias de tiempo y lugar, las costumbres, la calidad de la magistratura,
las relaciones de los ciudadanos con la autoridad, etc. Sólo así se explica que la
posibilidad de extender analógicamente la ley penal sea admitida en Estados que
poseen un ordenamiento democrático-liberal, como sucede, por ejemplo, en Ingla-
terra o Dinamarca. Cfr. ANTOLISEI, Manuale di Diritto penale. PG, p. 68; MANTOVANI,
Diritto penale, p. 106.
1368
La prohibición de la analogía in malam partem no admite ninguna duda.
Mientras que la analogía in bonam partem ha sido objeto de cierto debate; pero si se
hace hincapié en el carácter garantizador del principio de legalidad, ella no parece
admitir mayor reparo, salvo por consideraciones victimológicas. Sobre la discusión,
vid. COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, pp. 201-203.
497
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1369
Así, PADOVANI, Diritto penale, p. 32.
1370
La aplicación analógica quedaría radicada sobre bases más firmes, cfr.
PADOVANI, Diritto penale, p. 32.
1371
En ese sentido, FLICK, Problemi attuali, p. 454, estima que la jurisprudencia
en el ámbito de la empresa corre el peligro de caer en el arbitrio y la interpretación
forzada, las cuales son directamente proporcionales a la insuficiencia de la elección
legislativa y la deficiente técnica de la formulación normativa.
1372
Ya HEDEMANN, Die Flucht in die Generalklauseln, Tübingen 1933, p. 66, advertía
contra la tentación del legislador de una “fuga en las cláusulas generales” median-
te las cuales renuncia a su poder de estructuración socio-política, atribuyendo al
juez una responsabilidad social extraña a su oficio que abre el camino a presiones
políticas e ideológicas sobre la jurisprudencia. Vid., también, FIANDACA/MUSCO,
Diritto penale. PG, p. 71.
1373
Al constatarse la vaguedad y ambigüedad del lenguaje. Vid. SCHÜNEMANN,
“Die Gesetzesinterpretation im Schnittfeld von Sprachphilosophie, Staatsverfassung
und juristischer Methodenlehre”, Festschrift für Klug, Köln, 1983, I, p. 170 (cit. por
ALCÁCER GUIRAO, AP 2001, p. 254, n. 119): “La perspectiva de la filosofía del len-
guaje y la inevitable e irremediable vaguedad y porosidad ontológica del lenguaje
común han propinado el golpe mortal definitivo al positivismo legal”. Positivismo
498
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
legal que no responde a la realidad del proceso de obtención del derecho, cfr.
SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p. 126.
1374
Se entiende que todo proceso interpretativo presenta un desarrollo analó-
gico-circular de carácter objetivo-subjetivo; por todos, KAUFMANN, Arthur, Persona
y Derecho, Nº 35, 1996, passim.
1375
Vid. SPASARI, “Appunti sulla discrezionalità del giudice penale”, en RIDPP
1976, p. 52, lleva el razonamiento a sus últimas consecuencias y propone que el
reclutamiento de los jueces sea hecho sobre la base de elecciones.
1376
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 126-127, con referencias a la doctri-
na alemana. Sobre la justificación de las valoraciones judiciales, vid., en general,
LARENZ, Metodología, pp. 285-286.
1377
Cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, pp. 67-69.
499
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1378
Así, COING, Grundzüge der Rechtsphilosophie, Berlín, 1950, p. 227; cit. por
MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 85.
1379
Cfr. MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 87. Por lo demás, en el
manejo y planteamiento de los problemas sociales incide mucho el que éstos pro-
vengan de grupos de intereses mejor organizados, en tanto que pueden quedar
relegados aquellos que afectan a grupos sociales alejados del centro de decisión
política, cfr. MARTÍN CASALS, en Curso de técnica legislativa, pp. 236 y 238.
1380
Lo destacan, ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, p. 33, y RODRÍGUEZ
RAMOS, CLP I, 1982, p. 304.
1381
Cfr. PALIERO, RIDPP 1992, p. 887.
1382
Así, PALIERO, RIDPP 1992, p. 903, crítico respecto de lo que él considera
el “paradigma hiperconsensualístico” presente en la teoría de JAKOBS –en la que
consenso social y normativa penal son dos circuitos que se retroalimentan, en una
relación de feed-back perpetua (ibid., pp. 854-856)–, teoría que impide a priori una
valoración en clave crítica del consenso como factor autónomo de selección de las
conductas con merecimiento de pena.
500
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1383
MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, p. 101.
1384
Cfr. OLLERO TASSARA, “Eficacia jurídica y participación social”, en Anales
de la Cátedra Francisco Suárez, Nos 7 y 8, 1967-1968, pp. 116-120.
1385
BARETTONI, Fattibilità, p. 23.
1386
Así, por ejemplo, KRAHL, Die Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts
und des Bundesgerichtshofs zum Bestimmheitsgrundsatz im Strafrecht (art. 103 Abs. 2 GG),
1986, p. 307, afirma que la falta de vigencia práctica del principio de legalidad se
debe al deseo de “reaccionar inmediatamente ante nuevas formas de aparición
del comportamiento punible sin tener que esperar al laborioso y lento proceso
legislativo democrático”, cit. por SÜSS, “El trato actual del mandato de determi-
nación” (trad. Felip i Saborit), en AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal,
Granada, 2000, p. 237.
501
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1387
GARCÍA DE ENTERRÍA, Justicia y seguridad jurídica, p. 42.
1388
Lo contrario sería caer en el error del positivismo jurídico de reducir la jus-
ticia del Derecho a su validez formal, cfr. KAUFMANN, Arthur, en El pensamiento jurídico
contemporáneo, pp. 138-139, y NAUCKE, en La insostenible situación, pp. 545-549.
1389
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Derecho penal, p. 378.
502
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
329. Por último, cabe advertir que a pesar de que las limitaciones
al principio de reserva absoluta de ley pueden parecer sumamente
razonables y, en muchos supuestos, absolutamente inevitables, se debe
tener un especial cuidado al aceptarlas. Con frecuencia ellas no son
más que el producto de técnicas legislativas inadecuadas y evitables
o, incluso, de tendencias deslegalizadoras encubiertas1391.
330. Para entender que una norma penal cuenta con la legiti-
mación democrática exigible dentro del sistema jurídico en que se
enmarca, no basta con que haya sido dictada por el poder legislativo
y que revista forma de ley. Este es el requisito básico, que no puede
faltar, pero involucra sólo el cumplimiento formal del principio de
legalidad, insuficiente para garantizar a los ciudadanos que estarán
sometidos únicamente a decisiones que responden a la voluntad
general y que se verán libres de arbitrariedades de los poderes Eje-
cutivo y Judicial.
1390
En este sentido, TRÖNDLE/FISCHER, Strafgesetzbuch und Nebengesetze, 49a ed.,
München, 1988, §1 Nº marg. 5.
1391
Cfr. ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983, pp. 32-33.
503
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1392
En este sentido, TIEDEMANN, Lecciones, p. 142.
1393
Por todos, MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, 9ª ed., Valencia, 1993,
p. 478.
1394
Vid. supra Segunda Parte §282.
1395
Vid., por ejemplo, DE LA CUESTA ARZAMENDI, AP 1998, pp. 310 y 314;
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 534; BOIX REIG, en AA.VV., Derecho penal. PE,
1996, p. 626.
504
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
505
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1399
HASSEMER, Crítica, p. 16.
1400
PALAZZO, en Omnis definitio, p. 386; PRIETO DE PEDRO, “Los vicios del len-
guaje penal. Propuestas de estilo”, en SAINZ MORENO/DA SILVA OCHOA (coords.),
La calidad de las leyes, p. 129, y SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 442.
1401
SAINZ MORENO, en Actualidad y perspectivas, p. 442.
1402
Sobre las características propias del lenguaje legal, vid. supra Segunda
Parte §§33 y ss.
506
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
A) EVALUACIÓN
1403
En este sentido, la STC 55/1987.
1404
Cfr. KAUFMANN, Arthur, en El pensamiento jurídico contemporáneo, p. 135.
1405
En contra, MARTÍN CASALS en La forma de las leyes, p. 84, “si (el legislador)
quiere que el destinatario tienda a obedecer, y no a discutir, la función del legislador
debe consistir en mandar, no en convencer”.
1406
La discusión puede extenderse en términos similares a los supuestos en
que la integración se realiza con reglamentos y decisiones de la Unión Europea,
porque el órgano del que proceden tampoco goza de la legitimidad democrática
que exige el principio de legalidad.
507
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1407
En este sentido, COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, CLP I, 1982, p. 200, entienden
que toda remisión a una disposición de rango normativo inferior a la ley es incons-
titucional (aunque posteriormente el propio COBO DEL ROSAL, con VIVES ANTÓN,
Derecho penal. PG, p. 152, ha matizado lo categórico de su postura); CÓRDOBA RODA,
en Gedächtnisschrift für Armin Kaufmann, pp. 81 y ss.; MESTRE DELGADO, ADPCP 1988,
pp. 510 y 523; MUÑOZ CONDE, Introducción, pp. 20-23, y MUÑOZ CONDE/GARCÍA
ARÁN, Derecho penal. PG, pp. 120-123.
1408
BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 144.
1409
Tesis a la que alude MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 511.
1410
En este sentido se pronuncia RODRÍGUEZ RAMOS, CLP I, 1982, p. 300.
1411
Por todos, LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 150, y STC
127/1990.
508
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1412
Como la ley penal en blanco adquiere significación constitucional sólo
cuando la norma complementadora proviene de una instancia que carece de
competencias penales (cfr. BACIGALUPO, AP 1994, p. 450), entonces la discusión
dependerá de si se adopta un concepto restringido o amplio de la misma. Por otra
parte, si se restringe el concepto de ley penal en blanco a los supuestos de remisión
total, es decir, aquellos en que el supuesto de hecho viene enteramente consignado
en una norma de carácter no penal, entonces la propia calificación como ley penal
en blanco equivale a un pronunciamiento de inconstitucionalidad.
1413
Lo destaca LAMARCA PÉREZ, REDC Nº 20, 1987, p. 113.
1414
Vid. NAUCKE, Über Generalklauseln, pp. 15-16.
1415
Esta es la razón por la cual estos elementos carecen de contenido específi-
co, NEUMANN, Franz, El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos Aires, 1968,
pp. 36-37, cit. por VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154.
1416
LARENZ, Metodología, p. 284, el elemento deberá medirse según las pautas
fundamentales de valor del orden jurídico, especialmente de la Constitución, y
por las pautas directivas establecidas por la propia jurisprudencia. Así, al menos,
se puede ganar en seguridad jurídica de las decisiones.
509
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1417
Como ha sucedido, tradicionalmente, con la ley penal en blanco. Algo similar
ocurre con distinciones más recientes, como la que propone GARCÍA ARÁN, EPC XVI,
1993, pp. 71 y ss., para delimitar ese mismo concepto. Concluye la autora que las remi-
siones en bloque lesionan el contenido material de la reserva de ley, no así las remisiones
interpretativas, entre las que se encuentran las autorizaciones de la Administración
como posibilidades de exclusión del injusto típico (pp. 77 y 86). Sin embargo, esta
solución no puede aplicarse de modo general. Ella conduce a estimar correcta la
técnica utilizada en la figura del art. 336, así como inconstitucional la descripción del
art. 325.1, conclusión que, como se verá a continuación, no parece evidente.
510
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1418
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. PE, p. 580.
1419
GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, II, p. 104; MORALES
PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 955.
1420
El TC ha aceptado la aplicación de una norma sancionatoria que no ostentaba
el carácter de ley orgánica –exigible en el caso concreto–, porque la invocación de
esa norma había sido meramente formal y para dejar al procesado en una situación
más favorable, STC 159/1986, FD 3º.
511
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1421
Así, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 199, alude incluso a los supuestos
en que por la remisión se eleve la infracción extrapenal en delito (así, el art. 226
CP, delito de abandono de familia).
1422
En este sentido, MORALES PRATS, en Escritos jurídicos, p. 362, advierte que lo
importante es que la propia ley penal contenga criterios que permitan seleccionar
cualitativamente los elementos que proporciona la legislación extrapenal, con el
fin de precisar cuáles aportan contenidos relevantes para completar el tipo, pre-
cisamente porque contribuyen a establecer la esfera de antinormatividad penal.
En otras palabras, es el desvalor contenido en el tipo el que debe determinar la
relevancia de la infracción extrapenal y no a la inversa.
1423
HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 242-244.
512
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1424
SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco, p. 81.
1425
Cfr. DE VICENTE MARTÍNEZ, Responsabilidad penal, p. 69; DE LA MATA BARRAN-
CO, Protección penal, p. 82, y la doctrina consolidada por el Tribunal Constitucional,
a partir de la STC 127/1990.
1426
DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 82.
513
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1427
No parece aceptable una explicación que niegue, sin más, esa merma;
por ejemplo, cuando se sostiene que la intervención de la Administración en
la configuración de los tipos penales se debe a una autorización que el Poder
Legislativo le otorga, en ejercicio de la soberanía popular que encarna, por lo
que la intervención del Gobierno no quebrantaría el principio democrático. Eso
supondría despojar de contenido la garantía de la reserva de ley y comporta el
riesgo de aceptar, sin mayores requisitos, cualquier remisión efectuada por la
ley penal.
1428
MUÑOZ CONDE, Introducción, p. 23. En contra, COLÁS TURÉGANO, PJ 26, 1992,
p. 224, entiende que la ley penal en blanco constituye una infracción al principio
de legalidad que no se puede justificar por la naturaleza de la materia regulada.
514
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1429
La importancia de estas cuestiones ha sido asumida paulatinamente por
el legislador, pues muchos de los delitos que antiguamente se configuraban como
meras infracciones de la normativa administrativa han sido suprimidos (delitos de
inhumación ilegal, art. 339 CP, o defraudación de la propiedad industrial, art. 534
CP), o se les ha añadido la exigencia de un resultado lesivo (por ejemplo, en varios
de los delitos contra la salud pública).
1430
La aplicación del Derecho no se limita a una labor de subsunción del caso
en la norma. Si el juez es quien crea el Derecho, entonces los elementos necesitados
de valoración judicial no constituyen una excepción dentro de tipos supuestamente
determinados, sino que demuestran, únicamente, supuestos en que esa necesidad
de valoración resulta más evidente y extensa. Pero la interpretación del Derecho
no puede estimarse ni como la simple aplicación de la norma, ni como un simple
acto voluntario del intérprete. En el marco de la relación dialéctica entre la norma
y el acto es donde hay que asignar a los elementos valorativos su verdadero papel.
Vid. LARENZ, Metodología, p. 131.
1431
Por lo mismo, en la doctrina alemana se propone limitar la interpretación
de los elementos de índole valorativa a lo que constituye su núcleo indiscutible,
cfr. TIEDEMANN, Lecciones, p. 147.
515
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1432
Expresamente la Corte Costituzionale italiana, 15-16 maggio, 1989, n.
247, c.d. 4.
1433
SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 79, intenta ofrecer un
criterio general para la medición del peligro grave, cuyos elementos serían: a) la
probabilidad de lesión; y b) la magnitud de la lesión previsible en función de la
extensión en el espacio, la prolongación en el tiempo y la intensidad de la afectación
o incidencia.
1434
Vid. SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, pp. 80-88.
1435
Las normas y los conocimientos de la técnica pueden tener relevancia ya
en el origen de la decisión política, es decir, al considerar la necesidad de regular la
producción de ciertos riesgos. En el marco de esta decisión política, de aceptación o
rechazo de riesgos, se plantea un problema de legitimación democrática de la norma,
porque si los peligros sólo son cognoscibles por un reducido sector de científicos y
técnicos, se bloquean los mecanismos de representatividad para que una sociedad
pueda disponer sobre los riesgos que asume, cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y
Derecho, p. 41. En la práctica, la complejidad técnica impone serias limitaciones para
el conocimiento de sus riesgos respecto de quienes se desenvuelven en el radio que
marca el conocimiento medio. El problema “no puede resolverse con una claudica-
ción de las instancias políticas representativas ante el estamento de la técnica y los
expertos; han de recomponerse las instituciones y procedimientos para que aquéllas
mantengan un conocimiento lo más fidedigno posible sobre los riesgos que puedan
planear sobre la comunidad a la que representan y sirven” (ibid., p. 53).
516
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1436
Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 123.
1437
En este sentido, FRISCH, en “La imputación objetiva: estado de la cuestión”
(trad. Robles Planas), en AA.VV., Sobre el estado de la teoría del delito, Madrid, 2000,
p. 182. Así se podría también paliar el problema comunicativo que ellas representan,
sobre este aspecto vid. supra Tercera Parte §43.
1438
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 319.
517
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1439
En suma, SCHÜNEMANN concluye que la inclusión de las normas técnicas
en la legislación penal sólo sería admisible como remisión estática, ADPCP 1994,
pp. 318-320. En el mismo sentido, PAGANO, Introduzione alla legistica, p. 137, exige que
en esta clase de remisiones quede indicado el lugar donde se pueden encontrar.
1440
SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 323.
1441
En contra, NICKLISCH, en FS für die Juristische Fakultät Heildelberg, 1986,
pp. 231, 242 y ss., cit. por SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, p. 333, n. 74 y 75, junto a
otras obras del mismo autor y de otros que han seguido su idea.
1442
Cfr. SCHÜNEMANN, ADPCP 1994, pp. 332-336, niega incluso la posibilidad
de reconocer un ámbito de valoración de la Administración en la aplicación de las
reglas técnicas. Advierte también, desde una perspectiva sociológica, sobre el carácter
reaccionario del punto de vista de NICKLISCH, que conduce a un neocorporativismo.
En este sentido, vid. SGUBBI, El delito como riesgo social, pp. 77-86.
518
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1443
En este sentido, ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho, p. 124, aunque
desde un punto de vista administrativo subraya la necesidad de definir claramente:
a) las fórmulas de atribución que habilitan a estos sujetos para ejercer una función
pública, b) los cauces procedimentales que aseguren la objetividad y la contempla-
ción de los intereses afectados, y c) los mecanismos devolutivos que permiten la
recuperación, por las instancias administrativas, del dominio y decisión sobre estas
cuestiones, por la vía del recurso o de una supervisión genérica.
1444
Organismos altamente legitimados, como puede ser la Environmental Pro-
tection Agency (EPA) en Estados Unidos; las Technische Überwachungs Vereine (TÜV),
en Alemania, asociaciones de entidades privadas de control que se reúnen para
asegurar la uniformidad de los criterios de apreciación, y de las fórmulas y proce-
dimientos técnicos; el Deutsches Institut für Normung, agencia alemana reconocida
mundialmente que formula las Deutsche Industrie Norm sobre ingeniería y dimensiones;
o, entre muchos otros, la International Organization for Standardization, federación
mundial de organismos nacionales que reúne cerca de 140 países.
1445
En favor de este sistema se han pronunciado DE LA CUESTA ARZAMENDI,
CPC 17, 1982, p. 660; MESTRE DELGADO, ADPCP 1988, p. 526, n. 81; PRATS CANUT,
en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, pp. 906-907. Con ciertos reparos, GON-
ZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, pp. 127-128 y 130.
519
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1446
MARTINO, en Lenguaje y definición jurídica, p. 66.
1447
Como ha sucedido incluso en un derecho tan poco legalista como el del
sistema anglosajón, por ejemplo, con la definición de hurto en la British Theft Act
de 1968, cfr. JORI, en Omnis definitio, p. 64. Sobre las diversas funciones que puede
cumplir una definición, con especial referencia a su incidencia en el ámbito judicial,
vid. MORALES PRATS, en Omnis definitio, p. 328; PALAZZO, en Omnis definitio, p. 382,
y SEMERARO, en Omnis definitio, p. 495.
1448
En este sentido, PALAZZO, en Omnis definitio, p. 388.
1449
Vid. supra Segunda Parte §§349-350.
520
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
B) MÍNIMO
1450
Así lo propone PIEDRABUENA LEÓN, “El delito de tenencia ilícita de armas
de fuego en el nuevo Código Penal”, en AP 1997, pp. 479-501, p. 483.
1451
Cfr. PALAZZO, en Omnis definitio, p. 386.
1452
“La necesidad de definir surge en dos grupos de casos: primero cuando
hay que establecer un significado legal a las palabras de la ley y, segundo, cuando
hay que abreviar y simplificar la ley”, SALVADOR CODERCH, en La calidad de las leyes,
p. 166 (destacado en el original).
521
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
350. Ahora bien, pueden existir razones para una cierta flexi-
bilidad de este principio. Esto puede ocurrir porque el legislador
ha tenido que conformarse con establecer un espectro demasiado
amplio de conductas disvaliosas, perjudiciales para el bien jurídico
protegido, en cuyo caso la normativa extrapenal operaría limitando
los supuestos punibles.
522
Capítulo Noveno
SEGURIDAD JURÍDICA
1453
Lo ha puesto de relieve LEMMEL, Unbestimmte Strafbarkeitsvoraussetzungen
im Besonderen Teil des Strafrechts und Grundsatz nullum crimen sine legge, Berlín, 1970,
pp. 73 y ss., cit. por MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 13.
1454
Primera acepción en el Diccionario de la Real Academia Española.
1455
Sobre el concepto de seguridad jurídica y su extensión en dos dimensiones,
vid. MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 14, y MARTÍNEZ ROLDÁN, “La seguri-
dad jurídica: realidad o ilusión”, en Jornadas de Estudios sobre el Título Preliminar de
la Constitución Española, Madrid, 1985, pp. 3355 y ss.
1456
Cfr. RADBRUCH, Introducción a la Filosofía del Derecho, Madrid-México-Buenos
Aires, FCE, p. 40, cit. por GARCÍA NOVOA, El principio de seguridad jurídica en materia
tributaria, Madrid, 2000, p. 21. En el ámbito penal, ROXIN, Derecho penal. PG, §5/1,
p. 137.
523
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1457
La seguridad sólo puede entenderse tomando en consideración la dimensión
social del hombre; así, GARCÍA NOVOA, El principio de seguridad jurídica, p. 21. Como
afirma PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, p. 8, “la seguridad es, sobre todo y antes
que nada, una radical necesidad antropológica humana y el saber a qué atenerse es el
elemento constitutivo de la aspiración individual y social a la seguridad”.
1458
La primera, referida a la protección fáctica que es capaz de proporcionar
el Derecho penal, ha sido analizada supra, en relación con la efectividad de las
normas, Capítulo IV de esta Tercera Parte.
1459
Particularmente en Alemania, en que la previsibilidad de la reacción estatal,
elemento fundamental del ideal de seguridad jurídica, se ha estimado la base del
principio de legalidad. Vid. una exposición y crítica de esta postura en MADRID
CONESA, La legalidad del delito, pp. 8-17.
1460
SAINZ MORENO, voz “seguridad jurídica”, en MONTOYA MELGAR (drg.),
Enciclopedia jurídica básica, t. IV, Madrid, 1995, p. 6108.
1461
PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, p. 21 (destacado en el original).
1462
Cfr. PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, pp. 23-26. La dimensión funcional
de la seguridad enlaza, por tanto, con el principio de eficacia del Derecho.
524
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1463
Vid. GARCÍA NOVOA, El principio de seguridad jurídica, p. 22, con ulteriores
referencias. En el mismo sentido lo entiende el TC, vid. las SSTC 65/1987, FD 18º
y 24/2004, FD 2º.
1464
Cfr. GARCÍA NOVOA, El principio de seguridad jurídica, p. 22, con referencias
a HARTZ, “Mehr Rechtssicherheit im Steuerrecht”, en Steuerberater Jahrbuch, 1965-
66, pp. 77-80.
1465
En particular, por el ya citado PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, pp. 20-27.
El propio TC español parece asumir esta dimensión amplia del concepto en estudio,
al afirmar que “el principio de seguridad jurídica es suma de certeza y legalidad,
jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no favorable e interdicción
de la arbitrariedad” STC 27/1981 de 20 julio, FD 10º. En el mismo sentido, las SSTC,
99/1987 de 11 junio, FD 6.º c); 150/1990 de 4 octubre, FD 8º.
1466
Como dice ATIENZA, Introducción al Derecho, Barcelona, 1985, p. 119, “cual-
quier conjunto de valores –cualquier ideología coherente– tiene que presuponer
la idea de que también es un valor saber que aquéllos se van a realizar: si A, B y C
son conductas o normas valiosas, poder prever, tener la seguridad de que A, B y C
se realizan, también es un valor”.
1467
En la terminología de HIERRO SÁNCHEZ-PESCADOR, “Seguridad jurídica y
actuación administrativa”, en Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 198.
1468
Destaca el contenido axiológico del principio, PÉREZ LUÑO, La seguridad
jurídica, pp. 104-107 y passim; y afirma que “lo que está en juego tras la invocación de
la seguridad jurídica es, en definitiva, la consecución de bienes y valores jurídicos,
antes que criterios lógicos referidos a la estructura formal de las normas, o situacio-
nes de hecho inherentes a todo ordenamiento jurídico” (p. 105). Coinciden con
este planteamiento ATIENZA, Contribución, p. 32, para quien la seguridad jurídica es
un valor graduable en función de qué sea lo que se asegura; y MARTÍNEZ ROLDÁN,
en Jornadas de Estudios, p. 3352, que define la seguridad jurídica como un “estado
psicológico de satisfacción, bienestar y tranquilidad que siente la persona al ver
garantizados y realizados una serie de valores jurídicos”.
525
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1469
Conclusión de SILVA SÁNCHEZ, La expansión, p. 40, luego de repasar las
características de la sociedad de riesgos y constatar la sensación social generalizada
de inseguridad. En la línea de revisar el Derecho penal para afrontar, precisamen-
te, esa necesidad de seguridad del futuro, se enmarca, por ejemplo, la propuesta
de STRATENWERTH, “Zukunfsicherung mit den Mitteln des Strafrechts?”, en ZStW
1993, pp. 679-696.
1470
Así, por ejemplo, KINDHÄUSER, Derecho penal de la culpabilidad, pp. 81-84; EL
MISMO, “Acerca de la legitimidad de los delitos de peligro abstracto en el ámbito
del Derecho penal económico” (trad. Molina Fernández), en Hacia un Derecho
penal económico europeo. Jornadas en honor del Profesor Klaus Tiedemann, Madrid, 1995,
passim, interpreta el peligro abstracto como un menoscabo en las condiciones de
seguridad, imprescindibles para una disposición o disfrute despreocupado de los
bienes. Críticos frente a esta concepción, entre otros, ALBRECHT, en La insostenible
situación, p. 474, y HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, p. 81.
1471
Sobre los posibles modelos de identificación de la comunidad y la dicotomía
de garantía versus efectividad en el Derecho penal, vid. PALIERO, en RIDPP 1992,
pp. 872 y ss. En particular, sobre la actual identificación con la víctima del delito,
SILVA SÁNCHEZ, La expansión, pp. 52-60.
526
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1472
Cfr. JAKOBS, “Kriminalisierung im Vorfeld einer Rechtsgutsverletzung”,
ZStW 1985, pp. 751 y ss. HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 83, 84-86,
advierte que esta evolución es contraria tanto a las ideas de la Filosofía política que,
desde la Ilustración, considera los derechos humanos y civiles como fundamentos
del Derecho penal y admite al delincuente como parte del contrato social; como
a la Criminología, en cuanto investiga las condiciones que hacen surgir el delito,
la responsabilidad social y los procesos de criminalización.
1473
En un sentido subjetivo, como protección de la confianza (Vertrauensschutz).
Vid., con fundamentos, JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/6-8, pp. 81-82, y MADRID CONESA,
La legalidad del delito, pp. 13-17.
1474
Cfr., por todos, MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 29. Como dice
JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/9, p. 82, se trata de la sujeción a ley como garantía
de objetividad.
527
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1475
SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 20. En el mismo sentido,
ATIENZA, Contribución, p. 32; ITURRALDE SESMA, RVAP Nº 24, 1989, p. 225.
1476
PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, p. 50. En palabras de RAWLS, “si el principio
nullum crimen sine lege es violado, digamos por leyes vagas e imprecisas, la libertad
con la que contamos es también vaga e imprecisa. Los límites de nuestra libertad
devienen inciertos” A Theory of Justice, Cambridge, Massachusetts, 1971, p. 239 (cit.
por LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, p. 23).
1477
En el ámbito empresarial, por ejemplo, la libertad de la actividad econó-
mica tiene como correlato necesario una exigencia de certeza, la que se alza como
presupuesto indispensable para las decisiones empresariales. Sobre las exigencias
de taxatividad en este sector de la regulación penal, BRICOLA, en Trattato di Diritto
penale dell’impresa, pp. 141-144.
528
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
360. Por eso, a primera vista, podría afirmarse que “la mera exis-
tencia de un Derecho produce seguridad”1478. Al menos en un sentido
mínimo, porque aunque ese Derecho fuese intrínsecamente injusto,
o no reconociese derechos elementales al ciudadano, éste tendría la
seguridad de conocer la ausencia de los mismos1479. Sin embargo, como
se ha adelantado, la seguridad jurídica tampoco puede concebirse
en un sentido puramente formalista. Ella tiene un carácter axioló-
gico, directamente relacionado con la libertad, igualdad y justicia,
y no puede reducirse simplemente a criterios lógicos referidos a la
estructura formal de las normas. Entre los presupuestos del Estado de
Derecho se incluye la confianza en la limitación racional del poder
a través del Derecho como producto de la razón humana, además
de la defensa de la dignidad y libertad inherentes al ciudadano. Por
lo tanto, no basta con asegurar la seguridad, como han procurado
despotismos y totalitarismos1480. El mismo concepto de Derecho se
hace incompatible con el de “seguridad de inseguridad”, esto es, de
seguridad de un estado de cosas injusto. En el Estado de Derecho la
seguridad jurídica debe operar como presupuesto del Derecho, pero
no de cualquier legalidad positiva, sino la que dimana de los derechos
fundamentales; y, al mismo tiempo, como función del Derecho, que
asegura la realización de las libertades1481.
1478
DÍAZ, Elías, Sociología y Filosofía del Derecho, Madrid, 1971, p. 42; en el mismo
sentido, HIERRO SÁNCHEZ-PESCADOR, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 198, y SAINZ MORE-
NO, en Enciclopedia jurídica básica, p. 6110. También desde una perspectiva sistémica.
La existencia de una norma colabora verdaderamente a la seguridad en la medida
en que reduce la complejidad de las relaciones. En cuanto significa la creación
de una expectativa, que permite excluir al menos algunas de las posibilidades de
reacción –estatal, en este caso– y ampliar, de este modo, las propias posibilidades de
actuación del sujeto en quien se ha generado la expectativa. Aunque la inseguridad
siempre se mantiene, en sociedades complejas es una cualidad esencial, como dice
LUHMANN, Sistema jurídico, p. 30, el aumento de las inseguridades soportables. Por el
contrario, si la norma no permite siquiera la creación de una expectativa basada
en ella, no tendrá los efectos descritos.
1479
Cfr. DÍAZ, Elías, Sociología y Filosofía del Derecho, p. 44, habla de una “segu-
ridad de inseguridad”.
1480
No se debe confundir la seguridad jurídica con la mera estabilización
del poder, como sucedería en un positivismo jurídico formal, cfr. NAUCKE, en La
insostenible situación, p. 543.
1481
“La seguridad jurídica alude así a un contenido valorativo, a un contenido
de justicia expresado en términos de derechos y libertades que la conciencia huma-
na e histórica considera han de estar suficientemente protegidos y realizados a la
altura del tiempo en que se vive”. DÍAZ, Elías, Sociología y Filosofía del Derecho, p. 45.
En el mismo sentido, PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, p. 20.
529
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1482
Así, por ejemplo, RADBRUCH, Filosofía del Derecho (trad. Medina Echevarría),
Madrid, 1933, pp. 95 y ss., y CARNELUTTI, “La certezza del diritto”, en Rivista di
Diritto civile, XX, 1943, pp. 81 y ss.
1483
“Algo bastante trivial, pero que el jurista tiende a olvidar”, ATIENZA, Con-
tribución, p. 62.
1484
“Tenemos que buscar la justicia, pero al mismo tiempo tenemos que man-
tener la seguridad jurídica, que no es más que un aspecto de la misma justicia, y
reconstruir un Estado de Derecho que satisfaga a ambas ideas en la medida de lo
posible”, concluye RADBRUCH, “Las leyes que no son Derecho y Derecho por encima
de las leyes”, en RADBRUCH/SCHMIDT/WELZEL, Derecho injusto y Derecho nulo (trad.
Rodríguez Paniagua), Madrid, 1971, p. 21. Cfr. también PECES-BARBA MARTÍNEZ, “La
seguridad jurídica desde la Filosofía del Derecho”, en Anuario de Derechos Humanos,
Nº 6, 1990, p. 229; GARCÍA NOVOA, El principio de seguridad jurídica, pp. 25-26, y PÉREZ
LUÑO, La seguridad jurídica, pp. 51-57.
530
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1485
BENTHAM, Tratados de legislación civil y penal (trad. R. Salas), Madrid, 1822,
v. IV, p. 338, por ejemplo, señalaba que “el fin de las leyes es dirigir la conducta
del ciudadano, y para que esto se verifique son necesarias dos cosas: primero, que
la ley sea clara, esto es, que ofrezca al entendimiento una idea que representa
exactamente la voluntad del legislador; segundo, que la ley sea concisa para que
se fije fácilmente en la memoria”. Sobre esto, ARROYO ZAPATERO, REDC Nº 8, 1983,
p. 16, y GÓMEZ BENÍTEZ, “Seguridad jurídica y legalidad penal”, en Vinculación del
juez a la ley penal, CDJ, Madrid, 1995, p. 160.
1486
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §6/22-23, p. 146. Por su parte, PALAZZO, en
Politica del Diritto, Nº 3, 1993, pp. 366-367, considera irrenunciable la conexión
funcional entre Derecho penal y certeza, bajo el triple punto de vista de la operati-
vidad del precepto penal como imperativo o regla de conducta, de la culpabilidad
entendida en sentido individual garantístico, y del principio de legalidad como
interdicción de arbitrariedad
1487
JAKOBS, Sociedad, norma y persona, p. 15.
1488
Trascendencia que, en mayor o menor medida, le asignan todas las teorías
contractualistas sobre el surgimiento de la sociedad, especialmente evidente en
HOBBES.
531
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1489
Cfr. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, Intervención omisiva, pp. 30 y ss.
1490
JAKOBS, Sociedad, norma y persona, p. 18.
1491
En el sistema de JAKOBS la importancia de la seguridad como presupuesto
de libertad parece estar por encima de la seguridad como protección, vid. JAKOBS,
Derecho penal. PG, §1/11, p. 13.
1492
Resumiendo la teoría de la prevención general positiva, JAKOBS, Derecho penal.
PG, §1/11, p. 14, afirma: “Misión de la pena es el mantenimiento de la norma como
modelo de orientación para los contactos sociales. Contenido de la pena es una réplica,
que tiene lugar a costa del infractor, frente al cuestionamiento de la norma”.
532
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
C) EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD
1493
Criterios que se manifiestan incluso en el plano legislativo; así, por ejemplo,
el Código penal austríaco de 1989, art. 183a, dispone que podrá ser castigado por
crear un peligro para el ambiente, el autor que no conocía la normativa ambiental
cuando “por su oficio, su ocupación u otras circunstancias” debería haberla cono-
cido. Cfr. GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, pp. 133-134; HEINE, ADPCP 1993,
pp. 301-302, y PALAZZO, en Politica del Diritto, Nº 3, 1993, p. 367.
1494
CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 119.
1495
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/9, p. 82, y MADRID CONESA, La legalidad
del delito, p. 29.
1496
El propio concepto de previsibilidad ha ido evolucionando en un sen-
tido objetivo, de cognoscibilidad de la ley; cfr. TIEDEMANN, Tatbestandsfunktionen,
p. 185, y ROXIN, Teoría del tipo penal, p. 107. Para MADRID CONESA, La legalidad del
533
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
delito, p. 13, esta objetivación del concepto termina por dejar de lado la misma
idea de previsibilidad, y se corresponde más bien con la de protección frente a
la arbitrariedad.
1497
En profundidad, MADRID CONESA, La legalidad del delito, pp. 14-17.
1498
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 71.
1499
En este sentido, MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 17, agrega que
también se podría alcanzar una mayor previsibilidad otorgando fuerza legislativa
a las decisiones judiciales publicadas.
1500
Vid. supra Tercera Parte §§308 y ss.
534
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1501
Consagrada en el art. 9.3 de la Constitución Española. La doctrina penal
acentúa esta relación entre seguridad e irretroactividad de la ley penal, vid., entre
otros, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 195; LASCURAÍN SÁN-
CHEZ, Sobre la retroactividad, p. 21; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 181;
RUIZ ANTÓN, “El principio de irretroactividad de la ley penal en la doctrina y la
Jurisprudencia”, en PJ 7, 1989, p. 97. De igual modo, STC 62/1982, FD 7º c).
1502
Por todos, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 184
1503
Vid. el análisis histórico que realiza MADRID CONESA, La legalidad del delito,
pp. 31-32.
1504
LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, p. 21 (destacado en el original).
1505
Cfr. LASCURAÍN SÁNCHEZ, Sobre la retroactividad, pp. 26-27, 127, añade que
aunque el principio de legalidad no obsta a la retroactividad de la norma penal
favorable, la seguridad jurídica entendida como certeza puede imponer alguna
clase de límite a esa aplicación retroactiva, como sucede, por ejemplo, al excluir
de su ámbito los supuestos de condenas cumplidas (art. 2.2 CP).
535
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1506
Vid., por todas, STC 232/1997, FD 2º.
1507
En este sentido, las SSTC 34/1996, FD 5º, 133/1987, FD 5º, 137/1997, FD
7º y 126/2001, FD 4º, que concluye: “cabe hablar de aplicación analógica o extensiva
in malam partem, vulneradora de aquel principio de legalidad penal, cuando dicha
aplicación resulte imprevisible para sus destinatarios, sea por apartamiento del tenor
literal del precepto, sea por la utilización de las pautas valorativas extravagantes
en relación al ordenamiento constitucional, sea por el empleo de modelos de
interpretación no aceptados por la comunidad jurídica”.
Mayoritariamente se considera que la diferencia entre interpretación extensiva
y aplicación analógica radica, precisamente, en que la primera queda enmarcada
dentro del sentido literal posible de la formulación normativa. Cfr. FIANDACA/
MUSCO, Diritto penale. PG, pp. 94-95; MANTOVANI, Diritto penale, p. 108; MALINVERNI,
“L’esercizio del Diritto. Un metodo di interpretazione”, en RIDPP 1988, p. 377, y
ESER/BURKHARDT, Derecho penal, pp. 59-60. Pero la dificultad de distinguirlas y el
carácter fragmentario del Derecho penal conducen a que se pongan reparos a ambas,
como hace el TC en los fallos citados. En este sentido, también, FIANDACA/MUSCO,
Diritto penale. PG, pp. 94-95, y PADOVANI, Diritto penale, p. 44.
1508
MANTOVANI, Diritto penale, p. 108, agrega que, por esta razón, las fórmulas
generales indeterminadas se pueden definir como formas de analogía anticipada.
1509
Argumento propio de FEUERBACH, pero que ha sido retomado por algunos
autores como NUVOLONE, La leggi penali e la Costituzione, p. 2. En contra, MANTO-
VANI, Diritto penale, p. 98, considera que la función intimidatoria de la norma no
depende tanto de su formulación taxativa como de la ofensividad de la conducta,
pues existe una conciencia general de que la ofensa a los intereses ajenos comporta
consecuencias jurídicas negativas.
1510
Así lo entiende la doctrina dominante en Italia, por todos, FIANDACA/MUS-
CO, Diritto penale. PG, p. 97.
536
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1511
STC 27/1981 de 20 julio, FD 10º. En el mismo sentido, las SSTC 99/1987
de 11 junio y 150/1990 de 4 octubre.
1512
Cfr., por todos, ANTOLISEI, Manuale di Diritto penale. PG, p. 91.
1513
JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/1, p. 79. Los fenómenos jurídicos que se
pretenden objetivizar o positivizar en el lenguaje de la ley, son extra-positivos; es
decir, no tienen un lugar en el lenguaje, son, precisamente, u-tópicos respecto de
éste; cfr. HRUSCHKA, La comprensione, pp. 64-65.
1514
Cfr. ORRÙ, en Omnis definitio, p. 153, con ulteriores referencias, y WARAT,
Lenguaje y definición jurídica, pp. 21-22. Según HRUSCHKA, La comprensione, p. 47,
“comprender” significa, sobre todo, opiniones concordes (Einverständnis).
537
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1515
Cfr. VIVES ANTÓN, en COBO DEL ROSAL (drg.), Comentarios al Código Penal,
p. 507, “la indeterminación de una palabra o de una expresión depende de la medida
en que seamos capaces de especificar los supuestos de su aplicación correcta. Por
lo tanto, la indeterminación disminuye si tenemos prácticas de uso estables y bien
definidas”; concordando con la idea de WITTGENSTEIN, Investigaciones filosóficas, §43,
de que “el significado de una palabra es el uso que de ella se hace en el lenguaje”.
1516
LARENZ, Über die Unentbehrlichkeit der Jurisprudenz als Wissenschaft, 1966,
p. 15, cit. por BACIGALUPO, “La rigurosa aplicación de la ley según el art. 2º CP”, en
La vinculación del juez a la ley penal, CDJ, 1995, p. 47, reconoce que “el que exige
de los métodos de la jurisprudencia que conduzcan a resultados absolutamente
seguros en todos los casos, similares en la prueba y el cálculo a los matemáticos,
confunde la esencia del derecho y, al mismo tiempo, los límites que surgen para
toda ciencia jurídica de la naturaleza de su objeto: certeza matemática no existe
en las cuestiones jurídicas”.
Esta conclusión aparece refrendada con la superación de las teorías de la subsunción
y de la derivación silogística, porque entonces siempre es necesaria alguna interpretación
de los términos del lenguaje, y el resultado de esa interpretación queda condicionado,
en parte, por el propio sujeto que la efectúa. Así se entiende, al menos, en la herme-
néutica jurídica moderna. En consecuencia, las crisis de comunicación parecen inevitables
en toda clase de lenguaje, cfr. HART, H. L. A., The Concept of Law, pp. 126-127.
1517
Cfr. GIMBERNAT ORDEIG, “¿Tiene un futuro la dogmática jurídico-penal?”,
en Estudios de Derecho penal, 3ª ed., Madrid, 1990, pp. 158-159, y BALDÓ LAVILLA, en
Política criminal, pp. 369-370.
1518
LUHMANN, Sistema jurídico, p. 34, considera que la dogmática puede reducir
o aumentar la indeterminación de las regulaciones legales, debido a que su función
es “un control de consistencia con vistas a las decisiones de otros casos” (destacado
en el original), lo que puede significar la necesidad de generalizar y problematizar
normas para incluir en ellas diversas posibilidades de decisión.
538
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1519
Así, VIVES ANTÓN, en COBO DEL ROSAL (drg.), Comentarios al Código Penal,
p. 496, y PALMA FERNÁNDEZ, La seguridad jurídica ante la abundancia de normas, Ma-
drid, 1997, p. 38.
1520
Particularmente, en relación con el delito fiscal. La jurisprudencia ha
puesto énfasis en que “la circunstancia de que el tipo penal del art. 349 CP tenga
la estructura de una ley penal en blanco (...) determina que quien haya conocido
la calificación penal del hecho que constituye el ilícito contenido en el art. 349 CP
conoce también el reenvío a la Ley Fiscal y, por lo tanto, al régimen de imputación
de los hechos imponibles en ella establecido”, STS 20 mayo 1996, pon. Sr. De Vega
Ruiz (RJ 3838/1996), FD 2º.
1521
ATIENZA, Contribución, p. 32.
539
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1522
Por ejemplo, MONTORO CHINER, REDA Nº 48, 1985, p. 524, afirma que
“claridad en las normas significa seguridad jurídica”.
1523
Cfr. ESER/BURKHARDT, Derecho penal, p. 57.
1524
Un buen ejemplo de esta situación lo proporcionaba el art. 335, en su
anterior redacción. Vid. supra Segunda Parte §28, n. 89.
1525
Por todos, MANTOVANI, Diritto penale, p. 103; PADOVANI, Diritto penale, p. 34,
y, en particular, PALAZZO, “Orientamenti dottrinali ed effettività giurisprudenziale
del principio di determinatezza – tassatività in materia penale”, en RIDPP 1991,
pp. 338-339.
1526
En el lenguaje legislativo tiene especial importancia el valor operativo,
ante el cual el valor informativo retrocede. Cfr. KAUFMANN, Art., Filosofía del Derecho,
540
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
pp. 231, 238 y 240, destaca que, desde FEUERBACH, hay acuerdo en afirmar que la
función de la ley no es sólo la fundamentación, sino, por sobre todo, la limitación
del poder del Estado (función de garantía). Por eso se explica el lenguaje peculiar
de la ley, que no informa, sino da garantía de seguridad jurídica, pone límites, y, en
este sentido, debe buscar la exactitud aun a costa de la claridad y la popularidad.
Vid. supra Segunda Parte §§28 y ss. y Tercera Parte §32.
1527
En este sentido, MANTOVANI, Diritto penale, p. 101.
1528
Sobre esto, vid. supra Segunda Parte §48.
En este sentido, también, la indeterminación de la norma aparece tanto más
intolerable cuanto más relevantes sean los intereses que su aplicación sacrifica,
por eso su radical importancia en Derecho penal. Aunque la certeza es un valor
intrínseco al Derecho y, por ende, a todas las ramas del ordenamiento, BRICOLA,
“A proposito del ‘principio di tassatività’”, en RIDPP, 1981, p. 1150.
Más en concreto, puede decirse que las exigencias de determinación son mayores
si se trata de fundar el límite entre lo lícito y lo ilícito, o agravar la calificación de
un ilícito ya fundado, y menores cuando se trata de atenuar la dimensión ofensiva
(cfr. PADOVANI, Diritto penale, p. 39). Del mismo modo, podría hacerse una distinción
entre aquellas figuras que contemplan una pena privativa de libertad y aquellas
que sólo establecen sanciones pecuniarias o privativas de otros derechos. Distinción
en la que se basa SILVA SÁNCHEZ, La expansión, pp. 159-160, para permitir, sólo en
el segundo ámbito, una cierta flexibilización de los criterios de imputación y las
garantías político-criminales. En todo caso, cuando la sanción con que se amenaza
la conducta es menor, las exigencias de determinación podrían verse reducidas
541
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1529
La idea de certeza jurídica está vinculada con la de sistematización del
Derecho que inspiró los movimientos de codificación, cfr. ATIENZA, Introducción
al Derecho, p. 118.
1530
Cfr. SAINZ MORENO, en La técnica legislativa a debate, p. 44. PALMA FERNÁNDEZ,
La seguridad jurídica, p. 49: la norma “debe ser completa en su propia formulación,
estricta para el campo de actividad sobre el que se vierte y definida de modo preciso
en relación a su objeto”.
1531
Para esto sirven las técnicas de consolidación, codificación y refundición
de textos, como los testi unici en Italia, la codification formelle o codification à droit
constant en Francia, o la Consolidation del Derecho inglés. Sobre su valor, ventajas
e inconvenientes, vid. MAUTINO/PAGANO, Testi Unici, passim; y más brevemente,
GARCÍA DE ENTERRÍA, Justicia y seguridad jurídica, pp. 61 y ss.
Esta clase de técnicas no corresponde exactamente con las propuestas de leyes
únicas en España, para la regulación de una determinada materia (como la sugerida
en el ámbito de la violencia doméstica o el medio ambiente). Con las leyes únicas no
sólo se pretende reordenar la legislación preexistente, sino crear nuevas reglas den-
tro de una visión de conjunto. Sin enjuiciar esta técnica, lo que interesa en relación
con la seguridad jurídica es que la normativa –penal, en nuestro caso–, referida a
un determinado ámbito o actividad, sea completa, es decir, que incluya todas las
conductas que se pretenden regular penalmente. En el supuesto de los malos tratos,
por ejemplo, cuando se decide tipificar de modo específico los actos de violencia que
se ejecutan en el entorno familiar, lo relevante es que esa regulación incluya todos
los supuestos que responden a la misma ratio; de esta forma se puede fortalecer la
capacidad comunicativa de las normas facilitando su conocimiento, aumentar su
capacidad intimidatoria y asegurar un tratamiento uniforme de todos los casos.
542
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1532
PALAZZO, en Politica del Diritto, Nº 3, 1993, habla de normas fotografía, dis-
posiciones modeladas sobre una vivencia histórica determinada que luego resultan
inútiles. Carecen de capacidad de abstracción valorativa, porque nacen dotadas de
un espectro aplicativo tan circunscrito como, generalmente, reconducible al área
de aplicación de otras normas.
1533
PÉREZ LUÑO, La seguridad jurídica, p. 70.
1534
Vid. BARETTONI, Fattibilità, pp. 29 y 30. Para paliar estos problemas se
propone obligar a una titulación clara y específica de la ley, de modo que si no se
excluye directamente la norma intrusa haciéndola objeto de una ley autónoma, al
menos sea corregida con un título específico en el artículo.
543
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
544
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
545
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
A) EVALUACIÓN
1542
Cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 139-140.
1543
En particular, PADOVANI, Diritto penale, pp. 38-39.
1544
Opinión generalizada; vid., a título ejemplar, la STC 127/1990, FD 3º
b); FERRAJOLI, Derecho y razón, pp. 120 y ss., y MORALES PRATS, en Omnis definitio,
p. 317. Lo cuestionan, entre otros, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal. PG,
p. 365; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 69, y MADRID CONESA, La legalidad del
delito, p. 121.
546
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
384. En particular, no puede afirmarse sin más que una ley de-
tallada casuísticamente será una lex certa, sino que, por el contrario,
1545
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, pp. 65-66. Por lo mismo, tampoco es
correcta la identificación de elemento normativo e indeterminación.
1546
En la terminología de WRÓBLEWSKI, cit. por ITURRALDE, Lenguaje legal,
p. 48. Es decir, aunque existe una descripción prima facie, su estructura profunda
revela un carácter valorativo.
1547
Ni siquiera los elementos numéricos implican seguridad completa. Así,
por ejemplo, en la técnica de los valores-límite propuesta para los delitos medioam-
bientales, una vez resuelto el problema de cuál es el órgano competente para fijar
dichos valores, resta todavía resolver otras cuestiones en torno a su delimitación,
esto es, la determinación de cómo se miden dichos valores, cuándo, dónde y cuántas
veces se mide. En este sentido, GONZÁLEZ GUITIÁN, EPC XIV, 1991, p. 129, y PRATS
CANUTS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 907.
1548
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale, p. 72. Es lo que sucedió con el art.
603 del Código penal italiano –una modalidad del delito de plagio o secuestro–,
en el que se requería la concurrencia de una relación de dependencia psicológica entre
dos sujetos. El artículo fue declarado inconstitucional por la Corte Costituzionale
al comprobar la imposibilidad de asegurar de modo irrefutable el fenómeno re-
querido por la norma incriminadora (sentencia 96/1981, c.d. 2, en RIDPP, 1981,
pp. 1147-1166).
1549
Por todos, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 270; COBO
DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 336, y JAKOBS, Derecho penal. PG,
§4/29, p. 97.
547
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1550
Cfr. MANTOVANI, Diritto penale, p. 101, y PADOVANI, Diritto penale, p. 36.
1551
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 52, n. 76.
1552
En este sentido, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 113, y
PADOVANI, Diritto penale, p. 36.
1553
Sobre los problemas del art. 11 vid. SILVA SÁNCHEZ, en El nuevo Código
penal, pp. 74-78.
1554
Aunque esa es una opinión generalizada. Más aún, se ha llegado a afirmar
que ellos implican siempre un cierto grado de subjetivismo (MUÑOZ CONDE/
GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 291) o que el tribunal adopta ante ellos una
“actitud valorativa o emocional” (DEL ROSAL, Tratado, p. 781, y similar POLAINO
NAVARRETE, Derecho penal. PG, p. 410). En definitiva, son considerados un riesgo
548
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
para la seguridad jurídica, por lo que sería aconsejable, al construir el tipo penal,
evitarlos o restringirlos en la mayor medida posible, cfr. SÁINZ CANTERO, Lecciones,
p. 334; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 291; OCTAVIO DE TOLE-
DO Y UBIETO/HUERTA TOLCIDO, Derecho penal. PG, p. 71, y RODRÍGUEZ MOURULLO,
Derecho penal. PG, p. 286.
1555
Erik WOLF, Die Typen der Tatbestandsmässigkeit, Breslau, 1931, p. 58, cit. por
MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 187.
1556
“No hay un declive de determinación desde los elementos descriptivos del
delito (...) descendiendo hacia los normativos, ya que los elementos normativos
están determinados si la valoración relevante está a su vez determinada”, JAKOBS,
Derecho penal. PG, §4/29, p. 97.
1557
MANTOVANI, Diritto penale, pp. 102-103, basándose, fundamentalmente, en
las ideas de BRICOLA, La discrezionalità, pp. 167-184.
1558
El autor lo ejemplifica con expresiones como el honor y el decoro, en el art.
594 del Código penal italiano, los medios de corrección en el art. 571, etc.
549
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1559
Cfr. ORRÙ, en Omnis definitio, p. 154.
1560
En este sentido, el TC español ha reiterado que el empleo de conceptos
jurídicos indeterminados no vulnera la exigencia de lex certa –como garantía de cer-
tidumbre y seguridad jurídica–, siempre que su concreción sea razonablemente
factible en virtud de criterios lógicos, técnicos o de experiencia que permitan prever,
con suficiente seguridad la conducta regulada; vid., por ejemplo, SSTC 62/1982;
122/1987, FD 3º y 150/1991, FD 5º. En Alemania, la opinión extendida es que
las cláusulas generales que mencionan valoraciones extrajurídicas sólo se podrían
complementar mediante valoraciones indiscutidas, cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG,
§4/32, p. 99, con abundante bibliografía.
1561
Cfr. NAUCKE, Über Generalklauseln, pp. 15-16.
1562
NAUCKE, Über Generalklauseln, passim. En el mismo sentido, PALAZZO, en
Politica del Diritto, Nº 3, 1993, p. 369, destaca el rol garantista asumido por la juris-
prudencia.
550
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1563
Por eso NEUMANN, Franz, El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos
Aires, 1968, pp. 36-37 (cit. por VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154),
considera que estos elementos carecen de contenido específico. El propio LARENZ,
Metodología, p. 284, indica que esa difícil determinación del contenido social de un
elemento conduce a que éste pase a medirse según las pautas fundamentales de
valor del orden jurídico, especialmente de la Constitución, y por las pautas directivas
establecidas por la propia jurisprudencia. Pero no parece que esas pautas de valor
sean tan claras ni lo suficientemente estables como para solucionar el problema
de la seguridad jurídica
1564
MORALES PRATS, en Omnis definitio, p. 323.
1565
MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 141. En este sentido,
por ejemplo, la Corte Costituzionale italiana, 15-16 maggio 1989, n. 247, c.d. 4, esti-
ma que gran parte de los conceptos elásticos que expresan una realidad cuantitativa
o temporal a través de términos imprecisos, constituyen un intento del legislador
por precisar y delimitar la esfera de operatividad de un tipo demasiado amplio o
genérico, cfr. PALAZZO, RIDPP 1989, p. 1208.
551
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1566
Cfr. MENDOZA BUERGO, en AP 2002, p. 307, y MORALES PRATS, en Intereses
difusos y Derecho penal, p. 88.
1567
Lo constata BARQUÍN SANZ, Delitos contra la integridad moral, Barcelona,
2001, pp. 59-64.
552
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1568
Cfr. BARQUÍN SANZ, Delitos contra la integridad moral, pp. 59-64, desde esta
óptica, no valora negativamente la descripción del art. 173.1 CP (delito de tratos
degradantes), aunque espera que con el tiempo se perfilen criterios de más directa
y natural aprehensión lógica e intelectual.
1569
Cfr. KAUFMANN, Art., Filosofía del Derecho, pp. 169-170.
553
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1570
En Alemania, los Regelbeispiele se utilizan con frecuencia para regular los
supuestos de especial gravedad de un delito, mediante la introducción de un
grupo de casos más concretamente perfilados que los demás (por ejemplo, §§94
II, 125a, 243, 292 II, 302a II StGB). Estos casos no son considerados elementos
cualificativos del tipo –elementos típicos–, sino reglas de determinación judicial
de la pena, de carácter no vinculante. Es decir, establecida una penalidad especial
para supuestos graves, la concurrencia de los elementos de alguno de los ejemplos
es sólo un indicio de la presencia de uno de esos casos especialmente graves. El
juez, en consecuencia, puede negar ese efecto indiciario y la gravedad del hecho,
a pesar de concurrir todos sus elementos y, en sentido contrario, admitir un caso
como especialmente grave aunque no se cumplan los elementos de ningún ejemplo
típico, cfr. JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 367; ROXIN, Derecho penal. PG,
§10/133, p. 339. El problema es que una vez reconocido el carácter no vinculante
de estos ejemplos, se termina suprimiendo, en buena medida, lo que se había
ganado en seguridad jurídica.
1571
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, p. 96; MANTOVANI, Diritto penale,
pp. 107-110. Era criticable, en este sentido, la anterior redacción del art. 184 CP
cuando se refería al prevalecimiento de una “situación de superioridad laboral,
docente o análoga”. Esta última expresión ha sido sustituida por el término “jerár-
quico”, cerrando así las posibilidades interpretativas del tipo. Otro tanto sucede
con el art. 368, que contempla la posibilidad de que sancionar a quienes “ejecuten
actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o
faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas...”; respecto de lo cual la doctrina se
ha mostrado bastante crítica, vid., por todos, REY HUIDOBRO, El delito de tráfico de
drogas, Valencia, 1999, p. 70, con bibliografía.
554
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1572
Por ejemplo, respecto del art. 316 CP, así lo estiman, CARBONELL MA-
TEU/GONZÁLEZ CUSSAC, en VIVES ANTÓN (coord.), Comentarios, pp. 1565-1566;
LASCURAÍN SÁNCHEZ, en BAJO FERNÁNDEZ (drg.), Compendio, p. 640; NAVARRO CAR-
DOSO, Los delitos, pp. 153-154, y PÉREZ MANZANO, “Delitos contra los derechos de
los trabajadores”, en Relaciones laborales, 1997, I, p. 297. En el mismo sentido, en
materia medioambiental, vid. BOIX REIG/JAREÑO LEAL, en VIVES ANTÓN (coord.),
Comentarios, p. 1594; CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.),
Código Penal, II, p. 3229; DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 79, y MORALES
PRATS, en Intereses difusos y Derecho penal, p. 89. En el ámbito económico, ARROYO
ZAPATERO, RP Nº 1, 1998, p. 10.
1573
Particularmente en lo que respecta al sentido material en que se ha de
interpretar la infracción administrativa, vid. supra las consideraciones formuladas
a propósito de las exigencias de sistematicidad, §104, y efectividad, §184.
1574
En este sentido, MORALES PRATS, en Intereses difusos y Derecho penal, p. 88; EL
MISMO, en Omnis definitio, p. 326, destaca que la utilización de elementos relativos
al deber jurídico, como indebidamente, no comporta mayores dosis de taxatividad
y seguridad jurídica.
1575
Vid., por todas, la STC 127/1990, de 5 julio.
555
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1576
Cfr. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 89.
1577
El problema surge en el ámbito de la norma primaria, de la determinación
de lo prohibido, aun cuando con posterioridad la conducta no sea sancionable
porque falte la culpabilidad del sujeto.
1578
En materia medioambiental y en relación con los reglamentos, lo desta-
can, entre otros, COLAS TURÉGANO, PJ 26, 1992, pp. 217 y 226, y DE VEGA RUIZ, “El
medio ambiente (sanción penal, sanción administrativa)”, en El derecho penal ante
las nuevas formas de delincuencia, Barcelona, 1993, p. 70.
556
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1579
Salvo que se entienda que la norma consiste en el deber de obediencia o
en la necesidad de someterse al control de la autoridad, en cuyo caso el precepto
estaría contenido de modo completo en la ley penal.
1580
Así, por ejemplo, MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, pp. 124,
129-130. En particular, MORALES PRATS, en Intereses difusos y Derecho penal, p. 88: la
posibilidad de que la configuración de un tipo gire exclusivamente sobre la base
de conductas carentes de autorización o licencia limita arbitrariamente las conste-
laciones de supuestos incriminables; además, hay esferas de actividad que no están
sujetas a un régimen de autorizaciones. Por otra parte, el encaje de la autorización
en el sistema penal suscita cierta incertidumbre (como, por ejemplo, en el caso de
los planes de descontaminación gradual), a la que se añade la propia incertidumbre
sobre la institución de la autorización en el Derecho administrativo.
557
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1581
Cfr. HEINE, ADPCP 1993, p. 307, con referencias. KINDHÄUSER, Derecho penal
de la culpabilidad, pp. 128-133, considera que en las áreas de riesgo las exigencias del
deber de cuidado cambian: sólo puede actuar quien cumpla las normas relevantes
del deber de cuidado, y el papel de estas normas no es fundamentar la imputación,
sino excluirla. Así, en los casos de riesgo permitido la incapacidad para evitar la
realización del tipo penal en el momento decisivamente relevante es insignificante
cuando es consecuencia necesaria de la observación de un permiso. Si se permite
una conducta abstractamente peligrosa, y esa peligrosidad se transforma en con-
creta, el autor no responde.
1582
En España, BACIGALUPO, EPC V, 1982, p. 205, reconoce que un sujeto no
se puede amparar en la autorización “con respecto a las consecuencias producidas
sobre otros bienes jurídicos que los protegidos por el tipo penal protector del medio
ambiente”. En sentido similar, SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto Trieffterer, p. 446,
alude al supuesto de una montaña rusa que funciona con autorización, pero cuyos
enormes riesgos son ignorados imprudentemente tanto por las autoridades como
por el operador. Si al ser utilizada mueren algunos pasajeros, nadie podría alegar
que el homicidio culposo de los pasajeros se llevó a cabo de manera autorizada.
También HEINE, ADPCP 1993, p. 309, destaca que “la dogmática del riesgo permitido
ha demostrado que no se puede justificar la confianza en el funcionamiento de
las reglas de cuidado, fijadas para limitar el peligro, cuando es patente en el caso
particular que las medidas prescritas no alcanzan para reducir un peligro latente
al grado mínimo tolerable”.
558
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
No sería necesario, por tanto, acudir a la confusa idea del abuso de Derecho
para sancionar estos supuestos, pues en ellos existe un injusto objetivo que dicha
autorización no es capaz de eliminar.
1583
Cfr. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 119, con referencias a la
doctrina alemana.
1584
Cfr. SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto Trieffterer, p. 454.
1585
Cfr. KUHLEN, Umweltstrafrecht in Deutschland und Österreich, Wien, 1994,
pp. 120 y ss.
1586
Cfr. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, pp. 167-168.
1587
En Alemania, lo confuso e incierto de esta figura se ha reducido en parte
al ser recogida en algunos preceptos del StGB (vid. §330d, 5). Sin embargo, la
teoría resulta teórico-normativamente paradójica, con su idea de una autorización
normativamente vinculante, pero utilizada de modo abusivo por el destinatario,
cfr. SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto Trieffterer, pp. 448-449. Desde este punto
de vista, son más congruentes las posturas que niegan cualquier excepción a la
tesis general sobre la relevancia penal de la autorización eficaz, adoptando una
perspectiva estrictamente formal en la defensa de la accesoriedad administrativa.
559
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1588
Vid. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, pp. 128, 162 y 175; KUHLEN,
Umweltstrafrecht, pp. 109, 143, y LACKNER/KÜHL, Strafgesetzbuch mit Erläuterungen, 20ª
ed., München, 2001, §324, Nº marg 10.
1589
El receptor de una autorización favorable sólo puede orientar su actuar
conforme a ésta cuando puede confiar en que con ello se garantiza el interés que
instrumentaliza, así FRISCH, Verwaltungsakzessorietät, pp. 60 y ss., pp. 117-118.
560
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1590
En particular, si se considera que los delitos en que se emplea la técnica de
la accesoriedad administrativa suelen caracterizarse también por proteger bienes
jurídicos supraindividuales, de contenido difuso y difícil delimitación.
1591
Así, PAEFFGEN, “Verwaltungsakt-Akzessorietät im Umweltstrafrecht. Oder:
Über Argumentations-Spielräume im Strafrecht”, en KÜPER/WELP (Hrsg.) Beiträge
zur Rechtswissenschaft. Festschrift für Walter Stree und Johannes Wessels zum 70. Geburtstag,
pp. 587-611, p. 592; cit. por DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 129.
1592
Lo destaca SCHEELLE, Zur Bindung des Strafrichters an fehlerhafte behördliche
Genehmigungen im Umweltstrafrecht, Berlín, 1993, pp. 56 y 123, cit. por DE LA MATA
BARRANCO, Protección penal, p. 160.
1593
Así, por ejemplo, SCHÜNEMANN, en Festschrift für Otto Trieffterer, pp. 446-
448, recurre a la idea de revocabilidad de las autorizaciones contrarias a derecho
–y no a la de eficacia o licitud– para determinar su relevancia en el ámbito penal.
Advierte que la regulación administrativa alemana sobre la revocabilidad ex tunc
coincide, en principio, con la garantía de protección de la buena fe. En efecto, la
disposición del §48, ap. 2 y 3 de la Ley de procedimiento administrativo (VwVfG),
dispone que se pueden revocar ex tunc (es decir, con efectos retroactivos) los actos
administrativos contrarios a Derecho que hayan sido obtenidos mediante actos
incorrectos o incompletos sobre aspectos esenciales, si el beneficiario estaba en-
terado del carácter contrario a derecho del acto administrativo o si lo desconocía
por imprudencia grave.
561
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1594
Es decir, según si afecta la tipicidad o antijuridicidad. Aunque la mayoría
de las soluciones pasan por conferir un alcance diverso a las autorizaciones en cada
caso, no falta quienes abogan por una solución única para todos los supuestos,
precisamente por consideraciones de seguridad jurídica. En este sentido, WIMMER,
“Strafbarkeit des Handelns aufgrund einer erschlichenen behördlichen Genehmi-
gung”, en JZ, 1993, p. 69, cit. por DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, p. 178.
1595
Tal como afirma el TC español, en STC 46/1990, de 15 marzo: “la exigencia
del artículo 9.3 relativa al principio de seguridad jurídica implica que el legislador
debe perseguir la claridad y no la confusión normativa, con el deber explícito de
procurar que los destinatarios de las normas sepan en todo momento a qué atenerse,
debiendo huir de provocar situaciones objetivamente confusas como complicados
juegos de remisiones entre normas”.
1596
QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 57, califica este problema como una “seria
censura de la técnica de remisión de la descripción de una conducta antinormati-
va”. Se debe precisar, en todo caso, que esta cuestión –tradicionalmente planteada
en relación con la ley penal en blanco, cfr. ANTÓN ONECA, Derecho penal, I, PG,
Madrid, 1949, p. 89– afecta a todos los supuestos de remisión (en relación con los
elementos normativos jurídicos, v.gr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, pp. 82
ss.), e incluso, a todos los casos en que la normatividad, vaguedad o porosidad de
un elemento típico hace posible significativas variaciones de su contenido sin que
varíe formalmente el texto legal. Vid., por ejemplo, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de
Derecho penal. PG, p. 161, y SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, p. 431.
562
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1597
Por todos, con bibliografía, SILVA SÁNCHEZ, EPC XVI, 1993, p. 433. En par-
ticular, RUIZ ANTÓN, PJ 7, 1989, p. 101, afirma que el principio de irretroactividad
“alcanza a todo hecho o circunstancia cuya toma en consideración dé lugar a la
aplicación, con carácter retroactivo, de una disposición sancionadora desfavorable
o restrictiva de derechos individuales”.
1598
Así, ENGLISCH, RENGIER y SCHEELE, cit. por DE LA MATA BARRANCO, Protec-
ción penal, pp. 189-190.
563
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1599
La doctrina del abuso de Derecho resulta confusa, también a este respecto,
cuando se basa en que en estos casos no existe una confianza que proteger, y por
ello pueden estimarse situaciones penalmente irrelevantes. Entonces incurre en
la paradoja de entender que la autorización es normativamente vinculante, pero
que se transforma en penalmente irrelevante al ser utilizada de modo abusivo por
el destinatario, confundiendo el plano de la antijuridicidad objetiva con el de la
subjetividad.
1600
Cfr., por todos, SILVA SÁNCHEZ, Delitos contra el medio ambiente, p. 62. En
consonancia con este sentido garantístico, se va extendiendo la idea de conceder
eficacia ante los particulares a las Directivas no traspuestas que amplíen con claridad,
precisión e incondicionalmente la esfera de libertad del interesado, manteniéndose
la inaplicabilidad de las que la restrinjan, cfr. CONDE-PUMPIDO TOURÓN, en Las
fronteras, pp. 454 y ss.; DE LA CUESTA ARZAMENDI, RP Nº 4, 1999, pp. 30-41, p. 37, y
MATEOS RODRÍGUEZ-ARIAS, Los delitos relativos, pp. 50-54.
564
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1601
Así, BACIGALUPO, Sanciones administrativas, p. 31; DOVAL PAIS, Posibilidades
y límites, pp. 205-206, y TIEDEMANN, RCP Nº 2, 1998, p. 519.
1602
DE LEÓN VILLALBA, Acumulación de sanciones, p. 392 (si bien reconoce que del
principio en cuestión no deriva la prohibición de llevar a cabo dos procedimientos
sobre los mismos hechos, p. 542). También MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración,
p. 51, y VIVES ANTÓN, “Ne bis in idem procesal”, en La libertad como pretexto, Valencia,
1995, pp. 355 y 359. Aunque la seguridad jurídica no es el único fundamento del
non bis in idem, por sí sola no sirve para negar la duplicidad de sanción, pues ella se
vería igualmente respetada cuando el sujeto pudiera prever, con relativa certeza,
que se le van a imponer dos sanciones por un mismo hecho; así MUÑOZ LORENTE,
La nueva configuración, p. 53.
565
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1603
Por ejemplo, MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, p. 45.
1604
Cfr. STS, Sala 3ª, 26 abril 1996 (RJ 4973/1996), FD 2º; DE VICENTE MARTÍNEZ,
AP 2000, p. 484, y NAVARRO CARDOSO, Infracción administrativa y delito, p. 39.
1605
Un camino correcto sería conceder al propio tribunal penal la capacidad
para anular el acto sancionatorio administrativo –como sucede en Alemania–,
para evitar al afectado la tercera sanción que supone la necesidad de iniciar un
procedimiento administrativo para declarar la nulidad del acto y conseguir la
devolución de la multa. Cfr. MUÑOZ LORENTE, La nueva configuración, pp. 70-
72. La propone como solución aplicable en la legislación española DE VICENTE
MARTÍNEZ, AP 2000, p. 485.
566
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1606
Las ventajas y desventajas que las definiciones pueden reportar en la parte
general obedecen a criterios diferentes, sobre este tema, vid. FRISCH, en Omnis
definitio, passim.
1607
PALAZZO, en Omnis definitio, pp. 383-384.
1608
En este sentido, MORALES PRATS, en Omnis definitio, p. 318.
1609
En Alemania su uso está más difundido, en particular, en algunos delitos
modernos, en relación con conceptos relativamente nuevos que frecuentemente
también tienen un carácter técnico. Por ejemplo, se define “datos” en el delito
de espionaje de datos (Daten, §202a), “subvención” en el fraude de subvenciones
(Subvention, §264), “recurso hidráulico” (Gewässer), “instalación técnico-nuclear”
(kerntechnische Anlage), “mercancía peligrosa” (gefährliches Gut), “obligación de De-
recho administrativo” (verwaltungsrechtliche Pflicht) y “actuación sin autorización”
(Handeln ohne Genehmigung) en los delitos contra el medio ambiente (§330d).
1610
Cfr. PALAZZO, en Omnis definitio, p. 384.
567
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1611
NOLL, “Zur Gesetzestechnik des Entwurfes eines Strafgesetzbuches”, JZ,
1963, p. 299, cit. por ORRÙ, en Omnis definitio, p. 156.
1612
En Alemania han existido grandes dificultades interpretativas respecto de
tipos detalladamente formulados, como el fraude de subvenciones, §264 StGB, o
la quiebra, §283 StGB; en tanto que las injurias dan menos problemas, pese a que
ni siquiera son definidas (§185). Cfr. FRISCH, en Omnis definitio, p. 206, y ROSS, en
Diritto e analisi, p. 212.
1613
Cfr. FRISCH, en Omnis definitio, p. 207.
1614
Un principio de técnica legislativa es que no se usen distintos términos para
expresar el mismo concepto (aunque se sea reiterativo), y que se utilicen términos
distintos para expresar conceptos distintos, cfr. SALVADOR CODERCH, en La calidad
de las leyes, p. 169. Sin embargo, puede ocurrir que el legislador ni siquiera utilice la
expresión definida en el sentido en que ha estipulado. No es demasiado extraño que
existan discrepancias entre lo que el legislador dice que va a hacer (usar el término
en un sentido determinado) y lo que hace realmente, vid. ALCHOURRÓN/BULYGIN,
en El lenguaje del Derecho, pp. 26-27 y 32.
1615
Cfr. SALVADOR CODERCH, en La calidad de las leyes, p. 170.
568
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1616
Cfr. BUTTARELLI, en Omnis definitio, p. 133, y SAINZ MORENO, en La técnica
legislativa a debate, p. 43.
1617
ORRÙ, en Omnis definitio, p. 155.
1618
MORALES PRATS, en Omnis definitio, p. 322.
1619
En este sentido, SALVADOR CODERCH, en La calidad de las leyes, p. 167, y
ROSS, en Diritto e analisi, p. 212, considera que todas las definiciones gramaticales
(lexicales), es decir, aquellas que tienden a estabilizar el significado corriente de
un término coloquial, son inútiles o peligrosas. Sin embargo, la utilidad de una
definición no se mide únicamente por su repercusión para la seguridad jurídica
o la simplificación de la ley, pues también puede cumplir una función desde el
punto de vista comunicativo, metodológico o sistemático. De este modo se explica
la inclusión, de modo incidental, de las definiciones de homicidio (art. 138), asesi-
nato (art. 139) o violación (art. 179), expresiones que el legislador utiliza sólo con
ocasión de definirlas.
1620
Dentro de esta dialéctica existiría la posibilidad de definir los términos
valorativos, con lo que se terminaría despojándoles prácticamente de ese carácter.
Así por ejemplo, podría intentarse una definición más precisa de lo que se entiende
por tratos degradantes (art. 173.1 CP), acuerdos abusivos (art. 291 CP), o actos de exhibi-
ción obscena (art. 431 CP). Con todo, ello implicaría asumir los costes y limitaciones
que tal fijación lleva consigo, además de las dificultades que significa asumir una
tarea de tal naturaleza.
1621
Es cuestionable que los límites derivados de una definición puedan ser
superados en atención a su ratio. BUTTARELLI, en Omnis definitio, p. 133, argumenta
que las definiciones empleadas en el Código penal italiano no han obstaculizado
ni la elaboración doctrinal ni la aplicación práctica de la ley.
569
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1622
El TC parece dar prioridad, incluso, al recurso a la interpretación juris-
prudencial antes que acudir a definiciones específicas. La STC 89/1993, FD 3º,
exime al legislador de acuñar definiciones, salvo que hiciera uso de expresiones
que “por su falta de arraigo en la propia cultura jurídica carecieran de toda virtua-
lidad significante y degenerasen, por lo mismo, indeterminación sobre la conducta
delimitada mediante tales expresiones”.
1623
Pero la precisión de los tipos de la parte especial no depende únicamente
de la riqueza de las descripciones y definiciones empleadas, sino que también de
otras variables. En consecuencia, no se debería condenar a priori los tipos que se
presentan aparentemente indeterminados o no definidos. En este sentido, FRISCH,
en Omnis definitio, p. 208.
1624
Si bien es innegable que la situación tanto de la ley como de los códigos
se ha visto modificada. La primera ya no se ve como el instrumento garante de
libertad de antaño, los segundos ya no tienen las mismas pretensiones de plenitud.
En la actualidad, en cambio, es la Constitución la que ha asumido la función de
estabilidad imprescindible para el orden social. Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA, Justicia
y seguridad jurídica, pp. 39 y ss., y 101.
1625
Así se entendió desde los comienzos de la tarea codificadora. Y en la
regulación penal, esas garantías de claridad, certeza, facilidad de acceso y manejo
de la norma que implica la técnica codificadora, se demandan con especial fuerza,
debido a la relevancia que puede tener el error de prohibición para la aplicación
de la norma, cfr. DELMAS-MARTY, en Valore e principi, pp. 42 y 49, y OBREGÓN GARCÍA,
en Seguridad jurídica y codificación, p. 138.
570
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1626
PALAZZO, en Politica del Diritto, Nº 3, 1993, pp. 374-377.
1627
Es lo que sucede en Alemania con el Nebenstrafrecht, regulado por leyes
especiales.
1628
PALAZZO, en Politica del Diritto, Nº 3, 1993, pp. 378-379.
571
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1629
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 209.
1630
Cfr. OBREGÓN GARCÍA, en Seguridad jurídica y codificación, pp. 141-142,
advierte sobre otros problemas de las leyes especiales, como las dificultades de
acceso a su contenido, debido a su dispersión; su escaso conocimiento y estudio
por los operadores jurídicos; la falta de coherencia con el resto de la legislación
penal; la menor aptitud demostrada para adaptarse a necesidades de armonización
emanadas de compromisos internacionales; y el riesgo que comportan de expansión
del Derecho penal, por la posibilidad de incorporar en ellas conductas de escasa
gravedad. En cuanto a esto último, también cabe advertir que las leyes especiales
congenian bien con el uso simbólico y propagandístico de la norma penal, propio
de una política legislativa expansiva.
1631
En este sentido, DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 113; OBREGÓN GAR-
CÍA, en Seguridad jurídica y codificación, p. 143. En contra, MESTRE DELGADO, ADPCP
1988, p. 526.
572
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1632
Así parece entenderlo el legislador español de 1995, respondiendo a
esa necesidad codificadora. OBREGÓN GARCÍA, en Seguridad jurídica y codifica-
ción, pp. 138-139, lo grafica en algunas características del nuevo Código penal:
a) no desvía hacia leyes especiales materias reguladas en el CP precedente,
desoyendo sugerencias en este sentido por las condiciones de especialización
y mutabilidad de algunas de ellas; b) deroga muchas leyes especiales, como
las de peligrosidad y rehabilitación social, protección de pájaros insectívoros,
propiedad industrial, mendicidad de menores, pesca fluvial, etc.; c) lo que
deja subsistente fuera del código es escaso y de relativa trascendencia práctica:
Navegación Aérea, Represión de Contrabando, Régimen Jurídico de Control
de Cambios, Régimen Electoral General y Menores; d) regula expresamente
la relación del CP con las leyes especiales (art. 9 CP), confiriendo al primero
prioridad y carácter supletorio.
1633
Sistemas como, en Estados Unidos, los Restatements, obra de asociaciones
de especialistas bajo el control del American Law Institute, que recogen leyes y ju-
risprudencia con ediciones o actualizaciones periódicas. O, con carácter público
y formal, el U.S. Code y el Code of Federal Regulation, que constituyen catalogaciones
ordenadas de leyes y reglamentos. También en Francia, en 1958 se instauró una
Comisión Superior de Codificación que elabora códigos con una nueva técnica,
sistemática, temática y respetuosa de las sucesivas innovaciones. No se trata de
meras recopilaciones, pues estos cuerpos legales son estudiados y articulados por
el Parlamento para darles valor de ley, con efectos derogatorios plenos sobre lo
no expresamente recogido en ellos. La Unión Europea se ha hecho eco de esta
tendencia, poniendo en marcha operaciones codificadoras sectoriales y un siste-
ma de refundiciones y textos consolidados que, aunque sólo tiene pretensiones
informativas, sirve para clarificar y ordenar el conjunto de normas, articulándolas
sistemáticamente, despejando contradicciones, relaciones internormativas complejas,
etc. Sobre estas nuevas tendencias en los procesos de codificación, vid. GARCÍA DE
ENTERRÍA, Justicia y seguridad jurídica, pp. 61-68.
573
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
B) MÍNIMO
1634
En este sentido, PALAZZO, “Le articolazioni concrete della certezza del
Diritto nel sistema penale”, en La certezza del Diritto, Milano, 1993, p. 70.
1635
MANTOVANI, Diritto penale, p. 103.
1636
Condiciones reconocidas por PADOVANI, Diritto penale, p. 38.
574
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
409. Por último, resulta imposible abogar por una vuelta al ideal
iluminista, de leyes claras y ordenadas, que tampoco han existido
nunca en la realidad1638. Las exigencias de seguridad jurídica han de
insertarse en el estado actual de la legislación, dentro de un sistema
complejo y de interdependencia entre diversos órdenes normativos,
tanto al interior del ordenamiento jurídico nacional como en rela-
ción con otros sistemas supranacionales. Un sistema con parámetros
menos rígidos, pero no por eso opacos o incognoscibles1639.
1637
MORALES PRATS, en Omnis definitio, p. 325. En el mismo sentido, SILVA
SÁNCHEZ, PJ 52, 1998, p. 496.
1638
Como sucede, de modo paralelo, con la propuesta de una vuelta al Derecho
penal liberal, recusada por SILVA SÁNCHEZ, La expansión, pp. 149 y ss.
1639
Cfr. PALAZZO, en La certezza del Diritto, p. 69.
575
Evaluación Final
JUSTICIA
1640
Existen inumerables estudios sobre el tema que, al menos, se recoge en
prácticamente todas las introducciones a la Filosofía del Derecho, en que se descri-
ben las teorías más significativas sobre la justicia, como las de ARISTÓTELES, SANTO
TOMÁS, KANT, KELSEN, RAWLS, ROSS, HABERMAS, y otros.
577
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1641
La dimensión o aspecto del Derecho en cuya virtud se habla de lo justo
–como trascendental– es la igualdad. Ella es lo que puede constituir el aspecto
valioso del Derecho. Es decir, no sería la justicia el valor; sino que el valor sería la
igualdad como trascendental del Derecho; cfr. HERVADA, Lecciones, pp. 140-145.
1642
El quinto libro de la Ética a Nicómaco de ARISTÓTELES constituye el punto
de partida de las reflexiones acerca del problema de la justicia. Para el estagirita
“la justicia es una especie de término medio, pero no de la misma manera que
las demás virtudes, sino porque es propia del medio, mientras que la injusticia
lo es de los extremos” (Ética a Nicómaco, V, 2, 1134 a). Entonces la justicia puede
entenderse como constitutiva del Derecho y trascendente a él, en el sentido de
“medida racional en función de la cual el Derecho trata de regular, ordenar, ase-
gurar y legitimar el orden de la vida social”, MONTORO BALLESTEROS, El Derecho
como sistema normativo, p. 25.
1643
En estos términos lo plantea ATIENZA, El sentido del Derecho, p. 173.
1644
Buena parte de las discusiones sobre justicia en la filosofía política con-
temporánea se refieren al alcance y al respectivo peso de estos dos valores, cfr.
NINO, “Justicia”, en GARZÓN VALDÉS/LAPORTA (ed.), El Derecho y la Justicia, Madrid,
1996, p. 478.
578
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1645
Cfr. CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, p. 114.
1646
Por esto, y después de analizar la jurisprudencia constitucional, DE LEÓN
VILLALBA, Acumulación de sanciones, p. 402, concluye que procede declarar la in-
constitucionalidad de aquellas normas que han tratado de dar primacía a la justicia
como valor superior del ordenamiento a costa de la seguridad jurídica.
1647
En este sentido, MANTOVANI, Diritto penale, p. 49.
1648
Esto no significa asumir un pluralismo que ha de desembocar, irremi-
siblemente, en el relativismo, al modo de las teorías comunitaristas neoaristoté-
licas. Porque afirmar los contenidos históricos de la justicia no implica negar la
existencia de patrones universales. Precisamente, “la ética aristotélica, con ser
contextualizada y esencialmente societaria, no rehúye la dimensión universalista
del actuar humano (...). Esa consideración de lo justo aquí y ahora no entra en
colisión con la pretensión universalista, antes bien, la justicia, para ser tal, tiene
que estar particularizada, porque es expresión de lo que en cada circunstancia
concreta el hombre puede hacer”, DE JULIOS-CAMPUZANO, En las encrucijadas de
la Modernidad, Sevilla, 2000, pp. 222-223.
579
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
414. Ahora bien, entre los criterios que se han venido plan-
teando existen relaciones de interdependencia y colaboración1649,
pero también de tensión e incompatibilidad, como ha quedado de
manifiesto en el curso de estas consideraciones. Según ATIENZA, “en
el proceso legislativo están implicadas diversas nociones de racio-
nalidad que transcurren en sentidos distintos; no sólo no es fácil,
sino que quizás sea imposible satisfacer al mismo tiempo (y, a veces,
ni siquiera por separado) las exigencias que plantean estas diversas
nociones de racionalidad”1650. Como en el caso de antinomias de
principios, frecuentes e inevitables dentro de ciertos límites, se trata
de antinomias de valoración, respecto de las cuales no es posible dar
una respuesta unívoca1651.
1649
En líneas generales, sobre la relación de interdependencia que existe
entre la legalidad formal de las normas, su legitimidad o justicia y su eficacia, vid.
MONTORO BALLESTEROS, Razones y límites, pp. 104-108.
1650
ATIENZA, Contribución, p. 56, y agrega que “los límites de la racionalidad
no son sólo cognoscitivos (y es evidente que a propósito de la legislación existen
límites de este tipo), sino también de carácter material o ideológico (¿interesa de
verdad a todos los grupos sociales superar dicha crisis y lograr, por ejemplo, que
los objetivos manifestados en las leyes se cumplan en la realidad?)”.
1651
En este sentido, en relación con las antinomias de principios, ENGISCH,
Introduzione, p. 266.
1652
En relación con el aspecto lingüístico, ATIENZA, Contribución, p. 59, estima
que sin racionalidad comunicativa y un ordenamiento breve la racionalidad jurídi-
co-formal resultaría una tarea imposible.
580
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1653
En la actualidad, cada vez intervienen más economistas o científicos sociales
en la elaboración de las leyes, desplazando al jurista clásico. Esto puede significar
una pérdida de sistematicidad y coherencia que no siempre va acompañada de una
mayor efectividad, porque las leyes todavía siguen aplicándose por personas con
racionalidad jurídico-formal (que los científicos suelen considerar como obstáculo
para la racionalidad teleológica), cfr. ATIENZA, Contribución, pp. 61-62.
1654
Contradicciones que se hacen evidentes, por ejemplo, cuando el Derecho
penal se alza como instrumento para sensibilizar las conciencias y no se usa como
ultima ratio, sino como la primera –supuestos de legislación simbólica en que las
exigencias de comunicabilidad pueden quedar subordinadas a la eficiencia, porque
la oscuridad lingüística podría ser un medio para lograr los fines de la norma–.
También la orientación hacia el futuro, hacia las consecuencias, significa una ame-
naza para la seguridad jurídica; implica una contraposición input-output que se
plantea ya dentro de la propia legislación, entre la racionalidad lógico-normativa
y la racionalidad de las consecuencias o cognoscitiva. Cfr. ATIENZA, Contribución,
pp. 59-61. En general, HASSEMER, Persona, mundo y responsabilidad, pp. 49-50, advierte
que cuando la idea de prevención se convierte en el paradigma dominante, hace
difícil asegurar los principios garantísticos.
581
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
1655
Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, pp. 13-14.
1656
En relación con la decisión judicial lo plantea PAREDES CASTAÑÓN, ADPCP
1996, p. 919.
1657
ATIENZA, Contribución, pp. 93-94.
1658
Los distintos principios o valores estudiados pueden ser caracterizados
como mandatos de optimización, que admiten un cumplimiento en grado diverso y
exigen, al mismo tiempo, una realización lo más completa posible, en relación con
las posibilidades fácticas y jurídicas. Cfr. ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales,
p. 86; EL MISMO, “Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica” (trad.
Atienza), en Doxa 5, 1988, pp. 143 y 147.
582
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1659
El rendimiento de una relación así sería bastante débil, pues constituiría, ape-
nas, un catálogo de puntos de vista o topoi, cfr. ALEXY, Doxa 5, 1988, pp. 145-146.
1660
Vid. ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales, pp. 81-172; EL MISMO, Doxa
5, 1988, passim.
1661
En este sentido, ALEXY, Doxa 5, 1988, p. 146.
1662
ALEXY, Doxa 5, 1988, p. 147.
583
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
584
CUADRO DE EVALUACIÓN
Elementos
descriptivos 2 3 2 4 3 4 4 4 2 4
Elementos
valorativos 5 5 3 1 2 3 2 1 4 2
– Elementos
valorativos
cuantitativos 5 5 3 1 1 4 2 1 4 1
Elementos
585
normativos 5 5 3 2 3 3 3 3 4 3
Leyes penales
en blanco 5 5 3 4 3 3 2 3 3 2
– Accesoriedad
de Derecho 5 5 3 4 3 3 2 3 3 3
– Accesoriedad
de acto 5 3 2 2 3 3 1 1 1 1
– Remisión a
normas técnicas 5 — 3 4 3 3 2 3 4 3
Cláusulas de
remisión inversa 1 5 — — 5 — — — 4 —
Definiciones 2 3 4 — 2 — 4 4 3 4
Leyes especiales 1 5 2 — 2 — — — — 3
586
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1663
Si bien puede ser sometida a controles diversos de racionalidad, como el
de la racionalidad argumental o del discurso, propuesto, por ALEXY, Teoría de la
argumentación jurídica: la teoría del discurso racional como teoría de la fundamentación
jurídica (trad. Atienza/Espejo), Madrid, 1989.
1664
ATIENZA, Contribución, p. 63.
1665
En este sentido, CALABRESI, El coste de los accidentes, pp. 43-44, y PAREDES
CASTAÑÓN, ADPCP 1996, pp. 917-918.
1666
El art. 1.1 de la Constitución proclama como valores superiores, a los que
se debe dirigir todo el ordenamiento jurídico, la justicia y libertad. Por lo tanto,
el valor de libertad está por sobre otros, como el de la indemnidad o protección
de cualquier bien jurídico: in dubio pro libertate. La seguridad jurídica, entendida
como fundamento de la libertad, queda también elevada al más alto nivel dentro
del ordenamiento.
587
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
429. Llegados a este punto, puede parecer que todos los avances
en la aprehensión de mayores dosis de racionalidad para justificar
la adopción de una técnica legislativa, indicados a lo largo de estas
páginas, terminan desfigurándose en una decisión final axiológica.
Decisión que, por lo mismo, no parece controlable.
Sin embargo, no deben extremarse las cosas. No hay duda de
que en este nivel el análisis se torna menos racional, volviéndose
más hacia la decisión valórica que incluye, incluso, importantes dosis
1667
En este sentido, por ejemplo, ENGISCH, Introduzione, p. 206; NAUCKE, Über
Generalklauseln, pp. 15-16; ORRÙ, en Omnis definitio, p. 151. También DOVAL PAIS,
Posibilidades y límites, pp. 52-54, pero reconoce que un exceso en estas notas generaría
un ámbito de tipicidad excesivamente amplio, un desmedido marco de discrecio-
nalidad, y, así, una mayor indeterminación de la norma que provocaría inseguridad
jurídica para los ciudadanos. En contra SÜSS, en La insostenible situación, p. 236,
considera que la supuesta necesidad de vaguedad para satisfacer la justicia del caso
concreto no es argumento válido para incumplir con el mandato de determinación,
porque dicha justicia puede conseguirse también por medio de leyes determinadas
y apoyándose en recursos como el de la interpretación conforme a la Constitución
y a la reducción teleológica. Por su parte, PRITTWITZ, en La insostenible situación,
p. 440, destaca que la justicia, más que límites al Derecho penal, proporciona
argumentos en contra de esa limitación, como sucedió, por ejemplo, durante el
régimen nacionalsocialista.
1668
Cfr. DE LA MATA BARRANCO, Protección penal, pp. 172-173 y 192.
588
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
1669
CALSAMIGLIA, Doc. Adm. 218-219, 1989, pp. 144-145, considera que “los
métodos jurídicos consisten –hoy por hoy– en una buena intuición de la justicia y
una buena declaración de principios junto con una construcción normativa intui-
tivamente adecuada y consistente en el ordenamiento normativo”.
1670
Arthur KAUFMANN, Filosofía del Derecho, p. 242, recuerda que el Derecho no
se mueve totalmente en un plano racional y, en consecuencia, “se puede pretender
perfeccionar la racionalidad técnica al máximo, pero siempre permanecerá un residuo
y ese residuo es espíritu”. Similar, MACCORMICK, “Los límites de la racionalidad en
el razonamiento jurídico” (trad. Atienza/Ruiz Manero), en BETEGÓN/DE PÁRAMO
(drg. y coord.), Derecho y moral. Ensayos analíticos, Barcelona, 1990, pp. 16-17 y 22.
589
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
590
CONCLUSIONES
591
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
592
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
593
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
594
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
595
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
596
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
597
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
598
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
18. Entre las diversas modalidades que puede asumir una remi-
sión normativa, y aunque tradicionalmente se la haya mirado con
recelo, la técnica de la ley penal en blanco concebida como sistema
de accesoriedad de Derecho suele resultar la más conveniente. En estos
casos, como en todos, la norma penal debe contener el núcleo esencial
de la prohibición, haciendo referencia a la conducta y su relación con
el riesgo para el bien jurídico. En la medida en que el tipo contenga
ese núcleo esencial, el añadir como requisito adicional la necesidad
de una infracción de determinadas disposiciones extrapenales no
supone una vulneración del principio de legalidad. Esa infracción
extrapenal constituye un elemento del tipo, pero opera restringiendo
el ámbito de lo prohibido. De este modo el injusto penal también
599
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
600
EVALUACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE TÉCNICA LEGISLATIVA EN MATERIA PENAL
601
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
27. Por último, cuando la tensión entre los principios que rigen
la actividad legislativa no puede resolverse de modo satisfactorio en
un nivel abstracto, la técnica legislativa se configura como límite de
esta actividad. Es decir, no se trata de considerar que la formulación
de una norma pueda conducir a soluciones más o menos justas al
momento de su aplicación, sino que es posible que ni siquiera el
legislador sea capaz de encontrar un instrumento técnico adecuado,
que le permita conseguir un mínimo grado de protección del bien
jurídico compatible con el mínimo respeto de las garantías indivi-
duales. En tales supuestos, la sola existencia abstracta de la norma
penal aparece como injusta, y la técnica legislativa se alza como un
límite para las pretensiones incriminatorias del legislador.
602
BIBLIOGRAFÍA
603
BIBLIOGRAFÍA
604
BIBLIOGRAFÍA
605
BIBLIOGRAFÍA
BUTTARELLI, G., “Le definizioni nella tecnica legislativa penale: le regole dell’arte
e la loro possibile erosiones”, en CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure
periculosa? Il problema delle definizioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996,
pp. 125-145.
CABALLERO SÁNCHEZ-IZQUIERDO, J. M., “Protección del medio ambiente y prin-
cipio de legalidad penal. El artículo 335 del Código Penal”, en AP 2002,
pp. 337-348.
CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle definizioni
legali nel Diritto penale, Padova, 1996.
CALABRESI, G., “Sobre los límites de algunos análisis no económicos del Derecho”,
en AFD II, 1985, pp. 219-228.
, El coste de los accidentes (trad. Bisbal), Barcelona, 1984.
CALLIESS, R.-P., Theorie der Strafe im demokratischen und sozialen Rechtsstaat, Frankfurt
am Main, 1973.
CALSAMIGLIA, A., “Justicia, eficiencia y optimización de la legislación”, en Doc.
Adm. 218-219, 1989, pp. 113-151 (también en CALSAMIGLIA, A., Racionalidad
y eficiencia del Derecho, México, 1993, pp. 29-74).
CAPELLA, J. R., El derecho como lenguaje, Barcelona, 1968.
CARBONELL MATEU, J. C., Derecho penal: concepto y principios constitucionales, 3ª ed.,
Valencia, 1999.
CARBONI, G., “Norme penali in bianco e riserva di legge: a proposito della
legittimità costituzionale dell’art. 650 c.p.”, en RIDPP 1971, pp. 454-468.
CARNAP, R., “Significado y sinonimia en los lenguajes naturales” (trad. Bun-
ge/Colombo), en BUNGE (comp.), Antología semántica, Buenos Aires, 1960,
pp. 25-44 (original: “Meaning and Synonymy in Natural Languages”, en
Philosophical Studies, 7, 1955).
CARNEVALI RODRÍGUEZ, R., Derecho penal y derecho sancionador de la Unión Europea,
Granada, 2001.
CARRIÓ, G., Notas sobre derecho y lenguaje, 2ª ed., Buenos Aires, 1979.
, Sobre los límites del lenguaje normativo, Buenos Aires, 1973.
CASABÓ RUIZ, J. R., “La capacidad normativa de las Comunidades Autónomas en
la protección penal del medio ambiente”, en EPC V, 1982, pp. 235-260.
CASSESE, S., “Introduzione allo studio della normazione”, en RTDP 1992, II,
pp. 307-330.
CAZORLA PRIETO, L. M., Codificación contemporánea y técnica legislativa, Pamplo-
na, 1999.
CERES MONTES, J. F., La protección jurídico-penal de los derechos y deberes familiares
en el nuevo Código Penal, Madrid, 1996.
CEREZO MIR, J., “Límites entre el Derecho penal y el Derecho administrativo”,
en ADPCP 1975, pp. 159-173.
, Curso de Derecho penal español. Parte general, I, Introducción, 5ª ed.,
Madrid, 1996.
, Curso de Derecho penal español. Parte general, II, Teoría jurídica del
delito, 6ª ed., Madrid, 1998.
606
BIBLIOGRAFÍA
CERVATI, A., “Metodi e tecnica della legislazione in alcuni recenti orientamenti della
dottrina di lengua tedesca”, en Il Foro italiano CVIII, 1985, pp. 280-287.
CID MOLINÉ, J., ¿Pena justa o pena útil? El debate contemporáneo en la doctrina penal
española, Madrid, 1994.
CID MOLINÉ/MORESO MATEOS, “Derecho penal y filosofía analítica”, en ADPCP
1991, pp. 143-178.
CLIMENT DURÁN, C., Detenciones ilegales policiales, Valencia, 1998.
COASE, R. H., La empresa, el mercado y la ley (trad. Concome/Borel; revisión
técnica Newland/Tedesco), Madrid, 1994.
COBO DEL ROSAL, M., “Sustitución del I.G.T.E. por el I.V.A: Principio de le-
galidad y retroactividad de la ley penal más favorable”, en CPC 53, 1994,
pp. 445-457.
, (drg.), Curso de Derecho penal español. Parte especial, I, Madrid, 1996.
,(drg.), Curso de Derecho penal español. Parte especial, II, Madrid, 1997.
COBO DEL ROSAL/BOIX REIG, “Garantías constitucionales del derecho sancio-
nador”, en CLP I, 1982, pp. 191-216.
COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, “Artículo 1”, en COBO DEL ROSAL (drg.) Co-
mentarios al Código Penal, I, Madrid, 1999, pp. 23-67.
, “Sobre la reserva de Ley orgánica y Ley ordinaria en materia penal
y administrativa”, en CLP III, 1984, pp. 4-30.
, Derecho penal. Parte general, 5ª ed., Valencia, 1999.
COLÁS TURÉGANO, A., “Art. 347 bis. ¿Ruptura con el principio de legalidad?”,
en PJ 26, 1992, pp. 213-225.
COMISIÓN REDACTORA DEL NUEVO CÓDIGO PENAL TIPO IBEROAMERICANO, Me-
moria del I Encuentro, Bogotá, Colombia, 1995, en Revista Canaria de Ciencias
Penales, Instituto Iberoamericano de Política Criminal y Derecho Penal
Comparado, Nº 1, 1998.
CONDE-PUMPIDO FERREIRO, C. (drg.), Código Penal. Doctrina y Jurisprudencia,
I-II-III, Madrid, 1997.
CONDE-PUMPIDO TOURÓN, C., “Complementariedad de la tutela penal y la
administrativa sobre el medio ambiente” en Las fronteras del Código penal
de 1995 y el Derecho Administrativo sancionador, Madrid, 1997.
CONESA/NUBIOLA, Filosofía del lenguaje, Barcelona, 1999.
COPI, I., Introducción a la lógica (trad. Miguez), nueva traducción, corregida y
actualizada, de la 4ª ed. inglesa de 1972, Buenos Aires, 1987.
CORCOY BIDASOLO/GALLEGO SOLER, “Infracción administrativa e infracción
penal en el ámbito del delito medioambiental: ne bis in idem material y
procesal” (Comentario a la STC 177/1999, de 11 de octubre), en AP 2000,
pp. 159-178.
CÓRDOBA RODA, J., “Principio de legalidad penal y Constitución”, en DORNSEIFER/
HORN/ SCHILLING/SCHÖNE/STRUENSEE/ZIELINSKI (Hrsg.), Gedächtnisschrift
für Armin Kaufmann, Köln-Berlin-Bonn-München, 1989, pp. 79-93.
CORONA FERRERO/PAU VALL/TUDELA ARANDA (coords.), La técnica legislativa
a debate, Madrid, 1994.
607
BIBLIOGRAFÍA
CUELLO CONTRERAS, J., El Derecho penal español, curso de iniciación. Parte general,
I, 2ª ed., Madrid, 1996.
CUERDA ARNAU, M. L., “Aproximación al principio de proporcionalidad en
Derecho penal”, en Estudios jurídicos en memoria del profesor Dr. D. José Ramón
Casabó Ruiz, I, Valencia, 1997, pp. 447-491.
CURY URZÚA, E., La ley penal en blanco, Bogotá, 1988.
D’AGOSTINO, F., “Interpretación y hermenéutica”, en Persona y Derecho, Nº 35,
1996, pp. 39-55.
DA SILVA/SAINZ MORENO (coords.), La calidad de las leyes, Vitoria, 1989.
DE JULIOS-CAMPUZANO, A., En las encrucijadas de la Modernidad, Sevilla,
2000.
DE LA CUESTA AGUADO, p. M., Respuesta penal al peligro nuclear, Barcelona,
1994.
DE LA CUESTA ARZAMENDI, J. L., “Cuestiones dogmáticas relativas al delito de
contaminación ambiental”, en RP Nº4, 1999, pp. 30-41.
, “Delitos relativos a la ordenación del territorio en el nuevo Código
penal de 1995”, en AP 1998, pp. 309-328.
, “La ley alemana de reforma del Código penal para la lucha frente a
la criminalidad contra el ambiente”, en CPC 17, 1982, pp. 651-667.
, “Protección penal de la ordenación del territorio y del ambiente”,
en Documentación Jurídica, 1983, pp. 879-936.
DE LA MATA BARRANCO, N., Protección penal del ambiente y accesoriedad adminis-
trativa, Barcelona, 1996.
DE LEÓN VILLALBA, F. J., Acumulación de sanciones penales y administrativas. Sentido
y alcance del principio “ne bis in idem”, Barcelona, 1998.
DE VEGA RUIZ, J. A., “El medio ambiente (sanción penal, sanción administra-
tiva)”, en El Derecho penal ante las nuevas formas de delincuencia, Barcelona,
1993, pp. 55-79.
, Los delitos contra el consumidor en el Código penal de 1995, Madrid,
1996.
DE VICENTE MARTÍNEZ, R., “Teoría y práctica o el Dr. Jekyll y Mr. Hyde (a pro-
pósito de la sentencia del Tribunal Constitucional 177/1999, de 11 de
octubre, sobre el principio ne bis in idem)”, en AP 2000, pp. 473-486.
, Responsabilidad penal del funcionario por delitos contra el medio ambiente,
Madrid, 1993.
DEL ROSAL, J., Tratado de Derecho Penal Español, I, 3ª ed., Madrid, 1978.
DELMAS-MARTY, M., “Le nouveau code pénal français: textes et contexte”, en
Valore e principi della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese
a confronto, Padova, 1995, pp. 41-56.
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, M., “Los elementos normativos del tipo penal y la
teoría del error”, en Estudios jurídicos en memoria del profesor Dr. D. José Ramón
Casabó Ruiz, I, Valencia, 1997, pp. 657-703.
DÍAZ, E., Sociología y Filosofía del Derecho, Madrid, 1971.
DÍEZ RIPOLLÉS, J. L., “El derecho penal simbólico y los efectos de la pena”, en
AP 2001, pp. 1-22.
608
BIBLIOGRAFÍA
609
BIBLIOGRAFÍA
610
BIBLIOGRAFÍA
611
BIBLIOGRAFÍA
612
BIBLIOGRAFÍA
613
BIBLIOGRAFÍA
Hacia un Derecho penal económico europeo. Jornadas en honor del Profesor Klaus
Tiedemann, Madrid, 1995, pp. 441-452.
, “La culpa penal en un Estado Democrático de Derecho” (trad. López
Díaz), en Derecho penal de la culpabilidad y conducta peligrosa, Bogotá, 1996,
pp. 15-62.
KÖHLER, M., “La imputación subjetiva: estado de la cuestión” (trad. Sánchez-
Ostiz Gutiérrez), en AA.VV., Sobre el estado de la teoría del delito, Madrid,
2000, pp. 61-90.
KRÄMER, L., “Sobre el efecto directo de las Directivas Comunitarias de Medio
Ambiente”, en Revista de Derecho Ambiental, Nº 7, 1991, pp. 9-25.
KUHLEN, L., “Umweltstrafrecht – auf der Suche nach einer neuen Dogmatik”,
en ZStW 1993, pp. 697-726 .
, Umweltstrafrecht in Deutschland und Österreich, Wien, 1994.
LACKNER/KÜHL, Strafgesetzbuch mit Erläuterungen, 20ª ed., München, 2001.
LAMARCA PÉREZ, C., “Legalidad penal y reserva de ley en la Constitución espa-
ñola”, en REDC Nº 20, 1987, pp. 99-135.
LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ, Derecho penal español. Parte general, 5ª
ed., Madrid, 1996.
LANDROVE DÍAZ, G., Detenciones ilegales y secuestros, Valencia, 1999.
, Introducción al Derecho penal español, 4ª ed., Madrid, 1996.
LARENZ, K., Metodología de la Ciencia del Derecho (trad. Rodríguez Molinero),
Barcelona, 1994.
LASCURAÍN SÁNCHEZ, J. A., “La proporcionalidad de la norma penal”, en CDP
Nº 5, 1998, pp. 159-189.
, “Tres problemas de aplicación del delito fiscal: retroactividad, pres-
cripción y exención de los partícipes por regularización”, en Problemas
específicos de la aplicación del Código Penal, Madrid, 1999, pp. 359-413.
, Sobre la retroactividad penal favorable, Madrid, 2000.
LLANO, A., Metafísica y lenguaje, 2ª ed., Ansoáin (Navarra), 1997.
LÓPEZ GARRIDO/GARCÍA ARÁN, El Código penal de 1995 y la voluntad del legislador,
Madrid, 1996.
LUHMANN, N., Das Recht der Gesellschaft, Frankfurt am Main, 1995.
, Rechtssoziologie, Hamburg, 1972.
, Sistema jurídico y dogmática jurídica (trad. Otto Pardo), Madrid,
1983.
, Soziale Systeme. Grundriß einer allgemeinen Theorie, 2ª ed., Frankfurt am
Main, 1988 (Sistemas Sociales. Lineamientos para una Teoría General, trad.
Pappe/Erker, México, 1991).
, Soziologische Aufklärung 3, Opladen, 1982.
LUZÓN PEÑA, D. M., “Tráfico y consumo de drogas”, en AA.VV., La Reforma
Penal, Madrid, 1982, pp. 61-69.
, Curso de Derecho Penal. Parte general, I, Madrid, 1996.
, Estudios Penales, Barcelona, 1991.
LYONS, J., Lenguaje, significado y contexto (trad. Alcoba), Barcelona, 1983, pp. 49-
53.
614
BIBLIOGRAFÍA
615
BIBLIOGRAFÍA
616
BIBLIOGRAFÍA
617
BIBLIOGRAFÍA
NARVÁEZ RODRÍGUEZ, A., “Los delitos sobre ordenación del territorio: la res-
ponsabilidad penal de la Administración urbanística”, en AP 1997, pp. 353-
391.
NAUCKE, W., “La progresiva pérdida de contenido del principio de legalidad
penal como consecuencia de un positivismo relativista y politizado” (trad.
Sánchez-Ostiz Gutiérrez), en AA.VV., La insostenible situación del Derecho
penal, Granada, 2000, pp. 531-549.
, Über Generalklauseln und Rechtsanwendung im Strafrecht, Tübingen,
1973.
NAVARRO CARDOSO, F., Infracción administrativa y delito: límites a la intervención
del Derecho penal, Madrid, 2001.
, Los delitos contra los derechos de los trabajadores, Valencia, 1998.
NAVARRO/MORESO MATEOS, “Normas permisivas, sistemas jurídicos y clausura
normativa”, en Theoria, VII, Nº 16-18, pp. 1079-1100.
NESTLER, C., “El principio de protección de bienes jurídicos y la punibilidad
de la posesión de armas de fuego y de sustancias estupefacientes” (trad.
Benlloch Petit), en AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal, Gra-
nada, 2000, pp. 63-77.
NIETO GARCÍA, A., Derecho administrativo sancionador, 2ª ed. ampliada, Madrid,
1994.
NINO, C. S., “Justicia”, en GARZÓN VALDÉS/LAPORTA (eds.), El Derecho y la Justicia,
Madrid, 1996, pp. 467-479.
, Derecho, moral y política, Barcelona, 1994.
, Introducción al análisis del Derecho, 4ª ed., Barcelona, 1991.
NOLL, P., “Strafrechtswissenschaft und Strafgesetzgebung”, en ZStW 1980,
pp. 73-79.
OBREGÓN GARCÍA, A., “Perspectivas de nuevas codificaciones españolas: la
codificación penal”, en Seguridad jurídica y codificación, Madrid, 1999,
pp. 133-144.
OCTAVIO DE TOLEDO Y UBIETO/HUERTA TOLCIDO, Derecho penal. Parte general,
2ª ed., Madrid, 1986.
OLLERO TASSARA, A., “Eficacia jurídica y participación social”, en Anales de la
Cátedra Francisco Suárez, Nº 7 y 8, 1967-1968, pp. 115-131.
, Igualdad en la aplicación de la ley y precedente judicial, Madrid, 1989.
ORRÙ, G., “Le definizioni del legislatore e la ridefinizioni della giurispruden-
za”, en CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle
definizioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996, pp. 147-161.
ORTIZ DE URBINA GIMENO, I., Teoría de la legislación y Derecho penal, manuscrito
inédito, Madrid, 2002.
PADOVANI, T., Diritto Penale, 5ª ed., Milano, 1999.
PAGANO, R., Introduzione alla legistica. L’arte di preparare le leggi, Milano, 1999.
PAGLIARO, A., “Principio di legalità e indeterminatezza della legge penale”, en
RIDPP 1969, pp. 694-711.
, “Valori e principi nella bozza italiana di legge delega per un nuovo
Codice Penale”, en Valore e principi della codificazione penale: le esperienze
italiana, spagnola e francese a confronto, Padova, 1995, pp. 57-84.
618
BIBLIOGRAFÍA
619
BIBLIOGRAFÍA
620
BIBLIOGRAFÍA
621
BIBLIOGRAFÍA
622
BIBLIOGRAFÍA
623
BIBLIOGRAFÍA
624
BIBLIOGRAFÍA
625
BIBLIOGRAFÍA
626