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CAPÍTULO 3

13. Contenidos de los estereotipos de género


La descripción del contenido de los estereotipos de género lleva a analizar el contenido,
para entender qué quiere decir que una persona sea muy masculina o femenina; los
modelos, para estudiar la relación entre masculinidad y feminidad; y la evolución de los
contenidos de los estereotipos de género y qué características presenta actualmente

- Contenido de masculinidad y feminidad:

La Psicología se interesa por identificar describir y analizar las características prototípicas


asociadas a los varones y a las mujeres, las que van a configurar el contenido de
masculinidad (M) y feminidad (F).

 Porcentajes de respuesta de mujeres y varones: se elaboran escalas para el


estudio del contenido de M y F. Todas comparten como criterio común el hecho
de que la pertenencia de una conducta, un rasgo o una habilidad a Mo a F deriva
de la proporción de respuestas emitidas por varones y mujeres
 Ejemplo escalas: AIAS, SVIB, MMPI…
 Rasgos instrumentales y expresivos: las distinción de estilos de liderazgo
establecida por Parsons y Bales se extiende al género. Se relaciona
instrumentalidad con el contenido de M y expresividad con el de F, habiendo una
relación jerárquica en la que el líder instrumental centra su dirección en la meta
a conseguir y sabe transmitir el valor de logro. Por otro lado, el líder expresivo se
interesa por la armonía dentro del grupo. En las funciones prototípicas de género
de una pareja, pensaron que confluían las dos características: la distinción
instrumental / expresiva y también la relación dominio / sumisión característica
de las relaciones de poder.

 Multicomponencialidad de los estereotipos de género: las creencias


estereotipadas de género no incluyen sólo rasgos de personalidad, son más
variadas. Además de factores estables, incluyen roles de género, características
físicas y destrezas cognitivas. Estos componentes deben estar incluidos en las
encuestas evaluadoras.

- Modelos de representación de masculinidad y feminidad

El estudio sobre las relaciones de dependencia o independencia entre los contenidos


de M y F con el fin de establecer si las características que los configuran se
corresponden con pares opuestos se llevó a cabo por medio de dos modelos
 Modelo de la congruencia (clásico, unidimensional o bipolar): el género se
concibe como una única dimensión en uno de cuyos polos se sitúa la M y en
el opuesto la F.
 Modelo Andrógino (o bidimensional): asumen una relación de independencia
entre los contenidos de M y F, de forma que si la actividad se considera un
rasgo masculino el opuesto tuviera que ser femenino. Esta independencia
posibilitó la androginia psicológica ( desarrollo al mismo tiempo en una
persona de características masculinas y femeninas)

- Evolución en el contenido de los estereotipos de género

El estudio de la evolución de los estereotipos de género por parte de varias perspectivas


de la Psicología se centra en las transformaciones en las creencias estereotipadas de las
mujeres y los hombres en general, así como la que cada uno percibe de sí mismo.
También se ha estudiado la evolución en el carácter definido o borroso que poseen los
atributos configuradores de M y F. Por último también se estudia esta evolución
conociendo el contenido estereotipado correspondiente a determinados subgrupos
(amas de casa, ejecutivos) los que poseen una estructura más o menos compacta que la
de los grupos genéricos de mujeres o varones.

 Percepciones estereotipadas y autopercepciones

La Psicología ha hallado una cierta correspondencia entre las percepciones


estereotipadas que las personas desarrollan sobre los demás y las que tienen sobre sí,
aunque los estereotipos suelen ser más extremos.

Es importante estudiar la evolución de la asunción personal de rasgos M y F y el


contenido de los EG en general. Las autopercepciones de las mujeres se han ido
adscribiendo a características de M, las de los varones no se han auto-adscrito a rasgos
F en la misma proporción. Esto se explica por la asimetría social presente en la
actualidad, según la cual la incorporación generalizada de las mujeres a la vida pública
no ha estado correspondida por la participación de los varones en la vida doméstica.

En el contenido de los estereotipos de género en general no se observa evolución. Las


personas han cambiado más su propio autoconcepto y los rasgos de M y F que se
atribuyen a sí mismas que la creencia generalizada acerca de los demás.

 Relatividad y borrosidad de las creencias estereotipadas

A pesar de la tendencia al inmovilismo característica de los EG, presenta actualmente


una serie de innovaciones. Una de ellas tiene que ser con el carácter relativo y no
absoluto de las creencias estereotipadas sobre los géneros. Hay una serie de
creencias compartidas entre se adscriben tanto a M como a F que incluyen rasgos de
personalidad independencia y emocionalidad), conductas (toma de iniciativa con el
sexo opuesto y cuidado de niños) y caracteres físicos. Más que representar M y F
como dimensiones independientes, se describen como categorías borrosas
compuestas por un conjunto de rasgos

 Perfiles y subtipos particulares.

La investigación psicológica se ha dedicado a comprobar si los perfiles de subtipos


particulares se representan mentalmente con una estructura tan compacta y bien
delineada como los perfiles de los grupos de varones y mujeres en general. Los rasgos
definitorios y aglutinadores del grupo en cuestión vienen marcados por los diversos
roles sociales de género (atractivo sexual, flexibilidad corporal, dedicación…) antes que
por el simple hecho de ser varón o mujer.

14. Representación social de los esquemas de género


a) Origen y utilidad de los esquemas de género

El origen de los esquemas mentales se vincula con la necesidad de organización de la


psique como forma evolutiva de adaptación ambiental.

Hay varias razones que colaboran en convertir la dimensión de género en un criterio


organizativo central. Se trata de una categoría fácil de observar (cuerpos distintos, visten
distintos, etc.), pertenecer a un grupo u otro tiene un carácter excluyente (grupo de
chicos o de chicas), y nos afecta a todos. Ser varón o mujer es uno de los primeros
aprendizajes categoriales humanos y se trata de una dimensión muy subrayada
socialmente.

Podemos definir esquema como una estructura organizada de conocimiento, en los


esquemas de género hace referencia los rasgos compartidos por los grupos y subgrupos
de mujeres y varones. Supone una simplificación y pérdida de matices que opera en de
acuerdos con dos reglas: distorsión y acomodación familiar.

La función de los EG es adaptativa, como es facilitar la información del entorno y


prepararnos para afrontarla con un cierto conocimiento

b) Formación y activación de los esquemas estereotipados de género

Los atributos configuradores de M y F no tienen por qué hacer referencia a


características opuestas, aunque existe una tendencia generalizada a representarnos
mentalmente estas dos dimensiones como polaridades enfrentadas. Dos factores van a
contribuir a favorecer esta representación:
- El hecho de que en su origen M y F se estructuran alrededor de dos grupos
excluyentes, varones o mujeres.
- El otro factor es el dominio de la tradición dualista, el que ha favorecido la
relación jerarquizada entre los pares de manera que, uno de los polos se
constituye en argumento superior frente al extremo inferior
En el proceso de formación de esquemas, una vez establecida una estructura
organizativa, la serie de características incluidas en la red forma un entramado
compacto que adquiere autonomía, de forma que una simple modificación del grupo
sexual, no conlleva un cambio en el entramado de información asociado a cada grupo
La formación de un esquema implica siempre la confluencia de una serie de procesos,
lo que supone un nivel de complejidad considerable que se desarrolla a lo largo del
tiempo. La activación de ese esquema se produce sin embargo, durante un breve
periodo de tiempo y es prácticamente automático.

c) Modificación

Los esquemas, estructuras dinámicas de conocimiento, son adaptativos, por lo que se


estáN actualizando continuamente en función del contexto social. El sistema de
creencias es resistente al cambio y el cambio de una conducta no genera por sí mismo
un cambio en la creencia. Sin embargo, la persistente y continuada negación fáctica de
la creencia suele generar una transformación que resulta adaptativa. Por lo que,
podemos afirmar que los esquemas de género por su naturaleza adaptativa, son
susceptibles de evolución y cambio, pese a la resistencia al cambio.

Si se crea un esquema para afrontar situaciones desconocidas o desafiantes, se trata de


mantener. En estos casos la tendencia generalizada es a desarrollar atribuciones
causales centradas en factores disposicionales internos de la persona. Los casos
observados contrarios a la creencia se tenderá a atribuirlos a factores situacionales. Con
la atribución externa se consigue mantener la creencia original.

El punto de partida para explicar la resistencia al cambio de los esquemas es el


reconocimiento de su carácter funcional, en ocasiones se producen resistencias
patológicas vinculadas a prejuicios sociales (grupos estigmatizados: negros, gitanos,
etc), manteniéndose la opinión negativa respecto a tales personas por su mera
pertenencia al grupo en cuestión.
CAPÍTULO 6
15. Dos concepciones de la moral
La distinción entre ética de la justicia y ética del cuidado se hace vigente a partir de los
trabajos de Gilligan. Hasta el momento, los diversos estudios sobre la construcción de
juicios en la infancia, llegaron a la conclusión de que las respuestas de las niñas seguían
una evolución muy diferente de la esperada, difiriendo del patrón evolutivo presentado
por los niños. Lo mismo ocurrió cuando se extendió a la población femenina,
encontrando que los resultados no coincidían con los de los varones, por lo que se las
eliminaba de la muestra. Se llegó a la conclusión de que las mujeres se estancaban en
un estadio del desarrollo moral y no llegaban a alcanzar el nivel más evolucionado, el
postconvencional (al que sí accedían los varones).

Guilligan puso al descubierto que la población femenina poseía un tipo de razonamiento


capaz de tener en cuenta un gran número de variables contextuales que sobrepasaban
los límites del pensamiento masculino convencional. Con lo que se puso en evidencia
que aquellos que se dedicaban a la investigación, enfocaban su problemática de estudio
con una visión unilateral, parcial y reduccionista. En la investigación psicológica
centraban los trabajos únicamente en los varones, considerados como patrón y sujeto
central de estudio al que debían de someterse otras formas posibles de comportamiento
aunque fusen más ricas y evolucionadas.

La ética de la justicia

 Sustentada tradicionalmente por los varones


 Se centra fundamentalmente en el “otro generalizado”
 Postura que atribuye a todos los individuos los mismos derechos y deberes. De
manera que no se tienen en cuenta la individualidad ni la identidad concreta de las
personas, sino que se considera aquello que todos los seres humanos tienen en
común, sometiéndolo a los principios de igualdad formal y reciprocidad.
 Predomina la idea de justicia entendida como el respeto por los derechos y los
deberes de las personas por encima de sus necesidades, ya que la justicia es
considerada igual para todos.
 Cada persona tiene derecho a ser considerada un ser humano igual a los demás

Ética del cuidado y la responsabilidad

 Se basa en la consideración del “ otro concreto” y a partir de ella los seres humanos
son considerados personas con una identidad, una historia y una constitución
afectiva y emocional específicas
 Se hace hincapié en la singularidad de cada persona, en aquello que la diferencia de
las demás.
 Es preciso comprender las necesidades individuales, sus motivaciones, sus
aspiraciones y deseos.
 Se rige por el principio de equidad y de la reciprocidad complementaria
 Normas que la regulan: basadas en la amistad, el amor y el cuidado.
 Tiene también en cuenta las características inherentes a su personalidad y sus
circunstancias individuales, además de tener en cuenta los aspectos comunes a
todos los seres humanos.

Cada una de estas perspectivas obedece a una posición moral diferente, aunque ambas
son complementarias. La ética de la justicia prohíbe tratar injustamente a los demás,
mientras que la ética del cuidado y la responsabilidad además impide abandonar a
alguien que se encuentre en una situación de necesidad.

La ética feminista del cuidado se inicia con la conexión entre las personas. Los seres
humanos viven en interconexión unos con otros, lo que crea profundos lazos
emocionales. Presentar a los individuos separados, racionales y que actúan al margen
de las relaciones con el mundo interior y exterior, sin tener en cuenta sus vínculos
constituye en sí el mismo problema. La Psicología androcéntrica construye un sujeto
desligado de su entorno, de sus afectos, de sus emociones, de sus relaciones, estudiado
bajo una perspectiva reduccionista y simplificadora.

Esta simplificación (visión androcéntrica y exclusión de la mujer) no favorece a la


investigación psicológica. Ejemplo de ello es la clásica y errónea separación entre mundo
público y mundo privado, la que define la esfera de la actividad humana. La esfera
privada permanece invisible, la pública aparece como la única importante. Pero se da la
paradoja de que esta última existe a costa de la primera.

La adolescencia es el momento en que las chicas se sienten presionadas a aceptar y


regular su sexualidad, sus relaciones personales, sus deseos y sus juicios para adaptarlos
al marco interpretativo del sistema patriarcal. En la edad adulta muchas veces supone
una pérdida de vitalidad psíquica para ellas y de coraje, junto con la pérdida de
autoestima y de las relaciones personales. Conduce también a una pérdida de la voz, de
la capacidad de expresarse, o que provoca sentimientos internos de tristeza y
aislamiento y hace que se encierren en sí mismas.

Pensamiento patriarcal y violencia

Se trata de un pensamiento esquemático y lineal que tiene en cuenta muy pocas


variables al analizar las diversas situaciones de las que se ocupa, debido a que se
considera únicamente la perspectiva de los varones y reduce a ella todas las posibles
formas de mirar. Es un pensamiento reduccionista, le impide ver las cosas desde
perspectivas diferentes. Eso lo convierte en lineal, que hace que se lo represente como
una secuencia lineal de causas y efectos.

La moral patriarcal, basada en su concepción particular de justicia, es una moral con


graves carencias, puesto que no se tienen en cuenta las diferencias ni las necesidades
de cada persona. En el sistema patriarca se considera lícito el uso de la violencia por
quienes ejercen el poder y dictan las leyes. Dentro del ámbito familiar es el padre de
familia el que dispone del poder en la sociedad patriarcal, de forma análoga es quien
tiene el derecho de ejercer la violencia. La violencia familiar y la violencia de género es
en la actualidad uno de los índices más sangrientos. Esto requiere una complicidad
relativa o al menos la pasividad de la sociedad, incluidas las mujeres que participan y
han sido educadas en los valores del sistema patriarcal.

16. Interiorización de la moral patriarcal y violencia de género


La interiorización de los deseos y valores de quienes dominan, por parte de las personas
dominadas, es lo que provoca la indefensión de éstas, que consideran natural o normal
aquello que las oprime, llegando incluso a anticiparse y a ir más allá de los deseos del
dominador. Las deja en una situación conocida como indefensión aprendida, la que
afecta a las personas que han aprendido el sometimiento y lo viven como algo
inevitable.

Nuestro sistema es opresor para un sector de la población por lo que estema tema
concierne a todos lo que individuos que pertenecen a él. Un factor importante que
favorece la opresión es la interiorización y la apropiación de la moral de los opresores,
de la cual las mujeres se convierten en transmisoras mediante la educación y eficaces
defensoras.

1. La percepción y la detección del maltrato en la adolescencia

Es importante plantearse cómo se manifiesta y en qué momento aparece de manera


clara la interiorización de la moral patriarcal en lo que concierne al sometimiento al
varón por parte de la mujer. Un procedimiento eficaz es recurrir a la presentación de un
conflicto y pidiendo a la población estudiada que exponga sus ideas acerca de él. Se
toma como muestra un grupo de adolescentes, ya que esta etapa es uno de los
momentos en que se manifiesta con más fuerza la interiorización de las estructuras
patriarcales. En esta época las chicas se ven presionadas a adaptar su sexualidad, sus
relaciones personales, sus deseos y sus juicios a lo que es considerado adecuado en el
modelo patriarcal
2. Diferentes interpretaciones de una conducta violenta

La complejidad del fenómeno requiere un tipo de análisis que permita tener en cuenta
diferentes aspectos y la forma es que ellos se relacionan. Por ello se toma un modelo
organizador, agrupando las respuestas en función de los elementos más relevantes para
los sujetos, el significado que atribuyen, las implicaciones ( su propia actuación al
responder) y qué tipo de organización establecen entre los elementos que mencionan (
de qué forma relacionan los elementos y qué tipo de relaciones establecen como
evidentes o lógicas).

a. Identificación del maltrato: es preciso identificar la violencia de género para


provocar reacciones de defensa, rechazo y poder así eliminarlo. La ignorancia de la
violencia de género hace m difícil su eliminación.
b. Maltrato percibido como desventajas de pareja: en ocasiones se percibe que la
relación presenta serias desavenencias o incompatibilidades de pareja, cuya
naturaleza no es identificada como maltrato. Se indican soluciones como hablar para
solucionarlo y sino cortar la relación.
c. Maltrato percibido como conducta corregible: el elemento central es la
modificación de la conducta del chico con una necesidad, apoyada o no por
elementos que la hagan posible. En este caso es la conducta del chico, a la que se le
atribuye el significado de problemática y de responsable de las desavenencias.
Implica pues la necesidad de que la modifique, ya sea de forma voluntaria o
recurriendo a ayuda terapéutica.
d. Prioridad al mantenimiento de la relación: se desestiman los datos que indican una
agresión unilateral por parte del chico y se centran únicamente en seleccionar la
existencia de conflictos cuya importancia minimizan, dándoles así un significado de
desavenencias de poca importancia que pueden solucionarse hablando. A diferencia
de anterior apartado, aquí no expresan la posibilidad de una ruptura de la relación,
quieren mantenerla.
e. Identificación con el modelo patriarcal: las respuestas en este apartado se
corresponden con el modelo patriarcal. Ponen en evidencia que la mujer debe
someterse al hombre, aunque éste la maltrate. Se considera que es ella quien debe
hacer lo posible por mantener la relación. La ruptura pondría en evidencia la
incapacidad de ella para soportar o conducir la relación. El comportamiento del
varón no es puesto en duda, se minimiza, disculpa, no se tiene en cuenta y tampoco
se relaciona con violencia de género. Este modelo está muy vigente en nuestra
sociedad.
3. El alcance de los diferentes modelos

- Las y los adolescentes de la muestra son capaces de identificar los actos de violencia
de género como tales, pero sólo lo hace un porcentaje muy bajo de sujetos de la
situación presentada.
- Existe una amplia tendencia a disculpar los actos violentos del protagonista de la
historia y a minimizarlos restándoles importancia.
- El agresor es visto por un alto porcentaje de sujetos como alguien que necesita
ayuda, a quien hay que cuidar y procurar hacer feliz evitando causarle enojo, siendo
la protagonista femenina quien debe renunciar a sus necesidades y derechos en
beneficio de él.
- La tolerancia a la violencia depende de su identificación. Cuando es percibida como
tal no es tolerada.
- Los sujetos de esta muestra no han mostrado, en su mayoría, disponer de recursos
para identificar la violencia de género en la situación que se les ha presentado.
Probablemente debido a que muestran un alto nivel de tolerancia al maltrato y poca
predisposición a oponerse a él.
- Los porcentajes más altos encontrados reflejan un modelo conservador de las
relaciones de pareja y una predisposición muy tradicional de los roles de género.
Esta forma de concebir las relaciones de pareja es precisamente el caldo de cultivo
del que se nutre la violencia contra la mujer.

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