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MIGUEL ÁNGEL OLIVO PÉREZ, CLAUDIA ALANÍZ HERNÁNDEZ, LUIS REYES GARCÍA
CRÍTICA A LOS CONCEPTOS DE GOBERNABILIDAD Y GOBERNANZA Una discusión con referencia a los
consejos escolares de participación social en México
Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 16, núm. 50, julio-septiembre, 2011, pp. 775-799,
Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C.
México
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
RMIE, 2011, VOL. 16, NÚM. 50, PP. 775-799 (ISSN: 14056666)
Investigación temática
Resumen:
El presente artículo sostiene que los supuestos en que se basan los consejos escola-
res de participación social, provenientes de los enfoques de la gobernabilidad y la
gobernanza, no son suficientes para conocer con profundidad “lo que sucede” con
su implementación en las escuelas, especialmente si tienden o no a empoderar a los
actores escolares. En consecuencia, el trabajo argumenta sobre la necesidad de dotar
a dichos enfoques de una mayor profundidad teórica, a través de la recuperación de
las peculiaridades históricas y culturales de los contextos en que son aplicados, con
el propósito de que puedan servir, no tanto como recursos heurísticos generales al
servicio de la acción política, sino como herramientas teóricas con las cuales se pueda
diagnosticar e intervenir de mejor manera en la realidad educativa de nuestro país.
Abstract:
This article sustains that the underlying assumptions of school boards of social parti-
cipation—assumptions resulting from focuses of governability and governance—are
insufficient for fully knowing “what happens” when they are implemented at schools,
and especially if they tend to empower school actors or not. The report presents the
need to give these focuses greater theoretical depth by turning to the historical and
cultural uniqueness of the contexts where they are applied. The purpose is for them
to serve not as general heuristic resources at the service of political action, but as
theoretical tools for improved diagnosis or intervention in Mexico’s educational reality.
Miguel Ángel Olivo Pérez, Claudia Alaníz Hernández y Luis Reyes García son profesores-investigadores de la Uni-
versidad Pedagógica Nacional, unidad 096, Distrito Federal-Norte, México. Añil núm. 571-5º piso, colonia Granjas
México, Iztacalco, 08300, México, df. ce: miguelangelolivo@hotmail.com / momentopedagogico@hotmail.com
El presente artículo se apoyó en la información de campo del proyecto de investigación “El capital social y las inno-
vaciones en la gestión escolar en educación básica”, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, a
través de su convocatoria de Ciencia-Básica, con el número de registro 83909, del que los autores del presente texto
son investigadores asociados.
Introducción
los que la gente nunca se limita a meramente copiar órdenes, sino que
reformula activamente las normas y prescripciones que pretenden insta-
larse en sus acciones cotidianas. Incluso, los esquemas prácticos de acción
de los actores escolares pueden llegar a ser tan elaborados, que cualquier
intento externo por reformularlos se presenta ante sus percepciones como
burdo. Los ceps, en la mayoría de los casos en que han operado, lejos de
constituirse en un modelo abstracto viable para la coordinación de los
actores en pro de la mejora de la calidad educativa –tal y como se pretende
desde los enfoques de la gobernanza y la gobernabilidad– han fungido más
bien y predominantemente, como instancias de mediación formal por parte
de las autoridades, de las interacciones entre los actores mencionados. Esta
situación impone la necesidad de revisar y reformular los enfoques de la
gobernanza y la gobernabilidad, a partir de una mayor consideración de
los aspectos histórico-culturales de los contextos en los que pretenden
ser aplicados.
Partimos del concepto de gobernanza como forma de coordinación de
la acción colectiva, más que el de la subordinación de actores donde estas
nuevas formas asociativas de gobernar pueden formar redes tanto forma-
les como informales (Aguilar, 2006), con el propósito de explicar cómo
diferentes grupos de acción pueden llegar a incidir en la definición de
una agenda. Al respecto, se impone la exigencia de revisar sus propuestas
adaptadas a los contextos escolares en los que han de ser aplicados, ya sea
para elaborar diagnósticos o para realizar intervenciones.
El concepto de gobernanza se introduce en el contexto del análisis de las
políticas públicas a partir de la década de los setenta. Dicho concepto, al
igual que el de gubernamentalidad, experimentaron ciertas reformulaciones
que fueron producto de la necesidad de actualizarse. Sin embargo, ello no
ha sido suficiente para que dentro de estos enfoques se ofrezca una mayor
apertura a los aspectos culturales y subjetivos de la acción humana. Ello
tiene gran importancia considerando que si el enfoque de la gobernanza
recuperara la premisa de que los sujetos siempre son capaces de influir en la
cultura –conceptuada como el ámbito de los códigos generalizados– tendría
grandes oportunidades de flexibilizar su perspectiva universalista, con lo
que podría diversificarse y, en última instancia, adaptarse a cada localidad,
región o nación en la que pretenda aplicarse. Profundicemos cómo es que
puede darse dicha reformulación teórica a partir de la recuperación de los
aspectos ‘emic’ y ‘etic’ de la relación entre grupos y teorías.
Una de las críticas a los ceps es que la participación de los actores quedó
acotada al presentar un carácter meramente consultivo (Latapí, 2004). De
aquí que se señale la necesidad de activar la participación de la ciudadanía
para incidir en problemas educativos como la falta de equidad y trans-
parencia. Estos procesos, que forman parte de los valores democráticos,
son parámetros que en la cultura política de los mexicanos aún son muy
nuevos, por lo que requieren ser investigados en su asociación y circulación
con otros símbolos significativos para la población. En este sentido, los
especialistas del Observatorio Ciudadano de la Educación, en la Plataforma
Educativa Ciudadana, señalan la importancia del marco legal que sustenta
la participación social y enfatizan la necesidad de revisarlo para incluir
procedimientos e instancias de apelación para que los padres de familia
hagan valer sus derechos, además de que pueda darse reconocimiento a las
diversas formas de participación social en la escuela, lo que conllevaría a
otorgar carácter legal a las asociaciones de padres de familia como de tipo
civil (oce, 2006). Sin embargo, el incipiente aspecto consuetudinario de
las prácticas que se han desarrollado a partir del referido derecho, queda
aún por ser indagado, sobre todo si dicho proceso se estudia en relación
con los contenidos de las disputas y negociaciones que se han desarrollado
en los espacios escolares.
En el ámbito micro, el debate de la gobernanza se vincula con el análisis
de las condiciones de la participación social, con el propósito de mejorar
la eficiencia de las escuelas que se traduce en un mejor logro educativo.
No podemos dejar de destacar en este espacio la existencia de experiencias
documentadas respecto de la influencia de la participación comunitaria en
la mejora educativa (González, 2004; Schmelkes, 2005; Zorrilla, 2005 y
Miranda-López y Cervantes, 2010). Santizo (2010) documenta proyectos
implementados por organizaciones no gubernamentales en diferentes en-
tidades de la república. Sin embargo, en el caso de los ceps, la alusión al
término “eficiencia” no implica una transpolación automática a partir de la
decisión gubernamental de institucionalizar la participación comunitaria:
“Por consiguiente, es difícilmente demostrable que se haya logrado de hecho
una ganancia de eficiencia a través de cualquier medida gubernamental”
(Offe, 1990:124)
No hay duda de que la adopción y ejecución de políticas públicas pue-
dan implicar el desarrollo de procesos políticos y la aparición de fuentes
de conflicto social, pero las diversas interpretaciones de tales fenómenos
Conclusiones
Los enfoques de gobernabilidad y gobernanza han resultado útiles para
explicar las nuevas pautas de relación sociopolítica gobierno-sociedad,
sobre todo en los países anglosajones donde los marcos institucionales
de interacción social gozan de notable estabilidad a partir de esquemas
democráticos consolidados. En cambio, en América Latina y México estos
conceptos teóricos y los procesos que suponen deben tomarse con algunas
reservas. En sociedades fragmentadas de grandes contrastes sociales mar-
cados por la marginación y la pobreza de grandes capas de la población,
la relación gobierno-sociedad ha sido atravesada por una gran cantidad de
experiencias dramáticas, no siempre favorables para los diferentes grupos
sociales. Si bien los procesos de transición a la democracia en México
Notas
1
Como se abundará más adelante en el que proponen a la crisis económica: a) las cre-
desarrollo del presente artículo, el hecho de cientes expectativas de los grupos de intereses
que en un proceso político, como la imple- y los partidos; b) la sobrecarga de burocracias
mentación de una reforma, existan múltiples estatales maniatadas con problemas fiscales; c)
contingencias, intencionalidades y determina- la quiebra de autoridad gubernamental; d) una
ciones no debe de ser pretexto para introducir creciente desconfianza, sospecha y frustración
en una misma bolsa las incógnitas históricas y entre los ciudadanos; y e) una parálisis en las ba-
culturales que hay en torno a dichos procesos ses de estabilidad económica. La más importante
políticos. Así, por ejemplo, bajo la denomina- de estas premisas, la de las crecientes expecta-
ción relativamente gratuita de la “complejidad”, tivas de la población, es recusada por el autor
se alude a un término con el que se hace una con el argumento de que no se trata de que los
reducción y simplificación de la realidad a ciudadanos exijan más de lo que el sistema les
manera de evadirla mejor. brinda en cuanto a bienes económicos y cultu-
2
Offe (1990:153) enumera cuatro caracte- rales, sino de que la inconformidad se deriva de
rísticas del enfoque de la gobernabilidad en las su “aguda dependencia e indefensión”, donde las
que cuestiona la viabilidad de la cura política transformaciones de la percepción ideológica,
4
tanto de derechistas como de izquierdistas, del El capítulo vii “De la participación
Estado como sobredeterminante de la vida de los social en la educación” establece el derecho
ciudadanos, cumple un papel crucial (1990:155). y la obligación de los padres de familia para
3
En las versiones actualizadas de la gober- colaborar con las autoridades escolares y formar
nabilidad, como por ejemplo la teoría de la parte de los consejos de participación social
gobernanza de Kooiman (2005), la necesidad (artículos 65 y 66). Atribuye a la autoridad
de extender la aplicabilidad del concepto se escolar la responsabilidad de que funcione
hizo tan imperiosa que no se vaciló en recurrir un consejo “integrado por padres de familia y
al auxilio de conceptos provenientes de la gran representantes de sus asociaciones, maestros,
teoría social, como el de “interacción entre dos y representantes de su orga nización sindical,
o más personas”. Con ello se creyó refinar la directivos de la escuela, ex-alumnos, así como
teorización de la gobernabilidad, cuando en los demás miembros de la comunidad interesados
realidad lo que se hizo fue investir con nuevos en el desarrollo de la propia escuela” (artículo
términos una teoría que seguía permaneciendo 69, Ley General de Educación, 1993).
5
igual, es decir, de naturaleza generalizante y Es decir, el estudio intensivo de los fenó-
heurística para las acciones de gobierno, y no menos que en la sociología se conocen como
para entender mejor la realidad de los grupos propios de la fenomenología (Bruyn, 1989),
gobernados o siquiera la interacción entre ellos la etnografía (Taylor y Bogdan, 1994) o la me-
y el gobierno. todología de la interpretación (Geertz, 1992).
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