Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
El año 1492 marcó en España el comienzo de una época que inauguró nuevas
maneras de pensar a la vez que redujo libertades
sociales. La toma de Granada, el último reino
musulmán en la Península Ibérica, por los Reyes
Católicos significó el fin de la “reconquista” cristiana
de la península. Por una parte, este hecho ayudó a
fortalecer la identidad naciente de una España unida,
ejemplificada en la Gramática de la lengua de Nebrija,
que normalizó un idioma oficial común para todo el reino; por otra parte, alimentó el
fanatismo religioso que llevó a la expulsión de los judíos y aumentó el poder de la
Inquisición. El humanismo renacentista dominó el ámbito cultural, mientras que el
espíritu guerrero de la reconquista se dirigiría muy pronto hacia un continente a punto
de ser “descubierto”. La culminación de la época de la conquista cristiana permitió
también que los Reyes Católicos consideraran una extensión de su poder a otros
territorios europeos. Los avances tecnológicos hicieron posible la búsqueda de nuevas
rutas marítimas comerciales al Extremo Oriente, pues las rutas terrestres habían sido
cortadas por los turcos. Los europeos establecieron colonias y puestos de comercio en
lugares estratégicos a lo largo de estas rutas. Para el año 1444 Portugal ya había
establecido una pequeña base en Cabo Verde, en la costa occidental de África, que le
sirvió como avanzada de exploración y mercantil, y
más tarde para un lucrativo comercio de esclavos.
La expansión castellana hacia el oeste produjo tensiones con Portugal, pidiendo ambos
reinos la mediación del Papa. Por la bula Inter Caetera de 1493, el papa Alejandro VI
delimitó el área de influencia que cada reino podía reclamar al otro, con una línea de
polo a polo situada 100 leguas al oeste de las Azores. Poco después, el Tratado de
Tordesillas de 1494, trasladó la línea fronteriza a 370 leguas al oeste de Cabo Verde,
abriendo así una amplia zona al este de Sudamérica, para la expansión portuguesa,
que se conocería posteriormente como Brasil.
ANTIGUAS CIVILIZACIONES DE AMERICA
El Caribe: Las Antillas del Mar Caribe fueron el escenario del primer contacto entre
españoles e indígenas en el Nuevo Mundo. Las Antillas
Mayores (Cuba, Jamaica, La Española y Puerto Rico)
estaban habitadas por indígenas llamados taínos. Las islas
de las Antillas Menores estaban pobladas por tribus que los
conquistadores llamaron “caribes”. Ambos grupos eran
tribus araguas (arawaks) que habían llegado a las islas en
oleadas sucesivas desde Sudamérica. Los caribes
adquirieron fama entre los conquistadores de ser muy violentos, de donde surgió el mito
de los “caníbales”, salvajes que comían carne humana. Estos grupos prácticamente
desaparecieron poco después de la llegada de los españoles. Sin embargo, hay
palabras de su vocabulario que pasaron a la lengua española, entre ellas ‘hamaca’,
‘huracán’, ‘barbacoa’, ‘bohío’ y ‘guayaba’ y ‘cacique’.
Los aztecas: El imperio azteca creció sobre las ruinas de civilizaciones anteriores en el
valle central del actual México. En el momento de su
apogeo (que coincide con la llegada de los
españoles), el imperio abarcaba un vasto territorio
que se extendía desde el sur de los Estados Unidos
hasta Guatemala. Los aztecas asimilaron la cultura
y la religión de los toltecas, una civilización antigua
que había dejado su huella trescientos años antes
en el valle de México. Los toltecas a su vez
asimilaron rasgos culturales y religiosos de los teotihuacanos, cuyo centro ceremonial
más significativo se encontraba en Teotihuacán, al norte de lo que es hoy la ciudad de
México. El mito de fundación azteca propone que los dioses ordenaron a los mexicas
fundar su capital en un lugar donde vieran un águila comiendo una serpiente sobre un
nopal (un tipo de cactus). La escena ocurrió, según el mito, en una isla en medio del
lago Texcoco, donde los aztecas establecieron la capital de su imperio, Tenochtitlán (la
escena es el escudo oficial del México moderno, y se reproduce en su bandera). La
ciudad de Tenochtitlán fue fundada en 1325 por los mexicas, quienes se consideraban
herederos del dios Quetzalcóatl. El nombre “azteca” es de factura posterior a la
conquista, y alude a Aztlán, la tierra mítica original de este pueblo de México, a quienes
debería llamarse en propiedad “mexicas” o “tenochcas”. De su lengua, el náhuatl, se
han incorporado algunos vocablos al español: ‘chocolate’, ‘maíz’, ‘coyote’, tomate’ y
‘comal’, entre otros.
En el siglo XV los aztecas expandieron su influencia hasta los límites geográficos ya
mencionados, impulsados por una súbita explosión demográfica, una clase alta
militarizada, y la naturaleza guerrera del culto azteca al dios Huitzilopochtli. Esta deidad
solar guerrera requería alimentarse con la esencia de la vida, que se encontraba
solamente en la sangre humana. Los aztecas creían que el universo se sustentaba con
el sacrificio humano. La guerra y el tributo de seres humanos impuesto a los pueblos
conquistados eran maneras de obtener prisioneros para sacrificar a su dios. Los
españoles luego justificarían la conquista de la nación azteca debido a la naturaleza
“salvaje” de los indígenas, ejemplificada principalmente en la práctica del sacrificio
humano.