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Letras de Alegrate Maria

1. ALÉGRATE, MARÍA

Al momento de la Anunciación
silenciosa, supiste acoger
el mensaje del Señor
que gozoso traía Gabriel.

Y así alentada por la fuerza del buen Dios

escuchaste su llamado en silencio,
pronunciaste sin reservas
aquel sublime Fiat.

ALÉGRATE, VIRGEN MARÍA, ERES LA LLENA DE GRACIA,

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO EN ESTA NUEVA ALBORADA
Y BENDITO SEA EL FRUTO DE TU VIENTRE, JESÚS.

Y en ese mismo instante, la creación

el aliento retuvo expectante,
animándote a responder,
con confianza y con amor.

Gracias a ti, pura doncella,

en tu vientre virginal
se hizo niño el Creador:
Él es nuestra reconciliación.

ALÉGRATE, VIRGEN MARÍA, ERES LA LLENA DE GRACIA,

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO EN ESTA NUEVA ALBORADA
Y BENDITO SEA EL FRUTO DE TU VIENTRE, JESÚS.

Me enseñas, Madre buena, a caminar

por las sendas del amor,
me muestras cómo responder
al Plan de Dios con fidelidad.

ALÉGRATE, VIRGEN MARÍA, ERES LA LLENA DE GRACIA,

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO EN ESTA NUEVA ALBORADA
Y BENDITO SEA EL FRUTO DE TU VIENTRE, JESÚS.

2. DICHOSA ERES, MARÍA

1. Habiendo concebido ya en su seno,

sale María en busca de Isabel.
Va caminando aprisa por los cerros
a compartir al Emmanuel.

YO QUIERO VIVIR SEGÚN TU MODELO

DE ANUNCIO Y SERVICIO SOLIDARIO,
VIVIENDO LA SANTIDAD A DIARIO,
Y MORAR POR LOS SIGLOS EN EL CIELO.

2. Tras el saludo que María dijo,

saltó de gozo el otro niño,
y haciendo uso de la voz más pura
aquella anciana exclamó:

Bendita tú entre las mujeres,

bendito el fruto de tu vientre;
dichosa eres tú que confiaste siempre
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en todo lo que el Señor te dijera.

3. EL NACIMIENTO

Por orden de aquel emperador pagano,

la cual saliese de su mano y tinta,
subió José con su mujer encinta
a Belén, viniendo de un pueblo lejano.

Habiendo llegado por fin al poblado,

vino el anhelado alumbramiento,
y no encontrando digno alojamiento,
irrumpió en un pesebre el esperado.

DICHOSO EL QUE CON HUMILDAD SE ASOMBRE

ANTE EL MISTERIO DE LA NOCHE SANTA
LA MISERICORDIA DE DIOS FUE TANTA
QUE SE UNE PARA SIEMPRE CON EL HOMBRE.

El Ángel del Señor cubrió en su gloria

a aquellos que cuidaban sus ovejas,
diciendo que las profecías viejas
¡ya!, ¡por fin!, se cumplirían en la historia.

Y corriendo los pastores encontraron

a padre y madre al Hijo contemplando,
y mientras la visión fueron narrando,
con amor y sencillez lo atesoraron.

4. JESÚS Y MARÍA EN EL TEMPLO

José y María llevan a Jesús

a presentarlo al Templo del Señor,
con dos pichones suben los dos
obedientes a la ley de Dios.

El justo y bueno anciano Simeón

espera ansioso la consolación.
Al ver al Niño él se alegró,
lo tomó en sus brazos y exclamó:

AHORA, SEÑOR, SEGÚN TU PROMESA,

PUEDES DEJAR IR A TU SIERVO EN PAZ.
PUES CON MIS OJOS HE VISTO TU FAZ,
LUZ QUE ILUMINA A TODA LA HUMANIDAD.

José y María admirados ven

lo que se decía sobre el Emmanuel,
hacen silencio en su corazón,
contemplando el misterio de Dios.

Simeón les bendijo y a María ve,

la inmensa alegría se abre ante el dolor.
Madre dolorosa, tu corazón
traspasado queda por amor.

AHORA, SEÑOR, SEGÚN TU PROMESA,

PUEDES DEJAR IR A TU SIERVO EN PAZ.
PUES CON MIS OJOS HE VISTO TU FAZ,
LUZ QUE ILUMINA A TODA LA HUMANIDAD.

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5. HALLADO ENTRE LOS DOCTORES

¿Dónde está mi Niño?, ¿dónde está mi Rey?

¿Acaso se ha perdido?, ¿estará en Jerusalén?
No está en la caravana y es tan largo el camino.
¡Vamos de regreso! ¡Vamos, José!

OH, MADRE MARÍA DE LA ESPERANZA,

ENSÉÑANOS A VIVIR CON FORTALEZA Y CONFIANZA,
ESPERANDO QUE LA NOCHE CEDA ANTE EL DÍA
QUE ILUMINA NUESTRA VIDA DE ESPLENDOR Y ALEGRÍA.

Luego de tres días a Jesús hallamos,

entre los maestros estaba Él sentado.
Éstos le escuchaban admirados al ver
“¡Cuánta inteligencia! ¡Cuánto saber!”.

¿Por qué me andan buscando? ¿Acaso no sabían

que yo ando en las cosas de mi Padre noche y día?

6. TU CORAZÓN, MADRE

Respondiste por amor

la llamada del Señor.
Fuerte y generoso Fiat
de tu corazón brotó.
El Señor te ha encomendado
conducirnos al amor.
Y es allí, en tu corazón,
donde el nuestro has de forjar.

EN DOLORES Y ALEGRÍAS
MARCHAREMOS CON VALOR.
ARDEREMOS COMO ANTORCHAS VIVAS,
COMO TU CORAZÓN.
LA PUREZA VIVIREMOS
Y ACOGEREMOS LA ESPADA,
ANTE EL ESFUERZO QUE EXIGE EL AMOR,
¡COMO TU CORAZÓN!

Encendemos nuestro amor

en tu ardiente corazón
y encendido lo entregamos
al hermano y al Señor.
Dulce corazón humano
que palpitas junto al mío,
Rojo ardor que al peregrino
fortaleces al andar.

En las luchas y batallas,

aunque el corazón herido,
oigo fuerte tus latidos
traspasados de dolor.
Madre, enséñame a confiar
a ser firme en el dolor
y a esperar en el Señor,
como tú al pie de la Cruz.

Delicadas rosas blancas

que nos muestran, a tus hijos,
el efecto adelantado
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de la reconciliación.
Luego de dura batalla,
Dios permita que al final
nos acoja tu pureza
en la Patria Celestial.

7. MADRE NUESTRA

1. María Inmaculada, Madre de mi Esperanza,

tu Fiat permitió, que en el mundo se encarne Dios.
De tu seno nació, con nosotros se quedó,
por eso en ti ponemos, toda nuestra confianza;
Madre, guíanos por la Reconciliación.

Madre eres fortaleza de mi corazón,

nunca me abandones en la duda y el temor.
Con valor, con verdad, con firmeza, con amor,
como Tú, digo yo: ¡Fiat al Señor!

2. Madre Dolorosa, María Virgen Fiel,

atravesó una espada tu amoroso corazón.
Tu vida fue constante alegría y dolor.
Cristo crucificado murió por mis pecados
y fue al pie de la cruz, donde nos diste a luz.

Madre buena, acércame al Reconciliador,

ten piedad de mí que soy un pobre pecador;
en las penas y alegrías, en el gozo y el dolor
como Tú, digo yo: ¡Fiat al Señor!

3. "Madre, este es tu hijo; hijo, Ella es tu Madre",

fueron las palabras de Cristo en el madero.
Él mismo te confió llevarnos hacia Dios;
de nuevo estás sufriendo los dolores de parto
hasta ver en nosotros al Señor conformado.

Madre, enséñame a ser apóstol del Señor

para secundarte con amor en tu misión
de anunciar, de actuar, de vivir como Jesús;
como Tú, digo yo: ¡Fiat al Señor!

8. VIRGEN FIEL

1. Sin ti ver no podría lo más profundo de mi Señor,

que en tu vientre quiso encarnarse y por tu Sí nos reconcilió.
Auxíliame en mi combate para acoger tan grande don,
conformándome a tu Hijo por las sendas de la amorización.

SALVE, SANTA MARÍA, INMACULADA DEL DOLOR,

VIRGEN FIEL TODA TU VIDA, MAESTRA DEL AMOR.
TU ARDIENTE CORAZÓN A TU HIJO ME REMITE,
MADRE SANTA, MADRE HUMILDE, CÚBREME CON TU MANTO PROTECTOR. (2v)

2. La Gracia obró en tu vida, humilde Sierva del Plan de Dios;

cooperaste, te desplegaste y fuiste colmada de su Amor
y todo lo atesoraste y meditaste en el corazón
con que me amas y me educas a que todo mi ser dé gloria a Dios.

3. El dolor bien conociste, como el anciano profetizó.

"Una espada estará en tu alma", bajo el madero se cumplió.
De pie estuviste sufriendo pero esperabas sin temor
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y primera contemplaste la victoria de la Resurrección.

4. En mí se forme Cristo por el Espíritu, que es Don;

"Abba, Padre" diga gozoso y habite siempre en mi interior;
que te ame, Madre María, y lo ames tú en mi corazón
y que me una a mis hermanos en comunión y en reconciliación.

9. MADRE DE LA ESPERANZA

1. A la Madre que sufrió dolor,

hoy alegre la vemos, Señor,
contemplando con tierno amor,
el misterio Reconciliador.
Hoy, María, cantas junto a Dios,
pues tus hijos hoy libres ya son;
en la tierra ya reina la luz
al pecado la vida venció.

2. Hoy victoria podemos cantar,

las cadenas rotas ya están.
Madre mía, acabó la prisión:
¡alegría, aleluya al Señor!
Pues por mí el Señor resucitó,
Madre mía de mi corazón,
que yo nunca me aleje de Ti,
siempre mire tu rostro de amor.

3. Quiero que este himno triunfal

cante la alegría pascual
que la Virgen comparte hoy
la que con esperanza vivió.
Y esta Madre me enseña a ser fiel
en momentos de tribulación.
La alegría nunca la dejó
ni su fe en las promesas de Dios.

4. Vives la alegría-dolor
conservando en tu corazón
experiencias del amor de Dios
que llenaron tu vida de luz.
Con ternura y amor maternal
nos conduces al Señor Jesús,
por la senda de amorización
que nos lleva hacia la plenitud. (2v)

10. SEÑORA MARÍA

MUÉSTRANOS TU CORAZÓN, MADRE DEL SEÑOR.

GUÍANOS, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN.

Iluminada
caminas
llevando el candelabro oculto
entre los pliegues
de tu corazón.
El sol ya se ponía
cuando llegaste,
pero no oscurece.
Un nuevo resplandor
se filtra delicioso
con finura,
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son como rayos de suave dulzura

que encandilan
y alejan la noche.

Misteriosa teofanía
la que ha hecho
de ti frágil doncella
lámpara resplandeciente,
cual luna,
reflejo inmaculado
de divino esplendor.
Estrella matutina
que se asoma
delicada
e ilumina
el claustro apacible
donde espera silenciosa Isabel.

Estrella del mar

que disipas la tiniebla
y muestras el camino
en medio de la tempestad.
Bendita luz que
señala el horizonte.

Arrobada
hecha reflejo santo.
desde el corazón amada.
Suscitas en Isabel un canto
(que acompaña con danza el santo).
Saludas con sencillez
y al hacerlo
resplandece
en tu humildad
el rayo de luz divina.

Iluminada,
lucero santo,
inmaculada,
nos ofreces dulce canto,
y ya desde entonces
eres por ventura venerada.

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