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o dinamarqués es el prime
ro de los veinte Discursos Edificantes de Diverso
Tenor que vieron la luz en Copenhaguen el 13 de
marzo de 1843. SOREM
Concebido por su autor como «preparación espiri
tual para el oficio de la confesión» (recordemos KIERKEGAARD
que Kierkegaard, como pastor protestante, habla
de «oficio» y no «sacramento» al referirse a la peni
tencia), arroja, en su lectura contemporánea los
LA PUREZA
elementos de un apasionado alegato contra la
«masificación» del individuo, capaz de preservar DE CORAZÓN
su identidad única e irreductible si se atreve a e r es querer una sola cosa
guirse, sólo, cara a cara, él mismo, frente a Dios.
Prólogo de
El prólogo por Luis Farré introduce la personali LUIS FARRÍ
dad y pensamiento del autor, lo ubica en relación
con las preocupaciones filosóficas de su época y la
nuestra y señala los aspectos más sobresalientes a
tenerse en cuenta en la lectura de esta obra en p a r
ticular.
colección
América 2000
Ensayo Introductorio
SIGNIFICADO E IMPORTANCIA DEL
PENSAMIENTO DE KIERKEGAARD
por Luis Farré
1 V éase sobre lo m u ch o q u e se h a p u b licad o sobre K ie rk e g a a rd , 2 V éase el v olum en K ierkeg a a rd vivo, A lianza E d ito rial, M a
In te rn a tio n a l Bibliografi (en d a n é s ), N it N ordisk F orlog, 1962, drid, 1968. S a rtre , H e id eg g er, Ja sp e rs y varios o tro s se o cu p an
212 páginas. de n u estro p e n sa d o r y reco n o cen sus ap o rtes.
com o él h a n sentido, y sufrido, la presión del ambiente debía ser. Lo atorm entaba la idea de u n ajuste vital
a n te u n a conciencia vigilante que lo obligaba a sagaces logrado.
y casi siem pre certeros análisis de disconform idad. Alma Una exigencia personal tan rígida, p o r necesidad in flu i
sensible y recta, sufría al expresar disidencias que lesio ría en sus relaciones con los dem ás. C onservaba u n g rato
n a ría n a personas con las cuales estab a vinculado por el v altísimo recuerdo de su m ad re que falleció m uy jo v e n ;
parentesco, el a m o r o la religiosidad. Sobre todo en sus r e c u e r d o que q u edó m uy en lo íntim o, secreto invulne
últim os escritos, a b u n d a n referencias a hechos y relacio rable. sin q u e apenas ap areciera en los escritos. El padre,
nes, se m uestra la ce ra d o y dolorido, com o si se sintiera h o m b re de edad, cuidó de su ed u cació n ; am an te de la
excluido de la c o m p añ ía de seres que a p reciab a de diver cultura, le proporcionó lo que, a su en ten d er, parecíale
sas m aneras, pero obligado a re ch azar opiniones o acti m ejo r. Q u iz á la ausencia del cariñ o m atern o , convertido
tudes, según su p arecer, im propias o peligrosas. en a ñ o r a n z a , m enos intelectual, m ás com prensivo y em o
L a ciu d ad donde nació, C openhague, en 1841, le opri cional. contribuyó a que adopta.ra u n a a c titu d ríg id a en
m ía p o r la ru tin a de sus costum bres, la m ediocridad de re la ció n c o n el padre. Algo d e origen ético, jam ás debi
la c iu d a d a n ía y un culto religioso a te n to al ritu al y a una d a m e n te aclarado, tam bién los m a n te n ía distantes. P a
índole de e sp iritu alid ad que parecía ju stificar la soño re cía culparle de algunas deficiencias que ad v ertía en sí,
lie n ta existencia de sus m oradores. Si algo la contur procedentes de la vida fam iliar y del m odelo de educación
b ab a, pro n to era d ilu id o en lo h a b itu a l p o r la presión q u e le inculcara. Las relaciones con su p a d re fueron
del am biente, sin ap en as d e ja r huellas aq u ella inicial respetuosas, au n q u e no cordiales. 4
disidencia. E n la h isto ria de la h u m a n id a d siem pre han A u n q u e e n varios escritos d esm enuza experiencias de
sido escasas personas, frecu en tem en te u n a sola, las que su vida, n o es suficientem ente explícito. P arece callar
elevan su enérgica voz disidente. K ierk eg aard no pudo algo, ya sea p o r propio respeto o p a ra no h erir dem asiado
c allar y se atrevió, disconform e con su iglesia y, luego, a personas que le eran muy cercanas. K ierk eg aard p e r
consecuentem ente, con la clase de fieles que formara. maneció soltero, luego de u n e n am o ram ien to y noviazgo
A c titu d que suponía u n a trem enda lu ch a ín tim a : perte correspondidos. R egina Olsen, la novia al final p reterid a,
lo impresionó a tal extrem o q u e se en am o ró de ella a
n ecía a un am b ien te que, en p a rte , lo com prom etía y
primera vista. Sabía m uy bien qu ién e ra : u n a m u c h ac h a
obligaba, pues reconoce que le fuero n otorgadas oportu
hermosa y gozosa de su ju v e n tu d , sencilla y de escasa
nidades de b ien estar y c u ltu ra negadas a m uchos o*ros;
p ero tam bién, co nciencia escrupulosa y, a veces, quizá
:i Analizo su c a rá c te r en el ensayo, E l h o m bre que era Soren
d em asiado m eticulosa, reh u sab a el m en o r acom odo, a su Kierkegaard, en el volum en “ U n a m u n o , W illiam Jam es y K ier-
p a re ce r adverso a los dictados de lo exigido por la recti kegaard”, L a A urora, Buenos A ires, 1967.
tu d cristiana. T e m p e ra m e n to a g u d a m e n te introvertido, 4 Expone las relaciones con su p a d r e en J o h an nes Climacus or
De Omnibus d u b itand um est. V é ase tam b ién , P eter R ohde,
se au to an alizab a, siem pre insatisfecho, pues lo que era no
expresaba en e c u a n im id a d lo que creía o im ag in ab a que
Soren Kierkegaard. A n In trod uction to His Life and Philosophy
Londres, George A lien a n d U n w in L td ., 1936, cap. I.
,
c u ltu ra . Pero a la prim era impresión, franca y leal, siguió tirse cristiano q u e d an diluidos en lo com unitario. N a d a
u n análisis que quiso ser exhaustivo. Y, naturalm ente, m ás adverso a u n espíritu qu e, p o r en cim a de lo estético
puesto que n ad a hum ano es perfecto, las relaciones sufrie y de lo m oral, com p ren d e la religiosidad com o u n a a p e r
ron continuos altibajos que terminaron con el noviazgo. tu ra franca, trem en d am en te responsable de la p ro p ia in d i
R eg in a Olsen se casó con otro. Creo que en este caso, vidualidad a n te Dios. L a teología e n m a rc a d a en el hege
no m enos que en las relaciones con su padre, a Kier- lianism o se ex trav ía en g en eralid ad es; la que K ierk eg aard
kegaard le faltó comprensión y capacidad de disculpa. sentía y expresaba se in iciab a en la in d iv id u alid ad , la
Q u ie n no esté dispuesto a practicarlas, difícilmente ento com prom etía y obligaba a su vez a asu m ir inescapables
n a rá con su ambiente. Se sentirá constreñido a vivir en compromisos. 6
soledad, haciéndosele difícil la convivencia. 0 M encioné tres hechos, sin e n tr a r en detalles p a ra m ejor
T a l vez la actitud que adoptara frente a la iglesia explicar el curso que a d o p ta ría en vida. El m ism o los
evangélica danesa sea más justificable. 'Poda religión, y analizó, sobre todo con m iras a co m p re n d er lo q u e p a ra
su form ación espiritu al significaron, callan d o o disim u
en especial el cristianismo, es sumamente exigente, sobre
lando aspectos que p u d ieran ser ofensivos p a ra las p e r
todo p ara aquellos que están encargados del adoctrina
sonas. K ierk eg aard e ra un h o m b re sen tim en tal, ávido de
m iento de los fieles. Por de pronto, era una iglesia oficial
com prensión, pero no a c e rta b a con la m e d id a que le p e r
bajo la protección del estado, privilegio que resta bríos y
m itiera el ad ecu ad o ajuste. C reo que seríam os injustos si
osadía. Los subsidios que recibe y los vínculos que m an
lo consideráram os u n m elancólico antisocial; su ten d en cia
tiene con los gobernantes comprometen e inhiben. A
al. retraim iento, a g ra v a d a por u n a inteligencia m uy refle
veces sus dirigentes acuden a argumentos demasiado sofis
xiva y an alítica, vióse a crec en tad a p o r las especiales
ticados p ara justificar omisiones o expresiones equívocas.
circunstancias del am b ien te en el que le tocó vivir. A u n
A dem ás los obispos J. P. Mynster y H. L. M artensen,
que cabe p en sar si las m u ltitu d es, com o dice en el presente
sobre todo el último, eran adictos a un tipo de teología
libro, no son en todas p artes sim ilares, y los dirigentes,
cristiana sumam ente influida por la filosofía hegeliana.
eclesiásticos o políticos, con ra ra s excepciones, repeticiones
N a d a más opuesto a la m anera de ser singularizante,
m im éticas a los descritos por este pensador.
individual y agudamente consciente propia de K ierke-
E xageran, a m i parecer, quienes insisten en algunos
gaard . U n a teología, la hegeliana, muy bien razonada,
defectos físicos, que estaban m u y lejos d e ser d efo rm i
pero carente de fervor y audacia espiritual, que induce
dades, influyentes en el c a rá c te r de K ierk eg aard . F ue u n
a los fieles a la práctica de un cristianismo chato, m o ra
punto de vista, m uy ex p lo tad o p o r el periódico Corsair
lista y rutinario. El fervor y el entusiasmo de ser y sen
que lo a ta c a ra en vida, h á b il en la utilización de los
7 C onsidero m u y a tin a d o el enfoque de T h e o d o r H aecker, L a 8 E n el p rim e r D iapsalmata, a l p rin cip io d e la obra, edición
joroba de K ie rkeg a a rd , M a d rid , 1956, q u ien llega a la conclusión inglesa E i t h e r / O r . E xpongo ta m b ié n el p en sam ien to de K ierk e
d e que “ las repercusiones d e la p a rte co rp o ra l de u n hom bre g aa rd en el volum en U n a m u n o , W illia m J a m es y K ierkegaard,
sobre su esp íritu , p o r g ra n d es y p ro fu n d as q u e sean, jam ás llegan La A u ro ra, Buenos Aires, 1967 .
a crearlo ” . 9 E n el a rtíc u lo T h e R e p e titio n .
ció, de las que tú has soñado en tu filosofía” . C ultiva p ragm atistas, la v erd ad sigue a la verificación, casi un
estas presencias e im p acto s, vigilando u n a singularidad engendro h u m an o . P a ra K ierk eg aard h ay u n a verdad
que no p ierd a o extravíe esta conexión. “E ntiéndese, pues, a prior i, pero de ella, m ie n tra s no la hayam os realizado
po r el m om ento, la a b stracció n ele lo eterno, que es u n a en n u estra experiencia, com prom etiéndonos con ella, m uy
p a ro d ia del m ism o, si h a de ser lo presente. Lo presente poco sabemos. Debem os a rra n c a rn o s a lo estético, gozoso
es lo e te rn o ; o m e jo r: lo eterno es lo presente y esto es lo y p asajero, p a ra instalarnos e n u n a tra n sito ria eticidad,
lleno de contenido” . 10 A sistido p o r u n em p u je m ístico obedientes al deber, “ de tal m a n e ra que esta conciencia
q u e resbala sobre lo a c tu a l, presiente la seguridad y de la seguridad dé v alo r etern o del yo” .11 P a ra K ierke
firm eza del u ltra m u n d o rechazado. T ien d e a él con gaard , en p a rte a sem ejanza d e K a n t, la v e rd a d consiste
to d a su alm a ap asio n ad a. Por eso señala con severidad más en u n a a ctitu d o cam bio radical, que en una obe
lo sensible e in m e d ia to d e este m u n d o estético, adverso diencia p u ra m e n te e x te rn a a la ley. “L a ética es como
a los em pirism os y positivism os que constriñen el p en sa la respiración etern a en m edio de la soledad” .12 V ivió y
m ien to en lo e x p erim en tad o in m ed iatam en te. C onfía m uy com probó la falla del m oralism o, e insiste en la eficacia
poco en sus ráp id as ap arien cias, sólo aprec.iables en de los hechos, pero éstos sólo son éticos en c u a n to expre
c u a n to las considera repercusión de lo eterno. N o lo san u n a in te rn a condición tran sfo rm ad a.
d etien e el encanto de lo estético. K ierk eg aard está en u n co n tin u o a le rta : que la v id a
K ierk eg aard vivió trá g ic am en te los problem as de la no se extravíe en el p en sam ien to y, p a ra ello, n a d a m ejor
filosofía y la teología, al in te n ta r conciliar las necesidades que vigilar y co n tro lar la in d iv id u alid ad . C ree que sólo
in telectuales con las afectivas y volitivas. E lab o ra u n a aquel que p rim ariam e n te a p u n ta a sí m ism o, sujeto de
vivencia p rá c tic a y sen tim en ta l de la v erdad. E sta no vivencias, cu an d o expone o h a b la , puede h a b la r y ser
d ep en d e d e los hom bres, incapaces de alcan zarla a causa de u tilid a d a otros. E n c o n tra de Iiegel, p o r lo tanto,
de su constante m u ta b ilid a d . E stá ya definitivam ente ex alta el principio de la su b jetiv id ad . C om o m odelo de
estab lecida, h ija de la fe ; cad a u n o debe escudriñarla eticism o recu erd a a Sócrates, cuyo secreto consistía en
en sí m ism o p a ra que a p arez ca h ech a carn e en la p ro p ia g u iar a sus oyentes, no a que pen saran esto o aquello,
vida. L a g en eralid ad d e los hom bres, sin em brgo, se sino a ser individuos diferentes d e lo com ún, expresando,
lim ita n a reco rd arla y e x p o n erla: con ella los profesores m ás que p red ican d o , la v erdad. C onsidera vano, y hasta
co n feccionan sistem as y los predicadores sermones. No pecam inoso, in te n ta r d esp ertar e n otros ideas y sentim ien
h ay excusa p a ra los q u e son m e ra m en te ideólogos. D e tos si p rev iam en te no se h a n d esp ertad o y los h a vivido
n a d a sirve la v e rd a d , sobre todo c o n tem p lad a desde el en sí m ism o. N o p red icar, sino o b ra r; no regodearse en
p u n to de vista religioso, sin u n com prom iso v ita l; hay las ideas, sino realizarse. Y a, u n a vez co n fig u rad o el in d i
que ser testigo y, si v in ie ra el caso, m á rtir. P a ra los viduo en lo que debe ser, la p re d ic ac ió n b ro ta rá como
16 E stas ideas son frecu e n te s en la m ayoría de sus libros espe 17 S obre la opinión que se fo rm a ra de M y nster y M artensen,
cialm en te en E i t h e r / O r . véase A t t a c k on C hristendom,
atien en dem asiado a lo puntualizable a h o ra y aquí. d e sus escritos, vertidos al castellano. T a m p o c o es m enos
E n laza con u n a vieja tradición, en la cual fig u ran San d o c trin a l: quizá m ás intensiva, p o r ejem plo e n los co n
P ab lo y S an A gustín, y a la que pertenecen pensadores ceptos de in d iv id u a lid a d y tem p o ralid ad . Pero creo
cordialistas, vitalistas, sentim entalistas y, p rin cip alm en te, q ue n in g u n a o tra, a pesar de lo a p elan te e insistente que
integralistas. E sto es, el hom bre es u n a in teg rid ad en el siem pre es, nos llegue tan a lo ín tim o y m ás obligue a
tiem p o que evoluciona h a c ia la eternidad. asum ir el com prom iso que presupone la existencia.
E d u a rd G eism ar, u n danés q u e co n sag rara to d a su v id a
Significado e im portancia de L a pureza de corazón al estudio y a la difusión del p en sam ien to de K ierk eg aard ,
recom ienda que la aceptem os com o in tro d u cció n a los
L as páginas precedentes creo a y u d arán a u b icar el restantes escritos.
pensam iento de K ierk eg aard . Son intro d u cto rias, p a ra C om o acto o expresión devocional, afirm a su tra d u c to r
m e jo r a p re c ia r y en p a rte com prender el co ntenido del inglés D ouglas V. Steere, n a d a sim ilar puede en co n trarse
presente libro, L a pureza de corazón. Este, ta n to por su d u ra n te el siglo X I X entre católicos y protestantes. Es
co ntenido com o p o r su estilo, es de los m ás expresivos. posible que estas expresiones desilusionen a quienes inte
D e u n a fo rm a m u y vivaz y h a sta rep etitiv a expone y resa K ierk eg aard como expositor de ideas significativas
d e talla ideas que se e n c o n tra rá n en otras obras, posible p a ra la filosofía o psicología. P o r de p ro n to , e n n in g u n a
m en te con m enos fervor. Su estilo, siem pre ta n directo y d e sus obras podem os separar lo religioso en u n a radica-
a p u n ta n d o al lector, com o p a ra hacerle vivir los pensa lid ad m uy c o n creta : el cristianism o cen tralizad o en la
m ientos que expone, en la presente obra llega a c o n tu r p erso n a de Cristo. A l analizar enérgicam ente esta cone
b am o s, cerrán d o n o s to d a vía de escape. L a presión, sin xión, conceptos com o individuo, am or, sufrim iento y m u
em bargo, si así podem os denom inarla, n o es o fen siv a; chos otros ad q u ieren en su p lu m a el m áxim o brillo.
es el enérgico ferv o r de q u ien com unica vivencias, invi C o n tu rb a con expresiones cortantes com o u n a n a v a ja m uy
tándonos a convivirías. Lo escribió com o ejercicio de a fila d a que obligan, m ás que a pensar, a sentir ; acorrala,
p re p a rac ió n esp iritu al p a ra el acto de confesión, acto en colocándonos en tre la espada y la. p ared . M e perm itiré
el cu al es in ú til que el hom bre, a solas consigo y con Dios, d estacar algunos de estos conceptos.
p re te n d a engañarse. E n fre n ta lo eterno, de tal m odo que N a d a m ás ap ro p iad o p ara c o m p re n d er la cad u cid ad
no le q u ed a lu g a r p a ra ilusiones y evasiones. E l m odelo y la inconsistencia de cu an to aco n tece e n el tiem p o como
d e confesión a q u e im p u lsa es u n ejercicio no lim itado la reflexión sobre lo E terno. E s ta reflexión, sin em bargo,
a tiem pos o espacios determ inados. D eb ería ser u n a d iv ag a en el vacío si lo asim ilam os a u n a in m u tab ilid ad
a c titu d casi co n stan te, enfervorizada en especiales cir a través de la cual pasam os nosotros y nuestros actos.
cunstancias. P a ra K ierkegaard, lo eterno es p len itu d , perfección que
Al c a p ta r el contenido de la obra, e x tra ñ a q u e recién ap ela de continuo en medio d e la inconstancia a que
a h o ra podam os d isfru ta r de su trad u cció n al castellano. p arece convocarnos la cotidianidad. L o eterno es similar,
N o es m enos p u n z a n te m e n te religiosa que m u ch o s otros en el caso de que no se identifique, al Bien, sustantivo
q u e m erece ser escrito en m ayúscula. El Bien expresa sus tem as preferidos sin que d e ello sea legítim o d ed u cir
lo q u e debe ser, en la fo rm a m ás elevada y exclusiva: lo que, p o r principio, se in c lin a ra p o r lo antisocial en d o c
único que p erm anece en m edio de los cam bios; el Bien trin a o p o r m enosprecio a los dem ás. D estaca al in d i
p ro y ecta su luz e ilu m in a la existencia en el tráfico coti viduo, lo e n fre n ta con la conciencia p a ra que co m p ren d a
d ian o . El tiem po y nuestro d iscu rrir y realizar, a juicio de y asu m a la responsabilidad d e sus actos. E stá y vive
K ie rk e g aa rd , jam ás d e b e ría n p e rd e r de vista lo E te m o e n tre los otros, im prescindible p o rq u e no es sino h u m a n o ;
q u e consigue p len itu d en el Bien. pero que no se extravíe, que n o se caiga y p ie rd a en lo
U tiliza tres vocablos que, bajo diversos m atices, a p u n com ún, negligente, d esindividualizante. Este libro, y sin
ta n a la m ism a re a lid a d : Bien, E tern id ad y Dios. C a d a la m en o r d u d a todos los libros escritos p o r K ierk eg aard ,
u n o de ellos presupone los restantes y gu ía a su a d ec u a d a están dirigidos al individuo, a la persona, que es y debería
com prensión. E n la presente obra prevalecen Bien y cu ltiv ar c a d a uno de los seres hum anos. “ ¿V ives re a l
E te rn id a d , pero sabem os, si alcanzam os a in te rp re ta rlo , m en te com o in d iv id u o ?” es u n a de las m ás insistentes
q u e im p lic a n D iv in id ad . E xpresan, sintetizadas en u n id a d , p reg u n tas. S in tetizaría sus propósitos en esta fó rm u la :
las m ás nobles aspiraciones de lo hum an o . Sentim os y elabora tu conciencia p a ra lleg'ar a co m p ren d er lo que
an h elam os su in ag o tab le h o n d u ra a través de nuestras tú eres y significas, distinto d e cu alq u ier otro pues tus
deficiencias. D e u n a m a n e ra v ag a a c tú a n en todo h o m inclinaciones y relaciones te perso n alizan ; c á p ta te en tu
bre, con forzados desvíos ideológicos en quienes qu ieren p len a in d iv id u alid ad , p ro y ectán d o te hacia el B ien; salta
despreocuparse de lo religioso y com o deseo o esperanza desde la te m p o ra lid a d a lo E te rn o y en trég ate, p o r lo
de perfección en los creyentes. Dios iden tifica e tern id ad tan to , a D ios, al Bien y a lo E tern o . Su individualism o no
y bien. Al decir Bien, ejem p lar y m odelo eterno, n a d a es u n a a c titu d de alejam ien to o m enosprecio de lo social,
cabe agregar. N osotros gustam os del bien m ed id am en te sino m ás bien, com o ad v ierte D o u g las V. Steere, el des
en u n a te m p o ra lid a d de continuo cadu ca, pues los lla arro llo intenso de la persona q u e en la lib e rta d cap ta
m ad os bienes de la tra n sito rie d a d son m ales, si retien en tam b ién la responsabilidad. Y esto lo consigue al con
e im p id en que aspirem os y am oldem os la co n d u cta al frontarse con el Bien E tern o y la D ivinidad.
ú n ico y m áxim o Bien. K ierk eg aard velad am en te, sin E l in d iv id u o vigila p a ra no p erd erse en la m asa abs
a d u lte ra r los postulados bíblicos, cristianiza vocablos de tra c ta e im personal. E sta co n fo rm a unánim es los m ovi
frecu en te uso en las filosofías p la tó n ic a y aristotélica. Se m ientos y p en sa m ie n to s: m oda, sim patías, adhesiones y
m o v ían en la so m bra; y él, sin arrin co n arlas pues in g re m enosprecios. Las m asas, al a n u la r al individuo, lo inca
saron a n u e stra c u ltu ra occidental, las esclarece y les p a c ita n p a ra a p re c ia r la in d iv id u a lid a d del otro. E l masi-
inyecta cristianism o. ficado carece de cap a c id ad p a r a valorizar, procede de
E sta insistencia k ie rk e g aa rd ia n a de c o n fro n ta r el Bien acu erd o a im pulsos genéricos. Es, p o r lo ta n to , inhábil
con. la im perfección y la E te rn id a d con lo tem p o ral co n p a ra c u ltiv a r un v erd ad ero am o r. E n la relación con los
v ierte a nuestro pensador, com o hom bre, en u n solitario otros, lo g o b iern an los instintos, algo com ún que se des
y en u n expositor a cu c ia n te de la in d iv id u alid ad . F u ero n pliega d escontrolado sin la firm eza directriz del individuo;
ap lic a los prejuicios y las exigencias de la clase c o m u n i se le p re g u n ta rá al cristiano si se co m p o rtó de acuerdo
ta ria a que pertenece. K ie rk e g aa rd ad iv in a q u e p a ra a los cánones de su iglesia, pues p u ed en estar falseados,
a m a r v e rd a d era m e n te al otro, precisam os insistir e n la sino si, com o individuo, sirviéndose de los dones y las
v iv en cia de la p ro p ia in d iv id u a lid a d . Sólo el in d iv id u o d o ctrin as conservadas en la trad ició n cristian a, procuró
p u ed e realm en te a m a r al o tro : ya se tra te de u n m asi- ex p resar u n a fidelidad incondicional. L a iglesia, sociedad
ficad o , p a ra el cual el a m o r d eb ería ser el inicio d e la donde los fieles d eb erían e n c o n tra r d o ctrin as, modelos y
lib eración, o d e otro in d iv id u o capaz de e n te n d e r y ayuda, p a ra no caer en el estatism o ru tin a rio de las socie
co rresponder d e acu erd o a los vínculos que supone el dades, p recisa vivir enfervorizada, celosa de perfección y
v e rd a d ero am or. ¿ T a l vez el a p a rta m ie n to y final ru p tu r a h asta an g u stiad a p o r si quizá no expresa y c u m p le como
con R eg in a O lsen d e p a rte d e K ierkeg aard , no p ro ce es debido los ideales cristianos. Si no es así, se inm oviliza
d e ría n de h a b e r c o m p ro b ad o en ella u n a inclinación h a cia en el acom odo, situación m u n d a n a m e n te fácil, pues,
lo m asivo en p erju icio de la p ro p ia in d iv id u alid ad ? ab an d o n a n d o todo esfuerzo, se d e ja llevar p o r la corriente
R educirse a u n a clase social y com portarse com o exigen en política, m o ral y en la in te rp re ta ció n del m ensaje
sus cánones equivale a perderse en lo masivo. P a ra K ie r cristiano. K ierk eg aard alzó su voz de p ro te sta c o n tra esta
k eg aard , el hom bre a n te D ios es u n individuo libre y res m o d a lid a d eclesiástica que, a su parecer, caracterizab a
ponsable, a qu ien se le p e d irá c u en ta de sus actos, no de al cristianism o oficial de su país. Agitó u n a inm ovilidad
su condición y vínculos sociales y de los privilegios que sinuosa que poco a poco iba resignándose a costum bres
le p ro p o rcio n aro n . L a h u m a n id a d co n tem p lad a desde la y d o ctrin as de la época, m e d ian te las cuales a p ag a b a o
E te rn id a d D iv in a n a d a vale p o r sus rangos y honores,, velaba la sin g u larid ad p ro te stativ a del C ristian ism o ante
sino p o r la conciencia in d iv id u a l que tal vez se acalló al u n a m u n d a n id a d prevaleciente.
ex trav iarse en d e term in a d o s conjuntos. D esde lo etern o N o le negarem os a K ierk eg aard erudición, au n q u e no
h ay u n a exigida ig u a ld a d e n tre los hom bres, su irre p e creo fu e ra ho m b re de co n su ltar m uchos libros. Seleccio
tib le in d iv id u a lid a d ; lo re stan te es van o y tran sito rio . n a b a sus lecturas, som etiéndolas a u n a reflexión asimi
K ie rk e g aa rd a p re cia y a m a a los hom bres en y desde esta lativa. D e vez en cu an d o sus escritos so rp ren d en con una
ig u a ld a d . A m a r al p ró jim o com o a sí m ism o eq u iv ale cita algo im precisa, u n a idea q u e lo im presionó y sabe
a a m a r a los otros com o los individuos que son o p o d ría n u tiliz a r llegado el m om ento. S u m ente escapó a la fija
ser. T o d o lo dem ás, prestigio social, riqueza, honores e ción q u e en lectores m enos críticos y reflexivos term in a
incluso conocim ientos, expresan lo accidental. p o r convertirlos en adeptos y seguidores de u n sistema,
L a iglesia, congregación de individuos im p reg n ad o s casi siem pre expresión o reflejo de la a c tu a lid a d filosó
del esp íritu de C risto, d e b ería c u id a r celosam ente no fica, científica o religiosa. C a e n víctim as d e lo com uni
d e c a e r en lo com ún. Su u n id a d está en Cristo, objetivo tario. K ierk eg aard lee y asim ila crítica y reflexivam ente,
y n o rm a : in fo rm a a los fieles. Pero éstos a p u n ta n al a veces con u n claro proceso de elaboración. Siendo
m ism o desde u n a in d iv id u a lid a d libre y responsable. N o jo v en le im presionó H egel, el filósofo de m o d a q u e reclu
ta b a ad ep to s incluso en teología; pero no llegó a conver de C o p en h ag u e” . 18 M uy al c o n tra rio , quiso ser, y los
tirse en u n hegeliano. Al co n trario , elevó su voz de p ro hechos posteriores lo com probaron, el c ristia n o individuo
te sta al c o m p ro b ar cóm o algunos teólogos de su p a tria , dolorido que d e sp e rta ra a sus c o n ciu d a d a n o s, especial
e n tre ellos el obispo M arten se n , ingresaban m an sam en te m en te a los je ra rc as eclesiásticos, del provincialism o
en los rediles hegelianos. Incluso en el uso de la Biblia, cóm odo y ru tin ario en que h a b ía d ecaíd o el cristianism o.
lo c o m p ro b a rá el lector en el presente libro, no se com
p o rta al estilo de un m eticuloso com pilado r de textos, sino P erennidad de K ierkegaard
com o un c a p ta d o r de do ctrin as asim iladas, m ed itad as y
sentidas. O p e ra el indiv id u o que se form a sobre la base El am b ien te no le fue propicio a K ie rk e g a a rd ; pero
d e u n a relación libre, m uy cau to a n te los in term ediarios h a b ía em pezado a ag itarlo y los años fu tu ro s le h arían
q u e g u ía n a adhesiones m asivas y extravían al yo en un justicia. Fue su voz el grito m ás enérgico p a ra d esp ertar
nosotros anodino. a u n a sociedad que, p o r inercia e influencias doctrinales,
E n las páginas finales de L a pureza de corazón, nuestro corría peligro de d esn atu ralizar a l h o m b re p o r n u b la r y
a u to r describe al cristiano sufriente. Q uizá nos expresa h a sta n eg ar la categ o ría individuo. P arece existir algo
ríam os m ejor, a cla ra n d o que no existe cristiano exento de razón en la crític a negativa que O rte g a y Gasset
de sufrim iento. El in d iv id u o en u n a sociedad de acom o ap lica al siglo X IX . A m ontona d o c trin a s y actitu d es que
d ad o s y ru tin ario s a c tú a com o aguijón que quiere des ensalzan lo ab stracto y genérico c o n tra lo in d iv id u al y
p riv ad o , p rá c tica m e n te en todos los órdenes. F ren te a
p e rta r de la som nolencia. In v ita enórgicam ente a la
u n liberalism o quizá exagerado y necesitado de reform as,
v ig ilia; p o r eso, casi siem pre congrega en su c o n tra los
se elevan do ctrin as políticas, com o el m arxism o, que
gritos y los hechos de quienes, au n q u e incitados p o r el
tien d en a la m asificación; la religión re a firm a el prestigio,
ejem plo, p refieren la in d o len te m o d o rra. A ello se agrega
casi con c arác te r de absoluto, en la a u to rid a d , en el C on
la co n dición m ism a del in d ividuo fa m ilia r y social, obli<-
cilio V atican o I ; y en filosofía y é tic a prevalece un idea
g ad o a a d o p ta r decisiones que lesionan a personas que
lismo m uy m etódico y sistem ático que inm oviliza o p re
a p re cia o respeta, com o e ra el caso con su p ad re, R eg in a
fija sendas. A dem ás, com o c arac te rístic a general, con
O lsen y algunos eclesiásticos. L a en erg ía p a ra m a n te n e r
A ugusto C om te y otros va to m an d o au g e la sociología
la re c titu d p ro p ia de la in d iv id u a lid a d obliga a decisiones
que resta privilegios y casi a n u la to d a singularidad.
dolorosas. El cristiano, según K ierk eg aard , es un su
A quella creciente a u n q u e despaciosa evolución h acia u n a
frien te que avanza h a cia el Bien, obligado a esfuerzos y
m ay o r d ig n id a d h u m a n a tropieza con serias dificultades
ren u n cias, centro de b u rlas y resentim ientos. Q u é m al
y oposiciones en lo político, filosófico y religioso.
co m p ren d ió a K ierk eg aard el español O rte g a y G asset al
p re sen ta rlo com o u n p ro v in cian o deseoso de re p re se n ta r
18 V éase m i ensayo “ H egel, K ierk eg aa rd y dos españoles:
u n p a p el p a ra distinguirse, convirtien d o al cristianism o O rte g a y G asset y U n a m u n o ” , en ob. c it.: U na m un o, William
en u n a religión “que sólo p u e d e in teresar en los barrios Jam es y Kierkegaard.
L a voz d e K ierk eg aard suena débil. C o p en h ag u e es al afirm arse en u n a relación con lo E tern o y el Bien,
u n a p e q u e ñ a c iu d a d ; p a ra ser escuchado h a b ría que cla a d q u ieren m u c h a m ay o r firm eza.
m a r desde m etrópolis con reconocido prestigio cu ltu ral, L a categoría del hom bre ind iv id u o , existente ah o ra y
com o P arís o Berlín. A d em ás los clam ores d e nuestro aquí, p a rticu lariza a los sistem as existencialistas. A yuda
p en sad o r so n ab an religiosam ente aureolados y en las g ra n ro n a salvarnos de la invasión y creciente osad ía de colec
des ciu d ad es la laicidad ib a desplazando a la religión. Su tivismos y sociologismos que e m p u ja n e im p u lsan a la
lu ch a, desde la firm eza de convicciones cen trad a s en el m asificación. Nos p re p a ra b a n a que cayéram os víctim as
ejem plo de C risto, d ire c ta m e n te a p u n ta al m aterialism o de ideólogos que p u d ie ra n m a n e ja rn o s a su arbitrio. Los
y al idealism o y, de rebote, c o n tra los sociologismos. P e r existencialism os, no im p o rta el signo que ostenten, sa
tenecía a los pocos que, desde diversos p u n to s de vista, g ra d o o laico, p o r lo m enos o b lig an a la interiorización,
clam ab a n a favor del h o m b re. Sus escritos p u n zan tes y a re co rtarn o s in telectual, em ocional y volitivam ente en
agudos p e rfo ra ro n los añ o s; sería atendido , cu an d o alg ú n n u e stra p a rtic u la rid a d ; a sentir gozosam ente, o tam bién
hech o d e m o stra ra la in a n id a d de sistemas que ju stific a ra n a sufrirla, n u estra d iferencia; av iv a la u n icid ad de cad a
al in d iv id u o sin el cual n a d a serían aquellas ap aren tes uno de los hom bres. F u ero n los existencialistas los que,
grandezas. K ierk eg aard se an tic ip ó a su época, que no lo al b u scar apoyo en el pasado, descubrieron y ensalzaron
quiso c o m p re n d er ni seguir, pero p re p a ró con sus ideas a K ierk eg aard . A d m irab an su en érg ica resolución d e
y clam ores las ru tas del fu tu ro . q u e re r ser u n ho m bre consciente d e su ú n ica sin g u larid ad
El conflicto bélico de 1914 m ostró la inconsistencia de lib re con c ap a c id a d de crítica y rechazo. Se negaba a
idealism os y m aterialism os; a u n q u e estab an ta n a rra ig a ser blan co receptivo del a m b ien te con su política, reli
dos en ciertos círculos cu ltu rales que, con alteració n de gión y costum bres anquilosadas. E n el espacio de pocos
las form as y a veces con otros nom bres, c o n tin u a ro n sobre años sus escritos fueron trad u cid o s a la m ayoría de los
viviendo p re p a ra n d o la c ata stró fic a g u e rra de 1939. D es idiom as cultos. El casi ig n o rad o K ierk eg aard en poco
pués de este últim o conflicto, si p o r u n lado los colec tie m p o c en tró la aten ció n de m u ch o s y am p lió su in
tivism os se hicieron m ás in transingentes y cerrados, p o r fluencia.
o tro a p arec ie ro n sistemas que in te n ta ro n d e sta c a r la in d i S in em bargo, no creo, com o y a dije, le g u stara que se
v id u a lid a d y subjetividad. U n a m u n o en E sp a ñ a fue de lo c ata lo g a ra com o existencialista. E q u iv ale a colgarle
los p rim ero s; adivinó e n el danés un alm a gem ela y u n ismo que lo entrem ezcla en lo indeciso d e tendencias
p ro c u ró d e sta c a r su v a lo r d o c trin a l y práctico. T o d a v ía e in terp retacio n es b astan te dispares. A clarem os que lo
n o h a b ía n ap arecid o los existencialism os sistem áticos pos reco n o cen pensadores com o H eidegger, Jaspers y S a r tr e ,19
teriores a la segunda g u e rra m u n d ial. F u e ro n éstos los sin que ello obste a que ensalcen u n a a c titu d que m erece
q ue m ira n d o h a cia a trá s en la historia del p en sam ien to elogios p o r su ejem p larid ad . Y a hem os visto en q u é con-
a d iv in a ro n e n K ierk eg aard u n esp íritu afín. C o in cid iero n
e n su decisión a favor del in d ividuo, a u n q u e la m ay o ría 19 V éase el libro K ierkegaard vivo, ed ició n citad a , c o n las opi
h a in te n ta d o c o rta r a m a rra s que, según K ierk eg aard , niones d e S a rtre , H eidegger, Jasp e rs y G a b riel M arcel.
siste este p resu n to existen cialism o : el hom bre en la co n la dosis de co n cen tració n y d e responsabilidad que su
ciencia libre y responsable, a solas, fren te a lo E tern o lectu ra exige, con m iras a no d e ja rle n in g ú n asidero p a ra
q u e le está d e m a n d a n d o cóm o h a em pleado el tiem po que excusarse e n lo se dice o se h ace, esto es, la búsqueda o
le h a sido otorgado. N o es la sin g u larid ad de pensadores el i efugio en la g en eralid ad o sociedad. Su lectura, creo,
com o S artre, a la postre am argados, pues la in d iv id u a G esp ertara ta n to Ínteres o mas q u e las a n terio rm en te tr a
lid ad no es c o n tra sta d a ni e n ju ic iad a . U n a soledad y ducidas. T h eo d o r "W. A dorno, a u to r exento de sospecha
lib e rta d carentes de n o rm as y h a sta de responsabilidad. o parcialism o, confiesa que n o sólo e n tre los consagra
T a m p o c o estaría de a cu e rd o con Iíeid eg g er, quien a g u dos a la religiosidad, smo tam b ién entre los laicos, K ie r
diza a tal extrem o la vivencia de la finitud, reco rtán d o la kegaard ha triu n fad o . 20
en la te m p o ra lid a d , que p a re ce d estitu irla de esperanza
y de co n fro n tació n con lo E tern o . A naliza u n extrem o,
creo le o b je ta ría K ie rk e g aa rd , in cap az de ver que el
análisis resulta incom pleto, al no en fren tarlo con lo in fi
nito. E n K a rl Jaspers, a m i p arecer, ad iv in aría u n a
in seg u rid ad que, sin c o rta r a m arra s con lo E tern o invi
sible, se inclina d u d o sam e n te hacia lo tem poral. A d m i
tiría coincidencias con G ab riel M arcel, pero posible
m en te le re p ro c h a ría el no exponer u n a vivencia sin
suficiente agudeza de la su b jetiv id ad , quizá debido a un
cierto conform ism o religioso.
E stas páginas, com o a d v e rtí al principio, no quieren
sino ser in tro d u cto rias. K ie rk e g a a rd en la o b ra que o fre
cem os en castellano expone vivencialm ente tópicos cons
tan tes en sus escritos: su b jetiv id ad , libertad , responsabi
lid ad , el ho m b re fren te a lo eterno, la tem p o ralid ad , el
a rre p en tim ie n to y la conversión. L a m ira o el objetivo
es religioso; pero sus análisis del ho m b re y de sus a sp ira
ciones lo g ran ta n ta d en sid ad que deben p reo cu p ar y h a n
p re o c u p ad o a todo p en sad o r exento de prejuicios y que
asp ira a a h o n d a r en el sincero conocim iento de lo que so
mos. L a o b ra fue escrita en 1846, la p rim era en in te g ra r
u n vo lum en bajo el títu lo g en eral de Discursos edificantes,
im preso en C o p en h ag u e en 1847. E stá d ed icad a al in d i 20 T h eo d o r W . A dorno, K i e r k e g a a r d M o n te Avila, C aracas,
v iduo con el agregado de solitario, com o p a ra d estacar 1969, pág. 262.
PREFACIO
)
de su c a p a c id ad . N a d a rehúsa, m ás bien u tiliza lo m ejor
que posee. D e ja de lad o cu alq u ier o tra dem an d a, de
m a n e ra que p u e d a e m p le ar sin in terru p ció n y favorable
1
m ente el día y la noche a favor de su tra b a jo único y
am ado. Pero cu an d o h a finalizado su tra b a jo y lo entrega
al culto, se disgusta p ro fu n d a m e n te si alguien comete el
error de fijarse en la p a rte artística, en vez de tener en
c u en ta el significado del paño, o de señalar un defecto
IN T R O D U C C IO N
descuidando el significado, puesto que sería incapaz de
tra slad a r al p a ñ o el significado sacro, ni lo p o d ría coser El hombre y lo eterno
en él com o si se tra ta ra de u n adorno m ás. Este sismi- O
R E M O R D IM IE N T O , A R R E P E N T IM IE N T O ,
C O N F E SIO N
B A R R E R A S P A R A Q U E R E R U N A S O L A COSA
E L P R E C IO D E Q U E R E R U N A S O L A C O SA
12
Ia T
invitar I
la confesión. D esde su único punto de
auerer una sola cosa, el discurso se ha mo-
^ n" diferentes direcciones, pero en todo momento
vido en d este punto de partida. Ai
retrocediendo, no o b s ta n t e a es P ^
mismo tiem po ha escudrm ado el ,^ ^ ^
diferencias humanas. D ve ^ ^ ^
errores indrviduales y el esta^ ^ ^ ^ form a
e x tr a v ia d o en esta ™ posible darse cuenta de ello y
genérica, e mo c¡rcu n stan cias de la vida coti-
cuidarse, aDarezca mezclado y, entonces, es
d ia n a es raro qu ^ ^ estas instancias tan amplia-
mas difici „ , , en que se ha desarrollado
T te c u ío d i s t i e n d o tenazm ente en la exigencia, querer
el discurso q a reconocer muchos errores, des-
E N T O N C E S , ¿Q U E DEBO H A C E R ?