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Los intentos de descubrir y captar la identidad de tores, dibujantes y grabadores se hallaban inmersos
México mediante recopilaciones fotográficas se re- en la representación de la gente, los tipos humanos,
montan a los inicios de la fotografía misma en nues- los paisajes y las costumbres del país, cuyo más no-
tro país. Muy temprano, la fotografía hizo suyo este table emblema sería, tal vez, el volumen ilustrado con
empeño, alentada por otras artes y técnicas de la litografías que se empezó a publicar en 1854 con el
producción de imágenes. Cuando la fotografía se in- significativo y elocuente título de Los mexicanos pin-
trodujo en México, hacia mediados del siglo XIX, pin- tados por sí mismos: todo un mosaico social a partir
de la observación y la reunión de los tipos populares, gráfica. La fotografía, una innovación técnica creada
los oficios y las clases que albergaba la sociedad en el extranjero y traída por extranjeros, no iba a ser
mexicana. No es extraño que la fotografía diera sus la excepción. A ellos se deben seguramente las más
primeros pasos en esta misma dirección: nacía como antiguas fotografías tomadas en México que se con-
el más fiel método de representación visual hallado servan, hechas entre 1839 y 1842, con la Catedral
hasta entonces, en un mundo —del que México era Metropolitana, el Palacio de Minería, el monumento
parte viva— agitado por su voluntad testimonial y su a Carlos IV, el Calendario Azteca y el Fuerte de San
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espíritu de búsqueda y divulgación. Juan de Ulúa como temas. En 1860, Julio Michaud,
Este proceso de indagación icónica de uno de los primeros en difundir series de estereos-
lo mexicano nunca se limitó, por cierto, a los mexi- copias de paisajes y monumentos mexicanos, publicó
canos. México fue “pintado” por los mexicanos, pero el Álbum , con vistas realizadas
también, y no con menos entusiasmo, por los extran- por Claude Désiré Charnay de la capital del país y
jeros. Notables viajeros llegaron a México y recogie- sus alrededores. Referida a personas, en la mirada
ron incontables imágenes a través de la plástica y la extranjera de las primeras fotografías se mezcla el
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exotismo con un incipiente afán etnológico. Hacia de 1876, en la que la vendedora de aguas frescas y el
1865, François Aubert inaugura la fotografía de tipos cafetero se alternan con el escobillero, el plumero, el
populares en México, con su serie de retratos, princi- matraquero, los músicos militares, la remera y el tla-
palmente de personajes del mercado. Tipos étnicos chiquero. El trabajo de Cruces y Campa, junto con sus
se pueden apreciar en la colección formada durante galerías de gobernantes, serían el punto de partida de
el Segundo Imperio por el abate Domenech, Types otros muchos intentos de poner la fotografía al servicio
du Mexique, en las fotografías de Paul-Émile Miot de de un panorama de la historia y el presente, la sociedad
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Veracruz hacia 1869 o en las de Teobert Maler de in- y la realidad de México.
dígenas mixtecas en 1874. Todos esos álbumes, series o colec-
Los fotógrafos mexicanos hicieron tam- ciones mostraron, con mayor o menor fortuna, a un
bién aportaciones tempranas a los álbumes fotográfi- México determinado, en un cierto momento de su his-
cos de México, de sus ciudades, monumentos y paisajes toria en los últimos ciento setenta años. Sirvieron a
y de sus tipos populares. Antíoco Cruces y Luis Campa distintos propósitos y se produjeron bajo muy diversas
adquirieron celebridad con su serie de tipos mexicanos circunstancias. Algunos fueron pensados para con-
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cursos, premios o exposiciones, como la serie de Cru- tación, todas estas aproximaciones parecen tener en
ces y Campa, enviada a la Exposición Internacional de común una misma pregunta y un mismo afán de res-
Filadelfia de 1876. El destino de otros fue el libro para ponder: ¿Qué es, cómo es México? ¿Qué es lo mexi-
consumo extranjero, como en el caso del México pin- cano, cómo son los mexicanos? Durante más de siglo
toresco, de Hugo Brehme, publicado en Alemania en y medio, cada fotógrafo nos ha dado su respuesta,
1923. A lo largo de todo este tiempo, el cuadro de ajustada a las peculiaridades de su mirada, a su visión
costumbres ha alternado con el simbolismo, el rea- del mundo y a sus posibilidades técnicas y materiales
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lismo descriptivo con la mirada esteticista, el enfoque de convertir la realidad en imágenes perdurables. En
sociológico o etnológico con la composición artística, el su diversidad y aun en su diálogo contradictorio, esas
folclore con la visión poética, los objetos con las metá- imágenes contienen la suma de identidades que es
foras, el México exterior con el México interior. En oca- México, los distintos Méxicos vistos, interpretados y
siones entremezcladas, confundidas unas con otras, o valorados por sucesivas generaciones y cambiantes
transformadas unas en otras al paso de tiempo y con sensibilidades. La historia de la fotografía en México,
el cambio de valores y criterios de lectura e interpre- como la de todas las naciones, puede ser vista como
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una extensa, inabarcable mirada colectiva contenida México, a través de Fomento Cultural Banamex, ha
en una colección de imágenes que desentrañan en invitado a constituir para celebrar su propia his-
todas sus dimensiones el ser del país. toria, su propia vocación e identidad perfiladas a
¿Qué nos dice hoy una nueva colección lo largo de 125 años, es una aproximación inevi-
fotográfica consagrada a descubrir las más variadas tablemente inscrita en esta larga y rica tradición
facetas de México? ¿Qué descubrimos en las imá- de la fotografía en México. Con ella, las genera-
genes captadas, logradas, por miles de fotógrafos ciones actuales plantean una visión que se suma
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que se han volcado a la tarea de responder hoy la propositivamente a las que nos legaron los siglos
vieja pregunta que se hicieron muchos de los pri- anteriores. Es una manera de enlazar al naciente
meros fotógrafos en México? ¿Cómo actualiza y siglo XXI con lo que intentaron y lograron en la fo-
reformula esa reunión de miradas ese tema que tografía el XIX y el XX. Y a la vez, es una forma de
parece ser el motivo por excelencia de la historia significar los cambios y las particularidades de un
fotográfica mexicana? El México de los mexicanos, tiempo nuevo, en busca de su propia identidad y de
la colección fotográfica que el Banco Nacional de un lenguaje propio para expresar sus realidades.
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Jean Marc Coté Pouliot (Canadá), Cristina García Ro- contraste, los cambios y las continuidades en la rea-
dero (España), Flor Garduño, Graciela Iturbide, Vin- lidad mexicana. Este diálogo inevitable con las imá-
cenzo Pietropaolo (Canadá), Pedro Valtierra y Eduardo genes de otras épocas parece favorecer la recupera-
Zapata. ción del México tradicional que subyace y a la vez
¿Qué dice ese conjunto?, ¿qué México aflora en el México contemporáneo, a costa tal vez de
emerge de esta voluntad colectiva de creación de signos y representaciones más abundantes y direc-
sentidos y de esta mirada interpretativa que los tos de la modernidad. El lugar común que describe a
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descifra y los pone en relación unos con otros, México como país de contrastes pierde fuerza en un
para dibujar el perfil de un país hoy? mosaico de imágenes en que esos contrastes se de-
Los límites y los alcances de la convo- bilitan a través de miradas que enfatizan el paisaje, el
catoria hacen de El México de los mexicanos una rei- ambiente rural, la vida popular y las atmósferas pro-
teración obligada de los temas y las preocupaciones vincianas de pueblos y pequeñas ciudades como
que han dominado a la fotografía mexicana desde esencias del México contemporáneo, antes, aunque
sus orígenes, útil en este caso para registrar, por sin excluirlos, que el mundo urbano y sus nuevas y
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complejas iconografías. En la visión que tienen estos dos a los oficios y quehaceres que durante muchas
fotógrafos del México de hoy, ésta parece ser la cons- generaciones han heredado para sobrevivir. La varie-
tante en la recuperación de sus comunidades étni- dad quiere ceñirse a las diferencias entre algunos
cas, sus personajes y tipos populares, sus oficios, de los tipos más reconocibles en los espacios
sus escenas familiares y sociales, sus fiestas y ritos, del campo y la ciudad. Frente al campesino de
sus ciudades, sus vestigios históricos y arqueológi- la plantación, el pastor y los pescadores, la rique-
cos y sus paisajes. za de alternativas del ámbito urbano es asumida
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por el bolero, el obrero de la construcción, el pintor,
el vendedor ambulante. El México industrial y alta-
mente urbanizado, así como los estratos de mayores
Los nuevos tipos populares. La mirada del fotó- ingresos, aportan menos a la iconografía y parecen
grafo cede, una vez más, a la fascinación de los tipos significarse por su presencia discreta, marginal, de
populares. Los mexicanos de este México son, ante telón de fondo, en el mejor de los casos, del México
todo, los hombres y las mujeres del pueblo entrega- de las tradiciones y la vida popular. En este sentido,
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el obrero del ducto subterráneo en la ciudad de Mé- Los oficios que derivan de las artes po-
xico —túnel que parece prolongarse al infinito— es pulares abonan a esta inclinación a representar el
una imagen poderosa y solitaria que subraya la pla- México típico. El puesto de calaveras; las tejedoras
cidez casi íntima con la que muchos de estos mexi- con sus textiles multicolores, de azules que compiten
canos aparentan realizar sus actividades cotidianas. con los del cielo; o el alfarero en su taller, están pre-
En el reverso, y frente a la tendencia informativa de sentes como un dato inexcusable de lo que es México
la mayoría de estas imágenes, está la de esa red del y de aquello que se ha convertido en algunas de sus
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pescador que parece flotar en el aire como las nubes más firmes, reconocibles y entrañables raíces. Los
en las alturas y, como ellas, resplandece con la lumi- lazos entre el mundo del trabajo y el mundo de los
nosidad de la atmósfera contrastada por el juego de ritos y la fiesta se hacen aquí indisociables, como ex-
sombras y luces: el lirismo y la calidad plástica que presión de una misma forma de vida. Las imágenes
anteponen el sentido poético al dato sobre las con- que capturan momentos de las danzas populares
diciones de vida, la situación y el carácter de estos aportan a un tiempo el dato étnico, el registro de in-
seres humanos. dumentarias y el referente a tradiciones de variados
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orígenes. En ciertas ocasiones, la técnica fotográfica lor que lo cifra todo en la reproducción del “tipo” y
juega con efectos de exposición y luz para acentuar la indumentaria, la toma en blanco y negro apuesta
el movimiento y la plasticidad de los grupos; en a lo extraordinario y a una nueva visualidad, con una
otras, la “modernidad” se introduce en la forma de composición que distorsiona planos para hacer que
indicios —una playera deportiva o unos tenis que el entorno se articule con el eje que forman el vérti-
asoman indiscretamente bajo el traje típico, unos ce de la columna y las cuerdas de ejecutantes que
lentes oscuros en una indumentaria étnica— que descienden y, al mismo tiempo, el vértigo del movi-
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actualizan en nuevos contextos los significados de miento circular que su descenso traza sobre la tierra.
las tradiciones populares. La reinterpretación de Cuando la condición social y los rasgos
los iconos del México indígena y popular se con- étnicos del individuo se difuminan o se desplazan a
vierte en el único argumento válido para su re- planos secundarios, desaparece el tipo y nace el per-
creación. Acaso no hay mejor ejemplo de ello que sonaje. Muchos de los retratos de la galería se pro-
los dos voladores de Papantla que se integran a la ponen y logran esta dimensión que da un carácter y
galería: ante el enfoque documental de la toma a co- confiere una historia a la persona. ¿Quién es el niño
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de mirada perdida que abraza el cuerpo de un ganso tido narrativo difícilmente apreciable en un paisaje,
muerto? ¿Qué papel tiene en su historia la fotografía una naturaleza muerta, una escena callejera o un
que se le quiso tomar? ¿Qué piensa esa mujer ma- simple retrato. Individualizan a la persona retratada
dura, sentada en posición de flor de loto en una si- y le dan a su historia, a la vez, un carácter universal.
lla giratoria, acompañada por un pequeño perro en Algo similar se puede apreciar en la
su regazo y otro en el piso que, a contrapelo de su serie de escenas familiares y retratos de niños, te-
ensimismamiento, parecen alertados por la llegada mas especiales de la colección. Desde las tomas que
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de alguien? En este tiempo detenido, ¿es el paso del presentan apenas figuras o siluetas enmarcadas por
tiempo lo que importa, las señas del deterioro y el el paisaje —los cuatro adolescentes desnudos “en
envejecimiento, instaladas sigilosamente en paredes vuelo”, mientras se lanzan al agua desde un mue-
y muebles, en la propia persona? La sugerencia, en lle—, hasta las que nos entregan a un personaje —
estas fotografías, de que se trata de instantes prece- como la del pequeño torero retratado ante un altar
didos de hechos que los explican y continuados por cubierto de veladoras, o la de la pareja carismática
otros que serán su sentido final, les confiere un sen- de pequeños adultos en un baile de salón—, la serie
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cubre algunas de las diversas infancias mexicanas ciones y características altamente reconocibles de
y formas del vínculo familiar con variadas aproxi- ambientes y grupos sociales, pero también a una
maciones. La tendencia esteticista de muchos de gama de actitudes y caracteres que evidencian la
los fotógrafos asume la idea aceptada de la infancia complejidad de lo mexicano y evitan su interpreta-
como paraíso y le da como escena ideal, si no idílica, ción literal o su reducción a lo folclórico. La búsque-
el mar. Niños volando aviones o papalotes, jugando da de los fotógrafos contemporáneos muestra cierta
con la arena, de cara al horizonte, caminando de la continuidad de estereotipos y formas mecánicas de
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mano de sus padres... El rango de estratos sociales representación visual arraigadas en la tradición fo-
se amplía y algunos autores nos dicen que el paraíso tográfica de México y sobre México, al lado de inno-
también se encuentra en el patio de tierra que habita vadoras miradas que responden a la búsqueda de
el cerdo de la casa y en el entorno precario donde la formas distintas de visualidad y de construcción de
ronda de amigos comparte el futbol. sentidos a través de la imagen.
La representación de las identidades
mexicanas recurre, como en el pasado, a conven-
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Pirámides, iglesias... y rascacielos. Las imáge- mento a Carlos IV y el Palacio de Minería, el Castillo
nes de ruinas arqueológicas y monumentos históri- de Chapultepec, la Pirámide del Sol, Palenque y
cos, una de las tradiciones más antiguas y arraiga- Monte Albán—, pero de una manera que marca los
das de la fotografía mexicana, parecen desplazarse límites precisos y ahora definitivos entre la fotografía
en los albores del siglo XXI hacia un segundo plano. creativa y la científica, que prosigue hoy con abun-
Después de proveer durante décadas muchos de los dancia y excelencia por sus propios derroteros. Es
iconos con los que se identifica a México en el mun- notable aquí la búsqueda de espectacularidad y
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do, hoy tienden a considerarse, quizá, como un re- efecto pictórico, más que de representación de cuali-
curso poco válido, por su reiteración y notoria facili- dades y volúmenes arquitectónicos. En la vista blan-
dad, para retratar lo mexicano. Es significativo que co y negro de Monte Albán, las pirámides parecen
estos nuevos fotógrafos, como los primeros que tra- mimetizarse con las protuberancias de la montaña y
bajaron en México, aporten tomas de los mismos ser aplastadas por densas y oscuras nubes de lluvia,
sitios y monumentos considerados emblemáticos — verdadero protagonista de la foto. La vista de la Pirá-
el interior de la Catedral Metropolitana, el monu- mide del Sol destaca también las nubes en fuga, re-
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cordando, por contraste, lo poco que dejó de cielo Guanajuato, San Miguel de Allende— dejando un
Edward Weston en su célebre fotografía de 1923, margen escaso, casi nulo, a la arquitectura con-
centrada en la abrumadora mole del monumento. temporánea. Acaso sólo una fotografía de la selec-
Más allá de las piezas seleccionadas, ción final, tomada desde la terraza del Castillo de
las presentadas al certamen se mantienen en la Chapultepec, es capaz de expresar el continuum
fascinación y la preferencia por el área cultural maya, histórico de la arquitectura mexicana, al representar
que dominaron a la fotografía arqueológica desde los en la misma imagen un costado de la sede del Mu-
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inicios de la fotografía en México, con las Aventuras seo Nacional de Historia y, a la distancia, uno de los
de viaje a Yucatán (1843), de John Lloyd Stephens, y símbolos de la arquitectura en México en el siglo XXI,
las Ciudades y ruinas americanas (1862), de Désiré la Torre Mayor del Paseo de la Reforma.
Charnay, centradas en imágenes de Mitla, Uxmal, Es claro, como ya se ha dicho, el predo-
Chichén Itzá y Palenque. En cuanto a la arquitectura minio del México construido, con el prestigio, el or-
de otras épocas, el interés se concentra en los mo- gullo y la belleza que los siglos han depositado en él,
numentos de las ciudades y pueblos coloniales — sobre el México nuevo o en construcción. La imagen
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de unos albañiles armando el envarillado de unas mana esté ausente, pero en muchas de ellas se tra-
enormes columnas de lo que se insinúa como una ta más de un complemento y un motivo que del tema
imponente construcción, es sólo una muestra de un propiamente dicho, que suele ser el paisaje mexica-
México rico en posibilidades que los fotógrafos han no. Esos campesinos que transitan solitarios por ca-
preferido relegar, seducidos por la fuerza plástica y minos o veredas —la silueta de alguno de ellos casi
lírica del México natural. desvanecida entre la niebla—, o el niño que avanza
casi imperceptible entre los altos troncos de un pal-
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mar, parecen sólo detalles de grandes pinturas
dedicadas a buscar a México en sus cielos, costas,
El paisaje, gran actor. Muy pocas son las fotogra- montañas, selvas, bosques, llanuras y desiertos. Tie-
fías que se deciden abiertamente por el paisaje en nen, sin embargo, la doble función de servir de escala
tanto género, pero sin duda el paisaje de México es a la inmensidad del escenario y de connotar la inte-
protagonista, dentro de la serie, tanto como su gración del mexicano a sus medios naturales, diver-
gente. No hay casi tomas en las que la figura hu- sos y contrastantes.
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El tiempo detenido, el tiempo que fluye. Octavio y otros. Son los espectadores, los “lectores” de las
Paz dice, a propósito de Manuel Álvarez Bravo, que en imágenes, quienes descubren la red de relaciones
la fotografía —fragmento de la realidad— “la imagen visuales y mentales que subyace, o brota, en su crea-
de una foto alude a otra que, a su vez, nos lleva a una ción y su trabajo. Los criterios de selección para for-
tercera y a una cuarta. Así se establece una red de mar una colección se basan inevitablemente en esa
relaciones visuales, mentales e incluso táctiles que red de relaciones que permite alcanzar un conjunto,
hacen pensar en las líneas de un poema unidas por más allá del valor y la fuerza de comunicación y reve-
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la rima o en figuraciones que dibujan las estrellas en lación de cada una de las obras individuales. Una co-
los mapas celestes”. Lo que es cierto en un fotógrafo lección, como dice Octavio Paz, en la que cada obra
en particular lo es más aún respecto de un conjunto es la línea o el verso de un poema.
de fotógrafos unidos por una empresa común. Esa El México de los mexicanos es un
voluntad de llegar a un mismo fin, cada uno por sus “poema” sobre México. Cada imagen cubre o revela
propios medios, los lleva a inevitables coincidencias, un aspecto, un instante, un fragmento de la realidad
ecos, contrastes, resonancias, “rimas” entre unos mexicana. Pero la suma de esos aspectos no puede
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aspirar a ser la realidad de México, sino también un su transformación social y política, sus problemas
fragmento, más rico, amplio y plural de esa realidad. nacionales. Más que el relato, el documental, la his-
No nos dice quizá tanto del país como de la manera toria o la crónica, El México de los mexicanos se reco-
en que lo percibimos: cómo ven, quienes practican noce, por su propio sentido, por su concepción, como
el arte de la fotografía, a los mexicanos. Una mirada poema del México actual, si por poema asumimos la
que busca convertirse en un testimonio visual de las exploración interior, la enunciación lírica, la reflexión
generaciones de principios del siglo XXI. íntima, el cuadro cotidiano y doméstico, la evocación
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El foco de ese testimonio es la identi- y la descripción plástica de lo real.
dad múltiple, plural, de México. La identidad que se El México captado en estas imágenes,
expresa y descubre en rostros, actitudes, gestos, ade- resultado de una “red de relaciones visuales y men-
manes, situaciones, formas de vestir, costumbres, tales”, es a su vez, en este sentido, parte de una red
tradiciones, maneras de vivir y sobrevivir. Subyacen- de relaciones semánticas mucho más amplia, la de
tes a esta representación de la realidad de México todos aquellos registros e interpretaciones que son
están las otras realidades de su historia reciente, hoy las fuentes de información y conocimiento de
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nuestro presente, y que se convertirán en las fuentes ese otro tiempo, el tiempo que fluye, el tiempo que
históricas para el futuro. Toda colección fotográfica corre hacia delante, está la última palabra sobre su
que ha tomado a México como tema ha aspirado a sentido y permanencia.
ello. La intención artística y el carácter documental
se funden y se potencian recíprocamente en el es-
fuerzo de ver y entender la realidad. Los testimonios
fotográficos que han perdurado son los que han sa-
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bido “rimar” con los otros testimonios de una época,
los que han aludido no sólo a otras imágenes sino a
otras fuentes, a otros registros de la cultura y la his-
toria, convirtiéndose en parte viva del legado de un
tiempo. El México de los mexicanos ha nacido como
una contribución de esta naturaleza. Ha detenido un
tiempo, un instante de la historia, para lograrlo. En
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Vincenzo Pietropaolo
Por ser de otro país, admito haber tenido reticen- las culturas: su discurso va más allá de las fronte-
FCBras y crea puentes entre los pueblos, aun cuando
cias cuando se me invitó a escribir algunas pala-
bras para este generoso e histórico volumen so- las circunstancias, la historia y las condiciones
bre fotografía. Sin embargo, siento una atracción sociales parecieran dictar lo contrario.
particular por México, que proviene directamente Para empezar, mi situación personal
de su vitalidad y su riqueza fotográfica histórica y me ha permitido acercarme a México. Como ca-
que he ido descubriendo a lo largo de los años. La nadiense, siempre he pensado en México como
fotografía tiene un poder particular sobre la gente y nuestro vecino, sólo a dos puertas de distancia.
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Podría resultar sorprendente para muchos saber Como ciudadano universal, mis dos
que mi ciudad de origen, Toronto, se encuentra principales intereses, la fotografía y la inmigración,
geográficamente más cerca de la Ciudad de Méxi- me llevaron a comunidades mexicanas donde esta
co que su ciudad hermana, Vancouver, en la cos- última es una constante, donde las despedidas y
ta del Pacífico de Canadá. Gracias a mis orígenes los encuentros han hecho del ritual del adiós un
mediterráneos, me identifico con muchas cosas fenómeno que se autoperpetúa. Así fue como el co-
mexicanas, desde los ubicuos nopales con los que razón de México me dio la bienvenida: con las puer-
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crecí en la campiña del sur de Italia hasta la na- tas abiertas por parte de los jornaleros a quienes
turaleza incluyente de la cultura latina, con la que venía siguiendo con mi cámara desde las granjas
con me siento a gusto. He descubierto que México de Canadá hasta los ranchos y campos mexica-
es un país donde el humanismo forma parte de lo nos, una y otra vez. Durante años he documentado
cotidiano, sea rural o urbano, sagrado o profano, y fotográficamente a campesinos migrantes; eso y
todo el espectro de la expresión artística lo celebra. mi estancia en un pequeño rancho de Guanajua-
to, donde me recibían como a un tío o un hermano
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que volvía a casa después de una larga ausencia, en la gente? Quizá por la credibilidad con la que sus
han sido de las experiencias más memorables y contenidos se instalan en nuestro cerebro colecti-
halagadoras de mi vida como fotógrafo. Cuando les vo. Incluso las nuevas generaciones, tan sofistica-
mostré las fotos a aquellos que habían honrado mi das en lo visual, que nacieron en el mundo de la
cámara con su presencia, la reacción fue tan sor- fotografía digital, tienen dificultades para distin-
prendente como entrañable: “Salieron bien, ¡lásti- guir la realidad de la ficción en su consumo diario
ma, sólo salieron en blanco y negro!”. A lo largo de de imaginería.
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los años he sido distinguido con exhibiciones de mi Para entender mejor las cualidades
trabajo en varios lugares del país, como la Ciudad de mágicas de este medio —las cuales irónicamente
México, Puebla, Michoacán y Yucatán. Después de provienen del realismo de la imagen fotográfica—,
todo, parece que mi mirada no sólo es una visión retrocedamos en la historia por un momento, la
desde fuera. tarde del 19 de agosto de 1839, en París, Fran-
¿Por qué la fotografía sigue causan- cia. Precisamente ese día, tuvo lugar la primera
do fascinación, encanto, provocación y emoción demostración pública de la invención de la foto-
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grafía. Durante meses se había extendido por las del Estado, el invento de monsieur Louis-Jacques
calles de la ciudad el rumor de que un nuevo ar- Mandé Daguerre, su creador, y convertirlo en un
tefacto podía capturar los efímeros rayos de la luz bien público. Éste fue el primer acto de democra-
solar y plasmarlos para siempre como imagen en tización del nuevo medio, el cual iría cambiando
una placa metálica. Algunos decían que era ma- y mejorando en los siguientes 180 años, y cuyas
gia, o incluso una obra del diablo; otros especu- características intrínsecamente “democráticas”
laban con la idea de una fórmula química. Corría se intensificarían exponencialmente con la revo-
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la voz de que esta nueva y misteriosa invención lución digital.
producía imágenes a través de medios puramen- El documento de 79 páginas que
te mecánicos y químicos, sin la ayuda de la mano describía la invención pronto se tradujo a siete
humana. Esto último resultaba ser cierto, y así lo idiomas. La fotografía se llamó a partir de enton-
declararon en la Cámara de Diputados francesa. ces “daguerrotipo”, en homenaje a su creador. La
Fueron aún más lejos, y tomaron una decisión creciente clase media había encontrado al fin una
audaz e histórica: decidieron adquirir, en nombre forma de permanencia visual —retratos individua-
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les y de familia—, privilegio que hasta entonces ye el uso del término “fotografía” por vez primera
sólo ostentaban los de la nobleza y la alcurnia. en 1839,2 contrariamente a lo que se creía hasta
Aunque Daguerre se coronó de gloria hace muy poco. En México, al parecer, un señor
(y una generosa pensión por parte del Estado), la llamado Enrique Martínez estaba trabajando en
historia nos demuestra que había muchas perso- un proceso similar en San Cristóbal de las Casas,
nas trabajando duro de manera simultánea, tanto Chiapas; y alguien más, José Manuel Herrera, en
en Europa como en América, buscando la forma la Ciudad de México. Sin embargo, poco se sabe
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de “atrapar” los efímeros rayos del sol. Los más de ellos, inventores olvidados que la historia ape-
destacados fueron Joseph-Nicéphore Niépce, de nas viene descubriendo.3 Mayores estudios po-
Francia; William Fox Talbot, de Inglaterra, e Hip- drían revelar aún otros secretos.
polyte Bayard, también de Francia. En años más Una investigación somera sobre
recientes, otros inventores han salido a la luz; las historias más sobresalientes de la fotografía
particularmente Hercule Florence, un francés que muestra cómo, sorprendentemente, la literatura
trabajaba en Brasil y a quien también se le atribu- se concentra en América y Europa. Con algunas
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excepciones, se ha puesto poca atención a las con- Tres meses después de aque-
tribuciones fuera de la órbita de París, Londres o lla tarde prodigiosa en París, el daguerrotipo llegó
Nueva York. A pesar de esto, no debería sorpren- a las costas de México. Louis Prelier, que ya había
dernos que otros países, como México en particu- residido en México, desembarcó en Veracruz el 3
lar, hayan tenido una relación tan profunda con la de diciembre de 1839 desde Francia, y ofreció de-
fotografía. mostraciones del daguerrotipo en el puerto y poco
¿Y por qué habría de ser de otra ma- después en la Ciudad de México.4
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nera? Era la culminación de la Revolución indus- El uso de la fotografía fue tan
trial, y existía un interés general por las aplica- prolífico, que la psique de la cultura mexicana lo
ciones científicas en todos los campos. El mundo absorbió rápidamente. El retrato fotográfico casi
estaba reduciéndose por la automatización y la recibía “pleitesía” por parte de la clase media y las
mecanización, y la fotografía pronto lo reduciría elites gobernantes, co-mo podía esperarse, pero
aún más. también lo apreciaban las comunidades rurales
e indígenas. Los fotógrafos tenían un estatus so-
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cial y disfrutaban de un gran prestigio por el hecho cia son más universales. El tiempo y la distancia
de inmortalizar a sus clientes. Y con los avances son virtuales.
tecnológicos, ese sentido de inmortalidad estaría Un mundo sin imágenes es
cada vez más al alcance de la gente. inimaginable, y la reacción entusiasta del público
Se dice que la cámara es un al concurso El México de los mexicanos así lo
testigo silencioso de la historia, una herramienta demuestra. Este concurso se basó en tecnología
de cambio social y el reflejo de nuestras aspiracio- digital, y la respuesta fue enorme; se recibieron
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nes, nuestros anhelos y nuestra noción de nostal- solicitudes de inscripción de gente de 62 países.
gia. La fotografía genera recuerdos, e incluso a veces Los jueces revisaron más de 40 mil fotos, de las
llega a ocupar su lugar. Con la llegada de la revolu- cuales 125 fueron seleccionadas para este libro.
ción digital y el uso extendido de internet, las “imá- Fue un desafío intimidante. Muchos aspectos de
genes del Sol”, antaño tan codiciadas, están ahora la vida mexicana quedaron registrados, desde
al alcance de todo el mundo. Nuestras vidas se han festivales tradicionales, la vida rural y proble-
transformado porque nuestros puntos de referen- mas sociales hasta la realidad urbana; de las
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El Premio Principal le fue otorgado a Mario Ale- cias. Su composición atrayente, una serie de for-
jandro Tijerina Tijerina por la fotografía de un sa- mas geométricas yuxtapuestas al azar, nos lleva
lón de clases vacío en San Fernando, Tamaulipas. directo al interior del salón, nos invita a sentarnos
La imagen muestra un salón de clases, de alguna en esa modesta silla, abrir el libro, atender a la
manera desordenado; parece como abandonado supuesta lección. Entre el silencio de la imagen,
por mucho tiempo, con un pizarrón sin nada es- se escucha el parloteo de los estudiantes; las ni-
crito, un busto anatómico del cuerpo humano, el ñas y los niños se ríen por lo bajo del corazón pin-
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escritorio de un niño, una silla y un libro de ma- tado en la pared y esa sonrisa dibujada, la forma
temáticas en el escritorio. Como todas las foto- más antigua de representación visual. Si escucha-
grafías, la representación que ofrece es ambigua, mos cuidadosamente el silencio, se oirá el futuro,
y su significado se deriva tanto de los contenidos como dijo alguien del jurado, porque es en la edu-
dentro del encuadre como de lo que el espectador cación donde se cimenta el futuro.
infiera a partir de la imagen. Es más elocuente por
lo que no está ahí, por lo que falta, por las ausen-
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El Primer Lugar en Blanco y Negro es una foto- composición y la iluminación refuerzan el resto
grafía de Giorgio Viera, en San Rafael, Veracruz. Se para provocar la más fuerte reacción emocional
trata de un niño, con el torso desnudo, descalzo, en el espectador. La tristeza también es parte de
en un patio de ladrillo, de pie, que con un aspec- lo cotidiano.
to de desamparo carga un gran ganso entre sus
brazos. El cuello del ave y su cabeza caen, y pare- El Primer Lugar en Color, de Brian Louis Over-
ce casi sin vida. El chico está absorto en sus pen- cast Bishop, es la imagen de una entrada de agua
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samientos; la tristeza llena la escena, acentuada en un mercado de mariscos en Isla de la Piedra,
por el efecto de claroscuro de la luz que llega de Mazatlán, Sinaloa, soberbiamente compuesta. Su
atrás. Al centro, el niño parece estar caminando fuerza radica en una compleja relación entre va-
hacia un área más oscura del patio, una metáfora rios elementos que producen un balance visual.
apenas de lo que puede haber sucedido. Es una Un pescador se encuentra parado, solo, en su
pausa, un momento entre dos lugares inundado bote de madera, con las manos en los bolsillos,
de tristeza, mientras los elementos de tiempo, la como en un sueño. Él y el bote ocupan el primer
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plano. Como se trata de un día de mercado, el posición funcionan para lograr una sensación de
pescador ha alineado su mercancía cuidadosa y serenidad y también de inminente actividad. Hay un
pulcramente en tres grupos al frente del bote, el aire de anticipación, y sentimos que el ensueño
cual se extiende a lo largo de toda la composición. del pescador se romperá cuando la suave luz del
Es una toma desde un ángulo alto, quizá desde un amanecer ceda ante el día que ya se despliega.
muelle del puerto. Tiene una perspectiva agrada- En última instancia, su fuerza está en la compo-
ble, pues el fondo desaparece muy gradualmente. sición panorámica, que recuerda a los óleos clá-
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El espacio detrás del hombre lo llenan decenas sicos, en especial las pinturas de Canaletto sobre
de grandes pelícanos, tanto en la orilla como en Venecia hacia 1750, estudios sobre la perspectiva
el agua, y parece haber mucha actividad a uno que a la larga influyeron mucho en los fotógrafos.
de los costados del muelle, lo que contrasta con
la quietud de varios botes que se hallan anclados Una mujer sentada en los escalones de una es-
unos junto a otros. La fotografía es un repertorio de tación del Metro de la Ciudad de México le da la
paralelismos y contrastes; las esquinas de la com- espalda a la cámara y mira hacia la multitud que
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viene saliendo de la terminal. Con la cabeza cu- bras irreconocibles que suben apresuradamente
bierta e inclinada y un vaso al lado, espera alguna a su lado. Ella, un fantasma para ellos, obliga a
limosna. Hemos visto a muchas como ella, cuan- esa ola de gente a partirse por la mitad. Se ha-
do caminamos apuradamente, sin reparar en el lla completamente quieta, como una estatua, por
obstáculo humano que nos vemos forzados a es- eso es el único punto de claridad. La luz que llega
quivar. Alguien tira una moneda en su vaso oca- de atrás es suficiente para separarla de la oscuri-
sionalmente. Los seres que caminan o corren a dad subterránea frente a ella. Quizá nos vemos a
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su lado son imágenes fantasmales para ella. Y he nosotros mismos entre esas sombras, pues la cá-
aquí el poder de la imagen: el fotógrafo Alejandro mara refleja no sólo nuestro entorno, sino también
Fernández Badillo (Segundo Lugar en Blanco y nuestra realidad interior. Al ver esto, la fotografía
Negro) empleó el medio con originalidad. Man- se imprime a sí misma en nuestra mente, y ya no
tuvo el obturador abierto por largo tiempo, de nos permitirá permanecer ajenos. Seguramente
modo que la muchedumbre veloz quedara regis- surgirá ante nosotros cuando nos encontremos
trada con poca claridad y apareciera como som- subiendo las escaleras de una estación de Metro
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y nos topemos, frente a frente, con una persona baile en un salón de fiestas de la Ciudad de Méxi-
pidiendo limosna. En esa ocasión, quizá no pa- co. Se asemejan a adultos apasionados; elevan los
semos a su lado con tanta prisa, y nos tomemos brazos con movimientos acompasados, mientras
al menos un tiempo para brindarle una mirada sus cuerpos crean un arco momentáneo en una
amable y, tal vez, una moneda de empatía. imagen restringida a los límites de la composi-
A veces la cámara es sólo un testigo ajeno; un ción. Sus frentes se tocan, sus ojos se encuen-
mero espectador en el teatro de la vida, como tran; con la boca abierta, parecen maravillados:
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ocurre en el caso de la imagen ganadora del Se- son el espejo el uno del otro. La exuberancia de
gundo Lugar en Color. Guillermo López Barrera estos bailarines es palpable, y quizá se perciba un
captó a un niño y una niña, de unos ocho o nue- dejo de envidia por parte de los adultos, quienes,
ve años de edad, con atuendos formales como de como la cámara, comparten el deleite infantil des-
adulto (él, con un esmoquin negro y corbata de de una distancia respetuosa.
moño, y ella con un vestido largo rosa y zapatos
que combinan), en los momentos finales de un
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Las imágenes tomadas a la distancia, con telefo- riodismo de los años noventa, cuando los fotó-
to, normalmente implican un menor grado de grafos se involucraban con las causas sociales y
participación directa, salvo cuando el sujeto toma florecía la “fotografía comprometida”. De manera
conciencia de la cámara y se conecta con ella y, bastante conveniente, la mirada de la mujer re-
por extensión, con el espectador, como sucede sulta penetrante, y al momento del contacto vi-
con la imagen del Tercer Lugar en Blanco y Ne- sual con la cámara, aun por una fracción de se-
gro, de Ángeles Torrejón. Se trata del close-up de gundo, atrae al espectador a un diálogo visual. El
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una mujer, en medio de una multitud, que vuel- resultado de la imagen es obra tanto del sujeto
ve la mirada directamente hacia el fotógrafo. Los como del fotógrafo.
rostros de otras mujeres detrás de ella revelan
turbación; una se muerde las uñas y otra se cubre Siempre he sentido que en el curso de nuestra ru-
la boca con la mano y el chal. Es la imagen de un tina diaria es más desafiante fotografiar los mo-
mitin zapatista en La Realidad, en Chiapas, que mentos en apariencia simples —tan imponentes
nos recuerda los grandes momentos del fotope- que resultan invisibles— que capturar los mo-
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mentos singularmente dramáticos, que parecen sea un estacionamiento, porque cada centímetro
más significativos y distintivos. Esto me lleva a la cuadrado está cubierto de cemento. Se trata de
siguiente imagen, la ganadora del Tercer Lugar en una escena desoladora y profética, acentuada por
Blanco y Negro, de Adam Wiseman: una escena las nubes oscuras en el cielo. Sin embargo, tam-
muy común, en la que un grupo de jóvenes juega bién es un testamento para el espíritu humano,
un partido improvisado de futbol, en Toluca, Esta- que en medio de este paisaje alienante un grupo
do de México; sólo que el juego se está llevando a de amigos pueda reunirse para un partido común
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cabo en una especie de pista de cemento cercada y corriente, en un día común y corriente.
por una pared llena de grafitis. Además, la pista
está ubicada en un verdadero despoblado, una Nos enfrentamos con lo ordinario todo el tiempo;
gran área vacía debajo de los cables de alta ten- la cámara nos ayuda a distinguir lo que nuestros
sión de un corredor de transmisión hidroeléctrica. ojos sólo ven, como en la imagen acreedora del
A la distancia se ve otra portería, lo cual sugiere Premio del 125 Aniversario, de Paulina García
que podría ser un campo deportivo; pero tal vez Hubard. Cuatro muchachos desnudos saltan ha-
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cia una laguna en Oaxaca, juntos; pero la cámara vemos normalmente sólo es la mitad de lo que
los ha congelado en la acción, y vemos que sus representa; corre por nuestra cuenta anticipar lo
movimientos corresponden a distintas velocida- que sucederá una fracción de segundo después.
des. El resultado es una colección de piernas y El Premio del Jurado le fue otorgado a un ensa-
brazos estirados, y piel brillante, una disposición yo fotográfico de Alejandro Rivas Sánchez sobre
de elementos gráficos sobre el cielo claro. Gra- la pesca comercial en Baja California Sur. Es un
cias a la cámara —por su facultad para capturar soberbio reportaje en blanco y negro, realizado
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y detener el movimiento— podemos apreciar que con un gran angular, lo cual implica reducir la
los muchachos son diferentes, que cada uno tiene distancia para acceder con facilidad al interior de
su propia personalidad deliciosamente distinta, las imágenes. Este ensayo tiene el número nece-
que se manifiesta por la forma en que cada uno sario de imágenes: una para establecer la escena,
salta. Nos anticipamos al chapuzón, que está a otra para mostrar el trabajo, otra para ilustrar el
punto de romper la superficie tranquila del agua. final de la pesca, etcétera. Aunque la secuencia
La fotografía también es anticipación, pues lo que es predecible, está muy bien ejecutada, y hay una
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imagen en particular que merece un comentario El Premio Compromiso Social muestra un elo-
especial por su composición. Con un cielo oscuro cuente estudio sobre la ternura. En un close-up
de fondo, un pescador jala una red. En el primer muy cerrado, Andrea Díaz Hernádez capturó la
plano, un gran pez plateado hace su entrada al intensa concentración de una niña leyendo en
bote, golpeteando por doquier, atrapado en la red. sistema braille. Su cara toca el libro, y con los
En la esquina de la imagen, percibimos dos ma- dedos de su mano izquierda siente los delicados
nos que buscan agarrar al pez; su oscuridad no puntos de la hoja, que resaltan como un patrón
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augura nada bueno, y la calidad gráfica produce de pequeñas burbujas sobre la superficie de la
un efecto asombroso. Pero sabemos que las ma- página. La piel de la niña se percibe tan delicada
nos son las de un pescador que trabaja por el pan como las letras y como el momento. Nos sen-
de cada día, y la imagen casi tiene una resonancia timos privilegiados ante semejante intimidad,
bíblica. Una vez atrapado por las manos de ese que nos conmueve con facilidad.
hombre, el pez dejará de luchar.
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Mientras un ceramista aplica los toques finales turbar el ensueño del artista. Resulta asombroso
de pintura a una gran vasija, su rostro refleja la el contraste entre el retrato de la Virgen y el Niño
experiencia de toda una vida. Es la foto ganadora en la pared y el animal de aspecto mítico pintado
del Premio Fomento Cultural Banamex, de Diego en la vasija, no muy distinto de los murales que se
Ricardo Sierra Moreno. ¿Cuánto tiempo le llevó encuentran en las grandes ciudades.
al maestro de Tonalá, Jalisco, realizar esta crea-
ción de barro y pigmento? Sólo unos cuantos días, En la foto del Premio Aeroméxico, un niño corre
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cierto…, pero toda una vida de labor artesanal. La en una playa de Baja California, ante un fondo de
imagen es intimista pero respetuosa, y transmite cielo y mar, sosteniendo un avioncito de juguete
una sensación de quietud en un taller probable- que quizá él mismo construyó con palitos y papel,
mente muy ajetreado. La cámara nos permite en- y ahora lo lleva a volar. Es un biplano, un modelo
trar en ese mundo privado, y por los tonos de luz de los primeros que crearon los hermanos Wright
dorada y la quietud del momento, nos sentimos cuando conquistaron la aviación hace más de cien
obligados a observar, sin hacer ruido para no per- años. En la playa, el niño sueña que está volando.
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En sus sueños, él está volando. En esta composi- halla estirado hasta su límite. Los músicos tienen
ción panorámica, el fotógrafo José Luis Arce Ja- un segundo público, lejos, en otra ciudad, quizá en
cobo deja libre la mayor parte de la composición otro país. Ésta es la realidad de la migración, que
para que el avión pueda volar. El niño y la máqui- marca a las familias de todo México, pero también
na son uno, contorneados gráficamente contra el de todo el mundo. John Berger dice que las foto-
cielo, el mar y la arena. grafías son una expresión de la ausencia, pero en
ninguna se ha expresado de manera tan conmove-
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La ganadora del Premio Banamex es una desta- dora como en ésta. Una madre y un padre contra-
cada y conmovedora fotografía que habla de au- taron unas “Mañanitas” para ¿su hijo?, ¿su hija?,
sencia y presencia. Una pareja de edad avanzada al otro lado de la línea. A través de esta expresión
de Medias Aguas, Veracruz, ha contratado a unos de amor, compensan, aunque sea por unos mo-
mariachis para que canten en su casa. El hom- mentos, su “pérdida por migración”. La fotógrafa
bre sostiene la bocina del teléfono tan cerca de los Ariana Martínez Serrano reconoció brillantemen-
músicos como le es posible, tanto, que el cable se te la sutileza del momento y lo llevó a su esencia
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capturándolo, sin irrupciones, en blanco y negro. México —en términos de tradición, modernidad,
Éste es un poderoso símbolo de nuestros tiempos, dicotomía urbano-rural, naturaleza, geografía e
en los que la gente vive en diferentes mundos. historia—, ser representado de forma definiti-
va en una sola colección? Bajo el cielo mexicano
Las imágenes de El México de los mexicanos hay una sola República, pero en nuestra mente y
constituyen una amplia muestra de la vida de Mé- nuestro corazón, en nuestros deseos, alegrías y
xico; una muestra incluyente dentro de una varie- recuerdos, existen muchas otras manifestaciones
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dad de estilos y temas representados. La colec- únicas del país. Estas imágenes nos revelan mi-
ción Banamex, tal como se sintetiza en este libro, radas de los “otros” Méxicos, que los fotógrafos
corresponde a una mirada colectiva de momentos han querido compartir y que ahora podemos ver a
vividos y momentos anticipados. Como colección través de sus ojos. El destino de El México de los
de fotografías, es única, pues es una visión hecha mexicanos es el de invitarnos a muchos viajes de
a la imagen de la gente. ¿Puede algún país, espe- redescubrimiento. ¿Necesitamos pedir más?
cialmente uno con la complejidad y la sutileza de Toronto, septiembre de 2009
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NOTAS FCB
1
“He deseado capturar toda la belleza que llegó antes que yo, / y al final el
deseo
fue satisfecho.”
2
Boris Kossoy, -
sil, São Paulo, Duas Cidades, 1980; citado en Marie-Loup Sougez (coord.),
María de los Santos García Felguera, Helena Pérez Gallardo y Carmelo Vega,
Historia general de la fotografía, Madrid, Cátedra, 2007, p. 63.
3
Olivier Debroise, , traducción
y revisión en colaboración con el autor por Stella de Sá Rego, Austin, Univer-
sity of Texas Press, p. 18.
4
Ibid., p. 20.
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Carlos Fuentes
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P R E M I O P RI N C I PA L
Escuela Naciones Unidas, San Fernando, Tamaulipas | Mario Alejandro Tijerina Tijerina
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todo el tiempo.”
Plaza Allende, San Miguel de Allende, Guanajuato | Édgar Alejandro Anzaldúa Moreno
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de cables y de esfuerzos,
sonora toda
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y de esperar lo imprevisto;
es la angustia de pensar
Xavier Villaurrutia
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Parroquia de San Miguel Arcángel, San Miguel de Allende, Guanajuato | María Eugenia Gómez Vargas
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feliz y alucinada.”
Rosario Castellanos
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S E G U N D O LUGA R E N C O LO R
Salón de fiestas, Zacatenco, Ciudad de México |
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PREMIO BANAMEX
Medias Aguas, Veracruz | Ariana Martínez Serrano
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Comunidad San Nicolás Guadalupe, San Felipe del Progreso, Estado de México | Juan Carlos Miranda de Paz
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da realidad a la mirada.”
T E R C E R LU GA R E N B L A N C O Y N E G R O
Comunidad La Realidad, Selva Lacandona, Chiapas | María de los Ángeles Torrejón
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P R I M E R LU GA R E N C O LO R
Mercado de mariscos, Isla de la Piedra, Mazatlán, Sinaloa |
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Fiesta patronal de San Miguel Arcángel, Zozocolco de Hidalgo, Veracruz | Alejandra Cerdeño
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P RE M I O D E L 125 A N I V E R SA RI O
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Amado Nervo
P R E M I O FO M E N TO C U LT U R A L B A N A M E X
Taller Salvador Vázquez, Tonalá, Jalisco | Diego Ricardo Sierra Moreno
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Carnaval de los huehues en honor al Santo Entierro, Huachinango, Puebla | Ana María Fernández Rivero
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San Andrés Larráinzar, Los Altos, Chiapas | María de los Ángeles Torrejón
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de inteligencia.”
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S E G U N D O LU GA R E N B L A N C O Y N E G R O
Estación Pantitlán del Metro, Ciudad de México |
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T E R C E R LU GA R E N C O LO R
Bulevar Solidaridad las Torres, Toluca, Estado de México | Adam Wiseman
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de los atardeceres
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PR E M I O D E L J URA D O
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Nezahualcóyotl
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Huehuetla, Puebla |
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en blanco y negro.”
Octavio Paz
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P R IME R LUGA R E N B LA N C O Y N E GR O
San Rafael, Veracruz | Giorgio Viera
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Borde norte de la Laguna del Castillo, Xalapa, Veracruz | Luis Gerardo Sánchez Vigil
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Frida Kahlo
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PREMIO AEROMÉXICO
Rosarito, Baja California | José Luis Arce Jacobo
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Comunidad de enanos toreros, Martínez de la Torre, Veracruz | Dominic Patrick Christopher Simmons
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Celebración del Hanal Pixán, Mérida, Yucatán | José Luis Loredo Ortiz
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Octavio Paz
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Jurado |
Jean Marc Coté Pouliot Director artístico de El México de los mexicanos, Canadá
Diseñador, México
Directorio fotográfico |
Casas-Alatriste, Carlos 66
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Corona
Ríos
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Carlos Casas-Alatriste
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Agradecimientos |
Fomento Cultural Banamex, A.C. y Jean Marc Coté Pouliot hacen patente su reconoci-
miento a las personas e instituciones cuya valiosa colaboración hizo posible la realiza-
ción del proyecto El México de los mexicanos.
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Javier de Arrigunaga Gómez del Campo
Andrés Albo Márquez
Mauricio Torres Septién
Aperture Foundation
Centro de la Imagen
Google
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