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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CARRERA DE MEDICINA
CÁTEDRA DE FARMACOLOGÍA

“USO RACIONAL DE MEDICAMENTOS”

INTEGRANTES:
BEDOYA MÓNICA
BORJA ALEJANDRA
BURBANO RAQUEL
BUSTILLOS ÁLVARO
CHAMORRO MICHELLE
CHIMARRO MÓNICA
DÍAZ MARIA FERNANDA
DÍAZ JESSICA
ESCOBAR APOLA

DR. JOSÉ GUANTASIG


TUTOR:
USO RACIONAL DE MEDICAMENTOS

Al hablar del uso racional de medicamentos se debe recordar que, desde los albores
de la humanidad, el hombre se ayudó de la plantas y medios del entorno para sanar
sus dolencias. Al inicio con pócimas y creencias de castigos divinos y soluciones a
las mismas, iniciaron con el alivio hacia las enfermedades. Poco a poco se fueron
señalando las propiedades de varias plantas, ya fuesen sus flores, corteza o raíces,
y aparecieron los primeros listados de medicamentos para unas enfermedades de
diagnóstico tan confuso, como absurdas, eran las indicaciones y la manera de aplicar
esas hierbas. Es ineludible la contribución de los griegos, árabes y otras culturas
antiguas al aporte científico. Posterior a ello, los avances en Europa quienes fueron
los pioneros en la industria farmacéutica con la aparición de las boticas. En la
actualidad los medicamentos constituyen una parte fundamental e indispensable de
la medicina moderna.

El uso racional de medicamentos (URM) consiste en que los pacientes reciban la


medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes,
durante un período de tiempo adecuado y al menor costo posible para ellos y la
comunidad. Abarcando la adquisición, producción, distribución, almacenamiento,
dispensación, prescripción y utilización, entendiéndose todo esto como parte del
mismo proceso. Para la prescripción de un fármaco existe y es necesario que se dé
mediante un proceso deductivo, basado en información acerca de un problema de
salud, propio y exclusivo de cada paciente. Pero el uso incorrecto de fármacos abarca
la polifarmacia; consumo excesivo de antibióticos e inyecciones; la prescripción no
ajustada a directrices clínicas y la automedicación inapropiada.

Según la OMS en la Conferencia de Expertos en Nairobi en 1985, la utilización de los


medicamentos pasó a ocupar el primer tema de la agenda internacional por lo que,
en mayo de 2010, en una publicación de la OMS, se divulgó que se “…calcula que
más de la mitad de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma
inapropiada, y que la mitad de los pacientes no los toman correctamente…”. también
menciona que lograr una prescripción racional en el sector privado es "notoriamente
difícil" debido a las influencias de la demanda de los pacientes, la publicidad de las
drogas y el comportamiento de los vendedores de drogas con fines de lucro.
Los riesgos para las personas se multiplican, debido a que existen grupos y actitudes
que son más propensos al abuso de medicamentos e incluyen: personas entre los
45 y 54 años de edad, personas que usan altas dosis de medicamentos de
prescripción y son utilizados sin observar las instrucciones médicas, ni las del
empaque, las personas de sexo masculino, aquellos que tienen una enfermedad
mental y que cuentan con un historial de abuso de sustancias así como también
residentes de zonas rurales y de escasos recursos. Teniendo en cuenta que casi
todas las muertes causadas por sobredosis están vinculadas a medicamentos
recetados; muy pocas se relacionan con robos de medicamentos a farmacias o su
obtención a través de internet.

El uso irracional de medicamentos es el uso desmedido y sin supervisión a nivel


médico que permite una serie de riesgos para la salud en la mayoría de los casos son
desconocidos por la mayoría de individuos. Aunque los fármacos ingeridos alivien los
síntomas o curen la enfermedad, independientemente de las dosis también ocasionan
reacciones adversas selectivas, por acostumbramiento, inmunitarias, fotoinducidas,
gestacionales y neonatales. La falta de efectividad, es debida al uso en situaciones
no indicadas que al final causarían dependencia o adicción, interacciones con otros
medicamentos o alimentos que impiden el efecto adecuado del fármaco que está
utilizando y resistencias a los diversos fármacos. El uso excesivo de medicamentos
puede hacer que los microorganismos desarrollen mecanismos de defensa delante
de estos medicamentos de manera que dejan de ser eficaces, también los fármacos
actúan de acuerdo a su componente, pero así mismo lo hacen de acuerdo a las
características genéticas y fenotípicas del paciente; por ejemplo, en los ancianos
existe una disminución del metabolismo del fármaco mientras que en el recién nacido
existe una inmadurez metabólica. Al aliviar los síntomas, los fármacos también
dificultan al diagnóstico debido a que al hacerlo enmascaran pautas importantes que
retrasan o disfrazan el aparecimiento concreto de la enfermedad. La sobredosificación
puede ocasionar toxicidad o viceversa, cantidades mínimas no generan el efecto
terapéutico deseado y hasta presentar el efecto rebote el cual consiste en empeorar
los síntomas en lugar de mejorarlos.
Son notorias las crecientes tasas de resistencia bacteriana a los agentes
antimicrobianos y es indudable la relación directa entre el uso de estos fármacos. El
uso inapropiado y la utilización excesiva ha acelerado este proceso en los últimos 80
años a niveles dramáticos lo que ha hecho que los científicos, las autoridades
sanitarias y los políticos sean conscientes del problema. Existe además una compleja
relación entre el uso de antibióticos y la resistencia a los antimicrobianos desde una
perspectiva microbiológica a la luz de diversos compartimentos (humanos, animales
y medioambientales) y el uso y abuso en los mismos. El consumo mundial de
antibióticos aumentó un 36% entre 2000 y 2010, y las economías emergentes como
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica representaron el 76% de este aumento. Una
revisión sistemática de 2005 de los patrones de uso de antibióticos, que incluyen
estudios de todo el mundo, se encontró altas tasas de uso inadecuado, incluido el uso
sustancial por parte de los pacientes de antibióticos "sobrantes". Además, se
menciona que al menos dos tercios de todos los antibióticos se venden sin receta, a
través de sectores privados no regulados. En algunos estudios, aproximadamente el
90% de los consumidores compran antibióticos con un suministro de tres días, o
menos, lo que hace imposible cumplir con la dosis recomendada debido al alto costo
de este grupo farmacológico.

Pero no solo se trata del uso indiscriminado de antibióticos, en la última década, la


sobredosis de analgésicos opioides o medicamentos utilizados para aliviar el dolor se
ha incrementado, es por eso que este dilema constituye un problema de salud pública
que abarca a países tanto de ingresos altos medios y bajos. Según estadísticas en
EEUU más de 12 millones de estadounidenses (de 12 años de edad o mayores)
reportaron el uso no médico de analgésicos en el último año. Más del 50% de las
personas que abusan de los analgésicos de prescripción, recibieron los
medicamentos a través de un amigo o familiar. La cantidad de analgésicos vendidos
a farmacias, hospitales y clínicas médicas ha aumentado de manera notable en los
Estados Unidos, fue cuatro veces mayor en el año 2010 que en 1999.

De acuerdo con una investigación en Pakistán, se evalúan las recetas encontrándose


que alrededor del 67.5% de estas no tenían un diagnóstico claro, además de eso, el
57.5% de las prescripciones no tenían claridad de la dosis del fármaco. El 47.5% de
las recetas contenían medicamentos que tienen interacciones con otros fármacos y
el 57% tenían medicamentos contraindicados. En el 29%, la prescripción consistió en
polifarmacia y alrededor del 34% de las recetas carecían del nombre del médico, el
número de contacto y la firma, y el 74% no tenía fecha de consulta, lo que es el factor
más importante para el uso racional de medicamentos. El 82% de las recetas no
contenían el número de registro médico del paciente, el 91% no tenía claridad de otras
instrucciones y el 62% contenían dos o más antibióticos. Según otro artículo, el
número mínimo de medicamentos por receta registrado fue de 5, que excede los
límites de la OMS de 2 medicamentos por receta. Esto simplemente muestra la
tendencia de los médicos hacia la polifarmacia, que es un factor importante para el
uso irracional. La dosis del fármaco y los efectos adversos están fuertemente
interconectados entre sí. Los errores de dosificación de medicamentos fueron el tipo
más común de errores de prescripción observados hasta el 22% de los errores de
dosificación que representan el 50% de los efectos adversos informados prevenibles.
Además, este estudio muestra altas tasas de incidencia de duplicación de fármacos
e interacciones farmacológicas. El 70% de los medicamentos eran costosos para los
pacientes. El alto costo puede llevar a la no adherencia a la terapia.

En el Ecuador, el estudio de Prado y sus colaboradores demostraron que el 77% de


los pacientes adquieren medicamentos sin receta médica, y que el mercado
farmacéutico en el año 2004, alcanzó ventas por un valor aproximado de USD
556.321.105 dólares, lo que representa casi el 2% del Producto Interno Bruto (PIB),
registrando 6,2% de crecimiento en el último año. La participación del sector privado
y público, fue de 88,2% y 11,8%, respectivamente. De los 13.000 medicamentos que
aproximadamente se comercializan en el país, únicamente el 13.1% corresponden a
medicamentos genéricos, factor limitante de su accesibilidad, debido al diferencial de
precios entre medicamentos genéricos y de marca (166,64%). Cinco empresas
manejan 61,3% del negocio de distribución en el mercado. El 90% de los
establecimientos farmacéuticos existentes en el país, se ubican en zonas urbanas; y,
apenas 10% en zonas rurales.

La distribución de medicamentos depende en gran medida de las farmacias


comunitarias y, según una estimación, el 80% de los medicamentos se distribuyen a
través de este canal. Por lo tanto, la mayoría de la población depende de ellos para
sus necesidades de atención médica. Pero existe un grave problema porque a
menudo carecen de instalaciones (almacenamiento), personal y equipo adecuados.
Además de esto, los dispensadores que trabajan en estas farmacias comunitarias no
están capacitados debido a que tienen una educación formal mínima, con 10 a 12
años de escolaridad y poca o ninguna capacitación profesional y, sin embargo,
participan en la realización de diagnósticos y recomiendan la terapia a los pacientes
junto con la administración de medicamentos. En su mayoría se basan en la
información recopilada por los representantes de las empresas farmacéuticas. Con
este estado de calificación y capacitación, estos dispensadores también son
responsables de las funciones de un dispensador, encargado de la tienda,
administrador de inventario, contador, prescriptor, proveedor de información y
consejero de pacientes. El proceso de manejo de las recetas es deficiente y los
pacientes a menudo son tratados sin una receta adecuada. La validación de recetas,
el etiquetado de medicamentos y la asesoría para pacientes son los componentes
faltantes en el manejo efectivo de pacientes en estas farmacias comunitarias.

Se debe tener en cuenta que los medicamentos se usan fuera de etiqueta debido a la
falta de datos y formulación, los intereses de las casas comerciales dificultan el uso
de medicamentos genéricos e intervienen de manera directa e indirecta en la
prescripción de los mismos. Y se ha visto que en los últimos años en los países de
bajos recursos económicos y con altos índices de analfabetismo aumentó la tasa de
morbilidad y mortalidad por el uso de inyecciones no estériles que llevan a ampliar
una variedad de infecciones de transmisión sanguínea como la hepatitis, VIH, entre
otros.

Existen diferentes formas para prevenir el uso inadecuado de medicamentos de


prescripción; por ejemplo, los pacientes, los médicos y los farmacéuticos pueden jugar
un papel importante en la identificación y prevención de su abuso. Los pacientes
deben utilizar medicamentos para aliviar su dolencia según la indicación recibida;
además, no deben venderlos ni compartirlos con otras personas, incluidos familiares
y amistades; y deben guardarlos en un lugar seguro y deshacerse de ellos en forma
adecuada. También se deben desarrollar pautas clínicas para el uso racional de
medicamentos para cada nivel de atención, para el personal paramédico, médicos y
especialistas en los hospitales de referencia, en función de las condiciones clínicas
prevalentes, la capacitación y las habilidades de los prescriptores disponibles.
Además, es necesario crear estrategias a corto y a largo plazo. La información sobre
la efectividad, la aceptabilidad social, la satisfacción del usuario, la seguridad y los
costos se debe tener en cuenta.

La utilización de medicamentos, la farmacovigilancia, farmacoepidemiología y los


estudios farmacoeconómicos deben llevarse a cabo para proporcionar información
confiable y relevante para los médicos de atención primaria, especialistas en
situaciones comunes y urgentes. Así como también se deben realizar prospectos que
proporcionen información clara y entendible para los usuarios y reducir de esta
manera el uso irracional de medicamentos de venta libre. Además, se debe
potencializar la inversión en políticas es necesaria en la regulación de medicamentos
para reducir la proliferación y prescripción innecesarias, y el fortalecimiento de los
parámetros de calidad en el proveedor y en la farmacia comunitaria.

Para finalizar, los medicamentos esenciales recomendados por la OMS deben estar
disponibles en todas partes y en todo momento. El gobierno debe hacer todo lo
posible para promover el uso de medicamentos esenciales tanto en el sector público
como en el privado. Se recomienda que las instituciones gubernamentales de salud y
el gobierno deben hacer todo lo posible para eliminar esa condición grave y seguir los
protocolos de la OMS para garantizar el uso racional de los medicamentos. Por lo que
en Ecuador se proponen las siguientes estrategias: promover la elaboración,
estandarización y utilización de Protocolos Terapéuticos así como implementar un
programa de Buenas Prácticas de Prescripción, para favorecer el uso racional de los
medicamentos e incentivar la adopción de Protocolos Terapéuticos, de acuerdo al
perfil epidemiológico de la población atendida y por último conformar Comités de
Farmacología, responsables de supervisar y promover la prescripción efectiva y eficaz
de los medicamentos en los Hospitales.
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