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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Historia de la Filosofía Latinoamericana

El “estar-siendo” Kuschiano, como propuesta ontica en la disciplina de


los sistemas complejos: Esbozo hacía una filosofía de la complejidad.
Rengifo Álvarez, Jorge S.
14030153
jorge.rengifo@unmsm.edu.pe
Sumilla
El presente ensayo tiene como objetivo analizar por una parte la tesis principal
del filósofo argentino Rodolfo Kusch su concepción del mero estar como algo
anterior al “ser” y que tiene como significación profunda el acontecer, y por otra
parte, se analizan las propiedades de los denominados sistemas complejos o
no-lineales, estas son, el caos, la incertidumbre, la emergencia, la
interdependencia y la auto-organización, En ese sentido se propone explicar la
compatibilidad de esta nueva ciencia con el paradigma del mero estar
Kuschiano, en tanto que dan un giro a la visión positivista y mecanicista del
mundo, precisamente uniendo aquello que antes esta separó: caos-orden,
causa-efecto, sujeto-objeto, hombre-naturaleza, el todo y las partes.
Palabras clave: Rodolfo Kusch, Estar-siendo, ser, ontico, sistemas complejos,
no lineal.
Introducción
Antes de introducirnos propiamente a la disciplina de los sistemas complejos y
al paradigma del mero estar, es indispensable que analicemos los rasgos
esenciales de la ciencia moderna, inscrita en el paradigma mecánico-positivista
que precede a nuestro tema de estudio. Para dar cuenta de su naturaleza, nos
remontamos a quien Karl Popper considera el profeta del sentir colectivo de
aquella época, Francis Bacón, específicamente en aquel extraño e inconcluso
ensayo en el que el profeta tuvo que recurrir a lo más profundo de su
imaginario para hacer entender a sus contemporáneos lo que proponía: La
Nueva Atlántida:
“Habiendo zarpado del Perú, donde habían encontrado riquezas que por
su naturaleza no pudieron satisfacerlos plenamente, unos navegantes
llegan, después de un accidentado viaje, a una isla desconocida. Bien
recibidos por gentes que a todas luces tenían un grado de civilización
mayor que el de ellos mismos, logran finalmente acceso a la ‘más
grande joya’ que tales gentes poseen: la Casa de Salomón. Ese templo
del saber tiene como principal propósito “el conocimiento de las causas y
de los movimientos secretos de las cosas; y la ampliación de las
fronteras del dominio humano, a fin de hacer todas las cosas que sean
posibles”. (Abugattás, 2005)
Y continúa:
“Las joyas del Perú, que provenían de la naturaleza y no de la inventiva
humana, no hubieran nunca permitido a los viajeros ir más allá de lo que
sus sociedades les ofrecían, mientras que las joyas de la nueva
sabiduría amplían sin limitación alguna el ámbito de las opciones que se
ofrecen al ser humano. La ciencia, empeñada en producir cosas útiles,
aumenta el poder, el ‘imperio’ humano sobre su mundo social y natural y,
hace así más libres a los individuos. Esos individuos no quieren, a
diferencia de los sabios que imagina Aristóteles, contentarse con la
contemplación de la naturaleza, pues no se sienten simplemente parte
de ella, sino que quieren sacar a luz, exponer sus secretos para
dominarla. Parecería, pues, que aquí se asume que la naturaleza
domina al individuo en la medida que este es ignorante. El individuo se
libera de la naturaleza en la medida que pueda llegar a desentrañar sus
misterios y pueda así invertir su relación con ella, para cumplir con el
deseo divino expresado según los escrituras al momento de la creación,
a saber, que el hombre sea dueño de todas las demás criaturas y ejerza
su dominio sobre ellas”(Abugattás, 2005)
Disolviendo también de esa manera la tutela divina, que caracterizaba a la
cosmovisión medieval, ya que:
“Como el fin del conocimiento para los medievales es la contemplación,
la comprensión de la naturaleza no puede llevar sino a la admiración de
la obra divina y, en consecuencia, a la admisión de la superioridad de
Dios. Sin embargo, cuando se empieza a presumir que el conocimiento
debe traducirse en la manipulación de lo conocido, entonces el hombre
puede llegar rápidamente a la conclusión de que Dios, cuyo poder se
prueba por su obra, no es más digno de admiración ni de respeto que él
mismo, que está en condiciones de reproducir la obra divina y hasta de
mejorarla.”(Abugattás, 2005).
Esta relativamente larga digresión, evidentemente esconde la certeza de
que el saber no sirve solamente para dominar a la naturaleza, sino que puede
servir también para dominar a los demás hombres, y por lo tanto, el
conocimiento es proporcional al grado de poder que este adquiere. Al respecto
Juan Abuggatas comenta:” Justamente la tecnología se define como el
conjunto de procedimientos de los que se dispone, gracias a la ciencia, para
sistematizar y acelerar la recomposición y la explotación de la naturaleza. La
tecnología es, por ende, no la aplicación de la ciencia, sino su realización Un
saber que no se traduce en tecnología no es meramente inútil, sino que no es
científico, no es un verdadero saber. La tecnología es la pasión del hombre
volcada sobre la naturaleza, a través de su instrumento de acción por
excelencia, la ciencia.” (Abugattás, 2005)
Parecería entonces que cuando la tecnología se desboca en realidad lo que se
está desbocando son las pasiones humanas y esto, en particular a mediados
del siglo XX, se ha visto reflejado en el resentimiento que está teniendo la
naturaleza a la manipulación, cuya manifestaciones más evidentes son las
alteraciones que nuestra especie ha tenido y tiene sobre el clima terrestre, los
ciclos biogeoquímicos, la fragmentación de los paisajes y ecosistemas, así
como la introducción y la eliminación de las especies.
“Los problemas asociados al cambio global son complejos ya que aún la
ciencia no es capaz de comprender bien el funcionamiento de la biosfera y las
consecuencias que las alteraciones en ciertos de sus componentes podrían
tener en el corto y medio plazo. Más aún, existe evidencia de que este cambio
en el funcionamiento no es lineal, ya que con frecuencia pequeños cambios
tienen grandes consecuencia. Además, sabemos que los distintos motores y
agentes de cambio ambiental interactúan entre sí dando origen a un enjambre
de efectos potenciales que se propagan a través de la biosfera y que pueden
llegar de manera silenciosa a lugares inesperados, y causar grandes impactos
de forma poco perceptible;… las estadísticas indican que para el 2050 cerca de
dos tercios de la población mundial, y el 80% de la población del Iberoamérica,
estará concentrada en centros urbanos. Los grandes centros urbanos se han
convertido en importantes sumideros de recursos y energía, y en fuentes de
polución de suelos, ríos, lagos y zonas costeras, dando origen a las
denominadas zonas muertas en los sistemas acuáticos.”(Marquet, 2018)
Entonces:
“Una demanda creciente de recursos asociada a una población mundial
en aumento en un planeta finito no es sostenible. Ya hemos transformado
cerca del 40% de la superficie del planeta para usos urbanos y agropecuarios,
hemos eliminado los grandes peces de los océanos hasta el punto del colapso
de muchas pesquerías, y hemos batido todos los records como agente
geomorfológico, movilizando más tierra y nutrientes cada año con nuestras
actividades que la suma de todos los procesos naturales… Y todo esto seguirá
en aumento. Por ejemplo, la demanda de agua incrementará en un 55% entre
el 200 y el 2050, y la arena, su extracción, movilización y reutilización, se está
convirtiendo en un problema planetario. Todo esto nos hace presumir que
estamos en serios problemas” (Marquet, 2018)
No es nada fácil resolver estos problemas, pero un paso importante es el de
reconocer que el problema no se encuentra en la elección de la tecnología o de
la ciencia misma, sino en la mentalidad que se expresa en la ideología que las
fundamenta y que caracteriza a la civilización occidental. Lo primero pues, será
desechar este aparato ideológico.
Por lo tanto, es aquí donde entra a tallar el paradigma del mero estar reflejado
en el acontecer, dejando de lado la constitución de objetos y asociándose más
al vivir, en su acepción mas general, al vivir del animal en términos de
estabilidad e inestabilidad, en tanto posibilita su domicilio en el mundo y lo
torna habitable. Entrar en el campo del mero estar, es introducirse hacia lo pre-
ontico, pero, ¿Qué significa esto?, “Dice Heiddeger: Ente es todo aquello de
que hablamos, que mentamos, relativamente a lo que nos conducimos de tal o
cual manera”. Ente es entonces la mención, pero la mención de cosa, de
fijación de aquello mismo que el lingüista Benjamin Lee Whorf advierte como
propio de las lenguas occidentales, que refieren siempre a una cosa o
sustancia. Y El mero estar pareciera librarse de esa limitación y evitar la cosa…
El mismo Heidegger hace mención de lo que pasa, por así decir, detrás del
ente, o como paso atrás, según el cual “entre el ser de lo ente y el ente del ser
se da la diferencia”. “Ser y ente fueron encontrados desde la diferencia… en un
aporte desalbergador y albergador de ambos”. Pero agregaría a esto el
concepto de que la diferencia es un operar, según el cual se entra en lo pre-
ontico, en tanto es algo ya no visualizado en el campo de la metafísica” (Kusch,
2007)
En consecuencia, el presente ensayo tiene como objetivo situar a la disciplina
de los sistemas complejos como instrumento para pensar a nivel filosófico el
estar, y viceversa, el estar como estructura existencial para pensar las
propiedades de los sistemas complejos (caos, incertidumbre, emergencia,
interdependencia y auto-organización). Para esto nos centraremos a lo largo de
la investigación, en la reconciliación o reunificación que estos sostienen del
caos-orden, causa-efecto, sujeto-objeto, hombre-naturaleza, y en general de lo
uno y lo múltiple.
En consecuencia, el primer capítulo de nuestro trabajo se dedicará a la
explicación de los sistemas complejos y de sus propiedades ya establecidas;
en el segundo capítulo se profundiza el sentido del estar-siendo y su autonomía
con el ser, así como, su importancia para el predominio de las ciencias de la
complejidad. Por último se concluye con un ejemplo en común, las
comunidades campesinas andinas como modelo de sistema complejo auto-
eco-organizador y por ende, del paradigma del mero estar.
1. La ciencia de los sistemas complejos o no-lineales.
Cabe primero hacer la recapitulación inmediata al contexto en que se origina
esta disciplina, en ese sentido el Nobel de química Illya Prigogine admite:
“La observación del movimiento de los cuerpos celestes con sus
periodicidades fue sin duda una de las primeras fuentes de inspiración del
proyecto de la ciencia clásica, esto es, descubrir la permanencia como
respuesta al cambio. De igual manera, aquellos que buscaban la materia
buscaban en ella la simplicidad que habría de caracterizar al nivel
elemental. Esta concepción parecía estar en completa armonía con la
existencia de los átomos, aquellos objetos indivisibles que para los antiguos
eran las letras con las cuales el texto del mundo estaba escrito… Sin
embargo, desde la época clásica el Universo accesible a nuestra
investigación ha estallado. Considérese, efectivamente, las dimensiones
abiertas a la investigación científica… Pero, quizá, más importante que el
aumento del tamaño del Universo accesible a nuestro estudio es el cambio
de nuestra manera de concebirlo. Mientras que la ciencia clásica hacía
énfasis en la permanencia, ahora encontramos cambio y evolución,
encontramos partículas elementales transformándose unas en otras,
chocándose, descomponiéndose y naciendo; ya no vemos en el cielo las
trayectorias periódicas que llenaban de admiración el corazón de Kant,
como lo hacía la ley moral que residía en él; ahora vemos objetos extraños,
quasar, pulsars, galaxias que explotan y se desgarran, estrellas que, según
nos dicen, colapsan para formar “agujeros negros” los cuales
irreversiblemente devoran todo lo que consiguen atrapar; y, con la radiación
residual del cuerpo negro, el Universo completo parece conservar memoria
de su origen, la memoria del acontecimiento que puso en marcha la
presente historia del Universo” (Prigogine, 2004)
Y continúa:
“la ambición del hombre de reducir la complejidad del mundo al
comportamiento simple de un numero definido de partículas hubiera sido
llevada a cabo. En varios ocasiones desde luego, algunos pensaron que lo
habían conseguido; se escrudiñaba en el átomo con su núcleo positivo y
electrones negativos, después en el núcleo con sus protones y neutrones,
los ladrillos de los que estaría formado el Universo, pero siempre se
encontraba otro nivel aparentemente más fundamental que hacías
necesaria la introducción de nuevas partículas e interacciones. Desde el
punto de vista teórico, el objeto de la búsqueda era encontrar alguna ley
universal para reemplazar la de Newton y que diera cuenta de las nuevas
interacciones descubiertas, la teoría unitaria, la fórmula mágica de la que el
diablillo matemático pudiera deducir todas las leyes físicas” (Prigogine,
2004)
Sin embargo ya no podemos compartir el optimismo que implica la idea de
simplicidad de algún nivel microscópico:
“Las partículas elementales no son más simples en el mundo de las
estrellas. Los únicos objetos cuyo comportamiento es verdaderamente
“simple” pertenecen a nuestro propio mundo, a nuestra escala
macroscópica… La ciencia clásica había elegido cuidadosamente, sus
objetos en este rango intermedio. Ahora sabemos, sin embargo, que esta
simplicidad no es el sello distintivo de lo fundamental y que no puede ser
atribuida al resto del mundo” (Prigogine, 2004)
Entonces:
“sabemos ahora que la estabilidad y simplicidad son excepciones.
Podríamos desatender las pretensiones totalitarias de conceptualización,
las cuales, de hecho, se aplican solamente a estos objetos simple y
estables”
Por lo tanto:
“Esta es la razón por la cual las demostraciones de imposibilidad han
jugado un papel tan importante. El descubrimiento de una nueva
imposibilidad física… es el descubrimiento de una inesperada estructura
intrínseca de la realidad que condena una empresa intelectual al fracaso…
En nuestro siglo se ha llegado a dos nuevas pruebas de imposibilidad, una
en relatividad (la muerte del universalismo) y la otra en mecánica cuántica
(la muerte de la objetivación)… parece señalar al mismo tiempo el apogeo y
la crisis última, el final de una exploración que ha alcanzado sus límites.
Estas dos revoluciones científicas del siglo XX pueden, sin embargo, ser
enfocadas bajo otro punto de vista, no como el fin, sino como el principio,
como la apertura de nuevas posibilidades.”(Prigogine, 2004)
Una vez esbozado lo que Prigogine anuncia como la “metamorfosis de la
ciencia”, ahora podemos introducirnos a la complejidad en sí misma:
A primera vista la etimología de la palabra complejidad (complexus: lo
que está tejido en conjunto) que proviene de la raíz latina plectere que se
puede traducir como tejer, enredar o incluso torcer. De ahí deriva la noción
latina plexus que significa entrelazado. Al respecto Edgar Morín acota: “la
complejidad ha vuelto a las ciencias por la misma vía por la que se había
ido. El desarrollo mismo de la ciencia física, que se ocupaba de revelar el
Orden impecable del mundo, su determinismo absoluto y perfecto, su
obediencia a una Ley única y su constitución de una materia simple
primigenia (el átomo), se ha abierto finalmente a la complejidad de lo real.
Se ha descubierto en el universo físico un principio hemorrágico de
degradación y de desorden (segundo principio de la Termodinámica); luego,
en el supuesto lugar de la simplicidad física y lógica, se ha descubierto la
extrema complejidad microfísica; la partícula no es un ladrillo primario, sino
una frontera sobre una complejidad tal vez inconcebible; el cosmos no es
una máquina perfecta, sino un proceso en vías de desintegración y, al
mismo tiempo, de organización.”(Morín, 1994)
Sin embargo, paralelamente:
“La patología moderna del espíritu está en la híper-simplificación que
ciega a la complejidad de lo real. La patología de la idea está en el
idealismo, en donde la idea oculta a la realidad que tiene por misión
traducir, y se toma como única realidad. La enfermedad de la teoría está en
el doctrinarismo y en el dogmatismo, que cierran a la teoría sobre ella
misma y la petrifican. La patología de la razón es la racionalización, que
encierra a lo real en un sistema de ideas coherente, pero parcial y unilateral,
y que no sabe que una parte de lo real es misteriosa, ni que la racionalidad
tiene por misión dialogar con lo misterioso” (Morín, 1994)
Pero, a pesar de toda dificultad al afrontar lo entramado, es decir: “el
juego infinito de inter-retroacciones, la solidaridad de los fenómenos entre
sí, la bruma, incertidumbre, la contradicción. Nosotros podemos elaborar
algunos de los útiles conceptuales, algunos de los principios, para esa
aventura, y podemos entrever el aspecto del nuevo paradigma de
complejidad que debiera emerger” (Morín, 1994)
Ahora bien, uno de sus propósitos principales es encontrar los principios
de organización de los sistemas, sin importar su naturaleza (económica,
biológica, social, química, etc.), en consecuencia: “la ciencia de la
complejidad es una realización transdisciplinaria, que incluye ramas del
conocimiento que van desde la física hasta la ciencia política. Por muchos
años, bajo el paradigma científico clásico, lo que se vivió fue un proceso de
especialización de las ciencias que llevo al aislamiento de cada una de las
disciplinas. Lo que hace la ciencia de la complejidad es revertir este proceso
y juntar a todas las disciplinas en la búsqueda de principios universales de
funcionamiento de los sistemas” (Earls, 2011)
Por ejemplo: el estudio del cambio climático en el mundo involucra muchos
campos diferentes: la geología, la climatología, la oceanografía, la física, la
química, ecología y la biología, la astronomía, etc. El clima terrestre es un
sistema extremadamente complejo y su estudio exige la articulación
coherente de muchas clases de conocimientos. La ciencia de la complejidad
ofreció una suerte de metalenguaje científico que facilitó la comunicación
entre los especialistas de los diferentes campos.
De acuerdo a lo mencionado podemos entonces explorar, la explicación
de lo que hace un sistema complejo, pensando en ejemplos de sistemas
simples: “Lo característico de un sistema simple es que es predecible.
Conociendo cosas básicas, si es que las condiciones no cambian, podemos
describir que pasará con un péndulo o con un planeta orbitando alrededor
del sol. Por otro lado no podemos predecir qué es lo que pasará
exactamente en un sistema complejo. Podemos entender a posteriori por
que sucedieron ciertas cosas, pero no predecirlas con exactitud a priori.”
(Earls, 2011)
Otra de las propiedades fundamentales de los sistemas complejos es la de:”
seguir “ciclos vitales”, es decir, cambian a lo largo del tiempo, crecen y se
deshacen. Se trata de sistemas que se adaptan a su ambiente que cambian
en el tiempo para poder hacerlo. Por eso suelen denominarse “Sistemas
complejos adaptativos”, sin embargo la característica principal de los
sistemas complejos es que tienen propiedades que surgen de la interacción
de sus partes pero son independientes de ellas. Es decir, la
interdependencia de sus partes hace que comportamientos globales del
sistema surjan de su interacción”
Estos dos conceptos que explica el Físico y Sociólogo, John Earls, se
denominan “interdependencia” (un estímulo sobre una parte del sistema
tiene efectos en otras partes también, esto sucede porque las partes,
además de interactuar entre ellas, son interdependientes; por ejemplo: Una
planta, si cortamos una parte, la planta en sí, por lo general, no se verá
afectada. Sin embargo, la parte que cortamos, a menos que sea plantada
en otro lugar, morirá. O si le quitamos algún órgano a un animal, tanto el
órgano como el animal morirán); y “emergencia” (hay propiedades del
sistema en sí que las partes no comparten, esta propiedad emerge de las
interacciones entre los componentes del sistema; por ejemplo: la cultura, a
pesar de que la cultura este compuesta por individuos, ningún individuo
tiene una cultura en sí mismo o en el caso del agua H20. A pesar de que los
átomos de hidrógeno y oxígeno no son líquidos, cuando interactúan en las
proporciones correctas, la propiedad liquida del agua emerge).
Otra propiedad asociada a esta disciplina es la del Caos, este
comportamiento aparentemente aleatorio y surge incluso en los sistemas
deterministas incluso sin que hayamos introducido ninguna fuente aleatoria
en el sistema. Caos no significa, desorden ni azar, sino una conciliación
entre el mismo y la necesidad, a su vez, acompañada de una fuerte
sensibilidad a las condiciones iniciales: “Fue hasta 1963 cuando el
meteorólogo Edward Lorenz, con ayuda de las computadoras, redescubrió
la dinámica caótica mientras estudiaba numéricamente un modelo de
convección atmosférica. Para su sorpresa, observó que pequeñísimas
diferencias en las condiciones iniciales, se magnificaban enormemente con
el tiempo, dejando soluciones completamente diferentes…Lorenz
comprendió que la predicción del clima con su modelo era imposible, pues
requería un conocimiento perfecto de la temperatura, humedad, etc… Aún
con modelos más sofisticados y enormes computadoras para resolverlos, el
clima solo se predice para unos cuantos días, en el mejor de los casos”
(CCC, 2016)
De hecho:
“Los modelos más estudiados a lo largo de la historia han sido los
lineales, por ser los que se pueden resolver con cierta facilidad de manera
completa. René Descartes propuso el método analítico, dividir el todo en
sus partes e ir ascendiendo en el estudio de lo más complejo, mediante la
comprensión de sus componentes más simples… Pero en la naturaleza no
siempre es así, en realidad casi nunca es así. Los sistemas complejos no
tienen esa propiedad y la mayoría de fenómenos de nuestra vida cotidiana
tampoco” (CCC, 2016).
A su vez Prigogine con su teoría de las estructuras disipativas confirma:
“el mundo no sigue el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que
tiene aspectos caóticos: el observador no es quien crea la inestabilidad o la
imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí.” (Prigogine, 2004)
Luego de establecida esta propiedad la consecuencia inmediata que
debemos analizar dado los fines de nuestro estudio, es la inhabilitación para
la gran mayoría del mundo de la ley reduccionista causa-efecto (la magnitud
del cambio producida en un fenómeno es proporcional a la magnitud del
cambio en el fenómeno que la causa, o por lo menos aproximadamente),
alterándola por el denominado efecto mariposa: el aleteo de una mariposa
que vuela en la china puede producir un mes después un huracán en
Texas”, o en palabras de Einstein “Hasta la más pequeña gota de rocío
caída del pétalo de una rosa al suelo, repercute en la estrella más lejana”
Esta categoría se puede analizar desde tres puntos: “1) Por un lado
alude a una situación donde pequeñas causas generan grandes efectos, 2)
Por otro lado alude a una situación que no podemos predecir: sabemos que
el efecto puede ser muy grande, pero no podemos saber en qué consistirá,
ni muchas veces cuándo, dónde o cómo ocurrirá; y 3) Alude a una situación
de descontrol: no podemos ejercer un control de la influencia de la causa
sobre el efecto. En otras palabras, no solo no podemos evitar que una
mariposa aletee en la China, sino, y lo que es más alucinante, no podemos
evitar que, de aletear, se produzca un huracán en Texas.” (Cazau, 1995)
Entonces después de analizar porque todo sistema complejo está al borde
del caos y la incertidumbre, cabe introducirnos ahora, a la auto-
organización:
¿Por qué no hay muchas más estrellas de la magnitud de nuestro sol?,
¿Por qué hay solo dos sexos y no tres, cinco, veinte o una variedad infinita
en flujo perpetuo? ¿Por qué no se construye un mundo justo para todos,
que satisfaga los anhelos de todos los habitantes?
Al respecto Earls comenta: “El orden en el universo ha emergido de un
proceso de evolución que sigue su propia dinámica. No existen fuerzas
externas al universo que controlen el curso de la evolución. Este está
determinado por la organización misma del universo… Lo que queda claro
es que en el curo de la evolución del universo siempre se ha dado un
crecimiento continuo de la complejidad del mismo. Es decir, la organización
del universo es tal que genera constantemente un aumento de la
complejidad de esta misma organización. El universo es un sistema auto-
organizado… La auto-organización de un sistema genera constricciones en
el comportamiento de los componentes de dicho sistema. Debido a estas
constricciones, no les es posible (a los componentes) interactuar de todos
los modos posibles, sino que las interacciones entre estos están limitadas a
ciertos tipos. De las posibles interacciones entre los componentes emergen
los nuevos comportamientos que se manifiestan en una mayor complejidad
del sistema.” (Earls, 2011)
La organización de estos últimos es tal que ellos regulan su comportamiento
para conservar su estabilidad frente a cambios e influencias potencialmente
desestabilizadores. En conclusión, un sistema es auto-organizado si y solo
si las actividades de los componentes y las interacciones entre ellos y con
su ambiente generan actividades que contribuyen a su estabilidad y
mantienen su identidad
Dentro de las características de todo sistema complejo auto-organizador se
pueden mencionar dos rasgos específicos: la autopoiesis y la Fractalidad,
con esto nos referimos a que todo sistema autopoietico y fractal es auto-
organizador, pero no todo sistema complejo auto-organizador es
autopoietico o fractalico. Para fines de nuestro estudio nos delimitaremos a
definir el concepto de autopoiesis:
El acuñador de la autopoiesis es el Biólogo y Epistemólogo chileno
Humberto Maturana, quien aclara: “Un sistema es autopoietico cuando, por
un proceso circular, su organización genera sus componente y las
interacciones entre ellos, que a su vez producen el sistema mismo. Entre
estos componentes están los linderos del sistema. En el lenguaje común
decimos que los sistemas que generan actividades que fomentan su
inestabilidad están “fuera de control”, y en el caso que esta no se remedie,
el sistema deja de ser autopoietico y se desintegrará.” (Maturana, 1984)
Luego dice: “El sistema autopoietico tiene el grado suficiente de
autonomía para efectuar los cambios en su estructura que son apropiados
para la conservación de su organización, su identidad y viabilidad. La
reacción del sistema en un momento dado frente a una perturbación en su
ambiente está determinado por el estado de su estructura en ese momento
y por la historia de sus cambios estructurales anteriores. Es importante
enfatizar que las interacciones del ambiente tienen con el sistema auto-
organizador no determinan las acciones que se dan en el sistema o en sus
componentes pero tampoco son ajenos a ella. La autonomía no quiere decir
que el sistema se encuentre aislado de otros sistemas o de su ambiente. En
general, la manutención de la auto-organización y de la autonomía depende
de la entrada de energía desde fuentes externas” (Maturana, 1984)
En ese sentido, la auto-organización y en especial, la autopoiesis de todo
ser vivo complejo, opera una gran mutacion en la forma mentis moderna del
aislamiento entre la relación sujeto-objeto, pone fin a la cosmovisión que
exacerba la separación -dañina para ambos- entre hombre y naturaleza, en
donde este desboca sus más oscuras pasiones a causa de la falta de
respeto; a cambio, nos devela un sentido más profundo, esto es, la
realización de todo lo existente en complementación y reciprocidad mutua.
Las múltiples partes en infinitas estructuras e interacciones definen el todo,
la unidad y viceversa se define la multiplicidad infinita e indeterminada, sin
perder la vista en el todo y la unidad, pero teniendo conciencia de que
nuestro alcance es limitado.
En efecto, ya se puede esbozar que en este paradigma emergente no se
rompe en el pasaje de lo físico a lo biológico, de lo biológico a lo
antropológico, esta ciencia supone y sugiere una estructura existencial, que
aparte de acentuar una evidente desustancialización en lo profundo de su
ser, también pone el acento en la circunstancialidad, en el mero “estar
nomás” entre el acontecer y el no-acontecer, como sospecha el filósofo
argentino Rodolfo Kusch: “El afán de encontrar lo inmutable en medio de lo
mudable es antiguo como la humanidad…Pero tener conciencia de esa
oposición ya es peligroso: significa buscar lo inmutable precisamente
porque se siente la angustia que da lo mudable”.
A continuación explicaremos más detalles
2. El mero estar de Rodolfo Kusch
2.1. El estar-siendo como estructura existencial de los sistemas
complejos
3. Conclusión: Un ejemplo, Las comunidades campesinas andinas.

4. Bibliografía
Abugattás, Juan (2005)."Indagaciones filosóficas sobre nuestro futuro".
Lima: Perú; Fondo Editorial UNMSM
Cazau, Pablo (1995). "La teoría del caos”. Buenos Aires: Argentina;
Rundinuskin Edit.
Centro de Ciencias de la Complejidad (2016). "Complejidad y Sistemas
Complejos: Un acercamiento multidimensional". Ciudad de México; UNAM
Earls, John (2011). "Introducción a la teoría de sistemas complejos". Lima:
Perú; Fondo Editorial de la PUCP
Kusch, Rodolfo (2007), “Obras completas Tomo II”, Argentina: Editorial
Fundación Ross.
Marquet, Pablo -coordinador-(2018) " Cambio Global: Una mirada desde
Iberoamérica. Madrid: España; ACCI ediciones
Maturana, Humberto y Varela, Francisco (1984). "El Árbol del conocimiento:
Las bases biológicas del entendimiento humano". Chile; Universitaria
Morín, Edgar (1994). "Introducción al pensamiento complejo". Paris:
Francia. Edit Du Seil
Prigogine, Ilya y Stengers, Isabelle (2004). "La nueva alianza: Metamorfosis
de la ciencia". Madrid: España; Alianza Editorial

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