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J. E.

Márquez

Una Campaña de Savage Worlds

Capítulo 1 – La Esfera Humana

La historia de los Mundos Conocidos está intrínsecamente ligada a la aparición de la raza Terrana de Sol-3. La
Tierra fue el hogar ancestral de la raza humana y sus genes se esparcieron por las estrellas en un arrebato de
necesidad e ingenuidad.

La historia humana previa a la era espacial no es más que una burda pieza de multiculturalismo violento que
se ha olvidado con el paso de los siglos; sus naciones, religiones y economías no son más que un pequeño
punto en los importantes acontecimientos históricos que surgieron tras la expansión científica e interestelar.

Aun así, lo que hoy conocemos sobre la Tierra durante sus años formativos en el Siglo XX y XXII, cuando el
poder de destrucción masiva derivado de su emergente tecnología había puesto a los humanos al borde de la
aniquilación de su frágil mundo. En aquellos días, déspotas se alzaron y cayeron, las poblaciones despuntaban
y se desplomaban, y la filosofía se enfrentaba con la ciencia y el misticismo. Fue una época sangrienta que
ayudó a la humanidad empezar en tabula rasa la era prometedora que se avecinaba.

Los primeros intentos de la Tierra en expandirse hacia las estrellas se limitaron a la colonización de su
sistema solar. Al no poseer la tecnología vital para la terra-formación de planetas inhóspitos, estas arcaicas
bases nunca crecieron más allá de domos aislados por siempre dependientes de los recursos de su planeta
natal para sobrevivir.

La Colonia en Marte parecía prometedora, pero a pesar de las enormes inversiones para colonizarlo, el
planeta se resistió a la dominación de los humanos durante siglos. Habían aprendido que la humanidad no
podía contener su necesidad de encontrar nuevas fronteras, más allá del espacio conocido que albergaba a
su naciente flota interestelar. Y a pesar de los obstáculos, los humanos lograron atravesar sus barreras en tres
momentos clave.

Los primeros en llegar más allá de su sistema solar fueron una serie de naves sin capacidad warp que fueron
enviadas hacia los seis puntos cardinales del espacio. Estas naves llevaban exploradores y colonos
criogenizados para fundar colonias en mundos distantes a varias décadas y siglos de distancia. Una docena o
más lograron de manera exitosa la colonización de sus mundos, eventualmente terra-formándolos en los
planetas primarios de la Esfera Humana.

El segundo momento se llevó a cabo durante los primeros días del desarrollo de la tecnología de
hiperespacio – alrededor del Siglo XXVII. Muchas décadas habían pasado entre la investigación del viaje a la
velocidad de la luz y la habilidad para proteger la materia orgánica durante el viaje; en su momento, el
hiperespacio era un lugar fatal para los humanos. El uso de sondas tripuladas por robots había confirmado la
sospecha de la existencia de mundos aptos para la vida humana. Miles de misiones exploratorias fueron
enviadas hacia los confines de la galaxia, lo que hizo que el primer contacto de otras razas alienígenas con los
humanos fueran constructos en lugar de seres de carne y hueso.

Finalmente, el catalizador del expansionismo humano ocurrió a principios del Siglo XXVIII en un evento que
se conoció como “El Enlace”. Irónicamente, este evento no fue iniciado por la tecnología terrícola sino por los
colonos de Carolia.

Siendo una de las primeras semillas de la expansión terrícola, la tecnología en Carolia había sobrepasado al
de la Tierra en cuestión de siglos, perfeccionando la supervivencia humana en el hiperespacio mucho antes
que la de su contraparte terrícola.

En cuestión de años, cada colonia humana en la vacuidad del Espacio Conocido –en su momento aislados e
independientes– fueron “enlazados” gracias a las naves Carolianas. Las grandes civilizaciones unieron
esfuerzos para expandirse rápidamente a lo ancho del espacio.

Carolia (Wolf 1060 - C)

Tierra (Sol – C)

Proxima (Proxima Centauri – B)

Gardenia (Teegarden – B)

Dan-Liu (Luyten – B)

Tao (Tau Ceti – E)

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