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PERSONA Y APRENDIZAJE

Autoestima y autoconcepto
¿Cómo conocer su expresión en el ámbito escolar?

RETROINFORMACIÓN

La autoestima es un sentimiento valorativo de nosotros mismos, del conjunto


de rasgos y características corporales, afectivas, sociales, cognitivos y morales que
nos caracteriza. Esta se aprende, cambia y se puede mejorar. Está relacionada con
el desarrollo integral de la personalidad en sus distintos niveles.

La autoestima es inherente a todos los seres humanos, es un producto social


que se desarrolla en la interacción constante de la persona con su entorno. Su
carácter social la provee de una extraordinaria significación para la educación de
niños, adolescentes, jóvenes y adultos. La autoestima es de naturaleza dinámica,
multi-dimensional y multi-causal, es decir, subyace una diversidad de influencias en
su formación.

La autoestima está junto a nosotros en cada momento de nuestra vida al


actuar, pensar, sentir, etc. Por ejemplo, si un grupo de personas está hablando de
habilidades matemáticas, y yo siento que mi capacidad de razonamiento numérico es
buena, yo me ofreceré espontáneamente para realizar un ejercicio, pero sin duda que
si me percibo ineficaz, no me ofreceré para tal ejecución. Esta situación se amplía a
cada momento y en todas las áreas de expresión del ser humano, por cuanto
conocer y valorar las características y habilidades que poseemos es de vital
importancia, tanto para mejorar nuestra calidad de vida como la de los demás.

Existen varias conceptualizaciones de autoestima, sin embargo, todos


coinciden en una idea central: es conocerse así mismo, es la función de velar por uno
mismo, es autodefenderse, valorarse, autoestimarse y autoobservarse. La
autoestima es aprender a quererse, respetarse y cuidarse. Depende esencialmente
de la educación en la familia, la escuela y el entorno. Constituye una actitud hacia sí
mismo (Acosta, 2004).
Una definición clásica es la de Rogers (1967) quien define la autoestima como
un conjunto organizado y cambiante de percepciones que se refiere al sujeto, y
señala que es lo que el sujeto reconoce como descriptivo de sí y que él percibe como
datos de identidad.

En el lenguaje cotidiano generalmente se habla de autoestima, autoconcepto,


autoimagen o concepto de sí mismo como términos similares; sin embargo, esta
situación requiere clarificación. Por autoconcepto, concepto de sí mismo o
autoimagen entenderemos a las percepciones que el individuo tiene respecto de
sí mismo. Son las cogniciones que el individuo posee acerca de sí mismo, incluye el
conjunto de ideas sobre la clase de persona que es, características que posee y los
rasgos que la constituyen. Este concepto de sí mismo está en la base de la
autoestima.

Por su parte la autoestima sería el grado de satisfacción y valoración que las


personas tienen respecto de sí mismas. Es la dimensión afectiva de la imagen
personal, que se relaciona con datos objetivos, experiencias vitales y expectativas
del individuo (Haeussler y Milicic, 1994).

De lo planteado, se puede apreciar una diferencia sustancial entre ambos;


mientras la autoimagen o concepto de sí mismo se refiere al aspecto cognitivo de la
autopercepción, la autoestima se refiere al aspecto emocional de estas percepciones.

Comprender la importancia de la autoestima implica reconocer que su


constitución es un proceso continuo y gradual, esto significa que la autoestima
comienza a configurarse, desde las primeras experiencias en la vida del niño; es un
proceso paulatino, donde influye de manera decisiva la calidad de las interacciones
sociales. Son estas interacciones, las que le irán entregando al individuo reportes y
definiciones que le harán conocer y valorar sus características. Así, en este proceso,
el niño no sólo recibe influencias de sus propias conclusiones, sino que adquieren
relevancia los juicios y comentarios, tanto directos como indirectos, que los demás
hacen sobre él. De este modo, en los primeros años de vida, la responsabilidad en la
configuración de la autoestima recae principalmente en las experiencias propiciadas
por los padres y familiares. En edad escolar, la forma como el niño se ve a sí mismo
depende casi totalmente de lo que los otros, como compañeros y profesores,
perciben de él y le comunican.

El concepto de sí mismo se va formando gradualmente por medio de las


retroinformaciones que recibe el niño de familiares, amigos, profesores, conocidos,
extraños, etc., que en diferentes contextos y con diferentes vínculos, roles y status le
irán entregando; reportes y definiciones que le harán conocer y valorar los elementos
que le caracterizan, rasgos y hábitos que le distinguen, valores y habilidades que lo
identifican (Munné, 1980, Hidalgo y Abarca, 1992).

Existe una valoración global acerca de sí mismo, pero cabe señalar que la
autoestima general posee áreas específicas, dentro de las cuales podemos
encontrar: Dimensión Física, Social, Afectiva, Académica y Ética.
Dimensión Física: se refiere al hecho de sentirse atractivo físicamente. Incluye en
los varones, el sentirse fuertes y capaces de defenderse; y en las mujeres, el sentirse
armoniosas y coordinadas.

Dimensión Social: incluye el sentimiento de sentirse aceptado o rechazado por los


iguales y el sentirse parte de un grupo. También se relaciona con el hecho de
sentirse capaz de enfrentar con éxito diferentes situaciones sociales; por ejemplo, ser
capaz de tomar la iniciativa, ser capaz de relacionarse con personas del sexo
opuesto y solucionar conflictos interpersonales con facilidad. Finalmente también
incluye el sentido de solidaridad.

Dimensión Afectiva: está muy relacionada con lo anterior, pero se refiere a la


autopercepción de características de personalidad, como sentirse simpático o
antipático, estable o inestable, valiente o temeroso, tímido o asertivo, tranquilo o
inquieto, de buen o mal carácter, generoso o tacaño, etc.

Dimensión Académica o Intelectual: se refiere a la autopercepción de la capacidad


para enfrentar con éxito las situaciones de la vida escolar. Ésta incluye la
autovaloración de las capacidades intelectuales, como sentirse inteligente, creativo y
constante, desde el punto de vista intelectual.

Dimensión Ética: se relaciona con el hecho de sentirse una persona buena o mala,
confiable o poco confiable, responsable o irresponsable, trabajador o flojo. La
Dimensión Ética depende de la forma en que el niño interioriza los valores y las
normas y de cómo se ha sentido frente a los alumnos cuando las ha transgredido. Si
se ha sentido cuestionado en su identidad cuando ha actuado mal, su autoestima se
verá distorsionada en el aspecto ético.

Estas dimensiones constituyen la autoestima general. La autoestima general


de una persona puede alcanzar dos dimensiones: la de alta y la de baja. La primera
denota que el individuo se respeta y se estima, sin considerarse mejor o peor que los
otros, reconoce sus limitaciones y espera madurar y mejorar (Rosenberg, 1973). La
segunda se traduce, entre otras conductas, en que el niño no confía en sí mismo,
imagina que es aburrido para los otros niños, no se atreve a tomar la iniciativa,
presenta inseguridad para expresarse, evidenciando temor al hablar en público y
marcado sentido de hacer el ridículo (Haeusslerg y Milicic, 1994). A continuación se
presentan indicadores o formas de expresión que nos permitirán detectar cuándo un
alumno posee una alta o baja autoestima.

Formas de Expresión de la Baja Autoestima.

Haeussler y Milicic (1994) han señalado que la baja autoestima puede


expresarse de diferentes maneras dependiendo de la personalidad del individuo, de
las experiencias vitales y de los modos de identificación a la que ha sido expuesto.
Algunas de las actitudes y conductas más frecuentes en individuos con
autoestima baja son:

ACTITUD INHIBIDA Y POCO SOCIABLE: en la medida en que él sea una persona


que se valore poco, mostrará temor a autoexponerse. Responden en forma poco
activa a las demandas de sus pares. No toma la iniciativa y tendrá dificultad para
hacer amigos creyendo que podría ser rechazado.

TEMOR EXCESIVO A EQUIVOCARSE Y ACTITUD INSEGURA: las personas que


poseen este temor, están convencidas de que cometer una equivocación equivale a
una catástrofe, por esta razón se arriesgan poco o nada. Los alumnos que confían
poco en sí mismos poseen una actitud insegura, la que frena su creatividad y
originalidad. Ejemplo: el alumno que escucha la pregunta del profesor, pero no se
atreve a expresar sus sentimientos, porque los consideraría erróneos o poco
importantes.

ACTITUD PERFECCIONISTA: rara vez están contentos con lo que hacen, por lo
cual tratan de corregir y mejorar lo que están haciendo, resultando muy poco
productivo. Les cuesta discriminar qué es importante y qué no lo es, dejando tareas
fundamentales de lado. Por ejemplo: el alumno que por mejorar el dibujo que a su
juicio “le quedó feo”, no alcanza a hacer la otra tarea.

NECESIDAD COMPULSIVA DE APROBACIÓN: son personas que quieren ser


constantemente aprobadas por otros. Necesitan reconocimiento por cada logro y
están buscando permanentemente la atención de los adultos, dependiendo de ellos
para su valoración personal. Detrás de esta necesidad de aprobación hay una
inseguridad, falta de confianza en sus propias capacidades, un temor muy marcado a
mirarse a sí mismo, a enfrentar sus sentimientos y a autoevaluarse.

ACTITUD DESAFIANTE Y AGRESIVA: probablemente esta conducta es la más


difícil de percibir como un problema de autoestima, ya que las personas desafiantes
aparecen como sobreseguros. Mas la agresividad suele ser un camino inapropiado
que la persona usa para llamar la atención y reafirmarse.

NECESIDAD IMPERIOSA DE GANAR: estos individuos se frustran u ofuscan en


forma desproporcionada si pierden o creen que para ser queribles deben lograr ser
siempre los primeros. Suelen ser malos perdedores, porque les cuesta aceptar la
derrota, y malos ganadores, porque hacen ostentación exagerada de sus éxitos.

ACTITUD QUEJUMBROSA Y CRÍTICA: los individuos con autoestima baja suelen


mostrar descontento cuando las cosas no resultan como ellos esperaban, lo que les
arroja la sensación de no ser suficientemente valorados por las otras personas. Sin
duda a través de sus quejas y críticas buscan la atención de las personas que lo
rodean.

Una alta autoestima denota que el individuo se respeta y valora a sí mismo, pero las
expresiones de una autoestima positiva son variadas y dependen tanto de factores
de personalidad como ambientales. Los rasgos más comunes fueron sistematizados
por Haeussler y Milicic (1994) en tres áreas:

EN RELACIÓN A SÍ MISMOS: la persona tiene una actitud de confianza y seguridad


personal. Se siente capaz y responsable por lo que siente, piensa y hace. Es una
persona integrada, está en contacto con sus sentimientos y pensamientos. Tiene
autocontrol, es capaz de adecuar sus impulsos.
EN RELACIÓN CON LOS DEMÁS: es abierto, flexible, valora a los demás y los
acepta como son; su comunicación es clara y directa, tiene una actitud empática; es
capaz de conectarse con las necesidades de los otros. Es autónomo, capaz de tomar
la iniciativa.

FRENTE A SUS OBLIGACIONES: asume actitud de compromiso, se fija metas y se


esfuerza adecuadamente para conseguirlas, es capaz de reconocer tanto sus éxitos
como sus fracasos. Su actitud es creativa y es capaz de trabajar cooperativamente
con sus compañeros.

Importancia de la autoestima
La autoestima alcanza varios aspectos, como a continuación destacamos.

a. Condiciona el aprendizaje.-

Ausubel, nos dice que la adquisición de nuevas ideas aprendizajes está auto-
ordenada a nuestras actitudes básicas; y de estas dependen que los umbrales de la
percepción estén abiertos o cerrados, que una red interno dificulte o favorezca la
integración de la estructura mental del alumno, que se generen energías mas
intensas de atención y concentración, es aquí donde reside parte de la causa de
tanto fracaso escolar. La autoestima influye en el rendimiento académico, ya que
bajas calificaciones, comentarios de los padres profesores y compañeros graban un
autoconcepto nocivo que lo aplasta como una losa pesada, para evitar estos
resultados en necesario un intervención pedagógica acertada.
También es evidente la proyección que se opera en todo el comportamiento
escolar, familiar y social. Diariamente vemos indisciplinados, payasos, alborotados,
etc., porque a sí es la imagen de sí mismo, que ellos se viven y que muchos
educadores reformamos con nuestras sanciones imprudentes. Estos alumnos
realizan un cambio sorprendente cuando conseguimos reflejar en ellos un
autoconcepto elevado.
b. Supera las dificultades personales.
Cuando un alumno o cualquier persona goza de autoestima es capaz de
enfrentar loa fracasos y los problemas que les sobre vengan. Dispone dentro de sí la
fuerza necesaria para reaccionar buscando la superación de los obstáculos. En
buena medida es inaccesible al desaliento prolongado y muchas veces consigue
unas respuestas mejores, que la llevan a un progreso en su madurez y competencia
personal.
La educación debe dar a la persona las bases necesarias para entra al vida
social y poder autorrealizarse, tiene que capacitarle para responder a los incesantes
tropiezos, choques y hasta latigazos que le esperan.

a. La educación propone la formación de personas


Personas capaces, responsables y dispuestas a comprometerse, ya que solo se
comprometen los que tienen confianza en sí mismo, el que cree en su aptitud y
normalmente encuentra en su interior los recursos requeridos para superar las
dificultades inherentes a su compromiso.
b. Apoya la creatividad.

Entre los objetos principales de la educación, quizás, se situé en primero o


segundo lugar la formación de alumnos autónomos, autosuficiente, seguros de si
mismos, capaces de tener decisiones, que se acepten a si mismo, que se sientan a
gusto consigo mismo, que encuentren su propia identidad en la crisis de
independencia de la adolescencia, que sepan auto-orientarse en esto se necesita
desarrollar previamente una autoestimación mayormente positiva.
Será a partir de esta certeza cuando la persona elige las metas que quiere
conseguir, decide que actividades y conductas son efectivas para el y asume la
responsabilidad de conducir a si mismo, sin dependencia de otros ni de apoyos del
medio.
c. Posibilita una relación social saludable.

Desde el sentimiento de las cualidades propias la persona se proyecta hacia su


futuro, se autoimpone unas aspiraciones y unas expectativas de realización, se
siente capaz de escoger unas metas superiores, le nace la esperanza de la metapara
buscar unos bienesdifíciles. Y puede conjugar la desesperanza y trasmitir convicción
del porvenir a cuanto las rodean. Anticipa el futuro personal, vivir intensamente el
presente, reinterpretar el pasado es la triple dimensión que nos acerca a la plenitud
humana.

d. Constituye el núcleo de la personalidad.

La persona es un ser que busca de su identidad, la fuerza mas profunda del


hombre es su tendencia a llegar a ser el mismo. La fuerza impulsadora ultima es la
voluntad inexorable da la persona de captarse de si misma.
El dinamismo básico del hombre es su autorrealización. Educar es suscitar la
autoestima. Si los educadores descuidamos nuestra tarea, hemos desertado del
trabajo prioritario. Desarrollar y explicar esta afirmación seria apasionante, pero nos
llevaría lejos.
Es muy importante la participación de los padres en la concepción de la imagen
personal del niño, ya que nosotros nacemos con un sentido de valor propio, esto lo
aprendemos en el núcleo familiar; los mensajes que ellos le comunican respecto a su
valor como persona. Durante los primeros años el niño aprende la autovaloración en
la familia
Si crecemos sintiéndonos amados y seguros son mayores las probabilidades de
que poseamos un alto sentido de la autoestima y desarrollemos un verdadero sentido
de identidad personal.
Cualquier forma de reconocimiento físico, verbal, positivo, negativo, etc., es
denominado por Berne como "caricia". Una caricia es una manera positiva o negativa
de comunicar "se que estas ahí"; tal reconocimiento es necesario para la vida y para
sentir que uno esta bien o simplemente que esta vivo.
Es importante no confundir el amora uno mismo con la petulancia. Quien tiene
una alta autoestima no necesita pregonarlo, simplemente lo vive, tampoco debe
confundirse la autoestima, con la aprobación que los demás tienen de uno mismo;
cada individuo es un ser único y diferente.

Importancia de la autoestima en la educación

La importancia que tiene la autoestima en la educación es porque tiene que


ver con el rendimiento escolar, con la motivación, con el desarrollo de la
personalidad, con las relaciones sociales y con el contacto afectivo del niño consigo
mismo. cada vez que se establece una relación, se esta trasmitiendo aprobación o
desaprobación y en esa misma medida, se van devolviendo o entregando
características personales que pasan a integrar la autoimagen de esa persona.
De este modo, la interacción con el profesor va teniendo repercusiones en el
sentimiento de confianza de si mismo que desarrolla el niño, es decir, se siente que
lo hacen bien o mal.
Si el niño percibe que el profesor es cercano, acogedor y valorativo con los
alumnos, va a introyectar formas de establecer relaciones, interiorizara en forma casi
automática este tipo de interacciones.
Se puede apreciar que existe una relación circular; si el niño tiene una
autoestima alta se comportara en forma agradable, será cooperador, responsable,
rendirá mejor y facilitara el trabajo escolar. Por lo tanto el profesor positivamente será
reforzante, estimulante y entregara retroalimentación positiva; lo que hará que el niño
se comporte mejor, y así sucesivamente generándose un círculo virtuoso.
Si su autoestima es baja se pondrá agresivo irritable, poco cooperador, poco
responsable. Con esta situación es altamente probable que el profesor tienda a
asumir una postura mas critica y rechazante frente al niño, quien a su vez, se pondrá
mas negativo y desafiante, creándose así un circulo vicioso.
Por otro lado, se ha encontrado una relación entre la autoestima de los
profesores y la autoestima de los niños. Los profesores con una buena autoestima
son mas reforzadores, dan mas seguridad a los niños, están mas satisfechos con su
rendimiento escolar, desarrollan un clima emocional mas positivo y sus alumnos se
aprecian más contentos en la sala de clases.
Los profesores con baja autoestima tienden a tener miedo de perder autoridad,
por lo tanto usan una disciplina mucho mas represiva y sus alumnos son menos
creativos, no saben trabajar solos, son mas tensos e irritables y dependen del control
que el adulto ejerce sobre ellos.

Estrategias para desarrollar la autoestima de los alumnos

Como educadores no podemos desconocer que somos una de las figuras de


mayor influencia para el alumno. Becerra y Mitterteiner (1995) señalan que la forma
como el joven se ve a sí mismo depende de lo que otros perciben de él y le
comunican; lo que los docentes hagan o digan en relación a sus alumnos, les
devuelve una imagen que va retroinformándolos acerca de sus capacidades,
fortalezas y debilidades.
La figura del profesor tiene gran importancia en el desarrollo de la
autovaloración de los jóvenes. Haeussler y Milicic (1994) afirman que estrategias
como las siguientes pueden ser útiles para estimular el desarrollo de la autoestima
positiva en los alumnos:

- Conocer la realidad del niño, en forma tal de no movilizarnos por objetivos irreales
que aporten una nueva experiencia de frustración al niño. Podemos poner
exigencias y metas al alcance de éstos para que estas metas puedan ser
alcanzadas por los alumnos con un esfuerzo razonable.
- En el contacto con nuestros alumnos será importante ser claro al reconocer lo que
éstos han hecho correctamente. Si no han cumplido como se esperaba, darles
una nueva oportunidad explicando un poco más lo que se esperaba de ellos.
- De nuestras experiencias de enseñanza - aprendizaje, deberemos generar un
clima emocional cálido, participativo e interactivo, donde el aporte de cada uno
pueda ser reconocido. Fomentar especialmente el trabajo cooperativo en clase,
fundamentado en los principios constructivistas del aprendizaje.
- Generar un clima que posibilite la creatividad. Cuando los niños tienen espacio
pueden ser muy creativos y en todas las asignaturas es posible dar un espacio
para la creatividad.
- Cuando logremos detectar a un niño con autoestima disminuida, debemos
preocuparnos de reforzar un logro frente al grupo. Es importante reconocer los
logros reales del niño, que éstos sean sentidos como algo especial y único por el
alumno. Además, incentivar a los alumnos a asumir responsabilidades; esto
demostrará confianza en ellos.

Formas de evitar la Autoestima Negativa

Es necesario cuidar el no fomentar una autoestima negativa. Se recomiendan las


siguientes estrategias para evitar el desmedro de los alumnos:

- La crítica es uno de los factores altamente determinantes en el desarrollo de una


autoestima negativa. Es importante evitarla, ya que ella va socavando
permanentemente la validez de cada persona y tiene efectos negativos en la
imagen personal, disminuyendo la confianza en sí mismos.
- También incide negativamente en la autoestima, cuando los padres o profesores
son inflexibles, utilizan mucho las reglas y hacen que los alumnos se sientan
permanentemente agobiados, con la sensación de no haber logrado nunca las
metas.
- Cuando el adulto connota valóricamente (como buena o mala persona), en
función de sus propios gustos o expectativas, estará amenazando la autoestima
de los alumnos. La intensidad de los sentimientos, asociados a una autoestima
negativa, aumenta cuando los padres o profesores no diferencian entre la
conducta de un niño y su identidad. Por lo cual el alumno, no sólo se da cuenta
que ha tenido una conducta equivocada, sino que siente que él es malo como
persona. Por ejemplo: es preferible decir “cámbiate esa polera sucia”, que retar
diciendo, “eres cochino, ¿cómo es posible que siempre tengas sucia tu polera?”.
Es preferible decir “haz la tarea de matemáticas que se te olvidó”, que decir, “eres
un flojo, ¿nunca cumples con tus obligaciones?”.

- Otro factor que es importante es la frecuencia de mensajes que repiten


reiteradamente las características negativas del joven. Estos mensajes negativos
hacen que el alumno piense que él es malo o que casi todo lo hace mal.
- Sólo cabe señalar que es necesario evitar estas situaciones, en especial si van
acompañadas de una actitud de enojo, rechazo o amenaza, ya que esto, aumenta
sus efectos, así como la sensación de inseguridad que desarrolla el alumno.

BIBLIOGRAFÍA
Acosta, P., Rodolfo, J. y Hernandez, , J. (2004) La autoestima en la educación.
Límite, no.11, p.82-95. ISSN 0718-1361.
Alcantara, J. (1993). Como educar la autoestima. Madrid: CEAC. S.A
Haeussler, I.(1995). Confiar en uno mismo: programa de autoestima. Santiago:
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Schwartz, D.(1998) La autoestima y su importancia. UNE: Primer Seminario
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Rogers, C., Le Développement de la Personne. Traducido de la obra “On becoming a


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Yagosesky, R., Autoestima. En Palabras Sencillas. Júpiter Editores C.A. Caracas.


1998.

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