El error puede provenir de un desconocimiento pleno de la situación (ignorancia), o
de un conocimiento deformado de la realidad, que hace que la persona vea una realidad distinta de la que es. Sea por ignorancia o equivocación, el error es un vicio del consentimiento y ningún tratamiento especial otorga la norma a estas dos situaciones, incorporándolas a todas en un solo concepto: el error. Sin embargo, no cualquier error puede acarrear la nulidad del contrato, sino solamente aquél que la norma considere relevante, es decir, aquel que haya influido de forma determinante en la voluntad de los contratantes. Se conoce como buena fe a la integridad y la honestidad en el comportamiento. Quien actúa con buena fe, no pretende hacer el mal: si se equivoca o termina dañando a alguien o algo, no habrá sido con dicha intención. En el derecho, el principio de buena fe está vinculado a la certeza que uno tiene respecto a la veracidad o a lo correcto de algo. La buena fe requiere honestidad en el vínculo con las partes que intervienen en un contrato. la buena objetiva comprende tanto una buena fe exenta de culpa como una buena fe en la que la diligencia no resulta exigible; pretender que la regla que prohíbe el ir contra los actos propios está regida por la buena fe subjetiva y que es una manifestación de la teoría de la apariencia; pretender proteger a nombre del principio de buena fe la representación mental del deudor que cree haber cumplido, desconociendo la exigencia de la buena fe objetiva que impone desplegar un comportamiento efectivo; y apreciar de manera errónea los alcances de la presunción de buena fe; equívocos que llevan a plantear la necesidad de retomar los senderos del derecho romano, en el que el concepto originario de buena fe estuvo siempre atado al deber de comportamiento probo y leal frente a la otra parte en el contrato En suma, la buena fe subjetiva consiste en un estado psicológico y no volitivo, cuyo substrato está fundado bien en la ignorancia o en un error. De ahí que “el comportamiento de una persona pueda ser objetivamente antijurídico; empero el derecho lo considera honrado y justo teniendo en cuenta la situación subjetiva en que su autor se encontraba. El error incide aquí en la titularidad o en la legitimidad de la propia conducta o en la legitimidad de la conducta de la contraparte”. La buena fe objetiva presupone que se actúe con honradez, probidad, honorabilidad, transparencia, diligencia, responsabilidad y sin dobleces (Villarreal, 2009)
Bibliografía
Villarreal, M. L. (2009). Buena fe subjetiva y buena fe objetiva. Equívocos a los que
conduce la falta de claridad en la distinción de tales conceptos. Revista de Derecho Privado Externado.