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Sergio Ferrer
Agencia Sinc
Superior muestra el yin y el yang del estudio de las razas humanas. Por un
lado, Saini habla con prestigiosos investigadores de la talla de Svante Pääbo,
David Reich, Robert Plomin y Jonathan Marks. Por otro, se adentra en el lado
oscuro de la academia, donde un círculo endogámico publica ideas del siglo
anterior en revistas sin impacto y de sospechosa financiación.
Quedamos con Saini en una cafetería del centro de Londres, a escasos metros
del Museo Británico con el que comienza Superior. La periodista teme que la
ciencia racial esté aprovechando el resurgimiento de los nacionalismos y la
ultraderecha para regresar de los rincones más tenebrosos del siglo XX. No es
para menos: dos días antes de la entrevista la escrirora había borrado sus
perfiles en redes sociales, frustrada ante el acoso racista sufrido en Twitter.
Precisamente esta semana volvía a tuitear desde su cuenta, agradecida por las
denuncias de acoso de miles de usuarios.
Sí, en parte porque era menos conocida entonces. Además, en Superior llamo
por su nombre a neonazis, que se comunican entre ellos y estaban listos para
atacar. Tienen una visión política muy fuerte. El sexismo aparece en todas las
sociedades, pero el racismo tiene otro tinte político.
Me refiero a webs más oscuras, aunque hoy está todo mezclado. Es muy
difícil saber dónde están las fronteras, mira quiénes comentan. ¡Son los
mismos! La gente que habla de mí en 4chan es la misma que habla de mí
en Quillette.
Su arrogancia intelectual les hace pensar que entienden cosas que a la ciencia
mayoritaria se le escapan. Intentan presentar sus argumentos con ciencia para
reforzar la idea de que somos diferentes y que su retórica funcione. Por eso
ahora tiene una popularidad que quizá no tenía antes, aunque es verdad que
nunca se fue.
Hubo gente que malinterpretó Inferior asegurando que usted negaba las
diferencias entre hombres y mujeres. ¿Teme que pase algo parecido
con Superior?
Se asume que soy algún tipo de negacionista de la raza, que digo que no hay
variación entre humanos. ¡Por supuesto que la hay! No digo eso en absoluto,
es una malinterpretación deliberada. Lo que planteo es que la variabilidad
humana no casa bien con nuestra visión de las categorías raciales. Esto no es
algo controvertido, lo afirman los científicos todos los días. Hay variaciones
estadísticas entre las poblaciones; no profundas, sino sutiles y no muy
significativas.
La raza es un constructo social, lo que quiere decir que existe. Que algo sea
cultural no implica que no exista. De hecho, tiene repercusiones biológicas,
como las tiene el género, por la desigualdad. La esperanza de vida de los
afroamericanos es inferior a la media; no es por genética, es porque la raza
tiene poder en nuestra sociedad. Por eso se investiga como una entidad
cultural. Como entidad biológica tiene mucho menos significado que las
diferencias socioeconómicas y la dieta.
“Decir que la ciencia está libre de ideología es cada vez menos sostenible, el
estudio del comportamiento humano fue político desde el principio”
A mí también me sorprendió. En India hay una alta tasa de diabetes. Puede ser
en parte por la genética, pero sobre todo se debe a que los ricos abusan de la
mantequilla, la sal y el azúcar, y asocian vivir bien con el sedentarismo. ¡Así
por supuesto que va a haber diabetes! Es fatalista pensar en estas cosas en
términos raciales, pero lo hacemos porque resulta fácil.
Decir que la ciencia está completamente libre de ideología es cada vez menos
sostenible. Algunas disciplinas como la física teórica quizá [ríe], pero el
estudio de los seres humanos y su comportamiento fue político desde el
principio. Sugerir lo contrario es negar que tenemos sesgos. Cualquiera que
estudie las diferencias humanas y diga “estoy libre de sesgos, soy
completamente objetivo” se engaña a sí mismo. De hecho, hacen más daño,
porque a menos que sean conscientes de sus prejuicios serán incapaces de
controlarlos.
“Quien estudie las diferencias humanas crea que está libre de sesgos se engaña
a sí mismo”
Tu visión del mundo depende de las lentes con las que lo mires. Los humanos
vivimos de formas muy diferentes y cambiantes. Al observar quiénes somos
solo capturas una instantánea de ese momento y lugar, de ese grupo de gente y
de su cultura. El estudio de la naturaleza humana intenta ver quiénes somos si
quitamos todas las capas. Lo que yo argumento es que es imposible quitarlas
todas, porque la cultura nos da forma desde el segundo en el que nacemos. No
se pueden separar unas cosas de las otras.
Dice al final del libro que, en lo que respecta a las razas, “la historia tiene
las respuestas, la ciencia no puede ayudar”. ¿No puede?
“Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen ciertos
argumentos genéticos siempre es para defender el poder”
Pero todavía hay gente que insiste en que los resultados de cociente
intelectual (CI) difieren entre razas y culturas por motivos genéticos.
En primer lugar [los tests de CI] no son muy de fiar para medir la inteligencia.
En segundo lugar, ¡tienen una carga cultural tan grande! No puedes coger a un
grupo de gente que no ha crecido en la misma cultura ni tenido el mismo nivel
de educación y luego compararlos con niños cuyas circunstancias son
diferentes. Robert Plomin me lo dijo. Él, que defiende el hereditarianismo, no
ve valor en esto ni sabe cómo hacerlo.
Por eso al final del libro llego a la conclusión de que todo esto trata sobre
poder. Va de un grupo de gente que tiene poder diciéndole a otros que ellos no
merecen tenerlo, que deberían ser controlados, que tienen menos derecho a
vivir. Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen estos
argumentos genéticos siempre es para defender el poder.
“Ser imparcial con el racismo es lo mismo que serlo con los negacionistas del
cambio climático y los terraplanistas. ¿Por qué alimentar esa idea de que hay
dos bandos opuestos y equivalentes?”
El orden mundial está cambiando y eso provoca inseguridad por perder un
control que sentimos que se nos debe de forma natural. Y suponemos esto
porque las ideas de superioridad e inferioridad han calado en el subconsciente.
Puede que algún día haya museos en Singapur con artefactos europeos, como
sucede con el Museo Británico. La arrogancia hace pensar a los constructores
de imperios que el suyo durará para siempre.
Ya hay gente que se los hace para reforzar su idea de quiénes son. En Israel
los están usando para determinar si alguien es judío o no, imagina que esa
tecnología hubiera existido en la década de 1930. Me parece muy oscuro que
todos, no solo la extrema derecha, hayamos comprado esta idea que biologiza
la raza de forma inapropiada y refuerza en nuestras mentes que debe haber
genes raciales. En realidad, los test muestran con quién puedes estar
relacionado vagamente, pero no encuentran ‘genes europeos’ o ‘genes
asiáticos’ porque no existen.
La Ilustración reforzó ideas políticas que ya estaban ahí y las endureció con
ciencia. Pasó lo mismo con el colonialismo y los genocidios que vimos en el
siglo XIX. ¿Habrían ocurrido sin la ciencia occidental? Probablemente, pero
la ciencia dio fuerza a estas ideas y legitimidad a estos constructos raciales,
que hizo parecer más rígidos de lo que eran antes.
“No hay una conspiración: si la ciencia racial tiene problemas para publicar su
trabajo, se debe a que no es muy bueno”
Les gusta presentarse así. Lo que me fascinó fue ver qué inteligentes habían
sido al manipular el discurso usando eufemismos, hablando de libertad de
expresión, libertad académica y diversidad de opiniones, para acomodarse en
el discurso mayoritario. Hoy universidades y medios los apoyan sin darse
cuenta de que son los herederos intelectuales directos de la eugenesia nazi.
Han cambiado su forma de hablar, pero dicen lo mismo. Los hemos dejado
entrar y ahora hay políticos que usan la misma retórica de hace 70 años.
Me recuerda a los ‘debates’ entre evolucionistas y creacionistas, o entre
médicos y homeópatas. ¡No hay punto intermedio entre ser racista y no
serlo!
“Los estereotipos culturales han dado un significado a las etiquetas y una vez
le hemos puesto una a alguien, sentimos que ya sabemos algo sobre esa
persona”
Al final, como ellos dicen, “a los hechos no les importan tus sentimientos”.
Parece que el ser humano que necesita pensar en categorías como razas o
naciones. ¿Qué podemos hacer?