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1:6 no dudando nada. Aunque en la vida de los verdaderos cristianos puede estar y
a menudo está presente la duda (Mar 9:24), ellos no deben estar contentos con tal
en sus vidas, sino buscar eliminarla de raíz de sus corazones a través de la ayuda
del Espíritu de Dios.
1:8 doble ánimo. Literalmente “dos actitudes,” lo opuesto a “de todo corazón” o
“firmeza.” Es la disposición que empuja a una persona en dos direcciones en vez de
manera decisiva alejarse de este mundo y sus dioses y acercarse al Señor (1 Re
18:21).
1:17 Padre de las luces. Dios creó luz, incluyendo todas las luces brillantes en el
cielo (Ge 1:3,14-18). Cada don viene de Dios, incluyendo la regeneración, que es el
punto aquí (v. 18).
1:20 ira del hombre. Existe una ira justa (Mar 3:5; Juan 2:13-17); sin embargo, al ser
las emociones del hombre lo que son, debemos mortificar y subyugar nuestra ira
porque somos cegados fácilmente de manera que nos justificamos a nosotros
mismos al juzgar los motivos de otras personas (Ef 4:26,31).
1:21 desechando. Dejar a un lado o despojarse de las vestiduras inmundas (Ef 4:22;
1 Pe 2:1). inmundicia. Impureza, incluyendo toda conversación obscena, deseos
impuros, y practicas vergonzosas (Ef 5:4). abundancia de malicia. Los deseos
pecaminosos no dejan de expandirse e incrementar más y más, a menos que los
mortifiquemos en Cristo. implantada. Cuando la Palabra se arraiga en una persona
es como si se incrustara o tallara en su ser más profundo (Lu 8:11-15; 1 Juan 3:9).
1:26 La verdadera religión implicará en actuar con la máxima cautela de que las
palabras que hablemos sean como las que Dios ha ordenado que deben ser (3:2-3).
1:27 huérfanos y a las viudas. Los desamparados y pobres que no tienen a nadie
que los protejan, son los recipientes especiales de la compasión de Dios (Dt 10:17-
18; 27:19; Sal 10:14-18; 68:5-6). Este versículo no es la suma total de lo que Dios
exige de nosotros, sino que muestra distintivos externos de sí o no el amor se ha
vuelto el principio que ha dominado en nuestros corazones (1 Juan 4:11-16).
1. Las pruebas para los cristianos no son un asunto de sí, sino de “cuando” (v.
2). A pesar de lo que algunos enseñan y muchos otros creen, a los cristianos
no se les ha prometido estar exentos de pruebas. Sin embargo, podemos
enfrentar esas pruebas con gozo, si sabemos que Dios las ha diseñado para
nuestro bien (Ro 8:28,32) y como un medio de moldearnos. Cristo soportó su
prueba más fuerte, la cruz, por el gozo que fue puesto delante de Él (He 12:2-
3). ¿Con que prueba te estás enfrentado? ¿Cómo las puedes soportar con
gozo?