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Esquema de contenidos
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1. El estudio de los sonidos: la fonética.
1.1. ¿Qué es la Fonética? La disciplina que estudia los sonidos de las lenguas.
NOTA: Nada diremos aquí sobre las perspectivas acústica y perceptiva. Puedes aprender sobre
estas orientaciones en las lecturas recomendadas en la bibliografía.
Desde el punto de vista articulatorio, un sonido o segmento fónico es una unidad sonora que
resulta de realizar simultáneamente una serie de ‘gestos articulatorios’. Dicho de otro modo, un
sonido es la unidad sonora que se obtiene como resultado de que determinados órganos que
constituyen el aparato fonador ejecuten ciertas acciones mientras adoptan una configuración
determinada; más adelante veremos en detalle estos factores. Por tanto, los sonidos no se
configuran como unidades monolíticas, sino que se definen como conjuntos de propiedades
articulatorias, llamadas rasgos articulatorios.
NOTA: es muy importante no confundir sonido y letra (o grafema) ni pensar que entre los dos
términos se establece siempre una correspondencia biunívoca:
Es imprescindible que exista un alfabeto específico para la fonética por varios motivos:
- No existe una correspondencia exacta entre letras y sonidos, como hemos visto en la
sección anterior, por lo que el uso de una ortografía condicional induciría a error.
- La gran mayoría de las lenguas no se escriben.
- Incluso en las lenguas en las que se escriben, en ocasiones nos vemos obligados a
transcribir sonidos que no tienen reflejo gráfico, por lo que el alfabeto es insuficiente (por
ejemplo, la realización yeísta del pronombre yo en ciertas zonas de Argentina conlleva
determinados fonemas que no tienen correlato gráfico: [ʒ], [dʒ], [ʃ]).
- Un símbolo del alfabeto fonético es inequívoco: [ʃ] representa siempre el mismo sonido,
sea cual sea la lengua que estemos describiendo; no necesitamos conocer decenas de sistemas
ortográficos o fonéticos.
2 Para nosotros tiene especial interés el de la Revista de Filología Española, propuesto por Tomás Navarro
Tomás, cuyo conocimiento es necesario para poder leer las publicaciones clásicas sobre fonética y
fonología en español.
3 Resulta especialmente interesante e ilustrativa para complementar y ampliar las explicaciones aquí
a) Constricción de la glotis: esto es, si la glotis se encuentra abierta (cuerdas vocales separadas)
o cerrada (cuerdas vocales juntas).
b) Vibración de las cuerdas vocales: Las cuerdas vocales se cierran por la acción muscular, lo que
impide la salida del aire pulmonar. La presión del aire separa las cuerdas vocales; este las
atraviesa, haciéndolas vibrar y provocando un efecto de succión que, en combinación con la
tensión muscular, contribuye a restaurar la posición cerrada de las cuerdas vocales.
glotis; c) consonantes implosivas. con un sistema que podríamos definir “mixto, ya que hay aire de los
pulmones, pero también de la glotis.
5 Véanse en el powerpoint que acompaña a este texto numerosos gráficos.
6 En los recién nacidos, la laringe está en una posición mucho más elevada, lo que permite mamar y
respirar de modo simultáneo; hacia los dos años desciende, lo que “desactiva” esa función, a cambio de
permitir el desarrollo fonador del niño.
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La combinación de estos dos parámetros determina diversos modos de fonación (esto es,
diferentes disposiciones de la glotis dan lugar a varios tipos de sonido):
Durante la fonación, la corriente de aire que llega a las cavidades supraglóticas sufre
diferentes modificaciones como consecuencia de los cambios de volumen y forma que pueden
efectuar en esas cavidades los distintos articuladores; para referirnos a la posición de esos
órganos y elementos anatómicos que determina la producción de un determinado sonido,
usamos el término de configuración supralaríngea.
En lo que respecta a los articuladores, normalmente se distinguen dos clases. Hay que
tener presente, de todos modos, que no se trata de una frontera estricta y que en algunos casos
se trata más bien de convenciones (por ejemplo, en el caso de los labios suele considerarse
activo el labio inferior y pasivo el superior):
a) Articuladores activos (o móviles): aquellos que se mueven para causar una obstrucción total o
parcial en el flujo de aire 7.
Labios, especialmente el inferior.
La lengua, que no actúa en bloque; por el contrario, cada parte tiene su papel en el proceso
articulatorio, como veremos más adelante:
-ápice: parte vertical de la punta de la lengua y unos dos milímetros hacia atrás.
-lámina: parte de la lengua que toca con los alveolos (si pronunciamos la vocal [i], la
lámina es el área que va desde el punto de mayor cercanía entre la lengua y el paladar
hacia delante).
-corona (ápice+lámina)
-dorso
-raíz
b) Articuladores pasivos: aquellos que no se mueven, o se mueven muy poco; son los
articuladores activos los que se acercan a ellos, o los tocan, para alterar la corriente de aire.
§§§§§
Los parámetros fónicos relativos a la articulación que se tienen en cuenta para describir
sonidos son:
- Punto o lugar de articulación: zona articulatoria donde el articulador activo está más
cercano al articulador pasivo.
- Modo de articulación: grado en que se estrecha (o se cierra) la abertura existente entre el
articulador activo y el pasivo en la articulación de un segmento, con la consiguiente
modificación de la corriente de aire, así como la forma en que el aire supera ese
obstáculo.
- Oclusiva: Se impone una obstrucción total a la salida de la corriente de aire en el canal oral, que se
cierra por completo. Ej: ba.
- Fricativa: Se impone una obstrucción parcial a la salida de la corriente de aire en el canal oral. El cierre
no es total, de modo que el aire produce una fricción al pasar por el estrecho canal que le está
reservado. Ej: sa.
- Aproximante/espirante: En otros casos, el cierre del canal oral también es parcial, pero menor que en
el caso anterior, por lo que no se produce fricción, o se produce de modo más tenue que en el
caso anterior. Por eso, suele utilizarse una etiqueta diferente (aunque, en ocasiones, se sigue
hablando de fricativo para todo). Es el caso de sonidos como los de abuelo, hada, hago
- Africada: Se impone una obstrucción total a la salida de la corriente de aire en el canal oral, pero que
está seguida de una apertura leve de la oclusión, por lo que el aire sale con fricción. Ej. cha.
- Lateral: En la zona central de la cavidad oral se produce una oclusión, pero el aire sale libremente por
los laterales de la cavidad oral. Ej. la.
- Vibrante: El articulador activo, lengua, golpea contra el articulador pasivo (en español, en los alveolos;
en el francés y otras lenguas, en la úvula, etc.) y se mantiene en posición erguida, de tal modo que
se crea una vibración en la corriente de aire durante 2-3 periodos (tiempo que se tarda en hacer
una oscilación completa). Ej. rata.
Es frecuente leer que existe una distinción entre vibrante simple y vibrante múltiple, pero eso no
es muy correcto, ya que, técnicamente, una vibrante siempre será múltiple. Es preferible hablar
de golpeada, y no de vibrante simple, para aquellos casos en los que el articulador golpea
únicamente una vez, como sucede en aro o en toro.
Además de estos modos, hay que tener en cuenta una distinción que, en cierto modo, las
complementa, la oposición nasal / oral. Una consonante es nasal cuando en la cavidad oral se
produce una oclusión completa (en este sentido, se considera que todas las nasales son
oclusivas), pero el aire sale libremente a través de la cavidad nasal, y la cavidad oral sirve de caja
de resonancia. Ejemplo: na. Toda consonante que no es nasal es oral.
- Obstruyente vs. sonante / sonorante: En las primeras, se produce una obstrucción total o
parcial a la salida del aire, mientras que en las segundas el aire sale sin fricción ni explosión. En
líneas generales, pertenecen a las obstruyentes las oclusivas, las fricativas y las africadas; son
sonantes las aproximantes, las nasales, las vibrantes, golpeadas y las laterales.
- Líquidas: Esta etiqueta agrupa las consonantes laterales, las vibrantes y las golpeadas. Se unen
dentro de una misma clase por compartir determinadas características fonotácticas, como su
facilidad para formar parte de grupos consonánticos
La diferencia entre las vocales y las consonantes radica en que, para producir estas segundas,
hay un bloqueo total o parcial de la corriente de aire que procede de los pulmones, mientras que
para producir un sonido vocálico no hay ningún tipo de alteración.
Las vocales se diferencian unas de otras por el distinto tamaño que la cavidad oral tiene a la
hora de articular cada una de ellas, lo que genera sonidos de diferente cualidad. El tamaño de la
cavidad se altera mediante distintas disposiciones de la lengua y los labios.
A la hora de definir las vocales, solemos recurrir a una figura geométrica en el que se
disponen las vocales de acuerdo con sus dos parámetros básicos definitorios, que son:
El triángulo vocálico ideado por el alemán Hellwag en 1871 da cuenta de modo sencillo de la
distribución de las principales vocales existentes en las lenguas del mundo (por ejemplo, el
euskera y el español).
Sin embargo, el vocalismo existente en las diferentes lenguas naturales no se agota aquí, lo
que requiere acudir a procedimientos de representación más complejos, como el trapecio que
fue definiendo Daniel Jones a partir de inicios del s. XX. (la primera versión es de 1917). Esta
representación toma como puntos de referencia lo que se llaman vocales cardinales, vocales cuya
articulación puede definirse muy fácilmente (lengua en posición más elevada y más adelantada,
más elevada y más retraída, etc.). Una vez que se fijan esos puntos básicos de referencia, tal y
como se puede hacer en un mapa una vez que hemos determinado dónde está el norte o el este,
podemos ir definiendo el resto del espacio y los puntos intermedios. Es importante tener en
cuenta que estas divisiones son convencionales y que las vocales que se presentan en el polígono
no tienen por qué coincidir con las de las lenguas reales (p.ej., podría haber alguna lengua que
tuviese una vocal intermedia entre dos de los componentes de este trapecio).
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Tabla vocálica del Alfabeto Fonético Internacional. Obsérvese la existencia de numerosas vocales en
posición intermedia con respecto a las vocales cardinales de Jones.
Los rasgos articulatorios de las vocales del español son los siguientes:
ALTA O i U
CERRADA
MEDIA e O
BAJA O A
ABIERTA
NO NO REDONDEADA
REDONDEADA REDONDEADA
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3. Los sonidos del español.
3.1. Consonantes.
En la
dirección http://lenguaydidactica.weebly.com/uploads/9/6/4/6/9646574/09_graf%C3%ADas
-sonidos-fonemas_del_espa%C3%B1ol.pdf hay una tabla 9 con los principales sonidos
consonánticos del español. N.B., no contiene todos los sonidos consonánticos del español;
dependiendo del dialecto empleado, algunos de los sonidos pueden estar ausentes y, viceversa,
existir algunos sonidos no representados en esa tabla.
Los interesados en el tema pueden completar esos materiales con el capítulo 7 de la Nueva
Gramática de la Lengua Española. Fonética y Fonología de la RAE. También pueden consultarse
los contenidos de esta entrada de la
Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Transcripci%C3%B3n_fon%C3%A9tica_del_espa%C3
%B1ol_con_el_AFI
3.2. Vocales
Líneas atrás hemos reproducido la tabla con las principales vocales del castellano
NOTA: En las líneas venideras aludiremos al concepto de palabra. Es muy importante tener en
cuenta que al hablar de palabras no estamos haciendo referencia a la escritura. La palabra es
una unidad mental que forma parte de la competencia gramatical de los hablantes, y eso es
independiente de que la lengua en cuestión tenga soporte escrito; además, por supuesto, un
hablante analfabeto puede combinar palabras para formar oraciones.
Teniendo esto en cuenta, reflexionemos sobre la palabra con. La consonante nasal oclusiva
sonora de esta palabra se pronuncia como alveolar cuando la palabra aparece aislada Sin
embargo, puede tener otro punto de articulación cuando la palabra se combina con otras en la
Así pues, tenemos una palabra con distintas realizaciones fónicas, dependiendo de con qué
palabras se combine en la secuencia hablada. El hablante combina palabras para codificar
mensajes y los sonidos que aparecen en esas palabras adoptan distintas formas dependiendo de
con qué otras palabras se combinen en la secuencia hablada. Si el hablante al hablar combina
palabras y forma oraciones, es lógico pensar que el hablante posee un inventario mental de
palabras: vocabulario mental.
¿Qué información sobre las palabras se almacena en ese vocabulario mental que poseemos
todos los hablantes? o lo que es lo mismo ¿qué es una palabra?
Una palabra es una asociación arbitraria de un concepto y una forma fónica, como
proponía Ferdinand de Saussure (1857-1913). Dicho de otro modo, las palabras (más en
general, los signos lingüísticos) son una asociación arbitraria entre un significado y un
significante. Así, el inventario mental de palabras incluirá al menos para cada palabra un
significado y los sonidos o forma fónica asociados a ese significado.
Abierta / Baja
significado
significante
Ahora bien, es posible que nos surja una duda. ¿Cuál es el significante o la forma fónica léxica
de la palabra con si, como hemos visto, la consonante nasal tiene un punto de articulación
diferente, según el contexto?
a) ¿Cada una de esas pronunciaciones corresponde a un significante y, por tanto, debemos
considerarlas palabras independiente?
Parece claro que la respuesta es NO. Como testimoniaría nuestra propia experiencia, los
hablantes tienen la intuición de que con es la misma palabra, independientemente de su
forma fónica en los diferentes contextos en la cadena hablada.
b) ¿Queremos decir que con cada significado se puede asociar más de un significante?
También nos parece que NO. Esa opción sería muy poco económica, desde el punto de
vista teórico. Una opción más racional desde el punto de vista del ahorro sería pensar
que uno de los sonidos es más ‘básico’ que los demás y ese es el que aparece en el
significante de la palabra, los demás potenciales sonidos se derivan del primero
mediante unas reglas. Así, a cada significado le corresponde un solo significante.
Debemos entonces decidir cuál de las posibles opciones de articulación del último sonido de
la palabra “con” (esto es la articulación alveolar, la velar, la interdental,..) es la que constituye
parte del significante de “con”. Las demás alternativas o variantes deberán ser derivadas de la
forma fónica básica del significante de la palabra en los contextos apropiados según unas pautas
que habrá que establecer.
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Hay un sonido que es “más básico” que los demás. En lo que respecta a las consonantes, este
sonido es el que aparece en una posición neutra, es decir, tras pausa y ante vocal
(convencionalmente, se representa esa posición de este modo: #__V); por ejemplo, la consonante
inicial de nada. Este sonido será el que se tome de referente para constituir el significante de la
palabra.
Los segmentos utilizados para construir los significantes de las palabras en el vocabulario
mental reciben el nombre de fonema o de sonido básico. Es importante tener presente que este
concepto es una entidad abstracta, porque remite a los sonidos tal y como están almacenados en
la mente del hablante. Así, /n/ es un fonema, esto es, una unidad fónica empleada para construir
significantes en el vocabulario mental. Más concretamente, se trata de un fonema consonántico,
nasal, alveolar, sonoro. Estos son los rasgos articulatorios distintivos que identifican al fonema y
lo diferencian de otros; si se modificase alguno de esos rasgos, ya estaríamos ante otro fonema
distinto ― por ejemplo, si modificamos el punto de articulación alveolar por el palatal, el fonema
sería /ɲ/ (caña), y si cambiamos el carácter nasal por el lateral, sería /l/ (cala).
Los fonemas, entidades abstractas, adquieren una realidad física a la hora de crear y emitir un
determinado segmento fónico. Decimos que se realizan, y lo hacen en alófonos (también
llamados sonidos superficiales), que están condicionados por el contexto en el que se insertan.
Así, dicho de otro modo, los alófonos [n] [ŋ] [n̪ ] [nj] etc. son realizaciones del fonema /n/ en
contextos concretos. Estos alófonos son el resultado de aplicar ciertas reglas a los sonidos
básicos o fonemas; a estas transformaciones las denominamos procesos fónicos. Una de ellas ya
la hemos visto líneas atrás de modo intuitivo, la asimilación a ciertas características de los
sonidos que los preceden o suceden en la cadena fónica: mientras que la entidad mental es la
misma, /n/, las realizaciones dentro de palabras como consola, antes, ancho, angosto, anfitrión,
anciano serán ligeramente diferentes. Todas comparten una serie de rasgos comunes
(consonántico, nasal, alveolar, sonoro), que es lo que nos permite hablar de alófonos de un
mismo fonema, pero se añade una serie de pequeñas diferencias (realización palatalizada,
labializada, dentalizada,...).
NOTA: Fíjate en que utilizamos barras (/ /) cuando nos referimos al fonema, la entidad
abstracta, y corchetes / paréntesis rectos ([ ]) cuando estamos hablando del sonido, del fono, de
la realización del fonema.
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no se oponen en posición implosiva, donde resulta igual que la erre se realice simple o múltiple,
ya que no se altera el significado de la palabra por ello: cortar, poner, etc.
Algunos autores consideran que el resultado de una neutralización es un archifonema, que
se define por el conjunto de rasgos comunes a los dos fonemas de la oposición neutralizada;
suele representarse en mayúsculas. Así, en este caso, /R/ es el archifonema de la neutralización
de /ɾ/ y /r/ en palabras como cortar. Se define como vibrante alveolar sonoro, pero sin
especificar si simple o múltiple, ya que puede realizarse de las dos maneras. Su transcripción
fonológica –que no fonética– es: /koRˈtaR/.
• Aleza Izquierdo, Milagros (coord.). 2010. Normas y usos correctos en el español actual. Valencia. Tirant
lo Blanch. Capítulo 5.
• Asociación de Academias de la Lengua Española. 2005. Diccionario panhispánico de dudas. Madrid.
Espasa. Disponible en www.rae.es
• Asociación de Academias de la Lengua Española. 2010. Ortografía de la lengua española. Madrid.
Espasa. Las novedades de esta obra pueden consultarse en www.rae.es
• Asociación de Academias de la Lengua Española. 2011. Nueva gramática de la lengua española.
Fonética y fonología. Madrid. Espasa.
• Gómez Torrego, Leonardo. 2011. Hablar y escribir correctamente, Madrid. Arco-Libros, adaptada a los
cambios introducidos en la última edición de las obras académicas.
6.1. La sílaba
6.1.1. Definición de sílaba
Hasta ahora hemos hablado de los segmentos fónicos (o sea, las unidades mínimas del
plano sonoro del lenguaje: sonidos y fonemas). Pero estos segmentos no se pronuncian
aisladamente, sino que se agrupan en unidades superiores siguiendo unos patrones
determinados. La primera de estas unidades se denomina sílaba. Los hablantes tienen
conocimiento de la existencia de esos grupos y de las restricciones que afectan a su creación en
la propia lengua. Veamos algunos ejemplos:
- Un hablante de español “sabe” que la secuencia [sk] es imposible si las dos consonantes
forman parte de la misma sílaba (*[ski]) pero es posible si cada sonido pertenece a una
sílaba distinta: pes/quisa. Por eso, el anglicismo ski se adapta como [es.kí] (esquí) al
español, con cada consonante en una sílaba diferente.
- De modo similar a lo expuesto en el párrafo anterior, todas las palabras que pronuncia
el niño en la etapa temprana siguen el mencionado patrón CV, pese a que muchas de las
palabras que el niño escucha contienen otros patrones silábicos. Esto es, el niño
“distorsiona” el habla adulta a la que está expuesto para adaptarla a su esquema
silábico 10: paque (“parque”), pático (“plástico”), peta (“puerta”), tes (“tres”), etc.
10 Un proceso similar a lo que hace el infante al regularizar los verbos: hacido, ponido, etc.
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6.1.2. La estructura silábica
6.1.2.1. Las lenguas jerarquizan los sonidos según su sonoridad (perceptibilidad). En términos
articulatorios, la sonoridad depende de la “apertura oral” necesaria para producirlos. Podría
proponerse para el español una escala como la siguiente 11:
NOTA: ¿Por qué no puede haber ataques *pk, *lp, *rt, etc. pero sí tr, br, pl, etc.?
La respuesta está, como en el caso del núcleo silábico, en el perfil de sonoridad. Como hemos
dicho, la sonoridad asciende desde el ataque al núcleo, y desciende en la coda. Así, ataques del
tipo *lp, *rt, etc. violarían el perfil de sonoridad.
Esta última estructura nos da pie a comentar que el ataque y la coda no son equivalentes
(esto es, no son dos elementos simétricos separados por el núcleo). Los hablantes perciben que
hay una agrupación entre el núcleo y la coda, que se denomina rima. Esta asociación especial se
comprende bien atendiendo a los hechos relacionados con lo que normalmente entendemos
como rima (poética): [sal.ˈton] rima con [ka.ˈxon] pero no con [sal.ˈto]. Dicho de otro modo, el
ataque no es relevante en absoluto para entender el fenómeno fonético de la rima, lo que
importa es el constituyente formado por la suma de núcleo y coda. Así, podríamos decir que la
sílaba tiene una estructura jerárquica:
(ataque) rima
núcleo (coda)
(C) V (C)
NOTA: Las consonantes que aparecen en posición de coda, cuando la siguiente sílaba empieza
por consonante, sufren procesos fónicos que a veces están sancionados normativamente, como
por ejemplo procesos de desaparición o asimilación: atleti [aˈleti], carne [ˈkanne], adscripción
[askriˈϴion], etc.
(ataque) rima
núcleo (coda)
p j e s
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Los puntos marcan la separación silábica; la sílaba tónica –la que lleva el acento– va precedida de un
apóstrofo.
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b) Ataques complejos: tran(quilidad); plan
6.2. El acento
El acento es la fuerza relativa o intensidad con la que pronunciamos determinados
sonidos en la cadena hablada. Una de las sílabas de esa cadena tiene más fuerza relativa o
intensidad, esto es, se emite con mayor esfuerzo articulatorio (mayor longitud y amplitud de
onda) en relación a las otras sílabas (no se trata, por tanto, de un valor absoluto ni hay un
umbral objetivo que superar). Es muy importante no confundir este concepto con el de acento
gráfico o tilde, que es la representación ortográfica en la escritura de ese acento de intensidad,
aunque no siempre se marque.
Existe una “teoría del acento” que explica cómo se asigna el acento en las palabras y
cadenas de palabras, pero no nos es posible abordarla en clase. Enumeraremos aquí algunos
principios básicos de las lenguas del mundo y también algunas particularidades del castellano.
• En la cadena hablada hay palabras que reciben acento de intensidad (palabras tónicas:
esencialmente, palabras léxicas) y otras que en la cadena hablada se pronuncian sin acento
(átonas: artículos, pronombres de objeto de tercera persona ―le, les, la, lo, las, los―,
conjunciones ―si, pues, pero,...―, preposiciones ―excepto según―, etc.).
Esto también afecta a las palabras monosílabas. Muchas de ellas son átonas, ya que se
trata de preposiciones, conjunciones, etc. (de, que, sin, con,...). Sin embargo, aquellas que son
tónicas tienen acento de intensidad, como cualquier palabra “normal”, aunque en la mayoría de
los casos no lleven acento gráfico, por las normas del español (excepto diacríticos): sol, paz, sí,
tú,..
Las palabras átonas deben apoyarse en otras palabras de la cadena hablada (proclíticas –
lo dijo–, enclíticas –cómelo–), con las que forman grupos melódicos. El grupo melódico es la
porción de la cadena hablada que está comprendida entre dos pausas o cesuras de articulación;
es una unidad prosódica importante para la entonación
• Hay lenguas que tienen acento de palabra variable e idiomas que tienen acento siempre en
una posición fija. El español es una lengua de acento variable; el francés es una lengua de acento
fijo: se acentúa la última sílaba (y los acentos gráficos que tiene no coinciden con los de
intensidad): allocaTION exTRA candiDAT téléPHON(E)
El español es una lengua de acento variable, como hemos dicho. Pero, además, es
significativo, ya que puede discriminar significados: so.li.ci.tó / so.li.cí.to / so.lí.ci.to.
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- a) sólo los núcleos de sílaba pueden tener acento;
- b) en algunas lenguas la estructura de la sílaba es determinante en la asignación del acento;
por ejemplo, el español suele ser sensible al número de elementos que forman la rima de las
sílabas: [mu.ˈxer] [ka.ˈxon] [ˈflan.ko] [pa.ˈpel] [ˈbas.ta.ɣo]
• Las palabras españolas llevan casi siempre el acento en alguna de las tres últimas sílabas:
o palabras agudas u oxítonas: acento de intensidad en la última sílaba de la palabra.
mujer, grabador, clavel, soledad,...
papá, leyó, café, león... (tilde: si acaba en vocal, o en las consonantes –n o -s)
o palabras llanas o paroxítonas: acento de intensidad en la penúltima sílaba de la palabra.
casa, consuelo, virgen, examen,...
nácar, alcázar, árbol,... (tilde: terminada en consonante distinta de –n o –s)
o Las palabras esdrújulas o proparoxítonas llevan el acento de intensidad en la tercera
sílaba. Siempre llevan tilde.
gramática, águila, sílaba,...
Sin embargo, estas categorías no son equiparables en cuanto a su peso. El patrón básico
acentual del español es el patrón llano y, de hecho, el 79,5% de las palabras léxicas del español
son llanas, el 17,7% agudas y el 2,75% esdrújulas. Además de los porcentajes de frecuencia, otro
indicio de que el español prefiere el patrón llano es que esta lengua tiende a incorporar
extranjerismos aplicándoles ese esquema silábico: fútbol, Nóbel, chófer, etc.
Decíamos que “casi siempre”, porque, en realidad, en español el acento puede recaer en
alguna de las últimas cinco sílabas, aunque no más allá: a.na.li.zó/ a.na.lí.za/ a.na.lí.ti.co/
a.na.lí.za.me.lo/ a.na.lí.ce.se.me.lo/ *a.ná.li.ce.se.me.lo
Sin embargo, los casos de acentuación sobreesdrújula son muy raros y obedecen a alguna
de estas dos casuísticas de yuxtaposición de elementos: a) adverbios en –mente (técnicamente,
ágilmente,...), b) unión de pronombres clíticos a verbos en imperativo o gerundios (cuélgaselo,
estúdiatelo, comiéndomelo).
6.3. La entonación
El estudio de la entonación excede los límites de este curso. Si quieres leer sobre ello,
puedes consultar el siguiente texto:
Quilis, Antonio. 2007 [1997]. Principios de fonología y fonética españolas. Madrid: Arco-Libros,
capítulo VIII.
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- Muchas de las diferencias dialectales entre distintas variedades geográficas del español
radican en cuestiones fonéticas. Es también muy importante para controlar posibles
fenómenos de interferencia en regiones bilingües (ya que el inventario de fonemas y su
distribución no son iguales en todas las lenguas)
- Son necesarios conocimientos sobre estructuras silábicas y sobre tipos de sonido a la hora
de valorar el correcto desarrollo de la capacidad del lenguaje en el niño y, en su caso,
proponer medidas correctoras.
- Un elemento básico de la competencia gramatical de los hablantes de una lengua es la
capacidad de reconocer sonidos discretos dentro de cadenas sonoras, distinguir qué sonidos
pertenecen a la propia lengua o dialecto y conocer qué secuencias de sonido son admisibles o no.
El maestro debe, por tanto, conocer qué está detrás de estos mecanismos. Como hablantes,
sabemos que *bfmos no es una secuencia admisible en castellano, ¿pero por qué...?
- En el aprendizaje de lenguas extranjeras, desde un punto de vista comunicativo, juega un
papel esencial la capacidad de expresión oral, para la que resulta imprescindible, como resulta
obvio, conocer bien la fonética de la lengua en cuestión.
- Un buen conocimiento de fonética ayudará a mejorar la expresión oral de alumnos con
lengua materna distinta del español.
- En la fonética se asientan diferentes actividades creativas que pueden y deben
desarrollarse en la clase de lengua: aliteraciones, rimas, trabalenguas, etc.
Por otra parte, la educación centrada en la lengua escrita que todos hemos recibido
nos predispone inevitablemente a encontrar errores ortográficos y a valorarlos por encima
de los fonéticos, sin ninguna razón de peso. El olvido de unos cuantos acentos o de algunas
consonantes equivocadas denota dejadez, poca lectura e ignorancia ortográfica (y si se
quiere: ¡desvergüenza!); pero la incapacidad de poder pronunciar correctamente la elle, o
la y, etc. acaban siendo unos errores infinitamente más nocivos para la estructura de la
lengua que los ortográficos.
En zonas del Estado español con dos lenguas oficiales se producen además
interferencias fonéticas en aquellos fonemas que las lenguas propias del territorio no
comparten con el español. Los hablantes son más conscientes de las vacilaciones léxicas u
ortográficas que de estas alteraciones del sistema fonológico.
Volviendo a la escuela, es evidente que la paradoja anterior se reproduce de una
manera parecida, y todavía se agudiza más. La ortografía merece un tratamiento
exhaustivo e insistente: los maestros, los programas y los libros de texto dedican todos los
esfuerzos a enseñar la norma ortográfica, a erradicar las faltas de los alumnos. En cambio,
la pronunciación sólo se trata de forma lateral en los primeros cursos, relacionada con la
ortografía y las prácticas de lectura en voz alta, o de una forma analítica y reflexiva, ya
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dentro de la fonética y de la fonología, en los niveles superiores, cuando se estudian los
diversos componentes de la gramática.
En los primeros niveles de la enseñanza, la pronunciación tiene muy poca presencia, está
vinculada esencialmente al aprendizaje de la lectoescritura y, básicamente, las actividades que la
ponen en práctica son lecturas en voz alta. Después, suele desaparecer por completo de las
actividades docentes hasta la educación secundaria, donde se introducen diferentes nociones de
fonética, de modo semejante a lo que se hace con otras ramas de análisis lingüístico (paradigmas
verbales, clases de palabras, etc.).
Se da, entonces, una situación paradójica. Los alumnos acaban su educación con
conocimientos de fonética teórica, pero sin haber trabajado nunca la pronunciación práctica de
las lenguas que hablan. Pueden conocer el inventario de fonemas, pero ignorar aspectos básicos
para la expresión oral, tales como:
- Desconocer la pronunciación correcta de fonemas del castellano estándar
inexistentes en su idiolecto (p.ej. el fonema /ϴ/ para un niño seseante).
- No saber discriminar cuándo es aceptable el uso de un alófono u otro (p.ej. la
aspiración de /s/ en buena parte del castellano, frente a la ausencia en la ortoepía del
estándar).
- Sufrir fenómenos de interferencia entre el castellano y otras lenguas de España
(por ejemplo, niños incapaces de hablar gallego o catalán con su sistema de 7/8 vocales)
Hay diversas estrategias que pueden llevarse a cabo para practicar la pronunciación:
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distintos soportes: sílabas sueltas, palabras reales, palabras inventadas (logotomos), frases
hechas, una conversación real, etc.
- Actividades de producción. Consiste en pronunciar el sonido que se ha escuchado y
discriminado anteriormente. Como en el caso anterior, puede producirse el sonido suelto, dentro
de sílabas o palabras, en frases,... La actividad puede consistir en repetir una misma palabra
muchas veces, enumerar listas de palabras con un sonido determinado, pronunciar una palabra
alargando el sonido que interesa, etc.
Puede acudirse a programas informáticos que detectan de modo automático si la
pronunciación es la correcta o que permiten grabar el sonido realizado para después oírlo y
compararlo con el de los compañeros. No son imprescindibles, sin embargo, recursos
tecnológicos avanzados: un espejo puede servir para ver cómo colocar los órganos de fonación,
el tacto de los dedos puede detectar la vibración de las cuerdas vocales, etc.
Contamos con numerosas actividades lúdicas para trabajar la pronunciación, tales como:
- Trabalenguas y pareados.
- Listas de palabras: crear elencos con un sonido determinado (que se puede elegir al
azar, por ejemplo en un bingo), encadenar palabras, etc.
- Componer canciones, para trabajar cuestiones como la rima, la pronunciación correcta,
el ritmo y la estructura silábica, etc.
8. Bibliografía
Para ampliar los contenidos del tema relativos a fonética y fonología puedes utilizar:
Sobre las características fonéticas de distintas variedades del español (junto con el volumen
Fonética y Fonología de la Nueva Gramática de la lengua española de la RAE):
García Mouton, P. 20024. Lenguas y dialectos de España. Madrid. Arco-Libros.
Jiménez Fernández, R. 1999. El andaluz. Madrid. Arco Libros.
Vaquero de Ramírez, M. 1996. El español de América I. Pronunciación. Madrid. Arco Libros.
Existen también numerosos recursos en línea, a los que hay que añadir algunas direcciones
citadas a lo largo del tema y en el powerpoint que lo acompaña:
Asociación Fonética Internacional (AFI): http://www.internationalphoneticassociation.org
Página de fonética de la Universidad de California - Los Ángeles
(UCLA): http://phonetics.ucla.edu
Teclado AFI: http://www.i2speak.com_
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Anexo 1
¿Cuáles son los primeros sonidos que producen los niños? Roman Jakobson, en The Sound Laws of
Child Language and Their Place in General Phonology, ofreció la primera descripción acerca de los
primeros sonidos que producen los niños y relacionó el proceso de adquisición de los sonidos con los
universales fonológicos. Así, Jakobson señaló que los primeros sonidos que los niños producen son
una vocal abierta, y simultáneamente, una consonante oclusiva articulada en la parte delantera de la
boca; normalmente, la vocal es la A y, la consonante, una oclusiva labial, P. La primera oposición en el
sistema consonántico es entre nasal y oral, y la segunda entre labiales y dentales (P-T, M-N). Estas
dos oposiciones constituyen el sistema consonántico mínimo de todas las lenguas del mundo.
Siguiendo la aparición de esas dos oposiciones consonánticas, surge una vocal cerrada, en oposición a
la vocal abierta, y la siguiente etapa en el desarrollo del sistema vocálico, bien produce un tercer
grado de abertura, o bien una división en las vocales cerradas entre anteriores y posteriores. Cada
uno de estos dos procesos da como resultado un sistema de tres vocales que es el sistema vocálico
mínimo de todas las lenguas del mundo.
Estas etapas de la adquisición de los sonidos en el habla infantil coinciden con los tipos de
sistemas vocálicos y consonánticos mínimos de las lenguas del mundo. Esto quiere decir que no
habrá una lengua del mundo que tenga consonantes palatales sin tener consonantes labiales y que no
habrá fricativas si no hay oclusivas. Del mismo modo, una lengua que tenga vocales medias abiertas,
tendrá vocales cerradas.
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