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Auto 188A/05

RECUSACION DE MAGISTRADO DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Legitimación para formularla

RECUSACION DE MAGISTRADO DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Impertinencia

IMPARCIALIDAD JUDICIAL-Principio fundamental del Estado


de Derecho

IMPARCIALIDAD JUDICIAL-Fundamento

IMPARCIALIDAD JUDICIAL-Aplicación del Derecho

El despliegue que hacen los jueces para decidir un caso, hace poco
plausible que la aplicación del derecho pueda ser tomada como un
ejercicio mecánico consistente en encajar o hacer encajar hechos en
supuestos normativos. O por el contrario, que pueda ser tomada como
una tarea completamente desligada de las reglas jurídicas y su
contenido. Ambas opciones son en realidad poco plausibles. De ahí, que
la forma de entender al operador jurídico que toma decisiones
judiciales, se asuma dentro de los parámetros de su condición como
persona y de las normas como su medio para lograr un fallo judicial.
Esta forma de comprender la práctica judicial incide directamente en la
forma de comprender el principio de imparcialidad judicial y las
garantías que éste brinda en un Estado Constitucional. La Sala
encuentra que la complejidad en la aplicación de las reglas jurídicas
para dictar fallos judiciales y su correspondiente incidencia en el
principio de imparcialidad judicial, puede deberse a que la práctica
jurídica en general sugiere por definición las defensa de intereses
determinados. La defensa estratégica de intereses mediante la práctica
del derecho es parte esencial de la estructura de éste. Sin embargo, la
posición de los jueces frente a lo anterior, es diferente. Estos toman
decisiones que tienen que atender a la concreta justicia para el caso;
además, tales decisiones deben estar conformes al derecho vigente. De
igual manera, esta restricción se extiende a la motivación de sus fallos y
al procedimiento que condujo a ellos.

IMPARCIALIDAD JUDICIAL Y RECUSACION EN


PROCESO DE CONSTITUCIONALIDAD-Causal de interés
directo en la decisión

Se puede concluir respecto de las causales subjetivas de recusación, en


especial aquella cuyo contenido se refiere a que los Magistrados tengan
interés en la decisión (art. 25. D. 2067/91), lo siguiente: En primer
lugar, se acepta que el juez debe procurar que las decisiones judiciales
que adopte representen en el mayor grado posible el valor de la justicia.
El artículo 2º superior establece como fin esencial del Estado “…
asegurar (…) la vigencia de un orden justo. Debe por tanto, desechar la
aplicación de reglas jurídicas que deriven en una decisión injusta. En
segundo lugar, los jueces como participantes de la práctica judicial,
defienden intereses; y como ciudadanos activos dentro de la sociedad,
profesan ideologías, forman parte de partidos políticos, son miembros de
confesiones religiosas, son activos investigadores académicos, etc., lo
cual no los inhabilita en principio para decidir. En el caso del juez
constitucional, no sólo tiene el deber de dictar una sentencia que
satisfaga el orden constitucional, sino también de elaborar el mejor
argumento jurídico que pueda estructurar para fundamentar la decisión
que se adopte. Para esto acude a las normas jurídicas vigentes, y no a
otros criterios, puesto que el resultado al que llegue debe obrar como la
interpretación más fiel al mencionado orden jurídico vigente. Si no
encuentra dicho argumento, en el que se concilie su experiencia personal
con el sentido de justicia que buscaba para su decisión, quedará
inevitablemente constreñido a buscar la justicia de la sentencia, por
fuera de los criterios que su propia vivencia le ha brindado, pero,
igualmente al interior de los materiales jurídicos disponibles.

RECUSACION-Distinción entre causales objetivas y subjetivas

RECUSACION EN PROCESO DE CONSTITUCIONALIDAD-


Asistencia a corrida de toros

La condición subjetiva de los magistrados de quienes se solicita la


recusación, en el sentido de haber asistido a corridas de toros, no los
exime de la obligación de tomar una decisión en derecho. En otras
palabras, no los coloca por fuera del orden jurídico. De hecho,
cualquier posición que tengan los magistrados de la Corte
Constitucional frente a las mencionadas corridas, no los libera de
atender los principios constitucionales vigentes en la Constitución de
1991. La estructura de poderes públicos del Estado, los asociados y
detentadores del orden estatal y el mismo sistema jurídico exige que la
decisión que sobre este tema tome la Corte Constitucional, esté
sólidamente fundamentada en la Constitución. Del mismo modo, la
afectación y el interés que los dos magistrados en mención y el resto de
miembros de esta Corporación, puedan pregonar respecto de la decisión
en comento, tienen que ver con su condición de ciudadanos y con el
rédito que da el hecho que las actividades que se desarrollan en la
sociedad acaten la Carta de 1991. Si bien, como se dijo, ni los dos
magistrados en cuestión ni otros magistrados de la Corte Constitucional,
pueden despojarse de sí mismos para decidir este caso o cualquier otro,
no lo es menos que tienen bien marcadas las restricciones que les
representa decidir conforme con unas normas vigentes y realmente
existentes.
Referencia: expediente D-5919

Recusación formulada por Mónica


Beltrán Espitia contra los Magistrados
Jaime Córdoba Triviño y Rodrigo
Escobar Gil.

Magistrado Ponente:
Dr. HUMBERTO ANTONIO
SIERRA PORTO

Bogotá, D. C., ocho (8) de septiembre de dos mil cinco (2005)

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus


atribuciones constitucionales y legales, resuelve la recusación formulada
por Mónica Beltrán Espitia contra los Magistrados Jaime Córdoba
Triviño y Rodrigo Escobar Gil, en el proceso de la referencia, mediante
el siguiente

AUTO

I. ANTECEDENTES

Mónica Beltrán Espitia solicitó a esta Corporación “…declarar fundada


la recusación [propuesta] en contra de los Señores Magistrados Jaime
Córdoba Triviño y Rodrigo Escobar Gil…”, de acuerdo a los siguientes
argumentos,

“1. La demanda de la referencia, que pretende la


declaratoria de inconstitucionalidad del Reglamento
Nacional Taurino (Ley 916 de 2004) se encuentra para
estudio en el Despacho del Señor Magistrado JAIME
CÓRDOBA TRIVIÑO.

2. De acuerdo con lo establecido en el Decreto 2067 de


1991, todos los Honorables Magistrados, además del
Magistrado sustanciador, serán informados sobre los
proyectos de fallos (art. 9), y participarán en las decisiones
sobre la parte resolutiva de las sentencias (art. 14).

3. Los Señores Magistrados Jaime Córdoba Triviño y


Rodrigo Escobar Gil, miembros de la Honorable Corte
Constitucional son acérrimos seguidores de las corridas de
toros.
4. Bajo estas circunstancias, el examen de
constitucionalidad puede verse viciado por creencias
subjetivas e internas del juzgador.”

II. CONSIDERACIONES

Regulación y trámite de las recusaciones de los magistrados de la


Corte Constitucional

1. Como lo ha señalado esta Corporación en el pasado 1, dada la


trascendencia de las decisiones de la Corte Constitucional en ejercicio de
las atribuciones que a ella le confiere el artículo 241 de la Constitución
Política, el Decreto 2067 de 1991 —“por el cual se dicta el régimen
procedimental de los juicios y actuaciones que deban surtirse ante la
Corte Constitucional”—, reguló de manera integral lo atinente a las
causales de impedimento y recusación de los Magistrados de la Corte
Constitucional (Capítulo V, Decreto 2067 de 1991). En dicho sentido
estableció que los restantes magistrados de la Corte decidirán si el
impedimento es o no fundado2.

El Decreto establece además, la posibilidad de recusar a cualquier


Magistrado de la Corte Constitucional cuando existiendo motivo de
impedimento no fuere manifestado por él y, al efecto dispuso que en ese
caso, el Magistrado o Conjuez “podrá ser recusado o por el Procurador
General de la Nación o por el demandante”3. De tal suerte que son estas
dos personas (el demandante o el Procurador) quienes legítimamente
pueden recusar a un Magistrado de la Corte Constitucional en un proceso
de constitucionalidad4, salvo que se trate de un acto cuya
constitucionalidad sea revisada de oficio5. Por ello, en primer término,
cuando la Sala estudia las solicitudes de recusación verifica si el o la
solicitante están legitimados para ello de conformidad con el artículo 28
del Decreto 2067 de 1991.

1 Al respecto, ver: Corte Constitucional, Auto 047 de 2005 (MP Alfredo Beltrán Sierra) En este caso
se resolvió “[d]eclarar la falta de legitimación del ciudadano Christian Fernando Cardona Nieto para
formular la recusación a que se ha hecho referencia en esta providencia contra el Magistrado doctor
Jaime Araujo Rentería, la cual, además, no es pertinente.”
2 Artículo 27, Decreto 2067 de 1991.
3 Artículo 28, Decreto 2067 de 1991.
4 Corte Constitucional, Auto 056a de 1998 (MP Fabio Morón Díaz) En este caso se consideró con
respecto al artículo 28 del Decreto 2067 de 1991 que, “el recto entendimiento de la norma citada
indica que sólo debe dárseles curso a las (recusaciones) propuestas por el señor Procurador General
de la Nación y por los actores”.
5 Corte Constitucional, Auto 069 de 2003 (MP Álvaro Tafur Galvis). En este caso se reiteró la
jurisprudencia citada anteriormente [Auto 056a de 1998 (MP Fabio Morón Díaz)], pero se hizo la
distinción entre los procesos de constitucionalidad iniciados por demanda ciudadana, y aquellos en los
que se ejerce por la Corte un control oficioso sobre la exequibilidad de normas sujetas al mismo por
disposición constitucional, caso este último en el cual si se encuentra legitimado para formular una
recusación cualquier ciudadano y también el Procurador General de la Nación, pues resulta evidente
que en tales procesos no existe ningún demandante.
Así pues, teniendo en cuenta que la ciudadana Mónica Beltrán Espitia es
la demandante dentro del proceso de la referencia, esta Corporación
considera que está legitimada, en atención a lo expuesto anteriormente,
para recusar a los Magistrados de la Corte Constitucional en el proceso
citado.

2. Por otro lado, la Corte Constitucional ha señalado que los argumentos


presentados en una recusación deben ser ‘pertinentes’6. Concretamente
ha considerado que la recusación no resulta pertinente al menos en dos
eventos: (i) ‘cuando se invoca una causal inexistente en el ordenamiento
jurídico’ y (ii) ‘cuando a pesar de invocarse una causal válida, no existe
una relación de correspondencia entre el hecho invocado por el
recusante y el supuesto fáctico descrito en la norma que regula lo
propio’.7 Con base en esto, en segundo término la Corte debe verificar
que la pertinencia de la justificación a la que ha hecho mención la
recusante, atienda a los criterios enunciados.

Para esto, la Sala hará algunas consideraciones previas referidas a (i) la


idea de la imparcialidad del juez como principio fundamental del derecho
procesal en un Estado Constitucional de Derecho, (ii) a la crítica
persistente a dicha imparcialidad en términos de la supuesta
imposibilidad de los jueces de aplicar el derecho de manera neutral y (iii)
a la dinámica actual de aceptar la alternativa consistente en que los jueces
pueden tomar decisiones en derecho. Para luego, (iv) estudiar si los
hechos a los que se hace referencia en la solicitud de recusación a la luz
de las causales que impiden a los magistrados de la Corte participar en
las decisiones que la Corporación adopta. Ello con el fin de determinar si
lo alegado encuentra sustento normativo para que la Sala recuse a los
magistrados referenciados.

3.- No ha sido común en los pronunciamientos de la Corte Constitucional


que resuelven solicitudes de recusación dirigidas a sus magistrados, el
desarrollo del tipo de temas que se acaba de exponer. Recientemente, no
obstante, este tópico ha sido muy recurrente en las discusiones de la Sala,
con ocasión del desarrollo de debates en procesos de control de
constitucionalidad de enorme relevancia para la sociedad colombiana.
Frente a los cuales todos los ciudadanos acompañan atentos el quehacer
de este Tribunal Constitucional. En dichos procesos ha sido igualmente
recurrente, la legítima intervención de algunos ciudadanos, para plantear
a la Sala Plena la supuesta incapacidad para decidir de algunos de los
jueces de esta Corte. Esto se ha justificado a partir de diversas razones
6 Esta Corporación tiene por sentado que con cuestión previa a la apertura del trámite incidental para
decidir sobre una recusación a Magistrados de la Corte Constitucional, se debe determinar la
pertinencia de la misma y que, si ella no se demuestra, procederá su rechazo. En Auto 078 de 2003
(MP Eduardo Montealegre Lynett) la Corte señaló que “esa facultad de rechazar el trámite del
incidente se explica ante la necesidad de que el análisis encomendado a la Corte recaiga sobre
asuntos que efectivamente encuadren dentro de las causales de recusación que sean relevantes para el
control que la Constitución le encomendó”.
7 Corte Constitucional, Auto 047 de 2005 (MP Alfredo Beltrán Sierra) En este caso se reiteran
decisiones de la Sala Plena adoptadas en Autos de 2003.
que se pueden resumir así: el (los) magistrado(s) en cuestión tiene(n)
interés en la decisión. La mayoría de estas manifestaciones pretenden
hacer visibles, simpatías o aversiones ideológicas, políticas y hasta
académicas y religiosas de los jueces que conforman este Tribunal
Constitucional, con el fin sustentar una supuesta carencia de
imparcialidad para decidir algunos asuntos. Entre los varios estudios de
constitucionalidad en que esto se ha ventilado se cuentan las demandas
contra la norma del Código Penal que penaliza la práctica del aborto 8 y
contra el acto legislativo que permite la reelección inmediata de los
funcionarios de elección popular9.

Como se ve, la relevancia de las discusiones sobre dichos asuntos en el


seno de la Corte Constitucional, reclama de la misma un intento por
aclarar y revelar a la sociedad en general, el ámbito en el que se deben
entender las posturas ideológicas y/o políticas - e incluso personales- de
quienes tienen la misión de ser guardianes de la Constitución.

Principio fundamental de imparcialidad judicial.

4.- Dentro de los principios fundamentales que rigen los procedimientos


judiciales se encuentra el principio de imparcialidad del juez. Las ideas
que a lo largo de la tradición jurídica de la humanidad han sustentado
este principio, hacen referencia primero, a la manera universalmente
adoptada de resolver conflictos mediante la intervención de un tercero,
ajeno al conflicto; y segundo, a la manera, también universalmente
adoptada – aunque con algunas excepciones- de resolver conflictos de la
manera ofrecida por el Estado mediante su función jurisdiccional; esto es,
mediante la implementación de un proceso adelantado por un juez y con
la potestad de hacer cumplir la solución que se impartió al conflicto.

5.- A partir de estos elementos fundamentales para el desarrollo de


función jurisdiccional, surgen las distintas modalidades de protección de
los principios que los inspiran. Dentro de éstos, está el principio de
imparcialidad judicial, que es presupuesto de la función de los jueces. Por
esto, se establece la posibilidad de que se controvierta la imparcialidad de
juez, mediante los impedimentos y las recusaciones, procurando que su
función se ejerza adecuadamente. Esto es, se contempla la posibilidad
jurídica de solicitar el apartamiento de un determinado juez en un
determinado caso, si se dan ciertas circunstancias.

8 En este proceso se propuso la recusación contra el Magistrado Ponente, con base en que éste había
participado en trabajos académicos sobre el tema y por vínculos con instituciones educativas de
tradición confesional. Ver Expediente D-5764
9 En este proceso se propusieron varias recusaciones; entre otras, una propuso que ninguno de los
Magistrados podía decidir sobre el asunto porque éste afectaba a los Congresistas, quienes a su vez son
los competentes para investigar la conducta de los mismos Magistrados. En otra solicitud, se planteó
que un Magistrado que había emitido unas declaraciones, cuyo contenido se interpretó como contrario
a la persona del Presidente de la República, no estaría habilitado para votar sobre el tema. Ver
Expedientes D-5631, D-5645, D-5632, D-5656 y D-5657
Es especialmente relevante la circunstancia o causal descrita como
interés directo o indirecto, no sólo con respecto al juez sino al grupo más
cercano de sus familiares, en el resultado del proceso. Esto supone el
reporte de un beneficio directo y personal para el juez o su familia, a
partir del fallo judicial. Este beneficio puede ser material o inmaterial,
según si el interés es económico o existe alguna animadversión o
enemistad de éste frente a las partes. Todas estas posibilidades son
concretadas jurídicamente como causales de impedimento de los jueces,
quienes en estos casos pierden la aptitud esencial para la función de
juzgar, que es la imparcialidad.

6.- Nuestro orden constitucional no es ajeno lo anterior. En la sentencia


C-037 de 1996, mediante la que se revisó la conformidad constitucional
del proyecto de ley estatutaria de la justicia, se dijo sobre el particular:

“Como es sabido, el propósito fundamental de la función


judicial dentro de un Estado de derecho, es el de impartir
justicia a través de diferentes medios, como son la resolución
de los conflictos que se susciten entre particulares, o entre
éstos y el Estado, el castigo a las infracciones a la ley penal
y la defensa del principio de legalidad. Para ello, la
administración de justicia debe descansar siempre sobre dos
principios básicos que, a su vez, se tornan esenciales: la
independencia y la imparcialidad de los jueces.
(…)
Por su parte, la imparcialidad se predica del derecho de
igualdad de todas las personas ante la ley (Art. 13 C.P.),
garantía de la cual deben gozar todos los ciudadanos frente
a quien administra justicia. Se trata de un asunto no sólo de
índole moral y ética, en el que la honestidad y la
honorabilidad del juez son presupuestos necesarios para
que la sociedad confíe en los encargados de definir la
responsabilidad de las personas y la vigencia de sus
derechos, sino también de responsabilidad judicial. El logro
de estos cometidos requiere que tanto los jueces como los
demás profesionales del derecho se comprometan en los
ideales y el valor de la justicia, para lo cual no basta el
simple conocimiento de la ley y del procedimiento, sino que
es indispensable el demostrar en todas las actuaciones
judiciales los valores de la rectitud, la honestidad y la
moralidad”. [Subrayas fuera de texto]

7.- La imparcialidad de los jueces, generalmente asumida en ocasiones


como un reclamo y también como un presupuesto, en un Estado
organizado constitucionalmente, es no obstante, objeto de críticas
implacables referidas a su real aptitud para cobrar vigencia efectiva en la
práctica judicial. Estas objeciones, forman parte también de la mayoría
de la tradición jurídica de las sociedades que se han conformado como
estados constitucionales de derecho. Han hecho entonces alusión tajante
a la inviabilidad que los jueces apliquen de manera neutral (imparcial) las
reglas jurídicas, y se ha alegado más bien que los jueces deciden con base
en razones políticas, religiosas, personales - entre otras -, es decir a partir
de fundamentos extrajurídicos.

Algunas críticas a la imparcialidad en la aplicación del derecho.

8.- La noción de la práctica jurídica llevada a cabo por los jueces en


nuestro orden constitucional, está definida como presupuesto esencial del
Estado colombiano10. Los artículos 228 (administración de justicia) y 229
(acceso a la justicia) de la Carta de 1991, son dos lados de una misma
moneda, la que representa el carácter indispensable de la labor de los
jueces en nuestra sociedad11. En general en los Estados Constitucionales
de Derecho, la preocupación por el fenómeno de la aplicación del
derecho por parte de los jueces radica en la mencionada relevancia de las
decisiones judiciales, y por ello se traslada a indagar insistentemente por
el camino que los jueces recorren para llegar a ellas. Respecto de esto,
está la idea de que el derecho se aplica mediante una operación lógica
ajena a cualquier tipo de valoración externa a él, lo que convierte dicha
práctica en neutral y por ello imparcial. Así como también, la idea del
agotamiento de las reglas de derecho para dar cuenta de todas las
cuestiones que se presentan para ser resueltas jurídicamente; por lo que
se hace necesario, tanto acudir a criterios no-jurídicos, como a “…ejercer
la prerrogativa soberana de la elección”12 para emitir una decisión.

En dicho sentido, se ha considerado, por un lado que “…cuando, como


corresponde a la Corte, se hace una interpretación de las normas
constitucionales para establecer su verdadero sentido, ha de emplearse
un método objetivo, que implique la consideración general y abstracta

10 Ver C-037 de 1996: “[u]no de los presupuestos esenciales de todo Estado, y en especial del
Estado social de derecho, es el de contar con una debida administración de justicia. A través de ella,
se protegen y se hacen efectivos los derechos, las libertades y las garantías de la población entera, y
se definen igualmente las obligaciones y los deberes que le asisten a la administración y a los
asociados. Se trata, como bien lo anota la disposición que se revisa, del compromiso general en
alcanzar la convivencia social y pacífica, de mantener la concordia nacional y de asegurar la
integridad de un orden político, económico y social justo”
11 Ibídem: “[a]sí, en lo que atañe a la administración de justicia, cada vez se reclama con mayor
ahínco una justicia seria, eficiente y eficaz en la que el juez abandone su papel estático, como simple
observador y mediador dentro del tráfico jurídico, y se convierta en un partícipe más de las relaciones
diarias de forma tal que sus fallos no sólo sean debidamente sustentados desde una perspectiva
jurídica, sino que, además, respondan a un conocimiento real de las situaciones que le corresponde
resolver. Las consideraciones precedentes implican, en últimas, una tarea que requiere, como
consecuencia de haber sido nuestro país consagrado en la Carta Política como un Estado social de
derecho, un mayor dinamismo judicial, pues sin lugar a dudas es el juez el primer llamado a hacer
valer el imperio de la Constitución y de la ley en beneficio de quienes, con razones justificadas,
reclaman su protección”. [Subrayas fuera de texto]
12 HOLMES Oliver Wendell. Law in Science and Science in law [El Derecho en la Ciencia y la
Ciencia en el Derecho]. 12 Harv. Law Review. 1899. Pág 443. [Citado en SÁNCHEZ DÍAZ Felix
Francisco. La decisión judicial y la ciencia jurídica. Ed Comares. Granada. 2002. Pág 19.]
de la preceptiva analizada en sus alcances generales y abstractos. No
puede partirse del casuismo, que utiliza la formulación de eventos
extremos y excepcionales.”13 Mientras que por otro se ha sostenido que
bajo el nuevo orden constitucional se ha dado una “…pérdida de la
importancia sacramental del texto legal entendido como emanación de
la voluntad popular y mayor preocupación por la justicia material y por
el logro de soluciones que consulten la especificidad de los hechos.” 14
Según una u otra forma de ver las cosas será distinta la forma en que
asuma el análisis previo a la decisión.

9.- Con todo, en la práctica jurídica subyace la aceptación, al menos en


un sector mayoritario no sólo de la comunidad jurídica15 sino de la
sociedad en general, que el derecho no goza de una completud y una
coherencia supremas, y que las decisiones judiciales deben ser justas - o
por lo menos no pueden ser injustas -. Y respecto de esto, los análisis
descritos han generado que ante el interrogante de cómo es que los jueces
satisfacen semejantes exigencias (llenar vacíos y procurar la justicia) en
el proceso que lleva a la decisión, se establezca la errónea creencia de
que los pronunciamientos judiciales se enmarcan necesariamente en uno
u otro. Por eso, de un lado se asevera que en el proceso de decisión, los
jueces deben hacer caso omiso de las particularidades de cada asunto y
evitar acudir a criterios que superen el contenido de las normas jurídicas.
Y de otro, que el juez es un actor político en defensa de todo tipo de
intereses y completamente alejado de las reglas jurídicas al momento de
decidir.

10.- Esta Sala, considera que las anteriores son descripciones incompletas
del fenómeno de la aplicación del derecho. La razón para ello es en gran
medida de orden práctico. El despliegue que hacen los jueces para decidir
un caso, hace poco plausible que la aplicación del derecho pueda ser
tomada como un ejercicio mecánico consistente en encajar o hacer
encajar hechos en supuestos normativos. O por el contrario, que pueda
ser tomada como una tarea completamente desligada de las reglas
jurídicas y su contenido. Ambas opciones son en realidad poco
plausibles. De ahí, que la forma de entender al operador jurídico que
toma decisiones judiciales, se asuma dentro de los parámetros de su
condición como persona y de las normas como su medio para lograr un
fallo judicial. Esta forma de comprender la práctica judicial incide
directamente en la forma de comprender el principio de imparcialidad
judicial y las garantías que éste brinda en un Estado Constitucional.

13 C-543 de 1992 [Énfasis fuera dentro del texto]


14 T-406 de 1992. [Énfasis dentro del texto]
15 Incluso, en la misma sentencia C-543 de 1992 citada, en la que la Corte adoptó una postura muy
cercana al formalismo, se dijo que el proceso mediante el que el juez llega a la sentencia definitiva
“…no encierra únicamente el desarrollo de una operación lógica sino que requiere, para alcanzar el
nivel de lo justo, como exigen los fines del Derecho, de una interpretación sobre el contenido de las
normas aplicables y de una valoración consciente de las pruebas llevadas al proceso para definir la
solución que, en el sentir del juez, se acomoda a las exigencias de la Constitución y de la ley.”
[Énfasis fuera de texto]
La experiencia personal del Juez (Constitucional) y las decisiones
judiciales en derecho o en justicia.

11.- La configuración de un sistema jurídico cuya fuente normativa son


no sólo reglas exactas sino reglas y principios amplios y generales, así
como la variedad de situaciones distintas y particulares que se someten a
análisis jurídicos, igualmente la obligación de fundamentación de las
decisiones de las autoridades y la procura de justicia a partir de dichas
decisiones, hacen del fenómeno de aplicación del derecho por parte de
los jueces un proceso no tan simple como se expone más arriba. En
efecto, “[l]a decisión, en cuanto singular, es el resultado de un proceso -
formal, intelectual y volitivo – también singular y la norma general se
limita a indicar a quien ha de resolver cómo ha de hacerlo”16.

Frente a esto, la Sala encuentra que la complejidad en la aplicación de las


reglas jurídicas para dictar fallos judiciales y su correspondiente
incidencia en el principio de imparcialidad judicial, puede deberse a que
la práctica jurídica en general sugiere por definición las defensa de
intereses determinados. La defensa estratégica de intereses mediante la
práctica del derecho es parte esencial de la estructura de éste.17 Sin
embargo, la posición de los jueces frente a lo anterior, es diferente. Estos
toman decisiones que tienen que atender a la concreta justicia para el
caso; además, tales decisiones deben estar conformes al derecho vigente.
De igual manera, esta restricción se extiende a la motivación de sus fallos
y al procedimiento que condujo a ellos. 18 Lo que constituye razones
suficientes para que el juez no pueda ser visto como un robot
programado por la ley ni como un sujeto trascendental y libre que puede
hacer lo que quiere en la tarea de dictar sentencias.19

12.- A juicio de esta Sala, el juez constitucional merece una


consideración especial respecto de lo anterior. En tanto su misión es
proteger la supremacía de la Constitución debe “…tutelar la supremacía
normativa (…), y la supremacía ideológica, ya que las sentencias del
juez constitucional deben afirmar los principios, los valores y la doctrina

16 NIETO Alejandro. El Arbitrio Judicial. Ed Ariel. Barcelona 2000. Pág. 397.


17 Incluso, al nivel de la acción pública de inconstitucionalidad, la Corte ha explicado que “…el
control abstracto no es un ámbito propio para discutir peticiones de carácter individual, para las
cuales el ordenamiento prevé otras vías procesales. Esto obviamente no significa que el demandante
deba carecer de todo interés particular en los resultados de la demanda, pues puede ser legítimo que
intente obtener un provecho propio de la decisión constitucional.” Sentencia C-447 de 1997
Fundamento 3. [Énfasis fuera de texto]. En el mismo sentido ver, entre otras, las sentencias C-568 de
1995 y C-1052 de 2001.
18 SÁNCHEZ DÍAZ …. La decisión judicial y la ciencia jurídica… op cit. Pág. 24. En una
explicación de la Teoría de la Decisión Judicial de Roscoe Pound, que entiende la labor de los jueces
como contribución “…al control social por medio de la satisfacción de intereses sociales
comprobados”. Ibídem. Pág. Ib.
19 KENNEDY Duncan. Libertad y Restricción en la Decisión Judicial. Ed, Siglo del Hombre,
Uniandes y Javeriana. Colombia. 1999. Pág. 121.
política de aquélla (…)”20. En el caso de los magistrados de esta
Corporación, hay que tener en cuenta que la actividad de la Corte
Constitucional tiene por objeto decidir sobre hechos o circunstancias que
afectan a todos los ciudadanos. De ahí, que tales decisiones tengan en la
mayoría de las ocasiones algún tipo de relación con los Magistrados
como ciudadanos.

Es de la naturaleza de los Tribunales Constitucionales que sus integrantes


tengan afinidades ideológicas, posiciones frente al Estado o frente a lo
que deben ser las actividades de la sociedad. En efecto, el reconocimiento
de un derecho subjetivo por la Corte Constitucional, se da a partir del
reconocimiento de “…expectativas racionales o lo que se cree son
expectativas racionales, que expresan presupuestos de una vida
civilizada…”21 o de un sociedad organizada constitucionalmente. A juicio
de esta Sala, entenderlo de otra manera, por ejemplo asumir que el
reconocimiento de derechos fundamentales, ha surgido de la interacción
lógica con los contenidos normativos de las disposiciones constituciones,
en ausencia total de un análisis del contexto de estas disposiciones,
resultaría no muy convincente.

13.- Por lo anterior, se puede concluir respecto de las causales subjetivas


de recusación, en especial aquella cuyo contenido se refiere a que los
Magistrados tengan interés en la decisión (art. 25. D. 2067/91), lo
siguiente:

En primer lugar, tal como se ha expuesto, se acepta que el juez debe


procurar que las decisiones judiciales que adopte representen en el mayor
grado posible el valor de la justicia. El artículo 2º superior establece
como fin esencial del Estado “…asegurar (…) la vigencia de un orden
justo. Debe por tanto, desechar la aplicación de reglas jurídicas que
deriven en una decisión injusta. “[L]a admisión de soluciones
notoriamente injustas, cuando es posible arbitrar otras de mérito
opuesto, no resulta compatible con el fin común de la tarea legislativa y
de la judicial.”22

En segundo lugar, los jueces como participantes de la práctica judicial,


defienden intereses; y como ciudadanos activos dentro de la sociedad,
profesan ideologías, forman parte de partidos políticos, son miembros de
confesiones religiosas, son activos investigadores académicos, etc., lo
cual no los inhabilita en principio para decidir. Aunque, a la conclusión
contraria llegan quienes cuestionan a los magistrados de la Corte

20 SAGÚEZ Néstor Pedro. “La interpretación constitucional, instrumento y límite del juez
constitucional”. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. Ed Konrad Adenauer
Stiftung, Dike…. Medellín Colombia. 1996. Pág. 36. [Énfasis dentro del texto]
21 POUND Roscoe. “Social Control Through Law” [El Control Social a través del Derecho], New
Haven, Yale University Press, 1942. Citado en SÁNCHEZ DÍAZ …. La decisión judicial y la ciencia
jurídica… op cit. Pág. 23
22 Corte Nacional de la Argentina [CSN, 29/11/1994 Crespo, Víctor vs. Universidad Nacional del
Nordeste] Citado en En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano. …Op. Cit. Pág. 520
Constitucional, confundiendo los intereses que guían su actividad como
jueces, con los rasgos que definen su experiencia como individuos. Por
esta razón es que, según esta idea, prácticamente ante cualquier evento se
revelan supuestos intereses del juez constitucional en las decisiones,
encontrando en ello fundamento para recusar a los magistrados.

14.- ¿Cómo logran entonces los jueces, en el transcurso del proceso para
dictar una sentencia judicial, articular la necesidad de llegar a una
solución justa con las convicciones internas forjadas a partir de su
experiencia, cuando ambas cosas no coinciden? Pese a que a lo largo de
la historia de la tradición jurídica occidental, se han intentado
innumerables respuestas a esta pregunta, las más satisfactorias han
surgido a partir del reconocimiento que “…nunca se haya encontrado el
secreto (verdadera cuadratura del círculo) de convertir en objetiva una
decisión personal [y que a pesar de ello] no [se] excluye que pueda
intentarse objetivarla de alguna manera para poder convivir con ella
con algún alivio de las tensiones psicológicas y sociales.”23

Debido a esto, es absurdo pensar que los jueces puedan despojarse de sí


mismos para ejercer su labor y decidir casos. Pero, lo que sí deben y
pueden desarrollar es la capacidad de interactuar entre (i) los distintos
aspectos que los limitan para decidir y (ii) los que le dan esa visión única
y singular del caso, necesaria para decidir, un caso que es precisamente
único y singular.24

15.- Respecto de lo primero, por ejemplo, los jueces que buscan dictar
una sentencia justa, pueden encontrarse inmensamente constreñidos, “…
tanto por la fuerza interna de su deber de fidelidad [al texto normativo]
en la interpretación, como por la necesidad de no aplicar una norma que
ellos mismos no hubieran aprobado si fueran legisladores.” 25 No
obstante, la búsqueda del fallo considerado justo no termina. Así como
tampoco desaparece el más importante parámetro de su actividad, que es
el ordenamiento jurídico. Pues, cualquiera sea la decisión que se adopte
debe poder sustentar de igual manera su conformidad con dicho orden26.

Entonces se puede concluir, que las imposiciones constitucionales y


legales de vigencia de un orden justo (art. 2º C.N), preponderancia del
derecho sustancial (art 228 C.N) y rigorismo jurídico (art 55 L.270/96),
entre otras, resultan ineludibles para los jueces. Y, representan por tanto
un factor de restricción en el proceso de dictar una sentencia.

De ahí, que la Corte deduzca que estas restricciones entren


necesariamente a engrosar el conjunto de los elementos que conforman la

23 NIETO Alejandro. El Arbitro Judicial…, Op. Cit. Pág. 398.


24 Ibídem. Pág. 397.
25 KENNEDY Duncan. A Critique of Adjudication [fin de siècle]. Harvard University Press.
Cambridge Massachusetts. 1997. Pág. 160.
26 NIETO Alejandro. El Arbitro Judicial…, Op. Cit. Pág. 398
experiencia del juez como individuo. Junto con la confesión religiosa, la
filiación política, el acervo académico y demás, los límites impuestos por
el orden jurídico limitan a quienes administran justicia.

16.- Ahora bien, respecto de lo segundo, las posibilidades hermenéuticas


y la judicialización de temas que son en principio políticos, como sucede
en el ejercicio del control de constitucionalidad al aplicar directamente la
Constitución, podría hacer pensar que la experiencia particular de los
jueces constitucionales jugaría el rol más importante y en dicho sentido,
se liberarían los magistrados del contenido de las normas. Este es el
punto de vista de los recusantes. Sin embargo, como se dijo, la exigencia
que la motivación de los fallos represente la conformidad del mismo con
el orden jurídico, permite que la experiencia personal de los jueces
influya en el sentido de la decisión, siempre y cuando ésta no arroje
como resultado una decisión injusta.

Al buscar el juez el sentido de justicia en sus decisiones, descartando


deliberadamente cualquier injusticia desprendida de ellas; acude en
primera instancia al acumulado personal que define su experiencia, de la
cual forma parte también su experiencia jurídica. A su vez, en el caso del
juez constitucional, no sólo tiene el deber de dictar una sentencia que
satisfaga el orden constitucional, sino también de elaborar el mejor
argumento jurídico que pueda estructurar para fundamentar la decisión
que se adopte. Para esto acude a las normas jurídicas vigentes, y no a
otros criterios, puesto que el resultado al que llegue debe obrar como la
interpretación más fiel al mencionado orden jurídico vigente. Si no
encuentra dicho argumento, en el que se concilie su experiencia personal
con el sentido de justicia que buscaba para su decisión, quedará
inevitablemente constreñido a buscar la justicia de la sentencia, por fuera
de los criterios que su propia vivencia le ha brindado, pero, igualmente al
interior de los materiales jurídicos disponibles.

El juez que desempeña su labor como un ideologista de buena fe [en


sentido de buscar siempre, dictar fallos justos y evitar los injustos], tiene
también que estar abierto a la posibilidad que en el desarrollo de dicha
búsqueda, cambie su visión de lo que consideró justo en un primer
momento. Si esto sucede, tiene la opción de reorientar su análisis para
reforzar la aplicación de la norma que previamente consideró injusta
para el caso, demostrando que con ella llegará a una sentencia justa,
incluso frente a los contra-argumentos que él mismo había estado
explorando.”27

17.- Negar esta capacidad en los jueces, desconoce la real contextura que
en la práctica tiene el proceso para adoptar una decisión judicial. Hacer
abstracción de la existencia de un procedimiento tal, degeneraría en la
situación absurda en la que los jueces constitucionales estarían siempre
impedidos para votar decisiones en ejercicio del control de
27 KENNEDY Duncan. A Critique of Adjudication … Op. Cit.
constitucionalidad de las leyes. El significado de la decisión en derecho o
en justicia implica la capacidad de los magistrados de ubicarse en un
punto intermedio entre las restricciones ineludibles representadas por el
deber de fallar dentro de un sistema jurídico determinado, y la visión
particular que le obliga a buscar la justicia de estos fallos a pesar del
sistema mismo.

De otra manera, la Corte Constitucional no habría decidido casos en los


que se tomó partido por uno u otro valor de índole político que representó
la defensa de intereses de determinados grupos sociales. Estas decisiones
fueron tomadas en derecho, en la medida en que tienen como sólido
fundamento las reglas jurídicas vigentes en nuestro ordenamiento, pese a
que fueron falladas por magistrados cuya experiencia personal acumuló
no sólo conocimiento y manejo jurídico, sino participación y filiación,
religiosa, política, académica, social, entre otras. La Corte Constitucional
ha decidido pues, amparada en el ordenamiento jurídico, a favor de las
mujeres (C-410-94), de los indígenas (SU-039-97), de las organizaciones
sindicales (SU-342-95), de los menores de edad (C-534-05), de los
estudiantes (T-065-93), entre otros, en procesos en los que la experiencia
personal no-jurídica de los magistrados ha interactuado con las
restricciones que imponen las normas vigentes. Si este no fuera el caso,
la ausencia de indígenas dentro de los magistrados de la Corte, y en un
momento histórico determinado, de mujeres también, hubiese dado al
traste con la justificación consistente en que el contenido de la
Constitución sirviera como soporte a las sentencias C-410-94 y SU-039-
97, por ejemplo.

18.- Esta Corporación quiere poner de presente que la visión particular


que los magistrados tienen de los distintos asuntos bajo su análisis, antes
que desdibujar el principio de imparcialidad judicial, enriquece el
proceso dirigido a lograr un fallo judicial. Si bien la singularidad con la
que el juez constitucional acoge el estudio de un caso, propia de su
experiencia jurídica y no-jurídica, es innegable, no lo es menos que el
trabajo de decidir comporta exigencias que restringen los resultados
posibles, a sentencias que se soporten firmemente en las reglas de
derecho vigentes, y excluye aquellas que presenten como arbitrarias.

La orientación misma de los sistemas jurídicos constitucionales y de las


decisiones judiciales, rechaza de plano la posibilidad de aplicar las reglas
jurídicas de forma arbitraria. El carácter discrecional de la aplicación del
derecho no implica la permisión de arbitrariedad en las decisiones
judiciales. Pues, una cosa es la imposibilidad de excluir el mencionado
carácter discrecional del derecho al momento de aplicarlo, y otra muy
distinta la prohibición de arbitrariedad al hacerlo.

Con base en las anteriores reflexiones, se abordará la solicitud de


recusación en el presente caso.
Hechos y razones del caso concreto.

19.- Mediante el proceso de constitucionalidad correspondiente al


expediente D-5919, la Corte Constitucional se encuentra estudiando la
conformidad con el orden constitucional, de la Ley 916 de 2004 “Por la
cual se establece el Reglamento Nacional Taurino.” La actora, a partir de
cuya demanda se inició el mencionado proceso, elevó solicitud a esta
Corte, en la que se mencionan una serie de hechos a partir de los que se
constata que los Magistrados JAIME CORDOBA TRIVIÑO y
RODRIGO ESCOBAR GIL, han asistido a corridas de toros. De ahí la
asunción de su condición de aficionados a las llamadas actividades
taurinas. Esto, a su vez, configura el sustento fáctico de la recusación, a
partir del cual concluye que “no puede ser juez quien hace parte de la
actividad que se cuestiona, pues no se tiene asegurada su imparcialidad
frente a la decisión sobre la inconstitucionalidad del Reglamento
Taurino”. De este modo, en opinión de la recusante incurren los
mencionados jueces constitucionales en la causal contenida en el artículo
25 del Decreto 2067 de 1991, consistente en “tener interés en la
decisión”.

20.- Como primer aspecto relevante considera la Corte, que la actora


pasa de la verificación de hechos - como las fotografías y referencias
periodísticas que allega junto con la solicitud - a afirmaciones de
carácter subjetivo como las expresadas en los numerales 3 y 4 de la
relación de hechos de su solicitud: “[l]os Señores Magistrados Jaime
Córdoba Triviño y Rodrigo Escobar Gil, miembros de la Honorable
Corte Constitucional son acérrimos seguidores de las corridas de toros.
Bajo estas circunstancias, el examen de constitucionalidad puede verse
viciado por creencias subjetivas e internas del juzgador”.

21.- Lo anterior no denota una prueba jurídica fehaciente que demuestre


que las afirmaciones de la actora no están basadas en apreciaciones
propias. Esto se explica, porque la configuración de la causal no es
fácilmente demostrable a través de medios probatorios sin que medie una
valoración subjetiva. Lo que si sucede con las otras causales de
impedimento de los artículos 25 y 26 del Decreto 2067 de 1991. En
efecto, haber conceptuado sobre la constitucionalidad de la disposición
acusada, haber intervenido en su expedición, haber sido miembro del
Congreso durante la tramitación del proyecto, tener vínculo por
matrimonio o por unión permanente, o de parentesco en cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil con el demandante;
son hechos objetivos y su demostración se da por medios probatorios
que “…no permiten ningún margen de apreciación subjetiva, [esto es] la
cuestión se limita a verificar si el hecho existe o no”28.

Por ello, las pruebas presentadas por la solicitante sólo permiten verificar
a la Corte el hecho de la asistencia de los magistrados en cuestión a las
28 C-390 de 1993 MP Alejandro Martínez Caballero
corridas de toros. Pero su condición de aficionados es eventual, y sólo
puede ser concluida a partir de valoraciones subjetivas, de lo que puede
significar su presencia allí. Lo anterior justifica sin más la imposibilidad
de declarar probada la causal.

22.- En tanto se alega una causal subjetiva de recusación, el


señalamiento de situaciones fácticas no basta para demostrarla. Ya la
Corte Constitucional distinguió entre causales objetivas y subjetivas de
recusación, e interpretó que las primeras se refieren a hechos objetivos y
las segundas a argumentos subjetivos, para censurar la imparcialidad de
los jueces en determinados casos29. En consecuencia el análisis del juez
que decide sobre una solicitud de recusación subjetiva, radica en el juicio
sobre una valoración subjetiva de hechos, estructurada en argumentos.
Sobre el particular dijo la Corte:

“Entre las 14 causales de recusación consagradas en el


artículo 150 del código de procedimiento civil existen
indistintamente hechos objetivos y argumentos subjetivos
para tachar al juez, así:

- Son objetivas las siguientes causales: N° 2 (haber


conocido del proceso), 3 (parentesco), 4 (guarda), 5
(dependiente), 6 (existir pleito), 7 (denuncia penal contra
el juez), 8 (denuncia penal por el juez), 10 (acreedor o
deudor), 11 (ser socio), 12 (haber emitido concepto), 13
(ser heredero o legatario) y 14 (tener pleito pendiente
similar).

- Son subjetivas las siguientes causales: N° 1 (interés en


el proceso) y 9 (enemistad grave o amistad íntima).

Ahora bien, como quiera que la causal de recusación contenida en el


numeral primero del artículo 150 del Código de Procedimiento Civil,
coincide con la contenida en el artículo 25 del Decreto 2067 de 1991, es
menester atender el análisis que sobre dicha causal hizo la Corte, en
términos de que “…la apreciación tanto del ´interés directo o indirecto´
en el proceso como de la ´enemistad grave o amistad íntima´ es un
fenómeno que depende del criterio subjetivo del fallador. Obsérvese que
incluso las causales vienen acompañadas de adjetivos calificativos, lo
cual pone de manifiesto la discrecionalidad en su apreciación.”30

23.- Ahora bien, de conformidad con las reflexiones hechas en el acápite


anterior, la Sala encuentra que la condición subjetiva de los magistrados
de quienes se solicita la recusación, en el sentido de haber asistido a
29 Ibídem
30 Ibídem
corridas de toros, no los exime de la obligación de tomar una decisión en
derecho. En otras palabras, no los coloca por fuera del orden jurídico. De
hecho, cualquier posición que tengan los magistrados de la Corte
Constitucional frente a las mencionadas corridas, no los libera de atender
los principios constitucionales vigentes en la Constitución de 1991. La
estructura de poderes públicos del Estado, los asociados y detentadores
del orden estatal y el mismo sistema jurídico exige que la decisión que
sobre este tema tome la Corte Constitucional, esté sólidamente
fundamentada en la Constitución.

Del mismo modo, la afectación y el interés que los dos magistrados en


mención y el resto de miembros de esta Corporación, puedan pregonar
respecto de la decisión en comento, tienen que ver con su condición de
ciudadanos y con el rédito que da el hecho que las actividades que se
desarrollan en la sociedad acaten la Carta de 1991. Si bien, como se dijo,
ni los dos magistrados en cuestión ni otros magistrados de la Corte
Constitucional, pueden despojarse de sí mismos para decidir este caso o
cualquier otro, no lo es menos que tienen bien marcadas las restricciones
que les representa decidir conforme con unas normas vigentes y
realmente existentes.

Lo anterior permite concluir que la solicitud de recusación es


improcedente en tanto impertinente, porque si bien la actora está
legitimada para proponerla, los hechos en los que se basa no demuestran
per se afectación de la imparcialidad ni de la capacidad de decidir en
derecho de los magistrados en cuestión, respecto del presente caso el
caso. En la forma descrita se pronunciará la Corte en la parte resolutiva
del presente auto.

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional en


ejercicio de sus facultades constitucionales y legales,

RESUELVE

Primero.- DECLARAR no fundada la solicitud de recusación contra los


Magistrados Jaime Córdoba Triviño y Rodrigo Escobar Gil dentro del
proceso correspondiente al expediente D-5919, presentada por la
demandante Mónica Beltrán Espitia, por improcedente en tanto se
sustenta en razones impertinentes.

Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional.

MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA


Presidente
JAIME ARAUJO RENTERIA
Magistrado

ALFREDO BELTRAN SIERRA


Magistrado

JAIME CORDOBA TRIVIÑO


Magistrado
NO FIRMA

RODRIGO ESCOBAR GIL


Magistrado
NO FIRMA

MARCO GERARDO MONROY CABRA


Magistrado
AUSENTE EN COMISION

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Magistrado

ALVARO TAFUR GALVIS


Magistrado

CLARA INES VARGAS HERNANDEZ


Magistrada

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ


Secretaria General

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