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ESENCIA Y OBJETO DE LA RETORICA En el magnifico diccionario de retérica y poética de Helena Beristéin leemos, bajo el epigrafe “retérica”, estas exactas pala- bras referidas a la situacién en la que se encuentra esta disci- plina en la actualidad:! Después de un siglo de progresivo descrédito, la retérica ha sido reconsiderada recientemente, en su relacién con el dis- curso modemo y con la literatura, a partir de reflexiones pro- piciadas por el poderoso desarrollo de la ciencia lingtistica de este siglo (1988: 425). Pues bien, el propésito de este trabajo es examinar la rehabilitaci6n de la retérica y el privilegiado lugar que hoy dia ocupa entre otras ciencias que por ella se interesan, atendiendo especialmente a las intimas y muy fructiferas relaciones que mantiene con la lingiiistica y con la ciencia de la literatura 0 poética. ' Queremos hacer patente nuestro agradecimiento a la DGICYT (PB 94 062). ? Sobre el reciente auge de los estudios de retérica, cf. Fafner 1983: 75- 91 (c£: 75 “Dass die Rhetorik als eigenstandiges Forschungsgebiet in un- serem Jahrhundert einen Durchbruch erlebt hat, ist nach und nach all- gemein bekannt worden”); Heilmann 1978: 9-24, y 1983: 283-99; Albano Leoni-Pigliasco (eds.) 1979; Lounan 1980; Garcia Berrio 1984: 7-59, y 1988: 99-154; Pozuelo Yvancos 1988; Gentili 1990: 26-37 (cf.: 34: “Una vera e propria rinascita della retorica greca e delle sue norme di inventio, disposi- 7 La definicién mas antigua que conozco de la retérica es una met4fora personificadora que dice asi: la Retérica es “arte- sana de la persuasién”, peithotis demiourgdés’, asi justamente, en griego antiguo, porque los -antiguos griegos fueron quienes inventaron la Ret6rica y el nombre de la retérica y hasta la historia de la invencién de la retérica. La verdad es que éste fue uno de sus mejores inventos. . La communis opinio sobre el origen de la retorica remonta a Cicer6n, que en un pasaje del Bruto!, apoyandose en la auto- ridad de Arist6teles®, refiere cOmo, en el segundo cuarto del siglo V a. C., al derrocamiento de los tiranos de Sicilia® siguié el establecimiento del régimen democratico en las ciudades sicilianas, y entonces muchos ciudadanos cuyas propiedades habian sido confiscadas por el anterior régimen trataron de recuperarias, tras el largo intervalo del tiempo transcurrido’, pleiteando ante jurados populares constituidos para tal propé- sito. Afiade el Arpinate que, para que los demandantes salie- tio, docutio, memoria e actio, e della sua funzione sociale € politica, la cui importanza viene oggi riscoperta grazie all’affermarsi del mezzo televisivo e dei dibattiti pubblici”); Albaladeja Mayordomo 1994: 51-60 (cf. p. 60: “La retorica se presenta, pues, con una wadicion y uma actualidad no sdlo perfectamente compatibles, sino totalmente integradas”). He aqui una se- Jeccién de libros aconsejables sobre retérica: Lopez Garcia-Melero Bellido- Simén 1981; Lépez Garcia 1985: 601-54; Mortara Garavelli 1988; Albala- dejo 1989; Ortega Carmona 1989; Berist4in 1988; Hernandez Guerrero (ed.) 1991, y Lépez Eire 1995. Una breve pero buena y fiable historia de la retérica es la de Hernandez Guerrero-Gareia Tejera 1994. Para la retérica antigua son fundamentales Kroll 1940; Martin 1974, y Kennedy 1963; 1972; 1980, y 1983, 3 Platén, Gorgias 452 € Aéyerg oti neode Snuiovpyds gor 4 pntopuc, “dices que la retérica es artesana de Ja persuasién”. + Cicerén, Bruto-46, Cito por la edicién de Wilkins 1903. +Cicerén, Brute 46, 24 ait Aristoteles, SCicerén, Bruto 46, 24 sublatis in Sicilia yrannis, 7 Cicerén, Bruto 46, 24 cum... res privatae longo intervallo iudiciis repeteren- tur, ran airosos en esos pleitos, Cérax y Tisias compusieron su lit bro de preceptos titulado Ane 8, con lo que se convirtieron cn los creadores de la retérica, aunque, desde luego, ya antes de la invencién de este arte hubo oradores que pronunciaron discursos caracterizados por una enorme precision y una for- ma muy distinguida’. Lo mas probable es que Corax difundie- ra sus ensefianzas oralmente y su discipulo Tisias las pusiera por escrito en el Arie, Al igual que ocurre en el estudio de los mitos griegos, no importa saber tampoco ahora en esta historia si lo que se nos refiere en ella es verdadero 0 falso. Eso es lo de menos. Lo que si, en cambio, interesa —y mucho— es calar en su moraleja, en lo que nos ensefia o pretende hacernos aprender. Y la leccién no puede ser otra mas que ésta; la retérica es hija de la demo- cracia y del derecho. La retérica es un arte que ensefia al ciudadano a defenderse con el uso de la palabra alli donde se respetan las reglas del juego democratico que permiten a todo ciudadano, en primer lugar, hablar en piblico, y, en segundo término, decir lo que quiera sin correr el riesgo de ofender con la palabra a ningén poder mas que el determinado por la ley, que habra sido fijada por mayoritario acuerdo de la comu- nidad. La retdrica es basica y esencialmente democratica. En efecto, ya desde sus primeros afios de vida, la retérica su- frié ataques por parte de las fuerzas antidemocraticas de los es- tados: Bajo la tirania de los Treinta Tiranos, en la Atenas de fi- nales del siglo V a. C., Critias, uno de ellos, redacté una ley pro- hibiendo la ensefianza del arte de la persuasi6n por la palabra’®. 8 Cicerén, Bruto 46, 27 artem et praecepta Siculas Coracem et Tistam cons "Cicerén, Bruto 46, 28 nam antea neminem solitum via nec arte, sed accurate tamen et descripte plerosque dicere. 1°Jenofonte, Las Memorables I, 2, 32. 9

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