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Así es, en tanto “ Parlamentaria ”, en la Monarquía española: * La soberanía reside en el

pueblo, no en el Rey. * El Rey no forma parte de ninguno de los tres poderes clásicos del
Estado. * El Rey no asume poderes efectivos, siendo todos sus actos debidos y, en
consecuencia, decididos por el Legislativo o el Ejecutivo. Es por ello que sus funciones son
moderadoras o arbitrales, y, en todo caso, simbólicas, al ser el Rey símbolo de la unidad y
permanencia del Estado. * El Rey es inviolable e irresponsable, lo que exige, para la validez
de sus actos, de la institución del refrendo, ya sea del Presidente del Gobierno, ya sea del
Ministro que corresponda en función de la materia, así como del Presidente del Congreso
de los Diputados en, tan sólo, dos supuestos: la propuesta y el nombramiento del Presidente
del Gobierno.
Navas, Castillo, Antonia, and Castillo, Florentina Navas. Derecho constitucional: estado
constitucional, Dykinson, 2005. ProQuest Ebook Central,
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El enfoque de Marsilio de Padua citado por ………. en su consideración política como


categoría independiente, así como la supremacía del poder legislativo y por ende de la
ley, que es elaborada por individuos que componen el estado por voluntad propia, en
tanto que la ley se hace no se concede.
En palabras de MONTESQUIEU:
“Hay en todo Estado tres clases de poderes: el poder legislativo, el poder
ejecutivo de los asuntos que dependen del derecho de gentes y el poder judicial
de los que dependen del derecho civil (…). Por el poder legislativo, el príncipe o
el magistrado promulga las leyes para cierto tiempo o para siempre y enmienda
o deroga las existentes. Por el segundo poder, dispone de la guerra y de la paz,
envía o recibe embajadores, establece la seguridad, previene las invasiones. Por
el tercero, castiga los delitos o juzga las diferencias entre particulares.
Llamaremos a éste poder judicial y al otro, simplemente, poder ejecutivo del
Estado”
Desde esta perspectiva MONTESQUIEU considera que:
“Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona
o en el mismo cuerpo no hay libertad, porque se puede temer que el monarca o
el Senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente.
Tampoco hay libertad cuando el poder judicial no está separado del ejecutivo. Si
va unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos
será arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo legislador; si va unido al poder
ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor” En suma: “Todo estaría
perdido si el mismo hombre, o el mismo cuerpo de personas principales, de
nobles o del pueblo, ejerciera los tres poderes: el de hacer las leyes, el de
ejecutar las resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o las diferencias entre
los particulares”

El Parlamento asume, en exclusiva, la elaboración de la ley, atribuyéndose al


Ejecutivo la facultad de dictar meras normas reglamentarias de desarrollo y
ejecución de lo establecido por el Legislativo. (p.89)
Constituciones rígidas y flexibles El criterio de clasificación utilizado en este caso atiende al
procedimiento de revisión constitucional. Desde esta perspectiva, se entiende por
Constitución flexible , aquella cuya reforma podrá llevarse a efecto a través del
procedimiento legislativo ordinario, es decir, a través del mismo procedimiento que el
Legislativo emplea para la creación o modificación de una ley. Constitución rígida será,
entonces, aquella que establece un procedimiento especial y más agravado para su propia
reforma, calificándose como pétreas a las Constituciones que la prohíben. Por otra parte, la
Constitución escrita que, sin embargo, no prevé un procedimiento especial de reforma, se
ha de interpretar como Constitución flexible, en suma, como un Texto Constitucional que
permite su revisión mediante el procedimiento legislativo ordinario (ejemplos: Constituciones
españolas de 1845 y 1876).

Navas, Castillo, Antonia, and Castillo, Florentina Navas. Derecho constitucional: estado
constitucional, Dykinson, 2005. ProQuest Ebook Central,
Desde el punto de vista doctrinal, no hay duda de que el Poder Judicial es un verdadero
poder, ya que, como decía el diputado Truchuel, “ debe tener su origen, como todos los
demás poderes, en la misma soberanía del pueblo, no hace más que interpretar la
soberanía nacional, por medio de esa demostración, por medio de ese vehemente deseo
de impartir justicia, como el Poder Legislativo interpreta la Soberanía Nacional dictando
leyes”
Estado de derecho y transición jurídica, edited by de la Garza, José María Serna, and
Juárez, José Antonio Caballero, Instituto de Investigaciones Jurídicas - UNAM, 2004.
ProQuest Ebook Central,
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