CELEBRACIÓN DE LA PALABRA CON LOS HABITANTES DE LAS “POBLACIONES” DE SANTIAGO

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Santiago de Chile. Jueves 2 de abril de 1987
La Iglesia, queridos hermanos y hermanas, ha recibido del mismo Jesucristo la
misión de hacer realidad su mandamiento central: “Esto os mando: que os améis
unos a otros” (Jn 15, 17). La Iglesia tiene, por tanto, la misión de abrazar a todos los
hombres en su amor y de abrir a todos el camino de salvación, sin excluir a nadie. Ella Año XLII, Nº 2.220 13º durante el año 2 de julio de 2017
proporciona a todos las riquezas espirituales de que es depositaria; a todos alimenta

La fe ES UN ASUNTO MARAVILLOSO Y MUY SERIO

con el Cuerpo del Señor, les administra los sacramentos y les comunica la vida divina.
Gracias a esta preocupación suya de engendrar la vida y conservarla, los fieles sien-
ten el impulso interior de llamarla “Madre”. La Iglesia es madre de todos; ella extiende
su amor a todos los hombres, sin distinción, y con todos usa de su misericordia. Pero
es justo que, como una madre, tenga ella especial solicitud por aquellos hijos suyos La seriedad de la fe. Hay perso-
que sufren, por los enfermos, por los necesitados, por los indigentes, por los peca- nas que piensan vivir la fe como si fue-
dores. La Iglesia tiene que hacer realidad la acción de Dios mismo, que “levanta del ra una especie de calmante espiritual
polvo al desvalido, alza de la basura al pobre” (Sal 113 [112], 7-8). para tranquilizar la conciencia en un
Por tanto, os digo: Contad siempre con esta solicitud maternal de la Igle-sia mundo complejo y difícil. La verdad es
que se conmueve ante vuestras necesidades, por vuestra pobreza, por la falta de que esas personas no han compren-
trabajo, por las insuficiencias en educación, salud, vivienda, por el desinterés de dido que la fe es nuestra respuesta de
quienes, pudiendo ayudaros, no lo hacen; ella se solidariza con vosotros cuando os amor a Dios que compromete toda
ve padecer hambre, frío, abandono. ¿Qué madre no se conmueve al ver sufrir a sus nuestra persona y todos los aspectos
hijos, sobre todo, cuando la causa es la injus-ticia? ¿Quién podría criticar esta actitud? de la vida. Así como el amor es algo
¿Quién podría interpretarla mal? serio y con él no se juega, del mismo
modo la fe –que es una cuestión de
Conmemoración 30º aniversario de la visita del papa San Juan Pablo II.
amor– es muy seria y con ella no se
juega.
Dios Nos Habla Cada Día La fe de los cristianos no es un asun-
Como Pablo, to a vivir livianamente, como algunos
Lu 3: (LS): Ef 2, 19-22; Sal 116, 1-2; Jn 20, 24-29. discípulos piensan; ni son algunas “creencias” para
vivir “a mi manera”, como algunos pre-
SANTO TOMÁS, ap. (F)
Ma 4: Gn 19, 15-29; Sal 25, 2-3. 9-12; Mt 8, 23-27.
misioneros tenden; sino que es algo tan serio que
Santa Isabel de Portugal (ML) (Sta. Eliana) pone en juego toda la vida de una per-
Mi pasión es llevar sona. No se puede ser “cristiano blan-
Mi 5: Gn 21, 3. 5. 8-20; Sal 33, 7-8. 10-13; Mt 8, 28-34. do” o “a bajo precio”, como si seguir a
San Antonio María Zaccaría, p. (ML)
la Palabra de Dios
con los medios Jesucristo fuera un letrero fácil que nos
Ju 6: Gn 22, 1–19; Sal 114, 1-6. 8-9; Mt 9, 1-8.
de comunicación social y colgamos y nos asegura ciertos privile-
Sta. María Goretti, v. y mr. (ML) gios tranquilizadores.
“todo lo hago por el
Vi 7: Gn 23, 1-4. 19; 24, 1-12. 15-16. 23-25. 32-34. 37-
evangelio” (1Cor 9, 23) Solo Dios es Dios. Para presen-
38. 57-59. 61-67; Sal 105, 1-5; Mt 9, 9-13.
(S. Fermín) tarnos la seriedad que tiene la fe en la
Sacerdotes y hermanos vida de cada persona, el Señor Jesús
Sá 8: Gn 27, 1-5. 15-29; Sal 134, 1-6; Mt 9, 14-17. Paulinos, presentes en usa dos comparaciones que pueden
Santa María en Sábado (S. Eugenio) 38 países. parecernos exageradas. Nos dice que
Do 9: 14º durante el año seguirlo a él está por encima del amor
Zac 9, 9-10; Sal 144, 1-2. 8-11. 13-14; Rom 8, 9. P. Martín Dolzani, ssp. a los padres o a la familia, y también
11-13; Mt 11, 25-30. vocacional@sanpablochile.cl nos dice que seguirlo a él está por enci-
(Stos. Agustín Zhao Rong p., y comps. mrs.)
Tel.: 227200300 ma del cuidado de la propia vida.
Por cierto, el Señor Jesús no dice que
“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias. EL DOMINGO
Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos. JULIO - AGOSTO 2017
no amemos a la familia ni que nos des-
Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp.
Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626, preocupemos de nuestra vida, lo que
Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469
E-mail: suscripciones@sanpablochile.cl - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.cl nos está diciendo es que esos valores
Impresor: B & B impresores. Tel.- 227578500 - Los Lingues 750, Quilicura. 00200722
tan importantes no son los valores ma-
yores o últimos: la vida y la familia son
los mayores regalos de Dios, pero no
son Dios. El valor mayor, último y defini-
tivo es Dios, solo Dios es Dios y nada ni
nadie puede ocupar su lugar.
Esta seriedad que tiene la fe supone
y significa, muchas veces, renuncias y
opciones difíciles para el que sigue al
Señor Jesús. Se trata de renuncias y op-
ciones llenas de sentido por la relación
de amor a Jesucristo.
Seguir al Señor Jesús significa entre-
garse como él. La fe no es una campa-
na de vidrio que nos protege de la ad-
versidad; más bien, seguir a Jesucristo
es exponerse a la contrariedad de este
mundo. Se trata de entregar la vida por
Jesucristo para encontrar nuestra ver-
dadera vida: una vida en Cristo, vida de
hijos de Dios.
Acoger a Jesucristo. El anuncio de
Jesús es que acoger a Dios es todo, es lo
primero y principal. El que no acoge el
amor de Dios en su vida, no puede aco-
ger de verdad a otros, sino que está de-
masiado lleno de sí mismo como para
que otros puedan entrar en su vida. La
seriedad de la fe significa vivir desde el
amor de Dios y no desde nosotros mis-
mos, significa vivir desde Jesucristo y
no desde nuestras simpatías y antipa-
tías. Vivir en la fe puede ser algo tan
sencillo como dar un vaso de agua en
nombre del Señor y al mismo tiempo
algo tan serio y exigente como dar la
propia vida por el Señor.
Comisión Nacional de Liturgia

Ciclo A - Color Verde
1. Ambientación
Hemos sido invitados a sentarnos a la mesa
del Señor Jesús, y él cada vez que invita
prepara lo mejor: su Palabra y su propia
Vida entregada en el sacramento de la
Eucaristía. Dispongámonos a vivir este en-
cuentro con el Señor Jesús y a acoger las
enseñanzas que nos dará como nuestro
Señor y Maestro. Iniciemos esta celebra-
ción de encuentro con el Señor Jesús can-
tando.
2. Primera Lectura 2Rey 4, 8-11. 14-16
La primera lectura nos presenta la disposi-
ción de una familia creyente que acogiendo
al profeta Eliseo, recibe la visita del Señor.
Lectura del segundo libro
de los Reyes. Un día, Eliseo
pasó por Sunám. Había allí
una mujer pudiente, que le in-
sistió para que se quedara a
comer. Desde entonces, cada
vez que pasaba, él iba a comer allí. Ella
dijo a su marido: «Mira, me he dado cuenta
de que ese que pasa siempre por nuestra
casa es un santo hombre de Dios. Vamos
a construirle una pequeña habitación en
la terraza; le pondremos allí una cama,
una mesa, una silla y una lámpara, y así,
cuando él venga, tendrá donde alojarse».
Un día Eliseo llegó por allí, se retiró a la
habitación de arriba y se acostó. Entonces
llamó a Guejazí, su servidor, y le preguntó:
«¿Qué se puede hacer por esta mujer?»
Guejazí respondió: «Lamentablemente, no
tiene un hijo y su marido es viejo». «Llá-
mala», dijo Eliseo. Cuando la llamó, ella se
quedó junto a la puerta, y Eliseo le dijo: «El
año próximo, para esta misma época, ten-
drás un hijo en tus brazos».
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
3. Salmo Sal 88, 2-3. 16-9
R. Cantaré eternamente el amor del Señor.
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las gene-
raciones. Porque Tú has dicho: «Mi amor
se mantendrá eternamente, mi fidelidad
está afianzada en el cielo». R.
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte! Ellos
caminarán a la luz de tu rostro; se alegra-
rán sin cesar en tu Nombre, serán exalta-
dos a causa de tu justicia. R.
Porque Tú eres su gloria y su fuerza; con tu
favor, acrecientas nuestro poder. Sí, el Se-
ñor es nuestro escudo, el Santo de Israel
es realmente nuestro rey. R.
4. Segunda Lectura
Rom 6, 3-4. 8-11
San Pablo, nos sitúa en el centro de nues-
tra fe, pues en el bautismo hemos muerto
con Cristo al pecado, para nacer a la vida
nueva de los hijos de Dios.
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma. Her-
manos: ¿No saben ustedes
que todos los que fuimos
bautizados en Cristo Jesús,
nos hemos sumergido en su muerte? Por
el bautismo fuimos sepultados con el en la
muerte, para que así como Cristo resucitó
por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva. Pero si hemos
muerto con Cristo, creemos que también
viviremos con el. Sabemos que Cristo, des-
pués de resucitar, no muere más, porque la
muerte ya no tiene poder sobre el. Al morir,
el murió al pecado, una vez por todas; y
ahora que vive, vive para Dios. Así también
ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación al Evangelio
Aleluia. Ustedes, son una raza elegida, un
sacerdocio real, una nación santa, un pueblo
adquirido para anunciar las maravillas de
aquel que los llamó de las tinieblas a su
admirable luz. Aleluia.
5. Evangelio Mt 10, 37-42
Jesucristo es nuestro único Señor y nues-
tro único Maestro, en el evangelio de hoy
nos instruye acerca de la seriedad que
implica seguirlo. De pie escuchemos al
Señor Jesús.
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Mateo.
Dijo Jesús a sus apóstoles: El
que ama a su padre o a su ma-
dre más que a mí, no es digno
de mí; y el que ama a su hijo o
a su hija más que a mí, no es digno de mí. El
que no toma su cruz y me sigue, no es digno
de mí. El que encuentre su vida, la perderá;
y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí;
y el que me recibe, recibe a aquel que me
envió. El que recibe a un profeta por ser pro-
feta, tendrá la recompensa de un profeta; y
el que recibe a un justo por ser justo, tendrá
la recompensa de un justo. Les aseguro que
cualquiera que dé a beber, aunque solo sea
un vaso de agua fresca, a uno de estos pe-
queños por ser mi discípulo, no quedará sin
recompensa.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
La fe es como el amor: hay que cuidarla,
cultivarla y alimentarla. ¿Cómo cuidas,
cultivas y alimentas tu fe en el Señor Je-
sús? En tu vida y en tu comunidad cris-
tiana, ¿en qué se nota que Dios ocupa el
primer lugar?, ¿qué pasos de crecimiento
necesitas dar? ¿Qué significan en tu vida
las palabras de Jesús: “el que no tome su
cruz y me siga no es digno de mí”?
6. Oración Universal
M. A cada invocación respondemos:
R. “Escúchanos, Señor, te rogamos”.
1.- Oremos por todo el Pueblo de Dios,
por todos los hombres y mujeres que for-
mamos la Iglesia, para que nuestra vida
sea un signo de que Dios está primero.
Roguemos al Señor. R.
2.- Por el papa Francisco y todos los que
tienen diversas responsabilidades en la
Iglesia, para que el Señor les dé el espíritu
de los profetas. Roguemos al Señor. R.
3.- Por las autoridades de nuestro país
para que puedan conducir la vida de la
sociedad por caminos de justicia y solida-
ridad. Roguemos al Señor. R.
4.- Por todas las personas que pasan por
momentos difíciles para que el Señor los
fortalezca y nosotros sepamos estar cer-
ca de quien nos necesita. Roguemos al
Señor. R.
5.- Por nuestra comunidad de N. para que
sepamos salir al encuentro de las perso-
nas y seamos un signo profético en nues-
tro barrio y en nuestros ambientes. Ro-
guemos al Señor. R.
(Se pueden agregar otras peticiones de la
comunidad)
M. Escucha, Padre, nuestros ruegos y
concédenos una fe firme, para optar siem-
pre por los caminos de tu santa voluntad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Alabanza y Preparación a la Comunión
Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del
Presbítero (ADAP) y la Comunión a los Enfermos.
M. Padre, te bendecimos en este día
de fiesta en memoria de tu Hijo Jesús,
vencedor del pecado y de la muerte. Te
damos gracias por todo lo que tú nos
has dado en el Señor Jesús, porque en
él te acercas a nosotros, nos buscas y
quieres dialogar con nosotros, como
un Padre con sus hijos. Te alabamos
diciendo:
R. ¡Bendito seas, Padre, por todo lo que
nos has dado!
1.- Porque en tu Hijo Jesús nos haces
hijos tuyos y hermanos entre nosotros.
2.- Porque nos llamas a vivir en la Iglesia
como una comunidad orante, que te
escucha y que confía en ti.
3.- Porque confías en nosotros y nos
llamas a ser tus profetas en nuestro
mundo y en los ambientes en que vivimos.
M. Padre, en ti podemos confiar en
cada momento, y acudimos a ti con
las palabras del Señor Jesús: Padre
nuestro…
Sugerencias de cantos
Alrededor de tu mesa/ Una nueva vida/
Donde hay caridad/ Anunciaremos tu
Reino/ Madre de todos los hombres.