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EFECTO INVERNADERO Y CALENTAMIENTO GLOBAL: DEFINICIÓN

El efecto invernadero y el calentamiento global son de los principales males que


amenazan con provocar daños irreversibles al planeta. Pero, ¿en qué consisten
exactamente y cuáles pueden ser sus consecuencias?

El efecto invernadero es el fenómeno que se produce cuando algunos gases


retienen la energía que emite la tierra tras haber sido calentada por la radiación
solar. Se llama efecto invernadero porque este efecto es muy parecido al que se
produce en un invernadero cuando se eleva la temperatura.

La concentración de estos gases han aumentado, sobre todo, por la acción del
hombre a través de combustibles, la deforestación, las industrias… por
consiguiente aumentando la contaminación.
El exceso de los gases aislantes están haciendo que no puedan volver al espacio
y esto provoca el aumento de la temperatura del planeta, lo que se conoce
como calentamiento global y, a la vez, produciendo el cambio climático.
La ONU Organización de las Naciones Unidas, con el objetivo de reducir las
emisiones de gases, convocó a varios países para firmar el Protocolo de Kyoto en
el cual obligan a los países industrializados a reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero a un 5,2% menos en el promedio de 1990.
DEFINICIÓN DEL EFECTO INVERNADERO POR ISAAC ASIMOV

Isaac Asimov es uno de los escritores de ciencia ficción más famosos y fue uno de
los mejores divulgadores de ciencia de los últimos tiempos. Cuando hablamos
de efecto invernadero no podemos dejar de hacer referencia a la explicación que
dio en su libro 100 preguntas básicas sobre la ciencia:
Pensad ahora en una casa de cristal al aire libre y a pleno sol. La luz visible del
Sol atraviesa sin más el vidrio y es absorbida por los objetos que se hallen dentro
de la casa. Como resultado de ello, dichos objetos se calientan, igual que se
calientan los que están fuera, expuestos a la luz directa del Sol.
Los objetos calentados por la luz solar ceden de nuevo ese calor en forma de
radiación. Pero como no están a la temperatura del Sol, no emiten luz visible, sino
radiación infrarroja, que es mucho menos energética. Al cabo de un tiempo, ceden
igual cantidad de energía en forma de infrarrojos que la que absorben en forma de
luz solar, por lo cual su temperatura permanece constante (aunque, naturalmente,
están más calientes que si no estuviesen expuestos a la acción directa del Sol).
Los objetos al aire libre no tienen dificultad alguna para deshacerse de la radiación
infrarroja, pero el caso es muy distinto para los objetos situados al sol dentro de la
casa de cristal. Sólo una parte pequeña de la radiación infrarroja que emiten logra
traspasar el cristal. El resto se refleja en las paredes y va acumulándose en el
interior.
La temperatura de los objetos interiores sube mucho más que la de los exteriores.
Y la temperatura del interior de la casa va aumentando hasta que la radiación
infrarroja que se filtra por el vidrio es suficiente para establecer el equilibrio.
Luego de esa magnífica explicación, imposible de igualar, queda contar qué
consecuencias le trae a un planeta como el nuestro sufrir lo que se denomina
como efecto invernadero.

EFECTO INVERNADERO CAUSAS

Estas son las principales causas del efecto invernadero.

• Con la Revolución Industrial se produjeron muchos avances tecnológicos,


se construyen fábricas de todo tipo e infraestructuras. Pero todas esas fábricas e
industria producen gases que contaminan el aire al ser soltados a la atmósfera.
Con el desarrollo industrial la problemática del calentamiento global se ha ido
haciendo más patente, sin que ningún país parezca hacer nada para solucionarlo.

• El uso de combustibles fósiles, que emiten gases al exterior al ser tratados


en las plantas industriales, en lugar de energías limpias y renovables como la solar
o la eólica es otro de los principales factores que contribuye al efecto invernadero
y al calentamiento global.
• Por otro lado, está la emisión de gases contaminantes provenientes de los
instrumentos e infraestructuras creadas por el hombre, como puede ser el clásico
ejemplo de los medios de transporte. Para paliar los efectos para la capa de ozono
que tiene esta emisión de gases, muchas ciudades como París o Londres ya han
limitado las horas en las que se puede usar el coche.
Por otro lado, la deforestación es otra de las causas principales del efecto
invernadero. Y es que todavía no nos hemos dado cuenta de que los árboles son
indispensables para la purificación del aire y, por tanto, para la vida.
En definitiva, como podemos comprobar el efecto invernadero es consecuencia
directa de la acción del ser humano, tanto para industrias como para uso personal.
El creciente uso de combustibles fósiles y el desarrollo cada vez mayor de la
industria ha provocado que el aumento del efecto invernadero sea capa vez
mayor, llegando en la actualidad a cotas en las que es necesario tomar medidas
drásticas para que las consecuencias no sean devastadoras.

EFECTO INVERNADERO CONSECUENCIAS

El efecto invernadero y el calentamiento global ya provocan graves consecuencias


en el planeta, pero podría provocar efectos aún peores.
El calentamiento global está provocando cambios climáticos que desembocan en
procesos como el deshielo en los Polos. Esto puede provocar importantes
cambios en el nivel del mar, dando lugar a inundaciones. Por supuesto, esto
afectaría en grado sumo a las especies de animales que viven en las zonas
árticas, como por ejemplo los pingüinos, las focas, los zorros árticos o los osos
polares. ¿Quién no ha visto la famosa foto de un oso polar casi en los huesos,
navegando a la deriva en un minúsculo bloque de hielo? Esa imagen resume a la
perfección lo que supone el efecto invernadero (y por ende el calentamiento
global, consecuencia directa) para las zonas árticas y las especies que viven en
ellas.
Debido al calentamiento global dejaremos un mundo que en el futuro será más
caluroso y con un aire más contaminado. Los árboles ya no pueden purificar tanto
aire como contaminación producimos, pero gracias a ellos los niveles de CO2 aún
son tolerables para los seres vivos.
El efecto invernadero provoca un aumento de las temperaturas y por ende agudiza
las sequías, empeorando también la calidad del agua. Esto afecta
irremediablemente a las condiciones de vida de los seres humanos del planeta,
pero también a la flora y la fauna.

El calentamiento global y el efecto invernadero provocan que la Tierra no pueda


contener la cantidad de rayos ultravioleta que penetran en el planeta, lo que da
lugar a u aumento de la radiación solar que puede provocar afecciones como
cáncer de piel.
Asimismo, el aumento de las temperaturas provoca un aumenta en las
posibilidades de incendios, una de las principales causas de la deforestación.
Por otro lado, el aumento en la temperatura de las aguas puede
provocar tormentas tropicales de mayor fuerza, es decir, un aumento en la
posibilidad de sufrir huracanes y maremotos.
¿QUÉ HACER PARA COMBATIR EL EFECTO INVERNADERO Y EL
CALENTAMIENTO GLOBAL?

Frenar el implacable avance del efecto invernadero y del calentamiento global no


sería tan difícil en teoría, aunque en la práctica se antoja, al menos a corto y
medio plazo, imposible. Para ello habrá que confiar en la colaboración y buena fe
de grandes corporaciones y gobiernos, así que de momento, mejor olvidémonos
de eso.
Y decimos que no sería tan difícil porque en realidad el propio planeta nos ofrece
los suficientes recursos limpios y renovables como para poder dejar de lado todos
esos combustibles fósiles que se lleva más de un siglo utilizando y que siguen
contaminando el planeta y abocándolo a un oscuro futuro (y no solo por el molesto
‘smog’).

Apostar por la energía solar, eólica, geotérmica o la biomasa es una


alternativa real, que siempre ha estado ahí y, lo mejor de todo, siempre va a estar.
Sin embargo, las energías limpias y renovables aún llevan mucho retraso respecto
a los combustibles fósiles o la energía nuclear, aunque crecen poco a poco.
Otro de los principales culpables del efecto invernadero son las emisiones de los
tubos de escape de los vehículos. Aunque cada vez se imponen medidas más
duras en lo que se refiere a emisiones (algunos como Volkswagen se lo saltaron a
la torera impunemente durante años), sigue sin ser suficiente. Existen miles de
millones de vehículos en el mundo emitiendo dióxido de carbono continuamente a
la atmósfera. De hecho, estas emisiones son responsables del 30% de gases de
efecto invernadero. En este sentido, aún estamos a tiempo de apostar por el
transporte público, los medios de transporte no contaminantes como la
bicicleta o, por qué no, por los vehículos eléctricos.
Por otro lado, hay que destacar que el uso de fertilizantes y de productos similares
en agricultura también tiene enormes consecuencias negativas para el medio
ambiente y contribuye al efecto invernadero. Apostar por la agricultura ecológica y
natural es otra de las opciones más recomendables.
EFECTO INVERNADERO NATURAL
La absorción de energía por un determinado gas tiene lugar cuando la frecuencia
de la radiación electromagnética es similar a la frecuencia vibracional molecular
del gas. Cuando un gas absorbe energía, esta se transforma en movimiento
molecular interno que produce un aumento de temperatura.
La atmósfera es un fluido constituido por diferentes tipos de gases y cada uno de
ellos se comporta de manera diferente, de manera tal, que la energía absorbida la
efectúan selectivamente para diferentes longitudes de onda y en algunos casos
son transparentes para ciertos rangos del espectro. La atmósfera principalmente
tiene bajo poder de absorción o es transparente en la parte visible del espectro,
pero tiene un significativo poder de absorción de radiación ultravioleta o radiación
de onda corta procedente del sol y el principal responsable de este fenómeno es el
ozono, así mismo, la atmósfera tiene buena capacidad para absorber la radiación
infrarroja o de onda larga procedente de la Tierra y los responsables en este caso
son el vapor de agua, el dióxido de carbono y otros gases traza como el metano y
el óxido nitroso.
Los gases que son buenos absolvedores de radiación solar son importantes en el
calentamiento de la atmósfera, por ejemplo, la absorción de radiación solar por el
ozono proporciona la energía que calienta la estratosfera y la mesosfera.
La absorción de radiación infrarroja procedente de la Tierra es importante en el
balance energético de la atmósfera. Esta absorción por los gases traza, calienta la
atmósfera, estimulándolos a emitir radiación de onda más larga. Parte de esta
radiación es liberada al espacio y otra parte es irradiada nuevamente a la
superficie de la Tierra Las dos terceras partes de la energía radiante atmosférica
son directamente devueltas a la superficie, suministrando una fuente de energía
adicional a la radiación solar directa. El efecto neto de este fenómeno permite que
la Tierra almacene más energía cerca de su superficie que la cantidad que podría
almacenar si la Tierra no tuviera atmósfera, consecuentemente, la temperatura es
más alta, del orden de 33°C más. Este proceso es conocido como el efecto de
invernadero natural. Sin el efecto invernadero la temperatura promedio en la
superficie seria aproximadamente de 18°C bajo cero y la vida en el planeta no
sería posible.
Consecuentemente, los gases en la atmósfera que absorben la radiación infrarroja
procedente de la Tierra o radiación saliente, son conocidos como Gases de Efecto
invernadero (GEI), entre ellos se encuentran el dióxido de carbono, el vapor de
agua, el óxido nitroso, el metano y el ozono. Estos gases tienen moléculas cuya
frecuencia vibracional se localiza en la parte infrarroja del espectro.
FORZAMIENTO DEL EFECTO INVERNADERO
Algunos gases emitidos por actividades humanas (denominados Gases de Efecto
Invernadero - GEI) como el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano,
algunos halocarbonos (como los CFCs, HCFCs, HFCs y los PFCs), así como el
ozono troposférico (el cual se forma a partir del monóxido de carbono, los óxidos
de nitrógeno y otros compuestos orgánicos volátiles), son buenos absorbentes de
la radiación infrarroja y específicamente los halocarbonos porque muchos de ellos
absorben energía en la región de longitudes de onda donde la energía no es
absorbida por el dióxido de carbono ni el vapor de agua (región denominada como
ventana atmosférica).
Cambios en la concentración atmosférica de los GEI y aerosoles, en la radiación
solar y en las propiedades superficiales del suelo afectan la absorción, dispersión
y emisión de la radiación dentro de la atmósfera y en la superficie de la tierra. Los
resultados positivos o negativos en el balance energético debido a estos factores
son expresados como forzamiento radiactivo, el cual es usado para comparar la
influencia del calentamiento o el enfriamiento sobre el sistema climático.
El forzamiento radiactivo es una medida de la influencia que tiene la alteración del
balance entre la radiación solar incidente y la radiación infrarroja saliente en el
sistema atmósfera – Tierra, denotado por un cambio en la irradiación neta en la
tropopausa y es expresado en vatios por metro cuadrado (W/m2 ). Generalmente
los valores del forzamiento radiactivo son para cambios relativos a las condiciones
definidas en 1970. Estas perturbaciones se deben a cambios internos o
forzamientos externos del sistema climático, como por ejemplo, cambios en la
concentración de un 27 GEI o en la radiación emitida por el sol. Un forzamiento
radiactivo positivo tiende a calentar la troposfera (capa de la atmósfera desde la
superficie hasta cerca de 16km de altura) y uno negativo tiende a enfriarla. El
agotamiento de la capa de ozono debido a su destrucción por el incremento en las
emisiones de halocarbonos desde 1970, ha representado un forzamiento
radiactivo negativo del sistema climático, ya que, el ozono es un GEI. Por otro
lado, el incremento de los GEI ha producido un forzamiento positivo. Se estima
que el efecto neto promedio a nivel global de las actividades humanas desde 1750
ha sido un calentamiento con un forzamiento radiactivo de 1,6 W/m2 .
El forzamiento radiactivo de los GEI y el ozono se presenta en la y en la tabla 1 y
su magnitud está dada por el producto de su concentración y su eficiencia
radiactiva (energía absorbida por unidad de concentración W/m2 *ppb). El CO2 es
el que más ha contribuido al forzamiento radiactivo positivo con 1,66 W/m2 ,
seguido por el CH4 con 0,48 W/m2 , el ozono troposférico con 0,35 W/m2 , el N2O
con 0,16 W/m2 y algunos halocarbonos. El forzamiento radiactivo del CO2 se ha
incrementado en un 20% durante los últimos 10 años (1995-2005), siendo el
cambio más grande observado o inferido para una década en los últimos 200
años.

Otros agentes que contribuyen al forzamiento radiactivo son los cambios en los
aerosoles troposféricos, cambios en el albedo superficial y en la radiación emitida
por el sol. Respecto a este último ítem, se estima que los cambios en la radiación
solar desde 1750 han generado un forzamiento radiactivo de 0,12 W/m2 . Los
aerosoles de origen antropogénico (principalmente sulfatados, carbón orgánico,
carbón negro, nitratos y polvo) producen un forzamiento radiactivo directo de –0,5
W/m2 y un forzamiento de albedo indirecto de nube de –0,7 W/m2 . Los aerosoles
tienen influencia en el tiempo de vida de las nubes y en la precipitación.
Los cambios en el albedo superficial debido a los cambios en la cobertura del
suelo y a la deposición de aerosoles negros de carbón sobre la nieve ejercen
forzamientos de –0,2 W/m2 y +0,1 W/m2 respectivamente. Entre los compuestos
halogenados, los CFCs han contribuido al forzamiento radiactivo positivo desde el
año 1750 con 0,28 W/m2 , mientras que los HCFCs con 0,033 W/m2 y los HFCs
con 0,007 W/m2 . Los incrementos en las concentraciones de los gases
halocarbonados entre el año 1970 y el 2000 han contribuido con cerca del 30% del
incremento del forzamiento radiactivo relacionado a los GEI durante este periodo.
Las moléculas de halocarbonos pueden ser miles de veces más eficientes como
absorbentes de energía emitida por la tierra que una molécula de dióxido de
carbono y pequeñas cantidades de estos gases pueden contribuir
apreciablemente al forzamiento radiactivo del sistema climático. El efecto
radiactivo del CO2 y el vapor de agua es calentar el clima superficial y enfriar la
estratosfera, mientras que el efecto radiactivo de los halocarbonos es calentar la
troposfera y la estratosfera debido a su absorción en la ventana atmosférica. 29
En la tabla 1 se observa para varios gases el potencial de calentamiento global
(GWP por sus siglas en inglés: Global Warming Potentials), el cual es un indicador
del efecto radiactivo de una sustancia sobre un horizonte de tiempo escogido,
teniendo como base al dióxido de carbono. El GWP es más alto para las especies
que absorben mayor radiación o tienen grandes tiempos de vida media. El
horizonte de tiempo escogido generalmente es de 100 años, queriendo
representar el futuro impacto de la sustancia en los próximos 100 años. En la tabla
1 se observa, que de los GEI directos, el que tiene mayor GWP es el óxido nitroso,
mientras que entre los compuestos halogenados los gases que tienen mayores
GWP son los PFCs, seguidos por los CFCs, los HCFCs y los HFCs (excepto el
HFC-23 que tiene un GWP muy alto).
Gases con efecto invernadero

Acción relativa Contribución real

CO 2 (dióxido de Carbono) 1 (referencia) 76 por ciento

CFCs 15.000 5 por ciento

CH 4 (metano) 25 13 por ciento

N 2 O (óxido nitroso) 230 6 por ciento

Como se indica en la columna de acción relativa, un gramo de clorofluorocarbono


(CFC) produce un efecto invernadero 15.000 veces mayor que un gramo de
dióxido de Carbono (CO 2), pero como la cantidad de
CO 2 es mucho mayor que la del resto de los gases, la
contribución real al efecto invernadero (en porcentaje)
es la que señala la columna de la derecha
Otros gases como el oxígeno y el nitrógeno, aunque se
encuentran en proporciones muchos mayores, no son
capaces de generar efecto invernadero.

Aumento de la concentración de gases con efecto


invernadero
Durante el siglo veinte la concentración de anhídrido
carbónico y otros gases invernadero en la atmósfera
creció constantemente debido a la actividad humana:
 A comienzos de siglo, por la quema de grandes
masas de vegetación para ampliar las tierras de
cultivo
 En los últimos decenios, por el uso masivo de combustibles fósiles como el
petróleo, carbón y gas natural, para obtener energía y por los procesos
industriales.

La concentración media de dióxido de carbono se ha incrementado desde unas


275 ppm (partículas por millón) antes de la revolución industrial, a 315 ppm
cuando se empezaron a usar las primeras estaciones de medida exactas en 1958,
hasta 361 ppm en 1996.
El dióxido de carbono explica más del 60 por ciento del “efecto invernadero”. El
hombre quema carbón, petróleo y gas natural a una velocidad muchísimo mayor
que el ritmo con que se crearon dichos recursos.
En ese proceso, el carbono almacenado en los combustibles se libera en la
atmósfera y perturba el ciclo del carbono , sistema con miles de años de
antigüedad y perfectamente equilibrado a través del cual se produce un
intercambio de carbono con el aire, los océanos y la vegetación terrestre.
En la actualidad, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono están
aumentando más del diez por ciento cada veinte años.
Los niveles de metano se han doblado en los últimos cien años. En 1800 la
concentración era de aproximadamente 0,8 ppmv (partes por millón en volumen) y
en 1992 era de 17 ppmv.
La cantidad de óxido de dinitrógeno se incrementa en 0,25 por ciento anual. En la
época preindustrial sus niveles serían de alrededor de 0,275 ppmv y alcanzaron
los 0, 310 ppmv en 1992.
Cambio climático
Por lógica, muchos científicos piensan que a mayor concentración de gases con
efecto invernadero se producirá mayor aumento en la temperatura en la Tierra.
A partir de 1979 los científicos
comenzaron a afirmar que un aumento al
doble en la concentración del CO 2 en la
atmósfera supondría un calentamiento
medio de la superficie de la Tierra de
entre 1,5 y 4,5º C.
Estudios más recientes sugieren que el
calentamiento se produciría más
rápidamente sobre tierra firme que sobre
los mares. Asimismo, el calentamiento se
produciría con retraso respecto al
incremento en la concentración de los
gases con efecto invernadero.
Al principio, los océanos más fríos tenderán a absorber una gran parte del calor
adicional retrasando el calentamiento de la atmósfera. Sólo cuando los océanos
lleguen a un nivel de equilibrio con los más altos niveles de CO 2 se producirá el
calentamiento final.
Como consecuencia del retraso provocado por los océanos, los científicos no
esperan que la Tierra se caliente todos los 1,5 – 4,5º C hasta hace poco previstos,
incluso aunque el nivel de CO 2 suba a más del doble y se añadan otros gases con
efecto invernadero. En la actualidad el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) predice un
calentamiento de 1,0 – 3,5º C para el año 2100.
La temperatura media de la Tierra ha crecido unos 0,6º C en los últimos 130
años
Los estudios más recientes indican que
en los últimos años se está produciendo,
de hecho, un aumento de la temperatura
media de la Tierra de algunas décimas de
grado.
Debido a la enorme complejidad de los
factores que afectan al clima es muy difícil
saber si este ascenso de temperatura
entra dentro de la variabilidad natural
(debida a factores naturales) o si es
debida al aumento del efecto invernadero
provocado por la actividad humana.
Para analizar la relación entre las diversas variables y los cambios climáticos se
usan modelos computacionales de una enorme complejidad.
Hay diversos modelos de este tipo y, aunque hay algunas diferencias entre ellos,
es significativo ver que todos ellos predicen relación directa entre incremento en la
temperatura media del planeta y aumento de las concentraciones de gases con
efecto invernadero.
Consecuencias del cambio climático

No es posible predecir con gran seguridad lo que pasaría en los distintos lugares,
pero es previsible que los desiertos se hagan más cálidos pero no más húmedos,
lo que tendría graves consecuencias en el Oriente Medio y en África donde el agua

es escasa.

Entre un tercio y la mitad de todos los glaciares del mundo y gran parte de los
casquetes polares se fundirían, poniendo en peligro las ciudades y campos
situados en los valles que se encuentran por debajo del glaciar.
Grandes superficies costeras podrían desaparecer inundadas por las aguas que
ascenderían de 0,5 a 2 m., según diferentes estimaciones. Unos 118 millones de
personas podrían ver inundados los lugares en los que viven, por la subida de las
aguas.
Tierras agrícolas se convertirían en desiertos y, en general, se producirían grandes
cambios en los ecosistemas terrestres. Estos cambios supondrían una gigantesca
convulsión en nuestra sociedad, que en un tiempo relativamente breve tendría que
hacer frente a muchas obras de contención del mar, emigraciones de millones de
personas, cambios en los cultivos, etc.
Descripción de los principales gases que provocan el efecto invernadero
Dióxido de Carbono o Anhídrido de Carbono (CO 2 )
El CO 2 no es el gas más peligroso en toxicidad y permanencia en la atmósfera,
pero sí lo es si se tiene en cuenta su concentración, mil veces superior a la de
cualquier otro producto de origen industrial. Las emisiones de gas carbónico
(CO 2 ) representan el 60 por ciento del efecto invernadero derivado de la actividad
humana.
El origen del CO 2 : Se genera al oxidarse el carbón o
cualquier compuesto que lo forme, y nada mejor para
ello que la combustión, empezando por hidrocarburos
de automóviles y calefacciones industriales, la antracita
y la hulla de las centrales térmicas, la turba de las
chimeneas, los incendios forestales y, en menor
proporción, el gas.
El CO 2 antropogénico (originado en la actividad
humana) varía sensiblemente según la zona. En los
Estados Unidos se debe al transporte; en China, a la
industria y a las térmicas; en los países de la OPEP, a
las centrales de petróleo; y en los países pobres, con
menor contaminación, a la quema de leña para hacer
fuego (calor, cocina)
La inyección total de gas carbónico en la atmósfera en
1990, como resultado de la actividad humana, se
estimaba en 30.000 millones de toneladas métricas anuales, lo que representa
una aportación de un poco más de 8.000 toneladas anuales de carbono.
La atmósfera contiene unos 750.000 millones de toneladas de carbono.
Intercambia anualmente 90.000 millones de toneladas aproximadamente con los
océanos, y 100.000 millones adicionales con la biosfera terrestre.
Los procesos naturales generan un balance entre lo que se emite y lo que se
absorbe. Pero las evidencias indican que sólo un poco más de la mitad de las
emisiones de carbono producto de la actividad humana es absorbida en estos
procesos naturales. El resto (45 por ciento) contribuye a aumentar la
concentración de carbono en la atmósfera, y por lo tanto, la retención de calor
solar. El CO2 registra un tiempo de permanencia atmosférica de 100 a 150 años.
El metano (CH 4 )
El metano, generado en actividades agropecuarias, es responsable del 16 por
ciento del efecto invernadero.
El origen del CH 4 : El metano surge fundamentalmente de la descomposición de la
materia orgánica en ambientes pobres en
oxígeno, y sus principales productores
son el ciclo digestivo del ganado, ciertos
cultivos (por ejemplo, los arrozales), los
vertederos y, en menor proporción, los
incendios forestales, la actividad de las
termitas y otros insectos.
La producción de metano se estima en
500 millones de toneladas métricas
anuales, de las que 345 millones son
producto de la actividad humana. La
mayor proporción es neutralizada por los
radicales OH, relacionados principalmente con la presencia de vapor de agua en
la atmósfera.
No obstante, la destrucción de los radicales OH por el continuo aumento de las
emisiones de CO 2 , que también reacciona con ellos, puede estar disminuyendo la
neutralización del metano en la atmósfera, contribuyendo a alargar su vida útil
como agente del cambio climático.
Aproximadamente el 90 por ciento de las emisiones de metano son neutralizadas
por este proceso. Tan sólo unos 45 millones de toneladas métricas anuales inciden
en el cambio climático.
Aunque este volumen es considerablemente inferior al de CO 2 , su efecto se
magnifica porque la contribución de cada molécula de metano en el efecto
invernadero es aproximadamente veinticinco veces superior a la de cada molécula
de CO 2 . La concentración de metano en la atmósfera se ha duplicado en los
últimos doscientos años. Su tiempo de permanencia en la atmósfera es de siete a
diez años.
El óxido nitroso
Los óxidos nitrosos (N 2 O) representan el seis por ciento del efecto invernadero.
Origen del N 2 O: Proviene principalmente de las chimeneas de las centrales
energéticas que utilizan carbón, de los tubos de escape de los automóviles, y de la
acción de los fertilizantes nitrogenados que se utilizan en agricultura.
El óxido nitroso también se libera por la degradación de fertilizantes nitrogenados
y estiércol del ganado. Aunque su concentración en la atmósfera es escasa, una
molécula de N 2 O tiene un poder de calentamiento obal 230 veces superior a la
del CO 2 , con un tiempo de permanencia en la atmósfera de 150 años.

Los clorofluorocarbonos
La producción de cloro-fluoro-carbonos (CFCs) contribuye con aproximadamente
el catorce por ciento del efecto invernadero.
Origen de los CFCs: Son gases no naturales -origen puramente industrial- con
poder tóxico. Son sustancias químicas sintéticas, formadas por cloro, flúor y
carbono.
Las moléculas de CFC tienen una larga vida activa. El CFC-11 es activo durante
unos 65 años y el CFC-12 durante unos 110 años. Cada molécula de CFC-11 y de
CFC-12 contribuye 3.500 y 7.300 veces más, respectivamente, al efecto
invernadero que cada molécula de CO2. En 1985 se registró una producción anual
de 330.000 toneladas de CFC-11 y 440.000 toneladas de CFC-12.
Los CFC también destruyen la capa de ozono en la atmósfera, y hacen que una
mayor proporción de rayos ultravioletas llegue a la superficie de la Tierra. Las
moléculas de CFC son fraccionadas por rayos ultravioletas produciendo cloro.
Éstas a la vez reducen el ozono a oxígeno al sacarle uno de sus átomos. El cloro
no sufre un cambio permanente, por lo cual, cada molécula puede repetir el
proceso, destruyendo miles de moléculas de ozono.
Una mayor incidencia de rayos ultravioleta tendría importantes
efectos tanto en la agricultura como en la salud humana. El
cáncer de piel, los problemas oculares y las afecciones del
sistema inmunológico son las amenazas más inmediatas para
la salud de la población humana. Podrían también presentarse
efectos adversos sobre las algas y el plancton, bases de la
cadena alimenticia en el mar.
Los sustitutos del CFC, los hidrofluorcarbonos (HFC) y los
hidroclorocarbonos (HCFC),son menos nocivos para el ozono,
pero contribuyen de la misma manera al efecto invernadero.
Así, pues, sólo pueden ser considerados soluciones
transitorias.
A causa de los efectos de las emisiones de CFCs, al bajo volumen que se produce
con otros gases, y al desarrollo de sustitutos, fue posible un acuerdo internacional
para reducir la producción. El Protocolo de Montreal de 1987 limitó la producción a
los niveles ya conseguidos en ese año y propuso reducir las emisiones en 50 por
ciento para el 2000.
El ozono troposférico (O 3 )
Aunque el ozono en la estratósfera forma una capa protectora que nos protege de
los rayos ultravioletas que provienen del sol, su presencia en la baja atmósfera, o
tropósfera, contribuye al efecto invernadero. Cada molécula es 2.000 veces más
efectiva al atrapar calor que una molécula de CO 2 .El origen del O 3 : Se genera
por la reacción de la luz solar con contaminantes comunes, como el monóxido de
carbono, los óxidos nitrosos y los hidrocarburos. En los trópicos, su tiempo de
permanencia en la tropósfera es de horas a días.El hexafluoruro de azufre (SF6) y
los perfluorocarbonos (PFC) también están incluidos en el Protocolo de Kioto
porque, aunque su producción es escasa, son muy tóxicos y de larga
permanencia.

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