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Contencioso Administrativo
Concepto de Medida Cautelar
Cautelares: Aquellas que se pueden adoptar preventivamente por los Tribunales y estarán
en vigor hasta que recaiga sentencia firme que ponga fin al procedimiento en el que se
hayan acordado, o hasta que éste finalice; no obstante podrán ser modificadas o revocadas
durante el curso del procedimiento si cambiaran las circunstancias en virtud de las cuales se
hubieran adoptado
Las dictadas mediante providencias judiciales, con el fin de asegurar que cierto derecho
podrá ser hecho efectivo en el caso de un litigio en el que se reconozca la existencia y
legitimidad de tal derecho. Las medidas cautelares no implican una sentencia respecto de la
existencia de un derecho, pero sí la adopción de medidas judiciales tendentes a hacer
efectivo el derecho que eventualmente sea reconocido. (p. 584).
Por su parte Torrealba (2009), señala que la finalidad de éstas es garantizar la ejecución de
las decisiones judiciales, mediante la conservación, prevención o aseguramiento de los
derechos que corresponde dilucidar en el proceso. Apuntan pues, a evitar que las sentencias
se hagan ilusorias, a conservar la igualdad procesal mediante el mantenimiento de las
situaciones existentes al inicio del proceso y a impedir cualquier circunstancia que pueda
alterar las mismas. También se destinan, como luego se detallará, a anticipar,
provisoriamente, la realización del fallo de fondo.
Por lo antes expuesto, es necesario entender que el derecho a la tutela judicial cautelar no es
más que como una manifestación del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva. En
realidad, se trata de una de sus modalidades más esenciales, y en el contencioso
administrativo cobra mayor relevancia, por cuanto existe la alta probabilidad de que la
sentencia final que declara procedente la pretensión del recurrente y condena a la
Administración a una prestación, resulte inejecutable por haberse modificado la situación
fáctica o jurídica existente al inicio de la causa, o bien, porque para el momento en que se
dicta la sentencia de fondo, se le haya producido alguna pérdida irreparable a quien ha
ganado el juicio. (Torrealba, 2009).
Requisitos de Procedencia
A este requisito del fumus boni iuris, se le define como: la indagación que hace el juez
sobre la probabilidad cualificada, sobre la apariencia cierta, de que el derecho invocado por
el solicitante de la medida cautelar en la realidad exista y que, en consecuencia, será
efectivamente reconocido en la sentencia final. Se trata de la apariencia de que la
pretensión del solicitante prosperará en el fallo de fondo.
Hay que resaltar que, a fin de que el actor cumpla su carga procesal para demostrar esta
apariencia de buen derecho, no resulta suficiente que éste se limite a alegar la procedencia
de su pretensión, sino que deberá acompañar algún tipo de prueba que permita al juez
presumir objetivamente que al solicitante le acompaña ciertamente el derecho invocado.
La ponderación de intereses no se refiere a que basta cualquier interés general para impedir
el otorgamiento de la medida cautelar, puesto que toda la actividad administrativa debe
estar presidida por la satisfacción del interés general, sino de un interés general
concretizado y de cierta gravedad. Este elemento puede jugar tanto a favor como en contra
de que se acuerde la medida cautelar, y debe ser examinado autónomamente (aunque de
forma armónica) con los restantes.
Por último se tiene que la base legal de los ya explicados requisitos se encuentra en el
Artículo 104 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, el cual
dispone:
A petición de las partes, en cualquier estado y grado del procedimiento el tribunal podrá
acordar las medidas cautelares que estime pertinentes para resguardar la apariencia del buen
derecho (fumus boni iuris) y garantizar las resultas del juicio (periculum in mora)
ponderando los intereses públicos (ponderación de los intereses públicos) generales y
colectivos concretizados y ciertas gravedades en juego, siempre que dichas medidas no
prejuzguen sobre la decisión definitiva.
-Instrumentalidad (son instrumento o medio del proceso y por tanto accesorias a la causa
principal en la cual se dictan); Explica Piero Calamandrei que las medidas cautelares no
constituyen un fin en sí mismas, sino que sólo sirven para proteger, precaver o prevenir un
fallo principal, de tal manera que son un instrumento del proceso para garantizar la eficacia
y efectividad del proceso mismo. No es concebible en el moderno Estado Social de
Derecho la posibilidad de medidas cautelares autónomas puesto que ello seria, al menos en
nuestro país, indudablemente inconstitucional
-Jurisdiccionalidad (operan dentro del proceso). Las medidas cautelares son disposiciones
jurisdiccionales en aras de proteger o precaver que el fallo de un juicio principal quede
infructuoso o ilusorio en su ejecución y, por otra parte, la efectividad del proceso
jurisdiccional. Atendiendo a esta definición existen razones formales y materiales para
afirmar el carácter de Jurisdiccionalidad de las medidas cautelares. Las razones formales
apuntan a su finalidad, esto es, la finalidad preponderante y fundamental está en proteger la
futura ejecución de un fallo y los fallos sólo pueden ser conocidos, sustanciados y decididos
por los órganos jurisdiccionale
1. Su origen jurisprudencial.
Cabe acotar, en este sentido, que la medida cautelar prevista en el artículo 136 no supone la
desaparición del efecto ejecutorio de los actos administrativos: el principio de autotutela
ejecutiva no choca contra el derecho a la tutela judicial efectiva –así lo ha aceptado
expresamente el Tribunal Constitucional español en sentencias de fechas 17 y 21 de julio de
1982– pues esta medida parte siempre del equilibro entre las prerrogativas de la
Administración y el derecho a la tutela judicial efectiva de los particulares. Se ha señalado
así que “... el reconocimiento de la constitucionalidad del privilegio de autotutela no puede
hacerse a costa de un principio más explícito en la Constitución y, además, en el capítulo de
derechos fundamentales (...) el de la tutela ‘judicial’ y aun ‘efectiva’ no simplemente
formularia o formal. La esencia de las medidas cautelares es, justamente, evitar las
frustraciones de los fallos judiciales de fondo, de modo que no resulten ‘desprovistos de
eficacia’, consolidando las situaciones que resulten contrarias al derecho según el propio
fallo ...”( García de Enterría, Eduardo, La Batalla por las medidas cautelares, segunda
Edición ampliada, Civitas, 1995, p. 314). La posibilidad de efectuar esta ponderación de
intereses queda resguardada incluso en la propia redacción del artículo 136, que sujeta la
procedencia de tal medida a “las circunstancias del caso”. Por ello, en la resolución de esta
medida cautelar, y además de los requisitos tradicionales referidos a la presunción del buen
derecho y al periculum in mora, el juez deberá ponderar el interés general que puede exigir
la ejecución del acto administrativo impugnado. Interés general que si bien puede impedir
la adopción de esta medida cautelar, no puede impedir la adopción de cualquier otra medida
preventiva que resulte cónsona con tal interés público, lo cual evidencia la importancia del
poder cautelar general del juez contencioso administrativo. Eventualmente, y también en
protección de ese interés público, puede exigirse la constitución de una caución.
Este criterio supone una vuelta a la primera interpretación dada por la jurisprudencia en
torno al artículo 136, esto es, la concepción de esta medida como una excepción al
principio de ejecutividad y ejecutoriedad de los actos administrativos y en consecuencia, la
aplicación del principio conforme al cual las excepciones deben siempre interpretarse
restrictivamente. Es ésta, precisamente, la consecuencia derivada de la jurisprudencia de la
Sala Político-Administrativa que aquí analizamos: el carácter restrictivo de la medida
cautelar contenida en el artículo 136, lo que supone la estricta aplicación de sus requisitos
de procedencia.
2. Requisitos de procedencia
Además, según este fallo, y de conformidad con lo preceptuado en el artículo 136, el juez
“...en aras de mantener el debido equilibrio entre la tutela judicial efectiva del particular y
los fines públicos...”, puede otorgar la medida cautelar bajo una condición resolutoria, a
saber, que “...el particular otorgue garantía suficiente sobre las resultas del juicio
interpuesto, esto es, que en caso de resultar infundada su pretensión judicial, la
Administración tenga la oportunidad de acometer la ejecución expedita del acto
administrativo que temporalmente le ha sido suspendido por una orden judicial...”. Es esa,
acotamos, una medida adicional que puede adoptarse a fin de proteger el interés público
lesionado por la suspensión de efectos del acto recurrido.
Este fue el punto concreto abordado en la sentencia de 28 de marzo de 2001, caso Rhone
Poulenc Rorer de Venezuela S.A. En esa ocasión se había otorgado la medida cautelar de
suspensión de efectos del acto impugnado imponiendo el juez la obligación de otorgar
caución suficiente, obligación cumplida, sin embargo, fuera del lapso fijado a tales efectos
por la Sala.
Fijadas todas estas consideraciones, y observando que la parte actora no cumplió dentro del
plazo fijado por la Sala la obligación de prestar caución pese haber efectuado diversas
diligencias en el proceso, la sentencia declara “... procedente la solicitud de revocatoria por
contrario imperio...”.