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Se dice que el siglo XIX marcó una apertura del conocimiento hacia la mujer. Y
aunque esto fue cierto, dichos esfuerzos no necesariamente tuvieron como objetivo
la liberación de la mujer. Se puede decir que coexistieron dos discursos: el de la
educación utilitaria, donde la mujer debía estar instruida para poder cumplir a
cabalidad con su labor de madre y el otro discurso donde la educación la convertia
en un miembro de la sociedad por el propio valor de si misma, no como madre, no
como compañera.
Bajtin habla…. El reflejo de esta momento de coyuntura no podía pasar
desapercibido en una novela histórica que intentaba retratar la época en que
transcurría.
El papel de la mujer es fundamental en la obra de Zepeda, y encontramos las dos
mujeres, la mujeres ornamento y las mujeres lideres.
Existe la mujer con valores masculinos, la matriarca, que monta su caballo, que se
viste de hombre
Pero también existe la mujer que se muere de amor, la mujer ornamento.
Las mujeres de Zepeda pertenecieron a una minoría privilegiada que tenia acceso
a la lectura. Y asi madres lectoras formaban hijas lectoras. Asi como la biblioteca de
la madre de Juana, fue fundamental en la formacion de ella, lo fue también para las
mujeres que vinieron después, especialmente su nuera Dolores y su nieta Juana
Maria.
La lectura que realizaban estas mujeres incluyo a la prensa como una importante
alternativa que se abrió como una posibilidad educativa inexistente por otras vías.
Juana empezó su formacion política gracias a la lectura de unas gacetas que le
prohibieron porque manifestaban pensamientos enemigos la camapana
chiapaneca, La Zumba, El triunfo de la justicia e Iris de Chiapas
Por ejemplo el primer encuentro de Juana con revistas de corte político tuvo la
siguiente reacción:
“Por primera vez advirtió que había otra forma de mirar el mundo. No todo era lo
mismo”
“Juana se enteraba de noches intensas en los libros
Ya en la época de Dolores se dice que fue una asidua lectora del correo de ultramar.
A partir de los años treinta del siglo XIX, las publicaciones periódicas en Europa
pretenden, antes que informar, educar al lectorado, supliendo así las deficiencias
de un sistema educativo