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Insolencia política

Nuestra patria, cada diga sigue siendo el país en donde los derechos se vulneran, las
leyes se flexibilizan y se acomodan a intereses de la clase política y de la misma justicia,
mientras el pueblo tiene que soportar una serie de irregularidades, abusos de corrupción de
inmenso tamaño. En las próximas elecciones a realizarse se ve en cada región un
compendio sin precedentes en la historia, es para deshonrarse.

Incurrir en delitos como apropiarse de los recursos del estado, pagar sobornos a cualquier
entidad o empresa, es tan corriente que los acusados llegan a las audiencias con la
contundente frase: “no acepto cargos” y amparándose en sus abogados y, cuando con
pruebas y evidencias salen implicados por colaboración con la justicia, les rebajan la pena
y además consiguen el privilegio de una “condena” en su casa.

Al pagar una insignificante parte de su pena los mismos abogados proponen a su cliente
demandar al Estado porque salió inocente. Esto equivale a miles de millones, lo cual indica
que más bien, según algunos críticos, tiende a ser esto un negocio rentable. Además de
tanto enredo en que se ha visto envuelta la justicia, en la actualidad no hay confianza ni
credibilidad.

El Consejo Nacional Electoral seguramente va a inscribir a nuevos aspirantes a, nombre de


las diferentes colectividades en las cuales se hallan parcelados los partidos tradicionales. Y
se postularan descendientes de senadores y representantes comprometidos, condenados
o llamados a investigación.

Nuestras leyes débiles como siempre permiten que por el hecho de ser colombiano sin
importar que hayan participado en algún hecho de comprobada corrupción, inscriben
nombres. ¿Qué podemos esperar?

Arranco la agitación de las campañas políticas para elegir Gobernadores, alcaldes,


concejales y ediles, a pesar de que algunos de los grandes electores se encuentran tras las
rejas o en casa por cárcel, inhabilitados para aspirar a sus curules, la radiografía nacional
sigue siendo igual, pues serán los votos pre-pagos, comprados por dinero efectivo,
contratos, cemento, tejas, alcohol y promesas materiales los que determinen los pequeños
cambios que tendrá nuestras regiones. En lo general se repetirán las prácticas y los
elegidos, las componendas, los apellidos y la inmensa mayoría que no participa del
proceso electoral tendrá otro cuatrienio para seguir padeciendo por su indiferencia. No hay
que ser mago o brujo para pronosticar que en las próximas elecciones seguirá imperando
la política del tamal, mermelada, la teja y la plata, porque lo bueno es el asistencialismo y
porque “a la gente le tiene sin cuidado un programa político”.

Nunca se sabe cuáles son los criterios para aceptar una candidatura. Pero creemos que el
solo hecho de ser aspirante y aunque esté inmerso en una investigación, ya debe ser
causal de exclusión de candidatos, sancionándolo con la pérdida de los derechos políticos.

Por eso nuestro país está como esta y volver a elegir a los mismos, qué insensatez de la
insolencia política.

ANUAR CORTÁZAR CÁEZ

Cascajal Magangué Bolívar

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