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ANEXO AL TRABAJO PRÁCTICO Nº 2 y 3

Para elaborar la introducción teórica

A cada instante nuestro sistema cognitivo recibe una gran cantidad de


información para procesar. Esta información puede ser muy heterogénea y compleja.
Nuestras capacidades atencionales permiten dirigir nuestros recursos mentales sobre
algunos aspectos del entorno y prescindir de aquello que resulte irrelevante evitando así
que la gran cantidad de inputs desborden nuestra capacidad de procesamiento. En este
sentido, los primeros estudios sobre la atención estuvieron orientados a describir los
procesos por medio de los cuales nuestro sistema cognitivo selecciona información
relevante del ambiente.

Los primeros modelos atencionales postularon la existencia de filtros


atencionales. Dicho filtro seleccionaría mensajes por sobre otros. El paradigma
experimental utilizado para su investigación ha sido el de los mensajes dicóticos
(Cherry, 1953; Broadbent, 1958). Los sujetos recibían simultáneamente dos mensajes
verbales (uno en cada oído) y el experimentador tomaba ciertas medidas para que el
sujeto atendiese a uno solo de los mensajes. Luego se evaluaba el recuerdo del mensaje
no atendido y el grado en que tal mensaje no había sido procesado resulta indicador del
grado en que actuó el filtro atencional.

Un problema con los modelos de filtro es que parten de la concepción de la


atención como un proceso asociado a la recepción de información. Sin embargo, es
indudable que la atención interviene también activamente cuando realizamos tareas, no
únicamente cuando recibimos mensajes verbales.

Un paradigma experimental que surgió para investigar esta cuestión es el de


atención dividida. Básicamente, este enfoque consiste en pedirle a los sujetos que
realicen dos tareas de modo simultáneo, y el grado de deterioro en el rendimiento de una
de ellas se considera como un indicio de la demanda de atención de la otra tarea
(Posner, 1978; Logan, 1878). La mayoría de las personas somos capaces de realizar dos
tareas de forma simultánea, sin embargo, en la medida en que una o ambas tareas se
vuelven más complejas comenzamos a empeorar nuestro desempeño, evidenciando así
las limitaciones de nuestros recursos atencionales. Por ejemplo Brown y Poulton (1961)
realizaron un experimento en el que se analizó sistemáticamente el efecto de
interferencia entre una tarea de codificación y memoria con la realización simultánea de
otra tarea como la conducción de un automóvil. Los sujetos debían comprender y
memorizar cierta información mientras conducían un automóvil en zonas residenciales
de poco tráfico o en zonas comerciales de alto tránsito. Los sujetos cometieron muchos
más errores en las tareas propuestas cuando conducían en áreas comerciales. Esto
implica que conducir en zonas de tráfico muy denso requiere más recursos atencionales,
con el consiguiente detrimento en la realización de otras tareas concurrentes.

En otro experimento Allport, Antonis y Reynolds (1972) propusieron a un grupo


de estudiantes de música que repitiesen en voz alta un texto que se presentaba
auditivamente al mismo tiempo que interpretaban al piano una partitura. Los textos
leídos eran fáciles (temas humorísticos con palabras de alta frecuencia de uso), o
difíciles (textos de historia con palabras poco frecuentes). Los sujetos fueron capaces de
realizar en principio las dos tareas de repetición verbal e interpretación musical, pero
cometieron considerablemente más errores en el texto difícil que en el fácil.

Los estudios de atención dividida o de doble tarea constituyen un instrumento de


análisis empírico que permite establecer inferencias sobre las limitaciones de la atención
o bien sobre las demandas atencionales de las tareas. Las teorías derivadas de estos
paradigmas consideran la atención como un sistema de recursos limitados que se
distribuyen en las tareas u operaciones mentales concurrentes. En la mayoría de estas
investigaciones habrá una tarea primaria como por ejemplo una tarea de recordar dígitos
o realizar una tarea mental, y por otro lado una tarea secundaria como ser conducir un
automóvil. El investigador luego medirá el efecto que la tarea primaria tiene sobre la
realización de la secundaria. Habitualmente el modo de medir el efecto será por medio
del tiempo de respuesta del sujeto o el número de errores cometidos. En el caso del
tiempo de respuesta, se infiere que un incremento en el mismo o en el tiempo de realizar
una tarea indicará una menor disponibilidad de recursos por parte del sujeto. Cuanto
mayor sea el tiempo de respuesta se inferirá que mayor es el efecto de interferencia de la
tarea primaria sobre la secundaria.

Para elaborar el planteo del problema de investigación

Para construir un problema que de sentido a la investigación es importante


pensar y reflexionar acerca de los problemas cotidianos que se derivan de las
limitaciones presentes en nuestros recursos atencionales. Por ejemplo, pensar en el
desarrollo tecnológico y cómo progresivamente nos expone a mayor número de
estímulos y la ejecución simultánea de diferentes actividades mientras atendemos a los
mismos. Tal es el caso de los autos que cuentan cada vez con mayor número de
estímulos a los que el conductor debe atender (e.g., sensores de velocidad, indicadores
de temperatura, GPS, controles para el estéreo, etc.). Sumado a ello, cada vez es más
frecuente el uso del celular durante la conducción e incluso la tecnología posibilita hasta
reproducir una película mientras el conductor maneja. A partir de ello imaginar la
relevancia del estudio de las limitaciones atencionales de nuestro sistema cognitivo para
comprender mejor los problemas y consecuencias que pueden surgir de las mismas.

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