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Facultad de Educación
Ciudad: Logroño
Fecha: 26 de mayo de 2016
Índice
1. Introducción ................................................................................................ 3
4.3. Las diferentes artes y sus posibles usos como recursos didácticos .. 10
4.3.3. La música............................................................................ 21
5. Discusión ......................................................................................................... 25
6. Conclusiones .................................................................................................... 26
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Resumen: el presente trabajo ahonda en la aplicabilidad de recursos
didácticos artísticos que no son habituales en el aula y que, sin embargo,
poseen numerosas ventajas y posibilidades educativas. Estas artes, la pintura,
escultura, arquitectura, música y literatura; ofrecen un sinfín de
oportunidades en la didáctica de la historia, especialmente en la Educación
Secundaria Obligatoria y bachillerato, en las que vamos a profundizar con
este trabajo. Se observa que ni los centros ni las instituciones educativas
están familiarizados con el uso de este tipo de recursos ya que no los
contemplan en sus bases de datos, unidades didácticas y planes de estudio.
De esta manera, revalorizamos su uso y seleccionamos algunas propuestas de
su uso en este trabajo. En definitiva, las artes deben estar presentes en la
práctica educativa de secundaria dados sus beneficios y su infinidad de
modos de aplicación, como propugnar valores cívicos y sociales, afianzar el
conocimiento histórico mediante contextos histórico-sociales o la reflexión
estética y patrimonial. Veremos cómo aplicar las diferentes artes propuestas y
de qué pueden servir en el día a día de la clase de historia, tanto conceptual
como procedimental y actitudinalmente. Como muchos estudiosos han
sentenciado, no son un recurso didáctico vacío y falto de contenido para el
aula de secundaria, sino que permiten un enfoque interdisciplinar de
cualquier materia. Finalmente hemos llegado a la conclusión de que la
utilización de la obra artística de cualquier naturaleza es beneficiosa para el
desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Palabras clave: arte, recursos didácticos, historia, educación secundaria.
Abstract: this paper aims to develop a deeper understanding of artistic
learning resources‟ applicability that usually have no place at classroom
practice. However these resoruces provides countless advantages and
education posibilities. These arts, painting, sculpture, arquitectura, music
and literatura, offer multiple development opportunities to the diddactics of
History, specially on Secondary Education and baccalaureate, which we are
going to focus on. It is seen that neither the schools or educative institutions
are used to use these kind of resources since they are not present at data
bases, teaching unit or study plannings. Given that, we push up its value
and we select some designs of its use in this paper. Ultimately, art must be
present on day-a-day teaching because of its benefits and vast number of
application ways, like defend social and civic values, strengthen historic
concepts by contexts or aesthetic and patrimonial reflection. We will focus
on the way we use the different arts and what can they aport to the history
classroom routine, theoricaly, practicaly and about values. As many
researchers have said they aren‟t a blank resource with lack of content for
secondary education, but they aloud us to approach interdisciplinary to any
kind of subject. To conclude we have realized that the inclusión of any art
product makes a difference in the education-learning process.
Key words: art, learning resources, history, secondary education.
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1. Introducción
Nadie duda de que la experiencia artística y estética sea sumamente importante para
el desarrollo integral del hombre pero, aun así, queda mucho que explotar de las
artes en campos como el de la educación. Por ello, mediante este trabajo de estado
de la cuestión bibliográfico vamos a explorar las diferentes posibilidades que las
artes ofrecen para el estudio de la Historia, es decir, la aplicabilidad del arte como
recurso didáctico en Educación Secundaria.
Dado que nuestra misión no entra dentro del campo investigador propiamente
dicho, vamos a realizar un estado de la cuestión bibliográfico sobre el tema ya
expuesto, es decir, una metodología cualitativa, para así comprender mejor las
posibilidades actuales del arte como recurso.
La elección del tema del presente Trabajo de Fin de Máster (TFM) responde a causas
de diversa naturaleza. En primer lugar, la realización de los estudios en el Grado de
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Historia del Arte por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y experiencias
personales en las artes de todo tipo, nos condujeron al planteamiento de este
trabajo. Por otro lado, nuestra experiencia en las prácticas durante la formación en
el Máster universitario en formación del profesorado de Educación Secundaria
Obligatoria y bachillerato, Formación profesional y Enseñanzas de idiomas, hizo
que viéramos la potencialidad del uso del arte y manifestaciones artístico-
patrimoniales en la didáctica de la Historia, sobre todo en los niveles superiores de
secundaria y bachillerato.
Mediante esta revisión bibliográfica pretendemos recoger los estudios que se han
realizado sobre el uso del arte como recurso didáctico en Educación Secundaria para
así hacer patente el valor del trabajo con manifestaciones artísticas plásticas,
musicales y teatrales, por ser las que están más relegadas de la práctica educativa, en
una sociedad estrictamente unida a lo iconográfico y lo estético.
Por ello, mediante este trabajo nos planteamos el siguiente objetivo general:
4
en la práctica docente; y para dar mayor peso a las artes relegadas al estudio de la
disciplina de Historia del Arte, sin aplicación actual en la formación de los alumnos
de secundaria y bachillerato.
3. Justificación de la bibliografía
5
concretamente cabe destacar a Chalmers (1996), Addis y Erickson (1993), Gil y Pol
(1994), Romera (1999) y Vygotsky (1930) como los autores “clásicos” que defienden
la presencia artística en los centros educativos. Todos estos, por su autoridad,
publicaciones e importancia en la comunidad educativa son los que nos han ayudado
a asentar las bases de este trabajo de revisión bibliográfica. A partir de dichos
autores, se han configurado posteriormente otros estudios de interés, actualizados y
valiosos para la práctica docente actual, como los de Águila, Nuñez y Raquimán
(2011), Arnal (2000), Franz (2008), Efland (2004), Hernández Ríos (2015) o Jové
Peres (2000), que han comenzado un nuevo camino hacia la revalorización de las
artes en el aula. Posteriormente, para la poesía destacan por autoridad y actualidad
Álvarez (2014), Arellano (1998), Barrantes (2013), Cantero (2014) y Nuñez (1999); y
para el teatro Onieva (2011), Ogando (2002) y Spang (1998). Por su parte, para la
obra artística musical hemos profundizado en los estudios de Batista (2009, 2012),
De la Ossa (2013), Martínez Berriel (2013) y Martínez Zapata (2015), relevantes por
su actualidad y su apertura de líneas de investigación didáctica.
Por otro lado no hay que olvidarse de las obras artísticas propiamente dichas, ya que
constituyen en sí mismas fuentes primarias para nuestro estudio sobre el contexto
en el que se realizaron. Así, las obras pictóricas, escultóricas, arquitectónicas,
literarias o musicales que vamos a abordar a lo largo del presente trabajo son de vital
importancia para el desarrollo de este estudio. De la misma manera, debemos incluir
como fuente primaria los documentos legales de carácter estatal y autonómico.
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4. Marco teórico
Uno de estos recursos que podemos utilizar son las artes, como ya se puede observar
en las aulas con el uso del cine, la fotografía y la novela histórica. Sin embargo, hay
un sinfín de productos artísticos más allá de los ya mencionados y son los que vamos
a abordar a lo largo de este trabajo. Hay mucha literatura acerca del recurso
didáctico artístico pero vamos a dedicar este apartado del trabajo a referenciar lo
que los autores más influyentes han dicho sobre las artes en ámbito educativo en la
disciplina histórica.
Los autores del ámbito educativo y pedagógico, como Cruz Arrillaga (2000), dictan
que el arte es un hecho cultural y social que trasciende al objeto o soporte en el que
se ubica, utilizando la sensibilización y un lenguaje propio accesible a todos,
universal. También Jové Péres (2000) sigue los postulados de Vygotsky (1930)
cuando dice que cada obra es una entidad autónoma pero siempre inserta en un
contexto. Muchos autores consideran la producción artística necesaria para el
hombre, siendo innata e inherente al ser humano, como una forma de expresión
comunicativa más (Chalmers 1996).
Sin embargo, cuando recurrimos a especialistas en Historia del Arte apreciamos que
estos tienen una visión mucho más amplia del arte. De hecho, a lo largo de la
historia el concepto y definición del arte ha sufrido numerosos e importantes
cambios, pasando de considerarse una mera actividad técnica o artesanal a una
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expresión estética del interior del individuo. Si bien es muy difícil concretar el
concepto, ya que cada obra de arte tendrá una causa y un fin según sus
características y contexto, hemos elegido la definición de arte que más se ajusta a
nuestro objetivo, su vinculación con el ámbito de la educación histórica. Así, nuestro
concepto de arte coincide con el de Stanislaw Witkiewicz (1992, p. 8) que concluye
que “el arte sirve para descubrir, identificar, describir y fijar nuestras experiencias,
nuestra realidad interior”.
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poniendo especial énfasis en el arte y la cultura de época contemporánea (RD
1631/2006, pp. 708-709).
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Cantabria y los artistas más importantes de la región (Decreto 38/2015, pp. 3001-
3017)
Son Gómez, Molina y Pagán (2012) quienes han detectado los problemas que se
derivan del modo de integración del arte en el currículo. Estos destacan que la
división en bloques temáticos descontextualiza el conocimiento histórico-artístico, el
énfasis en los contenidos conceptuales, los criterios puramente academicistas y la
ausencia de conocimiento práctico son los obstáculos más importantes que las artes
se encuentran en el currículo, además de su uso restringido a apoyar a las ciencias
sociales en los libros de texto.
Por último, queremos hacer patente, tal y como apuntan Addiss y Erickson (1993), la
necesidad del arte en el currículo, dado que no importa a qué disciplina lo
apliquemos, por su interdisciplinaridad. Además, coincidimos con Vygotsky (1930)
cuando dice que el arte conduce al mismo sitio que el conocimiento científico, solo
que por un camino diferente, basado en la imaginación y la sensibilidad; y esto se
hace mucho más evidente cuando nos situamos en la disciplina histórica.
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denominado „cultura artística‟ donde el hecho educativo es mucho más enriquecedor
(Águila, Núñez y Raquimán 2011, pp. 21-22). Nos viene a colación el testimonio de
Efland (2004, p.213) cuando dice que “el argumento a favor de las artes en la
educación debería hacer hincapié en lo que pueden ofrecer, que es probable que
mejore las oportunidades de vida de los individuos en su preparación para el futuro
(…)”, reforzando la idea de que el arte tiene cabida en el currículo escolar.
Las artes permiten una flexibilidad total y carácter interdisciplinar, por lo que,
aunque su utilización como recurso se dé en la clase de historia, sus frutos serán
significativos para todo tipo de conocimiento dentro y fuera del centro. Así, el arte
en el aula permite fomentar la conservación cultural, la comunicación, igualdad,
estudio de contextos sociales, construcción de incertidumbre; en definitiva,
competencias, habilidades, capacidades y procedimientos (Águila et al. 2011, p.28).
También Chalmers (1996) cree que el arte ayuda a asumir la multiculturalidad y la
visión estética, evitando el determinismo geográfico, el etnocentrismo y el racismo o
perjuicio.
Son muchos los autores que reivindican acabar con la relación de vasallaje entre el
arte y la historia, ya que aquel no es solo una manifestación de aspectos personales,
sino que también es una propuesta de lenguaje característico que, si bien ayuda a
comprender un acontecimiento histórico, también tiene sentido por sí solo (García y
Cascajero, 2003, p. 523). Otros, por el contrario, aceptan que el arte tiene gran
fuerza educativa junto a la historia, facilitando visualizar la continuidad o cambio
histórico, descifrando códigos visuales e interpretando la imagen como fuente
(Trepat 2000, p. 90). Siguiendo a este último autor, decimos que las posibilidades
de lo artístico como fuente primaria son innumerables: desde un primer contacto
con el periodo correspondiente hasta un método de introducción a la investigación
según la observación y comparación, pasando por el refuerzo de la sensibilidad del
alumno. Considera que el valor del arte es su conocimiento hacia la democratización,
valoración y difusión del patrimonio artístico y cultural a tenor de un contexto
histórico particular (Trepat 2000, p. 89).
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4.3.1. Las artes mayores: arquitectura, escultura y pintura
Cuando hablamos de arte ante un público no especializado serán las tres artes
mayores las que este sobreentenderá: arquitectura, escultura y pintura. Hay que
advertir de que la denominación “arte mayor” está obsoleta, ya que en la actualidad
no existe superioridad entre disciplinas artísticas, pero utilizamos el concepto para
acotar y referirnos a las tres artes que más relevancia han tenido a lo largo de la
historia. Sin embargo, aunque las agrupemos en un mismo apartado, tenemos que
tener en cuenta que cada una tiene un lenguaje específico, un soporte y una manera
de transmitir la información, la histórica en nuestro caso. Antes de comenzar a
desgranar los diferentes recursos, debemos entender que las artes mayores, nos
proporcionan diferentes tipos de conocimientos: sobre el procedimiento de su
creación, sobre su contexto y sobre el efecto que este produce en la sociedad
(emociones estéticas); por lo que se considera que el producto plástico tiene gran
potencial formativo no solo en su materialidad, sino también en su creación y
pervivencia, y su lenguaje, un sistema de signos que se adquiere mediante el mundo
vivencial y emocional. Por esto último, la lectura y contemplación del arte debe
mantener vínculos de dependencia entre los signos y los marcos socioculturales,
para obtener una visión mucho más certera y acertada del periodo histórico
trabajado (Jové Peres, 2000). Las artes, como señalan Santisteban y Pagès (2011)
poseen diferentes dimensiones que los alumnos pueden exprimir cuando las utilizan
como recurso didáctico, a saber: la experiencial, la formal, la simbólica, la material y
la contextual. De esta manera, la dimensión experiencial ahondará en la vivencia del
alumno ante la obra de arte, es decir, la respuesta y reacción estética. En segundo
lugar, la formal se ocupa de la estructura y composición de la obra a la que el alumno
se enfrenta mediante un contacto meramente sensorial, al que se contrapone la
dimensión material, que se encarga de entender qué soporte y tipo de material se
utiliza para su creación, no su estructura. Sin embargo, la dimensión simbólica de
una obra requiere reflexión sobre su significado, es decir, un nivel mayor de
abstracción, al que se une finalmente la dimensión contextual sobre las
circunstancias que permitieron que tal obra se gestara en un momento concreto por
una sociedad determinada. Estas cinco dimensiones responden a diferentes tipos de
conocimiento sobre una misma obra de arte, por lo que si las estudiamos podremos
conformar un saber completo acerca del producto artístico, hecho que beneficia al
alumno de secundaria, ya que se ejercitan diferentes tipos de procedimientos de
acceso a diferentes contenidos.
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Dimensiones Experiencial Formal Simbólica Material Contextual
Objeto de Vivencia estética Estructura y Significado Soporte y tipo Circunstancias
estudio composición de material políticas,
de la obra sociales,
culturales…
Beneficio Favorece la Permite Reflexiona sobre Nos da Ayuda a
para el práctica de la conocer qué el sentido y información comprender el
alumno experiencia constituye una significado del sobre el contexto
estética obra de arte y mensaje de la material de la histórico y
qué elementos obra haciendo obra, social de la
la configuran hincapié en conocimiento época de
conceptos puramente creación.
abstractos. sensible.
Fig. 1. Las dimensiones de la obra artística. Fuente: elaboración propia basada en Santisteban (2011)
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ello, este arte civil se tiene como monumento vivo y narrativo que ilustra los
aspectos socio-culturales y su uso histórico, ya sea de adoctrinamiento, instrucción o
sensibilización de la comunidad según el régimen político que lo mandase erigir
(Cruz Arrillaga, 2000). La arquitectura posibilita así la puesta en práctica de las
asignaturas de ciencias sociales, sobre todo historia, ya que es una manera de entrar
en contacto con una realidad estudiada, relacionar contenidos, motivar actividades
culturales y dar a conocer el patrimonio cultural (Carrero Fernández 2009, p. 52).
Las visitas a monumentos y patrimonio arquitectónico necesitan trabajo previo en el
aula, como hemos apuntado en el párrafo anterior pero, aun así, reportan muy
buenos resultados dado su carácter vivencial, ya que supone una relación directa con
áreas diferentes del conocimiento respecto a una obra patrimonial, sobre todo si se
utiliza una metodología de trabajo activa y globalizadora que permita el aprendizaje
significativo. Además, como apunta Jaén Milla (2015, p. 835) el valor didáctico del
patrimonio en la historia reside en que supone una ampliación de conocimiento,
valoración y conciencia sobre la conservación del mismo, favoreciendo la empatía y
la formación para la ciudadanía, además de consolidar los contenidos históricos. El
uso de la arquitectura como recurso didáctico suele realizarse mediante visitas al
lugar de emplazamiento de la misma, dado que por ser un edificio funcional, se
puede recorrer y obtener así una experiencia mucho más fructífera. Nos permite
activar la imaginación ante la percepción de belleza, pero también establecer
conexiones con imágenes que ya tenemos almacenadas en nuestra memoria, el
bagaje visual que cada alumno tiene, para así comprender mejor la función del
edificio y el porqué de su construcción (Arnal, 2000).
Aunque hemos dicho más arriba que cada producción artística utilizaba parámetros
de expresión y configuración diferentes, por su proximidad englobaremos para este
estudio las disciplinas de escultura y pintura, denominadas también artes plásticas.
Como ya hemos comentado, la obra de arte es un producto de prácticas y hechos
histórico-sociales específicos de grupos sociales concretos, lo que la convierte en
fuente primaria (Cuenca 2009, p. 124), siendo esto la causa primigenia del valor que
tiene la obra artística para la historia. El acento de los contenidos que se quieren
adquirir mediante el uso de los recursos artísticos no está en la memorización, sino
en la observación, comentario y crítica. Teniendo esto claro, las aplicaciones de
contenidos mediante obras plásticas van desde el goce estético individual y la
comprensión o explicación de su contexto, hasta la descripción del lenguaje
iconográfico y el análisis crítico. Estos contenidos procedimentales deben ser
introducidos por una explicación, ejemplo correspondiente, propuesta de actividad
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sencilla y una sistematización del proceso a lo largo de la etapa, para que se afiance
como habilidad del alumno.
El acercamiento a las obras escultóricas o pictóricas puede ser de dos tipos: indirecta
o directa. La primera es la que se utiliza de manera sistemática dentro del aula, es
decir, mediante reproducciones fotográficas o diapositivas, que tienen su valor
especialmente en temas poco claros o con los que los alumnos no están
familiarizados (por ejemplo composición, estructura y cánones de una obra).
Mediante la aproximación indirecta se proponen actividades de comentario de
obras, búsqueda de información acerca del contexto y crítica estética. Queremos
hacer hincapié en el comentario de una obra artística, por aunar todo lo
anteriormente expuesto. Como dicen Burke (2001) o Trepat (2000), el comentario
artístico dentro de una unidad didáctica lleva implícito el uso de los paradigmas
positivista, formalista, iconológico y sociológico. Con estos cuatro parámetros el
alumno se acercará a la obra de arte, en primer lugar mediante una ficha técnica en
la que se familiarizará con el vocabulario específico del producto artístico, y
documentación administrada por el docente. Con esto podrá introducirse en la
mecánica del comentario, para así comenzar con el análisis formal, para seguir con
el análisis iconográfico e interpretación, estos últimos con ayuda del docente
mediante propuestas y preguntas a modo de guión. Así, se acercarán primero al
contexto histórico-social de la obra y su lenguaje, para pasar después a la
descripción visual, la descripción del tema y, por último, a reflexionar acerca de los
posibles significados que en la obra se dan, ahondando en todo momento en el
conocimiento histórico de la unidad didáctica en la que el grupo se encuentre, dado
que la obra es siempre objeto de percepción y conocimiento asociado al periodo
histórico (García Estrada 2003). El comentario de una obra plástica además puede
servirnos para corroborar lo que un texto que hemos manejado en clase dice sobre la
época que nos interese, o incluso para comparar dos obras diferentes.
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significativo, mediante actividades (Trepat 2000, p. 110). Las visitas a museos o
exposiciones son comunes en la práctica educativa como actividades
extraordinarias, enfocadas a una o más asignaturas. Hay mucha literatura sobre el
uso didáctico del museo para secundaria pero nosotros destacamos los estudios de
Peixoto de Alencar (2015), Gundestrup-Larsen (2014) y Gil y Pol (1994). Todos ellos
coindicen en que el museo es un espacio educativo, casa de la memoria como
recopilación de actos derivados de la historia, representando así a grupos y
colectivos de la sociedad tanto actual como de periodos anteriores. El arte que
encontramos en una exposición permite que los alumnos ejerciten el análisis crítico,
el contexto, la sensibilidad, el arte como fuente histórica y el lenguaje pictórico;
mediante dos caminos: la narrativa visual clásica difusora de conocimiento y la
narrativa visual mediadora y de diálogo que implica un aprendizaje real (Peixoto de
Alencar 2015, p. 108). Debemos apuntar hacia esta última opción, dado que el arte
no ilustra hechos reales, por lo que no podemos tomarlos como referencia de
conocimiento histórico, sino que los interpreta según el concepto de producción de
la imagen que tuvo quién la creó. Por ello es interesante la conclusión de Franz ante
la pintura histórica y su uso como recurso para la historia:
A tenor de la visita museística como actividad, Gil y Pol (1994) proponen el uso de
los itinerarios del Museo Nacional del Prado de manera continuada para una
secuencia didáctica de la asignatura de Ciencias Sociales. Así, se acercan a la obra de
arte como documento primario, sin que sea el propio objeto de estudio, sino para
trabajar los aspectos históricos que esta refleja, ayudando a afianzar contenidos,
fomentando la curiosidad e introduciendo el método analítico. Su estudio propone
una selección de 35 cuadros en exposición que reflejan aspectos de trabajo y
sociedad del Antiguo Régimen sobre los que los alumnos de 3º de la ESO trabajarán.
El procedimiento de la actividad se basa en la observación, comparación y
explicación de los trabajos reflejados en las obras, para después integrarlos en su
marco histórico, mediante comentarios de las obras, lectura de textos de apoyo y la
clasificación de las temáticas de las obras.
La experiencia estética que los alumnos viven ante una obra de arte, ya sea
arquitectónica, escultórica o pictórica, debe ser apoyada por el conocimiento
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histórico que se imparte en los centros para así cumplir uno de los objetivos no
escritos de la educación: comprender el mundo y saber interpretarlo según la
realidad y la veracidad. De esta manera, cultura y educación se funden, puesto que
toda producción humana tiene estética y, por lo tanto, el mundo está dotado de la
misma. Por ello, la educación artística y estética completará la sabiduría del
individuo, ayudándole a comprender el mundo que le rodea (Romera 1999, p. 106).
Nos encargaremos en primer lugar del análisis del teatro y su representación como
recurso didáctico para la historia. Ogando (2002) explica que la motivación del
teatro en el ámbito histórico radica en que en él se relacionan la obra representada,
su referente textual y su referente en el mundo, pudiendo expresar todo tipo de
compromisos según su raíz intencional. Así, las motivaciones del teatro de tema
histórico para la educación se encuentran en que hablan para el presente con una
óptica e intención concreta dictada por el autor o director. De esta manera, aunque
el teatro histórico tenga su contexto en el pasado, siempre está enfocado a una
vivencia del presente, realizando una confrontación analógica que produce dos
significados: el momento histórico pasado y la perspectiva que tenemos de él desde
el presente. En cuanto a la intencionalidad de la obra teatral, encontramos que
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siempre existe de una u otra forma, pero muchas veces no es tan explícita como en
obras comprometidas política o socialmente de manera abierta. Por ello, las obras en
las que la motivación política no es patente, aunque tengan mínimo trasfondo, se
interesan por lo histórico, su efecto en la realidad y la suntuosidad y la retórica. Sin
embargo, las obras comprometidas que se dedican a reafirmar o negar algún
aspecto, tienen una función didáctica, de revisión de la historia y de búsqueda de
modelos en el pasado para la situación del presente. De esta manera, la historia que
se refleja en el teatro forma parte de una forma de contar lo que ocurre en la
sociedad presente, con miras al pasado. Tal y como nos muestra Lauer (1992) uno de
los periodos más importantes para la composición de dramas históricos es el Siglo
de Oro español, en el que el teatro de Lope de Vega, Virués o Calderón de la Barca,
tiene base histórica bajo el argumento, haciéndonos más fácil entender la sociedad
del momento y compararla o establecer similitudes con la nuestra.
Los objetivos del teatro en educación son similares a los de otras artes: fomentar la
memoria, relacionarse con el lenguaje artístico, relación con el entorno social y
cincelar sensibilidad y valores. Según esto, Murphy (2007) propone diferentes usos
de la teatralidad en la clase de historia que van desde role-playing y análisis del
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contexto de la obra, hasta la asistencia a una función teatral tanto profesional como
escolar.
Por otro lado, Barrantes (2013) ve en el uso de la poesía una oportunidad para
conocer el mundo, la humanidad y la realidad, auxiliando en todo momento a las
ciencias sociales: historia, geografía y ética. Cree que los poemas magnifican un
hecho histórico de manera presencial, situando la obra literaria entre variables
sociales de todo tipo. Por esto, la poesía tiene ciertas ideas subyacentes que la
inscriben en una época y lugar concretos, a los que tenemos que acercarnos
coherentemente desde una visión histórica. También opina que la poesía en el aula
debe leerse teniendo en cuenta el objetivo que se tiene en la actividad, haciendo
hincapié en los aspectos históricos que interesen para la unidad didáctica en la que
nos encontremos. Para un primer acercamiento a la poesía desde la visión de la
historia, Barrantes propone la lectura y análisis del poema de Bertolt Brecht
Preguntas de un obrero ante un libro, dentro de Historias de almanaque (1939):
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¿tenía solo palacios para sus habitantes? Hasta la fabulosa
Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César venció a los galos;
¿no llevaba consigo si quiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse su flota,
¿no lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de Siete Años,
¿quién la venció además?
Una victoria en cada página,
¿quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
Una pregunta para cada historia. (Bretch 1968, p.91)
También atribuido a Bretch, este mismo autor propone el uso de una de las partes
del poema A los hombres futuros (1938) en la enseñanza de historia:
Otros autores como Álvarez (2014), proponen el uso de un género poético concreto,
en este caso la poesía épica, que es la más fiel al hecho histórico, o la poesía
histórica, que refleja el hecho histórico bajo la óptica de sus autores, entre los que
destaca Kavafis, Chesterson o Borges. Partiendo de la premisa platónica de que el
poeta nunca relatará la verdad, muchos estudiosos han decidido dar un paso más y
seguir la opinión de la comunidad aristotélica, ya que esta cree que la poesía, frente
a la historia que dice lo que ha acontecido en un momento concreto, relata lo que
podía haber pasado bajo un punto de vista mucho más general y filosófico. Arellano
(1998) parte de esta idea para decir que la poesía no convence de que un hecho es
real, sino que erige una construcción artística basándose en aquel hecho, algo que
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para el estudio de la historia en el nivel de secundaria ejerce motivación en el
alumnado y le introduce en la época correspondiente.
Aunque la poesía no es historia, Nuñez (1999) nos advierte de que sí es histórica por
registrar algo en un momento concreto que tiene a su vez una interpretación por
parte del poeta. Así, la poesía histórica busca el contexto emocional en un hecho
histórico, recreando un acontecimiento para reforzar la historicidad, aunque esta sea
inexacta. Por esto, el valor didáctico de la poesía para la historia no se define por su
rigor o exactitud, sino por la expresión de una forma de concreción y sensibilidad,
subjetivando el hecho histórico. Siguiendo esta dirección, Venegas (2015) ve el valor
de la obra poética como fuente primaria de estudio, como ya lo fueron los escritos de
Heródoto o Tucídides, dado que el arte, como expresión humana que es, tiene
asiento en la realidad y es un eco de la época en la que se compone. Más allá del
valor artístico, la poesía es una herramienta de expresión y debate sobre la sociedad
o momento histórico estudiado, y es esto lo que se puede explotar cuando utilizamos
la poesía como recurso didáctico en secundaria.
Con todo esto, vemos que el teatro y la poesía, como obras literarias que son, tienen
cabida en la práctica educativa actual como recursos para la historia, porque en
algunos casos son fuentes primarias y en otros son recreaciones de la sociedad en la
que se basan para el objeto artístico propiamente dicho. Nos permiten acercarnos a
la sociedad que lo creó mediante un punto de vista diferente, lejos del rigor, pero de
una manera más divulgativa y motivadora, impregnada de belleza.
4.3.3. Música
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Dentro del producto musical queremos centrar nuestra atención en la canción
convencional. Todo el constructo cultural de una sociedad se puede plasmar en una
canción, razón por la cual queremos que entre en la práctica educativa del aula de
secundaria, ya que es una de las expresiones que mejor refleja las personas y su
cotidianidad, porque todas las canciones, como sabemos, tienen trasfondo, ya sea
ideológico o simplemente emocional. La canción y su estudio en el aula, como nos
muestra Martínez Zapata (2015), permite asimilar contenidos de las ciencias
sociales, especialmente los políticos y sociales, ejerciendo una fuerte motivación en
los alumnos. Martínez propone con este fin una actividad que se base en la escucha,
análisis y reflexión de canciones que, dada su temática, su autor o su letra, nos
ayuden a entender mejor los contenidos que se han impartido en una unidad
didáctica. El autor nos señala que el trabajo con canciones permite que los alumnos
expresen sus ideas, participen y entiendan la posición crítica que tiene, en ocasiones,
el arte como producto cultural de una época concreta. Entre las tipologías musicales
que más nos ayudarán para la realización de nuestros objetivos destacamos la
canción protesta, los himnos nacionales o los himnos de agrupaciones o colectivos
tanto políticos como culturales.
22
ansia de cambio, ruptura y desgaste durante el régimen de Hitler. Así, la autora pide
traspasar este conocimiento de relaciones culturales entre disciplinas al plano
educativo, ya que los alumnos quizás entiendan mejor lo que la sociedad europea
sintió durante una dictadura o un régimen opresor.
Como ejemplo concreto del uso de una ópera como recurso, De la Ossa (2013) nos
explica en su estudio que hay obras de diferente temática o interés que nos ayudarán
a profundizar en contenidos diversos. Por un lado, hay óperas de temática
puramente histórica, como Maria Stuarda,
Ana Bolena o Guillermo Tell, entre otras,
que nos ayudarán a situarnos en un contexto
histórico social concreto para entenderlo
mejor; y por otro, aquellas que nos ayudarán
a adoptar valores sociales, como El pequeño
deshollinador. Sobre esta última, el
Fig. 3: Representación de „El pequeño
estudioso concluye que ayuda a los alumnos deshollinador‟ (2015)
Fuente: elegirhoy.com
a ejercer la solidaridad y la denuncia ante la
23
explotación infantil, además de acercarnos a la época histórica en la que se inserta:
el siglo XIX inglés.
Tras esto, podemos concluir que si bien parecía que la música, por su inmaterialidad
y evanescencia, no podría formar parte del conocimiento histórico, la realidad es
totalmente contraria: la música, como cualquier obra de arte, es fruto de su tiempo
y, por ello, es una buena fuente para acercarnos al periodo histórico en la que se
haya engendrado, teniendo siempre presente que utiliza un lenguaje particular y
cargado de giros retóricos y estéticos. Esto se subsana con una planificación del uso
de estos recursos que posea actividades introductorias, de profundización y de
afianzamiento del conocimiento, siempre dirigidas por el docente y sin olvidar el
objetivo que se persigue con ellas.
Como hemos podido observar, el uso didáctico de las artes permite de manera
interdisciplinar, no solo ante la disciplina histórica, la asimilación de contenidos
actitudinales que tienen más que ver con valores y el saber ser y estar en el mundo
que con el conocimiento teórico propiamente dicho. Así, el arte en el centro
educativo permite comprender la expresión del individuo, favoreciendo el
sentimiento de identidad ciudadana respetable, el pensamiento social crítico, la
reflexión, la implicación en la conservación del patrimonio común, el respeto,
valores antirracistas y antixenófobos… Por lo que constituyen recursos
especialmente motivadores y fructíferos para el proceso de enseñanza-aprendizaje
del alumnado (González 2008).
24
analizarlo y reflexionar sobre él (Hernández 2015). Sobre esto, Gudín de la Lama
(2013) considera a las artes una herramienta fundamental para el ejercicio de dos
cuestiones: la competencia cultural y artística, como necesidad de una habilidad
perceptiva, imaginativa o de pensamiento; y la pauta de observación. Esta última se
refiere al acceso directo de la realidad, un objetivo pedagógico fundamental, de
manera interdisciplinar mediante el uso del arte y con una metodología derivada de
la mayéutica socrática. Además, el autor propone el uso del método iconográfico
inaugurado por Panofsky que consiste en un primer acercamiento basado en la
observación, el reconocimiento de modelos ya asimilados por el educando y el
estudio pormenorizado de la forma y contenido de la obra.
Por otro lado, tenemos aquellos conocimientos que las artes nos brindan pero que
competen a las disciplinas de las ciencias sociales, concretamente la historia. Estas
habilidades tienen objetivos comunes que Hernández (2015) resume en el
entendimiento de la causalidad de la historia, la reflexión acerca de los hechos, el
fomento de la conciencia y la valoración de la memoria histórica. A todo esto,
González (2008) añade la comprensión del presente a través de los hechos pasados,
la asociación de una obra ante su contexto histórico y social, el estudio del medio, la
significación del pasado y la continuidad temporal. De esta manera, los deberes de
los recursos didácticos, sean del tipo que sean, en la disciplina histórica se resumen
en la necesidad de dar una visión crítica de los hechos, crear una imagen del pasado
y ayudar a la experiencia vivencial del mismo.
5. Discusión
Los trabajos que hemos referenciado son una prueba de que la presencia de las artes
en el currículo, ya sea como contenido o como recurso didáctico, debe ser más que
accesoria, es decir, es necesario llevar más allá la utilización de los recursos artísticos
en la práctica docente dado que suponen un medio diferente de realizar los objetivos
didácticos de la asignatura de historia y, además, como recursos que son ayudan al
alumno a interiorizar contenidos de cualquier tipo, ya que conceptualmente nos
aportan sentido, procedimentalmente ayudan a practicar ciertas habilidades y
actitudinalmente son una fuente muy rica de valores solidarios, de respeto al
patrimonio y la memoria histórica y, por otro lado, muy importantes para entender
la diversidad en el mundo.
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sin ningún tipo de experiencia en la puesta en práctica de lo que en ellos vemos que
nos pueden ofrecer las artes.
También debemos tener en cuenta que la integración de las artes en el currículo está
presente en la legislación estatal y autonómica, pero en la práctica educativa
cotidiana no se le da la importancia que en el currículo se estipula que debe darse. Se
incluyen manifestaciones artísticas como contenidos de la disciplina histórica, ya no
solo como apoyo, sino también como concreción de los productos de una sociedad.
Sin embargo, los estudios referenciados nos dan cuentan de que en realidad en las
aulas no se recurre a las artes de esta manera.
6. Conclusiones
Las artes propuestas solo tienen cabida actualmente en la disciplina de Historia del
Arte en secundaria. Al contrario ocurre con niveles más bajos, como educación
26
infantil o primaria, en los que encontramos una alta presencia de las artes en la
práctica educativa, sobretodo de la música, la imagen y dramatizaciones. Esto no
significa que sean recursos solo aptos o eficientes para niveles educativos básicos,
sino que aún no se han explotado todas sus posibilidades, siendo centro de pocos
estudios sobre didáctica de la historia. En relación con esto, cuando buscamos
recursos didácticos en plataformas educativas tanto autonómicas como del
Ministerio de Educación no se contemplan los de naturaleza artística para el nivel de
secundaria, estando presentes los dirigidos a infantil y primaria.
Sin embargo, el valor de las artes como recurso didáctico es indudable como hemos
podido constatar mediante los estudios referenciados y los ejemplos que estos nos
brindan. Además, estas investigaciones son el ejemplo de que la comunidad
educativa está comenzando a estudiar las posibilidades de las artes como recurso
para secundaria, algo que, sin duda, ayuda a fomentar su integración en la práctica
docente. El arte en la enseñanza secundaria permite el ejercicio y práctica de todo
tipo de contenidos: conceptuales, procedimentales y actitudinales; que si bien puede
aplicarse para la didáctica de la historia y las ciencias sociales, permite un enfoque
interdisciplinar según la educación integral.
Mediante este trabajo buscábamos el valor del arte para la práctica docente como
recurso didáctico y, en definitiva, sus oportunidades de aplicabilidad en el aula de
secundaria son infinitas dada la diversidad de recursos artísticos de diferente
naturaleza y soporte, muchos más de los que hemos abordado en este trabajo, y,
además, porque son fuentes de información de suma importancia tanto para la
disciplina histórica como para la educación integral del alumno. Las obras artísticas
son recursos muy valiosos en el aula ya que los alumnos deben acostumbrarse a
trabajar con la experiencia estética que, además, les proporciona información y la
capacidad de ejercitar determinadas habilidades y contenidos que se contemplan en
el currículo de las asignaturas, especialmente en Ciencias Sociales.
7. Limitaciones y prospectiva
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cinematográficas o de las novelas que sí cuentan con bibliografía concreta y
especializada. Por último, por causas de extensión del trabajo, nos hemos podido
ahondar en otro tipo de obras artísticas que tampoco tienen lugar en el aula de
secundaria, como la danza o el cómic, que intentaremos abordar en un futuro en
otra investigación más extensa y profunda.
Por ello, en un futuro nos gustaría completar el proceso realizando una propuesta de
intervención que, por haber elegido una línea de trabajo de revisión bibliográfica, no
hemos podido incluir en el presente trabajo. Esta se basaría en la utilización de uno
o dos recursos didácticos de naturaleza artística de los ámbitos estudiados en este
estado de la cuestión, es decir, literarios, musicales o plásticos. Ejemplificaríamos el
uso de estos en relación con unidades didácticas de la asignatura de Ciencias
Sociales, Historia de España o Historia del Mundo Contemporáneo para niveles de
ESO y bachillerato. El objetivo, como hemos comentado, de esta propuesta sería
culminar nuestra intención de fomentar las artes en el aula de secundaria así como
ampliar el abanico de opciones a la hora de enfrentarnos a una unidad didáctica, ya
sean sus contenidos o actividades.
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