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La fotofobia, o sensibilidad a la luz, es la intolerancia a la luminosidad.

Fuentes como la luz del sol, la luz fluorescente y la incandescente


pueden causar incomodidad, junto con una necesidad de entrecerrar o
cerrar sus ojos. La sensibilidad a la luz también puede estar acompañada
de dolores de cabeza.

Las personas sensibles a la luz algunas veces sufren molestias


solamente con la luz brillante. Sin embargo, en casos extremos, cualquier
luz puede resultar irritante.

¿Cuál es la causa de la fotofobia?


La fotofobia no es una enfermedad ocular, sino un síntoma de muchos
trastornos tales como infección o inflamación que pueden irritar los ojos.

Los protectores que filtran la luz son útiles si usted tiene sensibilidad a la luz del sol o

incluso a una fuerte iluminación en interiores. Aquí vemos monturas protectoras

Cocoons con clips adaptables para gafas, diseñadas para funcionar con gafas con

receta. Están disponibles en cinco colores diferentes, cada uno con su propia

capacidad de transmisión de luz y reducción de destellos. El profesional de la visión

puede recomendar el más indicado para sus necesidades.

La sensibilidad a la luz también puede ser un síntoma de enfermedades


subyacentes que no afectan a los ojos directamente, tales como
enfermedades causadas por virus, dolores graves de cabeza o migraña.

Las personas con un color de ojos más claro pueden experimentar más
sensibilidad a la luz en entornos con una fuerte luz del sol, porque los
ojos de colores más oscuros contienen más pigmentos para protegerlos
de una iluminación fuerte.
Otras causas comunes de fotofobia incluyen abrasión corneal, uveitis y
un trastorno del sistema nervioso central como la meningitis. La
sensibilidad a la luz también se asocia con el desprendimiento de retina,
irritaciones por lentes de contacto, quemaduras de sol y cirugía
refractiva.

La fotofobia frecuentemente acompaña al albinismo (falta de pigmento


ocular), deficiencia total del color (es decir, ver únicamente en tonos de
gris), botulismo, rabia, envenenamiento por mercurio, conjuntivitis,
queratitis e iritis.

Se ha notificado que ciertas enfermedades poco comunes, como el


trastorno genético queratosis folicular espinulosa decalvante (KFSD, por
sus siglas en inglés) causan fotofobia. Y algunos medicamentos pueden
ocasionar sensibilidad a la luz como efecto secundario, como belladonna,
furosemida, quinina, tetraciclina y doxiciclina.

Tratamiento para la fotofobia


El mejor tratamiento para la sensibilidad a la luz es ocuparse de la causa
subyacente. Una vez tratado el factor desencadenante, en muchos casos
la fotofobia desaparece.

Si usted está tomando un medicamento que causa sensibilidad a la luz,


consulte con el médico que lo recetó sobre la posibilidad de interrumpir o
reemplazar el fármaco.

Si es sensible a la luz por naturaleza, evite la luz fuerte del sol y otras
fuentes potentes de iluminación. Use sombreros de ala ancha y gafas de
sol con protección ultravioleta (UV) cuando esté al aire libre durante el
día. También, considere usar gafas con lentes fotocromáticos. Estos
lentes se oscurecen automáticamente bajo el sol y bloquean el 100 % de
los rayos ultravioletas del sol.

Para la luz solar brillante, considere usar gafas de sol polarizadas. Estos
cristales para el sol brindan una protección adicional contra los reflejos
de luz que crean resplandores en el agua, la nieve, las rutas de cemento
y otras superficies reflexivas.

En un caso extremo, puede evaluar el uso de lentes de contacto


protéticos que están especialmente coloreados para que luzcan como
sus propios ojos. Los lentes de contacto protéticos pueden reducir la
cantidad de luz que ingresa al ojo y darle una mayor comodidad.

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