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UNIVERSIDAD ESTATAL DE MILAGRO

FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD


LICENCIATURA EN ENFERMERIA
ENFERMERIA PEDIÁTRICA Y ADOLESCENCIA

TEMA:

Gastroenteritis: Bacteriana, Viral y Parasitaria

Deshidratación: Leve, Moderada y Grave

GRUPO:

01

INTEGRANTES:

Dicado Pisco Denisse Anabel

Naula Sánchez María Alexandra

Ramos Paredes Kelly Melina

DOCENTE:

Lic. Yancha Moreta Carmen

CURSO:

6-B1

MILAGRO-ECUADOR
2019
Gastroenteritis
La gastroenteritis aguda (GEA) constituye una afección común en todo el mundo, debida a
una afección por bacterias, virus o protozoos, que afecta a la mucosa del tubo digestivo de
forma funcional o estructural.

En los países industrializados la mortalidad es escasa, mientras que en los países en vías de
desarrollo se considera la primera causa de mortalidad, sobre todo al establecerse el binomio
infección-malnutrición, aparte del riesgo inmediato de la deshidratación. En todo el mundo las
estadísticas demográficas demuestran que las infecciones diarreicas representan el factor más
importante de mortalidad infantil en niños menores de 5 años.

Concepto y fisiopatología
La diarrea se define como el aumento en el número de las heces y/o la disminución de la
consistencia de las mismas en relación con el patrón habitual de defecación de cada niño. El
número es variable y únicamente orienta sobre la gravedad del cuadro, que se considera leve
cuando el número es inferior a 5, moderada cuando oscila entre 5 y 10 y grave cuando el
número de deposiciones es superior a 10. La consistencia suele ir cambiando en el curso de la
enfermedad.

Inicialmente se hacen más blandas, más pastosas de lo habitual; posteriormente son grumosas,
y con frecuente presencia de mucosidad; finalmente son casi liquidas, con un alto contenido
de agua (hasta el 97%) y electrolitos. Estas diarreas liquidas, generalmente expulsadas a
chorro en gran cantidad, indican un mecanismo patogénico de tipo secretor por afectación,
fundamentalmente, del intestino delgado, lo que implica la posibilidad de deshidratación
aguda, sobre todo en lactantes de corta edad.

Sin embargo, todas las diarreas se deben a alteraciones en los desplazamientos del agua y del
sodio, bien por inhibición de la reabsorción del agua, debida a una lesión celular, bien por
estimulación de la secreción del sodio, cloro y los bicarbonatos, consiste pues, en una
excesiva perdida de agua y electrolitos por las heces, resultado de un desequilibrio entre los
procesos secretores y de absorción de estas sustancias, que puede ocasionar deshidratación y
desnutrición en los niños, tanto más grave cuanto más intenso sea el proceso y menor sea el
niño.

Diarrea aguda
Etiología
Diarrea por infecciones enterales

 Bacteriana
La más frecuente es el Campylobacter jejuni, que se aisla en un 5-10% de los niños
afectos con diarrea, otras bacterias posibles son la Escherichia coli y, últimamente, se
está objetivando un aumento de la Yersinia enterocolitica.
 Viral
Es la primera causa de diarrea en los países desarrollados, sobre todo el Rotavirus. En
los meses de invierno afecta a niños de entre 6 meses y 4-5 años preferentemente. Cursa
con fiebre, síntomas catarrales y diarrea, y se produce un déficit enzimático y
alteraciones en la absorción.
 Parasitaria
El parasito que se detecta con mayor frecuencia es la Giardia lamblia, que encuentra en
las guarderías infantiles las mejores condiciones para mantenerse endémicamente.

Signos y síntomas
Algunos síntomas son motivo de preocupación. Entre ellos se incluyen los siguientes

 Signos de deshidratación, como disminución del volumen de orina, letargo o apatía,


llanto sin lágrimas, sed intensa y sequedad de boca
 Aumento en el número de las deposiciones acompañado de vomito
 Hiperpirexia
 Sangre en las heces
 Dolor espontáneo en el abdomen y dolor muy intenso al tocarlo
 Sangrado en la piel (que se ve como pequeños puntos o petequias; o manchas de color
morado-rojizo o púrpura)
 Heces blandas y acuosas. (Ruiz Gonzalez, Martinez Barellas, & Gonzalez Carrion, 2009)

Deshidratación
La complicación más grave que puede comportar la diarrea aguda asociada con vómitos es
la deshidratación. Esta se define como la reducción del contenido hídrico del organismo. Se
acompaña de trastornos electrolíticos y del equilibrio acido-base. Las deshidrataciones muy
intensas o con diagnóstico y tratamiento tardíos o inadecuados pueden ser causa de
alteraciones neurológicas e incluso de la muerte. Es más frecuente en lactantes que en el
niño mayor.

Clasificación
Atendiendo al aspecto cuantitativo, la deshidratación se clasifica en:

 Leve: cuando la perdida de agua o la disminución del peso corporal es inferior al 5%


 Moderada: cuando la perdida de agua oscila entre el 5% y 10%
 Grave: cuando la perdida de agua es superior al 10%
Atendiendo al aspecto cualitativo, como en toda deshidratación hay una pérdida conjunta de
agua y de electrolitos, se hablara de:

 Deshidratación isotónica o normonatremica: cuando dicha perdida sea


proporcionada. Por eso, el sodio sérico está en límites normales aunque el volumen de
sangre circulante sea bajo
 Deshidratación hipertónica o hipernatremica: cuando la pérdida tenga mayor
proporción de agua que de electrolitos. El sodio sérico está por encima de las
concentraciones normales.
 Deshidratación hipotónica o hiponatremica: cuando la pérdida tiene mayor
proporción de electrolitos que de agua. El sodio sérico se sitúa por debajo de los
límites normales. (W Ball & C Bindler, 2010)

Signos y síntomas

Clínica de la deshidratación
Evaluación clínica Leve (5%) Moderada (6-10%) Grave (>10%)
Nivel de conciencia Alerta, inquieto, Irritable u obnubilado Obnubilado (lactantes y
sediento (lactantes y niños muy niños pequeños); con
pequeños); alerta, frecuencia consciente,
sediento, inquieto (niños aprensivo (niños
mayores y adolescentes) mayores y adolescentes)
Presión arterial Normal Hipotensión Baja a indetectable
Pulso Normal Normal o rápido Taquicardia o
Bradicardia
Turgencia de la piel Normal Escasa Muy escasa
Membranas Húmedas Secas Resecas
mucosas
Orina Normal Diuresis disminuida Muy disminuida o
ausente
Sed Ligeramente Moderadamente Muy aumentada, salvo
aumentada aumentada en situación de
obnulacion
Fontanela Normal Hundida Hundida
Respiración Normal Normal o rápida Cambios de frecuencia
Ojos Normales Ligeramente hundidos, Profundamente
disminución de lagrimas hundidos, lagrimas
ausentes

Medios de Diagnóstico
El diagnóstico de gastroenteritis se basa en el reconocimiento clínico, la evaluación de su
gravedad mediante una evaluación rápida y la confirmación mediante pruebas de laboratorio
apropiadas si están indicadas.
 Evaluación clínica de la diarrea
La manifestación más común de infección del aparato gastrointestinal en niños es la diarrea,
con cólicos abdominales y vómitos. Las manifestaciones sistémicas son variadas y se asocian
con diversas causas. La evaluación de un niño con diarrea aguda consiste en:
 Valorar el grado de deshidratación y acidosis y proporcionar una reanimación y
rehidratación rápidas con líquidos orales o intravenosos según las necesidades.
 Averiguar los antecedentes apropiados de contactos, viajes o exposición. Incluye la
información sobre exposición a contactos con síntomas similares, ingesta de alimentos
o agua contaminados, asistencia a guarderías, viaje reciente o contacto con una
persona que haya viajado a un área con diarrea endémica y utilización de
antimicrobianos.
 Determinar clínicamente la etiología de la diarrea para la instauración de un
tratamiento antibiótico precoz en los casos indicados.

 Examen de las heces

El examen microscópico de las heces y los cultivos puede aportar una información relevante
sobre la etiología de la diarrea. Las muestras de heces deben estudiarse en busca de moco,
sangre y leucocitos. Los leucocitos fecales son indicativos de invasión bacteriana de la
mucosa del colon. (Kliegman, 2016)

Tratamiento
 Tratamiento de rehidratación oral

Los niños, especialmente los lactantes, son más susceptibles que los adultos a la
deshidratación debido a los mayores requerimientos basales de líquidos y electrólitos por kg y
porque dependen de otras personas para satisfacer estas demandas. Se debe evaluar
rápidamente la deshidratación y corregirse en 4-6 h según el grado de deshidratación y de
requerimientos diarios estimados. Una minoría de niños, sobre todo los que se hayan en
estado de shock o son incapaces de tolerar líquidos orales, requieren rehidratación intravenosa
inicial, pero la rehidratación oral es el modo preferido de rehidratación y de sustitución de las
pérdidas continuas.
La rehidratación oral se debe dar a los lactantes y niños lentamente, en especial si tienen
vómitos. Puede administrarse inicialmente con un gotero, cucharilla de té o jeringa,
comenzando con sólo 5 ml cada vez. El volumen se aumenta a medida que se vaya tolerando.
Las limitaciones de la rehidratación oral consisten en shock, íleo, invaginación intestinal,
vómitos intensos y una gran producción de heces (>10 ml/kg/h). El ondansetrón (preparado
oral de absorción en la mucosa) reduce la incidencia de vómitos, lo que permite una
rehidratación oral más eficaz y su papel está establecido en el tratamiento urgente de la
gastroenteritis aguda en los países desarrollados. (Kliegman, 2016)
Dieta y realimentación
La alimentación debe introducirse una vez superada la fase de deshidratación; sin embargo, en
ocasiones, y debido a un aumento de perdidas fecales es prudente suspender temporalmente el
alimento. La alimentación se adecuará a las necesidades del niño según su edad.
 Lactantes menores de 6 meses alimentados con fórmula.

Luego de superar la fase de rehidratación oral, se reintroducirá la alimentación a la misma


leche adaptada. Si la reintroducción de la leche condiciona un empeoramiento de la diarrea,
deberá sustituirse durante 4 o 6 semanas por una formula sin lactosa. En algunas ocasiones, la
intolerancia alimentaria que se produce es debida a las proteínas de la leche de vaca, en cuyo
caso se recomienda la administración de leches exentas de lactosa y proteínas vacunas.
 Lactantes menores de 6 meses alimentados con leche materna

Los lactantes alimentados con lactancia materna deberán reiniciar esta alimentación con el
mismo ritmo que lo hacían antes del proceso diarreico.
 Lactantes de entre 6 y 15 meses

En los lactantes mayores o en los niños que previamente tenían una alimentación
complementaria o beikost se introducirá una alimentación fraccionada y diversificada pero
astringente (harinas de arroz y zanahoria, patatas, manzana y plátanos u otros alimentos con
hidratos de carbono diferentes de la lactosa). Los alimentos ricos en fibras se irán
introduciendo posteriormente de forma progresiva. En estas ocasiones es preferible evitar las
proteínas de la leche hasta que el síndrome diarreico haya desaparecido por completo.
 Niños mayores de 15 meses

Se aconsejará seguir en las primeras 24-48 horas una dieta exenta de lactosa, de frutas
(excepto manzana y plátano) y de verduras, y compuesta fundamentalmente de patatas, arroz,
zanahoria, pan, maíz, carne, pescado, sal y aceite de oliva cocinados de forma sencilla, que
resulten agradables al paladar del niños, reintroduciendo las demás alimentos lo antes posible.
Tratamiento antibiótico
El tratamiento antibiótico en el momento oportuno en casos de diarrea seleccionados puede
reducir la duración y la intensidad de la diarrea y evitar complicaciones. Aunque estos
fármacos son importantes en casos específicos, su uso generalizado e indiscriminado lleva al
desarrollo de resistencias antimicrobianas
No está justificado empíricamente utilizar una terapia antibiótica. La mayoría de las diarreas
son de etiología vírica y se trata de procesos autolimitados. Los antibióticos no actúan sobre
las toxinas productoras de diarrea aguda, producen desequilibrio del ecosistema bacteriano
intestinal y pueden prolongar el periodo de excreción fecal de determinados agentes
patógenos.
Si la diarrea está causada por bacterias o parásitos, puede prescribirse terapia antimicrobiana.
En niños menores no se utilizan, en general, ni antieméticos ni antidiarreicos, pues pueden
enmascarar los signos y síntomas de una enfermedad más grave.
El uso de antibióticos solo se recomienda en:

 Recién nacidos o lactantes pequeños


 Pacientes con grave estado general.
 Malnutridos.
 Niños con enfermedad hematológica grave.
 Niños inmunodeprimidos.

Según el agente causal el fármaco recomendado es:


 Campylobacter jejuni: eritromicina, 40-50mg/kg/día en tres dosis durante 5-7 días.
Azitromicina 5-10 mg/kg/día cuatro veces al día por 5 días
 Salmonella: ampicilina, 100-150 mg/kg/ día en tres dosis durante 5-7 días.
 Shigella: Ciprofloxacino 20-30 mg/kg/día dos veces al día por 7-10 días.
Ampicilina 50-100 mg/kg/día cuatro veces al día por 7 días.
 Giardia Lamblia: metronidazol, 15mg/kg/día, en 2 o 3 dosis durante 7 días.
Albendazol 200 mg dos veces al día por 10 días. (Kliegman, 2016)
Bibliografía
Kliegman, R. (2016). Nelson Tratado de Pediatría. Barcelona, España.: ELSEVIER.

Ruiz Gonzalez, M. D., Martinez Barellas, M. R., & Gonzalez Carrion, P. (2009). Enfermeria del niño y el
adolescente. España: Difusion Avances de Enfermeria.

W Ball, J., & C Bindler, R. (2010). Enfermeria Pediatrica Asistencia infantil. España: PEARSON.
Obtenido de
file:///C:/Users/dniss_000/Downloads/Enfermeria.pediatrica.asistencia.infantil.pdf

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