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LA TRAGEDIA DE LOS COMUNES

La obra Tragedia de los comunes del autor Garrett Hardin en 1968 “The
Tragedy of the commons, Ecologista y microbiólogo, profesor de la Universidad
de California en Santa Bárbara, considerada contribución fundamental a la
Ecología, se enfoca a la teoría de población, a la economía y a la ciencia política
Hardin aplica los conceptos que han sido interpretado por diversos autores cada
uno de acuerdo a su concepto aplicativo relacionándolo con el medio ambiental,
el problema es el mismo de los “bienes públicos” o “los recursos naturales de
propiedad común” y formalmente puede ser descrito con el modelo del “dilema del
prisionero”. Según Hardin, que publicó por vez primera su teoría en 1968 en la
revista Science, los recursos naturales compartidos o poseídos en común Hardin
tenía en mente sobre todo, la propiedad comunal de la tierra terminan por ser
pasto de la sobre explotación y el deterioro ya que, al no ser propiedad de nadie
en concreto nadir tiene ninguna razón o incentivo para su conservación y buen
mantenimiento, es donde como buenos guatemaltecos decimos ¿para qué voy a
tener que cuidar de algo que no es mío?
Se puede decir que cada hombre o familia que hace uso de ese recurso
natural y bien común busca su propia satisfacción personal y la de los suyos
asumiendo que tiene derecho sobre ello; el problema es que no tienen
conocimiento de que si lo conservan pueden obtener mayores beneficios, de lo
cual siempre vamos más allá de solo tener para hoy sin pensar el futuro. Por el
contrario, si se procediera al derecho de propiedad, es decir, adjudicando las
tierras de manera personal a cada familia, su espacio su área de trabajo, podría
considerarse que podría crecer el interés de controlar, cuidar y procurar la
conservación de los recursos naturales de los cuales van a vivir.
pero por el contrario si estaría establecido el derecho de propiedad es decir si
se le adjudicara a cada familia su propio espacio crecería su interés en controlar,
cuidar y procurar que no se agoten los recursos naturales de los cuales van a
vivir. En el caso de nuestro país Guatemala es el estado que regula y norma el
acceso al recurso tierra, a través de las instituciones encargadas de velar por el
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buen uso y regularización y, por ejemplo; castigando y sancionando el maltrato


que pueda recibir como un bien público y recurso natural se obtendría el objetivo
esperado y la solución a los problemas, producidos por la diferencia de opiniones.
Sin embargo, este razonamiento, de que nada nos impide pensar que la tierra,
en lugar de no ser propiedad de nadie, sea propiedad de todos, y que todos, en
consecuencia, seamos responsables de ella. Con el supuesto de saber que todas
las personas buscan la maximización de sus funciones o que las personas se
mueven por preferencias estrictamente egoístas de sus quehaceres.
La tragedia de los comunes hace reflexión del uso y abuso de la naturaleza
por el ser humano es, en definitiva, un argumento a favor del derecho privado, los
problemas de contaminación ambiental o de especies animales amenazadas son
las preocupaciones actuales que en gran parte desaparecería si existiera una
institución competente y propietaria que impusiese las sanciones y castigos que
sentaran un precedente a las personas por un aprovechamiento indebido del
recurso, o una solución más fácil sería que la sociedad se organizara de mejor
modo en la explotación de los recursos comunales al fin y al cabo, es en beneficios
de todos mediante normas más estrictas y cumplimiento obligatorio que las
actuales.
LOS BOSQUES DE TOTONICAPÁN.

Los 48 cantones de Totonicapán son el ejemplo más consolidado en Guatemala


de un modelo de autogestión maya paralelo al oficial, basado en autoridades
indígenas y que se replica en toda el área indígena del occidente del país. Los 48
cantones, mayas quichés, son además dueños de 22.000 hectáreas de bosque
comprado a la Corona española en tiempos de la colonia y actual precursor de una
fuerte influencia política a través de la autogestión de su propia.

El caso de Totonicapán, el lugar de Guatemala donde se conservan los más


extensos bosques de pinos, es un ejemplo notable, y a la vez poco conocido, de
conservación y uso sostenible de bosques comunales en América Central. Cuidado
y protegido por indígenas, que lo han mantenido durante los últimos cuatro siglos,
se encuentra en el centro de la región más densamente poblada de un país donde
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la pobreza rural y la actividad agropecuaria han destruido la mayoría de los bosques


del altiplano.

Los bosques de pino, de los 48 cantones de Totonicapán, a pesar de contar con


una estructura de gobierno indígena, no cuenta con los medios y la capacidad de
poder administrar y controlar eficientemente el total de los bosques de pino. Dentro
de la información recaba establecen que existen un promedio de 5.000 y 6.000
hectáreas en deterioro de las 22.000. debido a que no se puede evitar la tala ilegal,
del acopio de pequeños consumidores, y mayormente en la época navideña donde
el pinabete es muy codiciado en los hogares como árbol navideño, por su olor
fragante, además de los expendedores de leña, que un promedio de 25 vehículos
cargados de madera bajan a diario desde los bosques de Totonicapán, sin tener los
permisos correspondientes, poniendo en riesgo la masa boscosa del lugar, según
un diagnóstico elaborado por la mesa técnica que promueve evitar la tala ilegal.

Otros de los inconvenientes que existe dentro de los 48 cantones, es que las
comunidades no permiten la entrada de la Dirección de Protección de la Naturaleza
de la Policía Nacional Civil DIPRONA, entidad del ministerio de gobernación que se
encarga de velar y sancionar todo ilícito dentro de las áreas naturales en el resto
del país, por considerarlo, una vez más, injerencia en su autogestión.

El propósito de estos bosques es única y exclusivamente de conservación, los


48 cantones, no han vendido madera ni lo harán, aun con recomendaciones de
certificación de la madera, bajo un manejo sostenible, el único propósito es brindar
protección, y como lo indican son ancestrales, y para consumo de leña, en los
hogares, que representa un 90% de hogares que hacen uso de la leña para cocinar,
las personas pueden acceder a la extracción de la leña para consumo, cuando es
para comercialización deberán de tramitar permiso legal extendido por la junta
Directiva de Recursos Naturales de los 48 Cantones, y el compromiso de reforestar
el área de extracción.
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Los 48 cantones tienen sus viveros para reforestación, que utilizan para
reforestar las áreas que lo requieren, además de que el tipo de bosque es
regenerativo por naturaleza, más que aprovechar los bosques se aprovechan los
más de 1,300 nacimientos de agua, que son utilizados para abastecer las
comunidades.

El caso de Totonicapán, es un ejemplo de la conservación de bosques,


comunales, aunque lastimosamente no todos los habitantes han mantenido o tienen
el espíritu ancestral de amar a la madre naturaleza como ellos lo dicen, por
experiencia propia, desarrollando una consultoría para Reforence Alliance, participe
dando acompañamiento a un grupo de carpinteros peteneros, en Expomueble, que
se realiza cada año en Tikal Futura, llega una persona al Stand preguntando precios
de madera de pino, se le da la información sobre la madera indicándole que es
madera certificada, y bajo manejo, y por ello el precio de venta es más caro de lo
que el mercado ofrece, esta persona acompañaba a un grupo de comunitarios
artesanales, y nos dice, que muy caro el precio de la madera, y les dice a los
comunitarios yo les consigo cualquier cantidad de madera y a mitad de precio
madera de pino de Totonicapán, lastimosamente personas como estas existen
muchas, que no miden la consecuencias del daño que causan, con tan solo obtener
mejores ganancias en sus ventas, y obviamente con la complicidad de algún o
algunos miembros de los 48 cantones de Totonicapán.
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Bibliografía.

http://48cantones.org/totonicapan/

httpp//revista/CULCyT//Agosto–Septiembre, 2004

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