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C.I.: 26.200.797
INFORME N°1
A medida que crece la clase media y la urbanización, coinciden los expertos, también
aumenta la demanda energética, especialmente de electricidad, gas natural y producción
de derivados del petróleo. A esta realidad cabe sumarle que hoy en día unos 30 millones
de latinoamericanos no tienen acceso a electricidad y otros 34 millones no tienen acceso
a agua potable.
La respuesta a estos retos parece estar en administrar de forma inteligente los recursos
energéticos de los que se disponen. En otras palabras, optimizar los procesos
productivos y el uso de energía para lograr la eficiencia energética. A pesar de algunas
experiencias exitosas en diversos sectores, la eficiencia energética no se ha incorporado
plenamente en la agenda de las políticas públicas de la mayoría de los países de la
región.
América Latina tiene la matriz energética más limpia del mundo, con una participación
de las fuentes renovables del 25%. Esto se debe principalmente a la elevada
participación de la hidroelectricidad y de biocombustibles en varios países de América
del Sur.
De todas formas, el petróleo y sus derivados dominan con 41% la distribución energética
regional, seguidos de gas natural (29%), biomasa (14%), hidroenergía (8%), carbón
natural y coque (4%), otras fuentes renovables (3%) y energía nuclear (1%).
A nivel global las energías renovables representan el 13% del consumo total y el 20% de
la generación de energía eléctrica. En América estas cifras casi se triplican, ya que estas
suponen el 66% de la generación y el 30% del consumo de energía total, según la
Agencia Internacional de Energía. En Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, por
ejemplo, los programas de hidroelectricidad de bajo costo hoy en día ya pueden competir
con las alternativas termoeléctricas.
Energía eólica: la energía eólica es la más competitiva entre todas las fuentes de
electricidad, encontrándose en segundo lugar por detrás de las centrales hidroeléctricas.
En América del Sur la capacidad instalada pasó de 435 MW en 2008 a 4.137,6 MW en
2013; en Centroamérica la expansión ha sido similar, pasando desde los 226 MW a 2.355
MW durante el mismo período. En resumen, este estado de la energía eólica en la región:
la expansión del parque generador eólico latinoamericano ha respondido a la
competitividad económica de esta tecnología; los avances tecnológicos han permitido
incrementar los factores de carga obtenidos; La rápida incursión de la energía eólica en
América Latina ha respondido a la introducción de políticas de fomento a las energías
renovables.