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Nombre: José David Chávez 17-06-2019

C.I.: 26.200.797

Catedra: Centrales Eléctricas

INFORME N°1

Los avances sociales y el asombroso crecimiento económico de la última década han


acercado a América Latina a los estándares de las economías más avanzadas, pero
también han traído consigo nuevos retos y desafíos, como por ejemplo de qué forma se
puede asegurar que todos los latinoamericanos accedan a servicios de energía
estables.

A medida que crece la clase media y la urbanización, coinciden los expertos, también
aumenta la demanda energética, especialmente de electricidad, gas natural y producción
de derivados del petróleo. A esta realidad cabe sumarle que hoy en día unos 30 millones
de latinoamericanos no tienen acceso a electricidad y otros 34 millones no tienen acceso
a agua potable.

Y, por si fuera poco, el calentamiento global obliga a plantearse un nuevo paradigma


energético basado en fuentes alternativas y menos dependiente de los combustibles
fósiles.

Ante este panorama América Latina debe enfrentar un triple reto:

 Alcanzar la seguridad en el suministro


 La equidad en el acceso a servicios energéticos
 La sostenibilidad medioambiental
Para tener éxito serán imprescindibles las inversiones en infraestructuras modernas y
eficientes, que soporten la creciente demanda y posibiliten que la región compita con
garantías a nivel global.

la producción y el consumo energético en la región deberá articularse con políticas


sostenibles y, al mismo tiempo, involucrar a sectores como el automotriz, el petroquímico,
el agroalimentario, el minero o el de servicios. Esto ayudaría a mejorar la competitividad
y la integración regional y fomentaría las inversiones tanto del sector público como del
privado.

La respuesta a estos retos parece estar en administrar de forma inteligente los recursos
energéticos de los que se disponen. En otras palabras, optimizar los procesos
productivos y el uso de energía para lograr la eficiencia energética. A pesar de algunas
experiencias exitosas en diversos sectores, la eficiencia energética no se ha incorporado
plenamente en la agenda de las políticas públicas de la mayoría de los países de la
región.

América Latina tiene la matriz energética más limpia del mundo, con una participación
de las fuentes renovables del 25%. Esto se debe principalmente a la elevada
participación de la hidroelectricidad y de biocombustibles en varios países de América
del Sur.

Adicionalmente, la región tiene un importante potencial de recursos renovables


(hidroelectricidad, energía solar, energía eólica, biomasa, entre otros) que puede ayudar
a que esta matriz sea todavía más limpia en los próximos años.

De todas formas, el petróleo y sus derivados dominan con 41% la distribución energética
regional, seguidos de gas natural (29%), biomasa (14%), hidroenergía (8%), carbón
natural y coque (4%), otras fuentes renovables (3%) y energía nuclear (1%).

A nivel global las energías renovables representan el 13% del consumo total y el 20% de
la generación de energía eléctrica. En América estas cifras casi se triplican, ya que estas
suponen el 66% de la generación y el 30% del consumo de energía total, según la
Agencia Internacional de Energía. En Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, por
ejemplo, los programas de hidroelectricidad de bajo costo hoy en día ya pueden competir
con las alternativas termoeléctricas.

Sectores clave para América Latina:

Hidroelectricidad: América Latina es una de las regiones con mayor potencial


hidroeléctrico del mundo, pero solo ha desarrollado un 23% de su capacidad. Entre los
principales factores que impiden el desarrollo de ese potencial destacan los relacionados
con el retraso de numerosos proyectos de generación de energía hidroeléctrica, la
dificultad para obtener licencias ambientales o los conflictos con las comunidades
afectadas directamente por los emprendimientos.

Energía eólica: la energía eólica es la más competitiva entre todas las fuentes de
electricidad, encontrándose en segundo lugar por detrás de las centrales hidroeléctricas.
En América del Sur la capacidad instalada pasó de 435 MW en 2008 a 4.137,6 MW en
2013; en Centroamérica la expansión ha sido similar, pasando desde los 226 MW a 2.355
MW durante el mismo período. En resumen, este estado de la energía eólica en la región:
la expansión del parque generador eólico latinoamericano ha respondido a la
competitividad económica de esta tecnología; los avances tecnológicos han permitido
incrementar los factores de carga obtenidos; La rápida incursión de la energía eólica en
América Latina ha respondido a la introducción de políticas de fomento a las energías
renovables.

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