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Lectores y lectoras:
El esfuerzo tiene su mérito: que grandes poetas hayan intentado rescatar una de
las ramas clásicas —el tema que durante siglos había sido el oro de la poesía—,
es una empresa admirable, si no envidiable, mas no compite con la lírica. Lo
mismo podemos decir de la poesía imitativa o dramática.
El último gran poeta dramático fue sin lugar a dudas Shakespeare. Lorca en el
siglo XX, de la mano del más dramático de los poetas estadounidenses,
Tennessee Williams y nada más.
habrá poesía….”
Pero para ser honestos, los dos grandes géneros que fueron la crema y la nata
del oficio, se han apagado, leves briznas se mecen en uno que otro campo y con
cada nueva generación se puede notar que es cada vez menos el interés por esta
clase de poesía.
La lírica tomó el trono, desterró a sus hermanos y se convirtió en el género
mismo.
Quién iba a creer que aquel trabajo de rimar aquí, contar allá y sobre todo, de
esquematizar bajo especies la forma de expresar sentimientos y emociones
completamente íntimas y subjetivas pasaría a ser el semillero de la poesía
misma.
El siglo XIX por ello fue un gran siglo, siglo, asombroso en casi todo. Yo lo
comparo con la Grecia de los filósofos, donde se inventó todo. ¿De qué lugar
que no haya sido el siglo XIX, fue que nació con verdadero ímpetu la novela
policial, el cuento fantástico, la novela de ciencia ficción, los grandes cambios de
las escuelas plásticas, el simbolismo, el decadentismo, las grandes filosofías de
la sospecha, los inventos de acero, vapor y electricidad y el verso libre como
poesía en sí mismo?
No hay otro sitio. Gracias a este siglo es que Mallarme pudo decir:
Hasta aquí, todo bien, se extrañan los antiguos ritos, las antiguas formas, pero si
algo es cierto, es que el verso libre fue quien hizo posible otras formas de
expresión que hasta entonces jamás se habían podido concebir. Esta evolución
ha generado miles y miles de expresiones y grandes, eternas obras para la edad
humana. Apenas si llevamos un siglo y unas décadas de jugar y crear con está
forma y ya es notable el desconcierto y la ambigüedad, la confusión y la
orfandad a la hora de analizar, comprender y darle orden a la diversidad de
expresiones que conlleva el verso libre.
Siendo el verso libre la tendencia de nuestra era, quiero exponer, una teoría:
Así cada poeta puede, más allá de su propio concepto de poesía, identificar bajo
qué tipo de categoría es que se encuentra escribiendo.