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Ensayo

Este último cuarto de siglo ha estado marcado por notables descubrimientos y progresos
científicos, muchos países han salido del subdesarrollo y el nivel de vida ha continuado su
progresión con ritmos mu y d i fe rentes según los países. Y, sin embargo, un sentimiento de
desencanto parece dominar y contrasta con las esperanzas nacidas inmediatamente después de
la última guerra mundial. Podemos entonces hablar de las desilusiones del progreso, en el plano
económico y social.

El aumento del desempleo y de los fenómenos de exclusión en los países ricos son prueba del
mantenimiento de las desigualdades de desarrollo en el mundo lo confirma a .1 Desde luego , la
humanidad es más consciente de las amenazas que pesan sobre su medio ambiente natural , p
e ro todavía no se ha dotado de los medios para remediar esa situación, a pesar de marchas re
uniones internacionales , como la de Río, a pesar de graves advertencias consecutivas a
fenómenos naturales o accidentes tecnológicos. De todas formas, el “crecimiento conocimos a
ultranza”, no se puede considerar ya el camino más fácil hacia la conciliación del progre s o m at
e rial y la equidad, el respeto de la condición humana y del capital natural que debemos
transmitir en buenas condiciones a las ge n e raciones futuras.

¿Hemos sacado todas las conclusiones, tanto respecto a las finalidades, las vías y los medios de
un desarrollo dura de ro como respecto a nuevas formas de cooperación internacional?
¡Ciertamente no! Y éste será entonces uno de los grandes desafíos intelectuales y políticos del
próximo siglo. Esta constatación no debe llevar a los países en desarrollo a descuidar los motores
clásicos del crecimiento, y concretamente el indispensable ingreso en el mundo de la ciencia y
la tecnología con todo lo que implica de adaptación de las culturas y modernización de las
mentalidades.

Otro desencanto, otra desilusión para quienes vieron en el 1. Según estudios de la UNCTA D, el
ingreso medio de los ”países menos adelantados” (560 millones de habitantes) está d i s m i ñu
ye n d o, y se situaría en 300 dólares anuales per cápita, en comparación con 906 dólares en los
demás países en desarrollo y 21.598 dólares en los países industrializados. 1 0 L a e d u c a c i o
n final de la guerra fría la perspectiva de un mundo mejor y pacificado. No basta red e t i r, p a
da consolarse o encontrar justificación es, que la Historia es trágica. Todo el mundo lo sabe o
debería saberlo.

Si la última gran guerra ocasionó 50 millones de víctimas, cómo no re c o radar que desde 1945
ha habido unas 150 guerras que han causado 20 millones de mu e re o s, entes y también
después de la caída del mu ro de Ver í n. ¿Nuevos riegos o antiguos riegos? Poco importa a, las
tensiones están l atentes y estallan entre naciones, entre grupos étnicos, o en relación con
injusticias acumuladas en los planos económico y social. Medir estos ir e s gas y erga n i z a res
para prevé n i ros es el deber de todos los dirigentes, en un contexto marcado por la ínter
dependencia cada vez mayor entre los pueblos y por la mundialización de los problemas.

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