ciertas personas de involucrarse directamente en el período más interesante y estimulante de la vida de un ser humano: su juventud. Dios capacita a aquellos a quienes llama. Participar de un Club no trae beneficios solo a los Conquistadores, sino principalmente a los que lo lideran. “No vacilen en trabajar por el Señor porque os parezca que es poco lo que podéis hacer. Haced ese poco con fidelidad, pues Dios obrará junto con vuestros esfuerzos” (Elena de White, Mensajes para los jóvenes, p. 20). “El Señor llama a voluntarios que se pongan firmemente de su parte, y se comprometan a unirse con Jesús de Nazaret para hacer la misma obra que necesita ser hecha ahora, precisamente ahora” (Ídem, p. 196). Cuando se habla de líderes cristianos, necesitamos tener en mente el estilo de liderazgo de Jesús. El maestro invirtió la “pirámide” del liderazgo. Él fue claro: para ser un buen líder, ¡sirva! Es mejor servir a alguien que ser servido por muchos. La filosofía cristiana adventista siempre será el servicio, y la meta siempre será la salvación. Esa es la bandera del Ministerio de Conquistadores, Algunos de los comportamientos que deben ser visibles en los líderes del Club de Conquistadores son: Vida Cristocéntrica Amar a los Conquistadores Optimismo y entusiasmo Dominar las emociones Comprender a niños y niñas. Amar la naturaleza y apreciar el aire libre. Ser organizado y responsable Buenas relaciones Tener sentido del humor Conseguir el máximo de cooperación Amar a Dios sobre todo Servir con entusiasmo Poseer estabilidad emocional Conocer las características de los menores y sus etapas de desarrollo Aprender varias habilidades Saber delegar y estimular los dones Mantener el orden y la disciplina Creatividad Se habla mucho de estilos de liderazgo. Existen actualmente muchas y clasificaciones, nuevos nombres para los estilos y formas de clasificarlos. Es el líder que determina reglas y principios y espera que el grupo acepte los objetivos que él eligió, es agresivo y toma decisiones a pesar del punto de vista de los otros, llama la atención más para sí mismo y trata como marioneta a los miembros liderados, demuestra hostilidad, resistencia y resentimiento, actitudes de descontento y agresivas; Permite que las personas sigan su propio camino, provoca desunión a través de disciplina débil y falta de seguridad, es poco orientador y participativo. Quien acepta el hecho de que liderazgo es trabajo de todo el grupo y no solo de un individuo, consigue compartir la responsabilidad de liderar al confiar en las otras personas, permite que otros miembros tengan oportunidad de liderar al orientar las tomas de decisiones, es sensible a las deficiencias de otros y permite la iniciativa individual y el crecimiento de la personalidad. Independientemente del estilo, el líder debe infundir ánimo, valor, ser amigo, receptivo, atento. Para ser un buen líder se necesita responsabilidad, saber liderar y ser liderado y, sobre todo, intentar mezclar los diversos estilos para diversas ocasiones en que deberá tomar las decisiones y liderar a las personas.