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metálicos. ,
En el á116'a de Mm:Ja EJena, las orillas del Río Loa fueron el escenario en que esta cultura
y actividad de los habitantes primigenios de
estas latitudes.
La colección arqueológica del Museo es la
más conocida y visitada por los turistas,
también por los expertos. Numerosos
investigadores, tesistas y memoristas acuden
a estudiar su contenido, atraídos por el
valioso material arqueológico exhibido en
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sus vitrinas o guardado en sus depós itos.
Una presentación de algunas piezas
arqueológicas, así como de su contexto, se
entrega en este catálogo, en la relación
elaborada por el arqueólogo Patricio Núñez
H enríquez .
La recolección, conservación y exhibición
del nrzateriaL que posee el citado Museo se
debe casi exclus ivamente a Claudia
Cas te llón Gatica. ALgunas colecc iones
urgieron al realizar movimientos de tierra confines minero-industriales que por azar
pezaron con restos indígenas, los que fueron rescatados y conservados por Castellón.
tras se originan en el trabajo sistemático de arqueólogos que excavaron la tierra
licando tecnologías propias de esta disciplina.
ialmente estas incursiones cient[ficas partieron de la Universidad del Norte (hoy
iversidad Católica del Norte), con Bente Bittmann secundada por los entonces alumnos
la Escuela de Arqueología Miguel Cervellino, Francisco Téllez, Patricio López, entre
. En todos ellos, de alguna manera estuvo presente Claudia Castellón, quien se convirtió
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el depositario y cautelador de estos tesoros. Lo mismo ocurrió con posteriores trabajos
ectuados por él junto a otros arqueólogos, atraídos por los resultados que se divulgaron
despertaron el interés de especialistas en la materia.
Vt~WP'é~ia(mte Ejecutivo
"'-"""'Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio
Cobija
Aldea
Arqueología de la Cotnuna de María Elena
El Río Loa une y divide a Tarapacá y Antofagasta, dos regiones que forman el Norte Grande
de Chile. El curso inferior del Río Loa es un área de contacto, de encuentro e interacción
cultural desde períodos prehispanos. Aquí se encuentran las áreas arqueológicas Cpacance
y Quillagua.
El agua de río del valle, en pleno desierto, permitió el desarrollo de una importante vegetación,
necesaria para la vida de animales silvestres y foco de atracción para los hutnanos,
desde los períodos de 'recolección y caza, continuando en los períodos agroganaderos.
Con la utilización de plmtas y animales domesticados (ptincipalmente maiz y Dama) en el
curso inferior del río, hace más de 2.000 años, comenzaba un nuevo periodo,
ahora agropastoril con la incorporación de nuevas fo.nnas de trabajo
y producción de artesanías-, relacionados con las diversas actjvidades agrícolas y ganaderas.
Es el momento de ~uge de la cestería, textilería, alfarería, taflados en madera y producción
de artefactos de metal.
.
En el Museo.Comu~a Maña;.Elena, se conserva patrimonio.cukürai m;queC»ógico registrado
por más de treinta años, proc.edente de excavaciones pÍanific~das,
hallazgos fortuitos y dÓnaciones.
Mirando el desierto fuera del valle, se puede comprender la importancia que tuvo el valle
para la presencia humana y la producción agrícola. Las diversas comunidades que habitaron
estos espacios y quienes se atrevieron a contactarse con ellos, se concentraron en las áreas
de Chacance (límite con el Loa medio), Quillagua y Ancachi. En estos espacios los catnpesinos
construyeron sistemas hidráulicos con canales y 1nelgas, logrando una producción importante
en la dieta alitnenticia de los lugareños, agregando aquellos frutos conseguidos con la
recolección (algarrobo, tamarugo y chañar).
La producción y concentración de alünento y agua en el curso inferior del Río Loa pennitió
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el trueque e intercambio con comunidades de áreas aledañas. La interacción cultural e
intercambio de productos con recolectores pescadores de la costa, como también la instalación
(a veces permanente) de grupos de cmnpesinos en la banda sur de la desembocadura del río,
permitió un mayor desplazamiento de gtupos humanos y de sus diversos productos.
En las áreas del curso inferior del río encontramos evidencias de asentamientos locales con
influencias provenientes de las otras áreas del Norte Grande, e incluso, de áreas allende Los
Andes. Es así que, en la costa, se encuentran cerátnicas de tradición altiplánica como Taltape
y Yura (en Caleta Lautaro), que detnuestran la n1ovilidad de los grupos humanos, principalmente
gracias al tráfico caravanero por rutas bien definidas durante los períodos agroganaderos.
IO
Fald ín T4
Los geoglifos están asociados a estas rutas agricultura de altura, permitiéndoles
hasta el período Inka, así como a diversas diversificar su economía y su expansión natural
actividades de los caravaneros (lugares de hacia el Río Loa. En el curso superior y tnedio
señalización, ceremoniales y de descanso). del Río Loa, como en la hoya hidrográfica
Adetnás, hay que mencionar que los arrieros del Salar de Atacama, se desarrollaron también
de la ruta colonial prehispana
son los herederos de estos pasos utilizados
hasta el siglo XIX.
rr
Si aceptatnos la importancia del curso inferior
del Río Loa para el desarrollo cultural y
económico del Not1e Grande, tendremos que
mencionar lo siguiente:
En las quebradas tarapaqueñas, las
comunidades Tarapacá-Pica obtuvieron
buenos resultados en el trabajo agrícola.
Adctnás tuvieron un constante contacto con
cornunidades de tierras altas, aprendiendo de
sus nuevos conocimientos sobre ganadería y ~
diversas culturas agrarias, que recibieron en Tarapacá-Pica, Chiu-Chiu, Lasana, Turi y
períodos agroganaderos influencias culturales, San Pedro de Atacama y, por lo tanto, del
principalmente del sur de Bolivia y noroeste altiplano y allende Los Andes, incluyendo
de Argentina. la selva. Este abanico cultural es lo que
Los viajes a la costa con recuas de llamas distingue a las comunidades prehispanas del
podían realizarse siguiendo el curso del río, curso inferior del Río Loa a partir de
aunque también era posible cruzar el desierto Chacance, permitiendo una identidad cultural
para llegar a la costa sur de Antofagasta (área rica en tradición y creatividad, que se
1.2.
de Taltal). manifiesta en sus testimonios materiales.
~ .......
Con el tráfico caravanero, las dos vertientes
culturales, Tarapacá y Antofagasta, se
contactan en las áreas comprendidas entre
Chacance y Quillagua, produciéndose el
maravilloso y fructífero encuentro cultural
II;I.U."'~"-'~'-1.! d~l Norte Grande de Chile. Es por
I4
Cántaro, influencia Pi ca
Los primeros trabajos arqueológicos sistetnáticos en el curso inferior del Río Loa se realizaron
en la década del 30 del siglo pasado. Fue Ricardo Latcham (1938), quien con sus trabajos
en Quillagua y Ancachi, logró definir períodos, comenzando con el período Tiahuanaco
Epigonal (600-900 años d.C.).
En la década del 70, Miguel Cervellino y Francisco Téllez excavaron en Quillagua la aldea
conocida como "La Capilla". Una fecha radiocarbónica (710+70 años d.C), confirmó un
Si el tráfico caravanero fue importante para las áreas de Chacance y Quillagua, es necesario
agregar que las tnanifestaciones del arte rupestre se relacionan al tráfico caravanero, entre
éstas podemos distinguir: Pictografias (pinturas), petroglifos (dibujos en piedras y paredones)
y geoglifos (dibujos en los cerros).
Los principales pictoglifos están asociados a las rutas caravaneras del período colonial. En
La Angostura, junto a pinturas de can1élidos (color rojo), se han registrado dibujos pintados
con el mismo color, representando hutnanos tnontando anünales, cn1ces y la pintura de un
posible cetáceo.
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Los petroglifos tan1bién se encuentran preferenten1ente junto a las rutas, destacándose el
parque de petroglifos de Calartoco. Para su conservación estos petroglifos se han reunido
en un Museo de Sitio, con objeto de preservar este valioso patrimonio arqueológico localizado
junto a la ruta 5 y a 8 kilómetros al sur de Quillagua. Entre otras imágenes de este conjunto,
resaltan la de un humano sobre una balsa de cuero de lobo, otro con arco y flecha, junto a
figuras geométricas que seguratnente sünbolizan agua.
Pero, sin duda, son los geoglifos las representaciones rupestres más llamativas por la utilización
de grandes espacios con figuras que fonnan parte de la cosmovisión y de lo cotidiano en la
v ida de los caravaneros.
isten varios complejos o conjuntos de geoglifos. La distribución de ellos demuestra que
Petrogli fos Calartoco
el centro principal de encuentro suprarregional demuestra la itnportancia en el espacio y
era Quillagua, y que las rutas se pueden dividir, tiempo de esta ruta, que sirvió para unir
según los principales complejos de geoglifos Quillagua con el área de Calama, Chiu Chiu
y las evidencias de las diferentes rutas y Lasana, ¿fue el can1ino del Inka?.
relacionadas con ellos: En varios conjuntos del área de Chug Chug
a.-Hacia Tarapacá, siguiendo la ruta por . es posible observar geoglifos con figuras
...
sectores bajos de las quebradas. ,. <\1; ~ ·~ hurt1~nas, de recuas de llamas y ge01nétricas.
N o hay evidencias intennedias ent~~· F Se pt.,;ede postular que era la ruta tnás directa
quebradas tarapaqueñas y Quilla~a, lo 4¡Je ' lifUll pfiia Quillagua con las tierras de las
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directas hacia las quebradas del ~s~de superior del río Loa.
Tarapacá. En las áreas Maní y G11~acondo, Alternativa 2: Bordeando el Río Loa con dos
se presentan grandes figura-s, especialmente variantes. Estas rutas caravaneras seguían por
de seres humanos y geométric~ . · las laderas del río hacia la misma dirección
b.-Hacia el curso medio y superior del Río de la alternativa l. En la banda este se
encuentran varios pequeños conjuntos de
geoglifos, 1nientras que en la banda oeste se
encuentra el cotnplejo de geoglifos de
Pictoglifos La Angostura
2.I
La Encañada y otros menores.
c.-Hacia la costa con dos alternativas.
Alternativa 1: Se habrían utilizado las dos bandas del río hasta llegar al sector costero. Hay
evidencias de geoglifos junto al curso del río (altura de Calate), resaltando los diferentes
complejos de éstos en el ceiTo Espiral y en los cerros La Encañada (cercanos a Quillagua) .
Alternativa 2: Utilizando aguadas, se habría unido Quillagua con la costa norte de Tocopilla.
La ruta se evidencia por los geoglifos, principabnente aquellos que se encuentran en el ceiTo
Posada. Se caracterizan por los diferentes estilos; aquí se puede observar un conjunto de
figuras geotnétricas y otro con figuras hutnanas, camélidos y cruces cuadradas. Adetnás un
grupo se distingue por sus figuras con apariencia de espigas, y otro n1uestra cuatro in1ágenes
Pictogli fo La Angostura
hun1anas junto a una más de mayor tamaño.
También se encuentra un complejo importante en el ceno Los Balseros, que permite
relacionar Quillagua con la costa, pues se realizaron representaciones humanas con adornos
o diademas en la cabeza, así como personaj es sobre balsas de cuero de lobo.
Entre las figuras geotnétricas se destacan las proyecciones de la cruz cuadrada, que pcnniten
observar fi guras escaleradas, las cuales suelen encontrarse en otros complejos de geoglifos.
22
Pctroglifos Calartoco, Pág.22 Cazador, P ág .23 Balsero
2.6
Pritncras Agntpaciones
El curso inferior del Río Loa, nunca ha sido apto para la crianza de camélidos a
gran escala cotno la llamas y menos las alpacas. Eran espacios de tránsito que pennitían el
abastecimiento de agua, alimento para los caravaneros y pasto para sus animales.
Los prin1eros grupos que controlaron la producción de alimentos fueron agricultores con
una producción tnuy limitada, principahnente de tnafz, que permitió el desarrollo de
pequeñas cotnunidades las que cotnpletaban su dicta recolectando algarrobo, chañar y
tatnarugo.
2.7
Relacionado con el desarrollo agrícola y aldeano de Tarapacá (Ran1adita y Guatacondo I en
la quebrada de Guatacondo) y Caserones (quebrada de Tarapacá), así como con
la fase Alto Ramírez de Arica, en la costa norte de Antofagasta, se han registrado
varios yacünientos pertenecientes al mismo período, que denotan la iwportancifl.
adjudicada por los agricultores tempranos de las quebradas tarapaqupñas.~ los producto~
. .,
Un fragtnento de cántaro registrado en esta cubriéndole los ojos, parecida a la
tumba se encontró en la Tumba-9. encontrada en el cuerpo deshidratado de la
Otro rasgo interesante es la presencia de Tuniba-9, pero, en este caso, la lana era roja.
faldines considerados tempranos, con n1otivos Hay que tnencionar que son los mistnos colores
algo similares a los encontrados en las empleados en las estatuillas de tnadera.
Tutnbas 4 y 9. b.-Tumba-14 (año 745), fecha obtenida de un
Sobre el entierro del "shamán" se encontró ceran1io tipo Charcollo. En el sitio tarapaqueño
un niño 1notnificado, con venda de lana verde Pica-8 (cementerio), la cerán1ica
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Charcollo se encuentra junto a contextos
considerados tardíos.
Sin embargo, la data del ceratnio encontrado
en la hunba non1brada puede ser de fines del
período tnedio.
Aden1ás, la cerátnica Charcollo se asocia, en
diversos sitios tarapaqueños, a la típica
cerátnica piqueña, con estriaciones y leve baño
rojo; con1o tan1bién, a cerámica Chiza
modelada y Dupont.
Cerámica Chacance 2
La cerán1ica Dupont se encuentra
adetnás en la costa ,en toda la hoya
hidrográfica del Río Loa y del Salar de
Atacama en períodos más tardíos.
La cerán1ica Charcollo es tnás significativa
en el área de Lasana y desaparece
el tardío .
...Tumba-1 (año 825), fecha obtenida
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cerámica tipo Ayquina. En el contexto de
~J;~~sta tumba se han registrado cerátnicas y
.......a ...,....,,u de tradición piqueña, junto a cesto
Calabaza pirograbada, TI
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Cencerro
Producción Ejecutiva: Rodrigo Barrios Pérez
Edición: Branko Marinov Marti nic
Texto: Patricio N úñcz ll cnríqucz
Diseño Gráfico y Diagramac ión: Mil ka Ma rinov Vlahov ic
Fotografía: Mil ka Mari nov Vlahovic, excepto
Páginas 24,25, 34, 35, 43: Claudi o Caslcll ón Ga ti ca
Pág ina 36 : Ri ca rdo Roj as Romero