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ANTECEDENTES, CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA COLONIZACION ESPAÑOLA

La colonización española de América fue el proceso por el que se implantó en el Nuevo


Mundo una administración que pretendía ser imitación o duplicado de la administración
peninsular contemporánea.1 Este periodo se extendió desde el 12 de octubre de 1492, día
del descubrimiento de América, hasta el 13 de agosto de 1898, cuando la bandera
española fue arriada en San Juan de Puerto Rico.

La colonización de América fue efectuada sustancialmente por la Corona de Castilla


(ligada a los reinos indianos dinásticamente) y es la continuación de una primera
expansión y experiencia colonizadora del Reino de Castilla en las Islas Canarias, en las
cuales ensayó por primera vez a cierta escala la experiencia de conquistar, repoblar y
administrar un territorio nuevo, habitado por pueblos desconocidos, asimilándolos y
cristianizándolos en el proceso. Así, las tres últimas grandes islas de Canarias fueron
completamente sometidas en los años 1478-1483 (Gran Canaria), 1492-1493 (La Palma)
y 1494-1496 (Tenerife) aunque el impulso colonizador arranca mucho antes, en las otras
islas del archipiélago. Esta experiencia y la existencia de fórmulas desarrolladas para
solucionar los problemas de fundación de nuevas ciudades, pactos y enfrentamientos con
los naturales del país, designación y atribuciones de los Adelantados militares, engranaje
de los aparatos administrativos: religioso, civil y militar, fueron luego ampliamente usadas
en América, tienen sus antecedentes lejanos en la experiencia de la Reconquista y
repoblación de la Península Ibérica y explican en parte el extraordinario éxito de la
colonización.

A partir del siglo XV, los territorios y naciones indígenas fueron incorporados por la
monarquía española a través de la Conquista de América, formando parte de un proceso
histórico más amplio denominado mercantilismo, dando lugar al Imperio español en
América. A lo largo del siglo XIX, con la caída del absolutismo y la transformación de
España en un Estado liberal, tiene lugar la independencia hispanoamericana.

Gracias a la célebre bula del Papa Pablo III Sublimis Deus de 1537 que declara a los
indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos, hubo un gran
contraste entre la colonización española, la anglosajona y francesa en América. 2 En el
Imperio Español la unidad social se concebía a través de la unidad de la Fe de la Iglesia
Católica.

Una de las importantes consecuencias de esta colonización fue el mestizaje en América.


Los Reyes establecieron una política exterior común marcada por los enlaces
matrimoniales con varias familias reales europeas que resultaron en la hegemonía de los
Habsburgo en Europa durante los siglos XVI y XVII. Por otra parte el descubrimiento de
América a partir de 1492 modificó profundamente la historia.

ANTECEDENTES

La necesidad de colonizar nuevas tierras es resultado de la organización social vigente


durante los largos siglos de la Reconquista. Para mantener la riqueza de las casas
principales, estaba la institución del Mayorazgo, según el cual el primogénito hereda los
bienes y títulos de la familia, quedando los demás hijos varones (llamados segundones)
desheredados y obligados a buscarse la vida por otros caminos (las hijas reciben una
dote para ser casadas del mejor modo posible). Una posible salida para los segundones
era dedicarse a la Iglesia, en la cual los padres podían tener influjo para que el hijo
prosperase llegando a altos cargos; pero quizá la salida más interesante, desde el punto
de vista político, era la dedicación a las armas. Esos segundones preparados, cultos,
hábiles en las armas y deseosos de ganar riqueza, eran militares de gran valía para
batallar con el «moro». Las tierras conquistadas eran premio apetecido por estos
hombres, cuya educación les tenia acostumbrados a no pasar privaciones.

Al terminar la Reconquista, era necesario buscar un nuevo destino y nuevas tierras para
esos segundones. Isabel la Católica en su testamento, todavía no sabedora del todo de lo
que sus naves habían encontrado, propone que la reconquista siga por el norte de África.
En el fondo era muy lógico desde el punto de vista tradicional, puesto que el norte de
África era la Hispania Nova de los romanos, es decir, una prolongación de la Hispania
peninsular. La intención de la reina era seguir con el ímpetu reconquistador, pero también,
conocedora de la historia, quería evitar que se pudieran repetir invasiones moras desde
ese lado del mediterráneo. Isabel también conocía el problema con el que se habían
encontrado los reinos vecinos, Aragón y Portugal, un par de siglos antes, cuando las
conquistas de Fernando III de Castilla habían cerrado la posibilidad de expansión de estos
dos reinos a costa de los reinos moros. Ambos reinos tuvieron que dirigir el ímpetu de sus
gentes hacia otras metas más alejadas.

El Descubrimiento dió nuevas metas para estos segundones, cuya ilusión era tener tierras
y (mirado desde un aspecto moderno) superar al mayorazgo en riqueza.

Desde esta perspectiva, el fin de la colonización no era tanto conseguir riquezas en forma
de oro o plata, sino las tierras que en la península era imposible conquistar, porque eran
propiedad de cristianos, a los que no cabía hacer la guerra. Por otro lado, no hay que
olvidar que gran parte de las expediciones fueron financiadas por mercaderes castellanos
(que además eran también aventureros, como los hermanos Pinzón), los cuales querían
aprovechar la potencia de la marina castellana para sus fines comerciales: liberarse del
cuasi monopolio que ejercían los mercaderes italianos (venecianos y genoveses) sobre el
comercio con Oriente, fundamentalmente de especias y otros productos de lujo (por
entonces), muy demandados en un país rico como era la Castilla de los siglos XV y XVI.
Por otra parte la ruta de la seda por vía terrestre había sido bloqueada por los turcos con
la toma de Constantinopla en 1453.

CAUSAS

 Económicas: el surgimiento del mercantilismo, así como la necesidad de encontrar


una ruta alternativa para el comercio de las especias y de la seda, procedente de
las "islas de las especias", las Molucas, que había sido bloqueada por los turcos
con la toma de Constantinopla en 1453, controlando totalmente la ruta de la seda,
tanto interior, como la ruta marítima.
 Culturales: con el Renacimiento, en la sociedad europea algunos sugerían la
esfericidad de la Tierra, y la proliferación de comerciantes provocó la proliferación
de leyendas y crónicas exageradas (viajes de Marco Polo, leyenda del Preste
Juan), que causaron un gran interés por lo desconocido en la Europa de la época,
junto con el espíritu aventurero hacia el Lejano Oriente.
 Tecnológicas: la aparición de nuevas naves, como las carabelas o los galeones
que permitían la penetración trasatlántica, gracias a Alfonso V y a Juan II de
Portugal ("El Perfecto" o "El Navegante"), y por el proceso de mejora naval y de
exploración, estos barcos incluían las velas cuadradas y las triangulares, junto con
un casco reforzado, evolución de los barcos del comercio flamenco. Estos fueron
los primeros barcos que pudieron hacer "cazadas", navegar contra el viento y al
costado de este, con lo que se logró el descubrimiento de Canarias, remontar la
costa africana y conquistar América. Nuevos instrumentos de navegación, como el
astrolabio o la brújula, que permitían orientarse en el mar junto con el seguimiento
de las estrellas, así como los avances en cartografía, fueron fundamentales para
permitir la llegada europea a América.

CONSECUENCIAS

Catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos

Con la llegada de los colonos castellanos surgieron en América enfermedades


desconocidas en el Nuevo Mundo, como la viruela, la gripe, el sarampión y el tifus, contra
las que las poblaciones nativas no tenían resistencia. Por otro lado, los europeos tomaron
contacto con otras enfermedades propias de América, como la sífilis, que diezmó a la
población europea al propagarse en 1494 desde el sur de Italia (posesión perteneciente a
la corona de Aragón).

Entre el legado lingüístico de la población originaria, pueden contarse dos lenguas


amerindias: el quechua y el guaraní, que han alcanzado el rango de lenguas cooficiales
en algunos países hispanoamericanos, y cuya permanencia se debe en parte a su uso
como lingua franca durante la obra evangelizadora colonial. Durante el Virreinato del
Perú, el quechua fue uno de los idiomas que los misioneros católicos emplearon para
evangelizar a los indígenas; se escribieron varios manuales (llamados "artes") y lexicones
de éste y otros idiomas importantes, como el aimara, el mochica o el guaraní, así como
catecismos. Ello permitió que aumentara su influencia sobre los pueblos andinos e incluso
pueblos amazónicos que antes no lo hablaban. Un ejemplo es la amplia difusión en la
actualidad del dialecto llamado quichua santiagueño, popular en la provincia argentina de
Santiago del Estero.

Fray Domingo de Santo Tomás publicó en Valladolid (España) las dos primeras obras en
quechua, la Grammatica o Arte de la Lengua General de los Indios de los Reinos del
Perú, y el Lexicón o Vocabulario de la Lengua General del PERV, llamado "Quichua".

El guaraní es a su vez una de las lenguas oficiales del Mercosur, y goza de amplia
difusión en Paraguay, donde es cooficial con el castellano, y en las provincias argentinas
de Corrientes y Misiones.

Encomienda y esclavitud
Artículo principal: Esclavitud en América Latina

Con la llegada de los europeos cristianos a América, se originó un intenso debate


teológico y legal sobre la naturaleza de sus habitantes para su incorporación, expulsión o
destrucción de los territorios que serían dominados por el Imperio español. Esta polémica
se saldó con la oposición de la Corona a su esclavitud y la incorporación de los nativos
americanos como súbditos de la Corona con todos sus derechos. Otras potencias
europeas como Inglaterra y Portugal no los consideraron como iguales y en los territorios
dominados por ellos el trato sería de esclavitud.
Así, desde comienzos del siglo XVI, teólogos y filósofos como Juan López de Palacios
Rubios o Matías de la Paz desde la Universidad de Salamanca y Martín Fernández de
Enciso o Bartolomé de las Casas desde los propios territorios americanos, enfrentan el
problema de la naturaleza de los nuevos pobladores desde diferentes visiones.
Finalmente, en 1537 se promulga la bula Sublimus Dei del papa Pablo III, en la que se
declara a los indígenas como hombres en todas sus capacidades.

A partir de este momento las leyes de la Corona Española establecieron que los
indígenas americanos (amerindios) no serían sometidos a la esclavitud, sino a un régimen
de servidumbre denominado "encomienda", mediante el cual eran dados a
"encomenderos" españoles. El régimen de encomienda establecía que los indígenas
debían trabajar obligatoriamente para el encomendero, al mismo tiempo que este se
obligaba frente a la Corona del cuidado y la evangelización de los indígenas. Uno de los
críticos más famosos del sistema de encomiendas fue Fray Bartolomé de las Casas, cuya
obra más representativa es la Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Las
críticas de algunos sectores de la Iglesia al sistema de encomienda son consideradas por
algunos como el origen de la llamada "Leyenda negra española".

Sin embargo, aquello no se cumplió totalmente, ya que los españoles aun realizaron en
algunas zonas del territorio americano un tipo de expedición armada denominado
«maloca», cuyo objetivo era capturar indígenas para llevarlos a la esclavitud.

Esclavo indígena en labores de campo, supervisado por conquistador.

El descenso de la población de nativos americanos podría explicar una falta de mano de


obra indígena que España trató de reemplazar con esclavos provenientes del África
subsahariana, comprados a compañías de otras potencias europeas que comerciaban
con esclavos en América. Nótese que el tratamiento de persona le fue otorgado a los
nativos americanos, no así a los negros, siendo un claro exponente de este pensamiento
el propio Fray Bartolomé. El número exacto de personas esclavizadas procedentes de
África es controvertido y difícil de determinar; según distintas estimaciones, éste puede
oscilar entre los 9 y los 12 millones de personas,3 de los cuales se calcula que 1.552.100
ingresaron a los territorios colonizados por España.4

Religión
En contraposición de otros colonizadores a lo largo de la historia, como ingleses,
portugueses u holandeses, los colonizadores españoles desde un primer momento
aceptaron a los indígenas como personas dotadas de alma[cita requerida], y por ello centraron
parte de su esfuerzo en adoctrinarlos y convertirlos a su religión.

El papa Alejandro VI, en sus bulas Inter Caetera estableció la obligación de la Corona de
Castilla de convertir a todos sus súbditos, incluidos los amerindios y afroamericanos, al
cristianismo, en su vertiente católica romana. Las tareas para lograr la conversión se
realizaron mediante una gran variedad de procedimientos y una considerable cantidad de
misioneros de distintas órdenes partieron de la Península Ibérica hacia América a tal fin,
en el marco de un movimiento renovador de la Iglesia española iniciado por Cisneros, y
en el que destacaron místicos como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz y
religiosos como San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
Los métodos adoptados para obtener la conversión fueron muy diversos. Una de las
fórmulas empleadas fue la conocida como doctrina. Se trataba del compromiso adquirido
por el conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían
correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas
todos los días y los adultos tres días a la semana. El convento fue el centro neurálgico de
la evangelización y a su alrededor se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían
los religiosos las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que
las materiales, ya que junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes,
disponían de enfermerías, escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un
importante papel en la aculturización del indígena, al poner un especial empeño en su
incorporación a las actividades artesanales de tradición europea como parte destacada de
su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en
México, o las organizadas por el obispo Vasco de Quiroga en Pátzcuaro (Michoacán) son
una referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de
su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes muchas de las ideas
procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del renacimiento, que
encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.

En algunas ocasiones los religiosos católicos se relacionaron estrechamente con los


pobladores nativos, involucrándose en sus problemas y en los abusos que sufrían por
parte de algunos conquistadores y encomenderos, trasmitiendo las injusticias a las
autoridades de la Península. En muchos casos los misioneros católicos utilizaron las
lenguas americanas, como el quechua, el náhuatl o el guaraní, contribuyendo a
preservarlas al ser dotadas de sistemas de escritura.

La conversión al catolicismo de la población americana fue ampliamente exitosa. En 2004,


cerca de la mitad de los católicos del mundo están en Iberoamérica, si bien la tendencia
es decreciente.5

Por otra parte, el catolicismo latinoamericano tomó formas peculiares derivadas del
fenómeno conocido como sincretismo religioso, mediante el cual las antiguas religiones y
creencias precolombinas y africanas se integraron al cristianismo.

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