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H ace poco compartí en redes sociales la cita de Juan Stam que acaban de
leer 1. A lo que algunos contactos preguntaron más sobre este tema, mientras
otros dijeron que Stam estaba errado debido a que estos dos términos en el griego
significan cosas totalmente distintas, pero ¿es así?
Es así como se hace la diferencia entre estas dos palabras, mientras el logos es la
palabra escrita, “un rhema puede llegar mientras leemos la Biblia, a medida que
Dios ilumina cierta porción de la Escritura, o puede llegar a nosotros por medio
de una palabra declarada por otra persona” 3. Todo esto anclado en la
semántica del griego koiné.
La pregunta está en el aire ¿es correcto afirmar que hay una diferencia
sustancial y marcada, entre estos dos términos, en el griego del Nuevo
Testamento?
Este mito se ha hecho muy popular entre evangélicos, debido a que es llamativo
tomar ciertos vocablos en griego, buscar su significado en algún diccionario —
como Vine o Strong— para luego decir que la traducción bíblica está errada o
pierde su sentido original. Lamentablemente esta práctica es equivocada y de ella
derivan varios problemas.
Los chilenos somos conocidos por usar un lenguaje popular ligado a los
animales. Palabras como mono, sapo, perro, gallo, caballo, entre otros, son
comunes en nuestros diálogos cotidianos.
“Mamífero doméstico, hagamos una hembra del toro para el asado, al disparar
un arma de fuego.”
Si usted, querido lector, es chileno y conoce el lenguaje coloquial, le parecerá
muy extraña y graciosa la traducción que realizó nuestro investigador del futuro,
pero ¿dónde está el problema?
El error del investigador fue no tomar en cuenta el contexto en que se usaron las
palabras ¿Qué es lo que quería decir el autor original a los receptores originales
de este mensaje? Bueno, si usted no conoce el lenguaje popular chileno, le dejo
acá una traducción acertada:
Este problema del investigador imaginario, que vive en el año 4017, también lo
tenemos nosotros cuando queremos entender un texto que fue desarrollado hace
casi 2000 años atrás.
Al averiguar en diccionarios, nos damos cuenta que los matices entre estos dos
sustantivos son mínimos. Logos posee las siguientes acepciones: palabra,
discurso, cuenta, predicación; mientras que Rhema tiene: palabra, cosa.
Por lo tanto, deberemos ver el contexto en que se usa para dilusidar la discusión.
Tomaremos, a modo de ejemplo, algunos de los 330 pasajes donde
aparece logos y de las 68 veces donde se usa rhema. De esta forma analizaremos
cómo los autores del Nuevo Testamento las usaron en sus escritos.
MATEO 24:35
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras (logos – λόγοι) no pasarán»
En este verso podemos ver que se usa logos y encajaría con la idea popular de
que este término se refiere a la verdad eterna, es decir, a la Biblia.
JUAN 12:38
«Para que se cumpliese la palabra (logos – λόγος) del profeta Isaías, que
dijo»
Acá logos apunta a las palabras del profeta Isaías. De ahí que podríamos
entenderlo como una alusión a la Escritura, específicamente al libro de Isaías.
2 CORINTIOS 12:4
«Que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras (rhema – ῥήματα)
inefables que no le es dado al hombre expresar»
Pablo nos habla que oyó “palabras” específicas dadas por Dios en un momento
específico, las que fueron dadas en medio de una experiencia sobrenatural. Esto
también encajaría con la doctrina de “la palabra rhema”, que consite en una
revelación fresca y sobrenatural entregada por el Espíritu a un individuo en
particular.
LUCAS 9:44
«Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras (logos – λόγους);
porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de
hombres»
JUAN 4:50
«Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra (logos – λόγῳ)
que Jesús le dijo, y se fue»
En este verso Jesús entrega una palabra específica a una persona que esperaba un
milagro. Según los que hacen la distinción radical, esperaríamos el uso de rhema,
pero nuevamente, y contraria a la idea de estos grupos, el evangelista usa logos.
1 CORINTIOS 12:8
«Porque a éste es dada por el Espíritu palabra (logos – λόγος ) de sabiduría;
a otro, palabra (logos – λόγος ) de ciencia según el mismo Espíritu»
Pablo escribe a los Corintios, en una epístola muy conocida, donde aborda el
tema de los dones espirituales. Más que en cualquier otro verso, esperaríamos
que el término griego empleado aquí por el apóstol para “palabra de
sabiduría” y para “palabra de ciencia” fuera rhema, pero acá nos damos cuenta
que Pablo no compartía la novedosa doctrina de «La Palabra Rhema» y
usa logos.
1 PEDRO 1:23-25
«Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra (logos – λόγου) de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor
de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra (rhema –
ῥῆμα) del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra (rhema –
ῥῆμα) que por el evangelio os ha sido anunciada.»
En este último verso, vemos cómo el apóstol Pedro usa logos y rhema como
sinónimos. Comienza hablando de “la palabra de Dios que permanece para
siempre” usando logos, y continúa su epistola refiriéndose a la misma idea, pero
ahora usando rhema. Acá vemos los dos términos usados en el mismo contexto y
de manera intercambiable.
Es por eso que para evitar confusiones es importante conocer el contexto de las
palabras a estudiar, como dice D. A Carson: “La solución, por supuesto, es
aprender más griego, no menos, y tener al menos un conocimiento rudimentario
de linguistica […] el corazón de este asunto es que la semántica, el significado,
es más que el significado de las palabras. Implica frases, oraciones, discursos,
géneros, estilos…” 4
De igual modo sé que después de leer todo esto algunos de ustedes seguirán
pensando que «No basta conocer el logos de Dios. Tenemos que recibir
el rhema para poder decir: “Esto es lo que Dios dice”5», y que aún después de
leer estas líneas continuarán creyendo en la diferencia radical
entre logos y rhema, y exclamarán: «Obviamente hay una diferencia
¡Necesitamos que la Biblia se haga viva en nosotros! ¡No basta sólo con leera!»,
y déjeme decir que estoy 100% de acuerdo con usted, de la misma forma en que
lo está Santiago al escribir:
«Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí
mismos» (Stgo 1:22).
Pero para decir esto no es necesario ir al griego y torcer los significados, sacando
de contexto el uso de las palabras, y buscando algún conocimiento oculto en la
semántica, sino que basta con abordarlo desde el español. Es suficiente citar la
Biblia en nuestro idioma.
J.P. Zamora