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2.1.

1 Formas Ineficaces

La forma ineficaz de aplicar un castigo, trae consigo resultados negativos y no se logra el


objetivo de aplicarlo (disminuir o suprimir conductas.); por lo tanto debemos tener claro
que el castigo por sí mismo no genera ninguna conducta positiva (Woolfolk, 2010).

Saber que formas no son las más recomendables, ayuda en las tareas de reforzamiento, a
continuación se presentan algunas de ellas (Ormrod, 2005):

 Castigo físico: solo deben utilizarse como la única manera de conseguir que los
niños muy pequeños no hagan conductas potencialmente peligrosas; por ejemplo
si un niño desea introducir objetos metálicos en los enchufes eléctricos.

En niños más mayores esto proporcionaría un modelo de agresión, en muchos


casos los padres que abusan de sus hijos alguna vez han sido abusados por los
suyos, en el caso de una aplicación suave y ocasional podría generar cuadros de
abuso físico.

 Castigo psicológicos: como los de avergonzar o insultar a los niños, el hacerlo


sentir inferiores o incapaces tienden a desarrollar una baja autoestima. Estos
castigos repostan interfiriendo en la capacidad para realizar conductas apropiadas
y constructivas.

 Trabajo extra: estos transmiten la idea de que el trabajo académico es una


pesadez o agobiante; salvo el caso que sea aplicado en consecuencia lógica de una
mala conducta como cuando los alumnos fracasan en una tarea porque no
prestaron atención.
 Expulsión del colegio: es bastante típico para controlar la conducta, tal es el caso
que cuando ocurre se coloca al alumno en desventaja disminuyendo la
probabilidad de alcanzar sus éxitos.

Cuando los alumnos perciben la escuela como aversiva (desagradable) expulsarlos


se convierte en un reforzador negativo para él y para el docente ya que se quita
una molestia. Como alternativa sería la suspensión domiciliaria

Recordando que un castigo eficaz es aquél que no necesita aplicarse con demasiada
frecuencia. De hecho las numerosas desventajas del castigo tienden a aparecer cuando se
aplica con demasiada frecuencia (en cuyo caso evidentemente no resulta efectivo).

Además podemos hacer las siguientes observaciones:

 El castigo suele enfocar a los estudiantes en las consecuencias de sus actos sobre
ellos mismos; más no así sobre los demás, por lo tanto no fomenta la compasión
o empatía
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ormrod, J. E. (2005). Aprendizaje Humano (4 ed.). Madrid, España: Pearson.

Woolfolk, A. (2010). Psicología Educativa (11 ed.). México, México: Pearson.

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