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APUNTES DE APRENDIZAJE Nº2:

“Anatomía y Fisiología de la Respiración”

Educación digital de calidad y a


tu alcance
Autor: Dra. Natalia Guzmán
Validador: Flgo. Marcelo Saldías
Anatomía y Fisiología de la Respiración

El objetivo de apunte es reconocer la anatomía de la vía aérea normal, considerando

esta como la vía que conduce el aire desde la entrada de la nariz o boca hasta el saco

alveolar donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.

La importancia de conocer la anatomía de una persona normal es poder

posteriormente reconocer los cambios que le ocurren a esta cuando se realiza una

traqueostomía y poder más adelante aplicar este conocimiento para el manejo del

paciente traqueostomizado.

Para empezar, es importante saber que la vía aérea es todo el tracto que se

encuentra entre la entrada de aire desde el medio externo hasta el saco alveolar.

Su propósito principal es el intercambio de oxígeno y

dióxido de carbono, pero antes de que esto ocurra, el

aire debe pasar por varios reparos anatómicos para

poder finalmente llegar al árbol bronquial y a los

alveolos. Como concepto general y, para poder

ordenar nuestro futuro estudio, vamos a dividir la vía

aérea en 2:

• Vía aéreo superior (que comprende desde la entrada del aire hasta la laringe)

• Vía aérea inferior (desde la tráquea hasta los alvéolos)

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Vía Aérea Superior

La vía aérea superior como mencionábamos antes comprende desde la entrada del

aire hasta la laringe por lo tanto va a comprender las siguientes estructuras:

• Nariz y cavidad nasal

• Cavidad Oral

• Faringe (que a su vez se subdivide en 3 secciones que las veremos más

adelante)

• Laringe

Nariz y Cavidad Nasal

Hablamos de nariz y cavidad nasal ya que son dos entidades que manejaremos

parcialmente por separado.

Cuando hablamos de la nariz, hablamos

de la estructura que protruye de la cara

en forma triangular o piramidal, si la

observamos tridimensionalmente. Está

formada, hacia su ápice anterior, por los

huesos nasales, mientras que hacia la

base encontramos la parte cartilaginosa

de la nariz, la cual está formada por los cartílagos septales, alares superiores (o

laterales), alares y accesorios. Toda esta estructura osteocartilaginosa está cubierta

por músculos que permiten cierto grado de movilidad.

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Hacia la base de esta pirámide nos encontraremos con las entradas a la cavidad

nasal, denominadas narinas. La parte más externa de las narinas se llama vestíbulo,

que es una zona donde persiste la piel con anexos como pelos (mejor conocidos

como vibrisas) y glándulas. Una vez pasado este punto ingresamos a la cavidad

nasal.

Si la observáramos como si fuese un cubo, cada cavidad nasal estaría delimitada

hacia anterior por la nariz y hacia posterior por las coanas (que comunican con la

nasofaringe). La cara lateral está conformada por porciones de los huesos maxilar,

etmoides, palatino, esfenoides, el cornete nasal inferior y el hueso lagrimal, que

están cubiertos por una capa mucosa altamente irrigada y forman entre si los 3

cornetes (superior, medio e inferior). Bajo cada uno de ellos se encuentran los

meatos (superior, medio e inferior) que tienen la función de crear un flujo

turbulento de aire luego de su entrada para entibiarlo y, así, seguir su camino a los

pulmones. Hacia medial nos encontramos con el tabique nasal, conformado por la

lámina perpendicular del etmoides y el vómer. Hacia superior, en orden de anterior

a posterior, nos encontramos con la base del seno frontal, la lámina cribiforme

etmoidal y el esfenoides. Finalmente, hacia inferior se encuentra el paladar.

Cavidad oral

La cavidad oral también se puede observar como un cubo que

comprende hacia anterior los labios y dentadura, mientras

que, hacia posterior, se encuentra el istmo de las fauces que

comunica la cavidad oral con la faringe. Hacia superior se

encuentra el paladar el cual se divide en dos porciones: los

dos tercios anteriores corresponden al paladar duro que está

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compuesto por el hueso maxilar y el hueso palatino. El paladar blando, hacia

posterior, corresponde a tejido muscular cubierto por tejido epitelial que termina en

la úvula. La pared inferior está compuesta por la lengua. Finalmente, en las paredes

laterales se encuentran la dentadura y las mejillas.

Faringe

La faringe es un tubo con 3 secciones que

se encuentra hacia posterior de la

cavidad nasal (nasofaringe), cavidad oral

(orofaringe) y laringe (laringofaringe). Se

extiende desde la base del cráneo hasta el

borde caudal del cartílago cricoides. Está

compuesto por los músculos tensor del

velo del paladar, elevador del velo del

paladar, constrictor superior e inferior de la faringe, estilofaríngeo, constrictor

medio de la faringe, cricotiroideo, digástrico, estilogloso, salpingofaríngeo y

palatofaríngeo. Cumple funciones fundamentales en la deglución, en la respiración,

fonación, audición, olfacción, salivación, masticación, funciones gustativas,

protección y continuación de la cámara de resonancia para la voz.

Laringe

Hacia antero-inferior de la laringofaringe se encuentra la laringe, una estructura

móvil que mide aproximadamente entre 5 a 7 cm de longitud en el adulto y que

conecta la faringe con la tráquea.

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Su función primordial es proteger la vía aérea inferior, cerrándose súbitamente ante

la estimulación mecánica, previniendo así la entrada de objetos extraños. Otras

funciones incluyen la fonación, la tos, y forma parte fundamental en la ventilación.

La laringe está compuesta por 3 cartílagos únicos (cricoides, tiroides y epiglotis) y 3

pares de cartílagos (aritenoides, corniculado y cuneiforme). El hueso hioides,

aunque no es parte intrínseca de la laringe, es una estructura donde se insertan

grupos musculares que le otorgarán ayuda en su movilización. Dentro de estos

grupos musculares se encuentran los músculos extrínsecos y los músculos

intrínsecos, que son aquellos propios de la laringe. Así,

también encontraremos ligamentos extrínsecos e intrínsecos

que se verán a profundidad mas adelante. Por otro lado, la

laringe se encuentra inervada por ramas del nervio vago, del

nervio laríngeo superior (como su rama externa) y del

laríngeo recurrente.

Dentro de la laringe se encuentran los pliegues vocales, que son pliegues de la

membrana mucosa que van desde el cartílago tiroides hasta los procesos vocales de

los cartílagos aritenoides. Además, se encuentran los pliegues ventriculares. El

espacio entre ambos pliegues se conoce como “ventrículos laríngeos”. Es importante

destacar que hacia anterior de esta estructura se encuentra la glándula tiroides, la

cual se extiende por delante del cartílago tiroides hasta los cartílagos traqueales y

hacia lateral, llegando al esófago.

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Vía aérea Inferior

La vía aérea inferior está compuesta por:

• Tráquea

• Árbol bronquial

• Alvéolos

Tráquea y Árbol Bronquial

La tráquea es una estructura fibrocartilaginosa, que conecta la laringe con el árbol

bronquial. Éste se dispone de forma oblicua hacia abajo y hacia atrás. Se extiende

aproximadamente desde las vértebras C6 a T5, donde se bifurca a nivel de la carina.

En el adulto, la tráquea tiene un largo de 12 cm y un diámetro de 15-17mm

aproximadamente. La tráquea es flexible gracias a que posee una estructura fibrosa

formada por 15 a 20 anillos semi-cartilaginosos abiertos hacia atrás, dentro de los

cuales encontraremos el músculo traqueal que tiene relación anatómica con el

esófago. La tráquea, hacia interno, esté recubierta por un epitelio respiratorio rico

en cilios, lo cual facilita la función de salida de mucus y agentes extraños. La función

principal de la tráquea tiene que ver con el paso del aire durante el ciclo respiratorio,

que se encuentra bajo el control del sistema nervioso parasimpático.

Hacia distal, a nivel de la carina (punto de gran sensibilidad en caso de aspiración de

cuerpos extraños, provocando el reflejo de la tos), la tráquea se divide en dos

bronquios principales: el derecho más corto y vertical, y el izquierdo más largo y

horizontal. Por esta condición, cuando existe aspiración, es mayor la probabilidad

de que se cause daño pulmonar o neumonía del lóbulo derecho.

Los bronquios primarios se van subdividiendo consecuentemente mientras

disminuye el calibre de la vía aérea, hasta convertirse en bronquiolos. A medida que

avanzamos, los anillos semi-cartilaginosos se ven reemplazados por placas

irregulares de cartílago hialino que rodean por completo el bronquio, lo cual los hace

completamente redondos. A medida que esto ocurre, existe una disminución

progresiva en la cantidad de cartílago, de glándulas y células caliciformes, así como

una disminución de la altura de las células epiteliales. Asimismo, vemos un aumento

del músculo liso y tejido elástico, lo que permite que mientras más distal estemos en

el árbol bronquial, mayor músculo liso habrá y por lo tanto los bronquiolos son más

colapsables, en caso de patología, y más susceptibles a la acción de agentes,

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hormonas o fármacos bronco-constrictores o bronco-dilatadores. Una vez que

termina el árbol bronquial llegamos a la última parte de nuestra vía respiratoria.

Alvéolos

Los alvéolos, o sacos alveolares, son

estructuras en forma de copa situados uno

junto a otro, y separados por septos

interalveolares muy delgados formados por

epitelio plano. Están asociados a una gran red

de capilares sanguíneos que lo recubren y,

aunque no se sabe con certeza, se calcula que serían alrededor de 300 millones, lo

que da una zona de difusión de aproximadamente 70mt2.

Cada alvéolo posee dos tipos de células:

- Neumocitos tipo I: células epiteliales que revisten el alvéolo, las cuales se

hacen cargo del intercambio gaseoso.

- Neumocitos tipo II: son pequeñas y no participan en el intercambio de O2 y

CO2, pero intervienen en la distensión de la pared alveolar a través de la

síntesis de surfactante pulmonar, el cual se encarga de reducir la tensión

superficial.

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La zona alveolar donde ocurre el intercambio es la llamada “barrera respiratoria” y

está formada por surfactante pulmonar, neumocitos tipo I, láminas basales del

neumocito y endotelio fusionadas, y la célula endotelial de la pared capilar.

Conclusión

Para terminar, todo este es el camino que debe recorrer el aire en una persona

normal para llegar desde el medio externo hasta los pulmones y poder realizar la

respiración que consiste en el intercambio de O2 y CO2. Lo importante de recordar

es que en el paciente traqueostomizado esta anatomía cambia y se debe tener en

consideración estos cambios para poder suplir las funciones de la vía aérea normal.

Fisiología de la Respiración

El propósito principal de la respiración y de la ventilación es lograr un intercambio

gaseoso adecuado. Los principales gases involucrados en esta acción vital son el

oxígeno (O2) y el dióxido de carbono (CO2). La respiración es un proceso complejo

en la cual se aplicarán conceptos de múltiples disciplinas para poder comprenderlo.

Desde un punto de vista pedagógico, dividiremos el proceso de respiración en 4

etapas funcionales

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• Ventilación

• Difusión de O2 y CO2 entre alvéolo y sangre

• Transporte de O2 y CO2 en la sangre y células (y viceversa)

• Regulación de la ventilación

Ventilación y mecánica de la ventilación

La ventilación es, en términos generales, todo lo que debe ocurrir a nivel de la vía

aérea y sus anexos para lograr la entrada y la salida del aire. Dentro de esta, tenemos

que manejar conceptos generales para poder comprender cuales son las fuerzas que

están involucradas en las distintas etapas de este ciclo respiratorio.

La ventilación está regulada desde el centro respiratorio y va a depender de las

necesidades metabólicas, del estado gaseoso, del equilibrio ácido base y de las

condiciones mecánicas del conjunto pulmón-tórax. El objetivo de la ventilación es

transportar el oxígeno hasta el espacio alveolar para que se produzca su intercambio

con el espacio capilar pulmonar y, así, evacuar el CO2 producido a nivel metabólico.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que el pulmón tiene ciertas propiedades

intrínsecas que nos ayudarán a entender como funciona la ventilación. Estas

propiedades compiten para la distensión y compresión pulmonar y son las

siguientes:

1. Elasticidad: es la propiedad de un cuerpo a volver a la posición inicial

después de haber sido deformado y, a nivel pulmonar, son las propiedades

elásticas de las estructuras del sistema respiratorio. Lo anterior se verá

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cuantificado en los cambios de presión a nivel pulmonar en relación a los

cambios de presión de la vía aérea durante el ciclo respiratorio.

2. Viscosidad: Se refiere a la fricción interna de un medio fluido, es decir, entre

el tejido pulmonar y el gas que circula por las vías aéreas. En el sistema

respiratorio se cuantifica como el cambio de presión en relación al flujo

aéreo.

3. Tensión superficial: se produce por las fuerzas de adhesión molecular de los

fluidos (ej: surfactante pulmonar) sobre la superficie alveolar. Estas fuerzas

dependen de la curvatura de la superficie del fluido y de su composición.

4. Histéresis: diferencia de distensibilidad pulmonar durante la inspiración en

relación a la espiración.

Es importante tener en cuenta estas propiedades ya que le darán la posibilidad al

pulmón de distenderse y comprimirse durante la respiración.

Ahora bien, para que el proceso de ventilación ocurra, se requiere de la acción de

una serie de músculos. Cuando hablamos del ciclo respiratorio en reposo la

respiración ocurre gracias al movimiento ascendente y descendente del diafragma

y a la elevación y depresión de las costillas gracias a los músculos intercostales

externos, que aumentan y disminuyen el diámetro de la caja torácica y a su vez

aumentado y disminuyendo los volúmenes pulmonares.

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La inspiración corresponde a un proceso

activo que involucra la contracción del

diafragma y de los intercostales

externos, mientras que la espiración en

reposo se considera un proceso pasivo,

ya que depende de la relajación del

diafragma y de los intercostales

externos. Cuando hay respiración intensa (ejercicio, insuficiencia respiratoria, etc.)

se utilizan otros músculos para la inspiración y espiración. Durante una respiración

intensa, en la inspiración ocuparemos los músculos esternocleidomastoideos,

serratos, escalenos y pectorales. Por otro lado, durante la espiración forzada se

agrega la contracción activa de los intercostales internos, transversos torácicos y los

rectos abdominales.

Lo anterior está regulado por el centro respiratorio que se encuentra inervado por

el nervio frénico. Pero ¿cómo ocurren otros procesos del ciclo respiratorio? Y, si los

pulmones “flotan” en la cavidad torácica ¿cómo se mantienen distendidos?

Sabemos que los pulmones corresponden a un conjunto de sacos alveolares que

forman lóbulos pulmonares y que estos conforman los pulmones que están

cubiertos por la pleura visceral y parietal. Pero, sólo están unidos a la caja torácica

por un ligamento. Entonces, ¿por qué el pulmón persiste distendido?

Para resolver esta pregunta, debemos tener en cuenta las propiedades intrínsecas

del pulmón (que mencionamos anteriormente) como la tensión superficial y las

presiones pulmonares.

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Lo primero que debemos tener en cuenta es la presión pleural. En una persona sana

en reposo hay una presión pleural aproximada de -5 cm de agua constante que

alcanza unos -7.5 cm de agua durante la inspiración, lo cual es suficiente para

mantener el pulmón expandido durante el ciclo respiratorio en reposo.

¿Y entonces cómo ocurre el flujo de aire?

Para entender como ingresa el aire a los pulmones vamos a mencionar, entre otras,

la presión alveolar, ya que sabemos que cuando la glotis está abierta y no hay flujo

de aire, las presiones en todo el árbol respiratorio son iguales a las atmosféricas (0

cm de agua). Sin embargo, pero para lograr el flujo, necesitamos de una presión

menor.

Por lo tanto, a nivel alveolar la presión debe caer levemente bajo la atmosférica, por

lo tanto, durante la inspiración ocurre una caída de hasta -1cm de agua en la presión

alveolar lo que es suficiente para desplazar unos 0.5 lts. de aire hacia los pulmones.

Y durante la espiración ocurre lo opuesto.

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En otras palabras, para la

inspiración requeriremos de

la disminución de la presión

pleural, la contracción del

diafragma y, en algunos casos,

otros músculos inspiratorios,

lo cual aumenta el volumen

pulmonar. A medida que la inspiración termina, va disminuyendo la presión pleural,

hasta que el volumen pulmonar llega al máximo, produciéndose la relajación del

diafragma, con lo que el aire sale al medio ambiente.

Así es cómo se mueve el aire desde el ambiente hacia los pulmones y viceversa. Este

aire que entra y sale de los pulmones se conoce como “volúmenes pulmonares”.

Ahora bien, para entender lo básico de la mecánica ventilatoria, vamos a conocer

algunos conceptos: los volúmenes y las capacidades pulmonares, siendo los más

relevantes los siguientes:

La capacidad pulmonar total (CPT) corresponde a todo el volumen de aire capaz

de mantenerse dentro de los pulmones al final de una inspiración máxima (es la

sumatoria de la capacidad vital y del volumen residual, los que nos permite una

medición del pulmón. Esta puede llegar hasta 6 lts.).

La capacidad vital (CV) corresponde al volumen máximo expulsado de los

pulmones con una espiración forzada, luego de una inspiración máxima. En un

hombre joven sano de aproximadamente 1.8 mts puede ser de 4.5 – 5 lts.

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La capacidad respiratoria o volumen corriente (VC) se refiere a la cantidad de

aire que entra en los pulmones en cada inspiración, la cual es de alrededor de 0.5 lts.

aproximadamente.

La reserva inspiratoria (VRI) (o volumen de reserva inspiratoria) es la cantidad

de aire que puede ingresar luego de la inspiración normal, es decir, la cantidad de

aire que entra en una inspiración forzada que puede llegar a ser incluso 3 lts. por

sobre la capacidad respiratoria.

La reserva espiratoria (VRE) (o volumen de reserva espiratoria) corresponde a la

cantidad de aire extra que podemos expulsar al realizar una espiración forzada.

El volumen residual (VR) corresponde al aire que va a quedar en los pulmones

después de una espiración forzada y que es de aproximadamente 1.2 lts.

Corresponde al volumen mínimo que podremos tener dentro de nuestros pulmones.

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Por otro lado, el volumen respiratorio por minuto se refiere a la cantidad total de

aire que entra a los pulmones (por minuto) y es igual al volumen corriente

multiplicado por la frecuencia respiratoria. A modo de ejemplo, considerando que el

volumen corriente es de 0.5 lts., a una frecuencia respiratoria normal de 12

respiraciones por minuto (rango esperado = 10 a 20 respiraciones por minuto),

entonces tendremos un volumen respiratorio por minuto de 6 lts por minuto. Por

esto mismo, cuando existe hipoxia (por ejercicio, enfermedad, etc.), el cuerpo puede

aumentar la entrada de oxígeno a través de diferentes mecanismos:

- Aumentar el volumen corriente

- Aumentar la frecuencia respiratoria

Y es similar a lo que nosotros podemos hacer en caso de un paciente con ventilación

mecánica para disminuir la hipoxia, ya que podemos:

- Aumentar el volumen corriente

- Aumentar la frecuencia respiratoria

- Aumentar el flujo de ingreso del aire

- Aumentar las presiones de ingreso del aire

Difusión de O2 y CO2 entre alvéolo y sangre

Para que ocurra la difusión de gases desde un compartimento a otro debemos tener

diferentes presiones de cada gas en cada compartimento, ya que cada gas difundirá

a donde encuentre una menor presión de este mismo gas.

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Dentro del cuerpo humano, nuestros vasos sanguíneos tienen diferentes presiones

y eso influirá en cómo difundan los gases desde el alvéolo a los capilares sanguíneos.

Para entender como difunden los gases ente el alveolo y la sangre debemos conocer

las concentraciones y presiones de estos gases en el ambiente y, posteriormente, sus

presiones dentro del alvéolo y la sangre.

Fuera del cuerpo humano, vamos a tener la siguiente composición del aire:

Nitrógeno 78%, Oxígeno 20.9 (21%), CO2 0.03%, y el resto corresponde a otros

gases que componen el aire que inspiramos. Debido a lo anterior, sabemos que en

condiciones normales la fracción inspirada de oxígeno (FiO2) es del 21%.

Esta composición no cambiará, ya sea estemos a nivel del mar o en altura como el

Everest, siempre se mantendrá. Lo que sí cambia es la presión atmosférica o

ambiental, lo cual cambiará las presiones de cada gas. A medida que estemos a más

altura, la presión atmosférica irá disminuyendo, por lo que disminuirá la presión de

O2 (no su concentración). Al disminuir la presión de este gas, se va a ir acercando a

la presión de los capilares y, como las presiones diferenciales se van igualando,

disminuye la difusión de este gas. Es por esto que, en altura, sentimos la falta de

oxígeno, ya que difunde menos que a nivel del mar.

El siguiente esquema muestra las presiones de O2 y CO2 a nivel del mar de los

diferentes niveles del ciclo respiratorio, desde el ambiente hasta los alvéolos y

capilares pulmonares. Acá podemos observar que la presión de O2 a nivel alveolar

es de 100, mientras que a nivel del capilar venoso es de 40 (corazón derecho).

Debido a que el diferencial es muy alto, el O2 difunde fácilmente desde el alvéolo al

capilar pulmonar y, posteriormente, vemos que la presión final de O2 en el capilar

oxigenado (corazón izquierdo) es de 95. Con el CO2 sucede algo similar: las

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presiones de CO2 a nivel del corazón derecho o capilar pulmonar venoso es de 46,

mientras que en el alvéolo es de 40. Como el CO2 necesita presiones diferenciales

bajas para difundir, el CO2 pasa desde el capilar hacia el alvéolo para luego espirarlo

al ambiente.

Transporte de O2 y CO2 en la sangre, células y viceversa

El transporte de oxígeno y dióxido de carbono desde los capilares sanguíneos hacia

las células y viceversa ocurre a través de los glóbulos rojos, por lo que dependerá de

la concentración de glóbulos rojos y de la hemoglobina del paciente, entre otros

muchos factores. Pero este tema no lo abordaremos en profundidad.

Regulación de la ventilación

La ventilación es controlada por el sistema nervioso central a través de dos

mecanismos nerviosos separados. Uno está encargado del control voluntario y el

otro, del automático.

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El sistema voluntario se encuentra en la corteza cerebral y envía impulsos a las

neuronas motoras respiratorias mediante los haces corticoespinales. El sistema

automático está impulsado por un grupo de células marcapasos en el bulbo

raquídeo. Los impulsos de estas células activan neuronas motoras en la médula

espinal cervical y torácica que inervan los músculos respiratorios. Los de la médula

cervical estimulan el diafragma mediante los nervios frénicos, mientras que los de

la médula torácica hacen lo propio con los músculos intercostales externos. Sin

embargo, los impulsos también llegan a la inervación de los músculos intercostales

internos y otros músculos espiratorios.

Conclusión

Para cerrar este capítulo es importante tener en cuenta las fuerzas que mantienen

el pulmón distendido (tensión superficial, presión pleural) durante el reposo y las

que actúan para lograr la inspiración (contracción del diafragma, disminución de

presión pleural, entro otras), con lo que aumentará el volumen pulmonar llevando

el oxígeno del ambiente hacia los alvéolos, los cuales al estar en contacto directo con

los capilares pulmonares serán el centro de intercambio entre el O2 ambiental y

capilar y la salida del CO2 desde los capilares a los alvéolos.

Este es un proceso complejo que involucra muchas aristas y que, posteriormente,

nos ayudará a entender los cambios que ocurren a nivel de la fisiología respiratoria

en el paciente traqueostomizado.

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