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IV ENCUENTRO DE CATEDRAS DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANISTICAS

PARA LAS CIENCIAS ECONOMICAS

Más allá de la lógica del mercado


Hugo Oscar Fernández oscarfer@mdq.com.ar
Nestor Alfonso Pedro Enrique Pérez Alejandra Agustinho

I. INTRODUCCION (Nestor Alfonso)

Los planteos teóricos que surgen a partir de nuevos procesos históricos pueden resultar más o
menos viables a la hora de plantear una prognosis del desarrollo de los países, las regiones, o el
mundo.
En lo que se puede coincidir, es en lo vertiginoso de los cambios producidos en los últimos años;
grandes procesos inimaginables para la mayoría de los científicos sociales, entre los que se incluyen
economistas, cientistas políticos y sociólogos. Resultaba impensable que sucesos tales como la
caída del muro de Berlín, o ciertos desarrollos tecnológicos acaecieran con la velocidad ocurrida. Sin
embargo, el desmembramiento del mundo bipolar -realidad que desde hacía tiempo venía
cuestionándose por algunos actores sociales- ocurrió en nuestra época. Estos cambios que se
intentan comprender forman parte del proceso llamado globalización, transnacionalización o nuevo
orden mundial.
No ha sido una opción elegida para países que ya habían sido caracterizados como periféricos
mucho antes de este proceso, pero es producto de una realidad en la que la que desemboca nuestra
historia y a la que tenemos que dar respuesta.
La tesis a la que adherimos es que no se puede analizar solamente como un proceso de tipo
económico sino que es mucho más complejo y tal vez esté ligado a una crisis de tipo civilizatoria.
Pensado de esta manera se han propuesto diversas interpretaciones que confrontan en el campo de
la filosofía, pero que han derivado rápidamente a otras disciplinas.
Según Habermas (1989) el optimismo iluminista (basado en una ciencia objetiva, una moral universal
y una ley y arte autónomos) era la posibilidad futura de negar todo oscurantismo. Se procuraba así
“emplear esta acumulación de cultura especializada en el enriquecimiento de la vida diaria, es decir
en la organización racional de la cotidianeidad social.”
Cierto es que las concepciones más pesimistas sobre el futuro social, (Niestsche, Weber) parecen
ser las más realistas. Habermas, se niega a abandonar el ideal iluminista, dudando sobre el éxito de
su objetivo. Caracteriza el clima intelectual de esta época como el de un ataque a lo que se
denominó la modernidad. Dicho ataque se realiza desde tres flancos: el anti-modernismo, el
premodernismo y el postmodernismo de los “neoconservadores”.
Para nuestro diálogo con los economistas, centrémonos en este último movimiento. El
postmodernismo de los neoconservadores contiene, según Habermas, tres tesis implícitas:
1. La ciencia no puede orientar la vida.
2. La política debe escindirse de la ética.
3. El arte permanece en la esfera privada sin ningún tipo de trascendencia a lo social.
Ciencia, moral y arte son así esferas autónomas, separadas de la vida y manipuladas por
especialistas. Propondrá entonces enfrentarlo con una posición muy firme: “El mundo vivido deberá
ser capaz de desarrollar instituciones que pongan límites a la dinámica interna, a los imperativos de
un sistema económico casi autónomo y a sus instrumentos administrativos”.
Si estamos de acuerdo en que este es el clima cultural que vive occidente, al menos en su aspecto
más amplio, donde predomina la cultura postmoderna, debemos centrarnos ahora en el contexto
Latinoamericano, caracterizado por el restablecimiento democrático de mucho países en la década
del ´80, con una gran deuda externa y una enorme deuda social. Lechner, señalará que la
transnacionalización, no solamente abarca a la economía, sino que la ideología es también
compartida. Que esa “reflexión sobre nuestro tiempo” que se llama postmodernidad , ha pasado el
nivel filosófico para transformarse en una cuestión política. Sin embargo este autor afirma que hay
que ver desde qué lugar se salta a este mundo posmoderno. La “diversidad legítima” que hace que
las diferencias puedan ser aceptadas, difícilmente puedan ser asimiladas por latinoamericanos,
africanos o muchos asiáticos, conformándose facilmente con el statu-quo presente. Si en el lenguaje
posmoderno se denuncia al progreso como una ilusión, esto tiene un límite “más allá de cierto punto,
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el desencanto deja de ser benéfica pérdida de ilusiones y se transforma en una peligrosa pérdida de
sentido”, lo que enmascara una postura profundamente conservadora.
Mas allá de estas observaciones, de alguna manera coincidentes, nuestro interés estará centrado en
reflexionar sobre aquellos aspectos que hacen a la necesidad de enfocar estos procesos actuales
dominados por la lógica del mercado, pero al que no le asignamos ninguna linealidad. Pensar lo
contrario sería naturalizar al mercado otorgándole una esencia determinada. Nada más lejos de
nuestra mirada sociológica: las instituciones son resultado de prácticas sociales y están sujetas a
cambio permanentes.
Nuestra tarea será entonces analizar los aspectos sociales que derivados de estas transformaciones.
Comprender los nuevos procesos productivos acelerados por un profundo cambio en la ciencia y en
la tecnología. Una dinámica regionalista que es necesario observar con profundidad. Apreciar la
transformación radical en el mundo del trabajo, tanto en sus aspectos contractuales como en los de
su organización, con un crecimiento explosivo del desempleo y subempleo. Relacionar con el
aumento de la brecha entre los hogares de mayores y menores ingresos. Evaluar la aparición de
nuevos actores sociales que reclaman reivindicaciones sectoriales, la transformación de la cultura
política y el nuevo rol del estado, y por último, la propuesta de economías alternativas de la de los
grandes actores económicos, con un fuerte contenido social.

II. DE CIUDADANO A CONSUMIDOR (ALEJANDRA AGUSTINHO)

Del ideal iluminista plasmado en la Revolución Francesa surgió la idea de ciudadanía constituída a
partir de un orden social, político y económico que adquirió cuerpo en el Estado-Nación. En los
hechos, el Estado se desvincula cada vez más de su función, originando un vacío y nuestra
problemática intenta, por lo contrario, dilucidar cuál es el nuevo criterio ordenador y de qué modo se
esta resolviendo la cuestión de la inclusión-exclusión de las personas y sectores sociales
(Coraggio:1995). El impacto de la reorganización económica se estructurada sobre el eje de la
internacionalización de los mercados de trabajo y de productos , que está generando en el nivel
simbólico una torsión visible como cambio -no exento de conflictos- desde la idea fuerza de
ciudadano a la de consumidor.
La inclusión-exclusión puede situarse actualmente en dos dimensiones: la del mercado de trabajo
(que posee la contracara del desempeño estructural) y la del consumidor. Este apartado se refiere a
la segunda, en tanto creemos que la conflictividad puede visualizarse el contenido social de la
revalorización del consumo. Lo definiremos como “el conjunto de procesos socioculturales en que se
realizan la apropiación y los usos de los productos”( García Canclini:1994).
Existe un modo de racionalidad, que a nivel sociopolítico es interactiva de clases. “La participación
segmentada en el consumo solidariza a las elites de cada país con un circuito trasnacional, y a los
sectores populares con otro”. Complementariamente, la conflictividad se manifiesta por la desigual
participación de los diferentes sectores sociales en la estructura productiva, y se continúa a proposito
de la distribución y apropiación de bienes.
El consumo es por otra parte, un escenario de disputas por aquello que la sociedad produce y por
las maneras de usarlo. La priorización de los criterios de idea fuerza en la actualidad se posiciona en
el usufructo de los bienes de consumo y su seguridad más que en el usufructo de las libertades
individuales. O más aún: la posibilidad de obtención de libertades individuales se encuentra mediada
por la posibilidad de consumir. En nuestro país, son múltiples los servicios que hasta hace pocos
años constituían un patrimonio nacional y que actualmente se encuentran restringidos. Por ejemplo el
libre (gratuito) tránsito por las rutas del país.
Cómo se materializa el conflicto? Básicamente en dos niveles: político, asociación de consumidores,
movimientos sociales, ONGs, etc, en donde se transforma la lógica de relaciones entre lo público y
lo privado, y por los aspectos simbólicos y estéticos de la racionalidad consumidora. Bourdieu
sostiene que la racionalidad de las relaciones sociales se construye más que en la lucha por los
medios de producción, en la apropiación de los medios de distinción. Es en tal sentido, un modo de
ordenamiento de los conflictos, ya que por debajo de la distinción se comparten los sentidos de los
bienes como instrumentos de diferenciación.
La doble lógica se sitúa entonces por una parte en un orden racionalmente constituído por la
diferenicación del consumo, y que en tanto diferenciación implica necesariamente nuevos modos de
conflictividad más simbólicos que políticos. En marketing esto se manifiesta, por ejemplo ,como
segmentación de mercados. Por otra parte, construye parte de la racionalidad integrativa y
comunicativa de la sociedad. Son los productos consumidos los que establecerán los órdenes de
prioridad en el nivel simbólico, y la imposibilidad del consumo la manifestación más real de la
exclusión de un sistema cada vez más cerrado, donde el fin de las utopías se constituye en realidad

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en la justificación ideológica de todo el proceso. Si estas estructuras sociales existen, es


imprescindible que sean conocidas por quienes serán afectados en su práctica profesional, para una
manipulación adecuada y ética.

III. REFLEXIONES SOBRE REGIONALIZACIÓN Y TRABAJO.


TRABAJO. (PEDRO ENRIQUE PÉREZ).

Tanto en el nivel del contrato individual como en el de los mecanismos de organización, movilización
e influencia colectiva, se han producido cambios sustanciales. Ante estos fenómenos sociales, que
no pueden concebirse circunscribiéndoselos a una situación de mercado, la teoría social, llamada a
reflexionar sobre ello, deberá superar las limitaciones impuestas por desarrollos conseptuales que se
ocuparon de las relaciones ocurridas en escenario singular hoy en crisis: el estado-nación.
Que consideraciones cabe efectuar respecto al sistema de relaciones laborales en este escenario?
Cómo se perfilarán las estructuras normativas de tales prácticas? Qué lugar ocuparán los sectores
interesados y las políticas laborales nacionales o regionales en este proceso? Cómo se constituirá la
acción político-gremial en el campo del trabajo con una tendencia de diferenciación creciente y
determinado también por relaciones establecidas en esferas de la vida social en las cuales el capital
se ha retirado?
Es dable afirmar que los interrogantes planteados no son patrimonio exclusivo de disciplina alguna,
sino más bien invitan dar continuidad a ese proceso de renovación (apertura) en que se han visto
inmersas las disciplinas de objeto discreto. La regionalización más allá de presentarse como una
instancia de transformación de una economía global cuya crisis aún perdura, constituye un ejemplo
en el cual requiere pensarse la sociedad civil y la sociedad política en su nivel de implicación.
Constituye una realidad en la cual tienen lugar la emergencia de nuevas prácticas, nuevos
protagonismos, que están presentes en un análisis renovado de lo económico y lo-socio-político.
Son innumerables los cambios que ocurren en el trabajo en el proceso referido. Cabe pensar en una
profundización de la exclusión, visualizándose ésta tanto a nivel de estructura social y a nivel
regional; aspecto éste que ya se ha presentado en otras experiencias menos cruentas que la
latinoamericana (Offe, 287). La libre movilidad de los factores humanos también se plantea como un
fenómeno cuyos efectos están patentes en el nivel de los intercambios culturales y los cambios de
pautas de solidaridad. Ante estos cambios en el sistema socio-cultural, puede plantearse en los
térmnos habermasianos, un deficit en las respuestas a las demandas efectuadas a los sistemas
económico y político, conformando aspectos de una crisis que perturban el sistema sociocultural y
que “se truecan en deficit de legitimación” (Offe, 66).
También la heteregeneidad del mercado de trabajo será otro rasgo que se acentúa, toda prospectiva
en este sentido deberá realizarse sobre este supuesto. Se visualiza una tendencia de heteregeneidad
que estaría dada tanto por la segmentación del sector asalariado como por la participación de otros
sectores como los movimientos sociales. Este proceso implica nuevas instancias de articulación y la
emergencia y coexistencia de diversas identidades, cuyo reclamo tendrá lugar en espacios variables,
trascendiendo el espacio del teritorio-nación como venía dado hasta tiempos recientes.
En la concepción de los cambios en el trabajo, en el contexto regional y sobre el supuesto de una
diversidad, deberá considerarse la emergenia de nuevas estructuras normativas, interesa analizar la
norma-ley que se constituye en el acuerdo marco en que se expresan las voluntades individuales, y
realizarlo aceptando el presupuesto de que el lugar y fuerza de los sujetos en ese acuerdo, no están
dados por esa “silenciosa compulsión de las relaciones económicas” (Offe, 86)
La estructura normativa es la expresión de una estrategia compleja, de ella resulta, a través de la
sanción por la norma, una regulación del mercado que contribuye a la “constitución y reproducción
continua de la relación salario-trabajo”. La norma que es componente de políticas sociales y
laborales, además de esa regulación, compromete otros aspectos, limita el sistema económico,
instituye el sujeto trabajador en los términos de cantidad y calidad requeridos, pero también
constituye una instancia de legitimación del orden social, incluyendo, asignando lugares y límites de
la acción.
Es esta visión, las estrucutras normativas ofrecen una elasticidad variable en razón, no de su
estructura interna, sino del orden social, político y económico que esta expresado en la misma.
Estas estructuras normativas, en el contexto de regionalización, son pasibles de un cuestionamiento
profundo, y el debate, que se inicia no podrá obviar esa complejidad.

IV. REFLEXIONES SOBRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO (HUGO OSCAR


FERNÁNDEZ)

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El debate fundamental por el cual transitan las ciencias sociales es aquel que intenta desentrañar el
marco teórico conceptual, los límites y las potencialidades democratizadoras de la noción de
sociedad civil.

El esquema de análisis parte de lo analítico y lo normativo. Se trata de elaborar una teoría


sistemática que sustente un proyecto de “continuación reflexiva” del Estado de bienestar y de la
democracia neoliberal. Son varias las controversias que han dominado el debate político en los
últimos veinte años. Partimos de los conceptos que desarolla Habermas: mundo-vida y subsistemas
político y económico.

El nivel institucional de la sociedad civil se halla en el mundo de la vida. Se compone de formas de


asociación e instituciones que han adquirido un carácter crítico y reflexivo con respecto a la tradición.
Ello presupone la existencia de una sociedad civil moderna cuyos niveles de diferenciación y
racionalización permitan la emergencia de tipos de personalidad posconvencionales y de formas
culturales coordinadas a traves de la interacción comunicativa.

La idea de modernización cultural da lugar:


 al crecimiento del potencial de autorreflexión;
 a la posibilidad de una relación postradicional y posconvencional con las principales imensiones
de la vida social, política y cultural;
 y a la coordinación de estas dimensiones por medio de procesos autónomos de interacción
comunicativa.

La institucionalización del sector mundo-vida y su consiguiente impacto democratizador depende de
la vigencia de un conjunto de derechos fundamentales que protejan a la sociedad civil de la
mercantilización y del control gubernamental de sus prácticas.

Estos derechos constituyen un repertorio de normas legales cuyo papel es garantizar a todos los
actores sociales:
 la integración social ( derecho de asociación y asamblea);
 la socialización ( derecho a la privacidad, intimidad e inviolabilidad de la persona);
 la reproducción cultural (libertad de pensamiento, palabra y expresión);
 la participación política y económica (derechos políticos, laborales y de propiedad).

Su actualización requiere la vigencia de una cultura política que valorice la auto-organización, la


publicidad y los elementos de solidaridad dominantes en el mundo de la vida. Sólo así es posible
pensar en los derechos no como letra muerta sino como “verdaderos principios constitutivos de una
zona de autonomía para el desarrollo de las actividades humanas por fuera del imperativo del poder
y del dinero”(Cohen y Arato:1992).

Esta perspectiva que estamos desarrollando, destaca una dimensión democratizante del sistema
legal. Los derechos no sólo estan en condiciones de proteger el mundo de la vida de la colonización
sistemática, sino también de proveer a la sociedad civil de mecanismos de influencia sobre la
economía y la política. En esta zona legalmente institucionalizada es donde germina y se produce
una sociedad civil moderna, con la capacidad de incidir con su lógica comunicativa y
democratizadora. Se pueden distinguir tres mecanismos de influencia posible:

Creación de formas de acción comunicativa, -espacios de deliberación- que actúen como receptores
o sensores de las demandas de la sociedad civil hacia el interior de cada uno de los subsistemas. No
obstante su diferenciación, los subsistemas político y económico son estructuras propensas a recibir
dicha influencia a nivel de dos espacios de mediación: la sociedad política (Congreso, partidos
políticos) y la sociedad económica (negociación colectiva, representación y autogestión de
trabajadores en empresas, mecanismos de resolución de conflictos, etc.), respectivamente. Es a
nivel de ambas instancias de negociación y resolución de conflictos donde la capacidad de influencia
de la sociedad civil puede ser determinante. Redirigir y controlar las dinámicas colonizadoras del
poder político y del dinero

Constituir formas legales y reflexivas. La ley reflexiva permite la limitación de privilegios, mediante
reglas de procedimiento en la economía y la política.

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Institucionalizar espacios discursivos por fuera de ambos subsistemas que incidan de manera
indirecta en la toma de decisiones económicas y políticas. Este rol correspondería a actores y
movimientos sociales, con identidad y facultad de expresión, que legalmente constituídos pueden
influir en los procedimientos y en los resultados sistémicos mediante su movilización y capacidad de
persuasión.

Estos tres mecanismo funcionan dentro de la lógica comunicativa de la sociedad civil.

No se trata de aumentar las formas participativas directas de la sociedad civil fuera de su campo,
sino de desarrollar y perfeccionar sus instrumentos de influencia sobre cada uno de los subsistemas
y sobre los partidos políticos. El espíritu del ejercicio de la democracia no dependerá de las
fluctuaciones del poder político del Estado o del mercado. El objetivo de este planteo es regular la
acción política. No son épocas de fundación de nuevas formas de poder ni de ruptura revolucionaria.
Este proyecto privilegia espacios de interacción comunicativa e innovación institucional como
mecanismos de incidencia sobre la esfera política y la economía y de protección frente a la
colonización sistémica.

Bibliografía

Castells, Manuel “La cuestión urbana”, Siglo XXI, Mexico.


Cohen, Jean y Arato Andrew. “Civil Society and Political Theory”. The MIT Press, Cambridge,
Massachusetts y Londres, 1992.
Díaz, Esher “¿Qué es la posmodernidad?” en AAVV ¿Posmodernidad?, Biblos, Buenos Aires, 1988.
García Canclini, Nestor “El consumo sirve para pensar” en Revista Diálogos Nro. 30, Lima 1991.
Habermas, Jürgen, “Modernidad, un proyecto incompleto”, en El debate modernidad pos-
modernidad, 1989. Puntosur .
Hopenhayn, M. “Ni apocalipticos ni integrados. Aventuras de la Modernidad en América Latina”,
F.C.E. Buenos Aires, 1994.
Lechner, Norbert,”Los patios interiores de la democracia”, 1989. Flacso.
Neves, Marcelo “Habermas e o Estado de direito” Lua Nova N 37 Sao Paulo. 1996.
Offe, Claus “Contradicciones en el Estado de bienestar” FCE
Rosanvallon, Pierre “La nueva cuestión social. Repensar el Estado providencia” Manantial. 1995.
Buenos Aires.

MAR DEL PLATA - MAYO DE 1997

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