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LOS MINEROS

toman la palabra
¡Seguimos en pie de lucha!,

LOS MINEROS
toman la palabra
seguimos luchando. Pero, muchas veces
decimos:
Esto, tal vez, ya no será para nuestros
esposos. Va a ser para las
siguientes generaciones, para que
tengan mejor empleo, mejores
garantías.
Porque, pues, hay muchos mineros que
están enfermos. Hay unos que ya
fallecieron, igual, con la esperanza de
que haya solución.

Guerreras de Plata

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Sección 17
Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos
y Similares de la República Mexicana
Secretario General Local
Roberto Hernández Mojica
Secretario Tesorero Local
Guillermo Salgado Bahena
Secretario Local del Interior, Exterior y Actas Índice
Jesús Díaz Trujillo
Secretario Local de Trabajo
Alfonso Gómez Olivares Presentación
Secretario Local de Conflictos Sociales y Vivienda
Armando Dámaso Mendoza I. Entrevistas Individuales
Secretario Local de Organización Prop Estatutos y Educación La vida misma es una lucha
Moisés González Ocampo Saúl Castrejón Carteño
Secretario Local de Seguridad Social, Previsión e Higiene Industrial Mi sindicato me sirvió de escuela
Hermilo Menes González Rufino Lagunas González
Presidente del H. Consejo Local de Vigilancia y Justicia En el turno de tercera se siente la soledad, el peso de la noche
Álvaro García González José Inés Covarrubias Calixto
Primer Vocal del H. Consejo Local de Vigilancia y Justicia Entre más miedo a la mina, la mina mata a uno, por miedoso
Gerardo Segovia Alcántara
Ángel Soto Castañeda
Secretario Local de Asuntos Políticos
El gobernador nos dijo: esto se arregla, pero cámbiense a la CTM
Esteban Estrada Lara
Álvaro García González
Comité Local de Huelga A buscar la vida
Presidente Guillermo Macedo Sánchez
Esteban Estrada Lara ¡Ahí vienen los mineros!
Vocales Roberto Ocampo Reyes
Urbano Gama García Parte de mi vida se quedó en la mina
Pedro Juárez Ramírez Jesús Aguilar Naranjo
Comité de Vigilancia del Comité de Huelga En la minera, dejé toda mi juventud
Eduardo Díaz Pérez Manuel Embriz Gómez
Jesús Silvas Ramírez Te ponen como las hormigas, a rascar y sacar piedras
Secretario del Comité de Huelga
Refugio Martínez Hernández
Armando Hernández Díaz
Fui a la mina para que no sufrieran mis padres
Eusebio Roa Martínez
© 2019. Los mineros toman la palabra La curiosidad de las piedras
Primera edición. Impreso y hecho en México. Florentino Sotelo Alanís
Diseño: Lya Naranjo No sabía qué cosa era la mina, a dónde va a acabar uno
Sí está permitida la reproducción total o parcial de este libro, citando la fuente. Apolinar Maximino Bahena Avilés

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Presentación
II. Entrevistas de Grupo
Con la frente siempre en alto ¡Que los mineros tomen la palabra!
Guerreras de Plata
Voy a entrar, no sé si salga Que sus voces, llenas de recuerdos, resuenen desde los socavones. Que emerjan por
Miguel Guzmán, Sergio Peñaloza y Salvador Quinto el tiro de la historia, escalando entre los cables que sostienen las calesas; con las manos
Uno se enamora de la mina, pero es bien celosa gruesas y agrietadas de tanto trabajar; con los rostros escurriendo de sudor y de la dig-
Víctor Sánchez Silva, Salvador Rivera y Jesús Almeralla nidad de quien vive de su trabajo realizado en las entrañas de la tierra; donde nadie los
Defender el derecho del trabajador ve, donde pocos los escuchan y conocen. Allá, abajo, en las profundidades asfixiantes
Jesús Lagunas Pérez y Valdemar Díaz Menes —por el calor y la explotación— donde ellos entran, sin saber siquiera si podrán salir
con vida. Ese mundo desconocido e ignorado del trabajo, en donde la oscuridad impera,
III. Memoria Escrita al punto que, su lámpara es sinónimo de vida.
Historia de un obrero minero Que esas voces, sus historias y sus memorias emerjan, enredadas en cada letra y
Tesifonte Astudillo Escarramán cada palabra que componen este libro. Que sus palabras nos permitan asomarnos a sus
vidas, como obreros mineros; a su dignidad; a sus dolores y rabias. Pero, también, al
orgullo de ser quienes son y mirarse las manos y la vida llenas de trabajo e historia.

¿Por qué hacer este trabajo?

En este mundo, controlado por quienes se hacen ricos a costa del trabajo de no-
sotras y nosotros, nos enseñan a maravillarnos con las riquezas; a admirar a quienes las
poseen; a anhelar ser como ellos; a embelesarnos con lo que nos venden. Y al mismo
tiempo nos enseñan a ignorar a quienes con sus manos y sus vidas trabajan día a día, ya
sea en una fábrica, en el campo, en el taller, en la oficina, en los mercados, en las calles
y las plazas, o como en este caso, en las minas: “¡Ustedes son invisibles, no se vean!”,
nos insisten una y otra vez. Así acostumbramos mirar y admirar las grandes catedrales,
los lujosos automóviles, lo teléfonos que, según, son inteligentes, los palacios exquisi-
tamente adornados, a los empresarios y sus millones que derrochan y que acumulan en
los bancos. Pero, pocas veces nos preocupamos por vernos entre quienes producimos y
hacemos posible cada uno de esos productos y esas riquezas.
En este caso, vemos a las grandes empresas mineras y las riquezas que arrancan de
las entrañas de la tierra, admiramos la plata, el oro y otros metales convertidos en fina
joyería. Pero, prestamos poca atención a quienes día a día se sumergen en las entrañas
de la tierra, perdiéndose por el tiro de las minas, entre sus serpenteantes túneles subter-
ráneos para dejar su fuerza, su trabajo, su historia y muchas veces su vida y su muerte
misma habitando en las frentes y los rebajes.
En una región minera, como Taxco, se admira su catedral y sus iglesias; sus calle-
juelas que van serpenteando entre cerros; la plata que se luce y se vende en los es-

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caparates y tianguis. Por años, décadas, siglos, las empresas mineras han extraído in- conozca ese orgullo que ellos sienten por su trabajo, los conocimientos que nadie puede
contables riquezas a la vista de todos; se habla con jactancia de un William Spratling adquirir sino trabajando en la mina, las habilidades que desarrollan para hacer lo que
y hasta se le pone su nombre a calles y museos, siendo que se enriqueció a costa del hacen y sobrevivir, que pudiera parecer simple, si no lo estamos viviendo; la dignidad
trabajo de artesanos plateros y de los mineros, y saqueó riquezas arqueológicas de Mé- con que resisten casi trece años de huelga con el objetivo de defender sus derechos
xico. Pero, poco o nada se habla de estos trabajadores que rascan con sus manos en la laborales y por mantener una fuente de trabajo con mejores condiciones de trabajo y
tierra, día a día, hora a hora, soportando la asfixia, el calor y la oscuridad, respirando vida para quienes entrarán a la mina.
humos, aceites y gases; bajo la tierra, a cien, trescientos, quinientos, setecientos metros Estos son los objetivos de este trabajo que aquí se presenta. No se busca ganar nada
de profundidad; con temperaturas insoportables sobre el cuerpo, obligándolos en no para quienes colaboramos en él, ni económica, ni política, ni académicamente. Si acaso,
pocas ocasiones a trabajar casi desnudos, haciendo imposible el uso de mascarillas que la satisfacción de conocer la dignidad y la vida de la familia minera, y de que otros más
se derriten en sus rostros; de esos hombres que bajan por la calesa acompañados siem- puedan conocerla.
pre por la muerte y la oscuridad, sin nada más que su trabajo en sus manos, sin lo cual Muchas personas son las que hemos participado en lo que autodenominamos grupo
nada de lo otro sería posible. de apoyo o de trabajo, para hacer posible este proyecto. Cada quien aportando su tiem-
Estos obreros mineros y su trabajo, no sólo son la fuente de las riquezas que acumu- po, su esfuerzo, sus ideas, y –también- su corazón, para pensarlo, construirlo, presen-
lan los dueños del Grupo México, sino que, con su trabajo, activan la economía local, tarlo, difundirlo, acercarlo a mineros y sus familias para que accedieran a contarnos sus
imprimiéndole vida a la región. Y sin embargo poco o nada se habla de ellos, y en no historias y sus vidas, realizar las entrevistas, transcribirlas, editarlas, revisarlas, imprim-
pocas ocasiones, cuando se habla, se hace refiriéndose a ellos en formas despectivas, a irlas, hacer diseños gráficos para el libro, los reconocimientos y los premios simbólicos.
partir de la ignorancia de lo que implica ser minero. Ese es nuestro trabajo, y como ocurre en todos los trabajos -y con los propios mineros-,
Taxco, sus hombres y mujeres, -y más allá-, necesitan urgentemente mirar a sus es colectivo, y de éste forman parte también y de manera central, quienes asistieron a
mineros, sentir la satisfacción que a ellos les habita en la mirada, en las manos y en la las entrevistas y nos compartieron sus palabras y sus conocimientos. Cada aporte es
historia. Conocer un poco de lo que significa ser minero: los dolores, los sufrimientos, igual de fundamental para que esto fuera posible. Así que este trabajo no tiene un autor,
las rabias que sienten y viven; la entereza, los conocimientos, las habilidades para hacer pues es colectivo y sobre todo porque lo principal son las voces mineras que aquí se
lo que hacen. Compartir la dignidad de quien con sus manos y su trabajo vive y hace comparten, sus historias, sus memorias, sus palabras, su vida y su trabajo, por lo que en
vivir la historia. Acompañar su larga lucha, ya de 12 años en que las banderas rojinegras dado caso, la autoría les corresponde a ellas y ellos.
ondean en las entradas de las minas, por conseguir un trabajo digno, mejores condi- Veintiún mineros asistieron a compartirnos su voz, algunos acompañados de sus
ciones de vida y seguridad, no sólo para ellos, sino para que nuevos trabajadores tengan esposas o nietas, en entrevistas, algunas individuales y otras colectivas, además de las
un poco de certidumbre en el trabajo. En Taxco, y no sólo aquí, urge solidarizarse con mujeres que participan en las Guerreras de Plata, esposas mineras, quienes nos com-
quienes montan guardias en las afueras de las minas de la región. partieron su visión como compañeras de vida y lucha. En cada una de estas entrevistas,
En este sentido, es que nació y se llevó a cabo el trabajo que aquí se presenta: Los quienes lean, podremos acercarnos un poco a lo que es la vida de los obreros y las
mineros toman la palabra, Taxco 2019; sin más pretensión que, en primer lugar, rendir familias mineras, a su trabajo, a su dignidad obrero, a sus dolores, a sus enfermedades,
un pequeño homenaje, con nuestro trabajo, a estos mineros: los que aún viven, los que a todo lo que implica dejar la vida y el trabajo en la mina.
aún resisten en la huelga esperando volver al trabajo, pero también a aquellos a quienes ¿Qué significa trabajar a cien, quinientos, setecientos metros en las entrañas de la
la mina ha devorado y a quienes ya no caminan sobre esta tierra. En segundo lugar, tierra? ¿Cómo es trabajar a altas temperaturas, escurridos de sudor y agua? ¿Cómo es
esperando que este libro, las historias y voces que aquí se encuentran, puedan servir, tener que respirar constantemente humos y gases? ¿Cómo es trabajar y vivir siempre
por un lado a los mineros y sus familias, para verse, y para que quienes no sabemos lo con la muerte siguiéndoles de cerca? ¿Cómo es trabajar en el mismo lugar donde ellos
que es la vida del minero, nos acerquemos y conozcamos aunque sea un poco de aquello han visto morir a un sin número de sus amigos y compañeros? ¿Cómo es tener hora de
que sólo conocen los mineros: los dolores y sufrimientos; las muertes constantes bajo entrada, pero nunca tener la certeza de salir vivo del trabajo? ¿Cómo se vive en las fa-
tierra; las enfermedades que les acechan los pulmones, el oído y las articulaciones; las milias la angustia permanente de esperar en cualquier momento escuchar la sirena de la
condiciones a las que Industrial Minera México quiere someterles; pero también que se mina anunciando un derrumbe o la visita de un minero cargando anuncios de muerte y

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dolor en las palabras? ¿Cómo es sobrevivir a décadas de trabajo en la mina para intentar
sobrevivir cargando enfermedades a cuestas? ¿Cómo es dar tu vida y trabajo generando
riquezas y estar siempre perseguido por la pobreza? ¿Cómo se enfrenta el desprecio
constante en las instituciones gubernamentales e incluso de algunos sectores de la po-
blación? ¿Por qué insisten en resistir luchando a casi trece años de iniciada la huelga?
¿Qué es trabajar en una constante oscuridad que lo envuelve todo, salvo aquello que la
lámpara alcanza a alumbrar? ¿Cuál es el orgullo que les habita las manos y las miradas
por ser obreros y mineros? I. Entrevistas individuales
Esto, es lo que uno podrá encontrar, no en la voz de quienes conformamos el grupo
de apoyo, sino en la de estos hombres, obreros mineros, y estas mujeres, esposas, nietas,
compañeras de vida y lucha. Su voz directa es la que habla aquí y la que importa. Por La vida misma es una lucha
eso el título es Los mineros toman la palabra. No seremos nosotras y nosotros quienes
intentemos hablar por ellos, ni los que hablaremos de ellos. ¡Son ellos mismos los que
tienen la palabra tomada! Nosotras y nosotros, quienes colaboramos en este proyecto,
Saúl Castrejón Carteño
a lo más, agradecemos sus historias, sus voces, sus palabras y les rendimos un pequeño
e insignificante homenaje a sus vidas, a su trabajo, a su dignidad, y como regalo, les Entrevista realizada por Jimena Lozano,
ofrecemos, lo único que también nosotros tenemos en nuestras manos: nuestro trabajo. Iván Torres y Francisco Pineda,
Esperamos que éste, sirva un poco, para que quien lea este material, sea familiar de en Taxco, Guerrero, el 30 de marzo de 2019.
un minero, sea habitante de Taxco y los poblados de la región o de otras partes del país
y del mundo, puedan conocer la vida y el trabajo del minero, sentir respeto por su digni-
dad, sentir admiración por su trabajo, sentir indignación ante las condiciones en que los
empresarios mineros los hacen trabajar, no sólo aquí sino en cualquier parte del mundo.
Y esperamos, esto sirva para darnos cuenta de la importancia que tienen las y los tra-
¿Cuál es tu nombre?
bajadores en general, y en este caso en particular, los mineros y su trabajo, así como su
Saúl Castrejón Carteño. Yo nací en la comunidad de Tecalpulco, municipio de
lucha por defender su dignidad y sus derechos, por los que todos deberíamos de luchar.
Taxco, el 6 de junio del año de 1975.
Es importante señalar, también, que este trabajo no significó ningún gasto para la
Tus papás ¿cómo se llamaban?
sección 17 del sindicato de mineros.
Mi papá se nombró Onésimo Castrejón Arias, toda su vida fue campesino y
ganadero. Mi mamá se llama Magdalena Carteñ López, siempre se dedicó a las
Grupo de Apoyo
labores del hogar.
Marisa Pineda, Salvador Ávila, Rodrigo Espino, Lya Naranjo, Francisco Pineda.
¿Estudiaste?
Rosa Virginia Pineda, Jimena Lozano, Iván Torres, Dulce María Rebolledo, Alma Rosa
Tuve la fortuna de empezar mi educación preescolar en la misma comunidad.
Gutiérrez.
Posteriormente, la primara y la secundaria, en medio de las dificultades. Porque
Pablo Camacho, María de los Ángeles Garza, Moserrat Cabrera, Alejandra del Angel
somos de una comunidad rural y el transporte es difícil, mis padres me dieron la
Romero, Tesia Cruz Loustaunau, Patricia Rodríguez, Víctor Manuel Guerra García.
oportunidad de estudiar la especialidad de técnico laboratorista clínico, en el CB-
TIS 56 de Iguala [Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios].
Taxco, Guerrero, julio 2019
Ahí, conseguí una beca.

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¿Tienes hermanos? hacer fila; que hay que esperarse, hasta que haya un lugar vacante, para entrar a la
Sí, diez hermanos, ahí batallando por todo, por necesidades básicas. Una her- planta de beneficio.
mana es más pequeña y, los demás, son mayores que yo. ¿Cuánto tiempo tuviste que esperar?
¿A qué se dedican tus hermanos? Aproximadamente, desde febrero, hasta el mes de agosto. Había que estar vin-
Han emigrado a la ciudad, algunos. Otros, han permanecido aquí, en el campo. iendo al sindicato, periódicamente, a hacer lo que le llaman “la banca”, para tratar
Han sido labores que no fueron más allá de lo que fue la preparación secundaria. de ingresar; dar los datos y ver si hay un lugarcito. Por ahí, por el mes de julio, me
No tuvieron oportunidad de ir, un poquito, más allá. avisan, me dicen: “acércate un poquito más, porque ya hay posibilidades de que
¿A la mina? en este mes que viene, ya puedas entrar a trabajar”. Me dieron alguna esperanza.
A la mina, ninguno más que yo. Esperé y, para finales de julio, me mandan llamar a la empresa, para los estudios
¿Cuándo te acercaste a la mina? de rutina: biometría hemática, muestras, exudados corporales; radiografías de tó-
Hice dos intentos de ingresar a la mina. El primer intento fue casi al terminar rax, para ver cómo está el pulmón y una audiometría. Hay que ver los niveles de
la preparación escolar, saliendo del CBTIS. En ese tiempo, hubo un pedido, para audición, porque tanto en el interior de la mina, como en superficie, uno necesita
el interior de la mina. Comentándolo con mis familiares, me dijeron que era un escuchar bien.
trabajo muy peligroso. Que pensara detenidamente, ingresar a ese trabajo. Porque Bueno, ocurrió esto. Yo había comentado, con los del sindicato, que quería
se sabía que, dentro de la mina, ocurren accidentes fatales y es muy insalubre. En- entrar a la planta de beneficio. Pero, cuando llegué con el médico, me dijo: “Tú
tonces, me detuve un momentito ahí. Mi familia me estaba diciendo que lo piense, vienes al examen y de aquí te vas a la mina”. Le digo: “¿Cómo? Pero, si yo pedí
que es un trabajo peligroso. Que hay que bajar en un elevador, que es una calesa. entrar en planta de beneficio”. Me dijo: “Mira, ya en mina, pasa un tiempo para que
Que las piedras se caen y golpean el cuerpo. Que, si no sale uno lastimado de una salga una permuta, para pasar a superficie”. Así que ingresé a la mina. Ahí, estuve
mano, en otra parte del cuerpo, es seguro… Bueno, me detuve un ratito. Incluso, un tiempo y conocí una parte de la operación de la mina.
vine aquí al sindicato, para hacer algunos trámites y me dijeron: “para tal fecha Al inicio, la empresa da un curso sobre las cuestiones de seguridad. Son pláti-
puedes venir, para hacer tu entrevista y puedas ingresar”. Y no, no acudí esa vez. cas, ahí te dicen que, al ingresar a la mina, “hay que llevar este equipo, hay que
Me esperé, cerca de cinco años, para volver a intentar; pensando que el tiempo llevar botas, overol, casco, lámpara, guantes, cinturón para asegurar el esfuerzo a la
estaba transcurriendo y la juventud se estaba yendo. Durante esos cinco años, es- columna, tapones y lentes, los goggles, para tareas donde se requiera una maniobra
tuve apoyando a mi papá, en las actividades del campo, maíz, sorgo, y en su activi- de golpeo contra las rocas. Es lo primero que hace uno. Ahí te mantienen una o
dad ganadera. Principalmente, cebú o tipo holandés. dos semanas y te van catalogando, para ver si ya eres apto, para hacer un recorrido
¿Por qué te interesó la mina? en la mina. En la mina se hace un recorrido, por primera vez, con el personal de
En esta región, a través de los medios de comunicación como el radio y la seguridad, para irte diciendo qué es un nivel, una pegadura, un equipo de motor,
televisión, estoy hablando del 98 del 97, decían que el minero tiene ciertas posibili- un Scooptram, una máquina para barrenar. Te van diciendo la manera como están
dades, que no tiene un trabajador común. O sea, tiene Seguro Social, prestaciones, señalizados, los diferentes niveles. Te dicen la altura que hay entre el nivel más
vacaciones, aguinaldo y ciertas garantías que, en esta región de Taxco, es muy profundo y la superficie. Te dicen de los peligros.
difícil encontrar. Fue uno de los trabajos bien remunerados. Siempre, sobresalió Terminando ese curso, te asignan a un ingeniero, que es supervisor. Y, como
como el trabajo donde, había un poquito más garantías. uno viene de nuevo, te ponen a lo más sencillo. A lo mejor empiezas por bombear
Y, ¿cuándo vuelves a intentar? agua, por mover bidones, por llevar lo que le llaman “el gasto” para el barreno,
Posteriormente, me acerqué a una persona de la comunidad, manifestándole mi para el tumbe. Ya, posteriormente, te vas soltando en el trabajo y te mandan con un
intención de ingresar al trabajo de la mina. Pero, traté de explicarle que no quería perforista o con un destajista.
en el interior de la mina, sino en la superficie, en la planta de beneficio. Y me dijo, Yo serví como ayudante de perforista. La primera vez, me mandaron a barre-
“bueno, para eso tendrías que esperarte un poquito”. Entonces, recuerdo que, por nar con el maestro, para anclas. Es una barrenación que se hace a noventa grados.
ahí, por el mes de febrero del 98, fui a la sede sindical y me dicen que hay que Como ayudante, uno pone la escalera y hace que la barrena se fije en el punto,

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donde el maestro te señala, con la lámpara. Pone uno la barrena y empieza a meter. ¿Es difícil aprender todo esto?
Cuando ya está adentro, suelta uno el barreno. Hay que hacer las actividades que En este caso, el perforista ya tenía amplio conocimiento en eso. Ya, nada más,
él enseña. eran las labores de ir aprendiendo a hacer esa parte. No profundicé mucho en
El ancla tiene la función de que, cuando hay material suelto, no deja que ese aprender la barrenación. Uno siempre batalla, porque ellos, los perforistas o los
material se desprenda. Es una varilla de fierro, lo que varía es el grosor, es un destajistas, lo que tratan es tumbar, echarlo abajo. Dicen, “ya cayó”. Para que haya
grosor bastante resistente, pasa de la pulgada y tiene formas corrugadas para que bono de producción. Para fin de mes, ya viene la paga de que colaron esa parte, de
no se deslice. Al final, tiene un doblez de noventa grados. Al momento de colo- que tumbaron ese mineral.
carla, se le inyecta cemento. A eso le llaman “colocación de anclaje”. ¿Les pagan según lo que tumban?
La longitud de la barrena es variable, de acuerdo a la condición estructural de Me di cuenta de que, al terminar o al iniciar el turno, llegaban unos ingenieros
la roca. Porque las rocas, a veces, están quebradas y es necesario alcanzar otro de medidas. Ellos iban a medir el volumen cúbico de lo que habían hecho de cuele.
estrato, en dónde el ancla logre ese amarre. Así, ya no permite que la roca que, esté Y, conforme a eso, pagaban.
casi suelta, se deslice y caiga, dañe el material, el equipo o al trabajador. Ese es el Estos destajistas, ¿eran trabajadores mineros?
trabajo de anclaje, asegurar las partes flojas. Toda la gente que estoy hablando, hasta ahorita, era gente sindicalizada. Tanto
En lo poco que estuve ahí, conocí un poco. Hay estructuras, donde hay que cer- los destajistas, como los perforistas, los de medidas. Estamos hablando de gente
rar el área de anclaje, un espacio muy reducido, veinte, treinta, cuarenta centímet- sindicalizada.
ros. Y hay lugares, donde el anclaje es abierto, de un metro o hasta más, porque ¿Cuánto tiempo estuviste de ayudante?
el terreno lo permite. Pero, hay lugares, dónde está muy flojo y hay que cerrar. El Fue corto el tiempo, ahí. Posteriormente, como estábamos dentro de la capaci-
anclaje va acompañado de la colocación de las mallas, como vemos en las car- tación, a mí me mandaron a una barrenación mayor, que le llaman “barrenación
reteras, en las zonas donde hay riesgo de deslizamiento. Ahí, hay una forma de diamante”, con Jumbo. Esa Jumbo, es una máquina que trabaja con agua, con en-
anclaje, que es vertical o ligeramente inclinado. Aquí, después que se colocan las ergía eléctrica y aire. Es una máquina que tiene una mayor capacidad, que la perfo-
anclas, en ese orificio con cemento y ese doblez que tiene, se puede colocar una radora de pierna, entonces, el cuele es mayor. A mí me mandaron, como ayudante
malla y se le hace un revoque, con una máquina que inyecta el cemento a presión. de “jumbero”. Los cueles son grandes, “trabajan sobre carga”, es decir, la forma de
Esa parte obtiene cierto agarre, para evitar el desprendimiento. trabajar en las minas, sigue como la forma de un caracol, y de ahí se van movien-
¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en los anclajes? do hacia las partes económicamente rentables. Es decir, llegan, tumban, rellenan
A lo mejor, como una semana y media, tal vez. De ahí, me mandaron como y siguen “comiendo” hacia la parte de arriba, a través de accesos como rampas
ayudante de perforista, a un nivel conocido como “Titania”. Empiezo a conocer la y frentes. Ese tipo de barrenación ya es superior. Como dicen los mineros, “ese
barrenación. Hay que procurar que, en el centro esté una cuña y, a las orillas, van equipo, se traga los cerros”. Avanza mucho más, que la máquina de pierna. Ahí,
los barrenos. Esto permite que, la cuña, al explotar primero, los demás colapsen y estuve haciendo lo básico, para un ayudante: conectar los cables, mover el aire, el
se logra un cuele de la estructura del frente. agua. La barrenación con máquina Jumbo es un poco diferente, el espacio que se
Me mandan de ayudante de perforista, con la máquina de pierna. Es cortita la cuela es mayor. Parece que esa parte la dejan a donde hay menos ley [medida de
barrena, como un metro y medio. Perfora la roca con agua, con aire y aceite. Hay concentración], porque es mayor el volumen del material. Con la perforadora de
que hacer esa cuña y esos barrenos a la orilla. Se carga la cuña, se cargan los bar- pierna, la diferencia es que va en lugares donde está más concentrada la ley [plata],
renos adyacentes, se mete el Mexamon, el bombillo, y hay que ponerle un conduc- la concentración de gramos por tonelada de mineral.
tor que, en este caso, era la termalita, para que conectara entre mecha y mecha de ¿Cuántas personas operan una máquina Jumbo?
los explosivos. Ya cuando está cargado, hay que revisar las áreas aledañas, para que Son tres personas, las que tienen que participar en la barrenación a diamante,
no vaya a ocurrir que alguien se meta al nivel que se está trabajando. Como la una con la máquina Jumbo. El operador es el que sabe maniobrar con la máquina y dos
y media de la tarde, llega “la hora del pegue”, “la hora del tumbe”. Hay que tener ayudantes. Hay que hacer cambios muy rápidos. Incluso, en los terrenos que están
todo preparado para que se haga la ignición, se encienda y se cuele, y ya caiga el
mineral. Ahí, ya está colado, “una frente”.
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flojos, las barrenas se quedan atrapadas. Entonces, hay que trabajar con el operador dos pulgadas. Hay una criba, que permite clasificar la roca y, aparte, el material
para recuperar esas barrenas. fino, el polvo. Abajo, hay una banda que recolecta el fino y la quebradora quiebra
Y, ¿después de estar como ayudante del operador de Jumbo? la piedra y la deja de ese tamaño. Posteriormente, ese material sube a una tolva y,
Busqué la posibilidad de una permuta. Me mandaron a lo que le llaman “los ahí, hay unos alimentadores que lo pasan a través de unas cribas que vibran. La
turnos”, a resguardar los camiones de bajo perfil y a lo que ellos llaman, Scoop- parte gruesa, se recupera y se envía hacia unas quebradoras terciarias, hay dos. El
trameros. Son los que recogen la carga y la mueven hacia una tolva, construida en material fino empieza a correr, para llegar a la tolva de finos. Si no, otra vez vuelve
el interior de la tierra, para que se comience a acarrear. a ser triturado, por la terciaria. Es la terciaria A y la terciaria B. Se hace un circuito
Entonces, pude ver el acarreo de mineral. Está el tumbe, lo recoge el Scoop- que se está alimentando, desde la tolva alimentada por la mina, hasta la tolva de
tramero, lo lleva hacia la tolva, en la mina. Ahí, llega un equipo de góndolas, ar- finos. Eso es lo que hace un operador de las quebradoras, estar al tanto de que las
rastradas por un motor eléctrico. El mineral se transporta hacia otra tolva, en dónde quebradoras estén completando ese circuito, desde la tolva de gruesos, hasta la
hay un sistema de “quebradora primaria”. Ahí, las rocas, que tienen más de un tolva de finos. Se hace esa clasificación de material. Es trabajo mecánico, no es
metro, se trituran. Luego, se llena un cartucho, que se pega a un bote de carga. Este manual, todo se hace a través de botones. Hay tres tolvas de finos y, ahí, empieza
bote sube el mineral a la superficie. otro circuito. Estuve en esa área de trituración, alrededor de un año y medio.
No dije la forma como bajamos, en la calesa. En el brocal, en el tiro, hay dos Dominada esa parte, empiezo a trabajar con otro supervisor y me jala al área de
vehículos verticales. Uno se llama calesa y, otro, el bote. En la primera se trans- molinos, que es donde se recibe la molienda fina, menor de tres cuartos de pulgada.
porta el personal y algún equipo pequeño que se necesite para trabajar. Porque, el En las tolvas, al igual que en la tolva de grueso y en la tolva de recepción, por abajo
equipo grande llega a través de rampas, desde la superficie. Y de forma caracoleada pasan unas bandas alimentadoras que tienen unos “chutes”. Llega uno de la misma
o espiral, bajan o suben a los diferentes niveles: los Jumbo, Scooptram, tractores y forma, como ayudante del molinero. Éste es el que sabe cómo está la operación de
el equipo pesado que entra a la mina. los molinos, él regula “los chutes”. Uno empieza a echar la carga, con pala o con
Entonces, el cartucho se conecta al bote. El bote sube, descarga en una tolva pico, y se empieza a aprender la cuestión de la molienda. En ese tiempo, se pasaban
de recibo, en superficie, que es donde terminaría el acarreo. Eso conocí, el poco cincuenta toneladas métricas, por hora. Hay que mantener ese flujo constante. Esa
tiempo que estuve en mina. es la parte que hace el molinero, además de revisar la operación de las bombas de
Posteriormente, me busca un camarada que está en la planta de beneficio. Me los molinos, que también tienen un sistema de retorno, para clasificar lo grueso y
dice que quiere ir a ganar dinero, en la mina. Siempre, se supone que, en la mina, lo fino. Lo grueso, otra vez, vuelve al molino. Y lo fino se va a otra área, que se
hay un poquito más de recurso. Hay más riesgo, pero un poco más de dinero. Hici- llama flotación.
mos la permuta y salgo a la planta de beneficio. ¿Qué son los “chutes”?
En superficie, llego al área de quebradoras, la parte donde se recibe el mineral. Son perforaciones sistemáticas que le hacen a la tolva y que permiten el control
Cuando es muy abundante, hay una tolva de almacenamiento primario, con dos de la caída de la carga, a donde pasa la banda. Son como de unas cuatro, cinco,
alimentadores. Uno que manda a almacenar; el otro, que envía hacia la parte de la hasta ocho pulgadas. Esos van drenando la carga fina. Otra banda la recoge y ali-
trituración secundaria. menta al molino, en donde, a través de agua que viene con presión y la caída de la
¿Qué tarea realizabas ahí? carga, permiten que la carga no se acumule, a la entrada del chute. Chute es como
Empieza uno de ayudante, yo estuve tres meses en el manteo y la banda uno. A “tragadero” de la carga. Después, el mineral entra al molino, equipado con bolas
los tres meses, el operador de la planta de beneficio me empieza a capacitar, para de fierro, que hacen la trituración.
operar las quebradoras. En la operadora primaria, por el tamaño de la partícula, ¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
el mineral ya es transportable en bandas de ochenta centímetros de anchura. Es Tuve la oportunidad de llegar a ser molinero, estar encargado de los molinos. El
material más fino del que se procesaba al interior de la mina. Esa carga cae a la ingeniero capacita, para el arranque de los molinos. Hay que seguir ciertas instruc-
quebradora secundaria, que lo deja en unas partículas más pequeñas, alrededor de ciones, porque sus motores son de trescientos cincuenta o cuatrocientos caballos

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de fuerza. Hay que saber arrancarlos, porque las quebradoras con sus motores, los comprime, y posteriormente, en una función, hace lo mismo que el tambor, suelta
malacates con sus motores, no se pueden trabajar de manera continua. Por ejemplo, la torta del concentrado de plomo.
si se arranca el malacate, no se puede arrancar la quebradora. Y, si se arranca la Ese es el proceso desde interior de la mina, hasta superficie. Posteriormente,
quebradora, hay que fijarse en el bote. Pueden estar trabajando todos juntos, pero viene un Torton, un tráiler para cargar ese concentrado y llevarlo a fundir en Altos
no de manera simultánea. Así que, se le habla al del malacate o a los de los molinos. Hornos de México. Ese embarque de plomo y de zinc se mandaba periódicamente,
Ahí, aprendimos esas cuestiones del arranque de los motores, ahí me aventé un con treinta o treinta y tres toneladas, cada camión.
buen tiempecito, no recuerdo cuánto, exactamente. ¿Con quién aprendes las tareas de cada área?
La parte que sigue, es conocer el funcionamiento del equipo de bombeo de lo Es una combinación de enseñanza, entre el maestro y el supervisor. Se trata de
que le llaman “el piso”. Porque, ahí, hay un sistema de bombeo, hacia la flotación. aprender, para ir conociendo todo lo que es planta de beneficio. Yo aprendí, desde
Después de los molinos, pude llegar a la flotación, en un tiempo que, yo creo, fue la trituración, hasta el manejo de los residuos sólidos de los jales.
relativamente corto. También, hay otra parte, a donde se manda el desecho o jal, le llaman “la fosa”.
En la flotación, se lleva a cabo la separación del mineral y el residuo o jal. Es Es un sistema de bombeo, como a unos cinco, seis metros de desnivel, en relación
un poco más complejo, en esa parte. Está dividido en un circuito que es de plomo, a la planta de beneficio. Ahí, hay un espesador de colas y, abajo, unas bombas
zinc y deshechos. En otra parte, hay que recuperar los concentrados primarios: el que recolectan y mandan el deshecho, o jal, a la presa Foster. La presa de jales
plomo y el zinc, que es lo que recuperaba la planta de beneficio. está cerca de la comunidad de Hueymatla, por donde se manejan los desechos del
En el plomo hay una asociación mineralógica, ahí va un poco de plata y de co- basurero de Taxco.
bre. Son mezclas de minerales, tanto en el plomo, como en el zinc. No son puros. Para que, a una persona se le pueda decir “operador de la planta de beneficio”,
En donde hay más abundancia, es en el plomo. tiene que conocer todo lo el proceso. Y, uno debe ser capaz de moverse en toda la
Son procesos físicos y químicos. En esta parte, las celdas son unas cajas en planta.
donde hay que meter agua y una máquina que agita, permanentemente, la molida. Hay otra parte, donde también tuve la fortuna de llegar, por haber estudiado en
La molida debe llevar una partícula muy finita. A través del agua, el espumante y el laboratorio clínico. Llegué al laboratorio de la empresa, en donde se lleva a cabo
algunos reactivos químicos, las partículas densas, como el plomo, flotan. El min- el análisis para conocer qué se está sacando en el concentrado: los gramos de plata,
eral pasa hacia un canal, donde tiene otra limpieza. Por densidad, se va separando plomo, zinc y cobre que trae la carga de la mina. A esa parte, le llaman ensayes.
hasta obtener el concentrado primario de plomo. Éste se manda hacia un espesador, Ahí, empiezo a conocer lo que es la fundición y la espectrometría de masa, para
es un tanque grande. Tiene unas rastras para que el plomo no se asiente, sino que conocer la composición de las cargas enviadas al laboratorio.
esté en suspensión. Empiezo con la fundición. Hay que conocer lo que trae la carga de la mina y,
Igual, en el circuito del concentrado del zinc. Hay que irlo depurando, hasta también, la parte residual, que son las colas. Hay que saber cuánto se está perdi-
que casi sale el zinc con el fierro y, a lo mejor, algo de cobre. Eso se manda, tam- endo de plata en los jales. En fundición, hay que fundir a altas temperaturas, con
bién, a un espesador. A través de una bomba, es recolectado de la pileta, se manda ayuda de crisoles y hornos, fundentes como el Litargirio [óxido de plomo], o perla
al tanque espesador y, posteriormente, hay que mandarlo a unos filtros. de cemento y hueso. Esta parte es física y se sacan unos granitos de plata. En
El filtro, para obtener el concentrado primario del plomo, era un filtro automa- esa plata, se sacan también los concentrados de fierro, cobre. Es posible conocer
tizado, incluso, computarizado. Y, el que se usaba para sacar el zinc, era un filtro cuánto recibimos de plata de la mina, cuánto se está aprovechando en la planta,
rudimentario de tambor. A través de una bomba Nash, al alto vacío, se succiona y cuánto se está mandando a la presa, cuánto se está desperdiciando como jales, qué
hace un vacío. Así que, cuando ese tambor va pasando a través de la carga, se pega tanta ley lleva el jal, en la fundición.
una torta de zinc, en una tela especial. Al momento que va girando, como pierde Después de la fundición, empecé a conocer, un poco, lo que es la colorimetría.
fuerza y humedad, esa torta se despega y cae en la galera de zinc. En el plomo, es Son como pruebas cruzadas, para saber más de lo que estaba en la fundición. Y,
un filtro de compresión. Un filtro al que se le mete una cierta cantidad de sólidos, aparte, con reactivos, conocer la titulación a través de la colorimetría. Entonces, a

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través de la colorimetría, también, es posible saber la concentración de diferentes Ahí, empiezo a buscar esa beca, para salir a estudiar. En ese tiempo, llega el
minerales. Hay que hacerlo por medio de espectrofotómetro, por masas, también. ingeniero Rubiales, y le empiezo a preguntar: “Oiga, ¿cómo es eso de un ingeniero
Y, hay que hacer ataques químicos, con ácidos, para poder diluir y, con el espec- geólogo? ¿Qué hace?” Y me dice: “Es el que se encarga de buscar los minerales,
trofotómetro, conocer la misma ley. Se hacen tres pruebas, para conocer un mismo tanto en interior, como en superficie. Se encarga de buscar mantos acuíferos, tam-
resultado: fundición, colorimetría y espectrofotometría de masas. Eso queda plas- bién, petróleo”. Me dio un panorama muy amplio de lo que hace el geólogo: ge-
mado en un documento, en que dices: por fundición, tengo tanta ley; por color- otermia, yacimientos minerales, hidrocarburos, agua… Me pareció que eso estaba
imetría, tanta ley, y por espectrofotometría, tal ley. Cuando los estudios están bien, padre, tratar de complementar lo que ya venía aprendiendo.
los tres coinciden. Algunas veces, alguien me decía: “Pues a ti, con lo que ya aprendiste aquí, te
Incluso, hay pruebas cruzadas con otros laboratorios de la misma empresa. faltaría bien poquito para que fueras como ingeniero o supervisor”. Y luché con el
Porque son asuntos muy delicados. Esos análisis van, hasta con grado de humedad. sindicato y la empresa, para buscar esa oportunidad, esa beca que decía el Contrato
Llevan controlado todo lo que mandan a la fundidora. Colectivo de Trabajo.
Antes, los camiones de volteo descargaban, en el Naranjo, montones de min- Por el año 2003, un compañero que todavía está en el movimiento de huelga,
eral, sin triturar ni separar los metales. ¿Cuándo ocurrió este cambio? Pedro Juárez, me da la noticia. Me dijo que me mandaba llamar el licenciado de la
En el 98, ya estaba ese esquema. Lo que se comenta, entre los compañeros, es empresa; que, afortunadamente, yo había conseguido la beca, para irme a estudiar,
que eso de mandar la carga hacia el ferrocarril, en el Naranjo, era precisamente como trabajador.
cuando había ley muy alta. Se mandaban las cargas, casi directas para fundición. Pero, en ese espacio de un año o dos años, también estuve haciendo una serie
La planta, con ese esquema de trituración, molienda, flotación y separación de con- de esfuerzos, por ingresar a una escuela, al mismo tiempo que estaba trabajando.
centrado, ha estado funcionando, como desde el 75, 78. Incluso, cuando la planta Hice algunos exámenes y no pasé. Antes, al salir del CBTIS, fui a la escuela en
de beneficio estaba en El Fraile, donde también dejó otra parte de residuos mineros, Ciencias de la Tierra, que está en Taxco Viejo. Pero, desafortunadamente, la carrera
jales. de geología es una carrera muy cara. Hay que tener dinero para las salidas a trabajo
Se viene moviendo el mineral. Es decir, se agota en una parte, queda, por así de campo. Hasta que, esta vez, presenté mi examen de ingreso. Afortunadamente,
decirlo, sin material para seguir trabajando. Entonces, ya sale muy lejos el acarreo fui de los tres primeros en la lista para ingresar, a pesar de que había dejado de
y hay que cambiar la planta de beneficio, a otro lugar, donde el acarreo no sea tan estudiar diez años, desde que salí del CBTIS. Me puse a estudiar y trabajar, al
costoso. mismo tiempo, y luchando por adquirir esa beca. Entonces, después de cerca de un
Y, en estos trabajos que has hecho, ¿dónde te has sentido mejor? año, estudiando y combinando los turnos de trabajo, haciendo malabares, consigo
En donde encontré, un poco más de placer, fue en el área de ensayes. Porque la beca y me pongo a estudiar, ya de lleno la geología.
era algo, más o menos, afín a lo que había estudiado en el CBTIS. Sin embargo, ¿Terminaste?
los ciclos terminan. Afortunadamente, sí. Pero, como decía, en 2003 empiezo la carrera y ya estoy
También, tuve interés de entrar en la mina, porque leí el Contrato Colectivo becado. Estoy recibiendo, también, apoyo de mis familiares cercanos. Yo trato de
de Trabajo y había la posibilidad de seguir estudiando. Mis padres ya no tuvieron, sacarle provecho a la beca. Voy a trabajar, algunos fines de semana. Pero, ya no es
para darme más, después del CBTIS. Encontré una esperanza, en el contrato, igual, como cuando inicié.
porque dice que hay becas para los trabajadores. En el 2006, se complica el panorama. Por ahí del 19 de febrero, ocurre la ex-
En ese tiempo, que estuve en los ensayes, un camarada muy conocido en la plosión de la mina Pasta de Conchos, Coahuila. Y, entonces, ya se ve algo adverso.
mina, el ingeniero Rojas, que también truncó sus estudios en medicina, me decía: Ya se ve que hay persecución política, en contra de nuestra máxima dirigencia sin-
“Mira, yo te aconsejaría que buscaras algo diferente de lo que es la mina, que dical, el señor Napoleón. En esa época, ya tenemos un contexto político, diferente
buscaras profundizar, para que no seas obrero nomás, que trates de superarte”. Y, al que manejó su padre, don Napoleón Gómez Sada, quien estuvo por el equilibrio,
por eso, junto con el contexto, dije: “Voy a tratar de conseguir la beca, a través del entre sindicato, empresa y gobierno. Se puede decir, que fue el tiempo del PRI.
sindicato y la empresa, para seguir estudiando”.

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Después [2000], empieza la transición al PAN, con una política totalmente ad- [plantas acuáticas] de esa parte estaban siendo dañados, por el drenaje ácido de
versa al sindicalismo. Incluso, una maestra que tuve en geología, la doctora Rita mina y, además, por los desechos que maneja la ciudad. Pero, él tenía la impresión
Angulo Villanueva, decía: los gobiernos panistas vienen, precisamente, en contra de que, el drenaje ácido de mina era el que estaba dañando más los sabinos y los
de los sindicatos. ¿Por qué? Porque, el gobierno del PAN ve a los sindicatos como ahuehuetes, que están sobre la orilla del río. Eso me llamó la atención. Al final de
un obstáculo, no como un modulador entre la indigencia y la opulencia. Ese gobi- cuentas, uno, como obrero, no tiene esa visión. Pero ese drenaje ácido de mina es
erno nunca fue favorable al sindicalismo. muy corrosivo. Los pH [potencial de hidrógeno] son muy ácidos en la mina y eso
Para el año 2007, ya estoy haciendo mis prácticas profesionales, en el poblado hace que los metales pesados, como el plomo, se mantengan en suspensión. Proba-
de San Martín de Bolaños, Jalisco, en la minera El Pilón. Ahí, ya se oye que la blemente, al entrar en la fase líquida, con el agua, son fácilmente absorbidos por
huelga está a punto de estallar. Y se comenta, en esa unidad, que es una huelga plantas y seres vivos.
desfavorable. Ese es el problema que se venía manejando, también, a través del sindicato
¿Por qué ocurre la huelga? La huelga tiene sus orígenes en que la empresa nacional y local. Que se diera un manejo adecuado a los residuos, en Taxco, Som-
desconoce a nuestro máximo líder y, además, desconoce a los líderes sindicales brerete y en Cananea. Ya había esa presión. Incluso, nos llegó un ingeniero de apel-
locales de Taxco, Guerrero; Cananea, Sonora y Sombrerete, Zacatecas. Si recorda- lido Gordillo. Lo movilizaron de una planta, en dónde hubo un desastre ecológico.
mos, el licenciado Napoleón siempre dijo que la explosión de Pasta de Conchos fue Porque, los químicos que se utilizan para la flotación, fueron vertidos en un río
un homicidio industrial. Entonces, claro que eso no era nada grato para el director que causó muerte a seres vivos: ganado, caballos, burros y algunas plantas. Venía
corporativo, en este caso Germán Feliciano Larrea Mota Velasco. No fue nada de castigado, a esta planta.
agradable para él, ni para el gobierno de Fox, ni tampoco para Calderón. Esas serían las razones, por las que estalló la huelga. Mayor seguridad laboral,
Terminé las prácticas profesionales en San Martín de Bolaños y llego a Taxco, higiene y protección ambiental; junto con el desconocimiento de parte de la em-
con la noticia de que, el 30 de julio de 2007, sonó la sirena para dar a conocer que presa, hacia nuestros líderes sindicales; en un ambiente totalmente adverso, por los
estallaba la huelga. gobiernos panistas.
Otra razón es la falta de seguridad e higiene, en las minas. En el mes de agosto La huelga estaba en desarrollo y, tras aquel derrame tóxico en Sonora, la Secre-
de 2007, a escasos días de que estalló la huelga, cayó una pegadura enorme que taría de Medio Ambiente indicó a la empresa, que tenía que darle tratamiento, a ese
aplastó la calesa, en donde bajan los trabajadores, y la dejó inservible. Si eso hubi- drenaje ácido, en Taxco. Incluso, en la comunidad de Campuzano, se veía ese color
era ocurrido, en operaciones normales, hubiera sido una desgracia fatal para los rojizo del río. La empresa comenzó a ver cómo remediar el problema del drenaje
trabajadores que estaban en ese turno. ácido, con filtros para minimizar el efecto; con trampas, cal y otras agregaciones,
Se venía presionando en los problemas de higiene y seguridad, también en para que el agua ya no saliera ácida.
Cananea y en Sombrerete. Precisamente, lo que quería el señor Napoleón, era que En la escuela, donde soy egresado, han hecho bastantes muestreos. Encon-
no ocurriera algo parecido a lo que pasó en Pasta de Conchos. traron un nivel significativo de plomo disuelto, en el río, a nivel de Taxco el Viejo
Después, en 2014, ocurre el derrame tóxico de la minera, en Cananea, Sonora. y Campuzano.
Desde la parte norte, hasta las costas, hubo derrame tóxico de ácido sulfúrico. El drenaje ácido de mina se genera en la interacción del mineral con el agua y
Aquí, en las minas de Taxco, a mí me llamó mucho la atención, cuando fui por el aire. En todos los niveles de la mina, ocurre ese proceso. Sólo que, el nivel cinco
primera vez al nivel cinco. Es un nivel de salida, que lleva hacia los jales, hacia la tiene una salida de esa agua ácida, hacia el drenaje natural. Por eso, lo pude ver. Ese
parte del río Taxco. Vi algo, que me llamó la atención. Algo, como color sangre. proceso está ocurriendo, hasta ahorita. Desde que el metal entra en contacto con el
Era el óxido, o drenaje ácido de la mina, que se estaba mandando así, sin ningún agua y el oxígeno, se produce ese drenaje ácido de mina. Es algo que ocurre dentro
tratamiento, hacia el río Taxco. de la mina, cuando los mantos de mineral son expuestos al aire y hacen contacto
Había un camarada, ya falleció, que estaba estudiando esa zona, Javier Busta- con el agua.
mante, un profesor de Ciencias de la Tierra. Notó, que los árboles y las hidrofitas

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¿Hay afección, para los mineros que trabajan abajo? del sindicato local. Esa, también, ha sido una resistencia. Aparte, la situación
Más que a los mineros, afecta al equipo de bombeo. Ése es un problema que, política. Por ejemplo, aquí, en Taxco, la sección 17 ha logrado solidarizarse con la
siempre, tienen las minas, al momento que se bombea esa agua. Cabe señalar que Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero, con el movimiento Pedro Ascencio
el agua, que sale de diferentes labores, es concentrada en el nivel nueve y el siete. de Alquisiras, las prepas populares... Esa solidaridad, entre todos, ha permitido
En esas piletas, se recupera el agua y, con unas bombas enormes, se manda a unos resistir, en la huelga.
tanques elevados, en superficie. Después, se distribuye para el trabajo de perfo- En el exilio, tenemos conocimiento que, el licenciado Napoleón se vinculó con
ración y molinos. O sea, el agua está dando la vuelta, completamente, en circuito. los Steel Workers. Ha tratado de jalar apoyo, tanto moral como económico, para el
Pero, el excedente siempre sale al exterior, en los niveles donde se satura. sostenimiento de las huelgas. Además, como el contexto era desfavorable, durante
Los mineros, ¿están en contacto con esta agua ácida? muchos años, se formó un fondo de resistencia a nivel nacional. Ese fondo se vino
El drenaje ácido de mina tiene más repercusión, aguas abajo. Ahí, es donde acumulando y ha sido otra forma de la resistencia. Eso permitió que, al momento
puede afectar más. Lo que más afecta al minero es, precisamente, la quema del de la huelga, ese fondo de resistencia se empezara a devolver, como apoyo para los
combustible fósil, al interior de la mina. También, la molienda, por explosivos y huelguistas, hasta la fecha.
por las quebradoras que, efectivamente, liberan partículas muy pequeñas de met- ¿Cuántos trabajadores siguen en huelga?
ales pesados. Además, la exposición por largo tiempo, al sílice [óxido de silicio], La cifra exacta la conoce la dirigencia local. Pero, por lo que me he dado cuen-
produce silicosis en el minero. ta, como entre ciento ochenta, ciento sesenta trabajadores de cuatrocientos, tresci-
Y, el plomo es un veneno. entos ochenta que iniciaron. La mayoría ha cobrado su finiquito, ha renunciado al
Depende de la concentración. En este caso, el plomo es absorbido, a través movimiento de huelga, con su liquidación.
del aparato respiratorio, y se incorpora al torrente sanguíneo, en concentraciones ¿Qué es lo que te lleva seguir en la huelga?
que son muy pequeñas. Pero, a final de cuentas, sí pueden repercutir en el sistema Cada situación de cada huelguista es diferente. A mí, me tomó en una situación
nervioso central. donde pude haber despegado y haber ejercido una carrera profesional. Traté de
A través de la comisión mixta de seguridad e higiene, se dota a los obreros, hacerlo y no se pudo, por estar en el movimiento de huelga. El número que maneja
con un respirador. Pero, en la profundidad de la mina, ese respirador provoca la uno de seguridad social, no permite laborar en otra empresa. Como tú estás traba-
sensación de ahogo. Por eso, el trabajador se lo quita. El humo de las Scooptram, el jando para Grupo México, si te pasa algo, ¿quién se encarga?
aceite atomizado de las máquinas de pierna, forman una capa, como negra, detrás Hay otros, que ya les tocó al final de su ciclo laboral. Gente adulta que, en su
del cuello. Casi, la mayoría de los mineros de interior llegan a tenerla. momento, ya estaba cerca de su vejez. En su caso, optaron por retirarse. En mi
Aparte, uno está expuesto a los accidentes. En las tolvas de finos, en la super- caso, lo que me motiva a resistir, en esta huelga, es precisamente tratar de que, en
ficie, hubo un camarada que, al momento de querer bajar la carga, la misma carga un momento dado, la lucha tenga un significado y podamos decir a nuestros hijos,
lo trituró, lo deshizo y murió. Estaba amarrado, pero el lazo atado al cinturón, a nuestros familiares, a nuestras comunidades: hemos estado en una lucha sindical
estaba bastante largo y cayó. La carga, como estaba en movimiento, con el jalón sin precedentes, tratando de que no nos arrebaten nuestro Contrato Colectivo de
que se hace, por los chutes y las bandas, pues lo trituró y lo desmembró. Eso es en Trabajo. Conseguir eso, para generaciones, como los hijos o los nietos. Porque,
la superficie. Al interior de la mina, la incidencia de accidentes es mayor, por las al ritmo que vamos, los beneficios directos, se ve que no van a ser para nosotros.
pegaduras. Sino que, si se llegaran a obtener, serán para las generaciones que vienen. Para que,
¿Cómo le hacen para resistir, en una huelga tan larga? también tengan, posibilidades de una beca de trabajo, como la que a mí me tocó,
Esa es la parte medular, en el movimiento de huelga, la resistencia. Cuando por el Contrato Colectivo de Trabajo, que lucharon nuestros antecesores.
estalla la huelga, muchos nos vimos en la necesidad de retomar actividades, que En una ocasión, me tocó ir a la Universidad de Sonora, a un intercambio aca-
llevábamos a cabo antes de ser mineros, para tratar de hacer una resistencia. Otra démico. Allá, la empresa hizo una publicación, en inglés, para una venta de maqui-
parte, ha sido el apoyo económico que ha brindado el sindicato nacional, a través naria. Y dice que tiene un manto por Tehuilotepec, con una reserva para quince

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años. También, que el manto La Esperanza tiene para otros tantos años. En cambio, Por eso, a lo mejor, me sale tantito orgullo. Muchos compañeros me dicen:
aquí, en los medios de comunicación, dice que las reservas están agotadas. La em- “¿Por qué no abandonaste el movimiento de huelga y te fuiste a ejercer la pro-
presa, siempre, alegó que las reservas se habían terminado. Desafortunadamente, fesión de geólogo?” Pero, también, porque al momento en que hice mi examen de
esas publicaciones, en inglés, no están al alcance de los obreros o de los líderes oposición, por ahí del 2009, un doctor en petrografía, Oscar Talavera Mendoza, me
locales. dijo: “Yo te pido que no olvides, nunca, tus orígenes. Tú, obrero, hijo de campes-
Pero, a través de nuestro líder local, vinieron peritos a determinar si hay o no ino, que siempre te mantengas con tus raíces”.
reservas. Establecieron que, efectivamente, hay reservas. Me siento orgulloso de ser minero, además, por haber concluido la carrera
Nosotros decimos que la lucha ha sido muy dura y, tal vez, no cosechemos de geología y por aplicarla en un nivel totalmente diferente. En el año 2013, la
nosotros. Sino que, nosotros estamos sembrando; tal vez, cosechen nuestros hijos asamblea de mi comunidad me nombró presidente del comité para gestionar un
y el entorno. sistema de agua potable. Tecalpulco está en una parte elevada y se padece por el
Aquí, el pueblo de Taxco ha sido un poquito indiferente, a nuestro movimiento desabasto de agua potable. Inicié ese proyecto, en 2013, y lo vi concluido en 2016.
de huelga. No sé, si esto ocurra en Cananea o en Sombrerete. Nos han tachado Ha sido un servicio social a mi comunidad, una labor social, sin remuneración
como huelguistas flojos, que no quieren regresar a trabajar. Quizá, no sea del cono- económica. Entonces, estoy muy contento, estoy muy feliz. El sistema ya va para
cimiento de todos y, a lo mejor, a eso se debe la indiferencia. Ellos quisieran ver tres años de servicio. Es un orgullo haber sido minero y haber adquirido la carrera
el Taxco de la mina productiva, en que se mueve dinero. En ese tiempo, recuerdo, de ingeniero geólogo.
eran esos trescientos ochenta, cuatrocientos obreros, cobrando el sábado, y movían ¿Qué le dirías a la gente que lea tu testimonio?
el transporte y el mercado. La primera recomendación sería, que trataran de profundizar, un poquito más.
Mi comunidad tenía, alrededor de ochenta, noventa trabajadores, que depend- Que no se queden con un conocimiento menor del minero. En realidad, el minero
ían directamente del ingreso de la mina. Ahorita, ya quedamos alrededor de ca- ha sido una parte de la cadena productiva, en el proceso que le ha dado vida a
torce, quince obreros que resistimos, en la huelga. Creo que ésta es la parte medu- Taxco. Eso pediría, a la ciudadanía taxqueña, que profundizaran un poco su cono-
lar: resistimos. Esta lucha, no es por nosotros, sino por los que vienen, para dejarles cimiento, acerca de por qué estalló la huelga.
un legado. Eso es lo que nos sostiene en pie. Parece que el entorno político ya giró un poquito. Aparentemente, como a
¿Estás orgulloso de ser minero? veces decimos en las asambleas, en esta pesadilla de pronto se vislumbra algo, un
Me siento orgulloso de ser minero. Sí, me siento muy orgulloso, porque es una entorno político favorable.
lucha, que yo le llamo rebeldía. Por, tratar de enfrentar a quien se lleva la riqueza. Diría a los taxqueños, que se sumaran a la lucha, por lo que se viene haci-
La riqueza, en este caso, es un recurso natural no renovable. La riqueza sale de endo al pueblo de Taxco. Esperemos que esta lucha continúe, en contra del enorme
aquí. ¿Cuándo vuelve acá? Ya nunca vuelve. En cambio, nos deja mineros enfer- poderío económico de los dueños de la empresa. Ojalá, esta lucha sea en beneficio
mos, con silicosis, con mucha contaminación, por los jales y drenajes ácidos de del pueblo de Taxco, del municipio y del estado. En el contexto nacional, con las
mina. Miseria, como ocurrió en Real del Monte, en Pachuca. Hoy es un pueblo fan- huelgas mineras de Cananea y Sombrerete, que también sea en beneficio de todo
tasma, que se dedica a lo de antes, pastoreo de borregos y curtir pieles. En la mina el país.
de Velardeña, Durango, los yacimientos tienen, más o menos, la misma capacidad ¿Algo que quisieras agregar?
que en Taxco. Yo hacía la comparación de la Velardeña, una mina explotada por Agradecerles, a ustedes, la oportunidad de dar este relato. En algún momento,
mucho tiempo, con mi comunidad, Tecalpulco. Y, yo decía: hasta mi comunidad esto puede ser lectura para alguna persona que se interese. Las experiencias vivi-
está más bonita que la Velardeña, que hoy es un pueblo fantasma, polvoriento, das, que les he platicado, apenas son una parte minúscula. En las guardias, tenemos
lleno de jales y residuos de la mina. Al final de cuentas, abandonado, sin riqueza. mucho tiempo, platicamos acerca de un hecho y de otro y otro. Un mar de ideas
Porque, la riqueza ya se la llevaron. Rebeldía para frenar este saqueo y tratar de ha estado en mi cabeza. Esto es muy poco de lo que, realmente, han sido los años
lograr algunas garantías, de las empresas que se llevan nuestras riquezas. de huelga.

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Ahorita, nada más hablamos de producción. Pero, falta la relación que hay
entre los camaradas, cómo es el minero, cómo se porta en el interior de la mina, el
peligro. Porque, a final de cuentas, el minero es como un soldado que va a la guerra
y sabe dios si regrese.
El minero, cuando baja a la mina, baja con esa mentalidad. Porque es una tarea
de alto riesgo. Eso lo hemos visto, también, a nivel internacional. Por ejemplo, en
Copiapó, Chile, con los mineros que se quedaron atrapados sesenta y tantos días.
Hay algo diferente, en la conducta de los mineros, en la forma como ven el trabajo Mi sindicato me sirvió de escuela
y cómo lo aprecian. Dicen que, por el riesgo del trabajo, el minero que sale de la
mina, se siente feliz.
Ojalá, también, pueda hacer que le llegue algo de esto a mi comunidad y a mis
Rufino Lagunas González
hijos. Para que vean que las luchas, que lo bueno, cuesta. La vida misma es una
lucha incesante. Esperemos, también, que la huelga al final nos traiga algo bueno Entrevista realizada por Jimena Lozano,
para nosotros. Gracias. Iván Torres y Francisco Pineda
en Taxco, Guerrero, el 25 de febrero 2019.

Mi nombre es Rufino Lagunas González. Nací el 7 de abril de 1948, en un pueblo


del Estado de México, que se nombra Gama de la Paz, municipio de Zacualpan.
Ahí, las minas están en pleno pueblo.
¿A qué se dedicaban sus papás?
Mi papá fue minero, trabajó cuarenta años. Se nombraba Fortino Lagunas
García. Él fue uno de los mineros que inició la primera huelga allá, en Zacualpan.
Él decía que su castigo fue salir de su cuna de nacimiento.
¿Tuvo que salir?
Sí, por que los mineros se le rajaron, a él y a mi tío Filiberto Lagunas. Ya no
aguantaron, pues, la situación de la huelga. Y él tuvo que migrar para acá. En-
tonces, a mí me trajeron a Taxco, de la edad de tres meses. Prácticamente, soy de
Taxco, verdad. Así inició mi vida.
¿Tiene hermanos?
Somos siete hermanos, por todos. Mi hermano Mario, también fue minero,
trabajó más de veinte años de minero aquí. Mis hermanos, Juan y Roberto, radican
en Cuernavaca, ellos son meseros allá. Mi hermana Enriqueta, también está allá.
Mi hermana, la más grande, Herlinda, vive aquí, en Casahuates. Y mi hermano, el
más chico, es el licenciado Julio Lagunas Gama. Él es el que tuvo la oportunidad

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de salir con una profesión, con el esfuerzo de mi papá. Yo soy el más grande de Allá, no hay otro trabajo, mas que de profesor o de minero. Y mi abuelita les
los varones. dijo a sus cuñados, que me dieran la oportunidad de ayudarles a trabajar. Y comen-
Y su mamá, ¿cómo se llamaba? cé a trabajar, a la edad de trece años. En Zacualpan, las vetas son de plata, plomo
Esperanza González García. Ella también era de Zacualpan. Pero, desgraci- y zinc. Entonces, yo entré a trabajar en el patio de la mina Pachuqueña, con mi tío
adamente, mis padres se divorciaron, cuando yo tenía siete años. Se desmoronó el Enrique, un señor de edad avanzada. Quebrábamos el mineral, haciendo piedritas
matrimonio de mis papás y comenzó un peregrinar muy triste, para mi vida y la de chiquitas. Escogíamos el mineral de primera, el de segunda y el de tercera.
mis hermanos. Y, por eso, no tuve la oportunidad de estudiar. Yo quería ser profe- Me acuerdo que, a las doce del día, me montaba en mi burrito y me venía a
sor, porque allá, en Gama, le dicen “el pueblo de los profesores”. comer a mi casa, rápido, y me regresaba otra vez. Me pagaban doce pesos a la se-
En aquel tiempo, cuando era presidente el licenciado López Mateos, había la mana, era bien poquito. Lo más que llegué a ganar eran quince pesos. Pero, en ese
facilidad de salir de la primaria. El inspector de educación en mi pueblo, era Ar- entonces, era dinero que lucía.
nulfo Pérez, y le daba chance a sus paisanos que salían de la primaria. Les daba una A mí, los mineros me metían a las minas, en una góndola, un carrito de esos
cuadrillita, como maestros. Entonces, en vacaciones, se iban a Ixtapan de la Sal, que van en la vía. Me echaban costales y chiquihuites mineros, así, para que no me
para estudiar la secundaria. Por eso hubo muchos maestros, hay muchos maestros, viera el supervisor. Me acuerdo que me ponían en un contra pozo, con una bomba
ahora, ya jubilados. Y yo quería ser maestro, porque miraba a los profesores, cómo manual para desaguar; para poder ir sacando los pedazos del mineral, era plata,
iban montados en su caballo y con su silbato. Llegando a los pueblitos, comenza- pues. Entonces, el sota minero, el supervisor, se dio cuenta y me reportó con el
ban a silbar su silbato y salían los niños para saludar al maestro. Pero, no se me dio, dueño de las minas y ya no me dio trabajo. El dueño se nombraba Ignacio Gutiér-
por las circunstancias de mi vida. rez y era esposo de una tía mía, su esposa de ese señor era hermana de mi abuelo.
Quedamos, pues, a la deriva. Al momento del divorcio, tres hermanos queda- Me mandó a traer el señor, como que me maltrató, dice, “mejor vete”, con otras
mos con mi papá, y tres con mi mamá. Se fueron a Cuernavaca y nosotros, los más palabras, “vete allá arriba, con tu tía, que te deje subir a cortar duraznos”. Ah, y me
grandes, quedamos aquí, con mi papá. Y ya fue un descontrol para nuestras vidas, dijo: “No sabía que eras hijo de Fortino, pero ya supe que eres hijo de Fortino”.
pues, para toda la familia. Pero igual, de alguna manera, me sirvió para formarme Odiaba a mi papá, porque le había hecho la huelga. Y, dice, “no me vayas a salir
como ciudadano en la vida. Es un sufrimiento muy duro, queda uno peor que hué- como tu padre”. Ya no me dieron chance de trabajar.
rfano. Porque a un huérfano, le dicen, “ay dios, se le murió su papá y su mamá”. ¿C uánto tiempo estuvo trabajando ahí, en esa mina?
Pero, cuando se divorcian, dicen, “no, pues el papá…” Y, como que maltratan. Así Fueron como ocho meses, no duré mucho. Después, con más chavos de mi
fui creciendo. edad, anduve en el río, éramos gambusinos, pues. En aquel entonces, cuando llo-
¿Cuándo empezó a trabajar? vía, la corriente del agua se traía el mineral y quedaba regado por todo el río.
Pues, llegó el momento en que, mi abuelo —el papá de mi papá, Higinio La- Ahí, anduve trabajando, me iba ganando una lanita y se la daba a mis tíos.
gunas Pérez, que fue minero también— murió de la silicosis. Por que, allá, en mi Sí, hasta que tuve que migrar a otra mina, que se nombra La Blanca. Para acá del
pueblo, las minas eran de marro y barrena. Así me tocó trabajar. Escobedo, ésta era una mina, también; pero ahí, el mineral era florita, no era plata.
Cuando murió mi abuelo de silicosis, yo estaba muy pequeño, de la edad de Comencé a ganar cincuenta y seis pesos a la semana. También, entré a trabajar en
trece años y medio. Fue cuando mi abuelita se quedó solita y, allá, sembraba. En la la superficie. Un día, llegó el sota minero al patio, dice, “levanten la mano, los que
casa tenía un terreno, se les nombra calmil. Entonces, vino mi abuela aquí y yo me tengan lámpara de carburo”. Mi lámpara era de carburo, de esas amarillas, que le
fui con ella, pa’ mi pueblo. había regalado mi papá a su mamá. Esa usaba, me la llevé para allá. Me iba el día
Yo digo que, fue una bendición de dios para mí. Me regresé para acompañarla y lunes y regresaba a la casa hasta el sábado.
cambió mi vida. Tenía árboles frutales y el barbecho, es decir, el calmil de la casa, Mi abuelita me ponía mis gorditas, que me llevaba el día lunes. Me ajustaban
era una chulada, pues. Había elote y calabaza. La cerca era de árboles frutales, así, hasta el miércoles, en la mañana. Ya el miércoles, en la tarde, llegaba una persona
chirimoyos, y todos eran míos. Yo caí en un pedacito del paraíso. Ahora sí que, en su burrito, llevaba los itacates de los mineros que estábamos ahí. Así me ajus-
nos andábamos metiendo en terrenos ajenos a cortar las frutas. Así fui creciendo.

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taba para el sábado, en la mañana. Las gorditas no se echaban a perder. Es una buena voluntad a prenderla así [golpea]. Porque se apaga la lámpara y luego, luego,
magia muy grande. Era muy bonito, porque estaba entre el monte. se le hace así con la piedra y prende la lámpara en automático. Fue la primera vez
Pero, también, era un sufrimiento grande. Donde quiera, se encuentra uno con que lloré, dentro de la mina. Porque me acordaba de un tío mío, el hermano más
personas egoístas. Los de Zacualpan nunca han querido a los de Gama. Nosotros chico de mi papá. Murió de quince años, allá, en una mina. Por eso, mi abuela odi-
les decimos que son más inteligentes los de Gama, que los de Zacualpan. Yo les aba a “las pinches minas”, así decía. Yo entré, a escondidas de mi abuela. Me dijo:
decía, a mi pueblo le dicen “el pueblo de los profesores”. Bueno, los de Zacualpan “Vas a trabajar ahí, pero afuera. No vas a entrar a la mina”.
eran los que estaban lavando el mineral. Entonces, a mí me vaciaban puras piedri- Luego, fue el jefe y me sacó de esa labor. Dice: “Ni modo, mano, necesitamos
tas bien chiquitas, como canicas. A mí, me pagaban a cuarenta centavos la barrica el mineral y dice don Juan que te bajes con los faeneros. Aquí traigo tu cogote”, ya
de diecinueve litros. Mis yemas de mis dedos, bien moradas, estaba bien canijo. iba con el mecapal. Bien que me acuerdo, éramos siete faeneros y me echaban en
Pero, cuando llegó ese señor que preguntó, quién traía lámpara de carburo, medio de los mineros. A mí, se me caía el cogote de la espalda y me maltrataban
dice: “Va a haber corte de gente, el que traiga lámpara de carburo y quiera entrar los mineros. Había unos canijos que me decían: “¡Mocoso, jijo de la chingada, haz
a la mina, adelante”. Yo era chavo, ya casi ajustaba los catorce años y levanté lomo, cabrón!”, con más palabras. Yo me aguantaba, por la necesidad. Y, por más,
la mano. “Yo —le digo— yo tengo”. No, dice, estás bien mocoso. “Pues, deme pues, yo no sabía lo que era “hacer lomo”. Ya después, me explicó un señor grande,
chance, yo quiero trabajar”. Mi papá ya me había metido a la mina de Hueyapan, lo que era “hacer lomo”, que no se moviera [la carga], que vaya uno, pero que no
aquí en Taxco. Porque mi papá llegó a ser supervisor, trabajador de confianza. se moviera. Hasta que agarra uno callo, pues. Hasta que el cabrón señor dice: “Oye
Un domingo me llevó a la mina, para que conociera adentro. Además, ya había tú muchachito, ¿por qué viniste a dar a la mina? Estás muy chavo. ¿O qué, de qué
entrado a la mina Pachuqueña. Entonces, como que no tenía tanto miedo. Porque, familia eres?” Y ya le dije que, yo era de los Lagunas de Gama. Dice: “¿Qué eres
entra uno, pero no sabe cómo vamos a salir. Si no conoce uno, da pánico entrarle. de Higinio Lagunas?” Le digo, “es mi abuelo”. Dice, “Higinio fue mi amigo”. Y
Dice, “bueno, pues vamos a ver a don Juan”, el gerente. Le dice: “Mire señor, este que habla con los mineros: “Ya no maltraten a este muchacho, porque es familia de
mocoso quiere entrar a la mina, ¿usted qué dice?”. El día de hoy sé que, el señor un amigo mío. Y su padre fue el que hizo la primera huelga, en la mina de Guada-
se daba cuenta que era un delito, yo era menor de edad. Pero, era una persona lupe”. Entonces, cambio la situación y ya me enseñaron cómo “hacer lomo”. Para
noble, y le dijo: “Mira Goyo, quítale lo más amplio de arriba, a un chiquihuitito, que ya no se me cayera el chiquihuite, le pusieron lazos, para que ya no se zafara el
que quede lo más angostito y dale chance que se vaya con los faeneros”. Y sí, me mecapal. Así, comencé a ganar cincuenta y seis pesos, a la semana.
fui para adentro. Yo le daba toda mi raya a mi abuelita y me daba seis, pa’ dominguear. Con esos
Yo les quiero decir que, fue la primera vez que, yo lloré dentro de la mina. seis pesos, yo me echaba mis mezcales. Allá, les tienes que dar “el remojo” a los
Cuando entré a la mina, eran siete escaleras así verticales. Los mineros de los mineros. Ocupaba los seis pesos para dar “el remojo”.
pueblitos de allá, subían con el mecapal y, con el cogote así. Yo miraba que subían Dice usted que su papá organizó la primera huelga, en la mina de Guadalupe.
ahogándose. Llegaban con el chiquihuite y vaciaban el mineral en una carretilla. Y ¿Cómo fue esa huelga?
me dijo el jefe: “Pues, aquí vas a estar con ellos, pero mientras… No, dice, mejor Me platicaba mi papá, fue por la injusticia. Siempre ha sido así, los mineros sin
te voy a llevar a una labor, ahí vas a estar con la carretilla. Vas a sacar toda la carga salario. Si el metal salía rico, tu rayita era, más o menos, veinticinco, treinta pesos,
y la vas a vaciar al tiro fulano, voy a ver cómo te acomodo”. Y me llevó para allá. mínimo veinte pesos. Pero, si el metal salía pobre… Eso era puro chisme del dueño
Pero, pues, yo no tenía experiencia. Allá disparaban los cuetes de la dinamita, para de la mina y entonces no había sindicato. Él siempre decía que el mineral salía po-
sacar el mineral. No se esperaban al fin de turno. Allá, estaba la gente trabajando, bre. Por eso, esta gente se hace rica. Ese fue el motivo de la huelga. Allá, casi todos
y nomás decían “¡cuete!”. Uno se hacía a un lado. Con el estallido, se cimbra mi éramos familiares y mi abuelo Higinio regañaba a mi papá. Que por qué se metía
lámpara de carburo y se apaga. Entonces, comencé a llorar, en esas tinieblas. Y, en esas cosas, que no había trabajo y todo. Entonces, los mineros se le comenzaron
yo no sabía prender la lámpara, con la piedra. No tenía experiencia. Pero, afortun- a rajar. Por eso, mi papá se vino para acá, con sus hijos.
adamente, llevaba mis cerillos y la prendí con mis cerillos. Después, me enseñé de

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Yo, con mi papá, fuimos muy amigos, apenas va a cumplir doce años que se “robé” después de sus quince años, fue el 12 de septiembre, y ella había cumplido
murió. Fue muy amigo del doctor [Francisco Pineda Flores]. Inclusive, no encontré sus quince años el 11 de julio. Bueno, no me la “robé”. Así decimos.
una foto para que se la trajera, donde está el doctor con él y varios más. Me plati- Comencé, pero ya no acabé de enseñarme a trabajar bien la plata. Éramos
caba mi papá, la situación tan crítica que se vivió allá. Cuando llegó aquí, anduvo quince trabajadores en el taller. Yo me apuraba, terminaba mi chamba, y no me
trabajando con los albañiles, acarreando material y todo. Luego, entró a la mina. pagaba el patrón, hasta que acabaran los demás. Entonces, esa era la situación,
¿Cuánto duró esa huelga? nomás me casé a lo tonto, pues. Para tomar una responsabilidad así, hay que tener
Muy poco, porque la gente se comenzó a rajar. El dueño de la mina les comen- capacidad y todo para mantener a otra persona. En esas fechas, mi abuela ya estaba
zaba a dar a las familias, así bajita la mano, frijol, maíz. Y les decía que, por qué aquí, con sus hijos. Entonces, me dijo: “Mira, tu primo Leonor está en la sección 17
le hacían caso a Fortino y a Filiberto Lagunas, que él les daba de comer. Los fue del sindicato. Ya le dije que, luego que haya pedido, que te anote”. Le dije, “Bueno,
convenciendo y se rajó la gente. Esas cosas, platicaba mi papá. Ya después, por y usted… No quería que yo entrara a la mina”. Dice, “pero, ya le dije que te meta
las circunstancias, ya no estudié allá. Yo les puedo decir así, con honestidad, que afuera. A ver…”. De esa manera, ingresé a la empresa minera.
yo nomás tengo tercer año de primaria. Pero, le digo a las personas, que me sien- ¿Así ingresaban todos?
to como de prepa. Porque, en aquel tiempo, enseñaban los maestros. Ahora, hay Sí, en pedido. En ese tiempo, era muy trabajoso, había que “ponerse guapo”,
chavos que están en la prepa y no saben las tablas de multiplicar. En aquel tiempo, con veinte o con treinta pesos. Yo no le di nada, porque era mi primo. Entonces, mi
yo sabía los quebrados, sabía las divisiones. Ahora, ya me hice grande, ya se me primo Leonor mandó a otro primo mío a Casahuates, donde yo vivía. Me llevaba
olvidó. Pero, yo tengo tercer año de primaria, nada más, y comencé a trabajar en un sobre: “Dice Leonor que te presentes en El Fraile, que vas en el pedido y que en-
lo que pude. tregues este sobre”. Yo iba en el pedido, éramos doce y sólo quedamos seis. Porque
¿A qué edad llegó a Taxco? a uno le hacían un examen, bien hecho, el doctor Rodríguez, el doctor García, en el
Pues, yo iba y venía, pero cuando ya me quedé aquí, fue cuando se comenzó a hospital del Pedregal, que era de la empresa. Gracias a dios, entré a trabajar y ahí
construir el Seguro Social [1962]. Ahí, trabajé en el Seguro, a mí me tocó tumbar comenzó a cambiar mi vida. Ya era la rayita segura, era poquito, pero cada ocho
los árboles. Antes, estaba la gasolinera, y se oía que iban a hacer el Seguro Social días. Yo le puedo decir que, el primer año, no me aventé ni una falta. Y, cuando
aquí, en Taxco. No había chamba, pues, y venía mucha gente a lo mismo. Entonces, me dejaba el camión, me iba corriendo hasta Hueyapan. Allá, comencé a trabajar.
llegó un arquitecto y dice: “Nada más voy a contratar a treinta hombres, los que Y, cuando entró, ¿qué tarea realizaba usted?
tengan hacha y machete, levanten la mano”. Igual, yo levanté la mano y trabajé un Pues, llega uno como un peón general, se nombra rezagador, así dice en el con-
año en el Seguro. Me atonté, ¿verdad?, porque de aquí se fueron a hacer el baln- trato. O sea, lo mandan a uno, a cualquier labor de ayudante con un perforista, con
eario de Oaxtepec. La gente que estaba trabajando aquí, se fue para allá. Muchos un motorista… Uno no tiene categoría, así entré yo a trabajar. Pero, mi papá estaba
quedaron bien, pero yo estaba joven y me atonté. Si no, yo hubiera estado traba- bien relacionado con los de confianza. Yo siento que él me recomendaba, también.
jando en el Seguro Social. Y, llegó el momento en que, tuve que casarme, por las Porque, a mi papá, no le gustó que yo entré a trabajar en la mina. Como que, le
mismas circunstancias, pues. Yo tenía dieciocho años, estaba haciendo el servicio dio coraje que yo entré. Bueno, me platicaban muchas personas, que él decía que
militar. yo estaba estudiando y eso. Pero no. Yo, nomás tengo tercer año de primaria. Aquí
¿Cómo se llama su esposa? “nació” mi certificado de primaria [lo muestra]. Para que vean que, siempre, ha
Ella se nombra Josefina García Gómez. Ella tenía quince años, cuando me habido cosas que se hacen.
la “robé”, le iban a festejar sus quince años y yo por celos de los chambelanes: Este certificado me lo arregló mi papá, para poder entrar en un taller de electri-
“Cómo voy a dejar que baile con los chambelanes, me la voy a robar en sus meros cidad o de mecánico. Mi papá, pues, era grillo también. Tenía sus cuates y aquí está
quince años” [risas]. Estaba, está enojada conmigo, todavía. Ya no le hicieron mi certificado, por la Secretaría de Educación, en Chilpancingo. Trabajé mucho
la fiesta de quince años, porque se dieron cuenta que ya andaba de novia. Pero, me la tiempo de calesero, en el tiro, me enseñé a trabajar los malacates. Pero, también,
estuve trabajando en el tumbe.

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¿Qué hacía como calesero? Un canijo dice: “A este muchacho, yo le veo como espolones para gallo, hay
La calesa, que está en el tiro, es donde se entra a la mina y sale la gente. Es que jalarlo”, y me comenzaron a jalar. Entonces, me comenzaron a dar comisiones,
como un elevador, pero grande. Ahorita, la calesa del Solar es de dos pisos, caben participé en revisión de salario y comenzaron a meterme en planillas. Yo nunca he
como ochenta hombres, para bajar de volada. En otro claro del tiro, está el bote, estado de acuerdo con la corrupción. Así como ahorita, que el licenciado López
donde sale el mineral. Después que anduve en las labores, tumbando el metal, an- Obrador está descubriendo tanta porquería. En los sindicatos también se da, de-
duve con los motoristas. Una vez, se chorreo la carga y quedé tapado. Quedé para safortunadamente, y entonces yo comenzaba a atacar. La primera secretaría que
allá y mi motorista quedó para acá. Allá se comunica uno por la tubería, se toca así tuve fue de secretario de Previsión Social. Gané con hartos votos, eran más de mil
[golpea la mesa]. Entonces, el motorista tocaba así, y yo le contestaba así: que yo mineros, mil ciento noventa y tres, me parece. Ahí, comencé mi lucha sindical. Por
estaba vivo y él, con un toque así, me decía que iba a avisar para traer gente. eso, el día de hoy, me duele mucho. Yo le digo a mis compañeros, a los mineros que
A mi motorista le decíamos El Chivo, se fue a traer gente y a los de confianza. va a cumplir doce años en huelga: “¿Cómo es que no puedan resolver la huelga?”
Sacaron la carga y ya. Pero, se sufre mucho de minero. Los que no nos morimos, Pero, igual, es por otras cosas.
allá, de una pegadura o que se va uno al tiro; ya nos morimos, aquí, de silicosis y Así comencé, me tocó luchar por la atención médica de los mineros y de sus
las enfermedades que agarra uno en la mina. Anduve como dos años, nada más, en familiares, en el Seguro Social. Me querían sobornar, tanto la empresa como los
esos trabajos. Me puse abusado, para agarrar las máquinas de los malacates y así funcionarios del Seguro. Y yo no me vendí. Por eso estoy pobre. Por eso les digo
fui sobreviviendo. que, mi sindicato me sirvió de escuela. Trabajé veinticuatro años en producción,
En otra ocasión, yo estaba en una frente, en la mina de Hueyapan. Una frente estuve de secretario de Previsión Social; estuve de primer vocal del Consejo; fui
es un túnel que va uno abriendo, pero no había ventilación. Los contratistas eran suplente del secretario general, y tengo la dicha de ser el primer delegado del Ejec-
los que ganaban mucho dinero. Uno comía hasta la salida. Nomás de repente, miré utivo Nacional. Don Napoleón me dio esa credencial, porque trabajé con él, bien.
que el contratista se me quedaba viendo así, y les dice a los otros compañeros, “ese Aquí están todas mis credenciales que tuve como directivo. En el Ayuntamiento,
cabrón se está engasando”. Yo no sabía qué era eso. “¡Se está engasando! Sáquenlo llegué a suplente de Regidor de Seguridad. Porque, antes, el sindicato minero tenía
al crucero, ahí hay ventilación”. Me sacaron al crucero y me comenzaron a bañar la Regiduría de Seguridad. Fue cuando yo renuncié en la empresa minera.
con las mangueras, con agua y aire. Cuando se engasa un minero, se hace del baño Cuando don Napoleón vino a Taxco, le hicimos un recibimiento [muestra re-
y no siente nada. O sea, se está envenenando. A mí no me pasó eso, pero estuve a cortes de periódicos y fotografías]. Yo era presidente del Consejo. Es una de las
punto de vivir esa experiencia. satisfacciones más grandes que tengo, organizar esa visita, por todo lo que se había
En mi lonchera, yo cargaba mi reglamento y mi contrato colectivo de trabajo. hecho, por las gestiones que le habíamos pedido. Bueno, vino varias veces. Mire,
Ya no trabajé ese rato, me mandaron para el comedor. Comencé leer el contrato y el este fue mi secretario general, ya está muerto, se llamaba Sergio Ríos.
reglamento. Encontré un artículo que decía, que la empresa no puede obligar, a un ¿Él murió trabajando?
trabajador, a estar trabajando en una labor donde hay peligro. Uno tenía que asistir Se mató, pero no en la mina, afuera del taller mecánico. Él le hacía a la mecáni-
a las asambleas del sindicato, cada ocho días. En la escuela, una vez, me aventé ca, también. Estaba en el Scooptram, dándole mantenimiento. Entonces, un com-
una recitación, “La campana de Dolores”, y bien que me la aprendí de memoria, pañero, sin darse cuenta que él estaba dando mantenimiento, abre a la válvula de
yo gritaba. aire y mueve lo que estaba sosteniendo el Scooptram. Y le cae a mi cuate, Sergio.
Entonces, en la asamblea, que levanto la mano para hacer uso de la palabra y ex- Me dio muchísimo coraje. Los directivos fuimos allá, con la empresa. Yo sí les
puse mi experiencia. Que digo: “¡Cómo es posible que los compañeros directivos, eché madre, les mente la madre a los pinches ingenieros. Les dije: “Ustedes son
permitan a la empresa, que uno esté trabajando en esas labores, sin ventilación! unos hijos —con perdón de usted— son unos hijos de la chingada. A ustedes, lo
¡Por eso se mueren los compañeros!” Los líderes le echan el ojo a uno y lo van es- que les interesa es el pinche mineral. Pero, la vida de los compañeros, les vale
cogiendo, como para sus campañas políticas, para las elecciones y eso. Y, algunos madre”. Sí, yo así hablaba, tenía el apoyo de don Napo. Conseguíamos el medio de
compañeros me comenzaron a llamar. transporte para los mineros de los pueblos [autobuses].

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Antes, transportaban a los mineros en camiones de redilas, ¿no? el ojo, como para que echara yo más chingadazos. Los directivos de mi sección,
Sí, antes era de redila, después conseguimos esos autobuses. En una ocasión callados. Y así se iba a discutir, cabrón, yo dije, si venimos a discutir el salario,
me tocó ir a la revisión de salarios y gestionar. Ya estaba todo arreglado. Pero, digo, a decir cómo estamos viviendo allá, que no nos ajusta lo que nos pagan. En eso,
“yo no les firmó nada, hasta que el camión llegue hasta Huixtac, hasta que llegue que suena el teléfono, era don Napoleón que estaba informando que, desgraciada-
a Huahuaxtla”. Antes, nomás llegaba a San Juan Unión. “Yo no les firmó nada, mente, se había muerto el consejero del Seguro Social, compañero Pedro Reyes
porque los compañeros sufren harto. Más en tiempos de agua”. Por eso, la empresa Zúñiga, y que Santos Quiroz, el secretario de Previsión Social, tenía que ir a hacer
no me quería, ya era Grupo México. todos los movimientos. “Vente Santos y suspende la comisión ahorita. Ahí vemos”.
Yo digo que no me vendí, porque hay ofertas, hay ofertas. Allá, en México, Ya nos paramos y nos venimos para el sindicato.
cuando fui a mi primera comisión, me dio mucho coraje. Las oficinas de la empresa Entonces, llegamos al hotel, ya era tardecito. Venían las elecciones aquí, iba
alfombradas, con mesas redondas. Así estaban discutiendo. La minera México es a haber cambio de directiva y habíamos apostado. Había un grupo de la planilla
millonaria. Me tocó estar con Gabino Páez, con Jorge Larrea, el papá de Germán joven, que encabezaba Zenón Rocha, para secretario general. Pues, vamos a apos-
Larrea. Y yo de mocoso. tar, a ver, qué. Una botella. Como yo era el más chavo, me mandaron a comprar el
Entonces, llevábamos de asesor a Santos Quiroz, era el delegado del Ejecutivo pomo, pues. Pero me quedé, así, en la puerta y comencé a escuchar lo que estaban
Nacional. Llegamos y, por parte de la empresa, que dice el licenciado Federico hablando: “Este cabrón de Rufino la está regando”. Dijeron otras palabras, “la está
García Sámano: “¿Qué pasó, mis paisanos? Bienvenidos” [nació en Buenavista de regando, cómo es que se pone a discutir con los licenciados y en esa forma. Nos va
Cuéllar, Gro.], y que la chingada. “No vamos a discutir tanto, pues el aumento ya a poner en la madre”. Yo lo oí, pues.
está”. Va a ser tanto, “para qué vamos a perder tiempo, mis paisanos”. Mis com- En ese entonces, mi papá era secretario de Asuntos Políticos y ya habían avisa-
pañeros directivos, los que iban en la comisión, callados. Su secretaria, “a ver, un do que se había cancelado. Luego, dijeron, “ahora, ese pinche viejo ya se canceló”.
cafecito, un refresquito”. Y que comienzan a aventar su rollo, Sámano y el señor Y, otros, “lo vamos a tener siquiera un mes, para que aprenda”. Entonces, me fui
Páez, que dice: “La sección 17 tienen las mejores prestaciones, con diez pesos les rápido a traer los pomos y regresé. Comenzamos a echarnos unas copas y, como a
damos seis, siete cuartillos maíz, tres de frijol, arroz y azúcar. No, no, la sección 17 las tres copas, que me dicen: “Mira, Lagunas, tú la estás regando, en la forma en
tiene la mejor prestación de todas las unidades”. que estás hablando con la empresa. Tú, ahorita, vienes como de oyente, para que
Yo nomás estaba escuchando, esperaba que mi secretario general y los demás, aprendas”. Y que me encabrono, va. Les digo: “Pues, están muy pendejos ustedes,
hablaran. Y, pues, no. Hasta que, aquellos terminaron su rollo, que les digo: “Mire yo mañana me regreso para Taxco. Pero, nos vemos allá en la asamblea”. Que digo:
licenciado, con todo respeto, yo le voy a contestar todo lo que está diciendo. Mire, “Con razón, cada revisión de contrato, pues, nomás se vienen a hacer pendejos. No
ahorita, yo estoy sorprendido. Porque, miré nomás, cómo se la pasan ustedes aquí. discuten nada, nomás lo que dice la empresa. Y eso es lo que nos van a informar.
Están en un palacio alfombrado. Todo lo que ustedes están diciendo del contrato, No. La gente nombra a uno delegado, para que venga uno a discutir con la pinche
no nos lo regalan. Esa fue una conquista contractual de 1994, donde se congelaron empresa. No la chinguen”, así. “Pues, yo soy el secretario general” “y yo soy el del
los precios de esos artículos de primera necesidad. Por eso, los diez pesos”. Sí, es Trabajo”. Que les digo: “Sí, pero yo soy delegado, soy comisionado, me nombró
cierto, con diez pesos alcanzaba para comer toda la semana y hasta sobraba papa. la asamblea. Ustedes vienen como asesores, nada más. Los que traemos el com-
“Pero, por ejemplo, mi familia y yo, carajo, nos dan ganas de comernos una mo- promiso, somos los comisionados, los delegados”. Así, va. Que les digo: “Pero, no
jarra, un pescado a la semana, un pedazo de cecina, algo así, cabrones. Siempre hay bronca. Hay que echarnos los pomos y yo mañana me voy para Taxco”. Dicen,
estamos comiendo frijoles con blanquillo, arroz con huevo y todas esas cosas. Y, los otros dos señores: “Pues, el compañero tiene razón y si él se va, nosotros nos
ustedes comen lo que quieren. Nosotros andamos entre el lodo, entre el agua, bajo vamos con él. ¿Cómo le están diciendo eso, que la está regando? No”. Son cosas
las pegaduras. Ustedes, aquí, como reyes. ¡Cómo!” que vive uno, que se da uno cuenta, de por qué circunstancias se vive así. Ya ni
Los directivos bien encabronados, nomás se me quedaban viendo así. Debajo fuimos a discutir, ya nada más de ahí, en el sindicato, hablaron el secretario del
de la mesa, uno pisaba mi pie. Yo pensé, “¿qué querrá este cabrón?” Y me cerraba Trabajo y don Napoleón. Ya, hablaron con la empresa y nos dijeron, “hay esto

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y esto”. Que les digo: “Sí, pero yo no firmo, hasta que esos autobuses lleguen a Estoy pensionado desde 1981, con ese salario. También, parece poquito ¿ver-
Huixtac y a Huahuaxtla. Yo no les firmo nada”. Y más cosas que les metí verdad: dad? Una satisfacción muy grande, que tengo, es que, siendo secretario de Pre-
la reinstalación de los compañeros que estaban cancelados, y todo eso. Por eso, les visión Social, yo estaba así, en mi oficina, estaba yo así sentado, como tranquilo.
digo, mi sindicato me sirvió de escuela. Y mi mirada fue hacia el archivo. Mi mente me dijo: “A ver, saca una carpeta. A
¿Recuerda algún accidente que le haya impacto más? ver cómo le hacían los directivos de antes”. Fui a sacar una carpeta, donde estaba
Sí. Recuerdo a un cuate, que se nombraba Rupertino. En la mañana de ese día, un convenio, bien, bien hecho por don Napoleón, por el Seguro Social, entonces
anduvimos gestionando un préstamo en la empresa. Porque se había muerto su el director general era Farell Cubillas, y la empresa. Decía que los mineros de la
papá y ya se iba a levantar la cruz. Vino al sindicato, para que se le gestionara un sección 17 tenían que pasar a examen médico. Los del interior de la mina, cada seis
préstamo para la levantada de cruz y todo eso. Como a las ocho de la noche, que meses, y los de superficie, cada año.
estaba yo en la casa, me habló por teléfono el secretario general. Había accidente Y hablaba más de las condiciones de seguridad. Pero, no habían hecho eso. Ya
en la mina y nos vamos para allá. Nunca me imaginé que iba a encontrar a Ruper- habían pasado varios secretarios de Previsión Social, antes de mí. Pero, eso sí, les
tino, bien machacado de su cabeza. Le pasó un Scooptram de varias toneladas y lo daban su propinita y, por ahí, escondieron ese convenio. Que voy a ver a Sergio
dejó bien destrozado. ¡Se siente! Ríos, le digo: “Oye, mira lo que me encontré, mano. ¿Cómo la ves?” Que dice:
Un chavo que entró a trabajar, junto conmigo, se mató a los dos meses. Era de “Mira, por mí, no te detengas. Mañana te vas pa’ México, te vas a ver a Cavazos
Tenango y la gondolita se cayó de la vía. Él, como que quiso levantar la góndola. y comunícale esto”. Cavazos era el secretario nacional de Previsión Social, era
No se puede. Entonces, se enredó así, y lo ahorcó así contra la testera. Así murió, mi jefe. Que llego a México, que hablo con Cavazos y me dice: “Échale chinga-
a los dos meses, le decíamos El Ratoncito. Y me dieron ganas de salirme. Pero, dazos, Lagunas, échale chingadazos a la pinche empresa”. Y comencé a hacer los
después, fueron naciendo mis hijos y ya era más la responsabilidad. ‘Onde que, oficios, pa’ la empresa, pa’ todos lados. ¿Por qué, a uno, no lo pasaban a examen
venían cada año. Tengo seis hijos. médico? No… La empresa se defendió, que para eso estaba el Seguro Social. Ah,
Y, al ver a tantos compañeros morir, ¿cómo le hacen, para seguir trabajando ahí? pero también decía una cláusula: “Si el Seguro Social se niega, la empresa tiene la
Pues, por la misma necesidad. Otro que me tocó fue Gabriel Bustos. En el tiro, obligación de pasar a examen a sus trabajadores”. Y de ahí me los agarré. Entonces,
se metió a la parrilla para desencampanar la carga. Pero, no se amarró y se fue de los compañeros comenzaron a pasar, a examen médico. Es una satisfacción bien
un nivel a otro, en el tiro. Fue a salir al nivel donde está la quebradora. Cuando grande que tengo.
lo fuimos a sacar, vimos que quedó bien suelto, así, deshecho. Anduvimos juntos, Me fui a ver a don Napoleón y le informé todo. También me dijo, “échale
gestionando las cosas y todo. Verlo muerto, así, mi reacción fue la que les dije. ¡Se chingadazos”. Y comenzamos a estar pensionados, los compañeros. Me tocó un
siente! número grandecito de gestionar su pensión, a varios compañeros. Porque, también
En el trabajo de minero, ¿qué es lo más difícil, lo más duro? decía que, aunque se saliera uno de trabajar, uno tenía derecho a la atención del
Pues, andar tumbando el metal. Para mí, casi todo. Porque, andar uno dentro Seguro Social, con esa pensión. Y así ¿verdad?, toda una satisfacción que siento
de la mina, los mineros, si no se matan ahí, en la labor, se enferman de la silicosis con esas gestiones. Con el Seguro fui muy, ora sí que, muy drástico. Porque, tuve la
y mueren. Ahorita, ya de mi época, se murieron casi todos. Yo la estoy librando experiencia con mi mujer, ya se me iba a morir. Yo entraba cargándola, a urgencias,
porque, pues, le echo ganas para cuidarme. Allá, usaba el equipo que daban. Yo y nomás la inyectaban y me salía con ella, así. Salía caminando a pie, porque le
tengo, nada más, una incapacidad del veinte por ciento de mis pulmones, que ya pasaba mis huaraches a mi mujer. Cosas que viví, ahí, de injusticias. Por esa razón,
estoy sintiendo, a mi edad, que voy a cumplir setenta y un años, el próximo siete de yo le eché trancazos al Seguro. Pero, con cosas reales. Yo entraba a discutir con
abril. Ya estoy sintiendo la deficiencia física. Tengo el veinte por ciento de sordera. el doctor Ortiz, entraba a discutir con todos mis compañeros. Le digo: “A mí, no
Pensión de cuatrocientos cincuenta pesos, por el veinte por ciento del oído y el me gusta tratar los asuntos así. Aquí, mis compañeros que se den cuenta”. Así traté
veinte por ciento de mis pulmones. Una miseria, pues. mis asuntos. Por eso, el día de hoy, mineros que me encuentran, me dicen: “Mira,
Lagunas, tú eres de los que dejaron huella, en el sindicato”. Hay otros, que no les
caí muy bien.

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Mi salida fue por esta razón. Me retiré en 1992, yo era presidente del Consejo Gracias a dios, se resolvió. Y, con eso, les digo que yo no me quedé ni con 4 x 4
de Vigilancia y Justicia. Entonces, platiqué con don Napoleón, le digo: “Bueno, de terreno, allá.
señor, ¿cómo va a ser posible el reajuste que va a venir y que ya no se va a respetar Don Napoleón, también, le sacó a la empresa un terreno grande, para la Casa
al sindicato?” Éramos bien cuates, yo tenía el número privado de don Napoleón, del Pensionado minero. Allá está el terreno intocado. Creo que ya se están me-
era confidencial, pues. Dice: “Mira, Lagunas, eso, yo lo estoy ordenando, pues, y tiendo, pero nadie le hace caso. Ya no me he querido meter en eso. Desde que me
el Consejo General de Vigilancia y Justicia”. Que le digo: “Bueno, entonces, no salí, gracias a dios, no porque haya chupado mucho y eso, pero llegué a mi grupo
tienen caso los Consejos Locales, que son los que tenemos que vigilar el contrato y de doble A. Y, ya no me meto en nada. Porque, el programa de Alcohólicos Anóni-
los reglamentos. ¿Cómo va a ser posible que, ya no se van a respetar las categorías mos no nomás es para dejar de beber. Son varias experiencias. El alcohol agarra
de los contratos? ¿Cómo va a ser posible que, la empresa quiera hacer reajuste?” parejito.
“Pues sí, pero no hay de otra, Lagunas”. Sí, y como que me desilusioné, en ese mo- Ya no me he metido en nada. Ahorita sí, me genera mi mente, que ya se levante
mento me desilusioné. Opté por gestionar mi finiquito. No, ni cómo decir, porque ya la huelga. “Te vas a ver a tu amigo el Napo, a ver si te acomodan, pa’ que vuelvas a
don Napoleón me habló de esa manera. Y, digo, ni modo que te pongas con tu cuate. chambear en los malacates”. Sí, es lo que añoro, volver a la chamba. Mi mujer dice
¿Qué cosa era el reajuste? que estoy loco, va [risas]. Me dice eso, porque ya estoy grande, ya hay deficiencias
Sacar a la gente de la chamba. Y se hizo. Yo me salí. Ahí dice mi documento de todo.
cuándo me salí. Y ya, como al mes, comenzaron a reajustar la gente, a finiquitarla. Cuando usted logró que se cumpliera con el convenio, para que los mineros
¿Y contrataban nuevos? tuvieran revisiones médicas en el Seguro Social, ¿qué es lo que hizo, para con-
Posteriormente. O sea, que la empresa quiere desparecer el Contrato Colectivo, seguir eso?
para meter gente a trabajar, por tres meses de contrato nomás, y que el minero no Pues, mandé oficios a la empresa, con copia a la Secretaría del Trabajo y todas
vaya creando derechos. Ahorita, la huelga es para eso, para defender el Contrato las dependencias, con copia al gobernador. Entonces, me acuerdo que, don Na-
Colectivo y los derechos de los mineros. poleón me dijo: “Oye, Lagunas, ¿para qué mandas tanta copia?” Y le digo: “Es que
Trabajadores eventuales, esa es la tirada de la empresa. Entonces, yo no estuve las palabras, se las lleva el viento, señor”. Entonces, es lo que yo hice. Pero, por
de acuerdo, como que me resentí, y me salí. El día de hoy, añoró mi chamba, por escrito. Se puede decir, que, mi sindicato me sirvió de escuela.
esas situaciones que se están viviendo ahorita, que no hay trabajo. Y veo, pues, la Una vez, tuve una discusión con el licenciado Aragón, allá, en las oficinas
injusticia que hicieron estos presidentes, el Fox y Felipe Calderón. Cuando llegó sindicales de México. Acompañé al secretario del Trabajo, como secretario de Pre-
Peña Nieto, a mí me dio gusto. Sí, pues, el sindicato minero siempre fue priista. visión Social, fuimos a una comisión. Yo veía como le gritaba, el licenciado. Y
Llegó Peña Nieto, pero igual. No pasó nada. Por eso, me da sentimiento ver esas después, no fue él, me comisionaron a mí para ver a la Secretaría. Que llegó y que
situaciones. Ahora, estoy contento porque el doctor don Napoleón Gómez Urrutia, dice: “¿Ora, tú qué Lagunas? Tú no eres el de Trabajo, ¿qué chingados vienes a
ya es senador. Está como presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social, hacer aquí?” Así, pero exhibiendo, ahí. Le digo: “Oiga, licenciado, está cabrón. El
en el senado. Siento que la huelga ya se va a resolver. Por mayo, se resuelve. otro día, yo me di cuenta cómo le grito al secretario del Trabajo. Pero, conmigo,
Ahorita, nos decía que extraña su trabajo, ¿qué es lo que más extraña? no se pase de lanza”. Le digo: “A usted, como miembro de cuerpo jurídico del
Bueno, mi rayita… [ríe]. Pero, cuando me salí, también tuve discusión con el sindicato nacional, todo el sistema minero le está pagando. Para que ustedes nos
ingeniero Uribe, el gerente. También me tocó gestionar la Colonia Minera de los asesoren. No tiene por qué estar gritando a uno”. Le digo: “Yo vengo, porque me
Jales, donde viven varios mineros. Esa comisión, me la dio don Napoleón. Martini comisionó el secretario general de mi sección. Entonces, no se preocupe, yo me
Castillo era el presidente municipal y tuve una discusión fuerte con él. Porque, el llevó mis documentos. Ahorita, voy a ver a don Napoleón y le voy a decir cómo
licenciado quería ese terreno para los de Tlama. Yo le dije, al licenciado Martini: se porta usted con uno. Porque, a ustedes, se les paga para que nos asesoren. No
“No, presidente, no. Nosotros le estamos chingando dentro de las entrañas de la para que estén chingando a uno”. Y que agarra, iba atrás de mí. “Mira, Lagunas,
tierra, mil metros bajo tierra. Aquí, los que tienen más derechos son los mineros”. ven cabrón. Discúlpame, cabrón”. Hijo de… Le digo: “No, es que son chingaderas

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licenciado, luego, delante de la gente”. Yo, así le dije. “A mí me vale madre. Porque Así. Y yo le dije:
yo sé que, de mis cuotas, se le está pagando al cuerpo del jurídico”. Y dice: “Tienes — No la chingue, señor ministro.
razón, cabrón, discúlpame” y la chingada. Son cosas que se viven, pero si se atonta Dice:
uno, no lo hace. Así fue, como me retiré de mi chamba. — Pues, yo traigo estas indicaciones. Lo que nosotros podemos apoyar es dán-
¿Participó usted en huelgas? doles salarios caídos. Pero, el cincuenta por ciento de los salarios caídos, con su
La huelga de 1985. Esa y otras, que no duraron nada, casi nada. Pero, la del 85 retroactivo y todo. Pero, más no. Son órdenes del presidente de la República. Lo
duró cuarenta y siete días. Me acuerdo que, en esa huelga, venían los quince años que ustedes están pidiendo, no se puede. Porque necesitaríamos aumentar a todas
de mi hija Angélica, la más grande. Yo salía de vacaciones y allá, en la casa de las secciones. Entonces, no se puede lo que ustedes están pidiendo.
ustedes, tenía yo hartos guajolotes, eran como quince. Le digo, a mi mujer, “ahora, Que le digo:
en sus quince años de mi hija, vamos a matar a todos esos animales, para hacer un — ¿Cómo es posible, señor ministro? Si el señor presidente, cuando fue a
mole”. Quién iba a pensar que se iba a estallar la huelga. Aquí, en este salón fue la Taxco, dijo que nos iba a ayudar. Entonces, ¿cómo nos está abandonando ahorita?
asamblea [cine Alarcón]. Vinieron a informar, los que habían ido a negociar, y le — Pues, esas indicaciones tengo. Entonces, lo toman o lo dejan. Y, ¿quién está
echaban mucha crema a sus tacos. Nos hicieron enojar. Me acuerdo que traían seg- apoyando esa huelga?
uro de vida, para el minero, por ochenta mil pesos, algo así. Dice un canijo: “Vale — Pues, el presidente municipal nos está apoyando.
más una pinche vaca, que la vida de un minero”. Va y que agarra. Le dice, a su secretaria, que lo comunicara con el presidente
Así, comenzó. Total, que se votó, pa’ que fuera a huelga. Estalló la huelga. Fue municipal. Y sí, contestó el doctor Benítez. Así, delante de nosotros, le dijo:
una huelga bonita, porque tuvimos apoyo. Llegaban camiones Torton, desde Láza- — Mira, presidentito pendejo. Así le dijo. ¿Cómo te atreves a estar agitando
ro Cárdenas, Michoacán, llenos de papa, comida. Los de la sección 271 decían: a los mineros, si sabes que esta pinche huelga no se va a ganar? Mira, presidente,
“No se rajen, chingá. Nosotros estamos con ustedes”. qué, ¿no sabes que el sistema tiene el cincuenta por ciento de inversión en las em-
Hartas despensas y eso. Pero, como la huelga iba tardando, pues ya se sentía, presas, que están en esas condiciones?
estaba canijo. Y yo, ya había matado a todos los pinches guajolotes. Le digo a mi Como quiera que sea, se descubren esas cosas. ¡Ah! Pues, con razón. Hijos
vieja: “No hubiera matado los guajolotes y, ahorita, tendríamos papa”. de… Les digo a los compañeros, “ya nos llevó la chingada”. Les dije, a los otros
Pero, quién iba a saber. Entonces, renunciaron los comisionados. Viene una comisionados, “ya nos llevó la chingada”. Se siente bien cabrón.
asamblea y yo estaba de vacaciones, pero me nombran delegado. Les digo, yo no, Y le dijo, el ministro:
porque yo estoy de vacaciones. “¡No! Aquí estamos huelga. ¡Usted va!” Entonces, — Ve, a la tarde, a la asamblea. O, cuando hagan su asamblea, tú ve.
me tocó ir allá, a México. Era presidente de la República, Miguel de la Madrid. En Y vino, el doctor Benítez a la asamblea. Lo sacaron los mineros, lo corrieron de
la reunión, con el ministro del Trabajo, por el sindicato estábamos: don Napoleón, aquí. Que, ¿cómo era posible que estaba apoyando y ahora viene a decir que no?,
el secretario de Trabajo y los cuatro comisionados. El ministro del Trabajo [Arse- que se levante la huelga y que no se va a ganar. Que se vaya a la chingada, lo saca-
nio Farell Cubillas] comenzó a aventar sus rollos: ron de aquí, del cine Alarcón, donde era la asamblea. De ahí, sacaron al presidente,
— Pues, yo me voy a poner el cuerpo de villano, dijo. El presidente [Miguel ya no pudimos hacer nada.
de la Madrid] dice que no. Qué, ¿no les ha informado, aquí, don Napoleón? Aquí, Entonces, les digo a los compañeros: “Pues, esto hay que ir a informar, esto
¿don Benito? vamos a informar, cincuenta por ciento de salarios caídos y lo que vaya saliendo
Y dice don Napoleón: “Ya se les informó, señor ministro. Pero, los compañeri- por ahí. Si la raza quiere aceptar. Si no, pues le seguimos.
tos querían venir a hablar con usted”. Pero, pues ya no. Ya varios compañeros andaban vendiendo sus cositas, lo que
Uno checa cómo está la movida. Entonces, que dice el ministro: tenían, pues, para ir sobreviviendo. Y así. Me acordaba yo de mi papá, cuando se
— Miren, esta huelga no la van a ganar. No la van a ganar porque, inclusive, comenzaba a rajar la gente, en Zacualpan.
nosotros no la estamos apoyando.

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Y, ¿cómo terminó la huelga del 85?
Levantándose. Venimos a informar, entonces, cuando se puso a votación, la
gente aceptó lo que nosotros traíamos. Pero, yo les dije, así como les estoy diciendo
a ustedes. Estuvimos con el ministro de Trabajo, delante de don Napoleón y del
compañero Benito, el ministro de Trabajo dice que es orden del presidente de la
República, pues. Que se iba a poner el saco de villano.
Y decía don Napoleón: “Yo ya les ilustré a mis compañeritos, pero ellos insisti- En el turno de tercera se siente
eron venir con usted”. Fue parte de mi resentimiento. Ai nos vemos. Antes de que la soledad, el peso de la noche
se me desarrollara la diabetes. Chinguen su… Sí, es parte de mi vida.
Ese es mi lema defender. Llega el momento que uno tiene que negociar con
la empresa y eso. Pero no metiendo cosas, como perjudicar al contrato. No, no.
Negociar sí, pero, irle dando solución a los problemas. Uno no tiene que hablar José Inés Covarrubias Calixto
mal de los compañeros. Por más problemático que sea el compañero, uno tiene que
Entrevista realizada por Jimena Lozano,
defenderlo. El que es líder nato, pues. Porque yo lo viví, yo viví el sufrimiento allá.
Iván Torres y Francisco Pineda,
Yo anduve, allá, con mis huarachitos, con mi sombrero, nada de casco, con lámpara
en Taxco, Guerrero, el 30 de marzo de 2019.
de carburo. Yo les digo, a mí, me corre sangre obrera.
En una ciudad como Taxco, ¿por qué son importantes los trabajadores mineros?
Aunque se gana poquito, un minero raya y se viene al mercado a comprar, para
llevar de comer a su familia. Los comerciantes venden, los taxistas, pues, hasta los
cantineros. Ya hay movimiento. Zacualpan, mi tierra, tiene más vida, ahorita, que
Taxco. Porque las minas están en su punto, están trabajando los mineros. Aquí, el ¿Cuándo nació usted y en dónde?
día que se levante la huelga, ¡Taxco va a revivir! Esa es la importancia, va a haber Mi tierra natal se nombra Valle Luz, municipio de San Miguel Totolapan, Guer-
fuente de trabajo. Le digo que, hasta yo quiero regresar a trabajar. Primeramente rero [Tierra Caliente]. Nací un 21 de enero de 1948.
dios, voy a regresar. Aunque sea de velador. ¿Cómo se nombraron sus papás?
¿Está orgulloso de ser minero? Mi papá se llamaba Eligio Covarrubias y mi mamá Amada Calixto, ya los dos
¡Lógico! Le decía que es un tesoro para mí. Sí, por que, el día que muera, ya no fallecieron.
me va a dar tanta tensión que me entierren. Anduve enterrado vivo. Sí, me siento ¿A qué se dedicaban ellos?
orgulloso. Mi papá se dedicaba a la agricultura y mi mamá a los quehaceres del hogar. Cu-
Pues, muchas gracias. ando yo empiezo a crecer, en mi pueblo, Valle Luz, comencé a trabajar como pastor
No. Gracias a ustedes. de chivas. Cuidaba manadas de chivas de algunos señores de mi pueblo. Poco a
Todo lo que les he platicado de mi vida, son cosas ciertas. Nada es inventado, poco, fui cambiando. Después, me metí a trabajar en la agricultura, también, con
eh. Por eso, traje mis documentos, para que se den cuenta que es real, todo esto. En personas que nos alquilaban por dos meses. Trabajábamos en el temporal de las
este mundo, hay de todo. Hay gente que inventa muchas cosas. Pero, lo más bonito aguas, junio y julio, a lo mejor, una semana de agosto. Luego, opté por trabajar en
es decir la verdad. lo propio, en la casa. Ya estaba grande y casado. Trabajé dos años, en la casa de
Ya había escuchado de este trabajo, en la radio, y me gustó mucho lo que ex-
mi abuelita, porque ahí nací y ahí viví. Por lo regular, todos los agricultores traba-
presaron. Escuché lo que piensan, lo que ustedes están diciendo que van a hacer. Es
jábamos la siembra del maíz y el ajonjolí. Pero, al tercer año, tuvimos un problema
una cosa muy magnifica. Ojalá, se haga realidad bien y que sea un éxito. Porque,
de sequía, porque no llovió, y la siembra no nació muy bien. Algunos volvimos a
vale la pena que alguien se esté preocupando por estas cosas, es la historia de
surcar, para volver a sembrar, pero la cosecha ya no se dio como se pensaba.
Taxco.

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En ese tiempo, había una señora, en San Miguel Totolapan, que prestaba dinero renando, rezagando, con máquinas de aire; automáticas, le nombraban a las de aire.
a los agricultores y yo conseguí algún dinero con esa persona. Me preocupaba, que Nos enseñaron qué era un rebaje, qué era una frente, nos enseñaron cómo sacar el
yo no le iba a poder pagar, porque la cosecha no se dio. La señora se nombraba mineral, por un chiflón, de un nivel a otro. Nos instruyeron. El último día lo recor-
Elvira Urioles. Por eso fue la salida de mi pueblo, para buscar trabajo. Mi tirada rimos aquí, en la mina Guerrero, y me dijeron, “Usted se va a quedar aquí”. Pues,
era irme a Cuautla, Morelos, allá tenía un familiar que me había echado la invi- “sí, está bien”. Y, empecé a trabajar como peón, para hacer limpia. Adentro de la
tada. Que, cuando quisiera, me fuera para allá. Pero, otro familiar que trabajaba en mina, hay unas cepas, por dónde corre el agua, para que no se meta en la vía de los
Taxco, en las minas, fue de vacaciones al pueblo y me dijo: “Si quieres, vámonos motores. Entonces, me dieron mi pico y mi pala. A hacer limpia.
para Taxco, y ya de ahí, yo te llevo a Cuautla”. Así que tomé la decisión y me vine Había unas tolvas de madera, donde se echaba la carga, pero se tiraba una po-
para acá. A esta persona, le faltaban tres días para que terminaran sus vacaciones. quita. Los peones teníamos que levantarla. En ese tiempo, nos decían rezagadores,
Así que entró a trabajar y ya no le fue posible llevarme a Cuautla. Yo tampoco no sé el motivo. Yo sin problema, lo que quería era trabajar. Entré con gusto a la
quise ir, porque desconocía el camino. mina, desconociendo los trabajos, pero me gustó. Después de que estuve como
¿Cuántos años tenía usted? rezagador, se presentaron otros trabajos: ayudante de rielero, para poner los rieles
En ese tiempo, tenía como diecinueve años. Llegué a Taxco en el 68. Se estaban donde pasan los motores y las góndolas; ayudante de tubero, para poner las líneas
haciendo los trabajos del mercado municipal. Fui a pedir trabajo, pero la gente ya de tubos que conducen el agua y el aire, para los perforistas; ayudante de adema-
estaba completa y ya no había manera de entrar a trabajar. Fui a la Coca-Cola, a la dores, los que cortan la madera, o sea, los que trabajan la madera dentro de la mina.
Pepsi, al gas… De momento, me contrataron en una carpintería, para lijar muebles. Si se está cayendo o está floja una parte del túnel, nosotros nos encargábamos de
En ese tiempo, se hacían mucho los muebles coloniales de cedro, y entrené a poner postes y un enrejado de madera, para que no se cayera. Hacia arriba, tam-
trabajar la carpintería. Me daban un dinerito, no muy suficiente, pero ya, por lo bién. Si estaba flojo y se cae el mineral, entonces, le poníamos sus postes y arriba
menos, salía algo para comer. Un sobrino que vive aquí, en Taxco, Efraín Men- le poníamos contra postes.
doza, me dijo que si no quería entrar a la mina. Le dije, “sí, me gustaría entrar a la Estuve como ayudante, después, me pasaron como oficial. Se llamaban adema-
mina. pero no sé qué medios se necesitan para entrar”. No se preocupe, me con- dores, pero, por lo regular, les decían paleros [risas]. Luego, decían, “te vas con el
testó, yo lo voy a llevar. Me lleva al sindicato minero, me anota con el secretario palero de ayudante”. Total, me enseñé a trabajar eso de la madera. Hubo un tiempo,
de organización y él me dijo “cuando haya pedido, te mando decir, aquí, con el que se necesitó hacer cambios a las guías del tiro Guerrero, donde pasa la calesa,
compañero”. Me cambié a la carpintería de los Estrada, vine a trabajar tres días: que transporta a la gente. Estuve, aproximadamente, un año y medio en puro turno
lunes, martes y miércoles. Cuando, me habla mi sobrino, “quiero que vayamos al de tercera. Esperábamos a que bajara la gente de tercera, que ya no hubiera mov-
sindicato, porque parece que hay pedido”. Entonces, el patrón me dio permiso. Y imiento en la calesa, para que el tiro nos quedara libre, para que ya no hubiera
de suerte, hubo el pedido. Al otro día, me mandaron a las oficinas de la minera, que interrupción de nada. Teníamos un equipo de seguridad, arriba de la calesa, midi-
estaban en El Fraile. Me mandaron a un examen médico y, por la gracia de dios, endo la madera de seis metros de largo y unos dos metros de ancho. A la calesa, le
pasé, salí bueno para trabajar. En aquel tiempo, había un licenciado en la empresa, poníamos una sombrilla de fierro, porque trabajábamos tres personas. Bajábamos
de apellido Arévalo, y me dijo: “Usted, va para adentro, usted salió bien”. En ese la madera en la calesa, quitábamos la guía vieja y colocábamos la nueva. Casi por
pedido, hicimos examen nueve personas y nada más entramos cinco. Los otros, lo regular, alcanzábamos a cambiar una, por turno. Porque, como a las tres de la
salieron enfermitos y no podían pasar a trabajar. A mí, me dio mucho gusto entrar mañana, teníamos que liberar la calesa. A esa hora, la gente ya empezaba a subir
a trabajar, desconociendo los trabajos de la mina. Desde luego, allá en mi pueblo, por la dinamita a los almacenes, para llevarla a dónde estaban las labores y no se
mi trabajo era muy diferente. les hiciera tarde, para disparar.
Me dijeron que había pasado y me mandaron a trabajar, en ese tiempo, en la Por ese lado, me gustó este trabajo. Después, fui ayudante de perforista, para
mina Guerrero. Así se nombraba, por aquí, por el Solar. La persona que nos rec- barrenar la roca. En ocasiones, me daban “ajustes”. Por ejemplo, si “te vas ajusta-
ibió, nos hizo como un paseo. Conocimos las minas de Jesús, El Pedregal y, por do”, y si yo ganaba veinticinco pesos y el perforista ganaba veintiocho pesos, me
último, la mina Guerrero. Nos enseñaron los lugares peligrosos, dónde estaban bar- ajustaban, al salario del perforista. A eso le llamaban “ajuste”, en la mina.

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Anduve trabajando de ayudante, en el tumbe de metal y en una ocasión, cuando En ese tiempo, salió una solicitud para ayudante de electricista y la hice. Los
se hace el tiro de la mina de Guerrero, se trabajó en dos fases. Uno se empezó desde del sindicato llevaron el documento a la minera. Ya habían pasado unos cuatro me-
superficie y el otro, desde el nivel cinco, hacia abajo. Éramos un equipo de seis per- ses, cuando mi jefe inmediato me dice: “Usted ya no va a bajar en la mina, usted se
sonas y nos decían “los tireros”. Del nivel cinco, para abajo, llegué hasta el nivel va al departamento eléctrico. Va a hacer sus pruebas, le deseo suerte”. Y me acordé
siete, colando el tiro, barrenando hacia abajo. Metíamos tres medidas de fierros, de que hice la solicitud, pero no me fijé que decía electricista automotriz. Yo pensaba
cuatro, de cinco y de ocho pies. Primero el de cuatro, luego el de cinco y, al final, que era la electricidad doméstica. Cuando llego, me dicen, “aquí es el taller auto-
el fierro más largo, con el barreno más profundo. Ese trabajo, también, me gustó, motriz, ¿cómo se nombra?” Contesté, pues fulano de tal. “¡Ah! Sí, aquí lo tengo
por el equipo que hicimos los seis mineros. en la lista. Usted va a hacer pruebas, como ayudante y su maestro va a ser ese
Todos llevábamos la categoría de perforistas, aunque uno fuera ayudante o señor”. Estuve de acuerdo, me dieron la bolsa de la herramienta. Ya para entonces,
rezagador. Todos íbamos con el ajuste de perforista. Allí, me gustó, porque no la minera había metido maquinaria diésel a la mina. Le digo a mi maestro, “pues,
estábamos esperando que, si a uno le tocó lejos la máquina, te dijera “tú tráete la a sus órdenes, aquí estoy”. Bajamos a la mina, a ver la maquinaria. Él era electri-
máquina”. No. El que estaba cerca, la agarraba y a barrenar. O sea, nos organiza- cista automotriz y, poco a poco, fui aprendiendo. Estuve un año, como ayudante
mos en el trabajo, para colar el tiro del Solar. Llegué hasta el nivel siete, porque de electricista de la maquinaria diésel. Al año, me dice el jefe: “Oye, ya veo que
me dieron mis vacaciones y, cuando regresé, los que iban de superficie ya estaban desempeñas el trabajo como electricista, veo que le echas ganas al trabajo. Aplica
comunicando a nivel cinco, también. Pero, cuando regreso de vacaciones, me di- para oficial”. Le dije, “me parece bien, sí”. Vengo al sindicato, hago la aplicación y
cen, “ya no vas a regresar al tiro”, porque la gente que venía de superficie, hacia no tardó. Luego, salió mi tarjeta tabulada como electricista de la maquinaria diésel.
abajo, ya se iba a pasar a mi labor. Y claro, yo andaba ajustado, no tenía la categoría Estuve un año de ayudante y, como oficial, estuve siete años. Ahí, es cuando
de perforista. me salgo de la mina. Porque, había que cargar unas cosas muy pesadas. Digamos,
Todos los trabajos que desempeñé en la mina, por la gracia de dios, me gus- las pilas de las máquinas diésel son de las grandotas, de 12 Volts. Hay que bajarlas
taron. No hubo ningún problema. a la mina y llevarlas a donde estaba la maquinaria, que se había quedado parada,
¿Qué hacía que el trabajo le gustara? por allá, por falta de corriente. O, a veces, la máquina pegaba con la testera, la roca.
El trabajo me gustaba porque, en mi pueblo, se ganaban cinco pesos diarios, Había veces que se quebraba la pila y la máquina ya no salía. Y ahí vamos nosotros,
desde que salía el sol, hasta que el sol entraba. En ese tiempo, aquí nos pagaban cargando la pila, con mi ayudante. A veces, en palanca o en el hombro. Llegábamos
veinticinco pesos al día. Para mí, ese era un dinero. Y me gustaba, porque el día allá, cambiábamos la pila, arrancábamos la máquina y la sacábamos. Para mí, ese
sábado, como dice el dicho “llueva, truene…”, la minera nos pagaba. Eso me daba trabajo, también me dio gusto desempeñarlo. Me decían los compas: “Oye, Inés,
gusto, porque ya tenía algo que llevar a mi casa, con mi familia. En ese tiempo, como que vemos que te interesa la maquinaria”. Les decía: “Me gusta el trabajo,
yo tenía dos hijos nada más, un niño y una niña. Me gustó, porque había solvencia me gusta hacerlo, porque ya lo conozco, ya lo sé hacer. No se me dificulta. Lo poco
para sobrevivir, para ir al mercado, a comprar y, ¿por qué no decirlo?, también, que aprendí, lo poco que me enseñó mi maestro, lo estoy echando a andar. Me
para juntarme con los amigos. Me empezó a gustar echarme una copa, una cerveza gusta”. Esos fueron los trabajos que tuve que desempeñar en la mina.
y, por ahí, convivir con los amigos. En una ocasión, faltó el calesero y toda la gente estaba en la orilla del tiro. No
Hay veces que decía: “Aquél ya lo tabularon de perforista, va a dar el remojo, bajaba la gente, porque no se presentaba la persona encargada. Estaba el mala-
porque su tarjeta ya salió y dice perforista”. Por ahí, nos íbamos a echarnos unas catero, el que usaba el malacate, pero el calesero no estaba. Y, por ahí, que dice
cervezas, a lo mejor, hasta una comida. Nos invitaba el que se tabulaba. Empezó uno: “¿quién será el que pueda hacer ese trabajo?” Y, se me ocurre decir, “ni que
a nacer el deseo de tomar. Porque, yo les quiero ser sincero. Allá, en mi pueblo, si fuera trabajo del otro mundo, todo se puede hacer”. Y que me dice, el jefe: “Usted
me emborraché unas dos veces, fue mucho. O sea, aquí, en Taxco, vine a probar va, entonces”. Sólo pude contestar, “yo no más estoy diciendo”. Y voy, pero sin
el licor. saber cómo se usaba. Nomás porque, cuando bajábamos, uno miraba. Tenía una
llavecita y ya le volteaba, para que diera la luz roja. Después, le regresaba a la luz

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blanca, para que la calesa bajara. Esos eran los señalamientos del calesero. Bueno, También fui ayudante de motoristas. Ellos se encargaban de sacar el metal, lo
pues, que voy y me dice otro compañero, “yo me voy con la gente, tú me la echas, descargaban rumbo a un lugar, que le nombran las tolvas. El empleado de confi-
yo la recibo allá abajo”. Ya, bajaba a la gente al nivel que iba. Total, estuve dos anza, el jefe, nos ordenaba marcar, para ver hasta donde llegó el metal. Me imagino
días ahí porque, creo que el calesero había ido al hospital y le dieron dos días de que, para saber las toneladas que salían. Por allá, salían a dejar el metal. En ese
incapacidad. tiempo, había un metal que salía muy rico, en plata. Cuando llegaban los camiones
Por la gracia de dios, en la mina, sólo tuve un accidente. Andando allá, como de volteo, llenaban dos o tres, y lo llevaban al Naranjo, para embarcarlos en el tren.
ayudante de electricista, estábamos cambiando las pilas, encima de la máquina, en Pero, iban resguardados con soldados del ejército.
un nivel dentro de la mina. Entonces, estaba yo conectando y me dice mi maestro, Fui ayudante de motorista. Había unos motores chicos de pila, esas se re-
“ya, ahorita acaba de conectar”. Apreté, le di las últimas vueltitas a la terminal de cargaban. El motor jalaba entre cinco y seis góndolas chicas. Otro motor, que le
la pila, y este amigo arranca la máquina. No se fijó que la máquina tenía reversa. decían “el trole”, trabajaba con corriente, como los tranvías de México, tenía su
Arranca y yo estaba pisando, en el filo de la base de la máquina, es delgadito el garrocha. Ese jalaba diez góndolas grandes, como de tonelada y media, cada una.
fierro. Arranca la máquina, me tambaleo y caí entre las piedras, me torcí un tobillo. También, fui ayudante de ese motor. En ocasiones, no muy seguido, cuando llegaba
Ese fue un accidente que tuve en la mina. Sí, con trabajos, me salió la bota. Se me a faltar el motorista, me echaba un ajuste de motorista, pero de los motores chicos
hinchó el pie, ya salí, fui al hospital, me curaron, vi a una persona que sabe sobar de pila. Desempeñé varios trabajos en la mina, me gustaron los trabajos. El último
huesos y me curó. En ese tiempo, estuve como unos quince días en las oficinas de fue como ayudante de electricista, mis últimos trabajos ya fueron como electricista
seguridad, haciendo limpieza, barriendo, mientras me componía bien del pie. de la maquinaria diésel, adentro de la mina.
En otra ocasión, para llegar al rebaje, había que bajar una escalera con lazo, ¿Algún trabajo que desempeñó le gustó más?
para llegarle al piso y de ahí, acomodar las dos escaleras. Llego con mi ayudante, Hasta la fecha, siempre fui de esta idea: cuando a uno lo mandan a un trabajo,
vemos una escalera que estaba colgando y le dije: “Mira, me voy a bajar para ver, como quiera que sea, lo tiene uno que desempeñar. Porque, es un trabajo, pues. Y
más o menos, hasta donde está la altura, para tantearle si va a llevar una escalera todos los trabajos que desempeñé, los hice con gusto, con bien. Pero, el que más
o añadimos dos”. Iba, como a los dos o tres barrotes de la escalera, y se troza me gustó fue el último que tuve de ayudante de electricista.
el lacito que tenía amarrado. Yo tampoco me fijé, como vi que estaba amarrado, Cuando fui ayudante de perforista, había unos rebajes, dentro de la mina, muy
pensé que estaba bien amarrado. Y me fui para abajo, con todo y escalera. De pura calientes. Pero, decían los jefes: “¿Quién quieren que venga a trabajar? Ni modo
suerte, la escalera cayó parada entre el metal y, poquito a poquito, se fue cayendo que, venga a trabajar una mujer. Ustedes, como hombres, tienen que trabajar”. No
por completo. No caí de golpe, pero sí sentí el trancazo. Total, le empecé a gritar es grosería lo que voy a decir, trabajábamos en puro short, por lo caliente. Uno
a mi ayudante: “¡Ve por un lazo al almacén!, ve lo que haces, pero tráete un lazo”. barrenando y otro compañero, con una manguerita, echándole agua en la cabeza.
Yo ya estaba hasta allá abajo. De pura suerte, mi lámpara resistió, no se apagó. Si El agüita, hasta salía calientita, también. En aquellos tiempos, nos daban unas pas-
no, la oscuridad de la mina… Total, mi ayudante hizo lo que pudo. Llegó, mandó tillitas de sal, bueno, compuestas. Nos decían, “tómense su pastilla, los que van a
el lazo, amarré la escalera, la volvimos a subir. Cositas de esas, pasaron en la mina. ese rebaje”. Porque, eran calientes, como no se imagina. Y, había unos rebajes, que
Otros problemitas, también de trabajo. A veces, venía uno del fondo del túnel no eran muy calientes, eran tranquilos.
hacia la salida y había personas que estaban trabajando, haciendo algunos cru- Ese tipo de trabajo, tuve que desempeñar en la mina. Gracias a dios, sigo
ceros, para hacer un rebaje nuevo y poner algunas tolvas nuevas. Disparaban y nos viviendo con mi esposa. Tuvimos seis hijos, me viven cinco. Una niña falleció de
agarraba la humareda de la disparada. Nos quitábamos las camisas y nos íbamos año y medio. Tres son casados, dos mujeres y mi hijo, el mayor.
agarrando de los rieles. Porque no se veía de la humareda y del polvo. Estábamos Les quiero decir, que yo no tuve estudio. En mi pueblo, me dediqué al trabajo.
con la camisa en la boca, agarrándonos de los rieles, caminando con la lamparita, Llegando aquí, a Taxco, presté mi servicio militar, en 1970. Ahí, nos enseñaron el
que apenitas se veía la luz roja. Eso es algo del sufrimiento del trabajo de minas. estudio, en el servicio militar.

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Después, me metí al Centro de Seguridad Social, a estudiar mi primaria. No la local de Acción Social y Economía. Fui suplente del propietario. En el sindicato,
terminé, porque metí una solicitud a la minera. Tuve apoyo de la maestra que nos nos guiamos por un estatuto, por un reglamento y por un contrato. Entonces, el
enseñaba, pues solicitó que me dejaran en el turno de primera, para que todas las estatuto lo aplicaban los del Consejo de Vigilancia y Justicia. Y, en ese tiempo,
tardes pudiera ir a estudiar. Pero, no aceptaron el escrito. Entonces, yo tenía uno de ese señor que yo era su suplente, parece que cometió una falta y el sindicato lo
los tres turnos, primera, segunda o tercera. Cuando me tocaba de segunda, no iba a castigó. Cuando lo castigan, me mandan traer. Me dicen: “A fulano, lo castigamos
estudiar, porque tenía que trabajar. por estas razones, queremos que usted se haga cargo”. Entonces, me hago cargo y
Para mí, que le eché ganas. Porque, a través de esa escuela, aprendí unas cu- de 1979 a 1981, estuve fungiendo como secretario de Cooperativas. ¿Cuál era mi
antas letras. Cuando menos, poner mi nombre. Después, hubo chance de estudiar desempeño, en ese entonces? Cuando entraba un pedido de dos, tres, cuatro o cinco
en la escuela para adultos. Tuve la dicha de estudiar mi primaria, en la escuela trabajadores, yo me encargaba de decirles, “quiero su acta de matrimonio, constan-
Cuauhtémoc, de Pedro Martín, y me dieron mi certificado de primaria. Después, cias de los hijos que tiene”. Luego, me iba a las oficinas de la mina, para tramitar
me nació y estudié la secundaria en Casa Janna. Ahí, había una escuela, por parte que se les diera la dotación, en la tienda del Pedregal. Ahí, estuve sirviendo tres
del Ayuntamiento. Fui a ver, si me daban chance. La maestra me dijo, “sí, usted es años, como directivo, en la cooperativa. También eso me ayudó, porque, en ese
bienvenido”. Le digo, “pero, ya estoy viejo”. Contestó, no, usted véngase. Había tiempo, andaba en el turno de día. En las tardes, saliendo de mi trabajo, pasaba yo
como tres señoras, ya grandes, y algunos jóvenes que no pudieron estudiar su se- a la casa, a dejar mi loncherita, o a comer algo. Y, luego, me tenía que venir al sin-
cundaria. Ahí, estudié y me dieron mi certificado de secundaria. Me dijeron, que, dicato, salíamos a las siete y media del sindicato. Eso era del diario. Yo trabajaba,
si quería estudiar la prepa, también había. Pero, como que ya sentí, que se me iba nomás me venía al sindicato por las tardes. O, cuando había que llevar esas actas,
a hacer difícil, un poquito difícil, por la atención de los hijos y el trabajo. Hay que le decía yo al secretario del Trabajo o al secretario General: “Mira, mañana, no sé
llevar algo para la casa, para los alimentos. si me des chance. Tengo que llevar unas boletas”. “Sí, cómo no”. Se metía un oficio
Yo quise que mis hijos estudiaran. Pero, definitivamente, no hubo la oportu- a la minera y me pagaban. Eran permisos pagados, pero eso no era del diario, sólo
nidad. Uno de mis hijos, el mayor, terminó su preparatoria y está trabajando en el cuando había pedidos y yo tenía que llevar esas actas a la minera.
Seguro Social. Está como empleado, en la tienda del Seguro. Otro, estudió el CB- ¿Qué era la dotación de tienda?
TIS, quedó como técnico de los que hacen análisis de laboratorio. Una de mis hijas, Si el matrimonio tenía un hijo, eran tres de familia, la dotación de tienda era:
la que sigue del mayor, estudió enfermería. Ella es enfermera, pero no ejerce, se seis cuartillos de maíz, un kilo de frijol, un cuarto o medio kilo de sal, medio kilo
casó y no ejerce. La que le sigue, estudió para secretaria, su título dice, “Secretaria de azúcar, café, arroz y manteca. Dicen que, en 1935, la minera convino con el
Ejecutiva”. También se casó y no ejerce. El otro estudió hasta segundo de prepa. sindicato, congelar los precios de entonces. La dotación nos andaba costando cerca
Ya iba a entrar a tercero y se chiveó, ya no quiso. Y ya después dije: “Bueno, yo de cuatro pesos, cuando mucho, cinco pesos, a la semana. El picante, el guajillo,
les dije que estudiaran. Por lo poquito o lo poco, yo les iba a echar la mano, pero lo vendían a precio del mercado. Supuestamente, no estaba contemplado en el
ya no quisieron”. Y mi hijo, el mayor me dijo: “No se preocupe. Usted nos dio la convenio. Pero, esa dotación nos ayudaba bastante, para tener el alimento en casa.
facilidad y no quisimos. Que no vayan a decir, mis hermanos, que no se les dio En aquel tiempo, los compañeros de los pueblitos, tenían muchas dificultades
oportunidad. Porque usted, con sus debilidades, nos echó la mano. Así que, usted para venir a trabajar en la mina. El sindicato hizo gestiones para que la minera
no se preocupe. Usted, por su parte, le echó ganas”. contratara camiones de transporte. Vivía Napoleón Gómez Sada, el líder nacional
También, le agradezco bastante a mi esposa, que me echó la mano cuando yo del gremio minero. Se consiguió esa prestación para los mineros de Huauaxtla, San
trabajaba. Nunca me dejó, sin darme mi lonche. Siempre me ponía mi lonche, aunque Juan Unión, Huixtac, San Pedro Chichila, y otros pueblos del rumbo. La inaugura-
sea con frijolitos, blanquillo con frijoles. Pero, ella me decía: “Órale, si ya te vas, ción de este servicio se hizo aquí, en el Solar. Vino el señor Napoleón, por aquí lo
aquí está tu lonche”. Por ese lado, sí me siento bien también, porque hubo ese apoyo. recibimos, se invitó una breve comida y los compañeros mineros de los ranchitos
Tuve la dicha o la suerte de que, trabajando ya en la mina, hubo cambio de quedaron contentos porque ya tuvieron para transportarse al trabajo. También por
mesa directiva del sindicato y, el 18 de abril de 1978, me nombraron secretario ese lado, tuve que prestar mi servicio, como directivo del sindicato.

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¿Hubo una actividad que menos le gustara? El día de hoy, le doy gracias a dios, que sigo con vida, con dificultades. Tuve
Lo que no me gustó fue barrenar en los chiflones verticales, hacia arriba. Pero, un problema de enfermedad, los médicos me dijeron, que era desgaste de columna,
había que entrarle. Cuando ya íbamos a una distancia de seis metros o más, nos por el trabajo. Me tuvieron que operar. Fue en el 85 o en el 86. Me operaron mi
poníamos unas tranquitas de madera, unos polines, y ahí sentábamos la máquina. columna, en Acapulco. Me dice, el médico que me operó: “Usted ya no va a poder
Ni para dónde, se haga uno. Te caía el agua, mientras estabas barrenando para ar- regresar a la mina, ¿qué tiempo tiene usted en la mina?” Yo le dije, que ya llevaba
riba, no había otra forma. Salía uno, como ratoncito mojado. Eso es lo que, a varios como diecisiete años. Me dijo que, con un documento que me dio, empezara a
compañeros, no nos gustaba. Unos, de ver que ya iban hacia arriba y no había gestionar mi pensión. Vine con la doctora de medicina del trabajo, en el Seguro y
modo de defenderse, se iban de incapacidad o se echaban la falta. Esa labor no me le entregué el documento.
gustaba. Me parece que, en el nivel once, sacaron un chiflón, que salió medio ten- En el sindicato, había un secretario de Previsión Social que se encargaba de
dido. Después, hicieron otro y, en ese chiflón, me tocó trabajar. Ese lo hicieron más gestionar eso. Platiqué con él, porque parece que no reunía los requisitos, para una
vertical, más derecho, para que la carga no tuviera que detenerse. En ese chiflón, pensión. Entonces, le dije a la doctora, que ya le había entregado el documento.
toda la carga bajaba solita, hasta el nivel once. Aquél, donde el médico que me operó decía que sí procedía mi pensión, por el
¿Cómo era la convivencia, entre los compañeros? problema de mi columna. Me dijo: “Pues, no sé dónde haya quedado el papel.
Como en todo, había unas personas que eran muy sociables con uno, cuando nos Se traspapeló y de momento no lo tengo”. Yo le dije que, si me recibía al día si-
juntábamos a la hora de la comida, a calentar los tacos. Había parrillas eléctricas guiente, a las doce, porque yo tenía una copia. Cuando le llevo la copia, me dice:
adentro de la mina, decía un compañero: “Si gustas, toma un taco de los míos, yo “¿Qué cree? Le dije que estaba traspapelado y ya lo encontré, ya encontré el papel.
voy a tomar un taco de los tuyos”. Nos compartíamos los tacos, lo que lleváramos. Quédese con su copia”. Como que me la hizo cansada. Como que no me quería dar
Otra es que, algunos empleados de confianza, como allá les decíamos: “No, la pensioncita.
tú eres capataz, no te portes así. Nosotros trabajamos”. Y, como que empezaba el En ese tiempo, yo tenía un poco de relaciones con el comité nacional, en Mé-
roce de discordia. Pero, pues, éramos compañeros y estábamos en un lugar dónde xico. Entonces, hice una visita al de Previsión Social, allá, y le comenté mi prob-
nos teníamos que ver adentro de la mina. No debíamos tener algún roce, porque no lema, le mostré mis documentos. Me dijo, no te preocupes. En ese momento, toma
sabíamos el momento en que íbamos a necesitar la ayuda de otra persona. el teléfono, le dice a su secretaria que lo comunicara al Seguro Social de Taxco. Y
Había un lugar, donde se encharcaba mucho el agua y eso perjudicaba. Era un sí, en el primer intento, contestó la doctora de medicina del trabajo o la directora.
lugar del nivel cuatro, que estaba como de la plazuela de San Juan a Loma Linda. Y ya le dijo: “Tengo un trabajador, que lo operaron de su columna, está así y así,
Algunas veces, tuve que ir a bombear esa agua y se siente la vibra de tercera. Me imposibilitado de trabajar y quiero que se le dé su pensión. Usted sabe doctora, que
iba yo solito, agarraba para el nivel, echaba a calentar mi bomba, trabajaba todo el las leyes que nos rigen en este país, hay veces que, buenos y sanos, no nos quieren
turno de tercera o de segunda. Está uno solito, sólo se oye que caen piedras, por ahí. dar trabajo en alguna empresa. Ahora, con esta deficiencia que tiene el trabajador,
Se oye que cae otra. Y la oscuridad. De tercera, yo así lo sentí. échele la mano con la pensión”. Así que, cuando regreso, me presento con la doc-
En el turno de tercera, como que se siente la soledad, en la mina. En el turno de tora que, se medio molestó, y lo que me dijo fue: “Mire, usted fue a su sindicato
día, pues, va más gente, se oye más gente. En el de segunda, igual. En el de tercera, a nivel nacional. ¿Para qué fue hasta allá? Aquí, nos hubiéramos arreglado”. Me
como que sí es más poca gente y, como que se siente el peso de la noche. Luego, mandó a una evaluación, en Acapulco. Me atendió un grupo de cinco médicos y
andando solo por allá, pues dios no lo quiera, se amuela tú lámpara. ¿A dónde le el médico que me operó estuvo ahí, y les dijo: “Yo no sé por qué no le han dado
jalo? Por más que sepas el camino, no es igual. su pensión, a este trabajador. El documento que mandé dice, muy claro, que este
¿Le llegó a pasar? señor tiene que recibir su pensión, por la situación en que está”. Se llevó a cabo el
No. En alguna ocasión, mi lámpara se descargó. Iba con un compañero y, a él, diálogo y se optó porque se me diera mi pensión. Ese documento, el acta, ellos se
sí le quedó su luz. Ya me fui con él. Cositas feas, que tuvieron que pasar. Gracias a la hicieron llegar a la doctora que, en esos tiempos, estaba de directora. Y así fue
dios, no tuve un accidente fuerte. como obtuve una pensioncita. Aunque sea poco, me dan una pensioncita.

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¿Le dijeron los médicos a qué se debió el problema de la columna? canal. El canal, lo ponía en vertical, cuando ya libraba el bote, para bajar. Cuando
Me dijeron que fue un desgaste de la columna, por el mismo trabajo. Me sali- llegaba, pasaba con un gancho que tenía en la viga, y lo agarraba con una cadena,
eron dos hernias discales y yo, con el fin de sacar el trabajo, cargaba muy pesado, que tenía abajo, y enganchaba el mismo bote. Pero, el canal ya estaba tapando el
en los hombros. tiro. Dicen que este muchacho, era un muchacho de Tehuilotepec, alcanzó a vaciar
Sí, cargar pesado. Subir las maderas, los rollos, esos que les nombran de ocho el bote. Pero, ya no alcanzó a librar el bote. Y ya no alcanzó a bajar el bote. Enton-
por ocho, transversales, también, cargados en el hombro. Esfuerzos que se tuvieron ces, el malacatero les mandó señales a los que estaban allá abajo, que la persona
que hacer. Pero, sí luché y lo logré, gracias a dios, lo logré. Ahorita, es lo que me no podía destrabar el bote. Todavía no terminaban de rezagar, levantar la carga.
ayuda, para sobrevivir, mi familia y yo. No es mucho, pero sí me ayuda. Entonces, estos amigos quisieron comunicarse con el malacatero. Pero no habían
¿Le tocó ver accidentes graves? bajado la escalera de seguridad, la dejaron arriba. Ellos tampoco se podían comu-
Dos accidentes, nada más. Había un motorista, un vecino de donde vivo, y yo nicar con él y, al tiempo de librar el bote, el muchacho se fue para el tiro. No sé
era su ayudante. Llevábamos tres góndolas, nada más, era un motor chico. Fuimos cómo le hizo este muchacho. Dicen que el chavo cayó, en el filo de la tina. Dicen
a sacar metal y me dice, “Inés, tú mueves el motor”. La puerta de la tolva era de que lo dividió, quedó una parte en la tina del bote y, la otra, afuera de la tina.
fierro grande, grueso, y tenía como un cincho. En ese cincho, metíamos el tubo y ¿Se partió?
hacíamos palanca para alzar la puerta y chorrear el metal. Entonces, el motorista se Sí, se partió. Y, como fue pegando en las vigas, para abajo, pues, ya cayó muer-
sube a llenar y yo me quedo a menear el motor. A la segunda góndola que se llenó, to. Dicen que, desde donde se vino, desde la calesa, fueron quitando pedacitos
se desclava la puerta y la carga chorreó. Tapó la góndola, el nivel también lo tapó. de cabello, de carne que pegaron en las vigas y lo juntaron todo en un trastecito.
El motorista gritaba y yo le decía: “¡No tengas miedo, no tengas miedo!” Después, Nosotros salíamos de tercera y él entró al turno de día. Nos alarmamos con ese
la carga dejó de chorrear. Él quedó al ladito de la madera, les decíamos periqueras accidente, dijimos, “quien esté a la mano de la escalera, aviéntela para abajo, por
a esas maderas, donde subíamos para abrir la puerta de la tolva. Ya que me subo, seguridad”.
sobre la carga, y le digo, “¿puede bajarse? ¿le ayudo a bajar o qué?” Me dice: ¿Siente orgullo de ser minero?
“Nada más es una pierna, me golpeó una pierna”. Me lo cargué y lo bajé al nivel, se Sí, claro. El orgullo de haber desempeñado esos trabajos y darle gracias al jefe,
agarraba su pie, y ya dijo, “nomás fue un golpecito”. Ya, le digo: “Ahora, vamos a también, que nos libró. Porque, hay mucho peligro en la mina. Bastantes peligros.
llevar esta góndola, la llena, y la otra la vamos a dejar ahí, para empezar a limpiar”. Y el orgullo de seguir viviendo, haber desempeñado esos trabajos, en la mina.
Porque, el nivel quedó tapado y se tenía que escombrar. Total, no acabábamos Fue el sustento de mi familia. Yo trabajo desde chico, cuando empecé ganando
nosotros, se acabó el turno. Después, fueron los de segunda a reforzar la puerta. ocho pesos al mes, cuidando chivas. Hasta ahorita, de vez en cuando, sigo cham-
Otro accidente, que me tocó ver. A un compañero se le amoló su pie, le cayó beando todavía.
una pegadura. Pero, accidentes de muerte, no me tocó ver. Nada más escuchábamos ¿Extraña el trabajo en la mina?
que se accidentó alguien y que, sí, perdió la vida. Bastante. En la actualidad, estoy en un grupo de pensionados y jubilados. Ten-
Ahí en el tiro del Solar, cuando estuvimos colando, me parece que nosotros emos reuniones el primer lunes de cada mes. Las hacemos, en el sindicato de min-
salimos de tercera, a las seis de la mañana, y entraron los de primera. No recuerdo eros.
muy bien, parece que así fue. Teníamos una escalera de seguridad. La escalera [Se frotaba las rodillas, durante la conversación]
se nombraba “escalera marina”, era una escalera con lazos de acero. Siempre la ¿También tiene problema en la rodilla?
echábamos, por alguna cosa que tuviéramos que salir. A veces, se iba la luz y nos Las dos rodillas. Me iban a operar, en octubre del año pasado [2018], y el mé-
hablaban por el radio, o por algún teléfono, y nos decían: “No hay luz, no hay dico me dijo: “No dude de mi capacidad para operarlo, pero como vamos a romper
calesa. Vénganse y agarren su tiempo para venirse caminando”. cicatriz de la primera operación, va a ser un poco difícil. Con poquito que me falle,
Y dicen, yo no lo vi, que bajaron los trabajadores y empezaron a rezagar. Un lo puedo dejar en una silla de ruedas, mejor le digo que se aguante sus dolencias,
muchacho se encargó de recibir el bote, hasta arriba, donde había una especie de con su medicamento”. Casi, casi, me quiso decir o así le entendí: los pocos días

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que va a vivir, pues, aguántese [risas]. Le digo: “Si usted me dice que no me opera,
pues, yo respeto su opinión y sigo con mi molestia”.
¿Por el trabajo?
Sí, por el trabajo. Ese médico que me operó me dijo: “cuídese, no cargue
pesado porque, si no, en diez años lo están volviendo a operar”. Y he tratado de
cuidarme lo más que se ha podido. Pero, hay veces, que hay que hacer un poquito
de esfuerzo. Y, ahí estamos, pues.
Por último, ¿algo que usted quiera decir a la gente de Taxco? Entre más miedo a la mina,
Mire, en la cuestión que están viviendo mis compañeros mineros. En una oc- la mina mata a uno, por miedoso
asión, tuve la oportunidad de platicar con un compañero, que fue mi ayudante de
electricista, en la mina, Miguel Martínez. Tuve la dicha de platicar, cuando lleva-
ban tres meses de huelga. Le dije: “Mira, entre ustedes, bajita la mano, elaboren
Ángel Soto Castañeda
unas peticiones. Obviamente, tener seguridad en la mina, esa es una clave. Sala-
rios, hagan su proyecto, tasen un salario, vean el escalafón, las categorías que hay. Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Formulen un pliego petitorio, analizado por ustedes y, si es posible, que lo analice Iván Torres y Francisco Pineda
el comité nacional, y se lo presentan a la minera. Porque, está fuente de trabajo en Taxco, Guerrero, el 24 de febrero de 2019.
está parada”.
El recurso que ganábamos los mineros, parte quedaba aquí, en Taxco, ese din-
ero se gastaba aquí. “Échale ganas”. Y es la única vez que platiqué con Miguel.
Esta fuente de trabajo hace falta aquí, en Taxco.
Ahora, para este 30 de julio de 2019, los compañeros mineros van a cumplir ¿Cuál es su nombre?
doce años en huelga. Pero, no sé los motivos, porque yo, definitivamente, estoy Ángel Soto Castañeda.
desintegrado desde que me salí. Hay veces que voy y los saludo. ¿Usted?
Sí me gustaría que se retomaran de nuevo los trabajos, con la petición que ellos Mi nombre es Rosa Sotelo, esposa de Ángel.
quisieran hacer. Pero, ya con las bases firmes. Posiblemente, para mí ya no va a ¿Dónde nació, cómo llegó a la mina?
haber trabajo. Pero, hay otra gente que lo necesita. A lo mejor, hijos o nietos de los Ángel Soto. Yo nací en Pachuca, Hidalgo, el 4 de marzo de 1956. Ahí crecí, ahí
compañeros, o alguna otra persona. El trabajo de la mina es algo pesado, pero es trabajé, desde como los diecisiete años de edad. Había una empresa que se llama
un trabajo que se tiene que desempeñar. San Juan Pachuca. Yo trabajé ahí, como doce años. Me salí y anduve trabajando
Ese es el mensaje que daría a los compañeros. Que le echen ganas y que, ojalá, por Durango, por Zacatecas, Aguascalientes y Sinaloa. A final de cuentas, vine a
se resuelva la huelga, para que el trabajo se pueda a reactivar, como antes. Taxco… Iba a decir, vine “a caer a Taxco”. [risas]
Muchas veces soñaba, que me iba a trabajar al Solar o que yo iba saliendo de Rosa Sotelo. Cayó de paracaidista. [risas]
trabajar. Soñé muchas veces. Me dio mucho, el trabajo de la mina. Y los trabajos Ángel Soto. Sí, vine a Taxco a trabajar y, pues, desde entonces, hasta ahorita.
que desempeñé, los hice con gusto, con amor, con cariño, pues. Ese mensaje daría Aquí, trabajé los años que dios me ha dado de vida. Pero, se me vino una enferme-
a los compañeros. Que le echen ganas. A ver qué medios hay, para que se resuelva dad, que se llama artritis reumatoide y me pensionaron. Ahorita, estoy pensionado.
la huelga y se le dé vida, otra vez, al trabajo de la mina. Más que nada eso. ¿Cómo se llamaron sus papás?
Muy bien, muchas gracias. Mi padre se llamó Juan Soto Fuentes, mi madre se llama María Guadalupe
A ustedes, también. Castañeda Godínez.

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¿En qué trabajaban? dos años. La más grande tiene treinta y siete. Dos están en Estados Unidos, las mu-
Pues, mire, no piense que es un retobe, una grosería, pero yo estaba muy chico jeres. Y los hombres, aquí. Uno trabaja en el lavado, el otro trabaja en una Combi
cuando mi padre falleció. En lo poco que me platica mi madre, parece que él era de servicio.
como de los que entregaban madera a los carpinteros. No sé cómo se le podrá Cuando usted entró a trabajar en la mina, ¿qué actividades le tocaba realizar?
llamar. Eso fue lo que ella me platicó. Y pues, mi madre, ella al hogar. Como era Ángel Soto. Como ayudante, a bajar material. Nosotros le llamamos así a las
debido, en aquellos años. cañuelas, Mexamon y pólvora, todo eso. Hasta donde se estaba trabajando. Estuve
¿Tuvo hermanos? trabajando de ayudante, como unos tres años.
Sí, tengo hermanos. Son tres hermanas y un hermano. Yo soy el primero, el Ya después, tuve que aprender a agarrar la máquina. Yo digo, gracias a dios,
más grande. pues, aprendí. Y ya fui perforista.
Entonces, ¿por eso empezó a trabajar joven? ¿Cómo aprendió a manejar la máquina?
Sí, empecé unos mesecillos. A lo mejor, como de unos quince años, en la con- Con el mismo perforista que yo andaba trabajando. Ahí me daba cuenta, agarré
strucción. Pero, duré muy poco, porque yo recuerdo que me pagaban como doce experiencia, viendo cómo trabajaban; viendo cómo se trazaba una barrenación para
pesos a la semana. Y, cuando entré a la mina, entré ganando cincuenta y nueve que saliera el metal, para que se disparara y saliera todo el metal, con esa disparada.
pesos a la semana. Cuando ya era perforista, me salí un rato de ese trabajo y me metí como
Después, todo el tiempo me la pasé de puro minero. Empecé en San Juan Pa- ayudante de ingeniero. Y, como daban oportunidad los ingenieros, los gerentes:
chuca y, de ahí, ya me salí a trabajar fuera. Empecé como ayudante de perforis- “Oiga, inge, ¿sabe qué?, quiero irme al tumbe”. Ahí, uno ganaba más. “¿Cuánto
ta que, en aquél entonces, se les llamaba “cocheros”. Cuando salí de ahí, pues, tiempo te quieres ir?” “No, pues, nada más un mes, dos meses…” “Ok”. Y, ya, le
aprendí a ser perforista. Entonces, ofrecieron más dinero a los perforistas y, por eso firmaban a uno su tarjeta y se iba uno. Ahí, le digo, trabajé doce años, los demás,
fue que, empecé a navegar, a salir fuera. como quien dice, los anduve vagando.
Y usted, ¿dónde nació? Pero, ¿también en minas?
Rosa Sotelo. Yo soy taxqueña [ríe]. Nací el 6 de mayo del 61. Mi papá fue En minas, puro trabajo en mina. Sólo en Sinaloa, trabajé en una termoeléctrica.
minero, se llama Ireneo Sotelo. Todavía vive, gracias a dios, tiene ochenta y seis No sé si se acuerden de cuando se inauguró presa de Sinaloa, no me acuerdo si fue
años. Trabajó treinta y cinco años en la mina. Nada más que tuvo un accidente, se Salinas o el de la Madrid. Allá estábamos, haciendo unas compuertas y de ahí me
cortó todo esto [señala el brazo], le cayó una pegadura, tendría cuarenta y cinco a vine a trabajar en Taxco.
cincuenta años. Sí, pero, gracias a dios, ahí lo tenemos. Nada más, hace falta mi ¿Quién le habló de Taxco o, por qué decidió venir a robarse la novia?
mamita. Pero a mi papá, todavía lo tenemos. Se fracturó, ya tiene hartos años. Rosa Sotelo. No. [ríe]
O sea, después de que se fracturó, ¿siguió trabajando, volvió a trabajar? Ángel Soto. Es que allá, en Pachuca, había unas personas que conocían ing-
Rosa Sotelo. Sí, volvió a trabajar. enieros, personas más mayores, que sabían que uno trabajaba en esa compañía de
Ángel Soto. Otro poco. Pero se le complicó, pues, y lo retiraron. San Juan Pachuca. Y decían: “Oye, Ángel, ¿no te animas a irte para Durango o
¿Se conocieron acá, en Taxco, ustedes? Zacatecas? Se va a ganar tanto, y pues de ahí, lo que quieras. Si puedes hacer dos
Ángel Soto. Sí, cuando llegué a Taxco, la conocí. disparadas, pues dos disparadas, y se paga por el avance”. “Ah, pues sí”. Ya no
Rosa Sotelo. Me robó. [risas] recuerdo bien los salarios, pero un ejemplo: si yo ganaba entonces mil quinientos a
Ángel Soto. Si me la hubiera robado, no estuviera aquí… la semana, en Pachuca, Hidalgo. Yo salía y ganaba unos cuatro o cinco mil pesos,
Rosa Sotelo. ¡Ah, no! Entonces yo me lo robé [risas]. Dije: “No, éste no se va, por semana, en Durango. En Coneto de Comonfort.
se queda conmigo”. [risas] ¿Cuánto tiempo estuvo brincando?
¿Y tienen hijos? A lo mejor, ocho meses. Teníamos un convenio, un proyecto que teníamos
Rosa Sotelo. Sí, cuatro. Ya están grandes, el más chico va a cumplir treinta y que hacer. A menos que, por alguna razón, bajaran los salarios. Llegaban otros y

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decían: “Pues, en tal parte, están ganando más”. Dejábamos eso y nos íbamos a De perforista, ¿qué era lo más difícil?
donde ganábamos más. Y así, sucesivamente, fui. Pues, solamente, cuando la piedra no se presta. Hay unas piedras, a las que
En Durango, estuve en dos partes, en Coneto de Comonfort y en Tayoltita. De se les llama “florita”. Entonces, cuando el fierro va a unos cincuenta centímetros,
Durango, llegué a Zacatecas; de ahí me salí también y fui a Aguascalientes, en la se tuerce, si uno no sabe controlar la máquina. Y hay que sacar la máquina, con
mina de Los Asientos. un maneral de fierro. Se mete y se saca el fierro, porque ya con la máquina, ya no
Y así fue, así fue mi vida. Andar de aquí pa’llá y de allá pa’cá, hasta que caí en funciona. Ese es un detalle del perforista, le cuesta a uno, igual que al ayudante.
Taxco. Vine, sí, pero estuve como unos tres meses y me fui, otra vez, pa’ Durango. Porque ahí, como somos dos, perforista y ayudante, pues, entre los dos tenemos
Agarré y regresé, otra vez. Ya la segunda vez, ya no me fui. Fue como por el no- que hacer la fuerza, para sacar la máquina.
venta y tres, noventa y cinco, ya no recuerdo exactamente. ¿Es común que hagan dos disparos en un mismo turno?
¿Por qué se regresó para acá? Cuando se presta sí, se hacen dos disparos y cuando no, pues nada más uno. A
No, pues, simplemente, porque nos encontramos ella y yo. Ya me quedé aquí, menos que andemos por contrato. Cuando salí afuera, y no estábamos sindicaliza-
en Taxco, desde que nos juntamos ella y yo. Pues, ya nunca salí. Y me enfermé. dos, iba a trabajar y a ganar dinero. Para ganar dinero: vamos a disparar, a ventilar
Pues, menos. para que salga el gas. Luego, hay que entrar a regar con mucha agua, para matar
¿A qué edad se casaron? el gas, el polvo. Amacizar, si es frente, si es contrapozo, así se le nombra a los que
Ángel Soto. Pues yo, como a los veinte años. van pa’ arriba. Y ya que esté bien amacizado, otra vez, a barrenar.
Rosa Sotelo. Yo, como a los quince. Estaba bien pollita. [risas] ¿Nos podría relatar un día de su trabajo?
¿Entró, a través del sindicato? Aquí, en Taxco, como andaba de contrato, yo entraba a las seis de la mañana.
Ángel Soto. Sí. Cuando entré a trabajar, fui sindicalizado desde Pachuca. Pero, Venía de su pobre casa de ustedes a las cinco y media de la mañana. Pero, tenía-
cuando salí, ya no intervenía en el sindicato. Durango, Zacatecas, Aguascalientes, mos un campamento en Capilintla, rumbo a Iguala. Ahí teníamos comedor, ahí nos
en todas esas partes, ya no fui sindicalizado. Se puede decir que, éramos eventu- daban comida y hospedaje. Pero, pues, como yo vivía aquí, salía de mi casa a las
ales, ya no teníamos un sindicato. cinco y media. En el campamento, teníamos la ropa para cambiarse y teníamos
¿Siempre fue perforista? camioneta, para que nos fuera a dejar a la compañía.
Sí, siempre. Pero, agarré un poco el Scooptram, pero no agarré mucha expe- ¿Cómo era la jornada de trabajo?
riencia. Me gustó, pero se me hacía mejor la máquina perforadora. Se me hacía Tenía uno que fijarse, en el área, si estaba amacizado. Si no, había que amacizar
mejor andar de perforista. Porque de perforista, si yo hacía dos disparadas, en un y ver si había tubería de agua o de aire. A veces, teníamos que poner tubería, poner
turno, pues, sacaba más dinero. En el Scooptram, también era bien pagado. Se un tramo de tubería o los que se necesitaran. Pero eran uno o dos tramos, ya fuera
dispara, rezaga el scooptranero y otra vez. Yo agarro y me meto a hacer otra dis- de aire o para agua. Y empezábamos a acarrear las mangueras, la máquina, armar.
parada, entonces, era más dinero el que yo sacaba. Pagaban por cada metro cúbico. Y a darle.
Y, ¿cómo se pagaba en el Scooptram? ¿Cuánto tiempo se tardaba usted en perforar un frente, en hacer los barrenos?
No tengo mucha sabiduría en cómo le pagaban al scooptranero. Pero, lo que Vamos a decir que, empezáramos a las diez de la mañana. Como para las doce
platicaban los compañeros es que, les pagaban por cucharones. Vamos a decir, de y media, una, ya estaba. A esa hora, ya se retiraba el equipo. Hay un fierro, donde
una disparada salían treinta cucharones. Pues, era un buen billete. Y si, se disparaba tenía uno que sopletear para sacarle el agua a los barrenos, para que quedaran
otra vez, ya eran sesenta cucharones y les pagaban más. limpios; preparar los bombillos, meter cañuelas, llenarlos de Mexamon, encadenar
Aquí, en Taxco, ¿en qué mina estuvo trabajando? con la termelita, alambre, y a tronar.
En el Solar, desde que llegué, nomás en el puro Solar. Yo trabajaba en el nivel Es un alambre que, lo enciende y corre la lumbre hacia las cañuelas. Haga de
siete. cuenta que, aquí está encadenado. Usted le prende y va distribuyendo la lumbre en
los barrenos. Primero, se hace una cuña en el medio y, sobre de eso, tiene uno que

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darles el tiempo para que los barrenos no vayan a romper las cañuelas y para que switch, para que se calentaran las parrillas y ya se ponían los tacos o lo que llevara
vayan tronando parejos. uno. Todos juntos, ya fuera que uno se comiera su propia comida o nos repartía-
¿Fue complicado aprender todo eso, calcular los tiempos de las explosiones? mos: “cómete uno de estos o come de estos”. “Sí, pues, órale, gracias. Tú también,
Pues, sí. Hay que poner atención en cómo hacer las cosas. Por ejemplo, yo voy come de lo mío”.
de perforista, usted es mi ayudante, entonces, yo encadeno y si usted no tiene nunca De mi parte, casi la mayoría del tiempo, me llevaba bien. Pero, ya ve que, como
interés en eso, pues, no se da cuenta. El día que a usted le digan: “Oye, ¿sabes en- dice el dicho: uno no es monedita de oro, para caerle bien a toda la gente. Algunos
cadenar?” “No, pues no sé”. Tiene su genio, uno debe de saber todo eso. No nada nos podían maltratar o algo. Pero, pues, yo no tuve problemas. Donde quiera que
más es de decir, yo soy perforista, y esto y aquello. ¡No! Tiene uno que saber todas fui, y que dios me dio licencia, siempre trabajamos ordenadamente.
las cosas, como son. ¿Nunca tuvo maltratos de los jefes, de los ingenieros o de gente así de la
En las minas donde trabajó, ¿el trabajo era diferente? compañía?
Sí, porque, en cada mina, el metal es diferente. Hay veces que es un bronce Yo no tuve maltratos de los jefes. Si me decían, “¿sabes qué Ángel?, se va a
muy pesado. Entonces, se tapa mucho el fierro, porque está muy blandito y sufre hacer esto, me urge esto, quiero que lo hagas”. “Ah, ok”. Y, pues, a veces fallaban
uno al máximo. Así que uno debe saber controlar la máquina. Pues sí, todo tiene su las disparadas. Pero, así, que me dijeran: “Oye, no. ¿Qué pasó?, te falló la dis-
historia, cómo debe de hacerle uno, para saber hacer todo eso. parada, no… No encadenaste bien”, o “no sacaste bien el agua de los barrenos”.
¿Dónde batallaba más, para hacer el barreno? Pero no, nunca me trataron mal.
Aquí, un poco. En Durango, un poco más. En Durango, había partes que nada Pero con otra persona, ¿supo que hubiera maltratos?
más aguantaba cinco minutos de estar trabajando. Porque había un calor, pero Pues, maltratos así feos, no. Pero, sí veía yo que, a veces, los regañaban. Que
fuertísimo. Aunque estuviera ventilado, no aguantaba más de cinco minutos. no hacían lo que les mandaban y eso. Pero, pues yo digo que, a la mejor, tenían
Ahí era túnel, no era un nivel. Muchísimo calor, que no aguantaba uno. Eso es sus razones. Porque, digo, si yo estoy pagando, estoy en una empresa de ingeniero,
lo difícil, porque, en una disparada, se hacía uno todo el día. ¿Qué se podía hacer? de encargado, mando a la gente: “tienes que hacer esto”. Y, si no lo hace, pues,
Daba uno, dos tres barrenos y se salía a respirar. Desde el frente a la entrada de la llamarle un poco la atención: “Oye, pues, ¿por qué no lo hiciste? Te voy a reportar
mina, eran como cuarenta minutos. Entraba uno, otra vez. Y, haga de cuenta que, con los ingenieros”, algo así, por el estilo. Fue leve, en lo que yo me acuerdo, en lo
trabajaba uno doce horas. que yo vi. No fue de mucha gravedad, fue una cosa sencilla.
Una vez que ya tenía los barrenos hechos, ¿qué seguía? Y, ¿dónde tenían baño, adentro de la mina?
Pues a cargar, a meter pólvora para disparar. Nos alejábamos. Haga de cuenta No, adentro de la mina no había baño. Había unos como botes, que les nombra-
que, de aquí al zócalo, todavía se sentía el disparo. Ya no mucho, pero, para evitar ban “caballo”. Pero no, baños no había.
consecuencias, pues, más retirado, y no era recto. Usted barrenaba y una vuelta le Son unos botes parecidos a la taza del baño, pero en lugares ocultos. Cómo le
defendía mucho. Le defendía, hasta para que el zumbido no le molestara mucho dijera, pues. Se barrenaban unas partecillas y ahí se ponían esas cosas, para las
en los oídos. necesidades. Había gente que se dedicaban a eso, a sacar esos botes. Me parece que
Y, ¿dónde comían? entraban a las tres, cuatro de la mañana, para hacer ese servicio. Para que, cuando
Ahí teníamos comedor. En Durango, el comedor estaba afuera. Aquí, en Taxco, uno bajara, ya no tenían que llevar esas cosas.
yo iba a comer a la casa. ¿A qué hora terminaba su turno de trabajo?
¿No comía entre la jornada? Aquí, era de seis y media o siete, a tres y media de la tarde.
No, solamente los que venían de fuera, pues ahí tenían su comedor. ¿Alguna vez coincidió con su suegro en la mina, trabajaron juntos?
Rosa Sotelo. Pero, él te pregunta si llevabas lonche, para comer abajo. Sí, ahí le No, cuando él trabajaba yo todavía no trabajaba aquí, en esta mina.
ponía sus tacos, tortas, o lo que fuera.
Ángel Soto. Ah, sí, eso sí. Ahí, hay parrillas de corriente. Bajaba o subía uno el

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¿Cómo era la relación con su suegro? Porque, entonces, usted siempre es- Por el golpe, la parte inferior del cuerpo se fue para arriba. Eso fue lo que yo vi.
tuvo en familia de mineros, ¿verdad? ¿Platicaban de la mina y tenían amigos en Pero afuera, ya cuando los estaban sacando en la otra calesa.
común? Y, ¿le impresionó?
¡Ah, sí! Con mi suegro sí platicábamos, pero ya que no trabajábamos. Iba yo Ah, pues yo sentí bien feo. Ya no recuerdo, pero ese día ya ni llegué a trabajar,
a su casa y platicábamos. Nos acordábamos, que mira esto y que aquello. Incluso, mejor me regresé. Algunos nos regresamos por la mala impresión
a veces, anda uno en la calle y saben que uno es familiar. “Oye, ¿cómo está tu ¿Había conocidos de usted, amigos cercanos entre los muertos?
suegro? Y ya, llegaba a su casa, “oiga, lo mandó saludar tal, dice que se llama así”. Sí, sí, había. Había unos que nos llevábamos bien, echar relajo y todo eso. Pero,
“Ah, sí, fue mi ayudante” o, “fue mi compañero”, y así. Mi suegro fue destajista, o pues, sí se siente feo, se siente. Eso fue lo primero y lo último, ya para adelante,
sea, él tenía su cuadrilla que mandaba. jamás. Aquí, en Taxco, nada más lo que les platico del que le cayó la pegadura y
¿Cuál era el trabajo de un destajista? se mató.
El trabajo de un destajista es, pues, nomás ir a revisar que estuviera bien ama- Me estoy acordando que, a mí, me cayó una pegadura, allá en mi tierra, en
cizado, que la obra no estuviera en malas condiciones y darle instrucciones a su Pachuca, Hidalgo. En aquellos años, yo andaba de ayudante de ingeniero. Cuando
gente. Su equipo era de unas quince personas. El destajista se dedica a mandar su nos toca, pues, aunque nos quitemos, nos toca. Quiero que sepan de la creencia
gente, a trabajar donde hay tumbe. Pero, un encargado no dirige los tumbes, nada de que avisa. Porque usted se mete y están cayendo palomitas [piedritas, polvito].
más al puro personal. Vamos, usted es el destajista y yo soy el encargado. Usted Quiere decir: “¡Sálgase, sálgase!” Y, cuando se sale, nomás se oye el aire. Zas, ¡ya
tiene un grado más arriba que yo. cayó la pegadura! Avisa. Entonces, estaba yo midiendo y cayeron unas palomitas.
Usted nos comenta era trabajador eventual, que no eran sindicalizados. ¿En Como allá se usan botas de hule, me las puse, porque se le meten las piedras.
algún momento entró al sindicato, aquí en Taxco? Me las puse y “¡órale, vas para afuera!”. Estaba una pala de aire, con las que se
No, siempre fui eventual. levantaba la carga, la rezaga, entonces dice el ingeniero: “Mira, Ángel, échales la
¿A usted le tocó vivir accidentes, dentro de la mina? mano para sacar la pala, a empujarla”. Y dije: “órale, pues”. Y, ¿quién iba a pen-
Ah, una vez, a mí me cayó una pegadura en el brazo y me raspó y sí me salió sar? Cuando sale el ingeniero, cae la pegadura y me tapa. Yo, nomás, medio me
sangre, salí para afuera. Me tocaba de tercera, entonces, yo salí un día sábado, acuerdo que gritaba como chivo [risas]. Y, sí me destaparon, con la gracia de dios,
como a las cuatro de la mañana. Entró el turno de primera y, cuando iban a bar- me destaparon. Quedé enterrado, pero con la gracia de dios, fue un metal flojo, no
renar, le cayó una pegadura a un compañero y se mató. Yo supe, porque me dijeron fueron piedras macizas. Luego, me llevaron para afuera.
los demás. Le han de haber caído como entre tres y cuatro toneladas. Cuando me pasó eso, yo sí regresé a la mina. Me decía mi familia: “Mira, ya
Fue la misma pegadura, ajá, era la misma. Es que, era un área dónde está bien no regreses, ya fue un aviso para buscar otro trabajo”. Yo dije: “No, pero ¿cómo?”.
blandito y la máquina hace mucha vibración. Suerte es que, dios cuida a uno. Al Entonces, pues, otra vez fui y a trabajar. Con un escandalito que oía, yo que caía, se
que le toca, le toca, y al que no pues… Si me hubiera tocado a mí, ya no estuviera me enchinaba el cuerpo y, después, empecé a reaccionar. Dije: no, ¿por qué voy a
diciéndoles [ríe]. Así fue, le digo. Pero, que yo hubiera visto, pues no. tener miedo? Si me va a tocar esto, pues me va a tocar, pero no voy a tener miedo.
En mi tierra sí, en Pachuca sí, cuando se reventó el cable de la calesa. Había Y no lo van a creer, santo remedio que fue. Y aquí estoy, no tuve miedo. Ya cae
un malacate, así se le nombra “el malacate”, dónde sube y baja la gente en otro algo y yo, como si nada, andaba trabajando y, gracias a dios, todo en orden. Tuve
nivel. El malacatero está arriba, en una como cabaña. El cable es de acero. En que agarrarme a la idea de que no tuviera miedo. Porque, entre más miedo le tenga
aquel entonces, ya les habían dicho a los ingenieros, que esa cuerda ya andaba uno a la mina, la mina, pues, sí mata a uno, por miedoso. No sé cómo se le nombre.
muy desgastada. No hacían caso y llegó la mala suerte de que se rompió y se fue Pero, así son las cosas.
hasta abajo, hasta el fondo. Eran veintiún trabajadores los que venían. Y de ellos, ¿Es común que, cuando avise, la gente se salga?
nada más vivió uno. Y cuándo yo iba a entrar de segunda, pues, como dios me está No. Precisamente, si avisa lo que usted debe hacer, hay que amacizar bien, para
oyendo, yo veía todo eso, los traían cargando, se les subió esto [señala el cuerpo]. que quede todo macizo arriba. Le pega bien fuerte y ya está bien macizote, ya no
hay peligro.

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¿Usan una cuña y una barra para empujar la cuña o qué? Quería ir. Pero, pues, anda un poco delicado de sus rodillas, porque se le acabó el
No, nomás así se le nombra, una barra cuña, es larga como de metro y medio, cartílago. Luego, tiene artritis reumatoide. Le digo: “¿Qué vas ir a hacer allá? Si en
acaso dos. Tiene una palita, si hay unas piedras que están como en hueco, la mete, las minas está todo mojado, todo húmedo, eso te hace daño”. Y no sé fue. Incluso,
le hace palanca y va para abajo. luego me dice, “me quiero ir por allá”. Le digo, “no, ¿a qué te vas a ir por allá?”
Y corre el riesgo de caerle encima, ¿o no? Esto de las rodillas, ¿fue por el trabajo?
Si no la amaciza, pues sí. La vibración de la máquina es fuerte. Ya que está bien Rosa Sotelo. Yo digo que sí, de la frialdad. Porque, luego, ahí adentro de la
amacizado, pues ya no hay peligro, pero hay que amacizar bien. Si la pegadura o mina, me contaba él que estaba bien fuerte el calor. Agarraban las mangueras de
piedra está algo floja, quitarla bien, buscarle todo, escarbar todo alrededor, hasta agua y los rociaban, para que no se deshidrataran. Y las botas bien mojadas. Yo
que caiga. digo que, de ahí viene eso. Y de cargar pesado, yo digo que todo eso.
Ahí, agarra uno muchas experiencias. Fíjense, no sé cómo lo entiendan o cómo Ángel Soto. Fueron complicaciones de cargar pesado. Me gustó el deporte, el
lo analicen, a veces, con la luz usted baja unas pegaduras. Increíble, pero es cierto, físico culturismo, de chavo me echaba mucho peso en la pierna, bueno en todo. Los
eh. A veces, hacían así. “Mira, aquí se va a caer”. Se quita uno la lámpara y ffh médicos eso es lo que me dicen, que por cargar mucho y no cuidarme. Ahí, en la
[silba], va para abajo la pegadura. Van a decir, éste es bien hablador. Pero, eso es lo mina, desde que empiezas a trabajar, bien mojado. Sales de trabajar, bien mojado.
que me ha pasado. La lámpara sí aluza, porque son lámparas de buena capacidad, Dejas tu ropa afuera, y mañana entras a las cinco y media. Si se medio secó, bien.
luz blanca. Sólo que, hay veces, que a unas ya no les sirve la batería. La reporta Y si no, así te la pones. Ahí se te seca, en tu cuerpo, y órale.
uno, con el lamparero de afuera: “¿Sabes qué? Esta lámpara me dura unas dos, tres Está uno joven y no piensa uno. Yo digo que está bien, porque si pensara uno,
horas y ya no”. Te dice: “Ah, ok, ten llévate ésta, está buena”, y le cambian a otra quién sabe si se acabara uno. Como ahorita que pienso mucho, me estoy acabando.
lámpara. Normalmente, la batería dura, a lo mejor, unas quince horas. Alumbra, a Le digo a mi esposa, estoy pensando esto, pensando lo otro y yo siento que me
lo mejor, entre doscientos y trescientos metros. estoy acabe y acabe.
¿Extraña trabajar en la mina? Y ¿qué piensa?
Sí. Ángel Soto. ¡Uy, qué no pienso, dirá usté! [risas]. Pues, sí, pienso en qué padre
¿Qué es lo que extraña? era que yo trabajaba antes en la mina, ganaba mi buen dinero. Si quería divertirme
Todo, todo: mi economía, la amistad con los amigos o con los compañeros. un rato, un rato me iba a echar una copa, tenía dinero. Y no me quejo de la voluntad
Todo, porque para mí, desde que yo entré a la mina, en mi tierra, fue bonito. Gra- de dios. Pero, no es igual como antes. Hay veces que no alcanza. Las mujeres, ya
cias a dios, tuve de la mina y tengo de la mina. No estoy presumiendo, sino que, saben ustedes cómo son. Quieren, siempre, esto y aquello. No me alcanza.
simplemente, yo estaba bien económicamente, gané bien. Y si no ganaba bien en Rosa Sotelo. Ni modo. ¿Quería mujer o no? [risas] Tiene que dar para el gasto,
esta compañía, me iba a otra, ganaba más, y así sucesivamente. Me gustaba es- tiene que dar para todo.
cuchar: “Está mejor allá, hay más ventilación, está menos mojada la mina, está Ángel Soto. “Aguántame”, le digo, “a lo mejor, nomás de repente voy a trabajar
seca, está más padre”. Eso extraño. Los tiempos pasan y no todo el tiempo va a y voy a tener dinero”. Y me contesta: “Ya voy a estar bien viejita, vísteme ahorita
ser uno igual, joven, tener las mismas actividades o la misma fuerza. Porque, hay que todavía estoy joven”.
máquinas, que la pura máquina le pesa setenta kilos. La perforadora, más la pierna, Rosa Sotelo. Pues sí. Ya que esté bien chicharrita, ¿ya para qué? Ahorita, que
así le nombramos dónde va inclinada la máquina. La pierna ha de pesar quince o estoy más o menos joven todavía.
veinte kilos. ¿Se imagina? Ya después, fueron trayendo máquinas más grandes. Y usted, Rosa, ¿qué cosas le impresionan de lo que le ha contado? Ahora, que
Y usted, ¿no le dijo, ya salte de la mina, estás en riesgo? está así, pensando, pensando y dándole vueltas.
Rosa Sotelo. Sí. Sí le dije que se saliera de la mina. Incluso, ya estaba que se Rosa Sotelo. No, pues yo luego le digo: “¿Y qué ganas con estar pensando?,
quería ir a la mina de Mezcala. Estaba que ya se iba y que ya se iba. Sólo le dije: ¿qué ganas con estarte mortificando de que no tengo para esto? Pues, si no hay.
“Ándale pues, vete. Pero, ya no vas a estar conmigo”. Y ya no se fue, se quedó.

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¿Qué quieres hacer? Tampoco te voy a estar obligando. Y si no hay para lo que tú Como les digo, para mí sí fue una cosa bonita, trabajar en la minería. Es una
quieres, pues aguántate. Si yo me aguanto, tú también te debes aguantar”. Luego, cosa tan bonita, tiene uno muchos amigos, estoy hablando de mi tierra, de lo más
me dice: “es que mira, viene lo del agua, lo de la luz”. Y yo le digo, “todavía no padre, mucho compañerismo, mucho relajo, convivencia. De todo y todo sano,
llegan, pero espérate vamos a ver”. bien padre. Digo, qué padre que volviera uno a lo mismo, desgraciadamente, ya
Ni modo que le diga “vete a robar, para que yo tenga lo que quiero”. Yo me no se puede.
aguanto a lo que él me da. No lo voy a estar presionando. Él lo sabe, que yo no lo Rosa Sotelo. Él está que, quiere trabajar otra vez en la mina. Pero, le digo:
presiono. Si lo tengo bien, si no lo tengo, pues ni modo. “Mira, no, porque, si ya dios te dio licencia de salir con bien, ya no regreses. Así es
¿Hubo alguna actitud mala de los trabajadores, hacia usted, que venía de otro que, mejor quédate”. Como está pensionado del Seguro, le digo: “¿A qué vas a ir,
estado? si ya dios te dio eso?” Como que entiende un poquito. Sí, porque un tiempo se fue a
Ángel Soto. Un poco de envidias al principio porque, supuestamente, “no, pues Sinaloa. Y me dejó, me mandaba dinero. Pero, yo le decía: “Pues, ya vente, porque
ya vienen otros que nos van a sobajar, o nos van a quitar nuestro trabajo, nuestra yo me siento triste de estar aquí sola”. No estaba sola, estaba con los chamacos. No
mina”. Fue poco, así, que nos veían con malos ojos. es lo mismo, que él esté por allá y yo acá sola, con todo el cargo de los chamacos.
Aquí, en Taxco, como llegamos de varios lugares, a mí no. A veces, sí. Los de Me mandaba el dinero. Pero nomás duró, creo, como un mes y ¡qué se viene!
aquí de Taxco nos pusieron Los Petuzos, supuestamente, petuzos. Ángel Soto. Es que, dice que se quedó con el pendiente. [risas]
Rosa Sotelo. [susurra] Petucito. [ríen] Rosa Sotelo. ¡Me quedé con el pendiente! Que, si me hubiera quedado con el
¿Qué quiere decir? pendiente, ¡no lo hubiera estado mandando traer! [risas] ¿Verdad? ¿Para qué lo
Ángel Soto. Pues, fíjese que no sé. mandaba traer? ¿Cómo ven? ¡Pues me quedaba con el pendiente y ya! Ya nomás
Rosa Sotelo. Ajá, los tuzos de Pachuca. recibiría el dinero. [risas]
Ángel Soto. Sí, a veces, se oían los rumores. Pero, ya de poco a poco, se fuer- Ángel Soto. Pues, yo nomás dije con el pendiente. [risas]
on aclimatando. Porque veían que nosotros trabajábamos al cien por ciento. Y se Don Ángel, ¿está usted orgulloso de ser minero?
decía, “los mineros de aquí se la llevan poco a poco”. Entonces, nosotros les decía- Sí
mos: “¡Échale ganas!, porque a eso venimos”. Y… ¿Qué es lo que le da orgullo de ser minero?
Rosa Sotelo. Como un tucito, a puro rascar. Como le dije, al principio, y le acabo de decir: todo. Bueno, para mí, que fui
¿Usted dice que petuzo viene de tuzo? minero, fue una cosa grandiosa. De ahí tuve dinero, tuve todo. Y, hasta la fecha, de
Rosa Sotelo. ¿no? la mina tengo lo que tengo. Varios compañeros maldicen a la mina: la mina quién
Ángel Soto. Pues, yo no sé, pero así nos pusieron. Y ya después, no digamos sabe qué, la mina quién sabe cuánto, me lastimé esto. Pues, se lastimaron quién
todos, pero la mayor parte nos hablaba, “¿qué pasó?”, y nos saludábamos. sabe por qué, pero maldicen a la mina. Yo digo, no, ¿por qué tengo que maldecirla,
¿Se hizo usted compadre de compañeros de la mina? si de ahí comí? Dios me dio licencia de tener fuerza y trabajar y me dio licencia de
Ángel Soto. Nomás un compadre, que hasta la fecha sigue trabajando. Está aprender algo. No le voy a decir lo máximo. Pero, pues, al menos para defenderme.
joven él, tiene cuarenta y siete años. Sí, nos hicimos compadres de una mocosita, Pues, yo sí estoy orgulloso de que fui minero. Porque ya no lo soy, ¿o todavía sigo
de la más grande, ajá. No me acuerdo, ¿primera comunión? siendo? ¿ya no?
Rosa Sotelo. No, no, de cuando salió de la secundaria. Rosa Sotelo. Luego, me preguntan: “¿Y tú marido, en qué trabajó?” “Pues, mi
¿Tiene contacto con más compañeros mineros? esposo es minero”. Yo digo, “es minero”. No digo, “fue minero”. Porque todavía
Ángel Soto. Sí, nos hablamos, incluso los de aquí de Taxco, los que están en vive. Cuando ya no viva, pues, diré “fue minero”. Pero ahorita, gracias a dios,
huelga nos conocimos y me saludan: “Ángel, ¿qué pasó, qué tal, cómo estás?, ai todavía está aquí con nosotros.
échale ganas”. No todos.

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¿A qué edad lo pensionaron?
Ángel Soto. Por el 99 o 2000, no recuerdo muy bien, cualquiera de esos dos
años. Tengo sesenta y dos años ahorita ¿Cuántos años tendría, cuando me pen-
sioné? Pues, deben ser como cuarenta y dos.
Rosa Sotelo. Lo pensionaron por la artritis reumatoide. Y ahorita, estamos, en
que lo querían operar de las rodillas.
Ángel Soto. Hay veces, que el problema de la rodilla se va agravando y, después,
son dolores bien feos. Luego, apenas, estos dedos se me desguanzaron para abajo. El gobernador nos dijo:
Allá, en Acapulco, el traumatólogo me dijo: “Sí. Ya eres candidato para la op- esto se arregla, pero cámbiense a la CTM
eración”.
Ajá, le digo: “Oiga, doc, ¿y sí quedo bien?” “Oye, amigo”, dice, “rompe un
vaso y pégalo”. Pues, ¿qué me dio a entender? Rompe un vaso y pégalo ¿te va a
Álvaro García González
quedar igual?
Mejor que roto. Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Rosa Sotelo. Es para ponerle prótesis. Iván Torres y Francisco Pineda,
Ángel Soto. Pues, me dicen unos: pues, opérate que fulano de tal andaba bien en Taxco, Guerrero, el 25 de abril de 2019.
mal y se operó. Anda bien. Me dice otro, fíjate que fulano de tal, “andaba más o
menos, se operó y ahora anda con muletas, cabrón” ¡Uta! ¿a quién le hago caso?
Digo, pues mejor, así me quedo.
¿Algo que usted quiera agregar, o usted?
Ángel Soto. Les agradezco y, ojalá, sirva de algo lo que les platiqué. Sería todo ¿El nombre de usted?
lo que tengo, por el momento. Mi nombre es Álvaro García González. Nací aquí, en Taxco, el 4 de diciembre
Rosa Sotelo. Pues igual, lo mismo también. de 1953. Pertenezco a la sección 17 del Sindicato de Mineros. Ahorita, estoy como
Ángel Soto. Espero que no sea la última vez. secretario del Consejo de Vigilancia y Justicia.
¿Quiénes fueron sus padres?
Ellos fueron de Zacualpan, Estado de México, ya finados. Allá, él se dedicaba
a sembrar maíz. Mi papá, trabajó treinta y tres años como destajista, en la mina del
Solar que, antes, era el tiro Guerrero. En Zacualpan, no trabajó en la mina. Mis
padres se vinieron para Taxco, como en 1951, por el trabajo que había aquí, en la
mina. Muchos paisanos y familiares se vinieron a trabajar acá.
¿Cuántos hermanos tiene usted?
Somos tres hermanos y dos hermanas. Yo soy el más grande de los hermanos.
Una hermana, la mayor, nació en Zacualpan. Uno de mis hermanos, también, tra-
bajó en la mina, en planeación, donde se va a medir el tumbe de los destajistas.
Pero, duró poco tiempo. Él se salió mucho más antes de que nos fuéramos a huelga.
¿Usted estudió?
La primaria, nada más. Aquí, en Taxco. Ya después de la primaria, estuve tra-

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bajando de platero. Tenía mi taller ahí, en la casa de ustedes. Desde chiquito, como ¿Es duro el trabajo del mecánico?
había familiares plateros, mis padres me mandaron a aprender, con ellos. Ahí, Es duro, cuando se hacen cambios de motores, pesan toneladas. Solamente
aprendí a trabajar la plata, todo lo que se hace. Más o menos, han de haber sido, se puede trabajar con diferencial y, luego, el motor se desarma. Hay unas anclas,
unos diez años que trabajé como platero. Después, cuando trabajaba en la mina, que se amacizan, y ahí se pone un diferencial, para alzar el motor grande. Nada
todavía trabajé la plata, en las tardes. Yo me casé de veintiún años. más, que, hay que tener cuidado. Trabajoso, sí. El diferencial es, como una cadena
¿Cuándo entró a trabajar en la mina? que, arriba tiene un cilindro y un gancho. Entonces, el motor se traba en el ancla y
Entré a trabajar, en la mina, el año de 1975. Mi primera labor fue como peón vamos jalando la cadena. El motor va subiendo, hasta donde quiere uno la altura.
de albañil, en superficie. Porque, uno entra con la categoría más baja. Entonces, yo Ahí, le para uno.
trabajaba en el taller de carpintería y en construcción. Íbamos a arreglar las casas, Y, ¿es difícil aprender el oficio de mecánico?
donde venían a vivir los ingenieros, que estaban al mando. También, construimos No, difícil no lo es. Se va aprendiendo, como van saliendo las cosas. Antes, yo
casas. Ya en mina, fue muy diferente. no sabía cambiar un motor, ni cambiar las zapatas a los frenos. Pero, ya con el que
Para entrar a la mina, me cambié al taller mecánico, en el año de 1985. Diez sabe más, “pues ésas, se cambian así. Y, es más fácil de esta manera”. Se aprende,
años después de que entré como peón, para irme superando, vaya. Había boletines pues. Sí, hay que tener cuidado. Porque, el peligro está latente.
que pedían gente, para que empezaran como ayudantes de mecánico. Y, ya entré ¿Cuáles eran los peligros más frecuentes?
de ayudante de mecánico. Ahí, estuve varios años, hasta que me ascendieron para Pasa el trole, con una garrocha del motor, como trolebús, entonces, ahí tiene
tener la categoría de oficial mecánico. Nosotros nos dedicábamos al mantenimien- energía eléctrica y es alto voltaje. Nada más que, tiene uno cuidado. Porque, ya
to de la maquinaria que acarrea el metal, abajo, en la mina. Se llaman motores, para sacar el motor, se pone en un espacio libre, donde hay una desviación. En el
son los que jalan ocho, diez, once góndolas. Llevan el mineral, para vaciarlo en un tumbe, hay algunos que tocan el cable, con la barreta, y les da un aventón. Nomás
tiro, ahí vacían todo el metal de lo que se tumba. De ahí, pasaba a la quebradora los sacude. En eso se fijan los electricistas. Porque como hay agua adentro, uno
del nivel nueve. siempre está en contacto con eso. Pero, es muy diferente de los cables que están en
Después del 85, entré a la mina para hacer trabajos, como armar los motores la calle, es otro voltaje.
y darles mantenimiento. Se daba mantenimiento en las ventanillas, cerca de la Cuando entró a la mina, ¿qué le dijo su familia?
calesa. Ahí, se acercaban las “locomotoras”. Mi papá me dijo, que no entrara a la mina. Como, a él, le tocaba tumbar, meter
¿Cuánto tiempo estuvo como ayudante de mecánico? barrenos con la máquina y meter dinamita, para abrir las rocas, lo que me decía es
Del 85 al 30 de julio de 2007, que estalló la huelga. que, no entrara a la mina, por el peligro. Entonces, él arregló para que yo entrara
¿Cómo aprendió ese trabajo? en superficie.
Yo aprendí, porque me mandaron con un oficial mecánico, que tenía muchos Nosotros, como mineros, nos dimos cuenta de las personas que les cayó la
años. Entonces, se va uno superando, porque le enseñan a uno. “Mira, así se arma pegadura, una roca. La toca uno, con una barreta larga, en ángulo hacia arriba y,
este motor, de esta manera, le vamos a dar mantenimiento así”. Ya fui aprendiendo. con tantito, cae. Hay unos que se meten a rezagar, a juntar toda la carga. Y, entra
Una vez, el oficial mecánico, con el que andaba trabajando, salió a vacaciones y me la maquinaria, como palas mecánicas. Pero, a veces, el mismo ruido hace caer la
quedé en su lugar. Cuando regresó, a él lo subieron, un poquito más arriba. Enton- roca. Sin exagerar. Luego, nos avisaban que ya les había caído una roca. Y, por ahí
ces, me dieron mi ayudante, que no sabía ese trabajo. A enseñarle, pues. “¿Sabes nos íbamos a checar. Pero sí, hubo muchos accidentes, ahí. No me tocó ver alguno,
qué? Así vamos a hacerle, así, más rápido”. porque nosotros andábamos en el área de las ventanillas. Ya, nomás llegaban o
Pasé unos cinco o seis años, entre ser ayudante y la responsabilidad de un ofi- avisaban por teléfono, que bajáramos a ver, cómo había pasado todo eso.
cial. Porque, cuando me tabularon, a mí me pasaban “el ajuste”. Por ejemplo, en ¿Quién saca al accidentado?
ese tiempo, si el oficial tenía diez pesos más que yo como ayudante, me lo ponían Los mismos compañeros, que están ahí. Cuando hay fallecidos, no se meten.
en mi tarjeta así, como “ajuste”. Solamente, el ministerio público. En las ventanillas y arriba, donde entra uno, hay

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como unas diez camillas y abajo, también. Hay botiquines y todo eso de los prim- Y, ¿la relación con los jefes?
eros auxilios. Sí, muchos accidentes. Como en todo, pues. Pero, es más peligroso Hay de todo, porque hay muchos que exageraban en mandar. Querían que uno
en la mina. hiciera el trabajo en menos tiempo, cosa que no se podía hacer. Pero, en caso dado,
¿Usted tuvo algún accidente? si les urgía, nos decían: “¿Saben qué? Pues, se van a quedar hasta que terminen”.
Sí. Estaba yo en superficie, arreglaba góndolas. Entonces, cerquita de la con- A las ocho, nueve, diez, a la hora que sea. “Ah, bueno, nos vamos a quedar, pues”.
cha, donde hace así el metal, le puse, aquí, para que sostuviera. Al levantar, se fue Nos pagaban tiempo extra. Claro que a nosotros nos convenía. Nos quedábamos a
de lado y me cayó, mero aquí, en el filo de mi pie. Me hizo tres facturas, en el pie entregar el trabajo, para que siguiera al otro día, avanzando.
izquierdo. Pero, fueron segundos. Cumplí, como tres meses y medio de incapaci- Entrábamos a las ocho de la mañana y salíamos a las cuatro de la tarde. Después,
dad. Fue el único accidente que me pasó, arreglando góndolas. entrábamos a las siete y salíamos a las tres. Había veces, que no terminábamos en
El accidente más peor fue, una vez, que uno se fue al tiro. Ese fue el más hor- ocho horas, por varios motivos. Que no hubiera el material, por ejemplo.
roroso. El compañero estaba soldando, en el nivel uno. Y, tenían la calesa en el tiro, Cuando se cambiaban los cables de la calesa, estábamos hasta abajo. Ahí, es
ahí estaba. Él estaba apoyado en un pie. Siempre, se amarran. Quién sabe, ese día, difícil la respiración. Luego, luego, siente uno que se sofoca. Pero, no podíamos
lo que pasaría. Entonces, un ingeniero quería bajar a la mina. Era el de manten- dejar incompleto el trabajo. Porque, al otro día, la gente tenía que bajar. Teníamos
imiento de las bombas de agua. Y, le urgía bajar. Le dijo al malacatero, el que baja que dejar terminado. Nos quedábamos desde las siete, que entrábamos, todo el
a la gente: “Mueve la calesa, yo tengo que bajar”. Pero, al moverla, el compañero día y toda la noche, a cambiar el cable. Se cambiaban cuatro cables de la calesa.
que estaba soldando se fue para abajo. Al mover la calesa, se fue hasta abajo. Son Van inspectores a checar el cable, si está muy maltratado, le ponen aparatos, como
como setecientos metros y fue pegando en las viguetas. Se hizo puro pedacito, lo radiografías, y van checando. “No, pues, éste ya está dañado”. Ellos checaban. Ya
sacaron en bolsas negras de plástico. Ese fue el accidente más horrible. cambiábamos esos cables y, al otro día, bajaba la gente, normal, a las siete de la
A su papá, ¿le pasó algún accidente? mañana. Sí, nos pagaban tiempo extra y, aparte, un bono.
Únicamente, cuando tronaron y no les avisaron de la explosión. Pero, a mi El trabajo nocturno ya es más pesado, ¿les pagaban el doble?
papá, nada más le pegaron unas piedras chiquitas, en su espalda. Fue un accidente Sí, supongamos que, hoy, yo salgo a las tres. “A la hora que termines. Si, ter-
leve. Yo creo, que se les pasó avisar, esa vez. Mi papá trabajó treinta y tres años, minas a las ocho, te pagamos el tiempo extra”. Y, con los demás compañeros, hay
dentro de la mina. Abajo, solamente, coincidimos cuando nos subíamos en la que echarle ganas, “vamos a terminar antes”. Terminábamos a las siete y, ya en la
misma calesa. Como nosotros trabajábamos en las ventanillas, a la hora de la salida, tarjeta, aparecían ocho horas de tiempo extra. Pero, llegando a un acuerdo con el
llegaban todos los mineros a formarse, para subir a la calesa. Ahí, nos mirábamos. jefe o el ingeniero que nos ponían. Pasando de las diez y media de la noche, una
No en el trabajo, porque él se metía hasta el fondo. Le tocaba barrenar, en donde hora o dos horas, ya son triples los pagos de horas extra. Pero, eso era mucho más
está el metal. antes. Cuando estaba el papá de Germán Larrea. Porque, ya que estuvo el hijo,
¿Cómo era la relación con sus compañeros mineros? cambiaron mucho las cosas.
Cada quien estaba en su departamento, mecánicos, electricistas, carpinteros, Cambió muchísimo. Cuando estuvo él, no respetaba nuestro contrato y ya nos
todo eso. En el trabajo de mecánico, todos nos llevábamos bien. Sí, había amistad estaba poniendo que teníamos que trabajar doce horas diarias. Cuando tuvo el
con todos los compañeros, más que nada, dentro de la mina. Ahí, abajo, es otro mando del Grupo México, ya quería que nomás se trabajaran dos turnos: de las
mundo. Uno baja ochocientos metros. Luego, dábamos mantenimiento a los ca- siete de la mañana a las siete de la noche y de las siete de la noche, al otro día. Pero
bles de la calesa y del bote. Esos cables, hasta abajo, dan vuelta. Y a donde sale ya sin derecho de antigüedad y sin derecho a utilidades ni aguinaldo. O sea, para
el metal, lo mismo, el cable da la vuelta. Entonces, nosotros íbamos para dar el él, el contrato ya no existía ni las categorías. Porque, vamos diciendo, yo que soy
mantenimiento, para que no se atoren los cables. Tenía que estar libre todo. Para oficial mecánico, pues me quería mandar de soldador. O sea, ya no respetaba las
que tuviera movimiento, bien. categorías. Eso es ilegal, jornadas diarias de doce horas.

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Así estuvimos, que las doce horas, las doce horas. Ya no nos daban implemen- Pero, a veces, sí se las llevaban. El gobierno, junto con Germán Larrea, mandaba
tos de seguridad. Nos bajábamos con las botas rotas, dizque, ya no había botas. Ahí quitar las mantas y llevarnos detenidos.
andábamos, por allá, en el agua. Ya ve, que, la mina tiene agua muy contaminada. ¿Por qué no rendirse?
Y, después, los cascos rotos, guantes, lentes, todo el equipo de seguridad, en muy Porque no es justo lo que están haciendo con nosotros. Nos quisieron quitar
mal estado. Ya, Germán Larrea, no respetaba nada. nuestro contrato, a lo que tenemos derecho, como el aguinaldo. Los camiones,
En Sombrerete, Zacatecas, y Cananea, Sonora, lo mismo. También, del Grupo que anteriormente iban a la Cañada y Casahuates, donde yo vivo, los quitaron. El
México, pues, donde él tiene su mando. Entonces, se optó por irnos a huelga. mismo Larrea echó para abajo esas prestaciones, también, vacaciones y utilidades.
Porque, ya no se aguantaba a esa persona. El 30 de julio del 2007 nos fuimos a A veces, nos llegaban “utilidades” de cincuenta centavos. Salía más cara la papel-
huelga, la sección 65 de Cananea; la 201 de Sombrerete y la 17 de aquí, de Taxco. ería, que la moneda de cincuenta centavos de las “utilidades”. Durante cinco años,
Las tres estallamos la huelga, en la misma fecha y a la misma hora. Todavía segui- nos daban cincuenta centavos. Era una burla, en el gobierno de Fox. Después, cero
mos así, en la huelga. Ya vamos a cumplir doce años de huelga. utilidades, todo por orden de Larrea. Pura política, porque quieren meter gente, sin
¿Cómo se resiste por doce años? derechos de antigüedad. Nos querían hacer firmar contratos por veintiocho días,
Para mantener la huelga, nos están mandando apoyo los compañeros de las como trabajadores eventuales, sin derechos y sin Seguro Social. Y, si uno se iba
ochenta y ocho secciones del sindicato. Nos están brindando un apoyo. Aparte, de incapacidad por enfermedad, unos días, y se presentaba al tercer día, “¿sabes
obligaron al licenciado Napoleón a salir del país, porque le achacaron que “los qué? Tu contrato ya se terminó”. Eso es lo que querían imponer, que no tuviéramos
cincuenta y cinco millones”, que esto y lo otro. Pero, pura política entre los em- ningún derecho a nada. Yo entré en el 75 y, con lo que llevamos de huelga, son
presarios más poderosos, que son Germán Larrea, Alberto Bailleres y Carlos Slim, cuarenta y cuatro años de antigüedad.
con la complicidad de Fox. Cuando cumplí los sesenta años de edad, me decían que, por qué no me pen-
Fue cuando ocurrió la explosión en la mina de Pasta de Conchos, Coahuila. sionaba. Y ya les expliqué. Si yo me pensiono así, sería con el salario del 2006.
Esa explosión fue provocada, porque está prohibido prender sopletes en una mina Ese salario es de ciento quince pesos diarios. Entonces, al Seguro le va a convenir,
de carbón, por el gas que está acumulado, ahí. Eso fue el 19 de febrero de 2006. porque me va a pagar con el salario de 2006. Por eso, muchos que estamos arriba
Desde ahí, empezó el problema. Ya cumplimos trece años, en el conflicto que lle- de los sesenta años, no nos pensionamos. Dice uno, “¿cómo voy a pensionarme o
vamos. Ahí, empezó la persecución y todo. jubilarme, si me van a pagar con el salario de 2006?” Entonces, estamos aguan-
Y también vino el conflicto en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas, ¿no? tando para que nos den una buena pensión. Y también, tenemos derecho a que nos
Sí, en ese mismo año 2006. Por orden de Fox mandaron a la fuerza pública, hagan estudios del oído y pulmón, les expliqué. “Sí, tienes razón”.
para desalojar a los compañeros que estaban en su derecho de huelga. Entonces ahí, Hay muchos de nuestra edad, que se salieron y les están dando quinientos,
usaron helicópteros y, abajo, armas de fuego. Fallecieron dos compañeros de nues- ochocientos, mil quinientos pesos, de acuerdo con lo que a la empresa le conviene.
tro gremio. Uno de ellos, Mario Alberto Castillo. No recuerdo el nombre del otro. Y ya no tienen un cobijo con el sindicato, para que les ayude, porque se salieron.
Apenas, cumplieron trece años, ahora, el 20 de abril. Murieron dos compañeros Es lo que pelea el sindicato, cuando se arregle la huelga, que nos den una buena
que les dispararon. Cayeron en la misma plaza de Lázaro Cárdenas, Michoacán. pensión. Y aparte, que nos hagan bien los estudios médicos del oído y el pulmón.
Hemos ido ahí, donde cayeron, están sus monumentos. Y hubo muchos heridos, Supongamos, que yo tengo una incapacidad alta de oído y pulmón. Por contrato,
que también cayeron. En 2006, empezó la persecución contra el sindicato min- tengo derecho a una buena pensión. Por eso, Larrea y su gente querían eliminar ese
ero. Después, el gobierno de Calderón, hizo lo mismo. Nosotros protestamos con contrato, para que perdiéramos nuestros derechos.
muchas mantas, que llevamos a la ciudad de México. Calderón mandaba gente, a En esa época de la agresión de Larrea y Fox, contra los mineros, ¿usted par-
quitarnos las mantas. Hasta nos agarrábamos ahí, para que no se llevaran nuestras ticipó en movilizaciones o protestas?
mantas. Nuestra exigencia, en esas mantas, era que se respetara nuestro contrato. Sí, participamos allá, en México. Hacíamos marchas, por lo que había pasado.
También nos lanzamos a Lázaro Cárdenas, ahí mero, donde pasó todo eso. Hemos

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ido como unas siete, ocho veces, también, en apoyo a los familiares. No tiene También, en Sombrerete, entraron porros, gente pagada. Pero, ahí no están
mucho, en semana santa, fue una comisión allá, el licenciado Napoleón, también sacando nada de mineral. Todos los trabajadores de ahí, parece que ciento ochenta,
fue. Pero, sí, hemos estado apoyando y de Lázaro Cárdenas, también han venido a también están resguardados en el sindicato. El local está antes de llegar a la entrada
Taxco. En el aniversario de la huelga, nos han visitado compañeros de otras secci- a la mina.
ones, Baja California, Zacatecas, Guanajuato, Estado de México. Vienen a apoyar Cuando Javier Lozano fue secretario del Trabajo, estuvo a lo que decía Larrea.
y hacemos una marcha, que sale del sindicato, da la vuelta al zócalo y hay oradores. Todos están bien pagados, por Larrea. Todo eso fue, mañosamente, arreglado con
Todas las secciones nos apoyan, viene una comisión. el gobierno, pues. Ahorita, todavía, está el problema. Pero, los abogados del sindi-
El 11 de julio también vienen de Guerrero, de la mina de Carrizalillo y de cato nacional ya metieron un amparo.
Mezcala. Los de Campo Morado y Media Luna están en problema. La CTM está La huelga que está bien cimentada es la de aquí, en la sección 17. Pero hay que
agarrando La Media Luna, está bien metida. Pero, los compañeros de allá, se están estar al pendiente. Hay organizaciones que nos apoyan, como la APPG. Hemos
arreglando con la Confederación Internacional de los Trabajadores, para que la ido a visitar todo eso de la región de La Montaña. Toda la gente está con nosotros,
CTM no se meta para nada. Que esté a lo que digan los trabajadores. como hermanos, y nosotros los apoyamos, también. Hemos estado con los de com-
Nos ha dicho el gobernador: “Si ustedes quieren, se arregla y mañana trabajan”. pañeros de Ayotzinapa, en Iguala, Chilpancingo, Acapulco. Y han venido de ahí,
Sí, este gobernador: “Van a trabajar mañana, pero cámbiense a la CTM”. Yo es- para apoyarnos, cuando tenemos marchas.
tuve presente, porque soy directivo sindical. Antes, el gobernador había mandado ¿Otros sindicatos también?
a su representante, dice: “Pues, esto lo arreglamos, ustedes ya pueden trabajar, ya De sindicatos, se solidarizan los telefonistas locales. Y ahorita con la llegada de
nomás vamos a hablar con los representantes del Grupo México y el lunes entran nuestro máximo líder, también, varios están en pláticas para afiliarse al sindicato
a trabajar. Pero, cámbiense a la CTM, ya no queremos que estén en el sindicato minero, como los trabajadores de una planta, en Coahuila.
minero”. Pues, eso nunca lo vamos a hacer. Tantos años que estamos luchando, nos Vamos a tener una marcha del 1° de mayo, ya el miércoles. Estamos convo-
van a correr y van a meter eventuales. La CTM nos daría la espalda, no nos iba a cados para participar allá, en México. Tengo entendido que va a ser del Ángel de
defender. la Independencia al Zócalo. Va a salir un camión de Taxco, vamos a ir cuarenta y
Por eso, nosotros estamos firmes. Ahí estamos, en las guardias, cuidando las cinco personas. Porque, también, aquí se tiene que dejar gente, en sus guardias.
veinticuatro horas, los ocho lugares. Ocho puntos, donde vamos a checar que todo La Confederación Internacional de los Trabajadores es un avance más. Ya tomó
esté bien. Si nos llaman, porque, por esos lados hay mucho alacrán, incluso, vamos nota la Secretaría del Trabajo. Todas esas organizaciones se van a unir más con el
a la una, dos de la mañana. A la hora que sea. sindicato minero.
En mina de Cananea, entraron porros, porque según Larrea, la huelga era il- El secretario de Actas nos explica que, están checando en la secretaría de
egal. También entró la Policía Federal. Entraron por el cerro de atrás. Entonces, ya Economía que, hay muchas empresas que tienen sus concesiones y no pagan sus
cuando los compañeros vieron, estaba gente bien armada y con granaderos. Ahí, impuestos. Además, aquí nunca se han visto beneficios, nada más bidones para la
todos los compañeros se replegaron al sindicato. Cuando dijeron que la huelga era basura y desechos. Como decimos los trabajadores: “Nunca se ha visto que la min-
ilegal, metieron gente de la CTM, a trabajar. Fue cuando estuvo Calderón, enton- era haga un hospital”, por ejemplo. Una vez le dijeron al presidente Parra, que por
ces entraron. Porque, con Peña Nieto, ya estaban ahí. Pero, esto ya está en la Co- qué no le saca algo a la empresa. Los compañeros le dijeron, “si usted no saca nada,
misión Internacional de Derechos Humanos. Entonces, cuando entró el gobierno a entonces, todo va para el bolsillo”. Pero, ya no dijo nada Parra, va. Los compañeros
sacarlos, a los ocho días, fuimos a Cananea cuatro de aquí, otros cuatro de Mezcala están bien seguros de que hay algo, pero va para el bolsillo del presidente munici-
y Carrizalillo y cuatro más fueron de Sombrerete. Pero, nos juntamos muchísimos pal. Estamos completamente seguros de que, así se maneja todo esto. Porque, por
compañeros en Cananea. La comisión de Taxco, estuvo cuidando, casi un mes, en lo menos, un hospital, ya hubiera hecho la empresa minera. Una escuela. Cosa que
apoyo a los mineros de allá. no les cuesta nada, en comparación con lo que sacan y se llevan. Aquí, la mina está
registrada por plomo y zinc. Pero, han sacado oro. Nada más que, eso no lo declar-

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an. Nosotros nos dábamos cuenta, desde hace tiempo. Porque, en los camiones que Somos tres, secretario, primer vocal y segundo vocal. Tenemos que ponernos de
salían, hasta el ejército los iba a resguardar. Estaba saliendo puro oro. Pero, eso no acuerdo, los tres. También, por ejemplo, intervenimos si alguien no quiere hacer la
está registrado. Menos van a pagar impuestos. Menos, utilidades. Nada más, ponen guardia o se sale de la guardia. Levantamos un acta, entonces, cuando se levante la
ahí, “estamos en números rojos” y se niegan a aumentar los salarios. Una vez, por huelga se va checando, según la gravedad. Puede ser una sanción de algún tiempo.
aquí, antes de llegar a Tecalpulco, se volteó un tráiler con el concentrado. Pues, ahí También, está prohibidísimo que alguien lleve un arma al sindicato. Y si nosotros
pusieron policías federales. Luego, nos mandaron a nosotros, a rejuntar bien, con hacemos algo mal, el Consejo General [nacional] nos puede sancionar. Así está en
la escoba, bien barridito. Porque, era oro lo que llevaban. los Estatutos.
En Remedios, hay oro. Ahí es donde, estaban sacando lo mero bueno. Unos ¿Se siente orgulloso de ser minero?
años antes, de que nos fuéramos a huelga, ya había comunicación del Solar a Re- Sí, me siento orgulloso, porque también estoy sirviendo. Ya después, cuando
medios, en Tehui. Por abajo, se iba en el motor o caminando. El motor, vamos a pasa el tiempo, uno va aprendiendo todo. Hay comisiones, para revisión de los
decir, se hacía unos quince minutos. Porque, es un nivel que está bien recto, pare- salarios, por ejemplo. Uno se va “fogueando”, como se dice. Se siente uno con-
jito. Ahí pusieron vías, con durmientes, como si fuera el tren. Y de ahí, llevaban el tento, mientras esté uno trabajando bien. Porque, también, hay algunos que nomás,
metal, en las góndolas, a vaciarlo en el Solar. “todo para acá y nada para allá”. Como decía siempre nuestro líder, que ya falleció:
En el principio de la huelga así lo manejaron, que “ya no era costeable”. Pero, “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Y, por eso, siempre lo tengo en la
¡Cuándo van a decir que, ahí está lo mero bueno! Los geólogos, que estudiaron los mente. No están para saberlo, pero jamás me he robado un quinto. Siempre todo
recursos, han dicho que hay mineral para treinta años, por lo menos. bien, derecho. Porque, yo soy el que firmo los recibos. Ha pasado que, alguno mete
Es como el petróleo. Las reservas probadas son para treinta años. Pero, cachirul. Entonces, checan y, hay unos que sí los suspendieron. Hasta ahorita, gra-
después, se encuentran más reservas. cias a dios, ‘ora sí que, estoy limpio.
Sí, por ahí por Chitinga, por Zacualpan, todo eso, según los geólogos, es puro ¿Algo que usted quisiera agregar?
metal. Por acá arriba, antes de Zacualpan, van a abrir nuevas minas. Ahí, en Zac- Todo es importante, la familia, el pueblo. Porque, si no tuviéramos el apoyo de
ualpan, están sacando puro bueno, ahí, pura plata. Nada más que lo manejan de otra la familia, nosotros no valdríamos nada. La mera verdad, que si se sufre. Sufre la
manera. En Mezcala y Carrizalillo, minas a cielo abierto, van tumbando la mon- familia de todos.
taña, y están sacando mucho oro. Ahí, están dando buenas utilidades a los mineros, Si mi esposa no me apoyara, yo estaría mal. Pero, mi esposa me está apoyando
hasta como doscientos mil pesos de utilidades. Tenemos compañeros de allá que, al cien por ciento. Y, así con los demás compañeros en huelga, los que queda-
a veces, vienen a visitarnos y nos ponemos a platicar. Por eso sabemos. También, mos. Porque, ahorita quedamos ciento cuarenta y cinco de los trescientos ochenta,
hemos ido a Carrizalillo. cuatrocientos que empezamos, en huelga. El mensaje es que, estamos bien con la
¿Cuándo empieza usted a participar en el sindicato? familia y la familia nos apoya, a todos los que estamos ahí.
Entré a participar en el 2004. Ese año, se hizo una asamblea en el sindicato, Y, también, un mensaje para el pueblo de Taxco. Porque, es una lucha que
para nombrar a los nuevos directivos. Se forman planillas, con candidatos a propi- está bien, que es legal. Queremos trabajo para todos, para los mismos taxqueños.
etarios y suplentes. Si la gente vota por nosotros, así fue en 2004, pues, ya salimos Porque, si no, van a venir otros de afuera y no le van a dar trabajo a los que viven
electos como directivos de la sección 17. acá. Esa es la misión de Larrea. Dice que, nosotros estamos mal. Yo les digo, a los
¿Qué hace un secretario del Consejo de Vigilancia y Justicia? de Taxco, que aquí va a haber trabajo. Vamos a hablar de quinientas personas y,
Que no haya anomalías, por ejemplo, del tesorero. Nosotros tenemos facultad, con los que estamos, seríamos unos setecientos. Va a haber trabajo y va a haber una
por Estatuto, para hacer arqueos. Hay que checar bien todas las cuentas. Él tiene rueda de dinero, que va a estar girando. Para todos, va a hacer bien. Es el mensaje,
que llevar todo, firmado por el secretario General, por el Consejo, y firmado por que le doy al pueblo.
el que está expidiendo ese documento. Y, si no presenta todo eso, entonces, llega
la investigación y se sanciona. Esa es la función del Consejo, que todo esté bien.

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Y, los habitantes de Taxco, ¿cómo podrían apoyar a la huelga de los mineros?
Se puede apoyar, ahorita, en las marchas que hacemos. Algunos sí nos han
apoyado. Cuando vamos pasando, nos gritan a favor de la huelga. Taxistas que
pasan, también nos apoyan. Nosotros quisiéramos que el cien por ciento nos apo-
yara. Porque, esta lucha es legal y es para el bien de todos. No nada más para
nuestras familias y para nosotros. Es para el bien de todo Taxco.

A buscar la vida

Guillermo Macedo Sánchez


Entrevista realizada por Jimena Lozano
y Francisco Pineda,
en Taxco, Guerrero, el 24 de abril de 2019.

Yo nací en el Estado de México, en un pueblo llamado Zacualpan. A la edad de diez


años, quedé huérfano de madre y nos venimos para acá, a Taxco. Aquí hice toda
mi vida, hasta la edad que tengo y aquí, se puede decir que es mi segunda ciudad.
¿Cuándo nació?
Yo nací el 10 de febrero del año de 1941.
¿Y por qué se vinieron a Taxco?
Por la situación de que allá no había trabajo. Allá también se trabajaba en la
mina. Hay minerales allá, pero mi papá —que en paz descanse— pues no tenía
trabajo allá. Si no era en la mina no había trabajo. Entonces, decidió él, mejor ve-
nirnos para acá a Taxco y aquí trabajar en lo que se pudiera.
O sea, su papá también fue minero.
Fue minero, exactamente. Nomás que, como allá, el personal que había en la
mina es reducido, él no tenía trabajo. Entonces, decidió por el bien de nosotros y
de él mismo venirnos para acá para continuar nuestra vida aquí.
Y él, ¿llegando a Taxco entró a trabajar a la mina?
No, él era albañil. Ahí entró con unas personas que él conocía y le consiguieron
trabajo de albañilería y se quedó a trabajar como albañil. No entró a la mina, aquí.
Y ya después, entró a trabajar al antiguo hotel Rancho Taxco. Ahí trabajó casi

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veinte años y ya de ahí lo jubilaron y comenzó a trabajar por ahí, en otros trabaji- ¿Cómo entró a la mina, cómo consiguió el trabajo?
tos. Pero él siempre trabajó de albañil. Nosotros éramos tres hermanos, porque ya En ese tiempo, en el sindicato iba uno a inscribirse. “Yo quiero trabajar en la
falleció mi hermana la mayor, y ya nomás nos quedamos los hermanos. Y hoy, un mina”. “Pues cuando haya pedido te hablamos o date tus vueltas”. Fui y me inscribí
hermano que tengo se nombra Jesús. Nomás quedamos él y yo, y mi papá, y ya para que me tomaran en cuenta, para cuando hubiera un pedido. Afortunadamente,
después hicimos nuestra vida. Y aquí, después, fue nuestra vida. Ya crecimos, nos al poquito tiempo, hubo un pedido. Me hablaron, que si quería trabajar en la mina.
casamos. Ya estaba inscrito, ya nomás me pasaron a prueba y ahí me quedé a trabajar, hasta
¿Escuela de usted? que salí.
Desgraciadamente, escuela, yo solamente pude cursar hasta el tercer año de ¿Y cuál fue la primera actividad que realizó?
primaria nada más, en Zacualpan. Ya de allá, llegando aquí a buscar la vida, en el La primera actividad en el trabajo, ahí entra uno como peón, barriendo, alzando
trabajo, donde fuera. Trabajaba yo en taller de platería como zorrita, ayudante en carga, lo que le manden a uno como peón. Entonces, duré como dos años como
los talleres, y así fue como comenzamos. Aprender a trabajar la plata, a buscar la peón y dos años que trabajé en el departamento de molinos. Y después, solicitaban
vida y así. gente en el taller eléctrico. A mí me gustaba la electricidad, fui a hacer una apli-
¿En dónde trabajó, antes de entrar a la mina? cación y afortunadamente la pasé. Me quedé a trabajar como ayudante de electri-
Antes de entrar a la mina, yo trabajé como platero en talleres que anteriormente cista. Al año, me tabularon como oficial eléctrico y así fue como me quedé hasta
había, un taller que nombraban los Castillo, ahí trabajé. Después trabajé en el taller que renuncié.
Pineda, también un taller grande. Después trabajé en el taller de… No recuerdo ¿Cuál era el trabajo que hacía en el molino?
el nombre del patrón, pero se apellidaba Villasana, que vive aquí por la Veracruz. Como ayudante del molinero, es el que se encarga de echarle la carga al moli-
Y después, ya comencé a trabajar por mi cuenta, puse mi tallercito en mi casa y no. Estás vigilando que el molino esté moliendo bien, echarle los reactivos que
ahí comenzamos a trabajar como fuera. Ya lo poquito que podía producir, pues lo necesita y cuando se va acabando la carga, echarle más, echarle más. El molino
vendía y así fue nuestra vida de platero. muele con unas bolas de fierro, se echan unas bolas de fierro adentro del molino
Me casé a la edad de dieciocho años y pues yo trabajaba la plata, después sufrí para que, cuando llegue la carga, muela la carga y sale el agua. Y eso que sale del
un accidente y de ese accidente ya no pude trabajar bien. Entonces, me ofrecieron molino va dentro de la flotación, a donde se aparta lo que es valor y lo que no es
un trabajo en la mina, no dentro de la mina, sino que me ofrecieron un trabajo fuera valor. Todo el jal se va deslizando y queda flotando nomás el puro valor, que es el
de la mina, como peón, y acepté. Fue casi un año y me salí porque me ofrecieron zinc, el plomo y la plata. Y lo que más se producía en esa mina era el plomo y el
trabajo de la plata, un buen trabajo que me ofrecieron. Me salí de la mina y comen- zinc. Plata también, pero en baja proporción. Pero hay otra mina, donde yo también
cé a trabajar la plata por mi cuenta. Puse un taller, volví a comenzar a trabajar por trabajé; me mandaron allá, a la mina de Remedios, por aquí por Tehuilotepec. Ahí
mi cuanta, y después bajó la mina, subió la plata, bajaron las ventas y ya no pude sí había suficiente plata, ahí trabajaban la plata. Transportábamos, por abajo, el
seguir la plata. Ahí fue donde entré a la mina, en el año de 1975. mineral de ahí para acá, a esta mina, para molerlo. Tenía mucha plata ese mineral,
¿Qué accidente tuvo usted? es lo que más producía, plata. Después, como me tabularon de electricista, me
Fue en el juego. Jugaba futbol en aquel tiempo y tuve un accidente ahí en el encargaba de lo eléctrico en la mina, lo que había adentro de la mina; como, por
campo, me fracturé un pie. Y estuve como seis meses enyesado desde la rodilla ejemplo, instalar ventiladores para sacar el humo y el polvo de las minas y el tra-
hasta el pie. Ya no pude trabajar en la mina entonces mejor me quedé trabajando la bajador no lo absorba, no lo aspire. Ventiladores, bombeo… Maquinaria eléctrica
plata, ahí sentado, pues trabajaba yo. Pero ya después, como le digo, bajó la venta que hubiera dentro de la mina, yo me encargaba de ir a instalarla de estar vigilando,
porque la plata subió y ya no pudimos trabajar. Entonces fue cuando entré a la darle mantenimiento y todo eso. Ése era mi trabajo como electricista de la mina,
mina, como unos diez meses, salí y después volví a entrar en 1975. hasta que me retiré en el 2001. El último año que trabajé y me retiré, me jubilaron.
De ahí, hasta la fecha, que me retiré de la mina, en el 2001. Fueron veintiséis Ésa es mi historia como minero, entrar como peoncito, como peón, e ir escalando
años que trabajé en la mina. De ahí ya me jubilaron y ya quedé jubilado. a lo que uno le gusta, el taller eléctrico.

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¿El trabajo del molino tiene algo de riesgo? riesgo de trabajo de muchos. Yo me di cuenta de varios compañeros que sufrieron
Todo trabajo tiene riesgo, pero ahí sí hay riesgo. El mineral se transporta por accidentes graves y unos se murieron, otros no, otros quedaron impedidos para el
bandas anchas, hay riesgo de que, cuando caiga la carga de una tolva, le brinque al- resto de su vida. Pero, pues, así era el trabajo.
guna piedra y lo lastime a uno, o simplemente que agarre la mano, como ha pasado ¿Cómo fueron estos accidentes de compañeros de trabajo?
varias veces, que la banda le agarra a uno la mano. Todo eso. Hay una persona que, Un compañero estaba trabajando, barrenando con una máquina perforadora y a
por quitar un pedazo de fierro que llevaba la carga, al quitarlo, le agarra la mano el un lado de él, como a unos seis, siete metros, estaba una tolva pa’ arriba. Entonces,
rodillo y se la lleva. Desde acá se le trozó la mano, la tenía suelta. Como la banda estaba encampanada la carga y este señor pues, estaba trabajando aquí y no se daba
hace esto, al caer el fierro, él quiso agarrarlo antes de que llegara al rodillo. Hace cuenta cómo estaba ahí. Y estaba goteando agua, remojando la carga. Llegó un
esto la mano y se chispa, por un lado; si no, ahí se hubiera matado, se hubiera momento, en que se aflojó y se viene la carga que tenía la tolva. Y le llega a él y lo
muerto. Nomás le agarró la mano. Y es un riego, todos esos son riesgos. Y en todos tapa completamente. Yo fui a ayudar a sacarlo, porque mirábamos en el lodo, así
los trabajos hay riesgos. Había otra persona que, porque se encampanó la carga de el bulto que se andaba moviendo, corrimos y lo levantamos, le echamos agua en la
la tolva, se le hizo fácil agarrar un tubo, picarle a la carga para que saliera. Y se le cara y lo sacamos rápido para llevárselo al hospital.
viene, lo tapa y se muere. Ése es riesgo de trabajo, pues. Otro, también. Cuando terminan de barrenar, al disparar, cae la carga. Pero,
Dentro de la mina, también, hay mucho riesgo de trabajo. Y donde quiera, pues. quedan piedras flojas. Entonces, cuando van a barrenar nuevamente, tienen que
Siempre nos pedían que se hicieran con cuidado y precaución todos los tipos de amacizar; con barretas largas le pican a toda la piedra floja, para que caiga y pu-
trabajo que realizábamos, para no sufrir accidente. edan trabajar con seguridad. Ese señor estuvo amacizando, según él ya estaba ma-
Sin embargo, se sufren. Yo sufrí dos accidentes. El primer accidente fue de lo cizo. La cosa es que, cuando comenzó a trabajar, estaba preparando su herramienta,
mismo, ya trabajando como ayudante de electricista. En un switch, estaba conecta- se le vino una piedra encima. Ahí quedó, sin darse cuenta de que estaba floja la
da la corriente y yo, pues, mi ignorancia como ayudante, no sabía bien todo, acerco piedra. Son riesgos de trabajo que pasan, pues. Muchas veces, aunque lo haga uno
un fierro al switch. Me hace un corto y me quema la mano. con seguridad, fijándose que esté bien, que esté seguro donde estamos trabajando,
¿Es la parte que tiene quemada aquí?, la mano izquierda hasta la mitad del no falta algo que suceda.
brazo. Y es que, también, la visibilidad está reducida.
Sí, fue poco. Pero el siguiente accidente que tuve en la mina de Remedios, ahí Nomás lo que alumbra la lámpara. Por eso, tiene uno que estar volteando para
ya fue más grave, porque ahí me explotó un probador eléctrico. Es un probador de ver, así, para un lado, para que veamos dónde estamos parados. Porque también, al
corriente, es como un reloj, tiene una aguja donde marca las capacidades de la cor- caminar, hay baches hondos, hay pozas de agua, hay que ir caminando en el agua
riente. Yo pruebo con dos puntas que salen del aparato. Pruebo las fases de la corri- y, pues, no… Es feo. Aquí en los Remedios, ése era el problema, había muchísima
ente, para ver a qué altura está, qué tanta capacidad hay de corriente. Manejábamos agua en la mina. Esa agua corría en los niveles y, donde había hoyos, se hacía
500 volts en el trabajo, 500 volts para maquinaria trifásica. Entonces, yo quise poza. Había un lugar donde, cuando pasábamos caminando, nos llegaba el agua
probar la capacidad de la corriente. Estaba demasiado alta y yo no me di cuenta. Y, hasta aquí, hasta el cuello. Íbamos caminando así, agarrando la pared, caminando,
al probar, truena el aparato. Entonces sí, me quemó todo esto, la cara, el tórax, las porque el agua estaba hasta aquí y ya, salíamos. Todo eso es riesgo, pues. Los ing-
manos. Estuve un mes hospitalizado y salí. Fue una explosión fuerte, trifásica de enieros veían los problemas y trataban de bombear esa agua, pero mientras, tiene
alto voltaje. Son 500 volts. Ese fue el accidente más grave que tuve, nada más esos uno que trabajar así.
dos accidentes tuve. Me parece que fue en el año de 1979. ¿Es el agua que se filtraba?
¿Y no le dijo nada su esposa de que regresara a la mina después de tener Sí, de la misma piedra. Hay partes muy aguañozas, hay mucha agua que se
un accidente así? está filtrando y está cayendo, como si estuviera lloviendo; cayendo gotas por todos
Pues no, me dieron una incapacidad. Cuando ya estaba en condiciones de volv- lados. Y todo eso va aflojando la piedra. Llega un momento que se caen solitas y,
er a trabajar, pues me presenté al trabajo. Tenía yo que regresar a trabajar. Sí, es un si hay alguien allí… [señala golpe, con las manos].

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Esa mina es muy floja, hay muchas partes flojas. Otro muchacho —por cierto, ¿Cómo era la relación con sus compañeros de trabajo?
era mi familiar, era mi cuñado— en la mañana temprano, antes de comenzar a Buena, buena, sí. Ahí todos nos veíamos como… Decía un señor muy viejo,
trabajar, se fue a su labor, a donde le habían indicado que iba a trabajar. Llega a que trabajó muchos años en la mina, decía él, los compañeros que están dentro
su labor, prepara sus herramientas, sus cosas para comenzar a trabajar, y comienza de la mina son como una familia. Y él decía, somos la familia minera. La familia
a amacizar. Igual, no hubo nada, todo macizo. Cuando estaba preparando, así las minera, siempre decía. Porque ahí, todos los que laborábamos dentro de la mina,
cosas, ya para comenzar a trabajar, que se viene una piedra, pero grande, grande, en diferentes lugares, pues todos nos veíamos bien, nos llevábamos bien, nos
y lo aplasta. Él sí quedó bien aplastadito. Ya cuando fueron a sacarlo, a levantarlo, ayudábamos uno con otro y así. Era buena la relación con nuestros compañeros.
estaba bien aplastado. Y eso fue en un momentito. Como luego decíamos allá, “el Su familia, su esposa, ¿qué pensaban de su trabajo?
que le tocó, le tocó y ni modo”. Así era el trabajo. Pues, al principio, cuando yo ingresé a la mina, no quería mi esposa. No quería
Varios accidentes de mucha gente que sufrían allá, en el nivel de trabajo que que yo trabajara en la mina. Precisamente, porque ya había familiares de ella que
tenían. Ese era el riesgo que tenían con el trabajo de la mina. Por eso, dicen que habían fallecido en la mina. Tuvo un cuñado que también se accidentó en la mina y
la mina es un trabajo muy peligroso y sí. Yo pienso que en todos los trabajos hay se murió. Y más parientes que tuvo ella se accidentaron. Y por esa razón, no quería
riesgo, pero ese trabajo de la mina es muy riesgoso. Más riesgoso que otros, porque que yo trabajara en la mina. Decía, “no, no, la vamos pasando con lo que haya”.
ahí caminando te puedes caer. Hubo una vez un accidente que sucedió aquí. Había Pero, yo ya tenía el gusanito de entrar, quería conocer la mina. Pues me animé
emparrillados, parrillas un tanto así de abiertas, y ahí, en ese tableado, aventaban la y entré. El difunto, mi papá —que en ese tiempo todavía vivía— no me dejaba.
carga y todo lo delgado se colaba. Y quedaban las piedras grandes que no cabían en Él sabía de ese trabajo y me decía: “No, trabaja en lo que puedas por ahí, donde
la parrilla. Esas piedras, van los trabajadores con marros, con cuñas, a quebrar esas quieras. Pero menos en la mina, en la mina no”. Yo, con mi terquedad de que yo
piedras para echarlas a la parrilla. Entonces, ya la parrilla estaba defectuosa, había quería conocer, pues yo entré a la mina. Pero él nunca estuvo de acuerdo, en mi
rieles que ya estaban muy desgastados, hasta trozados. Y en una ocasión, estaba un familia nunca estuvieron de acuerdo. Pero, pues, a veces la necesidad obliga a uno
señor ahí trabajando, quebrando piedra, y se quiebra un fierro de esos y se va pa’ a meterse a trabajar ahí. En ese tiempo, todos los mineros tenían una dotación, una
bajo con toda la carga. Se fue. Y hasta allá abajo, donde esa carga caía, se fueron despensa que le daban a uno cada ocho días, por muy poquito dinero. Por ejemplo,
a dar la vuelta a ver a donde había caído y sí, estaba él dentro de la carga. Sacaron a mí la dotación que me correspondía era para cinco personas, me daban maíz,
la carga y ahí venía él, muerto. Sí accidentes feos, graves, que sucedían. Y pues ni frijol, arroz, azúcar, jabón… Todo eso, lo más básico para el hogar, nos lo daban a
modo, así es el trabajo. un precio completamente bajísimo, a precios de 1930, me parece. En ese tiempo,
Pero, pienso, don Guillermo, el trabajo que es así de riesgoso debe ser pagado eso importaba y así quedó congelado el precio, hasta que hubo la huelga. Entonces
más, porque se está arriesgando la vida en más alto grado. yo, por un peso, uno cincuenta o uno veinte que yo pagaba, me daban todo eso.
Sí, debería. Pero no. Realmente, hay un salario para las categorías, tanto para Era algo bueno para nosotros, porque lo poquito que ganábamos en la mina, pues
el peón, tanto para el perforista, tanto para el ayudante y así. Así era pues va, así ya resultaba para otras cosas: para los hijos que van a la escuela, que comprar esto,
era el trabajo de la mina. Yo sufrí mucho en ese trabajo de la mina, sufrí mucho, comprar lo otro, gastos para la casa. La despensa que nos daban nos ayudaba para
mucho. Al principio, por no saber. Anda uno pa’ allá, esperando que le digan a que pudiéramos vivir mejor. Ésa era la inquietud de uno de trabajar en la mina, por
uno. Pregunta uno, aquí esto, aquí lo otro. O luego, le dicen a uno “vamos a hacer esa ayuda.
esto, tráete esto para acá o vamos a acarrear estas cosas para acá”. Según lo que Dice usted la huelga, ¿qué huelga?
le mandaban a uno, se va uno a trabajar. Pero, cuando uno ya sabe lo que se va a La huelga que está ahorita. Pero, anteriormente hubo otras huelgas también,
hacer, pues ya lo hace uno con más seguridad, con más calma, para que no ponga que se resolvieron. En el Solar, en los años que trabajé en la mina, hubo tres huel-
en riesgo la vida de los que no saben. Enseñarles, ayudarles, para que no tengan gas. La huelga más larga que hubo en esa época, me parece, fue de cincuenta y
un accidente, vaya. cinco días. Fue la más larga, ya otras fueron de quince, veinte días. Pero, se resolvi-
eron y seguíamos trabajando.

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¿Y usted participó en guardias, actividades así? lo resolvíamos rápido, a veces no, y así. Por ejemplo, en la mina, el acarreo es
Sí, a donde me tocaba. Pero, en las dos últimas huelgas no participé como por vía, hay góndolas que trabajan por medio de la vía y tienen un motor que las
guardia porque la empresa tiene derecho, en una huelga, a poner gente de guardia jala. Esos motores están al pendiente de nosotros. Que ya se descompuso el motor
en sus departamentos. Por ejemplo, yo era electricista, me llamaba el ingeniero y o que le está fallando esto y que párale, vamos a rolar. Esa maquinaria no tiene
me decía: “Usted no se va a la huelga, va a seguir trabajando, porque tengo dere- que descansar para nada —carrilla, carrilla, carga, vaciar a las tolvas— porque es
cho yo a tener mi gente, para lo que necesite”. Entonces, me ponía de guardia en la producción y si no hay producción no hay. Los ingenieros andan así, “órale y
el departamento, para estar al pendiente de lo que pudiera suceder, eléctricamente. órale”, porque ellos tienen esa manda de estar encima de uno para que trabaje uno,
Yo tenía que estar pendiente ahí, como electricista, y a mí me estaban pagando mi porque a ellos también los tienen aquí, les están exigiendo. Y así es. Por eso, uno
salario semanariamente. A los demás compañeros no, porque estaban en huelga. La tiene que tener toda la maquinaria, como dicen, al centavo. Para que no hubiera
empresa tiene derecho a tener gente de guardia, en sus diferentes departamentos problemas. Claro que no siempre había problemas. Había días que no pasaba nada
que tiene la mina, para lo que se necesite. Un bombero, para bombear el agua; y todo estaba normal. Pero había días que sí.
porque si no, se inunda la mina. Un malacatero, en el malacate, para bajar la gente ¿Y el tiempo extra que trabajaba, en algunos casos hasta la una de la mañana,
a la mina, subirla, sacarla. Un electricista, para el pendiente de lo que es eléctrico. se lo pagaban conforme a la ley?
Un mecánico, para que las máquinas no se peguen; hay que ponerlas a trabajar Sí, nos pagaban el día y las horas extras y ahí nos aumentaban una parte. Lue-
un ratito para que no se peguen las máquinas y seguir trabajando. Todo eso. La go, a veces, hay que trabajar el domingo y lo pagaban doble. Claro que no es un…
empresa tenía derecho a tener gente en los departamentos. Y la demás gente no, pero le pagaban a uno. Mal pagado, pero le pagaban a uno.
a huelga. Así era. Ya pues, cuando se levantaban las huelgas, a trabajar otra vez, ¿Cómo era su relación con los jefes, con los ingenieros?
con lo poquito que la empresa accedía aumentar. Porque las peticiones que hacía Para mí, buena. Yo siempre fui una persona respetuosa de los jefes, yo no era
el sindicato, para nosotros estaban bien. Pero, para la empresa estaban muy altas. como otras personas que, luego comenzaban: “No, que este ingeniero es así, que
Entonces, había una negociación entre ellos, sindicato y empresa, para aumentar para allá y para acá, que yo lo mando por allá, no le hago caso”. Pero uno va a
un poco a lo que pedíamos. Se resolvía y comenzábamos a trabajar. trabajar, a obedecer lo que el jefe le mande a uno. Si a mí me dice, “oye Guillermo
¿Sus hijos estudiaron? quiero que me conectes o me instales esto”, tengo que hacerlo. A eso voy, es mi
Sí, estudiaron carreras técnicas, pero sí estudiaron mis hijos. trabajo. Y por esa razón, los ingenieros se daban cuenta quiénes le servían y quié-
¿Cuántos son? nes no. Luego que, pues, manda a fulano a tal parte porque si mando a ese no hace
Tengo cinco y una niña que falleció. Todos están casados ya y tienen su vida nada. Entonces, ya sabían ellos quienes les servían y quiénes no. Desgraciada o
independiente. afortunadamente, los ingenieros a mí me trataban bien y yo los trataba bien tam-
¿Ninguno entró a la mina? bién, con respeto les hablaba, les preguntaba. Inclusive cuando me cambiaron de
No, yo no los iba a dejar [risas]. No. Porque yo sabía lo que era, va. Así es. esta mina a la mina de Remedios, yo no tenía ninguna tabulación, yo era ayudante.
¿Le gustaba su trabajo? Entonces, yo fui a trabajar allá, como oficial, sin ser tabulado. Mucha gente pro-
Al principio, no. Dentro de la mina, al principio, no. Afuera sí, pero adentro no. testó, en el sindicato, que por qué a mí me tenían trabajando como oficial y mi
No me gustaba. No me gustaba porque se me hacía el tiempo muy largo. Luego, tarjeta decía ayudante. Entonces el ingeniero dice: “Lo tengo a prueba allá, por tres
pues, las ocho horas en la oscuridad y salíamos ya a las dos de la tarde de la mina. o cuatro meses, y según como me responda yo le voy aumentar su tabulación”. Y
Ya, se me hacía, ¡Vive el sol! y como que ay, no, no. Y al otro día igual, vamos no estuve tres ni cuatro meses, al año que yo había trabajado, fue cuando me dijo:
pa’ dentro. Como electricista, a veces, tenía yo problema con alguna maquinaria “Me has demostrado que sí puedes, te voy a tabular como oficial eléctrico”.
eléctrica y tenía que permanecer pa’ arreglar la maquinaria hasta que quedara lista. ¿Eso quiere decir que no le estaban pagando como oficial?
Entonces, había ocasiones que entraba yo a las siete de la mañana y venía saliendo Me estaban pagando un salario de ayudante y yo hacía trabajo de oficial, un
dos, tres de la mañana del día siguiente. Hasta que terminaba yo el trabajo y no me año. Pues yo protestaba, “Oiga ingeniero…”. “No, no te preocupes, yo te voy a
permitían salir, “síguele hasta que quede”. Y ahí estábamos trabajando. A veces

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recompensar”. Un poquito menos de un año, como a los once o diez meses me para mover ese arrancador a donde no le caiga agua. Todos son trabajos, trabajos.
tabularon como oficial y ya estuve trabajando normal. Sí, así era, porque para la Poníamos alumbrado dentro de la mina, varias lámparas, para que se vea bien. Sí
empresa si trabajas sin cobrar, pues, mejor. Pero no, digo, todo va por regla, hay era mucho trabajo y, pues realmente yo sufrí accidentes, pero también me siento
que estar al pendiente de todo. Así es. satisfecho de que lo hice y quedó bien, y me siento contento. Yo salí satisfecho de
¿Y cómo era su relación con sus compañeros electricistas, ayudantes? la mina. Me salí porque ya tenía yo sesenta años de edad y, en una ocasión, plati-
Sí, yo creo que todo era normal, yo con todos me llevé muy bien, trabajamos cando con la doctora del Seguro Social, la encargada del departamento de trabajo,
bien, nos ayudábamos entre unos y otros. Claro que, cuando me cambiaron para me dijo: “Usted ya cumplió sus sesenta años de edad, si usted quiere retirarse de
allá, yo estaba solo, nomás me dieron un ayudante. Y aquí estaban todos los demás la mina lo puede hacer, le vamos a tramitar sus papeles para su jubilación y se sale
electricistas, trabajando. Había poca maquinaria eléctrica. Entonces, cuando vi que si usted quiere”. Me entró la tentación y dije: “Ah, pues de qué me salvé yo, ya no
comenzaron a meter más maquinaria, yo pedí más gente. Pero no me la dieron. quiero trabajar”. Ya me cansaba yo mucho, ya luego uno se cansaba demasiado. Se
“No, no, tú síguele ahí, trabaja y se te va a pagar si hay tiempo extra, se te va a comenzaba a meter la idea de salirme, hasta que me salí en el 2001.
pagar”. Había veces que, menos los domingos, salía yo tarde; los lunes, hasta la Y luego, ¿qué hizo usted?
noche. Pero sí me pagaban el tiempo extra. Como ya me habían jubilado, me estaban pagando mi jubilación, y a los sesenta
¿Hizo amistades con compañeros mineros, compadres? años ya no le dan trabajo a uno, por la edad, pues ya no. Hasta la fecha, vivo de lo
Sí, un compañero, que me cae muy bien, me pidió que fuera su compadre y fui. que me da la jubilación.
¿Mantiene contacto con algunos compañeros? ¿Extraña la mina?
Sí, todavía. Hay algunos compañeros que los encuentro por ahí, nos saludamos, Al principio sí, pero ahorita ya no. Fueron veintiséis años de estarse levantando
con gusto nos vemos. Porque, desgraciadamente, en un trabajo así convive uno a las cinco y media de la mañana, diario, diario. Todos los días, hasta a veces los
más con el compañero que con la propia familia. Trabajar ocho, doce, quince, hasta domingos, pues se siente feo. Cuando yo me salí, recién salido, extrañé eso. Porque
veinte horas. Está uno más con los compañeros charlando, trabajando y convivien- me despertaba yo a la misma hora cinco de la mañana, cinco y media, y “¿ahora
do que hasta con la familia, vaya. La familia, nada más los domingos está uno con dónde voy?”. Ya me quedaba acostado, pero ya sin dormir. Hasta que, como fue
ellos. Y todavía, cuando me iba a trabajar los domingos, no había días que estuviera pasando el tiempo, fui ya olvidando, olvidando, hasta que me acostumbré. Pero,
yo en mi casa un día entero. Entonces, la relación con los compañeros de trabajo así fue el trabajo de la mina.
es buena, para mí era buena, yo los trataba bien, nos ayudábamos y sí estuvo bien. Es admirable lo que han hecho los mineros, por tantos años.
¿Qué satisfacción siente de haber trabajado en la mina? Y hay muchos compañeros que trabajaron muchos más años, cuarenta, cin-
Pues, haber cumplido con el trabajo. Me siento satisfecho, contento de que el cuenta años trabajaron. Y se acostumbraron de una manera que, ya no vivían en su
trabajo que yo desempeñé lo hice bien, estuvo bien, y es lo que me hace sentirme casa, todo el tiempo estaban allá. Y se siente duro, se siente feo. A mí me gustó el
satisfecho y orgulloso del trabajo que tuve. A pesar de ser un trabajo tan peligroso, trabajo que desempeñé, porque a mí siempre me llamó la atención la electricidad
manejar la corriente eléctrica dentro de la mina, donde hay agua es muy peligro- y cuando vi la oportunidad de que podía ingresar al departamento, que hice la
so también, muy peligroso. Y pues, desgraciadamente, sufrí accidentes. Pero me prueba, aprobé, y me dieron el trabajo como ayudante. Ahí fui hasta que escalé
siento satisfecho de haber cumplido con mi trabajo. Porque no es fácil, vaya, en como oficial y me gustó.
un trabajo así, más la electricidad que es bien peligrosa. A veces, tiene uno los ¿Por qué le llamaba la atención la electricidad?
aparatos dentro de la mina, hay agua, y uno tiene que llevarlos a donde no le caiga No sé por qué, pero me llamaba la atención conectar un motor, un ventilador,
el agua; pasar líneas dentro de la mina, donde no estorben; conectar, estar al pen- una bomba, hacerla que trabajara es lo que me llamaba la atención. Saber cómo
diente. Había unos arrancadores para los ventiladores o para las bombas y yo los conectar. Hay unos aparatos que se nombran arrancadores de motor y hay que
conectaba y los dejaba trabajando. Al otro día, a veces, ya había agua cayendo y saber conectar ese aparato, qué es lo que lleva, cómo va conectado, todo, todo, para
[zas] tocas la lámina y te da tu toque. Es el problema, y hay que quitar la corriente,

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hacer que trabaje. Eso me llamaba la atención a mí. Por qué no puedo aprender, yo ¿Tuvo ayudantes que después fueran oficiales?
puedo aprender, y así fue como comencé y ya lo hacía yo. Sí, tuve dos ayudantes que me los quitaron de allá, porque ya iban a ser ofi-
¿Cómo se fue enseñando? ciales. Sí, ya me mandaron otros después. Así es.
Cuando era ayudante, por medio del oficial con el que andaba. Él hacía un ¿Y en la mina de Remedios, por dónde entraba?
trabajo y me decía: “lo vamos a hacer así, tú has esto y yo hago esto otro; esto se Por acá arriba, por Tehuilotepec, a diez minutos del centro de Tehui, para abajo
hace así, conecta así, aquí”, o me decía lo que tenía que ha cer. Así fui aprendiendo, así. Por debajo de la mina también, pero está muy lejísimos, caminando. Por arriba
hasta que logré aprender lo básico, porque la electricidad es muy extensa, no se es una medida y por abajo es otra. Es más lejos por debajo.
aprende tan fácil todo. Pero aprendí lo más importante, eso me llena de satisfacción ¿Quisiera usted decir alguna cosa que no le preguntamos y quedó en la memo-
y de orgullo, haber sido electricista minero. ria de su experiencia como minero?
Cuando usted estaba de ayudante de electricista, ¿fue ayudante de uno o tuvo Pues no, lo que dije, eso es. Había veces que me mandaban traer de urgencia,
varios oficiales? en tal parte, en la mina se cayó la pegadura y fregó el ventilador. Órale, llegaba
Nada más fui ayudante de dos oficiales. Me mandaron primero con uno y, al yo a la carrera y a arreglar. Me ayudaban a sacar el ventilador, lo desconectaba y
poco tiempo, me mandaron con otro y con ése duré hasta que me separaron de él, lo poníamos en otro lado, la cosa es que el ventilador tenía que estar trabajando
porque me dieron la responsabilidad de ser oficial allá en la mina de Remedios. Y siempre, para protección del mismo trabajador. Para no inhalar tanto humo, polvo
a mí me convino, porque dije: “Yo voy a ser el oficial y voy a hacer las cosas a mi y todo eso, era importante el ventilador. Cuando comencé a trabajar en la mina,
manera, yo sé cómo las voy a hacer, yo las hago, ya no dependiendo de que otro por primerita vez, no había ese tipo de ventilación. Donde quiera que andábamos
me diga”. Allá, tenía la responsabilidad de conectar teléfonos dentro de la mina, estaba lleno de humo, nomás le andábamos haciendo así, porque era humo, pol-
ventiladores, parrillas eléctricas para que los mineros coman, calentaban su comida vo, y ya con la ventilación… Si aquí hay un ventilador de doscientos caballos de
en las parrillas eléctricas que había dentro de la mina y yo las tenía que tener al fuerza, el aire llega como de aquí hasta el zócalo, por el ducto del nivel de la mina.
centavo. Porque a las doce, llegaba una bola de mineros y a calentar sus tacos y a Entonces, como no tenía por dónde salir el aire, camina por todo el ducto a una
comer. A las doce y media, vamos, otra vez al trabajo. Daban media hora de comer, distancia larga, entonces, al estar trabajando el ventilador, está mandando el aire y
nada más. Por eso yo tenía que tener bien siempre las parrillas. La ventilación está limpiando los niveles. Y siempre estaba la mina limpia. En otros lados, cuando
igual. Porque, cuando los compañeros perforistas disparaban, había mucho humo. no había ventilación había un poco de humo, pero todo eso era importante para la
Ese humo se esparcía dentro de la mina, entonces, hay que tener los ventiladores salud del trabajador. Porque el humo y el polvo, pues…
bien, para que ese aire lo saque el ventilador. Ventiladores con motor de 200 cabal- ¿No hacían mucho ruido esos ventiladores?
los de fuerza, ventiladores grandísimos. Claro que sí, mucho ruido, porque son ventiladores creo que de un metro y
¿Por dónde expulsaban el aire? medio de diámetro, con boca grande. Y dentro del ducto ése, había un motor de
En dirección a un lugar donde no hubiera trabajadores, ahí salía el humo. Ya el doscientos caballos. Con un ventilador en la flecha que, al ponerlo a jale, el mo-
humo buscaba salida afuera, había respiraciones para que el humo saliera. tor ¡fff!, un ruidaso que hace. Las aspas del ventilador hacen muchísimo ruido, y
Cuando usted era oficial, ¿le gustaba enseñarles a sus ayudantes? un airaso que no… Si uno se para enfrente, al prender un ventilador, a un alcance
Claro que sí, sí, porque uno como ayudante al principio, sufre uno para apren- como de aquí a la puerta [unos cinco metros], tumba a uno el aire. Si le llega de
der y si el oficial es egoísta, pues no te enseña bien o no te enseña, o nomás quiere lleno el aire, lo tumba. Y por esa razón, el aire caminaba lejos y limpiaba la mina.
que te estés fijando. Yo, al contrario, le decía: “Vamos a hacer esto así, así. Hazlo tú Había otros más chicos, de cien caballos de fuerza, según el lugar. Había otro
y yo te checo, para ver si lo haces bien”. A mí me gustaba enseñarles, así podíamos tipo de maquinaria, por ejemplo, el Jumbo. Ese Jumbo era para barrenar, eléctrico
trabajar mejor. también. El Jumbo era como, ¿ha visto los tractores?, así. Carrito con cuatro lla-
ntas, tiene un tablero enfrente para el control; tiene dos brazos así, que agarran
la barrena. Y, por medio de los controles, hace que pegue la barrena en el lugar

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donde van a barrenar, pegando las puntas allá. Le pones a trabajar y empieza, va muy importante dentro de la mina. Y todo eso era mi rutina, checar las parrillas que
barrenando, barrenando, hasta que se termina el fierro. Mucho ruido y esos eran estuvieran bien, checar el sistema de bombeo, el sistema de ventilación, esa era mi
eléctricos también y había que estar al pendiente para que estuvieran trabajando. rutina diaria. A donde había gente trabajando, hasta afuera, la gente tenía que tener
Tumbaban mucha carga esos. La altura dependía porque, había niveles hasta de su parrilla bien para que, a la hora de comer calentar su comida.
cuatro cinco metros de alto y había otros de tres metros, bajitos. El Jumbo alzaba Había niveles donde no había gente trabajando y había niveles donde había
los brazos hasta donde fuera necesario barrenar. Ése era eléctrico y tenía que es- mucha gente trabajando. Entonces, dependiendo donde hubiera trabajo ahí man-
tarlo siguiendo con la línea de corriente, adonde estuviera trabajando, para que daban a la gente. Por ejemplo, si aquí hay una veta importante, rica, pues aquí está
pudiera trabajar. Son 500 volts que se ocupaban adentro de la mina, había motores la gente trabajando. Ese producto tiene que salir y hay que tumbar. Y si en otras
de doscientos veinte, ciento diez, para alumbrado, para alguna otra cosa. Pero, por partes la veta es muy pobre, que no rinde mucho, pues había que sellar y hacer lo
lo regular, se manejaban 500 voltios. más importante. Por eso, había partes de algún nivel que no había gente trabajando.
¿Había algún aparato o alguna maquinaria que frecuentemente fallara? ¿Cuándo habrá sido la introducción de tanto trabajo eléctrico en las minas de
El Jumbo era un poquito de lata porque, como es eléctrico, tenía que tenerse Taxco?
listo para barrenar. Fallaba una cosa, fallaba otra, lo prendían y que no se movía A mí no me tocó eso, porque cuando yo entré a trabajar ya estaban todos esos
este brazo y hay que ir a checar por qué. Ya lo arreglaba uno y ya trabajaba. En las sistemas de trabajo. Pero sí, otras personas que ya habían trabajado dentro de la
conexiones, como están libres sin algo que las cubriera, ya les caía una piedrita, mina me platicaban que no había ningún servicio eléctrico dentro de la mina. Todo
les caía tierra, alguna cosa que pasaba, se desconectaban. Pero en sí, pues, regular. lo absorbían, lo inhalaban. Barrenaban y todo el humo se quedaba, el polvo, y uno
Está uno al pendiente, antes de comenzar a trabajar, lo revisa uno que esté bien, no caminando por el nivel, absorbiendo el humo. Posteriormente, ya hubo gente, ing-
tenga nada, lo prueban y si está bien, pues a darle. enieros, que trajeron ese sistema de trabajo de otros lugares. Comenzaron a meter
La máquina perforadora trabaja con aire, le conectan una manguera. La máqui- el sistema de bombeo, ventilación, y vieron que dio resultado, y la gente trabajaba
na, en sí, creo que pesa más de cien kilos, no recuerdo bien, es muy pesada. Pero, mejor y se enfermaba menos. Así comenzaron a meter la electricidad a la mina.
ya con el aire, era una plumita. Comenzaba el barreno así, rápido, rápido. Se hacían Por ejemplo, los que trabajaban en la mina de Jesús, hombres que ya murieron,
hasta sesenta, setenta barrenos en un turno. Y aparte, había que tener tiempo de había unos que me platicaban que de eso no había nada, cuando entraron a trabajar.
cargarlos de dinamita y disparar. En aquel tiempo, cuando no había electricidad dentro de la mina, había lugares con
¿Cómo era su rutina de trabajo? mucha agua y les impedía trabajar. Lo que hacía esta gente, con botes o cubetas, a
Mi rutina era llegar y ponerme a las órdenes del jefe, el ingeniero. Él me decía, tirarla por allá. Desazolvar el lugar y poder trabajar. Con el sistema de bombeo que
“está tranquilo, no hay cosas que hacer dentro de la mina”. Pues no bajaba a la llegó, ya es más fácil. Ponía la bomba allí, la pone a trabajar y el agua la aventaba
mina. Me quedaba a hacer algún trabajo afuera, lo que se necesitara. Pero, había por un tubo re lejos y así limpiaba los niveles para que pudieran trabajar. Cuando
veces que me decía, “el ventilador fulano no trabajó ayer”, y ahí voy rápido. “La yo entré, ya estaba todo ese sistema de agua y de ventilación.
bomba de tal parte, no bombeó el agua, se paró y no arrancó”. Luego me dice, Oiga, ¿y usted arregla la electricidad en su casa?
“pues no arrancó la bomba”, ahí voy a ver por qué no arrancó, a arreglarla, lo mis- Pues sí va, ni modo que contrate a un electricista [risas]. Pero a veces los inge-
mo. Esa era mi rutina diaria, ir a lo que había fallado el día anterior, ir a arreglarlo. nieros me llevan a su casa, a arreglar la luz, que no prendía esto, y ya arreglaba yo su
Y cuando no había nada que arreglar, yo me quedaba afuera para arreglar un ar- instalación. Pero allá es diferente. Con lo poco que aprendí, hacía instalaciones por
rancador o qué sé yo. O me iba a revisar los teléfonos, que estuvieran bien dentro ahí, a la gente que me pedía, que hiciera una instalación, algún trabajo, lo hacía yo.
de la mina. Como es cable delgadito, la piedra que les caía los trozaba y ya no Ahora, los años no pasan de balde y ya me falla la vista, ya se me olvidan las
servían. Entonces, estar al pendiente para volver a empalmar y ponerlos al tanto de cosas. Tengo ochenta años de edad, setenta y nueve. Pues ya se me olvidan las co-
que estuvieran trabajando. Porque el teléfono es muy importante dentro de la mina. sas, ya no veo bien pues, ya no está uno igual como antes, ya no es igual. Pero me
Hay cosas que llegan a pasar o simplemente para pedir una refacción, el teléfono es quedaron bonitos recuerdos de mi trabajo. Así es.

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Gracias por compartir sus recuerdos con los taxqueños, porque es muy impor- En un turno, ¿cuántos oficiales electricistas había en el Solar?
tante para Taxco. En un turno éramos treinta, treinta y dos, me parece. Y había unos que pedía-
Ahí en los molinos, hay mucho trabajo, mucho trabajo. Cuando no es una cosa, mos nuestro lugar donde trabajar. Por ejemplo, el que se encargaba del manten-
es otra. Una vez, ya nos veníamos, nos quedamos de segunda, a las ocho cenamos, imiento del motor de la mina, ahí había uno diario, diario, a dar mantenimiento a
y a las nueve pues unos ya estaban bañándose, cambiándose, para esperar la salida. esos motores. El que le tocaba en los molinos, a ver lo que se ofrecía allá. El que le
Ya nos habíamos bañado cuando nos hablan, que uno de los filtros del molino es- tocaba checar el bombeo, la instalación, iba. Y así, dispersaban a uno, donde había
taba fallando. Pues, volvimos a ponernos la ropa de trabajo, nos fuimos a ver ese trabajo. Cada oficial con un ayudante. A la hora de la salida, todos llegábamos al
filtro. ¡Hasta las cinco de la mañana, logramos! Y porque fue una ingeniera espe- taller a bañarnos y a cambiarnos y vámonos. Solamente que hubiera tiempo extra
cialista en ese trabajo. La fueron a despertar a su casa y la trajeron para acá y ella para algún trabajo, “tú te vas a quedar y tú te vas a quedar a hacer este trabajo”.
nos ayudó a buscar la falla y arreglamos el filtro. Porque es muy importantísimo Claro que, cuando se requería más gente, pues ya mandaban dos oficiales con sus
el filtro. Ahí se pega todo el mineral, es un filtro que absorbe el valor. O sea, que dos ayudantes y a hacer el trabajo.
todo lo que sale de la máquina de flotación llega a un tanque de lámina; entonces, ¿Qué clase de trabajo podía requerir más de dos personas?
el filtro es grandísimo, da vueltas y cada vez que da una vuelta, moja en el tanque Depende, por ejemplo, cuando un motor de la mina se quemaba hay que sac-
del lodo el valor del metal y como tiene aire por dentro, absorbe el mineral ese y arlo, pero se requería más gente. Entonces, teníamos que llevarlo a la calesa para
lo seca rápido, rápido lo seca. Entonces, al dar vuelta pasa por una cuchilla y lo que ahí lo sacáramos para afuera. Ya afuera, lo transportábamos por medio de una
va despegando todo y cae abajo. Eso es importantísimo, tiene que estar siempre máquina, según. Y ya para desarmarlo y para volver a armarlo, cuando ya estuviera
al centavo para que esté dando vueltas y el mineral vaya cayendo en una banda y con bobinas nuevas, se requerían hasta seis personas. Entonces, decía el ingeniero,
se lo lleva a un lugar donde lo están amontonando y, de ahí, a los camiones para “ustedes, tres parejas se quedan a armar ese motor”. Pero cuando no había ese tra-
llevarlo a donde lo funden. Por esa razón, esos filtros tienen que estar trabajando bajo, pues cada quien va por distinto lugar.
constantemente, diario, día y noche. Y las celdas de flotación también, hay que Es todo lo que puedo aportar de mi experiencia de veintiséis años, que estuve
estar pendiente de los reactivos que se le ponen, por gotas, a cada celda. Son celdas trabajando. Es lo que a mí me sucedió. Como les digo, yo tuve dos accidentes
como de dos metros de largo por uno y medio de ancho y ahí está llegando el min- uno más grave que otro. Tuve experiencias feas en la mina, ver compañeros que
eral como lodo espeso. Ahí llega y se están poniendo gotas de reactivos. No recu- mueren, compañeros que se taparon. Eso se siente feo, pero pasa. Por ejemplo,
erdo los nombres de los reactivos pero que veinte gotas, que treinta, que cuarenta, cuando mi difunto cuñado se tapó, me sacaron de la mina para ir a avisarle a la
según como esté, se le ponen tantas gotas. Y al pendiente, porque ese mineral va al familia. Se siente muy feo. Cómo voy a llegar, “sabes qué, tu marido se murió”.
filtro, y ahí el filtro ya tiene que estar despegando el puro valor, nada más el puro Pues no, va. Como que sentía uno feo. Pues así, pero me dijo el ingeniero, “era tu
valor, nada de otra cosa. Lo que suelta la celda de flotación para abajo, sube por un cuñado, pues salte cámbiate y ve a avisarle a tu familia”. “¡Hijo!, ¿Cómo voy a
tubo y llega a ese tanque del filtro y ya despega el puro valor, ya no otra cosa. Y ya llegar a decirle?” Pero, tienes que hacerlo, pues”. Me salí, me cambié y me fui a
eso lo van amontonando, llegan los camiones y se lo lleva. Ese era el trabajo. Por donde vivía y le dije a su esposa, que ni se imaginaba a lo que iba yo.
eso digo que ahí, en esos molinos, teníamos mucho trabajo, ahí casi no descansaba Y me preguntó: “¿Qué, no estás trabajando?” Le digo, “pues sí, de allá vengo”.
uno para nada. — ¿Y eso?
Rara vez, había días, que estaba todo calmado, tranquilo y todo trabajando — Pues, traigo una mala noticia.
bien. Pero no faltaba con que el molino, que tal cosa, y ahí está uno al pendiente. — ¿Qué pasó?
Pero me gustó mi trabajo y, gracias a dios, pues todo por servir se acaba, dicen — Se tapó tu esposo.
[ríe]. Así es. Yo no hallaba ni cómo decirle. Tuvo un accidente tu esposo y pues está tapado,
va. No, se sintió muy mal. Luego, vinieron aquí a la mina a ver cuando lo sacaron.
No, una cosa fea. Son experiencias feas, amargas, que no quisiera uno que sucedi-
eran. Feo, pero ni modo, así es.

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¿Qué edad tendría la esposa de su cuñado?
Pues, no sé. Pero me imagino que ella tendría como unos treinta años, joven. Y
él un poquito más grade, como treinta y ocho años. No, no, no, una cosa fea.
¿Tenían hijos?
Sí, tenían hijos, tenían cuatro hijos, todos chavitos. Se quedó sola la señora.
Más que nada, lo feo que se siente es ir a darle una noticia de esa clase. Pues sí,
a qué va uno. Lo que pasó, pues ya ni modo, vaya. Se siente feo, feo. La familia,
pues, está esperando que llegue con vida, va. Y va uno y le dice… No, está feo, ¡Ahí vienen los mineros!
está feo.
Como el que se tapó también, ése era de Taxco el Viejo. Fueron a avisar que
se había muerto su marido. Se sintió feo también, bien feo. Otro muchacho que se
Roberto Ocampo Reyes
tapó también en una mina que le decían el Socavón del Rey. Ese muchacho vivía
aquí en Ojeda. Tenía tres semanas que había entrado a trabajar y le tocó ayudarle Entrevista realizada por Jimena Lozano,
a abrir a un perforista; iban abriendo un nivel, hacerlo más ancho, estaba angosto. Iván Torres y Francisco Pineda,
Vienen abriendo más, para que estuviera más ancho. Y en una de esas, se le viene en Taxco, Guerrero, el 26 de abril de 2019.
la piedra al pobre chavo y le cayó aquí. Y ahí quedo. Tres semanas, apenas había
entrado. Él vivía aquí en Ojeda y ahí quedó, se murió. Todo eso también, ¿no?, son
experiencias que le quedan a uno grabadas. Y dice uno, ay chingado. Y gracias a
dios, no le sucedió a uno una cosa fea, así, que estuviera a punto de perder la vida.
Pero ve uno esas cosas, con otros compañeros, y se imagina uno algún día yo me ¿Cuál es su nombre?
caigo, me pasa esto. Se vienen pensamientos en la cabeza. Pero, gracias a dios, no Mi nombre es Roberto Ocampo Reyes. Nací en Taxco, Guerrero, el 13 de mayo
sucedió. de 1951.
Así es el trabajo, en la mina. ¿Y el nombre de usted, señora, su esposa?
Galdina González Bañón, para servirle, y nací en Taxco, Guerrero, el 18 de
abril de 1951.
¿Quiénes fueron sus padres, don Roberto?
Mi papá se nombraba José Isabel Ocampo Hernández. Mi mamá se nombraba
Petra Reyes Jacobo, ella era originaria del pueblo de Tehuilotepec, Guerrero. Mi
papá era del pueblo de Landa, Guerrero.
¿A qué se dedicaban sus padres?
Él era el químico de la Coca-Cola. Mi mamá se dedicaba a los quehaceres
domésticos. Fui el único hijo. Estudié hasta segundo año de secundaria, aquí, en
Taxco.
¿Y por qué dejó de estudiar?
Por la cosa monetaria. En la Coca-Cola, se usaba como en la mina, si trabajaba
doble turno, ganaba buen dinero y si no, pues apenas iba alcanzando para comer.
Yo trabajé todo el tiempo, desde muy chamaco, comencé por ahí de los doce años.

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Fui vendedor de gelatinas, vendedor de pan, peón de albañil, peón de carpintero, ¿Y en qué año se casaron?
canastero en el mercado y también vendía paletas heladas. Roberto Ocampo. En el 73. El 30 de abril, vamos a cumplir, ¿qué?...
¿Cómo llega usted a la mina? Galdina González. Cuarenta y siete años de casados.
Bueno, a la mina llegué porque me casé, aquí con la muchacha, bueno, la señora. ¿Qué edad tenía su papá entonces?
Galdina González. Gracias. Roberto Ocampo. Pues, andaba como por los cuarenta y cinco años. Entonces,
Roberto Ocampo. Y, no había para la comida. Entonces, mi suegro ya traba- ahí en la mina, pues fui ayudante de tubero, ayudante de rielero, ayudante bomb-
jaba en la mina. Yo le pedí que, por favor, me ayudara a entrar a la mina y pues, ero, ayudante de palero, calesero.
nunca me pudo acomodar. Mi papá me decía, “no hijo, cómo crees. A la mina no, Por cierto, me pidió la doctora [Rosa Virginia Pineda], que trajera una muestra
es peligrosísimo. Te vas a matar en la mina”. Pero, al ver, que no había de comer, de lo que yo trabajaba. Por aquí lo traigo, lo traía, ya se me escondió. Ah, mire, ésta
para la muchacha, pues, tuve que entrar a la mina. El día que fui a presentar mi es una llave que usamos en la mina, para el trabajo de calesero. En la calesa, caben
solicitud, yo no llevaba ni un peso. Si no que, los compañeros que estuvimos ahí, sesenta hombres, es una especie de cuarto, donde caben treinta abajo y treinta ar-
me prestaron un peso para la solicitud de ingreso a la mina. Entré, pero los demás riba. Trabajé eso, pero, ya posteriormente, eh. Como yo estaba estudiando un curso
no lo pasaron ni el que me prestó el peso, porque nos hacen un examen médico. de electro mecánico, me sacaron a superficie. Ahí, conocí a un ingeniero y se dio
Yo lo pasé, porque era jugador de futbol, en ese entonces. Como a los ocho días, cuenta que yo seguía estudiando. Me fue ascendiendo. Después, el ingeniero me
comencé a trabajar en la mina, yo tenía veintiún años. Cuando llegué al Fraile, mandó al taller automotriz. Yo estaba especializándome en gasolina y llegué a ser
estaba mi suegro. “¿Cómo, ya estás aquí?” Le dije, “ya estoy aquí, nos hace falta encargado del taller de gasolina.
dinero para comer, pues”. Y, mi papá lloraba, “no hijo, no, a la mina no. Te vas a ¿Ahí mismo estudiaba?
matar, en la mina”. Le dan a uno bastantes libros, folletos, vaya. Con eso, uno tiene que presentar
Galdina González. Mi papá trabajaba en las oficinas. Él era almacenista y decía un examen y terminé el curso de electromecánico. Llegué a ser encargado del
que no, que no quería ayudarle a que entrara a la mina, porque es peligroso. “Te taller. Pero, el curso de ingeniería mecánica ya no me lo pusieron. No sé si sería
vayas a quedar viuda luego, luego”, dice. Y, por eso no le arregló. Pero, cuando se envidia, porque destaqué más que los demás.
dio cuenta, él ya estaba adentro. Después me pasaron al Solar. Ahí, llegué a ser, pues no jefe, pero encargado
Roberto Ocampo. En El Fraile, trabajaba como peón, para acomodar madera, del taller mecánico. Yo me encargaba del mantenimiento de autobuses metaleros,
andar barriendo el patio, quehacercitos así, muy leves. Ya de ahí, me pasaron al camionetas, todo eso estaba bajo mi mando. Entonces, casi, casi, me disgusté con
Pedregal, donde, ya es otra clase de trabajo. Porque, ahí, ya empezaba yo a hacer el ingeniero Uribe. Porque, él quería que todo el trabajo saliera de un solo turno.
trabajitos de mecánica. Digo, no ingeniero, no es posible. Hay trabajos que, por ejemplo, ajustar el difer-
Cuando usted entró a trabajar, ¿qué le decía su suegro? encial de un autobús, eso se debe manejar con cuidado. Digo, no ingeniero, para
Pues, nada más que me agradecía. Porque, estábamos en la ruina, ella y yo, mí no es posible. Y, ya de ahí, me empezaron a agarrar mala voluntad, hasta que
vaya. No había para comer, yo andaba con los huarachitos, ahí, bien pobrecitos. me separé de la mina. Por eso, ya no me hicieron el estudio del oído, nada más me
No había dinero, vaya. Antes, trabajé en la plata, pero me daban treinta pesos de dieron incapacidad pulmonar.
préstamo, a la semana. ¿Qué hacía yo con treinta pesos? Por eso, opté por entrar Por esa incapacidad, me dan muy poco. Al principio, hace como unos cuarenta
a la mina. Ahí, también, nos daban una despensa con frijol, maíz, arroz, manteca, años, me daban como treinta y cinco pesos. Actualmente, me dan quinientos pesos.
jabones, sopas, chile guajillo. Un montón de cosas y estábamos abastecidos de Pero, como tengo un préstamo, me dejan trescientos pesos, que no me ajustan para
todo eso. nada. Y ya no puedo trabajar, porque estoy perdiendo la vista, por la diabetes. El
¿Compraban a bajo precio? oído, éste, lo perdí en la mina. Porque, también, trabajé de plastero. Así se llama
A bajo precio, exactamente ¿Con cuánto comprábamos? el que rompe unas piedras grandes, con dinamita. Se le pone dinamita, se tapa con
Galdina González. Con diez pesos. lodo, se le pone una mecha larga. Por acá, se le prende y corre uno a esconderse. Y

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se oye el estruendo. Por eso, la doctora dice que, esto es consecuencia del trabajo, ¿Cómo era la convivencia con sus compañeros?
en la mina. Pero, ya no puedo hacer nada. Muy bonito. Aquí está mi esposa. Se paraba a las cinco de la mañana, para
Perdón, cuando yo trabajé de plastero, en la mina de Guerrero, tuve un acci- hacer mis taquitos. A la hora de comer, hay parrilla, para calentar los tacos que
dente. Por arriba, hay unos huecos grandes, que le nombran chiflones. Entonces, llevábamos. Pero, había muchos compañeros que buscaban el taco más gordito que
nosotros estábamos debajo de eso, quebrando las piedras, rompiéndolas. Entonces, se miraba. Y ya nosotros agarrábamos, poníamos un taco con otro y órale. A veces,
oí algo que venía, ¡zas! ¡zas! ¡zas! y me quedé… ¿Qué será? No me van a creer, llevábamos un trastecito con salsa de jumil. Los compañeros de pueblito, traían
pero era una piedrita, así de este vuelo, pero de puro plomo, puro mineral, y me ciruelas. Era muy bonita la convivencia, porque uno con otro, se invitaba un taco.
cayó en el pie, desde quién sabe qué altura. En el trabajo, ¿se cuidaban entre ustedes?
Me cayó en el pie, entonces, me andaba yendo para abajo de la parrilla y me Pues, ahí cada quien se cuida solo, uno solo. Pero hay una convivencia. Por
sacaron los compañeros, me llevaron al hospital del Pedregal. Llevaba el pie, así ejemplo, cuando yo era calesero, íbamos como sesenta hombres en la calesa. Pero,
de grande. Ahí me atendieron, luego, luego. Me colocaron una como bolsa, así, y hay unos, bien cábulas. Me agarraban un trancazo fuerte, ¡zas! Volteaba uno y ni
la inflaron. Sí, la piedra me fracturó en el empeine. quien. O, le amarraban a uno, el cordón de la lámpara a la calesa y ya cuando uno
¿Era difícil aprender los trabajos? iba a salir, ¡Quiubo!, ¿qué pasó? [risas]. ¡Estaba uno amarrado! Llegué a trabajar
No, porque llevé mi curso, repasaba en las noches, hasta las dos o tres de la turno de tercera, también, en el taller mecánico. Unos compañeros delgaditos, se
mañana, para salir con buenas calificaciones. Si no, no me tomaban en cuenta. metían en la llanta de Scooptram a dormir. Otros, se dormían así, con la bota de
Entonces, llevaba yo teoría y práctica. No, no me costó trabajo, inclusive, llegué a hule y las patas cruzadas. Cuando ya se quería parar… ¡Y, moles! [risas]
ser mejor. Porque, desarmaba y armaba un camión y, para tabularme de mecánico, Pero, ¿qué les hacían?
los ingenieros me dijeron, “te vamos a tabular de mecánico, pero si echas a andar Galdina González. Les ponían pegamento. [risas]
ese camión”. Era un camión de volteo, ya bien deshecho, bien acabado. Y lo armé. Roberto Ocampo. Había una banca larga, como de por allá hasta acá. Un com-
¿Qué es lo que más le gustaba de mecánico? pañero se acostaba ahí. Todo el ruedo, le pusieron estopa con aceite, agarran, y que
Pues, armar y desarmar camiones. Nada más, que había una cosa. La empresa le prenden… [risas] Que despierta y... ¡Qué pasa, qué pasa! [risas]
no nos dejaba hacer un ajuste de motor. Nada más me decían: “Roberto, bájame ese Y yo, que según, me cuidaba mucho, una vez, me dormí también, en las cá-
motor de tal camioneta y me lo echas a la otra camioneta. Me lo voy a llevar a Mé- maras de las llantas. No… Cuando me paré, me habían pintado todo esto, la cara,
xico”. Pero, no nos dejaban hacer el ajuste de motor. Ya que regresaba, “Roberto, con aceite quemado. Parecía que iba a ir a la guerra. [risas]
ya llegó el motor, pónselo a la camioneta”. Se convive muy bonito. Yo entré a la mina, únicamente por un año, para ajustar
¿Y era común que hubiera accidentes dentro de la mina? un kilo de plata que, en ese entonces, costaba trescientos pesos. Y, cuál fue mi sor-
Sí, yo fui de la cuadrilla de salvamento, hubo ocasiones en que sacamos a com- presa, me pasé quince años trabajando. Me gustó mucho, inclusive, en el programa
pañeros bien aplastados, por una roca. Hay unas rocas que se desprenden, allá les de utilidades, yo tenía un año trabajando y que llego a mi casa: “¡Papá tengo quini-
nombramos pegaduras. Cae una pegadura sobre un hombre y lo deshace, lo saca entos pesos de utilidades!” Dice: “¡Estás loco! “Si yo, que llevo cuarenta años en
uno por pedacitos. A mí, me tocó sacar a un minero, hasta veníamos recogiendo sus la Coca-Cola, me dan cuarenta, cincuenta pesos”. Yo tengo quinientos pesos. No,
sesos, en la testera. Se llama testera del chiflón, la pared, vamos a decir. Veníamos dice, has de haber visto mal. Sí, fue mi sorpresa. Vuelvo a repetir, mi papá era el
recogiendo sus sesos, así, sus botas, su ropa. químico de la Coca-Cola.
También, pertenecí como doce años a la banda de guerra del sindicato. Cuando Y usted, ¿qué dijo?
moría un compañero íbamos a enterrarlo hasta su tierra o aquí, en Taxco. Murieron Galdina González. No, pues yo, me puse bien contenta. Digo, ahora si vamos
varios compañeros, los teníamos que enterrar con la banda de guerra. a comer bien [risas]. Y, él no compró el kilo de plata. Siguió en la mina. Ya no se
acordó de comprar la plata.

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Roberto Ocampo. Luego la primera rayita, que me tocó, fue de cincuenta pesos ¿El trabajo era más riesgoso en alguna mina?
diarios. Que llego y que se los doy a la señora… Mire, en el interior de la mina, aunque sea en la entrada o en el comedor, a
Galdina González. La muchacha. uno le puede caer una pegadura. Hay salones muy grandes, digamos, como de cin-
Roberto Ocampo. Nada más que, después que los perdió… ¡Cómo que los cuenta metros, para allá y para acá. En uno de esos, pensaban poner una cafetería.
perdiste! Sí, y cuál fue su sorpresa. Teníamos una bebita y, en la casa de ustedes, Pero, había ocasiones en que se bajaban unos pedazos de roca grandes, como el
hay un patio muy grande. Allá, fui a encontrar los cien pesos. Se usaba el billete de sillón, ¡zas! No, no se puede. Es un trabajo muy riesgoso.
a cien, un verdecito. Mi papá era muy devoto de la Virgen de los Dolores. Luego, En el taller mecánico, sucedió un accidente con un compañero que se subió,
luego, agarró a la nietecita y que se van a comprar una veladora a la Virgen [risas]. con otro compañero, a jugar con la máquina Scooptram. La máquina tenía la re-
Sí, es muy bonita la convivencia de los mineros. versa puesta. Va este cuate y la arranca. Pero, como está el pilar del taller y, en
¿Qué es lo que más le gustaba de la mina? medio, iba pasando un compañero, lo hizo pedacitos. Dicen eh, yo no lo vi, que su
Pues, vuelvo a repetir, la convivencia, la convivencia. Sí, porque el trabajo lo corazón andaba brincando así y ese ingeniero se volvió loco.
tiene uno que hacer. Tarde o temprano, uno tiene que cumplir. Porque, si no, ya Al principio, entré a trabajar de ayudante de perforista con un señor que se
lo están corriendo a uno. Ahí, le llaman levantar un acta. Inclusive, a mí me cor- nombraba Ángel García. Se entraba, por una rampa, a un lugar con un calor tre-
rieron una vez. Porque yo era el mecánico y me pusieron a lavar piezas. Digo, no, mendo. Nada más trabajaban quince minutos, un par de hombres, y entraban otros,
ese no es mi trabajo. “Lo tienes que hacer”. No es mi trabajo. “Entiende, lo tienes porque no se aguanta el calor allá.
que hacer”. Y, el jefe se conchabó con otro y me corrieron. Pero, entonces, llegó Es muy triste, también. A veces, cuando sale uno, ya para la superficie, los
el secretario General del sindicato: “A éste, no me lo van a correr”, dice. “Me lo taquitos están llenos de rezaga, se le llama así, a la piedra de mineral molido. Y,
reinstalan otra vez”. Y me reinstalaron. hasta con aceite. Pero, cuando me lastimé, esa vez que les mencioné, mi papá
¿Qué le decían? lloraba, lloraba, y decía, “ya ves hijo, te lo dije”. Ah, pero yo, nada más me com-
“Ya se va el burrito”, así me decían, “ya se va el burrito”, y se ponían a llorar. puse y voy a la mina otra vez.
Otros no, ni al caso. ¿Cómo era para usted, ese riesgo en el trabajo de su esposo?
Y, ¿le gustaba enseñar a otros? Galdina González. Pues sí, está una en tensión. Cuando él se salía a trabajar,
¡Claro! Pues, nada más a mi hijo, yo le enseñé la mecánica, yo le enseñé a “virgencita, cuídalo”. Porque, se iba a trabajar y yo no sabía, si regresaba con vida.
manejar, le enseñé la profesión del campo, le enseñé la platería. Y me siento orgul- Y, pues, yo tenía mis niños chiquitos. ¿Qué voy a hacer, si me quedo sola? Pero,
loso, porque ahora, él ha enseñado a muchos, a bastantes. Yo me enseñé a manejar gracias a dios, en los quince años, sólo tuvo un accidente. Y, cuando regresaba de
solito, sin que nadie me enseñara. Yo miraba cómo le hacían con los camiones. trabajar, pues, me volvía el alma al cuerpo. Pero, eso era del diario, del diario.
Había unos camiones largos de estacas y me quedaba viendo cómo le hacían: para ¿Cuántos hijos tienen?
allá, se iba para adelante el carro; le metían para acá, se iba para atrás. Y cuando Galdina González. Son tres. Ya son casados, los tres. La más grande, mujercita,
el otro señor, que era más antiguo que yo, venía al Solar a traer piezas y eso, yo tiene cuarenta y seis años. El más chico, treinta y nueve años. Las mujeres se dedi-
agarraba el carro y lo movía de aquí a allá, luego para atrás. Así, empecé a agarrar can a su hogar y el hombre es taxista y, también, trabaja en una hojalatería
confianza. No… después, me daban la responsabilidad de ir a traer las camionetas Roberto Ocampo. No me da pena decirlo, ¿verdad? Él es el que nos mantiene.
nuevas, que la empresa le compraba a la Ford. Yo tenía que ir a traerlas, aquí a Vuelvo a repetir, ya no oigo bien, ya no veo bien por la diabetes, ahora sufro mu-
Casallas. Ahí, las entregaban, no sé por qué. cho de las rodillas, la doctora me está tratando todo eso. Ahorita, mi esposa y yo,
¿Participó usted en tareas sindicales? llevamos quince días con la gripa y la tos. Que nos inyectamos, que tomamos una
Sí. Inclusive, llegué a ser secretario suplente del secretario general del Consejo cosa, que tomamos otra y nada. Por eso, cuando veníamos para acá, le digo a ella, a
de Vigilancia y Justicia. Trabajaba en el día y en la tarde iba al sindicato. A veces, lo mejor no nos hacen la entrevista, por estar tosiendo, ahí. Hablando medio mocho
yo tenía que firmar la nómina a las secretarias, cuando el mero mero no estaba. [risas]. Sí, pero aquí estamos, para servirles.

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¿Qué le diría usted a sus hijos? cesión de Guadalupe, subíamos como treinta mineros, con nuestra lámpara. ¿Aho-
Galdina González. Bueno, si mi hijo quisiera entrar a la mina, yo le diría que ra, dónde? Ya no. Los mineros viejos ya nos acabamos, unos ya no servimos para
no, que hay muchos peligros. Le digo, ya ves a tu papá, cómo sufrió cuando se nada, otros, ya murieron. Mientras no florezca la mina y la platería, Taxco va a
accidentó. Mi hijo se dio cuenta. No me gustaría que mi hijo entrara a la mina. acabar abandonado.
Aunque también, el taxista corre peligro. Porque, donde quiera, el peligro está Usted, señora, ¿qué le diría a la gente de Taxco?
latente, a todas horas. Pero, pues, en el taxi es menos que en la mina. Galdina González. Bueno, pues yo les diría, que la familia de los mineros, has-
¿Extraña la mina? ta cierto punto es feliz. Porque, es un trabajo riesgoso, pero a la vez, bonito. A los
Se extraña, se extraña. Bueno, si yo estuviera joven todavía, yo me iba a tra- hijos, inculcarles que los mineros son respetados porque trabajan, porque exponen
bajar, aunque sea a Zacualpan. Dicen, que están ganando muy bien, en las minas su vida, para que Taxco tenga qué comer. Uno tiene que apoyarlos.
de Zacualpan. Esperamos en dios, que la huelga se arregle. Porque, Taxco va a renacer, va a
Pero, desgraciadamente, uno a está de edad… Ya no ocupan a uno para nada. brillar. Tenemos fe. Ojalá y dios nos de licencia de verlo. Que los mineros vuelvan
Inclusive, el secretario General del sindicato es mi compadre. Y, pues, ya ni para a resaltar, aquí, en Taxco.
pedirle nada. Ya no veo bien con este ojo, ya estoy sordo. Ya ni para velador sirve ¿Algo que quisieran agregar?
uno. Roberto Ocampo. Pues, ahora sí que, darles las gracias a ustedes por su tiem-
¿Está orgulloso de ser minero? po, por el espacio. Creo que ya explicamos, lo poquito que podemos, ¿verdad?
¡Sí, claro que sí! Vuelvo repetirle, es una convivencia muy bonita, una Porque, no tenemos el mismo estudio que ustedes, también. Pero, en algo ya les
convivencia con todos los compañeros. Por ejemplo, yo voy a un pueblo y me contestamos lo que nos preguntaron. Y darle, pues, ánimo a mis compañeros los
hablan, “¡Quiubo burro!, qué milagro”. Pues, aquí vengo. Voy a otro pueblo, “¡Qui- mineros ¡Qué no desistan! ¡Qué sigan adelante! Si ya llevan doce años. ¡Qué sigan
ubo ca…!” Aquí estoy. Voy a otro, “¡Quiúbole!, qué pasó, qué milagro. ¿Cómo es- adelante! ¡Adelante!
tás?” Se siente uno orgulloso de tener amigos, se siente uno muy orgulloso. Pues muchas gracias. Fue un gusto conocerlos y oírlos explicar con esta fran-
¿Le gustaría agregar algo que no hayamos preguntado? queza y con este sentimiento. Porque, para nosotros es desconocido, eh. No es que
Bueno eh, muy particularmente. Yo les diría a todos los mineros, que ahorita conozcamos mucho, al contrario, desconocemos mucho. Y, ustedes nos enseñan
están en pie de huelga ¡Que no desistan, que sigan adelante! Porque, cuando yo de la vida humana y de la vida del trabajo, uno de los más riesgosos y de los más
estuve de minero, nos engañaban. Nos engañaban y ya se levantaba la huelga. Y duros, el trabajo del minero.
ahora no. Han persistido y han aguantado, todavía están aguantando. Eso es lo que Galdina González. Muchísimas gracias, por todo.
yo quisiera, darles ánimo. Aunque ya no puedo ayudarles, ¿verdad? Pero, si algún
día necesitan de mí, estoy a su disposición. ¡Que aguanten, que luchen! Para que
de aquí a mañana no digan: “Eh, bola de borregos, les levantaron la huelga, por
una cosa de nada”. ¡Que aguanten, que aguanten! Y, vuelvo a repetir, si en algo les
puedo servir y les puedo ayudar, adelante. Soy compañero.
¿Cuál es la importancia de los mineros aquí, en Taxco?
Mire, Taxco se está acabando o ya se acabó. ¿Por qué? Porque la minera ya
dejó de trabajar, la platería ya bajó, la carpintería ya se acabó, también. Pero, si
llegara a florecer otra vez la mina, la plata y la carpintería, Taxco se iría para ar-
riba, otra vez.
Simplemente, le digo, cuando fui de la banda de guerra de los mineros, decían:
¡Ahí vienen los mineros! Y, era un estruendo grandísimo. Ahora, ya no. A la pro-

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Parte de mi vida se quedó en la mina

Jesús Aguilar Naranjo


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda,
en Taxco, Guerrero, el 29 de marzo de 2019.

¿Ella es su nieta?
Sí, se llama María Aguilar Aguilar.
¿Dónde nació usted?
Yo nací en Los Reyes, Michoacán, 16 de enero de 1934. Mi papá se llamaba
Jesús Aguilar Ayala y mi mamá Inés Naranjo Duarte, los dos eran de allá. Él se
dedicaba al trabajo de campo, puro trabajo de campo. Fue peón, en trabajos de
campo. En mi tierra se sembraba mucha caña y, actualmente, se siembra puro ag-
uacate y zarzamora. Ya cambió todo.
¿Cuántos hijos tuvieron ellos?
Nada más yo. Bueno, hubo otra niña, pero falleció.
¿Sigue yendo a su pueblo?
Sí, anteriormente, íbamos cada año. Pero, ahora, tenemos problemas con la
salud de mi esposa. Ya tenemos tres años, que no vamos.
¿Su esposa es de allá?
También de allá. Bueno, ella no es de mi pueblo, Los Reyes, es de otro pueblo.
Pero, también es de Michoacán.

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¿Usted estudió? Él era minero. Bueno, a mi papá sí le dieron entrada, pero a mí no. Porque,
No. Empecé a trabajar a los ocho años. Como trabajábamos el trapiche y fab- aceptaban jóvenes, pero de diez y ocho años para arriba, y yo tenía diez y siete.
ricábamos piloncillo, entonces, yo cuidaba la división de cada parcela, donde había Entonces, no me querían dejar. Pero, el secretario del trabajo, dice, “pues, que se
caña y donde no había caña, para que no pasaran animales cuando había caña. ponga un año más y vamos a la compañía, a ver si lo pasan”. Nada más, que diga
Entonces, yo cuidaba donde pasaba la carreta, que entraba al fondo, a la caña y los que ya fue a marchar [servicio militar]. Y ya, por medio de eso, pues, ya me de-
trapiches. Fue, como por el año cuarenta y cuatro. jaron. Al siguiente mes, entré a trabajar en la mina.
¿Y cómo entró a trabajar ahí? ¿Cómo rezagador?
Por medio de mi papá. Él trabajaba ahí, transportaba la carreta que traía la caña Como entran todos. En ese tiempo, todo mundo entraba de rezagador primero.
y en el trapiche. Entonces, yo entré a trabajar ahí, más bien, él me llevó porque, Después de tanto papeleo y todo el trámite, mi papá y yo entramos a trabajar el 17
prácticamente, yo estaba muy chico todavía. Ya, posteriormente, como fui crecien- de abril de 1952. Ese día, entramos a trabajar a la mina.
do, entré a trabajar al trapiche, donde fabricábamos piloncillo. Primeramente, entré ¿Cuánto tiempo estuvo usted de rezagador?
a las calderas, donde se fabricaba la miel para hacer el piloncillo. Ahí, trabajé hasta Estuve, como seis años, más o menos.
los quince años. Después, me fui a Estados Unidos, según yo de bracero, como ¿Qué es lo que hizo como rezagador?
dice el dicho, “de mojado” [ríe]. Nomás estuve en la mesa de California, después, Como vas de noche, subimos a lugares donde sacan el mineral. Nosotros entra-
en Los Ángeles y San Diego. Ya luego, me agarró la migra y me echó para fuera. mos a limpiar todo lo que caía ahí, tierra, piedras. Para que, los otros lo subieran.
Me regresé a mi pueblo. Nos carrereaban, a los de abajo, donde llegaba el trabajo de tumbe de roca. Posteri-
Allá, en Estados Unidos, ¿en qué trabajaba? ormente, teníamos que acarrear, en carros, ese mineral que van tumbando. Caía en
Primeramente, trabajamos pizcando zanahoria. Después, entré a trabajar con unas tolvas de madera y llenábamos los carros y ya los subían en una parrilla. Así
un señor en su rancho. No me convino, porque me pagaba muy poquito y me fui era el trabajo de un rezagador.
a otro lado. Pero, ya no pude trabajar, porque me agarró la migración. Duré, como ¿Y después de rezagador?
tres meses, en un centro de concentración y me deportaron a Guadalajara. Toda Después, pasé a ser ayudante de perforista. Eso era a elección de los contratis-
la gente, que era Michoacán, la mandaron a Guadalajara. Llegué y me dediqué a tas. Por ejemplo, decía un contratista, necesito tantos peones para mi trabajo. Y
trabajar, con un señor que era agricultor. A preparar la tierra, para sembrar caña. ya, el jefe de turno te decía, tú te vas con fulano de tal. Un perforista es el que va
Ya después, me casé con mi esposa, yo tenía dieciséis años y ella tenía quince. trabajando y da rebaje sobre las vetas, con máquinas que se movían por aire.
Después, nos trasladamos aquí, a Taxco, Guerrero. ¿A usted le gustó ser ayudante de perforista?
¿Por qué decidieron venir a Taxco? Pues, fíjese que no era de que le gustara a uno. Como trabajador, tenía que ir a
Uy, señor, esa aventura es muy larguísima. No quieran, que se las cuente… donde lo mandaba un jefe de turno. Por ejemplo, si un contratista pedía gente para
María Aguilar. Sí, para eso están. su trabajo, nuestro jefe de turno decía, te vas tú, tú y tú con fulano. Así que, si no
Jesús Aguilar. Pues, ni modo. Es que aquí, en Taxco, había un tío mío, un her- me gustaba, uno de todos modos tenía que ir, uno era trabajador.
mano de mi mamá. Allá, en Zamora, Michoacán, estaba una hermana de mi mamá, ¿Qué le tocaba hacer a usted, como ayudante de perforista?
que venía para Taxco y nos invitó a que la acompañáramos. Pero, nomás hasta Me tocaba, pues, ayudar al perforista. Supongamos que son dos paredes y aquí,
México. Pero, pues, llegamos a México con ella, mi mamá, mi papá, mi esposa y en medio, hay una veta que va hacia arriba. Les nombran rebajes y uno le va tum-
yo. Y, ya ahí, nos dijo, siquiera vamos a visitar a mi hermano allá. Y, que, llegando bando, para arriba. Sobre la cara que vamos tumbando, a subir y a subir a subir.
a Taxco, nos daba para el regreso. Nos engañó, porque llegando a Taxco ya no hubo Entonces, como ayudante de perforista, yo tenía que ayudarle a librar la “mano”,
regreso, dice, “ya no tengo para darles, para que se vayan”. Ya, ¿qué hacíamos? ese era mi trabajo, ayudar a subir la máquina, conectar la máquina, agarrar el fierro
Yo entré a trabajar, unos días, en el restaurante del hotel Misión. Después, mi con el que iba la tuerca de cada barreno, ese era mi trabajo.
tío, que vivía aquí, nos llevó al sindicato minero para conseguir un trabajo, para
entrar a la mina.

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¿Qué era lo más difícil de hacer, como ayudante de perforista? Ahí no había tercera [jornada nocturna], nomás dos turnos.
Pues nada, porque nomás con un día o con uno o dos turnos, que uno viera lo ¿Una sola persona operaba la máquina grande?
que era el trabajo, ya se adaptaba. Después de ayudante subí a perforista, estuve No. Teníamos dos ayudantes. Cada perforista tenía dos ayudantes, porque uno
como unos cinco años. Pero, después, no me gustó ese trabajo de perforista. Porque solo no podía. El barril, que le digo, medía tres metros de longitud. Si la roca
era mucho trabajo y, luego, hubo necesidad de trabajar de tercer turno, puro de se prestaba, para llenar al barril, ya perforado, barrenábamos los tres metros y
tercero [jornada nocturna]. Por eso, ya no me gustó. Entonces, hubo un boletín del sacábamos la tubería, otra vez, para sacar la muestra. Si no se prestaba la roca, se
sindicato para ayudante de perforista de diamante. Los perforistas de diamante son rompía. Se atoraba la broca y ya no dejaba pasar. Entonces, teníamos que sacar
los encargados de buscar las vetas, pero con máquinas de diamante. Y, afortunada- todo eso y vaciarlo, volver a empezar y sacar la muestra. O sea, que encontrábamos
mente, me tocó. Entonces, pasé a ser ayudante de perforista de diamante. Era un terreno muy fracturado, ¿sí me entiende?
trabajo, cómo le dijera, son máquinas exploradoras. En esa categoría, había per- ¿Cómo se daban cuenta que habían encontrado una veta?
forista en máquina chica, perforista en máquina mediana y perforista en máquina Es que, le digo, nosotros empezamos un barreno aquí, a tantos grados, como
grande. Yo entré como perforista de máquinas chicas. Aprendí mucho y, posterior- dijeron los geólogos, por ejemplo, a diez grados, horizontal o menos quince gra-
mente, pues, subí a máquina mediana y, luego, subí a máquina grande. Eran per- dos. Entonces, nosotros grabamos la cabeza de la máquina, a la graduación que
foradoras muy grandes. Ahí, estuve la mayor parte de los treinta y cinco años que querían. Todo eso que íbamos perforando y recuperando, era para que los geól-
trabajé en la mina. Trabajé veinte años, como perforista de diamante, en máquina ogos calcularan a cuántos metros de profundidad se encontraba la veta y a cuántos
grande. Y, pues, se me grabó mucho el movimiento de la máquina. Me gustó mu- metros traspasábamos la veta. Cortando una veta, pasábamos unos cincuenta, cien
cho el trabajo y le puse mucho entusiasmo. Me gustaban mucho las máquinas que metros adelante. Si ya no encontrábamos nada, ese barreno se daba por finalizado.
teníamos, eran grandísimas y era muy bonito. Entonces, hacíamos unos barrenos de doscientos, trescientos metros. Porque la
¿Cómo le hacían para encontrar la veta? máquina aguantaba barrenar, nomás, hasta ochocientos metros. Y, si adelante ya
En esas máquinas, adelante va una broca de diamante, o sea, una broca que no había nada, se daba por finalizado el barreno y vamos a otro lado. Las vetas que
tiene unas fibritas de acero muy fuerte, muy duro. En la punta va un tubo, que le encontrábamos nosotros, son las que iban quedando de reserva.
nombramos barril, y ese barril lleva, en el centro, otro tubo más delgadito. Enton- Los perforistas de diamante andábamos por muchos lugares. Será la suerte o mi
ces, la broca tiene primero, segundo y tercero, tres escalones de puro diamante, gusto por el trabajo de exploración, pero entonces, ya subí a jefe de exploración.
pero por fuera. Entonces, al perforar, todo lo que iba cortando esa broca, iba en- Ahí, duré doce años.
trando al tubito ese, que va dentro del barril. Todo eso lo íbamos guardando, en Pero, anteriormente, como le digo, terminando un barreno, teníamos que de-
unas cajas grandísimas. Los geólogos tenían que calcular, a qué profundidad del sarmar las máquinas para transportarlas a otro lugar. Entonces, nosotros teníamos
barreno, íbamos a encontrar la veta. Así, más o menos, encontrábamos la veta, con que cargar. Había piezas muy pesadas. Todo eso, teníamos que transportarlo a unos
esa perforación y todas esas muestras que salían. Con eso, calculaban ellos, a qué carritos que había sobre la vía del nivel. Si teníamos que transportar la máquina de
profundidad estaba la veta. Es como si vieran la perforación, con esas muestras. un nivel a otro, usábamos los malacates que se ocupaban para transportar gente y
¿Cómo decidían dónde perforar? transportar mineral.
Ese era trabajo de los geólogos. Nosotros dependemos de geología. Todos los Pesadísimo. Esa cargada, a mí me perjudicó la columna, entonces, se me
perforistas de diamante dependíamos de geología. Ellos nos decían, van a traer la hizo… hernia discal. Pero, eso me lo detectaron cuando ya era jefe de exploración.
máquina a tal lugar. Nos hacían lugar, en la mina. Unos salones grandísimos, para Y, cuando supervisaba la exploración, pues ya se me fueron desarrollando las her-
instalar la máquina y poder hacer la perforación. Y, ya te decían, a tantos metros nias de la columna vertebral.
hemos encontrado la veta. Como le digo, todas esas muestras que salían se iban al- ¿Usted coordinaba?
macenando, en unas cajas grandes y con numeración. Cada perforista reportaba los Andaba supervisando las máquinas, cómo iba todo, un trabajo muy difícil. En-
metros que perforaba. Éramos dos perforistas, uno de primera y otro de segunda. tonces, en las reuniones, me salía a caminar. Me dolía esta pierna, la izquierda, y

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se me amorataban las hernias. Llegó el momento en que ya andaba con mi pie ar- no teníamos ayudante. Como esa máquina trabajaba a base de aire comprimido,
rastrando, casi. Yo no quería ir al doctor, pero tuve que ir al Seguro Social. Y, pues, le digo al otro compañero, échale despacito. No sé en qué estaría él pensando.
ya me empezaron a atender, a dar medicamento y a dar incapacidad. No podía Yo agarré el tubo de la broca y él le abre todo el aire. Que me avienta la mano.
trabajar. Duré un año incapacitado y me mandaron para Acapulco, a un examen Mi mano pegó en la roca y me trozó mi dedito. Le digo, te dije que le abrieras
general de la columna, para saber cómo estaba eso. Ya después, me operaron y ya despacito. No pues, el otro compañero me sacó, me llevó al Seguro, me cosieron
no me dejaron trabajar. Entonces, ya fueron dos años que estuve incapacitado y ya aquí, todo, y querían el pedacito de dedo. Dónde quedó, no sé. Así que, me voló la
no pude volver a trabajar, me pensionaron. mitad del dedito, me botó la mano pa’ arriba. ¿Onde quedaría ese pedazo de dedo?
Trabajé treinta y cinco años y tuve dos de incapacidad. En total, treinta y si- Fue el único accidente que tuve, en la mina.
ete años, cuando me pensionaron. Después de la operación, me dijeron que ya no ¿Qué le dijo su familia de que tuvo este accidente de trabajo?
podía agacharme ni cargar nada pesado. Me pasaron con el director del Seguro Pues, la familia ya sabe. Ya sabe que se expone uno, entrando a la mina. Si
Social y le dije, mi trabajo es así y así y así. No es pesado. Me contestó: “qué tal usted entra a la mina, no sabe si va a volver con vida, o no. Uno ya está expuesto.
si, en una de esas, se cae, se resbala o le pasa algo. Si usted no quiere la pensión, Y, en ese tiempo, ¿le tocó alguna huelga?
se va a su trabajo y le pasa algo; ahí, el Seguro Social ya no responde. Se le está Sí, como unas cuatro, creo. Me tocó hacer guardias, en muchos lugares. Digo,
dando la pensión y usted no la quiere”. Pues, prácticamente, me obligaron a aceptar es de lo único que me acuerdo, ahorita. Si yo me acordara de todo, no terminaría-
la pensión. Eso fue en el año de 1988. mos en toda la tarde.
¿Por qué quería seguir trabajando? Porque, fíjese ésta es una aventura. Una aventura que, si a uno se le grabara,
Pues, a mí me gustaba mucho mi trabajo. Yo no quería dejar de trabajar. Im- que bonito, verdad. Pero, como le dije, yo entré a los diez y siete años, a la mina.
agínese, yo empecé a trabajar a los ocho años y toda mi vida fue trabajar y trabajar. Y, ahorita, tengo ochenta y cinco. Así es que, parte de mi vida se quedó en la mina.
Pues, no me cabía la idea de no trabajar. La otra parte es la que no me gusta, la de pensionado no me gusta. Como le digo,
¿Y ahorita sigue extrañando su trabajo? estaba acostumbrado a trabajar.
¡Cómo no! A raíz de dejar de trabajar, me resultaban muchas enfermedades. ¿Cuántos hijos tuvo?
Ya me operaron las dos rodillas, tengo dos prótesis. Y yo, le echo la culpa de todo, Ocho. Somos nueve y, ella, mi nieta fue la primera.
a que no trabajé. No me hallaba, no hacer nada. Y así sigo, me han dado muchas ¿Cómo se llama su hija, la mamá de su nieta?
enfermedades, a raíz de eso. Igual, Gloria, María Gloria. Después de ella, fue un hijo. Desgraciadamente, ya
¿Los accidentes son comunes en la mina? se me murió mi hijo, se me murió de cáncer, tiene un año…
Sí, son muy comunes los accidentes. Presencié gente que se atrapaba, en las María Aguilar. Un año, seis meses.
disparadas con dinamita. Y fíjate, un accidente que presencié, la explosión hacía ¿Alguno trabajó en la mina?
que la carga se viniera y quedaba un hueco grandísimo. Como se iba perforando Mi hijo, que acaba de fallecer, sí trabajo. Pero, no en la mina, era chofer, ahí.
arriba y abajo, no avisaron, y al bajarse la carga, un compañero se fue con todo y Él trabajó mucho tiempo de chofer para la mina. Nada más él, pues de todos los
carga, quedó tapado y murió. demás, dos de plateros, uno de peón de albañil, uno es ingeniero químico. Fueron
Otro accidente fue de un muchacho del personal de muestreo. Estaba sentado, cinco hombres y tres mujeres.
se desprende una roca de la pared y le cae encima. Ahí quedó, la carga lo apachurro ¿Se siente orgulloso de ser minero?
totalmente. Fue uno de los accidentes que presencié y muchas cosas más que pasa- Cómo no. Sí. El mayor orgullo que me da a mí es todo, cómo fui subiendo
ron, muchos accidentes que pasan. desde rezagador hasta perforista de diamante y jefe de exploración. Todo me da
¿Usted sufrió alguno? orgullo, porque pues tuve un trabajo muy bonito, no tuve un altercado con nadie,
Sí, me mocharon un pedacito de dedo. Cuando era perforista de diamante, es- todo bien y en paz. Todo trabajo que hice, me gustó mucho, por eso llegué hasta
tábamos haciendo un barreno, éramos dos perforistas los que estábamos ahí. Pero

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donde llegué y sí, me siento orgulloso de todo lo que hice, de todo lo que fui, de Entonces, prácticamente, eso era la único que yo sabía. Que él había entrado
todos los trabajos que tuve. chico a la mina, que se había puesto un año más de edad. Pero, como nieta, nunca
En todo minero, hay camaradería. Porque, como le digo: todos entramos, pero había escuchado su vivencia. Entonces, ésta fue una gran experiencia.
no sabemos si vamos a salir bien. Muchos entraron y ya no salieron. Bueno, sali- Qué bueno, nos da mucho gusto. Para todos nosotros, conocer algo de la vida
eron, pero ya sin vida. En lo que a mí respecta, le daba gracias a dios por entrar con de un minero es una gran experiencia.
bien y salir con bien. Cada día que trabajaba, viéndome que ya estaba afuera, era Sí, como le digo, yo hubiera querido explicar más bien. Pero, sólo sería posible
darle gracias a dios, porque salía con vida, todos los treinta y cinco años. Pienso con una persona que vivió esto, como yo. Si yo platicara con otro minero, enton-
que, todos mis compañeros daban gracias a dios, porque entrábamos con vida y ces sí, hablaríamos en nuestro idioma. Pero, pues, no me puedo explicar bien con
salíamos con vida. Ése, también, es mi orgullo, salir con bien de todo. No haber ustedes. No conocieron nada de eso y yo expliqué un rebaje, una veta, un nivel. Un
tenido un accidente de consideración, nunca me pasó nada grave... Sí, una vez, nivel es como una calle, dije, y los niveles se abren a la raíz de la veta.
estuve al borde de la muerte. Pues, así es, más o menos. Como le digo, la vida del minero es muy peligrosa,
¿Cuándo, qué pasó? por todo. Y, por eso, hay que pedir mucho por los mineros.
Pues, nosotros andábamos pegando. O sea, hacíamos unos hoyos en el mineral,
que estaba pegado, para meter dinamita y que la piedra se despegara. Trabajamos
con cuerdas, con reatas amarradas. Yo estaba picando con una barreta, para hacer
el agujero y me aventé así, para atrás. Pues, esa vez, se me destrabó el cinturón que
yo traía amarrado. No sé por qué. Se me destraba y voy para abajo, ocho metros. Ya
se imaginan, una caída de ocho metros. Nomás bajé rebotando de una pared a otra
y caí en los rieles de la parrilla, donde estaba la tolva. Y, fíjese, que me levanté por
mi propio pie. Todo golpeado, pero nomás raspones en los brazos, en las piernas.
No fue otra cosa, una cortada o algo así. No, pues, yo pensé: aquí ya se acabó. Pero,
gracias a dios, salí con bien.
¿Sufrió usted injusticias?
Pues, como todos. Todos los mineros sufren injusticias, vejaciones, todo eso.
Su nieta, a lo mejor, quiere decir o preguntarle algo.
María Aguilar. Pues, yo creo que dijo mucho. Porque, en lo personal, hablé con
él y me decía: “¿Sabes qué hija? No quiero ir, porque ya no me acuerdo”. Le dije,
“pues, comente nada más lo que se acuerde”. Yo creo que se acordó de mucho, la
verdad, se acordó de mucho.
¿Su trabajo?
María Aguilar. Exacto. Y, la verdad, es una experiencia para mí. Aprendí mu-
cho de él, porque yo no tenía este conocimiento. Hemos convivido, creo, toda mi
vida. Desde pequeña, he convivido mucho con mis abuelitos, prácticamente me
crie con ellos. Y, no tenía conocimiento de todas las vivencias que tuvo. Ellos nos
platican, desde que llegaron aquí, a Taxco. Que vinieron de visita, desde Micho-
acán, un cuarto viernes, como hoy.

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En la minera, dejé toda mi juventud

Manuel Embriz Gómez


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda,
en Taxco, Guerrero, el 22 de abril de 2019.

¿Cómo se llama usted?


Manuel Embriz Gómez. Yo nací el 4 de diciembre de 1948, aquí, en Taxco.
¿Y sus padres?
Mis padres, Manuel Embriz Gómez y mi mamá Manuela Gómez Pineda. Ellos
también nacieron en Taxco y los dos ya fallecieron. Él fue platero, al principio, mi
papá trabajó con Guillermo Spratling. Después, entró a la mina, trabajó un tiempo
y luego trabajó, como mecánico, en la planta del Fraile. En total, ha de haber tra-
bajado como unos veintiocho, treinta años, más o menos, porque recibió el reloj de
los veinticinco años de trabajo en la compañía.
Además, mi padre fue herrero, junto con mis tíos. Por cierto, el barandal de
Santa Prisca, el que está, ése lo hizo mi abuelo, Toribio Embriz Bustos. Me siento
orgulloso de que fueron muy buenos herreros. Aparte, a mi tío Daniel y mi tío
Benjamín, también les gustó arreglar las armas. Y, otro tío, trabajó en Campos Her-
manos, México, ya fallecidos. El último de ellos que falleció, fue mi papá. Murió
el 2 de noviembre del 2000.
¿Y usted qué estudio?
Yo estudié tercer año de secundaria, en la escuela Juan Ruíz de Alarcón, noc-
turna, que está ubicada en la calle Benito Juárez. Tenía yo dieciocho años.

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¿Por qué dejó de estudiar? rebajan como queso. Era una broca muy grande y poníamos cables de alta tensión,
Pues, yo quería ser maestro de educación física, fui a México, hice las pruebas para esa máquina.
de carrera, basquetbol, voleibol, natación, todos los deportes. Yo iba bien prepara- Además, ahí lo que me gustaba es que había mucho tiempo extra. A veces, me
do en eso, porque me gusta mucho el deporte. Desde chico, empecé a hacer físico quedaba dos, tres y hasta cuatro días por semana, aparte los domingos. Fui muy
constructivismo. Me lo inculcó mi hermano Leopoldo, que también trabajó en El trabajador, gracias a dios. Me gustó y gané dinero, no mucho, pero sí todo lo que
Fraile, pero ya falleció. Yo quería ser maestro de educación física, pero no tuve tengo. Mi casa fue a base de mi trabajo, ahí.
suerte, no pasé en el 67. ¿Era peligroso trabajar con electricidad?
En ese año, estuve trabajando, tres o cuatro meses en una fábrica de la colonia Pues, sí. Sobre todo, el trabajo con la corriente de alta tensión. En el taller eléc-
Industrial Vallejo, que se llamaba, Worldminton de México. Era semana inglesa trico, estuve como unos seis años, más o menos. En total, trabajé veinticuatro años,
y me pagaban bien. Regresé a Taxco, porque estaba bien entusiasmado con mi casi, con diez meses. Yo quería llegarle al reloj [risas], como mi papá. Pero, la em-
novia, o sea, mi esposa, ahorita [risas]. En aquel entonces, le decía yo a mi papá, presa me sacó, porque estoy incapacitado del pulmón y, como ya iban a hacer re-
“consígueme un trabajo”. Yo, salía con mi novia, íbamos al zócalo, pero sin dinero, corte de personal, pues a mí me sacaron, me liquidaron el 31 de diciembre de 1993.
pues. Pero, en los años que estuve ahí, coticé unos dieciséis años en el Seguro Social.
Entonces, entré a la compañía minera el 25 de julio de 1968, como peón y em- Antes nos atendían en una clínica que estaba, donde ahora es el domicilio del
pecé ganando veinticinco pesos con veinticinco centavos, parece. Estuve como dos sindicato minero. Era la clínica para nosotros y nuestros familiares. Era una clínica
años ahí, luego, me cambiaron a los molinos de peón general. Después, estuve en del sindicato, pero también tenía personal pagado por la empresa, como los doc-
las quebradoras, en todas las partes del molino, donde muelen el mineral y lo están tores García y Meana. Ellos hacían la prueba para entrar al trabajo. Hacían un exa-
procesando. También, estuve como dos o tres años, más o menos. men de todo, bueno, nos quitaban la ropa. Si pasaba uno esa prueba, se quedaba a
Y, salió un boletín, para pasar como ayudante de ingeniero, por medio de una trabajar. Y yo, como siempre estaba bien [ríe], porque hice deporte, pasé el examen
permuta. Un compañero de ingeniería, me dijo que, si yo quería hacer el intercam- médico.
bio. Hicimos la permuta, subí al departamento de ingeniería y ahí estuve como Y, también, me gustó lo de la banda de guerra. Porque, yo empecé a tocar en
doce años. la banda de guerra, en la escuela primaria, en 1962. Hasta la fecha, todavía sigo
¿Qué actividades realizó ahí? tocando. Voy a cumplir cincuenta y seis años como bandero, pues. Antes, tocaba
Fui ayudante de ingeniero de segunda, íbamos a medir el mineral que tum- corneta y, ahora, tambor. Los mineros tenían su banda de guerra.
baban, con los destajistas. Andábamos con el teodolito [instrumento de medición Ahora, ya no trabajo en la mina. Pero, sí he estado con el sindicato. Los 11 de
de terreno], estadal [regla para medir desniveles], cinta, metro, bueno, lo que se diciembre, es la peregrinación de la virgen de Guadalupe y va la banda de guerra
necesitaba. de los mineros. Encabeza la peregrinación.
Y, cuando no íbamos a la mina, hacíamos levantamientos en superficie, tam- Me invitan, pues, los secretarios de organización. Ahorita, está don Moisés
bién con el teodolito, la baliza [señalizador], el estadal, mucha herramienta. Pero, González y me invita. Hacemos escoleta en el Pedregal, prácticas. También, ando
entrábamos a la mina, como tres, cuatro horas y ya salíamos. Porque, yo pertenecía en la banda de guerra de los voluntarios guadalupanos, que me invitan todas las
al departamento de superficie. cuaresmas, en las peregrinaciones que hay, y voy. Ahí, estoy presente, hasta la
Yo quería ascender al taller eléctrico y también salió un boletín. Como la em- fecha. Aquí estoy, pues, gracias a dios, no me pasó nada.
presa se cambió al Solar, pedían mucho personal para los departamentos que había. Salí joven, me aguanté hasta los cincuenta y dos años. Entonces, como necesi-
Así, llegué al departamento eléctrico. taba cubrir un año de cotización en el Seguro Social, para tener mi pensión por
¿Por qué quería llegar al departamento eléctrico? cesantía, dije, ¿qué hago? Así que, en 1999, fui al sindicato para apuntarme y pagar
Pues, yo quería saber cosas de electricidad. Bueno, era muy bonito. Estaba de un año de cotizaciones. Por cierto, ahí están los compañeros don Roberto, don Her-
moda la máquina Robbins, la que hace los tiros bien derechitos, que parece que los milio Menes, don Alfonso. Bueno, muchos compañeros que conozco.

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Sí. Pasaron los años y, ya se iban a llegar mis sesenta años. Por eso, aquí en digo, “me da miedo, siento como que se va a caer el cerro”. Yo me sentía mal.
Taxco, ya no me daban trabajo. Solamente de velador, pero eran salarios mínimos. Dice, pues, dile al ingeniero. Era el ingeniero Meléndez, su mamá vive, todavía en
Una pensión de salario mínimo, pues, es muy poco, muy poco. Dije yo, tantos años Chavarrieta. Y, ya le dije al ingeniero. Como, también es de Taxco, se portó muy
que estuve ahí. Dejé toda mi juventud en la minera. Entonces, el 22 de noviembre buena gente, conmigo.
del 99, por cierto, día de Santa Cecilia, fui al sindicato y me apunté. Luego, iba de Me llevó a un almacén, había cañuelas, había herramienta y de todo. Dice,
lunes a viernes a preguntar. Hasta que, por fin, antes de terminar el año, me dijeron “¿sabe leer y escribir?” Le dije que sí, que había terminado la secundaria. “Pues,
que iba a haber un pedido, que si quería volver a entrar. Pero, ya de minero, no en aquí, quiero que me arregle todo esto, que me deje bien arreglado. Y que, ya no
los talleres, como estaba yo antes. “Pues, en donde sea”, le digo, “porque ya con la deje entrar a los compañeros aquí. Usted les da lo que le pidan y hace su vale. Y,
edad, a ver si me reciben”. No, dice, “nosotros te vamos a echar la mano”. cuando ya no tenga qué hacer, se me va a ver las bombas,” ahí, en San Antonio,
Y ya entré, otra vez, a la empresa minera, el 2 de enero del 2000. Pero, dentro La Concha, pues. Estuve en ese departamento, luego, me puso un tractor y, un
de la mina. Entré, mis primeros días como ayudante, en una máquina que avienta compañero, Román Díaz, me enseñó a manejarlo. Ahí, repartía “el gasto” de los
puro cemento. Cuando se está preparando, hace mucho polvo, es cemento seco, destajistas, tantas cañuelas, tantos bombillos, tanto Mexamon.
apenas se ve uno. Pero, mucho polvo, mucho polvo. Ahí estuve, pues, en el almacén. Fue casi lo último, porque se vino la huelga,
Ya después, me mandaron como ayudante de perforista, con los que barrenan el 30 de julio del 2007. Cuando se vino la huelga, yo todavía estaba ahí. No hice
las frentes o rebajes. Yo me acordé, dije, “ah, estos trabajos son duros”. Pero, entre guardia, más que una semana. El ingeniero Meléndez me había dicho que yo iba a
más tumbe, más pago saca uno. Ahí, estuve como unos ocho años. Y sí, era duro. estar trabajando, como de emergencia. Dice, “te vas ir de bombero a La Concha”.
Bueno, yo creo que, en la minería, es el trabajo más duro. Entonces, fui al sindicato, y le dije al secretario de trabajo. Investigó y, a los ocho
Me tocó trabajar en las frentes, en rebajes no me tocó. Y tuve otra experiencia, días, me dice, “sí, allá está otro compañero”. Y, ya me fui de bombero para allá.
pues. Bueno, no sé si eran duendes. Pero, vi muchas luces, lejos, y uno sabía que Luego, se descompuso la bomba y nos regresaron al Solar. Ahí, fue cuando cumplí
ahí no había compañeros. mis sesenta años y renuncié.
¿En los túneles? Por la edad y, también, por mi esposa: “No, pues ya cumpliste, ya salte”. Dice,
Sí, en los túneles, hasta dentro. En el nivel cinco, por cierto. Los vi, pero, muy “lástima que no tienes fotos de que anduviste en las máquinas, que me platicas”.
lejos. Como, dicen, va uno y la luz se aleja. Yo digo, que han de ser duendes. Pero, Ya había celulares, pero no se me ocurrió. [risas]
nomás veíamos la luz. Desde entonces, ya no he trabajado, hasta la fecha. El doctor me dijo que hici-
Y, ¿qué decían los compañeros? era natación, porque los cartílagos de mis rodillas están muy desgastados. Ya me
No, pues, como que daba algo de escalofrío. Bueno, a mí sí me dio como mie- da trabajo, para caminar. Me conservo bien, gracias a dios. Ahorita, nomás tengo
do. Pero, luego, no. Dije, “¿miedo de qué? Nomás es una luz”. Sabíamos que ahí mal las rodillas.
no había gente y que no era habitable, ese lugar. Y, ya pasó el tiempo. Anduve ¿Y los pulmones?
también de bombero. Pues, yo tengo una incapacidad de pulmones del treinta y cinco por ciento. Y
¿En la mina? de sordera tengo el veintiséis por ciento.
En la mina de bombero. Entonces, nos pasaron a La Concha, para pegar tubos El problema de los pulmones, ¿tiene que ver con el polvo de cemento?
de plástico, se pegaban con máquina. Se pusieron tubos para el aire y para el agua, Sí, yo creo que sí. Pero, yo siempre me cuidaba. Mi mascarilla, mis gafas, mis
porque iban a barrenar, en otros lados, que hay mineral. Digo yo, porque sí hay tapones, mis botas, bueno, todo. Hasta, por cierta parte de la mascarilla, me ponía
mineral. un trapo o pañuelo mojado, en la boca. Me cuidaba mucho.
Para el aire, eran tubos de cuatro pulgadas. Se pegaban, con la máquina, y se Pero, muy bonito, ahí. Pues, yo no me arrepiento de que ya no estudié. A lo
iba haciendo el trayecto de la tubería. Pero ahí, también, estuve de ayudante de mejor, ya me hubiera jubilado, también, [ríe] si hubiera sido maestro de educación
perforista. Y, por cierto, le dije a uno de mis compañeros, que no me gustaba. Le física. Pues, fue mi destino. Con mi esposa, ya vamos a cumplir cincuenta años de
casados.

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¿Cómo se llama su esposa? ¿Por qué se ponía bonito?
Irma Piña Sandoval, ella. Porque, venían uno, dos o tres compañeros del comité nacional. Y, como había
¿Cuántos hijos tienen? muchos mineros, como que sacaban sus trapos al sol, ¿no? Y, pues, la gente ve el
Tuvimos cuatro, dos mujeres y dos hombres. Nomás, un hijo no se ha casado, que le cae bien o que ve que son buenas personas.
el más chico, que ya va a cumplir treinta y ocho años. Mis hijas fueron las primeras ¿Cómo llegó a ser tesorero?
en casarse. Mi primera hija va a cumplir cuarenta y nueve años, en septiembre. El Por los votos que tuve, votaron por mí. Me propusieron y ganó esa planilla.
22 de agosto próximo, vamos a cumplir cincuenta años de casados. Antes, el tesorero no tenía licencia de trabajo. En el 82, fue revisión del contrato y
Felicidades. metieron al tesorero, para que fuera de tiempo completo, con licencia. Yo hacía mis
Gracias, gracias. Y, pues, me siento bien. Pero, sí, a veces, como que no oigo trabajos ahí, en el sindicato. Me quedaba a hacer los cortes de caja y el sindicato
bien. Cada dos años, pasábamos a revisión con la doctora Cambray, que ya se me paga los días. La empresa me pagaba los que trabajaba, dos, tres días, depende.
jubiló, también. Yo me cuidé mucho y, pues, aquí andamos todavía. Muchos com- Con la revisión contractual del 82, fui el primer tesorero de tiempo completo, en
pañeros que conocí, ya se nos adelantaron. el sindicato.
¿Hay algún trabajo que le haya gustado más? ¿Le gustaba hacer ese trabajo?
Como dije, antes, me gustó llegar al taller eléctrico. Mi papá me dijo, “tienes Sí, me gustó mucho. Bueno, al principio me gustó mucho. Pero, la segunda
que hacer fila, pues, empezar de abajo”. Pasé por otros departamentos, hasta que vez, había más grilla, como dicen. Y ya no terminé de tesorero, ya no estuve los
llegué ahí. Pero, fue cuando me retiraron. En el 93, tenía el quince por ciento de cuatro años. Faltaba poco tiempo, para terminar mi periodo. Porque, se rentó la
incapacidad de pulmón. Ya después, para salir, me hicieron otros exámenes y ya clínica. Y, hubo una comisión que me revisó. Pues, yo salí bien. Pero, me hacían
había aumentado la incapacidad. falta como ochocientos pesos. Entonces, el otro grupo, pues, me quitó. Y me los iba
Pero, le digo, a mí me gustó. Aquí, en Taxco, otros trabajos, pues solamente en descontando, el nuevo tesorero. Me salía mi descuento, para pagar los ochocientos.
la Carta Blanca, Coca Cola, en los hoteles. Pero, pagan el mínimo. Yo, siempre, Nunca agarré nada. Gracias a dios, salí siempre con la frente en alto, sin que me
buscaba una empresa donde tuviera varias garantías, aparte el Seguro Social. Mi estén apuntando.
anhelo era jubilarme, tener esa pensión. Porque, ahorita, ya no me dan trabajo y En la actualidad, he tenido comisiones de tesorero en grupos religiosos, gracias
más, que soy incapacitado. a dios, siempre bien.
Visito a los compañeros, en el sindicato. Casi la mayoría, me conoce. Fui te- ¿Le tocó ver algún accidente en serio?
sorero dos veces, hasta me pusieron de apodo “manos limpias” [risas]. Porque, Bueno, sí me tocó, pero nunca me gustó ir a ver, ya sea, en el trabajo o en la
gracias a dios, siempre salí con la frente en alto. Nunca agarré un centavo de ahí. calle. No me gusta, como que me siento mal. Ahí en la mina, cuando estaba de
Como directivo del sindicato eran cuatro años. Después, tenías que ir a trabajar, ayudante, sentía como que se me caía una piedra y me aplastaba. Siempre anduve
dos años, para volver a otro puesto. Así me pasó. con ese riesgo.
Fui tesorero de 1980 al 84. Todavía estaba el compañero Napoleón Gómez ¿Nunca tuvo un accidente usted?
Sada. Muy buena persona, ayudaba mucho a la gente trabajadora, a todos los min- Una vez, me cayó una piedra aquí, en mi hombro. Pero, de rosón. Me abrió
eros del país, porque estábamos dentro del sindicato minero. En aquel entonces, poco, pero no fue de gravedad. Y, de ahí en adelante, accidentes leves, cortadas,
yo entraba con los compañeros y se portaba muy bien con todos nosotros. Yo no caídas, pero no de gravedad.
sabía manejar y, en esas idas a México, me enseñaron a manejar para llevarme la ¿Se enteró de accidentes graves en la mina?
camioneta. Me enseñaron, el compañero Ermilo Menes y don Sergio Ríos, que en Si, cuando estuve de tesorero. Varios compañeros fallecieron, compañeros de
paz descanse. afuera y adentro de la mina. También, en el taller mecánico, dos compañeros. Uno
También, es bonito el sindicato. Pero, pues, mucha grilla. Porque, eran dos que fue secretario general, don Sergio Ríos. Le cayó una pieza de máquina pesada,
grupos y se peleaban. Las asambleas se hacían en el salón de la Coca Cola. Se en su pecho. Y otro, ahí afuera, un compañero no vio y lo mató, también.
ponía bonito, pues.

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¿Extraña el trabajo? trabajadores, en 1980. Había mucho trabajo, pues. Ya, después, fue disminuyendo.
Sí. Le digo a los compañeros, ahora que abran la empresa, a ver si me dan tra- La empresa hizo recorte de personal. Cuando yo me salí, salieron muchos. Pienso
bajo ahí [risas], aunque sea de vigilante. Sí, órale. que la empresa tiene dinero, no es chica, es grande internacionalmente.
¿Qué es lo que extraña? Aquí, en la huelga, los que están ayudando a los compañeros, son los sindica-
Si estuviera joven, sí entraría, otra vez. Pues, extraño las comidas que tenía- tos. También, sindicatos extranjeros. Ahorita, hay facilidades para que se arregle
mos, los tacos que se calientan ahí, saben muy sabrosos, más dentro de la mina. el conflicto. Pero, sí, yo los apoyo. Yo sí, pues salí de ahí. Lo que tengo fue por mi
Muy ricos. En tiempo de guajes, en tiempo de ciruelas, en tiempo de elotes, bueno, trabajo y por ellos, que también me ayudaron.
muchas cosas de temporada. El taco ajeno, que compartían los compañeros, sabía ¿Algo que usted quisiera agregar?
más sabroso. Pues, para mí, se debería de abrir ese trabajo. Porque, hay mucha gente, mu-
¿Cómo era la convivencia con los compañeros? chos, jóvenes, que andan buscando trabajo y no lo hallan. Por eso, yo creo, emigran
Pues, echaba uno harto relajo, hacíamos travesuras [risas]. O, nos hacían a otros estados. También, hay muchos que no quieren salir y están, aquí, trabajando
travesuras. Que le colgaban a uno, aquí detrás, como cola [risas]. ¡Una risa ahí! la plata, que ya bajó mucho, ya no es como era antes.
Bueno, es bonita esa convivencia con los compañeros, muy bonita. En la noche, Para mí, pues, que se abriera esta fuente de trabajo. Como yo anduve en ing-
seguido sueño que todavía estoy trabajando allá. A veces, con el tractor o que es- eniería, me di cuenta que la empresa hacía sus reservas de mineral, cada año. Hay
toy de ayudante de perforista. Seguido, ¿eh? Siempre, me he acordado. Veo com- mineral, aquí. Hay lugares, en Juliantla, San Juan de Dios, que todavía no son
pañeros que fueron lampareros, que fueron perforistas, que estuvieron en difer- explotados. Ahí, sí que hay mucha plata. Que se reabra esta fuente de trabajo, que
entes departamentos. Me acuerdo de esos tiempos. siempre ha tenido Taxco.
¿Se siente orgulloso de ser minero? ¿Cuántos nietos tiene?
Sí. Eso sí, eh. En el tiempo que trabajé, amueblé mi casa y todo. Casi me dedi- Ocho y dos bisnietas.
caba al tiempo extra, sacaba más del tiempo extra, que de los salarios regulares. ¿Y qué tal se siente usted, con los nietos y bisnietas?
Eran mejores que los que había en Taxco. Siempre, me gustó trabajar, siempre fui Pues, como que los quiere uno más [risas]. Uno va pasando las etapas difer-
buen trabajador. Pienso yo que, tuve buen récord ahí y me conocen, pues. entes. Cuando uno tiene sus hijos, pues los quiere uno, los cuida, les da todo. Pero,
¿Por qué ese gusto por trabajar? cuando vienen los nietos, como que se quieren diferente [risas]. Bueno, más de
Pues, mi papá era muy trabajador, yo creo lo saqué de mi padre. Tengo un hijo, niños, que vienen al mundo y no saben cómo está la actualidad, que ya hay tanta
que es igual a mí. Está trabajando en el Seguro Social, como jardinero. Bueno, yo cosa nueva, eso de las computadoras. Muchas cosas modernas que yo, por cierto,
estuve ahí de jardinero, también. Pero, trabajé sin que me dieran la planta. Querían no le sé mucho. Ni a mi celular [risas]. Porque, así, como saben mis nietos o mis
a una persona mayor, ya jubilada y me pagaban poco. El otro hijo estuvo en los nietas, ellos me dicen, “hágale así, abuelo”, así, así.
ensayos, en el molino, ahí trabajó. Es chambeador, el otro también, pero éste le Cuando íbamos a hacer levantamientos de superficie, era duro el trabajito.
gana, es más grande, pues. Pero, aprende uno cosas de ingeniería. Órale, a hacer el levantamiento. Esos re-
¿Les inculcaba el trabajo cuando eran chicos? cuerdos me quedan. Dicen ustedes, que si me siento orgulloso de ser minero. Me
Ellos estudiaron. El que está en el Seguro terminó la prepa y el otro hijo, nomás siento orgulloso. Esa fue mi carrera, mi carrera fue la minería. Así es.
estudió segundo año de prepa, ya no quiso. Tan siquiera [ríe] que no es casado, eh. Muchas gracias.
Y, mis hijas, pues, ya se casaron, ya no están conmigo. Una vive en la tercera calle
de Sierra Alta y la otra, en la Colonia del Minero, allá en los jales, en terrenos que
cedió la empresa, cuando estaba el compañero Napoleón Gómez Sada.
¿Por qué los mineros son importantes para Taxco?
Cuando entré de tesorero, en el sindicato, me di cuenta que éramos como 1,600

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Te ponen como las hormigas,
a rascar y sacar piedras

Refugio Martínez Hernández


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda
en Taxco, Guerrero, el 30 de marzo de 2019.

¿Cuál es su nombre?
Refugio Martínez Hernández, minero. Nací en el año de 1944, en Dolores, allí
abajo, en La Cañada. Allí crecí. Allí trabajaba mi carnal y se tapó, se mató. Tardó,
como ocho días, para que lo hubieran sacado. Eso pasó, cuando yo tenía como
dieciocho años. Decía, el difunto, mi papá: “No hijo, vente. No le entres a la mina,
está peligroso eso”.
¿A qué se dedicaba su papá?
También fue minero, pero él trabajaba en la superficie. Mi papá se nombraba
Paulino Martínez Pérez. Mi abuelito era de Santiago Tetipac y su mamá de mi papá
era de Dolores. Cuando murió la abuelita, se quedó con un tío y, ella, ahí creció, se
casó y todo. Mi mamá se nombraba Antonia Hernández, era original de Dolores.
Hermanos, en total, fuimos cinco.
¿En qué trabajó, usted, antes de entrar a la mina?
Ah, pues, en las aguas, a sembrar. Me acuerdo que, a veces, salía chambita, por
ahí, y así pasé. Después, cuando entré a la marcha [servicio militar], tenía como
veinte años, porque fui remiso, me dijeron, “vamos a entrar a la mina, hay que en-

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trarle”. Me acuerdo que, llegué con mi jefe y le dije: “¿Sabe qué, ‘apá? Voy a entrar que me aburrí de la mina. Dije, ya me voy a salir. Se cansa uno. Gracias a dios, que
a la mina”. “No, no te conviene”. “Es que no hay trabajo y ¿qué voy a hacer?” aquí andamos.
Vine y me apuntaron en el sindicato. Entré en el año de 1965. A lo pronto, pues, Y como motorista, ¿qué trabajo hacía usted?
como que se espanta, uno. Cuando empecé, había una caja chica para bajar, cabía- Por ejemplo, aquí ésta un pozo y aquí viene la vía, como el metro, en México.
mos diez y ya estaba bien llena. De allí, pa’bajo, en un tiro. Cada sesenta metros, Entonces, aquí arriba hay otro de rebaje, donde está la carga y cae. Se llena su gón-
hay un nivel, ahí llevaba la calesa, se paraba para dejar a unos, para trabajar, y se dola, otra y otra, lo que son diez góndolas. Así como el metro, va por toda la vía, es
iba más abajo. Eran once niveles, yo iba al penúltimo, hasta abajo. Allí anduve, la guía. Aquí, lleva su garrocha y arriba va el trole, el cable.
como cualquier peón de albañil, hacer limpia. Después, subí de ayudante de mo- ¿Era difícil aprender a trabajar la mina?
torista, luego, subí a motorista. Esa fue mi chamba, puro motor. Sí, claro que sí. Pero, el trabajo de la mina, cualquiera lo hace. Si usted entra,
¿Cuánto tiempo tardó, para llegar a ser motorista? le dicen, ¿sabes qué? vete a hacer limpia. Limpias. O, que te vas de ayudante de
Primero, tardé como unos cuatro meses y, luego, empecé de ayudante, a llenar perforista, a barrenar. O sea, agarrar la máquina. Entonces, lo que tú haces, como
las góndolas. Entré a la mina. Siempre, se siente gacho, la verdad. Pero, pues, no ayudante, agarras el fierro. Y que entre, un tanto así. Ya, con veinte centímetros, te
hay chamba. Digo, sí es peligrosa, pero me empecé a acomodar. Usted llega a haces a un lado, nomás agarrando para que no se vaya a quebrar el fierro. A veces,
un rebaje, tumban metal. Pero, antes de que se entre a rezagar, a sacar el metal, se ha quebrado. Ya, cuando acabaste, le echas el aire, para sacar el fierro.
amacizan bien. Yo andaba en la vía. Ya le digo, trabajé en la mina veintitrés años, Usted, ¿quiso ser perforista?
ocho meses. Sí. Cuando entras, vas de ayudante para agarrar el fierro. Pero, la verdad, no me
De sus hermanos, ¿cuántos se dedicaron a la mina? gustaba. Hay canijos que ya saben y, como que, te gritan y te regañan. “¡No, aquí!”
Al interior de la mina, nada más yo y mi hermano, el que se mató. Se nombraba “¡Oh, que chingá!” Me dice otro canijo: “Mira, vámonos a ser motoristas, mejor.
Artemio Martínez Hernández. Otros, pues trabajaron, pero afuera. De ayudante, uno se pone en las góndolas y puro nivel. Nunca andas, por allá, en
¿Cómo fue el accidente? los rebajes”. “Ora pues”. Que sale un boletín para ayudante y que voy, y que la
Él andaba barrenando y se le asentó el techo, para la cara, para abajo y allí hago, que me toca de ayudante. De allí escalas a motorista, como si tú entraras a
quedó apachurrado. Allí, te ponen como las hormigas, a rascar y sacar piedras. De una fábrica. Ya eres chofer y te dan el carro. Vas de ayudante, ya te enseñaste, hay
modo que, tardaron ocho días para sacarlo. Se le vino muchísima carga, lo sacaron chance. Te dejan el motor y subes allí, ya eres motorista.
ya muerto, pues, bien descompuesto. Nos lo llevaron a la casa. Nomás lo llevaron Ya de allí, paso a un motor chico, como esta banca, pero esos motores son de
para tenderle su cruz y pa’l panteón, luego, luego. pila. Como las del carro, son grandes. Como de siete, y ya le enchufa uno al motor.
Trabaje veintitrés años y ocho meses. Bendito sea dios, como entré, salí. Sí, ya Cambias tu pila con rodillos, fácil y rápido.
jodido por las rodillas, me duelen mucho. Asegún me dicen, que, es por la mina. No hay que ir volanteando, la vía es la que lleva. Que algún tropezón, que
Pero, yo pienso que no, porque hay muchas mujeres que andan también con su agarro alguna piedra o que ya se te cayó la góndola de la vía. Había unos gatos que
dolor acá y yo digo es el ácido. Pienso yo, quién sabe. Gracias a dios, salí en el 88 cargábamos, gatos de espiga, como gatos que le ponen a los carros, nada más que
y, hasta la fecha, aquí ando. esos eran gatos de espiga. Alzabas y otra vuelta a la vía, echar la góndola a la vía.
¿Por qué quería usted entrar a la mina, a pesar de saber que era un trabajo Cuando principié, uno mismo volteaba las góndolas. Después, escalé y llegué a
peligroso? trole. El trole es el que va con cable, con colgante y ya no hay que estar cambiando
Es que yo, lo que quería, ora sí que, tener dinero, pues. Allá, no había chamba, pila ni nada, sino que utiliza pura corriente.
le daban un día por semana. Había semanas enteras en las que, nomás no tenía. ¿Cómo era la convivencia con los compañeros?
Siempre, era yo el que tenía que dar y, a veces, no alcanzaba pa’ todos. Si yo quería Ora sí que, pa’star cotorreando. Pero, solamente, cuando estábamos en el
ir fiestas, no tenía dinero. Después, ya que entré a la mina, le eché ganas. Y, ahora comedor. Llegábamos, como unos veinte, veinticinco a comer. Había unas par-
sí que, era el responsable para mantener la casa. Pasó tiempo y pasó tiempo, hasta rillas grandes, calentabas tus tacos. Ya sabes que, es media hora para comer, era

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rápido. Pero, algunos, nomás les gustaba pasar platica, platica y platica. Uno tenía Yo digo que es la enfermedad, que le cae a uno. Pienso, pues. Pero, allí, andamos
que sacar el metal y el perforista que andaba barrenando, también. sufriendo. Eso fue todo de mi historia, en la mina. Ya de allí, me salí.
Sí, ya les digo, duré veintitrés años. Vengo con una doctora y me dice: “¿Qué le ¿Por qué decidió salirse?
pasa?, ¿qué siente?” “Hasta ahorita, dolores en las puras rodillas”. Me salí, porque de plano ya estaba enfadado. Mucho tiempo trabajé de pura
¿Por qué se lastimó las rodillas? tercera. Entraba a las once de la noche y salía al otro día, como a las siete de la
Pues, es que me duelen por el ácido o por el cartílago. mañana. Puros terceros turnos, tenía yo. Ya me quería ir, pero hacía tiempo extra.
Leonor Guadarrama Díaz, esposa. Al momento que vio las radiografías, dice Le digo, me cansé, me enfadó.
el médico, “estás mal, te voy a mandar con el traumatólogo”. Entonces, también fui No nomás puro tercera, iba yo cambiando. Pero, ya después que entró un canijo
con este doctor y dice, “está mal su esposo, señora”. “A ver doctor, ahora, ¿qué se motorista, me dejó pura segunda y tercera. Y no. Ahí, me enfadé, “ya me voy a
puede hacer?” Dice, “pues mira, la verdad, él ya tiene muy separadas sus rodillas. salir”.
Por eso es que chocan sus huesitos, al tiempo de caminar, es molesto”. ¿El turno de tercera, se paga igual que primera y segunda?
Son los cartílagos. Entonces, dice, “va a ser necesario que se opere, le vamos a Sí, es lo mismo, son las mismas horas. Allí, no hay que pares y no vas a ir. Es
poner una prótesis”. Le digo: “A ver, doctor, yo no sé leer. Yo no fui a la escuela. pesado el de tercera. Lo que es, de tres de la mañana a cuatro, ¡jijo! Un santo sueño
Pero, no me gusta quedarme en duda, ¿qué cosa es una prótesis?” “Mira, se le va a que se viene. Enciendes el motor. “¡Ah, chingá! ¡Ya me voy durmiendo!”
hacer una cirugía, que es un poquito grande”. Y ya me dijo, qué tanto. “Entonces, Pero, ¿de dónde a dónde iba?
se coloca la prótesis y adentro tiene tornillos, se va a atornillar. Pero, primero, va a ¡Uh! Pues, hacíamos como una hora, rápido, entre la mina y la superficie, don-
ser una rodilla. Después, va a ser la otra. Le vamos a mandar hacer unos estudios, de llenaban los carros metaleros, antes. Ahora, ya no porque hicieron molinos aquí.
para que valore el internista, si está con capacidad de que se operé o no”. En este Ahora, allá abajo, está un bote, lo llenan y saca la carga pa’juera. Había otro, que
mes de abril, primero dios, tiene la cita, para que lo vea el internista. Para ver cómo se le nombra la calesa. Allí es donde nosotros bajábamos. Para entrar a la mina, era
está su corazón, si se puede operar o no. la calesa, y el bote para la carga.
¿Es muy doloroso? Entonces, ¿tardaba una hora en recorrer?
Las rodillas, sí. Más en la bajada, ¡híjole! En recorrer, sí. No tan despacio, eh, recio. Nomás que está lejos. Si tú ibas
Leonor Guadarrama, esposa. Es que, en la casa de ustedes, cuando gusten, caminando, adentro, se siente como si caminaras de aquí a Tehui. Piensas que no
vivimos bien hasta la loma. Para bajar, es el problema. Eso me decía la doctora está lejos, pero allá adentro… Y, cuando se te acababa tu lámpara, que se acababa
Pineda. Pues, ai nos vamos, poco a poco. la pila, se quedaba oscuro. Allí te quedabas, hasta que veías una luz, que venía un
El problema es la bajada. Él dice que sus huesitos de sus dos rodillas, truenan. cabrón allá. Le chiflabas, y ya te llevaban.
Es muy doloroso, para bajar de la casa a la calle. Está retirado. Con una burrita de ¿Usted se quedó sin pila?
otate y su bastoncito es una burrita de otate muy resistente, con eso baja hasta la Un muchacho, uno nomás vi, se le acabó su lámpara. Entonces, fuimos no-
calle. sotros a traerlo.
¿Cuándo le empezaron a doler las rodillas? ¿Estaba todavía en la mina? ¿No le tocó cargar cosas pesadas?
No, ya había salido. Más o menos, tengo como unos ocho años, con estas do- No, pues no. No cargaba uno nada. Yo, nada más, a puro manejar motor y ya.
lencias. Empezó ésta, la izquierda. ¡Hija de…! Después, me decían, “es por el mo- Tenía un ayudante, es el que llenaba las góndolas.
tor”. Como la resistencia del motor se calienta, pues, tienes los pies bien calientes ¿Ni cuando recién entró?
y te bajas al lodo o al agua. Tienes tus botas hule, pero, de todas formas. Te bajas Cuando entré, no. Si andaba haciendo limpia, había unas palas adentro y
al lodo y, si no, al agua. Se trata de que estás bien caliente del motor y se baja uno. sacabas tu palita. Como a limpiar el caño, para que el agua saliera. Todo el tiempo
Que por eso era. Pero, yo digo que no. Para mí que es enfermedad por el ácido. andaba en el lodo, el agua. Por eso digo que, no sé si los dolores de la rodilla sean
ruinas de la mina. Pero, yo pienso que no, que es el ácido y ya.

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¿Qué dicen los doctores? Según dijeron, que, si ganaba Obrador, ¿cómo se llama?, Manuel López
Leonor Guadarrama, esposa. Que ya no tienes cartílago, viejo. El ácido úrico Obrador. Sí, ¿verdad? Que sí se iba a arreglar, asegún.
es una cosa. Tú ya no tienes, se te terminó el cartílago, tú ya no tienes. Leonor Guadarrama, esposa. Son once años y ya están en doce años. Yo le
Refugio Martínez. Ándale, ya se me acabó. Pero, yo creo, que eso es como de digo, porque mi yerno todavía sigue allí.
enfermedad que viene. ¿Le tocó ver o vivir algún accidente?
Leonor Guadarrama, esposa. Pero, yo le comento a mi esposo, que hay proba- Sí, hay un muchacho que también se tapó. A mí me tocó ir, con otro, a sacarlo.
bilidades de que también afecte un poco. Imagínese, lo que me ha platicado, lo que Cayó el agua y se resbaló. Se fue pa’bajo y se tapó. Se hacía puro lodo, de volada.
han pasado. Va en el motor, el motor va echando calor. Que ya se llegó la hora, que Otro muchacho estaba arreglando una tolva y se chispó. Se fue pa’bajo, cayó
ya iba a llegar la flecha. Entonces, deja el motor y córrele al baño, a bañarte con el hasta abajo, al otro nivel, sesenta metros de altura. Cuando nosotros íbamos a lle-
agua bien fría. Eso no lo comentaste. nar, nos avisaron, “no le jalen, porque se vino uno pa’bajo”. “¿Cómo?” “Sí”. La
Refugio Martínez. A veces fría y a veces caliente, lo más era caliente. Sí estaba otra tolva estaba vacía, no tenía metal, tenía poquito. ¡Híjole!
fría, cuando no le meten fuego. Hay uno, que se queda fuera, dedicado a echarle ¿Por qué se caía así la gente? Nos han platicado varios casos, ¿por qué?
lumbre a la caldera. Sí, pues, no falta una piedra que se venga. Por ejemplo, si andas jalando carga,
¿Qué es la flecha? en una de esas, te cae una piedra.
Leonor Guadarrama, esposa. Ah, se le nombraba “flecha ramalera”. Iba a traer Había plata y había oro. Yo vi unas piedras, así [medio metro], amarillas. Y
a los mineros, desde la cabecera, Cacalotenango. Como las micros [microbús]. En- para levantarlas, no va, no las aguantabas, no las levantabas. Había otro rebaje,
tonces, tenían su horario para pasar y, si ellos no estaban puntuales, en la calle es- en las vetas que hay de pura plata. La jalaban, que no quedará nada. Entonces, se
perando, los dejaban. No los esperaban. Entonces, tenían que agarrarse su horario, la llevaban directamente pa’l Naranjo, al tren. Ya después, era tráiler, creo que la
para estar puntualmente en la calle, esperando la flecha, que eran las ramaleras, así llevaban a Monterrey, no sé hasta dónde iban. Ya estaban aquí las maquinas, en el
se les nombraba. Solar.
¿Eran exclusivas para ustedes? Usted, ¿se accidentó?
Sí, una para Huahuaxtla; otra pa’ Huixtac; otra pa’ Paintla y otra para La Caña- Gracias a dios, que no.
da. Había gente que entraba a las ocho, y nosotros a las siete. ¿Hay áreas, donde haya más accidentes?
Entonces, había, ¿para cada turno? Sí, pues a veces te machucas o cualquier cosa. Pero, lo más peligroso es hacer
Para cada turno, exactamente. Pues, yo creo que la empresa sintió que era mu- tumbe, los que andan barrenando, los que andan tumbando.
cho carro y, nada más, había un carro para La Cañada. Ese carro tenía que salir a Entonces usted, ¿no extraña nada de la mina?
las cuatro de la mañana. Entonces, teníamos que salir de la casa a las tres, para estar ¿Que si no la extraño? Al poco que me salí, sí, eh. Es que, la verdad, la chamba
esperando a que viniera. Nos rajamos con el sindicato. Y ya ellos hablaron, que no te pesa nada. Sino que, perdí a la raza, la que te llevas, echar relajo y eso. Parece
tenía que mandarse el carro, para el turno. nada, pero sí, siente uno. Cuando nos sentábamos en el comedor, éramos como
Usted, ¿dónde vivía? veinte, relajo y relajo.
Allá en Dolores y trabajaba acá, en Taxco, en el Solar. O sea, ya sabía la hora Leonor Guadarrama, esposa. “Cómete los taquitos tú y yo me como tus taqui-
en que pasaba el carro. Pero eran muchos, le digo que eran como mil quinientos tos”. Los de aquí, de Taxco, “cómete los taquitos, pásame tus taquitos”, porque son
trabajadores, en el Solar. de frijolitos con huevo. Y los de aquí, de Taxco, con carne. Cambiaban.
Ya después, hubo un reajuste y sacaron a todos, como queriendo quebrar. Pero, Refugio Martínez. Pues, comíamos de uno y de otro, sí. Siempre llevábamos,
metal hay mucho. Dijeron que, porque ya no había metal. Que, por eso, estaban pues. ¿Se acuerdan que, un tiempo, hubo pura tortilla amarilla? Andaba yo de
echando a los trabajadores. Ahora, ya tardó esta huelga. ayudante, entonces, con ese señor; luego, me decía, “a ver hijo, come de mis ta-
cos”. Y, lo mío, eran puras gorditas con sal y chilito en medio. “No importa lo que

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traigas, cabrón. A mí me gusta que sean de maíz y están bien sabrosas”. Entonces,
estoy comiendo taquitos con carne y él, gorditas [risas]. Todo porque éramos de la
misma raza.
Leonor Guadarrama, esposa. Todo, porque uno pone el nixtamal, ¿verdad?
Quedan delgaditas, más ricas que las de máquina, y las sigo haciendo. Yo, casi
que no compró tortillas. Tenemos el maicito, gracias a dios, pues, con ayuda de mi
marido y de mi hijo. Pero allí, en la casa, nunca hace falta el nixtamal o la masita.
Mejor, prefiero, hacer las tortillas yo, que andar comprando. Porque al ratito ya Fui a la mina para que no sufrieran mis padres
tienen hambre. No conviene estar comprando así.
¿Alguno de sus hijos entró a la mina?
Leonor Guadarrama, esposa. No.
Eusebio Roa Martínez
Pero nos decía, que un yerno.
Leonor Guadarrama, esposa. Sí, mi yerno sí. Él sigue en huelga, todavía. Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Sigue en huelga. Iván Torres y Francisco Pineda,
Refugio Martínez. Pues, todos están en huelga. Quién sabe si, de veras, van a en Taxco, Guerrero, el 22 de febrero de 2019.
arreglar aquí o no. A lo mejor, sí.
Leonor Guadarrama, esposa. A lo mejor, dios quiera que sí. Porque ya sufri-
eron mucho. La cosa es que también sufre uno.

¿Cómo se llama usted?


Herminia Castillo. [esposa]
¿Y usted?
Eusebio Roa Martínez.
¿Dónde nació usted?
Eusebio Roa. En Huahuaxtla, como a una hora de Taxco, ‘tá lejos, pa’llá de
Campuzano, de ahí pa’dentro.
¿Y en qué año nació?
En 1955 y también de ahí es mi esposa. Ahí vivimos.
Usted, ¿en qué año nació?
Herminia Castillo. En el 55, también.
¿Cómo se llamaban su papá y su mamá?
Eusebio Roa. Manuel Roa Miranda y mi mamá Esperanza Martínez.
Usted, ¿tuvo más hermanos?
Sí, somos cinco hermanos y dos hermanas. Yo soy el mayor de todos. En Hua-
huaxtla, nada más vivimos un hermano y yo, los demás se fueron a trabajar fuera.

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¿Cómo era su pueblo, cuando usted era niño? ¿Cómo entró?
Pues, eran casas de palma, el corral de piedras y alambre. Ahora, ya hay bardas El sindicato andaba buscando gente. Y se apuntaba uno, yo estaba muy cha-
y ya no son de palma ni de cartón. Como se fueron pa’l Norte, ya hicieron sus maco. A mí, me encarriló un señor: “Eusebio, veo cómo están ustedes. Te voy a
casitas, más o menos, no muy buenas. Pero, ya no está como antes, hasta chinche apuntar, para que te vayas a trabajar a la mina. A ver cómo le hacemos”. Ya me
que había, piojos [ríe]. apuntaron en el sindicato y salí. Me hicieron estudios de pulmón y de todo. Había
Íbamos a la leña, con mis hermanos. Mi papá se dedicaba a sembrar. Nosotros una clínica allá, por el Pedregal. Te hacían estudios de todo el cuerpo, hasta de acá
sembrábamos en el cerro, sembrábamos en el monte, maíz, frijol, calabaza. A chu- atrás. Salí bien, para echarle ganas a trabajar.
zo, pues. Yo estaba muy chamaco. Sembrábamos con chuzo y la tierra, la meto Pero, ahora, salí mal de un pulmón, de tanto trabajar. Nomás un pulmón ‘ta
con azadón. Antes, no se abonaba, porque hacíamos tierra, el abono que hacía mi bien. El otro no. Tengo veinticinco de pulmón, porque está mal un pulmón. Por eso
padre. Hacía esa tierra, para que diera mejor. Ahora ya es abono, si no, no hay maíz. me pagan [ríe] novecientos de pensión. ¡Muy poco!
Antes, pura tierrita. ¿Qué hacía como zanjero?
En el pueblo no había parcelas. La gente agarraba los terrenos. Pero no alcan- Hacíamos zanjas, con pico y pala. Escarbábamos, para sacar el agua. Porque,
zaba. Nos íbamos a sembrar al cerro, allá tardábamos nosotros. Ya bajábamos bien adentro se llenaba de agua y hacíamos unas zanjas, para que por ahí pasara el agua,
sucios, ya las uñas bien grandotas [ríe]. No había terrenos, nos ganaba la gente. por la cuneta. Eran siete niveles de la mina. Me tocó trabajar en el cinco, y nos iban
Los que tenían más dinero ganaban los terrenos. Y nosotros nos íbamos a vivir allá cambiando.
arriba, nos íbamos a sembrar, luego, ya bajábamos con el maíz. Había cuadrillas de diez o de siete. Los que entraban, iban a hacer las zanjas. Y
¿Y usted estudió? ya, si querían subir de puesto, tenían que echarle ganas para brincar más. Yo quería,
No, no. Yo no estudié. Casi no sé escribir, leer, poquito. Porque, yo, todo el tardé como tres meses, así.
tiempo pasé en el cerro. Aprendí, yo solo, estudiando. Pero, poquito, eh. No sé muy Y, ya con el perforista, entré de ayudante a barrenar. Le digo, “dame chance de
bien, no sé, casi no sé leer ni escribir. Poquito me enseñé, leyendo papeles. agarrar la máquina, ¿no?” Dice, “es que estás muy chamaco, te va a tumbar”. Le
Le voy a platicar, me vine a Taxco de dieciséis años y entré a la mina. digo, “no, no me tumba, yo quiero trabajar”. Ya me daba chance, ándale, pásale.
¿Entró a los dieciséis años? Y, como al medio año, que pasa el jefe y le dice: “Mira, este chamaco ya sabe la
Dieciséis, porque mis padres sufrían mucho. Yo quería que mis padres tuvi- máquina, déjasela”. Dice el jefe: “Nomás la prueba tres meses, si la hace, se queda
eran. Yo me voy a trabajar a la mina, para que no sufrieran mis padres. Sufrían con la máquina. Si no, tú te haces responsable”. Y ya después, quedé como per-
mucho, frijoles, diario, diario frijoles. Yo quería que estuvieran en un mejor lugar. forista. Después, yo fui encargado y ya mandaba gente. Dice uno: “Pues, cómo, si
Vine a trabajar a la mina. Comencé a hacer zanjas. Ya vi que andaban trabajando ese apenas entró, y ya nos manda, dice que depende de uno, y que le eche ganas”.
bien sucios, bien engrasados y que ¿cuánto ganan? Pues, ganamos tanto. Entré de ¿Cómo aprendió a trabajar la perforadora?
ayudante. Pero, después, yo quería agarrar una máquina, para ganar más, para que Me fijaba, yo. Sí, porque teníamos una sola máquina, que tenía que hacer tre-
no sufrieran mis padres. Ya me metí a la máquina, a perforar. Sí, para que ganara inta o cuarenta barrenos. Y hay que meter el bombillo, la cañuela y desatar el bom-
yo más. Entré de muchacho y, después, me casé con ella. billo, encadenarla y después le poníamos lumbre para que tronará todo, a disparar.
Había una tiendita, poquito frijol, poquito maíz. Ya teniendo su esposa, te da- Cuando comencé, no sabía muy bien, no sabía la disparada. Me decían, “chamaco
ban otro poquito. Yo quería, para que no sufrieran, echarle ganas pues. Porque, si no sabes disparar, échale ganas para que salga bien”. Porque, teníamos entrega,
no, uno no trabaja. por tonelada. Así le voy a hacer, ahora. Le prendíamos lumbre y ya tronaba toda la
Yo los puse adelante, a ellos, pues. A mis hermanos, yo les compraba leche; a cadena, como cuetes. Pero, antes, mandábamos un hombre, “vete a cuidar, para que
mi hermana, la más chiquita, bote de leche Nido, pa’ que creciera. no pase gente”. Pero, se llenaba de humareda. Nos alejábamos y nos cubríamos,
por las piedras, como de aquí al mercado, y se oían los tronidos.

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Luego, íbamos a ver. Se veía bonito, porque cuando tumbabas, el metal bril- “Te dije que no te jueras, ya te dejaron tus compañeros, mañana te vas, dice. A las
laba. Daba mucho gusto, para ver brillar. Con la lámpara, brillaba bonito. Por eso, siete te voy a llevar a tu casa”. Y me dijo, mi esposa, “¿qué, trabajaste?” Le digo,
daba gusto ver [ríe] y salía, salía la disparada. Decía un ingeniero, “sí la hacen, me espantaron, por eso me quedé.
vamos a darles más preferencia” [ríe]. Sí, nos quería mucho. ¿Se moría mucha gente, trabajando?
Había un ingeniero, un jefe que mandaba en cada nivel, para ver que se estaba Aquí, muchos se taparon. Mucha gente, mucha gente se tapó. Caían pegaduras,
trabajando. Cuando se acababa la luz de la lámpara, su ayudante tenía que afocarte, los agarraba la disparada, en veces, les ganaba la cañuela. A veces, brincaba y
para que saliera uno. [ríe] tronaba, antes de tiempo.
Pero, a veces, nosotros queríamos entregar más toneladas. Uno le picaba, órale Hay veces, que todavía estoy mal, me zumba el oído, por tanto ruido de dos
vete a la carrera. A veces, me bañaba, a veces no me bañaba. Llegaba sucio así, máquinas. Imagínense el ruidero, la maquina rezagando y la humareda. Yo me
bien aceitado [ríe], ni comía, porque quería sacar dinero. agarraba así, y salía todo esto como hollín, los gargajos bien negros.
Desde que entrábamos, nos íbamos a barrenar. A veces, no alcanzábamos a ¿Cómo cree que están pagando el salario? Muy poquito, yo no estoy de acuer-
salir, nos dejaba la calesa. Y, ahí estamos, para que nos sacaran y ya el camión se do. Nomás lo hago por mi Seguro, me cubre una enfermedad, una operación. Pero,
iba pa’ mi pueblo. Pero, primero caminábamos de mi tierra [Huahuaxtla] a Cam- el salario que me dan es muy poco. Eso no cubre, pues, las necesidades. ¿Cómo
puzano. Mi esposa no me va dejar mentir, ella se levantaba a las tres de la mañana, cree, que yo voy a comer con eso? [ríe] Para cubrir la necesidad, siembro en la
para hacer los tacos. Después, metieron camiones, ya era más suave. casa, siembro frijolito. Si no sembrara y más viejito, ¿qué voy a sembrar?, ¿qué
¿A las tres de la mañana? voy a comer? Ellos no tienen ni PROSPERA, no tienen nada. Ya la quitaron y qué
Herminia Castillo. Sí [ríe]. A las tres de la mañana le ponía sus tacos, para que cree que vamos a comer, si uno no tiene ni un quinto. Pues, ¡de adónde! Tener que
él se viniera a trabajar, las cuatro. venir al Seguro, como ahorita. Tengo que venir de mí casa y pago doscientos pesos
Eusebio Roa. Pa’ agarrar el carro, a las seis de la mañana, ahí en Campuzano. de taxi, para venir a curarme temprano. ¿Se imagina? Y, para lo que gana uno. No,
Herminia Castillo. Se venía caminando, hasta Campuzano. pues, ¡cómo! Pues, no. Ai me gasto todo, en el pasaje.
Eusebio Roa. Con una lamparita. Y, a veces, debajo del aguacero, ai veníamos Mi pulmón que no sirve, estuve diecisiete años trabajando y respirando polvo
nosotros. Había uno río que se ponía bien bravo, tenías que quitarte toda la ropa. y humo. Tenía que entregar las toneladas, para que la empresa siguiera trabajando.
La ropa aquí arriba, pa’ cruzar el río [ríe] y venirte así. La ropa, como te la quitabas Si usted no entregaba las toneladas, los ingenieros se enojaban.
mojada, así te la ponías. Y, ¿cómo se sacaba una tonelada?
Herminia Castillo. Eran muchos trabajadores, que venían de Huahuaxtla. Había unos Scooptram. Tumbaba el turno de ahora y la de segunda iba a reza-
Eusebio Roa. De mi tierra, veníamos muchos. Unos ya no viven, se murieron. gar, a sacar a sacar el metal. Nosotros disparábamos y el siguiente turno iba a
¿Y cómo era el regreso? juntar el mineral. Hay unas partes, pero bien calientes, que trabajábamos con puros
Teníamos que irnos de nuevo, terminando el trabajo se iba uno a Campuzano. calzones, de aquí nomás. El fierro, bien caliente, que no podía agarrarlo para meter
Y, después, a caminar de nuevo, hasta mi casa. la máquina. Hacíamos un barreno, nomás uno, y ¡salte! Porque no aguantabas lo
¿Y a qué hora llegaba a su casa? caliente. Si le echaba agua usted, nomás hervía como el carburo. Las botas de hule,
Sí está lejos, hasta la casa y en el monte. Como le digo, todo a la orilla del río, las agarraba y las vaciaba de sudor.
caminado. Y cuando estuve de segunda, me hice una noche caminando. Yo llegaba Yo me engasé una vez, en la mina. Era día sábado y yo quería salir tempra-
y ya estaba gritando uno. ¡Apúrale! No, pues, ya qué. Me regresé mejor, porque no, pa’ mi casa. Había un gas azul, azul. Yo hacía el cambio de la máquina, y
me espantaron en Campuzano. Mejor me regresé y ahí dormí en Campuzano. [ríe] como tiene narices, sacó todo el humo. Entonces, caí y me fui rodando pa’bajo.
¿Cómo lo espantaron? Mi ayudante me fue a levantar. Le digo al ayudante, “vámonos, me siento bien
Bien, bien oloroso, como azufre. Ya no podía caminar, mejor me regresé y mareado”. Iba retachando, en las testeras. Ya me sacaron pa’juera, y me tiraron.
dormí con un amigo, ahí en Campuzano. “¿Qué te pasó?” Le digo, es que así y así. “Ahí quédate, más al ratito, venimos por ti, a ver cómo estás”. Un dolor de cabeza

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que sentía. Ya no hice nada, me fui a mi casa. Al otro día, “¿cómo te sientes?” “Me Porque, tiene una mazorquita y hay que darle más. Si, le das muy duro, te da unos
siento bien”. Seguí trabajando, ya normal. Pero, se siente bien feo engazarse, es un brincos bien fuertes. Tienes que controlarla, porque tiene aire, una manguera de
aire azul, azul, que te pega en el cerebro y zaz, caes y ya. aire que va pushada. Sí. Está uno meneando hasta los dientes y tu casco, tu lám-
¿Y se le pagaba su día? para, las botas y tu cinturón, porque ahí va colgada la lámpara.
Su turno, como si hubiera trabajado. Al otro día, volvía a trabajar igual, como si ¿Les daban equipo de seguridad?
no hubiera pasado nada. Querían el metal, duro y duro, no paraban día y noche. Ya La empresa nos daba botas, overol. Pero, no lo usaba, porque es muy caliente.
estaban esperando los molinos, había unos carros de volteo grandísimos, el mineral Mejor me lo quitaba y con puros calzones. Bien caliente y, luego, el overol caliente
se iba para Monterrey. Antes, la mina estaba muy buena. Le digo que era bonito. y todo eso. Hay que quitarse la ropa, mejor.
Y, feo, por las pegaduras. ¿Y el aire?
¿Qué era lo bonito? Pues había respiradores, que nos daban. Pero no podíamos, porque te atacaba.
El metal brillaba, cuando lampareaba la lámpara [ríe]. ¡Daba gusto! Y cuando, No podías respirar. ¡Cómo! Si adentro está lleno de humo, luego, tapado. Mejor se
la disparada salía bien, ellos levantaban más metal. “Sabes qué, sí la haces, te va- lo quitaba uno.
mos a dar labores más buenas”. Pero, si no salía así, te daban más poquitas labores. Yo me lo ponía y, luego me atacaba. La fuerza y, luego, tapado de la boca. Pues,
Más metal bueno y nos daban labores más buenas, maquinaria buena, manguera mejor así, descubierto. Te digo que, unos gargajos bien negros, negros, y los dedos
nueva. Digamos, llegaba la maquinaria y “vayan ustedes a escoger lo mejor”. No- bien feos del tizne. Como la máquina pasaba, había nivelitos pasaban a traer el
sotros levantábamos más, porque éramos los preferidos para la compañía [ríe]. metal, y uno barrenando. A veces, quedaba tierra así, y tenías que hacer así, con la
Pero, lo que me pagaban, me lo gastaba en alcohol. Ahí, está mi esposa. pala, pa’ barrenar lo de abajo, para que no se hiciera tarde y salir.
Herminia Castillo. Tomó mucho. Todo se lo acababa. En los niveles, ¿el trabajo era lo mismo?
Eusebio Roa. Casi no hice gasto, en las cosas de mi casa. Lo mismo, lo mismo, todos trabajaban lo mismo. Nomás era diferente los que
Herminia Castillo. Ahora, él dice, “si yo no hubiera tenido ese vicio, no estu- manejaban la máquina para rezagar, los Scooptram, había pala de aire, había unos
viéramos como estamos”. Pero, ya pa’ qué. motorcitos que jalaban unas góndolas, y ai andaban acarreando metal también.
Eusebio Roa. Digo, si yo tuviera lo que ganaba antes, tuviera yo dinero. “Tuvi- No paraba, pues, a sacar metal. Había una, como parrilla, y aventaban pa’bajo el
era”, pero no [ríe], todo me lo gasté en las cantinas. metal. Y, ya abajo, lo recibía otro pa’ echarlo pa’juera. No paraba la gente. Pero,
¿Alguno de sus hermanos trabajó en la mina? caía mucha agua abajo, en la mina. Estaba como lloviendo, todo el tiempo.
Uno trabajó en la mina, pero le quitaron su Seguro, no tiene nada. Mejor se fue Húmedo, donde hace mucho calor ¿y luego?
pa’ México. Allá, decíamos nosotros, disculpe lo que voy a decir, le decíamos “La cola
¿Cuánto tiempo duró su hermano? del diablo”. Porque, ese lugar era caliente, caliente, un infierno. Así le pusimos
No recuerdo cuántos años. Apenas, me puse malo. Porque, ando malo de la nosotros. Así hay que ponerle, porque no se aguanta. Feo, feo, caliente, caliente, lo
próstata. Vino mi hermano a verme y no tiene nada, ni Seguro Social, nada. Y, le que se dice caliente, una brasa. Y, ansina, hay que trabajar.
digo: “Carnal, busca la forma, como yo que ando peleando la cesantía. A ver si lo- ¿Había alguna cosa bonita?
gro, que me dé dinero la cesantía”. Dice, “voy a venir, a ver si me dan”… No tiene Cuando se disparaba, corríamos a buscar riscos. Unas piedras, con piquitos
Seguro, no tiene nada de dinero, ni pensión, ni nada. ¡Pues, cómo! Para mantener blancos, así. Y ya nosotros, por curiosidad de verlos cómo estaban brillosos con la
a la familia, tiene que trabajar. luz. No, pues, “ése es para mí”, “no, llévate ése y déjame a mí éste”. Y ai estaba con
Yo quería, pues, ganar dinero, no ver sufrir a mi familia. Casa de palma, de el montón, así, para verlos. Porque, hay unos hoyos, donde estaban colgando las
bajareque, con varas y dormir así, en el suelo, con cama de otate. ¿Se imagina? piedritas. Y, ya sacábamos, ya estábamos viéndolos, divirtiéndonos con los riscos.
¿Qué es lo más duro del trabajo en la mina?
¡Lo más duro es la máquina! Es más pesado, pues, agarrarla y controlarla.

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Accidentes, ¿le tocó a usted algún accidente? Eusebio Roa. Como estaban los dedos así, ya olía feo. Le digo está bien feo
Sí, muchos. Es que la empresa, aquí, tiene un modo muy duro. A veces, nos esto. Ya fuimos al hospital. ¡Que me regañan! Pero, ya estaba bien feo, salía agua
tocaba sacar un compañero y no nos dejaban. Ellos estaban tomando café, las sec- amarilla.
retarias en la oficina, y el muertito está tapado, ahí, con la sabana. Digo, “¿ya te Cuando había un accidente, reponían a ese trabajador. Pero, si se mataba uno,
fijaste?, cómo están aquellos, tomando café y el difunto está ahí. Nosotros estamos daba temor. Trabajé en un rebaje y llegó un remplazo. Le dicen: “¿Sabes qué?
tristeando, aquí adentro, y ellos están risa y risa, como si no hubiera pasado nada”. En aquella parte se mató uno”. Y él tenía que trabajar ahí. “Se mató anoche, de
¿Imagine, usted, qué corazón tenían? Y, el difunto está tapado con la sabana, en el segundo, vamos a ver”. Sí, había sangre encima del metal y tener que trabajar allí,
patio, hasta que llegara la ambulancia. pasar por ahí…
¿Cómo fue el accidente? ¿Por qué dejó la mina?
Se tapó, le cayó una pegadura. Hubo mucho accidente. Uno del tiro, iba cami- Herminia Castillo. Porque, lo suspendió la empresa.
nando, bajaba el bote y lo pasa a traer. Yo no lo fui a encontrar, no lo levanté. Puros Eusebio Roa. Me sacó la compañía, me suspendió. Cuando llegué, había tarje-
pedacitos, en caja lo sacaron. Está peligroso, daba miedo, pues. Porque, a veces, el tas que checaba uno, y me dice uno, “ya no vas a volver a trabajar, ya te suspendió
corazón se espanta, el cuerpo. Ver que ya sacaron a uno, que mañana, ¡quién sabe la empresa”. Hasta me puse bien contento. Porque, si se imagina, todo el tiempo
si regreses! Porque, me bajaba y, a veces, cuando se iba la luz, la calesa tenía cuatro las manos bien engrasadas y así comía uno, me bañaba y así llegaba pa’ mi casa.
cables y hacia como ligas, así. “A ver si se revienta el hule y vamos a dar hasta Pero así comía uno, pues va. A veces, ni comía. Cuando llegábamos a comer, en el
allá abajote”. Imagínate, a veces hasta echaba uno la cabeza arriba. Porque pegaba camino, íbamos comiendo una tortilla. Mandaba al ayudante, “ve a calentar, mien-
uno arriba, con el zangoloteo. Se persignaba uno, porque había unos santitos en la tras yo voy a disparar, a prenderle, y me calientas mis tacos”. Ya él los calentaba, y
entrada. Para irnos caminando para adentro, ya les rezábamos. Porque, veíamos a yo iba caminando con mi morral, comiendo mi taco.
todos y, al rato, faltaba uno. Ya no llegábamos completos. ¿Qué comían en la mina?
Una vez, me lastimé un pie, con una pegadura. Me pegó aquí, me tiró y ahí me Eusebio Roa. Uuuuhh. [ríe]
privó. “Ya no viene aquel, ¿qué le pasó?” Que afocan y estaba yo tirado [ríe], ya Herminia Castillo. Sí, tacos de huevo, con chile, con frijoles…
me levantaron, me llevaron, me sacaron. Pero, me privé del golpe, ya desperté en Eusebio Roa. En la mañana, todavía estaban calientitos, pero, a la hora de la
el Seguro Social. Dicen, que estaba yo muerto, eso le dijeron a mi esposa. Pero, tarde, hay que calentarlos. Unas dobladitas con huevo, frijoles y órale.
estaba encamado con un yeso, con un gancho, en el hospital. ¿Comían juntos, a la misma hora?
Y, usted, ¿cuándo se enteró que ya estaba en el Seguro? Sí, pero uno no. Los que estaban haciendo zanjas salían primero. Como no-
Herminia Castillo. Hasta el otro día. sotros disparábamos, teníamos que esperar a que saliera la gente. Y, si por acaso
Eusebio Roa. ¡Ni le avisaron! Decían que ya me había muerto. que se quedara alguien por ahí, mandábamos a uno a cuidar, para que el disparo no
Herminia Castillo. Hasta el otro día, me avisaron los mismos compañeros. lo fuera agarrar. Nosotros salíamos al último, porque teníamos que disparar. Si no,
Eusebio Roa. Como no llegué a la casa, ya fue a preguntar ella. Dice, “va, ¿y pues, ¿de dónde iba a salir para pagarle a toda la gente? [ríe]
Eusebio?” “No pues, fíjate fue un accidente, ya está en el hospital”. ¿El tercer turno?
¿Cuánto tiempo estuvo? Ya venía de nuevo a disparar y así se iban rolando. O sea, que, todo el tiempo
Eusebio Roa. ¡Tardé! ¿Cuánto tiempo tardé enyesado? tumbando, no dejaban de disparar. Te digo que, si no disparábamos se molestaban
Herminia Castillo. Pues, el yeso se lo quitaron al mes. ellos, “¿por qué tan poquito?” Pero, la máquina se descomponía y hay que meterle
Eusebio Roa. Al mes, o sea, me fui a mi casa. Y como estaba enyesado de aquí mano pa’ que funcionara para barrenar, pa’ quedar bien con ellos, también, pa’ que
para abajo, me escocía mucho. Ella jue a lavar. Yo ya no aguanto, que saco la seg- te pagaran otro poquito más.
ueta y le rajo. Y, ¿sabe qué? Ya me estaba hediendo de aquí, en medio.
Herminia Castillo. Como que le comió.

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¿Ustedes arreglaban la máquina? La perforadora que yo manejaba, estaba chiquita. Digo, aquella chiquita la
Si la primera vez yo desarmé una, le faltaban piezas. Digo, ¿y éstas, de dónde muevo más fácil, la cargo. Y aquella con llantas, era grandísima y para mane-
son? Y ya que componía la cabeza, tener que comenzar de nuevo, para armar y que jarla… Nomás que yo, “sí la voy a hacer”. Pero, como vi que le cayó la pegadura a
quedara bien. [ríe] esa máquina, pues, al rato estoy trabajando y me cae esa pegadura. No va a quedar
¿Y no le daba miedo descomponerla? [ríe] nada. Los que trabajaban el Jumbo, sacaban más toneladas y les pagaban más.
No, pues no. En veces, los dos estábamos con la barreta, empujándola, porque ¿Pero podían tener más accidentes?
se iba encajando. “Ya me cansé”. “¡Échale! Falta uno o dos para disparar”. ¿Se Pues sí, porque digo era bien peligroso. Mi concuño estaba barrenando. Pasó
imagina? [ríe] A veces, yo me quedaba solo, barrenando. Le digo a mi ayudante: un Scooptram y le mochó la cabeza, le quedó como un bisté’. Que pasa uno cor-
“¿Conoces el chiflón? Vete a traer, le decíamos ‘el gasto’, la dinamita. Márcamelos riendo, “¿qué cosa tiene, porque va corriendo?” Y que pasa otro, atrás, y yo, ¿qué
y yo voy a agarrar la máquina solo”. “¿Vas a poder?” “Voy a echarle, tú vete, y pasa? “Es que a tu concuño lo mató aquél”, dice. “Vamos, si no nunca lo agarra-
cuando regreses, ya tengo terminado, para que dispararemos y nos vayamos”. Me mos”. Y la empresa, no sé qué cosa pasó. La reja estaba siempre cerrada y ese día
quedaba solo, hasta arribota [ríe]. Ya llegaba y tocaba un tubo: “ya estoy aquí”. estaba abierta. Aquél salió y al rato lo agarran. Que lo encierran y, al poco tiempo,
“Órale pues, chécate el aire, el agua y ahorita voy pa’bajo”. Y la máquina, ai voy que sale.
arrastrándola pa’bajo. Con una mano, agarrándome, con una cadena, y nomás ar- ¿A qué edad se casaron?
rastrándome pa’abajo. La máquina, hay que guardarla. Y, súbete todo el gasto, para Yo me casé de diecinueve años.
poder cargar y pa’ que nos vayamos… Así era la vida. Herminia Castillo. Diecisiete.
¿Cuánto tenían que caminar? ¿Tienen hijos?
Estaba lejos. Tenía que llegar hasta donde estaba la calesa y ahí estaba el Herminia Castillo. Sí, cuatro. Mi hija, la mayor, tiene cuarenta; la otra tiene
comedor, donde dejábamos nuestro lonche. Y, luego, tener que caminar pa’dentro, treinta y ocho; mi hijo treinta y seis, y las más chiquita tiene treinta y dos.
lejos. Caminábamos como una hora y media. A veces, hasta más. porque nos man- ¿Y a qué se dedican ellos?
daban. Vete a tal parte, ‘ora te toca tal parte, nos decían. Había nombre de los Herminia Castillo. A trabajar, porque nadie tiene estudios. Nadie tiene estu-
rebajes, los frentes, había frentes, chiflones. Nos daban una tarjeta amarilla y ahí dios, por falta también de dinero. No se les podía dar el estudio y trabajan. Sí, ellos
venía en qué nivel ibas a bajarte de la calesa, en qué labores ibas a trabajar. no estudian, ellos no tuvieron ninguna carrera, están trabajando.
¿Como cuántos disparos realizaban al día?
Depende. Si estaba grande la frente, cuarenta barrenos. Por lo bajito, eran die-
ciocho. Un chifloncito, dieciocho.
Había una máquina que le decían la Jumbo. Esa no me gustó y me mandaron
pa’llá. Como yo quería subir más, dice, “yo veo que eres muy inteligente, te vamos
a dar la Jumbo”. No me gustó, porque trabajaba con pura luz y unas manguerotas,
rapidito metía y sacaba. Ya que engrasaba, metía los fierros, rápido, pues. Y, luego,
el zumbido más fuerte y más agua salía. No, no quise.
Una vez, que regresa un compañero. “¿Sabes qué?, la máquina Jumbo la aplas-
tó una pegadura”. Estaba, bien hasta abajo. Y, yo, “¿qué tal si estábamos trabajando
ahí?, ¿cómo nos iba a dejar?” Bien pegada al suelo, la pegadurota. No quedó nada
del Jumbo. Digo, no, entonces no voy. “¿Qué pasó?” No, digo, no me gustó traba-
jar, ahí. “¿Por qué?, ¿tienes miedo, verdad?” “No tengo miedo, pero no me gustó”.
[risas]

≈ 152 ≈ ≈ 153 ≈
La curiosidad de las piedras

Florentino Sotelo Alanís


Entrevista realizada por Rodrigo Rafael Espino,
en Taxco, Guerrero, el 30 de abril de 2019.

Bien, mi nombre es Florentino Sotelo Alanís [nació el 16 de octubre de 1965] y,


bueno, estoy en este momento participando en estos testimonios de la experiencia
como trabajador minero. Realmente, no me considero así, pero a invitación del
profesor y de la convocatoria que apareció, quiero comentarles que, desde muy
pequeño, recuerdo a mi padre y a mi abuelo trabajando en la mina. O sea, creo que
mi vida no puede desligarse del trabajo de la minería, pero en ningún momento a
mí me pasó ser minero; es decir, no formaba parte de mis sueños. Simplemente,
veíamos llegar a mi padre con su lonchera y los pequeños corríamos a tratar de
ayudarle con la lonchera, porque suponíamos que regresaba muy muy cansado del
trabajo.
Cuando yo ingresé a la secundaria había un programa, no sé porque razón,
pero había un programa de apoyo hacia los hijos de los mineros y entonces, en va-
caciones de verano, nosotros íbamos a hacer trabajo en la Industrial Minera. Pero
afuera de lo que es, propiamente, la mina. Recuerdo que estábamos en la tienda del
Pedregal y ayudábamos a la persona encargada, a llenar los sacos de maíz, de frijol,
en la tienda de raya. Y dentro de la unidad minera, lo que hacíamos era estar en la
carpintería, a lo mucho, y eso era cada seis meses. Estábamos ahí, en esas prácticas,
y ya nos daban una remuneración. Pregúnteme la cantidad, no lo recuerdo. Pero,
para nosotros, era divertido estar ahí y era nuestro contacto con la Minera. Posteri-

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ormente, cuando yo salí de la preparatoria, con esas grandes dudas que tiene todo Sí, recuerdo que, en ese entonces, alguien nos comentó que estaban solicitando
mundo para encausar sus destinos, se me pegó quizás la locura de ir a trabajar a la personal. Llegamos varios jóvenes, fuimos bastantes los que llegamos en ese mo-
mina. Entonces, recuerdo que sí fue un problema ahí con mi padre porque, pues mento; yo puedo ubicar a diez jóvenes, así muy fácilmente, pero contrataron a
él no esperaba que yo fuera a ir a trabajar a la mina o que siguiera ese camino. Sin muchos más; otros, de mayor edad. Llegamos a las oficinas que estaban ubicadas
embargo, con la primera remuneración pues me sentí muy satisfecho y me compré allá en el Solar. Ahí estuvimos como unas tres horas esperando al gerente, Uribe,
varias cosas que no me había comprado. en ese entonces. Creo que eso fue, tal vez, un jueves o viernes, para iniciar a tra-
Tu papá no tenía intención de que tú fueras minero, que siguieras su profesión, bajar el lunes. Pero, mi primer contacto con la mina fue el trabajo que le daban,
¿por qué razón?, ¿tenía él alguna objeción al respecto? supongo, a todo mundo que era de rezagador, andar dicen ellos de chalán. Enton-
Nunca establecimos un dialogo en eso, fuimos familias muy cerradas al di- ces, andábamos con una barreta limpiando el interior de los caminos de la mina,
alogo. Él, igual, con su padre nunca tuvo mucho contacto. Supongo que, era por pues. Raspábamos las paredes de piedras falsas, ese era todo nuestro trabajo.
el mismo prestigio o desprestigio que tenían los mineros. Al final de la semana, Pero, ¿llevaban equipo?
nosotros, hijos de mineros, íbamos a buscar a nuestros padres a las cantinas. Era Sí, obviamente. Bueno, al principio, cuando nos contrataron, pasamos con el
todo un ambiente, una fama que existía con los mineros de que, siempre, el fin de señor “Franquito”. El señor Franco era el encargado de seguridad y, bueno, él nos
semana estaban en las cantinas. dio una capacitación para que no sufriéramos algún accidente, nos dotaron de nues-
Podría pensarse que eso era una especie de forma cultural. Pero, ¿habría tro de nuestro casco, nuestra lámpara, guantes, botas. Y poco a poco, no recuerdo
alguna razón? en qué momento, nos dieron lecciones. No recuerdo con exactitud si todo nos lo
A mí me parece muy interesante eso. No sé si hayan hecho estudios sociológi- dieron en un momento dado o si nos fueron integrando de acuerdo a la labor que
cos sobre este aspecto, pero yo supongo que era mucha la carga de trabajo y el estaban realizando. Pero, ahora que me lo comenta, sí recuerdo que fueron los
estrés; también, la bonanza que existía. Era gente que venían de estratos socio- guantes, el casco, la lámpara y las botas. No recuerdo en qué momento surgió lo
económicos bajos y que, en un momento dado, influyó también la posibilidad de del overol, porque sí, yo cargaba un overol, a diferencia de otros compañeros. Tal
ganar mucho dinero, por ejemplo, como destajista, porque era uno de los puestos vez, se lo quité a mi padre, que tenía muchos overoles, o alguien me lo dio. Ajá. Y
que se aspiraba. Mi padre era jefe de mina, pero, cuando él fue propiamente min- bueno, esa fue la primera labor que anduve haciendo, ahí.
ero, lo que querían es ser destajista porque ganaban mucho dinero. Se comenta ¿Qué que horario tenías?
como anécdota, por ejemplo, que mi tío Tomás Sotelo prendía sus cigarros con De las siete a las tres.
billetes y si, en un momento dado, había grupos norteños en estas cantinas, él les ¿Qué sentías, cuando entrabas?
aventaba el dinero, así como lo hace ahora un cantante muy famoso. Les aventaba Bueno es que, a esa edad, a los dieciocho años, uno se come el mundo. Y para
el dinero, porque sabía que la próxima semana volvería a ganar eso y mucho más. ir al trabajo yo me levantaba, incluso antes ¿no? Era emocionante ir en el camión,
Entonces —me imagino— tal vez mi padre, pensando en eso, no quería que yo que nos recogía ahí en el Seguro. Era emocionante ir con la palomilla. Desde el
siguiera sus pasos. Pero tampoco había un diálogo, como para decir, “bueno, ¿qué momento en que entraba uno al camión, pues a uno ya le andaban ahí agarrando lo
es lo que quieres hacer de tu vida?”. Entonces, sí estuvimos un tanto peleados por que no debían; diciendo esto, diciendo aquello, echando el chascarrillo, las bromas,
esa situación. ¿no? Claro, a veces, eran bromas pesadas, sí, ahora el famoso bullying. No, pero
Pero le digo, cuando yo tuve mi primer ingreso, propiamente, mi primera remu- pues…
neración, pues para mí fue muy satisfactorio haber ganado ese dinero. ¿Te bautizaron? Ese bautizo que, regularmente, se sabe hay entre los mineros,
Pero, a ver, tú ganaste tu primer sueldo; entonces, tú habías terminado la pre- ¿existía, como entre los plateros?
paratoria. Decidiste ir a probar suerte en la mina, ¿qué pasó con ese primer con- Sí, sí, existía. Bueno, no fui testigo de que haya sucedido algo así, pero a mí no.
tacto en la mina, a dónde llegaste? Quizás porque sabían que era hijo de uno de los jefes de la mina. Mi padre todavía
estaba ahí trabajando. Bueno, con el paso del tiempo, se enteraron de que yo era

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hijo de “El Guacho”, así lo apodaban. Entonces, decían, bueno pues es hijo de “El que decían: “A ver, pásame el marro de cinco, pásame el marro de tal”.
Guacho”. Alguien me reconoció y, entonces, pues puso cierta distancia. Pero, eso Luego me mandaron con los muestreros, que les llamaban los Picapiedra. Eran
solo no fue impedimento, realmente tampoco yo me prestaba mucho para el chas- dos viejitos, que andaban con unas canastitas. Ahí sí, fue la botana completa. Me
carrillo, para el juego, o sea, era muy parco. Me reía de las bromas, pero era muy pasé como unos cinco meses con ellos, dos viejitos y yo de joven. No sé por qué
parco, trataba de no meterme en problemas. A lo mucho, dos, tres personas, llega- razón me mandaron con ellos. Con estos viejitos, ya con su experiencia y casi a
ron a decirme “Guachito” y otros me apodaron el “Chocolate”; pero no trascendió, punto de jubilarse, pues, era muy divertido y además era muy ilustrativo platicar
es decir, no pasó como algunos, que ya llevaban un apodo desde aquí. Recuerdo con ellos.
que a uno de ellos le decían el “Necker” y, por cierto, era muy bueno jugando fut- Todo el tiempo estaban platicando. Cargábamos unas canastitas que eran de
bol, cosas como ésas, ¿no? palma, las cargábamos al hombro y andábamos con unos cinceles y un marrito, el
Entonces, de ahí pasé por varios puestos, por varias actividades. La idea es que tamaño era muy pequeño. Andábamos siguiendo una veta y colectando muestras
yo le había planteado a mi padre que yo, realmente, quería ir al taller mecánico. Yo de esa veta. Ellos ya sabían el recorrido y llevaban su mapa; yo, lo único que hacía
quería ser mecánico. De alguna manera, tenía esa inclinación por la mecánica y, de era seguirlos. Y me decían, “ahora vamos a tomar muestra de esta veta”. Lleva-
hecho, ya había trabajado en un taller mecánico. Yo quería entrar al taller mecánico ban su libreta y ahí anotaban. Llevaban diferentes canastitas y, al final, ya casi
automotriz dentro de la Minera, pero, por angas o por mangas, era un poco difícil terminando la jornada, las llevábamos y las depositábamos en una bandeja muy
llegar, así de buenas a primeras. especial. En muchas ocasiones, digo por decir muchas ocasiones, era casi diario o
Entonces, fue pasando el tiempo y fui realizando varias actividades. Recuerdo cada tercer día, nos acompañaba un geólogo, nos visitaba el geólogo. Se unía con
haber sido anclero. Había una maquinita, en donde le metíamos cemento, y por nosotros al recorrido, pero era muy breve el tiempo y, entonces, ya ellos le daban
medio de una aspiración íbamos metiendo anclas a las paredes, para que no se explicaciones, porque ellos eran los de la experiencia. Entonces, a mí me empezó a
cayeran, no se derrumbaran, pues. Pasaban y hacían perforaciones, yo supongo, interesar un poco eso. Me llamaba la atención la curiosidad de las piedras; es decir,
porque a los dieciocho años no me importaba mucho eso. Yo decía, bueno, pues no de qué estaban conformadas y empecé a hacerle preguntas al geólogo. Entonces,
voy a estar aquí toda la vida. No le ponía mucha atención, pero lo hacía y ahora lo el geólogo se empezó a dar cuenta de que me estaba interesando y me tomó cierto
recuerdo y trato de rescatar algo de eso. afecto y él me empezó a enseñar. Pero de eso ya no recuerdo nada. Ya no recuerdo
He platicado con algunos compañeros que, le digo, son de esa época. Incluso se nada. Sí, hay una laguna enorme por los años, son muchos años, es decir, estamos
jubilaron, ellos siguieron siendo mineros y tienen muy vivas las imágenes. Recu- hablando de treinta y cinco años. En ese momento, había que reconocer las piedras,
erdo a un compañero que le decían “La Chita”, ya murió, él manejaba la maquinita cuál tenía plomo, cuál tenía plata, cuál tenía oro. Recuerdo que, en una ocasión,
y él era el que hacía las mezclas, porque era un minero más viejo. Nada más me a mi lámpara se le terminó la batería y, entonces, el geólogo me dio su equipo. Él
decía, mete la manguera allá, en ese hoyo. Y, bueno, ya sabe con qué lenguaje, sabía, yo creo, el camino de memoria y yo me quedé con su lámpara. No podíamos
¿no? Ahí, en ese hoyo, metía la manguera y fru fru, ya le rellenaba; supongo que andar sin lámpara. Yo no sé por qué, él me la dio. Tal vez, porque él iba a llegar a un
eso era para impedir que se desprendiera. Ahora, que están arreglando la carretera, lugar más cercano y ahí iba a conseguir una lámpara. La cuestión es que, después,
están haciendo perforaciones y haciendo anclajes. Poníamos una malla y, en un a mí me decían “el ingeniero”.
momento dado que se cayeran las piedras, pues quedaban ahí atoradas. Eso le daba Después de ahí, me mandaron a una máquina que le llamaban la Robbins y
seguridad al camino, a la parte ésta donde uno circulaba. Éramos cuadrillas como que era una máquina que hacía perforaciones así verticales, a gran profundidad.
de dos, tres personas. Sacaba un tipo de tubo, en donde venía una roca, y la depositábamos en unas
¿Qué otras herramientas te acuerdas que manejabas ahí? bandejas, a lo largo, así. Descargaba el tubo y sacábamos la muestra de roca.
Lo básico era el pico y la pala, la barreta también. Había barretas de diferente Eran largas, eran largas, ahí estuve muy poco tiempo.
tamaño. Pregúnteme las medidas. No las recuerdo. Ellos sí lo recuerdan. Había Ahora me lamento no tener curiosidad, para decir “oiga y esta máquina, ¿por
barretas, como si fueran pata de cabra. También se utilizaban los marros, recuerdo qué? [risas] y qué hace?”. Tampoco me iban a contestar mucho, si ellos se dedi-

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caban a eso. Ellos me asignaban no sé por qué razón, pero llegó un momento en Después, ya tenía yo una especie de audífonos, que solamente los ingenieros
que el castigo mayor fue cuando me mandaron de ayudante de perforista. utilizaban. Pero, por alguna razón, ya tenía unos audífonos así [señala]. Los otros
¿Por qué le llamas castigo? tenían sus tapones. Ahí sí, ya utilizaba overol, además de los otros equipos. Había
Porque es de los trabajos más pesados. En algún momento, me he de haber un dispositivo que alimentaba la perforadora y le llamábamos “La Marranita”. Ahí
quejado de algo y he de haber querido decir… “¡Oiga!” Recuerdo haber tenido un es donde colocábamos el combustible, creo que era diésel, el olor era como aceite
enfrentamiento con el ingeniero Nava y haberle dicho que yo no quería hacer tal o quemado. Cuando se terminaban de hacer las perforaciones debidas, lo pesado de
cual actividad, porque yo quería ir al taller mecánico. ese trabajo era cargar la máquina y estarla manteniendo, en ese ruido.
Pero el trabajo de ayudante de perforista fue una buena experiencia. Cuando vi En ocasiones, cuando ya eran las diez de la mañana, yo ya quería desayunar.
a don Lupe, el perforista, se parecía a Charles Bronson y además tenía ese cuerpo Pero tenía que aguantarme, porque el señor estaba perforando y ya terminábamos
de Charles Bronson. Y yo decía, pues yo quiero tener el cuerpo de estos mineros, once y media o doce. Dentro de la mina había unas zonas donde nosotros íbamos a
¿no? Charles Bronson, en su momento, fue minero también. Entonces estaban en almorzar, había unos comales en donde calentábamos los tacos. La mayoría comía
boga las películas de Charles Bronson. El trabajo de perforista era muy pesado, uno tacos, yo llevaba curiosamente mis sándwiches y mis tortas [risas], pero las ponía
no paraba desde el momento en que uno empezaba a perforar. Como era a destajo, en el comal. Ahí no había de que “estas son mis tortas” y “estos son mis tacos”, no.
había que tupirle al trabajo. Sí alguien llegaba, agarraba la torta. “¡Qué pasó!”. “Ahí están mis tacos, adelante”,
En ocasiones, llegaba el ingeniero y le explicaba al perforista cómo y dónde con su lenguaje. No decía, “oye, ¿me regalas una torta, me das un pedazo?”. A vec-
tenía que hacer las perforaciones. Recuerdo que mi padre, cuando sacaban los ma- es nos iba bien porque, si yo llevaba una torta de frijoles con huevo y el otro llevaba
pas de los niveles, ellos hablaban acerca de cómo hacer las perforaciones. Había de chuleta, pues ya estuvo que la hicimos, ¿no? La gente que venía, por ejemplo,
toda una matemática en esto de hacer las perforaciones. Logré percatarme de que, de Santa Rosa o del Fraile, traían sus taquitos con frijoles o queso, algo así. Digo,
en base a la experiencia, los jefes de mina a veces tenían mucho más conocimiento no estoy menospreciando. Pero ellos decían, “pues éntrale a los de bistec, éntrale
de cómo hacer perforaciones para tumbar esas rocas. Los ingenieros traían la te- a los de cecina”. Y uno, pensando que sí eran de bistec o de cecina, abría el taco y
oría, nada más. En ocasiones, había ahí unos dimes y diretes. Llegaba el jefe y eran puros frijoles [risas]. Pero sí, ellos siempre llevaban sus pápalos, sus guajes,
decía: “Mira, me vas a perforar aquí y aquí y aquí; me vas a hacer tantas perfora- sus ciruelitas preparadas con chile. Lo que sí tengo muy presente, es el hambre que
ciones y de ahí metes la dinamita, me truenas eso”. Después, llegaba el ingeniero teníamos en ese entonces. Los tacos nos sabían a gloria, ya fueran de frijoles, de
y decía: “Tienes que hacer esto y esto”. Y ahí entraban en controversia. “Oye, pero queso, de huevo, nos sabían a gloria. Lo digo así: nos podíamos tragar cinco, diez,
el jefe me dijo que era así”. “No, no, tú hazlo así”. Y bueno, a veces, era un relajo quince. Había gente que se tragaba quince tacos. Dices, “cómo le hacen”, ¿no? Y
que generaba conflicto. Pero eso no era de mi incumbencia, yo era ayudante de yo llevaba siempre dos o tres tortas. Me las acababa. Y, a las dos de la tarde, que ya
perforista. Lo que tenía que hacer era agarrar el barreno de la máquina o, a veces, teníamos que estar saliendo, ya tenía hambre otra vez. Esa parte me gustaba, pues,
ayudarle al perforista para amacizar. También amacizábamos la zona y ya entonces comer con hambre y disfrutar del alimento.
se empezaba perforar y el ayudante era el que agarraba el barreno, pues, para que ¿Ahí, el frente era la parte más peligrosa de la mina?
tuviera mejor dirección. A mí, don Lupe, no recuerdo que me haya dicho alguna mala palabra. Creo que
Era una máquina pesadísima, yo la llegué a detener, pero era demasiado para siempre me trato con cierto respeto y yo también. Recuerdo que, una vez, se nos
mí, yo era muy delgado. Y déjeme decirle que había hombres de una fortaleza que, cayó una parte del techo, por decirlo así. Yo, instintivamente, quise proteger a la
con una sola mano, agarraban esta máquina. ¿Cuántos kilos pesaba? No lo sé, pero máquina, no sé porque razón. Fue cuando ya me dijo una mala palabra, me jaló y
la agarraban con una mano. Hay que preguntarles a los mineros de más experiencia me aventó hacia atrás. Entonces, cayó la roca y cayó sobre la máquina. Entonces,
cuánto pesaba realmente una máquina, junto con todo y pata. Había que acomodar ya él me advirtió, dice: “Cuando suceda esto, manda a la fregada la máquina. Que
la pata de la máquina y moverla. El perforista nos hacía señas con la lámpara si no te importe nada, sálvate tú”. Y es que estábamos perforando hacia arriba. Enton-
había que mover la pata, era un lenguaje que no lo podías escuchar. Y, además, un ces, a mí me gustaba que perforáramos hacia abajo [ríe].
ruidero. Usábamos tapones y nada más nos hacía señas.

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Para arriba no, porque nos escurría toda el agua, a mí me escurría toda el agua porque no duerme, y su reloj biológico se alteró”. Por eso le digo, ahora lo entiendo
por estar agarrando el barreno. La máquina inyectaba agua, el barreno tenía una [risas].
perforación a lo largo, y ahí se inyectaba el agua para perforar. Entonces, al estar Además, ¿sabe qué?, yo no le estaba pidiendo incapacidad. Yo le estaba dicien-
agarrado el barreno, deteniéndolo, además estaba escurriendo toda el agua, ter- do que me refiriera, para que me cambiaran de actividad. Yo no quería renunciar,
minábamos empapados. Eran detalles así. pero ante eso, renuncié.
A veces, la señal de la luz no era directa, ahora estoy recordando. A veces, [el Porque todavía fui a trabajar y, entonces, me sentí muy mal y ya no pude. Yo
perforista] hacía la señal de que iba a ser allá, en la pared. Porque, a veces, está no puedo trabajar en la noche, de plano. O sea, yo no sería velador, pues [ríe]. Sería
agachado y me hacía la señal y decía, “ya, cámbialo”. Entonces, teníamos que velador, pero durmiendo. Sí, tendría que dormir. Porque, bueno, después me tocó
cambiar el lugar de perforación. turno nocturno en otra actividad, pero me dormía; dormía tres, cinco horas y me
Toda una forma de comunicación, un poco como el silencio, a señas y nada iba bien entonces. Sí, pero quizás esta situación se conjugó con que, en esa zona,
más por cierto entendimiento. dentro de la mina, hay baja concentración de oxígeno.
Ha de haber sido como los militares ahora, ¿no? Se hablaba de que había bue- Entonces, yo salía y dices “¡Ah, es de día, vámonos a la casa a dormir!”. Y dor-
nas mancuernas y había como una competencia entre diferentes perforistas y sus mía como si fuera de noche. Y, otra vez a trabajar de noche, como si fuera de día.
ayudantes contra otros. Decían, tal o cual perforista “hizo tanto”. No sé si era tum- Algo está pasando aquí. Quizás tenía que pasar tiempo, para que mi reloj biológico
bar, no recuerdo a qué se referían con “hicieron tanto”. se ajustara. Pero yo me sentía tan mal que, bueno, pues yo pedía una explicación.
Y, ¿cuánto tiempo estuviste tú ahí, con ese trabajo, dices que más o menos dos Cuando yo le platiqué esto a mí a mi abuelo, que era el velador de la mina de
meses? Remedios, me dijo: “Mira, ¿tú que estás haciendo aquí? Una, no tienes necesidad.
Probablemente dos o tres meses. Fue poco y ya de ahí me mandaron de velador. Dos, tú no estás hecho para este trabajo, vete de aquí. Búscale, tú tienes cabeza para
Lo único que recuerdo es que yo andaba trabajando en la noche y ya no estaba aquí. otra cosa, esto déjaselo a los otros, esto déjanoslo a nosotros, los que no estudia-
De hecho, mi trabajo como ayudante de perforista, como piedrero, fue allá en la mos, tú tienes cabeza para otra cosa”.
mina de Remedios, en Tehuilotepec, y entraba uno caminado, se la llevaba uno más Después, él se lo dijo a mi tío, mi tío era motorista y maneja el Scoop 30. Tam-
relajado que aquí en el Solar. bién me dijo eso.
Entonces, ¿tu primer trabajo fue aquí, en el Solar? Bueno, pero, tal vez, esa idea de que “tenías cabeza” y que ellos, tal vez, no…
En el Solar estuve como uno o dos meses, en la carpintería, con don Chucho, Es que ellos no habían tenido la oportunidad de estudiar y si la hubieran tenido,
llevando polines al interior, para hacer escaleras y para reforzar. Todo eso tenía sus tal vez, tampoco estarían ahí. Porque digo, para niveles, pues, no.
nombres, tablas, polines… Aquí, también fui rezagador, aquí en la mina del Solar. Exacto. No estoy haciendo… Pero, era su forma de decirlo. Como diciendo:
Algo estaba haciendo yo en la noche. No recuerdo exactamente qué fue lo que “Bueno, tú fuiste a la escuela, pues sigue en la escuela si no la estás haciendo aquí.
pasó. Es que, cuando me cambiaron en la noche, en el turno nocturno, sólo estuve Esto déjalo a nosotros, que ya tenemos sesenta años y que, además, les gustaba…
como cuatro días. Entonces, me puse mal y al ponerme mal, vine al Seguro Social. Porque ellos venían de una tradición, ellos venían desde Tierra Caliente siguiendo
El médico, recuerdo, me dijo no tenía nada, que simplemente yo no quería trabajar. las minas. Habían trabajado allá, en un lugar que le llamaban la Suriana. Se vini-
Ahí sí, me aventé un pleito con el médico porque sí me sentía mal. Y bueno, ahora eron para acá, con toda la familia. Siempre habían sido mineros.
tengo el conocimiento de que, a mí, la cuestión nocturna no me va, porque se me Entonces, ¿recuerdas tú algún tipo de organización de los mineros, en ese
baja la presión. A mí se me bajó la presión y me sentía mal por eso, vomitaba, tiempo? Es decir, ¿supiste que había una organización sindical, que tú tenías cier-
andaba mareado. tos derechos o que te podían proteger, tú sabías algo de eso?
Cuando tú llegaste con el médico… Sí porque, cuando entramos —además de la plática que nos dio el de seguridad,
Obviamente, yo no tenía ningún síntoma. Pero, por la experiencia, él debió que no le llamábamos seguridad— nos dieron una plática del sindicato. Entonces,
deducir que “a este cuate se le está bajando la presión, si le pasa eso en la noche es

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tal vez vine dos veces a las reuniones del sindicato. Pero, pues, hasta ahí. Como Tal vez, por la cuestión de la personalidad, para mí era algo curioso, era cono-
que no era de mi incumbencia, pues, no le di tanta importancia. cimiento. Exactamente ahí me hubiera gustado saber. Sí, yo era mejor escuchando.
Durante el tiempo que tú estuviste, ¿hubo algún movimiento, alguna situación No tenía mucho que contar.
de protesta? Para mí, ahora, puedo decir que todas las labores dentro de la mina eran im-
No y lo puedo decir honestamente. A mí me parecía que la gente que estaba ahí portantes, todas tenían su importancia. Tal vez, en ese momento, no lográbamos
le gustaba su trabajo. Yo siempre vi eso en muchos mineros. vislumbrar la importancia del trabajo en conjunto. Pero creo que, si se analiza todo
Ahora, mi suegro, que también fue minero, siempre se la vivió extrañando el eso, a la larga es un conocimiento muy basto.
ambiente de trabajo. Él vive y nos ponemos a platicar. Me habla del nivel siete, Lo que sí es que, el concepto del trabajo ahí lo aprendí. En el trabajo de
del nivel… En fin, él era eléctrico y su hermano y su papá también trabajaron en la ayudante de perforista, no había duda, ahí era la friega y se veía realmente el tra-
mina. Su hermano trabajó en molinos, son familias mineras. Entonces, él siempre bajo. No había forma de ser flojo.
habla muy bien de la mina. Mi padre hablaba muy bien de la mina, también. Siem- Esto es para dignificar a los mineros, ésa es la idea, porque todo esto que me
pre se referían a la mina como su segundo hogar, si no es que su primer hogar. Mi has platicado implica mucho trabajo.
mujer, ahora, platica que su papá a veces se tomaba los tres turnos. Es decir, lo vía Han dejado su vida.
muy poco en su casa. A veces, salía a las seis de la mañana y regresaba a las once de Bien, me parece muy loable esta labor y, ojalá, se dé a conocer. Dicen que, no
la noche. Sí y todo el trabajo en la mina. O sea, lo veían los fines de semana. Pero, puedes amar o querer algo que no conoces.
si le pregunta al señor qué hacía, tanto tiempo, dice: “Pues, es que a mí me gustaba
la mina. Para mí era mi vida”. Y para muchos, para mi padre también.
¿Y te recuerdas qué trabajo tenía tu suegro?
Él era eléctrico. Mi suegro era eléctrico, su hermano estaba en los molinos. Mi
abuelo, bueno pues, al último era rezagador, pero también fue perforista. Mi tío fue
perforista, destajista le llamaban. Y mi padre fue jefe de minas, ya murió. Pero él
siempre hablaba bien de la mina y decía, “qué no daría por regresar a la mina”. A
mi padre le encantaba, él nunca dejó de hablar de la mina. No sé si renunció o lo
despidieron, porque él era parte de los de confianza.
Pero lo que yo detecté es que, ahí dentro del lenguaje minero, podíamos clasi-
ficar a la gente que le gustaba trabajar y a los que no les gustaba trabajar. Qué
interesante es esto, ahora que estamos platicando de eso. Yo fui con la idea de
trabajar. Es decir, yo me aboqué a lo que surgió en ese momento; lo traté de hacer,
en la medida de lo posible, lo mejor. Pero no lo vi como una cuestión de futuro. Es
decir, “yo lo estoy haciendo por este momento, mientras tomo una decisión de qué
voy a hacer con mi vida. Pero mientras, en la medida de lo posible, lo voy a hacer
lo mejor que se pueda”. Yo no quería ser perforista, pero me hubiera gustado tomar
la máquina y hacerlo.
Cuando me estabas platicando, vi que lo estabas disfrutando, por ejemplo,
cuando tú hablabas de las piedritas que escogían, con diferentes contenidos de
plata…

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No sabía qué cosa era la mina,
a dónde va a acabar uno

Apolinar Maximino Bahena Avilés


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda,
en Taxco, Guerrero, el 24 de abril de 2019.

¿Cuál es su nombre?
Apolinar Maximino Bahena Avilés, nací en Paintla, municipio de Taxco, el 8
de enero de 1963.
¿Quiénes fueron sus padres?
Mi mamá se llama Clarita Avilés Suárez. Ella es del 31 de julio de 1935. Vive
y la llevé a mi casa, la cuida mi esposa.
Pues, mi papá era de Santiago y mi mamá era de Paintla. Ese señor, que es mi
papá, no se casó con mi mamá, vivieron nomás así. Después se juntó con otra y
dejó a mi mamá. Entonces, mi mamá se vino para Atzala y se casó con un señor.
Pero, él era mi padrastro. Él se llamaba Ernesto Serrano Bahena, murió de 92 años,
creo.
Yo me quedé en Atzala, ahí me casé. Mi esposa se llama Vicenta Nava Calde-
rón, la conocí en Paintla y ya está en Atzala.
¿A qué se dedicaba su padrastro?
Pues, siento feo decirles. Porque, yo sufrí mucho con él y mi mamá también
sufrió mucho, mucho. Él era bien enojón y tomaba mucho, que ya le pegó a mi
mamá con machete, con la riata, que la iba a colgar, todo eso. Mi mamá, pues,

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lloraba nada más. No me daban de comer. Ahora, estoy aparte, en mi casita, es una escuela, iba a la primaria y fueron todos los grupos de la primaria de allá. También
casita de loza. se llenó con gente de Paintla, Ojo de Agua, Huixtac, Santa Rosa, Santiago Temixco
¿Usted estudió la primaria? y de otros lados. Fue mucha gente, mucha gente. Sí me apoyaron, porque a mí no
Sí, pero casi no le eché ganas. Le eché ganas nomás al juego, con otros. Luego, me alcanzaba, ganaba poquito.
saliendo al recreo, nos íbamos a fumar a un lado, eran los cigarros Alas, esos de En la mina, ¿dónde trabajó?
las cajas anchas. Yo no sabía fumar y el otro sí. Pero, el otro ya no vive y era más La primera vez, trabajé un año y dos meses. Entonces, aún vivía con mi mamá.
chico. Ese chavo era de Atzala. La segunda vez, empecé a trabajar en la mina del Solar. Entré a la mina, porque no
¿Cuántos hijos tiene? había otro trabajo. Había más señores de Atzala, trabajando allá. Y, les pregunté.
Fueron ocho, cuatro hombres y cuatro mujeres. Pero, uno murió, fue un 26 de Me dicen, “si quieres trabajar ven aquí, al sindicato de mineros”. Fui, hablé ahí,
agosto. entregué mis papeles y, luego, me hablaron para que fuera. Ya me presenté, en la
Me gusta sembrar y fui a limpiar por El Colorín, sembramos en la milpa y todo chamba. Entré a la mina.
eso. Luego, un domingo, los cuatro fuimos a abonar. Llevábamos un caballo que ¿Y cómo empezó?
nos prestaron, era mansito, no era malo el caballo, se dejaba montar a pelo, pero Primero, el ingeniero me mandó adentro de la mina, con los que ya saben. Baja
no con la silla. uno, en la calesa. Ahí estaba el minero con el que yo iba a trabajar, y de ahí me
Cuando mis hijos salieron de la escuela, les digo: “¿Saben qué? El lunes yo no mandaron a aprender. Esto, se hace así y, otro trabajo, se así. Me mandaban a que-
puedo ir con ustedes, pero urge la abonada, en ese pedazo. Se llevan el caballo que brar piedra, con marro y todo eso, o me mandaban a hacer limpias en la acequia,
nos prestaron y consiguen otro burro”. Mi chamaquito que se murió, de 12 años, que es como un caño. Y ya voy a sacar lodo y a echarle a la góndola también, o si
dice, “Sí, vamos a ir saliendo de la escuela y vamos a llevar calabacitas”. no, hacer el lodo a un lado, para desazolvar, ¿verdad?, para que corra el agua allí.
Cuando llegué a Atzala, ese lunes, bajaron a la terminal a buscarme. Me dice Todo eso y otras chambitas que me enseñaban. Pero, como hay muchas cosas, uno
mi comadre, “ah, ¿no le dijo el chofer?” Y, ya paró el carro. Dice, el chofer, “bájese quiere saber bien todo lo que hay. Nomás que no, casi no supe el primer año.
rápido compadre. Rápido, rápido, porque pasó esto y esto, pasó de emergencia”. La primera vez que entró a la mina, ¿qué sintió?
Yo sentí feo, cuando me bajé del micro. Imagínate, bien feo, que me sacudí, que Sí, me daba miedo. No sabía yo qué cosa era la mina, a dónde va a acabar uno.
mis pies no me aguantaban. Bueno, bien feo. Estaba así el tiro, así derecho, para abajo, hasta llegar al nivel once. En la calesa,
“Ya está tendido, en su casa”. El comisario se fue a poner avisos, por micró- se baja uno al nivel, como un piso, para entrar. Cada minero allí iba, así, para aden-
fono. Mi chamaco estaba estudiando y era el que iba más estudiado, que sacaba tro. A mí me daba miedo, oye uno ruidos. Una vez fui, andaba en el nivel cinco,
más palomitas allí. En una ocasión, me dijo mi chavo: “Voy bien adelantado en mis me mandaron a llevar “el gasto”, que se llaman cañuelas de seis pies, alambre y
calificaciones, mis dieces, las palomitas. Me voy a ir a trabajar papá. Si no me voy todo eso, el polvo y el bombillo para la disparada. Ahí, hay unas escaleras, como
pa’l Norte, voy a trabajar en una empresa de chofer, en los autobuses grandes que un rollo, para subir al otro nivel. Llegando allí, era como una cueva, y se oyó una
van a México, Acapulco y todo eso”. cosa como sirena, como de la Cruz Roja, así, y me espanté. Qué cosa era eso, yo no
Estuve allí, con mi esposa y con mi niña, que estaba chiquita, pues. Mi esposa, había oído eso. Y, ya venía el motorista y las góndolas, son como trenecitos para
se había aliviado de mi niña, tenía quince días, cuando pasó el accidente. Y ya de vaciar el mineral.
ahí, me fui pa’ mi casa. Tenía una casita de adobe, nomás con lo básico. Allí, ya Luego, me mandaron de ayudante de motorista, para cargar en el rebaje. Llega
estaba tendido. Llegué temblando, pues. Ya estaba en su cajita azulita, como de el motorista con las góndolas y ya las llenan con una pala de aire. También, está
adulto. el operador de la pala de aire, es una palita sencilla. Ahí, se llenan las góndolas.
¿Recibió apoyo del sindicato? Ayudaba en el trole, también. Tiene una garrucha conectada a un cable largo, para
Sí, me pidieron mis papeles de la defunción y todo eso. Sí, sí me ayudaron los que camine el motor. Yo agarraba la garrucha, para que no se chispara. El operador
del sindicato, el secretario y todos ellos me ayudaron. Me apoyaron también de la usaba los controles y las palancas para caminarlo, parar, pasar despacito las curvas,
todo eso. Ya, cuando era derecho, le echaba más recio.

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Luego, me mandaron de ayudante de rielero, me mandaron con el rielero que México, lo vamos a mandar para Acapulco”. Allá, estuve como quince, veinte días,
ya sabe, a cambiar rieles, a cambiar los durmientes, que son los palos esos gruesos, y con mi esposa, pues.
para que pasen las góndolas. Eso hice yo, también. Hizo distintas labores, entonces.
¿Su esposa no se preocupaba, no le daba miedo que fuera a trabajar a la mina? Rezagador, calesero, bombero, mantero, almacenista, llevar “el gasto”, o sea,
Quién sabe, no le pregunté. No, nada de eso. Y ya, como tuve el accidente de bombillo, cañuela, Mexamon, para la disparada. Eso lo entregaba al perforista, pa’
mi dedo, entonces se espantó. que cargara en el barreno, para la disparada y que bajara la piedra.
¿Qué accidente fue ése? Pues, yo hice muchos trabajos, aprendí de malacatero, hasta arriba de la torre.
Yo era calesero y, un día, me mandaron a bombear el agua del nivel siete. De Eso es peligroso, también. Tienes que saber, porque se puede atorar el malacate y
ahí, me enviaron al nivel nueve, a bombear el agua de la otra pileta, también. Y, de te avisan por radio.
ai, la calesa no sirve, nada más el bote de mineral. Entonces, me fui para la Mina Y, ¿qué fue lo que más le gustó?
Guerrero. Por ahí, donde están las bandas de polea, no sé qué cosa pasó ni sentí lo Pues a mí me gustó ser mantero, calesero y bombero, eso me gustó más. Había
que me pasó. Pero, me trozó el dedo éste y quedó el pedacito colgando, ni sentí. muchas cosas que se descomponían, pues, como componer la banda. Y, si no podía
Pues, me espanté, me espanté y ya llegué llorando, pues, de miedo. Le hablaron uno, había que hablar a los mecánicos pa’ que bajen. Muchas cosas, también. De
al ingeniero, me sacaron y me llevaron al Seguro Social. Ya hablaron a mi casa y calesero, me gustaba llevar a la gente, con mi radio, para arriba y para abajo. O ba-
avisaron lo que había pasado. jar “el gasto”, las cajas de bombillo y el Mexamon. La cañuela era, pues, ya aparte.
Después, en el segundo accidente, me corté la pierna derecha. Tengo veintidós Pero, a veces, hasta también había muertos de accidentes.
puntadas. Me tapé, allá en la mina. ¿Le tocó algún caso?
¿Cómo fue que se tapó? Uno, uno nomás y a los demás, les tocaba de a dos, tres o cuatro muertitos.
Fue en un turno de segunda, yo era calesero pa’ bajar y subir a la gente en la Allí, del caso éste, nos tocaba un turno de primera. Yo era el calesero y se bajó
calesa. El ingeniero del turno me dijo, “vamos a pasar a traer ‘el gasto’, las cañue- un ayudante del perforista. No se hubiera bajado, yo digo. Llegó a la labor del
las y el bombillo para llevarlas al nivel diez”, porque la carga estaba encampanada, perforista, nomás a matarse. Fíjese, había una piedra floja, no se dio cuenta y pisó
en el chiflón. Y ahí, me dijo el ingeniero, “ayúdales a los manteros de allí”. Como en medio. Ahí, lo aplastó la piedra y lo mató. Bajaron los ingenieros, el gerente,
a las siete y cuarto, siete veinte, por ahí así, que me dice el mantero, dice, “nomás más ingenieros de allí y los del sindicato, la judicial, los de seguridad de aquí de
le vamos a poner esta plasta y, si no baja, ya no le vamos a hacer nada”. Y, como la mina. Yo tenía miedo, cuando iban de regreso. Es que, a mí, no me había tocado
estaba alto, alto, hasta arriba del chiflón, me subí y le puse dos fajillas largas. un muertito. Ya cuando llegaron, metieron al muertito a la calesa. Después, me
Dice, el mantero, que me metiera para hacer el disparo. “Ai como quieras, si controlé, ya no sentí nervios y ya saqué al muchacho.
quieres, métete. Si no quieres, yo me meto”. Y le digo, “si quiere, yo me meto”. Y, Su relación con los compañeros de trabajo, ¿era buena?
ya me metí. “¿En dónde le pongo?”. “A donde le duela, chinito, a ver si baja. En Pues la primera vez sí. He conocido a muchos, no eran canijos conmigo. Uno
una esquina o en medio, en donde tú veas”. tiene que aguantar relajo, porque si no, se cargan más. Ya la segunda, se me carga-
La cañuela era grande, de seis pies, iba ya con bombillo. Pero, yo no llevaba ron bien feo, me pegaban con el casco y si les decía cosas, más me chingaban, más
cosa para prenderle, porque mi encendedor se quedó en mi bolsa. Y, siquiera que me pegaban, pues. Y luego, me decían, “¿qué, yo fui, pendejo, viste que yo fui?”
no le prendí. Porque se bajó algo de carga. Pero, bien remolida la piedra de ese Yo no me daba cuenta quién me pegaba y, en veces, mejor no decía nada. Sí, era de
mineral, no bajó piedra. A lo mejor, estaría una bola de esas de lodo, pero seca, y relajo, mucho de relajo. Pero, estaba medio trabajoso.
es lo que fracturó mi pierna. Me tapé, pero lo bueno que no me mató. Me sacaron En otras ocasiones, había mucha gente. Eran como 1,500 trabajadores. Enton-
del mineral y me llevaron al Seguro. Me dicen, “lo vamos a mandar, mejor, para ces, yo llenaba la calesa. Pero, en veces, echándole mucha gente, se bota la calesa.
México”. Después, como yo tenía citas de Acapulco, “no lo vamos a mandar para Y, luego, la gente se espanta, porque se va para abajo, hasta que se detiene. Y yo la

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llenaba, órale, al primer nivel, bien llenito. Más se enojaban. Dicen, “échale más,
llénala más, pendejo”. Me decían hartas cosas, pues. Así era la raza de canija.
Don Apolinar, ¿usted extraña la mina?
Pues, antes, yo buscaba mucho la mina. Ahorita, como que ya no. Y, yo gano
ciento setenta pesos al día, tres días son quinientos diez, y no alcanza. El dinero no
alanza para nada.
¿Le da orgullo haber trabajado como minero?
Sí, porque ya después, sabía lo que me mandaban hacer. Ya sabía uno toda la II. Entrevistas de Grupo
movida. Ya no es necesario que te anden enseñando otros, para nada. Sabes lo que
vas a hacer allí o en qué lugar vas a dejar “el gasto” y todo esto, o en qué lugar va
a ir uno a trabajar con el rielero. O de almacenista, también, ya sabía uno juntar las
cañuelas, cuántas cañuelas hay, cuántas se van a entregar y todo eso. Con la frente siempre en alto
Después de la mina, ¿en qué trabajó usted?
Antes, trabaja allá, en las Pozas Azules, y ya no. Hay como unas ocho o diez
pozas más pocitas chicas. Pero, el agua está muy limpia, es agua de entre rocas, que
nace el agua. La primera poza tiene cuatro metros, la segunda y la tercera están más Guerreras de Plata
hondas. Me mandaban a cuidar turistas.
Muchas gracias, don Apolinar, muchas gracias.
Alicia Labra Pereyra, Rosa Martínez Damián y Felícitas Ramírez
Ávila
Entrevista realizada por Jimena Lozano, Iván Torres y Francisco Pineda, en
Taxco, Guerrero, el 30 y 31 de marzo de 2019.

Primera parte
Mi nombre es Alicia Labra Pereyra, soy de Taxco, nací aquí el 16 de julio del 64.
Me casé a la edad de diecinueve años y mi esposo, por conseguir el Seguro Social,
entró a la mina en el 84.
Mi nombre es Rosa Martínez Damián y nací el 2 de julio de 1955.
Alicia Labra. Terminé Trabajo Social. No trabajé, porque con mi esposo, tuvi-
mos un acuerdo de que yo me iba a dedicar a cuidar a mis hijos y él, a trabajar. Así
es que, me dediqué a mi familia, a mis hijos. Nos casamos, por el civil, el 15 de
diciembre del 83 y, por la iglesia, el 15 de abril del 84.
Cuándo él entró a la mina, ¿ustedes platicaron de eso?
Alicia Labra. Pues, yo no quería que entrara, precisamente, por los peligros que
hay. Sabíamos de antemano, que había mucho accidente ahí. Yo no quería, ni su

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familia. Pero entró por el Seguro, porque ya estaba embarazada, ya venía mi bebé Estudié la primaria, nada más. Porque mis papás se separaron, cuando yo tenía
y, por eso, tuvo que entrar a la mina. dos años. Nada más, hasta ahí pude ir a la escuela. Mi mamá veía por todo. Tengo
Él entró, porque, lo invitaron compañeros y amigos que tenía. Era el único dos medios hermanos, uno de cada lado. Tuve otro, pero falleció hace dos años,
lugar donde se ofrecían vacaciones, préstamos y tenían garantías, sobre todo, por ese se llamó Antonio Guzmán. Mi hermano, nada más, fue hasta segundo año del
el Seguro Social. CBTIS. Mi hermana sí terminó el CBTIS.
¿Cómo se llamaron tus papás? Mi papá era minero. O sea, que yo también soy de familia minera. Sí, mis
Alicia Labra. Mi papá es Francisco Pedro Labra Gama. Mi mamá falleció, es abuelitos que ya murieron, igual, mineros. Mi hermano, que falleció, también tra-
fallecida desde que yo tenía seis años. Ella se llamó Concepción Eulalia Pereyra bajó en la compañía. Además, un tío y primos. Hasta la fecha, uno todavía sigue
Velázquez. Fuimos huérfanos. Quedó una hermana de cuatro meses. Nosotros so- ahí, en la huelga. Todavía, estamos ahí. Mi papá, se retiró de la mina.
mos seis hermanos, yo soy la mayor. Yo me dediqué a cuidar a mis hermanos. Me ¿A qué edad se casó usted?
tocó todo. Más, que mi papá estaba acostumbrado a que tortillas de mano. Así es Rosa Martínez. A los veinte años. Mi esposo, entró en el 88 y, todavía, es min-
que, tempranito, a las seis de la mañana, ya empezaba a hacer tortillas, con el nix- ero.
cómel. Tortilla en la mañana, al medio día y en la noche. Y usted, ¿qué pensaba de que entrara? Porque, usted, sí los tenía cerca ¿no?
¿En qué trabajaba su papá? Rosa Martínez. Estaba uno con que sí, con que no. Porque, anteriormente, era
Alicia Labra. Plomero, electricista. un trabajo mejor remunerado. Tenía garantía, uno tenía el servicio del Seguro So-
¿Tuvo la oportunidad de estudiar? cial. Ya ve que, uno busca el servicio médico. Porque, a veces, pues no tiene uno,
Alicia Labra. Estudiaba, contra su voluntad, pero estudiaba [ríe]. Él no quería, no le alcanza a uno, en una emergencia. Por eso, yo le decía tantito que sí, tantito
porque decía que para qué, que era pérdida de tiempo. Que yo mejor me dedicara que no. Y, siempre, encomendándolo a dios. Y, con el pendiente que se queda uno,
a hacer el quehacer en la casa y no estudiar. A veces, me ayudaba mi abuelita, que también, pidiendo por ellos. Él, antes, era platero. Trabajaba la plata.
en paz descanse, ella me inscribía en la escuela. A veces, ella iba a las juntas. Y, ¿Sabe qué labor desempeñaba en la mina?
cuando nos separamos de mi abuelita, me decía mi papá: “Nomás terminas tu que- Rosa Martínez. Primero entró como ayudante de carpintería, con un tío. Con
hacer y te vas a inscribir”. Así es que, yo me iba a formar, para inscribirme en la se- el tiempo, adquirió otra categoría, se pasó a electricista. Ahí siguió, hasta que se
cundaria. Terminé, gracias a dios, prepa con Trabajo Social, en la Juan Escutia, era fueron a huelga.
una escuela militarizada, particular. Estaba en Taxco, en la escuela Leyva Mancilla. Y cuando su esposo entró, Alicia, ¿cuál fue la primera tarea?
Nos decía que sabían de accidentes, en la mina. ¿Cómo se enteraban? Alicia Labra. De rezagador, empezó desde abajo. Después, estuvo de mecáni-
Alicia Labra. Anteriormente, sonaba la sirena cuando había accidentes. En- co, ayudante de operador y, luego, fue operador de Scooptram. Ahí, se quedó como
tonces, cuando sonaba la sirena, fuera de los horarios, nosotros decíamos, “ya operador. Ahí siguió, hasta ahora con la huelga. Pero, fue perforista también.
hubo un accidente”. De esa forma nos enterábamos, que había accidentes, y nos ¿En qué turnos estuvo trabajando?
alarmábamos. Nos preocupaba quién sería. Sobre todo, después, cuando nuestros Alicia Labra. En los tres turnos y estuvo en tres lugares de las minas. Él, se-
esposos estaban trabajando. Entonces, era más grande la preocupación, el no saber. guido, estaba de primera. Pero, cuando estaba de primera, se quedaba de doblete.
¿Y cómo le hacen para vivir con esta preocupación? Seguido se quedaba horas extras.
Alicia Labra. Pues, antes que nada, yo digo, crecemos con la voluntad de dios. ¿Y su esposo, Rosa?
Siempre, “que dios te bendiga, que te vaya muy bien y que regreses con bien”. Eso Rosa Martínez. Mi esposo, al principio, manejaba los tres turnos. Ya, después,
es lo que yo, siempre, le decía a mi esposo. “Dios permita, que llegues con bien”. nada más iba de primera.
Usted, Rosa, ¿cuándo y en dónde nació? ¿Cómo era, cuando su esposo trabajaba de tercera?
Rosa Martínez. Nací el 2 de julio del 55, aquí en Taxco. Mi papá se llama Alicia Labra. Pues, difícil. Porque yo veía que, cuando iba de tercera, era más
Austreberto Martínez Ramos y mi mamá falleció, hace nueve años. Ella se llamaba agotador. Ya no se duerme lo mismo, que en la noche. Yo veía que, él se agotaba
Vercia Daría Damián Avilés.

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mucho. Y, a veces, de segunda se quedaba a tercera. Cuando él llegaba, yo lo veía ¿Cuántos hijos o hijas tiene?
bien agotado. Siempre, padecía de sus ojos, bien rojos. Dormía muy poco, dos o Rosa Martínez. Tres.
tres horas, del día. ¿Y usted?
¿La convivencia con los hijos? Alicia Labra. Tengo tres hijos, dos varones y una mujercita. La mujer es la de
Alicia Labra. Fue muy poca, porque él, por lo regular, trabajaba hasta los do- en medio. Ahorita, mi hijo, el mayor, tiene treinta y cinco. Mi hija tiene treinta o
mingos. Entonces, cuando estaban mis hijos chicos, convivía muy poco con no- treinta y uno. Y mi hijo, el chiquito, tiene veinticinco años [risas]. El chiquito,
sotros, cuando él entró. bebé.
Cuando doblaba turno ¿usted ya sabía, le avisaba? A sus hijos, ¿les llamaba la atención que su papá era minero?
Alicia Labra. Una vez, él fue de segunda y me avisó que se iba a quedar todo el Alicia Labra. Sí, cuando cambiaba a mi hijo, se traía todo su equipo, el casco,
turno siguiente. Me dice, “mándame unos tacos”; le digo, “¿con quién?” Porque yo con su lámpara y todo eso. Luego, luego, se ponía el casco y “¡tómame una foto!”.
no conocía a la gente con la que trabajaba. Entonces estaba en Remedios, la mina En ese entonces, pues, las fotos, sale una y ya. Sí, le tomábamos su foto y ya
de Tehuilotepec. Y dice, “tú ve y espera el camión… Cuando veas que, se sube la está mi hijo de minero. Pero, sí, les llamaba mucho la atención. Nos tocó ir a verlo,
gente que va para Remedios —dice— háblale a un compañero, que me lleve mis cuando lo pasaron al Solar. A él le tocó rellenar, emparejar, donde está la bodega
tacos”. Y yo, le decía a uno, le decía al otro. “Pero, ¿cómo se llama su esposo?” Aurrerá.
Le digo: “Salvador Quinto”. “No, no lo conozco”. “Sí, él ha trabajado ahí”. Me Dice: “Mira, estoy afuera, tráeme la comida”, y ya me llevaba a mis hijos. Los
desesperaba, porque nadie lo conocía. Lo que pasa, es que no se conocían por el llevaba y mis hijos se subían al Scooptram. Ahí andaban, les tocó ver eso. Ahorita,
nombre. Hasta que les decía uno el apodo, hasta entonces daban con él. Y yo le dije el mayor trabaja en la mina, es ingeniero. Dice, “sí, ahora entiendo a mi papá”. Es
a mi esposo, “le tuve que preguntar, casi a todos los que subieron al camión, para bueno que sepan de la labor de su padre, porque no está con ellos. Decían: “¿Por
poderte mandar los tacos”. qué mi papá casi no viene con nosotros?”. Ahorita, él ya entiende, se da cuenta de
Pero sí, a veces, nos podían avisar. Y cuando no se podía, compartían. Se in- los motivos.
vitaban uno con otro. Eso era lo bonito y yo, hasta la fecha, veo que mi esposo es Y en su caso, las niñas, ¿cómo veían el trabajo de su papá?
lo que añora. Dice que se compartían mucho los tacos, lo que llevaran. Dice que, Rosa Martínez. La más chica, tiene veinticuatro años. Él convivió, un poquito
ahora, busca la convivencia que tenían ahí. más, con ella. Pero, después, como que hubo un poquito más de ausencia, por el
Y usted, Rosa, ¿cómo vivían en su casa, cuando su esposo trabajaba de ter- cargo que también tiene. Luego, ella me comentaba que extrañaba los juegos, con
cera? su papá. Porque, cuando se fueron a huelga, mi hija tenía doce años. Apenas, iba a
Rosa Martínez. La preocupación siempre estaba ahí, en cualquier turno. Pero, entrar a la secundaria.
ya en la noche era más. Porque, a veces, se enfermaba alguien. Se tenía la oportu- Ustedes, ¿conocían a las otras familias de los mineros, los niños convivían?
nidad de que, si sucedía algo y se llegara a requerir la presencia del esposo, pues, Alicia Labra. Al principio no, era muy poco lo que convivíamos. El acercami-
se hablaba a la caseta. Tienen casetas, y ya se les avisaba que se requería de su ento fue ahora, con la huelga, que nos invitaron a un foro que iba a haber en Mé-
presencia, en cierto lugar, y él venía. xico. Entonces, acepté y nos fuimos.
Pero, la convivencia, cuando los niños estaban chiquitos, ellos se dormían y, Nos habían dicho que era un día y, resulta que, estuvimos una semana [risas].
a veces, ni se daban cuanta cuando el papá se iba a trabajar, en la noche. Luego, Fueron varios foros. O sea, que nos traían de uno a otro, así andábamos. Nos hacían
como mi esposo tenía el turno de primera, salía a las tres de la tarde, y ya teníamos ver cuáles eran los derechos. Estábamos allí y nos poníamos a pensar. Todo esto,
a las hijas estudiando. El salario no ajustaba, muy bien, que digamos. Entonces, lo empezamos a ver, ahí. Nos decían que la lucha era justa. Había varios grupos
él se tenía que ir a trabajar la plata. Se puede decir, que, él salía a las seis de la que también estaban luchando. Nos invitaron los electricistas, los ferrocarrileros,
mañana y llegaba hasta las nueve de la noche. Era lo mismo, si le decían que tenía campesinos…. Había varios y decíamos, “¡cuántos problemas hay!” Hasta en-
que dobletear, otro turno. También fue poca la convivencia con las hijas. tonces, como que empezamos a convivir más, nosotras. Fuimos cinco. Y, cuando

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regresamos, nos dedicamos, a visitar casa por casa, para invitar a las señoras. Fue, Alicia Labra. Sí, por ejemplo, estar horas y horas, sin probar alimento. Cuando
entonces, cuando empezamos a conocer, más o menos, a las familias. Antes, yo íbamos a hacer los plantones desde media noche. Nos íbamos, como cinco, seis de
sólo conocía a las más allegadas. Así, nos fuimos dando cuenta del problema. Nos la tarde. Una vez, creo dos, regresamos a las doce de la noche al sindicato, allá en
enterábamos de las condiciones en que estaban trabajando los mineros. Por ejem- México.
plo, mi esposo me platicaba: “Pues, mira, está bien feo, derrumbes a cada rato y Cuando ustedes iban a participar, ¿qué pasaba en su casa?
no hacen nada. No prestan atención a los comedores. Donde comemos, está feo, Rosa Martínez. Yo, ya nada más tenía una hija en la casa, las otras se habían
porque, a veces, dejamos nuestra comida y se la llevan las ratas. Se comen todo casado. Y, una tía se quedaba con mi hija, o se iba con su hermana. De ese modo,
y, ¿cómo vamos a comer?” Había muchas cosas, mucha inseguridad. Cuando, a él en la familia han apoyado, cuidándolos. Por esa parte, una se iba tranquila. Pero,
lo mandaron al Fraile, no había transporte para que los llevara. El de segunda, ya ahí me tenía, con el celular, llamándole a mi hija, para que no se le hiciera tarde,
no los iba a recoger. Entonces, él solito hizo su paro. Nadie lo quería apoyar, por para ir a la escuela. “¿Ya vienes de regreso?” Siempre estaba al pendiente, aunque
peleas en vano. Hizo su paro y, gracias a dios, lo ganó. Ya hubo transporte en la sea por teléfono.
noche. Pero, es que a él le tocaba venirse caminando, desde El Fraile. Se venía por Y, ¿qué opinaba esta hija de su participación?
el monte, hasta donde hubiera Combi. Dice, “está oscuro, está peligroso. Sobre Rosa Martínez. Ella estaba de acuerdo, inclusive, le gustaba. Yo me llevé a la
todo, por los animales, hay culebras”. A él, le tocó eso. chiquita. En una ocasión, hubo esa oportunidad y, pues, nos la llevamos también.
El primer foro, al que ustedes fueron, ¿era sólo para mujeres o era mixto? Y ya se dio cuenta, cómo es el movimiento. Cómo es, apoyar una lucha que se está
Alicia Labra. Era mixto, porque había hombres y mujeres. Querían que no- haciendo.
sotras participáramos, para que nos diéramos cuenta de cómo era el movimiento. ¿Y en su caso?
Cuando regresaron, y visitaban casa por casa, ¿qué respuesta tuvieron? Alicia Labra. Pues, en mi caso, mis hijos estaban estudiando. Mis dos hijos
Alicia Labra. De todo. Había mujeres que nos decían, que no las dejaban sus mayores estaban en el Tecnológico y el chiquito en la prepa. Así es que, a mi hija,
esposos. Otras no querían, ellas lo que querían, era cobrar. Y, pues sí, creció el casi que le dejé la responsabilidad. Mi hija llegaba y a cocinar, cuando pudiera. Si
grupo y nos acompañábamos cuando había marchas, plantones. Había muchas, no, ya mi esposo hacía lo que podía. Y, pues, todos los días, como dice doña Rosa,
que íbamos. todos los días les decía: “¿Cómo están?, ¿sus tareas? No se les olvide. La responsa-
Y, ¿en qué momento empezaron a pensar en el nombre Las Guerreras de Plata? bilidad, antes que nada”. Y entendían la situación. Ellos nos decían: “Pues, cuentan
Alicia Labra. Pues, nos citaron en México, allá se formó un comité y nos di- con nosotros. No estamos allá, pero cuentan con nosotros”. Así, nos tocó vivir.
jeron que teníamos que ponerle un nombre, para identificarnos. Fue así, como Mi hijo, el mayor, cuando empezó la huelga, estaba por terminar. Y, pues, eso lo
nació el nombre. resentimos. Desde ahí, empezamos a sentir el trancazo. Porque, para titularse, para
Las compañeras nos juntamos. Tuvimos una reunión, las señoras de Taxco, un todo eso era… [gasto]. ¡Hijo! Nada más, no veíamos. Pero, gracias a dios, él ya se
grupo de Zacatecas, un grupo de Cananea. También, nos tocó visitar a las com- tituló. Y seguía mi hija, y el otro. Mi hija, la que dejaba yo, le digo: “Échale ganas
pañeras de Sonora y de Zacatecas, hacer marchas y plantones, allá. y pregúntale a tu papá qué preparas”, sus tareas y todo eso. Yo digo, que los hijos
Rosa Martínez. Éramos como cuarenta y cinco. A veces, iba un camión lleno de ayudaron bastante. Los hijos nos ayudaron mucho en eso. Diosito, pues, antes que
pura mujer. Nos avisaban y órale, a apoyar [risas]. nada, yo se lo pedía, pedía mucho. Cuando teníamos oportunidad, nos íbamos a la
Alicia Labra. Sí, porque al principio, cuando ellos nos decían que tenían que Villa de Guadalupe, a pedir por la familia.
ir a una marcha, ni idea cómo era una marcha. A veces, nos decían que tenían que Rosa Martínez. Cuando no teníamos actividad, “ora van a descansar”, y nos
enfrentarse contra los granaderos y que había agresiones. íbamos. Ahí, pidiéndole a la Virgen, a la Morenita, que nos ayudara. Seguimos
Rosa Martínez. Bueno, yo dije, “ándale pues, ahí andan”. Y, luego, no comimos en la oración y luego, digo: “Bueno, Señor, solamente tú sabes el día, la hora y
ni tomamos agua. “¿A poco de veras?” Hasta que ya lo vivimos nosotras, vimos el momento, en que esto va a tener solución”. Porque sí, a veces, se pone uno a
cómo era. pensar. Como ahorita, el apoyo, pues, no es mucho. Ahora sí que, apenas vamos so-

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breviviendo. Luego, le digo al del mercado: “Nada más para medio comer” [risas]. hacerlas. Me ha tocado decir a los candidatos: “Aquí, nos vienen a llenar con sus
Ahí vamos y seguimos apoyando a los esposos. promesas, que ya va a haber empleo, para todo Taxco… ¿Para cuándo? Yo, sólo
Para ustedes ¿qué ha sido lo más difícil, en esta resistencia? quisiera saber, ¡para cuándo!”
Alicia Labra. Pues, los más difícil ha sido la forma en que nos dan largas. Nos Yo digo, ¿por qué venden a su gente? Si tanto quieren a su pueblo, a su gente,
llenan de promesas. Cuando sentimos que, “ya merito”; que decimos, “ya este año, ¿por qué no luchan por su gente? Ellos son los que sacan la producción, sacan los
este año”. Las deudas siguen, las enfermedades avanzan. Y, pues, tendrá unos cinco metales. ¿A dónde se los llevan? A Estados Unidos, a Canadá. No procesan nada
años que mi esposo tiene dos hernias discales. Al principio, él se salió, porque aquí. Nos lo traen aquí para revenderlo, se lo vienen a vender a alguien. Por ejem-
estaba perdiendo la voz. Lo operaron y le dijeron que ya no volviera a la mina. plo, yo le comentaba a mi esposo: “tú, trabajas”, es un equipo en la mina, trabajan,
Lo operaron y dice: “Aquí, no hay otro trabajo que me dé garantía”. Y volvió a la rascan, explosivos, gases. Sacan el metal, lo van a procesar a otro lugar y ya les
mina. Pero, ahorita, con las hernias, decimos: “Ya, ahora sí, ahora que se arregle mandan la plata. La plata se la mandan a otro minero, porque hay muchos mineros
la huelga, te atiendes”. Pero, pues, ya son seis años de que le dijeron “te atiendes”. que, terminando su labor de mineros, se dedican a la plata. Un minero sacó la plata,
Cuando nos dicen: “Ya, este año es el bueno”. La gran desilusión, pasa el año y después, la compra, ¡y más cara! Entonces, yo digo, ¿a dónde o en qué momento
nosotros seguimos en las mismas. Entonces, es donde una empieza a desalentarse. están ayudando a su gente? No la ayudan. ¡La están fregando más!
A veces, platicando con la amiguita aquí [Rosa], le digo: “¡Seguimos en pie de lu- Antes de que ganara el PAN, en Taxco, le dije a Parra: “¿Le puedo hacer una
cha!, seguimos luchando”. Pero, muchas veces decimos: “Esto, tal vez, ya no será pregunta? Usted ya gobernó aquí, ¿qué hizo la minera en Taxco, cuando a usted
para nuestros esposos”. Va a ser para las siguientes generaciones, para que tengan le tocó estar como presidente municipal? ¿qué hizo la minera?” Su respuesta fue
mejor empleo, mejores garantías. Porque, pues, hay muchos mineros que están en- “nada”, porque en realidad no hizo nada. Nos ha tocado ver, otros lugares, donde
fermos. Hay unos que ya fallecieron, igual, con la esperanza de que haya solución. las mineras ayudan en calles, en escuelas, hospitales… ¡Es que les corresponde!,
Entonces, para mí es la decepción más grande, cuando nos decían y veíamos… porque se están llevando las riquezas del territorio. Tienen, forzosamente, que
Ya vienen, por decir, los meses que esperamos con ansia, es decir, el mes de mayo, ayudar al pueblo. Digo, ¿qué hizo la minera, acá? ¡No hizo nada! Forzosamente,
junio y julio. Dices: “Ya, que ya haya una solución”. Pasan esos meses y vemos que tuvo que soltar un billete. ¿A quién se lo dieron? Me dice: “Pues, mis hijos no han
no. No hay nada. Entonces, nos empezamos a entristecer, un poquito, que así nos tenido que estar de mineros”. No, le digo: “Porque, gracias a dios, usted es una per-
lleven, cada gobernador, cada presidente que entra. Entran, como candidatos, con sona pudiente. Porque mis hijos tuvieron que estudiar aquí, no tuvimos para más”.
sus grandes promesas. Ya que están arriba, se les olvidan. Ya no hacen caso, no les Con limitaciones y con todo, yo les puedo decir, que mis hijos, gracias a dios,
importa. Nosotros comemos todos los días. terminaron, aunque sea una carrera sencilla, la terminaron. Pero, pregúntenos cómo
Nos ha tocado decir, a los candidatos: “Ustedes, vienen con sus despensas, nos tronamos los dedos, cómo nos endeudamos con los bancos. ¿Por qué? Porque
¿qué tiempo nos dura una despensa? Ustedes, nos quieren siempre a dieta. Nos no queremos que nuestros hijos estén igual de estancados. Pero, sí, todo es en ca-
llenan de soya, nos dan de lo más económico. Pero, ¿cuánto tiempo nos dura esa dena, que nos van a seguir estancando y estancando, a cualquier nivel. Entonces,
despensa? Lo que queremos es un empleo, un salario, mejores garantías, ¡un tra- ¿en qué van a ayudar a su gente? No la ayudan en nada. Mientras no levantemos la
bajo más digno! Sobre todo, si sabemos que la mina es peligrosa. Por lo menos, voz, esto va a seguir así. ¡Va a seguir igual! Yo les digo, aquí en Taxco, no porque
que haya menos peligro”. Cuando los mineros se fueron a la huelga, en pocos días, los mineros sean fregones. Es porque va a ser una fuente de trabajo, es porque va
se cayó la calesa. a vender más el de la carnicería, es porque van a vender más los que venden ropa,
Decía mi esposo: “Está muy peligrosa esa calesa, está por caerse, está por calzado. Porque, esto es un círculo. Todos hay que ayudarnos con todos. Si nos
caerse”. Si no se hubieran ido a huelga, ¿cuántos muertos hubiera habido? ¿Y de evitáramos tanto intermediario, yo pienso que las cosas serían más balanceadas.
qué sirve que digan, “hubiéramos hecho esto?” ¿De qué? ¿Por qué lo seguimos Pero, que, en realidad, nos ayudáramos. Si no lo hacemos así, si siempre estamos
pensando y lo seguimos diciendo? ¿Por qué no hacer algo, mejor? Hay que hacerlo. pensando en mí, pues voy a seguir igual, voy a seguir pensando en mí. Y ya, los
Yo le digo a mi esposo, las cosas hay que hacerlas, no hay que decirlas, hay que demás, que sigan abajo. Esa es mi forma de pensar.

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¿Y de usted? tenemos más encerradas. Así nos hacen creer y así nos tienen. Ahora, yo le digo,
Rosa Martínez. Que el pueblo, también, apoye. Porque, en el pueblo, nada más al contrario: “Igual que aprende el hombre, aprende la mujer también. Tienes que
se dedican a criticar. Luego, dicen que por los mineros no hay ventas, que no hay aprender. Si yo, ya aprendí tantas cosas, tú con más razón”.
mucho turismo y que la culpa la tiene el minero. Pero, ellos no nos apoyan y se Rosa Martínez. Para mí, es una experiencia estar participando y que hicimos
hace la invitación al pueblo. Por ejemplo, en las marchas de protesta que hemos nuestra organización de mujeres, esposas de mineros. Ahí, yo aprendí a que nos re-
hecho, el día 30 de julio, cuando inició la huelga, no nos acompañan. Sí están, en speten, como mujeres. Que respeten nuestros derechos en trabajo, tanto a nuestros
los balcones, viendo que pasamos. Pero, nada más criticando. A mí, me ha tocado esposos, como también a una mujer. Muchas experiencias agradables que conoci-
el comentario, dicen que los mineros, nada más, están de flojos. ¿Y, cuándo salimos mos, que ya no estábamos nada más aquí, del pueblo no salíamos. Me recordaba
a la marcha, a protestar? Si se uniera el pueblo, quizá, ya le habrían dado solución. que, cuando lo de la independencia, cómo hubo mujeres que salieron a defender los
Porque, el pueblo le iba a exigir al gobierno, que le diera solución a la huelga, derechos, también. Unos mineros, parece que… No recuerdo el lugar.
para que hubiera fuente de trabajo. Hay muchos mineros de las comunidades, que Alicia Labra. Fue en Estados Unidos, en Chicago.
venían y se surtían su mandado, aquí, en el mercado. Uno de aquí, también. Y, no. Rosa Martínez. Cuando se fueron a huelga, ahí las señoras, esposas de mineros,
El pueblo no nos responde. salieron también a apoyar al esposo. Más que nada, porque hay que apoyarlos. En
Por mi parte, quisiera que el pueblo se uniera al minero, apoyara la huelga, en las buenas y en las malas, hay que estar con ellos. Aprendí y sigo aprendiendo
el conflicto laboral que hay. Sería un beneficio para todos. Por ejemplo, ahorita, mucho. A defender a las familias.
ya hay muchos mineros que dejaron de trabajar y, como están acostumbrados a Alicia Labra. Porque, eso les digo a mis hijos, ahorita, que ¡no se queden cal-
trabajar siempre, dejan de trabajar y se les van cargando las enfermedades. Enton- lados! Porque, el que se queda callado otorga, acepta. Si te das cuenta que no está
ces, ahora, que se llegue a solucionar el problema, va a haber mucho trabajo, para bien, no lo aceptes, lucha por algo que tu sientes que está bien, que se está come-
mucho joven, también. Porque, quizás, algunos mineros ya no van a regresar a tiendo un error. No somos tan valientes, como a veces nos dicen. Pero, tampoco nos
trabajar, tantito por su edad o que están un poco enfermos. Eso es lo que le pediría vamos a quedar con las manos cruzadas. Estamos luchando por algo justo y hemos
al pueblo, que nos apoye, que en las marchas se nos unan, que no se nos escon- aprendido. Nos ha tocado, que se nos pusieron enfrente los granaderos. Nos tocó
dan. Porque, luego, se nos esconden. Piensan que vamos a ir a agredir, pero no. vivir y, yo digo, siempre y cuando sea por algo justo. Y les comentamos, nosotras
Nos han apoyado más, organizaciones que nosotros también hemos apoyado, en su a ellos: “Pues, tú traes tus armas, todo eso. Nosotros no traemos nada”. Siempre,
momento. Si no vamos todas las señoras y todos los mineros, sí van comisiones de andábamos así, con la bolsita atravesada y ya. No traíamos nada. Aprendimos la
quince, hasta veinte, y apoyamos. Porque ellos, también, nos vienen a apoyar. Y, necesidad de varias personas, en varios lugares. Los campesinos. Aprendimos que
no es posible que, aquí, el pueblo nos deje solos, nos abandone. Ojalá que se le dé no debemos dejarnos. Entonces, yo pienso que, está lucha no nada más es de no-
solución a este conflicto. sotros. Es de todos, en general. Mi forma de ver es la misma. Si nos uniéramos,
¿Cómo las ha cambiado, personalmente, este trabajo con las Guerreras de desde cuándo, esto ya se hubiera solucionado. En vez de echarnos tanta tierra.
Plata? Hace rato hablabas de que la posición de mucha gente o las promesas, desilu-
Alicia Labra. Yo siento que, sí cambié. Comenzando, en mi forma de pensar. sionan. ¿Cómo le hacen para no perderse en la desilusión y para resistir?
Al principio, yo pensaba, también, ¿por qué tanta marcha? Pero, desde que nos Alicia Labra. ¿Ha escuchado cuando decimos: “Hombro con hombro, codo
tocó ir, yo digo: Ahora, me toca hablar con las personas del motivo, por el que con codo”? Nos aplicamos eso. Hablamos, cuando sentimos: me desilusionó esto
debemos luchar. Porque, a veces, nos hace falta verlo. Me cambió, también, que y esto otro. Pero, ¿sabes qué? Adelante. Porque, si nos agachamos nosotras, que
ya no me siento tan estancada, como antes: mi casa, mi casa, mi casa. Ahorita, me supuestamente estamos representando a las mujeres, ¿cómo estamos quedando?
encanta aprender. Me dedico a aprender cursos. Lo que sea, por aprender. Hay que Entonces, nosotras, empezamos con nosotras. Empezamos a dialogar, a hablar, a
hacerlo. Es lo que le digo a mi hija: “Mi hija, búscale, búscale y no te estanques, no visitarnos y a decirnos nuestro sentir. Porque, como todo ser humano, tenemos
te quedes, ve a lugares, conoce, aprende”. Porque, las hijas siempre son a las que problemas en la casa. A veces, cuando los hijos están jóvenes, cierta etapa, como

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que es difícil. Y, cuando nosotras estamos fuera, como que sentimos: no puedo en el aspecto de que, siente uno feo, las pérdidas de compañeras y compañeros.
estar allá, pero tampoco puedo dejar aquí. Entonces, nos apoyamos. Habla así, Seguimos en la lucha, tantos años. ¿Cuánta gente, no se queda con la esperanza
haz esto, hay que actuar de esta forma. Pero, apoyándonos, siempre apoyándonos. de que haya solución? Y, así mueren. Vivimos con la esperanza de que todo sea
Porque, se dice rápido y fácil “once años”, en huelga. Pero, para vivirlos, está un para bien y, antes que nada, también le agradecemos mucho al señor Napoleón y
poco más pesado. a la señora Oralia. Porque, siempre, hemos contado con el apoyo de ellos. En el
¿Y usted? sindicato, en México, nos han apoyado en todo. Cuando vamos a vender allá, nos
Rosa Martínez. Se vienen padeciendo muchas carencias. Porque, el apoyo que proporcionan los alimentos, el hospedaje y, de lo demás, nosotras nos encargamos
nos dan, compañeros mineros de otras secciones, es poco. Nada más para comer. de conseguir. Pero, todo eso es para beneficio de las compañeras y compañeros. En
Yo, ya sólo tenía una hija estudiando, allá. Pero, en lo económico, ya no fue lo lo que podamos apoyar, apoyamos.
mismo, como cuando ellos recibían su salario. Tuvimos que, más o menos, ir ba- Las necesidades han crecido, pero, bastante. Ahorita, con la pena, quisiéramos
jándole. Antes, cuando les daban el aguinaldo, ya podía uno poner para esto, para tener más, para ayudar más. Pero, no hemos podido ayudar a mucha gente. Agrade-
lo otro, vestido, zapatos. A raíz de eso, hemos sufrido, por esa parte. Andar, si cemos a las organizaciones, porque no nos han dejado. Por lo menos, con el apoyo
quiera, con un par de zapatos. Ahorita, que trabajan las hijas mayores, a veces, nos de los sábados, para tener de comer en la semana, ya se tiene algo. Mi esposo
dan un pequeño apoyo, ya sea en comprar un vestido, unos zapatos. En ese aspecto trabaja aparte, algo, cuando hay trabajo. Ahorita, no ha habido. Pero, cuando hay,
hemos sufrido. Anteriormente, en este tiempo de semana santa, nos poníamos a dice: “siquiera, para las deudas”. Pero, sí, por esa parte, decimos: no estamos tan
vender cositas, afuera del sindicato. Nada más que, después, ya no nos permitieron, desamparadas, porque gracias a dios, hemos contado con los compañeros.
porque por ahí pasa la procesión. Creo que, desde el año pasado o hace dos años, ¿Qué organizaciones son las que han apoyado?
ya no querían tanto puesto. Lo entendemos, porque, va la procesión y nosotras Alicia Labra. Más que nada, los compañeros mineros de otras secciones, de
poníamos nuestra mesa, la parrilla para echar unas gordas, ahí… [ríe]. Eso que nos Hidalgo, Pachuca, Guanajuato. Las secciones que, por lo regular, tienen trabajo. A
quedaba, lo ocupábamos para lo que se llegara a ofrecer, a las compañeras. No nos ellos, les hacen un descuento de su salario, ese descuento es para apoyar. Porque,
alcanzaba mucho, pero íbamos obteniendo un ingreso, para ayudar al movimiento son tres huelgas: Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas, y aquí, en Taxco. Son
de las mujeres. Porque tenemos compañeras, que vienen de las comunidades, y las tres secciones que están en huelga. Todas llevan once años y todas son de la
nos decían: “Sí vamos, pero si nos apoyan con lo del pasaje”. Y así, seguimos misma empresa de Larrea.
luchando, en ese aspecto. Nada más que la de Sonora es de cobre, y la de Zacatecas es de plata, igual que
Alicia Labra. Nos ha tocado ir a vender plata a México. Cuando hay eventos, la de aquí. Pero, las tres son de él. Los compañeros que tienen trabajo, ¿les cuento
conseguimos mercancía y la vamos a vender, allá al sindicato, nos dan permiso. qué se hace? Se reparte. El señor Napoleón ha conseguido apoyo de Canadá, en los
Y eso, también, es otra ayuda que tenemos, cuando se llega a necesitar, ir a una Estados Unidos de los Steel Workers. También, hay organizaciones de Europa, que
marcha. Apenas falleció una de las compañeras que nos acompañaba. A ella, le han apoyado a los mineros.
conseguimos su silla de ruedas. Hemos tratado de ayudar, en lo que podemos. ¿Y de otros países de América, centro o sur?
Buscamos apoyo. Por ejemplo, citas médicas, medicamento para las compañeras, Alicia Labra. También, no recuerdo de dónde son. Pero, sí nos han apoyado,
hijos de las compañeras que necesitaran. Buscábamos alguien, que nos proporcion- gracias a dios, nos han apoyado estos once años.
ara, lo que necesitaran, desde terapias, medicamento, bastones, sillas de ruedas. Yo me refería, hace rato, a los candidatos, porque ellos, nada más nos llevan
Tratábamos de conseguirlas. Eso, también, es lo que nos hizo reunirnos. Hacemos una despensa, cuando andan en su campaña. Pero, yo digo. A ver, pues, que ellos
visitas a las compañeras, a los compañeros también, que necesitaran, que estaban se mantengan con una despensa, para todo el año. Entonces, es injusto. Pero, sí,
enfermas. A otra compañera, seguido la visitamos, que en paz descanse. Era de las gracias a dios, los compañeros mineros que están trabajando, dicen: seguimos en
primeras que se apuntaban, para las marchas, para plantones. Pero, le dio la dia- pie de lucha. Ellos saben del conflicto, les ha tocado venir aquí, para ver y apoyar.
betes y la tumbó, pero, rápido. Hay situaciones en las que hemos tenido tristezas, Mi compañera [Rosa], se quedó sorprendida porque en Sonora, iban las familias a
apoyar. Que está haciendo guardia el esposo, allá va casi toda la familia, a comer

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con el esposo. Yo digo, ay, cuantas cosas se han vivido. Cuando son las navidades, hacerlo entender y que valorara al trabajador, al minero. Los mineros andan ahí,
si a nuestros esposos les toca la guardia, pues ahí nos vamos a cenar. El chiste es: arriesgándose y dando la vida por sacar un metal, para que aquellos, nada más lo
seguir en pie de lucha. reciban. Y, ni siquiera eso valoran.
Rosa Martínez. Inclusive, sugerimos también, en el sindicato nacional, que nos Volvemos a lo de atrás, ellos corren mucho peligro. Y yo le digo, porque mi
dieran chance de hacer guardias. Dijeron que no, porque somos mujeres. Pero, esposo tuvo dos accidentes, no muy graves, pero sí. Él bajaba a la mina y me decía,
también sabemos luchar. Lo propusimos, pero dijeron que no [risas]. caminé de aquí, hasta el zócalo, o desde el Solar, hasta el Fraile.
¿Por qué es importante la participación de ustedes, las mujeres? Una vez, se quedó a dobletear. Le tocó segunda, pero no salió, se quedó al
Alicia Labra. Más que nada, hacer entender a las esposas que, para que esté turno de tercera. Y en la madrugada, que llega y me dice que, si no tenía papas.
bien la familia, tiene que estar bien, el esposo, en su trabajo. Si mi esposo tiene me- ¿Por qué, qué te pasó? ¿Por qué te veniste? Y me dijo que, se hizo un corto y todo
jores garantías, mejor salario, ¿para quién sería? Para la familia. Primero, primero, el fogonazo lo recibió en su cara, más que nada, en los ojos. Que había pasado al
sería para la familia. A nosotras, como mujeres, nos ayudaría bastante, hacer en- Seguro, a urgencias, y que ahí le dijeron que se pusiera rodajas de papa, en cada
tender a las demás esposas, que esta lucha no va a ser en vano. Esta lucha va a ser, ojo. Otra vez, en la carpintería, le pasó la máquina, aquí, en la mano, y le hizo
para tener una mejor calidad de vida. Cuántos esposos, ya salen mal, independi- como una quemada, en toda la mano. Ese fue el primer accidente. El segundo fue
entemente de los accidentes. Por decir, mi esposo tiene dos hernias en la columna. ese de la luz. El tercero, dice que, “por poquito y no lo cuenta”. Esa vez, iban en el
Cuántos no salen con la cirrosis, con daño al oído, pulmones, la vista. Si mi esposo carrito que los transporta, dentro de la mina, y la varilla de la electricidad se atoró.
está padeciendo así, yo no voy a estar bien. A mí me va a preocupar, porque es mi Con el enfrenón, él se cayó, se vino hacia atrás, sobre los rieles. El carrito se vino
esposo. Y si él está bien, estoy bien yo, están bien mis hijos. Ahorita, por ejemplo, hacia atrás. Dice que, como pudo, se hizo a un lado, “si no, me hubiera partido en
si el Seguro dice: ya no vamos a atender a gente que tenga cáncer, a gente con dos”. Ese fue el último accidente que tuvo. Y, yo me quedé pensando lo que hubiera
diabetes; entonces, si tuviéramos una mejor calidad de vida, no habría necesidad pasado. Se queda una, con el Jesús en la boca, nada más, poniéndonos en manos de
de eso, de que tengan tanto enfermo. ¿Para qué los enferman? Y después, ya no los dios. Ahorita, en el puesto donde está, también ha tenido problemas, por lo mismo,
quieren. Es absurdo. Nos llenan de medicamentos y, al ratito, ya no nos quieren que anda luchando y consiguiendo apoyos para los compañeros. Ha recibido ame-
atender. Como mujer, me gustaría que las esposas de los mineros, que no se han nazas de muerte y, pues, ahí vamos dándole. A mí, luego, me decía, no salgas.
acercado, me gustaría que se acercaran, para poder entender a su esposo. A veces, ¿Por qué? La primera vez me explicó, y yo, siempre decía: no pasa nada, no pasa
le digo a mi compañera, queremos que la gente entienda. Pero, muchas veces, ni nada. Después, si iba yo al mercado, me hablaba: ¿dónde andas? En el mercado.
las esposas entienden. Si no entendemos, como esposas, el problema que se está Me decía, ¡regrésate para la casa! Yo ya sabía, lo volvieron a amenazar. Me decía,
viviendo, ¿cómo esperamos que los demás entiendan? Sí, estaría bien que entendi- ¿tú no crees? Decía que, debíamos tener cuidado. Y yo, siempre, “no pasa nada, no
eran, porque es un bien común. pienses negativamente, piensa positivamente”. A la fecha, no ha pasado nada, no
¿Qué es lo que más orgullo les da, en este proceso que han vivido? ha pasado de amenazas. Pero, quién sabe lo que venga después.
Alicia Labra. Mi orgullo es que nos hemos podido expresar, hemos podido Resolver el conflicto, ganarlo.
decir lo que sentimos. No lo guardamos. Mi orgullo es que nos hemos hecho es- Rosa Martínez. Lo que prometió el presidente, que está ahorita, que de verdad
cuchar, no nada más aquí, sino en varios lugares, para dar a conocer el problema lo cumpla. Que no sea como otro más, que pasan. Sexenios van, sexenios vienen y
que se está viviendo en Taxco. no nos cumplen. Ojalá que, a este señor López Obrador, dios le de licencia, y que
Rosa Martínez. Pues, para mí es que, en esta organización, también pudimos le dé solución al problema. Eso esperamos.
apoyar, tocando puertas en diferentes lugares. Fuimos a la cámara de senadores, Alicia Labra. Un rayo de luz, bien grande. Tenemos toda la esperanza en que,
diputados, a Los Pinos. Tocando puertas, para que los políticos se dieran cuenta, le dé solución.
que los mineros no están solos. Al lado de ellos, también, están sus esposas lu-
chando por un bienestar. Que ellos, los políticos, hablaran con el empresario para

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¿Algo que quisieran decirle a los taxqueños? ¿Cómo fue ese accidente?
Alicia Labra. Me gustaría decirles, que están a tiempo. Que se unan, para que En el interior de la mina, le cayó una pegadura, dicen ellos, una parte de piedra
esto se solucione más pronto. Y que, es algo justo lo que estamos peleando. Esto que estaba arriba. Le cayó sobre su espalda y así le ocurrió la fisura. Pero, no tuvo
no va a ser, exclusivamente, para los mineros. Va a ser para todo el pueblo en gen- mucha consecuencia. Porque, él puede caminar, puede desarrollarse de modo nor-
eral. Que esto es el bien para todos. Si queremos, que nuestros hijos se alejen de mal. Tiene sesenta y dos años y está en huelga. Estamos.
tanta violencia, pues hay que ponerlos a trabajar, que haya empleo y, para que haya ¿Cómo se decidió, usted, a participar en las Guerreras de Plata?
empleo, hay que apoyar. Al principio, no podíamos estar los dos en la huelga. Porque su papá empezó
Rosa Martínez. Lo mismo que dice la compañera, que apoyen. Los invitamos, a estar enfermo. Lo operaron y le cayó un cáncer en el estómago. Estábamos en
para que ya no pase otro año más. Que, ojalá, cuando salgamos a la marcha, el 30 la huelga, pero, uno de los dos se tenía que quedar, para apoyar a su mamá, con la
de julio, que sea una marcha de triunfo. Que sea de triunfo. Ya no de protesta, por enfermedad de su papá. Entonces, él se dedicó a la huelga, más que yo. Cuando su
lo que nos está pasando. Que nos apoyen, más que nada, para exigir al gobierno papá falleció, yo me integré a Las Guerreras de Plata para apoyarlo. Siempre he
que dé solución a este conflicto. estado con él. Y, más que nada, él se mantiene a flote, porque su papá se lo pidió:
Alicia Labra. Y agradecer, a todos aquellos que nos han apoyado, ya sea moral que no desistiera, hasta que la huelga se resolviera. Que no vendieran su contrato
o económicamente. Han estado con nosotros. Al periodismo, que siempre ha es- colectivo.
tado al pendiente. Y pedirles, que esto no se haga en forma burlona, que se haga ¿En qué actividad ha participado, cómo guerrera de plata?
con más seriedad. Y sí, agradecemos bastante a todas las organizaciones, que nos Como guerrera de plata, salir a manifestaciones con mis compañeras, pedir
han apoyado. Agradecemos, que han estado al pendiente del conflicto minero de ayuda a los gobiernos para obtener despensas, materiales para nuestras casas.
la huelga. Gracias. Hemos tocado puertas en Chilpancingo, en México, aquí en Taxco, para que
todos sepan por qué estamos luchando y que nos apoyen, para que se resuelva la
huelga. El beneficio no va a ser nada más para nosotros, como mineros. Sino que,
Segunda parte
para toda la población taxqueña. Porque, abriéndose la mina, va a haber trabajo
Usted, ¿nació en Taxco? para el que quiera.
Felícitas Ramírez. Sí, soy taxqueña de corazón y bien taxqueña. Nací el 11 de Y su esposo, ¿qué trabajo hacía dentro de la mina?
marzo de 1952. Mis papás son de Zacualpan. Mi papá fue minero y, ahora, mi es- Perforista. Dice él, que hacía hoyitos, para que cayeran las piedras. [ríe]
poso es minero. Por eso, estamos en la lucha, apoyándolos. Ingresamos a un grupo Y, usted, como esposa y como madre de familia, ¿cómo vivía esa situación de
que nos hicimos llamar Las Guerreras de Plata. Porque somos de Taxco, dónde riesgo?
se trabaja la plata. Por eso, somos Guerreras de Plata, en apoyo a los mineros que Nada más, pidiéndole a dios y diciéndole a él que se cuidara. Es muy difícil,
están en huelga. que él se pudiera cuidar, porque su trabajo, dentro de la mina es tumbar piedras y
¿Cuántos hermanos tuvo? correr el riesgo de que le cayeran encima.
Desgraciadamente, no tuve ningún hermano. Somos puras hermanas. Mi papá Alicia Labra. ¿Cómo se ha sentido, al participar con Las Guerrera de Plata?
murió de una enfermedad que obtuvo en la mina, reumatismo, murió a los setenta Felícitas Ramírez. Satisfecha, por andar tocando puertas, para ayudar a nues-
y dos años. Mi mamá tuvo una enfermedad que se nombra diabetes mellitus. Ella tras propias compañeras, esposas de los mineros. Quizás, ellas no sepan, pero ellas
duró treinta y cinco años, con esa enfermedad, y murió a los ochenta años. Tiene han sido las beneficiadas. Siempre, procuramos que, a ellas, les toque lo mejor.
diez años de fallecida. Muchas personas o los propios mineros, creen que nosotras andamos ahí, por
¿Su esposo cómo se llama? sacar provecho. Pero, en realidad, no saben que hemos ayunado... [llora]
Mi esposo se nombra Gabino Arturo Cordero, es minero, y no le ha resultado Alicia Labra. Hemos tratado de ayudar, muchas veces, sin preocuparnos por
ninguna enfermedad por la mina. Únicamente, tuvo una fisura en la espalda, por nosotras. Queremos que, las compañeras no se sientan desalentadas. Sobre todo,
un accidente en la mina.

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que sigan apoyando a sus esposos, para que siga esta lucha y tenga buen final. Por resuelva la huelga, para tener un mañana, que haya trabajo para nuestros pequeños,
eso, a mi compañera [Felícitas] le da mucho sentimiento. Hay varias esposas que que vienen atrás.
no han valorado este esfuerzo. A veces, el apoyo que hemos conseguido no ha ¿Algo más, que usted quisiera decir de su experiencia?
alcanzado para todos. Pero, para nosotras, los demás siempre han estado primero. Que, entre nosotras, las guerreras de plata, no nada más ha sido dolor. Ha sido
Aunque a nosotras no nos toque. convivencia, entre las compañeras. Muchas veces, se ve la solidaridad, entre las
Señora, cuando alguien tiene un sentimiento muy fuerte es muy importante. No mismas compañeras que nos logramos juntar. No todas las esposas son partidarias
sé si sea posible que usted nos explique. ¿Qué le duele? de nuestro grupo. Porque, varios mineros son muy machistas, desgraciadamente.
Felícitas Ramírez. Lo que me duele es que, no sepan que nosotras nos queda- Muchos, sí, son conscientes de lo que estamos haciendo. Nuestro fin es que se
mos sin el apoyo, por dárselo a ellos y que hablen mal de una. Eso es lo que me resuelva la huelga, ese es nuestro fin. Y nos sirve de convivencia, para conocer con
duele. Cuando hablan mal de una, es porque no saben la verdad, cómo se obtuvo dignidad.
ese apoyo que se les está brindando. Y, nos tratan de lo peor. Muchos compañeros Alicia Labra. Con la frente siempre en alto.
mineros piensan, dicen ellos, que andamos “revolcándonos con personas, para ob- Felícitas Ramírez. Exactamente. Así, es como estamos y debemos andar.
tener el apoyo”. Pero, la verdad, eso es mentira. Si nosotras sacamos el apoyo, es Alicia Labra. ¡Orgullosas de ser, guerreras de plata! [risas]
porque las personas nos quieren apoyar y ven que sí necesitamos. Muchas veces, Alicia Labra. Me gustaría saber el sentir de ella. Porque, ha sentido un poco
no tenemos qué darle, a nuestros hijos. Una, como madre, tiene que estirar y estirar más pesado, más difícil la situación.
el dinero, para poder solventar los gastos de la casa, que son muchos. Felícitas Ramírez. La verdad, la verdad, cansada de andar en esta lucha porque,
Nosotras, en lugar de decir, “hoy voy a descansar”, decimos: “Voy a salir a como les vuelvo a repetir… [tiembla su voz] No veo para cuándo, y ya se me hizo
trabajar. Voy a salir, aunque sea, a lavar, a planchar. El trabajo que dios me dé. muy pesada esta lucha. Es todo.
Mientras sea honrado, aunque me paguen un centavo, lo voy a hacer”. Eso es lo ¿Qué deberíamos hacer nosotros, los taxqueños solidarios con los mineros?
que hace una de esposa, mujer, madre y compañera, salir a buscar un centavo y Alicia Labra. Unir las fuerzas.
orientar a nuestros esposos. Apoyarlos, para que ellos, también, hagan lo mismo. Al pueblo de Taxco, sí, me gustaría pedirles que nos unamos. Recuerden que
Estos más de once años de huelga, ¿han sido difíciles, para su familia? estas luchas son a base de fuerza, mucha fuerza de voluntad. Le pido, al pueblo
Sí. Ha sido difícil, porque muchas veces, no hay las medicinas que se tienen de Taxco, que se unan con nosotros. El bien es para todos. No, nada más para
que tomar. Se tienen que comprar y no hay dinero. Si no me parece, cómo lo está nosotros.
atendiendo el médico, no hay recurso, para llevarlo con otro médico. Sí, ha sido ¿Ha habido algún acto de solidaridad fuerte por parte de los taxqueños, contra
muy difícil. Pero, no imposible, porque como quiera que sea, se saca. la injusticia de la compañía saqueadora?
¿Ha recibido apoyo? Alicia Labra. No. Porque la gente nos toma como flojos, que queremos que
He recibido apoyo de mi familia, entre ellos, mis hijos, que ya son grandes. Ya nos mantengan, nada más. Lo que pasa, es que hace falta información. A las perso-
no necesitan de mí y ellos son los que me apoyan. nas, con quienes nos ha tocado platicar, les damos información. Pero, también, es
¿Quisiera, usted, decirle algo a los taxqueños? algo que, ¡te tiene que nacer! Apoyar. Lo que nosotras queremos es, que el pueblo
Que comprendan. Que nos comprendan y que nos ayuden a alzar la voz. Para de Taxco apoye. Si no quieren ir a las marchas, por lo menos que digan: “estoy
que esto se resuelva. No queremos limosnas, no queremos dinero, no queremos contigo”. Para nosotras, sería bien fuerte que la gente nos dijera, “estamos con
despensas. Queremos trabajo. Trabajo, para nuestros esposos, para que se sigan ustedes”. En lugar de echarnos tierra. ¿Para quién es agradable, estar así? Para mí,
solventando nuestros gastos. Entre más tiempo pasa, más viejos nos hacemos. Y no. Queremos algo positivo. Que, por lo menos, los mineros tengan un salario más
menos posibilidad tenemos de obtener trabajo, en otro lado. Eso es lo que quiero digno. No es justo lo que les pagan. Es una miseria.
que entienda nuestra población. Por eso estamos luchando. Tal vez, de aquí a ma- Cuando hubo un operador tuvo un accidente, a la minera le preocupaba la
ñana, sus hijos también van a necesitar un trabajo minero. Estamos tratando que se maquinaria. “¿Qué pasó con la maquinaria?” Nunca preguntaron por la persona.

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Entonces, ¿qué valor tienen las personas, ahí? Para la empresa, es más importante dinero. Yo me doy cuenta en la televisión, los veo que están durmiendo y alzando
la maquinaria, que un ser humano. Esos son sus valores. ¿A dónde están los valores la mano. Están en sus curules, sentados, y alzando la mano, ¡cerrando los ojos!
humanos? Que la gente, de aquí de Taxco, vea, se dé cuenta. Así, es un dinero fácil, nada más, estar con la mano levantada. Sin embargo, ellos
Últimamente, se habían encontrado yacimientos de oro, llegando a San Juan están ganando sus millones de pesos, ahí sentados. Que ya despierten, que dejen
de Dios, desde Remedios. Pero, taparon, ahí. ¿Con qué intención lo hicieron? Ya ese sueño y que piensen, verdaderamente, lo que están haciendo.
sabían que se venía la huelga. La empresa utiliza un pretexto, dice: ya no hay min- Sería bueno que se conociera todo el dineral que han saqueado estas empresas
eral, ya no hay trabajo. Mi esposo fue uno de los que vieron ese yacimiento. ¿Por de Taxco.
qué la empresa niega el trabajo? La gente de Taxco debería de abrir los ojos y darse Felícitas Ramírez. Y el peligro, en que nuestros esposos están trabajando. Sin
cuenta que, se están llevando los minerales de aquí, se están acabando nuestra embargo, no les dan lo necesario. No lo quieren dar, porque no han sentido, en
naturaleza. ¿Por qué la gente no hace nada? Somos conformistas y nada más para carne propia, lo que es trabajar. Exactamente, esas son las palabras, ellos no han
sí mismo. ¿Por qué la gente no reacciona? Yo quisiera que, lejos de que nos echen sentido, en carne propia, el trabajo minero. Están acostumbrados, nada más, a es-
tanta tierra y nos estén criticando tanto, se den cuenta cómo está quedando la tierra tirar la mano y recibir. Y ya obtienen su montón de billetes. ¿A costa de qué? De
de Taxco. Aquí, en Taxco, hay bastante agua. Si se vieran, cuánta agua se desper- estar sentados. Esa es mi idea.
dicia, en la minera; cuánta agua limpia sale de ahí, Taxco no padecería de agua. Alicia Labra. Sí, porque nosotras también trabajamos, doble, triple. Digo que,
Pero, es poco interés, por parte de los gobernantes que tenemos aquí. A ellos les es mucho trabajar, para obtener algo de dinero. Y, no se me hace justo, que ellos
corresponde ver. Si un presidente está ahí, no es para que se luzca. El presidente es nada más sentados, estirando la mano y les esté llegando el dineral. Nuestros es-
para que dé la cara por su pueblo. A final de cuentas, ¿quién lo puso ahí? La gente posos trabajan y arriesgan su vida, por la miseria que les pagan.
del pueblo. No se puso solito. Siempre hemos dicho que el PAN es empresarial, Una de las propuestas, que se venían diciendo, es que se le quitara la concesión
que, Fox y Calderón llevaron a que estallaran estas huelgas. Fue a causa de ellos. a la minera, a Larrea. Y que los trabajadores, los taxqueños, se apoyaran uno con
Hagan a un lado sus partidos, sean más humanos. Eso es lo que nos gustaría a otro, que ellos se apropiaran, trabajaran y administraran. Los propios de aquí, de
nosotras. Taxco, que ellos fueran los que la trabajaran y no recibieran órdenes.
¿Qué le dirían, ustedes como esposas, como mujeres, a los que están en huel- ¿Cuándo surgió esa idea?
ga, a los que se niegan a rendirse? Alicia Labra. Pues, hace doce años, a partir de que se inició la huelga. Esa es
Alicia Labra. Que no decaigan. Esta lucha es por algo positivo. Siempre, cu- una de las propuestas que se vienen haciendo. Pero, nos hace falta el apoyo de los
ando se hace algo positivo es por algo bueno. Es porque tenemos la fe, en nosotros presidentes, para quitarle la concesión a Larrea. Pero, el gobierno no va a soltar
mismos. Ellos saben lo que estaban viviendo. No necesitamos que vengan otras nada. Primero, ven sus bolsillos y, luego, ven si sobra algo, para los demás. Aquí,
personas a decirnos cómo debemos hacer, cómo debemos actuar. Si nosotros esta- desafortunadamente, lo que nos hace falta es: Apoyo y fuerza de voluntad.
mos viviendo eso, si los compañeros lo padecieron, que sigan su lucha. Muchas gracias. Estamos con ustedes.
Felícitas Ramírez. Lo que estaban padeciendo dentro de la mina y las miserias
que les estaban pagando. Por eso, hay que luchar. Para que, el salario no sea una
miseria. Que se ponga a considerar el gobierno, que ellos no vivirían con ese sala-
rio. Los mineros siguen teniendo a sus hijos en la escuela, quieren darle lo mejor
a sus hijos. También, nosotras queremos darle lo mejor a nuestros hijos. Nos ha
costado muchos desvelos. A los funcionarios del gobierno, no. A los hijos de ellos,
no les han tocado desvelos. Ellos, con que digan “pago tanto”, y los pasan en la
escuela. Tenemos el orgullo de que, nuestros hijos llevan la sabiduría, han sabido
estudiar. No pagar, como ellos hacen. A ellos, se les hace más fácil, por tener un

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Voy a entrar, no sé si salga

Miguel Guzmán, Sergio Peñaloza y Salvador Quinto


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda,
en Taxco, Guerrero, el 23 de febrero de 2019.

Miguel Guzmán. Mi nombre es Miguel Guzmán. Yo fui un minero y, ahorita, tengo


otras actividades. Pero, tengo unos buenos y grandes recuerdos de la mina.
Sergio Peñaloza. Tengo sesenta y seis años y entré a la mina en el 75. Ya fall-
eció mi padre, mi madre todavía vive y nací aquí en Taxco.
Salvador Quinto. Me llamo Salvador Quinto Salgado. Yo ingresé desde el año
84 a la minera y, a la fecha, sigo vigente.
Miguel, ¿cuándo naciste?
Miguel Guzmán. Yo nací el 29 de septiembre de 1954. Soy originario de Taxco,
Guerrero, lo mismo que mis padres. Mi trayectoria de vida, toda, ha sido aquí en
Taxco. Yo entré a la mina en el año 76, más o menos. No tengo la fecha exacta. Y
la causa, por la que entré, fue que yo me casé temprano. En esos tiempos, en el Se-
guro Social no había costos para que el niño naciera. Y por eso, yo entré a la mina.
¿Cuántos hermanos tuviste?
Miguel Guzmán. Siete y yo ocho.
¿Estudiaste?
Miguel Guzmán. Sí, preparatoria nada más. Aquí en Taxco. Salimos un rato a
Zacatepec, un año y lo demás aquí.
Tus papás, ¿en qué trabajaban?

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Miguel Guzmán. Él era maestro albañil. Él tiene muchas construcciones, aquí Miguel, ¿cuántos hijos tienes?
en Taxco, que son reconocidas. Miguel Guzmán. Tengo cinco hijos, trabajan todos. Por ejemplo, el primer hijo
Sergio, ¿dónde naciste? mío, después de salir de Bachilleres, yo le dije que estudiara. Pero, como tenemos
Sergio Peñaloza. Nací aquí en Taxco, el 8 de septiembre de 1951. Estudié la se- mucha familia en Estados Unidos, él optó por irse por allá, anda por allá. Luego,
cundaria, aquí en Taxco. Me fui a Zacatepec, un año, y fracasé ahí. Año sabático… tengo otro hijo que se dedica al arte de la platería, él trabaja en Guanajuato. El otro
[ríe]. Luego, me fui a estudiar a México, a una escuela técnica. Se llama Rafael que sigue, también, nada más salió de Bachilleres y optó por irse a Estados Unidos.
Dondé y terminé como técnico en máquinas de combustión interna. De ahí, me Está en Estados Unidos trabajando. Luego, el otro muchacho trabaja en la empresa
fui a Querétaro, a hacer mi servicio social: dar clases en una secundaria nocturna, Coca Cola. Y otro, que le hace al arte de la plata, la música y, pues, es un muchacho
como maestro electricista y maestro de educación física. Y ahí, nació mi hijo. Fue que ahí anda, viviendo.
cuando opté por venirme para acá y ya no regresé a Querétaro, ni por mis cosas. Y Los que están en Estados Unidos, ¿en qué trabajan?
ya me quedé a trabajar aquí, en la Industrial Minera, fue en el 75. Fue cuando se Miguel Guzmán. Los dos son Boss [encargados de área], en una empresa. El
metió, por primera vez, una máquina Scooptram. Entonces, se empezó a hacer la mayor es el que lleva la empresa en la mañana y, el otro, en la noche. Son dos
rampa y ahí empecé a trabajar. turnos y, pues, ellos ya arreglaron papeles para que mi esposa y yo podamos ir.
¿El nombre de tus papás? Estamos yendo, ahorita estoy aquí, y en un tiempo, dios mediante, volvemos a
Sergio Peñaloza. Mi papá, Servando Peñaloza Sánchez. Mi mamá, Emma Ol- Estados Unidos. Yo llegó allá y todavía trabajo, aunque ellos ya me ven grande y
medo Hernández. me dicen, “papá, ya no trabaje, tenga su domingo”. Pero, yo soy de las personas
¿Cuántos hermanos tienes? que me gusta tener lo mío. Entonces, yo sigo trabajando, sigo trabajando. Trabajo
Sergio Peñaloza. Tres, una hermana y dos hermanos. Mi papá trabajó como allá y, con eso, me vengo a pasar seis meses aquí, cuatro, cinco meses, a México,
platero, trabajó en la mina y, después, entró a trabajar al Seguro Social. a Taxco, mi pueblo.
Salvador, ¿en qué año naciste? ¿Nietos?
Salvador Quinto. En el 64, aquí en Taxco. Ingresé a la minera en el 84. Unos Miguel Guzmán. Nietos, ya tengo seis nietos y soy bisabuelo, viene uno en
compañeros y yo entramos, por la necesidad de algún trabajo de planta. Y vi trun- camino, la niña y el más grandecito, que ya anda chutándole a la pelota. Así fue
cados mis estudios. Estuve en la Vicente Guerrero, aquí en Taxco; estuve un se- mi vida, después de haber pasado por esta experiencia de ser minero y de haber
mestre en la Prepa 4 que, un tiempo, estuvo en huelga. De ahí, tuve que salir a tenido muchas historias que poder contar. Porque, dentro de lo que es la vida de
Zacatepec, Morelos, al Tecnológico. Ahí, también, estuve estudiando y no terminé. minero, yo comencé por solventar el nacimiento de mi hijo. Fui por un tiempo y me
Trunqué mis estudios, me casé, mi esposa estaba embarazada. Igual, por ver los fui quedando, me fui quedando. Crecí como obrero y, también, crecí porque tuve
gastos, opté por entrar a un trabajo seguro —dice uno, pues— que tenga estabilidad participación en las cuestiones sindicales. Tuve muchas experiencias, me siento
económica y, sobre todo, servicio de salud. Ingresé a la Minera en el 84, un 23 de satisfecho. A pesar de que tuve muchas confrontaciones con los jefes de la em-
mayo. Yo era estudiante y, yo iba, según, por dos o tres meses nada más, en lo que presa, hoy que los encuentro, nos saludamos muy bien. En aquel tiempo, nosotros
mi esposa daba a luz. Pasó el tiempo y, después, ni siquiera se vio en el Seguro. chocábamos porque cada quien defendía su trabajo, cada quien hacía lo que debía.
Nació en su casa. Y me fui quedando, me fui quedando, hasta la actualidad. Estoy Pero hoy en día, nos saludamos, nos tomamos una copa, convivimos y seguimos
vigente, todavía, como minero activo. A la fecha, estamos en huelga y esperamos siendo amigos. Pero, en aquellos momentos, hubo confrontación. Primeramente,
que se solucione esto. yo entré como rezagador.
¿Cuántos hijos tienes? ¿Qué es rezagador?
Tres hijos y, gracias a dios, mi afán y mi meta era que mis hijos tuvieran es- Miguel Guzmán. Rezagador es, se puede decir, peón general. Entras a la mina
tudios. A pesar de la huelga, gracias a dios, terminaron sus estudios y los tres son como peón general y te ponen a hacer cualquier actividad, ayudante de cualquier
ingenieros. Uno es industrial; mi hija, en sistemas; el más chavo, ingeniero en cosa. Por ejemplo, ayudante de herrero, que son los que hacen las vías para que
telemática y, actualmente, está como maestro en Bachilleres.

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transiten los trenecillos, que acarreaban el metal en la mina. También, ayudante en dos partes: el taller de mina y el taller de superficie. Arriba, era gasolina y se
de motorista, para ir agarrando la garrocha, sobre lo que es el alambrado del trole, hacían ajustes de motores. Abajo, se hacían diferentes actividades, según lo que se
para que hicieran su transporte, y así. También, participé en el tumbe, por decirlo necesitara. Por ejemplo, cuando se iba a comenzar un proyecto, en algún nivel, a
así. Ahí, tuve muchas experiencias. Por ejemplo, en una ocasión, en el primer tur- veces, no había espacio. Entonces, se llevaba para abajo toda la maquinaria, por
no, dispararon. Entonces, nosotros teníamos que entrar, a seguir tumbando metal. partes. Y dentro de la mina se armaba todo. Como son dos módulos, se bajaba el
Era una preparación, cuando comienza, apenas, a abrirse el rebaje. Entonces, el chasis y adentro se iba armando todo; el cucharon, que es el que hace el trabajo;
compañero dice: “Oye, trae una barreta, para amacizar”. Para asegurarse de que el motor, el que impulsa. Y todo esto se hacía dentro de la mina, pues. Bueno, mu-
no hubiera piedras flojas. Al ir yo, él iba a entrar, se derrumba todo. Que, si no me chos momentos muy a todo dar, porque se trabajaba muy bonito.
hubiera dicho “regrésate por la barreta”, nosotros hubiéramos quedado sepultados. Pero, hubo muchos accidentes, desgraciadamente, vimos morir compañeros.
Pero, no era nuestro momento. Vimos compañeros que se taparon y, pues, gracias a dios, nosotros aquí estamos.
¿Y él se quedó adentro? Nosotros estuvimos cerca, también. Pero, no nos pasó, dios nos tiene preparado
No, él solamente fue botado por la agresión del aire, lo botó. Pero, no nos pasó algo, a lo mejor, para seguir aquí, todavía.
nada. Fue una experiencia. Yo siempre fui una persona de lucha, nunca estuve a favor de las injusticias.
En la mina, había una comisión mixta de seguridad, que era formada por sindi- Llegué a ser comisionado de ajustes, también. Tuve muchos choques con la em-
calistas y por gente de la empresa. Pero, los sindicalistas deberían de estar siempre presa y, llegó el momento en que, yo era una persona indeseable para la empresa.
bien seguros de que hubiera seguridad, cosa que no era. Porque dentro de la mina, Porque nunca permití que a un compañero se le corriera. Por ejemplo, se levantaba
había mucho vale madrismo. Lo que les importaba era el avance del trabajo. Por un acta, por una situación en donde un jefe dice, “ey, vete a poner una llanta a
ejemplo, los destajistas, tumbar, sin asegurarse que estuviera bien. Me tocó trabajar un Scooptram”, que era una llanta grande. De dos metros y mandaban sólo a una
con un señor que era de la comisión mixta. Le dije, “oiga, hay que amacizar prim- persona. Le digo, “ey, tú no puedes ir”. “Pero, por qué”. “Es que, si se te cae y te
ero”. Dice, “no, no, déjalo, déjalo, hay que tumbar”. Comienzo a barrenar y llegan aplasta, ¿quién te la va a quitar? Y, todavía, la vas a bajar por la calesa”, que es por
los demás compañeros de la misma comisión, con los de la empresa, y me emp- donde sube y baja uno. “Pero, por qué, si no hay gente”. “Pues, si no hay gente, no
iezan a regañar. Y, aquél me echó la culpa a mí. Dice, “oye, ¿qué pasó, por qué no mandes a nadie. No puede ir solo”. Entonces, se enojaban conmigo. Digo, “ve tú o
amacizaste?” Le digo, “no, no, a mí no me haga tarugo. Usted —le dije— no quiso voy yo, yo lo acompaño”. No, pero, que tú tienes que ir a otro lado y que yo a otro
que amacizara”. Y ahí se pelearon. Pero, el chiste es que, después, se amacizó, que lado. Le digo, “lo siento, pero no puedes arriesgar la vida de algún compañero”.
era lo más importante. Tuve muchos choques. En una ocasión, llegó un jefe a querer golpear a un
Son muchas experiencias, dentro del tumbe. Dentro del acarreo del material, compañero y él se le enfrentó. El jefe le quiso levantar un acta y dijo a otros: “¿Tú
que se utilizaba para hacer el tumbe, se ocupa Mexamon, bombillos —la dinamita, viste?” “Sí”. Hay gente que se apega a los jefes, perros de oreja, chayoteros, como
pues— la cañuela. Todo eso tiene que llevarse por separado. Pero, en aquel tiempo, quieran decirles. Dicen, “nosotros vimos” y van. Entonces, me llaman a mí, para
como era nuevo, me mandaron por todo. Y ai voy, con todo el material para el presenciar el acta. Y le digo al compañero:
tumbe. Resulta que, me encuentro a la comisión y me querían levantar un acta. — Y tú, ¿dónde vas?
Les digo, “no, es que me mandaron, yo soy nuevo”. Dije, “ah, ok, ellos se querían — Es que, el jefe me dijo que yo fuera, para que lo apoyara.
aprovechar de la persona nueva”. Y me mandan, al otro día. Entonces, yo dije, — Pero, tú no puedes apoyarlo. Tú tienes que apoyar al compañero, porque eres
“bueno, se tiene que llevar por separado, aunque me quede lejos. Llevo primero el sindicalista. Tú no puedes hacer eso. Si tú haces eso, yo mismo te voy a levantar
Mexamon, después la cañuela, después los bombillos”, y se enojaron. Pero, es que un acta, para que te expulsemos del sindicato y te corran. Porque tú no tienes que
así debería de ser. apoyar, aunque él esté cometiendo un error, que no lo hizo, tú debes apoyarlo a él.
Posteriormente, pasé al taller mecánico automotriz y, ahí, fue otro cantar, fue Entonces, llegamos ahí, con el jefe de departamento. Y que empiezan a levantar
otra situación. Fue dentro de la mina, también. El taller mecánico estaba clasificado el acta, por lo que pasó. Dice, “¿y tienes testigos?” Le digo, sí. Pero, como yo, ya

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había platicado con el compañero, dice: “A ver, ¿él es el testigo?” Y dice el com- maneras sigo comiendo, dennos el bono”. Y yo terco, pues. Entonces, tuvieron que
pañero: “No, yo no sé nada. Tú me dijiste que subiera, porque me ibas a invitar regresarnos el bono, para que siguiéramos haciendo el reporte. Pero, no fue luego.
unos tacos”. Comienza la confrontación y ya no se levantó el acta. Fue después de una semana que los compañeros continuaron sin hacer el reporte.
Así, siempre fui llamado para que los defendiera, al levantarse un acta. En cier- Tuve más participaciones. Participé en la comisión de reparto de utilidades,
to momento, un compañero puso una bandera de huelga, en el taller de gasolina, también participé en una contratación colectiva de trabajo. Pero, pues, eso es otro
en la superficie. Estaba el licenciado de la oficina de trabajo, el superintendente, el cantar, no terminaríamos, porque es muy largo.
que le seguía y, bueno, estaba lleno de ingenieros y el jefe de veladores. Entonces, Hacemos una ronda de experiencias, ¿les parece?
digo, “¿de qué se trata, por qué tanta gente? ¿Hubo un robo o algo?” Dice, “no, no Sergio Peñaloza. Yo fui de los iniciadores de mecánica. Nada más éramos tres
hubo robo”. “Entonces, para qué queremos aquí al jefe de veladores, no lo quere- mecánicos: Rogelio Jacobo, Orvelín Pineda y su servidor, Sergio Peñaloza. Al
mos, estorba, sáquelo”. Y que se va, pues. Se fue, pero, sigue siendo mucha gente principio, no había maquinaria dentro de la mina. Se empezó a hacer la rampa,
y yo estoy solito. Llamo al sindicato para que vengan, para que no se levantara un con una máquina. Necesitaban producción, necesitaban más material porque, en
acta, porque pues no sé, yo creo que no había sido una falta, que hayan puesto una ese tiempo, ya había una Skype, el bote. Vaciaban el mineral, desde los diferentes
bandera. Ellos seguían trabajando. Entonces, querían levantar un acta, nada más, niveles, hasta el nivel siete. Entonces, llegaba toda la carga al nivel siete y se subía
para que nadie hiciera cosas que no les gustan a ellos. Y pues, mejor no los hubiera en veinte, veinticinco segundos hasta la superficie.
llamado. El acta se levantó y me enojé. Cómo es posible que los llamé, a los del Querían más material. Fue cuando se empezó a comprar maquinaria nueva
sindicato, y les levantaron el acta. Pues, yo me enojé. Pero, así son los gajes del y a nosotros nos tocó meter los motores, los montábamos en durmientes. Los
oficio y, así, hay muchas cuestiones. armábamos y los fijábamos ahí. Y era arrastrarlos con Tirfor y garruchas. A veces,
En otra ocasión, por convenio de un bono económico que nos daban, como era claustrofóbico, porque es reducido el espacio. Teníamos que escarbar, para que
mecánicos, al salir teníamos que hacer un reporte de cómo quedaba la maquinaria: pasara el motor. Nosotros sí pasábamos, pero el motor no pasaba. Con pala y pico,
se ponchó una llanta, la transmisión no sirve, el cucharón esto, cualquier cuestión teníamos que ir sacando, hasta quince, veinte metros, para poder pasar el motor.
que faltara. Nosotros lo escribíamos, el jefe lo veía. Llegaba el segundo turno, ya Había partes en donde sí podía pasar bien, pero era jalando el motor. Total, que
sabía lo que había y continuaban con el trabajo, lo mismo en el tercer turno. Pero, me tocó armar dos motores en el nivel cinco, dos en el cuatro y uno en el siete. A
resulta que un compañero, también comisionado, a su cuñado lo habían corrido, por veces, las maniobras se hacían en vacío o por un chiflón, por un contra pozo. Los
algunas faltas, y él hizo un convenio con los jefes, para que lo reinstalaran. Enton- chiflones son tiros, que están libres dos, tres niveles. Los perforistas metían bar-
ces, nos quitó el bono y todos estaban descontentos. Pero, los demás compañeros, renos, para poner las cuñas y las anclas. Y de ahí, a bajar las máquinas en Tirfor,
también comisionados, como que no jalaron, porque, pues, se apachurraban. Yo por módulos; o sea, se bajaban en tres partes y ya se armaban. Ahí, fue cuando
les dije a todos los compañeros: “No hagan el reporte porque, dentro del contrato, empezamos a necesitar gente, para ayudarnos, porque era mucho trabajo para tres
dentro del reglamento, ningún estatuto ni la ley federal del trabajo dice que no- mecánicos. Entonces, fue cuando se empezaron a jalar personal. Pero, nos manda-
sotros tengamos que hacer algún reporte. Ahí, dice que nos dediquemos a nuestra ban gente inexperta, entonces, teníamos que hacer dos cosas: capacitarlos y, sobre
actividad y ya”. Entonces, me encerraron ahí, en la oficina, con los de la empresa. la marcha, ir armando, haciendo el trabajo. Nos empezaron a mandar a los rezaga-
Les dije: “Miren, no vamos a hacerla larga, regrésenos el bono y seguimos dando dores, pues. Y nos empezaron a mandar algunos tercos [ríe], otros no. Pero, como
el reporte”. Dicen, no. Querían de por sí quitar el bono, porque era un dinero que era otro tipo de trabajo al que ellos estaban acostumbrados, como peones; al prin-
estaban sacando. Entonces, los compañeros estaban afuera de la oficina, queriendo cipio, fue menos pesado para ellos. Fue cuando se empezaron a quedar, a quedar,
entrar. Pero, no tenía caso, porque yo no estaba haciendo ningún arreglo mal. Y me a quedar. Llegamos a ser más de sesenta o setenta, por ai así. Los más capacitados
ofrecieron muchas cosas. Mira, que con nosotros tienes esto. Les digo, “lo único empezaron a ver que el salario que teníamos, no era el apropiado. Que, debían
que quiero es que nos regresen el bono, nada más”. “Pero, por qué eres terco, tus pagarnos como mecánicos y se hizo un estudio socioeconómico, para ver que el
amigos qué te van a dar, con ellos no comes”, con ellos no esto. “Sí, pero de todas salario fuera acorde al trabajo que hacíamos. Se hizo el consenso y se juntaron

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firmas. Se fue a ver al secretario general, Napoleón Gómez Sada. Lo estudiaron, en Taxco, inclusive, dicen que se había agrietado la iglesia de Santa Prisca y se
aceptaron la ponencia que llevamos y, sí, a la revisión de contrato: mecánico diésel espantó la gente. Uf, no me acuerdo, pero fue como por 1978.
de primera, mecánico diésel, mecánico de gasolina, ayudante de mecánico, electri- Eso era con la finalidad de que, ya no se echara la carga tan lejos. Porque la
cista, soldador. Y empezamos a hacer las categorías, porque se necesitaban dentro ranura está casi a la mitad de recorrido de un frente a otro frente. Para ellos, era
del taller mecánico. más fácil vaciar en la ranura, que ir hasta determinada distancia a un vaciadero y
Y, pues, desgraciadamente, algunos tuvieron accidentes fatales, a la hora de que fuera a dar hasta el nivel cinco y del cinco, con el trole, lo fueran a echar al
armar las máquinas. Pero, no le tocó a ninguno de mis ayudantes o de las perso- nivel siete, para subirla. El Skype, o el bote, estaba en el siete. Entonces, fue cu-
nas que yo tuve a cargo, afortunadamente; nunca tuve un accidente grave. Pero sí ando empezaron a meter más máquinas. Ahí, fue cuando me tocó armar la segunda
odiseas [ríe] o anécdotas. Ahora te pones a pensar lo que es meterte en un chiflón, máquina. Se hizo un pasadizo, o sea, se hizo un túnel alrededor del agujero que
en un contra pozo que está encampanado. Encampanado quiere decir que se tapa, quedó. No se veía la ranura. Entraba uno al túnel y salía hasta el otro lado de la
se atora la carga de un nivel a otro, o dos, tres niveles. No sabes qué tanto sea. Se ranura y seguía de frente.
enhuacala y no cae esa carga. A veces, nos pasábamos por debajo de esa carga. Antes, antes, cuando sonaba la sirena, se llamaba a los mineros. La sirena era
Decían los viejos: “No le eches la luz a la carga, porque se te viene”. Son cosas de a las seis de la mañana, un cuarto para las siete, a las siete, a las doce, a las doce y
mitos. Pero, por cierto, no le echábamos la luz a la carga [ríe]. Ya que pasábamos media, a las tres de la tarde y once de la noche. A las seis de la mañana, era para los
al otro lado, volteabas a ver y decías: “¡Qué estoy haciendo aquí!” Pero, como está que ya iban a tomar los camiones de redilas. Lloviera o hubiera frío, lo que sea, en
uno joven, no mides las consecuencias. camiones de redilas. No había autobuses. Se hacían señas con chiflidos, al chofer,
A veces, bajábamos, también, entre los chiflones que estaban a cuarenta y cinco [chifla] “vámonos chofer”. Teníamos chiflidos para hablarle al chofer: que venía
grados. Tendíamos una cadena de nivel a nivel, del dos al tres, del tres al cuatro, y una gente o que se parara, porque los íbamos encontrando en la carretera, para
así. Entonces, a veces, para no ir por un túnel, por el nivel, hasta cien, doscientos subirlos. Al cuarto para las siete, ya estaban los camiones. A las siete, ya teníamos
metros, y bajar unas escaleras, agarraba uno y se bajaba por el chiflón. Con guantes que estar adentro, en el trabajo. A las doce, era la hora de los alimentos; a las doce
y todo, bajabas la herramienta. Una marcha pesada, con cuarenta, cincuenta kilos, y media, era la terminación de los alimentos. A las tres de la tarde, era salida. A las
que se utilizaba para arrancar los motores. Todo eso y bajabas con la bomba tan- once de la noche, eran los que iban a entrar de tercera [tercer turno]. En ese tiempo,
dem. Es una bomba pesada. Entonces, bajar corriendo ahí, con el casco, las botas se oían las detonaciones de la noche, porque no había tanto vehículo, aquí, ni tanto
y… “¡vete parando, vete parando!” Porque ya vas a llegar al límite de la cadena. ruido. Se oían las detonaciones de la noche. No sé si te llegues a acordar, se oía
Tienes que irte parando, parando, hasta llegar al otro lado. Sí, te ahorrabas tiempo, tenue, como un zapatazo, pero sí se oía. Ahora, esa detonación de la ranura se oyó
a veces, con el fin de terminar en tu turno. Pero, a veces, nos tocaba quedarnos has- fuerte, es que fue bastante, fue grande.
ta el otro día. Y, a veces, querían que todavía más. Nos llevaban nuestros alimentos Miguel Guzmán. Fue un experimento que ya no lo permitieron hacer, porque,
hasta allá, con el fin de que termináramos. ¿Por qué? Porque los destajistas querían iban a acabar rápido con el mineral, pero iban a destruir. Ya no les dieron permiso.
la producción. Ellos tenían el tumbe, pero querían que nosotros sacáramos la carga. Sergio Peñaloza. Y después, pasó que había un cuate perforista, La Becerra,
En ese tiempo, fue lo de la ranura. No me acuerdo cuántos kilos de Mexamon él era muy rápido, o sea, sus trabajadores estaban muy fuertes. Entonces, encon-
se utilizaron. Los barrenos de un diámetro de 1.80 m., se hicieron con una máquina traron una veta de plata y cuando veían la plata rica, no la sacaban con máquina,
Robbins, que hace contra pozos. La ranura se abrió, serán cien metros. Entrabas la sacaban con costales. Es que la veta era rica, la plata es en greña o piedra, plata
así, en el nivel dos, salías hasta allá y tu luz apenas se veía. buena. Y esculcaban a los compañeros, a la hora de salir. Se juntaban los costales y
Se hizo una ranura del nivel dos hasta el cuatro. Ese día, nos dijeron que salié- se echaban en las máquinas. Y esa la sacaban por calesa, no la sacaban por el Skype.
ramos todos. A las tres de la tarde, se iba a hacer la detonación. No me acuerdo Y cuando la veta era muy rica, grande, la sellaban. Le ponían tablón, polines, la
cuántos kilos de Mexamon metieron. Mexamon es la pólvora. La detonación se oyó sellaban. Es que era muy rica esa plata. Entonces, ellos tenían cierta cantidad: en
tantas toneladas de material, deben de ir tantas cantidades de plata ley, tantas de

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plomo y zinc. Entonces, yo creo que, a ellos, no les convenía declarar esas vetas sacar los tacos y ya no tienen lo que él pensaba [risas]. Son experiencias de trabajo
muy ricas. que son muy chistosas, pero son parte de la vida dentro de la minería.
Salvador Quinto. Hay una programación de tonelaje por día, una proporción. Cada nivel tiene su comedor. En los comedores hay parrillas eléctricas, en
Vamos a decir, la compañía minera tiene un patrón de producción diaria. La pro- donde tú llegabas y ponías tus tacos. A veces, llegaban los empleados de confianza,
ducción de varios días debe estar compensada. que eran “la gente bien”, se puede decir, porque tienen su estudio y tienen una
Miguel Guzmán. Y dentro de eso, la minera está catalogada como beneficio economía buena, en comparación con el minero. Llegaban con sus tortas, ahí, con
de plata, plomo y zinc. Pero es más el zinc y plomo que sacan. Aunque sí, hubo salchicha, jamón, mostaza. Y ellos preferían un taquito de los que había, ahí, con
momentos en que sacaron cantidades enormes de plata. Pero, como que no estaba frijolitos, huevo, carnita, lo que fuera. Y había, ahí, jumiles, había verdura, había
declarada. de todo, y tendrían eso. Los demás, los compañeros, “pues, échame pues”. Los
Sergio Peñaloza. Así como la sacaban, a veces, ya no se metía al molino ni compañeros se comían los platotes de ellos y ellos preferían comer lo que llevaban
nada de eso. Nunca supe yo, cuál fue el destino que tuvo esa plata. No sé a dónde los compañeros, los taquitos de su casa. Cada quien, llevaba sus alimentos.
iba a dar. Pero luego, cuando sacaban el concentrado, después de los molinos y Aquí, por ejemplo, el compañero [Sergio] tuvo varios problemas estomacales.
todo eso, todo este material lo mandaban al Naranjo, por medio de camiones, y Por haber comido antes. Y aparte, en unas ocasiones, también le pusieron laxantes
entraba en vagones de tren, para enviarse fuera de aquí. [risas], para podernos quitar esa buena costumbre de andar agarrando, lo que no
Y, referente al taller mecánico, bueno, creo que fui bueno, porque fui de los era nuestro. Así es.
primeros que empezaron a armar los motores, aquí. Me dieron cursos, vino gente Sergio Peñaloza. Sí, hay muchísimas anécdotas de esas. A la hora que salíamos
de fuera a darme cursos, y tuve la fortuna de quedarme en superficie. Sin embargo, de tercera, a las once, a veces, nos daban tequios. Tequio es, por ejemplo, si tu ter-
se añora. Adquiere, uno, querencia que tiene uno a la mina. Precisamente eso. minas en media hora tu trabajo, o más, te pagan las ocho horas. Entonces, nosotros
La amistad, el comer tacos a la hora de la comida, con compañeros que traen de sabíamos exactamente o, más o menos, qué tenía la máquina. Entonces, yo decía,
frijolitos, de huevito, o sea, de diferentes cosas. Y uno tortas. Dices, “¿tortas?, yo, “tequio”. Decía el ingeniero, pues, “órale pues”. Entonces, nos bajábamos hechos
todos los días. Mejor un taquito”. Y, a ellos, no les gusta el bolillo, o les encanta. la greña, y ya sabíamos, nos llevábamos las cosas que necesitábamos. Acabábamos
Así que, a veces, tuve que ‘robarme’ unos tacos [risas]. Y después decían: “¡Hijos en dos o tres horas y vámonos ya. Nos llevaban camionetas, salíamos, y ya eran
de… ¡Ya pasaron los pinches mecánicos!” [risas]. Hay muchas anécdotas así. Nos ocho horas extras. Sí, pero ya era tiempo extra.
íbamos nosotros: “¡Vamos a día de campo!, muchachos”. Yo me llevaba dos, tres A veces, también, los mismos operadores decían: “¿Sabes?, vengo bien mal,
compañeros de los ayudantes, y les decía “haz esto”. Porque ya les había enseñado, no quiero trabajar, vengo mal”. Y le digo, “¿sabes qué?, pues, échate por ai”. Dice,
a hacer el “trabajo”. Después, pasábamos al comedor, como era picnic, pues, va- “pero, ¿si viene el supervisor?” Los supervisores, tenían que recorrer toda la mina.
mos al comedor: tres de este, tres de este, tres de este. Tráete esa Coca. Sí, checar todas las máquinas y que todos estuvieran al tiro. Entonces, a veces, les
Miguel Guzmán. La historia que dice él es que, él era el mecánico y llevaba echábamos la mano a los operadores y nos hacíamos tontos. Estábamos arreglando
ayudantes que no conocían cómo estaba la situación. Él llegaba y se sentaba en el la manguera, cualquier cosa, pero ellos también nos apoyaban en cuestiones de
comedor. Pero no llevaba lonche, porque ya estaba en tiempo extra. Lo que hacía, que, “¿sabes qué? Ora sí, no estés jodiendo”. O sea, era recíproco y esa fue una
es decirle al ayudante: “Mira, bájame esa bolsa y tráeme unos tacos”. Y el mucha- hermandad muy grande, muy buena. Teníamos una virgen y le dije a La Becerra
cho no sabía, agarraba y ponía los tacos. “Tráeme una Coca”. Y la destapaba, le que, si nos conseguía un risco, y llegó con una máquina de cinco yardas, pero un
tomaba la mitad, la llenaba de agua y ahí la dejaba otra vez [risas]. Resulta que, risco… Que ve el ingeniero y dice, “¿qué cosa llevan?” “Pues, se descompuso la
nos tomaron a los mecánicos como unos desmadrosos. Hubo más así, pero resulta máquina”. Pero, el cucharón va hacia arriba. Cuando llegamos allá, era un peñasco
que la raza era canija. Entonces, dicen: “Ah, van a venir los mecánicos, van a pasar grande. Entonces, llegaban, como eran dientes de cuarzo grandes, bonitas piedras,
por acá, esos canijos”. Al otro día, a los tacos le pusieron lagartija [risas]. Llega, a una piedra grande, bonita, no faltaba, ahí, uno que decía: “Virgencita, echamos

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tequio. Sí, echamos tequio”. Le dejaban una piedra cualquiera y le quitaban un ¿Cómo ingresas a la mina?
diente del risco y se lo llevaban. Salvador Quinto. Pues, como comentaba antes, yo llego de veinte años, apenas
¿Qué virgen era? recién cumplidos. Yo creo que, por necesidad, todos buscamos un trabajo estable,
Sergio Peñaloza. La de Guadalupe. mejor remunerado y, pues, ingresé. Igual, como dicen aquí mis compañeros, em-
Salvador Quinto. Es que, en cada nivel, hay imágenes. Baja a nivel uno, hay pecé desde abajo, fui peón general y, por lógica, yo tengo que echarle ganas. Fui
imagen; nivel dos, imagen; nivel tres, imagen; nivel cuatro, imagen. Bajando, lue- ayudante de perforista, perforista y, actualmente, soy operador. Y, anécdotas, tengo
go, luego del elevador, enfrente, está la imagen. muchas.
¿Distinta, o siempre es la virgen de Guadalupe? Ahorita, quiero hacer hincapié en lo que he escuchado, lo que he conocido y
Salvador Quinto. La misma imagen, pero en diferentes lugares. sigo viviendo. Es que, en la mina, somos una familia. Decimos: “la familia min-
Sergio Peñaloza. A veces, como cuando echamos el tequio, salíamos temprano. era”. Es bonito. Al principio, cuando uno es nuevo, pues no conoce a muchos
Había un calesero, El Chale, ¿no sé si te acuerdes? Se le llamaba por toques en compañeros que trabajan ahí. Lo otro es que, desconocemos el trabajo. Y la minera
un foco, depende del calor, encendía el foco. Era ta-ta-tas-tas-tas, llamada para para mí, como una empresa grande, es una escuela. Se aprende mucho. Tanto en
que bajaran al nivel dos, dependiendo del nivel en que se estuviera. En la torre se manejo de camiones de volteo, equipo diésel, maquinaria. Todo eso, aprende uno a
detecta y baja el elevadorista. A veces, él bajaba. Pero, yo lo pedía en el nivel dos manejar, aprende uno el manejo de explosivos y todo eso.
y él se iba hasta el tres. Pasando en el dos, abría la puerta y veía quiénes eran. Era Aquí, hacemos hincapié en los explosivos. Porque muchos compañeros no cap-
malagueño, vaya. Decía, “no, no los voy a sacar ahorita”. Se bajaba hasta el tres y tan la magnitud del problema de los explosivos, como mineros. Siempre, como al-
regresaba hasta arriba, a la superficie, y ahí nos dejaba. Entonces, optábamos por gunos han comentado, con la prisa, llevamos toda la dinamita, junta con la cañuela,
irnos por el camino, o sea, puras escaleras entre el nivel dos y el nivel tres. Hay el Mexamon, la pólvora, la mecha y todo. Es una bomba, todo lo va uno llevando
unas escaleras que ya están mal y todo eso. junto. Pero, con una fricción o un golpe, es bien peligroso. Entonces, todo se hace
Salvador Quinto. Entre nivel y nivel son 60 metros. con señas, al principio. Pero, muchos no lo tomamos en cuenta. Desgraciadamente,
Sergio Peñaloza. Piso la querencia. Anécdota de mi casa. Cuando dejé, des- también hay supervisores o hay gente que está acostumbrada a eso, les vale. A
graciadamente, bueno, afortunadamente también, de las dos cosas. Hice examen veces, con tal de que hagan el trabajo, ya no importa la seguridad. Una empresa,
para poder ingresar a otro trabajo, solicité permiso. Me dijeron que lo aceptaban y desgraciadamente, siempre ve lo primordial, que es la producción. ¿A costa de
aprobé el examen. Solicité otro permiso, con el fin de no quedarme como “el perro qué? De lo que sea.
de las dos tortas”. Entonces, me dijeron que no, que no me lo podían dar, porque Y ya se lavan las manos, simplemente, “la culpa es de él”. Y, uno cae en lo
tenía mucho trabajo. Entonces, renuncio. Y el ingeniero Fischer, Hans Fischer, un mismo, por la misma prisa que tiene uno de hacer el trabajo. A todos conviene.
alemán —me tenía mucha estima, por el trabajo que le hacía— me dijo que daba un Porque, dice: “tengo mi trabajo, si salgo a las seis de la tarde y ya son las dos, tengo
dinero de más y ya no quise. Porque, también, es muy pesado el trabajo de mecáni- que ir por el gasto”. El gasto es toda dinamita, todo lo que tiene pólvora. “No da
co, el de todos. Pero yo, sí, me sentía cansado, porque es pesado. Entonces, dejé el tiempo, echar los tres viajes, me llevo todo junto”.
trabajo, llegaba a mi casa, y a mi mujer le solicitaba, qué sé yo, o sea, “pásame el Ahora hay una maquinaria, que es el Jumbo, una máquina más grande, con
azúcar, allá está” y le meneaba mi cabeza y me decía, “¿dónde?” Le digo, “allá”, barrenos más grandes, más gruesos, y ¡tumba a lo bestia! Veinte veces más que
meneando la cabeza, pero pensando que traía yo la lámpara de la luz. Porque, en una máquina chica, hasta cincuenta veces más. Una máquina chica de tierra tumba,
la mina, todo lo pides por la luz. Le echas la luz a la cara, “tráeme esto, está allá”, aproximadamente, unas dieciocho o veinte toneladas. Ese Jumbo tumba más de
entonces van por la luz. Y te quedas con esa manía, un tiempo. cien, ciento cincuenta toneladas. Depende de cada quien. Es que son diferentes
Para mí, fue bonito tiempo, el trabajar ahí. Muchas buenas experiencias, tipos de trabajo, en el mineral. Por ejemplo, se dice, bajes o bancos, que es mucho
grandes amigos. Muchos todavía están, muchos ya se nos fueron y, afortunada- más ancho. Una máquina chica, en un banco, tumbará cincuenta toneladas y el
mente, tuve y tengo buenos amigos. Jumbo tumba quinientas toneladas. Es más grande la producción y, por lógica,

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lleva más dinamita. Y el trabajo de dinamita, actualmente, es diferente. Porque ya, El caso es que, se hace todo ese tipo de trabajo, se continua con la labor, armar
con una sola encendida, todos truenan, como en los tajos, tajo abierto, por secuen- el equipo y hacer otro agujero, para barrenar. Como es un tope, lleva cuñas. La
cia, o como cuando tumban un edificio. En Estados Unidos, hay mucho de eso, va cuña es un tipo de cruz, donde va a hacer ignición el agujero, cuando está la dina-
por serie. No se ve la diferencia de segundos o milésima de segundos. Entonces sí, mita, de que explote hacia adentro y, haga de cuenta que es un queso, se hace el
cambia mucho el trabajo de cada uno. agujero y va quedando todo lo demás. Lógico que, uno va aprendiendo la manera
Todo el trabajo es pesado, dentro de la mina. Claro que, hay trabajos mucho de cómo dinamitar. Yo aprendí con los más viejos, ese tipo de trabajo.
más pesados que otros. Ellos, como mecánicos, trabajan maquinaria de llantas, Son, entre treinta, treinta y dos, y treinta y cinco perforaciones, en un tope de
pero no es del diario. El tumbe es del diario, es el mismo trabajo, casi la misma tres por tres, tres por cuatro metros. Se dejan vacíos cuatro o cinco agujeros, porque
secuencia, diariamente. Con los mecánicos, a los quince, veinte días, un mes, el son los de aire. Es para que, haga explosión y no se compacte, tenga aire, para que
trabajo varía. En el tumbe no varía, del diario es la misma técnica, el mismo tra- tumbe todo eso. Terminando eso, aproximadamente, a la hora de salida del turno se
bajo, la misma secuencia. Venimos a lo mismo, hago esto, tumbo esto, es el mismo disparaba la dinamita. Como si fuera una espiral, pero va detonando en secuencia,
patrón del diario. se van todos prendiendo, se va tumbando toda la carga mineral o el tepetate.
¿Podrías describir el trabajo? Entonces, pues lógico, antes de encender, recogía todo mi equipo. A mí, se me
Como perforista, mi trabajo es un tope, un túnel: de ancho, tres metros; de ocurrió hacer un huequito. Ahí metía mi máquina, toda mi herramienta, todo lo que
alto, tres metros, y una frente o tope. El contra cañón, es una lateral y el tope es de ocupaba. Para que, cuando llegara el operador, con la pala, a limpiar, ya tenga todo
este lado. Llego, entro a la mina, camino, llego a mi labor, que es donde me toca despejado. Y dejaba el aire necesario para que ventilara, para que el segundo turno
tumbar. Lo que se hace es checar todo lo que es el techo y las paredes. Porque, a y el mismo operador no tengan problemas. Dentro de la mina, somos como una
veces, vemos más el techo y no vemos esto. Hay veces, que esta parte está floja hermandad, todos dependemos de todos, todos somos cadena.
y se puede derrumbar. Nomás se asienta. Pasamos por ahí y, pues, por lo menos Actualmente, soy operador, entonces, les decía a mis perforistas que me deja-
una tonelada, depende del tipo de piedra que sea. El tepetate es muy frágil. Afuera, ran aire. Porque el aire mueve todo lo que quedó de la dinamita; el polvo, el humo,
es más seco, en la mina está húmedo. La misma humedad es lo que hace que se el gas, todo. Llego más seguro, para empezar a amacizar. Me metía a hacer mi
deslice. Generalmente, es negro o es gris, el famoso carboncillo. Yo empecé en trabajo de operador y sacar todo eso.
Tehui. Ahí, no hay calesa, va uno caminando toda la mina. Cuando ingresé yo, La lámpara, dentro de la mina, es mi vida. Si se llega a apagar, estoy perdido,
eran túneles muy pequeños; se puede decir que era una mina prehispánica, sacaban estando a pie. Yo, operador, tengo mis luces de la máquina. Pero, a veces, desgra-
con mecapales, con mecates, todo eso. Me tocó, todo eso, como perforista. Llegó, ciadamente, fallaba el sistema eléctrico y me quedaba sin luz. Para ser más pre-
checo el tipo de seguridad, techo, tablas. Llevamos tablas. ¿Qué es lo primero que cavido, cuando andaba operando, yo apagaba mi lámpara. Así, en caso de que mi
tenemos que hacer?, checar el equipo para trabajar, amacizar. Y voy de afuera hacia equipo se descomponga, tengo suficiente luz para avanzar.
adentro, no al contrario. Porque, si voy de allá para acá, pues, lógico, yo solito me Aprehendí mucho de eso cuando, en una ocasión, me quedé sin luz. En el Solar,
estoy fregando. le dije a uno, ¿de aquí al Fraile, qué distancia hay? Por debajo está comunicado y
Debo de ver dos tipos de trabajo, como perforista. Ya acciono, sigo bajando la debajo del Solar, hasta Tehui. A ver, le digo, si se me friega la luz, me quedo sin luz,
manguera de agua. Dentro de la mina se maneja el agua y el aire. El aire es para estoy perdido. Me tengo que quedar quieto, hasta que me encuentren.
la maquinaria, porque son máquinas neumáticas. Trabajan con un chicote, que se Las pilas tienen una cierta duración de tiempo. Como operador, siempre tenía
llama lubricador, se le pone aceite para que funcione la máquina con el aceite y tiempo extra. Por eso, yo siempre quería lámparas buenas, voy a quedarme tanto
aire. Y, el agua es para que amortigüe el polvo, no se haga polvo. tiempo a trabajar. “Ingeniero, yo nomás le digo una cosa, quiero lámpara de las
Antiguamente, por eso, había el problema de la silicosis. La silicosis es pro- mejores”.
ducto del polvo directo. Había gente que trabajaba a puro polvo, en un boquete, en Hay muchas cosas que comentar, sobre todo del cuidado, la seguridad, la pre-
un túnel, sofocado. “Ahora sí que, me estoy echando la soga al cuello”. vención. Mucha gente, a veces, no valoramos. No es cosa de inteligencia, es por

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seguridad, por instinto propio. Si yo me quiero, debo cuidar el equipo de trabajo, aire, por un lado, se empuja el aire viciado. Y hay contra pozos que se han hecho
tenerlo lo más limpio que se pueda, lo más adecuado, y sobre todo efectivo. Me naturales.
gustaba desempeñarme. Si yo no daba el 100, por lo menos el 99.9 por ciento daba Hay lugares bien calientísimos y hay lugares bien friísimos, dentro de la mina.
yo. Ingresé a la mina por necesidad. Me fui adaptando, me fui acoplando, ora sí La mina, con todos sus ambientes, me saca muchas preguntas. Por qué todo el am-
que, por vocación me gustó. biente, veía piedras de muchos colores. Unas piedras más pigmentadas, por el calor
Donde quiera hay peligro. Pero, el que va con vocación, con dedicación y con que hace dentro de la mina. A doscientos metros de profundidad ya hay amatista,
amor al trabajo, yo así pienso... Sobre todo, en la mina, que seamos conscientes de unas amatistas medias blanquillas o de medio pelo. Y a más profundidad, mucho
que es un trabajo que: “Voy a entrar, no sé si salga”. Y yo, siempre, puse a la familia más oscuras, hay moradas.
en alerta. Siempre, le dije a mi esposa, a mis hijos, a mi madre, que todavía vivía. Y, sobre todo, lo que yo detecté dentro de la mina, cuando uno estaba bien
Me voy con gusto a hacer el trabajo y vengo con gusto porque, de por sí, el trabajo, metido trabajando, el tiempo vuela, no se siente. Y, en superficie, se hacen los
cualquiera que sea, es sagrado. De ahí comemos, de ahí vestimos, de ahí calzamos, turnos larguísimos: empiezas a las siete, ocho de la mañana, “no, pues, apenas son
de ahí educamos a los hijos. las diez.” Dentro de la mina, hago el mismo trabajo, pero en medio tiempo, se pasa
A pesar de la huelga, mis hijos ya terminaron sus estudios y también mi meta ya el tiempo; o sea, no sientes el tiempo dentro de la mina, se pasa de volada.
la cumplí, hasta ahorita. Cuestión de padre con mis hijos. Igual, nunca va a hacer Me gustó eso y me sigue gustando, sigo vigente. Y ya, por cierto, hay que
falta un peso, así de aquí para allá con mis hijos, de allá para acá. Pero, estamos en tolerar que se levanta la huelga o no se levanta la huelga. Se siente un poco de
buena comunión, con mi familia. tristeza, porque de ahí viví, de ahí he vivido, sigo viviendo del trabajo de minero.
Ahorita decías que te gusta tu trabajo, ¿qué es lo que más te gustaba de tu Estamos en huelga, pero todavía tenemos un apoyo. Tristemente, abundando en lo
trabajo y por qué? que pasa, no políticamente, hablo económicamente. Políticamente, a quien le cor-
Mi trabajo lo empecé a agarrar mucho. Para mí, la mina es otro mundo. Mucha responda, lo tiene que hacer, nuestros líderes, el gobierno. Ojalá se resuelva esto.
gente me preguntaba, “¿padece claustrofobia, cuando entra a la mina?” Digo, no. Pero sí, económicamente, no nomás los mineros. Estamos todos allegados, toda la
Yo la añoro porque, como dicen algunos compañeros, gente antigua, yo necesito comunidad de Taxco estamos amolados y, pues, es que somos cadena. Dentro de la
la mina, el aire, el ambiente. Pero sí, como en mi caso, y he escuchado a algunos mina somos hermanos, todos dependemos de todos. Yo, como operador, necesito
compañeros que sí, que al entrar a la mina se sienten fortalecidos, con ganas de ir a del mecánico, el mecánico necesita del eléctrico. Somos todos, ora sí que, como
trabajar. Te voy a hacer un comentario: la mina siempre va a la contra del tiempo de hormigas, todos trabajan en lo mismo y para el mismo fin. Cada quien tiene su
afuera. Ahorita, tú te vas y acá está haciendo calor. Te vas a la entrada de la mina, remuneración, algunos más que otros, pero siempre lo más justo que pueda ser.
a la entradita nomás; te paras ahí unos tres cuatro metros dentro, en lo que es la En general, sí, yo pediría auxilio al gobierno federal. Que, ojalá pronto, se
entrada, se quita lo cálido y es bien fresco. En tiempo de frío, igual, te paras en lo resuelva esta huelga. Hablo, no nada más por dinero, hablo en virtud de toda la
que es la boca mina, en la entradita, y entre más avanzas dentro de la mina sientes gente, taxistas, plateros, toda la escala de trabajo. Ex mineros, igual, que no traba-
el cambio. Dentro de la mina, siempre, va a la contra del tiempo de afuera. jan dentro de la mina, algunos tienen tienditas, sus establecimientos y todos somos
Hay lugares, mucho más adentrados. Entre más profundo estés, no hay mucha consumidores. A quien corresponda: que se resuelva la huelga lo más pronto posi-
respiración. Te digo porque, antes de la huelga, estuve trabajando en el nivel once. ble. Son años. Tristemente, por la negligencia de los gobiernos anteriores, panistas
A esas profundidades, ya son calores. Más yo, como operador. En el tiro, son quini- y priistas. No hicieron nada. Ojalá, confiamos en el gobierno nuevo, que lo haga.
entos cuarenta metros a plomo. Y para más comentarios y anécdotas de la mina, más adelante. Si gustan, cuent-
Cuando hay mucha ventilación, hay contra pozos o tiros. En una minera, siem- en conmigo.
pre se busca, por lo menos, dos agujeros. Por uno, entra aire limpio; por otro, sale Hacemos otra ronda.
aire viciado. Ya sea naturalmente o por medio de ventilaciones. Por extractores de Sergio Peñaloza. Yo creo que todos tuvimos vivencias de cerca, algunos, no
necesariamente de tus compañeros o de tus ayudantes. Pero sí, una vez, a mí me

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tocó en el nivel tres, estaba yo esperando para bajar al nivel cuatro, y empezamos mí. Pero no porque yo traía esos ayudantes, sino que me tocó ver, en otras perso-
a oír ruidos. Antes, en los chiflones, los pozos se tapaban con tablones, desde dos, nas. Yo, al menos, sí tuve mucho cuidado. Inclusive, se los inculcaba luego, luego
tres pulgadas, hasta cinco. Se tapaba alrededor, con el fin de evitar que alguien se a los ayudantes, que llegaban nuevos: seguridad, seguridad, seguridad ante todo.
fuera para abajo, porque son a nivel de piso. Ahí, no hay ruido, más que cuando una Tablones, fíjalos. A veces, se tardaba uno más, pero, al menos, no tuve desgracias
tubería tiene fuga de aire o de agua, o lo que sea. Entonces, empezamos a oír rui- en ese aspecto, en mi equipo, con mis compañeros. Yo casi no tengo muchas cosas
dos de que cae piedra y, por lógica, tú buscas de dónde viene el sonido, para evitar de eso, pero aquí, el compañero Miguel, sí.
que se desprenda una pegadura o algo. Pero, se ve luz. Como cuando te pasan una Miguel Guzmán. También, como todos los mineros, tenemos muchas historias
lámpara en la cara y se oye el golpe, que cae en madera. Fue un instante, o sea, cae y anécdotas referente a los accidentes. Lamentablemente, algunos fueron mortales
la lámpara, yo creo que este cuate cayó entre medio del tablón y se fue resbalando. y, otros, nada más un gran susto. Por ejemplo, recuerdo cuando estuve de ayudante
Pero como es rápido, voltea uno y ve cuando la lámpara jala y se va. Y un chavo de perforista, estaba en el nivel cinco. La labor era del señor don Ángel. Entonces,
que se cayó del nivel dos hasta el cuatro [unos ciento veinte metros]. Lo sacaron en era el segundo turno y ya habían disparado. Estaba toda la carga y se suben a bar-
cobertores, y tiene uno que revisar por dónde cayó, por si soltó un pedazo de piel renar los que les tocaba. Pero resulta que, a veces, aunque hablamos de que hay una
o de algo. Porque, ese olor, al tiempo, se impregna e invade todo lo que es el nivel. gran hermandad, a veces, estamos en distintos lugares y no se sabe quién está en un
Entonces, tienen que bajar y hasta que sacan la carga, o sacan al trabajador. Había lugar y en otro. Entonces, la labor era un rebaje, está el rebaje y hay unos lugares
camillas de alambre y envolvían a la persona, haz de cuenta, como un taco, y ya lo donde va cayendo todo lo que suelta. Y hay unos tunelitos, en donde entraban a
subían. O, a veces, salía por el lado de abajo, dependiendo. sacar el metal. Tumban arriba y hay otros lugares, donde van sacando para que se
Un compañero que ocupaba unos polines, también. A él le cayó una máquina vaya vaciando. Entonces, no hubo comunicación y entraron a sacar el metal y el
de veintiuna toneladas. Pues, le sacó todos los intestinos. A otro compañero, tam- que estaba pasando arriba, donde jalaron, cuando de repente se desaparece, pum.
bién, la máquina lo agarró en un pilar. Las máquinas encienden con switch. En el Porque de abajo jalaban. Al jalar el metal pues se vacía y él se va, con todo y metal.
momento en que arrancan, tienen el freno de emergencia, de seguridad, que ni para Fue un chorreadero y se va, “ya se lo llevó el tren”. “Córrele, que no jalen más”, y
adelante ni para atrás. Pero, en el encendido, empujan un tanto esto, veinte, treinta a dar la vuelta, por otro lugar que podía llegarse a donde estaban sacando el metal.
centímetros. Se empuja, para el lado donde tenga la velocidad, para adelante o “¡Párate!” Y ya no le siguieron. Entonces, poco a poco, fueron quitando piedras y
para atrás. Y, si es primera, el empujón es más fuerte. Entonces, un compañero le fue, como si le hubieran hecho una casita. El chavo estaba bien negro, nada más se
dijo que jalara una manguera y, en un pilar de treinta centímetros, otro enciende la veían sus ojitos. Todo lleno de agua, de metal y todo. Bien paradito, dos piedrotas
máquina y la máquina tenía reversa. En el momento preciso, en que él iba pasando a un lado y otra encima. No le pasó nada y ni cuenta se dio. Hasta después, que
el pilar, el otro enciende la máquina y se da el jalón y lo prensa. Todos los intestinos reaccionó. Pero, se salvó. Ésa fue una anécdota de cuando yo estuve de ayudante
se le salieron, ahí. Le empezaron a chiflar, a gritar, porque la máquina se paró. Y de perforista.
este cuate se bajó, se hizo loco de la impresión de ver. Son máquinas que tienen Ya como mecánico, tuve muchísimas experiencias. Vi morir a algunos com-
mucha fuerza y peso. pañeros. Lamentablemente, a veces, por la necesidad de los compañeros scoop-
A veces, en una frente, entra el cucharón. Si lo llevas levantado, ves, nada trameros, que les pagaban por viaje, agarraban las máquinas, sin que antes no-
más adelante, porque se maneja lateral, más no ves a cierta distancia. Tú vas ha- sotros las revisáramos, que estuvieran en buenas condiciones. Y, a veces, fallaban
cia adelante y el cucharón va así. No vas viendo, sino que, ya que vas a recoger los frenos. Entonces, en el nivel cuatro, en una subida, estaba el compañero jalando
la carga, lo bajas y empiezas a levantar la carga. A La Mosca, creo, le tocó que metal. Tenía que bajar, a vaciarlo a otro nivel. De una labor, había una bajada. Pero
entró la máquina. Y este cuate lo agarró bien, porque no tienes espacio. Baja el por ahí, en el camino, estaban abriendo un camino otros compañeros y resulta que
cucharón, empieza a levantar, y aquél brincando y con la luz. Entonces, para la no los vio. Y, aparte, no le sirvieron los frenos y se pasó a traer a uno. Dentro de la
máquina y busca de quién fue la luz. Era este cuate, que se andaba brincando, llanta grande de un Scooptram, quedaron embarrados sus sesitos, sus sesos, todo,
para que no lo agarrara la máquina. Muchas cosas de estas suceden. Me pasaron a

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quedó destrozado. Se lo llevó, lamentablemente, pues. Esa fue una mala anécdota, pensamos, “ya se lo llevó el tren, ya se murió”. “¡Avisa! Que no vayan a jalar, allá
ver a un compañero, que se lo llevó el Scooptram. abajo”. Y no sé, cómo resultó. Había un compañero —le dicen La Muerte— que
Otro compañero, estaba sacando el metal con su Scooptram, para irlo a vaciar era el operador de la máquina, y vio que la manguera estaba bien tensa. Ésa que de-
a otro lugar, rumbo al manto. Lo mal, para él, fue que, al jalar, una piedra grande bía haberse zafado, estaba bien tensa. Dice, “¡ey, a ver, ayúdenme!”. Empezamos a
botó y le cayó a su cabeza. No lo tapó ni nada, simplemente una piedra grande jalar. Y resulta que la escalera de madera estaba atorada con la manguera. Y el jefe,
que le pasó. Y ahí quedó, en el Scooptram. Con el Scooptram, prendido y todo. que se lo debía haber llevado la carga, no se dio cuenta de lo que pasaba. Estaba
“¿Y aquél?, ya no viene. Vamos a verlo”. Y lo vemos que está ya muertito con la como ido, limpiando su lámpara, y lo rescatamos, lo sacamos. Hasta después que
cabeza, así, dislocada y la piedra, a un lado. reaccionó, pues. Pero, no le pasó nada y ahí anda. Ahí está. Pero, es una anécdota
Otra fue que, aquí, en lo que es el Gigante. Estaban haciendo el rebaje de bien escalofriante. Porque, lo que sentimos en ese momento, que la carga se baja:
tepetate. Para echarlo a la mina, en el vaciadero. En el nivel cuatro, estaba llegando “Ya se lo llevó el tren”. No le pasó nada, ¡qué bueno! Es algo de lo que yo recuerdo.
el tepetate. Entonces, el compañero, por debajo, lo estaba recibiendo para irlo es- Son de las más cercanas, más fuertes, que yo tuve.
parciendo, porque era rellene. Son mantos, salones grandísimos, donde se saca el Salvador Quinto. Yo no saqué ningún compañero difunto, me tocaron heridos.
metal y queda hueco. Lo van rellenando, con tepetate. Entonces, él estaba haciendo Apunto uno. En una ocasión, yo andaba en una labor, por ahí cerquita. Dos com-
eso y se medio encampanó —se dice así, cuando se atora el metal o el material— y pañeros andaban trabajando con tubería de la más nueva que hay. Ahora, el Scoop-
él le hace con el cucharón, para ver si alcanzaba. Y sí, le alcanzó. Pero, resulta que, tram traslada esos tramos de tubo, aproximadamente de doce metros de largo, por
al jalarlo, al meter el cucharón, se vacía todo, porque era tepetate pequeño, ped- tramo. Se unen por medio de calor, se funden y se unen. Un compañero estaba
acitos, no era piedra grande, era pequeño, con mucha agua. Se le va todo y lo tapa. trabajando a unos cien metros de mí. Cuando, me llaman, que se había caído un
Dijimos, “ya se murió”. Y todos ahí, con un Scooptram, a jalar el otro Scooptram. compañero, que yo viera cómo estaba. Fui a ver cómo estaba. El muchacho estaba
Lo mismo, lo bajamos a él, lo limpiamos y, pues, “ya se lo llevó el tren”. Y lo pone- levantando tubería, a una altura, más o menos, como de unos diez metros. Y yo creo
mos en una camilla. Pero, no le habíamos checado los signos vitales. Simplemente, que el compañero se espantó, pues, que se desprendió una piedra donde estaba, de
pensamos que estaba “en otro lado”. Y de repente, abre sus ojos. “¡Está vivo!” Y la tabla, de la testera, o sea, de la pared. El salón, del piso al techo, eran como unos
todos, “¡llévatelo para afuera!”. En el Scooptram de jalada, para afuera y, gracias treinta o cuarenta metros. Pero, estaba colocando la tubería a una altura como de
a dios, no le pasó nada. unos diez metros del Scooptram. Se ancla, se mete alambre al ancla y se cuelga la
Una historia que sí me conmovió. Como ustedes saben, todas las mangueras tubería. Pero, la escalera más grande, dentro de la mina, es de seis metros. Y llegó
tienen en donde encuerdan. Nosotros decimos una “campana”, para que entre. En- casi al límite de la escalera, para alcanzar a colgar la tubería. Desgraciadamente, se
tonces, el jefe de ese turno dice: “Oye, esa ya no sirve. Mira, se tapa, acomódala, ar- vino la piedra, según los compañeros que estaban con él. Él se espantó, se movió y
réglala”. Pero, no la arreglaron en ese momento. Simplemente, le metió y se atoró. se fue con todo y escalera. Cae, yo creo que quedó trabado entre los barrotes y se
Resulta que, ese vaciadero, ese chiflón, estaba grande, ancho, unos ocho metros. fracturó una pierna, se le quebró la espinilla, se le hizo cachitos. Yo no vi. Cuando
Ahí, vaciaba el Scooptram, hasta otro nivel. Entonces, se encampana, también. Y me llamaron, que le echara una mano y que lo llevara a superficie. Porque, no había
le ponen plastas, se llama así en donde le meten bombillos, se detona para ver si se quién lo llevara. Normalmente, estábamos ora sí que, vetados de sacar a un com-
afloja y se caiga. Y le echan mucha agua, también, para que se afloje. Resulta que, pañero, en el cucharón de la máquina. Como compañero, me valió… la sanción
no se caía. Entonces, él dice, “¡Ey, no le han hecho nada!” “Sí, ya se le hizo”. No- que hubiera para mí. Primero, la seguridad del compañero. Mandé a un compañero,
sotros éramos mecánicos, no era nuestro trabajo. Pero, por ahí andábamos. Enton- para que fuera al almacén. En cada nivel debe haber un almacén, ahí se cuelga una
ces, el jefe agarra, muy valiente, avienta una escalera de madera y con la manguera camilla de aluminio, con una cobija, para acomodar al compañero. Entonces, con
de agua, que estaba colgando, que no servía, se baja. Se baja con dinamita y todo lo otro compañero improvisamos. Un compañero se quitó las mangas del overol, para
que se tiene que poner, para hacer una detonación. Y resulta que, nomás de repente, entablillarlo. En la mina, hay maneras en que, se plastean lugares con dinamita.
hace “Ahhh”. Todo se jala, ¡pum! Se desencampana, se baja el metal. Y todos Pues vimos la manera de cómo entablillarlo con la fajilla. Le cortamos pedazos de

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fajilla, pasamos sus piernas y con las mangas de los overoles hicimos las vendas, no nacen, se hacen. Y de una, o de otra manera, a veces son inconscientes. Como
para entablillarlo. El compañero estaba sudando de frío, así que, bien espantado. perforista tuve un golpe. Pero no fue fatal, fue físico. Pues, hay muchas historias.
Le toqué su pierna, toda la espinilla bien desecha. Digo, “vámonos”. Le hice, ora En la mina, somos hermanos, somos una sola familia, debemos vernos el uno
sí que, una colchoneta ahí; con puro calzón del que se ocupa para los bombillos, le al otro. A mí, me da gusto haber participado en eso. Estuve ahí, para apoyarlo
acomodé su nicho. Lo acomodé en el cucharón. La mina no está pavimentada, hay y siempre debemos ver eso, de manera que no seamos egoístas ni envidiosos, y
agujeros, está disparejo, traté de ir suave, hasta superficie. Y ya llegué, donde es- veamos qué me va a pasar, qué me van a hacer. Lo que está pasando, actualmente,
taba mi chofer de guardia, para que lo llevara al Seguro. Estaba el compañero Moy, es en todos lados. Porque siempre vemos lo propio y somos egoístas, en muchos
le digo llévatelo al Seguro. “No, no lo puedo llevar yo, no me compete”. O sea, aspectos. Debemos vernos el uno al otro. Es lo que he inculcado, como compañero,
ése es el problema, que no vemos la necesidad. Le digo, “llévalo y yo afronto las en la minera. Yo tuve accidentes nada más de golpeados, accidentados, engasados.
consecuencias, con quien sea”. Ni modo que lo lleve en la máquina, hasta el Seg- Y muchas veces, me tocó llevar gente en el cucharón, lo que está prohibido. Pero
uro. Yo lo llevo, me aviento y me voy por toda la carretera, con la máquina. Pero es creo en la necesidad. Digo, usted lo tiene que hacer, me sujeto a lo que venga, a la
más peligro. Le digo, “tú estás aquí, hermano; llévalo, como compañeros”. Y se lo investigación. “Tuviste la razón, lo hiciste como compañero”. Sí, me gustó mucho
llevó. Y así, como ese compañero, hubo más compañeros de caídas de piedra. Pero, eso, siempre me ha gustado ayudar a la gente. Cualquier trabajo, entre más seamos,
gracias a dios, nunca me tocó sacar un difunto. Y sí supe de varios compañeros que es el mismo propósito: ayudarnos.
tuvieron accidentes fatales. Es triste. Sí, da tristeza que vamos a la mina, entramos El tiro está en pésimas condiciones. Lo que pasó, que nos fuimos a huelga y,
a la mina y no sabemos si salimos. como a los quince, veinte días, se desplomó la calesa. Me tocó, en dos ocasiones,
No sabemos a quién le pase. A veces, hasta un detalle tonto. Yo conviví mucho que salíamos de tercera, en la noche, y ya había avisos.
con él, me dio mucha tristeza. Este muchacho, compañero también, estaba sol- Lo que he detectado yo, como minero viejo o de experiencia, es que siempre
dando en el tiro, lo que es la calesa, donde está lo que es el elevador. Dos niveles te avisa, cuando algo va a caer. Cuando pasábamos por debajo de un contra pozo
no existen, el nivel tres y el ocho. Sólo son los niveles: cero, uno, dos, cuatro, y estaba encampanado algo, y están cayendo piedritas, es el aviso, y se acelera,
cinco, siete, nueve, diez y once. Normalmente, son quinientos cuarenta metros de se viene porque se viene, es piedra caliza. Es cosa de segundos o de minutos,
profundidad. pero se viene. Cuando uno tiene más experiencia, sabe detectar cuando hay un
Entonces, este muchacho estaba en el nivel uno, soldando una parte de lo que desprendimiento. Con la misma lámpara, te das cuenta cuando cae polvito. ¿Por
es la calesa. Ya estaba suspendido el movimiento. Aproximadamente, eran como qué, de dónde?
las diez de la mañana. Pues, le movieron la calesa y él no estaba bien amarrado ni Una vez, me cayó un piedronón inimaginable, ora sí que, como un asteroide.
nada. Se fue hacia abajo, cayó hasta el nivel once. Lo que quedó de él, se fue es- La piedra medía, aproximadamente, unos treinta metros de largo, por unos cinco
parciendo en todos los niveles. En el último nivel, encontraron el puro tronquito, el de ancho y, como por cuatro de alto. Como un bolillo, vaya. Se aventaron como
centro del cuerpo. Unas botas en el nueve, una mano, parte de su cara en otro nivel, cuatro, cinco días barrenándola, la deshicieron. Estaba haciendo un paso de mov-
en el siete. Yo me imagino que, con la presión del aire, iba como los paracaidistas, imiento, ahí, para pasar la maquinaria. La mina es como un acueducto, un viaducto,
para allá y para acá. Fue chocando con todas las viguetas. Y sentí requete feo. Des- pasa por desnivel, arriba, abajo. Es un laberinto. Yo hice un paso, este paso se
graciadamente, el compañero tuvo una muerte espantosa. canceló y se hizo otro paso. Entonces, pasé y se desprendió la parte alta de la pared.
Como esa historia, hubo como tres parecidas. Otro compañero se asomó, por Se trabaja tipo cúpula. Todo se desprendió. Un puntal quedó flojo, se debilitó, se
donde está el bote. Empezó a soldar y pasó el bote. No se dio cuenta que bajaba, cayó todo. Gracias a dios, no me pasó nada. Terminé el trabajo. Pero, fue un mon-
porque es una acción de volada. Como una cuchilla, lo degolló, lo decapitó. Y es struo de piedra.
triste, porque estamos concentrados en el trabajo o por una falla mecánica, física, Yo voy para todos lados. Como operador, termino aquí, me voy allá, me voy
mental, han sucedido accidentes. Desgraciadamente, en todo obrero, los accidentes allá, me voy allá. Y hago todo tipo de trabajos diferentes, parecidos, pero no
iguales. En donde hay más movimiento, hay más acción.

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¿Por qué es importante la familia minera? Ojalá esto trascienda, por el bien de Taxco, de México y de los compañeros
Sergio Peñaloza. Porque depende Taxco, dependía. Uno era platero, o trabajaba mineros. Para que esos jóvenes, que necesitan trabajo, en el campo también, pu-
en el hotel, o era minero. Nada más. Eran tres fuentes de trabajo importantes, aquí. edan venir, otra vez, como era antes, a la industria minera. Ojalá, pues, que se reac-
Entonces, se acaba la minería y toda esa cantidad de compañeros, ¿qué hacen? tive y que crezca. Es parte de lo que, en este momento, podemos decir.
Muchos terminaron mal. Y después, resulta que la plata se devalúa. Taxco está Salvador Quinto. Yo quiero apuntar que, no sólo los compañeros geólogos
muriendo, poco a poco. conocen. Como operador, me consta, porque yo soy el que lleno camiones. Vi-
Miguel Guzmán. Ahora, que el compañero Napoleón Gómez Urrutia ya re- mos lo que es la producción. Me consta que hay vetas muy buenas, para seguir
gresó, ojalá pueda ver por los compañeros. Para que se pueda, otra vez, abrir la cortando. En el Solar, hay como tres, cuatro vetas que se han descubierto y que no
minería. Porque, es muy importante la industria de la minería. Hay mucho metal. están explotadas, todavía.
Ahorita, están ustedes platicando con un compañero mecánico y otro compañe- Sergio Peñaloza. Antes de que hicieran la ranura, ya ves que inundaban algunos
ro que ha pasado por todas las categorías, ahora es operador y está en huelga. Pero, niveles, yo me vine a meter en una mina, por los tubos, porque el agua nos llegaba
hay muchos compañeros, dentro de nuestra generación. Por ejemplo, los ayudantes por acá. Rogelio y yo, creo que Pascual Salinas, también, nos metíamos por tubería
de geología, que saben mucho de cómo está la mina, por dentro. Platican que, hay y todavía encontramos polines, apuntalados, de los viejísimos. Digo, hay lugares,
vetas y hay mucha plata, hay mucho metal que puede extraerse, todavía, de aquí, en donde realmente no han explotado. Porque no había esa maquinaria, no había
de Taxco. Más, para el lado de Remedios, en donde hay bastante. Pero, es la ter- cosas. Pero, ya con esto, y con los adelantos tecnológicos, sí. Y sí, hay mineral.
quedad del señor Larrea y el contubernio con los gobiernos anteriores. Prefieren no Salvador Quinto. Hubo un peritaje contra la minera: hay vetas que dan para,
ganar, porque no están perdiendo. El metal está. Simplemente, no quieren para que mínimo, veinticinco o treinta años de producción. A mí me consta porque, en Te-
no haya constancia de que ellos perdieron. Espero que, ahora sí, pueda arreglarse. hui, apenas empezamos a tumbar el mineral o el metal de una veta, que va por el
Porque es muy importante. Taxco está pasando por una crisis muy importante. Cedrito hacia San Juan, y apenas empezamos a tumbar de avance. Avance es ir
Taxco ha decaído, también, por la violencia y la inseguridad, que hay en México. tumbando un pedacito, es la punta de lanza.
En Estados Unidos, ponen mantas: “No vayas a México”, es bajo tu responsabili- A mí me consta que, Taxco todavía tiene para explotar la minería, mínimo
dad, ir a ciertas partes de México. Y, Taxco ha sido afectado. veinticinco, treinta años. Son vetas ricas en plata y oro. Y para parte de lo que es el
La minería aportaba mucho. Porque, en su momento, llegó a tener mil traba- Solar, lo de abajo, comunicándose Tehui con el Solar, hay como tres, cuatro vetas.
jadores, un poquito más, y eso era un gran aporte para la economía. En el mercado, Debajo, hay vetas que no se han explotado. En Taxco hay mucho mineral, que no
siempre había ventas, los taxistas tenían viajes. Lamentablemente, ahorita, estamos se ha explotado.
muy mal, en esa situación. Ojalá esto florezca, que ahora, con el nuevo gobierno,
llegue a haber un poco más de seguridad, que los servicios puedan hacerse, para
que pueda haber boom, otra vez, en la industria platera. Como decía el comentar-
ista taxqueño, Tufic Majul, que en paz descanse: hacíamos de las barras de plata,
verdaderas obras de arte.
Yo tengo la fortuna de haber estado dentro de la mina, de haber tenido en mis
manos la plata en greña. La vimos, cuando la tumbaban los compañeros perforis-
tas. Ojalá y esto se componga, para bien de Taxco. La minería es muy importante y
ojalá se reactive. Ahorita, pues ya son muy pocos los que están en huelga, porque
la empresa los ha estado liquidando, ha ido matando al sindicalismo. Los pocos que
están en lucha, los pocos que quedan, podrán reactivar la minería.

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Uno se enamora de la mina, pero es bien celosa

Víctor Sánchez, Jesús Almeralla y Salvador Rivera Bahena


Entrevista realizada por Jimena Lozano,
Iván Torres y Francisco Pineda,
en El Fraile, Guerrero, el 26 de abril de 2019.

¿En dónde nació?


Jesús Almeralla. Yo nací en un pueblo llamado Tetela del Volcán, Morelos, el
5 de junio de 1959.
Víctor Sánchez. Yo nací aquí, en El Fraile, el 16 de septiembre de 1966.
Salvador Rivera. Yo nací el 20 de mayo de 1944, aquí, en El Fraile.
¿A qué se dedicaban sus padres?
Jesús Almeralla. Mi papá decía: “gente de siete oficios, siete necesidades”. Él
era nevero, músico, zapatero y despachador de carros, allá, en Tetela. Él era del
estado de México; de Jolalpan, a un lado de Texcoco. Pero, no sé cómo le hicieron
para juntarse con mi mamá. Porque, mi mamá, según, era de Monterrey. Y, fueron
a dar a Tetela. Allá nacimos.
¿Sus papás, don Víctor?
Víctor Sánchez. Mi papá es originario también de aquí del Fraile. Él fue minero
por treinta y cinco años y se jubiló en el noventa, de ahí, de la Industrial Mineral.
Y, mi mamá fue ama de casa siempre, fuimos tres hermanos.
¿Su mamá, también, es originaria del Fraile?
Víctor Sánchez. Sí, originaria.

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¿Y sus papás don Salvador? taba preparado para trabajar. No, pues, los taquitos, oiga, bien sabrosos. Al medio
Salvador Rivera. Son de aquí, del Fraile. Roberto Rivera y Romina Bahena. día, encerrábamos los becerros. Teníamos, aquí, de nuestras vacas, calientito. Sus
Ella es de Hueymatla. Mi papá se dedicó, también, a la minería. Porque, éramos taquitos, bien doraditos. Así, con cuerito. Pero, les salía la mantequita, a los taqui-
diez de familia: nací yo, nacieron seis mujeres y, después, nacieron otros tres hom- tos, bien sabrosos, doraditos. Ya los quisiera. Era una vida bonita.
bres. Yo soy el mayor de todos, tengo setenta y cinco años. Antes, teníamos puro Víctor Sánchez. ¿Cuántos años trabajó tu papá en la mina?
cañaveral, teníamos trapiche para moler la caña. Aquí. Salvador Rivera. Pues él, creo, ya le dieron su reloj de veinticinco años. A
Víctor Sánchez. Tuviste hermanos mineros. mí, también, me dieron mi reloj de veinticinco años. Yo trabajé veintinueve, siete
Salvador Rivera. Mineros, también. Cuando llegó la compañía, entraron a tra- meses. Trabajé en Minas de Guerrero, a los diez y ocho años. Bueno, era mucha
bajar. Pero, en los tiempos que llegaban las aguas, se salían y sembraban. Acabán- friega y yo estaba en mi apogeo. Saliendo, en la nochecita, nos juntábamos para
dose de sembrar, ya volvían a la chamba. Como quien dice, ellos estaban preveni- dar el gasto.
dos. Ellos sabían cómo le hacían. Hasta después, ya lo vimos que ya no era negocio Usted, ¿estudió?
la siembra. Se llevaba mucho gasto, porque usábamos tres yuntas. Jesús Almeralla. Nomás la primaria. Yo la estudié en Cuautla, en una colonia
Cuando vivía mi padre, se cosechaban unas ochenta cargas de maíz. Enton- llamada Amilcingo. O sea, cuando mi papá murió, mi mamá se iba a trabajar a
ces, estaba muy bonito. Casi no había abono, todavía. Llegó el abono y la tierra Cuautla. Yo tenía cinco años, seis años, cuando mi papá murió. Nos trajo a vivir
fue gravándose. Teníamos muchos animales. Yo, casi me críe con mi abuela. Ahí, a una colonia llamada Benito Juárez, acá en el balneario de Agua Hedionda. Ahí
tenían mucho ganado, yo creo, unos setenta. Mi madre, de ocho, diez años, ya vivimos. Y ya me metió a la escuela ahí en Amilcingo.
andaba pastoreando. Esa era mi vida de chamaco, todas las mañanas. “Ora, vete Cuando usted llegó, aquí, ¿cómo era Taxco?
a Taxco”. Yo sacaba arriba de ciento cincuenta, ciento cuarenta litros de leche. Se Jesús Almeralla. Cuando yo llegué aquí, era muy bonito. Más las fiestas. Como
hacía el queso, requesón. Ya, después, venía un lechero de Taxco con sus burritos. yo he sido muy fiestero, las fiestas eran lo muy… Vaya, hacían toros en tiempos del
Tenía cinco burritos con sus botes de leche para llevárselos directo a Taxco. Así era Santo. El quince, diez y seis, se hacían bailes y todo, ¿verdad? Sí, era muy bonito,
mi vida de chamaco, hasta la edad de unos catorce, quince años. tranquilo.
Y, ahí andaba yo. Como yo era el mayor, andaba juntando leña, me iba a la leña, Don Víctor, ¿usted estudió?
me iba a pastorear y todo eso. Se cosechaba buen maíz y se vendía. Y, pues, si no Víctor Sánchez. Yo estudié la secundaria. Estudié la telesecundaria, en Tenan-
sembraban se prestaba. Al año de que tú siembras, me das dos. Ese era el negocio go. Fui a Dolores y, también, fui a Taxco. Ahí, a terminar la secundaria, pues. Sí,
de los Riveros. así es. Uy, yo desde niño, recuerdo que de siete u ocho años ya agarraba el arado
Jesús Almeralla. El padre de éste, fue el primer trapiche. Pero, eso ya es Do- pues, la yunta, me iba con mis tíos también al campo.
lores. En Santa Rosa, no había trapiches. ¿Cómo llegó usted a trabajar a la mina?
Salvador Rivera. Sí, era muy bonito, muy bonito. Porque, no sufría. Aquí en- Jesús Almeralla. Bueno, porque como ella ya venía embarazada y no había
gordábamos los marranitos. Y, si había ganas de comerse un marranito, se ponían otra cosa que hacer más que… Y, también, por curiosidad de ir a ver qué se siente
de acuerdo. Como somos hartos de la familia, ya se mataba el marranito para puro estar dentro de la mina, porque yo entré por primera vez aquí a La Concha, como
comer, con sus gallinas. Pero, entonces, éramos arriba de unos ochenta. Entonces, peón general.
no se compraban gallinas. Los huevos eran de puro maíz. No alimento, como aho- Don Víctor, ¿usted cómo llegó a la mina?
ra. Se cocía la barbacoa en horno de tierra. No como ahora, que es hervido ahí, en Víctor Sánchez. Pues yo, de diez y ocho años me fui un tiempo a Estados
el bidón. No. Y toda esa carne, es bien sabrosa, pues. Se guardaba todo, se tapaba, Unidos. Estuve como cuatro o cinco años y regresé. Pues, no me gustó mucho
bien tapado del horno y consomé. No como ahora, que es aguachile, ¿verdad? allá. Yo quería saber lo que se hacía dentro de la mina, porque muchos dicen, está
Y todo, ansina. A las cinco de la mañana, ya andaban pastoreando por allá, las un lema que dice “Sabes que vas a entrar, pero no sabes si vas a salir”. Fui al sin-
yuntas, por allá arriba. ¡Bonito! En el campo, a las ocho de la mañana, yo ya es- dicato. Sí, luego pidieron gente y entré el 15 de mayo del 95. Entra uno de nuevo

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como peón. Después, me acomodé en el taller mecánico diésel. Se enamora uno altura de este lado. Así, quedé atorado, no supe cómo me bajaron, ¡Quién sabe!, fui
de la mina a despertar en el Seguro a las doce del día.
Jesús Almeralla. Sí, de veras, se enamora uno de la mina. ¿Cómo se engasó?
Víctor Sánchez. Muy riesgoso y sobre todo muy mal pagado. Muy mal pagado. Jesús Almeralla. Hay una clase de aire contaminado y ese lo huele uno y se
Porque, pues, es una empresa de las más baratas que pagan al trabajador, Grupo pierde uno.
México. En el 2006, teníamos un salario, el peón mina, de ciento dos pesos; el de Salvador Rivera. Es el mismo gas del metal.
servicios generales ciento doce; el mecánico de mina ciento veintidós; el scoop- Jesús Almeralla. El mismo gas de la piedra.
tramero ciento treinta y ocho. Salvador Rivera. Él no se acuerda, ese gas y el humo.
Pero usted habló hace rato del problema del agua, trabajan a veces con las Jesús Almeralla. Se acumulan en algún lugar.
botas mojadas, el agua y el aire caliente. Ese es un problema muy serio de condi- Salvador Rivera. Se desmaya y cuando se desmaya se ensucia, se, le gana pues,
ciones de trabajo que afecta la salud. ¿cómo le dijera?
Jesús Almeralla. Y como dice usted, estaba muy caliente la parte de arriba Jesús Almeralla. Ya luego supe. Porque, había una tolva, le llamamos tolvas
porque no había respiradera. Entonces, como haga de cuenta, entre más bueno esté de Remedios y estaba la carga y estaba encampanado hasta arriba, donde estaba la
el mineral, más caliente está, entonces para poder soportar eso, da para, ahí de estar piedra hasta arriba. Y yo me subí a ver qué, por el otro lado. Pues, sentí que había
uno parado está uno sudando. un olor y que me descuelgo, no, ya llegando abajo ahí quedé, no supe ni cómo.
Víctor Sánchez. Sin hacer nada, eh. Salvador Rivera. Tienes que llevar unos cerillos, prendido el cerillo lo tienes
Jesús Almeralla. Así parado, de lo caliente que está, entonces como el per- aquí. Y, si se apaga, luego, luego: ya no entren, sálganse, sálganse, sálganse.
forista tiene la obligación de barrenar, entonces para que… y la parte de abajo pa- Es que había unas trompetas, hay, la tubería de aire. Entonces, había unos que
saba aire, pero subía un escalereado, póngale una escalera de seis metros ¿cuántos se les olvidaba abrirle a la trompeta para que saliera el humo, el gas y todo. Les
metros son?, a esa altura se metía, y sin respiradero sin nada, todo el calor de la decíamos trompetas, sacaba al gas y el humo para que quedara limpio. El problema
plata, todo el calor se acumulaba ahí. Entonces, por eso, una manguera le ponía al era el turno de segunda, porque ya estaba limpio, y en el turno de segunda echaban
trabajador y otra pa’ allá, pa’ que soportara el calentamiento, así trabajábamos, y las disparadas ya pa’ salir. El polvo y el gas, como les digo, a dos metros no alcan-
había unos que daban tres barrenos y lo sacaban pa’ afuera, y metían otros. ¿Para zabas a ver, incluso lo respiraba uno.
qué?, para que aguantara el calor. Víctor Sánchez. Sí, el turno de la tarde está más contaminado adentro, porque
Víctor Sánchez. El interior de la mina es muy sofocado. queda la disparada del turno de primera. O sea, quedó el gas, el humo, el polvo, sí.
Jesús Almeralla. Falta de oxígeno, exactamente, porque no hay aire. Ya, porque en el de la noche pues se ventila algo. Llega el turno de la mañana
Víctor Sánchez. Sí, digo, es muy sofocado porque lo que es el nivel… O sea, la y está un poco más limpio, trabaja más o menos un poco mejor, a gusto. Y el de la
entrada principal, digamos, pues sí ventila, pero ya cuando se mete a los rebajes, tarde, sí es más complicado, porque la disparada dejó todo.
a los contrapozos o a un nivel donde apenas lleva la frente, ¿no?, el tope, pues ahí Salvador Rivera. Había una parte que estaba aquí en San Isidro, íbamos en un
todavía no entra el aire. rebaje echado. Un rebaje echado, pero grande, se le hiciera, está plano como patio,
Está muy, muy sofocado. Hay partes que, pues, nomás con estar parado pues ya entonces metíamos madera apuntalada y hacíamos la disparada, caía el metal. Ahí,
no puedes estar, sudando, o sea… Y más el que sufre de una presión y eso, pues a goteaba la plata y llegó el caso que no aguantó, estaba muy pesadísimo, una pie-
cada rato sale, sacábamos enfermos pues, de presión y todo eso. drita chiquita así, ansina, que pasaba unos diez kilos, bien bonita.
Jesús Almeralla. Ahí cae uno privado. Simplemente, a mí me pasó un caso. Yo, Y llega el día que se echa el rebaje. Y lo bueno, que se echó, haga de cuenta que
primero, fui motorista y me mandaron de ayudante de motorista primero. Y yo me estábamos aquí, estábamos doce hombres, comenzó a echarse de allá en aquella es-
subí a un contrapozo que le llaman, a ver, y otro poquito y me quedo arriba. O sea, quina, pero un patio grande, suponiendo, cincuenta metros así a lo redondo. Enton-
yo me gaseé. Pero, alcancé a bajar como de diez metros abajo y ahí quedé, a una ces, ya corrimos todos, había dos salidas, no quedó un palo parado, se echó todo el

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rebaje se echó, ahí quedaron máquinas, quedaron Güinches, quedo todo, ahí quedó. nuevo, se perdió y se fue al contrapozo. Del nivel cuatro cayó al nivel siete, desco-
Ahí quedó ese metal, ya nunca lo sacaron y ahí está todavía y está buenísimo ese nozco cuántos metros pueden ser. Pero del nivel cuatro al nivel siete.
metal. Y esas son cosas, como que quien no se va a espantar de eso, al jefe, porque Ajá, ese fue en el turno de segunda, ya cuando los operadores se iban a retirar.
tenemos jefe de planta, así una subidita ansina, bien resbaloso, el jefe era un gor- Le iban a hablar al compañero, “vámonos”. Ya no lo encontraron, se les perdió
dito, Eliseo Reyes creo que se llamaba, es de Taxco, ajá. pues y salió el turno a las diez treinta y el compañero no salió. No salió, bueno, que
Ajá, era un gordito él, y se cayó, se resbaló, y todos, querían salvarse y brin- de hecho los operadores reportaron que no lo encontraron. Entonces, pues man-
caron sobre su lomo y ya sobrepasando eso. Ya todos salen, porque ya agarraba el daron gente verdad, a buscar, no lo encontramos. Esa vez, fui yo a tiempo extra, al
escalereado, y yo pise encima de él. Pero, él me volteó a ver y el remordimiento turno de tercera. A las señas que nos habían dado, donde se había perdido. Pues,
no me dejó correr. Que me regreso y que lo arrastro. Estaba bien del cuerpo, tenía pensamos que pudo haber sido que cayera al nivel siete y me fui yo con un supervi-
garras pues, y lo arrastro. Y dice: “Chava, te agradezco, por un lado te agradezco sor al nivel siete. Y sí, efectivamente, ahí cayó. Había un montón de carga, carga le
lo que hiciste por mí. Pero, aquí en estos casos cada quien va a salvar su vida. Tú llamamos al mineral, muy alto, entonces este muchacho cayó del contrapozo, pues
tienes tu familia, yo tengo mi familia. Tú ibas a salvarte por tu familia. Yo, ya me cae en la punta del cerro ¿verdad?, del mineral, ahí se rueda.
tocaba. Pero gracias”. Lo saqué arrastrando, pues, hasta donde estuviera a salvo. Al entrar encontramos el casco de protección. Luego, nos imaginamos que ahí
Y ahí, pues, ya lo paré. “Gracias Chava, gracias Chava”. Y cada rato. Tuve bien iba a estar. En otro lado encontramos la lámpara, el cabezal de la lámpara. Segui-
palanca con ese jefe y esa es la cosa de esos rebajes, esas chambas. ¡Era bonito, mos buscando así alrededor porque era muy grande el montón y sí, ahí estaba.
muy bonito! Estaba como así esquinado, entre, le llamamos testera al respaldo del cerro, y el
Hicieron mucho dinero y, gracias a dios, mire, se murió muchísima gente, mu- montón de carga pues hace rueda éste y va a dar a la esquina.
cha gente. Aquí primero, el que sabe bien la historia dice que a lo más duraban tres Sí. Fuimos a ver y ya estaba muerto, la cabeza, pues, los sesos. Le avisamos
años, se morían, les afectaba el gas, el gas les afectaba, se les acaban los pulmones. al gerente, que pensamos que ya había fallecido, el gerente llama al ministerio, la
A mi hijo le gustaba pero no trabajó mucho, ya entró grande a trabajar, yo como SEMEFO, se hizo el levantamiento y salimos como a las nueve de la mañana. Ese
jugaba básquet todo lo que es el municipio de Taxco, íbamos a jugar a tal parte, a fue uno, otro que me tocó ver, fue uno que le cayó pegadura también, a ese le abrió
Casahuates, eran los meros buenos, de Casahuates y Juliantla, Yo los toros, yo no todo esto, parte de la cara, la cabeza.
salía de los toros, de Iguala, iba a Jojutla, iba a Morelos, iba a Tepecoacuilco, como Otro que murió, me tocó, fracturado de brazo y también de la cabeza. Otro,
tengo familia y todo eso, cada ocho días me salía a las fiestas. Yo no fallo, cada fractura de columna. Sí, los accidentes están ahí al día, seguiditos.
ocho días tengo fiestas, bailes. Yo todavía ando con mi mujer y, todavía, aunque Yo tuve accidentes también, a mí me rompió costillas. Pero, ahí me alcanzó el
no tenga hijos chiquitos, todavía vamos a los bailes y bailamos todavía nosotros. motor, las góndolas que les llamamos nosotros. Porque la góndola corre, y hay lu-
Yo tengo setenta y cinco años y toda la gente dice, “Mira, Chava todavía baila”. gares sobre la vía que a penas y pasa justo aquí la góndola. Hay lugares donde está
Dice, dice mi mujer, “yo ya voy para abuelita, todavía ando bailando, eso, ponle amplio, donde uno le debe dar paso. Pero, a veces, no alcanza uno a llegar al lugar
la música, de un lado a otro, apaga la televisión y prende el radio”. Sale la canción amplio y lo único que hace uno es pegarse. Pero, pues, a mí sí me alcanzó a pegar
buena y ella comienza a bailar sola. Ella tiene quince años con la diabetes. Y no se y me rompió costillas. Bueno, yo digo, gracias a dios, no fue tan grave.
ve que tenga la diabetes. Don Víctor, cuando usted ingresó, ¿qué actividades realizó en la mina? ¿Cuáles
Y usted Don Víctor, ¿a usted le tocó ver accidentes, vivir accidentes? eran sus trabajos en la mina?
Víctor Sánchez. El que más me impacto, fue…, exactamente no recuerdo bien Víctor Sánchez. Pues al principio de servicios generales, como le decía, lo man-
el año, pero, fue como en noventa y ocho o noventa y nueve. El trabajador se dan a uno a limpieza, de ayudante de perforista, de ayudante de motorista, a limpiar
llamaba Francisco Vaca, de la colonia del Minero, ese tenía apenas como cuatro o las acequias, que son las cunetas, así pues, desazolvar y como conocí un poquito de
cinco meses que había ingresado a trabajar y se fue en un contrapozo. Por lo mismo albañilería pues me llevaban a hacer trabajitos de esos en la mina. Los durmientes
de la niebla del humo y el polvo de la máquina, pues se perdió. Era trabajador son los troncos de madera, entre ellos había lugares flojos porque a cada rato pa-

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saba el tren y aflojaba ese terreno. Entonces, necesitábamos meter concreto para muchas condiciones de inseguridad. Pero, a pesar de eso, para muchos de nosotros
mantener más macizo. Yo llegué a trabajar tres turnos corridos dentro de la mina fue como una escuela, una Universidad. Ahí, el que no aprendió, fue porque de
y después hice mi solicitud para taller, anduve de ayudante de mecánico, después plano no quiso, porque los que quisimos aprender algo, nos pagaron por aprender.
obtuve una categoría, ya de mecánico diésel, oficial, y también tuve la oportunidad Pero depende el departamento que te toque. Porque, tiene un hermano que se
de aprender un poquito de soldadura y del torno, porque antes venían los del estado llama Pedro, que ¡como tiene trabajo! Es electricista, hay tiempecitos en que no
de Chihuahua a hacer todo el trabajo de torno aquí en la empresa y se llevaban mu- se de abasto, él hace instalaciones, pone todas las lámparas de la calle, él es el
cho dinero. Entonces, a la empresa le convenía más tener su torno, bueno, tenían electricista número uno, como quién dice, pero trabajaba en el departamento de
su torno de banco en el taller, pero compraron su torno portátil, pero ese se llevaba eléctrico. Y otros trabajaron en mecánico, los otros en carpintería. Yo metí un hijo
dónde se requería. Entonces, yo por curiosidad, que me dejaban afuera en super- a los ensayes también, pero ¿estos qué? Se molestaban porque ahí sacaban la plata
ficie, llegaba yo a ver que los compañeros de Chihuahua movían, le hacían y todo que se mandaba analizar, para ver cuántos kilos sacaban por tonelada de plata y
al torno, o a veces decían: “Mira, amigo, vamos al baño o a la tienda, pues ellos de eso, ahí los fundía, ahí todo. Esos trabajos sabían cuántas toneladas sacábamos
tenían acceso a salir a la hora que quisieran, le encargo, si hace eso le apaga aquí nosotros y se molía en los molinos.
y si ya salió el corte, le corre tantito aquí”. Y fui checando y fui checando, pues, Salvador Rivera. Le digo, el interior de la mina sí es muy riesgoso y en su-
el ingeniero de nosotros pues se fue fijando eso. ¡Ah! Pero mandaron compañeros perficie es contaminante porque, por ejemplo, la persona que le toca el lugar de
trabajadores de aquí a Chihuahua a cursos, supuestamente la empresa decía: “Pues, reactivos, reactivos es dónde manejan todo lo reactivo que le echan. Cianuro, todo
yo lo mandé a curso y tiene que venir ya preparado para hacer un trabajo”. De diez eso para moler el metal.
personas que mandé, no es por nada, pero ya cuando compraron aquí el torno para Don Víctor, ¿el torno portátil se utilizaba al interior de la mina y usted andaba
instalar, porque hay que instalar primero, placas para centrar, pues no hallaban por en niveles con el torno?
dónde empezar, decían: “No, a mí no me enseñaron nada, me mandaban a barrer”. Víctor Sánchez. Si de plano se necesitaba moverlo al interior de la mina, se
Pero, ¿cómo si lo mandaban a eso, para que aprendiera? Y no, pues no. Yo no, yo llevaba, pero casi por lo regular siempre era en superficie. Sí, se movía donde la
nunca fui allá a que me dieran un curso. Ya, la primera vez que me dejó solito, dice: máquina lo requiriera.
“Hay que armar esto”, yo por obediencia lo hago, nunca me ha gustado renegar, Don Victor, de todos los trabajos que usted ha hecho, ¿cuál es el que más le ha
pero no es lo mío porque yo no fui por allá, a los cursos en Chihuahua. “Déja- gustado en la mina?
los, vente, ayúdanos a instalar”, y como yo ya más o menos me había fijado, les Víctor Sánchez. El torno. El mantenimiento de equipo diésel o sea porque
ayudaba a todo. Empecé a instalar, centrar todo el torno, poner flechas, aparatos. mecánica diésel, es bonito también porque dónde puede, así de un trabajo cuan-
Pero, yo con miedo. Porque, en sí, nunca había hecho yo el trabajo solo, siempre do va a una empresa puede, pero también de ese mecánico diésel es diferente al
mirando y ayudándoles, pero no como responsable. Y aprendí el torno, gracias a mecánico automotriz, pero más o menos lleva noción de ese trabajo y, pues, a veces
dios, y después me dediqué más al torno que a lo de la mecánica. Porque, el equipo, ya no es muy necesario llevar su carro a un taller. Por ejemplo, yo tengo un carrito
la maquinaria necesita mucho de torno, lo que son bujes, módulos, todo donde va guardado y tengo ése. Yo casi era mecánico, entonces es una ventaja para uno de
un perno, todo lo que es giratorio se desgasta. Entonces, ¿se imagina? El patio de que ahí sí ya se ahorra la mano de obra, porque las piezas hay que comprarlas, pero
aquí de La Concha, del Solar y de los Remedios, que es la misma empresa, hay pues a mí me gustó mucho el trabajo de mecánica diésel y el torno. Me gustó el
mucha maquinaria y yo andaba con el torno en los tres patios. Ya después, casi me torno porque es más tranquilo, más descansado, más limpio y se gana un poquito
la pasé afuera con el torno, y sí me gustaba mucho porque aparte de eso pues, me más. Su categoría es la misma, el área es la misma. Pero, ahí, por ejemplo, hay
daba más dinero. convenios con el ingeniero: “¿Sabes qué? Me pasas tantos turnos extras sin traba-
Salvador Rivera. Pues mire, yo a la empresa, si tiene ventajas y desventajas, jarlos, o me pasas tanto de bono”. Entonces, ya es un dinero extra que le cayó del
porque una empresa siempre va a ahorrar, a tener al trabajador con la cabeza abajo o cielo en el mismo turno. O me decía, el lunes, por ejemplo: “Vamos a necesitar esta
¿cómo dijera? Siempre pisando, porque la empresa quiere ganar siempre. Tuvimos máquina, a más tardar, el jueves que trabaje ya de segunda o de tercera”. Pues, yo

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veía cómo le hacía: el lunes los tres turnos, el martes, yo se la entregaba antes de los que no eran listos, de lejecitos, podía apachurrarles la cabeza, los sesos ahí
cuando él la quería, porque sabía que había algo extra y como casi siempre fue en botaban, porque chocaban con fierro.
superficie pues no es pesado. Porque, nada más hay que llevar los cortes. Salió el Víctor Sánchez. Sí, porque el espacio de una góndola a otra está como menos
corte, hay que revisarlo, que quedé el corte. Es un trabajo que debe ser muy exacto. de un metro y medio. Entonces, en ese espacio, van los ganchos y un perno que, si
¿Cuál era el trabajo que no le gustaba? se llega a destrabar, tiene que meterse en medio y el motorista, el operador, ya sea
Víctor Sánchez. El que nunca me gustó fue el de ayudante de perforista. Porque que empuje o jale el motor para atinarle a meter el perno, pero sí el operador le da
es más riesgoso porque debe de estar pegado a la frente, al tope y todo el polvito muy recio al motor, pues se junta la persona. Pero, a veces, por las prisas…
que va botando la barrena. Salvador Rivera. Porque no pueden frenar porque es de volante, de frenar; aquí
Salvador Rivera. Esta es la frente, entonces tiene que estar de este lado, y otro arriba se resbaló un niño, y venía el motor solo, y como no pudo frenar el maquini-
en medio. Usted lleva la máquina, y el lleva la máquina y yo en medio en la misma sta, lo pasó y lo agarró al niño y lo trozó, aquí arriba.
frente. Que ya se acabó, ahí están los agujeros, dice a dónde va el otro, no más a ¿Qué es lo que hace que uno se enamore de la mina?
pura seña. Jesús Almeralla. El sistema de trabajo que lleva uno allá, las amistades, los
Víctor Sánchez. Sí, por el ruido de la máquina, no se puede hablar. Ya nada más amigos, la forma como convive uno con ellos. Y hay una cosa, la mina es bien
con la señal de la lámpara ya tienes que saber lo que quiere el maestro. celosa. Cuando uno dice hay que irse, hay que irse, porque si no sale uno en cajón.
Y, don Salvador, a usted, ¿cuál fue el trabajo que más le gustó? Sí, de veras. Si uno está, “no, otra semana, no otro tiempito”. No, hay que agar-
Salvador Rivera. Ese, porque se ganaba mucho dinero. rar e irse de una vez
¿Y el que menos le gustó? Y, ¿el minero es celoso con la mina?
Salvador Rivera. Había muchos, de bombero. Hay que bombear el agua de la [risas]
mina para afuera, y hay que trabajar en la noche. Entraba a las diez y me decían Jesús Almeralla. El trabajo lo llega uno a hacer con amor, con fuerza, un tra-
que era muy dañoso dormir adentro de la mina. Pero, no te aguantabas, no había bajo y se empeña uno en salir, vaya. Y principalmente cuidarse uno, que es lo
con quién platicaras y tenías ocho bombas trabajando para bombear el agua para principal, porque como dice bien mi compañero: “cuídate, tu familia te espera”. Y
acá, para los molinos. Estos molinos trabajan a base de agua, tienen bastante agua, hay que cuidarse.
así como entra a los molinos, entra el agua y esa agua está constantemente en cir- Víctor Sánchez. Porque, ahí, no te cuida nadie. Más que uno mismo.
culación. ¿Se imagina? Entrar de diez y media y salir hasta las siete y media de la ¿No se cuidan entre ustedes adentro?
mañana. Víctor Sánchez. O sea, sí. Pero, hay que hacerle para uno mismo. Sí, si se trata
Cuando entré de reparador de molinos, ayudante de molinos, me echaba diario de ayudar, hay que ayudar.
desde toda la semana desde tiempo extra de ocho horas diarias. Más ocho el do- Salvador Rivera. O sea, lo único que te puedo decir es: “Mira, no pases por ahí
mingo, y ya pasando de veinticuatro horas, era el doble. Entonces, yo sacaba más porque está peligroso”, es lo único.
que los de la mina que andaban de contrato afuera y ese andar también en el trole. Víctor Sánchez. Tenemos la creencia también de que la mina es celosa. Si entra
No me gustaba, nada más era puro salario. Yo sacaba el metal y lo traíamos aquí, a una mujer a la mina…
la Hacienda. Ahí, se vaciaba. Jesús Almeralla. Es peligroso.
Víctor Sánchez. Haga de cuenta que viene la vía, hace una rampita, sube ahí al Ah, ¿sí?
borde de la piedra, y cuando está aquí a la mitad, voltea la góndola, va bajando la Víctor Sánchez. Va a haber accidente. Entró una ingeniera o visita o lo que haya
rampita, y la otra va subiendo, y así va. sido. Va a haber accidente, entró una mujer. Porque la mina es celosa, lleva nombre
Salvador Rivera. Se engancha, sacan como ahorita estamos sacando del trole, femenino, o sea… y había accidentes, pues.
así se llama el motor: trole. Entonces, había que atinarle a la palanca dónde se Salvador Rivera. Había ingenieras. Geólogas
enganchan las góndolas para jalarse, entonces tenía que atinarle. Metían muchos,

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Víctor Sánchez. Sí, de que se ven cosas, sí se ven y se oyen. Por ejemplo, hay tumores. Después, me mandaron a Acapulco, estuve yendo como doce veces, cada
veces que se ve que viene una luz, son lugares rectos donde no hay desviación. Hay ocho días, los lunes a hacerme la quimio para que no retoñaran. Y esas operaciones
lugares rectos, que no hay nada para dónde ir. Y, ahí viene, y ahí viene la lámpara. ¿cuánto no salen? No más esos creo salen como en diez mil o veinte mil pesos,
Ya cuando volteas a ver, unos cien metros y nada. Ya no hay nada. cada sesión.
Salvador Rivera. Eso sí es cierto. Ansina, como ahora, que mi mujer tiene diabetes, cada mes tiene que estar
Víctor Sánchez. Oyes cosas también, sí de que sí, se oye. yendo. Y me dio coraje que ahora, cuando no es una cosa es la otra.
¿Qué oyes? Víctor Sánchez. El Seguro para la familia, los hijos. Por ejemplo, mi hija es
Jesús Almeralla. Ruidos, espantan a veces. capacidades diferentes. A mí, el Seguro me ha ayudado muchísimo. Si no lo tu-
Víctor Sánchez. Chiflan, risas, todo eso. viera… Sí, yo sí me siento orgulloso de haber trabajado en la mina y sigo activo
Salvador Rivera. Y no hay nada. pues todavía
Jesús Almeralla. O sea, es que el ayudante de motorista, al motorista nos guia- No sabemos si vamos a regresar. Pero, pues, yo creo que muchos de los que
mos a base de puro chiflido, cuándo está uno llegando, ahí se llaman tolvas. Cu- estamos en una edad más arriba de cincuenta años no es fácil que regresemos a
ando se llenan los motores en las góndolas, ahí es a puro chiflido, nadie grita, puro trabajar. Pues, yo creo que nos van a retirar o nos van a hacer no sé qué, pero vamos
chiflido, y entonces, a veces eso, pues también queda alguien que muere ahí mismo a tener que regresar, si dios quiere. Yo sí estoy contento de haber trabajado ahí.
o cualquier cosa, pues luego se oye. Salvador Rivera. Pues sí, porque yo tengo mi pensión, llueva o truene. Cada
Y, a usted ¿a qué turno… mes voy a ir a cobrar, del día primero, todo el mes hasta el veinte puedes ir a co-
Salvador Rivera. Aquí pasó una cosa de lo que estábamos hablando, del brar y estoy aquí sentado. ¿Pues cómo no voy a estar contento? Primero, cuando
duende, allá de aquel lado están las presas, enfrente de mi casa, está el desperdicio nosotros trabajábamos, eran diez años de cotizaciones. ¿Vea? Ahora, son veintidós.
del metal. Ahí enfrente, pasando el río, pasa un puente, pesado. Estaba el bombero Víctor Sánchez. ¿De cotizaciones? No.
y el presero de aquel lado, tenían que ir a ver porque se dormían, no había quien Salvador Rivera. Eran diez años y ahora son veintidós años que tienes que estar
los cuidara [risas], y aquí estaba donde pasaban los jales era una tubería, eran unas trabajando. O sea, ¿cuántas cotizaciones?
torres de fierro y ahí pasaban los tubos de seis o de ocho. Víctor Sánchez. Tienes derecho a la pensión.
Víctor Sánchez. De doce pulgadas. Salvador Rivera. Tienes derecho a la pensión.
¿Si, el duende? Víctor Sánchez. Pero, es que no quieren ni respetar. Es lo que yo escucho por
Salvador Rivera. Sí, el duendito. Que se echa a correr y lo agarra a nalgadas, ahí. Los que entramos con la ley anterior, con la ley vieja, pues entramos con esas
lo agarró a nalgadas. El mismo jefe platicó eso. Los otros a todo dar, porque ya cotizaciones trabajadas, pero pues como que no las quieren respetar.
no iba a cuidarlos, el jefe ese. Lo agarró a nalgadas, y dicen que sí existían esos ¿La empresa?
espantos que había. Víctor Sánchez. Ajá, sí, porque ha habido compañeros que se han salido…
[risas] Salvador Rivera. De los que están en huelga ahorita…
Salvador Rivera. Sí. Víctor Sánchez. Ajá, y no le respeta que hayan entrado con la vieja ley. Ya ve
¿Están orgullosos de ser mineros? que, pues, empresa y gobierno, pues, son mañosos, pues. Así es.
Salvador Rivera. Pues fíjese que sí. Porque, digamos, que gracias a eso: ten- ¿Extrañan trabajar en la mina, tú que estás en la huelga y usted que está ya
emos Seguro. Las operaciones salen carísimas, yo apenas me hicieron una oper- jubilado?
ación, ¿cuánto no me cuesta? Y nunca sentía nada, ni nada, nada más comenzaba Víctor Sánchez. Sí se extrañaba, porque, pues era un salario seguro. Podía ga-
como a sangrar e iba a Taxco y no sacaba nada en los análisis. Y, uno de mis nar lo que quisiera y poquito o mucho. Ahora, tenemos que trabajar más duro para
hijos me llevó a que me hicieran un ultrasonido. Y ahí salí con tumores, con tres venirse a ganar lo mismo que estábamos ganado allá. Hay que trabajar, pues, toda
tumores, pero por fuera de la vejiga. Y, ya cuando me operaron, me salieron cinco la semana de sol a sol para ganar menos.

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¿Qué les gustaría agregar? uno?” Él fue destajista y tiene su tienda buena y está bien él, dice: “Bueno, yo no
Víctor Sánchez. Pues a mí me gustaría invitar a la gente. Mucho joven ahorita pido, a mí me jode el gobierno, yo pago todos mis impuestos”. Me dio mucho cora-
no le gusta trabajar. Hay mucha inseguridad, también, por lo mismo que no les je, hasta lo quería golpear. ¡Que los de setenta años ya no tenemos derecho a vivir!”
gusta trabajar. Yo invito, pues a que los jóvenes vayan por un buen camino, o sea,
que busquen un trabajo limpio, donde se ganen su dinero honradamente. Porque,
como decimos nosotros, “si un taco o un plato de frijoles con tortillas tiene para
comer, se lo come a gusto”. A toda esa gente, yo los invito a que busquen un tra-
bajo. Que está difícil, ya está muy difícil tener un trabajo de planta, pero si nos
gusta y queremos trabajar, lo podemos lograr. Podemos lograrlo, solamente que
no me guste. Me gustaría que con este gobierno haya mejores oportunidades,
que esperemos que sí se sea y se logre lo que [ríe] nos prometió, pues.
Salvador Rivera. Ya ve, según que nos iban a dar diez y seis por ciento. Y ya
ve, nunca nos salió. No nos sale el apoyo ¿y cuál es el apoyo del gobierno? A hartos
oigo que dicen que ya les salió, ¿verdad? Y muchos no. Mi compadre Margarito
ya tiene ochenta y tantos años y nunca le ha salido, tampoco, ningún un apoyo del
gobierno. Primero nos echaron la culpa que porque estábamos pensionados. Ahora,
ya nos quitaron fertilizante, y todo eso. Ahorita ya los que sobramos, es que no se
puede sembrar mucho. Sale bien carísimo. Nosotros ya les dijimos que son pocos
los que siembran arriba de sus diez cuartillos. Al principio sembramos dos tres
cuartillos, a lo mejor para el gasto, pues, pero el gobierno quiere que lo produzcas
para que lo vendas. Que siembren, que siembre toda la gente como sembrábamos
antes, lo que sea. No me dan suficiente abono para mis hijos, le doy a uno o a otro
y ya de lo poquito que siembro yo.
Pues yo le doy gracias a dios, a la empresa que me dio trabajo, y más que nada,
que pertenezco a un sindicato que muchos nos han querido desaparecer sindicatos.
Pero, gracias a dios, nuestro sindicato nunca lo han podido echar abajo. Y si to-
davía vamos a seguir, pues adelante. Así es la cosa, a seguirle.
Bueno, eso digo yo. Porque, ¿qué empresa les va a dar trabajo pasando de los
cuarenta años? Quieren no más de diez y ocho a treinta y cinco años. Y los demás,
¿que se mueran? Así salió en la televisión, eso me dio coraje. Aunque sea que lo
haya dicho, así, como relajo. Que nosotros, que pasamos de setenta años, “es-
tábamos robando el oxígeno”. Digo yo: jijos de tal por cuál. Y, apenas me encontré
a mi suegro, y me dice: “Me llegó uno de esos, que dices tú, y le pregunto. ¿Y
cuántos años tienes?” Igual, casi la edad de mi compadre ochenta y tantos, ochenta
y siete. Y me dijo que, “ya me había pasado la edad. Que, de setenta años, teníamos
que morir nosotros”. Estaba bien bravo. Estaba hasta temblando de coraje. “¿Qué
le estoy pidiendo o qué? ¿Por qué dice que ya de setenta años ya se debe de morir

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Defender el derecho del trabajador

Jesús Lagunas Pérez y Valdemar Díaz Menes


Entrevista realizada por Jimena Lozano
y Francisco Pineda,
en Casahuates, Taxco, Guerrero, el 25 de abril de 2019.

Jesús Lagunas. Nací en Gama de la Paz, Estado de México, un 3 de enero de 1949.


Valdemar Díaz. Mi tierra es Suriana, Guerrero, por parte de Tierra Caliente.
Allá trabajaron mis abuelos y mis padres, y de allá me vine para acá de seis años.
Yo nací el 24 de diciembre del año 37.
¿Quién fue su papá?
Jesús Lagunas. Mi padre se llamó Julián Lagunas García, oriundo también de
Gama de la Paz, perteneciente a Zacualpan, Estado de México. Él desciende de
una familia minera, fue minero toda su vida. Él comenzó a trabajar en el mineral
de Zacualpan, unas minas que él me mencionaba El Alacrán, Guadalupe y muchas
que aún siguen trabajándolas, hoy en día, en ese poblado de Zacualpan. Él, por la
necesidad, tuvo que venirse a Taxco de Alarcón, buscando mejoras para su familia.
Se vino él en el año de 1946 y comienza a trabajar en las minas de Taxco, Guerrero.
Me mencionaba que, en ese tiempo, se nombraba la empresa Asarco Mexicana. Mi
padre me comentaba que él laboró en este mineral de Taxco treinta y seis años. En
vista de que yo no quise estudiar, mi padre se preocupaba; porque tuvo cuatro hijos
con mi madre y, pues, nos quería dar estudio. Pero, fuimos desobedientes y, por
ende, en mi caso, yo comencé a trabajar con los albañiles, carpinteros, panaderos y
hasta canasteando en el mercado. Ya posteriormente, trabajando en un kínder que

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se hizo acá, en donde antes era la clínica de los mineros, un día, un vecino me pasó ¿En qué municipio está La Suriana?
a ver y decirme que si no me gustaría entrar a trabajar en la mina. Entonces, yo le Valdemar Díaz. Campo Morado, otro pueblo minero también. En aquel tiempo,
dije que sí y, como él era parte del sindicato, como previsión social, me apuntó y me platicaba mi madre que, cuando les pagaban a los mineros, mi abuelo llegaba
me dijo: “te vas a presentar en las oficinas del Fraile, para que puedas comenzar a con su gabán para mi abuela, “ándale María, aquí está tu raya”. Montón de puro
trabajar en esta empresa”. Me presenté y sí, comencé a laborar a la edad de diecio- 0.720. Mi madre me daba para gastar monedas de veinte centavos de plata. Para
cho y ocho años. Nos mandaron al médico, nos hicieron un examen y salimos bien. mis chuchulucos, me daba mi madre.
Comencé a trabajar en esa hacienda del Fraile como peón general. ¿Cuántos hijos tuvo?
¿Y usted en donde nació? Valdemar Díaz. Fueron dos hombrecitos y seis mujeres, de las cuales nomás
Valdemar Díaz. Yo nací allá en la Tierra Caliente, mi pueblo se llama La Suri- viven las mujeres y uno de mis hijos. El mayor murió a la edad de veinticuatro
ana. Ahí estaba una empresa Peñoles. Pero, me platicaba mi madre que, cada ocho años.
días, le robaban a la empresa el dinero de la raya. Había canastillas, como las que ¿Usted, cuántos hijos tuvo?
están en Monte Taxco. Yo apenas me acuerdo. Mi madre dice que le ponían una Jesús Lagunas. Fueron nueve, fallecieron dos: un joven que se fue al norte y
traba a las canastillas, donde iban los federales con dinero, se agarraban a balazos y jamás supimos de él. Ya ve que, así hacen. Y el primero, estaba embarazada mi
mataban a los federales todo el tiempo. Dice mi madre que cada ocho días. La em- mujer y se cayó, abortó. Fueron dos los difuntos, ahorita viven siete. Uno está en
presa se enfadó y cerró las minas. Pero allá había mucho mineral, oro y plata, más Cuernavaca, una mujercita está en Guanajuato, otra está en Chihuahua, otra en
oro que plata. La familia pesa: mi padre fue minero, desde mi tierra. Y se vino bus- Iguala, y tres están en Taxco. Pero no vivo con la mamá de mis hijos, porque nos
cando trabajo con los mineros, mis abuelos también. Los padres de mi madre eran divorciamos hace como cuarenta años. La segunda esposa se me murió, duramos
de Zacualpan y la mamá de mi padre era de Xoxocotla, Estado de México. Y mi veintiséis años y la tercera es esta gordita que anda ahí. Llevo diez años con ella,
abuelo, el papá de mi padre, también era del Estado de México, pero él fue campes- pero no hay familia.
ino. Entonces, mi padre entró a la mina de La Concha (Hueyapan). Estábamos muy ¿Escuela?
chicos nosotros, yo fui el mayor y me ponían a trabajar desde chico. Cuando las Valdemar Díaz. Estudié el cuarto año de primaria, nada más. Porque, como
minas de Taxco estaban abandonadas, íbamos a sacar mineral allá. Todo el mundo le digo, fui el mayor y mis padres me pusieron a trabajar desde chico. Iba cargar
de aquí de Taxco iba a sacar el mineral allá. Cuidaban los federales. Pero cuando leña al monte, con otros muchachos. De ahí, acarreaba uno el agua, me ponían a
veníamos nosotros, yo tenía diez años, me cargaba mi morralito de veinte kilos en cargar mucha agua. Donde quiera me mandaba mi madre, porque era el mayor. Y
mi espalda, desde allá hasta el centro, con don Enrique, acá en la Santísima. Era gracias a dios, mi madre, a pesar de que eran muy pobres, me enseñaba a respetar
una compra. Durante tres años, estuve yendo con mi tío a sacar mineral a las minas, a los demás. Me decía: “Respeto ajeno, como dijo nuestro gran presidente Benito
nos quedábamos a dormir adentro y de ahí me cargaba mi morralito de metal. Fui Juárez”. Me decía mi madre: “Mira mi hijo —tenía yo doce años— nunca le faltes
creciendo, entonces, una tía me dio un trabajo aquí en Taxco, como zorrita. Ya ve al respeto a las personas mayores, tampoco a los de tu edad, sean mujeres, hom-
que le llaman zorrita a los ayudantes de platero. Tenía yo catorce años, empecé bres. Nunca les faltes al respeto. Respeta para que ellos también te respeten”. Así
a trabajar la plata, me enseñé, trabajé por pieza. Pero todo el tiempo, en los años he sido yo —aquí está Chucho, yo lo estimo mucho, a todos los compañeros min-
que estuve trabajando, lo que yo me ganaba de la plata era para mi madre, porque eros— y nunca me ha gustado decir un disparate a un compañero minero. Nada.
mis hermanos estaban chiquitos. Mi padre, en aquel tiempo, compró una casita, La palabrita que tienen aquí en Taxco, nunca me ha gustado. Tengo yo ochenta y
todavía eran de siete mil. Y claro que, la empresa le quitaba la mayor parte de su un años y nunca he tachado a un amigo de tarugo. Siempre me gustó respetar y así
raya. Yo aportaba, cada ocho días, mi rayita para mi madre y mis hermanos. En la ha sido hasta la fecha.
plata trabajé treinta años y en la mina veintiséis. Me salí pensionado, hasta ahorita ¿Escuela?
estoy pensionado. Jesús Lagunas. Yo nada más llegué hasta sexto año de primaria. Por mi mal
comportamiento, me expulsaron y ya no terminé la primaria. Pero, ahora hay opor-

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tunidad. Una nieta mía quiere que termine yo mi primaria. Ella está dando clases a mismo. Por eso, ahorita que estoy joven y en vista de que ya cumplí, quiero mi
los adultos mayores, por acá. Ella ya salió de la universidad. Otro nieto que tengo, retiro, que se me pague”.
también, ya salió de la universidad. Ellos sí supieron aprovechar, sus padres les Me pagaron y con eso puse el negocio. Quedé pensionado. Pero, a veces me
dieron estudio. preguntan, y como que me da pena decir cuánto me dan de pensión, son mil pesos
Hoy, no me arrepiento de la trayectoria que yo tengo pues, gracias a dios, soy mensuales. Les digo que hoy, me da más López Obrador, que la pensión de los
un buen ejemplo, a pesar de que caí en un bache de alcoholismo. Posteriormente, veintitrés años que laboré. Así está. Yo he tratado de conseguir, con el Seguro
gracias a que dejé de beber, pude darle carrera a dos de mis hijas, que son profe- [IMSS], una pensión de segunda cesantía. La tengo ganada, porque tuve más de
sionistas. Hoy en día después de haber dejado de beber, pues aproveché. Tengo el mil cotizaciones. Yo entré con la ley del Seguro de 1973, que nomás eran quini-
ejemplo de mi padre y acá está la prueba. Esto que ven, me lo heredó mi padre. Y entas. En el Seguro, para que me den esa pensión, me piden un año más de cotiza-
pues yo, a través de trabajar en la mina y cuando me retiré, empleé lo que se me dio ciones. Pero, en ningún lado me dan trabajo ya ni me aseguran, por mi edad, que
en poner un pequeño negocio. Ahí estamos, trabajándole hoy en día. tengo setenta años. Me decían, acabe el año, tantas cotizaciones. Dice una hija que
No me arrepiento. Sí se ganaba dinero. Pero pues, así como se ganaba, se es enfermera: “Papá, yo le doy el dinero, ¿cuánto es?”, siete mil y tantos. “Yo se
despilfarraba. ¿Por qué? Por no pensar bien, adecuadamente. Hoy en día, yo me los doy, páguelos”.
siento contento del transcurso que tuve: el haber entrado a trabajar, porque fui es- Pero me di cuenta de que había un error en el acta de matrimonio y no he po-
calando, ya que en la mina existe un escalafón; de peón general pasé a ser ayudante dido corregirlo, hasta la fecha. Es mucha morosidad, ya fui hasta Chilpancingo y
de reparador en la hacienda, el que reparaba maquinaria, tanto como bombas, no he podido conseguir mi pensión de segunda cesantía. Es un poquito más, no es
molinos. Ya posteriormente pasé a ser oficial de mecánico. En el escalafón, llegué mucho, pero sí es algo que sería benéfico. Ahorita sigo luchando por arreglar esa
a ser soldador de la empresa minera. acta. Pusieron que yo era nacido aquí, en Taxco, y no, yo nací en Gama de la Paz,
En la hacienda, le hacíamos mantenimiento a las quebradoras. Ahí llegaba el Estado de México. Entonces, no coinciden mi acta de nacimiento con el acta de
metal y se trituraba, las piedras grandes se hacían a lo mínimo, para poder pasar a matrimonio, por ende, me rechazan en el Seguro. Pero, ¿por qué no me rechazaron
molinos. El molino convertía esa piedra en polvo. A esos molinos, le cabían ton- cuando yo quería entrar? Lo que le importaba al Seguro era la cotización. Entonces
eladas de metal y lo trituraban con bolas de fierro. Ese metal pasaba a una flotación sí, no hubo bronca. Y hoy, que tengo derecho a pedir mi pensión, ahora sí me re-
donde, con químicos, iban apartando el mineral. Iba saliendo la espuma con agua y chazan ese papel que no está bien. Desgraciadamente, son requisitos que, a veces,
todo eso pasaba a unos tambores grandes, a donde se pegaba el mineral y ya salía tiene uno que atravesar como minero. Pero, yo me digo, con el negocito que me
el concentrado, que caía a unas galeras. Unos filtros grandes y se hacían cerros, en puse, ai la llevo. Y eso fue, gracias a que trabajé y, con mi retiro, quise poner un
unas galeras, a donde llegaban camiones, y con una pala automática cargaban ese pequeño negocio.
mineral y lo mandaban a Monterrey, a la fundidora, para procesarlo. Dice usted que se retiró también porque vio que maltrataban…
Todo eso yo lo trabajé, teníamos tres turnos en las quebradoras. Es bonito re- Jesús Lagunas. Sí, había señores de edad y los mal veían porque, pues, ya no
cordarlo. Hoy me doy cuenta que, gracias a ese trabajo, posteriormente, yo pude les rendían. Los mandaban a limpiar o ya no les respetaban su categoría. Decían
darle estudio a mi familia y sacarla adelante. A pesar de que trabajé veintitrés años, que, por su edad, no iban a hacer el trabajo como se requería. Los trataban de can-
en el 90 me retiré, por una pequeña desavenencia que tuve con un superintendente sar, para que se retiraran. Digo, yo no quiero que me suceda lo mismo.
de molinos. Él me dijo que consiguiera gente, para que me ayudara a hacer el ¿Conoció usted alguien que hubiera pasado esta situación de maltrato?
cambio de uñas a un cucharón. Me prometió tantas horas extras y un bono aparte, Jesús Lagunas. Ya murió ese señor. No recuerdo. Era el papá de Perfecto, don
lo cual no me cumplió. Entonces, me disgusté con él. Cuando yo había cumplido, Elías González, ya era un viejecito. Decíamos: “Pues, retírese usted ya con su edad
opté por salirme, a pesar de que el superintendente me decía: “Tú todavía estás que tiene, con lo que le den usted ya se la puede llevar”. Pero pues, no. Yo me retiré
joven, puedes seguir laborando”. Le digo: “Sí, pero yo me doy cuenta cómo ven y ellos todavía siguieron allá.
a muchos viejitos que tienen acá, los maltratan. Yo no quiero que me suceda lo

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¿Y cómo maltrataban a don Elías? la Industrial Minera México. Hoy en día pues, yo me siento satisfecho de haber
Jesús Lagunas. Lo ponían a hacer trabajitos. Una vez, hasta se cayó en una trabajado como minero. A mi hijo no le gustó. Lo apoyé, él trabaja la plata. Le
pileta; lo mandaron a que engrasara —su trabajo era mecánico— y se resbaló, se digo: “Órale hijo, ahí está, unos cuantos kilos de plata, el motor”. Le gusta trabajar.
fue. Nomás que, había unos compañeros y lo sacamos, lo rescatamos de la pileta. El otro murió a los veinticuatro años, estuvo en el taller de electricista. Él estuvo
Ahí me tocó ver muchos accidentes. En una grúa que había, para mover, un trabajando como unos dos, tres, años. Pero, desgraciadamente, no le gustó, se salió.
señor iba subiendo y ya que movió la grúa, le pasó y le voló los dedos. Después, murió mi hijo.
Mi hermano miró más accidentes. Él estuvo a punto de morir, me narra. Entra- Hoy, veo con tristeza que esta fuente de trabajo está cerrada. Por necedad, no
ban a la mina y hay un señor que baja la calesa. Dos veces el calesero que estaba sé de quién, del gobierno o de la empresa. Dicen, los que platican conmigo, que el
se le chorreó, se le fue y se traba el bote. La calesa se va para el fondo. Entonces, dueño es Jorge Larrea y que es el que no ha querido tener pláticas formales, para
“nosotros sentíamos que íbamos en el aire”, dice. Esas calesas yo no las conozco, poder reabrir esta bonita fuente de trabajo. Porque me platican que, han mues-
tenían como uñas, y se traba en la madera, cuando se chorrea. Pero dice, “nos treado, y que la mina da para más de treinta años de trabajo, acá en Taxco. Ojalá,
fuimos unos setenta y cinco o cien metros. Caímos, hechos bolas, en el fondo de y algún día, yo pueda alcanzar a ver que se vuelva a reabrir esta fuente de trabajo.
la calesa”. Dice, “dos veces estuvimos a punto de morir”. Otra, como mi hermano Porque sería en beneficio de Taxco y de sus alrededores. Porque se abriría una
era electricista, tuvo un choque de cable. Dice, “yo desperté en el hospital de los fuente de trabajo, en donde volverían a trabajar un promedio de unas ochocientas
mineros, ya con el médico. ¿Qué me pasó? Pues, quién sabe. Me sacaron privado, a novecientas gentes asalariadas.
del trancazo de la corriente. Gracias a dios, no me maté”. ¿Don Valdemar, usted cómo empezó su trabajo como minero, en qué activi-
Después, como trabajador, tuve oportunidad de ser comisionado de ajustes, dades?
para defender al trabajador de las injusticias que el jefe o la empresa querían hacer. Valdemar Díaz. Bueno, yo entré a trabajar, como digo, el 61. Luego, el primer
Porque teníamos un contrato. “Aquí, el contrato marca esto, ¿por qué lo quieres día me mandaron como ayudante de perforista, con un contratista, a barrenar. En
obligar a hacer esto? Aquí está lo que le corresponde hacer, por contrato”. Yo es- ese mismo día que entré yo —como hacen un recorrido los ingenieros, a todas las
tuve varios años como comisionado. Como secretario de trabajo suplente, me man- labores— llegó un ingeniero a donde estaba yo con el perforista, y me pregunta:
daron a ver los problemas. Me di cuenta de que, a pesar de que los mineros, en su “¿Es tu primer día de trabajo?” Le digo: “Sí, ingeniero, es mi primer día”. Plati-
contrato tenían derecho a préstamos y la empresa se negaba, a pesar de que esa camos un ratito, saca su pluma y una libreta, dice, “apúntame qué es lo que me
empresa se lo iba a descontar de su salario, y no querían. Cuando estuve ahí, pedí dijiste”. Que ve. “Desde mañana te vas allá arriba con el checador de tiempo, para
la anuencia del secretario general y el secretario de trabajo, que todavía vivía, Na- que te enseñé”. Dice, hay unos trabajos más mejores. El checador de tiempo bajaba
poleón Gómez Sada y con Benito. Yo les dije que no era correcto que la empresa a la mina, a llenar todas las tarjetas de los mineros. Ya los jefes pasaban a puro
se negara. Entonces, dice, “pidan una entrevista con el gerente”, que era el señor firmar. Así estuve como dos años.
Uribe Velasco. Platiqué con él, dice: “No, muchacho tienes razón. ¿Ya habló con ¿Cuál era el tiempo que checaba?
el licenciado?” Porque el que nos atrancaba todo eso era el licenciado Salas. Ya Valdemar Díaz. Adentro de la mina, las ocho horas de primera. O sea, yo bajaba
posteriormente, detenía todo. A querer o no, me lo echó fuera, el licenciado. Poste- en la calesa y ya me sabía todas las labores, también había dos escaleras para bajar
riormente, cuando llegó el secretario propietario de su permiso que pidió, dice, “la y subir.
regaste”. Le digo, “no, no, ellos tienen derecho a esto y, como sus representantes, Una vez, ya no hallaba por dónde salir. Me perdí adentro. Pero, ya me había
para eso estamos, para ver sus derechos, pa’ pelearlos”. Le digo, “no, porque yo ha- dicho un ingeniero: “Mira, cuando pase eso, chequen la salida del agua, porque hay
blé con Napoleón y con Benito a nivel nacional, no creas que me brinqué trancas. acequias, chéquenla para dónde va, porque siempre sale afuera, a las bocaminas;
Para eso nos ponen, para defender el derecho del trabajador”. toda el agua sale a boca mina”. Dije, ah, esta va para allá, seguí el agüita y llegué
A mí nunca me ha gustado ser un líder. Pero sí, cuando ha habido oportuni- a la bocamina. De ahí empecé a orientarme y tenía que salir diario. Ahí, afuera
dad, defendía yo al trabajador de lo que sabía yo que era injusticia, de parte de hacía mis reportes, tiempo extra, bono y toda la cosa. Hacía toda mi tarea, para

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todos los mineros. Después de allí, me mandaron de calesero, a bajar a la gente; pacidades. Conozco un muchacho del Fraile que, desgraciadamente, ya tenía tres
compresorista también, cuidar el compresor para que trabajara para los perforis- años que debían pagarle su pensión. Apenas se la pagaron, hace como unos cuatro
tas, para darles el aire; de compresorista me mandaron como checador de tiempo, meses. Pero fíjese, tres años sin darle nada.
almacenista, motorista [para jalar la góndola, con un motor grande]. El papá de él Muchos se ponen peor con la gente humilde, con los de pueblo, que no saben
[Jesús Lagunas] era motorista de un motor largo, como unos seis metros, aparte, leer y escribir, no saben defenderse. El que sabe defenderse, se defiende por lo
diez góndolas de cuatro toneladas que jalaba ese motor, en cada viaje. menos hablando en el Seguro o va a otro lado, se saca una placa del pulmón, los
Y sí, anduve yo en trabajos más o menos moderados porque, como sabía leer y oídos, a ver cuánto tiene. Pero muchas veces no quieren aceptar. Así es señor, siem-
escribir, los ingenieros querían gente para todo eso. Muchas veces, me daban a un pre navega uno con el Seguro. Cuando vino el licenciado, para que ingresáramos
amigo joven, mira, enséñale a este checador, almacenista, calesero o bombero. Yo todos los mineros al Seguro, dijo que iba a estar bueno, que nada más iban a ser
les enseñaba. Pero había amigos que eran egoístas, no le enseñaban a usted, y yo quinientas cotizaciones. Nosotros nos pasamos, mil, mil quinientas cotizaciones y
nunca me porté así con mis amigos. Yo les enseñaba bien, “se hace así, así y así, apenas nos lo tomaron en cuenta, pero tenían que ser quinientas nada más. Yo me
cuando yo no venga”. Fui muy amigable con todo mundo, a todos les enseñaba lo pasé de las mil, como mil trescientas por ahí así. También en eso se basan ellos, a
que yo sabía. ver cuántas cotizaciones se tienen para que lo puedan pensionar. Si no tiene usted
Ya de ahí, me tabuló un ingeniero que murió por allá, por Chihuahua, se lla- todas las cotizaciones, no le pagan su pensión.
maba Antonio Rodríguez. Aquí, duró dieciocho años, en Taxco. Él me tabuló de Y pues yo, gracias a dios, salí bien. Como le digo, no me gusta pelear y muchos
almacenista, al último, dentro de la mina, para despachar dinamita, todo eso, her- han peleado. Y claro que se enoja y menos les da incapacidad, les pagan lo que
ramientas, todo lo que necesitaban los mineros. De ahí salí yo, trabajé veintiséis quieren. Decían muchos compañeros, dan muy poquito, muy poco, poco, que no
años. Ya me había enfadado. sirve ni para una semana casi. Siempre ha sido así, no sé por qué. Será porque es-
Pero resulta que yo me iba a salir con un salario muy bajo, como pensión. En- taba el PRI, no sé. Porque el PRI, ya ve, que nos acabó de amolar a todos nosotros.
tonces, fui un día al Seguro y estaba una doctora que se apellida doctora Mora. Esa Tantos años que estuvimos bajo el yugo del PRI. Ya ve, este señor lo que está
señora me abrió los ojos, dice, “no se salga don Valdemar. No se salga, porque a haciendo, está haciendo obras buenas y que dios lo ayude pues. Y esta pensioncita,
usted le van a estar dando doscientos cincuenta pesos, cada mes, cumpla usted sus que nos da este señor, pues es muy buena, son más de 1,500 pesos para cada pen-
sesenta años de edad, para que tenga derecho al pago completo de su pensión”. Y sionado del Seguro. Y mucha gentecita tiene también su apoyito de 2,500 la gente
sí, le entendí a la señora. Pagué diez años de seguro voluntario. Pero de lo mismo de sesenta y más. Antes no había para esa gente, ni su incapacidad. También niños
que me daban, doscientos cincuenta pesos, pagaba cuarenta y cinco, cada dos me- y niñas, hasta los campesinos. Yo le decía a mi mujer: “Oye, si los campesinos son
ses al Seguro. Y así me la llevé. Cumplí los diez años, que me faltaban para los los que trabajan la tierra, para que comamos todo mundo y no tienen un salario,
sesenta. Entonces, sí me salí porque se enfada uno, más en trabajos pesados. Me ¿por qué no lo tendrán?” Será porque venden su producto, no sé yo. Sin embargo,
salí, yo ya estaba casado. Salí pensionado. Nomás que, como cumplí mis cotiza- ya tendrán también apoyo los campesinos. Ojalá, dios quiera, que este señor salga
ciones, pues a mí me pagaban todo. adelante pues, porque está haciendo muchas obras buenas.
Sacan a uno mal de los oídos, sordo, y los pulmones, para la cesantía que hay Y de la mina, pues yo salí contento; también, porque desde niño iba yo a sacar
que cumplir. De este oído me sacaron el dieciocho por ciento de incapacidad y, el metal, fui minero desde los diez años.
pulmón, veinte por ciento, fueron el treinta y ocho por ciento. Y, aparte, la cesantía. Iba con mi tío pues, aquí había dos señores tenían compras de metal. Y había
No me dan mucho, pero me dan. Aparte, lo que ya dio este señor López Obrador, mucha gente de Taxco, venía gente del monte con sus burros, sus bestias, a cargar
los centavitos que nos da, me daban 3,244 pesos. Pero ya, con esto que nos au- los costales de metal del Solar para acá. Y muchos, cargando sus morralitos. Mi tío,
mentó el señor, me dan 5,640 cada mes. Y ahí la vamos pasando. con otras dos personas, sacaban hasta tres, cuatro toneladas, en costalitos de cin-
Todos nosotros, los mineros, salimos enfermos de los oídos y el pulmón. Pero cuenta kilos cada uno y se lo cargaban. Mi tío parecía un “hombre mosca”, adentro
me doy cuenta que a muchos no les pagaron, como deberían de pagarles sus inca- de la mina. Estaba feo el trabajo volado y él se subía, se quitaba sus huarachitos,

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se subía agarrándose como el hombre araña. Mi tío estaba delgadito, se quitaba sus tiros. Lo dejaban arriba, subía el bote cargado de tepetate, con una tapa debajo, y
huarachitos, yo creo, para agarrar también con sus pies, con los dedos. Llegando él tenía que jalar la palanca para vaciar el tepetate. Yo creo que este muchacho no
arriba, “ai te va la riata mi hijo” y me la aventaba. “Ya, jáleme tío”. Ya me va se amarró, tenía cinturón de seguridad, donde amarrarse. No lo encontraron amar-
jalando para abajo, como sesenta o setenta metros, arriesgaba uno mucho. Bajaba rado. Al destapar la tapa del bote, se paró. Tenía que poner el estómago acá, yo creo
el mineral, los costales, también, para sacarlos afuera, a la bocamina. Ahí, empeza- se desbordó así y se va. Voló, como unos setenta metros, donde estaban trabajando
ban a amontonar todos los costales, hasta dos o tres toneladas, y yo me quedaba los tireros. A un lado de ellos, cayó el muchacho. Pero, dios guarde la hora, bien
afuera, cuidando el metal. “Tú te quedas aquí”. Porque había mucha gente, se lo desecho el muchachito, hecho pedazos. Entonces salió el jefe, dice, “ya se me mató
podían robar otros. Y ya, entregábamos aquí con don Enrique Estrada, detrás de la un hombre”. Digo, “no la amuele, qué pasó”. Dice, “sí ya se re mató”. Entonces,
Santísima. Era buena gente. Yo descargaba mi morralito de veinte kilos. Ai vengo todos los jefes de mina estaban concentrados aquí, en Pedregal. Empezaron a llegar
con mi morral, diario. Me pagaban a peso el kilo de metal, veinte pesos diarios. todos, al Solar. Llegó una carroza también y llegó el perito de la presidencia, para
Esos veinte pesos eran para mi madre. Durante tres años, estuve yendo allá con recoger el cuerpo. Entonces, estaba el doctor García, dicen —yo no vi, pero me
mi tío. Y, durante esos tres años, a mi madre sus centavitos todo el tiempo, todo platicaron, porque ahí andaba un primo mío como tirero— que empezó a juntar to-
el tiempo. Y, como le dije hace un rato, después me metí de zorrita. Ahí empecé a dos los pedazos de carne del muchacho. Entonces sacaron la camilla, se lo trajeron.
trabajar la plata, trabajé por pieza. Después, me metí a la mina porque ya no alcan- Otro muchacho, fue por imprudencia. Había un tiro que no estaba tapado, en-
zaba. Gracias a dios, tuve buenos trabajos dentro de la mina. tonces, estaban recargados unos tablones de dieciséis pies por tres de grueso. A un
De los trabajos que usted hizo ¿cuál fue más duro o más riesgoso? señor se le hizo fácil, agarró el tablón y dio así la vuelta completa. No se fijó que es-
Jesús Lagunas. El trabajo que se hacía, en mi área, era el cambio de placas taba el muchacho ahí y lo empuja hacia abajo, voló como sesenta metros, también.
dentro del molino, van agarradas con tornillo. Esas placas teníamos que tumbarlas, Y otro muchachito del turno de tercera, también. Eso no lo vi, me dijeron, lo
porque se desgastan en la molienda, se van acabando. Para proteger el casco del agarraron las góndolas que traía su motor. El muchacho se fue de ayudante con este
molino, se tiene que cambiar placas nuevas. Esas placas están demasiado pesadas, señor, para llenar las góndolas. Entonces, este señor se echó de reversa, que eran
teníamos que agarrarlas con barretas y otros empujándola. Hubo momentos que, diez góndolas de dos toneladas cada una. Se echó de reversa y no se dio cuenta de
a veces, se caían las placas y teníamos que andarle a las vivas, si no, le trozan a que empezó a arrollar al chamaco. Estaba joven, lo empezaron a arrollar todas las
uno el pie. góndolas, diez, bien pesadísimas. Ese fue otro muertito.
Valdemar Díaz. Adentro de la mina, anduve de ayudante de perforista en No, no, la mina…
frentes, como túneles, en chiflones a cuarenta y cinco grados, barrenando con el ¿Usted tuvo algún accidente?
perforista. En reparaciones, en rebajes donde caía el metal y abajo había unas tol- Valdemar Díaz. Gracias a dios, nunca. Una vez, andaba yo rodando carga con
vas donde corría el mineral. Abajo, en el nivel, estaba un motor y el de la tolva el pico, no hay la pala arriba. Había tablones tendidos y coronados, entonces, yo
llenaba las góndolas. Había unas tolvas, chorreaba y llenaba las góndolas. Anduve iba pasando y me resbalo. Pero yo dejé la pala y el pico, me dejé ir y me agarro
de ayudante de perforista en chiflones, en rebajes, en preparaciones y en muchos del cable que estaba atravesado. Me agarré y la pala y el pico se fueron al vacío.
lugares peligrosos, porque ahí adentro todo era peligroso; también afuera hay mu- Que, si no me agarro, me voy. Ese fue el único accidente que tuve, pero no me pasó
cho peligro. Y así fui escalando, hasta que me dieron una chambita mejor, más nada. Nada más me di un golpe en la espinilla. Gracias a dios, nunca me pasó nada
favorable por lo mismo de que había que escribir algo y ahí cumplí mi pensión y grave, porque siempre fui muy precavido. En la mina nomás hay que andar siempre
toda la cosa, como almacenista. abusado, porque en un ratito se lastima uno.
Me tocó ver varios muertitos, dentro de la mina, como un muchachito de Te- Otros sí, tuvieron accidentes. Tengo un hijo que me pidió que lo acomodara
huilotepec. Yo estaba de checador de tiempo, tenía el turno de primera, y en ese allá, a trabajar. Yo ya me había salido. Entonces, fui a ver a mis camaradas al sin-
ratito todos están esperando que suban las calesas, para bajar a todos los mineros. dicato y sí, me dijeron que lo llevara. En el taller de ensayes, donde ensayaban el
Este muchachito, era un delgadito, joven, andaba con los tireros, los que hacían los mineral, ahí estuvo trabajando él. Pero, yo creo era poco lo que le pagaban y quería

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chambita de tiempo extra. Entonces, lo pusieron a checar el vaciado del mineral, pegaba y le pegaba. Le dice el señor ya viejo, dice: “Mira muchacho, no le pegues,
que estaba pasando en la banda, y ya los rodillos estaban muy desgastados. Creo te va a tronar, te va a tumbar la mano, no hagas eso”. Y él, terco. Que le truena, le
que se lo agarró el rodillo y se lo fue llevando. Desde aquí le trozó el brazo, pero voló todo este dedo gordo, todito, por no entender.
bien cortado. Un amigo mío me dijo: “Mira, yo vi cuando bajaba tu hijo por la En la mina son muy altos los riesgos y no se les paga como trabajo de alto
escalera, yo corrí, al llegar abajo se desmayó, cayó, entonces ya le avisé al jefe”. riesgo, con alta remuneración.
Y fue el jefe a mi casa. Cuando lo vi, dije, “ya le paso algo a mi hijo”. Luego, me Valdemar Díaz. No, no se paga. La empresa así es, unos salarios muy raquíti-
dio una corazonada, me andaba buscando por el barrio del panteón. Le digo: “A cos. Cada vez que bajamos a la calesa, ya va uno peligrando su vida. Una vez, nos
ver, dime, dime de una vez qué es lo que pasó”, yo lo presentí. Se lo llevaron a metieron abajo, en el último piso, nivel cinco. Había harta agua abajo, nos llegó
Cuernavaca, pero el brazo no lo metieron en la bolsa con hielo, no lo metieron. En el agua hasta acá [el pecho]. Éramos doce, en una calesita chiquita. Ahorita la que
Cuernavaca dicen que estuvieron una hora, se lo llevaron a México. Yo fui hasta hay, la hicieron nueva de dos pisos. A esa le caben cuarenta hombres. Y nos mojó el
allá, me fui con el jefe que me fue a avisar, y me dice el doctor “¿usted es familiar agua, bien helada, turno de primera, todos bien agitados. Ya no pasó de ahí. Que, si
del muchacho?” Le digo, “sí señor, vengo de Taxco”. “Mire, le voy a decir, no nos baja más, nos ahoga a todos. La chorreadera de agua de la calesa y de nosotros
lo trajeron a tiempo, el brazo no lo metieron en hielo. Pero, yo se lo puse y estoy también. Ya mero nos ahogaba a los doce, llegó el agua al pecho. Sí, hay muchos
viendo como que le quiere caer gangrena”. Le digo: “No doctor, mejor quíteselo. riesgos en la mina. Ahí, el chiste es ponerse abusado uno, ser muy precavido.
Que quede así, pero no quiero que le caiga gangrena. Si no, se muere”. Y el doctor Jesús Lagunas. Tuvimos un compañero que trabajó con nosotros. Después, se
se lo quitó. Entonces le digo a mi hijo: “¿Quieres seguir trabajando o pido que te pasó al taller de mecánico, el difunto Sergio Ríos, que fue secretario general muy
paguen?” Entonces, hubo un ajuste de compañeros y ya se salió él también. Puso bueno. Ése fue secretario general y del molino se pasó a trabajar al taller eléctrico
un negocito de vender plata y toda esa cosa, y la hizo, pues. Hasta la fecha, vende o mecánico, con los que arreglaban los Scooptram. Entonces, este señor, terminó
por ai y presta dinero de lo poco que le dieron. Le pagaron el brazo y quedó pen- su turno y le dicen que, si no se quedaba a arreglar un Scootram, bien pesadísimo,
sionado. Así quedó mi hijo, sin su brazo. Nomás le pusieron un brazo artificial y ai unas llantotas... Entonces, él se quedó de tiempo extra, era tiempo santo. Él tenía la
se va sosteniendo él. máquina metida en unos botes de madera, él se metió debajo a quitar no sé qué. Un
Jesús Lagunas. A mí me tocó verlo, cuando a tu hijo le pasó eso. Estaba arriba, ayudante que tenía se le hizo fácil subirse y arranca el motor de esa máquina. Mi
en donde cae la banda, ahí lo agarró. Ya cuando fuimos, órale, no hubo precau- hermano dice que él venía ya de salida, “cuando miramos que comenzó a vibrar eso
ciones, lo levantaron. No había alarma y se lo llevaron. Son accidentes, pues, que y le comenzamos a gritar. ¡Para eso! Cuando miramos que se caen las maderas, que
pasan. estaban sosteniendo la máquina, y le cae al señor Sergio. Dicen, “nomás sus patitas
Valdemar Díaz. Pero digo yo, muchas de las veces, como él era nuevo en el las comenzó a mover así, un ratito”. No, lo aplastó ese fierro pesadísimo, dice mi
trabajo, el jefe lo que hubiera hecho es poner, a este muchacho, a que le enseñaran carnal. Estaba joven todavía, tendría unos cuarenta años ese señor, cuando murió.
cómo iba a hacer el trabajo. Él no tenía conocimiento de eso, era nuevo. Entonces, Posteriormente, otro. Dice mi carnal, ya veníamos también de salida y uno se
el jefe que lo puso ahí no le explicó cómo iba a hacer con el metal, que iba cor- subió a una pala mecánica. Comienza a manejar la pala y se echa de reversa. Dice,
riendo en las bandas. Y para mí que, hubiera puesto —como siempre en la mina— entonces iba uno de los que sabían y ve que la máquina se le viene. Pero, desgra-
un compañero que le enseñara todo en la mina, cómo se va a cuidar, dónde están ciadamente, había un pilar de concreto y lo agarra la máquina contra el pilar. No,
todos los peligros. No le puso un minero que le enseñara. dice, su corazón andaba brincando hasta que se le acabó la sangre. Lo abrió en ca-
En la mina hay muchos accidentes, muchos accidentes. Una vez, un muchacho nal. Mi hermano estuvo trabajando como electricista. Hasta la empresa le pagó una
entra a la mina, se encontró una cañuela, pedazo de cañuela, con un fulminante en capacitación, los mandaron a México, para técnicos en calderas de presión. Pero
la punta. Esos fulminantes se meten en el bombillo de dinamita, como tacos, se le dice, viví muchas experiencias. Hasta estuve a punto de morir, dos chorreadas de
hace un barreno y ahí se mete el fulminante de la cañuela. Y que hace explosión. calesa, choque eléctrico y todo. Tiene mucha vivencia de los accidentes dentro de
Este muchacho, dicen que andaba dándole con una piedrita al fulminante. Le la mina y que miró él. Yo estuve en una comisión mixta de seguridad, que siempre

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recorríamos para ver que todos los trabajadores usaran sus guantes. No, pero en- va. Como las vías venían a flor de tierra, no se dio cuenta. Ya cuando se dieron
trábamos en unos niveles demasiado calientes. Había veces que el perforista nomás cuenta, el niño estaba en pedazos, en las vías”. Mi papá, muchos años, fue motor-
estaba en puro calzoncillo, trabajando. No se aguantaba la calor. ista de máquina trole.
Platicaba con muchos que trabajaron en la mina, mucho minero, por lo poco Antes de la plática, usted nos decía que fue secretario de organización en el
que se ganaba, sacaban riscos. Esos que ves en las platerías, bien bonitos. Muchos sindicato. ¿Qué trabajo le tocaba hacer?
mineros los sacaban y hasta los ingenieros, para venderlos en las platerías. Ama- Jesús Lagunas. Sí, bueno, me tocaba el trabajo de meter gente a trabajar en la
tista, todo, cuarzos. A mí no me tocó, trabajé la mayor parte en la superficie, pero empresa. A veces íbamos dos, con el secretario tesorero, íbamos a traer a México
cuando hacíamos recorridos los riscos sí se veían. material para la banda de guerra de los mineros, basquetbol, futbol. Era la mejor
Adentro, esos Scooptram entraban a sacar. Alumbraba con mi lámpara y no le banda que había aquí en Taxco, no me acuerdo cuántos eran, veinticuatro o veinti-
veía yo el fin. Taxco, de aquel lado, está hueco, hueco. Para Tehui, de por acá por séis. Iban uniformados, con sus cascos, sus zapatos y todo lo que se les daba. En la
el Gigante salíamos, a veces, allá a Tehui. “¿Por dónde andamos?”, le decía yo al fiesta del minero, el 11 de julio, eran pachangotas en el sindicato del Seguro Social.
ingeniero Gardea, y andábamos por debajo de la iglesia de Landa. Dice, la veta va Harta birria y mariachis, ahí hacían la fiesta del 11 de julio. Era bonito, pues ahora
rumbo a la cascada [Cacalotenango]. Por ahí sacaron mucha plata. Él, como era ya no, si hay ciento cincuenta mineros es mucho.
electricista, metía su alumbrado, para alumbrar todo adentro del nivel. Dice que esa Valdemar Díaz. Traían artistas, como La Tariácuri.
plata ya no la mandaban a la flotación, la mandaban directo a la fundidora. Plata Jesús Lagunas. Ah, sí. A mí me tocó ir allá, a la ANDA [Asociación Nacional
ley y, dice, “nos esculcaban ya de pies a cabeza, todo, cuando andábamos por ahí”. de Actores], a contratar unos artistas, éramos tres o cuatro. Allá íbamos a contratar
Yo trabajé hacia los jales que están aquí en Taxco, donde juegan futbol. Tam- artistas, los que estuvieran disponibles, y los traíamos para acá, para que cantaran
bién con los del Fraile, estuve como presero. Había unas bombas que bombeaban en el zócalo. Antes de que entrara yo a la mina, me decían que venían muchos
ese desperdicio de jal y agua. El agua salía por un lado y por el otro salía el puro artistas de los antiguos. Los Martínez Gil, Los Jairos, Los Tecolines, en aquel tiem-
jal. Teníamos que tener cuidado de que ese jal fuera formando como una presa, po era puro trío. Y también charros cantantes, mariachis. Era muy bonito, porque
levantando, y el agua se mandaba al centro, para que el jal mismo ahí la retuviera. en aquel tiempo, me parece éramos mil quinientos mineros, abajo, mil. Porque
Porque esa agua se volvía a utilizar. En ese tiempo, yo no alcanzaba a comprender había tres turnos y éramos muchos pues, se ponía muy bonito. La gente de Taxco
que esa agua tenía mucho cobre, zinc, cal por toneladas. Ahora, la empresa está también le entraba, pues. A todos invitaban, no nomás a los mineros, a la palomilla
obligada a retener esos jales. Porque, cuando llueve, esa agua contamina los ríos, que tenía uno. Ai vamos, aunque no trabajaran en la mina.
tiene mucho veneno, sustancias que se utilizaron para separar el metal. Como le En aquel tiempo, para ir a México a contratar, iba el secretario general, el te-
digo, cianuro, cobre, zinc, cal, mucho reactivo. sorero, el de trabajo y yo, de organización social. Éramos cuatro. Llegábamos al
Hasta me acuerdo, me platicaba mi papá, que uno de los pícaros, ahí en El Hotel 11 de julio, el de los mineros. Allá nos hospedábamos y, al otro día, íbamos
Fraile, “un día lo vimos allá, donde estaban los reactivos. Traía una copita. Él era a contratar a los artistas, en la ANDA. Ahí conocí a muchos artistas de cine, que yo
como cabo en las quebradoras. Lo miramos que se paró, agarró la copita y se la no había conocido antes. Entonces, estando uno joven, yo llevaba un conjunto bien
echó. Caminó unos pasos y cayó. Cuando fuimos a ver, estaba bien muerto, se bonito y toda la cosa, bien arregladito. Estaba yo parado afuera, pasa un chavo y
había echado una copita de cianuro”, se suicidó. que me dice: “Qué pasó, ¿ya estás listo?”. Yo le contesté, “sí ya estoy listo” [risas].
Me platicaba mi papá, como era motorista, dice: otra vez, un motorista, seguido Me confundió. En ese ratito, pasó Elsa Aguirre, ¡Bien guapota! [risas]. Llevaba
maltrataba y pendejeaba a su ayudante. Y, un día, éste se cansó. Fue allá, donde un vestido apretado, bonito, con el rebozo blanco así. ¡Bien guapa, la muchacha!
tenía su morral con su itacate. Que regresa, ya con la pistola, y ai mató al motorista, Y don Agustín Isunza, Víctor Junco, Tito Junco, y muchos que conocí allá. Pero,
en El Fraile. Lo mató, se cansó de tanto que lo ofendía y lo maltrataba. todos eran muy amables.
Otra vez, dice, ellos acarreaban el mineral de La Concha hasta El Fraile. “Por
ai, el difunto Lorenzo arrolló a uno de los niños que andaban pastoreando por ai,

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Pero, ya que el charro lo confundió, ¿no lo invitó a pasar con Elsa Aguirre? Las escrituras que hizo mi papá nada más fueron por un cacho. No aprovechó
[risas] su oportunidad, mi jefe. Así, como me dijo, lo repartí con mis hermanos. Mi papá
Jesús Lagunas. Es que todos van allá, a concentrarse, para ver si hay trabajo murió en mis manos. El hermano que me seguía, va para ocho años que murió. Se
para ellos. Entonces, yo creo, este charro me confundió. Pasó así, delante de mí, casó, se murió su esposa. Como a los tres meses de dar a luz, se le enfermó y se
dice “¿Ya estás listo? Bueno, dice, hay nos vemos luego”, yo le contesté que sí, y muere. Se vuelve a juntar con otra esposa y se le muere. Y cayó en depresión mi
dijo que “te vaya bien”. Se metió al sindicato de la ANDA. Yo me quedé afuera. hermano, bien gacho. Lo anduve trayendo pa’llá y pa’cá. Ahí me acabé las mone-
Pero sí, ahí conocí a muchos artistas. Íbamos, inclusive, a la casa de algunos de el- das que tenía mi papá. Las tuve que vender, gasté un montón, con mi carnal. El más
los. Allá nos mandaban los de la ANDA. Nos daban la dirección y ahí íbamos, para chico ya había muerto. Con su familia, se fueron a un día de campo, para el monte.
ver si tenían la posibilidad de venir a Taxco, para actuar. Y sí venían de ranchero y Y aquí arriba, donde está la presa de San Marcos, se le ocurre echarse un clavado.
toda la cosa. Era muy bonito, muy buenas personas todas. Iba alcoholizado y todo. Cuando nos avisaron, ya mi carnal había muerto. Dice el
Para usted, ¿cómo era Taxco cuando llegó a vivir acá? médico: “Reventó por dentro, iba alcoholizado y se hundía. Entonces, tronó”.
Jesús Lagunas. Era un Taxco tranquilo, muy bonito. Le platicaba yo a Jimena Estamos en un local del Grupo Alcohólicos Anónimos. ¿Quisiera usted dar un
que, cuando llegamos acá, mi padre me trajo a la edad de tres años. Aquí crecí. Él mensaje al respecto?
me platicaba, “tú venías de tres años, hijo”. En ese tiempo, eran bien pocos carros. Jesús Lagunas. A mí me invitaban y yo decía que no, que “primero muerto”.
Yo recuerdo que, muchas veces, íbamos a mi tierra. Conseguíamos bestias para Yo no conocía lo que era esto. Los que me invitaban eran compañeros de trabajo,
irnos por monte, se hacían ocho horas hasta Gama de la Paz. Taxco muy bonito, que fueron mineros, y miraban mi trayectoria dentro del alcoholismo. Me decían,
tranquilo. Mi papá fue, varias veces, comisario. “mira, deja de beber, vamos a un Grupo”. Yo les decía que no. Un día, yo estaba
Mi escuelita. Yo recuerdo que, cuando llegué, a veces, a nosotros nos daban con unos compañeros tomando alcohol con Coca, ya teporocha. Era un domingo,
clases debajo de un árbol. Porque no había. Después, hicieron una escuelita. Recu- y se me ocurre decirles, “¿por qué no vamos a escuchar, a ver si de veras dejan
erdo la primera escuela que levantaron era de teja usada. Una noche, siquiera que de beber?” Dicen, “no, tú has dicho que primero muerto”. Pero, mi esposa estaba
oímos un estruendo, corrió la gente a ver. Se había caído la escuela. Entonces, no ahí y dice: “Oye, ven. ¿De veras quieres ir ahí?”. Le digo, “sí, pero no quieren
había castillos, no había nada, puro adobe. Se cayó y siquiera que no había alumnos mis cuates”. Dice, “bueno, ellos, pero yo sí te acompaño”. Bueno, vamos. Y fui,
ni nada, fue la pura escuela la que se cayó. así como estaba, alcoholizado fui. Al otro día, ya me pasaron la información de
Ya posteriormente, Casahuates fue creciendo. Digo, ya no hay terrenos por ai. qué cosa era y cómo trabajaba este programa. Y desde ese día, hasta la fecha, no
Tienen dueños. Platicaba mi papá: “Mira hijo, cuando yo llegué acá, el dueño de he vuelto a enclocharme. Ya no fue necesario de promesas, ya no fue necesario
todo esto era Marcial García”. Le dijo a mi mamá: “Mira, vamos a comprar un ni regaños ni nada, hasta el día de hoy. Sé que esto me ha ayudado, para parar mi
cacho de terreno, para que nos hagamos una casita. Porque llegamos de arrimados, carrera alcohólica.
con Alfredo Gama, que también era minero, venía de por allá de Zacualpan, con Usted, cuándo llegó a vivir acá, ¿cómo encontró Taxco, su barrio, sus ami-
mi tío. Le dije a don Marcial, un señor que siempre andaba a caballo, Marcial, vén- gos?, ¿qué era Taxco entonces?
deme un cachito de terreno para que me haga una casita, va. A ver, dice, ¿a dónde Valdemar Díaz. Muy pequeño, entonces. La Flecha Roja estaba en el parque,
quieres? Entonces, no había carros, no había nada, todo eso era una vereda, no era ahí llegamos con mis padres. Nos fuimos a vivir donde vivían sus abuelitos, no du-
carretera. Dijo, dame cien pesos. Y sí, yo los traía”. Mi papá tenía mucha moneda ramos mucho, de ahí nos fuimos a vivir al Solar. Ai había un señor, que se llamaba
de 0.720. Desde Gama, dicen que era muy trabajador. Yo lo conocí. Nomás una Pedro Reyes, nos rentó un cuartito. Y, pues de plano, Taxco estaba muy chiquito.
vez lo vi tomado, una vez. Dice: “Yo lo iba a comprar, tenía los cien pesos que me Las calles de terracería. Después, nos subimos acá, por la Panorámica. Por ahí
pedía Marcial. Pero, ¿qué crees que me dijo tu mamá? No, Julián, si nosotros nos rentaron mis padres, donde vivía Rojo Salinas, diez años. Nos bajamos y ai compró
venimos por un tiempo. Nos vamos a regresar a nuestra tierra, allá tenemos nuestro mi padre, una casita. Entonces, yo trabajaba la plata por pieza. Le digo que, le qui-
terreno. Y no me dejó comprar, mas que un cachito”. taban a mi padre casi toda su rayita, en la mina. Nos pagaban poco y yo aportaba,

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cada ocho días, lo que ganaba. En esa casa, ahí, murió mi madre y murió mi padre. Para salir adelante, uno tiene que ser trabajador. Después de que me salí de la
Hace poco, se me murieron una hermana, en Cuernavaca; aquí, dos hermanas, mina, ya tiene treinta años que me salí, me dijo un hermano, que ya murió, “vente
casi al hilo. Cinco, de once que éramos. Nomás vive una hermana en México; una para trabajar conmigo”. Ponían instalaciones de luz, plomería, yo andaba pintando
hermana, en Cuernavaca; un hermano, aquí. Y yo, que soy el mayor. Mi hermano casas, también. Entonces, que murió me dice, “vente para acá, tengo harto trabajo
más chico se quedó con la casa, donde vivían mis padres. Los otros tienen su casa, de plata”. Y yo, como ya sabía la plata, me fui con él. Trabajé once años, con mi
en donde viven, en México y Cuernavaca. hermano. Es tan grande mi dios, que me dio una luz de entendimiento y empecé.
Me mandaba mi madre, también, a traer leña al monte, a cortar y cargar mi Salí adelante. Cuando murió mi hermano, mi hermana me regaló un motor, tenía
leña. Bueno, en aquel tiempo, se quemaba leña o carbón. Pero, la persona que tres motores para pulir. Me regaló el soplete y una mesa, muy resistente, y me
quemaba carbón, ya era de más centavitos. Y los que quemaban leñita, eran los más regaló recorte de platita, unas bolitas. Empecé a trabajar, a encomendarme a dios,
pobres. Entonces, por aquí, no había casi nada de casas. En donde está el pollero, para que me diera una luz de entendimiento. Yo solito, hacía ciento veinte, ciento
era un cerrito, ahí llegaba el agua de la presa, el apantle llegaba hasta ahí. Ahí subía sesenta pares de aretes cartoneados, pura chamba a mano. Me ganaba mis buenos
mi madre, a bañarnos. Entonces, venía mucha gente a lavar. Después, nos bajamos, centavitos.
aquí, a la Panorámica. Allí estuve viviendo, con mis padres, unos años. Cuando Después, ya no pude trabajar. Le digo a mi sobrina, “ya estoy grande, ya no veo
me casé, me dio permiso mi madre de estar en la casa dos meses. Mi madre era bien ni con los lentes de aumento. Voy a dejar de trabajar”. “No tío, trabajé”. “No,
muy estricta. “Ahora sí, mi hijo, te vas a ir a rentar, para que sepas lo que vale una ya no veo”. Entonces, con esa platita que me dio mi hermana, con esa empecé, eran
mujer, lo que cuesta una mujer. Tienes que vestirla, calzarla y darle de comer y vas como unos ciento cincuenta gramos. Como yo andaba rentando, ahí me acabé mis
a pagar renta”. Y así, nos hizo a todos. El que se quedó en la casa, ya era un joven, centavos. Aquí, donde vivo, no es mío es de mi esposa.
trabajaba la plata y mi madre lavaba, limpiaba la casa. Pero, un día, mi mamá se ¿Siente usted orgullo de su trabajo?
enojó y le dijo. “Ya no entras a la casa, ni te doy de comer, ni te lavo, ni te plancho. Jesús Lagunas. Sí. Yo me siento contento porque, le digo, yo tengo un ejemplo
Así que, a ver qué es lo que haces”. Se desapareció mi hermano unos cuatro meses, de mi padre: “Mira hijo, tú has el trabajo”. Muchos hasta se enojaron conmigo, “él
se fue a trabajar. Había mucho trabajo de plata en Taxco. Un día, subí a ver a mi firma todo”. No, yo vengo a trabajar. Es que así, si me pongo a trabajar, ya cuando
madre, cuando lo vi que llegó, después de mí. Empezó a saludar, “¿cómo estás?”, sientes, ya es hora de la comida y, al rato, ya es hora de salida. Si ando por ahí,
“bien, pásale”. Sale mi madre a verlo. “Pásale, ¿qué, ya traes con qué comer?” Mi perdiendo el tiempo, se me va a hacer eterno el día. Así que, a mí, sí me gustó el
madre era bien enérgica, calentana. Él saca… “ora sí, pásale. Aquí te voy a plan- trabajo, hasta hacer limpieza, cuando entré de peoncito. Aguantábamos cargas de
char, pero cada ocho días me das mi raya, si no, te me vas de nuevo”. Fue el único lo que se caía de las bandas, para volverlo a echar a los molinos. Arriba y órale. Me
que se vio así, que no quería trabajar. Andaba jovenazo de novio y no quería hacer mandaron también a los reactivos, tenía que vaciar en unos tanques grandes, con
nada. Hasta que se le puso muy dura, mi madre. Ella nos puso a trabajar a todos protección y todo. Vaciábamos, hasta sesenta bultos de carga.
de chiquitos. Una tía hermana de mi madre, cuando llegamos a Taxco, en el año Yo dilaté como unos tres años, firmando contratos de veintiocho días, porque
44, se fue para México a trabajar. Una prima hermana mía, se la llevó y después era el plan de trabajo eventual. Un día, terminé mi trabajo y me acosté, me dormí.
se llevó a una hermana. Y así, mi tía se las estuvo llevando para México. Por allá, Cuando abrí los ojos, estaba el ingeniero Martínez, superintendente. “¿Qué pasó,
quedaron casadas. Pero, este muchachito no quería trabajar, hasta que mi mamá se Lagunas?” Le digo, “nada, ingeniero”. “Está durmiendo”. Le digo, “pues sí, ya ve,
le puso muy dura. Era disparatera, mi mamá, no quiero decir lo que le decía. Hasta la calor está media dura. Yo acabé mi trabajo, lo que me correspondía hacer y pues,
entonces, cada ocho días, “aquí está mamá, aquí está, aquí está”. Porque a los cha- sí, se me hizo fácil sentarme. Me dobló, estoy un poco dormido”. Ya se bajó, a ver
macos hay que inculcarles, desde chiquitos, a tener obligación. En la Biblia, dice el al superintendente Quintanilla. Al otro día, Quintanilla dice, “ve allá arriba, a la
Señor: “de vez en cuando, denle unos varazos a sus hijos, cuando sean unas varitas; oficina”. Y bueno, “ya me van a correr, van a levantar un acta”. Ya llegué y me fui
porque, cuando sean un árbol, ya no van a poder enderezarlos”. Y es la verdad. a la oficina. “¿Cómo te llamas?”, fulano de tal. Mira, dice, “¿qué es de tu tarjeta?”
“Aquí la traigo, me dijo el ingeniero que la trajera”. Que agarra y que la rompe.

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Digo, pues ya me va a correr. Que saca de su escritorio, “ten, pásale a firmar y a
partir de hoy ya estás de planta”. “¡Ah caray!, me valió mi dormida” [risas].
El trabajo, a mí me gustó. Siempre me gustó, ahí aprendí a soldar. Mi padre
me enseñó a trabajar. Hoy, ya no trabajo. Pero, con lo poquito que tengo, ai vamos
pasándola, con mi esposa y mis hijas.
Don Valdemar, ¿se siente orgulloso de su trabajo en la mina?
Valdemar Díaz. Cómo no. Le digo que fui minerito desde los diez años y mi fa-
milia, también. Cumplí con mi servicio en la mina, trabajé más tiempo del debido. III. Memoria escrita
Porque, si yo me hubiera querido salir a los trece años, me pagaban y ya. Pero, no
iba a llegar a la cesantía. Y me siento muy contento, muy feliz. Como dijo un amigo Historia de un obrero minero
mío: “me siento com-plácido” [risas]. Sí estoy muy contento, gracias a dios, y ai
vamos comiendo. Igual que Chucho, estoy satisfecho de que cumplí con mi tra-
bajo, me siento orgulloso. Me siento muy contento que todavía estoy aquí, con mis
Tesifonte Astudillo Escarramán
ochentaiún años. Y ai la llevo, ai voy, poco a poquito. Pero, estoy contento, muy
contento. Y ahorita, me siento más contento de estar también con ustedes aquí. (fragmento)
Jesús Lagunas. Me dio gusto conocerlos a ustedes, que se preocupan por reco-
pilar vivencias de nosotros los obreros, dentro del gremio minero metalúrgico. Es
todo de mi parte. Taxco, Guerrero, 2019

Los hechos de esta historia son verídicos, carecen de fuentes bibliográficas porque
muchas cosas fueron olvidadas, por tantos años. La finalidad de esta historia es
relatar el sentir de un minero dentro de una historia sindical, en la cual participé.
Confieso que me vi en dificultades para convertir mi idea de escribir esta historia,
pues supongo, y con mucha razón, que alguien puede señalarme errores e inclusive
algunas mentiras.
A mis hijos les advierto lo siguiente: si quieren leer algo sin importancia, una his-
toria de tantas otras, escritas o no, en este libro esta historia de Tesifonte Astudillo
Escarramán no es más que una muestra representativa de toda una generación de
mineros, jodidos y pelados, y ya muchos, la gran mayoría de ellos, murieron en las
mismas condiciones: bien pelados y bien jodidos, con los pulmones llenos de tierra
y con un caudal de enormes recuerdos y experiencias.
Pero, eso a nadie le importa y con eso se pierde mucha historia, muchos acontec-
imientos y muchos ejemplos de vidas honestas.
***

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Yo nací el 22 de mayo de 1936, en Huitzuco, Guerrero, día domingo a las animal tan agresivo, le arrojé una piedra, golpeando al animal que chilló del dolor y
quince horas, y fui registrado en la oficialía 01, libro de actas 192 de fecha 25 se metió corriendo para su casa. En segundos, salió la dueña del perro, bien furiosa,
de mayo del mismo año. Efigenio Figueroa Castrejón, juez del registro civil del y nos llenó de insultos. Pero, buscó una piedra —que había muchas en el suelo— y,
mismo municipio de Huitzuco, estado de Guerrero. Mis padres: Simona Escar- arrojándola sobre nosotros, la piedra golpeó mi cabeza; al momento, mi cara y mi
ramán Taboada y Francisco Astudillo Castrejón. Mi madre dedicada al hogar y mi ropa se cubrieron de sangre.
padre campesino. Ambos originarios de Huitzuco de los Figueroa y de nacionali- Yo tenía once años, fui un niño muy inquieto. Una mañana del mes de diciem-
dad mexicana. Cuando mi madre me trajo a este mundo, fue auxiliada en dicho bre de 1947, eran las siete de la mañana, mi padre picaba calabaza para darle car-
alumbramiento por la doctora Natalia Castrejón, prima de mi padre. naza a las vacas. Eso hacía, cuando llegó un señor. Mi padre suspendió lo que hacía
Nunca trato de revelar algo de mi vida pasada, especialmente de mi infancia, para atenderlo. Pero, antes, me dijo que no fuera a picar calabaza porque me podía
por donde empezaré la historia a la que doy muy poca importancia, por ser tan cortar. Yo no hice caso a esas palabras. Cuando me quedé solo, agarré el machete
parecida a la de otros niños de entonces, pues yo nací en una época de muchas y empecé a picar calabaza. Ya para terminar, nomás sentí calientito. Un pedazo de
privaciones. Este hecho quitó mucha lucidez a las inquietudes de mi infancia. Pero mi dedo anular de la mano izquierda estaba en el madero. Y del dedo mocho salían
yo me di cuenta, dado que no tuve la oportunidad de vivir ruidosa y escandalosa- dos hilitos de sangre. Yo no lloré, sólo estaba asustado. Cuando llegó mi padre, me
mente; como es ahora costumbre, resultado de tantas facilidades con que cuentan puso una buena regañada pero no quedó satisfecho; buscó una reata y con ella me
los niños de hoy. dio como cuatro azotes. Ah caray, estos sí me dolieron. A esta edad, todavía me
Mis juguetes fueron solamente las canicas, el trompo, el yoyo y el balero. Cu- acuerdo. Hasta bailaba de dolor. Después de darme los primeros auxilios con la
ando cumplía años, nunca vi un pastelito en la mesa. Pero un niño tiene una gran reata, me llevó con un doctor para mi curación.
capacidad de recuperación, escasa memoria y no guarda rencor. La única salvación
de los niños es su inocencia y su capacidad para ver las cosas buenas de la vida.
A los siete años, ingresé a la escuela pública federal, primaria Leona Vicario, Huitzuco
que está ubicada en el primer cuadro de Huitzuco. Mis maestros fueron Lidia, Jose- Fue un pueblo minero; según la historia, esa mina producía azogue, por el año de
fina, Ofelia y Filemón. El director de esa escuela era el profesor Genaro, un hombre 1900. Cuando don Porfirio Díaz Mori, presidente de México, esa mina era propie-
corpulento y también calvo. Casi se miraba lo que estaba pensando. dad de su esposa, doña Carmen Romero Rubio. Entre los capataces que había, uno
En ese tiempo, el uniforme era verde olivo. Muchos niños como yo usábamos de ellos era don Antonio Mercenario; quien no era guerrerense ni mexicano, era de
huarachitos; de vez en cuando, zapatos, todos pelados y rotos por el uso. Mi madre origen español. Posteriormente, fue premiado por el dictador, con la gubernatura
me daba dos centavos y, cuando me iba bien, me daba cinco para que me comprara del estado de Guerrero.1
algo. Frente a esa escuela, había personas que vendían totopos, pinole, jícama con Cuando esa mina fue cerrada y abandonada por la empresa, después de muchos
chile y limón. Y con eso éramos felices. años, los ciudadanos del pueblo de Huitzuco se organizaron, formando cuadrillas
Anécdota. Era 16 de septiembre de 1943, íbamos a desfilar. Pero, como mis para trabajar esa mina; entre ellas, la formada por mi padre Francisco, así como
zapatos estaban pelados y rotos, a mi madre —que era muy inteligente— se le por Félix y Nicolás Astudillo. Por supuesto, a pesar de ser muy joven, yo le atoraba
ocurrió pintarme mis pies de negro. Pero, al hacerlo, me pintaba arriba del tobillo. duro a la chamba.
Viendo esto, yo le dije: “¡Me estás pintando más arriba!”. Ella me contestó: “Te En ese tiempo, los mineros que formaban esas cuadrillas carecíamos de com-
estoy pintando botitas, para que la gente no piense que nada más tienes un par de presores y máquinas perforadoras; se barrenaba a golpe de marro. Por eso, a los
zapatos... risas”. mineros les llamaban barreteros. Dábamos barrenitos de cuarenta centímetros de
Mis padres tenían un changarrito de abarrotes. Un día, mi mamá me mandó a
comprar diez litros de petróleo a una tienda. Íbamos por la calle, mi hermano Óscar 1
Nota de la edición: Antonio Mercenario fue gobernador de Guerrero en 17 ocasiones, entre los
y yo, cuando de repente salió un perro con el propósito de mordernos. Viendo yo al años de 1894 y 1901. Fuente: Diccionario Histórico Biográfico de la Revolución Mexicana,
tomo III, sección Guerrero. INEHRM, México, 1991, pp. 514-515.

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largo, les llamábamos monitas. A estos barrenos, después de cargarlos con dina- Taxco
mita, las cañuelas de los barrenos eran prendidas con la flama de la lámpara de
El 27 de agosto de 1955, llegamos mi esposa y yo a esta ciudad de Taxco de
carburo; porque en esa época no teníamos alambre de estopín, para encadenar las
Alarcón. Estuve viviendo unas semanas en la casa de mi cuñado, Erasto Díaz
cañuelas de los barrenos.
Nava, que vivía en terreno de don Enrique Lugo, en el cerro de Bermeja, cerca del
Yo cuidaba los hornos y fundía el metal a base de leña, para que ese metal se
cuartel militar. El 28 de agosto del mismo año, mi cuñado Erasto me llevó a las
convirtiera en azogue. Nos pagaban a ciento veinte pesos por kilo, pero bajó el
oficinas del sindicato minero, para solicitar trabajo en las minas de Taxco.
precio hasta setenta. Por esta razón se terminó este trabajo.
Estuve haciendo banca diez días. El 7 de septiembre, eran las cinco de la tarde
En el año de 1952, fue abierta esa mina. Recuerdo que el gerente era un señor
cuando salió de su oficina el señor Ángel García, secretario de Organización, y dio
de apellido Haidar. Yo también trabajé allí como faenero; me pagaban un peso el
lectura a una lista de hombres que enviaría a la empresa. Allí estaba yo. Éramos
viaje y hacía ocho viajes para ganarme ocho pesos y, al terminar, la empresa nos
veintiocho, veinte para trabajar en el interior de la mina y ocho para la superficie,
daba el almuerzo.
éstos eventuales. Me dio mucho gusto que yo iba a trabajar. Nos dio la lista en un
En la época de lluvias, también sembramos maíz. Allí estaba yo, haciendo ese
sobre y nos fuimos a las oficinas de la empresa, que estaban en El Fraile. Llegamos
trabajo de sembrar, dar tierra a las milpas y limpiar el bosque.
a las oficinas de trabajo, el jefe era el licenciado Federico García Sámano y el se-
Mi padre también fue comerciante, tenía un puesto en el mercado municipal de
gundo Alfredo Arévalo Loyo. Después de recibir ese oficio y de leerlo, nos envió,
Huitzuco, de semillas, frutas y legumbres. Yo ayudaba a mi padre en ese trabajo.
para el examen, al hospital del Pedregal con el doctor Juan Meana, director de ese
Recuerdo que, en ese tiempo, había una fuente pública de agua potable en el centro
hospital, y el doctor Camerino Rodríguez, quien fue el que nos hizo el examen. De
de dicho mercado. Allí se surtían de agua los ciudadanos del pueblo.
esos veintiocho hombres, diez salieron enfermos. Sólo dieciocho aprobamos dicho
Era el mes de febrero de 1953, cuando conocí a la joven Tomasita Díaz Nava.
examen y quedamos listos para trabajar. Otra vez, el doctor nos envió a las oficinas
Nos hicimos novios y, el 31 de diciembre del mismo año, me casé con ella por el
del Fraile, con el licenciado Federico García Sámano, quien nos mandó con el se-
civil, en el pueblo de Jojutla, estado de Morelos.
ñor Nicolás García, que nos entregó el equipo de trabajo, como casco, lámpara de
Trabajé unas semanas como ayudante de un carro cañero. Mi trabajo era amar-
carburo, gafas y guantes.
rar los rollos de caña con cadenas, para que la grúa los subiera al carro y, de allí,
Era el 10 de septiembre de 1955, ese día, a las siete de la mañana, los hombres
llevarlos al ingenio azucarero de Zacatepec, Morelos.
que íbamos para el interior de la mina nos presentamos en la mina de Hueyapa.
También trabajé como turnero, en el ingenio de Zacatepec. Yo no tenía expe-
El jefe de esa mina era el señor Walter Kenty. Los jefes de turno eran los señores
riencia, era muy joven, tenía diecisiete años, y dejé ese trabajo. Y nos fuimos a
Arturo Lemus, Carlos Balderas y Guadalupe Hernández, a éste le decían “el ma-
Cuernavaca, Morelos. Busqué trabajo en hoteles, restaurantes y quintas. En estos
cho prieto”. Los checadores de tiempo, Rutilo Bahena de la Rosa, Ezequiel Avilés
lugares me pedían cartas de recomendación, cartilla militar y credencial de elector.
González y Francisco Guadarrama. Los capitanes de esa mina, Filemón Márquez
Pero, como no tenía nada de estos papeles, no pude conseguir trabajo.
“el huevo duro”, Rafael Acevedo y Agustín Pineda.
Regresé a Huitzuco y allí trabajé, otra vez, en la mina. Mis tíos Félix y Nicolás,
Ese día, el checador de tiempo me entregó mi tarjeta de tiempo con el número
y mi padre Francisco, sacaban metal de unos socavones que ellos hicieron. Y tenían
404, con categoría de rezagador y salario de $ 12.85 al día, eso entré ganando.
hornos, donde fundían ese metal, a base de leña y sacar azogue.
El señor Arturo Lemus fue mi jefe de ese turno y me asignó como carrero, en el
nivel seis de Hueyapa. Éramos veinte carreros y el capitán era el minero Rafael
Acevedo; éste vivía en el barrio de Pedro Martín de esta ciudad de Taxco.
También trabajé como ayudante de ademador, rielero, tubero y almacenista.
Como ayudante de perforista, anduve con Benjamín Osorio y Benjamín Mendiola,
en un chiflón del nivel -60 de Coronas, hasta que comunicamos con el nivel cero,
con Pablo Avilés, en la frente sur del 6° de Coronas; con “el Pato”, en la frente

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norte de Hueyapa; con Guadalupe González “el mala cara”, en preparaciones del que haces y déjate de oraciones, pendejo. Si nos hubiera caído el “truque” encima,
rebaje sobre carca, en nivel -60 de Coronas; con Juan “el michoacano”, en el frente estuviéramos bien fríos y con los ojos al revés.”
sur del Palo Amarillo, con máquina montada. Recuerdo que en este frente había José vivía en el barrio de Los Jales de esta ciudad, era un hombre alcohólico,
mucha agua; ésta me llegaba hasta las rodillas. Este frente está en el nivel cero de la tomaba y fumaba mucho. Y ya tenía algunos años de minero, conocía la mina, yo
mina de Hueyapa. Con Ángel Soria, en el nivel cero, trabajé en rebaje sobre carga; era nuevo. Yo estaba furioso y me dolía la herida de la pierna y me sangraba. Pero
a este destajista le decían “el pípilo”. no quise reportar nada de este accidente, por miedo de que la empresa nos corriera
Estuve como perforista ajustado, ampliando la acequia del nivel cero de mina del trabajo. Por eso me aguanté. De veras, yo estaba bien jodido y necesitaba el tra-
Hueyapa. Mi ayudante era el compañero Alberto Martínez, “el apache”, y el otro bajo. Sólo le dije a José: “a la tarde que llegues a tu casa, te lavas bien la cabeza con
perforista era el minero Filemón Gómez Córdoba, “el curita”; su ayudante era el agua bendita y, el agua que te sobre, te la tomas para ver si se te quita lo pendejo”.
compañero Francisco Brito, “la jícama” por su carita redonda. Hasta el más escondido rincón de una mina es peligroso. Hay, eso sí, unos
Anécdota. Tenía quince días de haber ingresado a la mina. Era el turno de lugares más peligrosos que otros. Constantemente protestamos para lograr condi-
primera, día lunes. El señor Arturo Lemus, jefe de turno, nos mandó a José López ciones de trabajo más seguras y humanas. Con enormes dificultades se logra algo
y a mí a meter madera del patio de La Concha a la ventanilla del nivel cero de Co- en el Contrato Colectivo de Trabajo, para evitar accidentes de trabajo.
ronas. Buscamos un “truque” y, al llegar al comedor del nivel cero, José me dijo: Hay lugares donde la temperatura es muy alta, por estar en lo más profundo
“Tesi, de aquí en adelante es pura bajada; yo me subo al “truque” y, cuando agarre de la tierra. La ventilación es muy deficiente y el aire muy viciado. El calor es ter-
velocidad, tú te subes también y nos ahorramos la caminata”. Así lo hice, cuando rible, por lo que el trabajo —de por sí pesado y rudo— se vuelve más duro. Es para
ya había agarrado velocidad yo ya me iba acomodando. Cuando nomás de repente morirse, barrenar después de ocho horas. Sales con los oídos insensibles. Porque
voló el “truque” y también nosotros, yo caí como a tres metros delante del “truque” ése es otro problema, el ruido fuerte en lugares cerrados duele… y duele mucho.
y José cayó en la acequia y casi le caía el “truque” encima. El “truque” quedó con Los hombros se te destrozan, parece que te dieron una garrotiza. Supuestamente,
las ruedas hacia arriba. Quedamos en tinieblas, porque también las lámparas vol- te debes poner una mascarilla contra el polvo, pero eso te acorta la respiración y de
aron y también las cachuchas. Entonces supe en verdad lo que es la oscuridad. No inmediato te falta el aire; te quitas desesperado la mascarilla y empiezas a tragar
se compara con la oscuridad de la noche, no se miraba nada, nada, ni las uñas de polvo: silicosis. Pero estamos obligados a dar los barrenos de frentes o cortes en los
las manos. Con la desesperación, caminé a gatas por el suelo lleno de lodo, sólo rebajes sobre carga o chiflones, depende donde nos toque trabajar.
se escuchaban las gotas de agua que caían por todos lados del túnel. Yo buscaba No es barrenar el único trabajo pues, como el túnel o frente va avanzando,
mi lámpara de carburo. Por fin la encontré, me limpié mis manos en mi pantalón se tenía que ir apuntalando con madera, por lo flojo del lugar. Y, si era chiflón, ir
y con mi mano izquierda sujeté la lámpara, con mi mano derecha tallé el reflector poniendo anillado o partido; colocar trancas y tablones o anillado, para dividir el
y prendió mi lámpara. Busqué mi cachucha y me la coloqué en mi cabeza; busqué camino y la metalera. Y el camino de escaleras también de madera; por supuesto,
la cachucha de José —que ya iba lejos sobre el agua de la acequia— y también su tubería de aire y agua para poder barrenar. Todo este trabajo lo hacían dos hombres.
lámpara; se la di a José y le pregunté “¿estás bien?”. Él me contestó “creo que sí”. Cargar los barrenos, dados con pólvora, era peligroso.
“Bueno, ¿qué es lo que pasó?”, le dije. Él me contestó “es que no quité el cambio A los mineros todo nos hace daño, el trabajo, el calor, el frío, las desveladas.
de vía, gracias a Dios que no nos pasó nada”. Yo tenía un rayón que me hizo un Será por lo mal comido y por lo bien bebido, lo peor que le puede pasar a un min-
clavo del “truque”, en la pierna derecha, de unos 15 centímetros de largo, y me ero es el dinero, tenerlo de repente. No sabemos cómo gastarlo… Nos volvemos
brotaba sangre por la herida. locos y eso fue lo que nos pasó a muchos, no todos. No quiero mencionar nombres,
A José, muy poquito le faltó para que le cayera el “truque” encima. Éste hab- por respeto a ellos. Pero, cuando recibían dinero en días de pago, por préstamos,
laba entre dientes, yo le dije: “Creo que estás rezando, pero te advierto que es vacaciones, tiempos extras o bonos, las cantinas que había en Taxco —como “Mi
inútil. Dios no baja a la mina, porque no la conoce y no tiene lámpara. Por eso no Oficina” de la señora Omega; “La Pasadita”, el bar del cuate Mendoza, el “Monter-
puede cuidarnos, estamos solos. ¡O te cuidas tú o te lleva la chingada! Fíjate lo rey”, el bar de Felipe Alvarado— todos estos lugares estaban llenos de mineros, los

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días de pago. Y ya, cuando estaban todos atarantados, por los humos del alcohol, se Llegaron a ese rebaje el gerente, señor Foster; el jefe de mina, Walter Kenty;
iban a la zonaja, en los burdeles de La Negra o La Roca, El Túnel, con las viejas de ingeniero Antonio Rodríguez, jefe de seguridad; Guadalupe Hernández Escamilla,
tacón alto, esas viejas que parecen malas, pero son buenas y están muy buenas, lo jefe de turno; el agente del ministerio público, así como el médico forense. El señor
caliente que es uno. Llega sábado, rayas, te emborrachas, lo gastas todo y el lunes Kenty, minero muy listo, observó pegaduras a punto de caerse y nos ordenó, al
otra vez a trabajar como burro, con caras de idiotas. minero Erasto Díaz y a mí, que sacáramos al minero al patio de La Concha, para
Esta historia deben conocerla. Los mineros son hombres honestos y de una allí ser revisado por las autoridades. Pues bien, Erasto y yo agarramos al minero,
madera especial; son verdaderos héroes, trabajan mucho y viven poco. Yo traté a yo de las manos y Erasto de los pies, y lo acomodamos en la camilla; lo cubrimos
muchos mineros y, de ellos, cerca de quinientos ya se nos adelantaron. con una cobija y lo amarramos con las correas de la camilla; lo bajamos por las
Conocí la palabra más temida por los mineros, silicosis. Esta es una enferme- escaleras hasta el nivel seis de Coronas. En un “truque” lo llevamos hasta la venta-
dad de las llamadas profesionales. Consiste en que, sencillamente, los pulmones nilla de Coronas, lo metimos a la calesa y llegamos al nivel cero, de allí hasta el
se llenan de tierra producto de trabajar ocho horas en las entrañas de la tierra, sin patio de La Concha.
protección alguna y respirando agitadamente por lo duro del trabajo. No es una A estas fechas, ya no recuerdo exactamente el mes, pero fue en seguida que
enfermedad contagiosa, pero resta capacidad para respirar. Como gran parte de los otro minero perdió su vida, le decían “La Ciervita”. A este minero, en un turno de
pulmones están llenos de tierra, se hacen duros y, si el enfermo hace esfuerzo, se segunda, cuando trataba de enganchar las góndolas del trole, las góndolas aplas-
provoca hemorragia; pobres enfermos, empiezas a escupir sangre. Después, ya no taron su cabeza.
necesitan hacer esfuerzo, con una tosidita escupen sangre y, en pocos días, mueren. En el tiempo que estuve trabajando en la empresa, hubo algunos accidentes,
Esta muerte, que me tocó ver de cerca a los compañeros mineros Moisés sólo voy a mencionar algunos que recuerdo: Artemio Martínez (de Dolores) y “El
Carvajal, quien vivía cerca de El Gigante, barrio de Pedro Martín de esta ciudad de Paintla”. Estos dos mineros perdieron la vida, en mina de Jesús. Por un derrumbe
Taxco, y Federico López, que vivía en el cerro de Bermeja de esta misma ciudad. muy grande, estuvieron sepultados como cinco días. Estuvo don Rosalío Zamar-
Yo me quedé con los ojos cuadrados y con un profundo y triste recuerdo. ripa, jefe de turno y minero con mucha experiencia; fue el hombre que rescató a
La muerte. Compañera inseparable de todos los seres humanos es la muerte. esos mineros.
Sólo que a determinados grupos los visita con mayor frecuencia, como a los min- El minero Margarito Pérez, era calesero; a este compañero le trozó la cabeza
eros. Los mineros saben su hora de entrada a la mina, pero nunca estarán seguros “el machete” de la calesa. Este accidente fue en turno de tercera; era sábado, en la
de su salida ni cómo saldrán… vivos o muertos. calesa de Coronas.
Yo ingresé, como al principio menciono, a la compañía American Smelting y A “La Chivita” (de Huixtac) le cayó una pegadura en la frente de mina Guer-
San Isidro, el 10 de septiembre de 1955, en la mina de Hueyapa. Y, en el mes de rero. “La Marranita” (del pueblo de El Naranjo), a este minero se lo tragó la carga
octubre de ese año, hubo un accidente en la frente del nivel 6 de mina de Jesús. Una en un rebaje sobre carga. Al compañero Feliciano Leguízamo Cruz lo partió en
pegadura le quitó la vida al compañero minero Vicente Flores Delgado. Este min- dos pedazos una máquina Scooptram, cuando trataba de colgar una manguera; este
ero vivía en el terreno de don Moisés Carvajal, donde hoy se encuentra el IMSS, accidente ocurrió en el patio del Solar del taller mecánico. El minero Santiago
en el cerro de Bermeja. Huertas, “El Topo Gigio”, se cayó de una escalera y se fue hasta el fondo de un tiro.
Como en noviembre del mismo año, una pegadura le quitó la vida al minero Agustín Morales Avilés. A este minero lo atrapó una máquina Scooptram, en
Fructuoso “El Zonacatla”. Íbamos caminando por el nivel cero de Hueyapa, era el nivel 6 de la mina de Guerrero. Todavía con vida, llegó a urgencias del IMSS. A
viernes, turno de segunda, cuando encontramos al supervisor jefe de turno Guada- los minutos de haber llegado, murió.
lupe Hernández Escamilla, “El Macho Prieto”, y nos dijo “váyanse para el rebaje El minero Félix Cerecero. Este compañero, cuando soldaba la calesa del tiro de
de Pedro Islas, alias ‘el burro’, se acaba de matar ‘El Zonacatla’.” Nos fuimos para El Solar, se cayó en el tiro. Se hizo pedazos su cuerpo, fue velado en su domicilio,
ese rebaje —que el encargado de ese turno era Gabino Sandoval—. Allí estaba el en la colonia de El Minero, en Los Jales.
minero, ya sin vida, sobre la rezaga. Estas cosas nunca se olvidan.

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Sergio Ríos. A este compañero le cayó una máquina Scooptram, cuando estaba
limpiando los frenos. Este accidente ocurrió el 15 de septiembre de 1983, en el
patio de El Solar.
Recuerdo con tristeza el accidente ocurrido el 31 de marzo de 1969, en el seg-
undo turno, en la mina II y III de la compañía minera Guadalupe S. A. de C. V. de
Barroterán, estado de Coahuila; donde murieron ciento cincuenta y tres mineros
por la explosión de gas grisú, recuerdo imborrable. El accidente llenó de luto, dolor
y tristeza a esas familias y al sistema minero del país.
Cómo olvidar el accidente ocurrido en la tercera semana del mes de febrero
Minero
del 2006, los lamentables hechos en Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila,
donde muchos mineros quedaron sepultados. Estos hechos volvieron a sacar, a flor
de tierra, la azarosa e injusta vida que todavía padecen los mineros y sus familias. Autor anónimo
Cómo olvidar la sirena que silbaba a las seis, al cuarto para las siete, a las doce
horas, 12:30, tres de la tarde y once de la noche. También, cuando había un ac-
Tú fuiste un minero,
cidente fatal.
trabajaste muchos años
Es necesario mencionar en esta historia, además, a los señores contratistas de
por muy poco dinero;
acarreo del mineral, en carros de volteo de las minas de El Pedregal, Jesús, por
siempre llegabas temprano,
la tolva de Cenicero y Guerrero que, estaba la tolva en el nivel 14-12. Los se-
fuiste siempre un buen obrero.
ñores contratistas eran don Enrique Ordaz; Jesús Leguízamo; Rafael García; Án-
gel García; Gil Camacho; Rafael Viveros; Rodolfo Cid; Roberto Leguízamo; Cruz
Trabajaste en la minería,
Manuel Rojas, “El Negro”; Enrique Ordaz Otamendi; Gregorio Leguízamo Cruz y
siempre ibas muy temprano
Luis Villarreal. Estos contratistas acarreaban el concentrado de plomo y zinc a la
por las mañanas muy frías
estación de El Naranjo, para que el ferrocarril lo llevara a la fundidora de San Luis
y llevabas en la mano
Potosí. Pero este servicio también se terminó, en 1997.
tacos o tortas muy frías.
La empresa nos vendía una despensa por semana. Cada minero tenía derecho
a seis litros de maíz, un kilo de azúcar, un kilo de arroz, frijol, manteca, así como
En mi mundo no brillan las estrellas,
chile guajillo. Todo esto por un pago mínimo y este servicio nos ayudaba mucho
en mi mundo no hay sol;
económicamente.
es un mundo de sombras que se nutre
Taxco Pueblo Mágico es, para la historia de nuestro estado de Guerrero, semil-
en humedad de trabajo y sudor.
lero de donde salió la fuerza que sacó de la entraña de la tierra el preciado metal de
plomo, zinc y plata, que han puesto en el mapa del mundo el nombre de las minas
En mi mundo los ecos del silencio
de Taxco; los hombres mineros que, con su sangre, sudor y pulmones, explotaron
se convierten en voz;
las minas de Hueyapa, Pedregal, Jesús, Guerrero, Remedios y El Solar, hasta que
son las toses cascadas del minero,
las minas acabaron con sus vidas.
escupiendo pedazos de pulmón.
¡Minero! No sólo es grito de los hombres que han entregado su salud y su vida,
que extrajeron el metal que ha dado paso al progreso. También, es recuerdo de
la conciencia que nos grita: Si quieres ser libre, confía en tus hermanos de clase.
¡Únete, organízate y lucha!

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Mi mundo es selva de árboles muertos,
sin hojas y sin flor;
es serpiente de acero que reptando
va ruidosa por el negro socavón.

Es canción de barrenos que perforan


el vientre rico y virginal,
es roca que, con golpes de sudores,
derraman lágrimas transformándolas en metal.

Mi mundo es explosión de dinamita,


es polvo, sílice y metal,
es el alma de un hombre que, marchita,
respira el polvo, esperando su final.

Hermano, algún día desde mi tumba oscura


enviaré hasta tu mundo de negrura
mares de aire puro, que sacien tu pulmón.

Y, en esa eternidad de noche fría,


tendrás cálida luz de medio día.
Y la angustiosa asfixia que te hastía
se tornará en un mundo de paz y alegría.

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