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De acuerdo a la definición de Smulders, el concepto de sostenibilidad deriva de dos sentidos que se

podrían definir de la siguiente manera:

Economía ecológica (sostenibilidad fuerte). La cual promueve que el desarrollo sea compatible con
los procesos de recomposición de los recursos naturales, además de limitar la utilización de los
recursos no renovables dentro de un ecosistema.

Economía ambiental (sostenibilidad débil). Pretende ayudar el capital natural con el capital físico,
humano, social e intelectual a través de la tecnología para que los recursos que se agoten puedan
ser sustituidos por otros que realicen la misma función.

Entonces, la mejor forma de llegar al desarrollo sostenible es a través de la economía ecológica,


puesto que mejora la calidad de vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas
que lo sustentan. Para que este modelo tenga éxito se debe observar la carga y oferta natural de
cada ecosistema con la finalidad de diferenciarse de otros e irse complementando por medio del
intercambio y comercialización de sus excedentes.

Smulders (1999) el concepto de sostenibilidad tiene dos significados. Por un lado, requiere que los
ecosistemas no se deterioren con el paso del tiempo (sentido ecológico) y, por otro, que el
bienestar o utilidad de los agentes no disminuya (sentido económico). Por otra parte, las
diferencias entre economistas de la economía ecológica, por un lado, y los de la economía
ambiental, por otro, han dado lugar a la aparición de los conceptos de sostenibilidad fuerte y débil.
Y aunque no hay unanimidad en el significado de estos términos se acepta generalmente que la
diferencia reside en la capacidad de sustituir recursos naturales por capital económico, entendido
éste en un sentido amplio, es decir, incluyendo capital físico, humano, social e intelectual. La
sostenibilidad en sentido débil se basa en la hipótesis de que esta sustitución es posible. En
cambio, la sostenibilidad en sentido fuerte establece la existencia de recursos vitales que no son
sustitutivos sino complementarios. A efectos de su utilización en el análisis de los modelos de
crecimiento, Smulders (2000) considera que la sostenibilidad en sentido fuerte supone que el nivel
de calidad medioambiental (que es un índice que incluye tanto recursos naturales como
condiciones medioambientales relacionadas con la contaminación, biodiversidad y, en general,
situación de los ecosistemas) no disminuye en el tiempo, mientras la sostenibilidad en sentido débil
permite que disminuya la calidad medioambiental con el consiguiente deterioro del bienestar social,
a condición de que los incrementos de capital impidan que los niveles de utilidad puedan decrecer.

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