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La negociación de la noticiabilidad en los

suplementos deportivos de Rosario

Postítulo en Periodismo y Comunicación


Licenciatura en Periodismo
Universidad Nacional de Rosario

Federico Galfano

2018
ÍNDICE:

Introducción (página 1).

Capítulo 1 (página 3).

La sección deportes: una mirada a las redacciones de Ovación y El Hincha.

Similitudes y diferencias.

Capítulo 2 (página 10).

La negociación de la noticiabilidad. ¿Quién determina la agenda a seguir en el día

a día?

La relación entre periodista y jefe de sección. ¿Qué criterios y fuentes utilizan?

Participación del periodista en la elección de los temas.

Capítulo 3 (página 20).

El rol de los directivos del medio y su vínculo en las decisiones.

Conclusión (página 24).

Bibliografía (página 28).

Anexo (página 30).


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INTRODUCCIÓN:

Bajo la consigna de reflexionar acerca de los factores que intervienen en la negociación de la

noticiabilidad en los suplementos deportivos de Rosario, se presenta el Trabajo Final Integrador

de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de Rosario.

En líneas generales, el fenómeno que se pretendió estudiar es el vínculo existente entre los

jefes de sección y los periodistas en los suplementos deportivos de los diarios La Capital y El

Ciudadano, de la ciudad de Rosario. Dicho fenómeno se inscribe dentro de los procesos

periodísticos que se generan en el seno de las redacciones a la hora de definir el criterio de

noticiabilidad. Es decir, qué es y qué no es noticia.

Los periodistas, en el día a día, deben cumplir una función fundamental para que, al final de

un largo proceso, la noticia finalmente sea publicada. En ese sentido, la figura del “gatekeeper”

cumple un papel determinante, ya que es quien toma la decisión sobre qué acontecimientos van a

convertirse en noticia o no.

La negociación de la noticiabilidad está estrechamente vinculada al concepto de gatekeeper.

En este caso, dentro de los medios gráficos, serían los jefes de sección quienes, en conjunto con

los periodistas, definen aquellos sucesos relevantes y dignos de convertirse en noticia el día de

mañana, como así también desechan aquellos temas redundantes que no merecen ser publicados.

Además, muchas personas creen que, al ingresar a trabajar en un medio gráfico, ya conocen

cómo son las reglas y pautas de trabajo. Sin embargo, existen determinados puntos que, de la

teoría a la realidad, están muy lejos de cumplirse. De esta forma, conocer cómo es la relación

entre jefes de sección y los periodistas, principalmente a la hora de negociar el criterio de

noticiabilidad, adquiere un significado especial.


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A raíz de lo expuesto anteriormente, fruto del proyecto del TFI en cuestión, surge nuestro

interrogante: “¿De qué manera influyen los intereses de los medios de comunicación al momento

de seleccionar los temas que luego se convertirán en noticia?

Así, se proponen los siguientes objetivos:

- Reflexionar acerca de los factores que intervienen en la negociación de la noticiabilidad en los

suplementos deportivos de Rosario.

- Analizar el proceso de selección de las noticias en los suplementos deportivos de Rosario.

- Describir el vínculo existente entre jefes de sección y periodistas en el seno de las redacciones.

- Dar cuenta acerca del grado de participación de los periodistas en la elección de los temas.

- Determinar si existe o no algún tipo de presión por parte de los directivos del medio sobre los

periodistas.

Para cumplir con lo mencionado, el camino transitado incluyó el repaso de bibliografía; la

realización de la “observación participante” en las salas de redacción de Ovación (La Capital) y

El Hincha (El Ciudadano) durante noviembre de 2017 y febrero de 2018, como así también en

las reuniones o conversaciones que determinaron la selección de las noticias; y,

fundamentalmente, la opinión de seis profesionales que dedican su carrera al periodismo gráfico,

representados principalmente por jefes de sección y periodistas.

Por último, se expondrán las conclusiones alcanzadas.


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CAPÍTULO 1:

Una mirada a las redacciones de Ovación y El Hincha:

El deporte, especialmente el fútbol, es una de las principales atracciones para los rosarinos.

Las charlas, chicanas y debates que giran alrededor de Newell’s y Rosario Central están

presentes en cada rincón de la ciudad. Y los diarios, por supuesto, no son ajenos a esta realidad.

Se puede afirmar que el suplemento deportivo es un “diario aparte”. Difícilmente uno logre

encontrarlo dentro del periódico, sino más bien aislado, separado, como si no formara parte del

mismo.

“El suplemento, te diría, es casi un diario dentro de otro diario. Si vas a un bar, La Capital y

Ovación están separados. Es muy fuerte. Es el suplemento más importante del diario y conlleva

una responsabilidad enorme”, describe Vanesa Valenti, periodista de hockey de La Capital desde

el año 2010.

Ovación, suplemento deportivo del diario La Capital, nació como tal a mediados de la década

del ’90 con el cambio de formato del periódico (sábana a tabloide). Su nombre, de acuerdo a lo

explicado por Mauricio Tallone, actual jefe de sección, “tiene que ver con lo futbolera que es

esta ciudad. Se necesitaba un nombre que se identificara con la ciudad, pero que no se inclinara

hacia ninguno de los dos clubes. Tiene que ver con la pasión y la identidad futbolera. Además,

había otros suplementos deportivos que también se llamaban así, por lo que no quedaba

descolgado”.

Actualmente, Ovación está compuesto por 18 personas. Un jefe, dos subjefes, seis periodistas

abocados a la cobertura de Rosario Central y Newell’s, y otros seis al polideportivo (rugby,


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hockey, básquet, por citar algunos). Además, hay un corrector y dos diagramadores, que luego

envían las páginas a secretaría para que sean aprobadas.

Todos ellos trabajan en una de las tantas oficinas ubicadas en Sarmiento 763. Es una sala

grande, ubicada en la parte antigua del edificio, en la cual hay dos mesas de trabajo extensas y

plagadas de computadoras. Allí, los periodistas de la sección se ubican en una, junto al corrector,

mientras que los diagramadores trabajan de forma aislada. Mediante un sistema, el jefe de

sección y los diagramadores pueden ir viendo cómo se van completando cada una de las páginas

que escriben los periodistas.

Por su parte, El Hincha tuvo su origen en 1998, con la fundación del diario El Ciudadano. Así

lo cuenta Diego Mussetta, periodista, ex jefe de sección deportes y actual jefe de la web: “El

diario se empieza a forjar en los primeros meses del ‘98. Había que definir el nombre de los

suplementos. En ese sentido, la denominación ‘El Hincha’ fue idea del jefe de sección Jorge

Balbo. Es una palabra que engloba un montón de situaciones y, especialmente, lo que siente una

persona por el deporte. Con los años se fue forjando y hoy creo que es una marca registrada en

los medios gráficos de Rosario”.

Los 20 años de vida de El Ciudadano han sido turbulentos, ya que pasó por manos de varios

dueños, incluyendo cierres y despidos, hasta que, desde hace dos años, comenzó a funcionar

como una cooperativa gestionada por sus propios trabajadores.

“Arrancamos con colaboradores de la ciudad y hasta corresponsales en Santa Fe y Buenos

Aires. Nuestro periodista iba a cubrir Newell’s o Central y el corresponsal lo ayudaba. A su vez,

otro periodista en la semana generaba entrevistas a deportistas amateurs. Era un suplemento

grande. Se hacían 16 páginas y hasta 24 en algunas ocasiones”, dice Mussetta.


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Y agrega: “Entre 1999 y 2000 se hizo un suplemento semanal llamado ‘El Amateur’, de ocho

páginas, con información vinculada al rugby, al hockey, al vóley y demás deportes locales. Había

un jefe, un subjefe, un corrector de textos y un grupo de chicos jóvenes que recién salíamos de

los institutos de periodismo. Ninguno era conocido. Éramos más de 15 dentro de la sección”.

Hoy en día, son ocho personas en la redacción al mando de 12 páginas, con la salvedad de

que ya no hay información de turf (carreras de caballos). Hay un jefe, un subjefe, dos periodistas

de Rosario Central, uno de Newell’s, uno de rugby, otro de futbol de ascenso y el último que

escribe sobre la Asociación Rosarina de Fútbol.

Los ocho periodistas al mando de El Hincha conviven en las oficinas de Brown 2793. Todos

los integrantes del diario trabajan en la planta baja, distribuidos en seis mesas de trabajo, que

corresponden a cada una de las secciones. Si bien están separados por pequeñas distancias, no

hay una sala especial por sección: todos se ven las caras.

Hasta aquí, ya se pueden establecer algunas diferencias entre Ovación y El Hincha. El edificio

de La Capital es muy espacioso, cada sección trabaja en forma separada y sin bullicio. Además,

supera ampliamente a El Ciudadano en cantidad de personal, incluyendo, por ejemplo, dos

diagramadores propios, que se encargan de diseñar cada una de las páginas del suplemento. Otra

diferencia radica en la cantidad de páginas. Ovación imprime 16 páginas por día y los fines de

semana, entre 20 y 24. En tanto, el Hincha sólo 12, por una cuestión física y, también, por falta

de presupuesto. Un aspecto que también establece una barrera entre ambos diarios.

Dice Tallone: “Lo más importante es Rosario, pero te doy un ejemplo: viene un periodista y

me dice que consiguió una nota con Rafael Nadal o Roger Federer. Si es en otro país, la peleás y

vas. El presupuesto no es acotado, pero está dentro de un marco de lógica. Si Central o Newell’s
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juegan en la luna, vamos a la luna. Con la selección pasa lo mismo. Con el resto de los deportes

vamos viendo de acuerdo a la importancia. Es algo que pasa en todos los diarios”.

Para La Capital, la cuestión económica no es un impedimento. Pasajes de avión o colectivo,

hoteles y comidas son comodidades habituales para los periodistas enviados dentro o fuera del

país para realizar alguna cobertura. En cambio, la situación en El Ciudadano es completamente

distinta.

Lisandro Olearo, periodista de rugby de El Hincha, señala: “Hubo épocas de bonanza en las

que había presupuesto para taxi o canjes con remiserías. También dinero para viajar a Buenos

Aires o Córdoba. Para el Mundial de rugby del 2011 el diario no me dio un centavo. Yo

trabajaba para Ámbito en ese momento, que era parte de la familia de El Ciudadano, y me dieron

el pasaje. En cambio, en la época del Mundial 2015, hicimos un suplemento especial de rugby.

Ahí se vendió publicidad, pagamos los gastos y la plata que sobró me la dieron para viáticos.

Hubo una buena respuesta. Hoy que somos cooperativa también tenemos viáticos. Tampoco para

quedarse a dormir en un hotel, pero está, al menos, el pasaje en colectivo y las comidas”.

Sin embargo, pese a la desventaja, El Ciudadano comprendió que una de las formas de ser

competitivo ante el poderío de La Capital, al menos en la sección deportes, era darle muchísima

importancia al deporte amateur, el sello distintivo de El Hincha.

Así lo entiende Mussetta: “Uno a veces quiere competir, pero sabemos que La Capital tiene

150 años de historia y es uno de los diarios más añejos del país. Así y todo nosotros ganamos un

espacio. Queremos que El Ciudadano sea una alternativa que le llegue al que juega futsal,

hockey, rugby, básquet, etc. La diferencia es el respeto por el deportista. El Ciudadano es un

lugar donde el deportista se va a sentir cómodo y no apretado o usado. Queremos darle el espacio
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que el deportista necesita. La información de Newell’s o Central, que es lo más importante, está.

Así como está la nota de Lioi que hizo tres goles ante Olimpo, también está la nota al chico de

Old Resian que hizo tres tries. El deportista tiene su lugar en El Hincha”.

Del otro lado, Tallone, jefe de sección de Ovación, respondió lo siguiente al ser consultado

sobre la cantidad de espacio semanal que se le brinda al deporte amateur: “Hace poco tuve una

charla con Vanesa Valenti (hockey), en la que ella me planteaba que, a veces, surge algo más

importante que la página ya estructurada. El tema es que uno no puede modificar la parte de

adelante del suplemento (destinada al fútbol), porque acá no hay nada más importante que

Newell’s y Rosario Central. Esta ciudad es así. Está comprobado comercialmente. Es muy raro

que, en los 150 años de historia del diario, la tapa no haya sido de Newell’s o Central. Rosario es

una ciudad futbolera por excelencia”.

Las posturas son claras y evidentes. Ovación hace su principal anclaje en el fútbol y todas sus

tapas son de Newell’s o Central, incluso los días que no se juegan partidos o hay poco flujo de

información, como suele suceder en el verano, cuando no hay competencia y los equipos se

encuentran de pretemporada o en busca de refuerzos. En cambio, El Hincha cumple con la

información futbolística, pero va más allá, otorgándole espacio e importancia al resto de los

deportes que se practican en la ciudad.

Un claro ejemplo es el rugby, que desde hace ocho años cuenta con una página diaria de

información. Además, hasta ha llegado a ser tapa del suplemento y, a su vez, del mismo diario.

Un hecho que jamás sucedió en Ovación. “Justo en 2009 me tocó la explosión de un Duendes

que ganó todo. En esos dos meses, escribí dos notas que fueron tapa de diario: Duendes campeón

del Torneo del Interior y del Nacional de Clubes. Para mí fue un envión espectacular. Así gané la
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posibilidad de abrir la página. En el verano del 2010 me ofrecieron comenzar a escribir una

página de rugby por día”, confiesa Olearo.

Lo expuesto anteriormente se confirma con las declaraciones de Rodolfo Parody, quien

ingresó a La Capital en 1999, apenas nació El Ciudadano: “El diario tenía la intención de darle

mayor espacio a los deportes amateurs. Así fue que ingresamos tres periodistas para hacerle

competencia al diario El Ciudadano, que venía dándole importancia a las actividades amateurs.

En ese momento, El Ciudadano era un diario que le estaba haciendo ruido a La Capital, con muy

buenas tiradas y producciones. Se puede decir que entré al diario por esa sana competencia”.

Finalmente, de acuerdo a las entrevistas realizadas en ambas redacciones, surgió en El

Ciudadano una palabra que llama poderosamente la atención: sentido de pertenencia. Una

comunión que se construyó entre los periodistas a partir de las situaciones u obstáculos vividos a

lo largo de los años.

Diego Mussetta lo justifica así: “El espacio lo ganamos por el sentido de pertenencia de los

que trabajamos en el diario, porque respetamos un montón de situaciones en cuanto al manejo de

la información. Creo que eso se dio gracias al grupo humano que forma la sección. Hay un

sentido de pertenencia. Los que trabajamos acá tenemos puesta la camiseta de El Ciudadano. Eso

resume, a groso modo, lo que nosotros sentimos cuando entramos y salimos del diario”.

En tanto, Olearo amplía: “Todos los días sigo aprendiendo de mis compañeros. Me he

apoyado mucho con David Ferrara, Diego Mussetta y Gabriel Pennise. Somos amigos. Comemos

juntos. Vamos a los casamientos y cumpleaños de nuestros hijos…”.

Con mayores comodidades de trabajo, un presupuesto abultado y, además, un amplio staff

(que le permite, principalmente, imprimir una mayor cantidad de páginas), Ovación cuenta con
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todas las herramientas necesarias para elaborar un suplemento sin fisuras. En cambio, El Hincha

no posee los mismos recursos, por lo que apela al sentido de pertenencia de sus trabajadores y,

también, al enfoque minucioso sobre el deporte amateur, para tratar de mantenerse en vigencia.

Un suplemento más casero, pero que ha logrado hacerle ruido a La Capital.


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CAPÍTULO 2:

Reflexionar acerca del término “gatekeeper”, mencionado en la introducción, resulta

determinante, ya que es el eje central del trabajo. ¿De dónde proviene tal concepto?

El mismo fue inaugurado en 1947 por Kurt Lewin en Frontiers in groups dynamics. Channels

of group life: Social planning and action research para caracterizar las “dinámicas interactivas

en los grupos sociales, en particular respecto a los problemas relacionados con el cambio de

hábitos de alimentación” (Wolf, 1987:204). Lewin desarrolló el concepto dentro del campo de

la psicología social, pero pronto encontró un hueco en el análisis de la comunicación de masas.

Así fue que, en 1950, David White utilizó esta idea para estudiar el flujo informativo en los

medios de comunicación y determinar la ubicación y el comportamiento de porterías que

permitían la publicación o no de un acontecimiento noticiable. En la obra The Gatekeeper: a

case study in the selection of news, White se avocó a entender el proceder de los “porteros” en un

contexto periodístico seleccionador, situando como base observacional las zonas de filtro que

operaban durante el mecanismo de producción de sentido.

Más tarde, en 1973, León Sigel retomó la idea de la existencia de un mínimo de burocracia en

la producción noticiosa y se animó a decir, inspirado por sus experiencias y observaciones, que

las noticias eran el resultado de opciones y no de decisiones. Estas opciones le permitían al

gatekeeper encontrar un equilibrio ideal entre los redactores, al considerar que la elección

informativa era una batalla permanente por el prestigio entre varios sub editores y jefes de

departamento que conviven en una sala de redacción. Además, advirtió, como consecuencia de

ello, que el valor intrínseco de las noticias y el lector toman papeles secundarios.
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Ese mismo año, Edward Jay Epstein, en News from nowhere, consideró la influencia de la

naturaleza misma de los acontecimientos noticiables en el siempre dinámico proceso de edición

periodística. A su vez, advirtió que las noticias no ocurren bajo circunstancias controladas que se

prestan a análisis metódicos individuales. Por el contrario, sugirió que si bien los periodistas

tienen ciertos valores compartidos que permiten homologar los acontecimientos con

posibilidades reales de ser convertidos en noticia, esto no significa que tales valores, en

determinadas circunstancias, se alejen de apremios estructurales y la lógica de la empresa

periodística.

Tal revelación, le permitió a Richard Brown, en 1980, publicar un artículo que tituló The

gatekeeper reassessed, a return to Lewin, a través del cual identificó el proceso mediante el que

las decisiones adoptadas en el momento de edición periodística se relacionan con reglas

implícitas y explícitas presentes en cada puerta de acceso.

Por su parte, en 1982, Charles Whitney y Lee Becker abrieron otra dimensión de estudio a la

función del gatekeeping a través de un artículo que titularon: “Keeping the gates” for

gatekeepers: the effects of wire news. En este apartado, establecieron puntos de contacto entre el

concepto de puertas de acceso y capacidad de fijar agenda en los medios.

Whitney y Becker concluyeron que los redactores eran capaces de elegir sus historias

periodísticas en función del nivel de repercusión social que podían alcanzar y, en este sentido,

ofrecieron explicaciones congruentes. Aseguraron que la estructura noticiosa del día,

independientemente de los contenidos y el medio en particular, influía en las decisiones de los

editores y periodistas, quienes se disputaban historias que sean pertinentes con el interés social

relevante.
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Asimismo, alegaron una proximidad entre los servicios informativos externos al medio de

comunicación y los periodistas que recibían esas coberturas con el fin de abocarse a aquella que

sobresalía del menú informativo diario.

Finalmente, tal situación también fue abordada en España por Antonia Gonzáles Borjas. Esta

investigadora presentó sus conclusiones en un artículo publicado en Sevilla y titulado

Producción del Temario Periodístico Local: “Quien verdaderamente selecciona, jerarquiza y

además decide popularizar o demonizar personajes e instituciones a través del mantenimiento del

tema en la agenda, es el “guardabarreras vigilante o gatekeeper”, condicionador del temario

informativo. Los periodistas encargados de ese cometido poseen un cargo medio o elevado:

director, subdirector, jefe de sección, redactor-jefe, editor y coordinador de área. Asimismo, si

nos preguntamos por los responsables del establecimiento de la agenda-setting pública,

encontramos en los medios informativos el origen del gran impacto sobre los temas de interés

público; aunque no son los únicos promotores […] Lo que no se acepta es anhelo de que uno

sólo desempeñe tal tarea. Es obvio que ni el espacio ni el tiempo que administra un único medio

de comunicación se lo permiten (2000:23)”.

Noticiabilidad y agenda. ¿Quién toma las decisiones?

La negociación de la noticiabilidad en los suplementos deportivos de Rosario es una tarea que

se lleva cabo día a día. Si bien el jefe de sección es el principal encargado, y responsable de lo

que se publica, la realidad indica que tanto en La Capital (Ovación) como en El Ciudadano (El

Hincha) la tarea es llevada adelante en conjunto con los periodistas que integran la redacción.

“Las decisiones referentes a la selección y emplazamiento de las noticias se toman formando

parte del día a día, y pese a la estructura jerárquica existente, la elección depende finalmente del
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contacto directo entre los periodistas especializados y sus respectivos jefes de área”, sostiene

Vladimir de Semir en Qué hechos merecen ser noticia (1996).

La noticia comienza a construirse en las primeras horas de la mañana, según Tallone, jefe de

Ovación: “Si los temas están claros, nos vamos comunicando con los periodistas para ir viendo

cómo se encaran los mismos. Llego al diario alrededor de las 15.30 horas y voy distribuyendo de

acuerdo a lo que tengo en la cabeza. Muchas veces no se cumple porque esto es muy dinámico.

Aparece algo a las siete de la tarde y ya hay que barajar y dar de nuevo. Como nosotros tenemos

diagramadores, vamos viendo de acuerdo a lo que tenemos. Cuando juegan Newell’s y Central

ya sabemos hasta qué página van: de la 2 a la 5. Si ocurre algo extraño, que amerita más páginas,

modificamos la parte de atrás y le damos una página más. Armar la edición es un ejercicio diario.

Vos lo podés tener en la cabeza, pero cualquier cosa que ocurra hay que solucionarla sobre la

marcha”.

Dinámica, ejercicio, imprevistos. Algunas de las palabras clave que giran alrededor del

armado de un suplemento y la selección de las noticias. Eso sí, hay algo claro: cuando surgen

cuestiones de último momento, al menos en Ovación, lo primero que se ve afectado es el

polideportivo. El fútbol no se toca.

La rutina, en lo que respecta a diagramación del suplemento, es muy similar en El Ciudadano.

Al respecto, Diego Mussetta, jefe de la sección entre 2009 y 2017, señala: “La agenda se arma

desde temprano. A la mañana uno habla con los periodistas de Newell’s y Central para ver por

dónde viene el día. El grueso de información en deportes está a las 18 horas. La primera función

es llegar al diario y armar un organigrama de trabajo. Desde el comienzo, el polideportivo fue

algo que pregonamos. Más allá del fútbol, que se respira, la ciudad también tiene miles de chicos
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que practican otros deportes. Hoy me animo a decir que ‘El Hincha’ tiene seis páginas de fútbol

y otras seis de otros deportes”.

En Los que hacen la noticia (2004), Luchessi y Martini exponen que “la selección y la

jerarquización de las noticias son siempre objeto de discusión y negociaciones: cada jefe de

sección defiende su campo. Las decisiones son tomadas por consenso”.

Tal consenso existe permanentemente entre los periodistas y sus jefes, pero con una salvedad:

las conversaciones fluidas se mantienen, en mayor medida, con aquellos que están abocados al

fútbol rosarino, deporte que marca la agenda en nuestra ciudad. ¿Las razones? El grado de

exposición y repercursión que implica escribir sobre ambos clubes.

“Hay un planteo permanente de qué hacer. En lo que tiene que ver con lo futbolístico,

realmente no hay discusión. Podemos tener alguna diferencia en si era más relevante una noticia

que la otra, pero no hay grandes discrepancias”, respondió Rodolfo Parody al ser consultado

sobre las charlas con el jefe de sección para determinar las noticias.

Justamente su jefe, Tallone, explica que mantener un contacto fluido con los encargados de la

parte futbolística es muy importante debido al alto grado de exposición al que se someten: “El

trato no es el mismo para todos. Primero por una cuestión de exposición y responsabilidad.

Aquel que está abocado a Central o Newell’s no tiene la misma responsabilidad y exposición que

aquel que trabaja en deportes amateur. Son los dos importantes, pero es distinto”.

Sin embargo, el problema radica cuando surge información importante o de último momento

en el ambiente del fútbol y se deben agregar más páginas de las establecidas. Ahí, los deportes

amateurs sufren un recorte, y los jefes de sección deben evitar inconvenientes con el resto de los

periodistas.
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“Hemos tenido situaciones en las cuales teníamos que acotar y una persona que quizá cubría

rugby, tenía que dar una mano en otro tema. Durante este tiempo, siempre fui una persona

abierta a recibir palabras de mis compañeros para llegar a un consenso. Si lo que me dicen desde

arriba es ‘hay que ir por este eje’, uno se lo tiene que trasladar al periodista. Me ha tocado, en

alguna oportunidad, decirle a alguien ‘hay que hacer esto y no hay vuelta atrás’. Trato de que

tengamos una gran comunión. Una relación fluida entre los periodistas”, cuenta Diego Mussetta

sobre el trabajo en El Ciudadano.

En la misma sintonía, Tallone agrega: “Cuando uno toma decisiones, es lógico que algunas

personas estén de acuerdo y muchas que no. Uno trata de ser lo más justo posible. Como siempre

digo: ‘No hay nada más desigual que tratar a todos por igual’. Cada uno tiene su personalidad.

Yo los conozco de antes, porque pasé de ser compañero a jefe. Entonces sé si están bien o mal, si

tienen algún problema o no. Eso hay que administrarlo”.

La negociación de la noticia:

“La labor de selección de las notas es, en buena medida, un trabajo de articulación, porque

hay que relacionar unas notas con otras, pensar en las implicaciones de esa información; pero

también de descubrimiento porque hay que leer entre líneas, de memoria, para dar seguimiento a

las notas, contextualizarlas y medir sus nuevas consecuencias; de capacidad analítica y práctica;

y, primordialmente, de decisión, donde lo básico está en encontrar lo novedoso, lo más

importante”, describe Agudelo Builes en La Influencia de las rutinas productivas en la

construcción del acontecer nacional.

Para aquellos periodistas que no escriben sobre fútbol, las negociaciones por el espacio suelen

ser habituales. Sobre este punto, Vanesa Valenti, periodista de hockey de La Capital, llegó a
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publicar una nota un mes después de haberla escrito, ya que pretendía recibir un espacio

considerable: “Si la quería mandar a la doble central, tenía que esperar un día que no haya fútbol,

entonces uno lo va hablando. Si la nota no se vence, uno espera, y después tiene que convencer

al jefe de por qué esa nota es importante. Tiene que ser algo muy malo para que el jefe te diga

que no tiene posibilidades de ser doble central. Depende del conocimiento de uno para convencer

a su jefe y de los argumentos”.

En Ovación, las negociaciones con el jefe suelen cobrar intensidad, especialmente, los fines

de semana, cuando la actividad deportiva se incrementa y el suplemento posee menor espacio

debido a la publicidad: “No hay mayores peleas por el tema del espacio. A veces sí de los

criterios, pero depende con quién. La mayoría está abocado al fútbol, entonces no hay grandes

discusiones en el polideportivo. Los sábados, que son los días que más actividades hay, nos

empezamos a pelear un poco. Ahí tratás de negociar, pero siempre con buenos términos”.

Este tipo de conversaciones entre periodistas y jefes de sección para determinar qué es una

noticia y cuándo puede o debe ser publicada antes de que pierda vigencia, desarrollan otra

función esencial bajo la óptica de León Sigal, quien en Reporteros y funcionarios, describe: “Los

reporteros y editores, al intercambiar información e interpretación, al formar juicios acerca de

hombres y acontecimientos, casi imperceptiblemente forjan un consenso acerca de lo que es

noticia”.

El ambiente dentro de la redacción:

Sin pensarlo, si uno tuviera que imaginarse rápidamente cómo se trabaja en la redacción de un

diario, lo primero que se le vendría a la cabeza es lo que generalmente se ve en las películas:

agencias internacionales, oficinas, computadoras, televisores y decenas de empleados trabajando


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al mismo tiempo, como si fueran robots programados dentro de una maquinaria perfecta. Pero

no. Es absolutamente todo lo contrario.

De acuerdo a las observaciones y entrevistas realizadas entre noviembre de 2017 y febrero de

2018, hay algo que queda claro: el clima de trabajo en la sección deportes es muy distendido. Sus

integrantes toman mate, se ríen. Algunos conversan mientras escriben delante de sus

computadoras; otros prefieren concentrarse y no emitir palabra.

Enrique Genovar es uno de los encargados de escribir sobre Rosario Central en El Ciudadano.

Su ingreso al diario fue en 2009 y sobre estos años de trabajo, en los cuales atravesaron algunas

tormentas, confesó: “Hemos pasado por absolutamente todos los estadios, pero en líneas

generales lo defino como un muy buen ambiente, más ahora que hace un año y algunos meses

que somos una cooperativa. Hay una unión y un conocimiento con los compañeros que antes no

lo teníamos”.

En la misma sintonía, Lisandro Olearo complementa: “Es un grupo humano donde, si bien

tenemos diferencias, porque existen, todos tiramos para el mismo lado. Hay un compromiso con

el compañero. Tenemos nuestras discusiones, pero cuando tenemos que salir a defender el

producto, los ocho tiramos para el mismo lado”.

La redacción de El Hincha tiene una particularidad especial. A pesar de estar compuesta por

tan sólo ocho personas, todos éstos se consideran amigos, por lo que no existen las situaciones

tensas. Sin embargo, en Ovación, la situación, a veces, es un poco diferente, indica Vanesa

Valenti: “La paso bien. A veces me enojo con algunas cosas que tienen que ver con mi laburo y a

veces con el laburo de los demás. Hay cosas que comparto y otras que no, como la manera de
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escribir. Pero me excede. Al margen de eso, nos llevamos bien, cada uno con sus

particularidades”.

A su vez, Parody también opina sobre el clima de trabajo en Ovación, donde conviven

periodistas con una extensa trayectoria: “El ámbito de los suplementos deportivos da para cierta

distensión. Como en cualquier espacio de trabajo, están las bondades de uno y las miserias de

otro. No creo que sea muy diferente a otras redacciones”.

“Cada vez que ha surgido algún inconveniente, lo he hablado. En estas situaciones, hay gente

que se lleva mejor o peor. Forma parte del laburo, pero lo que yo quiero es que todos estén

alineados. Sé que hay afinidad entre algunos, pero afuera del diario hacen su vida. Lo que pido

es que, dentro del horario de trabajo, ya sea dentro o fuera del diario, se controlen a sí mismos

para que no pase nada, porque son la cara del diario. Eso se los remarco siempre”, cerró Tallone,

jefe de Ovación.

La libertad del periodista y sus fuentes:

Tanto en Ovación como en El Hincha, periodistas y jefes de sección coinciden en que existe

una libertad absoluta para proponer temas, aunque con las fuentes, especialmente en el mundillo

del fútbol, hay que tener un poco más de cuidado.

“Cuando uno necesita un directivo para que sea su fuente dentro de lo que sucede en el club,

tiene que ser equilibrista. Qué informar y hasta qué punto, ya que una información puede llevarte

a tener roces con tu fuente. Uno tiene la obligación de informar como periodista, pero si avanzás

en determinada información, esa fuente se puede perder. Es una tensión permanente en la cual

uno todo el tiempo tiene que estar pensando”, relata Rodolfo Parody, quien realiza la cobertura

de Newell’s para Ovación.


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Asimismo, Mauricio Tallone es consciente de que “cada periodista tiene su fuente”, aunque

recalca: “Lo único que pido es que sean lo más precisos posible. Yo me doy cuenta del periodista

si, cuando escribe, lo hace en función de una información o cuidando a su fuente. En cuestiones

dirigenciales, generalmente hablo yo para solucionar algún inconveniente. Ellos me llaman y me

dicen si hay cosas que corregir”.


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CAPÍTULO 3:

Entre dirigentes y periodistas se establecen, diariamente, numerosos intercambios fruto de la

necesidad mutua existente entre ambos. Estas relaciones son fundamentales para la construcción

de la realidad social, para la articulación de las preocupaciones y prioridades ciudadanas y para

la estructuración de la opinión pública en las sociedades actuales. Por eso, describir y entender

las correspondencias entre estas instancias resulta esencial.

“El periodismo y la política aparecen como dos ámbitos estrechamente conectados en las

sociedades actuales. Los actores de uno y otro campo se ven abocados a desarrollar un

permanente juego de intercambios. Ambos se hallan bajo un marco de actuación que los condena

a relacionarse irremediablemente. Estos encuentros responden al hecho que entre estas dos

instancias existe una necesidad mutua. Los sujetos políticos precisan de los periodistas para

hacer llegar sus mensajes y sus propuestas a la ciudadanía de manera rápida y eficaz”, describe

Andreu Casero Ripollés en Modelos de relación entre periodistas y políticos: la perspectiva de

la negociación constante.

En contadas oportunidades, en el seno de las redacciones, los periodistas deportivos son

sometidos a diversos tipos de presiones, ya sea de sus superiores dentro del diario, como así

también de aquellos directivos que rodean al deporte.

En el deporte amateur, explica Parody, periodista de La Capital, “generalmente no existen

esas complicaciones, porque la repercusión que tiene es menor, entonces hay menos intereses en

juego”. Sería muy extraño que alguien decida, por alguna razón, que no se publique una nota. Sin

embargo, aún en el deporte amateur hay intereses de por medio.


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Continúa Parody: “Generalmente los problemas que tiene el periodista son ante las personas

que representan el ámbito deportivo. En todos lados hay pujas e intereses en juego. Cuando uno

muestra lo que sucede en el deporte amateur, sale a la luz algo que muchos desconocen. Eso les

molesta a los representantes o dirigentes”.

En otro orden, Vanesa Valenti, también de La Capital, confiesa que posee libertad absoluta

para proponer temas dentro de Ovación, aunque algunas veces tiene que cumplir órdenes y

realizar notas por razones que ella misma desconoce.

“Yo reniego de las notas pedidas, pero las hago sin problema porque no te queda otra

alternativa. Viene alguien y dice que hay que ‘hacer esta nota porque hay que hacerla’. Es el

interés de un alguien que nunca sabés quién es y la tenés que hacer. Trato de hacerla de la mejor

manera que pueda. Quizá no me involucro tanto, lo trato de hacer de la forma más neutral

posible. Una vez me dijeron que había que hacerle una nota a Nicolás Capogrosso, que jugaba al

beach voley. Yo no sabía ni quién era, pero al final era muy conocido. Si tuviera que elegir esas

notas, quizá no las haría. Pero porque es amigo o porque tiene un interés con otra cosa, que vos

no sabés cuál es, lo tenés que hacer. Hay de todo”, explica la periodista polideportiva.

El panorama en el mundillo del fútbol rosarino es aún más complicado, ya que hay un

vedettismo fruto y responsabilidad de los propios periodistas. “Hay una confusión del periodista

amigo del jugador que lo lleva al estrellato. Los directivos no terminan de entender la función

que cumplen y se creen que son hinchas. Tampoco entienden la relación a mantener con un

periodista. No es un amigo ni es alguien que le va a hacer favores para mantener una relación

fluida”, señala Parody.


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Su paso del polideportivo al fútbol no es algo que le agrade, principalmente por el grado de

repercusión que tiene cada una de las palabras que escribe: “Me replanteo todo el tiempo seguir

escribiendo sobre fútbol. A veces tengo la ilusión de que el hincha que te escribe tenga raciocinio

de las cosas que pasan. Que uno no tiene una camiseta puesta. Ni siquiera se ponen a pensar que

puede haber un interés económico detrás de lo que uno está opinando. ¿Tiene sentido escribir?

¿Tiene sentido tratar de informar cuándo del otro lado están esperando que se diga lo que quieren

leer?”.

Los llamados telefónicos de los directivos de fútbol existen y, al menos en La Capital, no

tienen ningún tipo de inconvenientes en asumirlo como algo que forma parte del día a día. De

todas maneras, dichas conversaciones tienen una estructura lineal. El llamado de atención lo

recibe el jefe de sección, quien luego se lo comunica al periodista.

Al respecto, Mauricio Tallone, jefe de Ovación, sostiene: “Los llamados están, pero depende

del grado de confianza que tiene cada uno. A veces te dicen, con respeto, que recargaste tintas en

determinado tema, pero yo siempre voy a cuidar al periodista. Eso está fuera de discusión. No es

lo mismo un dirigente verborrágico que esté todo el tiempo pendiente del diario, que otros

dirigentes que se manejan con respeto y tranquilidad. Yo les digo a los periodistas que quiero

que tengan relación con ellos, porque es un canal de información, pero que sea lo más fidedigno

posible”.

Si bien los periodistas tienen acceso a los directivos y pueden entrevistarlos en forma

habitual, la forma de relacionarse de las autoridades con los medios de comunicación se ha

convertido en un factor limitante.


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Además, de acuerdo al informe llevado a cabo por la FOPEA (Foro de Periodismo Argentino)

sobre los medios y el periodismo en Rosario (2014), tanto el gobierno provincial como el

municipal son muy activos en la producción de contenidos para distribuir a los medios. Su gran

presupuesto de publicidad oficial es utilizado como una llave para lograr que sus enfoques, o

directamente contenidos originados en oficinas públicas, sean distribuidos como propios, o en

forma acrítica, por los medios privados. La publicidad oficial es la fuente de ingresos principal

de la casi totalidad de los medios rosarinos, incluso de varios de los más grandes. Además, la

reducción del tamaño de las redacciones, y las precarias condiciones laborales de la mayoría de

los periodistas, facilitan que esos contenidos sean bienvenidos por redacciones que están

desbordadas de trabajo y, a veces, además muy desmotivadas.

Por otra parte, en El Hincha, Diego Mussetta asume que no suelen recibir llamados

telefónicos de los dirigentes de fútbol. Asimismo, hizo hincapié en que, de los diversos dueños

que tuvo El Ciudadano durante los últimos veinte años, prácticamente ninguno tuvo injerencia en

la sección deportes: “Tuvimos como seis dueños, pero hubo pocos que se han metido en el

ámbito del deporte. No te puedo negar que estuvimos la mayor cantidad de años con Eduardo

López como dueño, que fue presidente de Newell’s, pero no era una persona que se involucraba

en el día a día. Nosotros teníamos un jefe de redacción que nos bajaba una línea y nos decía

cómo tratar algunos temas, pero nunca tuvimos la información de último momento a pesar de ser

el diario del presidente. En síntesis, deportes nunca fue una sección en la que los dueños hayan

bajado línea. En política y ciudad sí. Pude haber tenido alguna reunión con algún gerente por

alguna solicitud especial, como contar historias de clubes de barrios para tratar de llegar al

público y vender más diarios”.


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Conclusión:

Autores, profesionales de los medios y un minucioso recorrido por los pasillos y las

redacciones tanto del diario El Ciudadano como de La Capital, han permitido hallar respuestas al

interrogante y, además, a los objetivos planteados desde el proyecto del presente Trabajo Final

Integrador y reafirmados a partir de la introducción de este desarrollo.

La propuesta consistió en describir la negociación de la noticiabilidad en los suplementos

deportivos de Rosario, manteniendo como eje la relación entre los jefes de sección y los

periodistas. Para eso, se tomaron dos casos centrales a modo de referencia, como lo son

‘Ovación’ y ‘El Hincha’, junto a entrevistas a Mauricio Tallone, Rodolfo Parody, Vanesa

Valenti, Diego Mussetta, Lisandro Olearo y Enrique Genovar.

En primer lugar, se puede afirmar que, si bien El Ciudadano elabora un producto a la altura de

las circunstancias, considerando -principalmente- la falta de personal en la sección y el escaso

presupuesto, La Capital posee éstas ventajas que le permiten trabajar con mayores comodidades

a sus periodistas.

Por ende, existe otro tipo de presión al escribir en Ovación. Así lo explicó Rodolfo Parody,

quien recibe constantemente mails con insultos, agravios y críticas de hinchas o apasionados del

fútbol por las cosas que escribe sobre Newell’s. Estar bajo la lupa constantemente, más en un

diario con semejante tirada e historia dentro de los medios, no es nada fácil.

En cuanto a la política de selección de temas, se llegó a la conclusión de que hay algunas

diferencias notorias. En Ovación, la prioridad fue, es y será el fútbol rosarino, incluso cuando

haya poco flujo de información sobre Newell’s y Central. No se le otorga el lugar que requiere el

deporte amateur de la ciudad.


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Por ende, los periodistas del polideportivo de La Capital encuentran ciertas complicaciones al

momento de conseguir un espacio significativo, como una doble central, para la publicación de

una nota. Según lo explicado por Vanesa Valenti, la negociación con el jefe de sección puede

durar semanas, hasta que, finalmente, éste le otorga el espacio solicitado.

En cambio, en El Ciudadano la historia es diferente. El rugby, por citar un ejemplo, desde

hace ocho años posee una página completa cada día. Hasta incluso llegó a ser tapa del diario (no

sólo del suplemento deportivo). Un hecho prácticamente imposible en Ovacion, ya que el mismo

jefe de sección confesó que muy pocas veces la tapa no fue de Newell’s o Central.

Por otra parte, la construcción de la agenda en ambos suplementos deportivos es similar. Los

jefes de sección, de acuerdo a las entrevistas y observaciones realizadas, están abiertos al diálogo

constantemente, aunque, por cuestiones lógicas, mantienen un contacto más fluido con los

periodistas abocados al fútbol.

Vale aclarar que los jefes de sección le dan libertad al periodista para proponer temas. La

relación es de confianza, más allá de la distancia lógica entre jefe y periodista. Pueden charlar,

debatir y opinar con total libertad y sin ningún tipo de inconvenientes. Además, los periodistas

confesaron que no han tenido jefes complicados, ya que, como resaltó Parody, la sección

deportes tiende a otorgar cierta distensión al horario de trabajar.

Sin embargo, se observó una diferencia en el clima o ambiente de trabajo que se pueden

vincular a las diferencias existentes en cuanto a la estructura y al staff de periodistas que

componen cada una de las secciones. En El Ciudadano, la estructura es mucho más pequeña.

Esto tiene un plus para sus trabajadores ya que supieron unirse ante la adversidad y generar un

vínculo de amistad. Hay una comunión. Se habla de familia. La relación supera el plano laboral.
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En cambio, en Ovación, a pesar del clima distendido, la relación entre los componentes de la

sección es diferente. De acuerdo a las entrevistas, suelen ocurrir discusiones y diferencias que

tienen que ver con la personalidad de cada uno y hasta con la forma de escribir o de pensar sobre

determinados temas.

Con respecto a la tarea de gatekeeping, o de selección de noticias, se puede decir que no es

una decisión autoritaria del jefe de sección, sino que éste se apoya constantemente en la opinión

de los periodistas. Es decir que se llega a un consenso entre ambos. Las charlas son permanentes,

aunque la resolución final, obviamente, termina siendo del jefe. Las jerarquías se respetan.

Asimismo, los jefes de sección reconocieron que no suelen estar encima de los periodistas

abocados al polideportivo, ya que confían en la libertad y el criterio de cada uno de ellos. En ese

sentido, el periodista tiene libertad absoluta para proponer o elegir el tema a tratar y, casi

siempre, los jefes le terminan dando el visto bueno sin siquiera pensarlo.

De todas formas, cuando el periodista desea escribir sobre algún tema que pueda llegar a

generar polémica, el jefe suele realizar algunas preguntas para interiorizarse sobre la

problemática en cuestión y, de paso, aconsejar al periodista.

En otro orden, los periodistas y jefes de sección entrevistados coincidieron en que no suele

haber presiones por parte de los directivos del medio. En El Ciudadano, los dueños que pasaron a

lo largo de los últimos 20 años no se han involucrado en la sección deportes (sí en política y

ciudad). Pueden existir algunos llamados para preguntar por qué se publicó determinada cosa, o

que se podría haber tratado de manera diferente, pero son sólo consultas o sugerencias, nunca

una bajada de línea especifica.


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Del otro lado, En La Capital, lo que sí ocurrió fue que, en algunas oportunidades, Vanesa

Valenti tuvo que realizar notas pedidas por alguien que ella nunca supo quién fue. Ante la

consulta, no supo responder con precisión sobre si esa solicitud llegaba por parte de algún un

directivo del medio o de una persona de afuera.

Además, también en La Capital, Rodolfo Parody explicó que las presiones no suelen venir

desde los directivos del medio sino que llegan desde los dirigentes de los clubes de fútbol, que se

creen hinchas y realizan constantemente llamados telefónicos al jefe de sección para preguntar

por qué se publicó tal cos, por qué tal otra o por qué se recargo tintas en determinado tema. Esta

situación en el diario El Ciudadano, de acuerdo a lo consultado, no ocurre.

Por último, a modo de cierre, se concluye en que no hay mayores intereses por parte de los

medios de comunicación en determinar qué se publica en la sección deportes. Si bien existen los

llamados o reuniones, en ninguna ocasión, de acuerdo a lo investigado, los directivos de los

medios interfirieron en el contenido o flujo de información de Ovación y El Hincha.


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acontecer nacional. El caso de Siglo 21, periódico de Guadalajara, México. Recuperado

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Casero Ripollés, Andreu. 2008. Modelos de relación entre periodistas y políticos: La perspectiva

de la negociación constante. Recuperado de

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stas_y_politicos_La_perspectiva_de_la_negociacion_constante

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Foro de Periodismo Argentino. 2014. Sobre los medios y el periodismo en Rosario. Recuperado

de http://www.rosarionet.com.ar/rnetw/nota150517
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ANEXO:

Entrevista a Vanesa Valenti (periodista de hockey del diario La Capital de Rosario):

¿Cómo llegaste al diario?

Llegué en el 2006 siendo pasante. Entré al Museo del diario, que pertenecía a la Fundación.

Daba dos o tres visitas guiadas. Fue una linda experiencia. En aquel momento, en la facultad, me

interesaba mucho la historia del periodismo. Entré como guía en la parte histórica del museo. Es

un privilegio formar parte de un medio tan importante en Argentina. Después se abrió una parte

nueva del museo, un poco más interactiva. Más allá de todo, mi aspiración era entrar a la

redacción. Ingresé por tres meses, luego me pasaron a seis y así fui quedando. Ubaldo 'Pato'

Mauro, un profesor de la facultad, nos decía que, aunque sea a servir café, había que entrar en un

medio. En ese momento, paralelamente a las visitas, escribía noticias sobre periodismo social en

un espacio que tenía la Fundación en el diario: comedores comunitarios, ONG, etc. En el 2010,

en el marco del Mundial de hockey, me llamaron para hacer algunas colaboraciones y también la

nota despedida de Ayelén Stepnik. Ya sobre agosto y septiembre, empecé a trabajar en Ovación.

¿Siempre con el hockey?

No, de todo. Lo que haya que hacer. Yo estudié periodismo, pero no deportivo. El periodismo

deportivo, hasta hoy, todavía es un ámbito cerrado, ni hablar para las mujeres. A mí siempre me

gustó contar historias y sabía que el deporte me iba a poner una limitación, aunque si lograba

hacerlo, mucho mejor, porque me encanta. Pudieron converger dos pasiones: la práctica

deportiva y la posibilidad de poder contar historias. Uno tiene que estar preparado para escribir
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de otras cosas también. En la época de elecciones, por ejemplo, trabajo para las secciones de

política o ciudad y también me gusta, no tengo ningún problema. Son desafíos.

¿Sos una especie de comodín?

Creo que no toda la gente está preparada o le gusta cambiar y escribir de otros temas. Desde

afuera se ve diferente. A veces nos pasa, incluso con chicanas de otros compañeros. Parece que

en deporte no se trabaja, o que es más fácil. Yo creo que es al revés. El deporte te da un ejercicio

que el resto no tiene, desde mi humilde observación.

Recién decías que te gustaba contar historias...

Sí, pero no me refiero solamente a lo que pasó en un determinado partido, sino ir más allá,

buscar la parte más humana de los personajes, si hay algo que pueda conmover al lector desde

otro lugar. Si uno en una nota escribe cuántos goles, minutos o partidos jugó tal jugador,

probablemente ese lector no se acuerde mucho cinco o seis horas después. Pero si le contás una

historia de vida curiosa, creo que el lector se lo guarda. Me gusta ir por ese lugar. La nota

despedida de Luciana Aymar del hockey, fue una nota más psicológica que de hockey. Lo único

que le pregunté fue cuáles fueron los tres mejores goles. No voy a contar los goles de Aymar, ya

los vieron. Contemos que Aymar sufre porque tiene que dejar el hockey. Contemos que llora

cuando llega a su casa porque se le contraen los músculos, por ejemplo. Siempre me gustó leer

esas cosas y ahora que estoy del otro lado, y las puedo indagar, cuando hay una posibilidad lo

hago.

A ocho años de haber entrado a Ovación, ¿cómo definirías el ambiente de trabajo en la

redacción?
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Es bravo trabajar en Ovación. El suplemento, te diría, es casi un diario dentro de otro diario. Si

vas a un bar, La Capital y Ovación están separados. Es muy fuerte. Es el suplemento más

importante del diario y conlleva una responsabilidad enorme. Yo cuando llego a mi casa a las

12.30 de la noche y me doy cuenta que me mandé una macana, me quiero morir, y a lo mejor

laburé todo el día en esa nota. Me martirizo un montón, pero yo soy así. Más allá de que guste o

no, es el suplemento deportivo más importante.

¿Y las relaciones humanas?

La paso bien. A veces me enojo con algunas cosas que tienen que ver con mi laburo y a veces

con el laburo de los demás. Hay cosas que comparto y otras que no, como la manera de escribir.

Pero me excede. Al margen de eso, nos llevamos bien, cada uno con sus particularidades. Hoy en

día, en el plantel estable, somos 10 varones y 2 mujeres. Para nosotras, como mujeres, fue una

adaptación. Yo fui la primera mujer en Ovación en 2010 y después Laura Vilches en 2014.

¿Cómo es un día tuyo en la redacción?

Un día habitual es llegar cerca de las 16 horas. Yo hago la parte de polideportivo, así que lo

primero que hago es repasar la agenda. En el último tiempo se está intentado priorizar las

producciones propias y la coyuntura lo más chica posible. Después se va viendo. Yo trato de

coordinar. Me preguntan qué temas hay y vamos distribuyendo de acuerdo a la importancia de

los mismos. Se prioriza la información local. Ahí tengo diferencias con algunos compañeros. Un

ejemplo tonto, que pasó hace algunos días. Un Federer vs. Nadal yo lo pongo de apertura de

página. Para mí es más importante que una noticia sobre taekwondo en Rosario. Pero son

criterios. Después, cuando está definido el panorama de temas, elegís las prioridades y le pasás al

diagramador un diseño tentativo, la cantidad de líneas. Si tenés fotos las elegís, sino las pedís.
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Luego, se escribe en un sistema, se vuelca a la página y ya sobre las 21 o 22 horas, el corrector

va mirando y se van llevando las páginas a secretaria para ser aprobadas.

El proceso de negociación de la noticia, ¿cómo es?

La nota que voy a sacar mañana ya lleva un mes, pero yo estaba tratando de priorizar espacio. La

tenía que sacar hoy o nunca porque se me vencía por lo que habla la nota. Si la quería mandar a

la doble central, tenía que esperar un día que no haya fútbol, entonces uno lo va hablando. Si la

nota no se vence, uno espera, y después tiene que convencer al jefe de por qué esa nota es

importante. Tiene que ser algo muy malo para que el jefe te diga que no tiene posibilidades de

ser doble central. Depende del conocimiento de uno para convencer a su jefe y de los

argumentos. A veces, con mi jefe, generalmente hablo al mediodía. Hoy le dije que sí o sí tenía

que salir la nota, así que me hizo el lugar. Así nos manejamos. No hay mayores peleas por el

tema del espacio. A veces sí de los criterios, pero depende con quién. La mayoría está abocado al

fútbol, entonces no hay grandes discusiones en el polideportivo. Los sábados, que son los días

que más actividades hay, nos empezamos a pelear un poco. Ahí tratás de negociar, pero siempre

con buenos términos.

Más allá de eso, ¿la relación es buena?

Sí, es buena. Discusiones hay en todos lados, pero tratamos de ser comprensivos con todos. Hay

que acomodarse. Si yo y Pablo Mihal, que cubre rugby, salimos a la calle, cubrimos, buscamos la

síntesis, nos tienen que dar un poco más de espacio que el automovilismo, que quizá se hace

desde adentro. Si alguien está en cobertura, tiene prioridad. Hace poco fui a Mendoza por Los

Pumas y tuve dos páginas limpias por día.

Semanalmente, ¿cuánto espacio te dan?


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El polideportivo tiene tres o tres páginas y media, porque comparte una con turf. A veces una

contratapa puede ser una cuarta página, pero es mucho. Los días más complicados son los fines

de semana, donde el diario tiene mayor cantidad de publicidad. Los otros días son mucho más

tranquilos.

¿Cómo definirías tu grado de libertad para proponer temas?

Hay libertad plena, salvo que quiera tocar algún tema que a lo mejor esté contrapuesto con los

intereses del diario.

¿Te pasó alguna vez?

No sé si me pasó. Sí me ha pasado que cuando tuve que criticar cosas que no me parecían

buenas, he opinado en contra de promesas que hacía el gobierno municipal y provincial respecto

a los centros de alto rendimiento para deportistas, las becas, etc. Las he escrito y no tuve

problemas, pero uno se da cuenta cuando se acerca a esos ámbitos, para hacer otra cosa, que te

reconocen por lo que escribiste. Les cae mal. Pero no es mi intención. Hay notas que levantan

polémica, pero no internamente. Con una nota del seleccionado de hockey recibí mails del

'Chapa' Retegui, pero nada que me asuste. Está bueno cuando hay impacto, pero uno desde

adentro pierde el límite. A lo mejor me entero de eso, pero no del impacto de una nota sobre una

escuelita de hockey que no tiene recursos para comprar palos o bochas. Trato de no

autolimitarme o censurarme. Yo reniego de las notas pedidas, pero las hago sin problema.

¿Y ahí? ¿Qué pasa? ¿No te queda otra opción que hacerla?

No te queda otra. Viene alguien y dice que hay que hacer esta nota porque hay que hacerla. Es el

interés de un alguien que nunca sabés quién es y la tenés que hacer. Trato de hacerla de la mejor
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manera que pueda. Quizá no me involucro tanto, lo trato de hacer de la forma más neutral

posible. Una vez me dijeron que había que hacerle una nota a Nicolás Capogrosso, que jugaba al

beach voley. Yo no sabía ni quién era, pero al final era groso. A veces son un fiasco y te la tenés

que morfar igual. Si yo las tuviese que elegir a esas notas, quizá no las haría. Pero porque es

amigo o porque tiene un interés con otra cosa, que vos no sabés cuál es, lo tenés que hacer. Hay

de todo.

¿Te censuraron alguna vez?

No, al menos a mí no. El polideportivo también tiene menos intereses en relación al fútbol. He

tenido problemas con algún título que me han cambiado a última hora y el deportista dice que lo

van a malinterpretar, pero nada como para que la nota no salga a la calle.
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Entrevista a Rodolfo Parody (periodista de Newell’s del diario La Capital de

Rosario):

¿Cuándo entraste al diario?

En 1999, cuando el diario tenía la intención de darle mayor espacio a los deportes amateurs. Así

fue que ingresamos tres periodistas para hacerle competencia al diario El Ciudadano, que venía

dándole espacio a las actividades amateurs. En ese momento, El Ciudadano era un diario que le

estaba haciendo ruido a La Capital, con muy buenas tiradas y producciones. Se puede decir que

entré al diario por esa sana competencia.

¿Durante cuántos años trabajaste con el deporte amateur?

Entre 14 y 15 años. Cubría absolutamente todos los deportes. Desde lo más difundido hasta lo

menos conocido: atletismo, hockey, natación, ciclismo, etc. Todo lo que uno pueda imaginar.

¿Cuánto espacio tenías semanalmente?

Eso se manejaba de acuerdo a la importancia de la actividad que se organizaba. Por semana

pueden haber salido entre cuatro y cinco páginas. Cuando ingresé al diario, eran muchísimas más

páginas, porque incluso el suplemento era más grande. Se llegó a hacer suplementos de 30

páginas en un día de semana.

¿Eras la única persona que hacía polideportivo?

No. Los tres que ingresamos en el ‘99 hacíamos deporte amateur. Después había una persona que

hacia rugby, otra básquet y otra automovilismo. El resto era fútbol.

¿Te costaba proponer temas en aquella época?


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Al principio era el aprendizaje, porque no tenía un conocimiento muy amplio sobre lo que era el

deporte amateur. Me interesaba porque no se le daba tanta difusión. Me parecía un ámbito como

para explorar. A medida que me fui metiendo no me costaba. Siempre traté de vincular el deporte

amateur desde el aspecto social, de la importancia que tenía.

¿Cómo era tu relación con los jefes de sección?

Fueron distintos jefes. En un primer momento me daban la libertad absoluta para volcar lo que

nosotros creíamos importante. Después, a medida que pasó el tiempo, las decisiones eran

consensuadas. Se iba hablando, planteando temas, hasta definir si se publicaba o no.

¿Te pasó alguna vez que tuviste la intención de hacer algo y te dijeron que no se podía?

En el deporte amateur, generalmente, no existen esas complicaciones, porque la repercusión que

tiene es menor, entonces hay menos intereses. Es raro que alguien decida, por alguna razón, que

no se publique una nota. Generalmente los problemas que tiene el periodista son ante las

personas que representan el ámbito deportivo. En todos lados hay pujas e intereses en juego.

Cuando uno muestra lo que sucede en el deporte amateur, sale a la luz algo que muchos

desconocen. Eso les molesta a los representantes o dirigentes.

¿Cómo fue el tránsito del deporte amateur al fútbol?

No fue fácil. En lo personal no es algo que me agrade. No es el lugar donde me siento más

cómodo. Hay muchas cosas en juego en el fútbol: repercusiones, presiones e histeria colectiva.

Uno tiene una lupa permanente en la cabeza. Todas esas cosas son las que no me hacen sentir

completo. Lo hago. Entiendo que es lo que mueve y apasiona a muchísima gente. Trato de
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buscarle la vuelta y entender que el fútbol es un espacio de la sociedad donde se reflejan muchas

cosas, pero no es fácil.

El hecho de que aparezca tu nombre, tu foto y la dirección de email en cada nota que

escribís potencia la exposición ante el público. ¿Es difícil de manejar eso?

Yo recibo mensajes de todo tipo. Por lo general, aquellos que me han escrito correos o mensajes,

les he respondido sin agravios, a diferencia de cómo me han enviado los mensajes. Trato de

hacerles entender mi posición. También me planteo por qué me tratan de esa manera. Así

conseguí que bajen el tono de la conversación o que directamente no me respondan. Me da

bronca, pero no me puedo poner en el mismo plano que el otro.

¿Lo tomás como parte del juego o te replanteás el hecho de estar bajo la lupa

constantemente?

Me lo replanteo todo el tiempo. A veces tengo la ilusión de que el hincha que te escribe tenga

raciocinio de las cosas que pasan. Que uno no tiene una camiseta puesta. Ni siquiera se ponen a

pensar que puede haber un interés económico detrás de lo que uno está opinando. ¿Tiene sentido

escribir? ¿Tiene sentido tratar de informar cuándo del otro lado están esperando que se diga lo

que quieren leer?

¿Cómo es un día típico de trabajo?

Hay una cierta rutina semanal. En lo personal, que estoy abocado a la cobertura Newell’s, trato

de encontrarle la vuelta a una conferencia de prensa. Al ser un medio gráfico, trato de rescatar

algo de lo que se dice en la conferencia. Una información a partir de lo que se expone. Eso puede

ser un día. Después hay que estar en el día a día en lo futbolístico, conocer qué pasa en las
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prácticas, cómo puede llegar a ser el partido del domingo. También está el costado institucional,

que tiene sus complicaciones. Hay rutina, pero también hay charlas previas o durante el mismo

día de trabajo.

¿Cómo es tu relación con el jefe de sección?

Es normal. Hay un planteo permanente de qué hacer. En lo que tiene que ver con lo futbolístico,

realmente no hay discusión. Podemos tener alguna diferencia en si era más relevante una noticia

que la otra, pero no hay grandes discrepancias.

¿Y la relación entre ustedes?

El ámbito de los suplementos deportivos da para cierta distensión. Como en cualquier espacio de

trabajo, están las bondades de uno y las miserias de otro. No creo que sea muy diferente a otras

redacciones.

¿Creés que, hoy en día, ‘Ovación’ le da el espacio necesario al deporte amateur?

En determinadas circunstancias he tenido algunos planteos sobre el espacio que se le daba,

porque también hubo distintas miradas dentro del mismo diario. En algún momento, era que se le

dé mucha importancia al futbol, más allá de si era Central o Newell’s. En ese sentido, discrepo

con darles cobertura masiva a clubes de Buenos Aires. Para mí todos los medios tienen que hacer

una mirada absolutamente en lo local. Darle importancia a lo que sucede acá.

¿Te pasó que hayas tenido que atender el teléfono por algo que hayas escrito?

No, jamás me llamó un directivo por algo que haya escrito. En ese sentido la estructura es

vertical. Directivo, jefe, periodista. Nunca me pasó.


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¿Viviste alguna situación no agradable desde que trabajas en el fútbol?

Generalmente la tenés con los dirigentes de los clubes. Hay un vedettismo fruto y

responsabilidad de los periodistas. Hay una confusión del periodista amigo del jugador que lo

lleva al estrellato. Los directivos no terminan de entender la función que cumplen y se creen que

son hinchas. Tampoco entienden la relación a mantener con un periodista. No es un amigo ni es

alguien que le va a hacer favores para mantener una relación fluida.

Es complejo…

Sí. Cuando uno necesita un directivo para que sea su fuente dentro de lo que sucede en el club,

tiene que ser equilibrista. Qué informar y hasta qué punto, ya que una información puede llevarte

a tener roces con tu fuente. Uno tiene la obligación de informar como periodista, pero si avanzás

en determinada información, esa fuente se puede perder. Es una tensión permanente en la cual

uno todo el tiempo tiene que estar pensando.

¿Te imaginás, a futuro, seguir trabajando en el ambiente del fútbol?

No me lo imagino. Como periodista no lo sé. Hace un tiempo estoy más abocado a la tarea

gremial y es ahí donde encuentro los mayores incentivos. Me interesa más la representación de

los compañeros que el periodismo de fútbol. Me encantaría poder encontrarle la vuelta y llegar a

ser un periodista que pueda mostrar las relaciones de poder que hay dentro del fútbol.
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Entrevista a Mauricio Tallone (Jefe de la sección deportes del diario La Capital de

Rosario):

¿Te acordás cuándo empezaste a trabajar en el diario?

Sí, en el ‘97. Yo recién había terminado periodismo en TEA. Me hicieron una prueba y así fui

superando barreras, hasta que una vez me confirmaron y arranqué a trabajar.

¿Ya se llamaba ‘Ovación’ en tus inicios?

Cuando yo ingresé ya se llamaba así. Unos años antes de mi ingreso cambió el formato del

diario. Antes era sábana y ahora es tabloide. Ahí comenzó a ser un suplemento.

¿Por qué ‘Ovación?

Porque tiene que ver con lo futbolera que es esta ciudad. Se necesitaba un nombre que se

identificara con la ciudad, pero que no se inclinara hacia ninguno de los dos clubes. Tiene que

ver con la pasión y la identidad futbolera. Además, había otros suplementos deportivos que

también se llamaban así, por lo que no quedaba descolgado.

¿Qué recuerdos tenés de los últimos años de los ‘90?

Era otro escenario. No existían las herramientas tecnológicas que hay ahora. Era mucho teléfono,

no existía el celular, las notas eran cara a cara; hoy se hacen por WhatsApp, Facebook, etc. En

ese momento teníamos a Eliseo Trillini como jefe. Yo estuve abocado primero a Newell’s y

después a Central. Antes se podían ver las prácticas, ahora son a puertas cerradas. Antes podías

esperar a los protagonistas y hacer una nota cara a cara, hoy generalmente se manejan mediante

conferencia de prensa. Antes el horario de cierre era más tarde. En un partido que terminaba
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tarde te podías estirar hasta las dos de la mañana. Hoy, por una cuestión técnica, el diario está

cada vez más rápido en la calle. En realidad, la sociedad no es la misma que hace 20 años. El

mundo del diario es bastante particular. Son tiempos diferentes a los de una persona normal.

Tiene sus particularidades trabajar en un diario.

¿Cuándo empezaste a trabajar como jefe de la sección deportes?

Hace dos años y medio. Es otra responsabilidad. Tiene que ver con un progreso personal. No es

lo mismo. Tenés a cargo a muchas personas. Uno tiene que administrar no solamente la cuestión

periodística sino la parte humana. Cuando manejás grupos, hay que detectar si existe un

problema, dónde está; y si no existe, tratar de no generarlo. Hoy estoy más adentro del diario,

antes salía un poco más a la calle. Cuando uno tiene la última palabra, la responsabilidad es

mayor. Lo bueno es que fui haciendo un camino escalón por escalón. Pasaron 20 años hasta

llegar a esto. Pasé por varios jefes y he aprendido de todos. Hoy me encuentro preparado, pero

aprendiendo.

¿Cómo está compuesta la sección?

Cuando asumí, traté de articular, de alguna manera, que cuatro personas se dedicaran a lo que no

es fútbol (es decir, polideportivo), y el resto a lo estrictamente futbolístico. Traté de darles tareas

bien diferenciadas y, a su vez, estructurarles los días de acuerdo a los francos que tienen. Tengo

tres personas abocadas a Newell’s, otras tres a Rosario Central; una persona que va a cualquiera

de las dos canchas. Además, tengo al lado a dos personas que, cuando yo no estoy, ellos me

reemplazan y están a cargo de la sección. Es gente de mi confianza y que elegí. Tenemos

personalidades diferentes, pero son personas idóneas que me pueden acompañar en este desafío.

¿Cuántos periodistas más hay?


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Como decía antes, hay seis periodistas abocados al fútbol. Después hay uno que se dedica al

básquet; otro que hace un poco de todo; otro hockey; otro notas de color; otro rugby; otro fútbol

de ascenso; y un último abocado a los cables. En total son 13.

¿Cómo es un día tuyo en el diario?

Al diario llego alrededor de las 15.30 horas y me voy al horario de cierre. Empiezo a preparar la

edición a la mañana. Si los temas están claros, nos vamos comunicando con los periodistas para

ir viendo cómo se encaran los mismos. Si es un día de partido, designo a dos periodistas que van

a la cancha, y otros dos que le toman todo lo que mandan y los ayudan con aquellas jugadas que

se repiten por televisión, etc. Eso se va articulando de acuerdo a la importancia del partido. No es

lo mismo un clásico, donde están abocados casi todos los periodistas de la sección, que un

partido cualquiera. Volviendo al tema, llego al diario y voy distribuyendo de acuerdo a lo que

tengo en la cabeza. Muchas veces no se cumple porque esto es muy dinámico. Aparece algo a las

siete de la tarde y ya hay que barajar y dar de nuevo. Como nosotros tenemos diagramadores,

vamos viendo de acuerdo a lo que tenemos. Cuando juegan Newell’s y Central ya sabemos hasta

qué página van: de la 2 a la 5. Si ocurre algo extraño, que amerita más páginas, modificamos la

parte de atrás y le damos una página más. Armar la edición es un ejercicio diario. Vos lo podés

tener en la cabeza, pero cualquier cosa que ocurra hay que solucionarla sobre la marcha.

En los casos que tenés que tomar una decisión sobre un recorte, hay gente que va a estar

contenta y otra que no…

En estos lugares es así. Cuando uno toma decisiones, es lógico que alguna personas estén de

acuerdo y muchas que no. Uno trata de ser lo más justo posible. Como siempre digo: “No hay

nada más desigual que tratar a todos por igual”. Cada uno tiene su personalidad. Yo los conozco
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de antes, porque pasé de ser compañero a jefe. Entonces sé si están bien o mal, si tienen algún

problema o no. Eso hay que administrarlo. El trato no es el mismo para todos. Primero por una

cuestión de exposición y responsabilidad. Aquel que está abocado a Central o Newell’s no tiene

la misma responsabilidad y exposición que aquel que trabaja en deportes amateur. Son los dos

importantes, pero es distinto.

¿Se reúnen con los otros jefes de sección?

Cerca de las 16 horas hay una reunión con el secretario de redacción y todos los jefes. Ahí cada

uno expone los temas más importantes del día. Luego de la reunión, ya me meto en la edición del

suplemento. En una pantalla puedo ver cada una de las páginas que se están escribiendo y,

mientras tanto, hablo permanentemente con los periodistas para ver cómo vienen con sus notas.

¿Sos un jefe que acepta el diálogo?

Sí. Yo confío plenamente en los periodistas. A veces me traen notas que no las conozco y yo les

doy total libertad para que lo hagan, siempre dentro de un marco de respeto. Creo que el diálogo

es la mejor manera de poder resolver las cosas y también ajustar detalles. El error en la gráfica es

irrecuperable. No es como la radio que dijiste algo mal y te retractas. Uno siempre convive con

el error, pero trata de reducir el margen. El lector tiene todo el tiempo del mundo para leer, pero

nosotros no.

Dentro de la agenda semanal, ¿hay días específicos para cada uno de los deportes

amateurs?

El año pasado lo hacíamos. Este año estamos viendo. Todavía no lo definimos. Hoy justo tuve

una charla con Vanesa Valenti (hockey), en la que ella me planteaba que, a veces, surge algo más
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importante que la página ya estructurada. El tema es que uno no puede modificar la parte de

adelante del suplemento, porque acá no hay nada más importante que Newell’s y Rosario

Central. Esta ciudad es así. Está comprobado comercialmente. Es muy raro que, en los 150 años

de historia del diario, la tapa no haya sido de Newell’s o Central. Rosario es una ciudad futbolera

por excelencia.

¿Qué tipo de relación tenés con los directivos del medio?

Hay reuniones permanentemente. Siempre hay correcciones por hacer. Alguna nota que no fue

buena, que debería haber sido apuntada por otro lado, etc. Está bien que así sea porque es la

única forma de aprender.

¿Has tenido presiones? Por ejemplo, que alguien te haya indicado dónde tenía que ir

ubicada determinada nota.

En ‘Ovación’ las decisiones siempre las tomo yo. Retos hay, pero te dejan trabajar con libertad,

siempre y cuando uno no cometa ninguna atrocidad periodística. La crítica tiene que ser

equilibrada. Muchas veces he escrito opiniones que han levantado polvareda. En la opinión,

pongo la cara. Si hay que escribir sobre algún tema urticante, escribo yo para no exponer a los

compañeros.

¿Cómo definirías el ambiente de trabajo en la redacción?

Espectacular. Muy tranquilo. El ambiente se presta para la buena discusión. No soy de esos jefes

que se te paran atrás cuando escribís para presionarte. Yo estoy en mi lugar, les pregunto cómo

vienen, si necesitan algo o no. Hay días más o menos llevaderos. Esto es muy dinámico. Hay

días que uno viene más o menos cansado.


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¿Es difícil manejar un grupo donde hay periodistas de renombre?

Cada vez que ha surgido algún inconveniente, lo he hablado. En estas situaciones, hay gente que

se lleva mejor o peor. Forma parte del laburo, pero lo que yo quiero es que todos estén alineados.

Sé que hay afinidad entre algunos, pero afuera del diario hacen su vida. Lo que pido es que,

dentro del horario de trabajo, ya sea dentro o fuera del diario, se controlen a sí mismos para que

no pase nada, porque son la cara del diario. Eso se los remarco siempre.

Con respecto al acceso a fuentes, ¿queda librado a la libertad de cada periodista?

Sé cada periodista tiene su fuente. La conozco, pero no me meto. Lo único que pido es que sean

lo más precisos posible. Yo me doy cuenta del periodista si, cuando escribe, lo hace en función

de una información o cuidando a su fuente. En cuestiones dirigenciales, generalmente hablo yo

para solucionar algún inconveniente. Ellos me llaman y me dicen si hay cosas que corregir.

Es decir… ¿reciben llamados de dirigentes de fútbol?

Sí. Depende del grado de confianza que tiene cada uno. A veces te dicen, con respeto, que

recargaste tintas en determinado tema, pero yo siempre voy a cuidar al periodista. Eso está fuera

de discusión. No es lo mismo un dirigente verborrágico que esté todo el tiempo pendiente del

diario, que otros dirigentes que se manejan con respeto y tranquilidad. Yo les digo a los

periodistas que quiero que tengan relación con ellos, porque es un canal de información, pero

que sea lo más fidedigno posible.

¿Qué presupuesto y criterios manejan para coberturas y enviados especiales?

Lo más importante es Rosario, pero te doy un ejemplo: viene un periodista y me dice que

consiguió una nota con Rafael Nadal o Roger Federer. Si es en otro país, la peleás y vas. El
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presupuesto no es acotado, pero está dentro de un marco de lógica. Si Central o Newell’s juegan

en la luna, vamos a la luna. Con la selección pasa lo mismo. Con el resto de los deportes vamos

viendo de acuerdo a la importancia. Es algo que pasa en todos los diarios.


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Entrevista a Lisandro Olearo (periodista de rugby del diario El Ciudadano de

Rosario):

¿Cuándo comenzaste a trabajar en el diario?

En septiembre del 2009. La historia es conocida. El abogado de Ricardo Covella, dirigente de la

Unión de Rugby de Rosario, era Marcelo Ludmer, en ese momento director del diario. Se

acercaban las finales del Regional del Litoral y Covella le dijo a Ludmer que no podía ser que no

tenga un periodista de rugby. A partir de ahí, me entrevistaron a mí y a Hernán Funes. El viernes

previo a la final me presentaron a Gabriel Pennise, jefe de deportes en aquel momento. Arranqué

con un anuncio de la final y al otro día ya mandé la noticia de la final con la coronación de

Universitario.

Hoy, ocho años después, ¿cómo describirías el ambiente de la redacción?

Es un grupo humano donde, si bien tenemos diferencias, porque existen, todos tiramos para el

mismo lado. Hay un compromiso con el compañero. Tenemos nuestras discusiones, pero cuando

tenemos que salir a defender el producto, los ocho tiramos para el mismo lado. Todos los días

sigo aprendiendo de mis compañeros. Me he apoyado mucho con David Ferrara, Diego Mussetta

y Gabriel Pennise. Somos amigos. Comemos juntos. Vamos a los casamientos, cumpleaños de

nuestros hijos…

A lo largo del tiempo, ¿cómo fue tu relación con el jefe de sección?

Tuve a Gabriel Pennise, Diego Mussetta y David Ferrara. Siempre respeté la jerarquía. Me ha

pasado de llegar al diario y avisar: ‘Hoy abro la página con esto, y hago tal cosa’ y me decían

que lo haga sin problemas. Hay otras veces que para mí el tema era “A” y ellos me decían que
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no, que vaya por “B”. Esas cosan me ayudan a no cerrarme y, de esta forma, estar siempre

abierto al diálogo, escuchando las opiniones de las personas que realmente saben de periodismo.

Eso sí, defiendo a muerte el espacio. Me he llegado a pelear para que no me quiten espacio.

¿Tenés libertad para proponer temas?

Sí, libertad tengo. Yo propongo, pero a veces me dicen: ‘Esto desarrollalo más y esto menos’.

Justo en 2009 me tocó la explosión de un Duendes que ganó todo. En esos dos meses, escribí dos

notas que fueron tapa de diario: Duendes campeón del Torneo del Interior y del Nacional de

Clubes. Para mí fue un envión espectacular. Así gané la posibilidad de abrir la página. En el

verano del 2010 me ofrecieron comenzar a escribir una página de rugby por día.

¿Alguna vez hiciste alguna nota por imposición?

No. Nunca me impusieron nada. Siempre tuve libertad. Sólo una vez, Pennise me dijo que no

dejara de cubrir Atlético del Rosario, que compensara y le diera espacio a pesar de competir en

un torneo de Buenos Aires.

¿Tienen reuniones semanales o mensuales para unificar criterios en la sección?

No regularmente, pero hemos tenido. Fueron reuniones de organización interna, del

funcionamiento de la redacción, de hacer hincapié en el plano local. El cómo titular, por ejemplo,

lo vamos evaluando en el día a día. La semana pasada tuvimos un taller con Alejandro Wall,

periodista de Tiempo Argentino, para empezar a buscarle la vuelta a los títulos y a hacer mejores

los anuncios. Es un desafío para tratar de mejorar el producto.

Han atravesado diversos momentos a nivel económico. ¿Cómo se manejaban con los

viáticos y coberturas especiales?


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Hubo épocas de bonanza en las que había presupuesto para taxi o canjes con remiserías. También

dinero para viajar a Buenos Aires o Córdoba. Para el Mundial del 2011 el diario no me dio un

centavo. Yo trabajaba para Ámbito en ese momento, que era parte de la familia de El Ciudadano,

y me dieron el pasaje. En cambio, en 2015, hicimos un suplemento especial de rugby. Ahí se

vendió publicidad, pagamos los gastos y la plata que sobró me la dieron para viáticos. Hubo una

buena respuesta. Hoy que somos cooperativa también tenemos viáticos. Tampoco para quedarse

a dormir en un hotel, pero está, al menos, el pasaje en colectivo y las comidas.

¿Te ha tocado tener que escribir sobre otros deportes?

Sí. Una vez tuve que escribir sobre las elecciones en Provincial. A veces también escribo sobre

fútbol o tenis. Yo soy periodista. Si bien el rugby es el deporte con el que me siento cómodo, no

tengo ningún problema en hacer otra cosa. A veces no había viáticos para viajar con el fútbol y

colaboraba desgrabando notas de la radio o la televisión para ayudar a los compañeros.

¿Cómo es un día tuyo en ‘El Hincha’?

Llego entre las 15.30 y las 16 al diario, saludo a casi todos, prendo la computadora, dejo la

mochila y agarro el mate. Generalmente ya vengo con la cabeza estructurada respecto de lo que

quiero hacer. Antes teníamos más fotógrafos, hoy hay solamente dos, entonces uno tiene que

pensar si tiene foto para la nota que quiere escribir. Entre lunes y martes tengo estadísticas,

miércoles o jueves notas con protagonistas del partido que se viene. Me gustan mucho las

entrevistas, aunque a veces también suelo opinar.

Recién decías que tienen dos fotógrafos. ¿Eso afecta si querés hacer una producción

especial?
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Las ideas están siempre. Trato de elegir producciones muy puntuales y facilitarle la tarea al

fotógrafo para que sea en un lugar donde le quede cómodo. Me las arreglo. Quiero ser una

solución y no un problema dentro del diario. Newell’s y Central juegan los sábados, así que es

muy difícil que vayan a cubrir rugby.


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Enrique Genovar (periodista de Rosario Central del diario El Ciudadano de

Rosario):

¿Cómo se dio tu llegada al diario?

Mi llegada al diario fue en 2009. Guillermo Ferreti me dijo que había una vacante y fui. En aquel

momento el director del diario era Carlos Duclos. Tuve una entrevista con él y arranqué el 1 de

diciembre de 2009 con un comentario de un partido de Reserva entre Newell’s y Central.

Durante estos nueve años, ¿de qué manera describirías el ambiente de trabajo en la

redacción?

Excelente. Hemos pasado por absolutamente todos los estadios, pero en líneas generales lo

defino como un muy buen ambiente, más ahora que hace un año y algunos meses que somos una

cooperativa. Hay una unión y un conocimiento con los compañeros que antes no lo teníamos.

¿Cómo es tu día a día en el diario?

Depende. Al trabajar en conjunto con Guillermo Ferreti, me toca escribir de Central dos días a la

semana. Cuando uno tiene la responsabilidad de escribir una página entera con producción,

empieza a la mañana. Después, es increíble cómo va mutando la idea. A veces uno se levanta a la

mañana con un tema y en el entrenamiento o, después, te enteraste de algo y tenés que cambiar

todo.

¿Y tu relación con el jefe de sección? ¿Cómo es?

Tuve a Diego Mussetta, David Ferrara y al ‘Chino’ Odisio. A los tres los considero amigos,

entonces hay un feeling diferente. Nosotros vemos más a nuestros compañeros que a nuestras
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familias. Hay total sinceridad y franqueza. Muchas veces no coincidimos, pero trabajamos con

una libertad absoluta.

¿Hay algún tipo de consenso o bajada de línea del diario en relación a las fuentes que posee

cada periodista?

Hay total libertad. El tema de las fuentes es muy complicado. Hay que tener mucho cuidado. Las

fuentes están. Cada uno tiene la suya. Es parte del patrimonio del periodista. No tengo dudas. El

ideal es tener dos o tres miradas.

¿Cuánto espacio tenés por día?

Cuando hay partido tenés tres páginas como mínimo. Después, una sola como mínimo. Además,

tenemos la política de, en caso de que no haya información, no estirar. Es preferible hacer una

página bien hecha y dejarles espacio a los periodistas de otros deportes.

¿Te abocás de lleno a Central o también tenés que escribir sobre otros deportes?

Estamos abiertos a escribir de todo. Cuando uno termina y es temprano, colabora con lo que haga

falta. El horario es flexible. Uno entra pero no sabe cuándo sale. Si hay alguien que no sabe

cómo resolver un tema, nos ayudamos. La realidad es que somos periodistas. A veces hasta

hemos escrito temas policiales y de ciudad, como lo que sucedió con los ataúdes que aparecieron

en la previa a un partido de Central. Fue un tema más policial que deportivo, entonces el jefe de

redacción decidió que trabajemos el tema en conjunto con la sección policial.

¿Cómo fue la reunión con el jefe de redacción para definir el seguimiento de esa noticia?

Fue todo por teléfono. Yo ya estaba en la cancha. Nos enteramos temprano de lo que había

pasado. Me llamó el jefe de redacción y tomó la decisión que lo trabajemos en conjunto, pero
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que salga en la sección deportes porque había ocurrido en las inmediaciones de un estadio de

fútbol.

¿Cuál fue la época más complicada para trabajar?

La época de la intervención y también la del descenso. Afectaba al trabajo cotidiano porque

alguien te decía una cosa, otro te decía otra. Pocos sabían lo que pasaba. Estaba la justicia de por

medio. Fue muy complicado.

En los períodos de elecciones, ¿hay presiones?

Aquel que no tenga presión en su trabajo significa que hay algo que no está haciendo bien. Se

arma un cronograma y nos ponemos de acuerdo qué día va a hablar cada uno. Tratamos de ser

equitativos. Al menos en este diario hablan todos. Uno cuando lee tiene que saber interpretar.

Uno debe darle al lector las herramientas necesarias para saque sus propias conclusiones. Eso es

fundamental.

¿Y las presiones o incentivos económicos? ¿Están?

Obvio, pero es diferente. Es fútbol. Es un juego.


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Entrevista a Diego Mussetta (Jefe de la sección deportes del diario El Ciudadano de

Rosario):

¿En qué año surgió El Ciudadano?

El diario surgió en el ‘98. Se empieza a forjar en los primeros meses del ‘98. En julio se

incorporan los primeros periodistas y yo ingreso el 1 de septiembre de aquel año. Ingresé en la

sección deportes como un cronista más. En esa época el que entraba era un aspirante. Había que

definir el nombre de los suplementos. La denominación ‘El Hincha’ fue idea del jefe de sección

Jorge Balbo. Es una palabra que engloba un montón de situaciones y, especialmente, lo que

siente una persona por el deporte. Con los años se fue forjando y hoy creo que es una marca

registrada en los medios gráficos de Rosario.

¿En cuánto ha cambiado la sección deportes en estos 20 años?

Cambió mucho. Arrancamos con colaboradores de la ciudad y hasta corresponsales en Santa Fe

y Buenos Aires. Nuestro periodista iba a cubrir Newell’s o Central y el corresponsal lo ayudaba.

A su vez, otro periodista en la semana generaba entrevistas a deportistas amateurs. Era un

suplemento grande. Se hacían 16 páginas. Se hacían 24 en algunas ocasiones. Entre 1999 y 2000

se hizo un suplemento semanal llamado ‘El Amateur’, de ocho páginas, con información

vinculada al rugby, al hockey, al vóley y demás deportes locales. Había un jefe, un subjefe, un

corrector de textos y un grupo de chicos jóvenes que recién salíamos de los institutos de

periodismo. Ninguno era conocido. Éramos más de 15 dentro de la sección.

Tampoco había internet…


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Exacto. Venía todo por agencia de noticias. Teníamos que imprimirlo, teclear. Nosotros

afrontamos esa transición entre la máquina de escribir y la computadora. El trabajo era mucho

más artesanal. Hoy recibís un cable, lo copias y lo pegás. Antes no. Todo eso fue en los inicios.

En el 2000 ya se empezó a achicar la redacción después del primer cierre. Después fue mutando,

pero el promedio de gente era de diez personas en la redacción. Hoy son ocho los chicos debido

a algunas necesidades que hubo en el diario. Se siguen haciendo las 12 páginas con la salvedad

que ya no tenemos turf.

O sea que hoy ya no hay puestos clave como editor o corrector…

No, pero por una cuestión de falta de personal. A veces hay tres compañeros haciendo una

edición de 12 páginas, que también tiene su producción previa. Lleva tiempo. Es bastante

complicado, principalmente por cuestiones como el horario de cierre.

¿Cómo es un día del jefe de sección deportes?

Yo asumí como segundo jefe de la sección en 2002 y como jefe definitivo en el 2009. Ser jefe es

estar pendiente las 24 horas de lo que pasa en la ciudad. Hoy uno está con el teléfono en la mano

y mira qué se ‘twittea’, recibe y manda mails, atiende llamados. Hoy con un celular yo puedo

subir una noticia a la web. Se han agilizado muchas cosas. El convenio laboral indica seis horas,

pero son muchas más. La agenda se arma desde temprano. A la mañana uno habla con los

periodistas de Newell’s y Central para ver por dónde viene el día. El grueso de información en

deportes está a las 18 horas. La primera función es llegar al diario y armar un organigrama de

trabajo. Desde el comienzo, el polideportivo fue algo que pregonamos. Más allá del fútbol, que

se respira, la ciudad también tiene miles de chicos que practican otros deportes. Hoy me animo a

decir que ‘El Hincha’ tiene seis páginas de fútbol y otras seis de otros deportes.
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¿Mantenés otro tipo de reuniones más allá de las charlas con los periodistas que están a tu

cargo?

Hasta 2016 tuvimos siempre un dueño. Ahí teníamos contacto permanente con los directivos del

diario para determinar la bajada de línea. Después, todos los días había una reunión de tapa,

donde los jefes de cada una de las secciones tiraban los temas más importantes de la jornada.

Desde que nos transformamos en cooperativa, también hay un flujo importante de comunicación.

Quizá no podemos hacer una reunión diaria, pero hablamos a través de los celulares.

¿Cómo es la relación con los periodistas? ¿Estás a abierto al diálogo?

Hemos tenido situaciones en las cuales teníamos que acotar y una persona que quizá cubría

rugby, tenía que dar una mano en otro tema. Durante este tiempo, siempre fui una persona

abierta a recibir palabras de mis compañeros para llegar a un consenso. Si lo que me dicen desde

arriba es ‘hay que ir por este eje’, uno se lo tiene que trasladar al periodista. Me ha tocado, en

alguna oportunidad, decirle a alguien ‘hay que hacer esto y no hay vuelta atrás’. Trato de que

tengamos una gran comunión. Una relación fluida entre los periodistas. La sección ‘El Hincha’

es una gran familia.

Dentro de la sección, ¿cuáles son los criterios de noticiabilidad?

En Newell’s y Central tenemos la suerte de tener periodistas que realmente son conocidos en la

ciudad y son formadores de opinión. Para mí, tienen la mejor información. Uno descansa en ellos

porque van a tener la información. Con muchos de los chicos que arrancamos, hoy seguimos en

el diario, entonces uno ya sabe cómo tiene que actuar en el día a día. La confianza es clave a la

hora de manejar los criterios.


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¿Qué relación tenías con los directivos?

Tuvimos como seis dueños, pero hubo pocos que se han metido en el ámbito del deporte. No te

puedo negar que estuvimos la mayor cantidad de años con Eduardo López como dueño, que fue

presidente de Newell’s, pero no era una persona que se involucraba en el día a día. Nosotros

teníamos un jefe de redacción que nos bajaba una línea y nos decía cómo tratar algunos temas,

pero nunca tuvimos la información de último momento a pesar de ser el diario del presidente. En

síntesis, deportes nunca fue una sección en la que los dueños hayan bajado línea. En política y

ciudad sí. Pude haber tenido alguna reunión con algún gerente por alguna solicitud especial,

como contar historias de clubes de barrios para tratar de llegar al público y vender más diarios.

Sin el presupuesto de coberturas que pueda llegar a tener otro diario ni la misma cantidad

de periodistas, ¿cuál es el secreto de El Hincha para intentar mantenerse en competencia?

Uno a veces quiere competir, pero sabemos que La Capital tiene 150 años de historia y es uno de

los diarios más añejos del país. Así y todo nosotros ganamos un espacio. Lo ganamos por el

sentido de pertenencia de los que trabajamos en el diario, porque respetamos un montón de

situaciones en cuanto al manejo de la información. Tratamos de ser lo más creíbles posibles y de

no entrar en una discusión permanente. Queremos que El Ciudadano sea una alternativa que le

llegue al que juega futsal, hockey, rugby, básquet, etc. La diferencia es el respeto por el

deportista. El Ciudadano es un lugar donde el deportista se va a sentir cómodo y no apretado o

usado. Queremos darle el espacio que el deportista necesita. La información de Newell’s o

Central, que es lo más importante, está. Así como está la nota de Lioi que hizo tres goles ante

Olimpo, también está la nota al chico de Old Resian que hizo tres tries. El deportista tiene su

lugar en El Hincha. Creo que eso lo tiene gracias al grupo humano que forma la sección. Hay un
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sentido de pertenencia. Los que trabajamos acá tenemos puesta la camiseta de El Ciudadano. Eso

resume, a groso modo, lo que nosotros sentimos cuando entramos y salimos del diario.
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En 2009, el rugby hizo historia y fue tapa del diario El Ciudadano de Rosario. Un hecho inédito.
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Desde hace ocho años, el rugby cuenta con una página diaria en el suplemento ‘El Hincha’.
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Valenti negocia constantemente con su jefe para obtener un espacio significativo en Ovación.
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