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Pedro Mairal: los animales en un año en el desierto.

CIRLOT

Perro Emblema de la fidelidad, con cuyo sentido aparece m uy frecuentem ente bajo los pies de las figuras de dam as
esculpidas en los sepulcros medievales, m ientras el león, atributo del hom bre, simboliza la valentía (20). También
tiene, en el sim bolism o cristiano, o tra atribución — derivada del servicio del perro de p astor — y es la de guardián
y guía del rebaño, p o r lo que a veces es alegoría del sacerdote (46). Más profundam ente, y en relación no obstante
con lo anterior, como el buitre, el perro es acom pañante del m uerto en su «viaje nocturno p or el mar», asociado a
los símbolos m aterno y de resurrección. Aparece en la escena del sacrificio m itraico del toro con un sentido sim ilar
(31). En alquim ia, aparece más como signo que como sím bolo. El perro devorado por un lobo simboliza la purificación
del oro po r el antimonio.

León Sus correspondencias principales son el oro o «sol subterráneo» y el sol, por lo cual aparece como símbolo de
los dioses solares, cual Mitra. En Egipto se creía que el león presidía las inundaciones anuales del Nilo a causa de la
correlaciónale este fenómeno con la entrada del sol en el signo zodiacal de Leo, en la canícula. La piel del león es un
atributo solar (8). La identificación del sol y del león, verificada por las culturas prim itivas y astrobiológicas, tam bién
fue adm itida en la Edad Media y el sim bolism o cristiano la retiene (14), aunque el significado del león se enriquece
con diferentes simbolismos secundarios. En alquim ia, corresponde al elem ento «fijo», al azufre. C ontrapuesto a otros
tres animales, representa a la tierra, aunque en otros textos se le llam a «fuego filosófico» (57), m ientras al oro se le
da el nom bre de «león de los metales». El león rojo es el que m ás propiam ente responde a este últim o significado
(56). Pero al m argen de estos problem as, que conciernen m ás a la teoría de las correspondencias que al estricto
simbolismo, el león constituye, como «rey de los animales», el oponente terrestre del águila en el cielo y, p or lo
mismo, el símbolo del «señor natural» o posesor de la fuerza y del principio masculino. Como recuerda Frobenius, el
m otivo en el que el león solar degüella al toro lunar se repite incansablem ente en la decoración asiática y africana
(22). Según Schneider, el león pertenece al elem ento tierra y el león alado al elem ento fuego. Ambos sim bolizan la
lucha continua, la luz solar, la m añana, la dignidad real y la victoria. Como símbolo de los evangelistas, pasó p o r varias
atribuciones hasta concretarse en la de san Marcos. Naturalm ente, de la posición o situación del león se pueden
derivar otros significados. El león joven corresponde al sol naciente; el león viejo o enferm o, al sol en el ocaso. El león
victorioso representa la virilidad exaltada, el león dom ado corresponde a la paralela expresión existencial (50). Como
anim al salvaje, en general, según Jung, es indicio de las pasiones latentes y puede aparecer como signo del peligro de
ser devorado por el inconsciente (32). Esta últim a significación, con todo, concierne m ás al sim bolism o de la
devoración, en general, que a la del león en particular. La devoración tam bién es simbólica del tiempo. La leona salvaje
es un símbolo de la Magna M ater (35).

Cerdo Símbolo de los deseos im puros, de la transform ación de lo superior en inferior y del abism am iento am oral
en lo perverso (15).

Marta Mitjans:

PERRO Cristóbal Colón fue el primero en usar los perros con una función militar en América, durante las primeras
campañas represivas en La Española en 1494. A partir de este momento, el uso del “mejor amigo del hombre” como
arma de combate, se extendió por todos los territorios americanos. Casi todas las culturas “han dotado al perro de
una simbología propia. Los casos más destacables, por conocidos, podrían ser el can Cerbero, guardián de los infiernos,
en la cultura griega o los cinocéfalos de la cultura egipcia, cuya misión es la de encarcelar y destruir a los enemigos de
la luz y guardar las puertas de los lugares sagrados. A excepción del templo, común a todas las culturas, el espacio
sagrado por antonomasia es la vivienda propia, de la cual el perro se convierte en el fiel guardián. No debe olvidarse,
por obvio, el aviso "cave canem" o "cuidado con el perro" que los romanos colocaban a la entrada de sus viviendas.
Esta labor de vigilancia fue trasmitida al mundo cristiano al identificar la figura del perro guardián con la del sacerdote,
guardián a su vez de la congregación cristiana. Es evidente que el perro no podía ser el guardián físico de la iglesia
entendida como "casa de Dios", pues un animal que cuida la casa de los hombres era poco apropiado para tan alta
empresa, es por ello que el guardián de la casa de Dios es el león. […] Por extensión, la figura del perro no sólo cuida
de la casa, sino de lo que ella contiene, es decir, la familia y los sentimientos que en torno a ella se conforman. Por su
cotidiana labor y la fidelidad con la que desempeña la misma, el perro pasará a simbolizar en la Edad Media a la propia
fidelidad”2 .
LEÓN El león es símbolo del poder y la justicia: como los leones del trono de Salomón, de los reyes de Francia o de los
obispos medievales. Es también es símbolo de Cristo juez y es el emblema del evangelista San Marcos. Por otro lado,
desempeña un papel de protección contra las influencias malignas. Por su fuerza y en calidad de guardianes, los leones
están echados bajo las columnas, a las puertas del templo. Como emblema de valor, el león está acostado a los pies
de los caballeros en las estatuas yacentes, sobre los sepulcros.

CHEVALLIER

Caballo. Una creencia que parece anclada en la memoria de todos los pueblos, asocia originalmente el caballo a las
tinieblas del mundo ctónico, del que surge, galopando como la sangre en las venas, desde las entrañas de la ~ tierra,
o los abismos del ~ mar. Hijo de la ~ noche y del misterio, ese caballo arquetípico es portador a la vez de muerte y de
vida, ligado al ~ fuego, destructor y triunfador, y al ~ agua, alimentadora y asfixiante

.• La multiplicidad de sus acepciones simbólicas deriva de esta significación compleja de las grandes figuras lunares,
donde la imaginación asocia por analogía la tierra en su papel de Madre, su luminaria la luna, las aguas y la
sexualidad, el sueño y la adivinación, la vegetación y su renovación periódica. Así los psicoanalistas ven en el caballo
el símbolo del psiquismo inconsciente o de la psique no humana (JUNA, 312), arquetipo próximo al de la Madre,
memoria del mundo, o bien del tiempo, porque está ligado a los grandes relojes naturales (DURS, 72) o también al
de la impetuosidad del deseo (DlES, 305). Pero la noche conduce al día y llega a que el caballo, siguiendo este
proceso, abandona sus oscuridades originales para elevarse hasta los cielos, en plena ~ luz. Vestido con blanca
vestimenta de majestad, deja entonces de ser lunar y ctónico y se convierte en uránico o solar, en el país delos
dioses buenos y los héroes: lo que amplía aún el abanico de sus acepciones simbólicas. Este blanco caballo celeste
representa el instinto controlado, dominado, sublimado; según la ética nueva, es la más noble conquista., del
hombre. Pero no. hay conquista. eterna y, a despecho de esta clara imagen, el caballo tenebroso persigue siempre
en el fondo de nosotros su' curso infernal: es tan benéfico como maléfico. El caballo no es un animal como los otros.
Es la montura, el vehículo, el navío, y su destino es pues inseparable del humano. Entre ambos interviene una
dialéctica particular, fuente de paz. O conflicto, que es la de lo psíquico y lo mental.

En pleno mediodía, arrastrado por la potencia de su carrera, el caballo galopa ciegamente, y. el ~ jinete, con grandes
ojos abiertos, previene sus pánicos y lo dirige hacia la meta que le ha asignado; pero de noche, cuando el caballero a
su vez está ciego, el caballo se toma vidente y guía; él es entonces quien manda, pues sólo él puede rebasar
impunemente las puertas del misterio inaccesible a la razón. Cuando hay conflicto entre ambos, la carrera
emprendida puede conducir a la locura y la muerte; cuando hay acuerdo, aquélla se hace triunfal. Las tradiciones, los
ritos, mitos, cuentos y poemas que evocan al caballo expresan las mil y una posibilidades de este juego sutil.

1. El animal de las tinieblas y de los>poderes mágicos. En la estepa del Asia central, país de jinetes y chamanes, se ha
conservado en las tradiciones y la literatura la imagen del caballo ctónico, cuyos poderes misteriosos suplen a los del
hombre, allí donde se detienen los de éste, en el umbral de la muerte. Clarividente, familiar de las tinieblas, ejerce
funciones de guía e intercesor, en una palabra de psicopompo. La epopeya kirguis de Er-Toshtük es significativa a
este respecto (BORA). Para encontrar su alma arrebatada por un mago, T5shtük, por muy héroe que sea, debe en
algún modo abdicar de su propia personalidad para fiarse de los poderes supranormales del caballo mágíco Tchal-
Kuiruk, que le permitirá acceder al mundo de abajo y desarticular las emboscadas. Tchal-Kuiruk, este Bayard asiático,
también oye y habla como un hombre; desde el comienzo de esta cabalgada fantástica, advierte a su señor de la
inversión de poderes que debe operarse: «Tu pecho es ancho, pero tu espíritu estrecho; no reflexionas en Caballo
nada. No ves lo que yo veo, no sabes lo que Y9 sé ... Eres ,valiente, pero no inteligente» (BORA, (36,106). Y añade por
último algo que resume admirablemente sus poderes: «Yo puedo andar en las aguas profundas.» Pero Tchal-Kuiruk,
que participa a la vez de los dos mundos, sólo puede pasar de uno al otro al precio de los más crueles suplicios, él
mismo, cada vez que la situación lo exige, pide a su jinete que le arranque a latigazos pedazos de carne grandes
como camero para volver sus virtudes operantes; la imagen es significativa: cada vez se opera un proceso iniciático.

No hay más que leer semejante epopeya para penetrar en el sentido profundo de ciertas tradiciones chamánicas.
Así, para la mayor parte de los altaicos, la silla y el caballo de la muerte se colocan junto al cadáver, para asegurar al
difunto su último viaje (HARA). Entre los buriato, el caballo de un enfermo -el cual ha perdido momentáneamente su
alma- se ata a la cama de su señor para que señale el retomo del alma, que manifiesta poniéndose a temblar (ELlC,
199). Si un chamán llega a morir, se lo deposita sobre la manta sudadera, sirviendo ésta de almohada, se le ponen en
sus manos las riendas, un arco y flechas (HARA, 212).

Entre los beltir se sacrifica el caballo del muerto para que su alma guíe a la del hombre, y es significativo que su
carne sea en seguida repartida entre los ~ perros y los ~ pájaros, también ellos psicopompos, conocedores de dos
munqos transcendentes, el de abajo y el de arriba. Este sacrificio del caballo al dueño difunto es tan corriente que se
ha considerado incluso como uno de los elementos constitutivos que se reconocen en las civilizaciones primitivas de
Asia (DELC,241). Se ha atestiguado en numerosos pueblos indoeuropeos y hasta en los antiguos mediterráneos: en la
Ilíada Aquiles sacrifica cuatro yeguas sobre la hoguera funeraria de Patroclo, su amigo sin reproche; ellas conducirán
al difunto al reino de Hades. El caballo, por su poder de clarividencia y su conocimiento del otro mundo, desempeña
igualmente un gran papel en los ritos chamánicos. El espíritu benéfico del chamán altaico, que acompaña a éste en
sus viajes
Perro. Sin duda no existe ninguna mitología
que no haya asociado el perro, Anubis,
rien-K'uan, Cerbero, Xolotl, Garm, etc., a
la muerte, a los ..... infiernos, al mundo de
abajo, a los imperios invisibles que rigen las
divinidades ctónicas o selériicas. El complejísimo
símbolo del perro está ligado a primera
vista con la trilogía de los elementos .....
tierra, ..... agua, ..... luna, de los que se conoce
la significación oculta, hembra, a la vez vegetativa,
sexual, adivinatoria, fundamental,
tanto para el concepto de inconsciente como
para el de subconsciente.
l. La primera función mítica del perro,
universalmente aceptada, es la de psicopompo,
guía del hombre en la noche de la muerte,
tras haber sido su compañero en el día de
la vida. Desde Anubis a Cerbero, pasando
por Thot, Hécate y Hermes, el perro ha
prestado su figura a todos los grandes guías
de las almas, a todos los jalones de nuestra
historia cultural occidental. Pero hay perros
en el universo entero, y en todas las culturas
reaparece con variantes que no hacen

Segundo capitulo: SUAREZ Y BAITOS

Va a buscar la plata del alquiler a su antiguo barrio. “Me recibió con sus ladridos la perra de los vecinos, a la que
llamaban Anit, Negra y no sé que otros nombres. No paraba de ladrar, como si estuviera advirtiéndome todo lo
que me iba a pasar en los meses siguientes, todas las penurias que íbamos a terminar pasando juntas. Era raro
porque siempe le ladraba a papa y no a mi; esa mañana parecía realmente querer decirme algo”.

Su nombre en egipcio es Ast. Primitivamente fue una diosa-cielo, originaria de Behbet-el Hagar, en el
Delta. Llevaba un trono (ast) sobre su cabeza y, originalmente, fue la representación del trono. Reina
de los dioses; gran diosa madre; recuperadora y embalsamadora del cuerpo de Osiris; protectora
de Horus el Niño hasta que éste pudo luchar por su patrimonio.

Según el mito de Osiris fue Isis quien buscó y recuperó el cuerpo despedazado deOsiris, asesinado por
su hermano Seth. Reconstruyó a Osiris ayudada por Anubis y Neftis e impregnada de su cuerpo concibió
a Horus niño (Harpócrates) , quien más tarde vengaría la muerte de su padre.

Una diosa importante de la fertilidad, del amor sexual, de la caza y de la guerra.

La conocían entre los canaanites en épocas prehistóricas. De la área agrícola fértil a lo largo de la costa
mediterránea del este, su culo se había separado a través del Levant por el centro del tercer milenio BCE.
junto con ella que ella tenía trece otros deities que la pusieron en las sombras y entre ellas estaban: Hathor,
Horus, Nephthys, y Osiris.
En su cabeza ella usó un símbolo que subrayaba su vieja clase de trabajo como patroness de animales
domesticados: útero de una vaca estilística. En ese rodillo ella era esposa del dios Anedjti * e hizo su centro
principal situar en Busiris, capital del culto del nome (provincia) nueve Egipto más bajo. En vez de llevar el
ladrón de un herdsman tener gusto de su marido, Anit usado para hacer un personal "femenino" rematar por
una flor.

Los papiros colosales que fechan a partir del último sexto siglo BCE indican que Anat era una de las dos
diosas adoradas en el templo de Yahu (Yahweh) por los judíos en la isla de colosal en el Nilo

Como un fuerte:

El nene, Ramón, la despierta para decirle que en los caños vive un animal persona. Es verde y resbaloso, con
un solo ojo y muy largo. Y te espia por el agujero donde se va el agua. Habla muy bajito. Me pide cosas. Que
le dé de comer. Come pelo y jabón.

“Es curioso como se habían ido diferenciando tuneleros y puentistas, incluso físicamente. Los tuneleros,
quizás por el trabajo pesado, tenían algo de topos, con la camisa arremangada y los brazos peludos, con
grandes manos de tanto cavar, espaldas anchas, medio encorvados. Y los puentistas, flacos y huesudos,
tenían algo de pajarracos con sus trajes, sus anteojos, con unos peinados mal engominados, como pirinchos
y tics nerviosos, eléctricos. Quizás su costado ortitologico se debia a que en los pisos altos, aunque nadie lo
aceptara abiertamente se estaban comiendo las palomas.

UN MISMO CUERPO

Fumaba y trataba de tranquilizarme mirando los pájaros, la vegetación que estaba totalmente fyera de
control y se comia el edificio; las enredaders habían cubierto de hojas rojas las paredes, como si le chuparan
la sangre al hospital.

(Ayala) Quise que me hablara de Olavarria, par que pensara en otra cosa. Me hablaba de caballos. Soñaba
con caballos. De noche se despertaba por el dolor de la mano. Me contó que tenia siempre la misma
pesadilla: un caballo del carro que había tenido, un colorado grandote y manso, le pisaba la mano en medio
del campo y el no podía sacarla debajo del peso terrible porque el animal no se movia. La falta de calmantes
y el dolor de la infección de la mano le hacían soñar esas cosas.

Y había otro ruido que parecía ser un hombre que se acomodaba y se volvía a acomodar, sin encontrar la
postura adecuada, irritado, desplegando su esqueleto… acomodando las mantas con ese modo animal que
tenemos de anidar, ovillándonos, en una repetición exasperante

EL COMETA

Caminé hasta la plaza donde solo quedaban las palmeras y el ombú, en el medio. El ombu enorme, intacto,
igualito. Me sente en un hueco entre las raíces que se levantaban de la tierra como una gran piedra llena de
recovecos y salientes. Cuando era chica, me escondía en ese ombu y mama se hacia la que no me
encontraba, daba vueltas buscándome y hacia que no me veía y de pronto no me buscaba mas y era llo la
que empezaba a buscarla a ella.

Todo el tiempo escuhaba ruidos, pisadas cercanas, y me quedaba alerta con el tramontina al alcance de la
mano. Después descubri que había un bicho dentro del tronco. Un bicho horrible. Una comadreja. Un
atardecer me pasó al lado sin inmutarse, a penas aceleró el paso cuando la espanté.

Una tarde me perturbaron unos gruñidos. Del otro lado del árbol, un perro gemia y escarbaba la tierra y la
madera podrida. Después mordio algo. Lo aparte y vi las crías de la comadreja, temblando, rosadas y ciegas.
Le tuve que dar al perro una patada en las costillas para que no se las comiera. Me di cuenta de que era la
puerta de los vecinos, que siempre le ladraba a papá cuando caminaba al lado del cerco. La espanté y volvi a
tapar la cueva. No sé si tenía derecho a meterme en medio de esa manera, pero me daba mucha impresión
que se comiera a esas crías. La perra se quedó cerca. Era negra y flaca, con tetas de loba romana. Aunque yo
la había pateado, se empezó a quedar a mi lado. No tenia nada para darle.
Me fui caminando a la estación, sorteando las piedras que me lastimaban los pies. La perra se subió conmigo
al furgón del último tren que iba para el centro. La abracé y viajamos así, juntas, en la oscuridad.

OCEAN BAR

El alcohol los convertía en bestias. Sobre todo, en cerdos, en hienas revolcadas en el suelo por la risa, en gorilas que
se agarraban a trompadas y manotazos torpes.

Ya bastante impresionante el propio cuerpo como para sumarse a varios cuerpo más, abrazarse, multiplicar el ese
calor, esa cosa mamífera y peluda que tenemos los seres humanos. Cuando cerraba los ojos, veía imágenes horribles,
animales de sangre caliente alimentando garrapatas y piojos, con pliegues en las axilas, ingles, pelos, cuerpo rosado,
liendres, granos, pensamientos asi, con sarnas y costras.

La perra me esperaba afuera y a la mañana yo le llevaba agua y algunas sobras. Las chicas también la adoptaron, le
guardaban los huesos; le decía Negrita. No la podíamos entrar. El obispo la echaba cada vez que se arrimaba a la
puerta. Un dia casi la pisan en un desfile militar.

El caballo era chico, pero tiraba bien del carro por la subida de cordoba.

LA PEREGRINA

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