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JUANITO Y LA TRAMPA IMAGINARIA (Gerardo García)

Comenzaré con una temática que expone Ovidio en metamorfosis [desarrollo de la secuencia
acerca de Tiresias y Narciso]
[…]
Este relato nos permite ingresar a la historia del Juanito con relación al falo imaginario. En el
historial mencionado nos resultaba difícil orientarnos, pero quizás la guía más adecuada sea
considerar cómo este objeto es el eje, el objeto central que organiza el universo de Juanito. Al
leer las frases que el padre va registrando, nos encontramos con que Juanito fantasea todo el
tiempo con relación al falo. Y que la dificultad, pero a la vez diría el progreso de este análisis,
es que lo va situando en la madre, luego en el padre, más tarde en los animales. Dicho registro
es el eje que organizando el mundo de Juanito.
Nos tendremos que orientar en el progreso de este análisis que tenemos que caracterizar como
un progreso del significante. De qué manera este niño va a hacer un salto que Lacan sitúa
como un salto de lo pre-edípico a lo edípico, un salto que implica el pasaje por un vacío, por un
espacio, donde algo debe atravesarse.
En un primer momento se presenta la relación connivencia imaginaria, de seducción, ver y ser
visto, una dualidad que hace a la condición de ser amado y que implica la captura de Juanito.
Luego hay un segundo momento de pasaje de lo imaginario lo simbólico y que nombro como el
progreso del significante. Ahora ¿Cómo se va a conmover esa dualidad inicial tan fuerte?
Se va a conmover de diferentes maneras y por ser afectada va a conducir a la angustia.
Cuando hablamos de Juanito como una fobia se indica la eclosión del miedo, no obstante hay
que ubicar previamente cuáles son las situaciones donde ha estado originariamente la
angustia.
Hay momentos que son previos y que están en relación a la manifestación de la angustia. Se
pueden enumerar tres momentos. Un primer momento en su nacimiento de la hermanita y esto
en el mundo de los objetos de la madre. Un segundo momento es la emergencia del pene real,
es decir, la masturbación. Y un tercer momento es la descompensación. Son los tres momentos
donde la angustia está presente.
En el Seminario IV Lacan hace hincapié, en un primer momento, en la emergencia del pene
real, porque considera que es una experiencia de difícil integración. Lacan entonces va
situando la masturbación y la emergencia del pene real como un momento de angustia.
Introduce en el campo de la infancia el interrogante sobre que sería una experiencia
orgasmática sin eyaculación. ¿Cómo integrarlo? ¿De qué manera?.
Sí avanzamos en la lectura que Lacan hace, comprobamos que ubica el nacimiento de la
hermanita de Juanito como un otro momento previo al miedo. El nacimiento de la hermana
acontece 15 meses antes de la irrupción de la fobia y la masturbación se presenta 12 meses
antes que la fobia se manifieste.
Lacan va tratando esta temporalidad hasta que despeja lo que él nombra como la
descompensación. ¿Que es? Es el pasaje del imaginario a lo simbólico. Esta es la dificultad a la
que se enfrenta a Juanito. Pero ese franqueamiento es algo que no se puede hacer
solitariamente en el plano experiencial, sino que requiere de la intervención paterna.
En uno de los acercamientos que va haciendo Lacan nos dice que si el padre aparece como el
padre real es porque Freud es el padre simbólico. Pero luego, puede arribarse a una conclusión:
Freud aparece como el padre imaginario. Es decir que se manifiesta como Dios. Localizamos
entonces el padre real como aquel que comienza a intervenir; Freud, el padre imaginario y nos
orientamos en la experiencia en torno a los registros al situar el padre simbólico respecto del
caballo.
Juanito siente miedo a los caballos. ¿Porque sitúa allí al padre simbólico? La unión del padre y
el tótem nos va a dar como ecuación al padre simbólico. Se percibe cómo la fobia organiza esta
suplencia que es el padre simbólico.
Hay una lógica que hace el trayecto, al recorrido de este análisis donde la castración se pone
en juego por la emergencia del padre real, resolviéndose la trampa, el señuelo entre Juanito y
su madre lo que va a implicar la posibilidad de un pasaje de lo imaginario lo simbólico. ¿Cómo
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se hace ese pasaje de lo imaginario lo simbólico? En este salto lo que emerge es el mito como
a la construcción individual del mito. El mito, que se va a construir con imágenes, va a entrañar
una simbolización de lo imaginario.
Volvamos al tema de la angustia. Angustia en relación a la emergencia del pene real que
comienza a menearse y que inquieta principalmente a la madre del niño. Sus padres sostenían
la idea de libertad y la no represión en la crianza de los hijos. De este modo el niño puede
confesar a sus padres que realmente se masturba. ¿Qué sucede? La madre, dentro de un
marco de seducción recíproca, cuando el niño le pide que le toque el pequeño aparatito
manifiesta espantó y un cierto terror. Hay algo allí que no marcha.
¿Qué lectura sería posible hacer? Qué Juanito es la metonimia del falo de la madre. La
metonimia implica que Juanito es el falo como un todo. Es decir, es en su totalidad. Por lo tanto,
la emergencia de una parte de su cuerpo ligado a lo real es vivido con angustia por Juanito y
con rechazo por su madre.
Tenemos la emergencia del penal real doce meses antes de la fobia y el nacimiento de la
pequeña Ana. ¿Qué habría que reconsiderar? Que si Juanito estaba en una posición de
metonimia del falo de la madre desplazado de ese lugar, cae de ese lugar en función al
nacimiento de la hermanita. Se pone en marcha el significante de la caída. Y así tenemos otro
elemento en relación a la angustia.
Vamos al tercer punto: la descompensación. La descompensación se liga a la angustia. La
madre es adulta, interviene en el plano de los intercambios simbólicos y está ubicada en el
campo de la sexualidad respecto de su universo y lo que el niño vive como imaginario, la
madre lo sitúa en lo simbólico. Más tarde percibe que hay algo más allá de él. Que ese más allá
en relación al deseo está presente en la madre y por lo tanto con lo que él puede responder en
este momento, que es su pene real, le parece miserable. Antes respondida con el falo en tanto
imaginario, respondía con su totalidad y ahora tiene para responder esta pequeña cosita que le
pertenece que en definitiva no sirve para nada, no podría colmar en absoluto a la madre.
Cuando señaló está descompensación no quiero dejar de remarcar un punto que es central: el
falo en términos simbólicos implica algo de la falta en la madre. La descompensación implica
entonces la pregunta: ¿qué quieres? Necesitamos ir a la pregunta ¿qué me quiere?, ¿qué
quiere de mí?, ¿qué clase de objeto soy?
Con relación a este interrogante se va a producir la descompensación. Si ya no es la metonimia
del falo de la madre, ¿qué clase de objeto es? El simple hecho de preguntarse si es ese objeto
imaginario conlleva a la descompensación e implica que comience a imaginarse cómo es
imaginado. Comienza a imaginarse como la madre lo imagina. Si imaginar cómo es imaginado,
ello estaría dentro de la simbolización que comienza a jugarse. Si se imagina cómo es
imaginado, ya es un paso: se imagina cómo es deseado. Algo del universo de la falta comienza
a jugarse.
Una vez que se presenta la emergencia del pene real, ya no puede imaginarse como es
imaginado, se imagina como una nulidad. Esto en el plano imaginario tiene consecuencias.
Si en un primer momento, el de la trampa imaginaria, está en relación al ver y al ser visto, hay
otro momento donde se trata de mostrar y mostrarse, ceñir el falo, espiarlo y comienza a pasar
del dos al tres. Cuando está en juego no sólo ver- ser visto, en el registro de la dualidad, sino el
Mostrar-mostrarse, el exhibir-exhibirse, el espiar, el ceñir, allí ya no se sostiene la dualidad. Hay
algo que se interroga en otro registro.
Advertimos cómo se van disponiendo los elementos. Se va organizando una construcción
mítica que Lacan llama mitema, que es completamente individual, y que por tal motivo puede
ser interpretado.
Los caballos están en relación al miedo. Pero señalaba que hay diferencias entre la angustia y
el miedo. Hay un punto, que me parece el más significativo, y que está con relación a una
mancha negra en la parte anterior del caballo. Este punto, me parece relevante con relación a
lo que estamos trabajando, La metamorfosis del objeto. Es un punto irreductible, un enigma
que va a permanecer incluso luego de la finalización de este análisis.
El caballo es inicialmente la madre y finalmente el padre. El caballo no es un significante
unívoco. Y lo que permite un análisis es que significante sea permutativo. En el tiempo medio,
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diría que es el mismo Juanito. Si bien este plano del significante caballo está presente en todo
el historial, me interesa ese otro punto que es un enigma: la Mancha. Es la Mancha lo que
conserva algo del orden de la angustia. Y quizás sea el caballo lo que va a esconder lo que está
por detrás, algo oscuro, opaco, y que nombró como la Mancha. Permanece como algo
enigmático, irreductible, no representativo, es decir que no podría ser representado.
Si el miedo está ligado a los caballos, la angustia, que está desde el inicio de la observación en
torno al nacimiento de la hermanita, a la emergencia del pene real, y a la descompensación,
vamos a articularla con la Mancha. Esto va a permitir una interrogación del objeto que Lacan
fórmula cuando dice: ¿de qué tiene miedo Juanito? De los caballos, pero ¿qué ocurre con los
caballos? Los caballos pueden morder, los caballos pueden caerse.
Que los caballos pueden morder lo sitúa respecto de qué se trata de una fobia, de una
neurosis, y del tema regresivo respecto del objeto oral y la madre en tanto la posibilidad de
devorar. Inicialmente el caballo es la madre. Que los caballos puedan caerse, a mi criterio, está
en relación a Juanito, dado que es expulsado, cae un determinado lugar a causa nacimiento de
la hermanita.
Desde esta perspectiva advertimos que la angustia se transmuta en miedo y el miedo implica
toda una serie de puntos de alarma. Un plano donde los puntos de alarma van organizando un
nuevo orden respecto de lo exterior y lo interior. Lo que era antes del plano del espacio en
relación al interior comienza, en la simbolización que Juanito va elaborando, a hacerse exterior
pero bajo la forma del miedo, los puntos de alarma con relación a los caballos.
Luego, cuando Juanito logre hacer la construcción mítica que implica la posibilidad de la
castración, ya no le va a ser necesario este esquema de la fobia, de los puntos de alarma
ligados a los caballos y por lo tanto va a localizar la castración bajo la forma de lo movible, de
aquello que se desatornilla y puede cambiarse.
Para concluir, ¿De qué manera se logra? A través de una construcción mítica. ¿De qué modo
esta construcción se despliega? Este niño es muy ingenioso y hay un trabajo del inconsciente,
que posibilita que la construcción mítica, la simbolización de lo imaginario se produzca.
Llovió después en la alta fantasía
Ningún elemento significante debe ser considerado de carácter unívoco porque si así lo
hiciéramos estaríamos en el campo de la significación ordinaria y en el registro concreto del
imaginario.
El significante no equivale a ninguno de los objetos, y a ninguna de las relaciones que podemos
nombrar como imaginarias. Ninguno de los elementos significantes de la fobia tiene un sentido
unívoco. Di el ejemplo del caballo que podrían ser en inicio la madre, al final el padre, y en el
tiempo medio Juanito. Es imposible situar el significante caballo como el simple equivalente de
la función del padre: sí, en cambio, como un efecto metafórico al final de ese análisis, como
suplencia del padre simbólico, pero no como un significante unívoco.
Antes de cumplir esa función metafórica final ha cumplido otros papeles, nos dice Lacan.
Para guiarnos en este historial, como en todo trabajo de análisis con niños, tenemos que
considerar que el niño habla de lo pensado y lo pensado es el registro de la imaginación. Es así
como Juanito le dice constantemente a su padre: he pensado tal cosa o bien, se me ocurrió tal
otra. En el análisis con niños es importante la dimensión imaginaria, es la materia misma con la
que estamos acostumbrados a trabajar y que debemos situar dentro de la estructura.
Entonces, la vía para comprender la función del caballo es aplicar lo que Juanito realiza,
articular este significante con la coherencia de su universo, la posibilidad de reestructurar su
mundo con una suerte de reja de arado, con un significante nuevo que va a ser su trazado en
lo real mismo.
En la reunión anterior concluí con dos intervenciones de Freud que dieron lugar a dos réplicas
de Juanito. La primera de las intervenciones de Freud es aquella en la que indica el padre que
transmite a Juanito la ausencia del falo, que no lo busqué. La respuesta de Juanito es la
construcción mítica de la madre desnuda en camisón.
El segundo recorte, estaba con relación la intervención donde Freud se presenta como el buen
Dios y le anuncia a Juanito que sabía que un día un niño lo iba a visitar y que por amor a la
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madre iba odiar al padre. La construcción mítica de Juanito hace que se levante en medio de la
noche a constatar si el padre está o no está. Si un padre es esto que Freud afirma, alguien a
odiar, entonces mi padre está ausente. Si está ausente, puede ocurrir por consiguiente que no
esté en su lecho.
Estas dos respuestas nos van a orientar para situar dos temáticas fundamentales en este
historial, por una parte, los calzones de la madre y por otra, la carencia paterna.
Daré otro paso más, ¿Cómo intervienen los excrementos, las funciones excrementicias, el goce
anal en este historial? Tiene relación con la propia función excremencial que Freud presenta en
teorías sexuales infantiles como la teoría de la cloaca que se construye a partir de una
experiencia de goce corporal. Empero, no se trata, como ironiza Lacan, de cada vez que
aparecen los excrementos exclamar ¡estadio anal! Más allá del goce corporal que está en la
base de la teoría sexual, existe la articulación con la función excremencial de la madre.
Entre Juanito y la mamá algo se juega en torno a la temática imaginaria de ver y no ver, pero
también de lo que no podría ser visto, porque como dice Freud, no existe. Sabemos que para
ver lo que no existe, existe un recurso que es la función del velo. Respecto de la construcción
de Juanito, la madre desnuda y en camisón, ubicamos ahora la serie del camisón, las
bombachas, las medias, anudado a la temática del velo del fantasma esencial entre este niño y
la madre, que es el fantasma de la madre fálica.
Cuando se va desplegando la temática de los calzones, aparecen los calzones amarillos y los
calzones negros. Interesa destacar la reacción de asco que Juanito siente respecto a las
bombachas de la madre. Cuando vio los calzones, escupió, cayó al suelo y cerró los ojos. Esta
secuencia hace a este nudo entre el excremento y la castración bajo la forma de algo que se
rechaza.

En esta observación, no hay que situar el asco respecto del objeto excrementicio ligado a la
idea de lo sucio, sino que el objeto excrementicio se anuda la temática de la castración. Tanto
que cuando su madre lleva puestas las bombachas conservan su virtud, en el sentido que se
puede seguir sosteniendo el engaño del falo. Por consiguiente, los excrementos, las
bombachas, es algo que puede caer como el velo puede caer. Caída que Juanito teme pero que
también desea.
Luego de estas largas intervenciones, Juanito dice: “Oye lo he pensado: estaba en el baño y
venía el fontanero y lo destornillaba. Y cogía un destornillador muy grande y me lo clavaba en
la barriga”. Adviertan que a posteriori de esa larga secuencia en la que interviene la
vestimenta de la madre y la estrecha relación con los excrementos, con las medias, con el
camisón, con el velo, es que aparece este asunto con relación al fontanero.
¿Cómo situarla? Juanito, en esta perforación que le practica el fontanero, es quién asume
personalmente el agujero. Él asume el Abismo. En el historial de Juanito, flota como una
especie de negrura, de opacidad, que marcamos como el punto crucial de la angustia, esa
mancha que el niño ubica en la parte anterior de la figura del caballo. La cosa en cuyo interior
no se debía mirar y por eso cerré los ojos. Ese es, a mi criterio el punto esencial, en el que el
agujero es asumido por Juanito.
El 2 de Mayo es el punto terminal de la secuencia. Luego de luchar con intensas resistencias,
comenta: “ha venido el fontanero con unas tenazas y me ha quitado primero el trasero y me
ha puesto otro, y luego la cosita. Me ha dicho: Enséñame el trasero y he tenido que volverme y
me lo ha quitado, y luego me ha dicho: enséñame la cosita”.
El padre se da cuenta del carácter optativo de esta fantasía y haya en el acto, dice el texto, la
única interpretación posible: “Y te dio una cosita mayor y un trasero también mayor, ¿no?”
Como señala Lacan, desgraciadamente no. Lo que el niño dice es que le ha sido cambiado el
trasero, pero de la cosita simplemente el fontanero le ha dicho enséñame la cosita.
Lamentablemente, la única interpretación posible es, entonces, una expresión de deseos. Si
llega hasta allí es porque no pudo ir más lejos. Hay algo de la castración en términos de un
goce corporal que se ha jugado, el trasero se le cambia por otro. Pero no hay nada que indique
que la masculinidad en este niño esté lograda. Por eso, luego de este trayecto donde Freud
también coincide con el padre en que le ha sido cambiada la cosita (lo que no está presente en
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las palabras de Juanito), el padre escribe: “aún le queda un último resto de su enfermedad que
no se manifiesta ya en el miedo sino en una exacerbación del instinto normal de
interrogación”. Más adelante, el resto aún no solucionado consiste en que Juanito se rompe la
cabeza cavilando, qué es lo que el padre tiene que ver con el niño ya que es la madre quien lo
trae al mundo.
Ubicamos un punto en este historial, esencial en cuanto a la asunción del agujero, que se
anuda con el Enigma de la muerte y el misterio de la vida. Cuestión que va mucho más allá de
los problemas planteados en torno a la introducción del significante caballos.

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INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA DE LA CURA DE JUANITO, SEGÚN LACAN (1993)
Lacan la llama “lógica de a goma”, una lógica elástica, al modo de la topología, una lógica que
fuera suficientemente flexible para acompañar las producciones fantasmáticas del sujeto, de
Juanito, y formalizar las distintas etapas de su investigación.
¿Qué significa lógica de la cura? Propongo la siguiente oposición para ubicar el significante
lógica de la cura; propongo que pensemos la oposición, la articulación, de la lógica de la cura y
de la estructura del discurso.
Estructura del discurso: se refiere a las coordenadas fundamentales que posibilitan la cura
analítica misma. Es una manera de escribir la estructura del discurso analítico. La primera
forma de la estructura del discurso propuesto por Lacan está en el esquema L y Z.
Es una tentativa de formalización dinámica, de formalización diacrónica, es decir, una
tentativa no solamente de escribir las coordenadas permanentes, fundamentales de la cura,
sino de formalizar lo dicho en la cura. O sea que la noción central que trabaja Lacan es la
estructura con transformaciones. Conocemos esa noción bajo la forma de la estructura
permutativa. Sabemos que estos términos pueden permutar en los lugares, pero que esa
permutación no permite formalizar el transcurso de la cura analítica dado que son, según
Lacan mismo, permutaciones que nos hacen salir del discurso analítico y permiten ubicar otros
discursos. Encontramos en el Seminario 4 de Lacan una tentativa de dinamizar el esquema L,
es decir, de utilizar el esquema L por lo menos para formalizar el cambio de posición subjetiva
desde el punto de vista clínico.
Es necesario articular el hecho de que algo permanece constante y a la vez algo cambia. ¿Qué
es lo que permanece constante? Son lugares, relaciones y relaciones entre los lugares. Y lo que
cambia son los términos que ocupan los lugares.
En la estructura, transformaciones permutación, hablar de permutación es la tentativa, la
forma de dinamizar la estructura, y cierta solución estructural de la articulación del uno y de lo
múltiple; los lugares son fijos y con la permutación de los términos obtenemos variantes.
¿Cómo se termina si hay lugares y términos que permutan por esos lugares? El problema es
que parece que nunca se termina.
Nos presenta un funcionamiento circular en el que no hay ninguna razón para parar;
precisamente lo presenta para ilustrar lo infinito de la repetición. Esto constituye un problema
inicial cuando tratamos de pensar la lógica de la cura a partir de una estructura con
transformaciones. ¿Por qué?
Para poder pensar una lógica de la cura en esos términos, hay que pensar primero que para un
sujeto hay un número limitado de significantes que permutan. Lacan en su texto "La instancia
de la letra..." dice que Juanito desarrolla, bajo una forma mítica, todas las permutaciones
posibles en un número limitado de significantes.
Cuando Lacan transforma su esquema L en esquema R, pasa de un esquema de estructura del
discurso a un esquema de estructura clínica. Y además fórmula la metáfora paterna
propiamente dicha, que escribe la relación del sujeto con la madre, transformada ahora por la
inclusión del significante del padre.
En el Seminario 5 elabora el grafo del deseo, que es también una estructura con
transformaciones, y queda algo de una lógica de la cura. En cierta medida, es el grafo del
deseo es una transformación del esquema L de Lacan, es decir, articula la estructura de la
intersubjetividad - la intersubjetividad compleja, imaginaria y simbólica que hay en este
esquema-, con la estructura del significado y el significante, y combina los dos.
De tal manera que sí se debiese resumir la lógica de la cura que presenta Lacan con el grafo
del deseo, sería con esta fórmula: la cura es, fundamentalmente, la transformación del término
A el término A (barrado) o también del pasaje de lo imaginario a lo simbólico. Y es así cómo se
podría resumir la lógica de la cura en Juanito, como un proceso de simbolización. Se trataría de
un proceso de simbolización y sobre un elemento esencial: el falo. Se podría, por tanto, resumir
la cura de Juanito como: del falo como imaginario al falo simbólico, y ubicar el motor de la
enfermedad misma de Juanito, o de sus síntomas, en la aparición del falo como real, ya sea en
su goce fálico, ya sea en la aparición de la hermanita, que son los dos elementos
desestabilizadores de su posición.
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El privilegio de la cura de Juanito es que es casi una cura por excelencia. Hay un síntoma
perfectamente manifiesto y ese síntoma desaparece. Hay una cura, desaparece el síntoma
fóbico. En la cura de Juanito la lógica de la cura se confunde con la elaboración de la metáfora
paterna; es decir que en este caso la lógica de la cura es idéntica a la metáfora paterna. Y se
trata, en esta cura, para que se cure el síntoma fóbico, de que el dominio simbólico del
significante padre sustituya al dominio imaginario de la madre; y se puede decir también que -
en opinión de Lacan-, en el caso Juanito, la metáfora paterna no se constituye de manera plena
sino de manera desviada.
Lacan dice que el síntoma fóbico tiene el papel del Nombre-del-Padre. Si un síntoma puede ser
utilizado como el Nombre-del-Padre, quizás el NP no es más que un síntoma. El NP y el síntoma
deben tener algo que ver si uno puede reemplazar al otro. Si el NP es un síntoma, es un
síntoma que se debe calificar de alguna manera para distinguirlo, es un síntoma normal, pero
no impide que pueda ser también patológico. La posición de Lacan en este seminario es que
Juanito elabora un Nombrecito-del-Padre.
El Imperio de la madre
El Seminario 4, del inicio al final, es una teoría de la madre. Y si debiera decir cuál es el hilo
que recorre todo este seminario desde el inicio y que condiciona todo lo que Lacan elige como
ejemplos, diría que se trata de las consecuencias clínicas terribles de la sexualidad femenina
para todo sujeto en la medida en que cada sujeto es hijo de madre y el centro de ese seminario
es lo que en la metáfora paterna Lacan llama Deseo de la Madre. Ese DM no se trata del deseo
correlativo de la demanda. El DM es otra cosa. Se refiere al deseo de la madre como mujer. Es
decir, se refiere a la castración femenina, a la madre como sujeto correlativo de una falta, no la
falta de ser sino la falta de un objeto.
Pero ¿Cuál es su finalidad en este seminario? Es desarrollar la tesis según la cual es
determinante para un sujeto la relación de la mujer con su falta, y no cualquier falta, la falta
que se escribe (-φ). La cuestión fundamental del psicoanálisis de niños es como el niño se
inscribe en esa relación.
En el Seminario 4 Lacan muestra otra cara de la sexualidad femenina, la cual implica una
insatisfacción constitutiva del sujeto mujer. La madre lacaniana busca a quien devorar; y Lacan
la retoma después como el cocodrilo, el sujeto con las fauces abiertas. De modo que debajo de
todo el mecanismo del tablero y las permutaciones, el elemento central es la de devoración, la
relación oral con la madre como devoración, a la vez devorar a la madre y ser devorado por
ella. Así en todo lo que hay en el complejo de caballos, el elemento que Lacan resalta es la
mordedura (m). Entonces, tal como Lacan lo ubica, la cuestión infantil es cómo saciar el DM
con respecto a su falta. La transformación que me parece central, iluminadora, es la mordedura
de la madre en el desmontaje de la bañera (buscar en el caso).
¿Cómo lo dice Lacan? Que el desmontaje, la bañera de Juanito que en un momento es
desmontada, es casi lo que encarna el pasaje de lo imaginario a lo simbólico. Cómo lo dice en
el seminario: "no es lo mismo morder a la madre, tener miedo de su mordedura que encarna el
caballo desmontar a la madre, de tal manera que ella entre en el sistema como un elemento
movilizado equivalente a los otros". El punto más avanzado que ha logrado obtener Juanito es
la transformación de la mordedura en desmontaje de la bañera. La madre de potencia opaca,
amenazante, que va y viene; ese irse amenazante de la madre, se transforma en el
desmontaje de un aparato que es esa bañera que le da el lugar a él.
Ese seminario es también un seminario sobre el niño en la medida en que éste es una solución
a esa falta femenina. Freud mismo introduce al niño como un sustituto del falo que falta. Y un
sustituto precisamente no suficiente: niño como sustituto de la falta fálica. De tal manera que
la cuestión es saber cómo el niño descubre que no es suficiente para calmar el agujero, como
descubre que el partenaire de la madre como mujer es su falta, es decir, la falta del falo.
Así Lacan ubica la desviación de la metáfora paterna en Juanito, que en lugar de acceder de
manera plena al NP, desdobla a la madre entre su madre y la madre del padre, la abuela que
tiene la autoridad, y lo escribe así MM. Esa abuela, la madre del padre, es el lugar de autoridad,
que dicta la ley al padre. Esa doble madre constituye la fórmula de la metáfora paterna
desviada. O sea, cuando no hay forclusión propiamente dicha del NP, pero cuando la
transmisión del NP parece no pasar por el padre real, la doble madre no responde a un delirio
de un niño, sino a una invención que le permite obtener como una derivación femenina del NP.

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Las consecuencias no son las mismas, pero podemos ver en el caso Juanito lo que Lacan no
duda llamar una carencia del padre real. Y en Juanito, una constante llamada al Nombre-del-
Padre, una constante llamada a tener un padre terrible más que esté padre suave que apenas
le ha dicho algo se lo va a referir al profesor Freud.
Podemos decir que encontramos la doble madre cada vez que se realiza la metáfora paterna
con los elementos femeninos de la historia del sujeto. Juanito -según Lacan-, no sale del
dominio, del imperio de la madre; es decir que también el hilo que recorre la investigación de
la relación de objeto es el de la potencia de la madre, el amomadre. Y lo aterrorizante de esta
figura de la madre lacaniana es que es a la vez todopoderosa e Insaciable.
En este seminario, el Fort! Da! Lacan lo elabora como frustración y lo que cambia es que no se
trata de un funcionamiento ciego, automático, lógico, de un algoritmo acefálico, sino que ese
funcionamiento simbólico pasa por un ser, forma parte de un dominio.
El Fort! Da! puede parecer un funcionamiento solamente simbólico, donde el niño reproduce en
el semblante la partida y el retorno de la madre, y en un juego en el que utilizando cualquier
objeto acompaña la aproximación y la desaparición de ese objeto con una vocalización binaria.
En esto el Fort! Da! sólo constituye una simbolización de la madre. La tesis freudiana es que
este juego es una reproducción, un semblante de lo que sucede; de modo que el Fort! Da!
constituye una simbolización de la madre.
Lacan necesita un cambio de estatuto de la madre: cuando la madre no responde, dice que se
transforma en real, es decir, en potencia. De tal manera que hay como un quiasma entre la
satisfacción y la madre: cuando la satisfacción es real, la madre es simbólica, y cuando la
madre se vuelve real, la satisfacción se vuelve simbólica. Satisfacción simbólica, ¿de qué se
trata? La madre no solamente es amo, es amor. Y la tesis de Lacan es que la satisfacción
esencial es la satisfacción del amor. Que la exigencia del amor es la exigencia simbólica. La
exigencia del signo de amor se puede conservar en toda su intensidad en un sujeto.
En el Seminario 4 tenemos una clínica centrada en el amor, a tal punto que Lacan sitúa la
satisfacción real, cuando se obtiene, como un sustituto de la satisfacción simbólica; es decir
que podríamos escribirlo: satisfacción real/satisfacción simbólica.
Eso es muy importante, Lacan lo dice en una frase: todas frustración de la satisfacción
simbólica, toda frustración de amor en el niño se compensa por una satisfacción real pero que
es un remedio para salir del paso, es un recurso, un mal menor. No hay que fascinarse con la
satisfacción Real del niño con el seno, sino que la tesis de Lacan es que esa satisfacción real es
una sustitución, una compensación de la frustración de amor; y la intensidad de la satisfacción
real se debe a que es un sustituto de la satisfacción simbólica. Por el hecho de que la
satisfacción real llega en sustitución de la satisfacción simbólica se erotizan las actividades del
ser y por ejemplo la oralidad no es solamente el comer por la vida, sino que la oralidad se
erotiza en cuanto la satisfacción oral llega como compensación de la satisfacción simbólica. Y
esto ya es decir que la función no es pura necesidad. Y lo sorprendente en este seminario es
que la pulsión parece consecuencia de la exigencia de amor, que es la manera de Lacan de
decir que ya el lugar del Otro, lo simbólico, está presente en la pulsión. Este tema es
importante en la lógica de la cura cuando en la cura aparece lo pulsional. Por ejemplo, en un
momento dado, el sujeto puede caer en la bulimia.
En la lógica de la cura se trata de saber si podemos retomar el tema dejado por Lacan,
sabiendo que para nosotros la lógica de la cura no es elaborar la metáfora paterna, que la
metáfora paterna no es la conclusión de la cura, pero debemos saber si el método vale, es
decir, si más allá de la estructura del discurso hay una lógica formalizable de la cura. Un eco
del caso Juanito se hace entender en la enseñanza de Lacan hasta la lógica del fantasma en su
seminario de 1967. Ya el caso Juanito es una lógica del fantasma.

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PARA QUÉ SIRVE EL MITO (Lacan, no está en el programa)

El objeto imaginario de la castración es, por supuesto, el falo. La madre simbólica se convierte
en real en la medida en que se manifiesta rehusando el amor. El objeto de la satisfacción, el
seno por ejemplo, se convierte a su vez en simbólico de la frustración, denegación de objeto de
amor. El agujero real de la privación es precisamente algo que no existe. Al ser lo real por
naturaleza pleno, es preciso, para hacer un agujero real, introducir un objeto simbólico.
¿De qué se trata? Hemos llegado, en el proceso llamado edipico, al siguiente punto. Para
convertirse en objeto de amor para esa madre que para él es lo más importante, el niño se ve
llevado progresivamente a advertir que ha de introducirse como tercero, ha de meterse en
alguna parte entre el deseo de su madre, deseo que aprende a experimentar, y el objeto
imaginario que es el falo. Debemos postular esta representación porque es la más simple que
nos permite sintetizar toda una serie de accidentes, imposible de concebir salvo como fruto de
la estructura de relaciones simbólicas imaginarias del período preedipico. En tres ensayos
sobre la teoría de la sexualidad verán formulado que las perversiones se conciben y se explican
en su conjunto en relación con la teoría infantil de la madre fálica y la necesidad del paso por el
complejo de castración.
Todavía hay gente que interpreta la noción freudiana de la perversión como negativo de la
neurosis, como si en sí misma la perversión fuera la satisfacción reprimida en la neurosis, como
si fuera su positivo. Lo que Freud dice es exactamente lo contrario. El negativo de una negación
no es en absoluto obligatoriamente su positivo, como lo demuestra al afirmar claramente que
la perversión está estructurada en relación con todo lo que se ordena en torno a la ausencia y
la presencia del falo. La perversión siempre tiene alguna relación con el complejo de
castración. En consecuencia, se encuentra al mismo nivel que la neurosis.
Las llamadas teorías infantiles, es decir, la actividad de investigación propia del niño en lo
referente a la realidad sexual, responde a una necesidad bien distinta de aquello que
llamamos incorrectamente actividad intelectual, cuyo carácter superestructural admite de
forma más o menos implícita el fondo de creencias que constituye el orden de la conciencia
común. Algo muy distinto es lo que está en juego en esta actividad. En suma, para centrar el
valor exacto de las llamadas teorías infantiles de la sexualidad y todo ese orden de actividades
que en el niño se estructuran a su alrededor, hemos de referirnos a la noción de mito.
En nuestras manos está darnos cuentas de que se trata de los temas de la vida y la muerte, la
existencia y la no existencia, muy especialmente el nacimiento, es decir, la aparición de lo que
todavía no existe. Se trata por lo tanto de temas vinculados, por una parte, con la existencia
del propio sujeto y con los horizontes que le proporciona su experiencia; y por otra, de la
sujeción a un sexo, su sexo natural. A esto se consagra la actividad mítica en el niño.
¿Hasta qué punto son auténticos estos temas imaginativos de Juanito? El propio Freud dice que
bien podrían ser obra de alguna sugestión. No sólo existe una sugestión en este caso, sino que
la vemos desplegarse a cielo abierto. El estilo interrogativo del padre se presenta en todo
momento como una verdadera Inquisición, que incluso tiene el carácter de una dirección de las
respuestas del niño. En su forma de registrar las respuestas del niño se aprecian todo tipo de
malentendidos, y trata de comprender las demasiado deprisa.
No obstante, es en extremo interesante observar a qué corresponden los diferentes momentos
de la producción mítica en Juanito, a pesar de su carácter imaginativo. Aunque fuese
provocada o estimulada por una pregunta, la productividad se había manifestado
estrictamente de acuerdo con su sello propio y su poder de proliferación. A continuación les
indicará el esquema general alrededor del cual se ordena de forma satisfactoria para nosotros
lo que trataremos de comprender del fenómeno del análisis de Juan, su comienzo y sus
resultados.
Juanito se encuentra pues en determinada relación con su madre, en la cual se mezclan la
necesidad directa que tiene de su amor y lo que hemos llamado el juego del señuelo
intersubjetivo. Este juego se manifiesta claramente y en todo momento en lo que dice el niño
desde el inicio de la observación. Necesita que su madre tenga un falo, lo que no significa que
esté falo sea para él algo real. Por el contrario, en todo momento se evidencian en sus dichos
la ambigüedad que revela a esta relación en una perspectiva de juego.

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Cuando las relaciones del niño con su madre están completamente impregnadas de esa
intimidad que podemos ver y ambos se encuentran en la convivencia del juego imaginario, de
pronto se produce cierta descompensación que se manifiesta con una angustia referida de
forma muy precisa a sus relaciones con la madre. Esta angustia está vinculada con diversos
elementos de real que vienen a complicar la situación, a saber: el nacimiento de la hermanita,
la intervención del pene real al confesar verbalmente la masturbación…

¿Cómo pueden entrar en juego estos elementos de descompensación? Por una parte, Juanito
que excluido, cae de la situación, es expulsado por la hermanita. Por otra parte, el falo
interviene bajo una forma distinta - me refiero a la masturbación. Se trata del mismo objeto,
pero se presenta de una forma completamente distinta por la integración de sensaciones
vinculadas con algo que podemos llegar a calificar de orgasmo. Es curioso que Freud no se
pregunte si el jaleo, uno de los temores que el niño siente ante el caballo, puede tener alguna
relación con el orgasmo. Así como de aquí a nuestro Juanito cuando llega al punto en que
aparece la fobia.
El problema principal fue que le hablaron todo esto al niño y parece demasiado pronto todavía
para que acepte las explicaciones qué le dan. Hay quien no tiene, el sexo femenino no tiene
falo, esto es lo que le dice su padre. Pero este niño, muy capaz de manejar nociones
diestramente y con pertinencia, como ya antes ha demostrado, en vez de conformarse con
esto, empieza a darle tantas vueltas que a primera vista parece algo enfermizo. Al final se
encuentra la solución al problema, pero está claro que para llegar ahí ha de seguir caminos
increíblemente desviados con respecto a su aprehensión de las formas susceptibles de
objetivar lo real satisfactoriamente.
Les daré un ejemplo: Siguiendo instrucciones de Freud, su padre le recalca a Juan que las
mujeres no tiene falo y que es inútil que lo busque. ¿Cómo reacciona el niño ante esta
intervención del padre? Reacciona con el fantasma de las dos jirafas. ¿Cómo se interpreta esto?
Inmediatamente, para el padre no cabe duda. De estas dos jirafas, la grande es el símbolo del
padre. La pequeña, de la que el niño se apodera para sentarse encima de ella, mientras la
grande da fuertes gritos, es una reacción frente al falo materno y está relacionada con la
nostalgia de la madre y con su falta. En efecto, para el niño se trata de recuperar la posesión
de la madre para mayor Irrigación, incluso cólera, del padre. Ahora bien, está cólera nunca se
produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la cólera, y Juanito se lo señala: "tienes
que enfadarte, has de estar celoso". En suma, le explica el Edipo. Desgraciadamente, el padre
nunca está dispuesto encarnar al dios del trueno.
Ahora entramos en El gran juego del significante. La jirafa pequeña es un doble de la madre,
reducido al soporte siempre necesario como vehículo del significante, o sea algo que se puede
tomar, qué se puede arrugar y puede uno sentarse encima.
En resumen, este progreso de lo imaginario y lo simbólico constituye una organización de lo
imaginario como mito, al menos va en la dirección de una construcción mítica verdadera. Para
encontrar una solución, es preciso haber realizado un número mínimo de rodeos. Algo de este
orden es lo que el niño ha de recorrer hasta llegar a un punto determinado, para franquear el
difícil paso de cierta carencia o hiancia y encontrar así descanso y un poco de armonía. Tal vez
no todos los complejos de Edipo tengan que pasar por una construcción mítica semejante; pero
indudablemente necesitan obtener la misma plenitud en la transposición simbólica. En efecto,
la presencia del padre puede haber simbolizado la situación, por su ser o por su no ser.

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