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Un crimen llamado educación

Un experto en investigación de mercados ha viajado alrededor del mundo para


conocer cómo funcionan los sistemas educativos en cada país. Sus conclusiones
son preocupantes.

Un crimen llamado educación Foto: 123RF

Jürgen Klaric es un reconocido experto en neuromarketing que, al mismo tiempo,


se ha dedicado a investigar sobre educación. Su interés por la educación comenzó
cuando tuvo que sacar a su hija, entonces de 15 años, del colegio. Sufría de
“acoso escolar psicológico”, pues la hacian sentir mal porque siempre reprobaba
matemáticas, cuenta Klaric, y a partir de entonces él tuvo que convertirse en su
maestro.

Klaric ha viajado alrededor del mundo para dictar conferencias sobre educación,
en las que cuestiona los modelos de educación que hay en el mundo y explica por
qué todos, docentes, rectores, padres de familia, gobiernos y la sociedad, son
responsables de que la educación esté en tan mal estado. Estas mismas críticas
las manifiesta en el documental “Un crimen llamado educación”, que es el
resultado de una investigación que hizo, junto a un grupo de trabajo, en el que
entrevista a presidentes y expresidentes de países, científicos, psicólogos,
estudiantes, profesores y rectores, para tener un amplio panorama sobre la
educación en el mundo y llegar a una conclusión: es un “crimen”.

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necesitamos"

Entre las críticas de Klaric está el hecho de que en las instituciones educativas se
le da un valor excesivo a los exámenes, lo que ocasiona que los estudiantes
terminen sufriendo por la presión que esto representa. “La organización mundial
de la salud tiene detectado 1.200 suicidios al año por el maldito sistema
educativo”, dice Klaric en una conferencia que dio en la Universidad La Salle, de
México. De igual forma, en esta misma charla, hace una fuerte crítica a las
pruebas Pisa, a las que señala como “una estafa, es lo más corrupto que pueda
haber y lo más ochentero que se puedan imaginar”.

Semana Educación seleccionó los mejores apartados de esta conferencia.

-”¿Cómo le podemos llamar a una generación que estudia cinco años, se gradúa y
no saben hacer nada?”
-”¿Cómo le podemos llamar a un adjetivo que le han dado, a esta generación, la
generación de los estudiantes huérfanos, por el abandono y la falta de interés de
los padres de familia, con respecto a qué están estudiando, cómo están
estudiando, qué están aprendiendo y qué necesitan para ser alguien en la vida?”

-”¿Cómo le podemos llamar a maestros que no saben lo que hacen, no le gustan


sus alumnos y no les interesa enseñar con el corazón?”

-”¿Cómo le podemos llamar a instituciones que le enseñan a un ser humano entre


5 y 8 horas de matemáticas a la semana y enseñan casi nada de competencias
blandas y habilidades prácticas para la vida?”

-”¿Cómo le podemos llamar a que solo el 3 por ciento de los maestros en el


mundo sepan atender una situación de bullying?”

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-”¿Cómo le podemos llamar a que las calificaciones han demostrado


científicamente y psicológicamente que lo único que hacen es hacer ciudadanos
de primera y ciudadanos de segunda?”

-”¿Cómo le podemos llamar a que los exámenes para lo único que sirven es para
memorizar y no dejan nada en la vida?”

- “Hoy estamos en 2017, con un sistema educativo prusiano de hace 200 años, y
nuestros hijos están saliendo de las escuelas, de las mejores universidades, y no
saben hacer nada”.

-”La Organización Mundial de la Salud (OMS) detectó 1.200 suicidios al año por el
maldito sistema educativo, porque el papá lo vuelve loco al chico, porque la
sociedad lo vuelve loco, el profesor, en muchas ocasiones, acosa
psicológicamente al chico, y al chico lo sacan de la universidad porque reprobó, y
el tipo se mete una bala por la cabeza”.

-”La educación es la única forma de acabar con la pobreza, con la falta


prosperidad y con la maldita corrupción. Este país está hundido en corrupción por
problemas educativos. Estuve en 14 países estudiando con antropólogos y
psicólogos, con toda esta gente, y les voy a decir una cosa, el país más
vergonzoso educativo de los 14 países donde yo me paré se llama México”.

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-”¿Saben por qué me dedico a investigar hoy el sistema educativo? Porque mi hija
de 15 años estuvo en el hospital seis meses con problemas de acoso escolar
psicológico, y simplemente porque la hacían sentir era una mala persona porque
reprobaba siempre matemáticas. Tuve que tomar la decisión de sacarla del
colegio a los 15 años y ocuparme de volverme su maestro. El sistema estuvo
a punto de llevarla a un problema de bulimia, psicológico, de drogas, de lo que tu
quieras”.

-”Menos del 7% de los papás en el mundo saben gestionar emociones. Bendito


sea que yo tuve la suerte de nacer en la familia que nací, porque el 93% de las
familias no saben enseñar lo que necesitamos enseñar, entonces no vengamos a
decir que eso es trabajo en casa, porque tu no le puedes pedir a enseñarle a un
papá a que le enseñe ser líder a su hijo, o a ser emprendedor si a él nunca le
enseñaron, para eso pagamos y por eso mandamos a nuestros hijos a
instituciones educativas para que hagan grandes seres humanos”.

-”No es un asunto de valores. Estoy hablando de competencias prácticas para la


vida, aprender a trabajar en equipo, aprender a ser disciplinado, aprender a
gestionar un proyecto, aprender a hablar en público”.

-”Yo vivo en Estados Unidos y los gringos sí saben comunicarse, los latinos no. El
80% de nuestras problemas son problemas de comunicación; porque no fuiste
claro, porque no fuiste explícito, porque no tuviste el tiempo, porque no le
preguntaste si entendió, porque supusiste esto y no dijiste esto”.

-”Un sistema que es juzgado por el ranking y los exámenes Pisa, que es una
estafa, es lo más corrupto que pueda haber y lo más ochentero que se puedan
imaginar, donde valoran un sistema educativo por si la gente sabe leer, si sabe
ciencia, si sabe matemáticas. Cuando está probado que la gente experta en
matemáticas no son los más felices. En un sistema educativo donde sobra el
trinomio cuadrado perfecto y donde falta enseñarle a la gente a ser próspera,
abundante y buena persona. La gente no es feliz, la gente no se vuelve feliz por
saber enseñar el trinomio cuadrado perfecto, y no voy a decir que no enseñemos
matemáticas, pero enseñemos ser, porque lo más importante para esta
generación es que aprenda a ser”.

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