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VIRUS DE LA INFLUENZA

Los virus de influenza son miembros del grupo de


ortomixovirus, que son virus RNA con envoltura,
segmentado de sentido negativo. Se clasifican en tres
serotipos principales, A, B y C, con base en diferentes
antígenos ribonucleoproteicos, y solamente los virus de la
gripe A y B provocan una enfermedad significativa en el
ser humano.

ESTRUCTURA

Los viriones de la gripe son pleomorfos, esféricos o tubulares, con un diámetro variable de 80 a
120 nm. La envoltura contiene dos glucoproteínas, hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (N A), la
proteína de membrana (M 2) y su cara interna se reviste de la
proteína de la matriz (M i). El genoma de los virus de la gripe
A y B está formado por ocho segmentos de nucleocápside
helicoidal diferentes, en cada uno de los cuales hay un ARN de
sentido negativo unido a la nucleoproteína (N P) y la
transcriptasa (componentes de la A RN polimerasa: P B l, P B
2, PA). El virus de la gripe C solamente posee siete segmentos
genómicos.
REPLICACIÓN

CICLO DE
VIDA
PATOGENIA E INMUNIDAD

Inicialmente el virus de la gripe establece una infección local de las vías respiratorias superiores.
en primer lugar, el virus se une y destruye las células secretoras de mucosidad, las células ciliadas
y otras células epiteliales, eliminando de esta manera el principal sistema defensivo.

La liberación preferente del virus en la superficie apical de las células epiteliales y en el pulmón
facilita su diseminación intercelular y a otros hospedadores. Si el virus se extiende hasta las vías
respiratorias inferiores, la infección puede provocar una descamación grave del epitelio bronquial
o alveolar hasta dejar una única capa basal de células o alcanzar la membrana basal.

La infección por virus de la gripe provoca una respuesta inflamatoria en las células de las
membranas mucosas en la que participan principalmente monocitos, linfocitos y un reducido
número de neutrófilos. Hay edema submucoso. El tejido pulmonar puede presentar una afección
de las membranas hialinas, enfisema alveolar y necrosis de los tabiques alveolares.

Las respuestas mediadas por los linfocitos T son importantes para la curación y la
inmunopatogenia, aunque los anticuerpos, incluidos los inducidos por la vacunación, pueden
prevenir la enfermedad.

Los síntomas y la evolución cronológica del cuadro están determinados por la magnitud de la
destrucción del tejido epitelial por acción del virus y de mecanismos inmunitarios y por la acción
de las citocinas. Normalmente la gripe es una enfermedad de resolución espontánea que rara vez
afecta a otros órganos distintos del pulmón.

La reparación del tejido dañado se inicia en el plazo de 3 a 5 días desde la aparición de los
síntomas, aunque puede durar hasta 1 mes o más, en especial en los ancianos.

CLASIFICACIÓN Y NOMENCLATURA

Las diferencias antigénicas manifestadas por dos de las proteínas estructurales internas, las
proteínas de la nucleocápside (NP) y la matriz (M) se utilizan para clasificar los virus de la influenza
en tipos A, B y C.

El sistema de nomenclatura estándar para las cepas del virus de la influenza comprende la
siguiente información: tipo, hospedador de origen, origen geográfico, número de cepas y año de
aislamiento. Las descripciones antigénicas de HA y NA se muestran entre paréntesis para el de tipo
A. No se indica el hospedador de origen para las cepas humanas, por ejemplo, A/Hong
Kong/03/68(H3N2), pero se indica para otros, por ejemplo, A/cerdos/Iowa/15/30(H1N1).

EPIDEMIOLOGIA

Los virus de la influenza se encuentran en todo el mundo y causan brotes epidémicos anuales de
intensidad variable. Se calcula que las epidemias anuales de influenza estacional producen tres a
cinco millones de casos de enfermedad grave y 250 000 a 500 000 fallecimientos en todo el
mundo.

Un virus de la gripe A frecuente en 1947 era el subtipo


HlNl. En 1957 se produjo un cambio en ambos antígenos
que dio lugar a un subtipo H 2N 2. En 1968 apareció el H
3N 2, y en 1977 reapareció el HlNl. La reaparición del
HlNl puso en peligro de padecer la enfermedad a los
sujetos de edad inferior a 30 años. La exposición previa y
una respuesta de anticuerpos de memoria confirieron
protección a los miembros de la población de más de 30 años.

El virus se originó en México y se propagó con rapidez, ya que muchos casos pasaron
desapercibidos debido a que el brote se produjo fuera de la estación de la gripe. En todo el mundo
se produjeron hasta 25.000 muertes, principalmente en pacientes de edades comprendidas entre
los 22 meses y los 57 años. Los pacientes con enfermedades crónicas, especialmente las mujeres
embarazadas, presentaron más riesgo de sufrir complicaciones, pero a diferencia de otros brotes,
el virus presentaba tendencia a afectar a individuos sanos y más jóvenes.

En los climas templados se producen brotes anuales de gripe durante el invierno.


Afortunadamente el virus de la gripe sólo suele permanecer en una comunidad durante períodos
breves (4-6 semanas).

La infección de la gripe se extiende rápidamente a través de las pequeñas gotitas respiratorias


expulsadas al hablar, respirar y toser. La humedad baja y las temperaturas frescas estabilizan el
virus, y la proximidad cercana durante los meses de invierno favorece la propagación del virus. El
virus también puede sobrevivir en las superficies inertes incluso durante un día.

La fase infecciosa precede a la aparición de los síntomas y dura mucho tiempo, especialmente en
niños. Más del 90% de las muertes se dan en pacientes mayores de 65 años.

La prevalencia de una cepa concreta de los virus de la gripe A y B varía cada año y refleja la
desprotección inmunológica concreta de una población en ese momento.

MANIFESTACIONES CLINICAS

Dependiendo del grado de inmunidad a la cepa del virus infectante y de otros factores, la infección
puede ser desde asintomática hasta grave. Los pacientes con alguna enfermedad cardíaca
respiratoria subyacente, los individuos con alguna deficiencia inmunitaria (incluso la asociada a la
gestación), los pacientes de edad avanzada y los fumadores son más propensos a padecer un
cuadro grave.

Tras un período de incubación de 1 a 4 días, el «síndrome gripal» empieza con un breve pródromo
de malestar y cefalea que dura unas horas. El pródromo va seguido por la aparición súbita de
fiebre, escalofríos, mialgias intensas, pérdida de apetito y habitualmente una tos no productiva. La
fiebre se mantiene a lo largo de un período comprendido entre 3y 8 días, y a menos que se
produzca alguna complicación, la recuperación se completa en el plazo de 7 a 10 días.

Entre las complicaciones de la gripe se encuentra la neumonía bacteriana, la miositis y el síndrome


de Reye. El sistema nervioso central también puede estar afectado.

Las infecciones bilaterales secundarias acostumbran a


deberse a Streptococcus pneumoniae, H aemophilus
influenzae o Staphylococcus aureus. Normalmente estas
infecciones generan esputo que suele tornarse purulento.

La encefalitis posgripal aparece 2 o 3 semanas después de la


resolución de la gripe. Se cree que estas enfermedades
desencadenadas por la gripe son de origen autoinmunitario.

DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO

El diagnóstico de la gripe suele basarse en los síntomas


característicos, la estación y la presencia del virus en la
comunidad. Las pruebas de laboratorio que distinguen el
virus de la gripe de otros virus respiratorios e identifican
subtipo y cepa confirman el diagnóstico.

TRATAMIENTO, PREVENCIÓN Y CONTROL

El fármaco antiviral amantadina y su análogo rimantadina inhiben una fase del proceso de pérdida
de la envoltura del virus de la gripe A, pero no afectan a los virus de la gripe B ni C. El objetivo de
su actividad es la proteína M 2. Tanto el zanamivir como el oseltamivir inhiben a los virus de la
gripe A y B como inhibidores enzimáticos de la neuraminidasa. En ausencia de esta enzima, la
hemaglutinina del virus se une al ácido siálico de otras glucoproteínas y partículas víricas para
formar grumos, impidiendo así la liberación del virus.

El zanamivir se inhala, mientras que el oseltamivir se administra por vía oral en forma de com
primido. Estos fármacos son eficaces para la profilaxis y el tratamiento durante las primeras 24-48
horas tras el inicio de la infección por el virus de la gripe A.

La transmisión aérea del virus de la gripe es casi imposible de limitar. Sin embargo, la mejor forma
de controlar el virus consiste en la vacunación. La vacuna de la gripe es una mezcla de extractos o
proteínas HA y NA purificadas de tres cepas distintas del virus. Las vacunas se preparan a partir de
virus cultivados en huevos embrionados y posteriormente inactivadas por mecanismos químicos.

Se recomienda la vacunación rutinaria de toda la población, y especialmente de las personas


mayores de 50 años, los profesionales sanitarios, las embarazadas que estarán en el segundo o
tercer trimestre durante la temporada de gripe, las personas que viven en residencias y las que
sufren enfermedades pulmonares o cardíacas crónicas y otras personas de riesgo. Los pacientes
con alergia al huevo no deberían ser vacunados.

La vacuna trivalente se compone de la reorganización de los segmentos génicos HA y NA de


distintas cepas del virus de la gripe con un virus donante maestro que se ha adaptado a un
crecimiento óptimo a 25 °C. Esta vacuna provoca una protección más natural. En la actualidad, se
recomienda la administración de esta vacuna en sujetos de edades comprendidas entre 2 y 50
años.

BIBLIOGRAFIA

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