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Alcances y límites
de la política exterior
de México
El Colegio de México
ALCANCES Y LÍMITES DE LA POLÍTICA EXTERIOR
DE MÉXICO
CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES
Mario
Ojeda
Alcances y límites
de la política exterior
de México
El Colegio de México
Primera edición, 1976
Primera reimpresión, 1981
Segunda edición, 1984
Introducción 1
I. La estructura del poder en el mundo y en el continente 11
La segunda guerra mundial y el surgimiento de un sistema in
ternacional bipolar 13
Confirmación de la hegemonía de los Estados Unidos en Améri
ca Latina 18
México al término de la segunda guerra mundial 26
VII
VIII ÍNDICE GENERAL
Bibliografía 207
3
4 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
ción a Francia, para más tarde invertirse otra vez los papeles por temor a la
gran potencia del norte. No se puede decir que se haya tenido pleno éxito
en estos objetivos, por razones que obviamente quedaban fuera de la decisión
y el poder del país, pero siendo que en aquella época las amenazas exter
nas eran más fáciles de identificar, al menos la política exterior tenía
posibilidades de encauzarse con mayor claridad a servir los intereses na
cionales.
Con la Revolución se inició una nueva etapa de la diplomacia mexicana.
Durante este periodo, la política exterior se convirtió en la línea de defensa
externa de las reformas que produjo dicho movimiento. Aunque no siempre
el gobierno de México tuvo éxito y en ocasiones el rumbo se extravió o
fue cambiado deliberadamente, la mayor parte de los fracasos deben impu
tarse a la intensidad de las presiones de la gran potencia. Poco después, sin
embargo, la inminencia de la segunda guerra mundial, que amenazaba el
statu quo internacional imperante, forzó a los Estados Unidos a aflojar
los instrumentos de presión en América Latina en busca de colaboración.
Así, la guerra constituyó la coyuntura externa que se supo aprovechar en
favor de la afirmación nacional. La Revolución mexicana fue reconocida
como un hecho consumado por el gobierno de los Estados Unidos y el go
bierno mexicano pudo llevar adelante varias reformas —diferidas hasta
entonces— sin el temor anterior a represalias de gran magnitud. La ex
propiación de las compañías petroleras extranjeras constituye el principal
ejemplo de esta nueva situación.
Al finalizar la segunda guerra mundial, el país inició otra etapa más en
su política exterior. Debido al nuevo espíritu de cooperación que vino a
caracterizar las relaciones con los Estados Unidos a partir de la guerra,
cesó el temor por la intervención norteamericana abierta y directa. La
principal preocupación de carácter extemo vino a ser, en un principio,
la de no dejarse arrastrar por los Estados Unidos a aventuras de la guerra
fría y la de que éstos no convirtieran los acuerdos interamericanos en un
instrumento de su propia política exterior. Sin embargo, esta preocupación
no podía ser urgente en la medida en que la guerra fría fuera un fenómeno
lejano, limitado a otros continentes. Mientras esto sucediera, el país podía
concentrarse libremente en proseguir el esfuerzo interno de crecimiento
económico acrecentado durante el periodo de la guerra. Así, la política ex
terior debía cumplir el papel de promotora externa del crecimiento eco
nómico del país, ya fuera proyectando en el exterior la nueva imagen
de estabilidad y progreso de México, a efecto de atraer un mayor volu
men de turismo e inversión y de crear confianza entre las fuentes inter
nacionales de crédito, o actuando como “palanca” de negociación para un
MARIO OJEDA 5
13
14 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Asia, cumplían también con esos requisitos. Pero para 1945, como con
secuencia de la guerra, Alemania, Italia y Japón resultaron derrotados y
quedaron fuera, por lo tanto, del cuadro de las grandes potencias; Fran
cia había sido derrotada aun antes, por parte de Alemania, y habiendo
sufrido además la ocupación militar y el desmantelamiento parcial de su
industria, afrontaba para entonces un problema de reconstrucción. De los
tres restantes, los victoriosos, solamente los Estados Unidos y la Unión
Soviética quedaron de pie en la competencia internacional; la larga resis
tencia a las potencias del eje y el desmembramiento de su imperio, a raíz
de la guerra, minaron las bases económicas de gran potencia para Ingla
terra.
Aun cuando las cuatro naciones que fueron derrotadas durante la gue
rra se han recuperado a la fecha notablemente, veinte años después aún
no podían adquirir la base económica para competir con las dos grandes
potencias. En 1965 se necesitaba del poderío económico combinado de
Alemania, Francia e Inglaterra, para igualar al de la Unión Soviética,
cuyo producto nacional era equivalente en forma aproximada a la mitad
del de los Estados Unidos. Adicionalmente, la población conjunta de Ale
mania, Francia e Inglaterra, era menor que la de los Estados Unidos y se
necesitaba agregar la población de Italia, a la de los tres países primera
mente mencionados, para igualar a la de la Unión Soviética.2
Pero más importante aún que la brecha económica en sí, fue la ventaja
inicial alcanzada por los Estados Unidos y la Unión Soviética en el cam
po de la tecnología durante el periodo de la posguerra, puesto que, como
ha observado con gran certeza un especialista en la materia, “no hay indi
cador mejor de la riqueza y el poder del mañana, que la capacidad cien
tífica de hoy”.’ Esta ventaja fue particularmente cierta en aquellos cam
pos que, como la electrónica, la aeronáutica, la ciencia espacial y la ener
gía nuclear, están sujetos a un alto grado de innovación y requieren por
lo tanto de inversiones cuantiosas para su desarrollo. Ocupadas en la re
cuperación económica básica, escasamente podían las potencias secunda-
rías distraer fondos para este propósito. En 1962, por ejemplo, mientras
los Estados Unidos y la Unión Soviética pudieron dedicar respectivamente
el 3.1 y 3% del producto nacional bruto a gastos de investigación, Ale
mania dedicó apenas el 1.3, Francia el 1.5 y el Reino Unido el 2.2%.*
Más importante aún para la formación de una nueva estructura de
poder internacional fue la aparición de las armas nucleares. El año de
1945, en Hiroshima, Estados Unidos hizo explotar, con fines bélicos, su
primera bomba atómica, hecho que precipitó el fin de la guerra mundial.
Cuatro años más tarde, la Unión Soviética dio fin al monopolio nuclear
de que gozaban los Estados Unidos, al hacer estallar su propio artefacto.
Para 1952 los norteamericanos aumentaron una vez más su ventaja, al
ensayar su primera bomba termonuclear, una variación técnica con respec
to al tipo de las primeras, cuyos efectos de destrucción —nos dicen los
físicos—, son considerablemente mayores que los de éstas. Sin embargo, un
año solamente bastó a la Unión Soviética para volver a nivelarse con los
Estados Unidos, al menos en términos cualitativos, mediante el descubri
miento de su propio artefacto termonuclear.
A decir verdad, Inglaterra también se mantuvo en un principio con
cierto éxito dentro de la carrera nuclear. En 1952 y 1957, respectivamen
te, hizo explotar sus propios artefactos nuclear y termonuclear. Pero bien
pronto tuvo que abandonar la competencia debido a la tremenda carga
financiera que ello significó y al relativo valor estratégico obtenido con
una fuerza nuclear “independiente” de segunda clase. Los otros miembros
que forman actualmente el “club nuclear” son Francia, China e India.
Aunque la primera se inició antes en la carrera nuclear, es China la que
ha alcanzado avances más espectaculares.
La mera existencia o posesión de artefactos nucleares, no da, natural
mente, superioridad frente al enemigo.-El sistema para transportarlos y la
proporción del arsenal de que se disponga, son clave para ello. En la ac
tualidad, solamente los Estados Unidos y la Unión Soviética disponen de
un sistema de proyectiles transportadores con alcance intercontinental y
si bien por otra parte los expertos han indicado que el arsenal norteame
ricano es actualmente superior al soviético, la carrera nuclear entre los
dos países ha llegado a cierto grado de “saturación”. Este grado de satu
ración resulta del hecho de que, a pesar de la superioridad de los Esta
dos Unidos, ambos contendientes tienen la capacidad de destrucción total
del enemigo en una sola acción, ya sea mediante un ataque inicial, o
aun como contraataque lanzado en represalia post mortem. Esto es, que
* Víctor L. Urquidi y Adrián Lajous Vargas, Educación superior, ciencia y tec
nología en el desarrollo económico de México. El Colegio de México, México, 1967,
p. 57.
16 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
aun cuando los Estados Unidos, por ejemplo, puedan tener la capacidad
de aniquilar doblemente a la Unión Soviética, esto no tiene ninguna uti
lidad, militarmente hablando, puesto que, en primer lugar, resulta irra
cional pensar en destruir lo ya destruido, y, en segundo lugar, porque para
el momento de un segundo ataque, los Estados Unidos estarían ya tam
bién destruidos. Esto es lo que vino a conocerse en lenguaje popular como
el “equilibrio del terror”.
La ventaja decisiva que las armas nucleares otorgaron a los Estados
Unidos y a la Unión Soviética, aunada al choque de los sistemas ideo
lógicos que sustentan respectivamente estos estados, dio nacimiento a la
guerra fría. Las dos grandes potencias se apresuraron a reclutar al resto
de las naciones para el conflicto, con el pretexto de la cruzada ideológica,
logrando extender sus respectivas zonas de influencia. La posguerra asis
tió así al nacimiento de un orden internacional dividido prácticamente en
sólo dos campos: el socialista y el “occidental”. Con ello disminuyó nota
blemente la flexibilidad de acción de las otras naciones. Prácticamente
desapareció, en esta etapa de la posguerra, la posibilidad de una política
exterior independiente para el resto de los países.
Sin embargo, unas cuantas naciones pudieron escapar a esta influencia
bipolar. Algunas naciones que, como India o Indonesia, por haber obte
nido su independencia durante este periodo de potencias relegadas para
entonces a un segundo término, nacieron libres de compromisos en la gue
rra fría, o que como Yugoslavia, lograron su propia liberación sin la ayuda
del ejército soviético. Estas formaron el grupo de naciones neutralistas.
Sin embargo, su independencia demostró ser más aparente que real, de
bido a que su acción, dadas sus condiciones internas de debilidad, se
limitó a una mera política declarativa, sin influencia real en las decisio
nes de la política internacional. Pero al menos no se vieron forzadas a
tomar partido en la guerra fría y se vieron beneficiadas por el comercio
y los programas de ayuda de ambos campos?
Con el tiempo, sin embargo, la bipolaridad y la guerra fría perdieron
terreno. Al iniciarse el decenio de los años setenta, los bloques se estaban
resquebrajando y hoy día hay una clara tendencia hacia la multipolaridad,
si no militarmente, pues las dos superpotencias aún siguen ejerciendo una
superioridad nuclear fundamental, al menos de tipo político. Pekín es ya,
indiscutiblemente, uno de los centros independientes de decisión política.
China ha desarrollado su propia fuerza nuclear, de capacidad aún limi-
continuar esta tendencia, para el año 2020 ambas habrán logrado superar
a la Unión Soviética y a los Estados Unidos en términos de producto per
capita.9
• Ver, por ejemplo, Hermán Kahn y Anthony J. Wiener, The Year 2000. A
Framework for Speculation on the Next Thirtythree Years. The Hudson Institute.
The Macmillan Co., New York, 1967, cuadro xiv, p. 161.
MARIO OJEDA 19
15 Algunos de los títulos de los cortos producidos dan una idea más concreta de
la orientación que se le dio a la propaganda: “Viva México”, “Carretera de la
amistad’’, “Deportes gauchos”, “Madero de México”, “La cara del Fuehrer”, “Cuba,
tierra de aventura y romance”, “Precio de la victoria”. Algunos títulos de temas o
noticias incluidos en los noticieros, son: “El Presidente de Nicaragua visita los Es
tados Unidos”, “Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos apresuran la cons
trucción de la carretera panamericana”, “La armada chilena de guardia en el Pa
cífico”, “Perú firma un tratado comercial con los Estados Unidos”, “El Arzobispo
Spellman pide oradores por Roma y el Papa”.
14 Ibidem, p. 81.
17 Norman D. Palmer y Howard C. Perkins, Ofi. cit., p. 141.
24 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
18 La Comisión para la Defensa Política fue creada para coordinar las medidas
tendientes a la eliminación de actividades subversivas. Sus funciones cubrieron los
siguientes campos: 1) Control de extranjeros peligrosos; 2) Prevención del abuso
de la ciudadanía; 3) Tránsito a través de fronteras nacionales; 4) Actos de agre
sión política (propaganda, espionaje, sabotaje); 5) Reconocimiento de nuevos go
biernos establecidos por la fuerza (caso concreto de Bolivia), Mecham, Op. cit..
p. 230.
f Connell-Smith, Op. cit., p. 149.
20 Ver, por ejemplo, la opinión de Norman A. Bailey en Latin America in World
Politics. Nueva York, Walker and Company, 1967, p. 9.
MARIO OJEDA 25
13 Calculado en base a cifras del International Bank for Reconstruction and Dc-
velopment, World Bank Atlas; Population and Per Capita Product. (3a. ed.) Wash
ington, 1968 y U.S. Arms Control and Disarmament Agcncy, World Military Ex-
penditures, 1966-67. Research Report 68-52. Washington, diciembre de 1968. Cua
dro i, pp. 9-10.
34 Bailey, Op. cit., p. 5.
33 Anuarios estadísticos de comercio exterior 1941-1945. México, Banco Nacio
nal de Comercio Exterior, 1942-1946 (porcientos calculados por el autor). Si bien
como observa acertadamente Daniel Cosío Villegas en su libro El estilo personal
de gobernar (México, Mortiz, 1974, p. 106), la dependencia del comercio ex
terior mexicano respecto de los Estados Unidos no es nueva, pues ya desde 1887
el 67% de nuestras exportaciones se dirigían a los Estados Unidos y el 56% de
nuestras importaciones provenían de ese país, lo cierto es que estas cifras descen
dieron con posterioridad para volver a aumentar con la segunda guerra mundial,
período en el que la concentración del comercio exterior mexicano en los Estados
Unidos ha sido la más alta, como lo demuestran las cifras arriba anotadas.
MARIO OJEDA 27
de los Estados Unidos, en un momento en que ese país era el único mer
cado disponible para México y el no obtenerlo hubiera significado la
paralización de algunos servicios o ramas de la producción de primera
importancia, como fue el caso de los ferrocarriles. Se negociaron también
créditos urgentes que hicieron posible la importación de dichos bienes in
dustriales básicos.
Por otra parte, la vecindad directa con los Estados Unidos, que ante los
ojos del Pentágono daba a México un valor estratégico prioritario, llevó
a la firma de varios acuerdos de cooperación política y militar, que no úni
camente uncieron el destino del país a la suerte de la gran potencia, sino
que abrieron nuevas vías de dependencia respecto de ella. Claro está que
la situación internacional prevaleciente, que tendía a englobar a todas las
naciones en el conflicto bélico, brindaba pocas alternativas. Tal vez la
única, una neutralidad “a la argentina”, era poco realista, por el caos
económico que hubiese significado. Tampoco se puede excluir del todo
el peligro real que existía del instigamiento a la subversión interna por
parte de los Estados Unidos o aun de la ocupación, por parte del ejér
cito norteamericano, de ciertas zonas del territorio nacional consideradas
vitales para la defensa de ese país por el Pentágono —como lo era la Baja
California— para el caso de que México no otorgara su cooperación de
cidida.28 Pero tal vez sea más importante advertir que esta decisión de
cooperar con entusiasmo se explica también porque para México la co
yuntura de la segunda guerra mundial significaba además, contradictoria
mente, la oportunidad de afirmar su soberanía vía la cooperación con los
Estados Unidos.
En efecto, el hecho de que el gobierno de Lázaro Cárdenas haya podido
expropiar las compañías petroleras extranjeras y llevar a cabo otras me
didas reformistas que afectaron intereses privados norteamericanos, sin re
cibir a cambio represalias de importancia, se explica en gran parte por la
inminencia de la guerra mundial.’7 La expropiación petrolera llevada a
cabo en 1938 marca sin duda el punto más alto al que haya llegado el
país —antes y después— en el proceso de afirmación de su autonomía
frente al exterior; económicamente, porque la inversión extranjera sufre
33 México participó más bien simbólicamente en los frentes de guerra del Pací
fico enviando un escuadrón aéreo. De los países latinoamericanos, Brasil fue el úni
co que tuvo participación militar importante. Una expedición militar brasileña de
100 000 hombres entró en acción en el frente italiano. Sin embargo, México contri
buyó en forma indirecta en los frentes de guerra a través de miles de sus naciona
les, por medio de un acuerdo bilateral con los Estados Unidos que permitía a los
ciudadanos de ambos países cumplir el servicio militar en cualquiera de los dos
ejércitos. Según fuentes norteamericanas 250 mil mexicanos sirvieron en las fuer
zas armadas de los Estados Unidos; según fuentes mexicanas fueron sólo 15 mil.
Ver Blanca Torres, “México en la guerra”, Manuscrito mimeografiado, El Colegio
de México, 1976, p. 21 y nota 55. Para la contribución mexicana en el esfuerzo
bélico ver también Luis G. Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los
Estados Unidos de América, 1800-1958, México, Porrúa, 1966. Howard Cline, The
United States and México, Atheneum, Nueva York (cuarta edición), 1968; Conn
y Fairchild, Op. cit. (ver nota 8); y Mecham, Op. cit. (ver nota 9).
34 Howard Cline, Op. cit., pp. 187-188 y 277.
30 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Para la guerra fría los Estados Unidos diseñaron una estrategia político-
militar que vino a ser conocida por el nombre de “contención” (contain-
ment), cuyo principal inspirador fue George Kenan, ex embajador de los
Estados Unidos en Moscú. Esta estrategia fue concebida para limitar la
expansión del comunismo, bajo el supuesto de que éste era una amenaza
para el statu quo fundamentalmente de tipo militar, pues conforme a las
ideas de Kenan, la Unión Soviética habría necesariamente de aprovechar
el vacío de poder dejado por la guerra para desbordarse fuera de sus fron
teras. En consecuencia, la estrategia de “contención” llevó a los Estados
Unidos a tender un cerco militar en tomo del mundo socialista, que a la
postre, sin embargo, vino a resultar una arma de dos filos.
En efecto, pronto se llegó a la conclusión de que esta estrategia, a
más de ser muy costosa, pues significaba el estacionamiento de grandes
contingentes militares fuera de los Estados Unidos, resultaba poco flexible,
ya que daba al enemigo la ventaja de elegir el momento y el lugar para
el enfrentamiento. La guerra de Corea fue la acción que dejó al descu
bierto estas deficiencias, al conducir a un callejón sin salida en el cual,
una vez dentro, a lo más que se pudo aspirar fue al restablecimiento del
statu quo. Si bien es cierto que este era justamente el objetivo funda
mental de la “contención”, también es verdad que la larga lucha y el
elevado precio en vidas y en dinero que se pagó por ello, no justificaba,
ante la opinión pública, la obtención de tan limitado objetivo.
Ante esta situación, una nueva estrategia fue concebida por Washing
ton. Su postulado central seguía siendo la “contención” militar del comu
nismo, pero su arma principal era ahora la “represalia masiva” de tipo
nuclear (massive retaliatiori). Su principal inspirador fue John Foster
Dulles, Secretario de Estado durante la presidencia de Eisenhower.
Esta estrategia descansaba enteramente en la clara superioridad nuclear
35
36 IA POLITICA EXTERIOR DE MEXICO
que por entonces ejercían los Estados Unidos. Se esperaba que la simple
amenaza de usar “masivamente” el poderío nuclear norteamericano en
forma de represalia, sería capaz de disuadir al enemigo de emprender
cualquier acción expansionista. Para el propio Dulles, la nueva estrategia
resultaría mucho más eficaz y menos costosa que la anterior, pues se
basaba justamente en el elemento nuclear, que era en donde los Estados
Unidos tenían una clara ventaja comparativa; por otra parte, permitiría
el desmantelamiento, en grado significativo, de las fuerzas convencionales
estacionadas en el exterior, reduciendo así el peso del gigantesco presu
puesto militar. Finalmente, al decir de Dulles, esta estrategia resultaba en
principio moralmente superior, pues estaba concebida no tan sólo para
contener, sino también para castigar la agresión.
La guerra de Indochina marcó el principio del fin de esta estrategia,
pues mostró cuán difícil resultaba en la práctica definir la transgresión
del statu quo por parte del enemigo, particularmente en casos en que el
conflicto se presentaba como lucha política interna o movimiento nacio
nal de independencia. En consecuencia, los Estados Unidos se abstuvie
ron de lanzar un contraataque nuclear masivo o de cualquier otro orden
y la credulidad en la amenaza de la “represalia masiva” por parte del
enemigo se vio así drásticamente reducida.
El golpe de gracia a la Massiue Retaliation lo propinó la rebelión de
Hungría de 1956. Los Estados Unidos tampoco intervinieron en este caso,
como estaba previsto en la doctrina y aun se comprometieron claramente
con la Unión Soviética a no hacerlo.1 La razón de ello parece muy clara:
para entonces la carrera armamentista había pasado de un situación de
superioridad nuclear de parte de los Estados Unidos a otra de simple
paridad. Las esperanzas originalmente puestas en la Massive Retaliation se
esfumaron ante la perspectiva de una “contra-represalia masiva” y así se
vio claramente que . .el momento había llegado para una nueva admi
nistración y una nueva estrategia”.2
En efecto, con el advenimiento al poder del presidente Kennedy, los
Estados Unidos pusieron en marcha una nueva estrategia para la guerra
fría, la de “disuasión múltiple” (multideterrence), que había sido formu
lada ya con anterioridad por los expertos de la Rand Corporation.3
1 Amitai Etzioni, Tht Hard Way to Peace, The Crowell Collier Publishing Com
pany, New York, 1962, p. 30.
3 Ibidem, p. 32.
3 La Rand Corporation es una institución dedicada a la investigación en materia
de estrategia política y militar. Tiene carácter privado, pero cuenta con el subsidio
del gobierno norteamericano. Se le tiene como el más grande de los llamados Think-
tanks de los Estados Unidos.
MARIO OJEDA 37
Cuadro I
a» Ver, por ejemplo, Bryce 'Wood, La politica del Buen Vecino. Op. cit., Gap.
xin, pp. 277-282 y Conneli-Smith. Op. cit., p. 104.
14 US. Department of State Bulletin, vol. xltv, No. 1141, p. 659. (Traducción
del autor.)
MARIO OJEDA 45
año de 1965. Hasta entonces había sido una mera tesis, si bien implícita
en todas las actuaciones de las delegaciones norteamericanas en las reunio
nes de la oea, pero que no había sido formulada expresamente ni encon
trado caso de aplicación concreta. La doctrina de la soberanía limitada
se fundaba en el argumento de que debido a que el conflicto político in
ternacional era en gran parte el choque de dos grandes sistemas politico
económicos, que dividían al mundo en dos campos rivales y vista la res
ponsabilidad de las superpotencias por la seguridad de sus respectivos
bloques o zonas de influencia, las fronteras geográficas nacionales venían
a ser en gran medida obsoletas y se habían sustituido por fronteras ideo
lógicas para efectos de seguridad.
El 28 de mayo de 1965, durante la ocupación militar norteamericana de
Santo Domingo, el presidente Johnson hizo suya esa doctrina al declarar:
La primera realidad es que viejos conceptos y viejos marbetes son
en gran medida obsoletos. En el mundo de hoy, con los enemigos de
la libertad hablando acerca de las “guerras de liberación nacio
nal”, la vieja distinción entre guerra civil y guerra internacional ha
perdido en gran medida su sentido.16
que brindó la fórmula que dio base a la exclusión, al presentar la tesis de la in
compatibilidad entre el marxismo-leninismo y el sistema interamericano. Ver, por
ejemplo, la opinión de Olga Pellicer de Brody en “Los grupos patronales y la polí
tica exterior mexicana. Las relaciones con la Revolución Cubana”, Foro Interna
cional, vol. x, No. 1, México, julio-septiembre de 1969, pp. 21-22. Sin embargo, se
pueden esgrimir varios hechos en contra de esta tesis. En primer lugar no fue
México, sino Argentina, quien por primera vez trajo a colación la tesis de la in
compatibilidad. Ver al respecto De Lesseps S. Morrison, Latín American Mission:
An Adventure in Hemisphere Diplomacy. (Memorias de quien fue Embajador de
los Estados Unidos en la oea.) Nueva York, Simón and Schuster, 1965, p. 193, y
Arthur J. Smith Jr., Op. cit., pp. 158-159. Por otra parte, resulta difícil aceptar,
aun cuando hubiera sido México el impulsor de esta fórmula, que ello fuera la
causa que precipitó el voto condenatorio y que permitió expulsar a Cuba. Otros
documentos sugieren que los Estados Unidos fueron a la reunión con la idea de
obtener, no la simple expulsión de Cuba de la oea, sino el rompimiento colectivo
de relaciones con la isla. A la luz de esto, la expulsión pudo haber sido vista por
los Estados Unidos como una med'da más suave a la cual se sumarían un mayor
número de naciones, lográndose con ello la condena de Cuba sin el sacrificio de la
unidad hemisférica. Esto, sin embargo, tampoco tuvo el resultado previsto, al abs
tenerse cinco naciones de votar en favor de la expulsión. Ver Morrison, Op. cit.,
pp. 165 y 193-194, y U.S. Congress. House of Representatives. Subcommittee on
Inter-American Affairs, “Castro-Communist Subversión in the Western Hemisphere”.
Hearings. Washington, 1963, p. 225.
21 George Wythe, The United States and Inter-American Relations. University
of Florida Press, Gainesville, 1964, p. 60.
48 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Tal vez por esta razón y buscando atenuar el impacto que su actitud
produjo entre los miembros de la oea, el gobierno mexicano propuso, al
hacer pública su decisión de no acatar la resolución, llevar el caso a la
Corte Internacional de Justicia, a cuya decisión se comprometía a ple
garse por anticipado. Dicha proposición, sin embargo, nunca recibió res
puesta.
Ante esta insistencia respecto del principio de no intervención, a nadie
sorprendió que para la Décima Reunión de Consulta de 1965, celebrada
en Washington con motivo de la crisis política de la República Domini
cana, México votara en contra de la creación de la fuerza interamericana
de paz y aun introdujera un proyecto de resolución —y otro similar en
las Naciones Unidas— para la salida de la fuerza expedicionaria de los
Estados Unidos. Al votar en contra del envío de la fuerza interamericana,
México ya no estuvo solo. En esta ocasión lo acompañaron con su voto
Chile, Ecuador, Perú y Uruguay, con la abstención de Venezuela. Otras
naciones votaron por el retiro de las tropas de los Estados Unidos, pero
condicionándolo a que éstas fueran sustituidas inmediatamente por una
fuerza colectiva. Otras más, como se ha visto en páginas anteriores, lle
garon al extremo de enviar contingentes para formar la fuerza inter
vencionista.
De los casos analizados hasta ahora se desprende evidencia suficiente
como para concluir que México aplicó en su política exterior criterios
propios y una línea que resulta en buena medida consistente en materia
de soberanía y de no intervención. Sin embargo, es necesario mencionar
un caso en el que el país se apartó claramente de esa posición. En la
Sexta Reunión de Consulta, celebrada sólo unos días antes de la Séptima,
también en San José, con el obvio propósito por parte de los Estados
Unidos de condenar y aprobar sanciones en contra del gobierno domini
cano de Trujillo, como un valioso precedente qué esgrimir en contra de
Fidel Castro en la reunión siguiente, México se apartó de su línea no
intervencionista y votó en favor de dichas sanciones. Las sanciones, que
24 Antonio Gómez Robledo, “La crisis actual del sistema interamericano”, Foro
Internacional, vol. vm, No. 1, México, El Colegio de México, julio-septiembre de
1962, p. 47.
50 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO
actitud de México “...no solamente fue acogida con sorpresa sino con
manifiesta intranquilidad como si se tratara de una verdadera rebelión
ideológica”.” Esto muestra la enconada discusión que suscitó el tema. Sin
embargo, a la larga, México logró sumar adeptos a su posición en número
suficiente para que el proyecto, en su versión original, fuera rechazado.
El documento general finalmente aprobado como Carta de la oea asimi
ló en buena medida los puntos de vista sostenidos por México, por lo que la
Conferencia de Bogotá fue vista por la cancillería mexicana como un triun
fo de gran importancia. Se celebraba particularmente el hecho de que Bo
gotá hubiera dado la oportunidad de superar el carácter meramente militar
al que había quedado reducida la “solidaridad continental” después de
1947 con el Tratado de Río y que los Estados Unidos hubieran quedado
obligados por normas contractuales de tipo permanente, y en pie de igual
dad jurídica, a la consulta colectiva y a la decisión mayoritaria. Sin em
bargo, al poco tiempo este entusiasmo habría de revelarse como prematuro
y optimista en exceso.
En efecto, con el paso de los años y conforme la guerra fría fue aumen
tando en intensidad, la oea se hizo en la práctica cada vez más sumisa
a los intereses norteamericanos y en consecuencia la línea intervencionista
llegó a prevalecer en sus resoluciones. Por otra parte, la cooperación eco
nómica y social, que era en todo caso lo que en principio daba a la oea
carácter de verdadero organismo internacional, fue postergada por mu
chos años. El Banco Interamericano de Desarrollo, por ejemplo, uno de
los proyectos apoyados por México, no fue creado sino hasta 1959 y, al
parecer, gracias a un incidente fortuito.”
Como consecuencia de todo esto, México fue enfriando nuevamente su
actitud frente a la oea. Sin duda el mejor indicador de este enfriamiento
lo constituye el hecho de que México se haya abstenido, a partir de en
tonces, de presentar proyectos destinados a expander las actividades de
este organismo regional.111 Pero más aún, para 1965, ante la intervención
norteamericana en la República Dominicana y la sanción legal que con
89 La votación fue como sigue: seis a favor (Argentina, Brasil, El Salvador, Hon
duras, Nicaragua y Paraguay); once en contra (Colombia, Costa Rica, Chile, Ecua
dor, Guatemala, Haití, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Vene
zuela), y tres abstenciones (Bolivia, Estados Unidos y Panamá). Ver México, Se
cretaría de Relaciones Exteriores, México en la Tercera. .. Extraordinaria, pp.
41-42.
40 U.S. Public Law No. 165, sec. 105 (Oct. 10, 1951) “Mutual Security Act of
1951”. Citado por Edwin Lieuwen, Survey of the Alliance for Progress. The Latin
American Military. Estudio preparado para la Comisión de Relaciones Exteriores
del Senado de los Estados Unidos. Washington, 1967. (Subrayado nuestro.)
58 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
** Aun cuando había razones para suponer que el gobierno de Salvador Allende
en Chile denunciaría el acuerdo militar con los Estados Unidos al llegar al poder,
debido a su carácter socialista, lo cierto es que esto no ocurrió, tal vez por temor
de contrariar a las fuerzas armadas.
«* Estos nueve países son parte de un grupo de 31 naciones que cooperaron para
la llamada construcción nacional de Vietnam del Sur a través del programa citado.
Los países latinoamericano! involucrados fueron Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecua
dor, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Ver,
Congreso de los Estados Unidos. Cámara de Representantes. Comisión de Asuntos
Exteriores, “Foreign Assistance Act of 1967", Hearingi. Partes i-vt, Washington,
1967, pp. 43-47,
Cuadro II
% de la población
Absoluta Relativa regional
posible en términos prácticos una guerra de tipo convencional con sus veci
nos —uno demasiado grande y poderoso, los otros demasiado pequeños y
débiles—; por otra parte, en caso de un eventual ataque de parte de una
potencia extracontinental los Estados Unidos se encargarían de repelerlo,
pues ello iría en contra de su propia seguridad. Lo anterior ha llevado
al país a limitar el gasto militar notablemente.
Cuadro III
Cuadro IV
* Datos de 1961.
Datos de 1972.
Fuente: Tres primeras columnas: Joseph E. Loftus Op. cit., cuadro 8, p. 49.
Tres últimas columnas: U.S. Arms Control and Disarmament Agency, World
Military Expenditures and Arms Trade, 1963-1973. Washington, U.S. Govern
ment Printing Office, 1975, cuadro n, pp. 20-65.
Cuadro V
y comentario sumarios, ver Comercio Exterior, vol. xx, No. 7. México, julio de
1970, pp. 510-512. Para un estudio general sobre la política mexicana en la ma
teria, anterior al gobierno de Echeverría, ver Alexander Bohrisch y Wolfgang Konig,
La politica mexicana sobre inversiones extranjeras. México, El Colegio de México,
1968. Ver también Miguel S. Wionczek, “La inversión extranjera privada en Mé
xico: problemas y perspectivas”, Comercio Exterior, vol. xx, No. 10. México, octubre
de 1970, pp. 816-824.
57 Bohrisch y Konig, Op. cit., p. 36.
70 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO
83 Ver, por ejemplo, The American University, Area Handbook for México. U.S.
Government Printing Office, Washington, 1970, p. 254.
64 El carácter de las reformas sugeridas por la Alianza constituye materia de opi
nión política. Se puede estar en pro o en contra de ellas dependiendo de la orien
tación política de cada quien, pero resulta un hecho irrefutable que al fijarlas como
condiciones para el otorgamiento de la ayuda, los Estados Unidos necesariamente
incurrieron en un acto de intervención. Ver al respecto, Félix Barra, La intervención
tradicional y las formas nuevas de intervención. Tesis profesional, Escuela Nacional
de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México, 1971, p. 173.
85 Ver testimonio de De Lesseps S. Morrison en, U.S. Congress. House of Re
presentatives, “Castro-Communist Subversión in the Western Hemisphere”, Hearings
before the Subcommittee of Interamerican Affairs. Washington, 1963, p. 209.
’® U.S. Congress. Senate, “Survey of the Alliance.-.” p. 217.
74 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
La causa del retiro parece confirmarse por una nota publicada por el
diario Novedades de la ciudad de México el año de 1964, según la cual
el entonces Secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Tello, había con
testado a la pregunta de un periodista en tomo a la cuestión de los acuer
dos de garantía que “México no aceptaría, de ninguna manera, semejante
convenió”. Añadía la nota en cuestión que “con tal declaración, el señor
Tello se ahorro la molestia de decir no, personalmente, al representante
•T Ver, por ejemplo, U.S. Agency for International Development, Summary Pre-
sentation to Congress; Fiscal Year 1966, p. 111.
** Foreign Assistance Act of 1963. Citado por Harry Magdoff, La era del im
perialismo: política económica internacional de Estados Unidos. Editorial Nuestro
Tiempo, México, 1969, p. 148.
MARIO OJEDA 75
Fundamentos y condicionantes
políticos de la posición
internacional de México
INTERÉS NACIONAL Y POLITICA EXTERIOR
El hecho de que México haya seguido una política basada en grado im
portante en criterios propios, que se ha calificado de mayor independen
cia relativa comparada con el resto de América Latina, no significa, nece
sariamente, que lo haya hecho en forma gratuita. Resultaría simplista y
hasta ingenuo suponer que México ha ejercido esta política basándose en
una idea romántica de la soberanía nacional que busca a toda costa opo
nerse a los Estados Unidos con el único objeto de ofrecer una imagen de
autonomía. Por lo contrario, el análisis de la política mexicana tiende a
sugerir que se ha tratado de seguir una línea que se funda en el razona
miento de que, como país débil, México debe conjugar pragmáticamente
sus intereses nacionales con la realidad de la política internacional y la
vecindad con los Estados Unidos.1 Una política exterior independiente
per se carecería de realismo, al menos para los países pobres y débiles, en
una época dictada por las necesidades y problemas que plantean la su
peración del subdesarrollo económico, las crecientes aspiraciones sociales de
los pueblos, el mercado internacional, el acceso a la tecnología y la política
del poder. Tal vez la única forma de que un país en desarrollo pueda
conservarse soberanamente intacto hoy día es cerrando sus puertas a toda
relación con el exterior. Pero aún esto no queda a su entera elección y
además, como bien demuestra el caso de algunos países, el precio de ello
puede ser el subdesarrollo pleno.
1 El concepto del interés nacional de los estado* es, desde luego, altamente elu
sivo. Por esta razón ha sido materia de un gran debate entre los teóripos de la
política internacional. En el presente estudio se acepta el razonamiento de que el
interés nacional está sujeto a la interpretación que del mismo hagan la clase, par
tido o grupo en el poder. Sin embargo, también se acepta que dentro del sistema
del Estado-nación necesariamente existen ciertos intereses básicos, objetivamente iden
tificables, como son la supervivencia como entidad soberana, la integridad territo
rial y la plena autonomía en las decisiones de política interna y externa.
79
80 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
2 En 1965 se supo que el Congreso de los Estados Unidos había decidido reducir
la cuota azucarera de México en 50 000 toneladas. Consultado acerca de la razón
para ello, el presidente de la Comisión de Agricultura del Senado replicó que Mé
xico no dependía primordialmente de sus exportaciones de azúcar y que “su polí
tica exterior no está muy próxima a la de los Estados Unidos, especialmente en la
oea”. Con anterioridad, Charles Teague, miembro de la Cámara de Representantes,
había declarado: “Me agradaría que se dejase constancia en el acta que habríamos
tenido una actitud mucho más asequible hacia los intereses mexicanos si México
nos hubiese dado su apoyo en Cuba y en la República Dominicana”. Ver notas en
El Día de 21 de agosto y 29 de septiembre de 1965. La aplicación de estas san
ciones fue confirmada públicamente un año después por el entonces Embajador de
México en los Estados Unidos, Hugo Margáin, quien declaró que éstas se habían
acordado “con apoyo en críticas improcedentes a nuestra política internacional, re
ferentes a la actitud adoptada por nuestro país con relación a Cuba, con relación
a la intervención armada en la República Dominicana y por nuestra supuesta falta
de apoyo a la Alianza para el Progreso”. Añadía que esto podría ser consultado
en el Diario de Debates del Congreso de los Estados Unidos correspondiente al
22 de octubre de 1965, p. 27, 339. Ver El Día, 8 de octubre de 1966.
MARIO OJEDA 81
8 Discurso del canciller mexicano, Antonio Carrillo Flores, ante Ia XII Reunión
de Consultas de la oea celebrada en Washington en 1967. Memoria de la Secre
taría de Relaciones Exteriores. México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1968,
pp. 390-394.
82 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO
cluido que el precio político interno a pagar por un rompimiento con Cuba
podría ser mayor que las eventuales sanciones económicas, dada una po
sible alteración de la estabilidad política interna. Al menos está claro que
el mantenimiento de relaciones con Cuba atenuó los efectos de la polari
zación de las fuerzas políticas que la Revolución cubana había creado en
el país.4
La importancia del impacto que dejó la Revolución cubana en México
queda demostrada por el hecho de que Lázaro Cárdenas, el ex presidente
de México con mayor influencia en esa época, se haya decidido a romper
su silencio político y con ello la tradición de la “autonomía sexenal”, una
de las más importantes leyes “no escritas” del sistema político mexicano
y de la que el propio Cárdenas fue iniciador.* Al decidirse a encabezar un
gran mitin de protesta por la invasión de Playa Girón, frente al propio
Palacio Nacional, Cárdenas desafió asi, directamente, la autoridad del pre
sidente López Mateos, violando la tradición iniciada por él mismo de que
los ex presidentes no deben intervenir en política públicamente y menos
aún contrariar la del mandatario en tumo a fin de no vulnerar la unidad
del Partido Revolucionario.
Cárdenas llegó al extremo de anunciar su decisión de viajar a Cuba pa
ra sumarse a la defensa del gobierno de Castro, acción que de haberse
llevado a cabo, no solamente habría contravenido la política de López Ma
teos, sino que indudablemente habría creado una situación difícil al go
bierno mexicano. Sin embargo, parece ser que Cárdenas reconsideró su
actitud y así pudo superarse la crisis política interna que él mismo había
contribuido a crear?
Pasada la crisis interna y rechazada en Cuba la invasión por las fuerzas
de Castro, el mantenimiento de las relaciones con La Habana siguió sien
do un factor importante para la estabilidad mexicana. Los ataques al go
bierno por parte de la izquierda militante perdieron un argumento valioso
y los grupos nacionalistas tuvieron una bandera de la cual enorgullecerse.
Por otro lado, los sectores empresariales llegaron a comprender con el tiem
po que los primeros beneficiarios de esa política eran ellos, ya que la esta
bilidad interna ayudaba a crear el “clima de confianza” que habían es
tado reclamando y que a su juicio era necesario para el florecimiento de
los negocios.’
Finalmente y muy importante también, es el hecho de que la política
de mantenimiento de.relaciones con Cuba y la defensa de la no inter
vención en la isla, obtuvo para México otro importante beneficio: la neu
tralidad del gobierno de Castro en los asuntos internos del país. La neu
tralidad cubana hacia México es un hecho demostrable. No se tiene noti
cia alguna, por ejemplo, de que Castro haya fomentado, o siquiera alen
tado, movimientos subversivos en México y lejos de ello, hasta fines de
1967 —fecha en que las relaciones entre ambos países empezaron a dete
riorarse—, bien puede decirse que el propio Castro contribuyó indirecta
mente, con sus referencias de respeto al gobierno mexicano, a desalentar
los movimientos guerrilleros de inspiración y organización nacionales.®
1968, p. 15. A este incidente siguieron otros, como concesión de asilo por parte
de Cuba a secuestradores de aeronaves mexicanas y la acusación del gobierno cu
bano a uno de los funcionarios diplomáticos mexicanos de ser agente de la cía, que
deterioraron aún más las relaciones.
• Comisión de Orientación Revolucionaria (comp.), Obra Revolucionaria, Núm.
18 (1964), p. 22. Citado por Olga Pellicer de Brody, Op. cit., p. 129.
MARIO OJEDA 85
Finalmente, tal vez exista también la necesidad, por parte de los últi
mos gobiernos, de legitimarse ante ciertos sectores de opinión, guardando
la imagen revolucionaria y nacionalista heredada del movimiento iniciado
en 1910.
Queda por resolver aún, sin embargo, la interrogante de mayor impor
tancia. Ha quedado establecido el hecho, en páginas anteriores, de que
para una política exterior cualquiera se requiere, además de la voluntad o
el interés por llevarla a cabo, la capacidad o el poder para realizarla. En
consecuencia cabe preguntarse: ¿en qué elementos radica la capacidad
de México para haber podido seguir una política exterior que resulta in
dependiente comparada con la de los otros países de América Latina?
Pero para estudiar las bases de la política exterior de México, tanto de
carácter político como económico es necesario abrir nuevos apartados, a
efecto de analizar en mayor detalle la relación general de dependencia
que guarda América Latina respecto de los Estados Unidos y ver cuál e3
la posición relativa de México con respecto a esa dependencia.
ese concepto deben tener un valor mucho menor al mencionado. Por otra
parte, es lógico suponer también que el contrabando de bienes suntua
rios y armas a México y el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos, por
constituir un tipo de comercio penado y perseguido por las autoridades,
su comportamiento a mediano y largo plazo debe ser muy errático, pues
está sujeto a las fuertes variaciones que le imponen las medidas y campa
ñas que se toman periódicamente para combatirlo. En consecuencia, es
muy difícil en realidad calcular el verdadero valor que éste pueda tener
tomando en consideración un plano más amplio.
Sin embargo, es importante hacer notar que, por otra parte, la llama
da “revolución de las drogas” o sea el explosivo aumento del consumo de
éstas en los Estados Unidos, ha tenido un profundo efecto-demostración
en México. A raíz de que la mariguana se convirtió en el centro del mo
vimiento “contj acultura” o también llamado de “cultura psicodélica”,
generado durante los años sesenta por la juventud norteamericana, par
ticularmente la universitaria, en México se empezó a difundir también
notablemente el consumo de ésta y otras drogas como resultado de la gran
influència cultural que ejercen los Estados Unidos, en un claro fenómeno
de imitación extralógica. En consecuencia, puede decirse que México, ex
portador material de la mariguana, la ha reimportado culturalmente de
los Estados Unidos. Si damos crédito a las confesiones de Jerry Kamstra,
un antiguo contrabandista norteamericano de mariguana, entenderemos
mejor el fenómeno.
118 Jerry Kamstra, Weed; Advtritures of a Dope Smuggltr. Bantam Books, Nueva
York, 1975, p. 2. (Traducción nuestra, la palabra gringos respetada del original.)
MARIO OJEDA 91
Sin embargo, la vecindad geográfica directa con los Estados Unidos tam
bién le ha reportado a México ciertos notorios beneficios, que si bien no
28 Ver Edwin Lieuwen, Mexican Militarism; tht Political Rise and Fall of tht
Rtvolutionary Army (1910-1940). The Univenity of New México Preis, Albuquer-
que, 1968 y Jorge Alberto Lozoya, El ejército maxicano (1911-1965). Jornadu
No. 65. El Colegio de México, México, 1970.
MARIO OJEDA 101
han seguido los gobiernos revolucionarios. México parece haber evitado así
más de una confrontación directa con otros países, particularmente con
los Estados Unidos, presentando su posición, sobre todo cuando ésta es
disidente, bajo el ropaje formal del derecho internacional.
Resulta entonces poco realista —como lo han hecho notar la mayor par
te de los observadores de la política exterior mexicana— que el apego de
México al derecho internacional ha sido consecuencia de un mero idealismo
altruista.
En 1962, por ejemplo, al considerarse en la VIII Reunión de Consulta
el asunto relativo a la “exclusión” de Cuba del sistema interamericano,
México votó en contra de tal medida, no obstante que días antes el pro
pio ministro mexicano de Relaciones Exteriores había declarado, en su
discurso ante las otras delegaciones, que “existe una incompatibilidad en
tre la pertenencia a la Organización de los Estados Americanos y una pro
fesión política marxista-leninista”.
Tal vez para salvar el prestigio puesto en duda por la adopción de una
actitud política tan ambigua e incongruente, la delegación mexicana buscó
refugio en argumentos de tipo procesal y solicitó la inserción, en el acta
final, de la siguiente declaración:
ción que obligaba a los países miembros que aún mantenían relaciones con
La Habana a romper definitivamente con ella, el canciller mexicano José
Gorostiza, anticipándose a lo que sería el resultado de la reunión, declaró
enfáticamente que:
Fundamentos y condicionantes
económicos de la posición
internacional de México
EL DESARROLLO ECONÓMICO
109
110 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO
Por otra parte, en los últimos años México ha llegado a ocupar el se
gundo lugar de América Latina en cuanto a la magnitud de su producto
económico y hasta llegó a ocupar, transitoriamente, el primer lugar entre
1965 y 1970. Gomo se desprende del cuadro VI, la participación de Mé
xico en el producto regional pasó del 13.1% en 1950, al 23% en 1970 y
llegó a ser la más alta a finales del decenio pasado cuando significó el
26.2% del total. Para 1970 Brasil, que había perdido temporalmente su
calidad de líder, volvió a ocupar el primer lugar con el 26.2%; México
el segundo, con el 23%, y Argentina el tercero, con el 18.3%.
Cuadro VI
América Latina:
Participación relativa de los países en el producto regional
El comercio exterior
(ver cuadro VII). Catorce de los veinte países basaban más del 50% en
dos productos; y solamente cuatro países, Argentina, México, Paraguay y
Perú, dependían de sus dos principales productos de exportación en grado
menor al cincuenta por ciento. En el extremo superior de la escala de
concentración estaba Venezuela, dependiendo del petróleo en un 92% y
en el extremo inferior México, dependiendo del algodón y del café en un
36%. La media para América Latina respecto de la dependencia en dos
productos era de 70%.
Es necesario, sin embargo, poner en guardia al lector no iniciado res
pecto al peligro de derivar conclusiones contundentes o rígidas de lo an
terior. Las cifras citadas arriba y en el cuadro VII se refieren a un solo
año. De 1959 a la fecha, por ejemplo, los países productores de café han
disminuido su dependencia en este producto. México, por su parte, ha de-
Cuadro VII
América Latina
Principales productos de exportación, 1959
(Porcientos del valor total)
Cuadro VIH
Fuentes: 1939-50: The Combined Mexican Working Party, Report on the Eco-
nomic Development of México. International Bank for Reconstruction and De
velopment. Johns Hopkins Univenity Press, 1953. Cuadro 134. (Porcientos calcu
lados por el autor.) 1960: Banco de México, Informe anual 1960. (Porcientos
calculados por el autor.) 1972: Secretaría de Industria y Comercio, La proyec
ción económica de México en el exterior (1971-1973). México, 1974, cuadro sin
número del anexo estadístico. (Porcientos calculados por el autor.)
ductos tales como maíz, trigo, frijol y arroz, para los que con breves inte
rrupciones de ciclos agrícolas afectados por perturbaciones climáticas el
país había sido capaz de cubrir enteramente o en su mayor parte la de
manda interna.
En materia de petróleo se presenta una situación similar a la anterior.
México fue autosuficiente, al menos hasta 1970. Pero además, el hecho de
que este recurso esté administrado por el estado, le ha eximido de las pre
siones a las que han permanecido sujetos otros países, que si bien son pro
ductores, la industria ha quedado en manos del capital extranjero. No
obstante, México dejó de ser autosuficiente en materia petrolera a prin-
116 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Cuadro IX
cipios del presente decenio y como esta situación viniera a coincidir con
el alza del precio internacional del energético, tuvo un repentino y signi
ficativo impacto en la balanza de pagos, particularmente el año de 1973.
Sin embargo, para la segunda mitad de 1974, con el descubrimiento de
nuevos mantos petrolíferos, el país no sólo volvió a la autosuficiencia, sino
que produjo un remanente que lo convirtió súbitamente en exportador,
aunque en grado modesto.
En contraste, Brasil, por ejemplo, se vio en la necesidad de distraer va
liosos recursos a fin de importar en 1972 más del 50% del consumo; Chile
(‘1 67% y Centroamérica, en su conjunto, más del 50%.”
Pero por otra parte y respecto a la dirección geográfica de su comercio
exterior, México acusa un alto grado de concentración en el mercado nor
teamericano. En 1957, el 77% de las exportaciones mexicanas tenía como
destino los Estados Unidos, cifra notoriamente superior a la media la
tinoamericana para esa misma fecha, que era de 47.8%. En el extremo
superior de la escala estaba Panamá con 97%, seguido de México y en
tercer lugar Colombia con 71%. En el lado opuesto estaban Argentina y
Uruguay con el 11 y 12%, respectivamente. Respecto de las importacio
nes, México acusaba para ese mismo año la dependencia mayor respecto
de los Estados Unidos, con el 77%, seguido de Cuba con el 71% y de
Honduras con el 68%, siendo la media para la región de 53%. En el ex-
Cuadro X
EXPORTACIONES IMPORTACIONES
Totales a % del Totales de % del
FOB EEUU. Total CIF EE.UU. Total
Cuadro XI
1941 1950 7955 7967 1963 7965 1967 7969 1972 1974
EE.UU. 89.2 84.7 78.4 70.9 69.4 64.4 60.2 66.3 58.1 59.4
CEE — — — 10.2 10.6 11.7 12.9 12.4 12.6 15.2
AELC — — — 6.1 5.4 5.8 7.2 6.3 N.D. 2.3
Japón — — — 4.7 5.4 5.4 5.0 6.1 4.3 4.1
Socialistas — — — 0.4 0.4 2.6 0.3 4.0 N.D. 1.2
ALALC — — — 0.6 1.7 2.5 3.3 1.6 6.3 7.2
Canadá — — — 2.1 2.4 1.8 1.5 0.8 N.D. 2.4
MCCA — — — 0.4 0.6 0.6 0.6 0.5 1.2 1.5
Resto — ------ — 4.6 4.1 5.2 8.7 2.0 N.D. 6.7
Cuadro XII
América Latina
Evolución de la inversión norteamericana directa
(Millones de dólares)
América Latina 5 838 100 8 166 100 9 853 100 12 201 100
México 690 12 822 10 1244 13 1 774 15
Centroamérica* 610 10 934 12 1475 15 1857 15
Venezuela 1 829 31 3017 37 2 678 27 2 696 22
Argentina 333 6 635 8 1031 10 1 288 10
Brasil 810 14 1000 12 1 246 13 1 843 15
Colombia, Chile
v Perú 1 445 25 1 587 19 1 938 20 2 130 18
Otros** 121 2 171 2 241 2 615 5
rante este periodo a una tasa anual promedio del 15.8%, o sea más del
doble de la que tuvo el pnb durante este mismo lapso.12 13
Del total de la in
versión extranjera, más del 80% era norteamericana.18 ,
Sin embargo, comparando a México con el resto de lqs países latino
americanos, la parte proporcional que le correspondía del total de la in
versión norteamericana en el área no era de las más altas. Del cuadro XII
se desprende que en 1970 —y no obstante el notable aumento respecto de
1961— a México correspondía el 15% de la inversión norteamericana,
mientras que a Venezuela, por ejemplo, el 22%. Se puede argumentar que
Venezuela es y ha sido siempre un caso especial debido al petróleo. Sin
embargo, otros países, como por ejemplo Colombia, Chile y Perú, que aun
Cuadro XIII
América Latina
Relación entre el valor de la inversión norteamericana
DIRECTA Y EL PNB, 1966 Y 1970
(Millones de dólares)
1966 1970
Valor Valor
de la Relación de la Relación
PNB inversión porcentual PNB inversión porcentual
ser paralizado desde afuera en forma fulminante. Ésta, que puede ser to
mada como una visión exagerada para el mundo político internacional de
hoy día, cuando existen mecanismos de presión más sutiles, puede fácil
mente ser una realidad en momentos de crisis política, interna o externa.
Lo mismo puede decirse de aquellos instrumentos como periódicos y re
vistas, radio y televisión. Estos también pueden servir para el adoctrina
miento diario de las masas hacia objetivos políticos extranjeros que estén
en conflicto o al menos no coincidan con los nacionales. Sin embargo, para
esto no se necesita de la propiedad directa extranjera, como lo demuestran
la mayoría de los medios de difusión masiva mexicanos, sino que basta
simplemente proyectar imágenes y transmitir valores a través de noticias
y programas de manufactura externa.
El financiamiento externo
Cuadro XIV
% respecto
1956 1960 1965 1970 1972 del PNB
(1972)
Cuadro XV
BALANCE GENERAL
Resumiendo lo hasta aquí analizado, México no sale muy bien librado en
su balance comparativo en cuanto al grado de dependencia externa que
ha acusado en términos generales. Sin embargo, tampoco se podría decir
que su situación ha sido de las más vulnerables.
En materia de comercio exterior si bien México ha presentado una di
versificación relativa mayor de sus productos de exportación, se ha de
mostrado, por otra parte, que enfocando el problema desde el punto de
vista general de los ingresos de cuenta corriente, el turismo por sí solo ha
representado cerca del 50% del total de éstos. En consecuencia, gran par
te de las ventajas que le ha otorgado la diversificación del comercio exte
rior queda cancelada. Más importante aún es el hecho de que tanto el co
mercio de exportación, como el turismo, han mostrado un alto grado de
concentración respecto de los Estados Unidos.
Mario ojeda 127
Cuadro XVI
Obligación Obligación
País 30 de junio % 30 de junio %
de 1964 de 1970
tendencias son recientes, por lo que se puede concluir que al menos por lo
que respecta al periodo álgido de las relaciones interamericanas (1959-
1965), México seguía siendo uno de los menos dependientes en cuanto a
la inversión extranjera.
Respecto de la deuda pública externa, aunque México ocupaba ya desde
1966 el segundo lugar por el monto de ésta en términos absolutos, hemos
visto que en relación al tamaño de la economía aquélla resultaba en rea
lidad baja en comparación con el común de los otros países. Sin embargo,
México había llegado al punto de tener que distraer el 25% de sus in
gresos de cuenta corriente para el servicio de la deuda, problema en el que
era superado sólo por el Brasil. Éste, sin embargo, es también un problema
reciente que hasta 1970 se veía todavía como controlable, como se verá ade
lante. Por otra parte, el problema de dependencia externa originado por
la deuda exterior se vio atenuado en el caso de México durante los años
sesenta, gracias a la diversificación en cuanto a los mercados de capital.
Cuadro XVII
% Asistencia
Préstamos Donativos Total Total per capita
135
136 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
inversión y de una alta tecnología, de las que México carecía. De aquí que
puede decirse que la economía mexicana se viene enfrentando, desde los
inicios de los años sesenta, con un notorio cuello de botella, si bien hay
que admitir que éste se ha podido ensanchar gracias a que la demanda
interna de bienes duraderos no decayó en el grado que se esperaba debido
al marcado crecimiento demográfico y a la elevación del ingreso de las
clases medias. Por otra parte, el aumento significativo de la exportación
de manufacturas ha coadyuvado también a mantener en expansión a la
industria mexicana. Sin embargo, no cabe duda de que el problema de hacer
entrar de lleno a la economía nacional en un proceso de substitución de
importaciones de bienes de capital, sigue constituyendo el principal desa
fío para el desarrollo futuro de México.
Por último, también podría afirmarse que la política de desarrollo que
adoptó el país en los años que siguieron a la segunda guerra mundial en
gendró un tercer grave problema al haber puesto énfasis en la elevación
del ingreso más que en la generación de empleo (y por consiguiente en la
redistribución del ingreso). Esto, aunado al explosivo crecimiento de
la población y al fenómeno de la migración masiva rural-urbana, ha lle
vado a una situación en la que el desempleo y el subempleo constituyen pro
blemas prioritarios para la política económica de México. Este fenómeno,
a más de las graves consecuencias sociales que ha creado, ha tenido como
resultado que el gobierno se vea profundamente condicionado en sus tratos
con el exterior y el capital extranjero, por la necesidad que existe de ge
nerar nuevos empleos más allá de lo que es capaz nuestra economía, a base
de inversión externa y de encontrar salida al problema mediante la emi
gración de trabajadores.
A estos problemas generales que ha creado la estrategia de desarrollo,
se añaden los del peso actual de la deuda extema y la creciente dependencia
del exterior de la región fronteriza que se analizan a continuación con ma
yor detalle.
del 6.8 al 25.3% de los ingresos de cuenta corriente entre 1950 y 1967?
Y es que Jos términos de la deuda mexicana han sido en general poco li
berales. Esto se debe a que gran parte de los créditos provienen de ins
tituciones privadas que operan con criterios comerciales. Como se despren
de del cuadro XVIII, México es el país de América Latina cuya deuda
ha estado sujeta en promedio a los intereses más altos y por otra parte a
los periodos de gracia y plazos de amortización más cortos.
El problema es aún más grave debido a que a partir del último dece
nio los ingresos de cuenta corriente han dejado de crecer en forma pro
porcional a los egresos de ésta, independientemente de los pagos origina
dos por el servicio de la deuda. Esto se debe a que mientras el déficit
tradicional del comercio exterior ha crecido en forma pronunciada, el tam
bién tradicional superávit turístico lo ha hecho más lentamente. Veamos
esto en mayor detalle.
En páginas anteriores se ha visto que, como consecuencia del proceso
de industrialización, México ha desarrollado en los últimos decenios una
propensión a importar más de lo que exporta. Esto se ha debido a que el
énfasis de la industrialización ha sido puesto en los bienes de consumo
durable, cuya producción ha requerido de la importación de maquinaria
y partes semiprocesadas. A diferencia de otros países que han encarado el
mismo problema, México pudo por algún tiempo satisfacer dicha demanda
a importar por encima de la capacidad de exportación, gracias al turismo
extranjero y en parte también a los braceros.2
Durante los años cuarenta, México importó mercancías por un valor
acumulado de 4 560 millones de dólares y solamente exportó un total acu
mulado de 3 656 millones. Dicha operación pudo ser realizada, no obstante
haber arrojado un saldo negativo de 904 millones, gracias a la compen
sación de los ingresos netos por concepto de turismo (790 millones) y bra
ceros (263 millones) que arrojaron un total de 1 053 millones de dólares?
Para el siguiente decenio (1951-1960), el déficit comercial siguió cre
ciendo. Sin embargo y aunque los ingresos por concepto de remisiones de
braceros descendieron en general, el turismo y las transacciones fronterizas
tendieron a elevar su participación lo suficiente como para compensar por
Cuadro XVIII
Aigentina 4 14 4.76
Bolivia 6 23 2.51
Brasil 6 20 4.19
Colombia 5 20 4.00
Costa Rica 5 20 3.88
Chile 6 19 3.94
Ecuador 5 21 3.31
El Salvador 5 21 3.36
Guatemala 4 20 4.15
Haití 5 17 3.13
Honduras 6 23 3.39
México 3 14 5.16
Nicaragua 5 21 3.44
Panamá 5 22 3.42
Paraguay 5 23 3.24
Perú 4 17 4.37
R. Dominicana 6 21 3.07
Uruguay 4 15 4.56
Venezuela 3 14 4.92
La inversión fija bruta del sector público [de México] después de ba
jar de 16.4 mil millones de pesos en 1964, a 13.5 mil millones en
1965, principalmente como resultado de la política fiscal compen
satoria, subió nuevamente a 14.1 mil millones de pesos en 1966. La
proporción de las inversiones públicas del año financiadas con prés
tamos del exterior aumentó de 22 por ciento en 1965 a 32 por ciento
en 1966.®
tina. Fondo Fiduciario de Progreto Social, Séptimo Informe Anual 1967. Wash
ington, 1968, p. 215.
* Ibidem, p. 216.
Cuadro XX
podía ser detectado con facilidad. Lo que sí se sabe con certeza es que
el 28 de enero de 1971 un grupo de representantes de la Confederación
Patronal entregó personalmente al presidente Echeverría una nota en la
que se quejaban, en clara alusión al proyecto de reforma fiscal, de no ha
ber sido previa y suficientemente consultados, añadiendo que las medidas
impositivas contempladas se destacaban por su incongruencia, ambigüedad
y exceso.10
Sean cuales fueren las razones, el caso es que el proyecto de reforma fis
cal que finalmente se aprobó en 1973 fue una versión muy modificada de
la original, sobre todo en cuanto a sus alcances.
Mientras esto ocurría en torno a la reforma fiscal, en el frente del co
mercio exterior se pusieron en marcha las medidas de la nueva política
económica y en los dos primeros años del régimen se logró frenar el cre
cimiento del déficit entre importaciones y exportaciones que para 1970
había llegado a ser de 1 045 millones de dólares. En realidad se logró aún
más: hacerlo decrecer, puesto que para 1971 se redujo a 891 millones y
para 1972 a 1 052. Sin embargo, hay razón para pensar, como se decía
anteriormente, que esto se logró más bien por el lado de frenar artificial
mente las importaciones, que por un aumento en las exportaciones, pues
para 1973 el déficit comercial alcanzó la cifra de 1 749 millones de dó
lares y para 1974 se disparó hacia arriba aún más, en forma alarmante,
al llegar a 3 191 millones, o sea un aumento respectivamente de 66 y 82%.
Aumento tan notable se explica por el hecho de que se hayan abierto las
compuertas a una demanda a importar, diferida, por medidas guberna
mentales. Por otra parte es de notar que si bien en 1971 las exportaciones
casi no crecieron respecto del año anterior, en 1972 lo hicieron en razón
de un 22%, en 1973 en 24% y en 1974 en 33%. En consecuencia, po
demos concluir que por el lado de la política de fomento a las exporta
ciones sí se tuvo éxito, aun cuando en mucho menor grado de lo que era
necesario.
Es oportuno subrayar, en consecuencia, que gran parte de la responsa
bilidad del enorme déficit comercial que se presentó en 1973 —y que au
mentó aún más en 1974— es imputable al “.. .apreciable aumento expe
rimentado en los precios internacionales y [a] la necesidad de complemen
tar la oferta interna de ciertos productos... particularmente granos, olea
ginosas y combustibles”.11 En efecto, es importante subrayar que México
dejó de ser autosuficiente en materia de petróleo y ciertos alimentos bá
sicos al principiar el decenio presente. Esta situación coincidió con los
10 Ver revista Tiempo, vol. lviii, No. 1501. México, 8 de febrero de 1971, p. 36.
gspal, México: Notas para el estudio económico de América Latina, 1973.
411
Marzo de 1974, p. 14.
MARIO OJEDA 147
Cuadro XXI
Respecto del petróleo, baste decir que las importaciones netas significa
ron 1 250 millones de pesos en 1972, se elevaron desmedidamente a 3 282
millones en 1973 y descendieron a 1 200 millones en 1974.ia
En el sector del fomento al turismo extranjero algo se logró en los dos
primeros años de gobierno pero a base de una política que ha tenido como
consecuencia que parte importante del ingreso se revierta al exterior a
través de la remisión de utilidades de las empresas extranjeras. En cuan
to a la meta de desalentar la corriente de viajeros mexicanos al exterior,
el éxito fue escaso para los dos primeros años de gobierno. La verdad es
que resulta sumamente difícil, en un país que en gran medida vive del
turismo extranjero y que tiene una larga frontera con su principal pro
veedor de viajeros, establecer medidas que, como el control selectivo de
Cuadro XXII
EL AUMENTO DE LA DEPENDENCIA
EXTERNA DE LA REGIÓN FRONTERIZA
Defensa añadió, sin embargo, que esta era una tarca permanente que venía rea
lizándose desde tiempo atrás.
’-■* “Secuelas de la interceptación’’. Comercio Exterior, vol. xix, No. 11. México,
noviembre de 1969. p. 864.
25 Ver Tiempo, 6 de octubre de 1969, p. 9.
156 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
El régimen de Echeverría
y la nueva política exterior
Al acceder al poder el presidente Echeverría, en diciembre de 1970, se
encuentra frente a una grave situación. Por una parte, en el frente econó
mico, como ha quedado establecido en el capítulo anterior, la estrategia
general para el desarrollo que ha seguido el país dos decenios atrás, que
vino a denominarse con posterioridad el “desarrollo estabilizador”, ha en
trado en franca crisis. Baste recordar sus consecuencias más visibles ana
lizadas en el capítulo anterior: incapacidad para generar los empleos re
queridos por el crecimiento explosivo de la población y redistribuir más
equitativamente el ingreso, estrechamiento del proceso de sustitución de
importaciones, déficit creciente de la balanza de comercio, reducción del
superávit turístico en su papel de compensador del déficit comercial, círcu
lo vicioso del endeudamiento externo, etc. Esta situación habrá de agra
varse poco tiempo después debido a la contracción-inflación que se pre
sentará a nivel mundial y a la “atonía” y proceso inflacionario interno que
enfrentará la economía.
Por otra parte, el país no ha logrado recuperarse del trauma de la cri
sis política de 1968. El sistema político ha perdido gran parte de su an
tigua legitimidad entre ciertos sectores estratégicos y la paz social se ha
visto quebrantada después de un largo periodo de estabilidad. El régimen
saliente se ha refugiado, durante sus dos últimos años de vida, en la in
tolerancia política y en buena medida en soluciones de fuerza más que
en la negociación. Se palpa la crisis de un sistema que ha perdido tanto
su vigor como la capacidad para mantener la unidad nacional mediante
la incorporación y satisfacción de las demandas de nuevos grupos sociales.
Finalmente, los grandes cambios internacionales ocurridos a partir de
la segunda mitad de los años sesentas, que llevaron a los Estados Unidos
a desligarse de antiguos compromisos políticos, alteraron 6ensiblemene el
viejo patrón de relaciones entre México y Washington. Como consecuencia
de ello, el nuevo gobierno mexicano encontrará que se ha perdido gran
parte de la antigua capacidad de negociación con la potencia hegemònica
163
164 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
peligro la estabilidad del gobierno en sí, la paz pública se vio por primera
vez alterada en alto grado después de un largo periodo de estabilidad
política de más de veinticinco años. Por otra parte, los movimientos sur
gidos en 1968 pusieron al descubierto el malestar social que había venido
acumulándose como consecuencia de las deformaciones y desviaciones del
sistema y pusieron en tela de juicio su efectividad. Fue como el despertar
brusco a una realidad subyacente al espíritu triunfalista que caracterizó a
los primeros años sesenta, cuando el “milagro mexicano” se ponía de ejem
plo —en el país y en el extranjero— a los demás países latinoamericanos.
Sin embargo, el gobierno de Díaz Ordaz se vio impreparado para ma
nejar políticamente el problema, tal vez como consecuencia del adorme
cimiento generado por el largo periodo de estabilidad. El gobierno de
Díaz Ordaz nunca reconoció, abiertamente al menos, estas acciones como
parte de movimientos, de carácter político, sino más bien las calificó de
actos perpetrados por delincuentes comunes. Aun la sociedad mexicana
misma, tomada como un todo, dio amplias muestras de no entender los
acontecimientos tal vez debido también al largo periodo de despolitiza
ción a la que había estado sujeta.
El descontento político —particularmente el de las clases medias— se
hizo patente también durante las elecciones de 1970, especialmente en las
ciudades, en donde el voto de la oposición y el abstencionismo de protesta
se dieron con mayor vigor que en comicios anteriores. En 1970, el can
didato a la presidencia del Partido Acción Nacional, principal opositor del
PRi, obtuvo el 13.8% del voto total del país. Aun cuando esta cifra pue
da resultar pequeña comparada con lo que sucede en otras naciones con
partidos de oposición fuertes y de larga tradición, en un país como Mé
xico, con sistema de partido “preponderante”, la proporción es significa
tiva, sobre todo si se confronta con el 10.9% obtenido en la elección pre
sidencial anterior o con el 9.4% obtenido en 1958. La situación queda más
gráficamente expuesta si observamos que el candidato presidencial del pri
obtuvo en 1958 el 90.4% de los votos; en 1964 el 87.6%; y en 1970 el
79.8%? En elecciones de diputados las pérdidas del pri en 1970 fueron
aún más acentuadas, sobre todo en las ciudades. En el Distrito Federal
por ejemplo, el área de mayor concentración urbana del país y centro del
descontento político, el pri obtuvo el 62.3% del total y el pan el 32.9%.*
Más importante aún es enfocar el problema desde el ángulo del abs-
1 Ver Rafael Segovia, “La reforma política”, Foro Internacional, vol. xiv, No. 3.
México, El Colegio de México, enero-marzo de 1974, pp. 314-316 y Robert E.
Scott, Mexican Government in Transition, University of Illinois Press, Urbana,
Illinois, 1959, p. 242.
2 Ver Tiempo, vol. lvii, No. 1472, México, 20 de julio de 1970, p. 9.
166 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
de fungir con estos cargos en su futuro gabinete. Díaz Ordaz nombró tam
bién, como embajador de México en Washington, meses antes de trans
ferir el poder, a quien más tarde ocuparía el cargo de Secretario de Re
laciones Exteriores en el gabinete de Echeverría. Por otra parte, a partir
de la fecha misma en que Echeverría fue “destapado” como candidato
oficial a la Presidencia de la República, Díaz Ordaz se refugió en el silen
cio y en la penumbra política, permitiendo que los medios de difusión
proyectaran, con el apoyo oficial, la nueva imagen de quien sería su suce
sor, como el defensor de la tolerancia política y el arquitecto de una nue
va unidad nacional.
Echeverría buscó, desde su campaña electoral, granjearse la simpatía
de los sectores disidentes y para ello diseñó una política de fomento al diá
logo directo, la crítica y autocrítica del sistema y del propio gobierno, po
lítica que se bautizó con el título de “apertura democrática”. La apertura
democrática no se limitó al diálogo con los sectores disidentes. El fomento
de la crítica y la autocrítica se extendió a los medios de difusión masiva
en general, a los sectores académicos y a los círculos oficiales inclusive, con
lo cual entró el país en una etapa de tolerancia ideológica en grado real
mente nunca antes visto durante la vida de los gobiernos de la “Revolu
ción institucionalizada”, o sea, el periodo que se inicia con Ávila Camacho.
Un alto funcionario del propio gobierno de Echeverría, tenido en los círcu
los de opinión como uno de los principales ideólogos del régimen, habría
de definir así los objetivos de la apertura democrática:
7 Ibidem.
MARIO OJEDA 169
Entonces [finales de los años sesenta] como ahora, era claro que la es
tructura internacional formada en el periodo inmediato al fin de la
guerra pasaba por cambios fundamentales. La oportunidad histórica
de los Estados Unidos estribaba en coadyuvar a crear un nuevo cuer
po de principios de relación internacional —más pluralistas, menos
dominados por el poder militar, menos susceptibles a la confronta
ción, más abiertos a la cooperación genuina entre los elementos libres
y diversos del mundo. Este nuevo y más positivo orden internacional
es posible únicamente si todas las mayores potencias —y especialmen
te las más fuertes potencias nucleares— basan sus políticas en los prin
cipios de moderación y limitación. Ellas ya no poseen el poder para
dominar; pero tienen la capacidad para frustrar. Ellas no pueden por
170 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Alemania Federal han sido los que han logrado los avances más notables,
sobre todo si tomamos en cuenta que se trata precisamente de las poten
cias que resultaron derrotadas en la segunda guerra mundial y que hasta
fecha relativamente reciente eran aún países militarmente ocupados, con
economías altamente lesionadas por los efectos de la guerra. Sin embargo,
para 1972 ya se habían logrado situar, respectivamente, en el tercero y
cuarto lugares de la escala mundial de poder económico, después de los
Estados Unidos y la Unión Soviética. Japón fue el que creció en forma
especialmente espectacular. En 1964 ocupaba el séptimo lugar: en 1972 el
tercero. En 1964 el valor del pnb del Japón equivalía aproximadamente
al 11% del norteamericano; para 1972 la equivalencia era del 21%.U Sin
embargo, a decir verdad, la llamada crisis de los energéticos vino a revelar
el alto grado de vulnerabilidad de las economías alemana y japonesa y
sus limitaciones para una acción internacional independiente. El desarro
llo de China ha sido también notable, particularmente en el campo mili
tar. Para los inicios de los años setenta se consideraba ya como una poten
cia mundial y como uno de los centros de verdadero poder independiente.
Más recientemente han participado también en la redistribución del po
der económico mundial, con avances espectaculares, los países exportado
res del petróleo. Sin embargo, como se trata de un fenómeno reciente, sus
efectos reales a más largo plazo son difíciles de predecir. Por otra parte, se
trata en su mayoría de países pequeños y que, con excepción de Irán. Ar
gelia y Venezuela, no cuentan con la infraestructura suficiente para pensar
que los ingresos crecientes por concepto de ventas de petróleo a precios
aumentados notablemente, puedan influir en un cambio cualitativo no
table de sus economías como para sentar las bases de potencias interme
dias a más largo plazo. No obstante, su poder de maniobra política se ha
elevado considerablemente, gracias a sus elevados ingresos y a su acción
coordinada.
En términos generales podría afirmarse que la nueva estructura multi-
polar y el fin de la guerra fría abrieron las posibilidades para la diversi
ficación de las relaciones de los países miembros de los antiguos bloques
y para una mayor independencia en su política exterior. Sin embargo, en
el continente americano, la zona de influencia tradicional de los Estados
Unidos, el despertar a este nuevo orden internacional ha sido, en lo ge
neral, más lento, como lo demuestra el hecho de que en 1975 los Estados
Unidos y una mayoría de países latinoamericanos aún no normalicen rela
ciones con Cuba socialista y sigan manteniendo el bloqueo económico y
Cuadro XXIII
Ingresos por concepto de ventas de petróleo de los más
IMPORTANTES PAÍSES EXPORTADORES: ANOS SELECCIONADOS, 1965-74
(Miles de millones de dólares)
u Ibidem, p. 122.
MARIO OJEDA 175
Dentro de las medidas concretas tomadas para nutrir esta política están
la apertura de relaciones con varios países, el envío al extranjero de mi
siones comerciales y la designación de economistas para muchos de los
puestos de embajador —medida en alto grado ingenua pues se basaba
en el argumento de que quien sabe economía es apto para promover ven
tas, pasando además por alto criterios acerca de la competitividad de nues
tras exportaciones.18
Sin embargo, hasta ese momento no se podía hablar con certeza de una
nueva política exterior. Los cambios —salvo el de los nombramientos de
economistas embajadores— se inscribían, en realidad, en la antigua tra
dición. Los grandes cambios vendrían con posterioridad, cuando se advir
tiera de las posibilidades de la política exterior para revitalizar en lo inter
no la imagen del sistema político y para luchar por lograr un reordena
miento mundial más justo y equitativo para los países en desarrollo; pero
sobre todo cuando se cobró conciencia de que el antiguo patrón de ne
gociación con la potencia hegemònica, la “relación especial”, había su
cumbido víctima de los grandes cambios internacionales y se hacía nece
sario buscar nuevos elementos de negociación con ella y sustitutos que
compensaran el vacío político-económico que ésta había dejado.
En efecto, al iniciarse el gobierno de Luis Echeverría, nada había en
concreto que pudiera anticipar una política exterior más activa y univer
salista, pero sobre todo comprometida con las causas del Tercer Mundo.
Es más, el primer acto importante en materia de política exterior de su
gobierno fue el declarar non gratos, el 18 de marzo de 1971, a cinco fun
cionarios de la embajada de la Unión Soviética, bajo el cargo de estar
involucrados en el entrenamiento de un grupo de guerrilleros mexicanos
en Corea del Norte. En su momento esto pareció indicar que la línea en
materia de política exterior del nuevo gobierno estaría alimentada de una
buena dosis de anticomunismo y que habría de mantener la antigua prác
tica aislacionista. Además, este acto parecía corroborar algunos pasajes de
su discurso inaugural en los que resultaba claro que sería un continuador
ortodoxo de su predecesor en materia internacional:
sión en sus asuntos internos, cualesquiera [sic] que sea su signo ideo*
lógico que la disfrace.
28 Solicitud ante el Congreso para ser autorizado a realizar su primer viaje tri-
continental en 1973. México ante el mundo. México, Secretaría de la Presidencia,
1974, p. 193.
29 Cuarto informe de gobierno, México, lo. de septiembre de 1974.
20 Quinto informe de gobierno, México, lo. de septiembre de 1975.
186 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
Claro está que el orden internacional dentro del cual le tocó gobernar a
López Mateos era muy distinto al de los años setenta. Baste recordar que
el mundo vivía entonces bajo los rigores e inflexibilidad política de la gue
rra fría y que a López Mateos le toca sortear los problemas suscitados por
el conflicto diplomático de Estados Unidos con Cuba revolucionaria y con
la crisis que provocó la presencia de proyectiles soviéticos en Cuba, de oc
tubre de 1962, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear. Por
otra parte, las posibilidades para la diversificación de las relaciones eco
nómicas eran menores, dado el alto grado de concentración de la riqueza
mundial en los Estados Unidos.
Sin embargo, la vocación tercermundista de Echeverría tuvo también al
igual que la de López Mateos, límites muy claros. Echeverría procedió en
ciertas áreas de colaboración con cautela y pragmatismo. Por ejemplo, su
adhesión al grupo de los no alineados nunca fue plenamente confirmada
a pesar de sus cordiales encuentros con los líderes de este movimiento. Por
otra parte, al convertirse el país en exportador de petróleo, si bien se hizo
causa común con los precios fijados por la opep, el ingreso de México a
dicho organismo nunca llegó a concretarse.
Pero por otra parte, no cabe duda que el gobierno de Echeverría ha
dado mayor contenido real a sus posiciones doctrinarias que el de López
Mateos. En el caso de Cuba, por ejemplo, si bien el gobierno de Ló
pez Mateos mantuvo relaciones a pesar de las presiones internasy exter
nas de las que fue objeto, su actitud hacia el gobierno de Castro fue más
bien de frialdad y de reserva y prácticamente se llegó a paralizar todo
tipo de intercambio con la isla. Echeverría, por el contrario, tanto en el
caso de Cuba como en el de Chile, procuró y llevó a cabo la intensifica
ción de las relaciones en sus dimensiones reales.
Retomando el análisis de los objetivos generales de la nueva política
exterior fomentada por Echeverría puede decirse que ésta vino a centrarse
también en la expansión y diversificación de las relaciones económicas y
en la lucha por la constitución de un orden internacional económico más
68.4% a 59.9%, esto parece atribuïble más bien a una contracción de la de
manda norteamericana que a una expansión notable de otros mercados. Por
otra parte, el grado de concentración de las importaciones respecto de los Es
tados Unidos se mantuvo prácticamente estacionario al pasar de 61% en
1970 a 62% en 1975. Entre los pocos mercados que ganaron puntos im
portantes en cuanto al destino y origen del comercio exterior se cuentan
la Comunidad Económica Europea y la alalc. No obstante, su participa
ción relativa seguía siendo pequeña y por lo tanto incapaz de alterar el
patrón básico de las relaciones comerciales de México.
Por otra parte, como ha quedado analizado en el capítulo anterior, du
rante el gobierno de Echeverría el déficit comercial —principalmente fren
te a los Estados Unidos— y el endeudamiento externo siguieron creciendo
hasta llegar a cifras nunca vistas con anterioridad; el turismo extranjero
no aumentó en la proporción esperada y lejos de ello, el superávit de la
balanza de viajeros siguió' reduciéndose en términos relativos al déficit co
mercial y para 1975 hasta llegó a decrecer en términos absolutos. (En
1974 el superávit fue de 507 millones de dólares y en 1975 de sólo 402.)
Los mayores frutos obtenidos con base a convenios bilaterales, parecen
encontrarse en la apertura para México de nuevas líneas de crédito, de las
que, por otra parte, poco se sabe públicamente en cuanto a los desembol
sos reales que se hayan efectuado respecto de los fondos originalmente
anunciados. De los proyectos de coinversión, de origen bilateral, los re
sultados reales son también poco conocidos.
En cuanto a los resultados de la nueva política exterior en frentes mul
tilaterales, cabe destacar que su proyecto más importante, la Carta de De
rechos y Deberes Económicos de los Estados, instrumento concebido para
la defensa de la soberanía económica de los países en desarrollo y la regu
lación de las relaciones económicas internacionales sobre bases de mayor
justicia y equidad, finalmente fue aprobada por la Asamblea de las Na
ciones Unidas el 12 de diciembre de 1974. La aprobación se obtuvo des
pués de tres años de arduas luchas en distintos foros internacionales. Sin
embargo, la Carta no fue aprobada por unanimidad, sino por mayoría de
votos, mayoría que si bien fue aplastante (120 a favor, 10 abstenciones y
6 en contra) no incluía a las potencias industriales, sin cuyo concurso,
obviamente, ésta pierde fuerza aun como documento declarativo, que es,
a fin de cuentas, el carácter que tienen las resoluciones de la Asamblea
General. Sin embargo, habría que considerar que la historia de la diplo
macia multilateral da amplia cuenta de que las innovaciones siempre han
sido lentas y graduales. Por lo tanto, la Carta debe evaluarse en la dimen
sión que realmente le corresponde con base a la práctica de los organis
mos internacionales. Esto es, su importancia radica más bien, por ahora,
190 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
puesto por productos tales como café, azúcar, algodón, plátano, cacao, etc.,
que justamente se han caracterizado por su excesiva oferta, el alto nú-
mero de competidores dentro y fuera de la región, la facilidad con la que
pueden ser reemplazados por sustitutos naturales y sintéticos y sobre todo
por su alto grado de inelasticidad respecto de aumentos en el ingreso de
los consumidores. Por otra parte, el relativo éxito obtenido por otros es
quemas latinoamericanos para la negociación conjunta —cecla sin olvi
dar a la propia oea— fatalmente lleva a desembocar en una conclusión
no muy optimista en cuanto a su futuro. El éxito de dicho organismo de
penderá del grado de entusiasmo con el que participen gobiernos con tan
distintas orientaciones ideológicas y en la medida en que se logre superar
la endémica inestabilidad política de la región que, con sus continuos
cambios de gobierno, imposibilita la continuidad para la acción conjunta.
Un elemento que quizás pueda ayudar a impulsar la acción coordinada
de estos países, es el nuevo poderío financiero que está obteniendo Vene
zuela con sus crecientes ingresos por concepto del petróleo. Gracias a sus
nuevos recursos financieros, Venezuela podría convertirse en un futuro in
mediato en una fuente alternativa de crédito para América Latina. Una
nueva posición como nación acreedora podría llevarla a adquirir una cier
ta influencia sobre los otros países de la región, influencia que podría a
su vez otorgarle la base para encabezar acciones conjuntas en el sela y
fuera de él. La cuestión es, sin embargo, si Venezuela posee la capacidad
y el interés políticos para ejercer un cierto liderazgo en la región y si los
otros países —particularmente los tres mayores— habrían de aceptarlo.
Otro proyecto multinacional que logró concretarse es el de la Naviera
del Caribe, empresa constituida por varios países con litorales en dicho
mar, incluyendo Cuba. Con la constitución de esta empresa, que se tiene
proyectado inicie sus trabajos a principios de 1976, se espera fomentar el
comercio directo entre los países del Caribe y liberarlos de la dependencia
de los medios de transporte propiedad de países ajenos a la región para
el intercambio intrazonal.
Se ha venido trabajando también en la constitución del Sistema para
el Desarrollo del Tercer Mundo, una variante ampliada del sela, de la
que poco se sabe aún en cuanto al resultado de las negociaciones. Otro
proyecto tercermundista del gobierno de Echeverría es la Universidad
Abierta y el Instituto de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mun
do. Estas instituciones empezarán a funcionar a principios de 1976 y
aunque tendrán su cuartel general en México, se espera que se crearán
sucursales en otros países. La respuesta real de los países del tercer mundo
a un proyecto que es fundamentalmente mexicano en cuanto a su origen,
y al parecer también en cuanto a su financiamiento, se desconoce.
192 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
34 Ver Bernardo Sepúlveda, “Derecho del Mar; Apuntes sobre el sistema legal
mexicano”, Foro Internacional, vol. xm, No. 2, México, El Colegio de México,
octubre-diciembre de 1972, p. 241.
35 Ibidem, p. 247.
30 Diario Oficial, México, 30 de diciembre de 1972.
37 Diario Oficial, México, 9 de marzo de 1973.
38 Bernardo Sepúlveda Amor, “Política industrial y empresas transnacionalcs en
México”, en Bernardo Sepúlveda Amor et al., Las empresas transnacionales en
México, México, El Colegio de México, 1974, p. 62.
30 Bernardo Sepúlveda y Antonio Chumacero, La inversión extranjera en México.
México, Fondo de Cultura Económica, 1973, p. 102.
40 Miguel Wionczek, Excélsior, México, 4 de octubre de 1972 y Andrés Mares,
Excélsior, México, 6 de noviembre de 1972, Citado por Bernardo Sepúlveda y An
tonio Chumacero, Op. cit., p. 102.
194 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
48 Ibidern.
MARIO OJEDA 197
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Indice de cuadros
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220 LA POLÍTICA EXTERIOR DE MEXICO
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